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Sequndo Qalilea

£1 Seguimiento
de Cni$to
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J -

^ i

SAN PABLO
Colección
Segundo Galilea
COMUNIDAD Y MISIÓN
AFECTIVIDAD Y VIDA RELIGIOSA
Autores varios
APORTES DE LA SICOLOGÍA A LA VIDA RELIGIOSA
Alvaro Jiménez Cadena
CAMINOS DE MADUREZ SICOLÓGICA PARA RELIGIOSOS
Alvaro Jiménez Cadena
CAMINARE EN PRESENCIA DEL SEÑOR
Benigno Juanes, 3a. ed.
CUANDO LOS SANTOS SON AMIGOS
Segundo Galilea, 2a. ed.
El seguimiento
DEJA SALIR A MI PUEBLO
Murilo Krieger
EL RELIGIOSO EDUCADOR EN LA ESCUELA CATÓLICA
Miguel Lucas Peña
de Cristo
ESPIRITUALIDAD MISIONERA
Luis Augusto Castro
HACIA UNA SICOLOGÍA DE LOS VOTOS
Jaime Moreno Vmaíta
LA SOMBRA DE DIOS ES TRANSPARENTE
Pablo L. De Marcos, 2a. ed.
LOS RELIGIOSOS Y LA EVANGELIZACION DE LA CULTURA
Miguel Lucas Peña
PRESENCIA DE MARÍA EN LA VIDA CONSAGRADA
Jean Galot. 2a. ed.
SICOLOGÍA Y VIDA CONSAGRADA
Salvador López, 3a. ed.
VIVIR CON CRISTO
Jean Galot, 2a. ed.
LIBERACIÓN DE LA MUJER
Delir Brunelli
SER MUJER: MÍSTICA. ETICA, SIMBOLOGIA, PRAXIS
Ana Roy
EL SEGUIMIENTO DE CRISTO
Segundo Galilea, 6a. ed.

*'

SAN PABLO
Presentación

F
l-/stas paginas no quieren ser una sínte-
sis de cristología. Tampoco una presentación sis-
temática de espiritualidad, ni de la mística cris-
tiana que debe acompañdr la evangelización. Pero
son un poco de todo eso: se trata más bien de
conferencias espirituales, dadas aquí y allá, en dife-
rentes lugares y ante diferentes auditorios.
Estas conferencias están recopiladas bajo un tema
central: el seguimiento de Jesús. Nos parece que
esta noción nos lleva a la raíz del cristianismo, y
debería estar en la base de los movimientos de
renovación espiritual. Encontrar a Jesucristo desde
el fondo de la desconcertante realidad que nos
rodea, seguirlo por el camino del Evangelio hasta
la contemplación del Padre, más allá de todas las
realidades, son el desafío a la fe de nuestra
generación.
Sexta Edición Dedico estas páginas a la Virgen María, Madre de
© SAN PABLO 1993 Distribución: Departamento de Divulgación la Iglesia y modelo privilegiado en el seguimiento
Carrera 46 No. 22A-90 Calle 170 No. 23-31 de Jesús.
FAX (9-1) 2684288 A.A. 100383 - FAX (9-1) 6711278
Santafé de Bogotá, D.C. - Colombia
ISBN: 958 - 607 - 431 - 5
Conversión y Seguimiento

kJimón Pedro, ¿me amas?... Sí,


Señor... Sigúeme... cuando eras joven... ibas donde
querías; pero cuando te hagas maduro... Otro te
llevará donde no quieras".
(Jn 21).
mos por amarlo, y que tengamos el valor de ir en su
seguimiento.
El cristianismo no consiste sólo en el conocimiento de
Jesús y de sus enseñanzas transmitidas por la Iglesia.
Consiste en su seguimiento. Sólo ahí se verifica nuestra
fidelidad. Seguimiento que es la raíz de todas las exigen-
cias cristianas, y el único criterio para valorar una espiri-
tualidad. Así, no existe una "espiritualidad de la cruz",
El cristianismo es sobre todo sino del seguimiento; seguimiento que en ciertos momen-
seguimiento de Cristo tos nos exigirá la cruz. No existe una "espiritualidad de la
oración", sino del seguimiento. El seguimiento nos lleva a
Nos sucede a menudo que los árboles no nos dejan ver incorporarnos a la oración de Aquel a quien seguimos. No
el bosque. Eso también suele acontecer en la espirituali- existe una "espiritualidad de la pobreza", sino del segui-
dad. Para muchos católicos, esta palabra evoca multitud miento. Este nos despojará, si somos fieles en seguir a un
de exigencias, de iniciaciones, de nociones teológicas, que Dios empobrecido. No existe una "espiritualidad del com-
terminan por encubrir su núcleo simple y esencial. Otros promiso", pues todo compromiso o entrega al otro es un
parecen confundir tal o cual "árbol" importante con el fruto de la fidelidad al camino que siguió Jesús.
"bosque". Identifican la espiritualidad (y hablar de espiri-
tualidad es hablar de vida cristiana), con la oración, o con
la cruz, o con la entrega a los demás... El seguimiento es conversión
El Evangelio nos revela la raíz de toda espiritualidad,
y nos devuelve la exigente simplicidad de la identidad Seguir a Cristo implica la decisión de someter todo
cristiana. Nos enseña que ser discípulo de Jesús es otro seguimiento sobre la tierra al seguimiento de Dios
seguirlo, y que en eso consiste la vida cristiana. Jesús hecho carne. Por eso hablar de seguimiento de Cristo es
exigió fundamentalmente el seguimiento, y todo nuestro hablar de conversión, de "venderlo todo", en la expresión
cristianismo se construye sobre nuestra respuesta a esta evangélica, con tal de adquirir esa perla y ese tesoro
llamada (cfr. Mt 8, 18-22; Mt 9,9; Mt 10, 38; Mt 17, 24; escondido que constituye el seguir a Jesús (Mt 13,44-46).
Mt 19,21,28; Me 1,17,18; Me 3,13,14;Lc 14,25-27; Jn Sólo Dios puede exigir un seguimiento así, y es que seguir
l , 4 3 ; J n 8 , 12;Jn 10, l - 6 , 2 7 ; J n 2 1 , 15-22, etc.). Desde a Jesús es seguir a Dios, el único Absoluto.
entonces la esencia de la espiritualidad cristiana es el Todo cristiano sabe lo que es la conversión: adecuarse
seguimiento de Cristo bajo la guía de la Iglesia. a los valores que Cristo enseñó, que nos arrancan del
Ser cristiano es seguir a Cristo por amor. Es Jesús egoísmo, la injusticia y el orgullo. Sabe también que la
quien nos pregunta si lo amamos, nosotros que responde- conversión es el fundamento de toda fidelidad cristiana, en
mos que sí, El quien nos invita a seguirlo. ("Simón Pedro, la vida personal, en el apostolado o en los compromisos
¿me amas?... Sí, Señor... Entonces sigúeme..." Jn 21). Eso sociales, profesionales y políticos. Ella nos arranca de
es todo. Así de simple. Ignorantes, llenos de defectos, Jesús nuestros "encierros" y nos conduce "a donde no quería-
nos conducirá a la santidad, a condición de que comence- mos", en el seguimiento de Cristo.

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Autonomía de la conversión es un proceso que nos interna en el radicalismo evangélico
de nuestro "mundo" para vivir en el éxodo de la fe y del
No siempre se tiene conciencia de la autonomía de la
seguimiento del Señor.
conversión. Esta exigencia evangélica, universal, no está
ligada al grado de instrucción o de cultura, ni a ninguna
posición social. No está ligada al poder, ni a la riqueza, ni El camino de conversión de Pedro
al saber. Ni a ningún tipo de actividad, compromiso o
ideología. No existen "profesionales" ni "clases" de con- El Evangelio nos muestra este proceso crítico en los
vertidos. Ni aun el hecho de ser religioso, obispo o cardenal, discípulos de Jesús. Tal vez con más relieve que en otros en
supone necesariamente el hecho de la conversión, que el éxodo espiritual de Pedro.
tiene exigencias autónomas. Podemos situar la conversión de Pedro al seguimiento
Todo cristiano, cualquiera sea su posición profana o de Cristo a partir de la pesca milagrosa que nos relata S.
eclesiástica, está llamado permanentemente al dina- Lucas (5,1-11). El texto es bien conocido. Jesús acababa
mismo de su conversión, en el cual no hay privilegios o de predicar a una gran multitud, desde una barca, a orillas
acepción de personas, y que depende radicalmente de una del lago de Galilea. Entre sus auditores estaban Pedro y
respuesta a la llamada de Cristo. Esta respuesta condi- algunos otros futuros Apóstoles. Hasta el momento habían
ciona todo proyecto humano y eclesial, y es la única seguido a Cristo de lejos, en medio de sus trabajos de
verificación auténtica de cualquier compromiso: "En el pesca, sin haber sido llamados todavía a su seguimiento
día del juicio muchos me dirán: Señor, Señor, profetiza- más radical (Jn 1, 35-42).
mos en tu nombre, y en tu nombre arrojamos los demo- Terminado su discurso, Jesús los invita a pescar. Ellos
nios, y en tu nombre hicimos muchos milagros. Yo les diré ya lo han hecho durante la noche sin ningún éxito. Pedro,
entonces: no los reconozco. Aléjense de mí todos los haciendo confianza en la palabra de Cristo que ya había
malhechores". aprendido a aceptar, vuelve al lago a echar las redes. La
"Pero el que escucha mis palabras y las practica, es pesca es extraordinaria, y vuelto a tierra, Pedro se da
como un hombre juicioso, que edificó su casa sobre la cuenta de que tiene ante sí a alguien que es más que un sa-
roca. Cayó la lluvia a torrentes, sopló el viento huracanado bio predicador. Esto contrasta con la conciencia de sus
contra la casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía miserias, y desencadena en él un conflicto. Arrodillado ante
los cimientos sobre la roca..." (Mt 7, 22-25). Jesús le pide que se aparte, porque es un pecador. Pero el
Señor aprovecha esta crisis en la conciencia de Pedro para
llamarlo a la conversión: "No temas, de ahora en adelante
Itinerario de la conversión serás pescador de hombres".
Pedro se entrega a Cristo. El signo de su conversión y
Tampoco somos siempre conscientes del itinerario de la de sus compañeros es que "lo dejaron todo y siguieron a
la conversión; de su dinamismo crítico. No hay una sola Jesús" (Le 5, 11).
llamada de Cristo en la vida, hay varias, cada una más A primera vista parece la conversión total. Pero a
exigente que la anterior, y envueltas en las grandes crisis través de las actitudes de Pedro en el transcurso de la vida
de nuestro crecimiento humano-cristiano. La conversión pública de Jesús, podemos percibir que su itinerario como
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convertido estaba en sus comienzos. Hay en él mucha toda la noche. Al amanecer, Jesús desde la orilla les
generosidad, entusiasmo, impulsividad y amor sensible al ordena echar la red a la derecha, y pescan un número
Señor. Pero también hay exceso de confianza en sí mismo enorme de peces grandes. Luego se reúnen con El a la
y en sus posibilidades. Su idea de Cristo y del Reino a los orilla para comer.
que se había entregado era aún superficial. Su compro-
miso tenía la ambigüedad de muchos israelitas de su Al final de la comida Jesús se dirige nuevamente a
tiempo: Jesús para él no era sólo un Maestro, un religioso, Pedro, y le hace, al igual que años atrás, la llamada a
sino también el Mesías temporal que liberaría Palestina. seguirlo. Esta vez, en forma de una triple pregunta:
Sólo al promediar los tres años de ministerio, Pedro reco- "Simón, ¿me amas más que estos?... Sí, Señor, tú sabes que
noce en Jesús al Hijo de Dios (Mt 16,16), pero la natura- te quiero... Apacienta mis corderos" (Jn 21, 15-17).
leza del Reino se le escapa; "pescador de hombres" tuvo Pedro ha sido capaz de superar sus crisis, y de decir
para él y sus compañeros la noción de una empresa tempo- "sí" a Jesús, pero éstas le han enseñado mucho. Le permi-
ral, en la que ejercerían influencia y autoridad. Por eso ten una respuesta madura, más honda y cualitativamente
discuten sobre los primeros puestos (Mt 20,21; Me 9,34), diferente que tres años atrás. Aparentemente, ha perdido
y hasta la hora de la Resurrección esperan la restauración entusiasmo, y la generosidad sentida y espontánea de
de Israel (Hch 1,6). entonces. Ya no se atreve a afirmar —como lo hubiera
Por eso Pedro experimenta una creciente dificultad en hecho antes de la Pasión— que él quería a Cristo más que
comprender la naturaleza del seguimiento. Cuando Jesús los otros.
habla de la cruz, se escandaliza (Mt 16,22). Es incapaz de
aliviar a los endemoniados, como su Maestro, porque aún Hay en él la conciencia acumulada de sus límites y
no ha entendido el valor de la fe y la oración (Me 9, fallas, lo cual lo ha hecho más humilde, y por eso su
14-29). Durante las horas de la Pasión, experimenta sus entrega ahora no se basa más en sus posibilidades, sino en
límites en forma dramática, y toda la precariedad de su la palabra de Jesús que lo ha llamado. Parece menos
compromiso y de su conversión. Lleno de fervor sensible, entusiasta y entregado, pero en realidad ahora es cuando
había anunciado que él no abandonaría al Maestro, aun- su conversión es más lúcida y profunda. Ahora se entrega
que los demás lo hicieran (Mt 26,33-35). Horas más tarde con conocimiento de causa a un Señor crucificado y a un
negaba y traicionaba a su Señor reiteradamente. Reino que no es de este mundo y que se construye en la fe.
Para Pedro, ésta fue una grave crisis. Le hizo com- Pedro está maduro para seguir a Cristo, sin ilusiones ni
prender hasta qué punto su conversión era superficial. Su sentimientos, en la madurez y la profundidad de la vida de
autosuficiencia y miras humanas se derrumbaron. fe. Antes había dejado su casa, sus barcas y su trabajo,
Pero Jesús aprovecha esta misma crisis para volver a pero no se había entregado a sí mismo. Por eso Jesús
llamarlo a una conversión más madura y decisiva. La completa su llamada con un anuncio: "Cuando eras joven,
escena corresponde a los relatos de la resurrección, y la tú mismo te ponías el cinturón e ibas donde querías. Pero
trae S. Juan en el cap. 21,1 -19. Es muy semejante a la del cuando te hagas maduro, abrirás los brazos y otro te
primer seguimiento. El lugar es el mismo —el lago de amarrará la cintura y te llevará donde no quieras" (Jn 21,
Galilea— y las circunstancias muy parecidas. Pedro y 18).
otros Apóstoles están de pesca, y no han cogido nada en

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y lenta. El momento en que se presentó, turbado el entu-
El proceso de conversión cristiana siasmo del primer seguimiento, no fue igual para todos.
El seguimiento de Pedro, desde la conversión superfi- Algunos meses, algunos años, varios años después. En
cial e incipiente hasta la conversión madura de la fe, a todo caso, nuestra vida de fe es invadida por una creciente
través de la crisis, es un paradigma del proceso de la insensibilidad. Los valores evangélicos a los que nos
conversión de cada cristiano. Al igual que Pedro, nosotros habíamos convertido van perdiendo el sentido y la atrac-
también escuchamos en algún momento de nuestra vída ción sensible que al comienzo ejercían sobre nosotros. La
una primera llamada a la conversión. Decidimos tomar en presencia de Cristo en nuestra vida, y particularmente en
serio el cristianismo; en muchos casos seguir a Cristo con la oración, la sentimos cada vez menos; experimentamos
una dedicación total. Cada uno sabe cuándo fue la pri- más bien una aridez, una soledad, una oscuridad que nos
mera conversión de su vida, a menudo en plena juventud. hace lejano el rostro del Señor.

