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Ataraxia

El mar es hermoso, enorme, tan imponente que a veces puede llegar a perecer aterrador al estar
dentro de él, pero aun así con el terror y la adrenalina que llena tus venas hace que te sientas más vivo
de lo que estas. ¿Alguna vez te detuviste a verlo con atención? ¿Alguna vez estuviste dentro de él
hasta que te sientas completo? ¿No? Deberías intentarlo alguna vez, trata de sentirte uno con el mar y
mantente a flote, aferrándote a tu vida con si de algo hermoso se tratara.

La marea está subiendo y ya debería volver a casa, mamá me espera. En el colegio no tengo muchos
amigos, podría considerar que casi ni tengo amigos, no los necesito mientras les regales una sonrisa y
los ignores ellos no preguntan nada más; y pues por el trabajo… trabajo en una cafetería, el lugar es
hermoso, pero la dueña es una bruja, no acepta ningún error, aunque tal vez por eso es que su
cafetería es una de las más conocidas en la ciudad. La noche se ve hermosa, recuerdo que noches
como estas eran en las que volvía a casa de la mano de mamá después de las clases de danza
contemporánea; me iba muy bien. Mamá siempre era muy cariñosa conmigo, ante sus ojos era su todo
y ella era todo para mí, pero después de que enfermara ella solo me regala una debilitada sonrisa. No
debería dejarla sola mucho tiempo, pero necesitaba volver al mar.

Mamá era maestra de piano, al volver a casa ella tocaba para mí y yo bailaba para ella. Desde que su
corazón se fue debilitando ella empezó a dar clases en casa, mientras ella enseñaba yo me pasaba casi
todas las tardes enteras en la piscina, muchas veces me lamentaba el haber nacido en forma de
humano y no como pez. Mamá era muy buena con el piano pero nunca me intereso aprender a
tocarlo; mientras ella enseñaba en casa y los días pasaban sus alumnos disminuían, al final solo se
quedó con uno. Mamá siempre me hablaba de él, lo describía como un chico de piel pálida como el
azúcar, ojos pequeños y felinos, tenían el cabello color azabache y era muy calmado y silencioso, no
me intereso conocerlo, hasta que cada que estaba en la piscina y lo escuchaba tocar la curiosidad en
conocerlo se acrecentaba en mí, pero el día en que decidí verlo por primera vez dejo de venir.

Cada día es más difícil ver a mamá y notar como se marchita ´poco a poco.

Ya pasaron más de un par de meses y sigo sin poder pagar las deudas del funeral y el entierro de
mamá. Así tuve que incrementar las horas de trabajo, ya no tengo mucho tiempo para ir a descansar al
mar y cada día es más pesado que el otro. No quiero vender la casa de mamá ahí están todo mis
recuerdos con ella, no quiero perder todo lo que me queda.

Por suerte ya termine el colegio, pero ahora que lo pienso nunca tuve algún sueño que cumplir.

¿Por qué las noches son tan solitarias? ¿Por qué las personas son tan prejuiciosas? ¿Por qué a pesar de
que cada noche alguien me acompaña en la cama, siento un vacío inexplicable? ¿Por qué me dejo
mamá?

Hoy el mar está más inquieto que los demás días, mis mejillas están empapadas, no se puede distinguir
si es el agua salada o las lágrimas. Tuve que vender las casa no podía terminar con las deudas que
acumulé. El nuevo departamento es frio, vacío, y solitario, pero debo mantener siempre una sonrisa,
esa que a mamá le encantaba.
Desde que las clases de la universidad cerca de la cafetería comenzaron cada día vienen muchos
jóvenes, hace un día vino un muchacho con muchos libros, era alto, traía unas gafas, tenía unos labios
muy gruesos y una sonrisa muy amable. Era casi las siete de la noche cuando él llego, la cafetería se
estaba vaciando, él ordeno un pastel y se lo llevé, fue de repente cuando me dijo si podíamos hablar,
inmediatamente él se presentó cuando noto que le mire de manera indiferente. Recuerdo que se
llamaba NamJoon, hablamos y para mi suerte ya no había personas en el lugar, de otra manera
hubiera sido mi último día de trabajo. Él era muy inteligente y amable, hablaba de cosas muy
profundas, me pareció que solo necesitaba a alguien que lo escuche, porque habló cosas de él con
mucha confianza, pero para mi sorpresa una de sus frases me consterno. —Desearía amarme a mí
mismo— Fue cuando no supe que decirle, ese muchacho parecía una persona con una autoestima alta,
por lo visto era una persona que podía conseguir lo que quiera, no le faltaba nada pero aun así se
preocupaba por eso.

Mi habitación está llena de un olor a alcohol y cigarros; anoche mientas me acostaba con otro chico él
acariciaba mi piel y la besaba ontentando de ser cuidadoso, pero no lo era. —Eres un ser hermoso…—
Repetía cada que me besaba de una manera salvaje. —Sería peligroso enamorarme de ti—Fue ahí
cuando dijo eso que recordé al chico de gafas.
Desperté, me levante de la cama y me vi en un espejo, no encontraba nada hermoso en mi
apariencia, todo era horrible, “desearía amarme a mí mismo” esa frase retumbo en mi cabeza, yo
nunca lograría eso.

El mar era el único lugar donde no me importaba si amaba a alguien o no, el mar me aceptaba con si
estuviera de brazos abiertos; estar a flote me traía una ataraxia infinita.

