Está en la página 1de 4

El Cerebro de Einstein

El 16 de abril de 1955, Albert Einstein


experimentó una hemorragia interna
causada por la ruptura de un aneurisma de
la aorta abdominal, que anteriormente
había sido reforzada quirúrgicamente por
el doctor Rudolph Nissen en 1948.
Einstein rechazó la cirugía, diciendo:
“Quiero irme cuando quiero. Es de mal
gusto prolongar artificialmente la vida. He
hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré
con elegancia”.

Murió en el Hospital de Princeton a primera hora del 18 de abril de 1955 a la edad de setenta y seis
años, sin embargo, ese fue el comienzo de otra historia.
1 hora y 30 minutos después de su muerte, el cerebro de Einstein fue extraído por el patólogo Thomas
Stoltz Harvey sin el permiso de su familia, con la esperanza de que la neurociencia del futuro fuera
capaz de descubrir lo que hizo a Einstein ser tan inteligente.
El proceso efectuado constituyo en
diseccionar en 240 bloques (cada uno de
cerca de 10 cm3) para posteriormente ser
encapsulado en probetas del
plástico colodión.
En 1978 el cerebro de Einstein tomo
nuevamente relevancia de entre las
penumbras las secciones del cerebro en
posesión del Dr. Thomas S. Harvey,
preservadas por alrededor de 23 años
recibían el permiso Hans Albert el
panorama para Harvey cambió.

Los 240 bloques y 12 juegos de 200 diapositivas que


Harvey había creado dividiendo el cerebro de Albert
Einstein, empezaron a dar resultados.

Lo primero que llamaba la atención del cerebro de


Albert Einstein era su tamaño, ya que era más pequeño
de lo habitual (1.2 kg pesaba su masa encefálica, 300
gramos menos que el promedio).
1985:
La Universidad de California, Berkeley, publicó sus resultados. Las muestras eran sobre las células
gliales (rojo). Estos cuerpos cerebrales actúan como soporte de las neuronas y participan en el
procesamiento cerebral de la información. ¿Y qué revelaron los estudios? Que Albert Einstein tenía
un menor número de células gliales, pero eran más grandes.

1996:
La Universidad de Alabama (Birmingham) publicó un trabajo sobre la corteza prefrontal de Einstein.
Descubrieron que esa parte del cerebro responsable de la cognición espacial y el pensamiento
matemático estaba más desarrollada.
1997:
Reportaron aumento de glía en la neocorteza temporal bilateral.
1999:
Observaron una extensión mayor de lobulillos en el parietal inferior bilateral.
2006:
Encontraron grandes procesos astrocíticos y 40 numerosas masas interlaminares terminales.
2009:
Documentaron anatomía inusual alrededor de la somatosensorial y motora cortical.
2012:
El antropólogo Dean Falk estudió las fotos del cerebro de
Albert Einstein. Lo que identificó fue asombroso. El físico
nuclear presentaba una cresta más en su lóbulo frontal
medio. Normalmente, todos tenemos tres, pero Einstein
disponía de una «extra». Según los expertos, esa área se
relaciona con la planificación y la memoria de trabajo.
Sus lóbulos parietales eran asimétricos (rojo). Además,
presentaba lo que se conoce como “el signo de omega” en
esta área (recibe y procesa información procedente de los
oídos, también contribuye al equilibrio, y regula emociones
y motivaciones como la ansiedad, el placer y la ira) y la
corteza occipital (recibe información visual y la envía a
otras zonas cerebrales) eran extraordinarias (15% más grandes que el promedio).
Esa característica se relaciona con los músicos que tocan el violín y que, además, son zurdos. Como
Einstein.
2013:
Se examinó el cuerpo calloso (verde). Dean Falk, el antropólogo antes citado, descubrió que era más
grueso de lo normal. Esto, le habría permitido tener una mejor comunicación entre sus hemisferios
cerebrales.
Diferencias físicas entre el Cerebro de Einstein y uno Normal

Cada cerebro muestra algo excepcional. Este órgano es el resultado de nuestra vida, de aquello que
hacemos. Algo tan simple como tocar un instrumento o tener un trabajo creativo reorganiza cada área
cerebral de un modo particular.
Hoy se sabe que la inteligencia es la capacidad de y que además de esto no existen una sino varias y
el talento de cada persona depende de varios factores, como la genética, la alimentación, la crianza,
el enriquecimiento cognitivo, y el entorno socio-cultural en el que se expresa que ponderar o dejar de
lado la propuesta de cada uno.
El cerebro es un musculo y hay que ejercitarlo y dependiendo de nuestras capacidades (inteligencias)
y el trabajo que realicemos nuestro desempeño será mejor dependiendo de la medida, también es
cierto que este siempre intenta compensar una que otra falencia que tengamos, pero no quiere decir
que uno sea más o menos inteligente que los demás sino la capacidad de sensibilizar con lo quien nos
rodea como seres sensitivos y razonables.

También podría gustarte