Crisis en la oración
Inicio del proceso de conversión
La oración ya no nos aporta el apoyo sensible de
Como los Apóstoles, nos hicimos discípulos "dejando antes; más bien se hace fatigosa y seca. No parece que
las barcas, las redes" y a veces la familia. Nos pareció influye en nuestra vida ni en nuestra acción. Nos parece
entonces la mayor generosidad. Todo nos estimulaba al que recemos o no recemos, todo seguirá igual: nosotros,
seguimiento, pues éste tenía un sabor sensible y realizador. nuestros compromisos, los demás, la historia. Por eso una
La presencia del Señor era "sentida" y la oración nos de las primeras tentaciones que nos sobrevienen es la de
aportaba un consuelo que equilibraba las dificultades de la abandonar la oración personal.
acción, en la cual Jesús también era "sentido" como apoyo
e inspiración.
El compromiso apostólico y social nos "llenaba". Aun Crisis en los compromisos apostólicos
con poca experiencia, al comienzo todo era una novedad,
un fascinante descubrimiento del servicio a los demás. No Los compromisos apostólicos o sociales pierden su
queríamos poner límite a la caridad y al sacrificio, que nos novedad. Se hacen rutinarios. Los trabajos y problemas
"realizaba" y que tenía su propia recompensa. La pobreza que tenemos que abordar se van repitiendo con fatigosa
evangélica tenía un sabor, incluso un cierto romanticismo. similitud, y debemos hablar siempre de las mismas cosas.
Si habíamos optado por la castidad, ésta siempre significó La naturaleza humana se nos revela parecida en todas
renuncia y dificultades, pero que se nos hacían llevaderas partes. Comenzamos a experimentar desilusiones, fraca-
por la presencia de Cristo y de su ideal evangélico. sos, y vemos la relatividad de nuestro empeño. Las dificul-
tades, obstáculos y persecuciones se van multiplicando, a
veces de donde menos pensábamos; también de parte de
Comienza la crisis de la conversión compañeros de trabajo y de autoridades eclesiásticas.
Sobreviene el cansancio, un deseo de independencia, de
Con el tiempo, todo fue cambiando. Vino una especie hacer algo más interesante, de "hacer nuestra vida". Un
de crisis, a veces repentina, las más de las veces progresiva
14 15
deseo de instalarse, de trabajar sólo lo indispensable, sin un exterior honesto, aparentemente "intacto", interior-
búsqueda, sin cambio, sin creatividad. mente nos hemos instalado, perdiendo el dinamismo del
seguimiento y del amor. Tendemos a introducir en nuestra
vida derivativos y compensaciones del Evangelio. Viene
Crisis en el sacrificio y en la pobreza un conformismo, un deseo de "hacer carrera", de trans-
formar el radicalismo cristiano en "prudencia política".
La pobreza y el sacrificio se van haciendo duros. Han Buscando cargos, prestigio exterior, sin preocuparnos si
perdido su primer sabor, y además no han sido aplaudidos ello corresponde a las exigencias de Jesús sobre nuestra
como creíamos. Somos mal interpretados, juzgados como vida.
"exagerados". Además, conforme pasan los años nos
hacemos más exigentes, más "burgueses". Buscamos Es la tentación del desaliento. Tal vez comprendemos
seguridad y un "mínimo de confort". por primera vez, en todo sentido, la sentencia de Jesús a los
Apóstoles: "Esto es imposible para los hombres, pero para
El primer impulso de la caridad y del servicio a los Dios todo es posible" (Le 18, 27).
demás también se resiente. Al paso del tiempo advertimos
la dificultad de esa exigencia, sobre todo cuando deja de
estar apoyada en el sentimiento, y que no sabemos amar. La crisis lleva
Los límites del temperamento, que no hemos podido sacu- a una conversión madura
dir, se van acentuando al correr de los años, con el peligro
que vayan ejerciendo sobre nosotros una tiranía creciente Esta crisis del seguimiento cristiano, dramática o
conforme llegamos a la madurez. sutil, es precisamente la que nos prepara y nos conduce a
una conversión más madura y decisiva. Como Pedro des-
pués de la Pasión, a través de la crisis, de su desconcierto e
Crisis de la castidad insensibilidad, Jesús nos vuelve a llamar.
En los que optaron por el celibato, la castidad también Lo importante es saber abordar etapas normales, pro-
se complica. Al llegar a nuevas etapas de la vida, se pias del dinamismo de la conversión. Ellas nos colocan
advierten nuevas dimensiones de exigencia, no entrevistas una vez más de frente a la alternativa crucial: o quedarnos
en la juventud. Debemos aceptar no sólo la renuncia a la en el desánimo y la mediocridad, u optar nuevamente por
intimidad con el otro sexo, sino también a prolongarnos en el radicalismo del Evangelio, más lúcida y maduramente.
otros seres, al ambiente afectivo de un hogar... debemos Jesús nos conduce a la conversión en la fe, profunda y
aceptar una forma de soledad radical. adulta, que va más allá del entusiasmo sensible de una
primera conversión. No debemos comparar etapas en
nuestra vida; normalmente la generosidad, la oración, el
Crisis de conformismo y desaliento compromiso y la pobreza van evolucionando y purificán-
dose. De un apoyo en el sentimiento, en la buena voluntad
La gran tentación de esta crisis es la transacción. Bus- y en las capacidades personales, maduran para apoyarse
car un acomodo entre el Evangelio y el "mundo", entre la en la palabra de Cristo y en las exigencias del Evangelio,
santidad y la fidelidad indispensable, de manera que tras asumidas en la fe.
16 17
Esto nos llevará a otra forma de seguimiento más La conversión de la madurez no consiste tanto en
radicado en la causa del Evangelio y menos en los senti- "sentir" nuestro seguimiento, o en multiplicar actos de
mientos o en el deseo inconsciente de realizarnos y de generosidad, sino más bien en dejarnos conducir por el
tener influencia. A otra oración, menos "sentida" y bus- Señor en la fe, en la cruz y en la esperanza. "Cuando eras
cada por motivos sicológicos, más fundamentada en el joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas donde querías.
seguimiento de Cristo que nos incorpora a su oración Pero cuando te hagas maduro, abrirás los brazos y otro te
liberadora. A otra pobreza, menos exterior y preocupada amarrará la cintura y te llevará donde no quieras" (Jn 21,
de "testimonio", y más de dura solidaridad con Cristo
18).
pobre y con los desposeídos.
La castidad, siempre difícil, irá madurando en la amis-
tad universal y en la fidelidad del amor exclusivo al Señor.
Seremos capaces de volver a empezar cada día en el
aprendizaje del amor fraterno, no por la realización afec-
tiva que nos aporta, sino por el servicio de Jesús que vive
en el hermano.
Los sentimientos y la sensibilidad podrán reaparecer y
ayudar más o menos intensamente nuestras convicciones
evangélicas, pero quedarán más adheridas a las opciones
de una caridad purificada y de una fe radical, que nos
empujan, como a los Apóstoles, a ser "testigos del Evange-
lio... hasta los límites de la tierra" (Hch I, 8).
Hay que saber evolucionar y crecer en las etapas de
crisis que marcan las grandes conversiones de la vida. En
el fondo se trata de redescubrir los grandes valores que nos
atrajeron al comienzo, bajo una nueva luz. Seguir orando,
entregándose a los demás, trabajando y esperando, una
cierta oscuridad y aridez, inspirados en las convicciones
de la fe.
La verdadera conversión cristiana es en la fe. Sólo ella
nos permite dar el paso radical de entregarnos sin reserva
a la palabra de Jesús. Como Pedro, podemos entregar
nuestro trabajo y todas las cosas, pero reservarnos en
nuestro fondo de egoísmo. Conservamos nuestra vida.
("...El que conserva su vida la pierde, y el que pierde su
vida en este mundo la conserva para la vida eterna..." Jn
12,25).
18
19
El Rostro de Jesús

"Y
1 el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros. Hemos visto su Gloria, la que corres-
ponde al Hijo Único cuando el Padre lo glorifique.
En El estaba la plenitud del Amor y la Fidelidad.
Esa plenitud es la que todos recibimos".
(Jn 1,14.16).
Jesús de Nazaret es el único camino que tenemos para
conocer a Dios, sus palabras, sus hechos, sus ideales y sus
exigencias. En Jesús se nos revela el Dios verdadero:
poderoso, pero también pobre y sufriente por amor; abso-
luto, pero también protagonista de una historia humana.
Sólo en Jesús histórico conocemos realmente los valo-
res de nuestra vida cristiana. Existe el peligro de formular
estos valores a partir de ideas y definiciones: "la oración es
Jesús de Nazaret es el modelo esto... la pobreza consiste en esto otro... el amor fraterno
del seguimiento de Cristo tiene tales características...". Pero así como no sabemos
quién es Dios si no lo descubrimos a través de Jesús,
La originalidad y la autenticidad de la espiritualidad tampoco sabemos realmente lo que es la oración, la
cristiana consiste en que seguimos a un Dios que asumió la pobreza, la fraternidad o el celibato, sino a través de la
condición humana. Que tuvo una historia como la nuestra; manera como Jesús realizó estos valores. Jesús no es sólo
que vivió nuestras experiencias; que hizo opciones; que se un modelo de vida; es la raíz de los valores de la vida.
entregó a una causa por la cual sufrió, tuvo éxitos, alegrías
y fracasos, por la cual entregó su vida. Ese hombre, Jesús
de Nazaret, igual a nosotros menos en el pecado, en el cual El seguimiento de Jesús
habitaba la plenitud de Dios, es el modelo único de nuestro como praxis de imitación
seguimiento.
Por eso, el punto de arranque de nuestra espiritualidad Así, todo seguimiento de Jesús comienza por el cono-
cristiana es el encuentro con la humanidad de Jesús. Eso le cimiento de su humanidad, de los rasgos de su personali-
da a la espiritualidad cristiana todo su realismo. Al hacer dad y de su actuar, que constituyen de suyo las exigen-
cias de nuestra vida cristiana.
de Jesús histórico el modelo de nuestro seguimiento, la
espiritualidad católica nos arranca de las ilusiones del Este conocimiento, sin embargo, no es el resultado de
"espiritualismo", de un cristianismo "idealista", de valores la pura ciencia bíblica o teológica, sino de un encuentro en
abstractos y ajenos a experiencias y exigencias históricas. la fe y en el amor, propios de la sabiduría del Espíritu y de
la contemplación cristiana. Se trata de conocer al Señor
Nos arranca de la tentación de adaptar a Jesús a nuestra que seguimos "contemplativamente", con todo nuestro
imagen, a nuestras ideologías y a nuestros intereses. ser, particularmente con el corazón. Como un discípulo y
Nuestra espiritualidad tiene que recuperar al Cristo no como un estudioso. Como un seguidor y no como un
histórico. Esta dimensión a menudo ha quedado ensom- investigador. Aquí vemos otra vez lo original de la espiri-
brecida en nuestra tradición latinoamericana. Esta tiene tualidad cristiana: no conocemos a Jesús sino en la medida
una tendencia a deshumanizar a Jesucristo; a asegurar su en que buscamos seguirlo. El rostro del Señor se nos revela
divinidad sin poner de relieve suficientemente su humani- en la experiencia de su seguimiento. Por eso la cristología
dad, con todas sus consecuencias. Jesús "poder" extraor- católica es una cristología contemplativa que lleva a la
dinario, milagroso, puramente divino, oscurece al Jesús praxis de la imitación de Jesús.
como modelo histórico de seguimiento.
22 23
; Esto no implica caer en un "historicismo" literal en
El seguimiento de Jesús como don del Espíritu
torno al Jesús del Evangelio, que olvide que nuestra imita-
Ahora bien, no pensemos que es fácil este conoci- ción se refiere antes que nada al Cristo de la fe; tal como la
miento contemplativo e imitativo de Jesús. Va más allá del Iglesia lo comunica. Precisamente este Cristo de la fe que
análisis y de la razón. San Pablo nos habla de una "sabidu- transmite la Iglesia está en continuidad con el del Evange-
ría escondida venida de Dios" (ICo 1, 30; Ef 1, 9), y nos lio, y a su vez garantiza la objetividad de nuestra contem-
habla también que le fue revelado el conocimiento del plación que con todo derecho quiere apoyarse en los
Señor (Ga 1, 16) de cara al cual tuvo todo lo demás por Evangelios transmitidos por la Iglesia como estímulo de
pérdida (Flp 3, 8). La revelación de Cristo en nosotros, la nuestra conversión.
cristología contemplativa de que hablamos, es don del
Padre. Requiere en nosotros, para ser recibida como sabi-
duría y no sólo como ciencia, una gran pobreza de corazón Jesús de Nazaret
y los dones del Espíritu Santo, que sopla donde quiere.
Cuando queremos precisar la imagen humana de
Podemos disponernos a esta revelación contempla- Jesús y su mensaje cristológico, nos situamos ante una
tiva de Jesús, adentrándonos con fe en el Evangelio, y tarea imposible de llevar a una consecución definitiva. Por
disponiéndonos como discípulos a aprender lo que esta de pronto, la personalidad que nos transmiten los Evange-
Palabra nos enseña del Señor. Podemos estaren posesión lios es imposible de comprender y abarcar. Es tan radi-
de una sólida cristología y de una exégesis, pero éstas calmente paradójica y contrastante para nuestras referen-
nunca reemplazan a la contemplación del Evangelio. Este cias, que escapa a cualquier clasificación. Cuando nos
nos transmite lo que más intensamente impresionó a los parece que ya lo conocemos, se nos vuelve a diluir con
Apóstoles y a los primeros discípulos, recogido en la tradi- rasgos nuevos que no habíamos descubierto y que desdi-
ción de las primeras comunidades como el recuerdo más bujan nuestro esquema anterior. La contemplación de
significativo para la fe y el corazón de los cristianos. "Lo Cristo nos introduce en una personalidad inagotable.
que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos. Lo
que hemos mirado y nuestras manos han palpado acerca
del Verbo que es vida, les anunciamos..." (1 Jn 1, 1-2). Tenemos una imagen distorsionada de Jesús
Con todo, cada uno de nosotros tiene una imagen
La cristología del Evangelio personal del Señor. Más o menos fundada, más o menos
inconsciente, formando parte de una cristología que
Por eso el Evangelio es irremplazable. Encontramos influye en nuestro ser y en nuestro actuar cristianos.
en él la cristología como sabiduría, y la imagen de Cristo Aunque no nos damos cuenta, en esta imagen que nos
como mensaje inspirador de todo seguimiento. Encon- hacemos de la personalidad de Jesús entra nuestro propio
tramos una Persona susceptible de ser imitada por amor. modo de ser, nuestra propia sicología y las formas de
Este amor contemplativo, de suyo y progresivamente nos nuestro egoísmo. Estamos siempre en peligro de defor-
lleva a la imitación de Jesús, que es la mejor garantía del mar, según nuestros propios condicionamientos, la verda-
seguimiento. dera personalidad del Señor. Tendemos a hacer a Jesús a

24 25
nuestra imagen y semejanza, a nuestra medida, justifi-
cando nuestras mediocridades e infidelidades. A adaptar a Cristo con su Padre es normativa y no cultural; trasciende
nosotros el mensaje de la personalidad de Cristo, y no las contingencias de una época y de una forma religiosa.
nosotros a él. La sola manera de escapar a esta perma-
nente tentación será la vuelta continua a la contemplación Dimensión humana de Jesús
del Cristo de los Evangelios. De otra manera transforma-
remos la cristología en proyección personal, y la praxis Esta vida contemplativa de Jesús, que estuvo en el
cristiana en ideología, en la cual tomamos los aspectos del centro de su personalidad, no lo apartó ni hizo ajeno a los
Evangelio que convienen a una posición personal o ideo- demás hombres, ni a los conflictos humanos, ni reemplazó
lógica ya tomada. la existencia de su misión. Así como Jesús es el hombre
de Dios, es igualmente el hombre de los hombres, el "hom-
bre para los demás". El Evangelio en este aspecto es tan
Dimensión religiosa de Jesús significativo como en el anterior. Este profeta, este Maes-
tro y taumaturgo, este hombre de Dios era absolutamente
¿Cuál es el mensaje del Evangelio sobre la personali- asequible. Las multitudes lo siguieron y lo envolvieron, y
dad del Señor? en los períodos que escapó de ellas se dio enteramente a
En primer lugar nos presenta la dimensión religiosa de los apóstoles y discípulos. No alejaba, no bloqueaba, no
Jesús. Una persona profundamente ligada al Padre, en inhibía (Mt 9, 20ss). Daba confianza para acercarse en
comunicación con El, dependiente de su voluntad. Un cualquier momento, hasta el punto que su actividad apa-
hombre que cultivó permanentemente esta intimidad, y rece más hecha de interrupciones y de imprevistos que de
cuya oración es un signo evidente de ellos. La oración de sus propios planes. Estos quedaron destrozados por su
Cristo es algo impresionante. En medio de su actividad, a actitud de total entrega, hasta el punto que no le quedaba
menudo se retiraba a orar, y pasaba noches en oración (Me tiempo para comer, y a menudo tenía que huir (Jn 6, 15).
1,35; Le 4,42, etc.). Los momentos cruciales de su vida, y
en los que fue particularmente tentado, estuvieron marca-
dos por largos momentos de plegaria (el ayuno de los Jesús es maestro de equilibrio
cuarenta días, Getsemaní...). Jesús estaba enteramente
entregado al Padre. Esta es la gran paradoja de Jesús, y en esto queda
como norma inagotable del seguimiento. Porque en este
Esta entrega, expresada constantemente en su ora- aspecto todos somos algo desequilibrados, condicionados
ción, trasciende su propia situación personal o cultural. por nuestro carácter e ideología. Tendemos a hacer del
Jesús oró realmente, como una necesidad de su humani- cristianismo algo o marcadamente trascendente (relación
dad de comunicarse con su Padre y de expresarle su amor. a Dios) o encarnado (entrega al hermano), descuidando
En ello es perfectamente hombre. Esta comunicación con una u otra dimensión. No nos basta para solucionar el
el absoluto de Dios es propia de la naturaleza humana, y la problema una teología de la unidad de las dos naturalezas
posibilidad de realizarla no está ligada a formas de cultu- de Cristo en su persona. Tenemos que contemplar imitati-
ras pretécnicas o a formas religiosas "rurales" (en que vamente la praxis de Jesús, y esta imitación en el amor nos
vivía la Palestina de entonces). La forma de relación de llevará al equilibrio, del cuál El es el único Maestro.
26
27
Maestro de la síntesis de la contemplación y del compro- la pastoral de hoy y para la fuerza de la evangelización. No
miso, de la absorción en el absoluto de Dios y de la entrega basta que el mensaje que entregamos sea verdadero; es
a los demás hasta el extremo (Jn 13, 1). necesario que atraiga a la conversión y lleve al segui-
miento, como en el caso de Jesús. Después del Sermón del
Monte, como lo relata San Mateo, todos quedaron asom-
Pedagogía personalizada de Cristo brados, porque hablaba no como los escribas y fariseos,
sino "como quien tiene autoridad" (Mt 7, 29)... "Nunca
Jesús es también modelo de seguimiento en la calidad nadie habló como ese hombre..." (Jn 7, 46).
de su entrega. Esta en El es personalizante y reviste la
forma del don de su amistad. Jesús no hizo de su pastoral Resulta bastante asombroso el impacto y la atracción
algo masivo. Trató a todos y cada uno como una persona de una palabra que ha perdurado por los siglos, que trans-
única e irrepetible (Le 4,40), y entregó a todos el beneficio formó nombres y sociedades, y que hoy es la fuente inspi-
de su simpatía y amistad. En forma universal. Su amistad radora de millones de seres humanos. Resulta asombroso
protege a los niños (Me 10, 14), libera a la mujer (Jn 4, porque fue pronunciada por el hijo de un carpintero, en un
1 ss.), y rompiendo los prejuicios de su época se ofrece a los contexto cultural muy simple, ajeno a las corrientes filosó-
pecadores, a los lisiados, a las prostitutas, a los publícanos, ficas y religiosas dominantes. Fue pronunciada en forma
a los recaudadores de impuestos, a los soldados, a los sencilla, utilizando ejemplos y parábolas de la vida diaria,
funcionarios, a los pobres y a los esclavos... Al mismo en un tiempo en que los oradores políticos y religiosos se
Judas, que hacía tiempo no creía ya en El, lo trata como un multiplicaban. Pero había "algo" en su mensaje que hacía
amigo hasta el final ("Amigo, con un beso entregas al hijo decir que nadie antes había hablado como ese hombre.
del hombre..." Le 22,48). Esta expresión en los labios de Esto era tanto más notable cuanto que Jesús rechazó
Jesús no es una ironía. explícitamente el liderazgo y la oratoria política, en cir-
La acogida fraternal que Jesús ofreció a todo hombre cunstancias en que ese liderazgo era fuente de prestigio
es normativa. Con realismo, sin ilusiones, ni ingenuidades, ante la situación romana.
al modo del mismo Cristo, que "no se dejaba engañar
porque sabía muy bien lo que había dentro de cada hom-
bre" (Jn 2, 25), y que así y todo se entregó con caridad Jesús: hombre perfectamente coherente
inagotable. Esta fraternidad de Jesús no tuvo para El
grandes compensaciones. Quedó siempre un hombre Esta atracción del Señor se debía a la adecuación que
radicalmente solo e incomprendido, hasta la resurrección. existía entre su persona, sus hechos y sus palabras. Trans-
Supo equilibrar una vez más, en una síntesis admirable, la parentaba una sinceridad y una lealtad que hacía que su
soledad del profeta con la fraternidad del hermano. palabra fuera decisiva, para bien o para mal, como acep-
tación o como repulsa. Sin olvidar que el discurso de Jesús,
como el de todo hombre, estuvo sujeto a la mala interpre-
Jesús: hombre de impacto tación y a la ambigüedad. Su mensaje también fue "utili-
zado", y aunque anunció el Reino de Dios, alfinde su vida
Otro rasgo de personalidad humana de Jesús es la el sanedrín y el poder romano lo acusarían de "político y
atracción de su mensaje. Esto es de gran significación para subversivo". "Si este hombre sigue hablando así, todos se

