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DOI: http://dx.doi.org/10.17141/urvio.21.2017.

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URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, No. 21, Quito, diciembre 2017, pp. 22-38
RELASEDOR y FLACSO Sede Ecuador • ISSN 1390-4299 (en línea) y 1390-3691
Inteligencia militar y criminalidad
organizada. Retos a debatir
en América Latina
Military intelligence and organized crime.
Challenges to debate in Latin America

Daniel Sansó-Rubert Pascual1


Fecha de envío: 25 de agosto del 2017
Fecha de aceptación: 3 de noviembre de 2017

Resumen
El auge desmedido de la criminalidad organizada en América Latina, en términos de pluralidad de mani-
festaciones y de gravedad del impacto de las mismas, ha acarreado una singular erosión de la seguridad, la
convivencia pacífica y el bienestar social, al tiempo que quiebra los principios consustanciales de la democra-
cia, conculca derechos fundamentales y se produce el contagio criminal del sistema económico y financiero.
Ante esta situación de extrema gravedad, muchos Gobiernos latinoamericanos han recurrido al empelo de
sus Fuerzas Armadas para contrarrestar la amenaza criminal. Y estas, dentro de sus novedosas atribuciones,
han apostado por el empleo estratégico de las capacidades de inteligencia en la lucha contra la criminalidad
organizada. Decisión que ha abierto un relevante debate sobre la adecuación, no solo del recurso al estamen-
to militar para este cometido –al margen de los cuerpos policiales–, sino lo delicado de implicar a personal
militar en labores de inteligencia dentro del territorio nacional con autonomía operativa, desligados de los
respectivos servicios de inteligencia nacionales, con todos los prolegómenos que dicha intervención puede
acarrear en términos operativos y de calidad democrática, y respeto al Estado constitucional social y demo-
crático de derecho.

Palabras clave: América Latina; criminalidad organizada; delincuencia organizada; democracia; Fuerzas
Armadas; inteligencia criminal; inteligencia militar.

Abstract
The excessive growth of organized crime in Latin America, in terms of the plurality of manifestations and
the seriousness of their impact, has led to a singular erosion of security, peaceful coexistence and social
well-being, while at the same time breaching the consubstantial principles of democracy, violates funda-
mental rights and the criminal contagion of the economic and financial system. Faced with this situation
of extreme gravity, many Latin American governments have resorted to the use of their Armed Forces to
counteract the criminal threat. And these, within their novel attributions, have opted for the strategic use
of intelligence capabilities in the fight against organized crime. Decision that has opened a relevant de-
bate on the adequacy, not only of the recourse to the military establishment for this purpose –aside from

1 Secretario académico del Centro de Estudios de Seguridad (CESEG) de la Universidad de Santiago de Compostela
(España) e investigador invitado de FLACSO, sede Ecuador. Miembro de la Red Latinoamericana de Análisis de Se-
guridad y Delincuencia Organizada (RELASEDOR) y del Observatorio de Criminalidad Organizada (OCOT) de la
Universidad de Salamanca (España). Correo: daniel.sanso-rubert@usc.es.

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No. 21 - Quito, diciembre 2017 - pp. 22-38 - © RELASEDOR y FLACSO Sede Ecuador ISSN 1390-4299 (en línea)
Inteligencia militar y criminalidad organizada. Retos a debatir en América Latina

the police forces–, but the delicate task of involving En amplias zonas de sus respectivos territo-
military personnel in intelligence work within the na- rios nacionales las autoridades no son capaces
tional territory with operational autonomy, detached
from the respective national intelligence services, with
de salvaguardar los derechos de las personas,
all the prolegomena that such intervention can entail ni garantizar la integridad y la estabilidad esta-
in operational terms and of democratic quality, and tal. La radiografía de América Latina constata,
respect for the constitutional social and democratic que no solo atraviesa una crisis de seguridad
state of law.
pública, sino que la situación es más crítica; la
Keywords: Armed Forces; criminal intelligence; de- seguridad nacional está igualmente bajo ame-
mocracy; Latin America; military intelligence; orga- naza. El Estado está fallando por defecto y por
nized crime. exceso ante el empuje del crimen organizado.
Por eso, aunque América Latina, sin lugar a
dudas, es una región que funciona y avanza
La identificación de la criminalidad en muchos aspectos de su institucionaliza-
organizada como amenaza a la ción, no parece errado sostener que, aunque
democracia en América Latina: no representen casos de Estado fallido, si cabe
democracias bajo presión hablar de democracias bajo presión (Sansó-
Rubert 2017) y Estados disfuncionales.
El incremento de la presencia e intensidad Consecuentemente, el escenario regional
de la actividad de la criminalidad organiza- latinoamericano padece un déficit importante
da en América Latina en las últimas cinco en términos de seguridad. Se caracteriza por
décadas, ha generado la perversa paradoja la vigencia de una “paz insegura” (Chinchilla
de transformar una zona de paz, entendida 2016, 11-24). Según datos de la Organización
como “territorio caracterizado por la ausencia de los Estados Americanos (OEA), la violen-
de conflictos bélicos”, en uno de los espacios cia criminal organizada tiene en América Lati-
más violentos del mundo (Global Peace Index na un carácter “pandémico” (Bartolomé 2009,
2015), en donde determinadas áreas geográ- 16-20). Desde la Organización de Naciones
ficas de países como Honduras, Guatemala, Unidas (ONU), que identifica la región em-
El Salvador, México Colombia o Brasil, solo pleando el calificativo de países “bajo estrés”
son comparables con escenarios de conflicto (The Globalization of Crime. A Transnational
bélico como Afganistán o Irak. Geoestratégi- Organized Crime Threat Assessment 2010,
camente, América Latina se ha consolidado en 221-272), se alerta periódicamente respecto
las últimas décadas como un importante cen- de la entidad lesiva que representa el crimen
tro de operaciones de una variedad de tráficos organizado, especialmente, en su vertien-
ilícitos (especialmente, el narcotráfico), así te transnacional, y su carácter pluriofensivo,
como de diversas actividades ilícitas transna- tanto para la seguridad de las personas, como
cionales. Relevancia adquirida en el comercio para la estabilidad social, económica y políti-
ilegal (Arnson y Olson 2011), no solo a nive- ca de las instituciones democráticas. Preocu-
les subregionales y regionales, sino intercon- pación reflejada al reconocer el accionar del
tinentales, aumentado su importancia en tér- fenómeno criminal organizado, como uno de
minos de geopolítica criminal (Sansó-Rubert los mayores desafíos a la seguridad y estabili-
2015, 62-75). dad de los Estados (Mace y Durepos 2007).

