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C-0LECCIÓ1' Ci..

"'K' Michel Foucault


DlJigida por Hugo Voz•etti

EL CUERPO UTÓPICO
LAS HE'l'EROTOPÍAS

Textos inéditos seguidos


J ele unn presentación
1 de Dnniel Defert
t
Acompruiodos por
1 EsPAC'IOSl)lft:ttt;:'\"TL"S
ESl'AClO, SABHR y roneR

l~cliciones
Nueva Vis ión
Buenos Aires
~laruvilloso intuición de lot comienzos de la
conícrcncja radiofónica de Foucault de 1966, de ESPACIOS OJPERE1''TES•
ese pssajc desaparecido de In conferencia a los
arqu itectos en 1967, donde e l filósofo evocaba
como p1·i mcrn figura de lt\ hotc rotopí" la cama de
los pndrcs, que a los ni1,oa les gusta penetrar on
un plucer de tran~gresión y de e nsoñación de los
odgcnoa. ¿No podría inferirse que aquí la larga
serie de las 1-einscripcionesdel leXt-Oen múltiples
11ldcs y estrategias, que In larga serie de las
trar,.t<1ro1·maciones de la f'igurn social de su autor
cnC\lc1,lra n en ese instante ele s u tra)1ectoria la La gi·a11 obsosidn que atr avesó el siglo xrx, e<irrt<>
formu más acabada de recepción?"' ¿No ha bía se sabe, fue In histo1ia: te111as clel dcsor1'0llo y de
dccln1·udo i)l ucl1as veces l''ot1coult c1ue 11o dese~1 · la detenci61l, te ni as de Ja crisis y del ciclo, te nl as
IJ11 ta 11to lectores co1no tisuar·ios?:..• de la acumul1tci6n del pasado, gran sob1'1lcurgu de
muertos, enfrion1icnto amenazador de l 111undo.
El siglo xix encontró en el segundo principio de la
termodinámica lo esencial de sus recursos n'it.o-
lógicos. La época actual seria quiul más bien la
época del espacio. Nos hallamos en la época de lo
simu ltáneo, nos hnlla lllos en la ópocu de la yux-
taposició11, on la !Spocn de lo cercano y lo lejano,
de l lado a lado, do lo disperso. Nos ha lla mos en un
1nome11to e11 que e l n1u11do se cxp crin'lcrtla, Cl'CO,
no tanto como u1la gra11 \•ida que sedcsnrrollaría
' E. &,so. · ffel f:fOtopiet: rt>l':'l.en•bran~ ufCJther sµue10
a través del tie1n1>0 sino como una red que rela·
Íll lhfl c:Ílndel LA.., Strolt:J?i~-,. tt ,/ournal t:.f 11t~f7'Y.
Cult1.1n• and PfJ/itits. 3, l990. 1ip. l -39: Pf.A...tu1e1ro;,..,/i1: • ..[)e.a ..-~paC'f'1 autn:.i;.· Cconreni\cia en t i Cltculo de
Cr1tif11I ~tudU..~ o{Citl<'SOU(/ Rt'l{U}•!A, 1.ondrw. Blac-kv.cll, .EitudifAIAr<1u tlctlónic:~.1 4 de ma rzo de 1967),Arc.•J'ttec·
2000. t ttn, i"1out•e1n.i11t, Contu1uitC, n• .s.
oc:tubre dv 1984, l>i>.
' ' I0:1t '200 l, u naasociacióo c:t1ltvn1I ih1ht1n.t dcnon1il\(\dO. 46·49 lf.'1\ ~1. l''oucntu lL, Dit:; et 41crit..• , Pn1•fs, Oa1lin1nrd,
Etc1•c1l')llic1 pt1blic:i'i unt1 rct~·ct u 1 a du h:l(U•S d~ io' o\tcnult t.!J!)4, fV, Pll, 7f>2•762). Ji'c.>ucnult sólo fll•f.0 1izó lo publiCtl•
aoli1·c " ' ~"'¡n\(:io b1-Uo el t(tult• ."iJJl!titillr1. c:u~111 de: 081(' taxto v.sc1"it..<> ti\ 'f ú ncz. en 1fJl'l7 011 In prhn 3.
·•e ra d r 1984.
r ciona J)\1ntos '>' que entr·ecruza su 1nadejo. Tol
•·cz pc><lrla decirse q ue a lgunos de los conflictos
'i el lLtgar celeste se opo11fa a Stt vez al lugar
terreste; cxist(an los lugares donde las co~as se
ideológicrr.; c¡ue animan las polémicas de hoy se hallaban ubicadas porque hnblnn sido despla-
desarrollan entre los piadosos descendientes del zadas ,;olentamentc y después los lugares, al
tiempo y los habitantes encarruiados del espa- contrario, do11de ln.s cosas encontraban s;u em-
cio. El estruc:turalismo> o por lo rnc1l05 lo que se plazamiento }' su reposo naturales. ~:ra toda
agrupa bajo ese nombre un poquito general, ese! esa jerarquía, esa oposición, ese entrecruza·
csfuerto po1· establecer, entre e1e 1ltC1ltos QL•e puc- miento de lugares lo que constituía aquello
de11 l1 F1.bcr si do re1Ja1tidos a tra'·~s del tic1npo, un que se p odl"ía llamar muy gl'Oseramente e l
eo1\ju11to de relacio1\cs que los llace opnrcccr espacio n1cdie"aJ: es1>ncio de Joca lizació11.
