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LA POLÍTICA TRADICIONAL COLOMBIANA Y LA

ORGANIZACIÓN DE DISCURSOS

Por

Jose Manuel Luzardo Daza


Técnicas de intervención en Psicoanálisis

Universidad Sergio Arboleda

POLÍTICA TRADICIONAL COLOMBIANA Y LA ORGANIZACIÓN


DE DISCURSOS

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Resumen

El presente trabajo de investigación presenta un recopilación teórica de autores que ejercen una inter-
implicación entre el psicoanálisis y el análisis socio-político, en este caso, de la política tradicional
colombiana. Se dirige el foco del análisis a la articulación de las diversas prácticas políticas que
interaccionan en la dinámica de la realidad social del país, y de cómo los líderes políticos a través del
discurso y su propia existencia significan el poder de movilizar al grupo. Por último se pretende
clarificar el detrimento del lazo social, a través de la manifestación del escape de lo real en la
conformación del síntoma, y de cómo lo político es usado para mantener un deseado orden social,
sosteniendo el malestar en la cultura, es decir, en promover la destrucción del otro.

Introducción

Fehacientemente, si se pone como centro de discusión el fenómeno humano de


constituir comunidades, o lo que contemporáneamente llamamos sociedades. Surgen
incógnitas con respecto a su génesis, que si bien, es un resultado de la transformación del lazo
social humano. De una articulación de la fuerza individual a una fuerza de la comunidad (En
todo caso una fuerza que siempre está dirigida a un Otro), se da una transformación de la fuerza
pulsional violenta en el individuo “primitivo”, a una pulsión que liga vínculos afectivos para
la permanencia de una comunidad “civilizada”. Así lo mencionaba Freud, en su
correspondencia con Einstein, claro está, distinguiendo que aquel poderío de la comunidad,
hace referencia al derecho, que se basa en la imposición de leyes que organizan un grupo, esto
se da en la medida, que hay ciertos actores de la sociedad que hacen uso de la fuerza para
regular a los demás individuos. Se entiende, que en los procesos y sucesos que administran el
orden social, están con base en la desigualdad de poder, Leyes para los dominantes. Aquí Freud,
permite dar apertura a conceptos en cuestión de la discusión y el análisis del lazo social de una
sociedad, lo político y la política.

Las sociedades latinoamericanas se visualizan distintas dinámicas, en referencia a las


sociedades de culturas occidentales y orientales. En el aspecto, de que ha sido este, un lugar
conquistado desde lo terrenal hasta lo ideológico en apariencia. O eso revela el periodo del
descubrimiento de América, donde el gran “mundo” de occidente impuso su “unidad” como
sociedad “civilizada”, ante ese otro “mundo” de “indios atrasados” y de personas “inferiores”.
Todo esta subyugación parece que no está olvidada del todo, pues desde allí, es donde se han
gestado en la postmodernidad, las grandes irreverencias ante el statu quo, donde los “inferiores”
quieren hacer valer su poder imaginario. Claro está, cada sociedad latinoamericana tiene su
propio matiz en lo político mismo de su estructura social, pero se puede encontrar comunes en
la sociedad y en la política del sujeto latinoamericano, atravesado por las demandas de un Otro,
que le exige dejar atrás ese “indio”, esa “inferioridad” y se le impone en severidad como ese
amo que goza. Sin embargo, el hecho que pone de manifiesto latinoamérica es que nunca se
está subyugado completamente por el sistema político.

A través de la lectura psicoanalítica se entiende que la política, es la administración del


orden social donde se impone además una noción de legalidad, de lo que se debe o no hacer.

