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Palabras del crimen.

Prensa, delito y política en el territorio nacional de La Pampa, Argentina (1920-1930)


Marisa Moroni
Estudios del ISHiR, 9, 2014, pp. 1-16. ISSN 2250-4397
Investigaciones Socio Históricas Regionales, Unidad Ejecutora en Red – CONICET
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR
Artículo/Article

Palabras del crimen. Prensa, delito y política en el territorio nacional de La


Pampa, Argentina (1920-1930)

Marisa Moroni (UNLPam-IESH/CONICET)

Resumen
El artículo propone examinar las características de la crónica policial en el territorio nacional de
La Pampa en las primeras décadas del siglo XX. Específicamente, consideramos la
emergencia de un discurso que asociaba la situación de la justicia con la necesidad de
reformas estructurales en el gobierno de los territorios nacionales. A partir de los diarios de
mayor circulación en la capital pampeana, La Autonomía y La Capital, pretendemos identificar
la representación del crimen y los argumentos acerca de la limitada intervención estatal.

Palabras claves: delito; prensa; política; territorios nacionales.

Crime´s words. Press, crime and politics in the national territory of La Pampa,
Argentina (1920-1930)

Abstract
The aim of this article is examine the characteristic of police´s chronicles in la Pampa national
territory during the first decades of 20th century. Specifically, we consider the emergency of a
speech that associated the situation of the justice with the necessity of structural reforms in the
government of national territories. From the newspapers of La Pampa, La Autonomía and La
Capital, we point to identify the representation of crime and the arguments about the limited
state intervention.

Keywords: crime; press; policy; national territories.

ntroducción

I La organización administrativa e institucional de la actual provincia de La


Pampa se remonta a finales del siglo XIX, con la sanción de la ley Nº 1532 que
establecía la creación de territorios nacionales y la división en Gobernaciones


Esta investigación se realizó en el marco del proyecto “Modernidades en los márgenes.
Sociedad y cultura en La Pampa (1882-1991)”-PICTO-2011-0208 y contó con financiación de la 1
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de Argentina y de la UNLPam.
Agradezco los comentarios y sugerencias efectuados a una primera versión de este texto
durante el Coloquio Internacional: Delitos, Policías y Justicia en América Latina realizado en la
Universidad Alberto Hurtado en Santiago de Chile los días 8 y 10 de abril de 2013 y a los
evaluadores anónimos de este número de la revista.

Revista Estudios del ISHiR - Unidad Ejecutora en Red ISHiR – CONICET, Argentina. ISSN 2250-4397,
http://revista.ishir-conicet.gov.ar/ojs/index.php/revistaISHIR| Año 4, Número 9, 2014.
Marisa MORONI

en las tierras despojadas a las comunidades indígenas1. Los preceptos de la


ley orgánica de territorios determinaban la forma de elección de los
funcionarios, las condiciones para la constitución de legislaturas y los requisitos
necesarios para la formación de nuevas provincias argentinas. Los primeros
cambios en la limitada autonomía de los territorios nacionales se producen con
el ascenso del peronismo 2 que concretará las viejas demandas de
provincialización3. En este contexto, las particularidades del sistema político y
la presencia de las agencias estatales en los territorios nacionales aquilataban
la habilidad de sus gobernantes para compatibilizar la normativa con las
prácticas institucionales. Algunos estudios señalan que la aplicación de un
marco legal homogéneo desestimaba las particularidades geográficas,
económicas y productivas de las extensas regiones que debía reglamentar 4.
En el territorio nacional de La Pampa los reclamos de autonomía política datan
de las primeras décadas del siglo XX. La conformación de movimientos y
comités provincialistas viabilizaban las pretensiones de los diferentes sectores
que reaccionaban frente a la restricción de derechos políticos. El plan de acción
de los sectores provincialistas, incluía la modificación de la legislación, la

1
A través de la ley Nº 1532 del año 1884 se crearon las Gobernaciones de La Pampa,
Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Misiones, Formosa y Chaco.
Además la ley fijaba superficies, límites, condiciones para las elecciones municipales y de
jueces de paz. Anales de Legislación Argentina, Lexco legislación referencial 1852-2002,
Buenos Aires, La Ley, 2003.
2
Favaro Orietta. “Realidades contrapuestas a los Estados provinciales: los Territorios
Nacionales”. Realidad Económica; número 144, 1997, 79-96; Bandieri Susana. “Ampliando las
fronteras. La ocupación de la Patagonia”, en Lobato Mirta (comp.). El progreso, la
modernización y sus límites. Sudamericana, Buenos Aires, 2000, 121-177; Mases Enrique y
Rafart Gabriel. “La patria peronistas en la nordpatagonia: notas sobre el origen del peronismo
en Río Negro y Neuquén”, en Macor Darío y Tcach César (eds.). La invención del peronismo en
el interior del país, UNL, Santa Fe, 2003, 385-436; Bona Aixa y Vilaboa Juan. Las formas de la
política en la Patagonia. El primer peronismo en los Territorios Nacionales. Biblos, Buenos
Aires, 2007; Alonso Fabio. “La formación del peronismo en La Pampa: actores, prácticas
políticas y conflictos hasta la provincialización”, en Aelo Oscar (comp.) Las configuraciones
provinciales del peronismo. Actores y prácticas políticas, 1945-1955. Instituto Cultural de la
provincia de Buenos Aires, Buenos Aires, 2010, 239-279.
3
En 1951 se sanciona la ley N° 14.037 de provincialización de los territorios nacionales de La
Pampa y Chaco; dos años más tarde, el proceso continúa en el territorio de Misiones. En 1955,
unos meses antes del derrocamiento de Perón, la ley Nº 14.408, posibilitó la conformación de
las nuevas provincias de Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, en Ruffini
Martha. “Un orden institucional para las nuevas provincias argentinas en tiempos de la
´Revolución Libertadora´. Democracia y ciudadanía en los debates de la convención
constituyente de Río Negro (1957)”. Revista Historia Caribe; volumen VII, número 2012, 77-
100.
4
2 Favaro Orietta y Arias Bucciarelli Mario. “El lento y contradictorio proceso de inclusión de los
habitantes de los territorios nacionales a la ciudadanía política: un clivaje en los años 30”.
Entrepasados; número 9, 1995, 7-26; Ruffini Martha. “Ciudadanía restringida para los territorios
nacionales: contradicciones en la consolidación del estado argentino”. E.I.A.L.; volumen 17,
número 2, 2006, 61-81; Ruffini Martha. La pervivencia de la República posible en los territorios
nacionales. Poder y ciudadanía en Río Negro. Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2007.

