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ACCIDENTE DE TRABAJO EN EJERCICIO DE ACTIVIDADES

RECREATIVAS, DEPORTIVAS O CULTURALES

La Gerencia de Bienestar y Entorno Legal, ha entregado a la ARL y a sus


empresas afiliadas un concepto acerca del tema del asunto, que brinda algunos
parámetros para identificar cuándo nos encontramos frente a un accidente de
trabajo en desarrollo de dichas actividades deportivas, recreativas o culturales.
Sin embargo, el mismo fue expedido con anterioridad a la Ley 1562 de 2012
“por la cual se modifica el Sistema de Riesgos Laborales y se dictan otras
disposiciones en materia de Salud Ocupacional”.

Por lo anterior, con el presente escrito se pretende actualizar y adaptar el


anterior concepto a la mencionada norma, adelantando como conclusión, que
si bien la ley 1562 nos trae una definición diferente en cuanto a la forma -
respecto de la legislación anterior-, en el tema de fondo permite llegar a iguales
o similares conclusiones respecto a lo que deberá entenderse como accidente
de trabajo en ejercicio de actividades deportivas, recreativas o culturales,
incluyendo sí una novedad especial con relación a los trabajadores en misión
de las Empresas de Servicios Temporales (EST) que participan en actividades
deportivas, recreativas o culturales de la empresa beneficiaria, lo cual se
desarrollará más adelante.

1. AT DEPORTIVO, RECREATIVO, CULTURAL BAJO LA LEGISLACIÓN


ANTERIOR.

Como es sabido, el Decreto 1295 de 1994 pretendía determinar la organización


y administración del Sistema General de Riesgos Profesionales (hoy
denominado Sistema General de Riesgos Laborales por la nueva ley 1562 de
2012), bajo el mandato de la ley 100 de 1993 que implementó el Sistema
General de Seguridad Social Integral y cada uno de sus subsistemas.

Dentro de dicha implementación, el Decreto 1295 traía en su Artículo 9 una


definición de Accidente de Trabajo, y en su artículo 10, las excepciones a la
mencionada definición, es decir, lo que no se consideraba AT. Así, en el
artículo 9, contemplaba de forma general como Accidente de Trabajo, aquel
suceso repentino que sobreviniera por causa o con ocasión del trabajo, y que
produjera en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una
invalidez o la muerte. Igualmente definía como AT aquel que se produjese
durante la ejecución de órdenes del empleador o de una labor bajo su
autoridad, aún fuera del lugar y horas de trabajo; y por último, el que se
produjese durante el traslado de los trabajadores desde su residencia a los
lugares trabajo o viceversa, cuando el transporte lo suministrara el empleador.

En el artículo 10, se indicaba entonces que no se consideraba AT, el sufrido


por el trabajador fuera de la empresa durante permisos, remunerados o no, aún
los sindicales; y el que se produjera por la ejecución de actividades diferentes
para las que fue contratado el trabajador, tales como labores recreativas,
deportivas culturales, incluidas las previstas en el artículo 21 de la Ley 50 de
1990, así se produjeran durante la jornada laboral, a menos que se actuara por
cuenta o en representación del empleador.
Se ve de esta forma, como el accidente en ejercicio de labores deportivas,
recreativas y culturales, era considerado en su esencia como ajeno a las
labores propias del empleador y a las actividades para las cuales fue
contratado el trabajador, todo lo cual cambia, si dichas actividades se ejercen
por cuenta o en representación del empleador, ya que se retorna al concepto
de creación del riesgo, o control de la actividad, propios de la naturaleza del
accidente de trabajo.

No obstante, ambos artículos fueron declarados inexequibles por la Corte


Constitucional, mediante Sentencia C 858 de 2006, en la cual la Corte hace un
análisis de forma de los mismos, entendiendo que la facultad de establecer una
noción de Accidente de Trabajo, era propia del Legislador y no del Presidente,
ya que en el mandato que la ley 100 de 1993 le había otorgado para regular la
administración del Sistema, no se incluían aquel tipo de facultades.

De esta forma, dichos artículos fueron excluidos de la normatividad


colombiana. Sin embargo, en la misma Sentencia se ordenó al legislador
expedir una norma que contuviese las mencionadas definiciones, lo cual no
sucedió hasta la expedición de la Ley 1562 de 2012, el 11 de julio de dicho
año.

