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Por esta razón, para definir si un evento de tales características podría ser
considerado como Accidente de Trabajo, era necesario enmarcarse en la
definición general acabada de describir, y en los principios generales que
infundían el Sistema de Riesgos Laborales (antes Profesionales). De esta
forma, el criterio que regía el tema era que, este tipo de actividades en su
naturaleza no guardaban relación directa con las actividades laborales de las
personas, por lo cual la regla general era que no se encontraran amparadas
por este Sistema. No obstante, al acudir a la definición general podía haber
eventos de dicho tipo que sí resultaran amparados, ya que ocurrían por causa
o con ocasión del trabajo, y ello sólo podía suceder cuando el riesgo que
desencadenara el accidente fuera generado por el empleador, lo que quiere
decir que la actividad deportiva se encontraba siendo realizada por su cuenta o
en su representación y que, por ende, éste tenía el pleno control sobre la
actividad. Si ésta no se realizaba por cuenta o en representación de la
empresa, el evento no podía ser considerado como Accidente de trabajo ya
que los riesgos que terminaban por causar el accidente debían reputarse como
de origen común. Con esto, se ve como se volvía necesariamente al criterio
contenido en el Decreto 1295.
Resulta importante ratificar, que aún con una definición normativa de AT, la
tarea de calificar el origen de un evento no suele resultar sencilla en todas las
ocasiones, pues las normas brindan elementos generales que deben
adecuarse a cada caso sin que existan fórmulas exactas o inequívocas, y
muchas veces nos encontramos con zonas grises en la interpretación de
dichos elementos. Eso mismo sucede con mayor intensidad entratándose de
las actividades recreativas, deportivas o culturales, que no correspondiendo a
riesgos relacionados en forma
directa con las funciones del trabajador, resultan cubiertos por el Sistema
General de Riesgos Laborales, debiendo interpretarse el contenido de nociones
como las mencionadas (por cuenta y en representación), y determinarse en
qué grado se está presentando la generación del riesgo, el ámbito de acción, y
el control de la actividad, por parte del empleador.
A continuación se brindan entonces unos criterios generales, que pueden
ayudar a dar claridad en la interpretación de dichos conceptos:
Tanto en los eventos realizados por cuenta del empleador, como en aquellos
realizados en su representación, se deben analizar integralmente la totalidad
de los elementos que permitan concluir si la empresa tiene en definitiva el
control de la actividad o no. Es importante reiterar que el hecho de que el
empleador se involucre con algunas actividades específicas apoyando el
desarrollo de una actividad deportiva, recreativa y/o cultural, desarrollada y
controlada plenamente por un grupo de trabajadores, no implica que tenga el
control de la actividad y, en consecuencia, en estas situaciones no se calificará
el accidente como de origen laboral.
En todo caso es claro que entre más elementos existan que permitan inferir
que el empleador controla la actividad, más posibilidades hay de que el evento
sea calificado como Accidente de Trabajo.
Con base en lo planteado, resulta claro que corresponde a una decisión del
empleador definir cuál será la forma de involucrarse con la práctica de eventos
deportivos, recreativos y/o culturales de sus trabajadores y establecer el grado
de participación y control que tendrá en el evento. Esa decisión será el punto
de partida para establecer la posibilidad de que los accidentes que lleguen a
presentarse durante la práctica de dichas actividades sean o no calificados
como Accidente de Trabajo y, en consecuencia, las medidas que se deberán
tomar para prevenir el acaecimiento de los mismos.
En el caso de los eventos deportivos, por ejemplo, esto implica, entre otras
actividades, la necesidad de adelantar procesos de selección exhaustiva con
miras a determinar la aptitud de los trabajadores para participar en la actividad,
establecer reglamentos claros y con consecuencias frente al contrato de
trabajo, identificar mecanismos adecuados para la atención oportuna en salud
del trabajador que llegue a sufrir un accidente, generar espacios de
entrenamiento y preparación física con personal especializado, suministrar
vestuario y elementos de protección personal adecuados, etc.