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Un modo particular de configurar la existencia humana, una realidad social. En este punto de
la discusión, se recurre a los aportes de Yannis Stavrakakis, que mediante el análisis de lo
político en Lacan nos permite abrir otro axioma en función de la problemática que hemos
decidido desarrollar. Al respecto Stavrakakis Afirma: “En la política tradicional, lo que
distingue a una sociedad de otra es su régimen, su modo de configurar la existencia humana,
lo político está relacionado con lo que genera la sociedad, a las diferentes formas de sociedad.
Precisamente porque la idea misma de sociedad contiene una referencia a su definición política,
se vuelve imposible localizar lo político dentro de la sociedad”. Aquí se revela lo político como
un encuentro con lo real lacaniano, como ya lo hemos mencionado, no es el real científico que
todo lo simboliza, es el real de la pulsión, desde la teoría lacaniana, lo real de la pulsión, es la
imposibilidad de la significación misma. Es decir, que todo los intentos de simbolizar lo real
en una sociedad remiten a una fantasía que es alienante por lo imposible de significar. Esto
llevado a la política, como una estructura y una realidad social que intenta la imposibilidad de
simbolizar lo real, este no se simboliza de manera definitiva. De tal manera que surge la
supremacía de un juego dentro de la política, un juego donde comienzan a competir
simbolizaciones sobre el encuentro con lo real, y así se instituyen fantasías sociales, que evitan
y tratan de forma inverosímil olvidar y ocultar lo real. de esta manera se podría preguntar,
¿Cuál ha sido la dinámica del juego simbólico en la política colombiana?,¿Que usos se le ha
dado a la “simbolización” de lo real?, es decir también, ¿cual han sido las consecuencias de
establecer fantasías sociales, para el deterioro del lazo social en colombia?

En la política colombiana las dicotomías han sido marcadas de forma constante, hay un
taponamiento excesivo en las formas en cómo establecemos lazos sociales, nos alejamos cada
vez más de lo real de nuestro panorama político, y esto se incrementa cada vez más con los
ismos que surgen en la política. Basta con ir a las pasadas elecciones del presente año,
Derechismo, Izquierdismo, Uribismo, Petrismo, Fajardismo… ah y los clásicos, Paracos y
Guerrillos. De esta manera podría llegar a discutirse ¿Cuáles han sido esos movimientos
colectivos que surgen de las dicotomías que han deteriorado el lazo social en Colombia? y en
viceversa, ¿qué movimientos han querido acercarse al panorama político, a lo real de nuestra
sociedad?

Finalmente, se quiere llegar a una comprensión más cercana de la experiencia analitica


y su marco conceptual, por medio de problemáticas que son cercanas a la política y lo político
de la estructura social colombiana. En el mismo modo que los conceptos psicoanalíticos pueden
generar una amplitud del conocimiento de la sociedad colombiana y sus problemas actuales,
ya que no se abarca desde un lenguaje científico, el cual no da relevancia a que la política no
alcanza a institucionalizar, lo político. Esto lo pasa por alto el pensamiento científico por el
contrario el psicoanálisis no lo deja tan a la deriva. Tal como se ha venido introduciendo, el
hecho de que el panorama político ponga en entredicho el lazo social, está en lo político, en lo
real, en lo que ocultan los ismos. ¿cómo lograr objetivar un pedacito del real de lo político en
la sociedad? en la medida que tal subjetivación esté dirigida por una ideología, por un
sentimiento, que logre ligar a una sociedad de forma pacífica. Freud se refería a esto de forma
ilusoria, sostenía que la religión no había podido lograrlo y en las condiciones de su tiempo
parecía algo imposible. No obstante, en este trabajo se pretende arriesgar de forma utópica la

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misma idea, que no creía posible freud. Pero que en buena parte Slavoj Zizek en la
contemporaneidad ha podido desarrollar, él se refiere a salvaguardar y luchar por el legado
cristiano, alejándose propiamente de la religión y rescatando el concepto de “prójimo”, que se
puede entender como ese próximo a mi, como a ese otro, que desagrada, pero que al ser
prójimo, lo amo como a mi mismo. Esta puede ser una salida a los distintos síntomas sociales
que presenciamos en colombia, narcotráfico, desplazados, víctimas, victimarios, corrupción,
grupos armados, drogadicción, machismo, feminicidio, entre otros ...

Objetivo General:
● Indagar cómo la política tradicional colombiana ha organizado discursos, que movilizan
a los actores del conflicto social.

