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Si, ya se, todos comenzamos igual o muy parecidos los blog.

Que si es la primera vez, que


si espero q os guste y un monton de cosas q en el fondo no son mas que un romper el hielo
delante de la pantalla para poder comenzar nuestra historia sintiendonos un poco mas
cerca de cualquiera de vosotros, de poder sentir el calor de unos ojos q se emocionan con
nuestros relatos, emociones q tal vez hagan reir o talvez nos hagan llorar o talvez hagan q
podamos obtener esos 20 segundo de valor para continuar adelante, de saber aceptar el
pasado, perdonar los errrores y evolucionar en el presente buscando un futuro, nuestro
futuro.

La historia de este blog nace de la desgracia de un accidente acontecido en pleno auge de


cambios en mi vida de un frenetico ritmo de no parar de hacer cosas y, sobretodo, de no
pensar en lo q me estaba pasando, en el cual me siento comodo. A partir de aqui quiero,
mas bien necesito, hablaros (o quizas hablarme) de como sucedio, de como trancurrio, de
como se va poco a poco superando y como gente, familia, amigos, conocidos y
desconocidos hasta entonces, han ido arropandome y haciendome sentir especial. Han ido
administrandome paciencia , valor, fuerza, esperanza, alegria en las dosis adecuadas para
superar los malos momentos, para reir en los buenos ratos y ver que incluso en los dias
grises siempre hay alguien q te sonrie y te ilumina el tramo de camino que debes recorrer.

Este blog, nos dara a conocer las historias de aquellos q de una forma u otra han tendido
su mano y caminaron junto a mi en estos dias grises, que poco a poco van dando paso a
una nueva primavera, a un nuevo dia soleado. A todos ellos GRACIAS, y espero q
compartais conmigo estos ratos. Ademas, saber que esta nueva aventura no estaria
cogiendo forma desde aqui sino fuera por el apoyo de Pablo Real compañero en la
distancia que me animo a contar mi historia, o quizas me dio un tratamiento para mis
lesiones q no se ven. Gracias Pablo por esta receta, “SOMOS DE ACERO”
Este soy Yo la primera vez q nací, no creo q hubieran pasado muchas horas desde que
abrirea los ojos y no me acordara de nada de lo anterior.
Pues bien, en mi casa tenemos una rara costumbre de nacer una vez mas (por lo menos
hasta la fecha de hoy). Ya lo hizo mi hermano Santi hara 12 años cuando regresaba a casa y,
cruzando la Gran via logroñesa, se lo llevara por delante un coche. EL hombre se quedo
tirado en la calzada con la pierna por encima de la cabeza y tras ser atendido por la
ambulancia llego en estado muy grave al hospital SAn Millan. Y una vez alli, en vez de
reducirle la fractura de femur de urgencia lo estabilizaron y lo dejaron cruzado en una
habitacion con otros tres pacientes mas. Claro mal q no mejora empeora y, al dia siguiente
tuvo q ser intervenido de urgencia pq se le habia formado primero una embolia de grasa
en el pulmon y despues otra de sangre, por no haber operado el femur a su debido
tiempo. el resultado fue una noche intensisima de medicos entrando y saliendo de la
habitacion, anteponiendonos en las peores situaciones, y 10 dias de UCI sedado y
entubado. SOlo se me qdadon gravadas dos imagenes. la primera abrazado a mi madre en
las escaleras, sosteniendonso mutuamente y sacando fuerzas para no dejar escapar ni un
resquicio de angustia. Sacando toda la vitalidad y opotimismo q posee mi madre para
alentar a mi hermano desde la distancia, para ser su aliento, su analgesico su vida que era
la nuestra.
La segunda imagen q recuerdo es la primera media hora q te dejan para visitar al paciente
en la UCI. Si esa media hora era lógico q entrara mi madre pero al verme la cara supo sin
decirle nada q necesitaba entrar. q tenia q apretarla mano de mi hermano para darle toda
la energía q pudiera y, al apretársela y notar como fluía su sangre y sus latidos débiles,
acelerados, al mirarle a la cara llena de tubos y sentir su débil fortaleza, se me cayo una
lagrima sobre su cama. Pero no de pena, no de desesperanza, era una lágrima de
bienvenida. Santi habia vuelto a nacer.