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Palabras del crimen. Prensa, delito y política en el territorio nacional de La Pampa, Argentina (1920-1930)

profesionalización de la política y la articulación de la incipiente burocracia local


con la esfera nacional5.
En los años `20, la problemática referida al control del orden público fue el
principal fundamento de las luchas autonómicas. Los enunciados y lemas de
los distintos movimientos enlazaban las demandas políticas con las de justicia y
seguridad. Por su parte, la prensa multiplicaba el alcance de las propuestas
que interpelaban el diseño estatal para estos espacios. En línea con las
investigaciones referidas al papel de la prensa en los territorios nacionales6,
argumentamos que, entre las décadas de 1920 y 1930, la narrativa del
periodismo pampeano sobre el delito y el castigo se imbricaba con reclamos
que excedían la situación de la administración de justicia o la nostalgia por un
bienestar perdido. Emergían con fuerza las demandas de derechos y se
exteriorizaban las diferentes líneas de acción, intereses colectivos y posturas
ideológicas de una sociedad que anhelaba la modernización de las
instituciones estatales.
En La Pampa, la discrepancia entre los sectores autonómicos, tanto los que
abogaban por la concesión gradual de derechos políticos como los
representantes de las posturas más radicales, se dirimían en letras de molde 7.
En los diarios La Capital y La Autonomía8 se repetían las noticias que
cuestionaban el tipo de intervención estatal y el reducido presupuesto
destinado a la repartición judicial y policial. Ambos periódicos se posicionaban
como firmes contendientes y, a la hora de proponer una agenda de
intervención, formalizaban alianzas con sectores políticos locales y nacionales.

5
Etchenique Jorge. Pampa Central. Movimientos Provincialistas y Sociedad Global. Primera y
Segunda Parte (1884-1924 y 1925-1952). Subsecretaría de Cultura, Santa Rosa, 2001-2003.
6
Prislei Leticia. Pasiones sureñas. Prensa, cultura y política en la frontera nordpatagónica (De
fines del siglo XIX a mediados del siglo XX). Prometeo-Entrepasados, Buenos Aires, 2001. El
trabajo de Jorge Etchenique, sugiere que la influencia de la prensa en los territorios nacionales
se potenciaba por los reducidos ámbitos donde ejercer la soberanía política, el autor expresa
que las páginas de los diarios se convertían en tribunas donde se informaba y formaba a la
opinión pública pampeana. Etchenique Jorge. “Hablemos de números”, en Jorge Etchenique
(comp.). Historias de la prensa escrita en La Pampa. Subsecretaría de Cultura, Santa Rosa,
2007, 47-48.
7
En 1910 se publicaban 15 periódicos, la cantidad crecía a medida que avanza el siglo; en
1914 se contabilizaban 27 medios y en 1917 cuando se celebraba en La Pampa el Congreso
Nacional de la prensa de los Territorios Nacionales asistieron 32 periódicos pampeanos. En
Etchenique Jorge. “Hablemos…”, 47 y 48. Por su parte, el trabajo de Diez, estima que existía
“un órgano de prensa cada 3.070 habitantes, tomando la cifra censal de 1914 y el número
mínimo de periódicos de 1917” citado en Diez María Angélica. “El lugar de los territorios
nacionales en la agenda pública: Primer Congreso de la Prensa Territorial (La Pampa, 1917)”,
en Prislei Leticia (comp.). Pasiones sureñas. Prensa, cultura y política en la frontera
nordpatagónica (De fines del siglo XIX a mediados del siglo XX). Prometeo-Entrepasados,
Buenos Aires, 2001, 39-78.
8
El diario La Capital fue fundado en 1892 en la primera capital pampeana, General Acha, en 3
1900 se trasladó a Santa Rosa. La iniciativa de su creación estuvo a cargo del gobernador
General Eduardo Pico, de allí su marcada inclinación con el poder de turno. En el caso de La
Autonomía, el periódico fue fundado en Santa Rosa en 1908 por el radical Eudoro Turdera y su
director fue el abogado y militante de la causa autonomista Marcos Molas, en Diez María
Angélica. “El lugar…”, 39-78.

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Los editoriales fueron un instrumento para medir el tenor de la confrontación


política, los pactos sectoriales y los enfrentamientos personales que, en más de
una oportunidad, requerían el arbitrio de la justicia9.
En sintonía con los estudios que desde periodismo, la literatura o las revistas
científicas o policiales rastrean representaciones, imágenes y definiciones
sobre las formas del desorden, procuramos identificar las características de la
narrativa del delito en La Pampa. En las últimas décadas, los trabajos de
diferentes autores dedicados a esta temática puntualizan acerca de la
determinación que ejerce “el contexto sociocultural a la hora de explicar los
sucesos que rodean el delito”10. Estos ensayos se nutren de diferentes aportes,
en especial, de la criminología cultural que indaga la convergencia entre las
prácticas culturales y las criminales, además, incorporan a los medios de
comunicación como productores de simbolismos colectivos y de significados
que circulan en la opinión pública11.
En las primeras décadas de 1920, la prensa fomentaba la expectación en las
noticias policiales mediante epígrafes breves e impactantes que describían el
padecimiento de las víctimas y la osadía de los criminales en un área periférica.
A modo de ejemplo, mencionamos algunos titulares: “Alevoso asesinato de un
estanciero en I. Alvear”; “Hombre muerto a hachazos en una chacra en General
Pico”; “¿La criminalidad convertida en hábito? Nótese un marcado instinto
criminal de un tiempo a esta parte”; “Sale a cazar y desaparece por dos
meses”; “Hombre muerto de 30 o más puñaladas”, entre otros. Este lenguaje
penetraba en el espacio público como un reclamo político y moral que exhibía
una realidad que necesitaba ajustes precisos por parte de los funcionarios
territorianos.
El escenario macroeconómico y la crisis agroclimática de la década del veinte 12
proporcionaban el sustento de las noticias que detallaban las penurias de la