cofno )'Uxt.apuestos. opuestos, in1plicodos uno Este espacio de locnlir.nción so abrió con Gali-
por el otro, en Ulla palabra, que lo1:1 l1acc oporccor leo, porque ol verda dorocscándalo de la obr a de
<:01110 L111a s1.1ert.e de configul'ncióJ\~ y ll decir vor- Ga lileo no es tanto hnbe1· descubier to, ha be r
dad, no se t rnt.n de esW n1o<lo de 11ego.r e l tio1n 1)0; redescubierto inA• bien que la Tie rra gir a ba
es cierta 1l\a11era de t ratar Jo qt1c se llu1nll el a h·ededor de l Sol, como haber constituido u n
tiempo y lo que se llama la historín. espacio i11finito o jr1fi1l.iton1cnle a hioi·to; de ta l
~·o ol>st a1\t e, ha)' q ue obse1'\'Rr que el espncio suerte que el Jugar de la Edad Media se encon-
que nparece hó)' e11 eJ horizonte de nuestrns pre· tra ba as! de alguna m nnora d isuelto, e l lugar de
OC\1paciones) (le nuestra teOl''ÍO, de n\aesLros siste· una cosa no era yn n1ás qt1c uc1 pt1nto eo su
1nns, no es una inr\O\'ación; el mi sino cspncio, cat mo\.;micnto, así con10 el a·eposo <le una cosa no
la experiencia occidental. tiene u11n historia1 .Y era sino su OlO\"imicnto indefinidamente amorti·
no es posible desconocer ese entrecr\11a1nicnto guado. En otras palabro$, a partir de Cableo. a
fatal del tiempo con el espacio. Podrfa decfr•e, partir del siglo X'11, lo extensión ieemplaza la
para de::;eribir mu}' groscra111ent.c ~t.11 ltislorio localización.
del espacio, que en la Edad )ledia cxi•Ha un En 11ucstrosdías 1 {') cn1plaznn1iento s ustituye
conjunto jcml'quiz.ado de Jugares: lugnrc• sagra· a la extcnsiói1 1 que a su vct reen1ptazaba a la
dos y l ugal'CS profa nos. lu gares prolrgidos y lu· localización. El emplazamiento es definido por
gareg por ~1 C(1ntra rio a l>icrtoM y gi 1\ d1!funsa, las r elaciones ele vecii1dad en tre J) u11tos o e1e-
lt1gares 11rl)t'tlOS )' IL1gates co111pea1 r<'S ((\¡o.LO l>Or n1entos; forrru.1Jn1cntose los puede describiroo1no
lo q'1e res pe-eta fl la "ida real de l<ls hon1b1\·~·~ poi' ll> series, árl>oles, c11t l'CI n1odos.
qlu~ l'CSf)C<:tn a la teoría cos111olób,ricu, l_,.. : if.11.fn n h1d Po1·-0tro la<lo*c.s COtlOcidll ln i1n pol't3ncia. de Jos
lug:trcs HU J>l'O·CP1este.s, Ol)UO~tos al lll~i)I' CCIC:lte: J)l'Oblernas <le cn1pJ~1zn.1n ic1"llO en la técnica con·
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tcn1poránoa: aln1ace11amiento de la inforn1ació11 Ahora bien, a pesar de tocias las técnicas que lo
ode los resultados parciales de un cálculo en la me· jrlvolucra1l , a pesar de tocia la recl de sabe r q ue
t11oria de una 1t1áqui11a, circulaciótl de eleme~tos pern1ite cloterrnin nrlo o fo1·inalizarlo. el espacio
discretos~ de sali<la a. leatoria (e.amo m uy se1\c~lla­ conte1n1)orá11eo no está acaso todavía t.otalmer1-
n1cnte los al1tomó\1iles o, después de to.;,lo, los te.desacralizado - a difcre11cias in dttcla del t.ien1·
sonidos sobre una línea telefónica), localización po que. por su parte, fue de.s acralizado e11 el siglo
de elementos, ma1"<ados o codificados, en el inte· x1x- . Por cierto, real1nente existió cierta desa·
r ior de u n c01\ ju nto que está o bien repartido al craJización teóric.a del espacio (aquella a la cual
azar o clasificad1l c11 una clasificación unívoca, o la obra de Galileo dio la señal), pero ta\ vez
clasific.ado sogúr1 una clasificación p lut'ívoca, todavía no hemos accedido a una desacraliza·
etcétera, ción práctica del espacio. Y es posible que nues-
De tina. manera todavía más concreta~ el pro· tra vida esté toda,·(a gobernada por cierta canti-
blema del lugar o el emplazamiento se plantea dad de oposicionesque no se pueden toca•', que la
para los l1on1bres er1 térn1ino.s de de1nografía; Y i11stit uciór1 ~·la práctica toda\'Ía no se a tre\rieron
este último problema del emplazamiento hu ma· a afectar, oposicio11es qtte ad1nitin1os como cta ..
no n o es :!im1>le1nente la ct1estión de saber si das: por ejem plo~ entre el espacio privado'>' e l es-
habrá st1ficiente sitio para el hon1bre e n e l n1un- pacio público, entre el espacio de la familia y el
do - pr oblema que después de todo es bien i m- espacio social, entre el espacio cult ural y e.1 espa·
port.ante-, es también el problema de saber qué cio útil. e11tre el es¡)acio de clistracciotles )r el
relaciones de vecindad> qué tipo de aln1ace11a· espacio de trabajo; todas cstá1l. a n itnadas toda·
miento, de c.irculación, de localización, de clasifi· vía por u na sorda sacralización.