2 de julio de 2012
Esa mañana era extraña, habia un ambiente en el aire apático, de pocas ganas de hacer
nada. Nos habíamos levantado campeones de Europa por segunda vez consecutiva, y la
noche anterior habíamos salido a celebrarlo. Tras levantarme y desayunar recogí el salón y
las patatas y bebidas q habimos dejado la noche anterior al ver el partido de España con
Rafita y Don Diego Blanco. La pereza reinaba por mi cuerpo, aunque exactamente no era
pereza lo q sentía, mas bien un vacío en el estomago. Era 2 de julio y 7 años atras fue uno
de los dias más importantes de mi vida, que irónico, Este 2 de julio era el primero de una
efeméride dolorosa a pesar de todo. Ahora volvía a estar solo en mi camino.
Aun así, y en vista q el día acompañaba, dedici sobreponerme a lo q hasta ese momento
había definido como pereza y, me puse mi mallot, me calce mis zapatillas subi a por la bici
y sali a rodar un rato.
Como salia solo decidir meter unos 60 km estar algo mas de 2 horas para hacer hambre y
estar preparado para volver a currar de noche tras un mes de vacaciones.
A medida q iban pasando los kilometros me iba reencontrando con una sensacion de
bienestar, de haber vencido a la desidia de no hacer nada y vaguerar en casa. Salí de
Logroño rumbo a ALberite, Ribaflecha, Ventas Blancas, Murillo. Es mas, he decir q en el
horror de cuesta que existe entre Murillo y Villamediana, logre superarlo como nunca
antes lo habi hecho. nuanca antes habia conseguido subir esa cuesta sin tener q bajar al
plato pequeño y esta vez había chispa había fuerzas estaba, con todo el power (como dice
Raul Adan). Llegue a Villamediana y de ahí de nuevo a Alberite. Punto de indecisión. ¿que
hago vuelvo ya para Lardero y de ahi a casa? o ¿ Continuo hasta Albelda y hago lo que
tenia pensado hacer? La opcion era clara había q volver a superar a ese demonio perezoso
y alargar la marcha, con el único aliento de sentir el confort de haber superado al pequeño
diablo y haber cumpido con lo q te propones.
A partir de Albelda ya era todo cuesta abajo y en 30 min estaba ya en la ducha, al menos
eso era lo q pensaba y rodaba con una sonrisa de sufrimiento q solo tengo cuando voy en
bici y cuando corro con Enrique Ambrona. Q felicidad. Al llegar a la vía de servicio paralela
a la N-111 me posiciono en la línea q delimita la cuneta para no entorpecer si alguien me
adelanta, miro el cuentakilometros en el marcan 51 km y velocidad instantanea 35 km/h.
Tras eso me acomodo a la bicicleta y entonces…

Todo se volvió negro, esa tuvo q ser la sensación de mi primer nacimiento de estar en
algún lugar repleto de tranquilidad a la espera de ver los primeros rayos de luz q iluminen
lo q rodea. No me acuerdo q fue lo q vi la primera vez aunque me supongo q si se lo q senti
la primera vez. Un ritmo acelerado de tambores q poco a poco se va serenado según me
voy acercando a el. Una fuerza y un calor q da vida, unas manos cuyo roce solo saben
decir:”Siempre vamos a estar aquí para protegerte”.

