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LAICOS EDUCADORES CLARETIANOS

IDEARIO
Laicos Educadores Claretianos Ideario 2

MISIONEROS CLARETIANOS
Ideario
2016
Laicos Educadores Claretianos Ideario 3

“Vivir es ir poniendo el corazón y un pie detrás del otro


Sobre el camino que se vaya abriendo”

Pedro Casaldáliga
Laicos Educadores Claretianos Ideario 4

Presentación

“Conocedores de nuestro llamado a ser colaboradores activos en la Iglesia y en el


Mundo”. Queremos expresar, por medio de este ideario, la manera en que nosotros,
Laicos Educadores Claretianos de Venezuela, Ecuador, Costa Rica y Colombia,
interpretamos y vivenciamos el carisma heredado por San Antonio María Claret, a la luz
del Evangelio. Por tanto, este ideario pretende desarrollar dos elementos fundamentales:

1. Conocer, vivenciar y expresar las líneas inspiradoras que fundamentan y


configuran el ser y quehacer de nuestra acción evangelizadora en la Congregación
de Misioneros Claretianos, teniendo en cuenta un número significativo de
encuentros locales, nacionales e internacionales que requieren de nuestro tiempo,
energía, pensamiento y creatividad.

2. Fortalecer el grupo como una comunidad de vida, que testimonie la presencia


resucitada de Jesús de Nazaret, en un trabajo de misión compartida, dentro y
fuera de las instituciones claretianas.

Los cuales se desarrollan en los siguientes 6 capítulos:


 Ser y quehacer de los Laicos dentro de la congregación de Misioneros Claretianos
 Nuestra misión como Laicos Educadores Claretianos.
 Líneas inspiradoras
 ¿Quiénes somos? LAICOS- EDUCADORES- CLARETIANOS
 Opciones
 Documentos inspiradores del ideario
Laicos Educadores Claretianos Ideario 5

I
Ser y quehacer de los laicos dentro de la
Congregación de Misioneros Claretianos

1. Es fundamental tener presente que la Iglesia tiene la identidad del ser vivo que
permanece fiel a sí misma a medida que evoluciona2, que crece dentro de la historia
de la humanidad y se fortalece a partir de la fe y la experiencia de vida. Los Hombres
y las Mujeres, que creen en Jesús de Nazaret, son las “piedras vivas” en la edificación
de la Iglesia. Por tanto, los laicos tenemos una tarea importante en su construcción:
Ser sujetos responsables dentro del sistema que mantiene viva y vigorosa a la Iglesia
en el mundo.

2. Los laicos estamos llamados a colaborar en el anuncio de la Buena Nueva del Reino,
por medio de los dones y capacidades que el espíritu de Dios nos ha otorgado; a partir
de nuestra vida cotidiana y desde los estilos de vida particulares inspirados por Dios,
para ser testimonio, luz de esperanza y de fe para los demás. Por tanto, los laicos en el
mundo, asumen un papel protagónico en la vida eclesial, contribuyendo
especialmente en el campo social, educativo y familiar, generando nuevos
dinamismos que renuevan la Iglesia, gracias a la presencia siempre viva del Espíritu de
Dios.

3. Esta realidad esperanzadora es interpretada y asumida por los Misioneros Claretianos


como un signo de los tiempos que ha de ser aprovechado para continuar aportando a
la tarea evangelizadora de la Iglesia. No es posible desarrollar el proyecto
evangelizador iniciado por Jesús al margen de la participación activa de los laicos, a
quienes corresponden tareas específicas en la transformación del mundo desde la
óptica del Evangelio, teniendo como elemento común el espíritu de servicio a los
demás.

4. Desde las orientaciones dadas por el Documento de Aparecida1, vemos que “los laicos
están llamados a participar en la acción pastoral de la Iglesia, primero con el
testimonio de su vida y, en segundo lugar, con acciones en el campo de la
Evangelización, la vida litúrgica y otras formas de apostolado según las necesidades
locales, bajo la guía de sus pastores” (Aparecida, 212). Los Laicos Educadores
Claretianos (LEC), entonces, debemos promover la vida y la dignidad de las personas
a través de la educación, haciendo así visible el Reino de Dios entre nosotros, al estilo

1
V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, Brasil.
2. books.google.com.co/books?id=ou7L-
qx9DQkC&pg=PA17&dq=concepto+de+iglesia+como+ser, recuperado el 16 de julio 2016,
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particular de San Antonio María Claret, quien, de diversas maneras y medios, anunció
la Buena Noticia.