9
“Autor”, 2010.
10
En esta línea se destacan los estudios de Lila Caimari. Mientras la ciudad duerme.
Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945. Siglo XXI, Buenos Aires, 2012;
Máximo Sozzo. “Retratando al “Homo Criminalis”. Esencialismo y diferencia en las
representaciones “profanas” del delincuente en la Revista Criminal (Buenos Aires, 1873)”, en
Caimari Lila (ed.). La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940).
FCE, Buenos Aires, 2007, 23-65; Sylvia Saitta, “Pasiones privadas, violencias públicas.
Representaciones del delito en la prensa popular de los años veinte”, en Gayol Sandra y
Kessler Gabriel (eds.). Violencias, delitos y justicias en Argentina, Buenos Aires: Universidad de
General Sarmiento, 2002, págs. 65-83, Sandra Gayol, “Elogio, deslegitimación y estéticas de
las violencias urbanas”, En Violencias, delitos y justicias en Argentina. Universidad de General
Sarmiento, Buenos Aires, 2002, 41-65.
11
Ferrell Jeff. “Culture, Crime, and Cultural Criminology”. Journal of Criminal Justice and
Popular Culture, 3-2, 1995, 25-42 y Crimes of Style: Urban Graffiti and the Politics of
4 Criminality. Garland, New York, 1993; Hayward Keith and Young Jock. “Cultural criminology:
some notes on the script”. Theoretical Criminology, 8-3, 2004, 259-285.
12
En el Este pampeano la dinámica productiva y la densidad poblacional superaba la del Oeste
que, debido a la calidad de los suelos y el clima, atravesó un desarrollo más lento. Hacia fines
de la década de 1930 el descenso de población se agudiza y la causa principal de esta
situación fue atribuida a “la mala condición agrológica” en Lluch Andrea y Comerci Eugenia. “La

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vida cotidiana. En el copete de la noticia policial, los cronistas narraban el


desempeño de los agentes encargados de encausar las transgresiones,
exponían los pormenores de la investigación policial y de las diligencias
judiciales. Como corolario trasladaban la responsabilidad de la situación del
delito al sistema de gobierno centralista y a la desigual distribución
presupuestaria entre provincias y territorios13.
La prensa transcribía las memorias anuales del Juzgado del Crimen y de la
Fiscalía, informes de las visitas a la cárcel, los acuerdos para la creación de
nuevos juzgados y los nombramientos o traslados policiales o judiciales. En los
primeros años del siglo XX, la crónica del delito se caracterizaba por la
austeridad en la descripción de las transgresiones14. Las notas policiales o de
la sección judicial evitaban las referencias a los procesados, a la modalidad del
delito y las motivaciones para cometerlo. En los años fundacionales del
periodismo pampeano, las columnas policiales se nutrían de la información que
aportaban los propios funcionarios judiciales y policiales. Los decretos y edictos
provenientes del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública ocupaban un
espacio preponderante, especialmente, los que introducían modificaciones en
la marcha de la institucionalización de la justicia, tanto letrada como lega. En
esta línea, se transcribían las comunicaciones oficiales que conminaban a los
jueces de primera instancia a efectivizar su designación y a ocupar el cargo en
forma permanente. A modo de ejemplo en 1901, el diario La Capital publicaba
una notificación ministerial que garantizaba la renovación de los jueces letrados
que “se hayan desempeñado a satisfacción del gobierno y sin protestas de los
respectivos funcionarios”15. En las ediciones posteriores, se activaban las
acciones para promocionar al juez en funciones y obtener su confirmación por
un nuevo período. En definitiva, el centro de atención estaba en la constitución
de la institución y así lo reflejaba el registro periodístico que priorizaba el
proceso de organización judicial y policial en desmedro de la narración de los
delitos, sus protagonistas y del impacto que generaba en la sociedad.
En los años ´20 se produce una transformación en la narrativa vinculada al
delito. Las columnas editoriales identificaban los desbordes sociales con la

economía de La Pampa: una perspectiva de largo plazo (1930-2001)”, en Lluch. Andrea y Di


Liscia María Silvia (eds.). Historia de La Pampa I. EdUNLPam, Santa Rosa, 2011, 17-55 y Di
Liscia María Silvia, Salomón Tarquini Claudia y Cornelis Stella. “Estructura social y
poblacional”, en Lluch. Andrea y Di Liscia María Silvia (eds.). Historia de La Pampa I.
EdUNLPam, Santa Rosa, 2011, 59-89.
13
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, viernes 5 de noviembre de 1920; jueves 19 de mayo;
jueves 14 de julio y martes 27 de diciembre de 1921) en Archivo Histórico Provincial, Santa
Rosa, La Pampa, (en adelante AHP); “Diario La Capital” (Santa Rosa, viernes 1 de junio de
1928), AHP.
14
En el estudio de Sirimarco, referido a otro contexto geográfico, la autora analiza la 5
incorporación de los valores y las prácticas que difundía la institución policial y los mecanismos
para generar “la empatía de la sociedad como a ratificar al personal en torno a una comunidad
emotiva”. En Sirimarco Mariana. “Memorias policiales, narrativas de emotividad”. Publicar, año
VIII, número IX, 2010, 123-139.
15
“Diario La Capital” (Santa Rosa, domingo 22 de septiembre de 1901), AHP.

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modernización y urbanización. Acusados, víctimas y testigos del crimen


brindaban minuciosas descripciones de los sucesos previos y posteriores al
hecho criminal. En este artículo, abordamos los cambios en el estilo de narrar
el delito en el territorio de La Pampa en la primera mitad del siglo XX. Para ello
examinaremos el acceso a las fuentes de información y la reacción del poder
político frente a las denuncias periodísticas de desorden que, invariablemente,
las asociaban con las características del régimen político territoriano. La base
documental está formada por los diarios La Autonomía y La Capital. Como
contrapunto de la información de la prensa recurrimos a las memorias e
informes de gobernadores designados para ocupar el ejecutivo pampeano en
las décadas del ’20 y ´30 del siglo XX.