Objetivos especificos:
● Estimar la dinámica de la política tradicional colombiana, por medio del análisis en la
organización de los discursos en una lógica del significante, que propende a la
dislocación de lo real, de lo político.
● Acercar el interés del análisis al nivel de la realidad social en colombia, y como en esté
se generan fantasías o mitos que muestran un desconocimiento de la experiencia
inmediata.
● Identificar eventos particulares de la huella histórica colombiana, donde los fines de
una sociedad y el ejercicio de la política, han desencadenado el detrimento del lazo
social.

Desarrollo

La teoría lacaniana involucra una novedosa concepción de la subjetividad en el análisis


político contemporáneo. Se muestra como una alternativa para comprender la relación entre las
ambiciones individuales y los fines sociales. Esto es principalmente porque la noción del Sujeto Commented [1]: El psicoanálisis, desde la teoría hace
referencia al complejo esquema de relaciones que
lacaniano, descentra al sujeto cartesiano, es un Sujeto en falta. La subjetividad en Lacan no atraviesan al sujeto desde el foco individual y social. El
puede redimirse a la representación que tiene el individuo de sí, como bien lo menciona $ lacaniano surge como una alternativa en el análisis
político contemporáneo por su novedosa introducción
Stavrakakis: el sujeto del psicoanálisis no es el mismo sujeto del conocimiento que se percibe de la subjetividad.
en la tradición filosófica cartesiana, el sujeto está estructurado a partir de una división, la
Spaltung freudiana.

Se entiende que el modo de regular o de administrar un orden social, se traduce, en


políticas. distintas formas de sobredeterminar la dinámica social de una sociedad, es decir, las
distintas formas de participar en la realidad social como un sujeto del lenguaje. Dichas
prácticas, así sugiero llamarles, ostentan subjetivizar y otorgar una identidad ya sea a un sujeto
individualizado, a una familia, a un grupo, a una ciudad o a un país, hilando coherentemente
en el discurso los conflictos o antagonismos, las guerras y todas las miserias que estas
conllevan. Eventos que son traumáticos y propios del origen de una sociedad, convergen en
espectros del pasado, algo que recuerda lo desagradable de un Otro e impulsa a una colectividad
a seguir un líder, porque este es un lugar donde se depositan los significantes que significan el
poder de movilizarnos en su propia existencia visible. Lo político, entonces es cercano a lo real

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Lacaniano, un real que en el discurso se moviliza a través del desfiladero del significante, es
decir, se imposibilita significar la totalidad de lo real, lo político es usado para movilizar los
actores de una sociedad, que sin saberlo instituyen un orden social.

De esta manera la implicación del psicoanálisis en el análisis socio político, no puede


referirse a una equivalencia de los fenómenos individuales y sociales, debido a que la
concepción del sujeto lacaniano, permite la apertura al entendimiento de una nueva
subjetividad que afecta la comprensión de lo “objetivo” y por ende de la realidad social, y como
la articulación de esta permea indiscutiblemente en la construcción de la sociedad, un objeto
imposible de construir. El sujeto del psicoanálisis es relevante para el análisis político, porque
precisamente no remite a la individualidad, o a un “sujeto consciente”, que en términos de
Lacan es una reducción del sujeto al ego, entendiendo este último como un conjunto de
imágenes idealizadas que se interiorizan a través del estadio del espejo, donde se deja atrás la
fragmentación experimentada y la imagen en el espejo asciende a una unidad, una identidad
especialmente imaginaria, una especulada unidad. Por eso, el ego es considerado como una
exterioridad que es más constituyente, que constituida, en la medida que tal imagen siempre es
un alter ego extraño, en palabras de Lacan, somos una colección incoherente de deseos. Pues
el sujeto humano deseante se estructura en torno a un centro que es el otro, en tanto le brinda
su unidad. Stavrakakis (2007) sostiene que: “La teoría lacaniana del estadio del espejo es
probablemente una de las primeras instancias en la que la ex-centricidad radical de la
subjetividad humana es reconocida en el ámbito de nuestra cultura”. Se manifiesta en los seres
humanos una necesidad de identificación que en lo imaginario trae consigo una ambigüedad
que es propia de la necesidad de identificación con algo externo, a un otro diferente, que
permite adquirir una identidad unificada. identidad presente en las relaciones imaginaria y que
es incapaz de dotar de identidad al sujeto. Porque al final de cuentas en el plano imaginario se
da la imposibilidad de una identidad estable, ya que lo que lo representa a su vez remite a una
fuente de alienación del sujeto, La opción resultante para el sujeto y su necesidad por una
identidad, es el registro simbólico. No obstante cabe aclarar, que el orden de los simbólico es
el lugar donde se orienta y se sostiene toda posición imaginaria, es quien da consistencia a los
fenómenos imaginarios de la experiencia humana.