5. Somos Laicos Educadores Claretianos porque hemos evidenciado que una de las
maneras para aportar significativamente en la construcción de un mundo más justo y
fraterno es por medio de la educación, teniendo como horizonte de vida y de misión la
persona de Jesús, leída y vivida al estilo de San Antonio María Claret. Esto quiere decir
que lo que verdaderamente nos define como hombres y mujeres comprometidos con
el anuncio del Reino es poder servir a la humanidad a través de la educación,
valiéndonos, tal como lo hizo el padre Fundador, de todos los medios posibles.

6. El elemento sustancial de los LEC es la evangelización a través de la Educación lo cual


se concretiza en la vida fraterna y misionera de las comunidades de aprendizaje, en
los proyectos educativos, en la celebración de la fe, en la conciencia crítica y
propositiva de sus miembros, en el gozo, la alegría y la esperanza de creer en un Dios
que opta por los más débiles y olvidados.

7. Claret tuvo conciencia de la importancia de “hacer con otros” lo que solo no se puede
hacer. De ahí que la Congregación de Misioneros Claretianos preste una especial
atención a “la Misión Compartida”2, interpretándola como la manera adecuada de vivir
a plenitud el carisma Claretiano. Por ello, estamos llamados a participar en la
construcción del Reino de Dios en la cotidianidad de la vida, desde los valores del
Evangelio como seguidores de Jesús. Esto nos lleva a comprometernos a anunciar la
Buena Nueva entre los hombres y mujeres valiéndonos de todos los medios posibles,
con el único fin de ser colaboradores de la misma causa que animó a San Antonio
María Claret: transparentar la persona de Jesús en la humanidad.

2
Entiendase por misión compartida: “Los institutos de vida consagrada y las órdenes religiosas sintieron entonces la
llamada a abrir el carisma que ellos encarnaban de manera única a aquellos cristianos que sintonizaran y leyeran su vida de
seguimiento de Cristo en la clave en que lo habían hecho los fundadores. Comenzó así un proceso en el que
progresivamente los institutos que, en cuanto garantes y expresión clara del carisma, seguían situados en el centro,
empezaron a abrir sus puertas a los bautizados que leían su encuentro con Jesús y daban forma a la encarnación concreta
del seguimiento de Cristo a la luz de ese carisma, normalmente en el marco de la misión, algo que empieza a verse en
diversos Capítulos Generales de algunos institutos. Los institutos empezaron a hablar entonces de colaboradores, familia,
cooperadores; grupos más o menos organizados, o laicos individuales, que se reunían en torno al instituto garante del
carisma, para contribuir al desarrollo de la misión del mismo. Pero en aquellos momentos el instituto permanecía todavía
como expresión de la lectura privilegiada, o incluso única, del carisma; y la misión del instituto era la expresión más viva de
esa riqueza que el carisma fundacional había supuesto para la Iglesia. Se empezaba, pues, a hablar de «compartir misión»,
pero en un contexto en el que se entendía que la misión era la del instituto surgido como expresión genuina de la gracia
carismática fundacional. Eran los miembros de este los que seguían haciendo del carisma un don para la Iglesia toda. Los
laicos podían, en el marco de la misión del instituto, de la que eran meros colaboradores, encontrar una manera de
encarnar su propia vida cristiana”.
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II
Nuestra Misión como Laicos Educadores
Claretianos
8. Nuestra misión se concretiza en el anuncio del Reino de Dios, a través de nuestra
experiencia profesional como educadores, la cual debe permear nuestro equipo de
vida, nuestras familias, nuestras comunidades educativas y los contextos en las que se
encuentran inmersas. Tratamos que los estudiantes y sus familias sean el centro y
razón de nuestro quehacer pedagógico, al estilo de Claret, quien dedicó su vida al
anuncio del amor, la justicia y la fraternidad por todos los medios posibles que estaban
al alcance de su mano, haciendo del ser humano transparencia real del rostro de Dios.
Claret, comprometido con la tarea evangelizadora, se esforzó por hacer que todos y
todas conocieran el amor infinito de Dios, para lo cual empleo diferentes
herramientas propias de su tiempo (opúsculos, hojas sueltas, dibujos, librillos,
folletos, instituciones socio-educativas, bibliotecas populares, academias), todo con el
propósito de educar en la fe, de ir construyendo una nueva sociedad enraizada en los
valores del Evangelio.