Y en ese mismo instante todo se ilumino, un ritmo acelerado sonaba con fuerza y segun
me iba acercando se iba reduciendo su compas, unas manos q repetian:”Agarrate, pq
siempre te vamos a proteger”. Bajo la claridad de la luz volví a ver su cara como imagino
fue la primera vez, y entonces sururre alto para q solo ella me oyera, “TRANQUILA MAMA
QUE ESTOY BIEN”.
Capítulo 2, HAGAMOS UN TRATO
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Poco a poco estaba volviendo a ser consciente de lo que acababa de ocurrir, había tenido
un accidente. Pero, ¿Por que? ¿Como? ¿Que es lo que había pasado?
A pesar de lo aparatoso de la situación, me encontraba extrañamente tranquilo,
generalmente formaba parte del otro equipo de personas que ahora me estaban
rodeando, que intuían mis necesidades que se movían como en otras ocasiones me había
desenvuelto. Sus acciones eran premeditadas, rápidas, certeras, eficaces, todas ellas para
conseguir trasladarme en las mejores condiciones al servicio de Urgencias del Hospital de
San Pedro. A ellos, al equipo de ambulancias, les debo en gran medida el que a estas
alturas pueda estar pensando en mis nuevos retos y pueda ir poco a poco retomando mi
vida. Parece mentira que tan pocos conceptos aplicados con la profesionalidad y eficacia
que ellos impusieron puedan aliviar el dolor y garantizar en un alto porcentaje el éxito de
las medidas adoptadas posteriormente en el Hospital. Analgesia para el dolor,
inmovilización cervical y colchón de vacío en la cadera. Tan simple, tan complicado. No, no
penséis que me estuvieron atendiendo unas maquinas frías, sin sentimientos sin el calor
humano, no. En todo momento sentí el calor de sus palabras, las fuerzas que sus manos
inyectaban en mis venas, la tranquilidad de su mirada que calmaba mi cuerpo. Grandes
personas ayudando a personas, ayudándome a mí en los peores momentos de un
accidente.
De camino, y con más calma, me explicaron lo que había sucedido durante el tiempo que
permanecí en la tranquila oscuridad de antes de nacer. Había colisionado con la parte de
atrás de un camión de reparto, el cual, me comentaron, que me tuvo que adelantar y
estacionarse en la vía de servicio invadiendo el tramo por el que debería haber pasado sin
impedimento alguno.

Ya estabilizado en el box, tocaba el turno de un estudio más en profundidad del alcance de


mis lesiones. Fue gracioso en cierta medida, porque lo poco que he podido aprender y que
veo cada día en su forma de vivir a mi madre, es que hay que saber adoptar las cosas como
nos vienen y que es más llevadero con una sonrisa que reconforta por dentro al paciente y
alivia por fuera a quienes te rodean.
El caso que entró el médico y me reviso de arriba a abajo con su mirada. Con la mano
apoyada en la barbilla y dándose golpecitos con el dedo índice en el mentón, suspiro y
soltó por su boca lo que sus ojos y su cabeza estaban planteando.
.-Chiquitooo, pues veras, tienes una brecha bastante gorda en la rodilla, un golpe fuerte en
la clavícula, la cadera no esta muy para allá y con el golpe de la cabeza hace sospechar que
tengas alguna vértebra rota. Por lo que muy probablemente te tengamos que operar de la
clavícula porque la tendrás rota, al igual que la cadera que tiene muchas papeletas para
que también este rota. La rodilla vamos a ver que es lo que hay, del mismo modo
estudiaremos el cuello. Pero bueno, igual lo de la cadera es una luxación. De todas formas
vamos a esperar a ver que es lo que dicen las pruebas.
A lo que le respondí.
.- Pues para todo lo que me ha dicho, tampoco me duele tanto el cuerpo.
Luego caí en la cuenta de los calmantes que me habían suministrado en el lugar del
accidente.

Acto seguido de irse el doctor para ir solicitando las pruebas que en breves momentos me
iban a realizar, entro al box, Mariam.
Marian, es la mujer de Yangu un compañero de Nájera y con los que el año pasado
habíamos disfrutado de la gran manzana. Pero antes de esas vacaciones y mucho antes de
ser la mujer de Yangu, Marian fue compañera de pupitre en la etapa de COU Valvanera.
Mariam es una chica alta de largo pelo de color rubio oscuro y que siempre tiene una gran
sonrisa en su cara. Pero esta vez su sonrisa no era tan amplia y, sus ojos mostraban más
preocupación, sus palabras aunque serenas deambulaban de un lado al otro del box
aturdidas.
Siento el susto que te dí de verdad, créeme que la idea de volverte a ver era mas bien
alrededor de una mesa con suculentos platos, viendo las fotos de las vacaciones pasadas y
disfrutando de una gran compañía con Raúl, su mujer, Yangu y tú.
Marian se encargo de anular todos los compromisos que tenía esa tarde y, además, me
acompaño allí donde solo esta el paciente esperando saber como serán sus próximos días,
semanas, meses…