28 29
irán con él, y vendrán los romanos y destruirán nuestro los más cercanos a él. Por ellos fue aceptado, pero nunca
lugar santo y nuestra raza" (Jn 11,48). Es bien sabido que plenamente comprendido. En Jesús, se une la universali-
el anuncio del Reino —la pastoral— por su misma natura- dad de una misión con la soledad del profeta. Sólo la luz de
leza tiene una vertiente de crítica social, y que ello para el la contemplación cristiana, y el don del Espíritu que se nos
pastor y para el profeta es fuente de conflictos y malos da como sabiduría con el contacto con el Señor, nos puede
entendidos. Para el poder constituido, que quisiera reducir hacer penetrar en esta actitud misteriosa y paradójica, de
el mensaje a lo privado, éste se excede, es ambiguo, ilegí- un anonadamiento fiel hasta la muerte. Intuimos que esto
timamente político. Jesús aceptó y asumió las consecuen- es esencial en el seguimiento y que la entrega de nuestra
cias de la conflictividad social de su mensaje. En esto vida constituye la esencia del apostolado.
también nos comunica una sabiduría pastoral.
Jesús: buen pedagogo en la formación
Lafidelidadde Jesús a la misión de sus misioneros
La personalidad de Jesús está también marcada por la En su misión, Jesús supo esperar la hora de Dios para
fidelidad a su misión. Es de los rasgos más impresionantes las personas y los acontecimientos. Esto es sabiduría y no
del Evangelio. Jesús tiene una meta, un ideal, una entrega, ciencia pastoral. Cristo fue el maestro y pedagogo que
y los sigue hasta el fin. Nada lo aparta de su misión, ni los esperó la madurez de las personas, con respeto, sin usar un
fracasos, ni las incomprensiones, ni la soledad, ni el aleja- poder indebido para convertir y hacer comprender. Su
miento de sus amigos y discípulos, ni la cruz, ni —sobre actitud con los doce apóstoles es norma luminosa de sabi-
todo— la tentación que lo acosó a través de su vida duría pastoral. Los aceptó en su lentitud, contradicciones y
pública, de utilizar su poder divino en la realización de su dureza, sin renunciar a su formación y preparación en
misión, y no la vía de la kenosis (Flp 2, 6ss). vistas de un futuro. Nunca juzgó, nunca se impuso; más
bien invitó: "Si quieres... si estás dispuesto...". No se apro-
La fidelidad a su misión lo llevó a crisis sobre crisis, vechó ni de su liderazgo ni de su poder para forzar el
hasta culminar en la soledad oscura de la crucifixión. En normal desarrollo de las libertades.
Cafarnaúm, cuando el anuncio de la Eucaristía escanda-
liza y muchos lo abandonan, busca apoyo en los doce, pero
al mismo tiempo deja entrever que nada lo apartaría de su Exigencias liberadoras del Evangelio
camino, y estaba dispuesto a seguir solo. "¿Acaso ustedes
también quieren dejarme?". Pedro contestó: "Señor, ¿a De ahí la paradoja de un Evangelio que aparece al
quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros mismo tiempo como duramente exigente y constante-
creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios..." (Jn 6, mente comprensivo. Exigencia y comprensión se unen
66ss.). Durante todo este proceso, en Jesús no hay rastro de equilibradamente en Jesús. Por momentos aparece hasta
amargura, de desaliento, de escepticismo. Está lleno de un inhumano el ideal propuesto; sólo Dios podía proponer o
ideal y transpasado por su entrega al Padre y a sus herma- exigir esas cosas. "El que quiera ser mi discípulo, que se
nos, y este amor es más fuerte en El que el eventual apoyo niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día y que me
de los demás, y que la dureza de corazón que advertía en siga... Si quieres seguirme, vende cuanto tienes... Nadie

30 31
puede ser mi discípulo si no renuncia a todo lo que posee...:
Si tu mano te escandaliza, córtatela... Si el grano de trigo Jesús de Nazaret:
no muere, queda solo... El que ama su vida la destruye, y el hombre pobre y libre
que desprecia su vida en este mundo la conserva para la
vida eterna... Amaos... Sed perfectos como vuestro Padre Su total y libre abandono en las manos del Padre,
celestial... ¿Cuál de los tres fue prójimo del herido? Vete y significadas en la fidelidad de su misión (Jn 10,18) y en su
haz tú lo mismo...". desprendimiento ante todo otro tipo de requerimiento. La
Estas y otras exigencias nos enfrentan con una opción aceptación humilde de su historia personal, del lugar y
radical, globalmente abrumadora. Y sin embargo —y esto circunstancias de su vida, de los hombres que lo rodearon
es lo paradojal— nadie que realmente contempló al Cristo y siguieron. La aceptación de su camino de kenosis, de su
de los Evangelios se sintió nunca aplastado y desanimado figura de siervo, del abandono de los demás. Amigo uni-
por estas exigencias. Están de tal forma impregnadas de versal, no se dejó monopolizar por nadie, y tanto mayor
era su don de sí, cuanto mayor era su libertad. Evita la lí-
amor, de confianza, de libertad y del ejemplo inspirador de
nea del liderazgo fácil, de lo maravilloso, de lo espectacu-
Aquel que las vivió en primer lugar y se entregó para que
lar, a pesar de sus milagros, los cuales procuró que pasaran
las viviéramos nosotros, que son una constante invitación
inadvertidos.
al crecimiento y a la superación. El Evangelio, con toda su
fuerza y exigencia, nos da la impresión de una compren- La pobreza radical de su kenosis ha permitido a Jesús
sión y humanidad de tal calidad, que nos libera. Hasta el el liberar a los pobres, el comprender la verdadera pobreza
punto que los cristianos que huyen de otro tipo de exigen- y el declararla bienaventurada. El acoger a los pecadores y
cias en la medida que se sienten oprimidos por ellas, van al colmarlos con su misericordia. El privilegiar "a los más
Evangelio y a Cristo, donde las exigencias son mucho pequeños de nuestros hermanos" (Mt 25,40). Estas acti-
mayores, pero nos llevan a amar más y a ser más li- tudes fueron en El posibles porque El mismo fue un Pobre
bres. Ese es el secreto de la vigencia permanente de la que vivió bien las bienaventuranzas, y en la contempla-
ética cristiana. A veces aparece dura e inhumana, a veces ción del Padre aprendió la verdadera sabiduría de Dios,
sentimental. A veces aparece revolucionaria, hecha para "locura más sabia que la sabiduría de los hombres" (ICo
las grandes cosas, a veces en cambio como un llamado de 1, 25). Aprendió los caminos de Dios, ¡as predilecciones
apoyo para los débiles y "pequeños". A veces inalcanza- del Padre, y también sus antipatías (v. gr. por el fariseísmo
ble, y a veces hecha para todos. y la hipocresía). "El que me ve a Mí, ve al Padre" (Jn 14,
9). En Jesús conocemos el designio de Dios en su expre-
Si las exigencias evangélicas llevan a la libertad del
sión más humana y encarnada, y entramos a conocer los
amor, y a la pobreza del olvido de sí, es porque la persona
criterios de Dios: su misericordia, su búsqueda de la oveja
que las propone es El mismo un libre y un pobre olvidado
perdida, su predilección por los "pequeños", su tendencia
de sí. Libre porque pobre, Jesús aparece en esa postura personalizante, su actitud misionera por encontrar lo que
ante el Padre, ante los demás y ante sí mismo. estaba perdido, sus exigencias...

Podríamos continuar inagotablemente contemplando


los rasgos de aquel que llamamos con razón el Señor y el
32
33
Maestro. Ellos no sólo forman parte de su personalidad,
sino también de su forma de actuar, de su pastoral. Esta
"cristología contemplativa" no sólo funda nuestro "ser"
cristiano; también es la norma de nuestro seguimiento.

Seguir a Jesús en
mi hermano

""F
J—/1 maestro de la Ley contestó:
"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu fuerza y con todo tu
espíritu; y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le
dijo: "Tu respuesta es exacta; haz eso y vivirás".
Pero él quiso dar el motivo de su pregunta y dijo a
Jesús: "¿Quién es mi prójimo?...".
(Le 10, 27-29).

34
Esta pregunta que inquietaba especialmente a los
oyentes de Cristo más críticos, emerge en los labios de un
doctor de la Ley como un cuestionamiento y una prueba
de la idea de prójimo que Jesús predicaba. "Para ponerlo
en apuros" (Le 10, 25ss) el letrado lo interroga sobre el
segundo mandamiento de la Ley, semejante al primero,
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Pero esa no era la
Jesús y la fraternidad humana pregunta decisiva. Lo que al doctor de la Ley le interesaba
saber era la idea que Jesús se hacía del "prójimo", idea
La predicación de Jesús, cuyo tema central es el Reino hasta ahora, al parecer, nunca explicitada claramente:
de Dios, tiene por objeto hacer de los hombres una "Queriendo dar el motivo de su pregunta, dijo a Jesús:
fraternidad. Nos reveló que Dios es nuestro Padre, ¿Quién es mi prójimo?" (Le 10, 29).
haciendo de esta paternidad común la raíz de nuestra Jesús no responde con una definición, sino con una
hermandad. Esta es una posibilidad real desde que Cristo parábola. Con un relato en que todos nos sentimos aludi-
aparece en la historia como nuestro Hermano universal. dos. Lo propio de todo relato evangélico es que en los
Al insistir absolutamente en el amor fraterno, y en que personajes que ahí aparecen, nos identificamos cada uno
todos somos hermanos (Jn 13,34; Mt 23,8-9); y al subra- de nosotros. Por eso su valor universal y extratemporal. En
yar el segundo mandamiento de la Ley ("Amarás a tu este caso, el relato es la parábola del Buen Samaritano, y
prójimo como a ti mismo"; "amaos como yo os he amado" las consecuencias que ahí se desprenden sobre el concepto
Le 10,27;Jn 15,12) ha hecho del amor al prójimo el signo del prójimo, son válidas para todos. El "vete y haz tú lo
de la identidad cristiana, y la prueba decisiva de su mismo" (Le 10,37) es una exigencia también para mí.
seguimiento.
La meditación de esta parábola (Le 10, 30-35) nos
Sus oyentes se plantearon sin duda la cuestión de
conduce al descubrimiento del prójimo según el criterio de
saber quién era para el Maestro el prójimo; qué extensión
Jesús.
le daba a esa idea y cómo había que concretarla en la vida
diaria. Indudablemente Jesús iba más allá del concepto
vetero-testamentario, en que el prójimo (el hermano) era El prójimo como pobre
el amigo, el que participaba de la religión y la nacionali-
dad judía. La inquietud de precisar "quién es mi prójimo", Mi prójimo es aquel que tiene derecho a esperar algo
al cual debemos amar en hechos y no en palabras, creo que de mí. Aquel que Dios pone en el camino de mi historia
es hoy igualmente importante para los cristianos, y para personal. En algún sentido todo hombre es potencial-
los que, sin serlo, aceptan esta exigencia básica de Jesús. mente prójimo (aunque viva en otro continente y yo nunca
Porque en realidad, ¿quién es prójimo para nosotros, lo haya encontrado), pero prójimo real e históricamente es
en lo concreto de nuestra historia personal? ¿Son nuestros el que yo encuentro en mi vida, pues sólo en este caso hay
amigos? ¿Los cristianos? ¿Nuestros ciudadanos? ¿O tam- derecho al acto del amor fraterno. La fraternidad cristiana
bién los habitantes de otros países (a los que nunca es una disposición a hacer de cualquier persona (mi pró-
vemos), es decir, todos los hombres? jimo), si se presenta la ocasión.
36 37
La exigencia de "hacerse hermano"
El prójimo es el necesitado. En la parábola del samari-
tano, el necesitado es un judío expoliado y herido. En la Al terminar de contar la parábola el doctor de la Ley,
parábola del juicio final (Mt 25,31 ss), es el hambriento, el Jesús le dirige una pregunta que nos podría sorprender:
sediento, el enfermo, el exiliado, el encarcelado. En forma "¿Cuál de estos tres se portó como prójimo (hermano) del
muy especial, el prójimo es el Pobre, en el cual Jesús se hombre que cayó en manos de los salteadores?" (Le 10,
revela como necesitado: "Lo que hicieron con algunos de 36).
estos mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo" Quiere decir que los tres no fueron hermanos del
(Mt 25, 40). herido. Podrían haberlo sido, pero de hecho lo fue "el que
Hay necesitados (pobres) "ocasionales" y "perma- se mostró compasivo con él" (Le 10,37). El sacerdote no
nentes". No sabemos si el judío herido de la parábola era es hermano del judío, y tampoco el levita. El samaritano sí.
sociológicamente pobre; podemos incluso presumir que Para Jesús el ser hermano de los demás no es algo "auto-
no lo era, ya que si fue robado era porque llevaba dinero. mático", como un derecho adquirido. No somos hermanos
Pero en el momento del encuentro con el samaritano era de los otros mientras no actuemos como tales. Debemos
un pobre y necesitado. Tenía derecho a ser tratado como hacernos hermanos de los demás.
prójimo. Los ricos y poderosos son mis prójimos cuando El cristianismo no nos enseña que "de hecho" ya
necesitan de mí, aunque sea ocasionalmente. Dar ayuda a somos hermanos. Querría decir entonces que enseña una
un capitalista o un gobernante perseguido por cambios irrealidad. La experiencia del odio, la división, la injusticia
políticos, cualquiera que sea su ideología, es un deber y la violencia que vemos cada día nos hablan de lo contra-
cristiano; es tratarlo como prójimo. rio. No somos hermanos, pero podemos serlo. Esa es la
Pero la mayoría son pobres y necesitados "permanen- enseñanza y la capacidad que nos da el Evangelio: Jesús
tes". Son explotados, marginados y empobrecidos por la nos exige, y nos da la fuerza para "hacernos hermanos".
sociedad. Son los discriminados por las ideologías y por el Pero el serlo de hecho depende de nuestra actitud de
poder. La opción por el pobre que nos ordena el Evangelio "mostrarnos caritativos", comprometiéndonos.
es servir a ese prójimo no sólo como personas, sino como El pecado del sacerdote y del levita no fue el no tener
situaciones sociales. Hoy nuestro prójimo es también sentimientos de compasión. Habitualmente todo hombre
colectivo. El judío herido y empobrecido es una situación los tiene. Fue el haber evitado el encuentro con el necesi-
permanente. Son los obreros, los campesinos, los indios, tado, poniéndose en situación de no tener que comprome-
los sub-proletarios... terse ("...al verlo pasó por el otro lado de la carretera y
La opción cristiana no es por la pobreza, porque la siguió de largo..."). (Le 10, 31). Esta actitud les impidió
pobreza no existe como tal. La opción es por el pobre, hacerse hermanos (prójimos) del judío herido.
sobre todo el pobre "permanente", que está en mi camino El samaritano fue hermano del herido. No por su
y que forma parte de mi sociedad, el cual tiene derecho a religión (el sacerdote, el levita y el judío tenían la misma re-
esperar de mí. El hecho del pobre como prójimo colectivo ligión; el samaritano era un hereje), ni por su raza o
le da a la caridad fraterna su exigencia social y política. nacionalidad o ideología (era precisamente el único de los
Para el Evangelio, el compromiso socio-político del cris- tres que no la compartía con el judío), sino por su actitud
tiano es la causa del pobre. La política es la liberación del caritativa.
necesitado.
39
38
Mi prójimo no es el que comparte mi religión, mi no consiste sólo en prestar un servicio exterior, sino en un
patria, mi familia o mis ideas. Mi prójimo es aquél con el gesto de servicio que nos compromete, que nos arranca de
cual yo me comprometo. nosotros mismos para hacernos solidarios con la pobreza
Ños hacemos hermanos cuando nos comprometemos del otro. Del pobre que nos separa nuestro mundo de
con los que tienen necesidad de nosotros, y tanto más, riqueza, de saber, y de poder. Nos separan también las
cuanto más total es el compromiso. El samaritano no se formas'de convivencia y los prejuicios de una sociedad
contentó con "salir del paso" a medias. Lo curó, lo vendó, desintegrada, clasista y estratificadamente injusta.
lo cargó, lo llevó a una posada y pagó todo lo necesario (Le
10-3-35).
La reconciliación universal
Fraternidad universal Hacerse hermano del otro en cuanto pobre y necesi-
tado, como éxodo de mi mundo, adquiere las característi-
El compromiso en el amor es la medida de la fraterni- cas de una reconciliación. Al tratar como prójimo al judío,
dad. No somos hermanos si no sabemos ser eficazmente el samaritano se reconcilia con él, y en principio con los de
compasivos hasta el fin. su raza. Cada vez que hacemos del otro nuestro prójimo y
Para acercarse al judío, el samaritano tuvo que hacer hermano, en circunstancias de conficto y división perso-
un esfuerzo por salir de sí. Por aliviarse de su raza, su nal, comunitario o social, nos reconciliamos con él. Que el
religión, sus prejuicios. "...Hay que saber que los judíos no rico se haga hermano del pobre significa que le hace
se comunican con los samaritanos..." (Jn 4, 9). Tuvo que justicia, estableciendo el proceso de una reconciliación
dejar de lado su mundo y sus intereses inmediatos. Aban- social. Lo mismo habría que decir de los políticos separa-
donó sus planes de viaje, entregó su tiempo y dinero. En dos por ideologías, o de las razas y nacionalidades adver-
cuanto al sacerdote y el levita, no sabemos si eran peores o sarias.
mejores que el samaritano, pero sí sabemos que no salie- La noción de prójimo proclamada por Jesús en su
ron de "su mundo". Sus proyectos, que no quisieron tras- respuesta al doctor de la ley conduce a la fraternidad
tornar interrumpiendo su camino, eran más importantes universal, a la justicia y a la reconciliación. Hacernos
para ellos que el llamado a hacerse hermano del herido; prójimos del pobre y necesitado es la exigencia que nos
sus funciones rituales y religiosas las consideraron por plantea la interpretación que el mismo Cristo da al
encima de la caridad fraterna. segundo mandamiento de la Ley. Esta exigencia es para
cada uno de nosotros: "Vete y haz tú lo mismo" (Le 10,
37).
La justicia universal
El hacerse hermano del otro supone salir de "nuestro
mundo" para entrar en "el mundo del otro". Entrar en su
cultura, su mentalidad, sus necesidades, su pobreza. El
hacerse hermano supone sobre todo entrar en el mundo
del Pobre. La fraternidad es tan exigente y difícil porque