Durante ese periodo, y en ausencia de definición de AT, resultaba posible


acudir a normatividad internacional integrada a nuestro ordenamiento, para lo
cual era útil la definición contenida en la Decisión 584 de la Comunidad Andina
de Naciones, en la cual se reiteraban algunas nociones de las contenidas en el
artículo 9 del Decreto 1295, de tal manera que se entendía por AT “todo suceso
repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca
en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una invalidez
o la muerte”. Es “también accidente de trabajo aquel que se produce durante la
ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de una labor bajo
su autoridad, aun fuera del lugar y horas de trabajo” “Las legislaciones de cada
país podrán definir lo que se considere accidente de trabajo respecto al que se
produzca durante el traslado de los trabajadores desde su residencia a los
lugares de trabajo o viceversa”.

Como se observa, nada se decía acerca de las excepciones al AT que traía el


artículo 10 del Decreto 1295, y por tanto nada se traía en relación con los
eventos deportivos, recreativos y culturales.

Por esta razón, para definir si un evento de tales características podría ser
considerado como Accidente de Trabajo, era necesario enmarcarse en la
definición general acabada de describir, y en los principios generales que
infundían el Sistema de Riesgos Laborales (antes Profesionales). De esta
forma, el criterio que regía el tema era que, este tipo de actividades en su
naturaleza no guardaban relación directa con las actividades laborales de las
personas, por lo cual la regla general era que no se encontraran amparadas
por este Sistema. No obstante, al acudir a la definición general podía haber
eventos de dicho tipo que sí resultaran amparados, ya que ocurrían por causa
o con ocasión del trabajo, y ello sólo podía suceder cuando el riesgo que
desencadenara el accidente fuera generado por el empleador, lo que quiere
decir que la actividad deportiva se encontraba siendo realizada por su cuenta o
en su representación y que, por ende, éste tenía el pleno control sobre la
actividad. Si ésta no se realizaba por cuenta o en representación de la
empresa, el evento no podía ser considerado como Accidente de trabajo ya
que los riesgos que terminaban por causar el accidente debían reputarse como
de origen común. Con esto, se ve como se volvía necesariamente al criterio
contenido en el Decreto 1295.

De esta forma se trabajó hasta julio de 2012, acudiendo a criterios de


interpretación general.

2. AT DEPORTIVO, RECREATIVO, CULTURAL BAJO LA LEY 1562 DE


2012.

La ley 1562 de 2012, expedida el 11 de julio de dicho año, “por la cual se


modifica el Sistema de Riesgos Laborales y se dictan otras disposiciones en
materia de Salud Ocupacional”, trae en su Artículo 3, una definición expresa de
Accidente de Trabajo, así:

“Artículo 3º. Accidente de trabajo. Es accidente de trabajo todo suceso


repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca
en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional o psiquiátrica,
una invalidez o la muerte.

Es también accidente de trabajo aquel que se produce durante la ejecución de


órdenes del empleador, o contratante durante la ejecución de una labor bajo su
autoridad, aún fuera del lugar y horas de trabajo.

Igualmente se considera accidente de trabajo el que se produzca durante el


traslado de los trabajadores o contratistas desde su residencia a los lugares de
trabajo o viceversa, cuando el transporte lo suministre el empleador.

También se considerará como accidente de trabajo el ocurrido durante el


ejercicio de la función sindical aunque el trabajador se encuentre en permiso
sindical siempre que el accidente se produzca en cumplimiento de dicha
función.

De igual forma se considera accidente de trabajo el que se produzca por la


ejecución de actividades recreativas, deportivas o culturales, cuando se actúe
por cuenta o en representación del empleador o de la empresa usuaria cuando
se trate de trabajadores de empresas de servicios temporales que se
encuentren en misión”.

Se observa entonces como, en los tres primeros párrafos se transcribe


prácticamente la noción contenida en el Artículo 9 del Decreto 1295, insertando
novedades como la perturbación “psiquiátrica” y las órdenes del “contratante”.
En el párrafo siguiente se incluye expresamente en forma afirmativa, como
parte de la definición de AT, una de las excepciones que contemplaba el
Artículo 10, cual es el ocurrido al trabajador en permiso sindical, y aún más,
extendiéndolo en general al ejercicio de la función sindical.

En el último párrafo se consagra expresamente el tema de las actividades


recreativas, deportivas o culturales que nos convoca, indicando que se
considera AT el que se produzca por la ejecución de las mismas, “cuando se
actúe por cuenta o en representación del empleador” (“o de la empresa usuaria
cuando se trate de trabajadores de empresas de servicios temporales que se
encuentren en misión”).

Como se observa, al igual que en el evento sindical, el de las actividades


recreativas, deportivas o culturales ya no se presenta en forma de excepción a
la definición de AT, sino en forma afirmativa, contenido en su definición, pero
condicionando nuevamente esta inclusión al hecho de que la actividad se
realice “en representación” o “por cuenta” del empleador. (O de la empresa
usuaria, punto que se tocará más adelante).