En Colombia hemos gestado una sociedad, que como todas las naciones
latinoamericanas, surgen deseosas por hacer valer una propia identidad, un nombre propio.
Desde 1810 datan estos intentos, sin duda alguna se crearon distintos alter egos, donde se
buscaba realmente una manera de describir un “nosotros” el nombre del país se cambió
frecuentemente así como la constitución la cual se modificó múltiples veces antes de 1886. No
obstante se ve, la orientación de la red simbólica la cual sustenta cualquier identidad, por
ejemplo en nombres como La Nueva Granada (1832-1861) o Estados Unidos de Colombia
(1863-1886) se notaba la búsqueda de aprobación hacia un Otro. No obstante, tal búsqueda de
una identidad de la falta en los sujetos parlantes colombianos, comienza a estructurarse a partir
de los significantes que primero están en el campo del gran Otro. Presentes en la función
simbólica paterna, en la Ley. Por ende, se manifiesta que en Colombia, desde principios del S.
XX se comienza a desarrollar una dependencia histórica hacia los Estados Unidos (Incluso a
pesar de la secesión de Panamá en 1903), tal desarrollo de esta ideología se comienza a

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inaugurar en la doctrina del partido conservador, siendo más precisos con un ilustre de este
movimientos político, Marco Fidel Suárez, quien fuera presidente de Colombia 1918-1921 y
fue quien hizo célebre su doctrina a través del lema “Réspice Polum” que traduce del latín,
“Mirar la estrella del norte” es decir, mirar hacia los Estados Unidos, porque es en esta
“poderosa” nación donde colombia debe dirigir el norte de su política.

En este punto hay que entrar a indagar ideologías como el capitalismo y el comunismo,
que entran en la dialéctica de una estructura política, en especial con un efecto peculiar, en las
naciones latinas, estas ideologías dirigen a la destrucción del otro. Se puede deducir que tales
desplazamientos de estas ideologías se han heredado y transmutado a partir de la guerra fría.
Inclusive para Colombia, particularmente hay una huella histórica que refleja una inflexión en
la política tradicional pues el país hace su valerosa incursión en conflictos a nivel mundial en
la guerra de las Corea a mediados de los 50’s claro está defendiendo los ilustres valores de la
sociedad occidental representada en los Estados Unidos. Notamos esa búsqueda latente de la
identidad. Una búsqueda que se remonta desde la nueva granada con los españoles-criollos-
indígenas, donde se comienza un largo proceso civilización por medio de la constitución en el
siglo XIX (modificaron la constitución 8 veces), Además ya se empezaba a vislumbrar el
antagonismo popularmente conocido entre godos y cachiporros, que más tarde explotaría a
principios del siglo XX en la guerra de los mil días, entre conservadores-liberales y con la
época denominada “la violencia” que surge a partir del asesinato de Gaitán.