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La violencia, la corrupción y sus actividades dójicamente, las instituciones y organismos


relacionadas protagonizadas por la delincuen- estatales imprescindibles para enfrentar la de-
cia organizada, inhiben el desarrollo sosteni- lincuencia organizada –el sistema de justicia,
ble y constituyen una flagrante violación de penitenciario, de policía, los servicios de inte-
los derechos humanos. ligencia y las fuerzas armadas– representan, en
La criminalidad organizada ha evolucio- mayor o menor medida, parte del problema,
nado hasta el punto de transformarse en un habida cuenta de su incapacidad para afrontar
actor capaz de amenazar la soberanía e in- las demandas de seguridad de la ciudadanía.
dependencia de los Estados (Waever 1995). En esta situación podrá entenderse que es
Extremo este, reconocido en los catálogos prioritario el reforzamiento estatal, en general,
de riesgos, peligros y amenazas, que los paí- y el del sistema institucional de seguridad, en
ses han confeccionado dentro de las lógicas particular, según los criterios de transparencia
de sus políticas estratégicas de seguridad y y control propios de un Estado democrático
defensa (López 2010; Sansó-Rubert 2011b). (exigencias de calidad democrática). Lamen-
Desafío mayúsculo, al que se enfrentan las de- tablemente, hasta el momento no ha sido el
mocracias de América Latina sometidas a la objetivo principal de la mayoría de las polí-
acuciante presión ejercida por la criminalidad ticas aplicadas. Lejos de ello, se ha recurrido
organizada (Sansó-Rubert 2017). a políticas represivas que acuden a las fuerzas
Siguiendo esta línea argumental, desde armadas como principal medio para combatir
la perspectiva de la disfuncionalidad estatal, estas amenazas (Sansó-Rubert 2010b), como
destaca la vigencia de un Estado de derecho se analizará a lo largo del texto, con impor-
débil, incapaz de garantizar el imperio de la tantes repercusiones en la esfera del Estado, su
ley favoreciendo la anomia y la impunidad de ordenamiento constitucional y su seguridad.
aquellos que transgreden la norma. Un Estado Tampoco la implantación del crimen
incapaz de preservar los bienes públicos para organizado es igual en toda la región, ni la
el conjunto de la población y más grave aún, violencia reviste la misma intensidad. Los te-
asegurar la protección de la indemnidad de rritorios de Centroamérica (con una mayor
los derechos y libertades fundamentales. La incidencia en El Salvador, Guatemala y Hon-
criminalidad organizada representa la mani- duras), Colombia y México, han sido las áreas
festación más cruda de los “poderes salvajes” geográficas más afectadas en las últimas dos
de Ferrajoli, corruptores de los principios de décadas. No obstante, pese a las diferencias
la vida política entendida democráticamente, de dimensión y naturaleza, y de las formas de
socavando cualquier intento de configuración afrontarla, la delincuencia organizada es un
de un sistema constitucional, que sea capaz de problema que afecta de manera determinante
garantizar los derechos básicos que sostienen a las instituciones del Estado y, por extensión,
la democracia como ordenamiento político de al conjunto social de toda América Latina.
las sociedades (Ferrajoli 2011). En lo tocante a las fuerzas y cuerpos de
Además de ser un factor que explica el ori- seguridad, con independencia de su naturale-
gen de la implantación del crimen organiza- za policial o militar, o de la circunscripción
do, la debilidad estatal es, al mismo tiempo, territorial de sus competencias (locales, esta-
el principal obstáculo para combatirlo. Para- tales o federales) se encuentran sobrepasadas

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en relación a la dimensión de los desafíos y ridad y organismos de inteligencia del Estado.


sus capacidades reales de respuesta. En similar De esta manera, pese a los esfuerzos realizados,
situación se encuentran los servicios de in- no se modifican las causas que favorecen la apa-
teligencia. Carecen de efectivos suficientes y rición de delincuencia organizada.
los que están disponibles, no cuentan con la En buena lógica, este tipo de iniciativas a
formación adecuada, sumado a su escasa con- corto plazo, desde la perspectiva política, faci-
ciencia profesional de su condición de servicio litan oxígeno para la supervivencia de un Go-
público. Cuestión que se agudiza debido a la bierno, pero no resuelven en modo alguno las
baja percepción salarial, sumando a una ins- necesidades de un país y de su ciudadanía. Re-
titucionalidad débil. Estos factores los hacen calcar, que se requiere de políticas y estrategias
vulnerables a la corrupción. A ello es preciso de Estado, que brillan mayoritariamente por
sumar la inexistencia de estrategias y políticas su ausencia, fruto de otra realidad presente
públicas de estado, sobre seguridad interior. en Latinoamérica: la falta de preparación del
Prima la ausencia de planificación estratégica poder civil para gestionar adecuadamente po-
al respecto. líticas de seguridad y de defensa, y en especial,
Todas estas circunstancias ponen de re- los servicios de inteligencia.
lieve los vacíos institucionales que afectan a
los Estados y las limitaciones existentes para
afrontar el desafío planteado por la crimina- El desarrollo de las capacidades de
lidad organizada (Buscaglia 2013). Llegados inteligencia contra la criminalidad
a este nivel de riesgo, conjugado con la dis- organizada en América Latina
funcionalidad institucional, la carencia de
respuestas convincentes y ante el déficit insti- La primera cuestión es dirimir, sucintamente,
tucional imperante, que afecta a una parte im- qué es y para qué sirve la inteligencia crimi-
portante de la estructura de seguridad interior nal (delimitación del concepto y funciones),
del Estado –cuerpos policiales y servicios de para, a continuación, tratar de determinar
inteligencia–, los gobiernos de la región han hasta qué punto tiene sentido o carece del
depositado mayoritariamente en las Fuerzas mismo, la inmersión de las Fuerzas Armadas
Armadas, aunque no en todos los casos, la res- en su desarrollo y empleo, con todo lo que
ponsabilidad de atajar las manifestaciones de ello conlleva, habida cuenta de la progresiva
criminalidad organizada y reconducir la situa- implicación de los militares en la lucha con-
ción, hasta alcanzar la normalidad propia de tra la criminalidad organizada en el contexto
un estado de paz social. latinoamericano.2 Disponer de un acervo con-
Acuciados por las imperiosas demandas ceptual claramente delimitado y comúnmente
ciudadanas, que reclaman soluciones rápidas de aceptado en sus términos, permite una comu-
seguridad y protección, la elección de estrate- nicación clara, concisa y fluida. Premisa, que
gias puramente reactivas y políticas criminales
2 Para una mayor profundización en el recurso a las Fuer-
de extrema dureza, difícilmente encuadrables zas Armadas en la lucha contra la delincuencia organizada
en un Estado democrático de Derecho, se han consultar: Sansó-Rubert, Daniel. 2017. Democracias bajo
presión. Estado, fuerzas armadas y criminalidad organizada en
concentrado en combatir el crimen organiza- América Latina: ¿éxito o fracaso de la estrategia de contención
do, obviando fortalecer las estructuras de segu- militar?. Madrid: Dykinson.