Marian, se fue y seguido me llevaron a hacer las pruebas Rx, TAC´s y vuelta al box. Ahora si
queme había quedado solo en el box, sin contar con esporádicas visitas de las enfermeras a
ver que tal me encontraba. Durante ese periodo de espera empecé a recapacitar por
primera vez en donde estaba, que es lo que me estaba pasando y empecé a echar cuentas
de todo lo que me había dicho el doctor. Y derepente sin saber como me vi hablando en la
intimidad con mis creencias, ya no me acuerdo el tiempo que hacia que no rezaba, aunque
no en el sentido estricto religioso. Más bien mantenía una conversación con Dios, como
dos viejos amigos que en años se habían visto, pero que ambos saben que pueden contar
el uno con el otro en cualquier situación. Como aquel poema de Benedetti, (Hagamos un
Trato) http://www.poemas-del-alma.com/hagamos-un-trato.htm#ixzz2Bn11v77B
El trato fue sencillo, el me protegía como hasta ahora y me recuperaba de mis lesiones y,
yo por mi parte, no pasaría tanto tiempo sin hablarnos y continuaría con mi vida del modo
que fuera más útil para el entorno que me rodea y me circunvala.

Entre tanto, llegaron los resultados, el doctor me volvió a mirar de arriba a abajo, pero esta
vez su semblante era más amable.
.-Bien, pues he de decirte que las pruebas han dado bastante bien. Se ve una rotura de C7,
que aunque en principio, pudiera parecer muy negativo por la zona en la que se encuentra,
se trata de una rotura limpia sin desplazamiento y q no ha tocado para nada la médula. El
tratamiento para recuperar la vértebra será la inmovilización con un Somi (un collarín “muy
chulo” con peto para una mayor inmovilización del cuello).
En la clavícula, no hay rotura con lo que libramos otra operación. Y en la cadera si que
existe una rotura de la ceja que cierra la articulación pero realmente se encuentra luxada,
así que te llevaremos a quirófano para dormirte y una vez dormido te la reduciremos.

Mi trato iba hacia adelante.

De nuevo solo en el box, con el tiempo justo para poder darle las gracias por la rápida
tramitación de nuestro pacto. Pacto que con el pasos de los días me fui dando cuenta que
no había empezado tras las pruebas realizadas en Urgencias. En cierta medida, llevaba
forjado desde que nos presentaron y que sin saberlo muchas veces lo habíamos estado
aplicando inconscientemente y, que prueba más evidente que accidentarse contra un
camión y ver que los daños originados apenas pasaban de una fuerte luxación de cadera y
una pequeña rotura de la C7.

Entraron los celadores y me llevaron a la sala de operaciones. Durante el trayecto puede


ver a mi prima Bea y mi primo Chichi. Un beso de ella y un apretón de mi brazo por parte
de él, fueron suficientes para sonreír y ver como recargaban sus ánimos y me volvían a dar
otros 20 segundos de valor para lo que se avecinaba.

Ya en quirófano, me preguntaron peso, edad, si había comido y firme los papeles de


autorización. El equipo médico estaba preparado, con el aturdimiento vi la cara de la
Doctora que daba instrucciones a sus compañeros y ayudantes. Solo se le veían sus ojos,
ojos de un color oscuro profundo, seguros, tranquilos serenos.
.- Respira profundamente y cuenta del uno al cien.
Inspiro profundamente, UNO, DOS…

…y Tres. Pero al tres ya estaba en la estancia de reanimación. Tras expulsar la anestesia me


repitieron las pruebas para ver como había quedado todo y me subieron a la habitación
534 de la sección de traumatología.

Creo que apenas eran las 20:00, y ahí estaba en la cama con el collarín que me habían
puesto en el accidente y con la pierna estirada y con un peso haciendo tracción de la
cadera para que todo se quedara en su sitio.
Y entonces se abrió la puerta.
Capítulo 3, EL FIN DE LA CAÍDA
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Al poco de abrirse la puerta, estaba rodeado por mis primos y mi madre, los cuales
susurrando palabras no dejaban de animarme y lo único que pretendían era que esto fuera
solo un mal sueño, que pronto llegara la mañana y hubiera acabado. Pero a pesar de sus
esfuerzos eso irremediablemente no iba a suceder.