40 41
Seguir a Jesús en
el pobre

« o
WJeñor, ¿cuándo te vimos ham-
briento y te dimos de comer, sediento y te dimos de
beber, o forastero y te recibimos, o sin ropa y te
vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cár-
cel, y te fuimos a ver?"... "En verdad les digo que
cuando lo hicieron con alguno de estos más
pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron
conmigo".
(Mt 25, 37-40).
La conversión al pobre es inseparable
de la conversión al hermano
Por eso en la espiritualidad católica, este sentido del
pobre aparece como inseparable del sentido de Dios, de tal
manera que convertirse al Señor envuelve siempre como
dimensión capital el convertirse al pobre. (Lo cual no
excluye otras dimensiones igualmente importantes en la
La conversión al pobre es esencial conversión cristiana). Esta afirmación atraviesa toda la
al cristianismo tradición y la enseñanza católica. Ya en los Profetas,
particularmente los del Exilio, aparece la idea de que el
Según la parábola del Samaritano, el hermano se me mismo culto a Dios es vano sin la justicia y la misericordia
revela como un necesitado, como un pobre. En la parábola con el necesitado; de que la verdadera conversión que
del juicio final (Mt 25), Jesús confirma esta enseñanza, y le Dios quiere se expresa en el servicio al hermano, sobre
agrega un elemento decisivo: el hermano, y particular- todo al oprimido (cfr. Is 1,10-17; 58,6-7; etc.... La Iglesia
mente el pobre, son su representación. El se identifica con nos ofrece estos textos proféticos en abundancia en las
ellos. Así, el cristianismo pasa a ser la única religión donde lecturas de Adviento y Cuaresma, para disponernos a la
encontramos a Dios en los hombres, especialmente en los verdadera conversión).
más débiles. La predicación de Jesús, reforzó esta enseñanza,
No hay cristianismo sin el sentido del hermano, y haciendo su seguimiento coherente con su llamado a
tampoco lo hay sin el sentido del pobre. El sentido del comprometernos en el servicio liberador del pobre, en el
pobre es esencial al mensaje de Jesús, tan esencial como el cual El se hace misteriosamente presente. De ahí que los
sentido de la oración. Le aporta al sentido del hermano su pobres son declarados bienaventurados, y que su evange-
realismo y concreción. Por otro lado, la exigencia de la lización y liberación humana es un signo privilegiado de
fraternidad universal (el hermano), evita que la opción por que la Salvación ya está presente entre nosotros. "Me
el pobre, propia del Evangelio, se torne sectaria o clasista. envió a traer la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los
Sentido del hermano, sentido del pobre, son exigencias cautivos su libertad y devolver la luz a los ciegos. A liberar
dialécticamente complementarias. a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor...
Más aún, para Jesús el compromiso con el hermano Hoy se cumple esta profecía". (Le 4, 18-19)... "Vayan a
pobre es uno de los criterios decisivos en orden a nuestra contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los
salvación. "Benditos de mi Padre, vengan a tomar pose- cojos andan, los leprosos son purificados, los sordos oyen,
sión del Reino... Porque tuve hambre, y ustedes me alimen- los muertos resucitan, se anuncia la Buena Nueva a los
pobres..." (Le 7, 22).
taron"... etc. (Mt 25, 34ss). El sentido del pobre en el
Evangelio va más allá de una predilección ético- Y la Iglesia, a través de toda su historia, a través de su
humanista: verifica la autenticidad de nuestro segui- enseñanza más autorizada y constante, siempre y en todas
miento de Cristo. partes inspiró en sus hijos el sentido del pobre como

44 45
esencial a la vida cristiana. Es posible que en algunas Es verdad que la pobreza sociológica no es la pobreza
épocas y lugares esta enseñanza se debilitara en la predi- evangélica. Pero ambas están existencialmente relaciona-
cación ordinaria, o que los católicos en números significa- das. Si tenemos las disposiciones interiores, la pobreza
tivos no fueran coherentes, o que haya sido presentada en material normalmente será una ayuda para la pobreza
forma "espiritualista", sin llevar a las consecuencias interior, evangélica. Por el contrario, la riqueza entraña
sociales... Pero es innegable que la orientación más oficial siempre un peligro para nuestra libertad de corazón. Es
del magisterio de la Iglesia fue siempre esa. Y los santos posible también que haya pobres sociológicos cuya reac-
lo entendieron así. El santo, ese seguidor de Cristo con el ción ante las cosas y personas no sea evangélica, y ricos
cual la Iglesia se identifica y nos presenta como modelo de pobres de corazón. Pero la armonía entre ambas "pobre-
seguimiento, es un hombre que une siempre a un gran zas" es evidente. Por eso mismo, una auténtica pobreza de
sentido de Dios, un agudo sentido del pobre y de su espíritu tiende a expresarse siempre en forma visible,
servicio. material. De otra forma sería una ilusión, y carecería de la
necesaria expresión antropológica. En este sentido, todo
Seguir a Jesús Pobre cristiano que vive la bienaventuranza de la pobreza tiene
que expresarla en alguna forma de desprendimiento
La novedad del mensaje evangélico con respecto a la exterior.
pobreza no termina aquí, Jesús no nos pide sólo tener el Esta pobreza interior que se expresa al exterior —y a
sentido del hermano-pobre, con el cual quiso identificarse. esto llamamos en definitiva la pobreza evangélica— no es
Jesús nos pide también que nosotros mismos nos hagamos un consejo evangélico, como a veces se ha presentado. Es
pobres; que lo sigamos en su condición de Pobre. La un llamado de Cristo a cada cristiano, una exigencia
bienaventuranza no es solamente una llamada a sentir con universal del cristianismo. "Nadie puede ser mi discípulo
el pobre; es una exigencia a hacernos pobres. Nos encon- si no renuncia a todo lo que posee" (Le 14, 33). A este
tramos ante el mandato de la pobreza evangélica, esencial llamado, cada cristiano debe responder permanente-
para seguir a Jesús. mente, cada día, según sus circunstancias. Esta respuesta
El seguimiento de Cristo Pobre es radicalmente la no es estática, no está en modo alguno codificada. Variará
libertad del corazón. El desprendimiento de situaciones, según el tipo de función, la cultura, el temperamento, la
personas y cosas para crecer en el amor, que es la conver- salud, las circunstancias sociales... Pero cada cristiano
sión al "otro" y a la fraternidad a causa de Jesús. debe estar consciente de buscar su forma personal a esta
La bienaventuranza de la pobreza libera en el amor. exigencia del Evangelio. El llamado es universal, la res-
Como toda actitud cristiana, está empapada en él y en este puesta hay que buscarla en cada caso, en la fe y en la
caso la pobreza es una condición del amor. La liberación oración.
que produce está al servicio de un dinamismo de la caridad En fin, la bienaventuranza de la pobreza, visiblemente
que tiende a hacerse más y más universal e ilimitado. No expresada como profecía del Evangelio de la esperanza,
sería posible amar como Jesús quiere que lo hagamos sin no consiste sólo en una cierta carencia o desprendimiento
tener verdaderamente un corazón pobre. Si la obediencia del dinero o cosas materiales. Hay otros elementos de la
es la medida del amor y la castidad su signo, la pobreza es pobreza mucho más hondos y significativos, que posible-
su condición. mente en los umbrales de la vida cristiana no se capten

46 47
bien —al comienzo siempre se insiste en la pobreza
"material"— pero que al correr del tiempo, y en la madu-
rez de la vida de fe descubrimos como dimensiones muy
reales e inherentes a una verdadera pobreza de espíritu.
El desprendimiento ante el prestigio, ante la crítica,
ante las diversas formas de "poder" y de "hacer carrera"
son formas de pobreza a las que Dios llama al cristiano
—y especialmente al apóstol— en las diversas etapas del
itinerario de su misión. El "pobre", en definitiva, no se Jesús y las riquezas
opone tanto al que "tiene" ciertas cosas, sino al suficiente,
al orgulloso, al que ha puesto su centro de interés fuera de
los valores del Reino.

"NT
1 i ingún servidor puede quedarse
con dos patrones, porque verá con malos ojos al
primero y amará al otro, o bien preferirá al primero
y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden
seguir al mismo tiempo a Dios y al Dinero".
(Mt 6,24).

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corazón humano (Mt 6, 24). Este nuevo "dios" no deja
lugar para otro. O servimos al Dios que libera o al dios que
al enriquecer encadena a la tierra. Porque la opción entre
Cristo y el dinero implica una visión de la vida y de la
vocación humana. Servir al dinero es al mismo tiempo
endiosar la tierra y pervertir el destino de sus bienes y del
hombre que los utiliza. La advertencia de Cristo al res-
El discurso de Jesús sobre el pobre y la pobreza queda pecto es clara: "No amontonéis riquezas" ...son precarias y
incompleto si no tomamos en cuenta lo que El ha dicho fútiles... pervierten el corazón y la orientación de la exis-
sobre el rico y la riqueza. Pues el Evangelio nos entrega tencia... "Pues donde están tus riquezas, ahí también está
esta constatación de cierta manera inesperada: Jesús tu corazón" (Mt 6, 19-21).
dedicó tantos o más discursos a hablar de la riqueza y del
rico, que de la pobreza y el pobre. Por eso Jesús es tan severo con los ricos. Su enseñanza
sobre la liberación humana no consiste sólo en declarar
Una de las causas de la vigencia siempre actual del bienaventurados a los pobres y herederos privilegiados del
Evangelio es el hecho de no conformarse con las tenden- Reino. Hay también una advertencia y un llamado a los
cias dominantes de la "opinión pública" o de las estadísti- ricos. Incluso sorprende al leer el Evangelio, el hecho de
cas. Paradójicamente, es también una de las causas de su que Jesús dedicó tantos o más discursos a los ricos que a
poca efectividad visible en las mayorías. los pobres, con un contenido igualmente liberador, aunque
Las intervenciones de Jesús en torno a las riquezas y al diferente.
dinero están precisamente en esta línea. En los momen- Para un rico "es más difícil entrar en el Reino de Dios,
tos en que las ideologías originadas en el capitalismo o en que para un camello pasar por el ojo de una aguja" (Le 18,
el marxismo privilegian lo económico y colocan el pro- 25). El que hace de la riqueza "su consuelo... después
blema de la producción y distribución de la riqueza como tendrá hambre... y llorará de pena" (Le 6,24-25). Delante
la piedra de toque de su éxito histórico, las palabras de
de Dios, "es un infeliz, un pobre, un ciego, un desnudo que
Jesús aparecen como extemporáneas y condenadas a ser
merece compasión" (Ap 3, 17).
admiradas pero no imitadas.
En su discurso sobre la riqueza, Jesús para quien
El recuento de la enseñanza del Evangelio sobre la "todo es posible" (Le 18,27), y que "vino a buscar y salvar
riqueza y los ricos no deja un balance optimista. Jesús no lo que estaba perdido" (Le 19, 10), tiene una intención
condena el dinero en sí. Esto está dentro de la orientación salvadora. El rico debe convertirse, dejando de "amonto-
de su doctrina; El no condena ninguna realidad: condena o nar para sí mismo, en vez de hacerse rico ante Dios" (Le
previene contra las actitudes del hombre ante las realida- 12, 21), y recobrando para su riqueza y su dinero el
des. En el caso del dinero y la riqueza, sus advertencias son
significado profundo según el criterio de Cristo.
tan sistemáticas, que un cristiano se ve obligado a revisar
sus criterios y actitudes "espontáneas" sobre la cuestión.
Para Jesús, la ambigüedad radical de las riquezas
consiste en su tendencia a transformarse en "señor" del
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comer para seguir viviendo, o con qué ropa nos vamos a
SENTIDO CRISTIANO DEL DINERO vestir... ya queías aves del cielo no siembran, ni cosechan,
ni guardan en bodegas, y el Padre celestial las alimenta... y
por eso hará mucho más con nosotros... que valemos más
Signo del "fruto de la tierra" que las aves... y que por lo tanto busquemos primero el
Estamos tan sumergidos en la civilización del "tener", Reino y su justicia y esas cosas vendrán por añadidura"
que ya no sabemos cuál es el sentido cristiano del dinero: (Mt 6,25-33), queda reducida a retórica cuando el pecado
ser un signo de los bienes de este mundo, que Dios entregó de la injusticia institucionalizada conduce a millones de
al hombre para que los explotara y se los repartieran todos. hombres a situaciones de miseria e inseguridad peor que a
El dinero lo inventó el hombre para hacer más fácil el tras- las aves del cielo.
lado y la distribución de los bienes. De suyo, debería ser
vehículo para hacer llegar a los que no tienen lo que sobra Signo del "trabajo del hombre"
a los que tienen. El dinero debería estar al servicio de la
justicia, facilitando la redistribución y la igualdad de los El dinero también es signo del trabajo del hombre. De
bienes. sus sudores, de sus sacrificios y aun de su sangre. El
De hecho, el dinero se convierte en la gran fuente de capitalismo pervirtió esta significación, dando la primacía
injusticia y desigualdad. Al transformarse en "señor" del al lucro y poniendo el trabajo a su servicio. Ya no sabemos
hombre, adquiere valor en sí mismo. Se pierde su relación relacionar el dinero con el trabajo noble y duro de los
de signo de los bienes de la tierra, de los que todos los campesinos, de los mineros, de los proletarios, o con el
hombres son dueños, sin excepción. Valor absoluto, el trabajo creador y agobiador de los intelectuales. El dinero
dinero se hace necesariamente fuente de poder, de explo- se ha deshumanizado.
tación humana, de división. El dinero, signo "de los bienes de la tierra y del trabajo
La enseñanza de Jesús sobre la Providencia y la con- del hombre", en la perspectiva de Cristo, debería ser
fianza en Dios, supone que el hombre respete el sentido vehículo' de fraternidad y reconciliación entre ricos y
cristiano de la riqueza. Cuando los hombres lo traiciona- pobres, medio para restablecer la igualdad y la justicia
mos, convertimos la palabra de Cristo en una ilusión y en rotas por la explotación del trabajo y el lucro en una civili-
una blasfemia. zación que adora la riqueza.
La petición de Jesús en el Padre Nuestro, "danos hoy Para Cristo, los que tienen más sobre una tierra que es
nuestro pan de cada día" (Mt 6,11), fracasa no por razón de Dios y por eso de todos, no son sino servidores fieles y
de que nos falten el amor y la justicia de Dios, que ya ha prudentes... "constituidos para repartir el alimento a su
distribuido ampliamente el pan necesario para todos, sino debido tiempo" (Mt 24, 45). Así como nadie es dueño
por razón de los hombres "servidores de la riqueza", que absoluto de la tierra, nadie lo es del dinero. Este siempre se
lo acumulan en manos de pocos "construyendo graneros administra a nombre de Dios, como el poder y la auto-
cada vez más grandes para guardarlo y reservarlo" (Le 12, ridad.
18) y arrebatándolo a los pobres (St 5, lss).
Este fue el descubrimiento de Zaqueo, uno de los ricos
La misma promesa de Jesús —absolutamente a quien Jesús interpeló y convirtió. Al reconciliarse con
cierta— de "no andar preocupados pensando qué vamos a
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Dios y con los hombres a los que explotaba, Zaqueo poder, pues el dinero es una forma de poder, y como tal su
uso no es legítimo si no está al servicio del designio de Dios
comparte su dinero con ellos como signo de esa reconci-
de justicia y fraternidad. La riqueza se redime cuando está
liación y fraternidad restauradas (Le 19, 8).
históricamente al servicio de los pobres y desposeídos. La
La Iglesia siempre entendió que la reconciliación fra- riqueza privada, social o internacional, se legitima como
ternal que ella está llamada a crear entre los hombres debe medio de caridad fraterna y de liberación social.
llevarlos a compartir las riquezas y a reivindicar el trabajo
de los que las producen. Esta convicción eclesial se ha Los ricos que en el Evangelio encontraron gracia
hecho enseñanza permanente y al mismo tiempo oración delante de Jesús fueron los que pusieron su riqueza al
ferviente en la Eucaristía, la fuente de toda reconciliación. servicio del hermano necesitado. El caso típico es Zaqueo,
como ya lo mencionamos (Le 19, 8), cuyo encuentro con
En la Eucaristía, el cuerpo y la sangre de Cristo que se
Jesús no es marginal en el Evangelio, sino que queda como
entregan para reconciliar a los hombres con Dios y entre
modelo del rico convertido.
sí, se ofrecen bajo los signos del pan y del vino, que
representan "el fruto de la tierra y del trabajo del hombre" La parábola del Buen Samaritano nos trae el mismo
(oración del Ofertorio). mensaje. La caridad del samaritano con su hermano nece-
sitado, que Jesús estableció como modelo de amor al
Para la Iglesia la reconciliación eucarística supone
prójimo, encierra enseñanzas muy ricas y complejas. En la
que esa reconciliación comience por hacer justicia con los
parábola se nos ordena superar toda discriminación de
bienes de la tierra y con el trabajo humano. Esta reconci- personas (judío-samaritano); pasar de la compasión a los
liación en la justicia significa que las riquezas se repartan hechos: asumir todos los sacrificios de la caridad; des-
para que alcancen y sirvan a todos, y que el trabajo recu- prendernos gratuitamente del dinero para aliviar plena-
pere su dignidad y su primacía sobre el lucro. mente al hermano oprimido. El samaritano contaba con
recursos económicos (no sabemos hasta dónde), que pone
"Aprovechen del maldito dinero para hacerse al servicio del herido y despojado. "Cuídalo, lo que gastes
de más yo te lo pagaré a mi vuelta" (Le 10, 35).
amigos" (Le 16, 9)
Igualmente en la misteriosa parábola del administra-
¿El dinero es de hecho fuente irremisible de iniquidad, dor astuto (Le 16, 1-9), Jesús nos hace ver cómo un
a pesar de la intercesión eucarística de la Iglesia? ¿Las hombre sin escrúpulos financieros tiene siempre posibili-
riquezas son malditas, como parecería desprenderse de las dad de salvación si transforma su corrompida posición de
palabras de Jesús y de la actitud de muchos santos? Para el poder económico en un servicio a los necesitados y explo-
cristiano ello equivale a preguntarse sobre las condiciones tados. Así, "el maldito dinero" se redime y "nos hace de
de redención del dinero y la riqueza. Creemos en la posibi- amigos en las viviendas eternas" (Le 16, 9).
lidad de liberación de toda realidad, a causa de Cristo que
asumió toda la condición humana, no para condenarla
sino para salvarla (Jn 3, 17). El dinero al servicio del Reino
Jesús no sólo condenó el señorío del dinero. En su El caso más deslumbrante de la redención de la
enseñanza también se advierte la clave de su redención. riqueza es su utilización en el apostolado. La Iglesia, en el
Esta clave está en la misma línea de la liberación del
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desarrollo de su misión, utiliza dinero, y a veces en grandes
pobreza, pues en la Iglesia el dinero pertenece al Señor. Es
cantidades.
la lección de Jesús a Judas Iscariote en la unción de
Esto plantea modernamente cuestiones graves en Betania, escandalizado por el "derroche", pero en el fondo
torno a la pobreza institucional de la Iglesia en la posesión preocupado por una inversión más "rentable" del dinero
y uso del dinero. La extensión, desafíos y complejidad de (Me 14, 3ss).
la evangelización en la sociedad contemporánea ha hecho
que los medios de acción misionera sean cada vez más
costosos. Por otra parte, la riqueza en la Iglesia mantiene Criterios de pobreza en la obra apostólica
su ambigüedad radical y su tendencia a constituirse en
"señor" de los eclesiásticos, tal como Cristo lo previno en ¿Cuáles son los criterios para compaginar la pobreza,
el Sermón del Monte. En la comunidad cristiana el dinero con el uso, a veces considerable, del dinero en el aposto-
puede convertirse en fuente de poder, acumulación e injus- lado? ¿Para compaginar la posesión de recursos al servi-
ticia. La riqueza en la Iglesia necesita también permanente cio del Reino con la necesidad de redimir esas riquezas?
redención. La comunidad cristiana tiene que confrontarse con
ese problema, como parte de sufidelidada Cristo, en cada
La Iglesia es radicalmente pobre lugar y época, sin darlo por resuelto "a priori". El pro-
blema del dinero en el apostolado no hay que escamo-
En su ideal evangélico, la Iglesia es radicalmente tearlo; hay que reconocer que existe y resolverlo evan-
pobre. Su única riqueza es Cristo y la misión por El gélicamente.
encomendada. La Iglesia no tiene otra posesión que el Por de pronto la Iglesia dará testimonio, pidiendo a los
apostolado, y los medios necesarios para su ejecución. miembros de sus comunidades, ricos y pobres, y a las
Sólo así se justifica su uso; sólo el apostolado como minis- mismas Iglesias locales (donde también hay ricos y
terio de reconciliación redime el dinero en la Iglesia. pobres), aquello que pide para la humanidad: el hacer
En la pastoral contemporánea, la pobreza de la Iglesia justicia y compartir, "los bienes de la tierra y del trabajo de
no puede simplísticamente plantearse en términos de los hombres". La Iglesia será levadura eficaz de fraterni-
"tener o no tener", sino en otros términos más profundos y dad y reconciliación cuando sus mismas comunidades
más exigentes. Tampoco se puede plantear en términos de puedan ofrecer al mundo modelos realistas de comunión
"economía". Economizar, ante los desafíos del Reino de en los bienes y de valoración del trabajo pobre y humilde.
Dios, no siempre es pobreza. El criterio de "economizar" Pienso también que el apostolado, aunque deba recu-
en la Iglesia, puede ser, una vez más, acumulativo. El rrir al dinero para expandirse, debe tener un estilo institu-
apostolado no está al servicio del dinero ("no podéis servir cional que testimonie la fuerza evangélica de los "medios
a dos señores"), sino al contrario. Un criterio evangélico y pobres". Porque la Iglesia no es simplemente una sociedad
pastoral del uso del dinero en la Iglesia es preguntarse en que posee y administra recursosfinancieros,sino la comu-
primer lugar cuál es el bien del Reino y la voluntad de nidad que anuncia las Bienaventuranzas.
Cristo, y gastar lo necesario. De cara a la gloria de Dios y
el bien de los demás, dar con largueza es una forma de