c~-tción de los ele111e11tos l1u1nanos deben ser pre- La obra -inmensa- de Bachelard, las des·
fel'cn teme11t e tenidos en cue11ta en ta} o cual criJ)Cio11es de los fei1on1en6logos 1nos ense1)aro1)
situación ¡>ara llegar a tal o cual fin. Nos l1a lla - q ue no vivin1os en un espacio ho1nogéneo y ,vacío
Jnos e11 titta épocad(.)r1de el espacio se da a. nosotros siJ"10, por el contrario, e11 \1n espacio que está
en la forma de relaciOl)es de ernplaza11rientos. totalmente cargado de cua lidades, un espaci.o
En to(lO caso, creo que la irlqttiet ucl de hoy q ue esc.á tal 1•ez también freC\1entado de fa n t.a·
concierne e11 lo fltndao)<o?nt~1I a l espacio> si 11d ttda, sía¡ el esp~lciode t'luest.ra perce¡>ció11 J)riJl'lflt'ia, el
n1uc)10 inás <¡\te .-11tiet11po; el tien-1po no V.\)arece <le nltestras ensoi1aciones1 el <le t)ltestras 1>asio·
J>J'obablemeotc sino co1no t1110 de los juegos de 11es posee11en sí rnis1nos Cltalidades Qlte son oorno
distribltCióJl posibles e ntre los elcn1er1lo~ que se in trí11sec~1s; es u n espacio ligero, etéreo, transpa·
re1>arte1l eJ1 1~1 cs1>acio. re1lte, o bien \111 espaciooscuro rocalloso.repleto:
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es un espacio de a1Tibn. es un es1>ociode las cimas lo cual uno pasa, esigualmc11tealiro podo cual se
o, por el 0011tra1·io1 es un espacio do abajoi un puede pnsai·de un punto a otl'o y además es algo
osp11cio del barro, es un espado que puede se1· que tambión pasa). Se poddn dcscl'ibil', por In !'ed
cortiente como ol ogua vj \'a, es url CS J)~lCio que de las rclacio11es que per1n ltcn dcflnirlos, esos
puede ser fijado, petrificado como la piedra o ctnplaznmicnlos de alto tra1'\!fitorio qtae son los
como el cristal. cafés, los cines, las playas. También se podría
~o obstante, estos análisis, aunque funda· defi1lir, porS\1 red de relaciones.el emplazamien·
Jnenl.."'lle.s para la •~flexión eonten1poránea, c-0n· to de 1'Cposo1cerrado o a medias cerrado, consti·
cier nen sobre todo al espacio del udentro. De lo tuido por In casa, el cuarto, In ca1na, etc. Pero lo
que me gusta1fo hubla1· ahora es del espacio del que 111c interesa entre todos esos en1pfa?,Eln1it~n ­
a f'uera. tos so11 4:tlgunos ele ellos C¡ue t.ienen la curioso
El espacio en el cual vivimos, por el cual somos propic<lod de es car en 1·clación con todos los otros
atraídos fuera de nosotros mismos, en el cual emplazamientos, pero en \In modo lal que sus-
precisamente se desarrolla la erosión de nuestra penden, 1leutraliian o in,1iertcn el conjunto de
,rida, de nuest1·0 tieinpo }'de nucst ra histo1ia, es.e fas relaciones que se encuc1llran por ellos dcsig·
cs1)ncio q1.1e noa roe y nos surca de orrugas es en rlados, rcflcJodoso rev4;!rbcrados. Estos espncios,
sí 1nis1no tarnbi6n un espacio l1otorogé11co. El) dr. al¡,'Uno manera, qu~ esLdll e n 1·clación co11
otras po.labr11$, no vivi1nos ei1 u na SLtorte de tocios 101:1 otros, q1.1e sin. ernbargo contraclicen to·
\'l\CÍO, en cu;·o interior se pocl1ia situar a indi\i· dos los otros emplazamientos, son dedos grandes
d\10s ;· cosas. No vivin1os en el interior de un tipos.
\'acfo que se colorenrfa de difere1\tes tornasoles, Están 1>1imcro las utopfas. Las utopíasso11 los

!' vivimos en el interior de u u conjunto de r elacio·


ncs <¡ue definen cn1plnzanliec1tos irt·ed\tctibles
1.1 nos a otros y absolutan1e11te no s1.1 perr,onibles.
emplazQ1)1icntos sin lugar 1·cal. Son loseinp1aza·
mier1tos qt1c 1na1ltiene11 coi' el espacio real ele Ja

'I 1
Por s1.1p1.testo. s in <luda se podl'(o. en11,render la
<lcscripción de esos clifere1ltes e rnplnzamientos
sociedad Ulltl rcla.ci611gencrnl do a 11a logía cli rec~
ta o lnvcrLida. Es la sociedacl ll\lS1na perfecciono-
r, 1 buscando cuál es el conjunto de relaciones por el
da o es el l'evés de la sociedad, pero, de rodo•
modos, c¡as utopfas son espacios que f undamcn·
C\1al se puede d~fi1lir ese e1n1>lawmiento. Por taln1ente 1 eaoncialmentc, S01l irreales.
