Fin de semana
Sábado 17 · Domingo 18 · agosto 2019
Columna
Eduardo Espina
Especial para El Observador
García Lorca regresa
a Uruguay
Un extraordinario libro del poeta español se acaba de publicar en Montevideo
U
no de los escritores
más innovadores
que ha dado este
país, traductor, crí-
tico literario y pro-
fesor universitario (por años fue
docente en New York University),
Roberto Echavarren es también
fundador y director de La flauta
mágica, editorial montevideana
a cuyo extraordinario catálogo
compuesto por una docena de tí-
tulos publicados hasta la fecha se
ha sumado esta semana Federico
García Lorca. Poemas y conferen-
cias. The Lorca Sessions. Cabe re-
cordar que el poeta y dramaturgo
andaluz estuvo en nuestro país
por 18 días, a partir de su llega-
da a Montevideo el 30 de enero
de 1934. La presentación del fla-
mante libro será el miércoles 21 de
agosto a las 19.30, en la librería Es-
caramuza (Pablo de María 1185),
y estará a cargo de Echavarren
y de Francisco Álvez Francese,
compiladores y prologuistas del
volumen, y contará con lectura de
poemas de Lorca a cargo de Lucía
Delbene y María Laura Pintos. En-
tre otros asuntos a consideración,
Echavarren dialogó con El Obser-
vador respecto a la labor que viene
desarrollando la editorial, y sobre
las características del libro que re-
afirma la constante actualidad de
la obra del poeta granadino asesi-
nado en 1936.
¿Cómo surgió la idea de iniciar
La flauta mágica y cuál fue la
línea editorial a seguir que se
impuso desde sus inicios hasta
la fecha?
Siempre me interesó marcar un
perfil de textos poéticos escogi-
dos, aquello que Lezama Lima
llamaba la “biblioteca délfica”,
textos poéticos imprescindibles
al menos a mi criterio, un modo
de valorar y poner de relieve lo
que me parecía insustituible, no
solo en una cultura sino a partir
de varios idiomas. Una colección
que cotejase textos claves del es-
pañol, “El sueño” de la mexica-
na Juana Inés o los poemas del
uruguayo Julio Herrera y Reis-
sig, pongamos por caso, con poe-
mas en traducción, que en este
caso fueron del ruso, del inglés
y del portugués. Me interesaba
confrontar tradiciones poéticas
mayores de varias lenguas, un
vademécum poético, un arca de
Noé portátil con obras cercanas
a nosotros por su interés estético,
en compañía del material crítico
correspondiente.
¿De qué manera su trayectoria
como escritor, profesor uni-
versitario y traductor ha ser-
vido para definir “la estética”
que enarbola dicho proyecto
editorial?
Mi estética es un universal ilógi-
co, como diría Kant. Lo que nos
exalta parece un llamado univer-
sal a la exaltación. Sin embargo el
gusto o juicio poético de una per-
sona es diverso al de otra. En este
sentido, proponer el propio gusto
a través de un proyecto editorial
es casi un desafío, pero sobre todo
una celebración.
Usted es autor de dos antolo-
gías extraordinarias, Medu-
sario: muestra de poesía lati-
noamericana, publicada por
el Fondo de Cultura Económica
(1996), y con ediciones poste-
riores en dos editoriales dife-
rentes, e Indios del espíritu.
Muestra de poesía del Cono
sur (2013). ¿Los trabajos de
antologador y de editor son
similares, se complementan
mutuamente?
Defiendo en cada caso la palabra
muestra en lugar de antología, me
siento curador, como quien pre-
senta en una galería una muestra
de cinco pintores. Las selecciones
pueden ser publicadas por mí u
otro, me es indiferente, pero como
editor elijo el formato, los colores
de la tapa, el diseño, y establezco
una colección.
Acaba de publicar, con el muy
atractivo título Federico Gar-
cía Lorca. Poemas y conferen-
cias. The Lorca Sessions, libro
que ha realizado en conjunto
con Francisco Álvez Francese.