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El testimonio
"Estib pobre" en el uso de los medios
de los "medios pobres"
de apostolado
El testimonio de los "medios pobres" en el apostolado
consiste en primer lugar en ser consecuente con la Palabra El "estilo pobre" en el uso de los medios de aposto-
que nos advierte que "no podemos servir a dos señores". lado también exige que éstos sean "solidarios" con el
El autor del apostolado es sólo Cristo, y todos los medios mensaje que se anuncia y con el ambiente en que se actúa.
materiales deben relativizarse ante la fuerza de su gracia. Si los recursos que se emplean en la evangelización con-
La Iglesia pone su confianza sólo en Cristo y no en sus trastan con su contenido —las Bienaventuranzas— y con
recursos, y sabe que el efecto profundo de la evangeliza- los pobres que son sus destinatarios, somos "ricos" en el
ción escapa a los medios de acción. estilo misionero: utilizamos "medios ricos" en relación a
un mensaje y a un pueblo determinado. El mensaje se hace
En las actitudes concretas, en sus criterios y decisio- oscuro y retórico; el pueblo no entiende y no se siente
nes, la comunidad cristiana debe testimoniar que, por aludido.
sobre cualquier recurso material, pone su confianza en la El Evangelio no pasa. En el apostolado, los métodos
fuerza de la palabra del Evangelio, en la caridad y el no pueden separarse del contenido; los medios de transmi-
compromiso con la justicia, en la pobreza, la oración y la sión ya condicionan la credibilidad del mensaje. No
cruz. Sabe que lo demás vendrá por añadidura. Es la forma podemos anunciar creíblemente las Bienaventuranzas con
más profunda de creer en la promesa de Jesús: no andar medios y recursos que las desmienten; no podemos diri-
preocupados por las riquezas, ya que el Padre sabe de lo girnos a los pobres con un estilo y unos métodos que les
que tenemos necesidad; de buscar antes que nada la justi- son extraños, y que nos catalogan en el "mundo de los
cia del Reino (Mt 6, 25ss). ricos".
El testimonio de los "medios pobres" en el apostolado La consecuencia de éstos es que la evangelización,
nos prohibe pensar que porque no hay recursos financieros ya sea aricoso a pobres, ya sea con más o menos recursos,
"no se puede hacer nada"; pensar que el dinero condiciona si quiere dar fruto profundo y permanente de liberación
la eficacia profunda de la Misión. Esta actitud no sólo es para los pobres y de conversión para los ricos, debería
evangélica, sino que está corroborada por la experiencia hacerse siempre "desde los pobres". "Desde" no necesa-
pastoral, al menos en América Latina: muy a menudo las riamente como "lugar", sino como solidaridad y como
diócesis y las Iglesias más pobres son las más dinámicas, opción por la causa de la justicia, que en América Latina
las más misioneras, las de mayor credibilidad en el pueblo, es la causa de los pobres. Esto es lo que cualifica decisi-
las másfielesal Concilio y a la Conferencia de Medellín. vamente los "medios pobres", redime el uso del dinero en
Por otra parte, muchas obras apostólicas que en sus el apostolado y hace creíbles para ricos y pobres todo
comienzos fueron pastoralmente eficaces buscando una discurso que sobre la riqueza pronuncie la Iglesia.
fidelidad a los criterios del Evangelio en cuanto a los
medios pobres, decaen y aun se corrompen en cuanto a sus
objetivos originales, al enriquecerse y desarrollarse mate-
rialmente sus modelos de acción.

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Seguir a Jesús
contemplativo

"¡Si tú conocieras el don de Dios! Si


tú supieras quién es el que te pide de beber, tú
misma me pedirías a mí. Y yo te daría agua viva"...
"El que beba de esta agua volverá a tener sed; en
cambio, el que bebe el agua que yo le daré, no
volverá a tener sed. El agua que yo le daré se hará
en él manantial de agua que brotará para vida
eterna".
(Jn 4,10.14).
seguimiento: seguir a Jesús es seguirlo también en su
oración y contemplación, en la cual El expresaba su abso-
luta intimidad con el Padre y la entrega a su voluntad.
La oración es además inseparable del seguimiento por
los motivos que a éste lo inspiran; por su mística. Lo que le
da calidad a todo compromiso es la mística que lo anima, o
los motivos de ese compromiso. Si no hay motivaciones
profundas y una mística estable, el compromiso se seca.
El seguimiento de Jesús en su amor al hermano y al Esto es especialmente cierto en la espiritualidad cristiana,
pobre, hasta estar dispuesto a entregar nuestra vida, no es cuyas motivaciones no se extraen de la pura razón
el resultado de nuestro puro esfuerzo o de la decisión de humana, o de los análisis e ideologías, sino de las palabras
nuestra voluntad. Ser fieles a este seguimiento, no sólo de Jesús, acogidas en la fe. Nutrir, hacer una experiencia
por un tiempo o impulsados por la juventud o el entusias- personal de esas palabras en nuestra oración contempla-
mo, sino por toda la vida, va más allá de nuestras posibili- tiva, es nutrir nuestra mística, y hacer de nuestros motivos
dades. Pero "lo que es imposible para los hombres es para seguirlas una "fuente de agua viva".
posible para Dios". La mística de nuestro seguimiento es inseparable de la
El seguimiento de Jesús se nos revela así como un don experiencia de nuestra oración.
de Dios. El don que Cristo ofreció a la samaritana en el
pozo de Jacob, que se hace en nosotros como fuente de
agua inagotable, que hace que no volvamos a tener más
La oración cristiana
sed (Jn 4, 10.14); que nos hace nacer de nue-vo, en el El ponernos el problema de si la oración tiene aún
Espíritu (Jn 3, 5ss), y que nos transforma de egoístas en sentido en el mundo de hoy es inútil. En la teoría y en la
seguidores. Hablar del seguimiento de Cristo es hablar de práctica muchos cristianos dudan de la eficacia y signifi-
disponernos a recibir y a crecer en este don. Es hablar de la cación de su oración, en una cultura que se seculariza,
dimensión contemplativa de la vida cristiana, y del donde las estadísticas y la técnica prevén el futuro cercano
camino de nuestra oración. más y más, donde el hombre adquiere creciente responsa-
El don de Dios se nos comunica privilegiadamente en bilidad y dominio sobre la naturaleza y sus leyes. Más aún,
la oración, en la cual nos revestimos de Cristo, que nos en este contexto la oración puede aparecer una evasión,
transmite de su plenitud. La oración nos comunica la una alienación...
experiencia de Jesús. En fin, a muchos les parece que la oración refuerza un
dualismo (encuentro con Dios en la oración - Dios en el
servicio a los hombres) hoy día ya superado.
La oración como parte del seguimiento de Jesús En los principios de solución que aportamos en
Esta experiencia, contemplativa, es necesaria para seguida, suponemos que la formulación de la oración
mantenernos siempre fieles a las exigencias de su segui- cambia, aunque sea un valor permanente de nuestra vida
miento. Más aún, la oración es parte integral de este cristiana. Se puede formular en modo muy diferente,

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según las culturas y según la sensibilidad de una época. No su colaboración. Si estamos convencidos de todo esto, la
logramos integrar nuestra oración con nuestra vida, por- oración no es una práctica o un "ritualismo", sino más
que es diferente el modo como debemos formularnos hoy bien una respuesta a la vocación cristiana, una necesidad
la oración y la manera como nos formaron sobre la misma. del amor y una comprobación de que no hay verdadera
Esto ha producido crisis. No se sabe cómo integrarla amistad y colaboración con la Persona-Dios sin perma-
dentro de las exigencias sicológicas del momento actual. nente diálogo y comunicación con El.
El hombre por su misma naturaleza y por el dina-
La oración de Cristo y del cristiano mismo del germen bautismal, está llamado a encontrarse
con Dios no sólo por mediaciones (el prójimo, el trabajo,
Tenemos en primer lugar un hecho impresionante: los acontecimientos, etc.). Puede y debe encontrarlo tal
que Cristo, perfecto hombre y Cabeza de la humanidad, cual es. Contemplar a Dios, la Verdad y el Bien, tal como
oró. Oró e hizo de la oración uno de los centros de su vida. es. Este es un valor al cual el hombre no puede renunciar.
Y Jesús —el mismo ayer, hoy y siempre— continúa hoy su
vida de oración junto al Padre "siempre vivo interce-
diendo por nosotros" (Hb 7, 25). Esta oración fue y es Vocación contemplativa del hombre
salvadora para los hombres, y actúa e influye en aquellos
que ni la técnica ni el hombre pueden alcanzar: el pecado, Hay entonces, históricamente en el hombre, una
la libertad, la fe, el amor y la redención. Por nuestra vocación nata a contemplar a Dios cara a cara (vocación
oración nos incorporamos a esta oración de Cristo y contemplativa). Si no lo logra, será un ser no realizado.
entramos muy realmente a colaborar con El en la salva- Difícilmente podrá luego encontrar a Cristo en los demás.
ción profunda de los hombres y de la historia. Dios quiere Y la oración esencialmente es la respuesta a esta vocación
que colaboremos con El y en esta perspectiva la oración del hombre, es la única actividad que nos une a Dios "cara
—tanto como la acción apostólica— nos hace entrar de a cara", sin mediaciones, a no ser la oscuridad de la fe.' El
lleno en la misión de Cristo más allá de los sentidos y del tipo de encuentro con Dios en la oración es de otro nivel y
poder del hombre. calidad que los otros encuentros (prójimo, etc.) y no
podemos renunciar a él sin cercenar nuestra realización y
destino. Por lo mismo, la oración se constituye en la
Dios como ser personal garantía de que realmente hallamos a Cristo en el prójimo y
en la historia, y de que no nos quedamos en buenos deseos.
Por otra parte, para dar todo el sentido a la oración
cristiana es necesario estar convencidos de que nuestro
Dios es un Dios personal, una Persona que oye, que se co- La capacidad del seguimiento de Cristo viene de Dios
munica, con la cual podemos relacionarnos y entrar en inti-
midad como con cualquier persona. El Dios que se nos La capacidad para encontrar a Cristo en los demás no
revela en Jesucristo no es una causa primera o un abstracto proviene de nuestro esfuerzo sicológico, sino de una gra-
filosófico. Es una persona real, con inteligencia y volun- cia que emerge de nuestra conciencia, fruto de la fe
tad, que ha decidido entrar en nuestra historia, llevarnos a nutrida por la oración, que nos da la experiencia de Cristo
la participación de su vida, escucharnos e introducirnos a en su fuente.

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La oración cristiana entonces está en otro nivel que el
de las estadísticas, la sicología o el avance técnico. No nuestra posibilidad de transformar esa libertad en colabo-
entra en competencia con éstos, ni tampoco está en peligro ración con Dios, para salvar, convertir, hacer llegar la paz,
por el progreso del hombre. Como igualmente Dios y la llegar a las decisiones que preparen la justicia y la
libertad o el progreso no se excluyen. Eso sí, con tal que la fraternidad.
oración sea auténtica, es decir, expresión de un amor Por todo lo dicho vemos que la oración no está en el
personal a Dios y a los demás. Al fin de nuestros días nivel de lo empírico, no es una necesidad sicológica o
seremos juzgados por nuestro amor (no tanto por la ora- sentimental. Es una convicción de la fe. Esto mismo
ción...), pero la oración precisamente es una prueba privi- implica las dificultades que encontramos para orar o para
legiada de nuestro amor a Dios, y nos lleva igualmente al creer verdaderamente en la oración. Sus efectos, sociales,
amor de los demás, ineludiblemente, si es auténtica. La apostólicos o sicológicos, no se comprueban inmediata-
disyuntiva "o la oración o el servicio de los otros" es falsa, mente. Se realizan a largo plazo, profundamente, envuel-
supone una "oración" que no es cristiana, alienada, sin tos en las decisiones de la libertad humana, y en la marcha
de la historia. Pues Dios ha querido asociarnos a su
referencia al mundo y a nuestros hermanos. La oración no Providencia para que colaboremos en el quehacer de la
es un refugio en Dios que nos aleja de nuestro compromiso historia no sólo actuando sino también orando.
con el hombre; es impulso progresivo que nos revela que a
esa Persona que encontramos en la oración debemos De ahí la necesidad de basar nuestra oración en firmes
igualmente encontrarla en los demás. convicciones, enraizadas en la fe cristiana. De otro modo,
si nuestra adhesión a ella es sólo sicológica o sensible,
fácilmente abandonamos su práctica por cualquier activi-
dad o cosa más o menos importante. Habitualmente el
La oración es una convicción de fe problema de la "falta de tiempo" para orar está ligado a
esto.
¿Y la oración de petición? ¿Tiene sentido cuando el
hombre domina las leyes de la naturaleza? Ya dijimos que
la oración cristiana nos hace participar de la oración de un Ciertos bienes
Cristo que pide incesantemente por la conversión y el sób bs obtiene la oracwn
desarrollo del hombre. Y esta oración es lo único que
puede influir en lo que el hombre tiene de trascendente Por último, y ahora desde el punto de vista de la vida, y
sobre cualquier ley o progreso: su libertad. Oramos y de la vida cristiana y del apostolado, sabemos que hay
pedimos porque sabemos que sólo Dios puede cambiar ciertas exigencias evangélicas, sobre todo en el orden de la
una libertad sin anularla, y que en definitiva de la libertad caridad heroica, de la generosidad y de la cruz, de la
fidelidad a nuestra misión más allá de toda decepción,
del hombre dependen las grandes decisiones personales e ante las cuales necesitamos gracias "sobrehumanas", una
históricas. En el apostolado, en concreto, la oración va presencia muy especial de Cristo. Ahora bien, hay gracias
más allá de los límites de la acción. La misma experiencia y hay experiencias de Cristo en nuestra vida que Dios no
nos demuestra que todo nuestro celo y organización se nos da sino en la oración. Es ahí, en un encuentro con
enfrentan al fin con una realidad que no podemos cam- Jesús-Persona cada día renovado, donde desarrollamos la
biar: la libertad humana. Y ahí es donde la fe nos revela
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connaturalidad con Dios para ver las cosas, para juzgar, también es característico del cristianismo. Si hubiera que
para reaccionar y amar según el Evangelio. La falta de hacer una distinción fenomenológica entre la oración de
oración necesaria en nuestra vida, si es culpable y habi- un budista y la de un cristiano, habría que hacer esta
tual, nos conduce a una especie de anemia espiritual y distinción en el nivel de la historia y la Encarnación: el
apostólica, con la consiguiente impotencia de ser fieles a diálogo del cristiano con su Dios forma parte de una
todas las exigencias del Evangelio. Historia personal y colectiva, localizable en el tiempo y
relacionada con experiencias y acontecimientos.
Por esto, la oración cristiana se caracteriza por tener
La oración como respuesta del hombre
una antropología. Toma en cuenta al hombre concreto,
al Dios que le habla histórico, encarnado, con un cuerpo, con una existencia y
un ser sensible a palabras y a signos. Este elemento antro-
Otra característica de la oración cristiana estriba en
pológico de la oración cristiana ha sido a menudo olvi-
que es una respuesta a la iniciativa de Dios, de Dios que
dado por los pastores, no solamente en la oración litúrgica
habla. No es el hombre el que toma la iniciativa en la
sino también en la oración privada. Para que la oración
oración, es Dios quien le ha hablado primero, que lo ha
abarque la plenitud de una persona que se relaciona con su
llamado en el curso de su vida, llamado al cual responde el
Dios, no podemos menospreciar las posturas, las actitudes
hombre con su actitud de oración. El cristianismo no es
corporales; la inteligibilidad y el valor afectivo de los
una religión como las demás, en que el hombre busca a
signos religiosos, de las expresiones vocales, de los textos
Dios y satisface en su vida religiosa su necesidad natural
que nutrirán la oración... Esto, que es esencial a la liturgia,
de relacionarse con su Creador; el cristianismo es ante
no debe ser tampoco descuidado en la educación de la
todo la religión de un Dios que busca al hombre, que ha
oración personal.
tomado la iniciativa para amarlo, salvarlo y formar con El
una unidad en la caridad. Por eso el problema de nuestra oración está ligado a
nuestro modo de vivir. Hay estilos de vida, sin ningún
La liturgia, maestra de la oración, se encarga de signi- control ni disciplina personal, sicológicamente incompa-
ficar este misterio de llamada y de respuesta a través de su tibles con actividades que nos exigen el ejercicio de la fe,
estructura misma: en la liturgia habitualmente la oración, como la oración. Si ello no existe no tendremos la libertad
(cantos, silencios, oraciones comunes, etc.) sucede a la necesaria para un encuentro con Dios auténticamente
proclamación de la palabra, es una respuesta del hombre contemplativo.
que acaba de escuchar en primer lugar la Palabra de Dios Hace falta la disciplina de vida, es indispensable tener
que le ha hablado. Esta estructura de la liturgia revela todo
un mínimo de autocontrol para ser fieles a la oración y a
el profundo sentido de la oración cristiana.
sus leyes humanas.

Antropología de la oración cristiana El método ayuda a la oración


Esta oración, que ha de ser una respuesta de Dios en Otro elemento importante en esta antropología es el
Cristo, adquiere un carácter histórico y encarnado que método. Desde el siglo XVI se insistió mucho en los méto-
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en la política, en el hermano, y más plenamente a través de
dos para orar. Aquí no nos referimos a la rigidez de esos la oración.
métodos tradicionales, sino a la manera personal de ayu- En el futuro no se podrá ser cristiano sin ser un con-
dar a nuestras facultades para concentrarnos en Dios. Esto templativo, y no se puede ser contemplativo sin tener una
no hay que descuidarlo, si no se quieren multiplicar inne- experiencia de Cristo y su Reino en la historia. En este
cesariamente las dificultades prácticas, y las distracciones sentido, la contemplación cristiana garantizará la super-
en la oración. vivencia de la fe en el mundo secularizado o politizado del
Nuestras distracciones no nos deben afectar. Lo que futuro.
importa es la eficacia del trabajo que el Espíritu Santo
hace en nosotros. Las distracciones tienen que ver con
nuestra parte afectiva, y durante las mismas aflora todo
aquello que nos ayuda a conocernos mejor. Afloran en
esos momentos las motivaciones profundas de nuestro
subconsciente, las personas y asuntos que nos preocupan.
Todo eso hemos de entregar también al Señor; forma parte
de la sinceridad de nuestra oración.