9. Al hablar de la misión del Laico Educador Claretiano, nos vemos en la necesidad de


hacer referencia a la identidad y la misión de cada una de las comunidades educativas
en las que prestamos nuestro servicio, las cuales poseen un lenguaje, una tarea, un
espíritu y un carisma común: La evangelización misionera. Este es el principio que
otorga verdadero sentido a los colegios y demás obras claretianas. Nosotros, Laicos
Educadores Claretianos, procuramos anunciar el Evangelio de Jesús al estilo de Claret
, por medio de la educación, desde una propuesta humanizante, integral y
esperanzadora que permita transformar el colegio, las aulas de clase y el quehacer
pedagógico por medio de la Palabra.

10. Es por ello que nos comprendemos como colaboradores activos de la gran obra
iniciada por Claret, pues nos sentimos llamados como creyentes a participar, junto
con los Misioneros Claretianos, en la transformación del mundo, buscando vivenciar
los valores del Reino de Dios, lo cual significa dinamizar en las diferentes realidades
acciones concretas que intensifiquen la dignidad, la esperanza, la libertad y el amor
del ser humano; significa dar testimonio de vida, acogiendo el Evangelio como norma
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de vida y expresándolo por medio de actitudes y comportamientos que aporten a la


construcción de un nuevo hombre y una nueva mujer. Nuestra misión se concretiza en
la búsqueda continua de estrategias pedagógicas que contribuyan a la construcción
del conocimiento, al cambio y la transformación de las personas según su proceso de
formación integral.

11. El participaren el proceso pedagógico claretiano, como Laicos Educadores; imprime


en nosotros una manera especial de comprender y vivir la fe, una forma particular de
ser maestro; tomando como enseñanza la diversidad vivida en familia, el crecimiento
personal y social, que posibilita nuevas maneras de interpretar la vida y el mundo.
Todo funciona cuando hay vida y compromiso, cuando se cree fielmente en aquello
que decimos amar, cuando leemos nuestra vida, y en especial nuestra labor docente,
desde los valores del Reino (justicia social, amor fraterno, solidaridad, fe y vida) se
debe evidenciar un cambio en nuestra existencia y en la de los demás, pues hemos
puesto como “ideario de vida” el proyecto liberador de Jesús de Nazaret.

12. Asumir el reto de vivir la vocación misionera desde nuestros colegios nos exige
formarnos en Identidad y Espiritualidad Claretiana y prepararnos en la Lectura
Popular y Comunitaria de la Biblia, con el propósito de llevar a cabo como laicos
educadores, el proyecto de evangelización en Misión Compartida, tal como lo ha
propuesto la Congregación en los diferentes Capítulos Generales y Provinciales. Por lo
tanto, la oración, la lectura atenta de la biblia, la fraternidad, el servicio a los más
débiles y olvidados, el sueño de un Mundo más justo y solidario se convierten en el
motor que impulsa nuestra misión en cada una de las comunidades educativas.

III
Líneas Inspiradoras

13. Las líneas que inspiran nuestro ser y quehacer misionero en la Iglesia y en el mundo,
surgen de la experiencia profunda con Dios y del encuentro íntimo y comunitario con
Jesús de Nazaret, quien con sus palabras, sus enseñanzas y su vida nos han
enamorado, nos han cuestionado y nos han animado a seguirlo, dejando a un lado
nuestros intereses personales, con el fin de contribuir, desde lo que somos y hacemos,
en la edificación del Reino de Dios. La mirada particular desde el cual interpretamos la
propuesta de Jesús es la de Claret. Hombre, que con su ardiente deseo de llevar a todo
el mundo el mensaje del Amor, nos ha enseñado a comprender que el Evangelio debe
ser una llama que abrase y dinamice a la humanidad, un fuego que encienda la vida
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del ser humano y lo anime a amar a Dios y a los hombres. Todo esto se piensa, se
siente y se hace desde el corazón de la Iglesia, comprendida como comunidad de
hermanos, como lugar propicio donde todos y todas nos sentimos llamados a la
vivencia profunda del amor fraterno; una Iglesia en donde el Evangelio se hace vida y
en la que la vida cotidiana se hace verdadero Evangelio. De ahí que las líneas que
inspiran nuestra vocación laical educadora sean:

Jesús de Nazaret

14. Creemos en Jesús de Nazaret, Verbo Encarnado de Dios en la historia de la


humanidad y expresión plena del amor infinito del Padre. Hombre ungido por Dios y
enviado a anunciar la Buena Nueva del Reino a los más pobres y olvidados, quien
expresó el amor venido de Dios mediante su servicio incondicional, su ternura, su
misericordia y solidaridad con los enfermos y pecadores.