Las semanas pasaban y yo solo observaba como vivían los demás; uno de mis compañeros de trabajo,
TaeHyung, era una amante de la fotografía, yo en mi mente siempre que lo veía pensaba que no
llegaría muy lejos. —Algún día te invitare a a mi galería de fotografía, será maravilloso. — recuerdo
que me dijo eso cuando se dio cuenta que lo miraba con una cara de desagrado cada que hablaba de
su sueño con los demás meseros de la cafetería, yo solo le mire y le sonreí, no tenía las ganas ni para
darle una mirada incrédula. Pero quién lo diría, meses después la jefa anuncio que él ya no vendría al
trabajo porque gano un concurso de fotografía y se iba en camino a Europa.

Las personas me conocían como una persona tranquila, amable y alegre. Yo no me sentía así, creo que
solo lo decían porque para evitar conversaciones con esas personas solo les regalaba una sonrisa y
ellos me veían alegre por mi eyesmile. Ciertamente las apariencias engañan, cada día sentía un vacío
muy grande y era duro verme al espejo.

Fue un día cuando me sentí como basura. Él era muy guapo lo veía mucho por la cafetería, era una
persona atlética, alguien que cualquier cosa que intentaba le salía bien, era muy talentoso, se llamaba
JungKook. Siempre me miraba de una manera coqueta y extraña, fue cuando empezó a ser más
cercano, intercambiamos datos y empezamos a salir, por primera vez después de que mamá murió
sentí que alguien me podría amar. Era cariñoso y tierno, siempre atento, me esperaba fuera después
del trabajo he íbamos a pasear. Había veces en las que nos quedábamos en mi departamento y nos
desvestíamos de manera desenfrenada, mientras los días pasaban eso era más seguido, uno de esos
días después del trabajo le dije que quería ir a la costa, pero el solo bufó—Es un lugar muy aburrido,
diviértete conmigo— pero necesitaba ir, en verdad lo necesitaba —No arriesgues todo esto por algo
tan absurdo— continuo hablando, pero ante mi terquedad logre ver cierto enfado en él. No fuimos al
mar terminamos nuevamente en mi departamento —Necesitas un castigo por tu terquedad ¿no crees
bebé? — él dijo eso antes de empujarme a la cama y desvestirme de manera salvaje y violenta. Esa
noche él me tomo de manera brusca y dolorosa —Nadie te querrá como yo lo hago—repetía en cada
embestida —Eres mi propio muñeco, vi cómo te miras, no te resistas, solo yo se lo miserable que
eres— lo decía de una manera que me recordaba el asqueroso ser que era. Después de lo sucedido él
no volvió, ese día lo eché a gritos y se armó un escándalo, los vecinos empezaron a salir y el solo se
fue, nunca le gustaría “arruinar su reputación”.

¿Y sí dejara de flotar? ¿Sí dejara este asqueroso mundo? Tenía decidido tomar un gran puñado de
pastillas, ya eran días que no iba al trabajo, no recuerdo ni cuándo fue la última vez que comí algo
saludable, me vi al espejo, tenía la piel gris, unas ojeras enormes, me veía repugnante. Fue cuando ya
tenía las pastillas en la mano, un piano empezó a sonar. Recordé cuando era feliz, cuando nada me
preocupaba, cuando mamá me recordaba cada día que era un ser hermoso y por primera vez lloré
como nunca, llore por la pérdida de mamá, llore por ser tan débil, llore por no amarme, llore por
convertirme en alguien lamentable. Fue cuando el piano callo, resultaba que tenía un nuevo vecino.

Mi nuevo vecino se llamaba YoonGi; casualidad, destino, no lo sé, pero él era de quien mamá hablaba
tanto; piel pálida como el azúcar, ojos pequeños y felinos, cabello color azabache. Poco a poco fuimos
cercanos, él era tranquilo y algo reservado, era un amante de la música, su primer amor era el piano, le
gustaba mucho producir música. —Se el amor de mi vida, solo déjame amarte—un día lo dijo de la
manera menos inesperada, estábamos en la costa, acababa de salir del agua. Siempre él me observaba
flotar mientras escribía algo y tarareaba, y yo simplemente flotaba. Nunca me juzgo, incluso cuando le
conté sobre las erróneas decisiones que tomé, sobre las personas con las que me acostaba —“Eres
alguien repulsivo”— pensaba que esa sería su respuesta —“Me das asco2—mientras mi mente me
ahogaba en humillaciones él solo me miro con la mayor ternura del mundo— Ahora eres mi todo, no
importa lo que pasó ni lo que pasará solo importa el ahora, y ahora yo te amo— esa fue su respuesta y
yo solo pude sollozar —No estás solo— y esas palabras quedaron grabadas durante mucho tiempo.

El dolor, la tristeza, el amor, lo bueno, lo malo, todo es efímero al igual que la vida. Nos
encontrábamos en un lugar desolado, muy acuoso flotando en la oscuridad. Me sentía
extremadamente liviano y el cielo nos ofrecía el escenario más hermoso que podríamos observar. Poco
a poco el mar nos empezó a llevar dentro, todavía teníamos los ojos abiertos y le regale la sonrisa más
sincera que jamás puede haber hecho, podía ver el miedo y el amor en sus ojos, la adrenalina corría
por nuestras venas, el agua estaba helada, fue entonces que me empecé a desquitar con el mar
mientras este lo alejaba de mí. El agua llenaba cada vacío dentro de mí, le di la última mirada, mi yo
real detrás de esta mascara sonriente, lo revelé por completo. Soy yo el que debería amarme en este
mundo, brillando mi preciosa alma. Finalmente me di cuenta, así que me quiero, no perfectamente,
pero si de una manera preciosa.

-WQS

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