Noticia policial y las políticas de control social16


Como han explicado otros autores, en la segunda década del siglo XX, La
Pampa atravesó un período de estancamiento demográfico y despoblamiento
cuyo cenit se registró a finales de la década de 1930 17. Estos estudios
sostienen que el ciclo de sequías de los años 1927, 1928 y 1929, el aumento
en los precios de los fletes ferroviarios, el desplome de los precios del trigo y el
incremento de los valores de los arrendamientos, entre otras condiciones,
transformaron la composición y las relaciones que establecieron los grupos
sociales asentados en La Pampa 18. La preocupación por la situación
económica y los problemas sociales se reflejaba en la prensa y en los
memoriales de los gobernadores. La crónica policial describía un agreste
paisaje que se conjuraba con los delincuentes para propiciar la huida.
Sombríos diagnósticos identificaban a los actores (trabajadores estacionales y
desocupados) y a las prácticas (consumo de alcohol y concentración en los
lugares de ocio) como responsables del aumento de la criminalidad. En 1925,
el diario La Autonomía advertía a la población que “desde hace un corto tiempo
se viene observando el aumento constante en esta capital, de elementos
indeseables en todo el vecindario. Individuos que no trabajan y que no cuentan

16
Los aspectos referidos a la modificación de la estructura institucional para la contención del
delito y la interpretación realiza la prensa fueron abordados en “Autor”, 2013.
17
Di Liscia María Silvia, Salomon Tarquini Claudia y Cornelis Stella. “Estructura social y
poblacional”, en Lluch Andrea y Di Liscia María Silvia (eds.). Historia de La Pampa II.
EdUNLPam, Santa Rosa, 2011, 59-89. Hacia finales de la década de 1930 el descenso de
población se agudizó y la causa principal fue atribuida a “la mala condición agrológica”. En
1932 el crecimiento vegetativo se mantuvo por encima del 2% anual y desde 1933 no superó el
1,5%. Ander Egg Ezequiel. La Pampa (Esbozo preliminar para un estudio de su estructura
socio-económico), Vol I, Demografía. Publicación de la Asesoría Técnica, Santa Rosa, 1957, 28
y 120.
18
6 Rulli Francisco Milton. “Rusoalemanes en La Pampa y la migración al Chaco”, en Colombato
Julio (ed.). Trillar era una fiesta. Poblamiento y puesta en producción de La Pampa territoriana.
IHR-UNLPam, Santa Rosa, 1995, 71-137 y Diez María Angélica, et al. “Conflictos y delitos en la
etapa de formación de la sociedad pampeana (1885-1922)”, en Colombato Julio (ed.). Trillar
era una fiesta. Poblamiento y puesta en producción de La Pampa territoriana. IHR-UNLPam,
Santa Rosa, 1995,13-70.

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con capital, ni rentas, pero en cambio viven”19. A medida que las noticias sobre
la amenaza de los “elementos indeseables” para la vida de las personas y sus
bienes ganaban espacio en las tapas de los diarios, el poder político local,
desplegaba una reorganización institucional en materia policial fuertemente
orientada a identificar a la población itinerante.
En 1936, el gobernador Evaristo Pérez Virasoro, anunciaba el nombramiento
de un nuevo jefe de policía para aplicar una serie de reformas institucionales
destinadas a la prevención y la profesionalización en el control del delito 20. El
sucesor de Pérez Virasoro, el General Miguel Duval, incrementaba y
perfeccionaba las prácticas del período anterior. En sus informes explicaba los
fundamentos del ciclo de capacitación a cargo de profesionales de la Capital
Federal que se realizaban en la Jefatura de Policía y en la Academia Policial. El
gobernador sostenía que las prácticas de tiro sumadas a la instalación de radio
estaciones policiales y palomares policiales repercutían en la eficiencia del
personal policial y en una mayor distribución y comunicación con la zona
rural21.
La orientación disciplinaria de la gestión del gobernador Duval, de procedencia
castrense, encontraba las limitaciones de las agencias estatales encargadas de
la aplicación de la ley y el orden. A fines de la década de 1930, el gobernador
solicitaba una jerarquización de la labor policial mediante un mayor
presupuesto para la repartición y reclamaba sintonizar el impulso modernizante
de las formas de prevenir y reprimir el delito a nivel nacional con la realidad de
la policía de los territorios22. La máxima autoridad política de La Pampa daba
cuenta del escaso alcance de las instituciones y agentes para la detección,
seguimiento y reparación del delito en el interior del país. Si bien, las
restricciones en materia de recursos humanos e infraestructura fue una
realidad que unificaba a todos los territorios nacionales, es posible considerar
que las manifestaciones del mandatario podrían funcionar como justificación y
protección ante las denuncias periodísticas que referían a una generalizada
preocupación por el aumento del delito23.

19
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, 18 de septiembre de 1925), AHP.
20
“Memoria presentada al Superior Gobierno de la Nación. Años 1936-1937. República
Argentina. Ministerio del Interior. Gobernación de La Pampa. Gobernador Evaristo Pérez
Virasoro (Santa Rosa, 1938), 49, AHP.
21
“Memoria Gráfica. Período de Gobierno 1939-1945. República Argentina. Ministerio del
Interior. Gobernación de La Pampa. Gobernador General de Brigada Miguel Duval” (Santa
Rosa, 1939-1945), 51-53, AHP.
22
“Memoria Gráfica. Período de Gobierno 1939-1945. República Argentina. Ministerio del
Interior. Gobernación de La Pampa. Gobernador General de Brigada Miguel Duval” (Santa
Rosa, 1939-1945), 58, AHP.
23
Las referencias historiográficas a la “precariedad de la presencia de las agencias estatales 7
de administración de justicia en los territorios nacionales” en Susana Bandieri. ¿Una
precariedad eficiente? Revisitando el funcionamiento de las agencias estatales de control social
en los territorios nacionales, en Casullo Fernando, Gallucci Lisandro y Perren Joaquín
(comps.). los Estados del Estado. Instituciones y agentes estatales en la Patagonia, 1880-1940.
Prohistoria Ediciones, Rosario, 2013, 9-14.

