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Unidad 10
Unidad 10
DERECHO REALES
I. CALIFICACIÓN DE LOS BIENES
Los bienes pueden ser materiales o inmateriales y dentro de
los primeros se diferencian por su naturaleza según sean
muebles o inmuebles. Los bienes inmateriales por su parte
pueden ser derechos de propiedad e intelectual, por ej.
Dimensión autónoma:
El artículo 2663 del Código Civil y Comercial establece que:
“la calidad de los bienes inmuebles se determina por la ley
del lugar de su situación.” Así mismo también quedan
calificados los bienes muebles porque al ser la ley del lugar
de situación la que define la calidad de bien inmueble, será
la misma ley la que determinará si un determinado objeto debe
ser catalogado como mueble o inmueble.
2. Derecho aplicable:
a) Derechos reales sobre inmuebles: el antiguo art. 10 del CC
subordinaba todo lo relativo a los bienes inmuebles al derecho
del lugar de su situación. La norma prescribía que la calidad
del bien, los derechos de las partes, la capacidad de
adquirirlos, los modos de transferirlos y las solemnidades que
debían acompañar esos actos, quedaban subordinadas a la LEX
RES SITAE. El art. 1211 CC requería que los contratos hechos
en el extranjero para transferir derechos reales sobre
inmuebles argentinos, constaren en instrumento público y se
presentaran legalizados.
El art. 2667 CCyC señala que: “los derechos reales sobre
inmuebles se rigen por la ley del lugar de su situación.”, la
segunda aparte del mismo art. Dispone que: “los contratos
hechos en un país extranjero para transferir derechos reales
sobre inmuebles situados en la Republica, tienen la misma
fuerza que los hechos en el territorio del Estado, siempre que
consten en instrumentos públicos y se presenten legalizados.”
Ello es así por imperio del principio LOCUS REGIT ACTUM, que
establece que la ley del lugar de la celebración del acto
impone la forma en que este debe instrumentarse y la ley que
rige los aspectos sustanciales del negocio (LEX CAUSAE) es la
que reglamenta la forma establecida por la ley de celebración
(art. 2649 CCyC).
Dimensión Convencional:
Los Tratados de Derecho Civil Internacional de Montevideo
(TDCIM) de 1889 y 1940 establecen una regulación idéntica en
la materia.
a-) Jurisdicción: En lo que a Juez competente se refiere, el
TDCIM de 1889 en su art. 67 establece que las acciones reales
y las denominadas mixtas deben ser deducidas ante los jueces
del lugar en el cual exista la cosa sobre la que recae la
acción. Si se trata de cosas situadas en diferentes lugares,
el juicio debe ser articulado ante los jueces del lugar de
cada una de ellas. El art. 64 del TDCIM de 1940 reproduce
idénticas reglas.
b-) Derecho aplicable: Tanto en el TDCIM de 1889 como en el de
1940 se establece que los aspectos relativos a la calidad de
bienes, su posesión, su enajenabilidad absoluta o relativa y
todas las relaciones de derecho de carácter real de que son
susceptibles, serán exclusivamente regidas por la ley del lugar
en donde existen los bienes (art. 26 TCDIM 1889 y ART. 32 TDCIM
1940).
1. SUCESIÓN INTERNACIONAL
A) Sistemas de Regulación:
1. La concepción PERSONALISTA deviene del sistema Romanista y
considera que el heredero es continuador de la persona del
difunto. En consecuencia, la sucesión supone no solo la
adquisición de un patrimonio por parte de aquel, sino que
también la asunción de todas las relaciones jurídicas activas
y pasivas de las que era titular el causante, reproduciéndose
una subrogación de tipo universal. Para los partidarios de
esta concepción, entre quienes destaca Savigny, el heredero si
sitúa en la misma situación que ocupaba el causante en las
situaciones jurídicas. Esta tesis deriva en el sostenimiento
de la necesidad de que sea una única ley la llamada a regular
la transmisión MORTIS CAUSA y que UN SOLO JUEZ entienda en la
sucesión.
2. La concepción patrimonialista, que deviene del sistema
germánico, hoy extendida a los países anglosajones, entiende
que la herencia está compuesta por una pluralidad de bienes.
Bajo esta concepción, la sucesión debe regirse por tantas leyes
como bienes relictos con situación territorial diferente
existan en el caso, es un sistema TERRITORIALISTA. Así, se
observa una puja entro dos grandes sistemas: *) el de la UNIDAD
según él la voluntad del causante es única, y por lo tanto se
aplica a la herencia en su TOTALIDAD UNA SOLA LEY, sea la del
ultimo domicilio del causante o la de su nacionalidad. Esta
teoría encuentra su máximo exponente en Savigny que dice que
“el patrimonio es una unidad” y que por ello el DIPr debe
defender esa unidad. El autor sostiene que debe aplicarse al
régimen sucesorio una sola ley, sin importar si los bienes
están en distintos territorios,
*) y el del FRACCIONAMIENTO según el cual, se aplicará a la
sucesión tantas leyes como países en los que el difunto posea
bienes, porque aplica a cada bien relicto, mueble o inmueble
la ley de su situación.
El sistema ARGENTINO utiliza la concepción INTERMEDIA O
ECLECTICA, según la cual se aplica a los inmuebles la ley de
su SITUACION (FRACCIONAMIENTO) y a los bienes muebles la ley
PERSONAL del causante (UNIDAD).
C) Sucesiones testamentarias.