15. Creemos en Jesús, profeta por excelencia, que animado por el Espíritu Santo anunció
la cercanía del Reino, por medio de signos de esperanza, de alegría y de gozo; que
denunció las injusticias cometidas por el afán de poder y ambición, entregándolo
todo, hasta su vida, por instaurar una manera nueva y definitiva de relacionarnos y
comprendernos entre los hombres.

16. Nuestra fe se fundamenta en Jesús Maestro, conocedor y transformador de la


realidad de su entorno mediante la enseñanza. Jesús se preocupó por hacer
comprender a la gente de su pueblo el proyecto de salvación prometido por Dios de
una manera sencilla, clara y precisa, teniendo en cuenta su cultura, sus creencias, sus
sueños y proyectos, con el objetivo de animarlos en su fe, de renovar sus esperanzas y
de iniciar un camino de liberación dirigido hacia una vida digna y justa.

17. Creemos en Jesús misionero, hombre enviado por el Padre para hacer presente en el
mundo la justicia del Reino. Misionero capaz de vivir, junto con sus discípulos, la
experiencia del amor fraterno, del servicio incondicional a los hermanos; capaz de
proclamar con su vida la posibilidad de vivir de una manera diferente a la establecida
por las autoridades de su tiempo.

San Antonio María Claret

18. Comprendemos a Claret como un hombre que supo contemplar y vivir a Jesús como
misionero itinerante del Reino, colocando como centro y causa de su vida el
Evangelio, procurando, por todos los medios, hacerlo presente en todo lugar y en todo
momento.

19. Vemos en Claret a un hombre que se dejó seducir por la Palabra de Dios,
convirtiéndola en su “regla de vida”, en la razón de su existencia. La Palabra lo motivó
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a ir de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Salvación, concretizándola en


proyectos a favor de la cultura, la educación y el fortalecimiento de la fe en Dios. Estos
proyectos surgían gracias a una gran sensibilidad por captar en la realidad de los
pueblos lo más urgente, oportuno y eficaz, con el único fin de hacer conocer el amor
pleno de Dios a la humanidad.

20. Asumimos como reto en nuestra acción misionera la capacidad que tuvo Claret de
intuir y suscitar en su tiempo, movimientos apostólicos que pudieran colaborar en la
tarea del anuncio del Evangelio en todo lugar, en todo tiempo y por todos los medios.
Asimismo, su amor infinito a María, Madre de Jesús, Maestra, Formadora y Madrina
de Claret; mujer que inspiró y animó toda la obra misionera de nuestro Fundador.

21. Acogemos con amor y compromiso la definición del Misionero; ella nos muestra los
rasgos fundamentales que debe asumir y vivir un verdadero Laico Educador, que ha
decidido libre y conscientemente llevar en el corazón el carisma claretiano:

Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad


Y que abrasa por donde pasa.
Que desea eficazmente y procura por todos los medios
Encender a todos los hombres en el fuego del divino amor.
Nada le arredra; se goza en las privaciones;
aborda los trabajos; abraza los sacrificios;
se complace en las calumnias;
se alegra en los tormentos y dolores que sufre
y se gloría en la cruz de Jesucristo.
No piensa sino cómo seguirá e imitará a Cristo
en orar, en trabajar, en sufrir,
en procurar siempre y únicamente
la mayor gloria de Dios y la salvación de los hombres.

Palabra de Dios

22. La Palabra de Dios como elemento esencial de nuestra labor educativa y apostólica,
desde la cual escuchamos y acogemos la voluntad de nuestro Padre Dios,
convirtiéndonos así en oyentes y servidores de la Palabra.

23. Es la Palabra Revelada la que otorga verdaderamente sentido y vida a nuestras


comunidades educativas; es la que infunde en nosotros la esperanza de seguir
creyendo y amando el Proyecto de Dios, de seguir confiando en su ternura y en su
justicia, de seguir reflexionando y trabajando por un hombre y una mujer
sobreabundados del Espíritu del Amor.