Durante este último siglo el panorama político colombiano se fue recrudeciendo más y
más, un evento significativo que lo deterioró fue el ya mencionado asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán, que en su discurso no sólo hacía alusión a la prosperidad, a la utopía social, si no que
tocaba aquello que la política del momento dejaba atrás, aquello que no alcanza a simbolizar,
lo político. Un buen ejemplo es el caso de la “Masacre de las bananeras” donde Gaitan toma la
palabra por los trabajadores exterminados y a través de su discurso representa los fantasmas
que manifiestan un gobierno conservador mentiroso e impune ¿que quería ocultar? que ellos
mismos mataron a los trabajadores por las exigencias de una empresa extranjera (United Fruit
Company), pero claro está, como iban a adherir que su política se constituía, en una avaricia y
sevicia sin igual. Por otra parte, otro icono de este siglo, fue Luis Carlos Galán que entró a un
política del momento, que “era” restringida, pues anteriormente se desarrollaba el llamado
frente nacional donde la oligarquía se repartían el poder, ya para entonces, el conflicto político
se había desencadenado más allá de los dos bandos comunes, Conservadores y liberales. El
frente nacional surgió como una estrategia para detener el periodo de violencia que vivía la
sociedad Colombiana, pero como coloquialmente se dice “la cura salió peor que la
enfermedad”, ya que la política no puede reducirse a dos ideas de país, y más cuando estas dos
ideas no tienen sustento y no mantienen la coexistencia en un colectivo, porque no permiten
el surgimiento de nuevas políticas. Lo real tiene que manifestarse de alguna forma, y lo hace
por medio del síntoma. Por ende, encontramos a mediados de los 60’s que surgen los llamados
grupos armados en colombia, distinguidos principalmente entre paramilitares y guerrilla, que
pueden llegar a considerarse un desplazamiento ideológico de los ya mencionados partidos
políticos que intentan expresar su identidad política.

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En estas breves ejemplificaciones de la política tradicional colombiana, detalla, que se
han articulado discursos desde lo político de la sociedad. Por una parte ese discurso centralista,
conservador, oligarca, católico, codicioso, paramilitar, por el otro, ese discurso federal, liberal,
obrero, libertino, envidioso, guerrillero. No es que se pretenda sectorizar el discurso político,
en dos vertientes. Estos discursos se han desplazado y condensado en distintas estructuras
simbólicas de la sociedad, que entre sí, difieren de su espectro político. Hoy en día lo
denotamos, con dos de los actores fundamentales de la actual política colombiana, Uribe y
Petro. De esta manera, ¿Cómo lo político colombiano, se encuentra con los discursos de los
líderes colombianos como Gaitán, Galán, Uribe o Petro?¿Qué hay de común para que logren
movilizar nuevos actores en el conflicto social?

El ser humano en su búsqueda implacable por su identidad, se somete a las leyes del
lenguaje, nos encontramos con sujetos parlantes que habitan en el lenguaje y esperan poder
representarse a sí mismos por medio de las palabras. Empero, el sujeto existe sólo bajo las
condiciones que el lenguaje le impone, es una condición para la constituir la subjetividad, esta
es una decisión que implica la pérdida de indeterminadas posibilidades, de lo real. En tal
sentido podemos ver como en la constitución de la subjetividad, hay una subordinación, un
ejercicio de poder propio del significante, el cual es descrito por Lacan como”preeminencia del
significante sobre el sujeto”, Pero tal poder del significante, no se puede reducir explícitamente
a los padres biológicos o una conducta física, si no que se remite al agente de la ley simbólica
(Nombre del padre).

Tal dimensión del poder en el registro simbólico es diferente a la dimensión imaginaria.


En las relaciones imaginarias el poder se manifiesta como un juego destructivo entre agente
simétricos, por su parte, el ejercicio del poder simbólico se desprende porque reconoce la
diferencia e instituye un orden; Se da una coexistencia con el Otro, el campo de lo simbólico,
es donde se concibe un Amo y un Garante. Se puede concluir que la colectividad surge no
precisamente de una evolución biológica, sino que es efecto del poder del registro simbólica,
del significante. Pero en ¿el registro simbólico el sujeto encuentra su completud? Lacan acopla
la lingüística estructural de Saussure, subvirtiendo la unidad del signo, donde el significado y
el significante son equivalentes, en tal unidad es el significado el que provee de sentido al
significante, Lacan funda una relación donde son los significante los que producen el sentido,
y generan la ilusión de la significación. La única relación entre significante y significado es de
la división.

