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A mis 25 años ya había conocido las sensaciones de amor y desamor, entendía el

significado del placer, el romance y amor, sentía que el amor no era para mí. En
aquel tiempo estaba envuelto en una relación, siendo el amante de una mujer
casada 2 años mayor que yo por quien simplemente sentía el deseo, pero a pesar
de eso quería tener a alguien más que pudiera dedicarme más tiempo sin
necesidad de excluirla de mi vida.

Con esa idea accedí a una página en internet para conocer personas. Así un día
coincidí en el chat con una mujer con quien empecé a tener largas
conversaciones. Aunque veía sus fotos me resultaba atractiva, pero era
realmente agradable. Ella tenía 2 años más que yo, vivía en el país lejano
teníamos aproximadamente 482.8 km de distancia.

Un día me decidí a conocerla y se lo propuse porque de su parte parecía no


haber intención de proponérmelo. Entonces fui hasta su ciudad para almorzar
juntos. Era la primera vez que lo veía, pero sentía que sólo me reencontraba con
alguien que ya conocía. Conversamos y reímos mucho, me encanto saber que él
tenía el mismo concepto que yo sobre el amor, no era para nosotros, tampoco
las relaciones formales. Sentí que era perfecto un hombre independiente con
quien podría tener una aventura y seguir con mi otra relación.

Pasaron los días y nos volvíamos más amigos, nos veíamos los domingos para
almorzar. En una ocasión quedamos en encontrarnos, pero no sucedió porque
tuvimos una pequeña discusión por una tontería. Di por sentado que se acababa
todo porque yo era orgullosa y el aún más, incluso me dijo que mejor dejábamos
las cosas como estaban. Pero me sorprendió que rompió su orgullo, volvió a
escribirme, me dijo “mañana voy junto a vos”. Ese día que nos vimos al final de
nuestro encuentro no resistí y la besé por primera vez.

Desde ahí nos volvimos más unidos y fue extraño para ambos que no teníamos
sexo. Pasó un buen tiempo hasta que sucedió, incluso antes de eso yo deje de
ver a mi amante y el también dejo a la persona con quien salía. En realidad todo
fue extraño porque se suponía que iríamos a tener una aventura, pero
parecíamos dos adolescentes enamorados, caminando de la mano juntos,
dándonos besos y abrazos en público, enviándonos tiernos mensajes, siempre
pendientes el uno del otro.

Me incluyó en su vida, se preocupaba por mí, me cuidaba, me trataba como si


fuese el hombre más afortunado del mundo, me hacía sentir especial y hacía
que yo estuviese sonriente todo el tiempo, todos los fines de semana los pasaba
en su casa. Había mucha confianza entre nosotros, me había contado sobre su
vida, sus relaciones, y siempre me recalcó que como ella era conmigo no lo fue
con nadie, las cosas que hacía no eran normales en ella, por ello me sentía
sorprendido de cómo pude conseguir eso. Me aseguró que siempre estuvo con
varios hombres , pero que ella sólo quería estar conmigo. Todo eso me asustó
porque me di cuenta de que ella me quería, me lo hacía sentir, lo veía en sus
ojos. Recuerdo cuando suspiraba y decía “esta mujer me hace mal” también me
decía inocentemente “Te quiero… pero sólo un poquito”.

Una mañana se puso al pie de la cama me miró a los ojos arregló mi cabello y
me dijo suavemente “Te quiero… más que un poquito” me besó y me dejo
continuar durmiendo. El planeó unas vacaciones para llevarme a conocer el mar
porque sabía que era uno de mis sueños. Éramos felices, al menos yo lo fui
inmensamente, pero un día recibí un mensaje suyo donde me decía que se
sentía raro conmigo, se sentía horrible por tener que decirme que se terminaba,
pero que él era así y que no se trataba de otra mujer. Eso lo hizo a días del viaje
que tanto esperé.

Siempre estuve consciente de que un día terminaría pero no lo espere tan


pronto, tan de repente sin explicación alguna. Además, por qué me lo dijo en un
mensaje, las cosas importantes siempre me las dijo de frente. Contra su
voluntad fui a verle, estuve en su casa me dijo que el problema era ella y no yo,
que conmigo la pasó muy bien que yo era muy divertido, pero que tenía que ser
así. Al final me confundió cuando dijo que yo debería buscarme alguien más
aburrida y no alguien como ella. Todo lo decía de manera fría y ya no me miraba
a la cara, no resistí y rompí en llanto. La abracé por última vez, pero ella ya no
me abrazó. Cuando nos despedimos lo último que hizo fue suspirar y decir “este
hombre”.

Nunca más la volví a ver. Pasó el tiempo y no había día que no lo recordaba y
tanto extrañarlo me hacía doler el alma. Hasta hoy sigo llorando con su
recuerdo, tantas ocasiones donde deseé un abrazo suyo, no volví a salir con
nadie, entristecí profundamente.

Seis meses después noté que ella revisó mis fotos en la página donde nos
conocimos. Días después me escribió diciéndome “me acordé de usted”,
empezamos nuevamente a conversar pero como amigos, como antes, riendo de
nuestras tontas conversaciones, sólo que recibí comentarios de ella diciéndome
que soy especial, único, perfecto, divertido, que siempre la hice reír, además de
decirme “vi esto y me acordé de usted”, “estuve en tal lugar y me acorde de
usted”, “hoy me acorde de usted”.

Sufrí mucho al dejarme como no imaginé, sólo después de que se terminó me di


cuenta de lo mucho que la quería aunque nunca se lo dije. Antes no quise igual,
siempre la querré, creo que me enamoré de quien no debía, fui débil.

Me alegra el corazón que me haya vuelto a escribir, que sea cariñoso, pero no
entiendo por qué lo hace. No quiero engañarme con cosas que no son. En mi
corazón siento que me quiso, pero que esa vida no era para ella, ser hombre de
una sola mujer no era lo suyo. Tal vez prefirió dejarme antes que engañarme o
simplemente eso es lo que quiero creer.
Me gustaría verla nuevamente, pero no sé si tendré el coraje de estar frente a la
persona que tanto quiero y solo hacerla de amigos. Aunque ella me haya dejado,
yo no la dejé ir, lo llevo siempre conmigo, no muy cerca pero si muy dentro.

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