IV
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¿Quiénes somos?
LAICOS-EDUCADORES-CLARETIANOS
24. Somos Laicos Educadores Claretianos. Esas tres palabras expresan de una manera
profunda lo que en realidad somos, lo que soñamos, lo que oramos y meditamos, lo
que en la vida de nuestras comunidades de aprendizaje realizamos en beneficio de la
vida. Queremos plasmar, entonces, una definición de cada una de esas palabras,
sabiendo que las palabras nunca pueden abarcar en su totalidad la experiencia
humana de Dios; simplemente es un acercamiento a lo que, en el transcurso de los
años, hemos vivido y aprendido como miembros activos de una Iglesia, como
profesionales y como herederos de un carisma que nos hace hermanos, convencidos
que el Evangelio de Jesús de Nazaret tiene algo que decirnos en esta hora de la
humanidad y que Claret, con su testimonio de vida misionera, nos exige continuar con
la gran obra de la evangelización.

Laicos… llamados a vivir nuestra vocación

25. Somos un grupo de vida que se siente llamado por Dios y se esfuerza continuamente
en vivenciar en la cotidianidad la propuesta liberadora de Jesús de Nazaret,
comprometiéndonos con su Palabra en medio de las diversas ocupaciones
profesionales, personales y familiares, con el fin de vivir una experiencia de discípulos
y misioneros llamados a construir comunidades cristianas que expresen al mundo el
amor desbordante de Dios.

Educadores… profesionales de la educación

26. Somos profesionales con vocación, comprometidos en la formación integral de niños,


jóvenes y adultos, a partir de sus realidades particulares, sus procesos y sus estilos de
vida, con el propósito de crear líderes que aporten en la construcción de una sociedad
más justa, crítica, fraterna, defensora de la vida y amiga del Planeta, teniendo como
horizonte la persona de Jesús y el espíritu heredado por San Antonio María Claret.

27. Nos comprendemos como responsables en la construcción y apropiación del


conocimiento, de la cultura y la historia de nuestros pueblos, con la intención de
generar en todos las personas que se vinculan a nuestras comunidades educativas una
conciencia crítica orientada a la transformación de las realidades de injusticia y
pobreza que nos rodean.

Claretianos miembros de una comunidad


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28. Nos sentimos atraídos por la persona de Claret y por su estilo de vida misionera, que
se caracterizó por anunciar, por todos los medios posibles, el amor desbordante de Dios
y procuró responder con fidelidad, creatividad y pasión a las diferentes problemáticas
y urgencias propias del momento histórico que le correspondió vivir, proclamando
siempre, con su vida, sus obras y sus palabras el Reino prometido por el Padre.

29. Acogemos con alegría y compromiso el carisma heredado por nuestro Fundador, el
cual nos empuja a vivir de una manera especial el amor y el servicio a los pobres y
excluidos de nuestra sociedad, a través de la Misión Compartida y la vivencia de los
valores del Evangelio. Esto exige de nosotros escuchar y vivir en la cotidianidad el
Evangelio de Jesús, que se materializa en actitudes de humildad, de compromiso, de
amor fraterno, de servicio incondicional a los menos favorecidos. Queremos vivir
como Claret la vocación de ser misioneros y constructores del Reino de Dios en
nuestras familias y en nuestras comunidades de aprendizaje, confiando siempre en la
fuerza del Espíritu Santo y en el amor materno de María, Madre y Formadora de
misioneros.
V
Opciones
30. Desde la vocación como Laicos Educadores Claretianos hemos asumido un conjunto
de opciones que trazan concretamente nuestra acción evangelizadora en cada una de
las comunidades educativas que acompañamos. Estas opciones deben convertirse en
los ejes transversales de nuestro quehacer vocacional y en el lenguaje común de todos
los que integramos esta comunidad de hermanos.

31. En consecuencia, estas opciones señalan el horizonte de nuestro proyecto como


miembros activos de la Misión Claretiana y como agentes pastorales comprometidos
con el anuncio de la Buena Nueva desde la educación. Nuestras opciones como Laicos
Educadores Claretianos son:

La Defensa de la Vida

32. Estamos convencidos que desde la educación debemos promover la defensa de la


vida como bien sagrado de toda persona. Nuestros proyectos deben estar orientados
a la formación integral del ser humano, esforzándonos por promover en él la libertad,
la ética y la responsabilidad social, con el fin de formar hombres y mujeres que
respeten, valoren y se apasionen por la vida. Queremos ser verdaderos amigos de la
vida, en contravía a las realidades de nuestro mundo actual, en el que evidenciamos
que muchos son “enemigos de la vida”, muchos se oponen al milagro de vivir.
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La Misión compartida

33. La misión compartida es la experiencia de vida en comunidad; un mismo carisma y


una misma misión desde los diferentes ministerios y capacidades. La vivimos a través
de nuestra vocación laical concretizada en nuestra tarea educativa, asumiendo un
compromiso más fuerte con la misión de Jesús.