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La prensa denunciaba la presencia de una población errante que caracterizaba


como “desconocida” a los ojos de los habitantes de una sociedad donde los
rasgos de identidad y la pertenencia se fraguaban en las relaciones de
proximidad. En las páginas de La Autonomía se registraban los signos de la
transformación social: “[…] la peonada advenediza que llega en tiempo de la
cosecha [...] los robos se hacen cotidianos, las reyertas se hacen más
frecuentes, todo queda en la impunidad, sólo los vecinos de orden sufren el
temor de ser atacados sus intereses y hasta su hogar […] los hechos
vandálicos ya no sólo son en la campaña ni en los despoblados sino también
en los mismos pueblos con destacamentos”24. Las noticias elucubraban la
existencia de una relación lineal entre crecimiento productivo y el delito. Esta
percepción determinaba que las posibles víctimas estaban entre los vecinos de
mayor arraigo en la región que padecían la inacción de las autoridades ante el
delito.
La sección policial describía los ámbitos donde se reproducían “conductas
socialmente reprobables”. La posibilidad de exponer sentimientos y
percepciones de un presente inseguro devastaba la confianza en la función
policial para contener a los transgresores. La nota policial brotaba con un
vocabulario de escasas pretensiones literarias y para un público general ávido
de los detalles escabrosos que fascinaban a lectores expectantes al cambio de
ritmo de los convulsos años de la década del `20. El lenguaje periodístico
animaba a la sociedad a intervenir para resguardar vidas y haciendas “Las de
todos los que habitamos en esta pobre Pampa, y tenemos que cuidarlas
nosotros mismos. Nada o muy poco podemos esperar de las personas
obligadas moral y constitucionalmente a resguardarlas”25.
En este contexto, la orientación ideológica y política de La Capital y La
Autonomía no afectaba la presencia cotidiana de noticias que cuestionaban la
situación de la seguridad pública. Sin embargo, permitía conocer el origen de
los informantes a los que recurría cada diario para reportar el delito. En el caso
de La Capital, sus periodistas incorporaban decretos y resoluciones de los
gobernadores, circulares emitidas por el jefe de la policía, debates
parlamentarios sobre la minoridad, así como, disposiciones del Ministerio de
Justicia para el ordenamiento legal de los territorios nacionales. Los lectores de
La Capital conocían en detalle las etapas de la reorganización policial, Desde
los epígrafes de la nota, los editores garantizaban la fiabilidad de la información
y destacaban la procedencia oficial de la noticia. Los periodistas de este diario
recibían de primera mano la información del delito sin necesidad de acudir a la
escena del crimen, bastaba recorrer las oficinas de la Jefatura de Policía o

24
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, 13 de enero de 1920), AHP.
25
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, 13 de enero de 1920), AHP.

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Palabras del crimen. Prensa, delito y política en el territorio nacional de La Pampa, Argentina (1920-1930)

propiciar un encuentro con algunos de los funcionarios judiciales a cargo de las


causas que provocaban la atracción de la opinión pública26.
El anuncio de la instalación de nuevos puestos policiales o la reasignación y
jerarquización de los existentes concitaba la atención de diferentes sectores
que, en forma regular, acudían a las páginas de los diarios para denunciar la
insignificante contención que brindaban las agencias estatales. En esta
escenografía, los anuncios de La Capital llegaban como maná del cielo: “El
gobernador ha elevado a categoría de comisarias las subcomisarias de Catriló,
Jacinto Aráuz y Caleufú. […] ha dispuesto la rotación de algunos comisarios a
fin de que vayan conociendo los nuevos pueblos y sus vecindarios, teniendo en
cuenta algunas necesidades para el mejor servicio de este territorio donde su
población se encuentra tan dispersa”27.
Las noticias policiales estaban mediadas por el trasfondo político de las
movilizaciones de los sectores autonómicos. El gobernador las desalentaba
con el argumento de contener posibles conflictos que desestabilizarían el orden
social. Esta forma de enmascarar una serie de medidas destinadas a controlar
a los sectores comprometidos políticamente fue difundida estratégicamente por
La Capital, que desde sus orígenes se identificaba con posturas afines a la
Gobernación. El periódico se encargaba de publicar las instrucciones que el
gobernador Baldomero Tellez enviaba a los comisarios para proceder frente a
“[…] individuos que, bajo el pretexto de una llamada convención provincialista
hacen propaganda subversiva incitando a la rebelión, y lo cual podría inducir en
error a personas incautas y trabajadoras, exponiéndolas a caer bajo la sanción
de la ley de orden social, se previene a usted que deberá prestar la mayor
atención en esa localidad, vigilando de cerca de toda persona que pretenda
reunirse sin el debido permiso”28.
La cercanía que mantenía La Capital con el poder político local no acallaba la
prédica por mayor presupuesto e incorporación de personal para la justicia y la
policía. La centralización política se transformaba en el centro de las críticas y
en un nudo que detenía la aplicación de la ley en el territorio. En contrapartida,
las crónicas celebraban la actuación de los funcionarios pampeanos que les
proporcionaban las novedades de la repartición. En 1926, la nota titulada
“Gestiones del Sr. Jefe de Policía”, constituía un panegírico del alto mando
policial y de sus iniciativas para mitigar la delincuencia, el texto señalaba:
“Debido a la proximidad de la cosecha donde llegan gran número de braceros,
el señor jefe de policía Rodrigo Sansinanea, ha gestionado el aumento del

26
En la investigación de Saítta, la autora analiza “el doble circuito de circulación” de los medios
masivos de comunicación porteños durante los años `20, donde los cronistas policiales se
internan en “dos mundos” el de la legalidad y el del delito para escribir las noticias del crimen. 9
Saítta Sylvia. “Pasiones privadas, violencias públicas. Representaciones del delito en la prensa
popular de los años veinte”, en Sandra Gayol y Gabriel Kessler (comps.). Violencias, delitos y
justicias en Argentina. Universidad de General Sarmiento, Buenos Aires, 2002, 65-66.
27
“Diario La Capital” (Santa Rosa, miércoles 18 de agosto de 1921), AHP.
28
“Diario La Capital” (Santa Rosa, sábado 8 de octubre de 1921), AHP.