" ejen1plo, dcscr1bil' el conjunto do lns rclacio11e:s
que defino11 los c1n plazan1icntos do pnso, las
Hay también, y esto probablemente en toda
cultur{I, e1l toda civllizaci61l, l\1gal·es reales, lu·
calles, tos J;re11oti (u11 tre11 es u11u oxt.l'DOrdl rla\'la garcs efectivos, l1.1gares quo cst.1ll (libuj ados 011
l'cd do relaciones. puesto que es nlgo n través de Ja institución n1i1>n1a do lt\ s~iccla<I, }' que so11
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especies de cont1·awcn1pla?.a111ie11tos. estlecies ele mis1110 )'a reconstituit·111e allí dorlclc esto.y; el
l1topías efecti\•an~e11 te realizadas e-11 las cuales. espejo fu nciona con10 u110 11otcrot-0pía <!11 el serl·
los e111plazamie11tos rea le$. todos los otros cn111Ja. tielo de que tor11a ese s itio que )'O oc.up<>, en el
za.o\i(rntos reales (1uese puedetl e11con trar er1 el tno1ne11to en qlto n1c ntiro er1 el espejo, u ln vez
i11terior de la cultura, son a la vcz rcpr csentaclos, absolt1ta111ente real. e11 u11ió11 co11 todo el csy>acio
i1n pt1gnaclos e j11•:erticlos, cs¡lccics de lugares que Jo rodea, "}' absoluta1ne11te irreal, pt1est.c> qtte
que est{111 fuera de to(los los ILtgares, aur1que sin está obligada, para ser percibicla, a pása1· por ese
c111bargo sean cfcctivat11ente localizables. E::stos pur1Lo virtu al qtle está ~tll í.
luga res, porq t1e son absolt1tan1e11te d istin tos ele En cuanto a las heterotopías pro1>iamente di-
todo.s los emplazamientos que ellos reflejan y de los cl1as, ¿cóo10 se las po<lría descrjl)if, qué se11tido
c1ue e llos l1 a bl~\11~ los lla 1naré. por oposición a las t.iene11? Se podr ía su po 11er~ no eligo una ciencia
u tor,ía:;, la.~ heterotopías; y creo que entre las u to~ porq ue es una palabra que está de111nsínelo t.rilltt·
pías)' esos e111plaia1r1ientos absolutan1ente clis~ da ahora, si110 una s ue-r te ele descripción siste1ná..
tintos, esas l1etel'otopías, s i11 duda habría u11a t.iea Qlte ten.dría por objet.o1 e11 tina :;ociedad
sttertc de experiencia 111ixta 1 in te rmedia, (IUé determinada, el estudio, el análisis, la descrip-
sería el espejo. El espejo> después ele Lodo, es \lna ció11> la •iJectura,\ con10 les gusta <leci r al101·a, <le
1.l topía, pttesto q ue es u11 l1.1go1· sin lt.igar. E11 el esos espacioseliforc~1tes , csosoti·oslugarcs, una es-
espejo 1l1e ,~eo a llí dort<le 110 estoy, en un espacio ])Ccie de i1n1)ug11ació11 a la \•ez mítica)' i·cal clel
l rreul q ue vi rt1.1a ln1e11te se a bre detrás de la espacio en q t1e vivi1nos; esta descr i1,eió11 podtia
s tt))erficie; )~o estoy alliJ allá donde 110 esto}', ltna llamarse la heterotopología. El primer póncipio
I, st1e rte de son1bra qtte 1ne da n 1ní mis1no n1i es que probablemente no haya una sola cultura
propia visibilidad 1 q ue me J)ermite mirarrne allí en el nt u1\dO que no coristit\1ya hcterotopfas.
donde estoy ausente: "topia del espejo. Pel'O es Ésta e-s u na consta11tc ele cualquier grUJ)O 11u1na·
ui.11Jbién un.o l)eterotot>fa, en la n1erlicla c11 que el 110. Pero las heterotopías evide11t en1ente adop·
es1>ejo exist.e l'e al1ne11te ~· c11 que ticrie. sobr~ e) si- ta n formas que so11 n1U.Yv;:\ riadas, }'acas o 110 se
tio q ue .YO ocu po. ltna s uerte ele cfCcto de r ebote; e11contraría u 11a sola forn1a de l1eterotOf)Ía q lte
es a pa1·til' del cspejoco1110 }'O 1ne desc1.1l)t'Oause11· sea absol1.1tamente lt11iversal. Si n err1ba rgo, se
1 te e n el $Ítio donde esto)', p1.1osto que 111e veo allí. las puecle clas.illcar e11 dos gI·a11cles t.ipos.
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J.\ parti)• de esa 111iraela q ue de algt1na 111aner a se E n las sociedades 1Ja1t1a.das "primitivas'' ha)'
1 ~ <li r ige sob17e ll1i, del fondo de ese cs1)acio vi rt.ual
que está del otro lado e1ol cspe:jo, vuel•.:o hacia mÍ)'
cier ta forma ele l1eteroto¡)ías q ue }'0 ll;.:11naría
heterotopías de cris is, es clecir, q1.te h n)' l\1gares
co111 ir:11zo otra vez a llevar n1is ojos l1acta n1í privilegiaclos, o sagr ados, o J)rohi bi(losqu e escán
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t"e$et"\·ados a los 1n<li\'lduosq uese haUan. rcJ<pec- ta.1nbién una des\'iación, puesto que en nl1cJttr:.
