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Continuó afirmando, que al final del segundo año, ya existe un espacio general,
que comprende a todos los demás y que caracteriza las relaciones de los objetos
entre sí y los contiene en su totalidad, incluido el propio cuerpo. La elaboración
del espacio, se debe esencialmente, a la coordinación de los movimientos, y aquí
se ve la estrecha relación que existe entre el desarrollo y el de la inteligencia
sensoriomotriz propiamente dicha.
Coll Porta (1985) ha constatado además que muchos niños ciegos, que no han
recibido estimulación precoz, sufren «cieguismos» desde el primer semestre de
la vida, éstos se caracterizan por: «rocking cefálico», frotación de los globos
oculares, balanceos, movimientos laterales del cuerpo, golpeteo rítmico de las
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Defontaine, J. (1978). Manual de reeducation psycomotrice. Barcelona, Ed. Médica y Técnica
manos, ruidos guturales, risa y sonrisa inmotivada, pasividad exagerada,
ecolalia, verbalismo, y habla en tercera persona antes de poder adquirir la
noción del yo. Aunque las manifestaciones de estos déficit son iguales, las
causas que los producen no son las mismas en la ceguera que en los sujetos
con falta de estimulación.
Igualmente, capacidades inherentes al ámbito sensoriomotor, tales como la
exploración y la manipulación también se ven afectadas. Parece que al niño con
ceguera le falta autoestimulación y no se beneficia del enriquecimiento del gesto
procurado por la actividad circular, ya que no tiene la percepción visual de su
propia producción. Como consecuencia de ello, el retraso y las dificultades
producidas por los déficit visuales, especialmente por la ceguera, se manifiestan
también en el plano de la orientación y en la actividad de exploración manual
(Zeuthen,1985). Cognitivamente, la visión tiene un papel decisivo en lo
concerniente a la orientación y a la organización del campo de acción, lo que
influye decisivamente en la precisión del gesto y su rapidez. La toma de
conciencia del niño con deficiencias visuales se vuelve más difícil al no contar
con una percepción directa de las cosas. La noción del campo visual la adquiere
por fenómenos sucesivos, ya que en lugar de visualizar, utiliza mucho más sus
sensaciones táctiles: primero la mano y el brazo que construyen el espacio
manual para los objetos de pequeñas dimensiones; luego el espacio braquial
que determina todo lo que es posible alcanzar en el límite de la extensión del
brazo; y, finalmente, el espacio cuando empieza a desplazarse.
Según Lewis (1991) podemos conocer la comprensión que el niño ciego tiene de
los objetos si observamos sus juegos. En general, son menos constructivos,
manipulativos e imaginativos que los de los niños que ven, quienes durante el
segundo año de vida inician los juegos imaginativos y simbólicos.