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brilla por su ausencia, cuando nos introduci- Acepción que, aunque esclarecedora, resul-
mos en el marco de la inteligencia aplicada al ta deficitaria al no reflejar la variedad de po-
comportamiento delictivo. Esta área de cono- sicionamientos existentes sobre la materia. Y
cimiento en expansión se caracteriza, al menos además, de facto, la inteligencia criminal, por
por el momento, por la existencia de no pocas definición, no está vinculada a un ente en par-
áreas de confusión, ofuscación y solapamien- ticular sino que, en función de circunstancias
to (Sansó-Rubert 2012). Circunstancia, que de diversa índole –administrativas y políticas–,
aflora al entremezclar en un totum revolutum, principalmente o de naturaleza coyuntural,
diversas metodologías de análisis del fenóme- puede residenciarse dicha labor (ejercida si-
no delictivo; especialmente, la inteligencia cri- multáneamente o en condición de monopo-
minal, la inteligencia policial, la investigación lio), bien en servicios de inteligencia, bien en
policial (o criminal o delictiva, en función de unidades policiales, los servicios de aduana, en
la nomenclatura que se emplee) y el análisis organismos militares, en el sistema penitencia-
criminal. Dicha circunstancia, genera un per- rio, las instituciones financieras y económicas e,
manente desacuerdo entre los expertos en la incluso, empresas privadas de seguridad, según
materia, adscritos a diversas corrientes doctri- la realidad de cada país (Sansó-Rubert 2016).
nales. Otra discrepancia, reseñada en la obra ti-
El Diccionario LID de Seguridad e Inteli- tulada Conceptos Fundamentales de Inteligencia
gencia (2013), la define como (Díaz 2016), radica en que, frente al interés
generalista de la inteligencia policial por el deli-
el tipo de inteligencia que realizan los to, el delincuente, la víctima y el control social,
servicios de información policiales y la materia objeto de la inteligencia criminal se
cuyo fin es analizar e investigar tanto la enfoca sobre el “problema criminal”, “ambien-
criminalidad organizada, como aquellas te criminal” (criminal enviroment) o “hecho
otras formas delictivas cuya complejidad criminal”, definido como una realidad perma-
y gravedad impiden su eficaz prevención
nente, dinámica y cambiante (en cuanto a su
mediante una investigación policial, fiscal
o judicial del caso concreto. También se forma, composición y tamaño), sobre la cual
ocupa del análisis estratégico de tenden- es posible actuar e influenciar. Abarca una plu-
cias y amenazas en materia delictiva, con ralidad de dimensiones que pueden ser, tanto
el propósito de producir conocimiento, grupos u organizaciones de crimen organizado,
que fundamente la adopción de políticas el estudio o análisis de un mercado (legal o ile-
de seguridad pública dirigidas a la resolu-
gal) o un determinado área geográfico, las re-
ción de problemas criminales. […] En el
plano estratégico, se dirige a la definición laciones que se establecen entre organizaciones
de los objetivos de la organización poli- criminales y entre éstas y aparatos de gobierno,
cial, y al establecimiento de la política y así como cualquier otro medio o actividad de
planes generales para lograr el desmante- interés para la criminalidad organizada (Sansó-
lamiento de las organizaciones criminales Rubert 2016). No es más que
y la prevención de formas delictivas com-
plejas. En el plano táctico, su propósito
último es ayudar a la planificación y el un tipo de inteligencia útil para obtener,
diseño de las acciones concretas necesarias evaluar e interpretar información y difun-
para enfrentar las amenazas criminales. dir la inteligencia necesaria para proteger y

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promover los intereses nacionales de cual- propia comprensión de la complejidad de la


