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a) La tercería de dominio;
c) la tercería de pago.
En dependencia del objeto sobre el que recaen, los incidentes se clasifican en:
a) incidentes procesales; b) incidentes sobre pruebas; c) incidentes sobre el
fondo; d) incidentes sobre la instancia; y e) incidentes sobre los jueces.
Los incidentes sobre el fondo son aquellos que tienden a ampliar el punto en
discusión en cuanto al sujeto o en cuanto al objeto del litigio. Ejemplo: cuando
se niega el interés del tercero opositor en el juicio.
Los incidentes sobre la instancia son los que suspenden el curso del juicio o
anulan lo ya hecho. Ejemplo: incidente perpétuo de incompetencia por razón de
la materia.
Los incidentes sobre los jueces son los que tienden a obtener que se
designe un tribunal competente o a recusar o implicar a un determinado
judicial. Ejemplo: la cuestión de competencia por declinatoria y el incidente de
recusación.
De acuerdo con el art. 237 Pr., excepto en los juicios verbales, toda cuestión
accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con audiencia de
las partes se tramitará como incidente, sujetándose a las reglas del Título IX
del Libro Primero del Código de Procedimiento Civil, siempre y cuando no
tuviera señalado por la ley una tramitación especial.
Los incidentes tienen cabida tanto en los juicios ordinarios como en los
especiales, en un gran número de casos expresamente señalados en la ley:
a.- En las cuestiones de competencia promovidas por declinatoria (art. 309 Pr.).
e.- Cuando el deudor impugna el importe del pago de los daños y perjuicios a
que hubiese sido sentenciado (526 Pr.).
Las sentencias interlocutorias simples son las que resuelven el incidente sin
poner fin al proceso principal (por ejemplo, la sentencia que declara sin lugar
las excepciones dilatorias en un proceso ordinario: una vez dictada, se concede
al demandado un nuevo traslado para contestar la demanda y se continúa con
la tramitación del proceso principal).
Las sentencias interlocutorias con fuerza definitiva son las que, a la vez
que ponen fin a un incidente, hacen imposible, de hecho y de Derecho, la
continuación del proceso principal (por ejemplo, la sentencia que se pronuncia
acogiendo las excepciones dilatorias es interlocutoria con fuerza definitiva.
Dictada con ocasión de un incidente, ocasiona en último término la conclusión
del juicio, pero no evita que el actor intente nuevamente su pretensión en otro
juicio).
Las sentencias interlocutorias con fuerza de definitiva son las que, a la vez
que ponen fin a un incidente, hacen imposible, de hecho y de Derecho, tanto la
continuación del proceso principal como la promoción de un nuevo proceso
sobre el mismo asunto (por ejemplo, la sentencia que se pronuncia acogiendo
las excepciones mixtas es interlocutoria con fuerza de definitiva. Dictada con
ocasión de un incidente, ocasiona en último término la conclusión del juicio
principal, y evita que el actor intente nuevamente su pretensión en otro juicio).
Son cuatro los recursos que se conceden contra las sentencias que resuelven
incidentes:
El art. 53 Pr. dispone que el abogado que promueva incidentes ilegales será
condenado en las costas que con ellos se causen a las partes. Si los incidentes
fueren conocidamente maliciosos o más objeto que demorar o complicar el
juicio, y en especial si aparece delito o falta, el juez, de oficio, dará cuenta a la
Corte Suprema de Justicia, para que, comprobado el hecho, suspenda al
abogado culpable, aunque no aparezca firmando los escritos. Si es la parte
litigante quien personalmente promueve solicitudes de este tipo, el juez
ordenará que no se le permita gestionar personalmente en el juicio sin firma de
abogado. Si es un tercero quien interviene maliciosamente, se le impondrá la
pena de veinticinco a cincuenta córdobas de multa conmutable por otros tantos
días de arresto, lo cual decidirá el juez sumariamente en pieza separada, sin
más recurso que el de apelación.
El art. 243 Pr. reglamenta que a la parte que promueva y pierda tres o más
incidentes dilatorios en un mismo pleito, no se le permitirá promover ningún
otro sin que previamente deposite la cantidad que el juez o tribunal fije desde
veinte hasta doscientos córdobas, y esta suma quedará a favor de la
municipalidad de la cabecera del distrito judicial por vía de multa, si pierde
también el nuevo incidente. Además, los nuevos incidentes que promueva se
tramitarán siempre en pieza separada, cualquiera que sea su naturaleza, a
menos que la contraparte acepte la suspensión del juicio principal.