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11089-Texto Del Artículo-11170-1-10-20110601 PDF
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RESUMEN
El apartado relativo al País Valenciano ha sido escrito en colaboración con Ramón Llopis Coig.
ciona una «consciencia de linaje»: no hay argumento más eficaz y visible que la
lengua para fundamentar la realidad continuada y antigua de un pueblo que se
considera como tal.
Esa convicción tantas veces explicitada es paralela al clamoroso silencio en
torno a otra realidad no menos evidente: que las personas suelen preferir, en su
inmensa mayoría, la modalidad linguistica que mejor las identifica con su entor-
no social [rente a la reconocida como modalidad standard.
Salvo contadísimas excepciones, los expertos prefieren pasar corno de pun-
tillas sobre esa evidencia. Poseemos una cantidad innumerable de estudios acer-
ca de la relación entre lengua e identidad nacional, mientras que sobran los
dedos de una mano para enumerar los referidos a dialecto e identidad social. Tal
estado de cosas se explica en su mayor parte por la incidencia de dos factores: de
un lado, la influencia de la ideología del Estado-nación, omnipresente y sutil-
mente infiltrada en todos nuestros planteamientos; de otro, una proliferación
de conceptos y términos ambiguos que impide formular discursos dotados de un
mínimo rigor y neutralidad.
Para replantear el tema en sus justas proporciones es imprescindible
empezar estableciendo un entramado de nociones relativamente neutras y
operativas.
Lina curiosa excepción es la representada por ci nacionalismo de Cerdeña. Los líderes del movi-
miento tsacb.ma[¡sta sardo de [a ante—guerra rebajaron la importancia del [enguajepropio para no arries-
gar el apoyo de quienes hablaban una u oua variedad «irreconciliable» del idioma sardo (White. 1991).
Por tanto, es prácticamente imposible la existencia dc una persona que conozca todo el léxico y
todas las reglas gramaticales.
142 Tonuato Pérez de Guz>nán
que depende del nivel donde en cada momento centremos nuestra atención: Dada
una cierta perspectiva, las modalidades típicas de zonas caracterizadas por algún
rasgo peculiar dentro del área dialectal considerada serán designadas como sub-
dialectos; y el nivel más amplio abarcador como superdialecto. De ese modo
podemos concluir, ampliando la afirmación de Castellanos y Joan, 1993:10, que
todo el mundo usa a la vez, cuando se expresa, una lengua, un dialecto y un habla.
Soy consciente de las connotaciones peyorativas del vocablo: pero un científico social debe usar
los términos técnicos apropiados, aunque sean impronumwiables en el mundo-vida.
144 lhrcualo Pérez de Guznuín
DIALECTOS MINORIZADOS
UN ANÁLISIS COMPARATIVO
La denominación País Va/em -¡6 es típica del nacionalismi, o y abonecida por los regionalistas o ha—
vemos - que propugnan el nombre de Rc>gnc de Vcmlénc ¡cm pata la Co mit n dad autotiun, a.
Un clamoroso ejemplo de Ihlsifieación histórica es la dc la bandera oficial dc la Comunidad. Para
no hacerla cual quc la enseña catalana, la derecha impuso como símbolo la se,mvera de la cirmdad de
Vale nci a. que presenta una franja azul o blata cmmnti gua al asta (dc ahí el apodo de 1>/cm ve vis con el que sus
oponentes designan a los regionalistas-nacionalistas radicales). Se pretende que esa vemsión de la bandera
eoid mibarrada se memnonta a los tiempos de Jal me ¡ - cuando no exisiemí tesí i ¡nonios gráficos ni litera,,os (le
ella basta fines del prioler tercio del siglo X LX.