El sentido eclesial de la oración


Y en fin, toda oración cristiana tiene un sentido ecle-
sial. Es decir, nunca el cristiano ora verdaderamente solo,
aun en sus momentos de oración más privada. Siempre ora
como parte de un todo que es la Iglesia, siempre es solida-
rio con sus hermanos, siempre reza en cierta manera "con
la Iglesia".

Reflexiones finales
Por último, debemos decir que las reflexiones que
hemos hecho sobre la naturaleza de la oración nos llevan a
redefinir al auténtico contemplativo cristiano.
La contemplación no es lo que teníamos como ima-
gen tradicional. No es la fidelidad a prácticas de oración.
Las prácticas son sólo un medio, no constituyen la con-
templación de la fe.
El contemplativo hoy es aquél que tiene una expe-
riencia de Dios, que es capaz de encontrarlo en la historia,
70 71
Seguir a Jesús fiel
hasta la cruz

"T
JL/legó Jesús con ellos a una propie-
dad llamada Getsemaní. Dijo a sus discípulos:
"Siéntense aquí mientras yo voy más allá a orar"... Y
comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo:
"Siento una tristeza de muerte"... Y tirándose en el
suelo hasta tocar ¡a tierra con su cara, hizo esta
oración: "Padre, si es posible, aleja de mí esta copa.
Sin embargo, que se cumpla no lo que yo quiero,
sino lo que quieres Tú".
(Mt 26, 36-37.39).
El sentido liberador de ¡a Cruz
Pero la cruz tiene una significación particular para los
sufrientes, los oprimidos y fatalmente resignados. Para
ellos, el mensaje de la crucifixión consiste en que Jesús nos
enseña a sufrir y a morir de una manera diferente, no a la
manera del abatimiento, sino en la fidelidad a una causa
Jesús, el hombre de la Fidelidad llena de esperanza. "El que no carga con su cruz y me
sigue, no puede ser mi discípulo" (Le 14, 27), ha dicho
La espiritualidad cristiana encuentra en Jesús no sólo Jesús. No basta cargar la cruz; la novedad cristiana es
un modelo de seguimiento, sino también un camino de cargarla como Cristo (seguirlo). "Cargar la cruz" no es
fidelidad a este seguimiento. Jesús fue fiel. Absolutamente entonces una aceptación estoica, sino la actitud del que
fiel a la misión que el Padre le había entregado; libremente lleva hasta el extremo el compromiso. "Nadie tiene mayor
fiel (Jn 10, 18); era "todo amor y fidelidad" (Jn 1, 14). amor que el que da la vida por los amigos"... "Jesús,
Seguir a Jesús en su fidelidad al Padre es la cúspide del habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo" (S.
cristianismo. Juan).
La fidelidad de Jesús se desenvolvió en medio de una Esa es la nueva manera de cargar la cruz que Cristo
historia, de circunstancias concretas, en una sociedad y ante nos enseña con su muerte: transformarla en un signo y
hombres como los de hoy, marcados por la mentira y el fuente de amor y entrega, en vista de una liberación siem-
pecado. Por eso la fidelidad de Jesús es conflictiva y pre incompleta, pero asegurada por la Promesa.
dolorosa: tuvo que llevar el peso del pecado y la fuerza del La absoluta novedad del trágico destino histórico de
mal que se le oponían. Esta oposición fue tan tremenda, Jesús es la promesa que encierra, promesa que encontrará
que lo llevó al fracaso aparente en su vida pública y lo pre- toda su densidad en su resurrección y exaltación junto al
cipitó en el martirio de la cruz. La cruz es la prueba de la Padre. Porque si la Cruz es la frustración aparente de una
fuerza, siempre imperante, del mal, del pecado, de la promesa, la suprema abyección de Jesús y el fracaso de su
injusticia en el mundo. Es también la prueba suprema de la misión, paradójicamente es al mismo tiempo, el momento
fidelidad de Jesús. Su cruz —y la nuestra— no tienen de arranque de su triunfo.
sentido sino al interior de la fidelidad a una misión. Por eso Los oprimidos y los sufrientes, de todas las categorías
hemos dicho que no existe propiamente una "espirituali- humanas y sociales, tenderán a proyectar en el crucificado
dad de la Cruz", sino una espiritualidad de la fidelidad y del su propia frustración. La cruz sería el fracaso de la causa
seguimiento. de los justos, de los oprimidos y de los que luchan por la
justicia; el fracaso de las bienaventuranzas; la cruz de
Esto nos lleva a entender la cruz cristiana a partir del Jesús es la de los abandonados; parece que los "pequeños"
seguimiento de Jesús y de su causa. Crucificado, Jesús y débiles no pueden triunfar.
enseñó a sus discípulos y a todas las generaciones una Pero si el martirio de Cristo es precisamente el
nueva manera de sufrir y de morir, al interior de una momento en que el Padre asume su causa, dándole para
fidelidad a una Causa. siempre la plena libertad de su exaltación, y poniendo
74
75
entre sus manos la libertad de todos los hombres, entonces La experiencia de la fidelidad de Jesús
el fracaso de los abandonados de este mundo es sólo
aparente.
En la cruz de Cristo, el Padre asume y reconcilia a los La fidelidad de Jesús es el camino de nuestra propia
que sufren el abandono y la desesperación como forma fidelidad. La fidelidad de Jesús se dio en el tejido histórico
suprema de la impotencia y de la opresión. Les concede el de la experiencia humana de su entrega a la causa del
don de sufrir no como vencidos, sino como actores com- Padre. Seguir a Jesús no es repetir las formas históricas de
prometidos con una causa, que es la misma causa de su fidelidad (absolutamente irrepetibles), sino redimir la
Cristo. La identificación de los oprimidos con la cruz no es experiencia de nuestra propia fidelidad, y en la experien-
su identificación con el abatimiento de Cristo, sino con su cia profética del Hijo de Dios encontramos la inspiración
energía resucitante, que les llama a una tarea. No se trata para nuestro profetismo: ser fieles a la causa del Padre en
de "superar la cruz", sino de hacer de la misma cruz el tejido de nuestra historia. Para eso nos puede ayudar la
energía para llevar a cabo las tareas que imponen la propia contemplación del itinerario profético del Señor.
liberación y la de los demás.
Si el mensaje de la cruz es que podemos sufrir y aun Popularidad de Jesús
morir de una manera nueva, es a causa de esta esperanza
que nos comunica, pues si hemos sido llevados a la crucifi- En los comienzos de su misión, Jesús conoció momen-
xión, tenemos, en el Dios crucificado, la promesa cierta de tos de prestigio popular, de influencia social, aun de poder.
que la energía de la Resurrección no dejará definitiva- Al comenzar su actividad "anunciando la Buena Nueva a
mente frustrada la tarea de los que sufren y mueren a los pobres, a los cautivos la libertad, a los ciegos la luz, a
causa de la justicia. los oprimidos la liberación y a todos la reconciliación" (Le
La cruz es el signo de que la causa de los justos y 4, 18), Jesús responde a las expectativas mesiánicas del
oprimidos, aparentemente fracasada, es ya aceptada por pueblo. Quiere manifestar con signos su poder liberador, y
el Padre, y que por lo tanto ellos ya no están abandonados, se entrega a sanar a los enfermos, los leprosos, los ator-
sino que deben entregarse con más fuerza y hacer reinar la mentados. Multiplica los panes, suministra vino en las
justicia, tras las huellas de un Cristo crucificado pero fiestas. El pueblo lo busca, lo acosa; les basta con tocar su
nunca decisivamente abatido. vestido para recuperar la salud (Me 3, 10). No le queda
tiempo para comer (Me 6,31) y para poder orar tiene que
En Jesús la cruz es su misma misión de liberación de
huir en las noches a lugares solitarios (Le 4,42; Jn 6, 15).
los hombres hecha tragedia a causa del pecado de estos
mismos hombres, pero habitada con la energía de recrear Es la época de sus grandes discursos a las multitudes.
una vez más esta misión de una manera transfigurada. La Para hacerse oír tiene que subir a los cerros (Mt 5,1) o a las
cruz de los oprimidos, de los sufrientes y abandonados, se barcas (Le 5, 3).
da al interior mismo de su propia situación injusta, y en el
proceso consiguiente de su liberación, hecho fracaso apa- Lo siguen por decenas de miles (Mt 14,21). Su visibi-
rente por el egoísmo y el pecado, pero con la fuerza de lidad y prestigio alcanza su más alto grado; Jesús parece
prolongarse hacia adelante de una manera siempre nueva. responder, como el mayor de los profetas, a las aspiracio-

76 77
nes populares... aunque "El no se fiaba de la gente, porque blemente con su nueva experiencia. Habla menos de las
sabía lo que hay en el hombre" (Jn 2, 25). expectativas mesiánicas y del poder del Reino, y más de su
En este punto, quieren hacerlo rey (Jn 6,15). Para El seguimiento y de la cruz que éste comporta. Anuncia su
este momento es el retorno de la tentación del desierto, ya pasión, las persecuciones y su muerte que presiente
que el demonio se había alejado "para volver en el cercana.
momento oportuno" (Le 4, 13). La tentación que vuelve Para el Hijo de Dios, esto no es sólo una "estrategia
una y otra vez durante la actividad de Jesús consiste pastoral". Es el fruto de las experiencias del "empobreci-
básicamente en institucionalizar su prestigio terrenal a miento", del rechazo, de la persecución, que han acumu-
costa del modelo de fidelidad encomendado por el Padre. lado en el camino de su vida no sólo por la crisis provocada
Jesús la rechaza (Jn 6,15) y al advertir la ambigüedad de en el pueblo por las exigencias de su seguimiento sino por
la imagen que proyectaba su ministerio en el pueblo, su conflicto, ya manifiesto, con los poderes. "No quería
decide deshacer el equívoco radicalizando las exigencias volver a Judea porque los judíos estaban decididos a aca-
de su seguimiento, consciente de la crisis que esto signifi- bar con él" (Jn 7, 1).
caría para el pueblo y para su misión. "Ustedes no me
buscan por los signos que han visto sino por el pan que
comieron hasta saciarse. Afánense no por la comida de un Autoexilio de Jesús
día, sino por otra comida que permanece y da vida eterna:
es la que les dará el Hijo del Hombre" (Jn 6, 26ss). Y les Jesús "se autoexilia", pues aún no había llegado su
habla de la fe. Fe en su Palabra, y en su Cuerpo como hora. Pero su suerte estaba echada. Desde el primer
alimento, como condiciones para poder seguirlo y para momento de su ministerio en que fiel a la voluntad del
llegar a la verdadera vida y a la verdadera liberación. Padre había anunciado al verdadero Dios, y había puesto
en cuestión el poder imperial y la teocracia religiosa judía,
Jesús es subversivo para un poder que se cree endiosado, y
blasfemo para una clase religiosa que propone un dios de
El empobrecimiento de Jesús
la ley y la observancia.
El pueblo no está preparado para esto. Sus expectati- El conflicto que ha creado Jesús es religioso, funda-
vas eran otras: hay una masiva decepción. Jesús es criti- mentalmente, aunque hay siempre latente una tensión con
cado abiertamente (Jn 6, 41), y se hace controversial y el poder civil (La masacre de Herodes, en su infancia, que
conflictivo (Jn 6,52). Aun entre sus más cercanos algunos lo obliga al exilio en Egipto; la situación creada por la
se alejan (Jn 6, 66-70). Y para Jesús, rodeado ahora de ejecución de Juan Bautista, etc. Esta tensión estallará en el
unos pocos, ha comenzado una nueva etapa. La etapa del curso de su última estada en Jerusalén). Sus perseguidores
"empobrecimiento". Es discutido, incomprendido y ha son principalmente los jefes de los sacerdotes y los maes-
perdido algo que a primera vista parecía necesario para su tros de la ley. Esta teocracia religiosa, primero procura
acción: la popularidad. Con esto comienza la experiencia desprestigiarlo; más tarde deciden entregarlo a los
más decisiva de su vida, la verdadera pobreza del "Siervo "extranjeros", al poder romano, como única forma de
de Yavé". Ya casi no hace milagros, y por mucho tiempo eliminarlo (Me 10, 33). Desde entonces Jesús es un pró-
se margina de las multitudes. Su discurso cambia nota- fugo en su propia patria.

78 79
Incomprendido por muchos, rechazado y perseguido al extremo, y su resurrección es la prueba de que no fue
por la clase dirigente, esta experiencia es la que prepara a vana: desde entonces, los que lo siguen hasta el sacrificio
Jesús para la cruz. Son las señales con que el Padre le de la cruz pueden transformar esa experiencia en fuente
indica que su hora ha llegado. Jesús vuelve entonces deci- de liberación y santidad.
didamente a Jerusalén, a la confrontación final. También
los apóstoles presienten el desenlace (Jn 11, 16) y tienen
miedo (Me 10, 32).

Jesús es fiel hasta el final

En este momento, sin embargo, el pueblo se muestra


solidario con El. Aunque no siempre capaces de ir en su
seguimiento, reconocían en El al Santo de Dios, que había
predicado un Reino de fraternidad y de justicia, donde "los
últimos serían los primeros" y los más abandonados eran
los privilegiados. Sabían que esa era la causa de su rechazo
y persecución por parte de la ocasional alianza de las
clases dirigentes religiosas y políticas. De ahí que a su lle-
gada a Jerusalén una gran multitud lo aclama y lo sigue, y
la ciudad se alborota (Mt 21, 8ss). Y los dirigentes temen
al pueblo (Me 12,12). Para poder desprestigiarlo y conde-
narlo definitivamente ante las gentes, deciden acusarlo
ante Pilato por motivos políticos.
La solidaridad del pueblo en torno a El revive en Jesús
la tentación del desierto: la posibilidad de un mesianismo
apoyado en el poder y no en la profecía. La tentación se
presenta más fuerte y dramática que nunca. Agobiado por
ella, Jesús, en su última noche, se aparta al huerto de los
Olivos a orar al Padre y renovar su fidelidad a su voluntad.
Al mismo tiempo, la experiencia angustiante de la persis-
tencia del mal y de la fuerza del pecado, que en ese
momento parecían haber triunfado, alcanza toda su inten-
sidad. La crisis es tan grave, que El Hijo de Dios entra en
agonía y transpira sangre (Le 22, 39-46).
Después de esto, la experiencia crucial de la muerte en
el abandono de la cruz. La fidelidad de Jesús ha llegado
SI
80
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El radicalismo
del seguimiento de Cristo