Es una obra que me sorpren-
dió, pues parecería que ya todo
lo que escribió estaba publica-
do. Sin embargo, este volumen
se lee como algo renovador.
¿En qué cree que radica la di-
ferencia en relación a todo lo
ya publicado de y sobre Lorca?
¿Piensa que la gran diferencia
está en el riguroso trabajo de
curaduría y de la presentación
en forma de diálogo que reali-
zaron?
El prólogo dialogado nos permi-
tió jugar un ping pong de citas
relacionables, nos gustaba re-
pasar versos o partes de la poe-
sía de Lorca, que nos llevaban a
otros. Jugábamos una doble me-
moria para discernir aspectos
recurrentes de su estética y de su
problematicidad, fuese el eros,
la muerte, o los callejones sin sa-
lida de su época y circunstancia.
Sí, lo renovador es el prólogo en
forma dialogada, que enriqueció
las observaciones acerca de sus
versos.
¿Cree que en cierta manera
Federico García Lorca. Poe-
mas y conferencias. The Lorca
Sessions viene a decir, sugerir
más bien, “esto es lo que hay
que leer de Lorca, es lo que va
a quedar, lo que ha pasado la
prueba del tiempo”?
Leerlo ahora es comprobar que
Lorca “queda”. Si consideramos
a sus compañeros de generación,
varios de ellos poetas apreciables,
nos parecen señores de traje. Lor-
ca no, Lorca pone el cuerpo, tiene,
diría, una presencia escénica, se
planta con donaire impagable,
como un torero o un gitano. Po-
see una deslumbrante inteligen-
cia verbal y un oído musical que
no falla. Sus imágenes son vívi-
das y líquidas. Tiene un corazón
transido por una pena hondísima
luces 15
a causa de su condición de pros-
crito, una sensualidad que caldea
todo lo que toca, y una alegría que
burlando lo convierte en prodigio.
Es el mejor poeta español del siglo
veinte y uno de los más dotados de
la lengua.
¿En qué aspecto específico de
la escritura de Lorca radica la
originalidad de su obra? ¿En su
sintaxis, en el uso de las imá-
genes, en el entramado de los
versos, en la respiración de los
poemas, en qué? Sus poemas,
¿salvan más su posteridad que
sus obras teatrales?
Nuestra selección es a la vez se-
vera y amplia, incluye la poesía
lírica, la poesía dramática y un
par de sus conferencias, una acer-
ca del duende o inspiración y la
otra acerca de Góngora, el mejor
trabajo que conozco sobre la poe-
sía del cordobés barroco. Pienso
que sus obras teatrales son exce-
lentes, así como los fragmentos
lírico-dramáticos que inserta en
ellas. Es notable en toda la poesía
de Lorca cierta propensión dia-
lógica, la soltura de la expresión
oral; la voz poética se vuelve va-
rias voces que conversan entre sí.
Por tanto resulta particularmente
apta para presentar situaciones
dramáticas.
Me queda la impresión, al leer
el diálogo-prólogo con Álvez
Francese, que lo más innova-
dor que escribió García Lorca
fue Poeta en Nueva York…
Sin duda Poeta en Nueva York
es su mayor desafío. Allí logra, a
la manera barroca, hilando frases
con metáforas siempre sorpren-
dentes a través de una sintaxis
profusa, que se pierda el hilo de
la atención más prolija. Lo que
queda es una impresión de caos
con cierta tonalidad, un impacto
de muerte, por ejemplo. El afecto
sopla por su cuenta argumentan-
do un clima propio sin acatar la
verosimilitud del sentido. (Parece
que tiene sentido pero no lo tiene,
decía Dalí acerca del “Romance
sonámbulo.”) La tarea mayor de la
poesía sería llevarnos de la nariz
adonde no sabemos, comunicán-
donos sin saber qué, pero con un
feeling intenso y una maestría
indomable. l