quier naturaleza (políticos, comerciales, fenomenología criminal organizada, demanda
empresariales), frente al crimen organiza- un análisis que combine una visión macroscó-
do, al objeto de prevenir, detectar y posibi-
litar la neutralización de aquellas activida- pica y contextual (inteligencia criminal), con
des delictivas, grupos o personas que, por una investigación de hechos microscópicos y
su naturaleza, magnitud, consecuencias específicos (investigación criminal). Haciendo
previsibles, peligrosidad o modalidades, hincapié en esta última idea en virtud de su
pongan en riesgo, amenacen o atenten trascendencia, cabe identificar una relación
contra el ordenamiento constitucional, los
bidireccional entre ambas herramientas de lu-
derechos y libertades fundamentales (San-
só-Rubert 2010b). cha contra la criminalidad: las averiguaciones
obtenidas en el contexto de la investigación
policial/criminal y los productos del análisis
Finalmente, la última clave relevante para una criminal, pueden incorporarse como insumos
delimitación inequívoca reside en asumir que, en el análisis de inteligencia; de la misma for-
la inteligencia criminal, no consiste en perse- ma, la inteligencia criminal como producto y
guir delitos para su posterior enjuiciamiento. sus metodologías de obtención, pueden em-
La obtención de pruebas y evidencias es una plearse como recursos de apoyo a la investiga-
actividad propia del ámbito de la investiga- ción policial/criminal).
ción policial, no de inteligencia. La investi- De igual forma, una misma información
gación criminal/policial se realiza al suscitarse puede tener una doble finalidad: constituir in-
un caso y se culmina con los logros investiga- dicios y pruebas para descubrir los elementos
tivos obtenidos, logrando su esclarecimiento integrantes del hecho criminal para su enjui-
y resolución, mientras que la inteligencia es ciamiento (investigación criminal/policial) o
permanente. No reacciona ante la comisión constituir insumos, que empleará el analista
de un delito (notitia criminis), sino que opera de inteligencia en la elaboración del producto
en un continuum constante sobre toda perso- inteligencia, con independencia del momento
na, actividad u organización, que pueda pare- exacto en el que se produce el conocimiento,
cer sospechosa de constituirse en una amenaza sea este anterior o posterior al hecho delictivo.
o implique un riesgo para la seguridad (San- E igualmente es cierto, que ciertas metodolo-
só-Rubert 2012). Motivada por su creciente gías o técnicas de análisis pueden responder a
especialización en función de la propia evo- diferentes objetivos: consecución de inteligen-
lución de su objeto, la inteligencia criminal cia o aplicables a la investigación (Sansó-Ru-
ostenta suficiente entidad para defender su bert y Blanco 2015). Todo ello, remarcando
plena autonomía conceptual, respecto de la sus diferencias.
inteligencia policial o cualquier otra tipología. En conclusión, recogiendo los principales
Especialización, que tiende a su vez hacia una rasgos de la definición de inteligencia criminal
sub especialización en función de áreas geo- descritos en el capítulo con el mismo rubro
gráficas, actividades delictivas, modalidades elaborado por Sansó-Rubert y Blanco Navarro
comisivas u otras circunstancias de interés. en la obra Investigación Criminal (2015), cabe
Sin duda, establecer los límites resulta una destacar el hecho de que principalmente
aspiración de difícil materialización, ya que la

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permite minimizar el impacto de la crimi- inteligencia criminal no solo describe cuál es


nalidad organizada y mantener un control la situación actual relativa al fenómeno, sino
mínimo para evitar su expansión incontro- que aporta explicaciones sobre la existencia de
lada, que suponga en última instancia un
deterioro de la seguridad, tanto objetiva dicho fenómeno y establece posibles evolucio-
como subjetiva. Especialmente cuando el nes o tendencias, desarrollando diversidad de
coste de oportunidad a la hora de tomar escenarios viables. Además, define las alterna-
una decisión (y no otra), puede llegar a re- tivas factibles para reorientar la situación en el
sultar cualitativamente mucho más gravo- sentido más favorable para su erradicación y
so o generar daños irreparables. Representa
control, y establece los eventuales costes eco-
un abanico de retos y oportunidades. Por
un lado, permite no sólo una mayor y me- nómicos y sociales resultantes de la aplicación
jor aprehensión del fenómeno delictivo en de dichas medidas (Sansó-Rubert 2016). De
todo su espectro sino a la par, proporciona la misma forma, posibilita conocer y analizar
un conocimiento “informado” indispensa- la distribución geográfica de la actividad de-
ble para la articulación de todos aquellos lictiva, la concentración territorial de las or-
recursos imaginables (control social for-
ganizaciones criminales (densidad criminal),
mal: Política Criminal, de Seguridad y De-
fensa, Penitenciaria, medidas legislativas, el surgimiento de nuevos nichos de mercado
policiales…) aniveles operativo, táctico y ilícitos, la introducción de novedosas meto-
estratégico, destinados a contrarrestar el dologías y modus operandi, nuevos productos
riesgo criminal. y servicios, la identificación de las estrategias
puestas en práctica por las estructuras delicti-
Igualmente, vas, la familiarización con la subcultura delic-
despunta por su destacado potencial para
tiva, las características sociodemográficas rele-
la elaboración de los análisis destinados a
que los consumidores (destinatarios), sean vantes de los miembros de las organizaciones
estos decisores políticos o responsables de criminales para su conveniente explotación
los organismos encargados de la persecu- (nacionalidad, región de procedencia, etnia,
ción de la delincuencia, tengan suficientes familia, profesión, condición de ex policías o
elementos de juicio para la adopción de ex combatientes, tipología de actividad ilícita
respuestas adecuadas. Esto reduce, en con-
secuencia, los riesgos inherentes a toda ac-
en la que está especializado…), así como la
ción o decisión (incertidumbre) para la im- detección del ascenso y caída de las organiza-
plementación de políticas criminales y de ciones criminales, en virtud de sus fortalezas y
seguridad eficientes. Al tiempo, que permi- debilidades.
te contrastar la eficacia objetiva de las me- De igual forma, su utilidad redunda en
didas pergeñadas al respecto. Conocer qué
su empleo como un instrumento de análisis
ha sucedido en el escenario criminal, qué
está sucediendo y por qué, y qué es lo más del éxito de las políticas públicas y decisiones
probable que suceda en el futuro es la meta adoptadas en la confrontación con la crimi-
(Sansó-Rubert y Blanco Navarro 2015). nalidad organizada. Destinar capacidades de
inteligencia para la realización de análisis so-
Este es el sustrato para conocer su evolución bre la gestión pública del Estado y el fortaleci-
y advertir con antelación, las posibles in- miento institucional, con el fin de vislumbrar
cursiones oportunistas de redes criminales con la debida anterioridad, cómo determina-
(Sansó-Rubert 2011). Un buen producto de das decisiones sobre el manejo de lo público