to de. la ~íedad, y del medio humano en cuyo sociedad, donde el tiempo libre está regulado, el
1nter1or,.1\·cn, en estado de crisis. Los adolescen- ocio constitu)·e u1la suerte de dcs\.·iación.
tes,. las mujeres en la é¡>eea de las reglns, las E l segundo p1i1'lcipiodcesta descripció11de1n~
n1u;er~s en ópoen do parto, los ancianos, ctoétero, hetcrotopí11s e& que. c11 el curso de su histln in,
EJl n t1cstt·a sociedad~ esas l1etoroto1)ías de cri· u na sociedad puede l1acer fu11cio11ar de u11a 0111·
si~ están deat\pn1·ccic11clo, a1.1nque todavía se en- t)cra mtl)' dife1·cnlc una heterotopía qui! exist.1.1 y
c11e11tre11 alguno~ restos. Por ejcmr>Jo el colegio, que 110 l1a clcjado de existir~ en efecto, ca(la hclu~
en su forn1a <lel siglo x1x, o el ser\'icio n1ilita1· parn rotopía tiene t1n ft111cio11amie11to preciso>' esti~
los \'al'oncs, cicrtn1ncnte desempeñaron so1ne- pulado en el interiu1· ele la scx:ieelael~ ;r la t'l d t1111u
1 jante i1apel: las pri1r1cras 111a:nifestaeiones ele Ja heterotopÍ(l, eeglln Ja s incronía de la culttira en
sexuali<lad "itil debían tenei· lugar precisamen· la que se encuentra, puede tener u110 t l ot1·0
te "en olra parte• que en la familia. Para las funcionamiento.
i cl\icas existía, l1ast.n rnediados del siglo xx, uno
a-adición que ffC Jlnnlaba el "\.iaje de bodas•; era
Toma•'é oomo ejemplo la curiosa hetcroi.opfn
del ce1ne1ltcrio. Por cierto, el ce1nc11terio es u1l
un lema ancestro!. La desfloración de la joven no 1ugardisti11to respecto de Jos espacios cul turale:;
podía teJ1er lugnr '"en ni nguna parte" y, en eso ordina1ios, es 1.1n c5pacio que está sin emburgoe11
111ornei1to, el t1·c1>, el hotel del ' 'ií3je de bodas, era uni611 con el co1tjur1to de todos los emplaza111ie11·
realtltentc eau 1ug'flr do nitlguna parte, esa he to· tos de la ciudad o de la sociedad o del pueblo, Y"
:1 rotopf~l l:!in 1>unto1; de rcfCl'encia geográficoa.
Pero étH'ls h~Lerotopías ele c1isis l1oy está11 <les-
a pareciendo)' son l'(l(lmplazadas, creo, por h~te­
que cacl~1 indivi<luo. cuda fa1n ilia re.sLtlt.n que
tie11e par iei\LO& en el ce1llel'1terio. En la cltlturo
occi<le11tal, el C(l1t1cntPrio ¡)rñctica111cnte sicn1p1·e
rotopías que •e podrían llamar de desviación: existió. Pero pa<lcció 1nutaciones importantes.
aqt1ellas en los ct.aales se insto la a los individuos Hasta fi11es <lcl siglo X\'111, el cementerio est.aba
Cu}·oco111porta1nientocs marginal respecto de lo ubicado en el coro1.611 mismo de la ciudad, al lado
media o de la r1onn9 exigida. Son las casas lle de la iglesia. Allf cxislia toda una jerarquf3 de
l'eposo. las clí11icns psiquiátricas; so11, por su· sepulturas posibles. Estaba el osario, en el cual
pt1esto tambi611 1 In~1>risioncs, ~i sin lugar a dudas los cadáveres prrdfan hasta la u lti ma trá•3 de
hab!·ra q ue n¡¡1·egD1 les las casas de r etiro, que de individualicllld, J1ohfa algunas tun1bas ind i\'i •
al¡;un modo se h11llon on el limite de Ja hclcroto· duale:s, y tan1bién l'abf n tun1bas en el interiol' de
pía de cr isis;• de f n h~torottJJ>Ía ele cle:-:vi:lción, yo la igle1:1ia. l!!staa tu nl hns e-1·an a su vez ele dos
t¡l1e <1espu6s (le to<lo f¿1 vc,iez es ur)a crisis 1 r>ero especies. Yu sea ainq>lenlen te losas con u11a 111.al··
a 7:1
ca o 1nausolcos con estatuas. Este ceu'\e11tcrio, miclud la que 1>1·opaga la 1nis1na muerte. E3tc
ql1cgc illojaba en el espaciose.grado<le la iglesia, gran tema de la enfermedad difundida por el
e11 lns civilizaciones l11n<lcr1)as ndqui1ió un as· con tagio de loa cemente rios J>e•"Sistló a fi nes del
peclo rnuy distinto y, cur iosan1cnte, fue en lo siglo xv111; 'J' e~ s in1plerncnto en el curso de1 s iglo
époc11 en que la civiliz.aciór1 se \'olvió, c-01no se. x1x cua11do se en1pezó a p roceder a losdes1l lozo-
dice 1rlu:· grosc1·on1ente, •atea". cuando la cult-.1· mienlos de loi; cementerios hacia los subu1·bi~.