El significado es una ilusión representada como la realidad social, “objetiva”, son


creencias que existen como resultado de la transferencia, construyen lo que se entienden por
realidad, son fundamentales para la existencia de la vida humana, pero esta es solo posible por
la estructura del significante. Está idea es radicalizada por Lacan, entendiendo que que no hay
nada por fuera del lenguaje que pueda existir, la referencia de un significado solo es posible a
través de una referencia de las cosas, para así poder garantizar una significación. En la teoría
Lacaniana se da una desaparición del significado no a nivel estructural, sino como referente de
la significación, ya no está asociado al concepto, no se constituye como parte de la unidad del
signo, hace parte de lo real, hace parte de barrera que se resiste a la significación. Lo que

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permanece del significado, es la aspiración de un significado perdido, se denomina el locus del
significante, de llenar el vacío. Dicho vacío, es una falta constitutiva del significado en tanto
en el orden de lo real. Tal ausencia es generadora de buscar una compensación que remita a
alguna coherencia, esto da lugar a que se genere la transferencia del significado y este emerge
a nivel imaginario, no obstante tal transferencia es producto del juego de los significantes, por
ende la importancia en la significación del orden de lo simbólico; la ilusión del significado se
da porque la significación nunca es completa debido a que el juego de los significantes siempre
desliza el significado. La mencionada falta del sujeto es inscrita en la subjetividad por la
prioridad del significante y del orden de lo simbólico en la constitución del sujeto. El sujeto se
vuelve idéntico a esta falta, la identidad simbólica es condicionada a ser afirmada y
simultáneamente fracasada, es decir, la misma búsqueda de la identidad a nivel simbólico
introduce la falta por el ejercicio de poder del significante, pero esta identidad sigue siendo
deseable por su misma imposibilidad, esto da a lugar a la necesidad de identificarse, en la teoría
psicoanalítica por ende es difícil de hablar de identidades, más bien se habla de un juego entre
la identificación y su fracaso. Aquí Stavrakakis hace alusión a la importancia del sujeto
lacaniano para con el análisis político ya que los objetos de identificación en la vida adulta
implica ideología políticas u otros objetos socialmente construidos, el proceso de identificación
se revela como constitutivo de la vida sociopolítica.

En colombia durante gran parte de su historia, se ha buscado construir un país donde


“quepamos todos”, una manera donde se pueda coexistir por medio del efecto del poder del
significante, del lenguaje, que en última instancia, son las formas políticas de administrar un
orden social. Pero sin duda alguna, no se puede mantener a todos bajo una misma regla en el
Estado Colombiano. O de eso, se ha sido testigo desde sus inicios el periodo que se denominó
la patria boba, es un claro ejemplo para demostrar cómo los intentos de simbolizar esa falta de
lo más real en nuestro orígenes, tales sucesos escondían la cuestión, si realmente estábamos
listos para gobernar, además a lo largo de la historia se han tornado burlescas las indecisiones
de los llamados criollos entre ellos héroes de la patria por aquel entonces que se dejaron quitar
el poder, por parte de los Españoles otra vez. No obstante, esta historia pareciera repetirse, a
principios del siglo XX donde la guerra de los mil días surge como una situación desbordante
de no encontrar estructura que determinará los intereses de Colombia, se consolida un
bipartidismo el cual, es esencial para tejer la realidad social y todos los objetos sociopolíticos
con los que los sujetos intentan llenar su falta, así como la misma sociedad lo hará.

Conclusiones

Hemos mencionado el tema de que la noción del sujeto lacaniano propone una nueva
noción de la subjetividad, y que la imposibilidad de la identidad tanto a nivel imaginario como
simbólico da lugar a los continuos procesos de identificación, pero esta noción del sujeto sólo
es posible a través del complejo de edipo, es en esta instancia que para lograr la identificación
simbólica es necesario de perder el acceso inmediato a lo real, a nuestra vida animal, si bien lo
mencionaba Freud en su correspondencia con Einstein en “el porqué de la guerra” donde se
refiere que el hecho de vivir en sociedad es dado por el derecho, por la ley, él no lo vislumbraba
en su momento, pero esta es la base de la realidad, la cual está articulada y construida en el