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(recursos, bienes, y servicios), permiten o faci- necesidad de amortizar unas fuerzas arma-
litan las operaciones y funcionamiento de or- das que, según algunos postulados (Frederic
ganizaciones al margen de la ley; de tal forma, 2008), habrían perdido su razón de ser en el
que se puedan identificar las implicaciones de nuevo contexto de seguridad internacional
las decisiones y esquemas preventivos adopta- tras finalizar la Guerra Fría.
dos, para evitar el fortalecimiento involunta- En palabras de Moloeznik (2014, 76-92),
rio del crimen organizado.
esto se explica, principalmente y por un
lado, debido al fracaso tanto de las políti-
cas criminales, como del sistema de justicia
El recurso a las Fuerzas Armadas en
penal, incluyendo las policías, de aquellos
la lucha contra la criminalidad Estados donde el poder político ha tomado
organizada y la consiguiente la decisión de comprometer directamente a
inmersión en el desarrollo de las fuerzas armadas en el ámbito de la segu-
capacidades de inteligencia criminal ridad […]; por el otro, el dominio del de-
nominado populismo punitivo, del discurso
de mano dura y tolerancia cero, y del inne-
Partiendo de la clara diferenciación entre la
gable atractivo que ejercen los militares en
defensa nacional y la seguridad pública e in- tanto institución, por su profesionalismo,
terior, como premisa básica asumida en toda disciplina, espíritu de cuerpo, movilidad,
América Latina, cabe entonces preguntarse, polivalencia y sistema de armas.
¿cuáles han sido los factores que han llevado a
una generalización de la actuación de las fuer- Sin duda, es legítimo que los Estados recurran
zas armadas en la seguridad pública y, en con- a todos los recursos disponibles –al amparo
creto, asumir el rol de protectores y garantes de la razón de Estado–, ante un contexto de
del Estado de derecho frente a la criminalidad debilidad y limitación de medios. Cada país
organizada? ¿Qué mueve a las autoridades a tiene unos problemas específicos que atender
confundir los ámbitos de acción de las fuerzas y sus fuerzas armadas son, al menos en teoría,
militares y de las policías, cuando, grosso modo, suficientemente polivalentes para asumir dis-
las constituciones y las leyes determinan que tintas misiones al respecto. La gran pregunta
las primeras tienen la obligación de garantizar que hay que plantearse es en qué medida la
la seguridad nacional y las segundas, de forma asunción de estas misiones secundarias respec-
más específica, la de los ciudadanos? Solo cabe to de su labor de defensa principal, repercuten
una respuesta: la conjugación de la oportu- positiva o negativamente en la institución cas-
nidad y el interés (Sansó-Rubert 2010a). De trense (Sansó-Rubert 2011a) y por extensión,
un lado, la rápida resolución (o al menos la al Estado de derecho constitucional.
apariencia) de los crecientes problemas de vio- Los nuevos requerimientos han desenca-
lencia y delincuencia que afectan al conjunto denado un proceso de transformaciones de
de las sociedades, sumado a la baja credibili- calado en el seno de las fuerzas armadas para
dad que entre los ciudadanos y las autoridades adaptarse. Defensores y detractores, esgrimen
tienen los distintos cuerpos policiales y los razones y argumentos para determinar el gra-
servicios de inteligencia (Sansó-Rubert 2017). do de protagonismo asumible en la conten-
De otro lado, habría que sumarle la aparente ción del crimen organizado. Implicación, que

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no se produce de forma unívoca en el ámbi- criminalidad organizada supone, en primer


to latinoamericano. El nivel de asunción por término, una tendencia general a aplicar la ló-
parte de los militares de funciones policiales gica propia de la inteligencia militar –en gran
y de implementación de capacidades de in- medida propiciado por la ausencia, igualmen-
teligencia criminal, varía mucho de un país te generalizada, de una doctrina de inteligen-
a otro, de acuerdo con los diferentes marcos cia criminal propia de cada país–, provocando
legales habilitantes y la percepción de la grave- una militarización de la inteligencia criminal.
dad de la situación de la seguridad dentro de Militarización, que dispara la “sensibilidad
sus fronteras y en su entorno regional inme- social” y desconfianza ante el desarrollo de
diato (García Carneiro 2007; Fernández Ro- labores de inteligencia por parte de personal
dríguez y Sansó-Rubert 2010). Abarcar cada militar en relación a la seguridad interior del
uno de los países de forma pormenorizada es Estado. Destaca la falta de formación y co-
una tarea que desborda los propósitos de este nocimiento especializado sobre la realidad
trabajo, que sólo aspira a despertar inquietu- criminal del personal militar, o de cobertura
des destinadas a alimentar el debate sobre las legal para realizar con éxito labores de infil-
bondades de la inmersión de la inteligencia tración (diversas modalidades desde el agente
militar en las estrategias de respuesta y sus res- encubierto hasta figuras más complejas como
pectivas consecuencias. el agente infiltrado, según permita la legisla-
Bajo el rubro del concepto de seguridad ción de cada país), obtención de información
multidimensional (Rivera Vélez 2008), que y gestión de fuentes humanas en ambientes
suscita no pocas controversias, asistimos a una criminógenos, principalmente en espacios
progresiva adaptación de las capacidades y fun- urbanos, lo que a su vez conlleva exponer a
ciones militares –incluyendo las de inteligen- los militares a título personal, bien al contagio
cia– a los requerimientos de la lucha contra criminógeno (corrupción), bien a exponerse a
las actividades de la delincuencia organizada, ser descubiertos.
en detrimento de las instituciones policiales y A nivel institucional, supone por exten-
servicios de inteligencia. Transformación, que sión, exponer a la institución castrense a la
empieza a suscitar un intenso debate, hasta penetración criminal (contaminación del
ahora ausente (Fabián Saín 2014), no solo al- servicio) y a la devaluación de la calidad del
rededor de la pertinencia de la militarización producto inteligencia a través de las labores
de las políticas públicas de seguridad interior, de contrainteligencia de las organizaciones
sino en lo tocante a la obtención, desarrollo y criminales, bien impidiendo las labores de ob-
gestión de inteligencia criminal por parte de tención, bien contaminando la inteligencia a
personal militar para el propio soporte de dicha través de la facilitación de información falsa y
orientación. Cuestión esta última que tampoco de señuelos, que conduzcan al fracaso opera-
es baladí, a la hora de interactuar con otros ser- tivo. Contaminación que se contrarresta con
vicios de inteligencia o unidades de inteligencia un profundo conocimiento de la criminalidad
de cuerpos policiales de otros países. organizada que permite, en gran medida, de-
A grandes rasgos, la asunción de inicia- tectar informaciones falseadas, sumado a un
tivas de inteligencia –operativa, táctica y es- correcto y eficiente manejo de todo tipo de
tratégica– aplicadas a la confrontación con la fuentes, especialmente las humanas.