ra occldcntal innuguró lo q uo se llarno e l CL1lto <le Los t.:c111e11terio.:;: constitl1yen, en tonces~ no 'J'Oel
lo~ 1r 1ucrtc-s. ' 'ie1\l.o sagra<lo e i11 l'001't.ul <le la ciu<ltl<l. sino ltt
En el fondo, era muy notural que en la é1>ocn -ot1·11ciudad'', do11deead11 fan1ilia posee su 11egra
en qtac se creía c ícctiva1ncnte en la resun-ección mornda.
ele los C\.1 etpos yc11 la in111ortalidad del alota no se 'r crcer p~·inci pio. La hetc1·otopín tic11e el poclcr
J1ubic1·a prcstaclo una in1JlOt'la.ncia capital al dea· do yuxt apor1er 011 un solo 1ugar rco I vario::. os1>0-
pojo nlortal. Por el contrario, a partir del 111omen· cios, \farios en1plazamicntos que so11 e11 sí n1is·
to en c1ue u no yo 110 está lllll)' segu1·0 ele tenel' un mos i11com1>Btibles. Es O.!J1 00010 e l teatro l1nce
ah1\0, que el cuer po l1abrll de resucitar, tal vez suceder sol>rccl rectángulo ele la escena toda unn
'tª)' qt1e ])restar 1n uc)1a 111ás a tenciói1 a ese des- serie de lugares que so11 njcnos u1\0S a otr Ofit es
pojo mortal, que finalmente es la ~nica huella de así co1no el cinc es una 111u)' cu1iosa sala 1·cetan-
nt1cdtrn existencia ent1·0 el rnllndo y entre las gulor. en cuyo fondo, sobl'c una pantalla de d06
pi•lnh1·os. dirno11siones, se pro,yectn L1n espacio <le tres cli ·
En todo caso 1 es a partir del siglo x1x cua11do 1n(H1sio11es; pcl'O t.a.I \rc1. el ejen1plo n1ás anligt10
cacla uno tt1\'0clcrechoa Sta pequeña caja para su de e-sas hete:rotopfas. en fo1·n1a de en1plazamle11-
pequct\tl <lescon1posición pi:rsonal; pero por otro to~ contradictorios, el ejcn1plo más antiguo es
lado, es a partil' del siglo x1x !:!oln n1 1~n tec\1aJldo se acuso eljardín, No l1ay (Jt1c olvi<lnr Clt1e elj nrdítL,
ernpeió a po11er los ccn1e1lt.erios en el límite S01'J>l'e11dente creación )' O n1ile11aria, tenía on
exterior de las ci\1dades. 1::11 fo1'tna correlativa a 0 1ie1lle significaciones n1uy profu11das }' con10
esta iildividui1lización ele lu 11111crtc y u la a.pro· st1pt 1•pt1cstas. Eljar dín lradicional <le los perso.s
piaci61l burguélJO del c.en1e nterio 11ació una obsc- era un espacio sag·r ado qt1e debía l'e\ 1t1i1~ cr\ el
sió1l dt• la mt1e11.C como "c1lfcrn1edad". Son Jos i11tc1·ior de su 1·cctáng\1lo cuatro plu-t.es qt1c re..
mt1<·rtos,sest1ponc, losqt1e l•'nen las e11fe..111cda- presc11tan las cuatro pnrles <lel mun<lo, con un
cles u 11)8 vi\ros,y es In prosCJlCia y lrl prox.in1idnd csp..1cio 111ás sagrado t-0clavía <iue los otros <1t1c
de 101; n1L1e1t.os al 1ado do l a~ cns.as. peg-ados a ltl era eon10 e l ol'n1>1igoi e¡ onibligo <1cl n1u11do <:n su
iglt'flin, ca.si en el 1ncdio clo lo calle. es esa proxi· parte me<iia les a llí donde estaban la pila;• e l

r
chono do a&'Ua); y 1oda la vegetación del j ardín crar1 Ja cx¡>resión de lt1111 elección i11d ivid11al. E1\
debín (list1i bi1irsc(Jn ese espacio, on esa suertc<lo cambio, la idea ele acumu larlo todo, la idea de
111 ic1·ocol'!rt1os. E11 Cltanto a los tapices, en e l ori· constituir u11a suerte de arclli\'O general, la \•cr
gen eran l'<lproduccioncs <Lejardincs. El jardín es luntaddecncerraren u n lu gar iodos los tiempo•,
la má" pequeña pai'Cela del mundo y después es la todas las épocas, todas las formas, lodos los gus·
totalidad del mundo. El jatdín es, desde el fondo t os, la idea de constit u ir un Lugar de !<>dos los
. 1 de llt A11tigí1edad, u na suerte clo l'ccerotopía. fCIiz tiell)pos c1ue esté a su ve?. f1..1era del tienl po, ~· q\1e
y Ltn(vc1·salizantc (de ahí nuestt'OSj a rdines zoo. sea i11accesib1e a su rocclui-n, el pro:-·ccto de orga-
ló¡,~00$) nizar as( u11a suerte de acumulación perpetua e
Cun1 to principio. Las he!Alrotopías están liga- indefinida del tiempo en u n lugal' q ue n o se
das, In n1a)ror ía de ln.s veces, a recortesdt'J ti.e 1n~ 1l10,•ior a, y Oien, tocio eso })erte11ece i 1 nuestra
po, es decir q"e ellas abren lo que se pod1·ru modernidad. El museo y In biblioteca son he te·
Jlar11:1r, ¡)-Or pu1·a sinictría, hcterocl'onías; fa hetc-· rotop!as propias de la cultu1·a occidenial del siglo
rotopía se pone a fu ncionar a 1>leno cuando los XIX.