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lenguaje, en el ejercicio de poder del significante por medio de la función paterna, En otras
palabras el sujeto lacaniano da apertura no solo a una nueva concepción de la subjetividad sino
también es consecuente con una nueva noción de la realidad social. Se entiende que la vida
humana en lo simbólico sufre diversas transformaciones la necesidad se convierte en demanda
y el instinto en pulsión, que luego culmina en deseo, para que todo esto surja, se tiene que
remitir a una pérdida de un nivel primordial de lo real. El ser humano tiene acceso a la realidad
(constructo simbólico) sacrificando para siempre lo real en sí mismo, pero tal imposibilidad es
la inherente a la situación deseante del hombre que busca identificarse, fracaso tras fracaso.

El sujeto no sólo es alineado en el nivel imaginario por su identificación con el ego, se


evidencia también a través de las obras lacanianas, que en el registro simbólico también es
alienado el sujeto, ya que este depende del significante y el significante primero es parte del
campo del Otro, pero lo que pertenece a ese Otro no se convierte completamente en “nuestro”,
no se convierte en “nosotros”, esta es una hiancia que no se puede superar jamás, estamos
alienados en el lenguaje y por ende en el mundo social, es decir, que por mas intentos que haya
por cubrir la falta del sujeto, esta misma falta es la que produce todo los intentos de buscar una
identificación. Esto se traduce en un juego que da lugar a la concepción política del sujeto, el
juego entre la falta y la identificación que es fundamental para la condición humana.

Un juego que si no satisface la necesidad de un proceso de identificación que sea


coherente a través del juego del significante, no garantiza el orden. La coexistencia que
menciona el poder del registro simbólico no es posible, Colombia es un buen ejemplo
lastimosamente; el periodo conocido como “La violencia” durante 1948-1953 no es producto
solo del asesinato de Gaitán, si bien él, fue un significante que significó en sí mismo un grupo
que se moviliza por diversos significados que como sabemos se deslizan por el juego de los
significantes. Pero “La violencia” en sí, fue un periodo desencadenado por un fuerte
bipartidismo, por ideologías que dirigen la destrucción hacia el otro, el periodo de los godos y
cachiporros fue tan alienante para los sujetos colombianos que antes de nacer ya estaba
estructurada su propia “identidad”. Si bien se resalta que cada vez que surge lo político en una
sociedad, lo real, es la instancia proclive para desarrollar nuevas prácticas políticas que
albergue la posibilidad de una realidad social donde se permite la coexistencia con el otro, pero
resulta desafortunado, que en Colombia, estos sucesos que implican lo más real de los
humanos, es decir, los innumerables conflictos y agresiones de distintos tipos, son usados por
la práctica política para desdeñar un orden que termina por ser igual, que al principio de nuestra
patria boba, un orden que no solo excluye una parte de lo real, sino que estigmatiza otras
prácticas políticas, que en última instancia son políticas del sujeto y esto a su vez genera el
rompimiento del lazo social.

En este momento es donde comienza a percibirse la dialéctica que hay entre el sujeto y
el mundo social. Se entiende que el sujeto va a intentar cubrir su falta buscando una identidad,
y esto da lugar a los procesos de identificación, pero el sujeto a través de su política, con que
se busca identificar, para constituir cualquier identidad solo se puede dar a través de
construcciones discursivas que son socialmente disponibles, como por ejemplo las ideologías.
Lo que se pone de manifiesto aquí, es lo que Stavrakakis afirmaba: la inter implicación entre

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psicoanálisis y el análisis sociopolítico, se da en que la concepción del sujeto en falta lacaniano,
pero el psicoanálisis no sólo se ocupa de la falta, si no de aquello con lo que se intenta cubrir,
y esta se llena solo con los objetos socio-políticos de identificación. En otras palabras, Lo social
se comienza a entender como todo el repertorio de representaciones que utiliza lo psíquico para
llenar la falta, dónde se originan los objetos de identificación.