A e seguiré, Señor, pero permíteme


que me despida de los míos". Jesús le contestó:
"Todo el que pone la mano al arado y mira para
atrás, no sirve para el Reino de Dios".
(Le 9, 61).
éticas y religiosas desde su raíz, estableciendo su Evange-
lio como el único absoluto. Así fue percibido por la clase
gobernante y sacerdotal, y también por sus discípulos.
Para muchos de sus parientes, esto era un síntoma de
locura (Me 3, 21). Su radicalismo le costó la vida.
Jesús fue radical en sus exigencias. Para El, el cris-
tiano debe ser sal, y si la sal pierde su capacidad de dar
La palabra "radical" es una palabra sospechosa. Y sabor a otros, ya no sirve para nada (Mt 5, 13). El com-
hoy más aún, por sus connotaciones políticas. Un radical promiso cristiano debe ser como una luz capaz de ilumi-
es un extremista. Un insensato, un imprudente. Lo contra- nar el mundo (Mt 5, 17-20).
rio del equilibrado.
No así en la espiritualidad cristiana. En la línea del
seguimiento de Cristo, el cristiano debe ser radical y, en Jesús exige un seguimiento radical
cambio, un cierto "equilibrio" puede ser ambiguo.
En el lenguaje evangélico, radical es el que va a la La opción por Cristo debe ser radical. Ocupa el pri-
raíz, el que asume la enseñanza de Jesús con todas sus mer lugar, por sobre los padres, los hijos, y la propia vida
consecuencias. (Mt 10, 37-39). Cualquier bien, cualquier valor ha de ser
En este sentido es condición ineludible del segui- sacrificado cuando se hace incompatible con el radica-
miento de Cristo, y el "equilibrio" puramente humano lismo de esta opción (Mt 18,8), a semejanza del que vende
puede llevar fácilmente a la mediocridad y a la tibieza. El todo lo que tiene para adquirir una perla preciosa o un
verdadero equilibrio evangélico implica el radicalismo de tesoro escondido (Mt 13, 44-46). Cristo quiere estable-
la entrega a Cristo, y por eso no puede identificarse con la cerse como el único compromiso absoluto del hombre,
"sensatez" y "prudencia" de los sabios y bienpensantes, eliminando el falso equilibrio del "servicio a dos señores"
según las puras categorías del actuar profano. La Palabra (Mt6, 24; Le 12,21.34).
de Jesús rechaza este tipo de equilibrio y lo somete al Jesús exige un seguimiento llevado hasta las últimas
radicalismo cristiano. consecuencias. La puerta que lleva a su Reino no es ancha
Ap 2, 3 reprocha el falso equilibrio de aquél que, ni "equilibrada", sino estrecha (Mt 7, 13). Los que le
bajo un actuar exterior honesto, ha perdido el radicalismo siguen deben estar dispuestos a no tener dónde reclinar su
del amor y Ap 3, 15 ss denuncia la tibieza que se esconde cabeza, deben romper con los compromisos mundanos, y
bajo el falso equilibrio de la acomodación ("Ojalá fueras una vez en marcha no deben siquiera mirar atrás (Le 9,
frío o caliente..."). 57-62). Toda ganancia temporal no aprovecha de nada si
nos separa de El (Mt 26, 25-26).
Jesús no oculta la violencia que hay que hacerse a sí
Jesús fue un hombre radical mismo para seguirlo (Mt 11, 12), por un camino marcado
necesariamente por la cruz (Mt 16, 21-24 a Mt 17, 15).
En términos cristianos, Jesús fue un radical. Replan- Las exigencias de Cristo llegan hasta pedir a los hombres
teó la conversión a Dios, el cambio de vida y las actitudes "que nazcan de nuevo" (Jn 3, 3), que se "hagan como
84 85
humanas. Para El no somos diferentes a los "paganos",
niños" (Mt 18,4) y que "ocupen el último lugar" (Mt 20,
que siguen esa ética de relaciones, si no llegamos a perdo-
26), después de haber "perdido y triturado su vida como el
nar las ofensas "setenta veces siete" (Mt 5, 22), si no
grano de trigo" (Jn 12, 24-26).
aprendemos a no juzgar (Mt 7,1) y a amar y perdonar a los
enemigos y a los que nos perjudican (Mt 5, 37-48; Mt 6,
El radicalismo cristiano crea conflictos 14). El radicalismo del amor cristiano no tiene límite (Jn
13,34;Mcl2,33;Jnl5,13),exigelagratuidad(Lcl4,12;
El radicalismo cristiano, sin buscarlo, puede llevar a Le 17, 10), lleva a amar a todos sin discriminación de
conflictos y tensiones, fruto de la reacción que causa una ningún género (Le 10, 25ss); más aún, exige optar por los
fidelidad absoluta al Evangelio. A causa de Cristo, el débiles y "pequeños" (Mt 25, 40).
cristiano será objeto de odio (Mt 10,22-25; Mt 18, 21; Jn La fe que Jesús exige a su Persona y a su Palabra es
15, 19-25; Jn 16, 1), y de división (Mt 10, 34-35). Jesús radical. No es la de los "sabios y prudentes" (Mt 11, 25).
mismo fue objeto de odio y división, signo de contradic- Debe hacernos capaces de empresas sobrehumanas (Mt
ción (Le 2, 34; Jn 7, 12-13) y frente a El es imposible 14, 25ss). Bastaría "un grano de esta fe para trasladar las
mantener la falsa prudencia de la indefinición, pues se está montañas" (Mt 17, 20; Mt 21, 21).
con El o contra El (Le 11,23). "He venido a provocar una Por eso el Evangelio exige una confianza absoluta en
crisis en el mundo: los que no ven verán, y los que ven van a la oración, como expresión del radicalismo de la fe (Mt 7,
quedar ciegos" (Jn 9, 39). "Felices así los que al encon- 7-11; Me 9, 23-29; Le ll,5ss;Jn 15,16).
trarme no se alejan desconcertados" (Mt 11,6). Jesús se aparta igualmente del "equilibrio humano" al
plantearnos la actitud cristiana ante los bienes, la riqueza,
el prestigio y el porvenir temporal. Su idea de la pobreza es
Los radicalismos que pide Jesús radical: "no se puede ser discípulo si no se renuncia a todo
lo que se tiene" (Le 14,33). Nos ordena buscar los valores
La crisis radical del Evangelio de Jesús está conden- del Reino por sobre todo, condicionando a ello todo lo
sada en su ideal de felicidad, opuesto a la falsa dicha, demás (Mt 6, 33; Mt 6, 25-34). Igualmente radical es su
según las bienaventuranzas de San Lucas (Le 6, 20-26). crítica a la riqueza (Mt 19,23), a las formas confortables
En contraste con las categorías de la sensatez del equili- de la vida apostólica (Mt 10,10). Las circunstancias de su
brio mundano, los ricos, los satisfechos y los "bien consi- nacimiento en Belén (Le 2,7-8), y su identificación con el
derados" son descalificados por Jesús. En cambio, los que insignificante y discutido pueblo de Nazaret (Me ó, 2-3; Jn
para El están en la línea del equilibrio evangélico son los 1, 46; Jn 7, 15) son, en esta misma línea, opciones que
pobres, los hambrientos, los sufrientes, los expulsados, los cuestionan muchos criterios actuales.
insultados, y mal considerados a causa de su opción cris-
tiana (Le 6, 23). De cara a la verdad, Jesús es igualmente absoluto (Mt
5,37). Su fidelidad a esta verdad lo llevó al enfrentamiento
Igual falta de "mesura" muestra Jesús de cara a cier- final con el poder establecido, y a la muerte. (Mt 26,64; Mt
tas exigencias específicamente evangélicas. El amor fra- 27,11; Le 22,67 ss; Jn 18,73 ss). En su entrega a la causa
terno que El reclama no es solamente la actitud "sensata" de la verdad, Jesús será radical en su crítica a la hipocresía,
a la exterioridad (Me 7,3-13) y a toda forma de fariseísmo
y "honesta" de los buenos sentimientos y relaciones
86 87
Mt23, 1 ss; Me 2, 27; Mt 9, 14; 11, 16; 12, 1 ss; 15,7-11; anunciado por la vida de un hombre, en todo su
17-24). radicalismo.
En sus criterios de verdad, el Evangelio se aparta Esta identificación del santo con el Evangelio exige
nuevamente de los criterios del "equilibrio mundano". Los de aquél ir a la raíz del cristianismo, llevándolo a la
que aparecen últimos serán primeros, y los primeros para imitación del Jesús histórico tal cual nos es comunicado
el mundo, los últimos (Mt 19, 30; Mt 20, 12-15). Así, las por la fe de la Iglesia y a la fidelidad a su enseñanza
prostitutas precederán en el Reino de los Cielos a muchos evangélica "sin glosas". Así, la Iglesia tiene dos maneras
"bienpensantes" (Mt 21, 31), la fe de los pecadores vale de identificar el auténtico cristianismo: mediante las pro-
más que la religión puramente exterior (Le 7, 36 ss), el posiciones doctrinales garantiza la verdad revelada (orto-
óbolo de una pobre viuda tiene más valor que las dádivas doxia); proponiendo a los santos garantiza la verdad de la
de los opulentos (Me 12,41 -44) y la penitencia del publi- práctica cristiana (ortopraxis). La vida de los santos
carlo pecador justifica más que la suficiencia del fariseo encarna aquello que el magisterio propone como verda-
practicante (Le 18, 9). En esta criteriología evangélica, dero cristianismo.
incluso la contemplación aparentemente inútil de María El santo es un testigo radical y la Iglesia lo entiende de
vale más que la productividad de Marta (Le 10, 38). esta manera cuando exige, para identificar auténtica-
El radicalismo del Evangelio tiene su mejor encarna- mente a un cristiano como santo, la práctica de las exigen-
ción en la actitud de Jesús al entregar su vida por los demás cias del Evangelio "en grado heroico". El grado heroico
(Jn 10, 15-18; Jn 13, 1). La Cruz queda así como signo radicaliza el compromiso cristiano, arrancándolo de la
indiscutible del compromiso radical, de la fidelidad abso- tentación de "un justo medio" o equilibrio puramente
luta al Padre (Le 2,49), de la caridad llevada al extremo humano, que "mira la heroicidad cristiana" como "extre-
(Jn 13,1), de la búsqueda del último lugar (Mt 3,14;Jn 13, mismos", "exageraciones" o "radicalismos" (cayendo
4 ss). De la renuncia al poder y a la violencia (Mt 26, 51; una vez más en la ambigüedad de transferir categorías
Mt 27, 12; Mt 27,40-44; Mt 4,1 ss; Me 14,61; Me 15,5). sociopolíticas al compromiso cristiano.
La Iglesia, que en su modo de proceder cuando se
trata de cuestiones marginales a su misión esencial puede
El santo como radical aparecer "moderada" y "políticamente equilibrada"
La naturaleza radical del seguimiento de Cristo se (manejo de cuestiones de gobierno, tomas de posición
muestra igualmente por el testimonio de aquellos que más temporales, etc.), a la hora de identificar la autenticidad
auténticamente se han identificado con el ideal evangé- cristiana es radical. No la identifica como ninguna de las
lico: los santos. Para el cristianismo, el santo es la encar- formas de "equilibrio mundano" de sus representantes. La
nación del ideal proclamado y raramente vivido. Dentro identifica con el heroísmo radical de los santos.
de la naturaleza simbólica y profundamente humana del
catolicismo, el santo es el símbolo del ideal evangélico El radicalismo de la vida consagrada
visualizado y puesto al alcance de todos en un cierto
momento y ante ciertos desafíos históricos. El santo es el El compromiso cristiano que suscita la Iglesia tiene
comentario vivo del Evangelio escrito. El Evangelio también otra forma de revelar su radical dinamismo: en la

88 89
manera de entender y realizar la vida consagrada. La vida
consagrada, como modalidad profética de vivir el cristia- sagrada. Implican una crítica santa a la forma de sociedad
nismo a partir de ciertos valores radicalmente asumidos, y de Iglesia en que ellos viven. Si, por ejemplo, tomamos a
es presentada por la misma Iglesia como testimonio privi- san Francisco y su movimiento religioso como caso típico,
legiado de vida evangélica. Por eso, sus características y no se puede negar que el estilo radical de vida franciscana
significación profética las podemos considerar como implicaba un profundo cuestionamiento a la Iglesia tem-
auténticamente representativas del seguimiento de Cristo. poralizada y clerical de su época, y al estilo de vida de los
señores feudales y de los nacientes burgueses cristianos.
No se trata aquí de agotar el profetismo o el contenido
de testimonio eclesial de la vida consagrada. Para el caso
que nos ocupa, queremos llamar la atención sobre un El radicalismo religioso frente
aspecto característico: su impacto crítico como testimonio a la mediocridad de los "instalados"
del radicalismo cristiano.
Esta característica radical de todo movimiento reli-
La vida consagrada es una crítica gioso en su origen, tiende luego a perderse. La vida consa-
radical a la Iglesia grada se va haciendo "establecida", se asimila a las for-
mas eclesiásticas "convencionales" y sobre todo a los
Creemos que es propio de la vida consagrada el ser un estilos imperantes de la vida social, sin cuestionarlos. En
cuestionamiento y eventualmente una santa protesta ese caso estamos en plena decadencia. Ese movimiento
sobre la Iglesia y la sociedad. Sobre la Iglesia, en la medida religioso no será auténtico mientras no vuelva a la raíz de
que ésta es decadente, o ambigua, o ha perdido su dina- su profetismo. Su radicalismo es signo de vitalidad y de su
mismo radical. Sobre la sociedad, en la medida que se derecho a continuar existiendo. Su ausencia es un vacío
deshumaniza o descristianiza y, por lo mismo se hace que cuestiona su razón de ser en la Iglesia y en la sociedad.
fuente de opresión e injusticia. Una de las causas de la actual crisis de la vida consagrada,
descansa en que muchos de los que se han entregado a ella,
En su origen, en los primeros siglos, encontramos ya han descubierto este vacío.
esta forma de protesta cristiana. Las formas radicales de
apartamiento de la sociedad y de las estructuras eclesiásti- La vida consagrada auténtica implica una santa crí-
cas imperantes (ya influidas por la decadencia postcons- tica a una Iglesia "instalada". En la medida en que los
tantiniana), propias de los primeros anacoretas y del cristianos ya no son sal ni luz. En la medida en que hay un
monaquisino primitivo, son una muda protesta. Son un clero "establecido". Establecido en formas obvias o sutiles
deseo de afirmar dialécticamente (y a menudo en forma de "carrera eclesiástica". En formas de actuar guiadas por
chocante, en forma de ruptura con "lo establecido"), valo- criterios "políticos" o "diplomáticos" y no evangélicos.
res e intuiciones evangélicas que entraban en un proceso En acomodación al "mundo" en cuestiones de poder y de
de "mundanización" y mediocridad. El radicalismo de su recursos. Un clero que tiende a sustituir el radicalismo
modo de vivir, cuestionaba. cristiano por el "equilibrio" del "justo medio" de los
"bienpensantes".
Esta característica sigue siendo propia de las grandes
Tal vez esto último es lo más radical del ideal reli-
fundaciones y reformas carismáticas en torno a la vida con-
gioso como forma típica del seguimiento. El equilibrio
90 91
cristiano no es el justo medio de la ética secular preva- La vida consagrada como crítica radical
lente. El equilibrio cristiano no está "en el centro", sino en a las metas puramente humanas
la verdad, como lo entiende el Evangelio. La verdad de
Jesús no siempre está "en el medio"; a menudo está en los En fin, la vida consagrada testimonia la contempla-
extremos, es radical para un criterio "establecido". Ya ción, como compendio de la protesta contra las metas
abundamos más arriba sobre esto. En el fondo, en su puramente materiales de los tipos concretos de sociedad,
intuición profunda, la vida consagrada quiere testimoniar tanto capitalistas como socialistas. La oración y experien-
precisamente eso: el radicalismo del seguimiento frente a cia contemplativa son el cuestionamiento más serio que la
la mediocridad de ciertos "justos medios". vida consagrada dirige al mundo de hoy. Al valorar y
exhibir públicamente esta dimensión contemplativa, pro-
pia del radicalismo evangélico, la vida consagrada anun-
La vida consagrada como crítica radical cia proféticamente lo que es ya propio de todo compro-
a la sociedad miso cristiano: el absoluto de Dios, la gratuidad, y el amor
a Dios por sobre todas las cosas.
La vida consagrada es también una crítica radical a la De hecho, hoy día la "protesta social" a través del
sociedad. Un estilo de vida que rompe con los criterios estilo radical de vida no es privativo de la vida consagrada
imperantes no-evangélicos. En nuestro caso concreto lati- o de otras formas de compromiso cristiano. Los diversos
noamericano, esta crítica es a las injusticias de la sociedad grupos, sobre todo jóvenes, que asumen una actitud de
capitalista dependiente. En otras áreas, la vida consagrada "anti-cultura" (hippies y otros), son en el fondo una cari-
cuestionará otros vicios de otros tipos de sociedad. catura secularizada del radicalismo cristiano. En forma
La vida consagrada critica la sociedad no "haciendo pacífica, y a veces también violenta, las anticulturas actua-
política", o análisis críticos socio-económicos. La critica les cuestionan la sociedad. Sus ambigüedades, que son
proféticamente, asumiendo un estilo de vida y de organi- también grandes (tendencias sectarias, viciosas, y evasivas
zación que en sí es un reproche a los vicios y criterios de los compromisos socio-políticos...), se deben a que este
prácticos no cristianos de la actual sociedad. Los consa- profetismo secularizado no se nutre explícitamente del
grados no son radicales en categorías sociológicas, sino Evangelio.
evangélicas. Su crítica brota de la pobreza y no del acti- Sin embargo, quedan como un desafío al confor-
vismo social. Pobreza, como renuncia a la mentalidad de mismo actual de muchas formas de la vida evangélica.
"consumo". Como desinterés por el lucro. Como estilo Esta está llamada a asumir la protesta social de los "anti-
fraternal de compartir los bienes materiales y espirituales. cultura" en un contexto y una motivación radicalmente
Como destierro de toda forma de acepción de personas y cristiana. Ello le permite superar las ambigüedades de los
categorías sutilmente "clasistas" evitando las formas dis- "anti-cultura", y dar a su estilo de vida una significación
frazadas de utilización de los otros. Como compromiso verdaderamente profética.
por la liberación de los "pequeños".

92 93
Seguir a Jesús
que nos hace libres

"TT
\J stedes serán mis verdaderos dis-
cípulos si guardan siempre mi palabra; entonces
conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres".
(Jn 8, 31-32).
Hay mucha gente madura físicamente y normalmente
presentan también madurez intelectual. Pero no siempre
tienen madurez social o afectiva.
Sabemos que en el hombre, su primera fase de madu-
rez está en lo sexual y luego en lo intelectual, posible-
mente. Después viene a la fase de la madurez afectiva. Es
decir la capacidad para ser objetivo ante las cosas, para
Como proceso de toda nuestra vida, el seguimiento de desprenderse de las situaciones y mirarlas desde fuera. La
Cristo nos conduce a la libertad cristiana. La libertad que capacidad de comunicarse y de darse por sobre la necesi-
Jesús trajo al mundo se realiza también en nuestro interior; dad de recibir siempre. Sabemos que esto no es fácil y a
la liberación es también el éxodo de nuestras servidum- veces es posible que tome toda nuestra vida el llegar a ello.
bres, esclavitudes y pecados. Por eso la libertad de espíritu
es propia del camino evangélico, y coincide con la madu-
rez del seguimiento. La madurez social
Lo mismo vale para la madurez social. La madurez
La libertad como cualidad humana social la podemos considerar como la capacidad para ser
uno mismo en cualquier grupo humano. Hay gente que es
La libertad es una cualidad en el hombre, que se madura en muchos aspectos, pero socialmente no lo es. Es
adquiere a través de un crecimiento durante toda la vida. decir, cuando una persona llega a un grupo, a un equipo o
Por eso el ser maduro implica también el ser libre, e se enfrenta a otras personas, deja de ser él mismo. Esto se
implica una constante superación. El problema es cómo revela por un exceso de timidez, de agresividad, de crítica,
crecer, cómo ir adquiriendo esa madurez en la vida. Nues- o por una tendencia a contradecir en todo lo que el grupo
tro crecimiento como cristianos está condicionado a un dice. En el fondo estamos frente a una persona que no se
humanismo, pasa por la mediación de la sicología y está ha integrado normalmente. La madurez social supone la
fundamentado en el amor. En torno a él vamos creciendo. integración en cualquier grupo, sin sentirnos ni menos ni
En el fondo, el cristianismo es reordenar nuestros valores más de lo que somos: con nuestras cualidades y defectos,
humanos en torno al amor. El amor es el eje de nuestra con lo que aportamos, con lo que no podemos aportar.
vida y el que hace madurar nuestra libertad. Esto requiere haber recorrido un camino en la vida, haber
llegado a la verdad de sí mismo.
La madurez humana es señal de libertad
La madurez humana integral
Debemos crecer y hacernos maduros en todos los
aspectos. No solamente en uno solo. No sólo ser maduros No basta ser libre o haber llegado a la madurez en un
en edad, en experiencia, en inteligencia. Se trata también aspecto. Es necesario llegar a la madurez en todos los
de ser maduros afectivamente, socialmente, sexualmente, aspectos; porque uno solo que no sea absorbido por la
en la fe... libertad sería suficiente para que esa persona sienta dismi-
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nuida su personalidad. Habrá una repercusión en toda su tramos ante un caso de neurosis. Cuando más desinte-
persona. grada está una personalidad, más neurótica es.
Es el caso del que sufre del hígado. Es sólo un sector La madurez consiste, por el contrario, en la coheren-
de la salud, pero repercute en todo el sistema, especial- cia de nuestros valores, en la interiorización y asimilación
mente en lo tocante a las relaciones humanas. Nuestro de ellos con referencia a la acción.
crecimiento debe ser armónico, cohesionado en el amor,
que es el "lubricante" de un crecimiento permanente. Es maduro quien conoce sus posibilidades
La madurez no se realiza sobre las ruinas de nuestras y sus límites
tendencias, aunque así se actuó de hecho en cierta educa-
ción. Estas tendencias las tenemos, y son buenas, forman La persona madura, libre, conoce sus posibilidades y
parte de nuestra personalidad. No se trata de destruirlas sus límites. Es realista consigo misma, vive en la verdad,
sino de organizarías en torno al amor, para que sirvan a sabe qué puede hacer y qué no puede hacer. Por tanto,
nuestra vocación personal. sabe decir que no y tiene también el valor de decir que sí.
Cuanto más tenemos el valor de decir que sí o que no,
Parece mucho más simple formar la castidad, por más libres somos y hacemos un compromiso más válido.
ejemplo, eliminando el trato con la mujer o el hombre. El Por eso no puede haber compromiso válido donde hay
caso es que se trata de formar la castidad integrando al inmadurez. Igualmente en los compromisos con Dios.
hombre y a la mujer en la vida. Y esto es verdadera En el trabajo con adolescentes, uno se da cuenta de que
libertad, verdadera madurez. no puede contar mucho con los compromisos que pueden
hacer, lo cual es propio de la adolescencia. Pero esto en
una persona madura, adulta, es grave.
CARACTERIZACIÓN DE LA MADUREZ