honlbres se encuentr:.tl ei1 una sue1·te de rup1 u· Frente o ostas hete rotopías, qu e están ligadas
ra absolt1tA. con su tic1n1>0 traclicjon::ll; ve1nos de a la acun11.1loción del tien1po, l1a)' otras queestá11
este n1oclo q ue rl con1cr1terio éS rcar1nente 1..111 ligaclas, por el co11tl'al'io, ni tiempo er'l lo q t10 tie1\e
lLLgal' oltalnente l1cterotópico, p\ICSLo qt1e e l co-- de más ins1.1stancial, de anás pasajero, de más
ntent~1io comienza con esa extrnña heterocro- precario, y ""'º en el modo de la fiesta. Son
nía que es, para u11 indi,•iduo, la 1>érdida de la )letetot.opCos no ya ctcrn1zantes sino absoluta·
' rida1 .Y esa cuasi ctcrniclacl <lonci(1 no dcjn ele t11ente crónicas. Así so1l lns ferias. esos 1nara\•i·
disolverse y de borrai·se. liosos emplazamientos vacíos al borde de l as
De "''º n1ane1·a cenera l. en u11a sociedadco1110 ciucladcs, qtlé se pueblan. una o dos ,·eces por
la nue~tra, hetcrotopfa y heterocronfa seorgo1li· a1lo, de ba rrncas, de muestrarios, de olljetoshete·
za1l )t se nrregla1l do una manera relativamen te rócljtos. de lL1chadores, de n"lujeres-scr1)iente, ele
complojn. B•tán ante todo las hct.c rotopías d~I cchado•·as ele la bt1e1tn''c11 tura. Muy reciente-
tic11tpo que se acuni~lla al ir1tin ito. J>Or eje1n 1)lo tl"lente Lan1bién se inven tó llr"la nueva heteroto·
los 1nl1s~os, las lllbliotecas; m uscos l' bibliotecas pía crónico, que son los pueblos de vacaciones;
son heterotopias on las cuales el tiempo no deja esos pueblos polinesios queofreee11 tres sen1.ini·
de an1011(~narst:: )'de e11carama1·sc (-'n la ci111a de tas de unn desnudez. 1>rin1iti''ª )' eten 1a a los
sf n·1isrno, 1n ie11trasq1.1e en el siglo:-.. vu. hasta fi1'11?s l1abita11tcs de las ciudoclos;y por ot1·n parte ttsto·
del si¡clv X\'11 todit1·ía, los museos y las biblioteca• eles ven que, poi' las dos formas ele hctcrotopías,
16 j ";
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se. 1·eúnen In de In fiesta y la de la eternidad del existían on lns grandes fincas de Brasil y, en
eicn1poq uc.::c nc1.1n,u1a; en t111sentido, l as cl1ozas general, 0 11 América del Su ... Ln pue rta para
de Djerba son parientes de las bibliotecas y de los acceder a ollas no da ba a la picia ce ntl'al donde
lllltscos porque, tll L·ecuperar la vida 1>oli11esia) se vi,1(a lo f'111nilia 1 y cualquier i1,dividuo que paso·
deroga el tie1npo. pero es a la vez el tic1n1>oque s.e !Ja, cu•lquier viajero tenía e l dorcch odeempujal'
rncupera, es toda la historia de la humanidad e~a puert.a, e1\trar en la llabitación ~t luego dor·
que remonte'\ hasta su fuente como en una suerte mir una n0<he. Pero esos cua1't0<1 estaban de 1al
de gran saber inmediato. modo acondicionados que el indi\'iduo que nllf
Quinto princ i~io. Las heterocop!ns siempre e nt raba j amás accedía a l co1·azón mismo de la
supo1)en ut1siste1na. ele apertura y de cie1·t'e queJ familia, era absolu ta me nt e el h uésped de pasa-
ol 1túsrno tienlµo, los aísla )' l as tor1\ll J>cnctra· da, no et'a vc:rdodc ramente el in,ritado. Este tip o
bles. En general , no se accede a un emplaz-a- de het.!rotop!a, que prácticamento desapareció
miento heterotópieo como Pedro por su casa. O ahora en nuestras civilii.acionea, tal vez podría
bien uno está obligado a hacerlo -es el caso del ser comparable con las famosas h abitaciones de
cuartel, el caso de la prisión- , o bien hay q ue los moteles no1·1 eamericanos donde se entra con
so1neterse a rito a y o 1>urificacio11os. Sólo se pt1e.. su auto y con su amant e y donde Ja sexualidad
ele e11trar con cierto per1niso }' u11a vez que se ha ilegal se encuc11t.ra a la vez ub.soluta1ne1t te a l-
l'Calizado cierta cantidad de geatos. Por otra bergada y absolutamente oculta, t11ant enida
parte, hay incluso heterotopías que están total- aparte, sin por ello ser dejada al aire libre.