Como bien ya lo hemos mencionado, retomando a Freud, un paso fundamental para la


especie humana es el reemplazo del poder del individuo al poder de la comunidad, un paso que
es decisivo para la constitución de la cultura. Freud entendía el término Kultur como la suma
de producciones e instituciones que distancia la vida humana, de la de nuestros antecesores
animales, sirve para dos fines: Proteger al hombre de la naturaleza y regular las relaciones de
los hombres entre sí. Pero la cultura falla con sus funciones, además impone restricciones que
para los sujetos parlantes son difíciles de tolerar. Si se pone en tela de juicio, el devenir de la
civilización contemporánea, no es difícil encontrar a borbotones ideologías constituidas en
reglas que aspiran a la completud, la felicidad o el éxito, pero este es solo un fenómeno casual.
Freud afirmaba que los seres humanos dedican la mayor parte de su vida a evitar el sufrimiento,
en especial el que produce las relaciones con otros seres humanos y que no hay forma de
garantizar una regla que conlleva a una felicidad colectiva, cada quien debe buscar la forma de
ser feliz. Se entiende que en el malestar que produce la falla de la cultura en sus funciones,
hace presencia la demanda de satisfacción, que se remite al goce. Por donde se da la posibilidad
de que salga lo real, las “tendencias destructivas”, la pulsión de muerte que sostiene el malestar
en la cultura, el cual hace alusión más precisamente a un bienestar que es supuesto, es mítico
o está perdido. Por eso se puede considerar que se pueden juntar más hombres bajo una idea,
si esta los condiciona a descargar su odio hacia otro, es decir, que la cultura no solo hace uso
de la represión, sino que al individuo no le queda más salida que transgredir la cultura, donde
es en el sufrimiento que se halla el goce, buscamos aquellos que nos hace daño y esto la
sociedad civilizada contemporánea lo ofrece en la cotidianidad, ya que favorece y promueve el
malestar, esto por medio de: una comida, una bebida, una droga, una idea…

Por otra parte, muchos autores han relacionado sustancialmente la teoría marxista con
la teoría psicoanalítica, como por ejemplo Lacan y su articulación de la Plusvalía con el objeto
a, donde el síntoma es sobredeterminado por la contradicción que hay en el encuentro con lo
real. Una contradicción que remite a una diferencia, que da lugar aparentemente a una
dicotomía, que es un engaño, pues hay una relación oculta entres los dos, por ejemplo, en el
caso de las histéricas la diferencia, la contradicción psíquica es: hombre-mujer, pero hay una
relación que se trata de ocultar en esta lógica, el falo. Por ende, la mejor definición para esta
relación es el lazo social, pues una vez ya olvidada esta estructura de relación, hay un ir y venir
entre los dos polos opuestos, como diría Luis Tudanca en Una política del síntoma “vacilan
entre el acercamiento y la disolución, del encanto al odio, en un instante fugaz”.

¿Porque traer estas conjeturas a la discusión del tema? debido a que la lógica del
síntoma psíquico, se repite, en la política, en la realidad social ya que el síntoma social surge
de la contradicción de la lucha de clases donde el goce que propone una de tantas sociedades
llega a un acuerdo con el goce singular de un individuo, es decir, que hay formas de

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relacionarnos que no permiten ver esa relación de base que hay en la estructura, que lleva a
fanatismos. Un ejemplo de esto, en Colombia, puede ser el narcotráfico, una sociedad que le
propone a los individuos un goce (sfte/Droga) llegando a un acuerdo (lazo) con el goce singular
de las personas, este síntoma del narcotráfico refleja una dicotomía en la lucha de clases.

Bibliografía.

Stavrakakis, Y. (2007). Lacan y lo político. Editorial Prometeo Libros, Buenos


Aires, cap I.

Tudanca, L. (2012). Una política del síntoma. GRAMA ediciones, Buenos


Aires, Cap VII.

Trejos, L, F. (Diciembre de 2011). Colombia y los Estados Unidos en los inicios


de la Guerra Fría (1950-1966) "Raíces históricas del conflicto armado colombiano".
Revista Memorias. Vol. no 15.

Freud, S, (1933) Carta abierta de Freud a Einstein sobre el ¿porqué de la


guerra?. Amorrortu editores, Buenos Aires.

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