Hechas estas consideraciones generales, ¿cómo Es maduro quien no mezcla su vocación


podríamos nosotros caracterizar la madurez en nuestra con valores incompatibles
vida? ¿Cómo adentrarnos más hondamente para ver la
medida o las condiciones de nuestra libertad? Es signo de madurez y libertad, igualmente, la capa-
cidad de renunciar a valores incompatibles con la voca-
ción personal.
Es maduro el hombre de convicciones Estamos renunciando permanentemente a valores
incompatibles. Uno se comprometió, por ejemplo, al celi-
La persona libre, madura, en primer lugar es una bato en un momento de su vida. Pero esto implica renun-
persona que vive de convicciones. Hay en ella una cohe- ciar al matrimonio, que es un valor. Hacer esto lúcida-
rencia en los valores y una interiorización de los mismos. mente, consciente, sin volver atrás, es un signo de madurez
Los valores están integrados y se es coherente con ellos. y libertad.
En el fondo la inmadurez consiste en que se dice una cosa El inmaduro, en cambio, quiere tener todos los valores
y se hace otra. Cuando esto llega a ser grave, nos encon- al mismo tiempo. Escoge uno y lo deja luego para volver a
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tomar otro, sin proponerse metas definitivas. El maduro nerse en una situación ambigua y tensa sin renunciar uno a
sabe que el matrimonio es un valor, y que lo es también el sus ideas, pero tampoco sin llegar a situaciones de ruptura
celibato, pero escoge uno u otro según su opción personal, con los demás, es signo de libertad, de madurez.
de una manera definitiva.
La capacidad de elegir alternativas, pero sin conflic-
tos, sin angustias, es signo de madurez y de libertad. Todos los hombres están llamados
a la madurez en Cristo
Es maduro quien acepta y obra según Todos estamos llamados a esta madurez, a esta liber-
las normas de su propio grupo tad, con ritmos diferentes. Dependerá de la fidelidad y de
los acontecimientos en la vida de cada uno. Evidente-
El maduro, la persona libre, es capaz de situarse en un mente que el que haya experimentado una vida más dura,
grupo sin sentir que las normas de ese grupo son un aten- con tensiones, ambigüedades, experiencias diversas en
tado contra su personalidad. diferentes grupos, el que haya tenido que liberarse de sí
Esta característica es muy importante en la Iglesia: mismo para integrarse, etc., llegará posiblemente antes
hay gente que pertenece a una diócesis, a una comunidad, que otros a la madurez.
a una Congregación, con la cual no está de acuerdo. Esto
lo lleva a una crisis permanente y a una especie de sensa-
ción de sentirse agredido y aplastado. Esto es inmadurez. HAY QUE PASAR MUCHAS CRISIS
El hombre libre vive en cualquier institución en la PARA LLEGAR A LA LIBERTAD
cual tiene válidos motivos para permanecer, aun no
estando de acuerdo en muchas cosas. Sabe que ninguna Pero en todo caso, Dios no nos fuerza en este camino.
institución es perfecta, sea civil o religiosa. Pero no se Somos nosotros los que debemos ir aceptando el ritmo de
siente abatido, porque tiene capacidad de vivir situaciones nuestro crecimiento, al que Dios nos va orientando.
ambiguas y provisorias. Sepamos que este crecimiento no se realiza sin crisis.
La Iglesia hoy vive en una gran transición en su Las crisis en nuestra vida son la condición para hacernos
Pastoral, en su vida religiosa, etc. Produce a veces una libres y para hacernos maduros. En nuestra vida hay una
sensación de ambigüedad. El que no se siente realizado, serie de etapas que tenemos que cruzar. En cada etapa
no culpe a la Iglesia, sino a sus actitudes de falta de creamos una síntesis de nuestros valores. Y la crisis no es
libertad y de madurez, que no le permiten sobrellevar otra cosa que la transición de una etapa a otra.
situaciones ambiguas.
Esto significa también la capacidad de vivir en situa- La crisis
ciones de tensión. Nosotros vivimos permanentemente en
esta realidad. En nuestro trabajo pastoral, en la parroquia, como una transición entre dos síntesis
en donde nos encontremos. También puede haber Habíamos hecho una síntesis, por ejemplo, de nuestra
momentos de tensión con una persona, con un grupo, con vida religiosa, en el noviciado y los años siguientes. Des-
una norma que no nos satisface... Y la capacidad de soste- pués evolucionamos religiosamente. Tenemos más expe-
100 101
Las crisis nos llevan a la libertad
rienda, y llegamos a una situación tal, donde esta síntesis
que ya no nos sirve, vemos que era insuficiente y tenemos ¿Por qué estas rupturas y estas crisis para llegar a la
que hacer otra síntesis mejor, superior. Mientras destrui- libertad? Porque todos, más o menos, vivimos esclavos:
mos la anterior construimos la otra, es el período de crisis. esclavos de seudo-valores. Pensamos que vivimos valores,
pero vivimos ambigüedades. Nuestra vida está llena de
Vemos que la crisis en el fondo es la transición entre valores ambiguos, y necesitamos purificarlos, para que
dos síntesis. Y cuando más nos cuesta hacer la nueva sean evangélicos.
síntesis, más se acentuará la crisis. Hay aquí un problema
pedagógico: no tenemos derecho a destruirle a alguien su Por eso la crisis nos conduce a la libertad, al revelar-
síntesis, si no le damos una síntesis mejor. Corremos el nos la ambigüedad de los valores que vivimos. A veces
riesgo de dejarlo en una crisis permanente que no se va a podemos tardar varios años para darnos cuenta de ello.
solucionar. Una crisis no solucionada es una ruptura y es el Algunos ejemplos.
abandono definitivo de un valor.
No podemos crecer sin estar permanentemente, según La crisis de obediencia
las etapas de nuestra vida, rehaciendo síntesis. Una com-
pleta estabilidad en nuestra vida, el nunca poner en cues- La obediencia es un valor en la vida religiosa. Pero
tión nada, quien lo aprendió en el noviciado y lo retiene hay un tipo de obediencia sin libertad, sin expansión, sin
como valor permanente de su vida es sumamente sospe- responsabilidad y sin fidelidad a la vocación personal.
choso de inmadurez. Ahí hay sin duda una vida cristiana Ahora bien, este tipo de obediencia no es cristiano, inclu-
que no está creciendo. Para llegar a la libertad de la yendo la obediencia, no debe sacrificar o cercenar otros
madurez hay que estar dispuesto a aceptar muchas crisis. valores legítimos coherentes con él. Si la obediencia es
verdaderamente un valor, supone que no va a violar la
Aparentemente puede suceder lo contrario, pero la libertad, la responsabilidad y la iniciativa. Cuando viola
persona que afirma nunca haber tenido crisis, es sospe- esto, es una obediencia ambigua.
chosa de una vida llena de inmadurez y de infantilismos. Una religiosa puede decir: "Yo llevo 20 años de vida
Cuando oímos a religiosos que nunca han tenido crisis, religiosa y nunca he tenido ningún problema con la obe-
que han sido sumamente estables en su comunidad, gente diencia", pero esta persona puede vivir en una obediencia
"buena", que nunca puso en cuestión ninguna cosa, vemos infantil y, por tanto, no ser libre. Normalmente cualquier
que no son libres, porque no han pasado por las etapas que naturaleza cristiana sana, cualquier religiosa sana, debe
conducen a la libertad. tener en diversas etapas de su vida ciertas dificultades en
En una reunión donde participaba un obispo con una la obediencia. De lo contrario no está creciendo. Y debe
actitud muy libre, un sicólogo me decía: "Por cuántas estar permanentemente rehaciendo su síntesis y redescu-
crisis tiene que haber pasado este obispo para llegar a ser briendo la misma obediencia evangélica, pero cada vez
tan libre". Realmente cuando vemos que una persona es con una dimensión nueva, más libre. Y el que no lo hace,
libre y vive responsablemente es porque ha pasado por una quiere decir que se ha quedado estancado. No "molestará"
serie de rupturas y de crisis de las que a veces no tenemos a nadie, pero no se ha hecho persona libre.
ni idea.
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Normalmente las personas que tienen más valor, más ambigüedad es mediante una crisis, que nos ponga en la
madurez, son las que tienen más dificultades con la obe- línea de la verdad, y en la revisión de vida. Por eso Jesús
diencia. Lo cual es muy normal. No se llega a una obe- decía: "La verdad os hará libres". Porque la verdad nos
diencia libre, sin pasar por rebeliones. La obediencia con- pone en la crudeza de la realidad y nos revela que lo que
siste en una síntesis entre la aceptación de la voluntad de pensábamos que estábamos haciendo muy bien, en el
Dios y una total libertad cristiana. Es sumamente difícil. fondo no era más que una esclavitud.
Es una obra del Espíritu Santo. Y a eso no se llega sin pasar
por muchas crisis, inclusive por errores.
La crisis de castidad
La crisis de oración Otra aplicación de lo mismo es la castidad. Hay una
cierta castidad que no es en absoluto libre; por lo tanto no
La Oración. Hay personas que pueden tener en esta es cristiana. A menudo responde a una formación mono-
práctica cierta ambigüedad. Pueden pasar años practi-
cando la oración y ciertas devociones, sin que hayan sexual o a otras deformaciones. Es evidente que una per-
adquirido madurez y auténtica vida de oración. Porque, sona formada en un ambiente puramente de mujeres o de
para que haya verdadera oración, oración libre y madura, hombres no podrá tener un crecimiento normal en la línea
es preciso que también haya libertad frente a las prácticas. del celibato y de la castidad. Más adelante se pagan las
Y para ello habitualmente uno tiene que pasar por muchas consecuencias, porque no se puede cercenar ninguna ten-
crisis, sin presiones. Y las crisis, por ejemplo, se producirán dencia. Y lo importante es formar en la castidad y en el
cuando uno sale de su cuadro, cambia de estilo de vida. Es celibato en la vida normal según el plan de Dios, es decir,
el momento providencial para hacerse libre, recuperando en la relación de hombre y mujer. Hay que integrar al
los mismos valores en una nueva luz. Es el momento de hombre y a la mujer en la vida cristiana célibe. Pero esto
purificar los motivos, pero no para dejar lo válido de la no se hace sin crisis, sin problemas, sin tentaciones. Y lo
oración. normal es que en este aspecto de nuestra vida haya crisis, y
algunos problemas. Es la única forma de hacer que la
castidad y el celibato cristianos sean libres. Yo puedo
La libertad es un don evangélico evitar las crisis; pero ciertamente voy a cercenar las capa-
cidades de mi personalidad, que más adelante va a explo-
La libertad viene de una convicción interior, a causa tar brutalmente en busca de compensación.
del Evangelio, y supone la fidelidad. Pero a esto no se llega
sin pasar por crisis, y por situaciones de transición, a través
de las cuales hay que recuperar los valores, en otro con- Crisis en la fe y en la acción pastoral
texto diferente. Si no somos capaces de hacer esto, no
estamos creciendo. Quedamos mediocres, porque muchos Tomemos también la fe. Tiene que hacerse libre y no
de los valores que creemos que estamos viviendo se puede estar solo a la tradición, familiar o de la educación. Tiene
demostrar que son ambiguos, que posiblemente no son tan que enfrentarse con la opción de tener o no tener fe. Con la
puros como pensamos. Y la manera como se revela esa libertad para que verdaderamente sea fe madura.

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Lo mismo puede suceder en la misma actividad en la
pastoral. Fácilmente, en una etapa aún inmadura, no se tra vida hay muchas mentiras, que vivimos inconsciente-
advierten las ambigüedades de motivaciones humanas, de mente, ambigüedades que necesitan ser desenmascaradas
prestigio o de competencia. La falta de aprecio de los y las crisis, los conflictos, los cuestionamientos, son acon-
elementos sobrenaturales. La orientación no tanto a la tecimientos que, si somos sensibles a ellos, nos van a
construcción del Reino de Cristo, como de "nuestro" ayudar en esto.
reino... De ahí impaciencias, desánimos, búsqueda de polí-
tica eclesiástica, etc. Al fin puede producirse la crisis de
ruptura y la ambigüedad se advierte. Diversas circunstan- Revisar continuamente la vida
cias, fracasos, pueden llevar a ello. Es el momento de
crecer en madurez, de purificar la acción apostólica y de Esta es una de las ventajas de la revisión de vida. Al
redescubrir lo más profundo del apostolado cristiano. De partir de lo concreto, de ciertos hechos, permite el diálogo
purificar el valor pastoral y de hacerse realmente libre. a través de reacciones concretas. Nos permite cambiar,
iluminando nuestros hechos y actitudes. Me cuestiono yo
mismo para deshacer mis ambigüedades.
Las crisis son necesarias En la revisión de vida no vamos a darnos principios, a
recordarnos doctrina. Eso ya lo sabemos. No hace falta
Por eso, si los valores que vivimos son ambiguos, los recordarnos en teoría los valores del Evangelio. Debemos
conflictos son también necesarios. Inclusive, a veces (y más bien ayudarnos en el cuestionamiento de nuestra vida,
esto es delicado), los conflictos habrá que provocarlos. a fin de que veamos en nuestra conciencia lo que había de
Porque la única manera de crecer, para una persona o un ambiguo y de mentiroso en nuestras actividades. De ahí
grupo, es pasando por esas crisis y desenmascarándonos a que en nuestra vida tiene significación universal. Yo no
nosotros mismos, para vivir cada vez con mayor libertad. debo esclavizarme a ninguna actitud unilateralmente. El
Cuando un grupo está estancado, cuando no hay nin- día que yo me esclavice a una actitud, ese día perderé ya la
guna "novedad", cuando una persona está estancada, hay posibilidad de crecer. Aunque tenga treinta años o menos,
que suscitarle sanamente estos conflictos (cuestionarlas) perderé la juventud. Quedaré instalado en un esquema de
para que se logre progreso. En último análisis se trata de pensar y de actuar. Por eso debemos plantearnos con
elegir nuevamente y cada vez más libremente los valores, valentía los problemas y cuestionarnos permanentemente.
porque en realidad aún no los hemos elegido con libertad Hay quienes piensan que el tiempo lo arregla todo,
total. Había una elección con libertad parcial. porque no tienen el valor de abrirse a los conflictos. El
Lo importante en la oración es que nosotros la elija- tiempo a veces empeora las cosas. Dejar las cosas al
mos, sin importarnos nada, si ella es o no obligatoria. Se tiempo, a veces será lo más sabio, pero en algunas hay que
trata siempre de elegir todos nuestros valores, todos nues- darse cuenta que los conflictos se van degradando, porque
tros compromisos, cada vez con mayor libertad, sin pensar no se tiene el valor de abrirlos, para exponerlos a la verdad
en lo que está mandado. que nos hará libres. No hay que evitar artificialmente las
Esto supone el valor de ponernos en la verdad y el crisis. Y tampoco lo contrario, provocar las crisis en los
valor de aceptar el ser desenmascarados. Porque en nues- demás, sin tener probabilidad de que la persona esté dis-
puesta a afrontarla y a crecer.
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índice

Presentación

CONVERSIÓN Y SEGUIMIENTO
El cristianismo es sobre todo
seguimiento de Cristo
El seguimiento es conversión
Autonomía de la conversión
Itinerario de la conversión
El camino de la conversión de Pedro
El proceso de conversión cristiana
Inicio del proceso de conversión
Comienza la crisis de la conversión
Crisis en la oración
Crisis en los compromisos apostólicos
Crisis en el sacrificio y en la pobreza
Crisis de la castidad
Crisis de conformismo y desaliento
La crisis lleva a una conversión madura

EL ROSTRO DE JESÚS
¿Jesús de Nazaret es el modelo
del seguimiento de Cristo?
El seguimiento de Jesús como
praxis de imitación
El seguimiento de Jesús como El dinero al servicio del reino 55
don del Espíritu 24 La Iglesia es radicalmente pobre 56
La cristología del Evangelio 24 Criterios de pobreza en la obra apostólica 57
Jesús de Nazaret 25 El testimonio de "los medios pobres" 58
Tenemos una imagen distorsionada El "estilo pobre" en el uso de los
de Jesús 25 medios de apostolado 59
Dimensión religiosa de Jesús 26 SEGUIR A JESÚS CONTEMPLA TIVO 61
Dimensión humana de Jesús 27
Jesús es maestro de equilibrio 27 La oración como parte del seguimiento de Jesús 60
Pedagogía personalizada de Cristo 28 La oración cristiana 63
Jesús: hombre de impacto 28 La oración de Cristo y del cristiano 64
Jesús: hombre perfectamente coherente 29 Dios como ser personal 64
La fidelidad de Jesús a la misión 30 Vocación contemplativa del hombre 65
Jesús: buen pedagogo en la La capacidad del seguimiento de Cristo
formación de sus misiones 31 viene de Dios 65
Exigencias liberadoras del Evangelio 31 La oración es una convicción de fe 66
Jesús de Nazaret: hombre pobre y libre 33 Ciertos bienes sólo los obtiene la oración 67
La oración como respuesta del hombre
SEGUIR A JESÚS EN MI HERMANO 35 al Dios que le habla 68
Antropología de la oración cristiana 68
Jesús y la fraternidad humana 36 El método ayuda a la oración 69
El prójimo como pobre 37 El sentido eclesial de la oración 70
La exigencia de "hacerse hermano" 39 Reflexiones finales 70
Fraternidad universal 40
La justicia universal 40 SEGUIR A JESÚS FIEL HASTA LA CRUZ 73
La reconciliación universal 41
Jesús, el hombre de la fidelidad 74
El sentido liberador de la cruz 75
SEGUIR A JESÚS EN EL POBRE 43 La experiencia de la fidelidad de Jesús 77
La conversión al pobre es esencial Popularidad de Jesús 77
al cristianismo 44 El empobrecimiento de Jesús 78
La conversión al pobre es inseparable Autoexilio de Jesús 79
de la conversión al hermano 45 Jesús es fiel hasta el final 80
Seguir a Jesús pobre 46
EL RADICAUSMO DEL SEGUIMIENTO DE CRISTO 83
JESÚS Y LAS RIQUEZAS 49 Jesús fue un hombre radical 84
Sentido cristiano del dinero 52 Jesús exige un seguimiento radical 85
Signo "del fruto de la tierra" 52 El radicalismo cristiano crea conflictos 86
Signo "del trabajo del hombre" 53 Los radicalismos que pide Jesús 86
"Aprovechen del maldito dinero El santo como radical 88
para hacerse amigos" 54 El radicalismo de la vida consagrada 89
La vida consagrada es una crítica
radical a la Iglesia 90
El radicalismo religioso frente a la mediocridad
de los "instalados" . 91
La vida consagrada como crítica
radical a la sociedad 92
La vida consagrada como crítica radical
a las metas puramente humanas 93
SEGUIR A JESÚS QUE NOS HACE UBRES 95
La libertad como cualidad humana 96
La madurez humana es señal de libertad 96
La madurez social 97
La madurez humana integral 97
Caracterización de la madurez 98
Es maduro el hombre de convicciones 98
Es maduro quien conoce sus posibilidades
y sus límites 99
Es maduro quien no mezcla su vocación
con valores incompatibles 99
Es maduro quien acepta y obra según
las normas de su propio grupo 100
Todos los hombres están llamados
a la madurez en Cristo 101
Hay que pasar muchas crisis para
llegar a la libertad 101
La crisis como transición entre dos síntesis 101
Las crisis nos llevan a la libertad 103
La crisis de obediencia 103
La crisis de oración 104
La libertad es un don evangélico 104
La crisis de castidad 105
Crisis en la fe y en la acción pastoral 105
Las crisis son necesarias 106
Revisar continuamente la vida 107

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