La siguiente visita que recibí fue la del benemérito cuerpo de la guardia civil, un guardia
entro en la habitación y solicito de manera cordial que abandonaran, durante un momento
el cuarto, a los allí presentes, que iba a proceder a tomarme declaración de lo sucedido.
Puedo comprender que el hombre estuviera haciendo su trabajo, que necesitara mi relato
de lo sucedido para cerrar su informe, que estuviera exigido así por sus protocolos, pero no
creo que, a pesar de sus buenos modales, fuera el momento más idóneo para tomarme
declaración.
Me encontraba aturdido, y todavía no era capaz de asimilar lo que me había sucedido y
bajo toda la alteración física y psíquica que el accidente origino debía relatar mi versión de
los hechos.
Cada pregunta y cada explicación lanzada por el guardia no hacían más que revolver mi
cabeza.

(GC).- ¿Pero no viste el camión?


.- Pues la verdad es que no recuerdo nada, pero créame que si me adelanta un camión lo
veo y es mas lo siento por que con el aire a su paso me zarandea en la bicicleta.
(GC).- Ya ya, pero es que el camión te adelanto y estaba parado, ¿no te despistaste y no lo
viste? Mira que eso es un accidente típico de los ciclistas.
.- Pues es que no me acuerdo. Lo único que recuerdo es acceder a la vía de servicio,
acomodarme en la bici, mirar el cuentakilómetros, observar que no había nada adelante y
lo siguiente que recuerdo es estar siendo atendido por los médicos de la ambulancia.

Y así continuó unos minutos más, el guardia parecía intentar hacerme ver que había tenido
un despiste y que no había visto el camión, pero a mi lo que me rondaba la cabeza era
como coño no voy a ver un camión, y menos aún como narices no voy a notar que me
adelanta un camión. ¿Qué diablos habrá ocurrido durante el rato que se había borrado de
mi memoria?

El guardia se fue dejando un mal sabor de boca y un desconcierto mayor del que tenía
hasta entonces pero rápido volvieron a protegerme mis primos y mi madre.

La calma poco a poco se iba instalando en el cuarto 534, y entonces pregunte a mi madre
por mi hermano. Santi se encontraba de vacaciones en Canarias no creo que hubiera
aterrizado todavía cuando a yo caía de la bici.
Pobre hombre, no sé como explicaros lo difícil que es llevarle la contraria a mi hermano y
lo tozudo que se pone cuando se la llevas y el defiende sus ideas, es imposible o al menos
casi imposible hacerle ver tu punto de vista. En el fondo nos parecemos en la cabeza tan
dura que tenemos. Con estos antecedentes había que prepara el terreno para que después
de todo el trabajo que lleva realizando, de las horas que invierte en los demás pudiera ser
capaz de descansar en sus bien merecidas vacaciones, y no se le metiera entre ceja y ceja
comprar un billete de avión y plantarse en Logroño. Por dos motivos, primero porque no se
comiera el coco pensando en volverse para estar a mi lado (aunque se lo difícil que es y,
que eso fue lo único que permaneció en su corazón durante sus días en Canarias) y pudiera
descansar y coger fuerzas para cuando volviera y, segundo porque realmente no se podía
hacer nada, el que tenía que empezar a reaccionar era mi cuerpo por que los médicos ya
habían realizado su trabajo.
Así que, para cuando le pregunte a mi madre por Santi para avisarle de lo sucedido y que
no se preocupara más de lo estrictamente necesario, ella ya había hablado con él y aunque
le había dicho que estaba en urgencias no le había dicho que había tenido un accidente. Mi
madre pensaba más allá, porque la mejor forma de tranquilizar a mi hermano era que yo
hablara directamente con él. Esa forma de contarle la historia no estuvo del todo bien,
porque tanto a Santi como a mi y, en general a todo el mundo, no nos gusta que nos anden
con medias verdades, pero acertó con su amor de madre al saber que hablándole yo a
Santi conseguiríamos tranquilizarle mucho más y que volviera tras las vacaciones con las
pilas cargadas.
De esta forma, me paso el teléfono y le llame, no recuerdo bien los detalles de la
conversación que mantuvimos, pero si que le explique lo que me había sucedido tal y
como recordaba y allí donde mi memoria estaba borrada le explique lo que a mi me habían
explicado. Su tono de incertidumbre fue bajando de intensidad a medida que la llamada
transcurría y a la hora de colgar todos nos relajamos sabiendo cuales serian muestras
tareas en los próximos días. Santi debería aprovechar las vacaciones y recargar pilas para
cuando llegara a Logroño, Mi madre se encargaría de seguir siendo la mejor madre del
mundo y yo me encargaría de sonreír, fuera como fuera pero sonreír.
La sonrisa cura al enfermo y tranquiliza a los que le rodean.
(Como ves Santi, a pesar de los kilómetros que nos separaban en esos momentos nunca
dejaste de acompañarme y ayudarme en lo que me iba ocurriendo).