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personal de la policía pues el número de plazas en la actualidad no llena las


necesidades de una perfecta seguridad. Ha pedido también se le provea de
doscientos winchester y ciento cincuenta revólveres”29.
En el caso de La Autonomía, este medio utilizaba la cuestión criminal para
confrontar con los editores de La Capital y con el responsable del ejecutivo
pampeano a los que consideraba “socios” en la aplicación de políticas de
control. Los cruces dialécticos se vinculaban con la creación de destacamentos
de policía en las zonas rurales y la distribución e incorporación de agentes:
“Mucho nos creemos que por buena que sea esta reorganización continuará
faltando en las comisarías de la campaña personal suficiente para que la
policía pueda debidamente cumplir con su deber”30. Desde La Autonomía
cuestionaban el carácter del soporte estatal para la promocionada
reorganización policial “…todo este mal de la seguridad pública, como el otro
mal de la justicia deficiente estriba en la insensibilidad del gobierno de
dedicarse preferentemente a nuestros asuntos […] la solución está en la
aprobación legislativa del proyecto del presidente Irigoyen declarando provincia
a La Pampa”31. Las notas anunciaban que la escasa previsión para contener el
delito era una consecuencia de la distorsionada realidad que el gobernador y
sus adeptos exhibían a las autoridades nacionales. Para ratificar sus
argumentos, La Autonomía, publicaba una comunicación que enviaba el
gobernador Telles al ministro del Interior, con el objeto de responsabilizar al
mandatario de ocultar la situación del delito: “¡ufanándose! de ser La Pampa el
territorio más tranquilo de la República”. Seguidamente, los editores advertían
que la información provenía del diario que poseía comunicación directa con el
despacho del gobernador: “los que duden pueden verlo en el diario La Capital
de Santa Rosa de edición de hoy”.
Las diferencias en el estilo de narrar el delito y el acceso a las fuentes de
información entre La Autonomía y La Capital se repetían al momento de la
producción de significados acerca de la responsabilidad de las agencias y
agentes encargados de contener las transgresiones. Por un lado, existía una
interpretación vinculada a los sectores autonómicos que ligaban las causas del
ineficiente proceso de institucionalización de la justicia con la subordinación
estatal y la negligencia del poder político local 32. La crónica policial de La
Autonomía evidenciaba la empatía con los reclamos de una sociedad sin
representación en el discurso político nacional, se autoproclamaban la voz de
quienes veían amenazada su seguridad y marcaban las obligaciones del
Estado en materia criminal. Por otro lado, La Capital celebraba la actuación de
la policía, el juez o el gobernador antes que describir las causas o
características del delito. Las demandas de autonomía política vinculaban la
10
29
“Diario La Capital” (Santa Rosa, sábado 4 de diciembre de 1926), AHP.
30
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, viernes 2 de enero de 1920), AHP.
31
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, martes 19 de abril de 1921, AHP.
32
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, miércoles 6 de octubre de 1920), AHP.

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Palabras del crimen. Prensa, delito y política en el territorio nacional de La Pampa, Argentina (1920-1930)

solicitud de mayor presupuesto y personal para mejorar la actuación de los


agentes locales con la ascendente preocupación por el orden social y la
circulación de forasteros: “nos encontramos a la altura de las grandes urbes
[…] tenemos asaltos y robos ejecutados al morir el día, reproduciéndose las
escenas “tremendas” de la cinematografía yankee. […] aprovechando el
poncho negro de la noche, se han internado en la espesura del monte que
vigila la policía y los vecinos y de donde han de salir los personajes”33.
La conexión ideológica de los diarios con el poder local no impidió fortalecer la
identidad de los sectores autonómicos que bregaban por una reforma
institucional. La condición de unidades políticas subordinadas igualaba las
discrepancias y, más allá de los recursos estilísticos que utilizaba cada diario,
la cobertura periodística del delito se transformaba en una tribuna para
interpelar la gobernabilidad del territorio nacional de La Pampa.

“Ecos del Crimen”: la narrativa de los crímenes violentos


Como es conocido, la tradición periodística de narrar el delito en Argentina
posee una larga trayectoria que se remonta a las últimas décadas del siglo XIX,
más allá del tono literario, ficcional o informativo, los magazines retrataban
cotidianamente las prácticas ilegales que subvertían el orden social en el
Buenos Aires finisecular. Recientes investigaciones referidas a los
procedimientos y las transformaciones del denominado “lenguaje del delito” en
la prensa porteña revelaron, entre otras cuestiones, los circuitos informativos
de los cronistas, la permeabilidad de estilos internacionales de relato y las
referencias a los debates parlamentarios sobre la legislación penal 34.
La reconstrucción historiográfica de los modos de representación del delito en
ámbitos distantes del centro político, económico y cultural es menos frecuente.
Las conductas violentas se percibían como resultado del desamparo legal de
los habitantes de las sociedades territorianas. El protagonismo del delincuente
como autor individual se desplazaba hacia la responsabilidad del poder político
en materia de seguridad: “nada parece importarles por la suerte de los
habitantes de comarcas apartadas de la metrópoli…como si no fuéramos
honestos, trabajadores, como si no fuéramos argentinos”35.
En los años veinte, los denominados “hechos de sangre” ocupaban el espacio
central en las planas de los diarios pampeanos, en el caso de La Autonomía,

33
“Diario La Capital” (Santa Rosa, viernes 5 de noviembre de 1926), AHP.
34
Caimari Lila. “Modernidades delictivas. Buenos Aires en la era del pistolerismo”. Desarrollo
Económico, volumen 49, número 195, 2009, 389-418; Caimari Lila. Mientras la ciudad duerme.
Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945. Siglo XXI, Buenos Aires, 2012, 11
60-90; Saítta Sylvia. Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920. Sudamericana,
Buenos Aires, 1998; Juárez Laura. “Historias criminales y ficciones infames. El delito en la
producción periodística final de Roberto Arlt”. Anales de Literatura Hispanoamericana, volumen
38, 2009, 321-340.
35
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, miércoles 11 de abril de 1928), AHP.