Las sucesiones pueden ser clasificadas en dos grandes grupos:
intestadas y testamentarias. En el marco de las testamentarias,
un problema muy importante al cual el DIPr autónomo debe dar
respuesta es a la calificación de lo que debe entenderse por
“testamento”, ya que este concepto está íntimamente ligado a
la validez del documento en el proceso sucesorio. Si se
califica LEX FORI, hay que tener en cuenta las condiciones en
que el Derecho Argentino impone para que un acto jurídico sea
considerado testamento, mientas que, si se califica LEX CAUSAE,
puede suceder que en el extranjero se admita una forma
testamentaria que nuestro país no admite. En materia de
calificación, el CCyC consagra el principio “favor
testamentii”, el cual propone una interpretación siempre a
favor de la validez del testamento.
a) Forma de los testamentos: el art. 2645 del CCyC establece
que: “el testamento otorgado en el extranjero es válido en la
Republica según las formas exigidas por la ley del lugar de su
otorgamiento, por la ley del domicilio, de la residencia
habitual, o de la nacionalidad del testador al momento de
testar o por las formas legales argentinas.” Cuando se
mencionan las “formas legales argentinas” para determinar la
validez del testamento otorgado fuera de la República, se hace
alusión a las formas estipuladas en el presente código, es
decir, el testamento ológrafo y por acto público (arts. 2477
y 2479 CCyC).
b) Capacidad para testar: el art. 2647 del CCyC establece que
la capacidad para otorgar testamento y revocarlo se rige por
el derecho del domicilio del testador al tiempo de la
realización del acto.
c) Testamento Consular: el art. 2646 del CCyC dispone: “Es
válido el testamento escrito hecho en un país extranjero por
un argentino o por un extranjero domiciliado en el Estado,
ante un ministro plenipotenciario del Gobierno de la Republica,
un encargado de negocios o un cónsul y dos testigos
domiciliados en el lugar donde se otorgue el testamento,
teniendo el instrumento la autenticación de la legación o el
consulado. El testamento otorgado en la forma prescripta que
no haga sido ante un jefe de legación, debe llevar el visto
bueno de este, si existiese un jefe de legación, en el
testamento abierto al pie de él y en el cerrado sobre la
caratula. El testamento abierto debe ser siempre rubricado por
el mismo jefe al principio y al fin década página o por el
cónsul, si no hubiese legación. Si no existe un consulado ni
una legación de la Republica, estas diligencias deben ser
llenadas por un ministro o cónsul de una Nación amiga. El jefe
de legación y, a falta de este, el cónsul; debe remitir una
copia del testamento abierto o de la caratula del cerrado, al
ministro de Relaciones Exteriores de la Republica y este,
abonando la firma del jefe de la legación o del cónsul en su
caso, lo debe remitir al juez del ultimo domicilio del difunto
en la Republica para que lo haga incorporar en los protocolos
de un escribano del mismo domicilio. No conociéndose el
domicilio del testador en la Republica, el testamento debe ser
remitido por el ministro de Relaciones Exteriores a un juez
nacional de primera instancia para su incorporación en los
protocolos de la escribanía que el mismo juez designe.”
D) Herencia vacante.
El art. 2648 del CCyC introduce la Herencia Vacante, que trata
los derechos del Estado Nacional o Provincial del lugar de
ubicación de los bienes relictos, en el excepcional supuesto
de ausencia de herederos (ya sea porque no existan, no se hayan
presentado a recogerla o hayan renunciado a la herencia) en
caso de sucesión regida por un derecho extranjero.
La norma parte de la premisa de una sucesión en la cual no
hay herederos y determina que por aplicación del derecho local
los bienes pasan al Estado, como ente en quien se delega el
ejercicio del poder soberano.
Es competente el juez del último domicilio del causante.
E) Dimensión Convencional.
Jurisdicción: en el art. 66 del Tratado de Montevideo de 1889
y en el art. 63 del Tratado de Montevideo de 1940 se establece
que los juicios a que dé lugar la sucesión por causa de muerte
se seguirán ante los jueces de los lugares donde se hallen
situados los bienes hereditarios. Se sigue la teoría del
FRACCIONAMIENTO, estableciéndose que habrá tantas sucesiones
abiertas en distintos Estados, como bienes ubicados haya en
cada uno de esos territorios.
F) Dimensión autónoma.
Jurisdicción: en el Código de Vélez, el foro atributivo de
jurisdicción establecido era de tipo personal (domicilio) y el
sistema que se consolidaba a partir de ellos era el de la
“unidad de jurisdicción”, pues la sucesión se abría ante el
juez del último domicilio del causante.
El art. 2643 del CCyC prescribe: “son competentes para entender
en la sucesión por causa de muerte, los jueces del último
domicilio del causante o los del lugar de situación de los
bienes inmuebles en el país respecto de estos.” Desde esta
perspectiva se observa que entre los dos sistemas imperantes
(unidad y fraccionamiento), la cuestión de la jurisdicción en
materia sucesoria se ha ubicado en un sistema MIXTO.
Derecho aplicable: el Código de Vélez sometía la sucesión tanto
testamentaria como ab intestado, a la ley del domicilio del
causante al tiempo de su muerte. Se observa que el principio
adoptado por nuestra ley era el de la “unidad sucesoria”, es
decir, una sola ley regia las sucesiones y esa ley era la LEX
DOMICILII del causante. Durante la vigencia del CC se afirmó
la unidad de la ley aplicable estableciendo como punto de
conexión el último domicilio del causante con la excepción –
vía jurisprudencial y doctrinaria- de los bienes inmuebles y
los muebles de situación permanente, que quedaban sometidas a
la ley de situación.
El art. 2644 del CCyC establece que: “la sucesión por causa de
muerte se rige por el derecho del domicilio del causante al
tiempo de su fallecimiento. Respecto de los bienes inmuebles
situados en el país, se aplica el derecho argentino.”
III. DIMENSIÓN CONVENCIONAL, INSTITUCIONAL Y AUTÓNOMA.
RECEPCIÓN JURISPRUDENCIAL