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Además, la inteligencia criminal es por en actividades ilícitas en calidad de actores


la propia naturaleza del fenómeno objeto de (Astorga 2007), ya mencionado. De hecho, la
análisis, transversal y multifactorial. Englo- extendida argumentación de especial resisten-
ba conocimientos de derecho, economía, fi- cia de los militares ante la corrupción en base
nanzas, sociología, criminología, psicología, a su deontología y valores profesionales, no se
geográficos, geopolíticos… para configurar sostiene empíricamente. No existen pruebas
análisis desde las estructuras de las organiza- fehacientes de que las fuerzas militares sean
ciones criminales, hasta su modus operandi, menos vulnerables a los tentáculos de la co-
pasando por sus capacidades logísticas, de in- rrupción criminal (Bailey y Godson 2000).
filtración estatal, económicas, sus lógicas de Las consecuencias de su involucramien-
acción y estrategias de mercado, de expansión to directo en la lucha contra la delincuencia
de autodefensa para su preservación y la de sus organizada repercuten negativamente de ma-
actividades, sus capacidades relacionales tanto nera directa en el desarrollo de los servicios
en el medio delictivo con otras organizaciones de inteligencia y de sus capacidades, al quedar
(proveedores, compradores, aliados…), como estos en un segundo plano y perder el lideraz-
en la esfera lícita, a niveles empresarial o ins- go del combate al crimen organizado en cla-
titucional. Un conjunto de conocimientos y ve de inteligencia. De igual forma, la ausen-
perfiles ausentes entre el personal analista de cia de una doctrina de inteligencia criminal
las fuerzas armadas y también, por qué no de- y el desconocimiento de sus particularidades
cirlo, de muchos de los servicios de inteligen- metodológicas, hacen que los militares se de-
cia latinoamericanos en su actualidad, donde diquen a aplicar su doctrina de inteligencia
la inteligencia criminal representa más un militar y metodologías de captación de in-
desiderátum que una realidad fáctica. Y, final- formación, manejo de fuentes y análisis a la
mente, lo que más preocupa, es si esa inteli- criminalidad organizada, generando episodios
gencia llega al decisor civil para que adopte las de vulneración de derechos fundamentales y
medidas oportunas y ejerza el liderazgo en la extralimitación en el ejercicio de sus compe-
respuesta al crimen organizado o queda cauti- tencias profesionales, derivado del desempe-
va en las instancias militares. ño de tareas para las cuales no han recibido
Otra cuestión trascendental, que igual- formación previa (Díez y Nicholls 2006). Y
mente cabe plantearse es hasta qué punto, posiblemente, tampoco el interés por adqui-
los ajustados presupuestos de defensa pueden rirla. La formación de profesionales con dedi-
soportar el incremento de cometidos a des- cación al orden interno o a la defensa nacional
empeñar por las fuerzas militares sin que ello obedece, a prirori, a vocaciones diferenciadas.
suponga un detrimento de sus capacidades, Como resultado, se han sentado las bases para
máxime cuando hablamos de capacidades de que dentro de los planes y objetivos de las
inteligencia, que requieren de una fuerte in- Fuerzas Armadas se introduzca, en mayor o
versión. Especialmente, en períodos de crisis menor medida, el combate a la delincuencia
económica y recortes presupuestarios. La ló- y el desarrollo e implementación de acciones
gica induce a pensar que el coste no es baladí. destinadas a la provisión de seguridad públi-
Y todo ello bajo la sombra del potencial riesgo ca y ciudadana como objetivos estratégicos
de corrupción e implicación de los militares (Hernández 2008), lo que a la postre supone,

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una transformación de profundo calado en la deriva con cuantiosas ayudas económicas y


doctrina militar. operacionales, supeditadas en exclusiva al dis-
Ante la problemática planteada en el título frute del estamento militar. Sobre todo, pro-
de este análisis, a tenor de lo expuesto, queda moviendo las capacidades militares de opera-
claro que la participación militar en la esfera ciones especiales (Mendel y McCabe 2016) e
de la seguridad interna obedece a unas necesi- inteligencia.
dades perentorias del Estado (último recurso), Desde la óptica de la estrategia de segu-
y qué debiera limitarse solo a los supuestos ridad interior, la tendencia internacional se
en los que las circunstancias así lo requieran. decanta claramente por primar las capacida-
Acomodar la razón de Estado a los requisitos des policiales y de los servicios de inteligen-
democráticos (razón de Estado democrática), cia para la reducción del delito y del hecho
para identificar aquellas situaciones en las que criminal, respectivamente. El control policial
la razón de Estado es el único e indispensable desempeña un papel central (Bobea 2003).
medio para salvar la democracia (Fernández Se considera que la policía es el instrumento
García 1997). Interpretación que ampararía adecuado para desarrollar iniciativas de disua-
constitucionalmente el recurso a las fuerzas sión, prevención, represión y proactividad en
armadas en la lucha contra la criminalidad or- la lucha contra el delito, quedando reservados
ganizada como instrumento extremo para su- los servicios de inteligencia para las manifesta-
puestos excepcionales, sin que pueda tildarse ciones más graves de criminalidad organizada,
esta opción de antidemocrática. que amenacen la integridad estatal. En defi-
Por lo tanto, tiene perfecta cabida en De- nitiva, la apuesta por los cuerpos de policía
mocracia, pero su empleo debe ser articulado (destacando sus unidades de inteligencia), en
convenientemente bajo premisas claras (pre- circunstancias de normalidad, para el mante-
servando un mínimo de criterios, para que el nimiento del orden y la seguridad ciudadana.
empleo de las tropas tenga legitimidad: que Sin perjuicio de que, ante determinadas cir-
se asegure la gravedad de la amenaza; que el cunstancias, se recurra a las fuerzas militares
propósito del uso de la fuerza militar sea co- en búsqueda de apoyo. Para que esta apuesta
rrecto; que sea el último recurso; que exista fructifique en América Latina, resulta indis-
una proporcionalidad de los medios; que se pensable una profunda reforma del sector po-
formule un balance de las consecuencias, su- licial y de sus organismos nacionales de inte-
peditación y primacía del liderazgo civil de ligencia.
las operaciones…), que eviten otorgar errá- Entre tanto esta reforma no llega, la pre-
ticamente a las fuerzas armadas una prepon- visión es que los gobiernos latinoamericanos
derancia, que conlleve el riesgo de militarizar continúen dependiendo del estamento mili-
la seguridad interior (Fernández Rodríguez y tar para contrarrestar las manifestaciones más
Sansó-Rubert 2010). Problemática, en gran violentas de criminalidad organizada, general-
medida provocada por la influencia de Esta- mente asociadas a la actividad del narcotráfi-
dos Unidos en la región que, bajo el paraguas co. Y es que el discurso de guerra contra el
de la “guerra contra las drogas”, ha favorecido crimen organizado, ha calado profundo en la
la militarización de la respuesta al crimen or- visión estratégica de la seguridad y defensa de
ganizado, atrayendo a los Ejecutivos hacia esta prácticamente toda América Latina (excep-