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competían con la tradicional columna dedicada al reclamo provincialista. La


gráfica de la información municipal y nacional se mimetizaba con las notas
sociales que comunicaban la llegada de viajeros, festejos familiares, bodas y
nacimientos. Los encabezados se organizaban en diferentes líneas que
progresivamente aumentaban en espectacularidad y emotividad.
La prensa pampeana carecía del recurso fotográfico que caracterizaba a la
prensa porteña, por ello, la palabra acaparaba la atención de los lectores. La
Capital organizaba las noticias de los homicidios según los datos que
proporcionaban los “despachos oficiales”. Este diario, mantuvo esta práctica de
transcribir el parte policial desde inicios de siglo XX, aunque progresivamente
incorporaba un preludio de alabanzas a la gestión del gobernador de turno. En
medio de la puja dialéctica con La Autonomía por las políticas de control social,
a comienzos de la década del ´20, La Capital lanzaba una defensa directa a la
labor policial y a su superioridad: “la institución policial en el Territorio, se
mantiene en un ambiente de orden y disciplina, estimulada con el espíritu
ecuánime y caballeresco de su jefe teniente coronel Videla” 36. En tanto, las
respuestas se afirmaban en la escasez de infraestructura y personal para
asegurar el éxito de la “Campaña Moralizadora” para contener los “malos
elementos” y la desocupación. Así por ejemplo, la prensa anunciaba que “13
agentes son pocos, insuficientes en número para establecer una buena
vigilancia en nuestra ciudad. Conviene que el jefe de policía preste la debida
atención a la deficiencia anotada, como una medida que tenderá a hacer
posible el cumplimiento de posteriores disposiciones moralizadoras” 37.
La confección y difusión del “parte diario” para informar sobre los actos ilícitos
fue una de las medidas incluidas del proceso de reorganización policial de
1924. De esta forma, la Jefatura de Policía procuraba unificar la comunicación
oficial para neutralizar el clima de inseguridad que publicaba la prensa. Los
redactores de La Autonomía cuestionaban este tipo de información pues “no
figuran hechos importancia, que aunque suscitados son tenidos en reserva por
la policía sin causas ni motivos que lo justifiquen”38. En su lugar, los periodistas
efectuaban sus propias pesquisas que concluían con un detallado relato de los
sucesos previos del crimen. Mediante una columna regular denominada “Ecos
del Crimen”, interiorizaban a los lectores de los avances en la investigación
policial y las declaraciones de imputados y testigos ante el juez del Crimen.
En “Ecos del Crimen” se efectuaban reconstrucciones extrajudiciales y
concentraban sus argumentos en los recursos y la modalidad del suceso sin
recurrir a las características sociales, ambientales y físicas del delincuente. En
esta sección, la descripción de las armas utilizadas fue una constante: “El
matador después de pegarle varios tiros y en vistas de que no caía la víctima,
12

36
“Diario La Capital” (Santa Rosa, domingo 1 de enero de 1922), AHP.
37
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, viernes 28 de octubre de 1921), AHP.
38
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, miércoles 11 de abril de 1928), AHP.

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la tiró al suelo dándoles el tiro de gracia en la cabeza” 39. La escena del crimen
se conocía mediante la pesquisa periodística que recreaba los acontecimientos
previos al crimen: “tres ladrones armados de un winchester … han dado
muerte al pioneer pampeano, a su señora y el capataz, en momentos que
cenaban, presentando los cadáveres varias heridas”40. Este tipo de relato fue
compartido por ambos diarios donde métodos y técnicas cubrían la descripción
de un hecho criminal: “[…] dos individuos que iban enmascarados y armados
con revólveres descargaron contra sus moradores. Resultó muerto el peón del
establecimiento y fueron heridas una chica de 7 años de un balazo en el pecho,
otro chico de tres años también con un balazo en el pecho, un joven de 16
años con heridas en el brazo y cuello también de bala. Este hecho ha causado
gran consternación”41.
Durante el período que estudiamos, dos hechos criminales ocurridos con una
diferencia de apenas unos meses y con similares características
conmocionaron la opinión pública pampeana. El homicidio de un chauffeur que
trasladaba pasajeros de las pequeñas localidades cercanas a la capital
pampeana sintetizaba los temores de una sociedad donde viajeros y
trabajadores estacionales representaban una amenaza. Las primeras noticias
del caso indicaban que se trataba del secuestro del conductor de un vehículo
que la policía recuperaba de un monte cercano al poblado. Al día siguiente, el
secuestro se reportaba como homicidio y en “Ecos” se publicaba un relato
retrospectivo del crimen donde los rumores del pasaje que transportaba la
víctima confirmaban la peligrosidad de quienes deambulaban en los caminos
pampeanos.
El suceso ocurría en el mes de noviembre de 1926, en época de cosecha
donde los trabajadores estacionales llegaban a las zonas rurales en busca de
jornal. El dato se utilizaba para ratificar las versiones que confirmaban “un
marcado instinto criminal” de quienes deambulaban en la campaña donde se
triplicaban los hechos42. Los cronistas viajaban al escenario del crimen y
emitían sus propias conclusiones del caso, acompañaban al personal policial
de la investigación y editaban las sensaciones de testigos y allegados a la
víctima. Además de los infaltables recuadros de chismes y cuentos que
aportaban un tono novelado al relato periodístico. Los editores garantizaban la
publicación de las novedades que los corresponsales enviaban a la redacción
desde la zona del crimen, se trataba de vecinos que conocían acabadamente el
espacio físico y la sociedad que lo habitaba: “[…] tendremos al corriente a esos
interesados de los pormenores que la policía nos facilite y los que podamos
conseguir por informaciones particulares”43.

13
39
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, viernes 5 de noviembre de 1920), AHP.
40
“Diario La Capital” (Santa Rosa, martes 30 de mayo de 1922), AHP.
41
“Diario La Capital” (Santa Rosa, viernes 2 de octubre de 1922), AHP.
42
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, martes 27 de diciembre de 1921), AHP.
43
“Diario La Capital” (Santa Rosa, miércoles 17 de noviembre de 1926), AHP.