mente oonsagradfts a esas acti,·idades de pu1ifi· finalmente, el último rasgo de las het.eroto-
C:llCión, purificación scmirreligiose, scmihigiéni · píasesque tienen, respecto del espacio restante,
cu como en los hon111la1ns de los m1.1sulrt1e.oes, o una función. ~sta se despliega entre dos polos
l)i~11 p\1rificació11 en apariencia 111ern1nente hi · extremos. O bie n tie11e11 la fl1nción de crear un
gl~11i ca, co1no en lns saunas esca.11dir1avos. espacio ele il uaión qu~ cle11u11cill co1no más ilt1so·
Ex i i-: t~11 otras, ¡mr el cor1t.rario, que ticr1cn el rio todavía todo el espacio real. todos los c1npla·
n11pccto de lisos)' llw1a.s aberturas ¡l~•'O que, en za111ie11tc>s CI\ cuJ·o interior la vida l1t1111ana está
gc11cral, ocultan curi03as cxclusione-~; todo el tabicada. Tal •·ezsea est.e papel el que desempe-
n1,1ndo pl-acclc entrar en esos emplozomicntos ñaron durar1tc largo tiempo (ti)(J" ron1osos prostÍ·
heLcrotópi<-<•i:; pcrt1 1 u deCÍl' \1erdad, 1lOC.S nlás que bt1los de lo~ c1i.1e ahora tino estt-' p1·i\·ado. O bien,
una ilusión : Ul\(l cree pe1\et rar y, por el hecho po1· e) cont1·u t·1 0~ creando otro e1-S1>aclo, otro cs1>1l ·
n1i¡.::n10 (!e hal>c1· e11trnclo. t i noes cxclu i<.l o. r>icnso, cio real tan Jl• ~l'fecto, tiln lll ~ticu loso, ta11 hion
J)i>r eJc:1r1p1o. ('11 c;:n:- ía1nosas l1 a bit~1cior1es que al'rcglado con10 el nuestro l'l'( <lc!>.ordenado. n1al
dispuesto y confuso. S el'ía la heterotopía no de
ilusión. s ino ele co1n¡)er1sació11, y 1ne pregu11to s i
110 es Li t) poquito <le esta rna nera como fu11cio11a.
r o11 a lgun as colot1ias.
E n ciertos casosdcsetnpeñaron, en e l tlÍ \'e l de
E f despertar era fijado J)a)·a todo e} 1nttndo a Ja
J'l)iSllla hora, el trabajo con1e11za.ba para toclo el
lttun<lo a Ja m isnta l1ora; las co1nidas al n1ed iodía
!' /a las cinco; después se acostaban}', a rnectiarlo·
che, había lo que se llamaba el despe rtar convu·
'
la organiz.aciótt gener al del espacio terrest.re, e l gal, ''ale decir q ue al son al' la ca1n 1>ana cle l cO.n-
papel de u na heterotopfa. Pienso, por ejemplo, en vcnto, cada uno cump lía con su deber.
eJ 11101ltentodc la J)t-i1ner a ola de colonizació11 en el Prostíbtilos )' c-0lonias so11 dos t.ipos extren1os
~iglo XViI) e11 esas socicclacles puritanas q t;e los ele la heter otopía 1 } 's i se piensa , desi>ué:> de todo,
·i ngleses habíat\ fL111dado en t-,1ottea1nél'ica )'que gue el barco es un t rozo flota11te de es1)acio, un
eran otros lugares a bsolutamente perfectos. lugar si11 lugar~ que vi\'e pot· sí mislno, que está
Pie11so también e11 c-.s as extrao?'dinarias colo- Cérr ado sobre sf y Q\1e al mis1no tierllJ)O está c11·
nias c!ejesuitas que fueron fundadas e 11 A1n éricn tregaclo al infi nito del mar y que, de puerto en
del S ur : colonias maravillosas, a bsolutamente J>t1erto, de derrotct·o e11 derrotero, de prostíbulo
rcgula clas, e n las cuales la 1>erfección h un1ana en J>l'OSLfbttlo, "'ª J1asta las c;olonias a buscar lo
era efectivAme11te co11sun1a da . Los jes tiit.as del q ue el las enCltbren de n1ás precioso e 11 s t1sjardi-
Paragtta}' l1a bía11 establecido colo11ias en las 11es, c.0111pre11derán por qué e l bal'CO fue para
Cttales la existencia estaba reg\1lacla 011cada u110 i1uest.ra civilización, desde el s iglox•,11hasta n ues·
de sus puntos. El pueblo estaba distribuido se- tros días, a la \·ei no sólo, por s upuesto, el tna,y or
8'tl11 ur1.a. disposición r igt1rosa a lredeclor de u na instrun1ento do desarrollo econón1ico (110 es de
P.laza rectangular en cuyo fondo estaba la igle- eso de lo q ue estoy h a blando h oy), s ino la mayor
sia; e11 U {\ la cio el colegio1 en el otro el cc1no11te rlo. reser\'ª de. in1agin.aciór1. La na,•e es la hetc roto·
Y luego, fre11te ti la iglesia, se a brfa tt11a a\.·enicl~ pía por excele11cia. Ert las civilizacio11es sin bar·
que era cr uzada por otra e 11 á Tlgulo recto: las cos los s ueños se scca11, el espionaje ree1npia.za a
fam ilias te11ía11cada t 111a s u pcquer1a caba11a a Jo la trver1t.ura, )' la policía a los COrtiários.
latgodeesos <lo.s ejes, y de este 111o<lose e11co1l tra·
ba exact an1cnte reproducido e l s ig no de Cristo.
La cl'istiancl:1d -inarcaba así co11 s t1 sig110 fl1nda·
1~ental el espncio y la gcografJa del ntttn<lo a 1ne·
r 1cano.
La ,·ida cot.iclial1a de los i11dt,1iduos esta ha
regt1l;:ula 110 poref s ilba.to, sino por fa ca111pa11a.
so SI

'

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