34. Estamos llamados a participar en la construcción del Reino de Dios en la cotidianidad


de la vida desde los valores del Evangelio como seguidores de Jesús, iluminados y
fortalecidos por el espíritu de Claret. Esta realidad nos compromete a anunciar, junto
con los Misioneros Claretianos, la Buena Nueva entre los hombres y mujeres
valiéndonos de todos los medios posibles, haciendo presente la alegría del Reino en
medio de las familias, los niños y jóvenes con los que trabajamos.

Espiritualidad

35. Queremos responder a la acción del Espíritu, por medio del seguimiento de Jesús de
Nazaret, al estilo de San Antonio María Claret, quien supo mantener un equilibrio
entre la acción misionera y la contemplación. Por ello, nuestra actividad apostólica
debe estar soportada por una profunda experiencia de Dios, por una comunicación
continua con el Creador, la cual debe ser elocuente en la vida comunitaria y en el
servicio desinteresado a los más débiles.

36. Nuestra labor educativa misionera adquiere sentido gracias al vínculo estrecho que
existe con el proyecto salvífico y liberador de Jesús de Nazaret, asumiendo así una
dimensión trascendental dentro de la historia de la humanidad. Dios es la razón de ser
de nuestra vida y de nuestra vocación laical, es un proyecto animado por el Espíritu de
Dios, al que debemos responder con actitud de disponibilidad total para hacer de
nuestras vidas la voluntad del mismo Dios. Todo esto se logra gracias a una profunda
vida de oración tanto personal como comunitaria, en la que podamos celebrar y
vivenciar la fe, la Palabra y la vida educativa en comunidad.

Opción por los Pobres

37. Nuestra experiencia educativa debe defender y apoyar inequívocamente el derecho y


la vida de los más necesitados, siguiendo los pasos de Jesús, quien optó por vivir al
servicio de los pobres. Nuestra acción pastoral, siguiendo la inspiración del P. Claret,
debe sentirse llamada a anunciar, por medio de la educación, la Buena Nueva a los
pobres, esforzándonos en construir una sociedad más solidaria, fraterna y justa, que
se acerque mucho más al Reino prometido por Dios. Esta opción surge de la fe que
profesamos como creyentes en Jesús y su Evangelio; somos solidarios con los pobres,
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con su vida y su situación, porque esta opción está anclada en nuestra fe en Dios, en el
Dios de la Vida.

Testimonio de Vida

38. El elemento fundamental que debe caracterizar en todo momento y espacio a los
Laicos Educadores Claretianos es el testimonio de vida, la coherencia entre lo que
pensamos, decimos y hacemos. Como hombres y mujeres de fe, tenemos el deber de
transparentar por medio de nuestras actitudes y comportamientos la Palabra que
profesamos y celebramos. Debemos ser hombres y mujeres que al estilo de vida del
P. Claret, “ardamos en caridad y que abrasemos por donde pasemos”, que a través de
nuestras prácticas pedagógicas evidenciemos el sueño de un ser humano y de un
mundo distinto, iluminado e inspirado en los valores de la justicia, el amor y la
fraternidad. Por tanto, nuestras obras deben hablar por sí solas de nuestra fe y de
nuestra vocación.
VI
Documentos Inspiradores del Ideario
- Ideario de los Seglares Claretianos.
- MISIONEROS CLARETIANOS, Autobiografía, San Antonio María Claret, Editorial
Claret, Barcelona, 1985.
- MISIONEROS CLARETIANOS, Constituciones de la Congregación de Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María, 1988.
- MISIONEROS CLARETIANOS, Provincia de Colombia Oriental y Ecuador, Plan
Provincial de Vida Misionera, 2011 – 2013.
- Propuesta de Ideario, Laicos Educadores Claretianos de Venezuela, Ecuador y
Colombia.
- Proyecto Educativo de la Asociación Venezolana de Educación Católica – AVEC.
- VIDALES, Antonio, Los Seglares Claretianos, Comunidad de Contraste.
- VIGIL, José María, Sobre la opción por los pobres, Ed. Abya – Yala, Ecuador, 1998.

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