Dialecto e identidad colectiva: Los «‘Sos del País Valenciano y Anclalucíc¡ 149
El saldo dc la batalla por los símbolos no se agota con ese balance parcial. Los blaveros cons’—
grt icron también imponer como himno autonómico la marcha dc una antigua Exposición Regional
frente ata Motxe,-cu,ga de [vms nacionaListas. En cuanto a [adenominación dc [a Autonomía. se siguió una
tercera vía («Comunidad Valenciana») evitando elegir entre País Valencic) y Reg-rte oc VaiPacia.
150 Tor<.uaro Pérez de Guzmar,
Modalidad propia de Valencia y su contorno: sts caracteristic¿ts más salientes son la supresión de
sibilantes sonoras y la pronunc ación de la ijí catalana como si fuera una 1cM española.
Dialecto e identidad colectiva: Los casos del País Valenciano y Andalucía 151
competencia
m Muy baia
W Baja
m Medio bala
Nacidos m Media
fuera E~ Medio alta
de la — Alta
comunidad
Muy alta
I~t3 ENi tú Elaboración ptopia sobre los datos del Padrón de 9S6
Los datos provienen del censo dc 1986, cuando los efectos de la Ley de Uso
y Enseñanza no eran tan notorios como ahora. Para soslayar al máximo el sesgo
introducido por la inmigración, las personas están clasificadas por su lugar de
nacimiento y no por la residencia. Hemos calculado un índice de competencia lin-
Dialecto e identidad colectiva: Los casos del País Valenciano y Andalucía 153
ticas. Pero eso no debe hacernos olvidar que un largo tiempo de convivencia den-
tro de la misma circunscripción político-administrativa (o de circunscripciones
contiguas) ha creado un continuum cultural donde es difícil dibujar limites. En
este sentido, probablemente sea cierto que —contradiciendo Ja propaganda
nacionalista radical— las panes constitutivas del País Valenciano tienen más
parecido cultural entre si que con la Madre Cataluña; sólo el futuro puede des-
velar si esta circunstancia terminará influyendo en una mayor vertebración de la
Comunidad.
Lo que si es cierto a tenor de las estadísticas es la resurgencia del valenciano
a raíz de la política lingíiistica privada y pública. En contra de lo predicho por
numerosos agoreros, y pese a la actuación fluctuante de la Generalitat, la com-
paración entre los datos censales de 1986 y 1991 no deja lugar a duda. Al menos
en lo relativo a la competencia linguistica se ha dado un paso importante. En por-
centajes sobre el total de población la evolución ha sido la siguiente:
Para interpretar la tabla anterior conviene tener en cuenta que la suma ver-
tical de porcentajes es superior al 100% porque en cada itetn se han acumulado
todos los que presentaban la característica correspondiente: entre los que entien-
den valenciano, por ejemplo, se cuentan quienes lo hablan y escriben. Pero no
todas las categorías son inclusivas de las siguientes: hay un buen número de per-
sonas que saben leer en valenciano pero no hablarlo, quienes podrían calificar-
se de «bilingúes pasivos letrados». A los datos puede achacárseles también
que provienen de declaraciones subjetivas sin un contraste real. Tal circunstan-
cia podría como mucho hacer sospechar del valor absoluto de los datos; pero al
haber sido recogidos con el mismo procedimiento no cabe poner en duda la ten-
dencia que señalan.
Obviamente no sólo no ha habido retroceso, sino incluso un ligero incre-
mento en la competencia lingúistica. Más todavía, si la cantidad de valenciano-
parlantes no ha crecido mucho, silo ha hecho su calidad: el número de quienes
saben escribir la lengua propia se ha doblado con creces y los capaces de leerla
subieron en más de un 50%. Esto apunta inconfundiblemente a los efectos de la
enseñanza regular, según puede deducirse del gráfico ad¡unto.