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tuando básicamente a los países del Cono Sur, términos democráticos: seguridad democráti-
con Argentina a la cabeza). ca. Afrontar el reto de encontrar en la segu-
A pesar de los razonamientos esgrimidos ridad y la inteligencia, interpretadas desde el
en este trabajo, que desaconsejan el recurso prisma de la democracia, la forma de afrontar
a las fuerzas armadas, al menos tal y como correctamente la amenaza. Sea como fuere, sin
está planteado actualmente por los países de duda, guste o no, las fuerzas armadas están lla-
la región, la impronta de la razón de Estado madas a cobrar trascendencia en la lucha con-
y la excepcionalidad devenida en cotidiana tra las actividades ilícitas en América Latina
prevalecen, introduciendo elementos de inse- (Sansó-Rubert 2011a), siendo en la medida
guridad jurídica y arbitrariedad. Se han con- de lo posible deseable su expresa supeditación
vertido en el argumento sobre el que se sus- a la dirección policial y bajo el control civil. Es
tenta todo el andamiaje de la respuesta manu importante no perder la perspectiva de que,
militari, exponente de la máxima intensidad necesariamente, son diversos los ingredientes
del uso de la fuerza del Estado. Aplicar la le- que han de intervenir en la erradicación de la
talidad defensiva para preservar Estado, socie- delincuencia organizada. Por ello, no se debe
dad y democracia, despierta suspicacias con olvidar que el éxito realmente se alcanzará con
respecto a procesos de militarización velados, la imbricación adecuada de todos los instru-
tamizados bajo el rubro del compromiso con mentos disponibles –combinando estrategias
la seguridad interior, al tiempo que, de facto, de prevención, acción y reacción–, sumado a
la experiencia arroja resultados no especial- la cooperación de todos los actores implica-
mente satisfactorios. dos, bajo el paraguas de la democracia y del
La declaración de los Estados de una gue- Estado de derecho.
rra al crimen organizado planificada desde un
prisma militar, implica, en primera instancia,
el abandono expreso de los procedimientos Conclusión: entre el deber ser y
constitucionales ordinarios para perseguir a la el ser. Un debate en profundidad
delincuencia organizada. En segundo térmi- pendiente
no, genera importantes perjuicios colaterales
de relevancia constitucional (costos constitu- A grandes rasgos, la delincuencia organizada
cionales) y democrática, como la violación de constituye un problema de seguridad, a ni-
Derechos Humanos por parte de las fuerzas vel nacional, regional e internacional, habi-
militares en sus operativos, circunstancias que da cuenta de su creciente transnacionalidad,
no tienen cabida en el marco de una política que puede llegar a sobrepasar los esquemas
de seguridad pública democrática. Otro ele- ordinarios de respuesta requiriendo medidas
mento destacable, es la vulneración del Esta- excepcionales. Y de cómo se gestione dicha
do de derecho, donde queda fuera de lugar la excepcionalidad, la democracia y el Estado
visión del “enemigo”, propia de los enfrenta- de derecho resultarán fortalecidos o, por el
mientos bélicos. contrario, se abrirán espacios de incertidum-
La situación requiere con urgencia del es- bre que el Estado deberá afrontar, no ya en
tablecimiento de límites y garantizar el papel el plano de la lucha contra la delincuencia
del Estado como proveedor de seguridad en organizada, sino en la esfera de los derechos,

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libertades y garantías constitucionales, que manifestaciones de criminalidad organizada


imprimen el carácter constitucional a las de- de mayor intensidad (Sansó-Rubert y Blanco
mocracias y a sus sistemas de inteligencia en 2015); desarrollar estrategias y capacidades
América Latina. fundadas en inteligencia criminal para cons-
La realidad criminal en la que está sumida treñir a la mínima expresión la delincuencia
América Latina trasluce el cúmulo de fracasos organizada que está por materializarse o impe-
derivados de una deficiente gestión de la ame- dir que llegue siquiera a eclosionar, intentan-
naza. Las respuestas operadas se manifiestan do atisbar los derroteros por los que el crimen
inefectivas y el recurso estrella, las fuerzas ar- organizado evolucionará en las próximas déca-
madas, arroja un balance estratégico negativo. das, identificando posibles tendencias.
No sólo no se ha logrado reconducir la situa- Problema: a pesar de los recientes esfuerzos
ción, sino que se ha empeorado, contribuyen- democráticos modernizadores llevados a cabo
do al descrédito de la democracia, la vulne- por la mayoría de los Gobiernos de América
ración de derechos, la erosión del Estado de Latina, las estructuras de inteligencia han que-
derecho y al incremento de la debilidad de un dado, en gran medida, al margen. Un mínimo
Estado disfuncional, cuya clase dirigente pa- de institucionalización democrática de los Ser-
rece que no termina de interiorizar, que la op- vicios y de la función de Inteligencia, represen-
ción del recurso a las fuerzas militares bajo el ta un requisito sine qua non, recalco, imprescin-
estandarte de la guerra al crimen organizado y dible, a efectos de la articulación y desarrollo de
la razón de Estado no tiene futuro. Al menos, una estructura y actividad de inteligencia real-
en los términos planteados hasta el momento. mente funcional al servicio de la democracia.
La vía militar combate los síntomas, pero no En América Latina, la legislación actual
las causas de la delincuencia organizada. que regula los servicios se caracteriza por ser
Ha llegado el momento de redefinir los una normativa legal extraordinariamente bá-
términos de la confrontación contra la delin- sica, en cuanto a contenido y extensión, su-
cuencia organizada, adecuándolos a las trans- peditada a un desarrollo reglamentario que
formaciones experimentadas en el escenario no ha terminado de producirse en plenitud.
estratégico y acordes al nuevo paradigma de Cuestiones cruciales como los principios y
seguridad, que tiende a implantarse con rapi- límites jurídico-constitucionales orientadores
dez, donde prima la prevención en detrimen- de su acción y el funcionamiento del sistema
to de las iniciativas reactivas. Sentar las bases de controles –internos y externos–, aplicable,
que configuren los principales lineamientos están aún por modernizar acorde a las nece-
de las futuras estrategias de seguridad y de- sidades de un servicio democrático propio
fensa frente a la criminalidad organizada. La del siglo XXI. La mayoría de los países, han
perspectiva novedosa que conforma la deno- quedado “atrapados” en esta fase de desarrollo
minada “seguridad inteligente”, hace hincapié institucional, que no acaba de cerrarse, lo que
en la importancia de articular la seguridad en podría constituir un elemento relevante para
base a las capacidades en inteligencia (Pulido entender cómo es posible que, en países con
y Sansó-Rubert 2016), especialmente, en su un elevado nivel de desarrollo, sus servicios de
vertiente prospectiva, como uno de los prin- inteligencia adolezcan del homogéneo fortale-
cipales recursos para enfrentar con éxito las cimiento institucional.

