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Su nombre era Paul Pésaj Antschel o Ancel (Celan es anagrama de Ancel, su apellido en

rumano), judío asquenazí; nacido en la actual Chernivtsi (en alemán Czernowitz y en


rumano Cernăuți), en la región de Bucovina, entonces parte de Rumanía. La ciudad, que
dependía del Imperio austrohúngaro hasta la Primera Guerra Mundial, pasó a Rumania en
1918 y fue anexada en 1944 por la Unión Soviética y se encuentra en nuestros días
en Ucrania.
Su padre, Leo Antschel-Teitler, era un judío sionista y ortodoxo que abogó por educar a su
hijo en hebreo; su madre, Fritzi (Friederike Schrager), era una ávida lectora de literatura en
alemán e hizo de ésta la lengua de casa. Tras su Bar Mitzvah en 1933, Paul abandonó
el Sionismo, junto con su educación formal en hebreo y la religión, militó activamente en
las organizaciones socialistas judías y apoyó la causa de la República en la Guerra Civil
Española. Su tía Mina, que vivía con su familia en Chernivtsi, emigró a Palestina en 1934.
En 1938 marchó a estudiar medicina en Tours, Francia, pero retornó a Chernivtsi para
estudiar literatura y lenguas románicas. En 1941 las tropas nazisocuparon la región y
reagruparon a los judíos en guetos, de forma que en 1942, mientras estudiaba en la
universidad de su ciudad natal, sus padres fueron deportados a campos de exterminio; su
padre pereció de tifus y su madre asesinada, mientras que él fue recluido en un campo de
trabajo en Moldavia. Al ser liberado en 1944, marchó a Bucarest, donde trabajó en una
editorial. Abandonó Rumania en 1947 para pasar una breve temporada en Viena, donde
publicó su primer libro, Der Sand aus den Urnen. A causa de un exceso de faltas de
imprenta, retiró la edición. Lo incluiría más tarde en su primer libro publicado en
Alemania, Mohn und Gedächtnis.
En 1948 se trasladó a Francia, obtuvo la nacionalidad e impartió clases de alemán en
la Escuela Normal Superior de París. Se casó con la pintora Gisèle Celan-Lestrange,
nacida en el seno de una vieja familia aristocrática, conservadora y muy religiosa, de la
que tuvo dos hijos (el primero fallecido a los pocos años) y que padeció severamente las
infidelidades de su esposo con la poeta Ingeborg Bachmann. Vivió a caballo entre
París, Alemania, Suiza e Israel. En Ginebra trabajó como traductor de textos político-
administrativos, como Julio Cortázar.
Se ha escrito mucho sobre el histórico desencuentro entre Celan y Martin
Heidegger (Celan esperaba de Heidegger, que se había interesado en su obra, un gesto
de arrepentimiento explícito sobre su relación con el nazismo, que el filósofo no supo o no
quiso hacer). Sin embargo, desde la publicación de La bibliothèque philosophique Paul
Celan (Ens, París, 2004), sabemos con certeza que, desde 1951 hasta 1969, Paul Celan
fue un fino y crítico lector de Heidegger. Jean Bollack ha mostrado cómo el poema
"Todtnauberg" convierte el paseo con el filósofo por la Selva Negra en un descenso a los
infiernos del nazismo. Asimismo, las obras de Hadrien France-Lanord y de James Lyon
ponen en evidencia que el primer encuentro entre el filósofo y el poeta fue considerado
como positivo por Paul Celan, ya que pudo encararse al filósofo con sus poemas (así lo
expresa a su esposa en una carta datada del 2 de agosto de 1967: "La lectura en Friburgo
tuvo un éxito excepcional: 1.200 personas me escucharon durante una hora conteniendo la
respiración, después, Heidegger vino hacia mí –". La frase se interrumpe en ese punto. Al
día siguiente Celan visitó la cabaña de Heidegger en la Selva Negra, pero se negó a ser
fotografiado al lado del filósofo. En su obra también tuvo un fuerte impacto su relación
amorosa con la poeta Ingeborg Bachmann, así como sus padecimientos psiquiátricos,
pues el poeta empezó a sufrir fuertes depresiones desde 1962 e incluso crisis de delirios,
al punto de querer, en una ocasión, matar a su esposa. No sólo lo afectó la deportación y
muerte de sus padres en un campo de concentración, sino también la acusación de plagio
por parte de la viuda del poeta Yvan Goll. Ante la creciente gravedad de sus crisis, Celan
aceptó hacerse internar en clínicas privadas y, pese a lo ocurrido, sostuvo un amplio y
cariñoso epistolario con su esposa y su hijo Eric.
Tradujo del francés, el ruso, el inglés, el portugués, el italiano y el hebreo; sus obras más
importantes en este campo fueron la versión al alemán de las obras de Arthur
Rimbaud, Ósip Mandelshtam, Paul Valéry, Shakespeare, Emily Dickinson, René
Char y Emil Cioran. Su primer poemario, Amapola y memoria (1952), incluye su poema
más famoso, «Todesfuge», traducido como «Muerte en fuga» o «Fuga de la muerte»
(1948), una descripción del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau que calca la
estructura musical de la fuga. Son también cimas importantes de su lírica los libros La rosa
de Nadie(1963), Giro de aliento (1967) y Soles de hilo (1968).
En total, su obra poética, compuesta entre 1938 y 1970, abarca unos 800 poemas. Su
estética, influida por el surrealismo, rica en imágenes bíblicas y de difícil traducción,
especialmente en su última época, expresa el sentimiento existencial de lo absurdo de la
vida moderna y la imposibilidad de la comunicación, y se enfrenta con angustia a la
paradoja de expresar la agonía judía en la lengua del exterminador. Al fin de su vida, sus
versos se vuelven cada vez más crípticos, quebrados y monosilábicos, comparándose en
cierto sentido a la música de Anton Webern.

Tumba de Paul Celan.

Dueño de una lengua poética excepcional por el virtuosismo y flexibilidad de su palabra, su


obra fue publicada empero algo marginalmente y la editorial Gallimard rechazó la
publicación de la misma. Se confronta con tradiciones literarias muy diversas, junto a datos
teológicos (en particular la mística judía, a la que accedió gracias a Gershom
Scholem y Abraham Joshua Heschel), filosóficos (Benjamin, Husserl, Scheler),
psicoanalíticos (Freud), científicos, históricos y personales, transformando a su obra en
algo complejo y misterioso para el lector superficial. George Steiner fue el primero en
afirmar que Celan era el primer poeta en lengua alemana importante de la segunda mitad
del siglo XX.
Toda su obra sostiene un diálogo intelectual implacable con la obra de varios filósofos
como Martin Heidegger, Walter Benjamin y Theodor Adorno, autor este último de la
famosa frase según la cual no es posible escribir poesía después de Auschwitz. Adorno,
aunque se interesó por su obra, no le prestó la atención que el poeta esperaba.
Se suicidó arrojándose al río Sena desde el puente Mirabeau (París) en la noche del 19-20
de abril de 1970.

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