Dialecto e identidcmd colectiva: Los <-asas del Pan Va/ertc ‘ano Andalucía 155
PADRÓN DE 1991
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
FUENTE: Elaboración propia sobre los datos de los Padrones de l986 y 199l
Al discriminar los datos por conjuntos de edad queda visible quiénes son los
protagonistas de ese gran incremento del «valenciano letrado»: los comprendidos
entre los diez y los diecinueve años. La enseñanza «en valenciano» —y en
menor medida la enseñanza «del valenciano»— se ha ido extendiendo por todos
los niveles educativos y ha entrado ya de lleno en la Universidad con las prime-
156 Torcuato Pérez <le Guzníci,t
de las terribles críticas recibidas, resulta que también incidía en algo parecido
—en términos objetivos— el antiguo director de Canal Nou cuando prohibió
usar en las emisiones una lista de más de quinientas palabras «demasiado cata-
lanas». Otro hito en esa tercera vía ha sido el congreso de la Undat del Pable
Valenci& celebrado en diciembre de 1996, donde la pléyade de los nacionalistas
coincidió en la necesidad de profundizar en la valencianización del nacionalismo
catalanista, aunque algunos lo hiciesen «por inteligencia política», para conectar
con el pueblo. Y en efecto: el día que el pueblo y los intelectuales empiecen a
coincidir hasta llegar a curarse mutuamente sus fobias y sus utopías se habrá
dado un gran paso en la consolidación de una identidad colectiva ahora vacilan-
te y de su soporte principal, la llengua deIs valencians.
A nivel popular es clásico preguntar ‘<¿de quién etes?s> en lugar de «¿quién eres td?s
Se entiende aquí por arquetipo un modelo estereotípico tradicional.
158 Torcuato Pérez de Guzmán
En el sentido dado por Guitan (1983:128) de capacidad de asignar identidad semántica a reali-
zaciones fonéticas distintas del mismo [excma.
160 16 r< ucíto pérez de Guzmán
Guerra, Javier Arenas...— han familiarizado al público español con sus realiza-
ciones de la norma culta sevillana en registros formales. En adición, se trata de
una modalidad lingílística que no requiere organizar costosos sistemas de doble
13
enseñanza, como en el País Valenciano
Si se quiere un diagnóstico provisional, cabría decir que estamos ante un dia-
lecto expansivo no dominante. Desde luego se ha perdido casi por completo
—si alguna vez tuvo entidad— el tópico miedo de «hablar mal». En una encues-
ta realizada en Sevilla por Ropero a fines de los ochenta, un 68% de los entre-
vistados señaló que en Andalucía se hablaba bien, elevándose al 78%. la pro-
porción de quienes consideraban correcta su forma de hablar. El grueso de los
juicios negativos se concentraba en los barrios más desfavorecidos y entre per-
sonas de bajo nivel cultural, trabajadores no cualificados y tercera edad: curio-
samente los mismos que, en su mayoría, manifiestan una enorme identificación
afectiva con la forma de hablar de su tierra.
Respecto a las actitudes ante sus propios usos lingúisticos, un 87% mani-
fiesta que si tuviese que hablar en público lo haría en andaluz: y el 94% declara
que no cambiaría voluntariamcnte su forma de hablar si saliera de Andalucía
(Ropero, 1989). Recientes extensiones de este sondeo señalan una distribución
símilar de las actitudes en otros lugares de la Comunidad.
El fenómeno carece de espectacularidad porque los andaluces, en el tranquilo
ejercicio de su modalidad linguistica, han transformado su defensa en una cues-
tión «banal» en el sentido dado por Billig (1995:6-7): una ideología invisible
reflejada en un gran complejo de creencias, asunciones, hábitos, representaciones
y prácticas profundamente arraigadas pero no percibidas. Claro que la banalidad
no es inocente: está siempre dispuesta a despertar su fuerza dormida ante cual-
quier provocaclon.
Pese a un suave ceceo que stís aesores pretendieron corregir con nefastos resultados.
A los escolares andaluces sólo les cuesta un poco más de esfuerzo llegar a escribir correcta -
mente: deben aprender la distinción entre sibilantes como un niño castellano la distinción entre la /6/
y la lvi.
l)ialecto e identidad c-oíec:tiva.- Los <-asas del Palis- Valenciano y Andalucíc, 161
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