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Dicha legislación sobre los servicios de ción barata y que requiere de mucho tiempo
inteligencia, recoge de forma mayoritaria, la para que arroje resultados fructíferos. Hay que
criminalidad organizada explícitamente como ser muy crítico al respecto, porque el panora-
objetivo de los mismos en aras a defender y ma vigente y su proyección futura, no resulta
preservar la democracia y el estado de dere- precisamente tranquilizador.
cho. Mandato, que no deja de constituir un En consecuencia, el hecho de que el pro-
desiderátum, dado que las capacidades al res- ceso de normalización de la inteligencia aún
pecto no han sido objeto real de desarrollo esté por acabar, inmerso en un proceso lento de
e implementación en la mayoría de los su- maduración, hace complicado que se inviertan
puestos, o han sido formalizadas en precario; medios y atención al desarrollo de una doctrina
lo cual es aún más grave, exponiendo a los de inteligencia criminal, cuando la institucio-
agentes, al propio servicio y a la comunidad nalización de los Servicios no se ha consumado
de inteligencia, de existir ésta, a una situación satisfactoriamente. Quienes forman parte de
de máximo peligro al quedar indefensos, al no los servicios de inteligencia requieren contar
disponer de la capacitación y los medios acor- con una carrera funcionarial, una permanente
des para operar con seguridad, ya no decimos actualización y capacitación, un sistema de re-
con éxito, ante las abrumadoras capacidades clutamiento público y transparente, un control
de contrainteligencia y penetración de las que de las actividades que realizan, en especial las
disponen las manifestaciones más relevantes relacionadas con el acceso a información pri-
y por extensión peligrosas de la criminalidad vada y un permanente reforzamiento ético du-
organizada en la región. rante la carrera laboral (Sancho Hirane 2012;
De esta forma, queda la inteligencia nacio- 2015); si el objetivo es que quienes realizan la
nal expuesta (medios, capacidades, integran- función de Inteligencia en el Estado sean profe-
tes, metodologías de trabajos) a su detección sionales en el desarrollo de su trabajo.
por parte de la criminalidad organizada y por La falta de institucionalización se traduce
consiguiente, susceptible de ser objeto de neu- en gran medida en la ausencia de legislación
tralización y penetración. Parece que los res- estatutaria de personal. Encontramos Servi-
ponsables políticos de las respectivos servicios cios con un elevado porcentaje de personal
de inteligencia aún no han interiorizado el laboral contratado en unidades de análisis de
peligro real de la amenaza criminal organizada inteligencia y gestionando información de alta
y de la fortaleza y perfeccionamiento de sus sensibilidad para la seguridad del Estado que,
capacidades y medios, incluso frente a los apa- debido a su contratación discrecional, cesa en
ratos de inteligencia. La debilidad crítica de el Servicio cuando se produce un cambio de
los servicios de inteligencia (civiles) de Améri- Gobierno, siendo reemplazados por personas
ca Latina frente a la criminalidad organizada, afines al nuevo Ejecutivo.
corre pareja a la crisis del modelo policial y, La reforma de los sistemas de inteligencia
por supuesto, a la inteligencia policial. representa uno de los retos destacados para las
Todavía no han querido darse cuenta de democracias de América Latina. Los servicios
que gran parte del éxito de la lucha contra la de inteligencia requieren de una adecuación
criminalidad organizada reside en las capaci- sustancial al objeto de enfrentar la criminali-
dades de inteligencia. Que no resulta una op- dad organizada y superar, al unísono, el lastre

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de las inercias del pasado propias de policías Bailey, John, y Roy Godson. 2000. Crimen
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mitan su modernización y consolidación de- México: Grijalbo.
mocrática. De igual forma, lamentablemente, Bartolomé, Mariano. 2009. “Situación del
una vez restablecida la democracia, en algunos Crimen Organizado en América Latina”.
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que ha acarreado la correspondiente crisis ins- castigo. Seguridad ciudadana y control de-
titucional y consiguiente reforma del servicio mocrático en América Latina y el Caribe.
para evitar que los bajos niveles de institucio- Caracas: FLACSO/ Woodrow Wilson In-
nalidad, generen incentivos para un mal uso ternational Center.
de las capacidades de los servicios de inteli- Buscaglia, Edgardo. 2013. Vacíos de poder en
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El debate está abierto y América Latina se Dammert, Lucía, y David Álvarez Veloso.
sitúa en una delicada encrucijada entre el de- 2008. “Fuerzas Armadas en seguridad pú-
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adopten en el ámbito de la inteligencia y los ciedad 218.
servicios de inteligencia, redundará en el futu- Díaz, Antonio, ed. 2016. Conceptos Funda-
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