Momentos después de la llamada entraron en la habitación, Charly y Jorge.


Charly, una de las jóvenes promesas de la profesión, compañero de miserias y sobretodo
un gran amigo. Con su metro setenta largo, su pelo corto y rizado como los negros del
África, su nariz egipcia y torcida por un golpe y un cuepín de nadador venido a más, gracias
a las duras sesiones de entrenamientos, ahí mismo que se plantó al lado de la cama.
Si tuviera que destacar una cualidad de este pedazo de trozo de cacho de hombre, me
gustaría que conocierais la entrega que tiene hacia los demás, no solo familiares sino a
cualquier amigo o conocido, es capaz de olvidarse de lo que realmente tiene q hacer para
acompañar a su hermano al médico, para transportar a su padre a donde haga falta, para
abrir la puerta de una amiga de un compañero, para organizarte un entreno de piscina y
estar desde el bordillo dándote indicaciones ( eso si, sin mojarse mucho, porque como él
dice ODIO LA PISCINA, normal después de todos sus años de competir en natación) para
tomar una cerveza si te encuentras mal. Este amigo es capaz de quedar con 5 personas
distintas el mismo día a la misma hora porque dice a todo que SI. Así que le toca priorizar
muchas veces y no acudir a las otras citas, con lo que se ha ganado el sobrenombre de
Charly Pellas. Amigo aquí tienes a tu amigo para lo que necesites.
Le acompañaba Jorge, el radiólogo que horas antes me había estado haciendo las pruebas
diagnósticas. A este último, yo no lo conocía pero Charly nos presento y, me estuvieron
explicando en un lenguaje que pudiera entender los resultados de las mismas.
He de deciros que no entendía ni papa, pero me tranquilizaron sus palabras. Estaba
cansado y con algo de hambre porque no había comido en todo el día. Así que cuando se
marcharon me dieron de comer algo. Y digo bien me dieron de comer pues me encontraba
postrado en la cama sin capacidad de movimiento alguno.

Con la frase, aún merodeando en mi cabeza, del guardia cuando se marchó dirigiendose a
mi madre sobre la publicación del accidente en la prensa del día siguiente, se me encendió
la bombilla, esa que no fundió el golpe en la cabeza y de nuevo con el teléfono en la mano
tenía dos ultimas cosas que hacer antes de intentar conciliar el sueño.
La primera, avisar a mis amigos acerca del accidente que había sufrido para que no se
preocuparan y, que vieran que me encontraba bien. Maravilloso invento esto del Whatsup,
el único fallo que tiene es que no estaban todos mis amigos de Logroño, solo faltaba Weto
que todavía no se había subido al carro de las nuevas tecnologías. Mis amigos, la familia
que yo elegí en mi vida de la cual decir que estoy orgulloso es poco y cuantificar lo
afortunado de mi elección es imposible. La familia a la que poco a poco iréis conociendo,
con la que mi caminar por esta aventura que es la vida no tendría el sentido que hoy tiene.
El caso que mande un mensaje con la noticia y les falto tiempo para mandarme su aliento.
Ellos se quedaron con la preocupación del accidente pero con la tranquilidad que estaba
bien, sin saber todavía mi estado real.
La segunda, fue felicitar a Inma por su cumpleaños, pues después de toda la guerra que
llevábamos dándole en la piscina y, todas las carreras, entrenos y bromas que nos había
aguantado y siempre con una sonrisa enorme en su rostro, sabía que echaría en falta la
felicitación y, no por no estar bien acompañada de un gran tipo como es Fer y el resto de
gente de natación, sino porque sabe estar pendiente de todas sus amistades y cuando algo
no le cuadra siempre se preocupa, cosa que no deseaba.
Debí mantener una conversación de lo más normal y mi tono de voz sonaría sereno porque
solo noto que me encontraba cansado.

Terminada la llamada, nos quedamos a solas mi madre, yo y los pocos sonidos que
irrumpen la noche

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