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En el mes de enero de 1927, a solo dos meses del homicidio del chauffeur
cometido a pocos kilómetros de la capital pampeana, llegaban noticias del
asesinato de otro transportista en una localidad incluida en el recorrido del
primer asesinato. La prensa alertaba a la opinión pública de una modalidad
delictiva que desconcertaba a los investigadores policiales y se reproducía en
la zona rural. Con grandes titulares se anunciaba: “Se ha perpetrado un salvaje
crimen. En Quemú Quemú ha sido asesinado otro chauffeur … “¿Segunda
edición del crimen Garro?”44.
Un tema como el homicidio congregaba la atención de la opinión pública en
una sociedad que cuestionaba las características del proyecto institucional para
los territorios nacionales. Los crímenes violentos y el repertorio de
inmoralidades que publicaba la prensa alentaban el debate sobre la marcha de
profesionalización de la policía y de las políticas de control social de los
gobernadores territorianos. Los editoriales destacaban que el uso de armas de
fuego y la inclusión de los poblados pequeños en el raid delictivo de los
criminales, obligaba al poder político local y nacional a intervenir para
responder a las demandas de la sociedad civil. De este modo, a inicios de la
década de 1920, se creaba la Gendarmería Volante con el objeto de extender
la vigilancia a las localidades alejadas de la capital del territorio. La medida
contemplaba la asignación de 160 plazas de personal que se sumaban a la
tropa firme 45. En definitiva, un total de 750 agentes policiales se distribuían en
un territorio de 145.000 kilómetros cuadrados con una población de 122.535
habitantes46.
Las reformas impulsadas por el ejecutivo pampeano desde 1924 se destinaban
a la modificación de la estructura de poder en la Jefatura policial, a la
incorporación de logística y tecnología para la resolución de delitos graves y a
la distribución estratégica de comisarías y subcomisarías en todo el territorio 47.
Hacia fines de la década de 1930, las autoridades policiales manifestaban que
las políticas de control del delito cubrían los 22 departamentos en los que se
organizaba el territorio. En la memoria institucional correspondiente al período
1936-1937, el gobernador Evaristo Pérez Virasoro daba cuenta de las
“acciones preventivas” y anunciaba el relevamiento de antecedentes para la

44
“Diario La Autonomía” (Santa Rosa, lunes 10 de enero de 1927), AHP.
45 “
Memoria Gráfica. Período de Gobierno 1939-1945. República Argentina. Ministerio del
Interior. Gobernación de La Pampa. Gobernador General de Brigada Miguel Duval” (Santa
Rosa, 1939-1945), 57, AHP.
46
El censo de 1920 informaba que el 59,67% residía en el ámbito urbano y el 40,33% en el
rural. Ander Egg Ezequiel. La Pampa (Esbozo preliminar para un estudio de su estructura
socio-económico), Vol I, Demografía. Publicación de la Asesoría Técnica, Santa Rosa, 1957,
14 27.
47
Fernández Marrón Melisa. “Éramos Robinsones que, en lugar de quedar atrapados en una
isla, estábamos aislados en nuestro propio territorio. La institución policial pampeana en los
inicios del siglo XX”, en Di Liscia María Silvia, Lassalle Ana María y Lluch Andrea (eds.). Al
oeste del paraíso. La transformación del espacio natural, económico y social en la Pampa
Central (Siglos XIX-XX). EdUNLPam, Santa Rosa, 2007, 179-218.

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identificación de “más de 900 personas” que deambulaban en la capital


pampeana48.
La visibilidad de los delitos violentos, como los asesinatos de los transportistas,
estimulaba el debate sobre la inseguridad y vulnerabilidad que enfrentaban los
habitantes de las zonas rurales. El levantamiento de fichas dactilares, el
registro e identificación de personas, la creación de la Academia Policial y de
una división especial destinada al estudio de la codificación, procuraban dar
respuestas a la opinión pública que exteriorizaba sus temores a través de la
publicación de cartas de lectores y petitorios que aseguraban contar con la
rúbrica de comerciantes y terratenientes.

A modo de cierre
La narrativa sobre el delito y las políticas de control y disciplinamiento en la
prensa denotan diferencias ancladas en la orientación política e ideológica de
los diarios que circulaban en el territorio pampeano. Desde las primeras
décadas del siglo XX, detectamos una fuerte articulación entre las demandas
de derechos políticos y las de seguridad y justicia. Los editores de la crónica
policial pregonaban las falencias de una administración centralista que
conspiraba contra la transformación social, económica y moral de los territorios
nacionales. Una vez más, factores de índole político, se asociaban a la
racionalización del delito y a las dificultades para la administración de justicia
en los márgenes estatales.
Los encabezados concentraban la atención de los lectores que cotidianamente
recibían los detalles de los sucesos criminales. Las noticias policiales oscilaban
entre la ridiculización y la glorificación de los agentes estatales que intervenían
en las pesquisas. Por un lado, resaltaban el protagonismo y eficacia de policías
y jueces y, por otra parte, presentaban a modo de comedia dramática su
pobreza material e intelectual que servía de estímulo y burla de “osados
criminales” mimetizados con el “poncho negro de la noche”.
El impacto de la crisis económica y productiva de finales de la década de 1920
trastocó la representación del orden y la seguridad pública. En este clima de
incertidumbre se multiplicaban los diagnósticos que buscaban respuestas en
los hábitos y comportamientos de trabajadores estacionales y desocupados,
era el escenario ideal para legitimar la distribución y el incremento de
gendarmes y policías para cubrir el entorno rural. Desconocemos si el
diagnóstico de la prensa sobre el aumento del delito y, especialmente, de los
crímenes violentos fue un dato de la realidad, un recurso para posicionar el
tema en la agenda política nacional o una combinación de ambas situaciones,
15

48
“Memoria al Superior Gobierno de la Nación, años 1936-1937. República Argentina.
Ministerio del Interior. Gobernación de La Pampa. Gobernador Evaristo Pérez Virasoro” (Santa
Rosa, 1938), 49, AHP.

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pues hasta finales de la década del treinta, no se registran en el espacio


pampeano estadísticas oficiales del delito. Sin embargo, en este período
identificamos una batería de medidas represivas que se correspondían con la
espectacularidad del relato periodístico sobre los crímenes en el territorio.
A lo largo del período analizado identificamos cambios en la percepción y
narración del delito en las noticias periodísticas, sin embargo, el hilo conductor
de las crónicas estaba en el alcance de las políticas de control social y el tipo
de intervención de las agencias estatales encargadas de la administración de
justicia. Creemos que el análisis del denominado “lenguaje del delito” desde los
territorios nacionales posibilitará recuperar las distintas dimensiones de los
procesos reformadores en Argentina y evaluar el impacto de la crónica policial
desde una mirada que trasciende el análisis de la normativa o de la burocracia
estatal.

Recibido con pedido de publicación 07/02/2014


Aceptado para publicación 14/03/2014
Versión definitiva 03/04/2014

16

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