De esta forma, inexorablemente nos debemos remitir a la interpretación de lo


que pueda entenderse por estos dos conceptos: “por cuenta” y “en
representación”, aclarando que la norma no contiene explicación adicional
alguna, ni tampoco se encuentra usualmente en la doctrina o en la
jurisprudencia acercamiento a dichas nociones. Es por esto que nos
remitiremos a los criterios tradicionales con los cuales desde la Gerencia de
Bienestar y Entorno Legal se ha pretendido brindar algún acercamiento al
tema.

Resulta importante ratificar, que aún con una definición normativa de AT, la
tarea de calificar el origen de un evento no suele resultar sencilla en todas las
ocasiones, pues las normas brindan elementos generales que deben
adecuarse a cada caso sin que existan fórmulas exactas o inequívocas, y
muchas veces nos encontramos con zonas grises en la interpretación de
dichos elementos. Eso mismo sucede con mayor intensidad entratándose de
las actividades recreativas, deportivas o culturales, que no correspondiendo a
riesgos relacionados en forma
directa con las funciones del trabajador, resultan cubiertos por el Sistema
General de Riesgos Laborales, debiendo interpretarse el contenido de nociones
como las mencionadas (por cuenta y en representación), y determinarse en
qué grado se está presentando la generación del riesgo, el ámbito de acción, y
el control de la actividad, por parte del empleador.
A continuación se brindan entonces unos criterios generales, que pueden
ayudar a dar claridad en la interpretación de dichos conceptos:

a. . EVENTOS EN REPRESENTACIÓN DEL EMPLEADOR.

Se trata de aquellos eventos en los cuales el trabajador o los trabajadores


actúan claramente en nombre de su empleador y su participación en la
actividad se constituye en una verdadera actuación de la empresa.
Cuando los trabajadores actúan en representación del empleador, resulta ser
suficientemente claro para cualquiera que participa u observa la actividad que
es la empresa misma la que está participando y que los resultados obtenidos
por los deportistas o participantes son, en estricto sentido, resultados de la
empresa.

Se trata, entonces, de un trabajador o de un equipo integrado por trabajadores


de la empresa en los que ésta toma la decisión de ser representada y
participan en eventos ante otras empresas y entidades, siempre en nombre del
empleador.

En este tipo de eventos se entiende que lo que llegue a ocurrir a los


trabajadores en ejecución de la actividad deportiva, recreativa o cultural, será
un Accidente de trabajo por cuanto el empleador controla la actividad, está
siendo representado y asume una actitud subordinante frente a sus
trabajadores. En otras palabras, es el empleador quién para ser representado
somete a sus trabajadores a los riesgos propios de la práctica deportiva,
recreativa o cultural.

Son entonces elementos para identificar que una actividad es en


representación del empleador:

 El empleador toma la decisión de participar en el evento ante otras


empresas y entidades.
 El empleador controla la participación de su(s) trabajador(es) en la
actividad.
 El empleador está siendo representado y asume una actitud
subordinante frente a sus trabajadores.
 El empleador para ser representado somete a sus trabajadores a los
riesgos propios de la actividad.
 Los resultados obtenidos son, en estricto sentido, resultados de la
empresa.

Ejemplo: La empresa toma la decisión de convocar a sus trabajadores para


integrar un equipo de futbol y participar en un torneo interempresarial.

2.2. EVENTOS POR CUENTA DEL EMPLEADOR.

En este tipo de eventos el empleador asume la decisión de generar espacios y


actividades deportivas, recreativas y/o culturales, y lo que es más importante,
de controlar la actividad.

Definir cuando un evento de este tipo es por cuenta de la empresa, genera


algunas dificultades de orden práctico, por cuanto existen algunas actividades
que pueden ser desarrolladas por el empleador con el objeto de apoyar
ambientes de esparcimiento y recreación para sus trabajadores sin que esto
implique que se tenga el control total de la actividad y que, en consecuencia, se
pueda predicar que nos encontramos ante actividades desarrolladas por cuenta
de la empresa.
Existe una amplia zona gris que separa y distancia la situación de aquellas
empresas que no realizan ningún tipo de actividad deportiva, recreativa y/o
cultural y que, en consecuencia, no van a tener Accidentes de Trabajo de este
orden, de la de aquellas empresas que voluntariamente toman la decisión de
controlar plenamente el desarrollo de eventos de esta naturaleza y que asumen
la posibilidad de que ocurran Accidentes de Trabajo en desarrollo de las
mismas.

La mencionada zona gris se compone de actuaciones en las que la empresa se


involucra, en mayor o menor medida, con el desarrollo de estas actividades
pero sin llegar a asumir el control subordinante de las mismas. Entre más
elementos existan que permitan inferir que el empleador controla plenamente la
actividad, más cerca se estará de la posibilidad de que un evento llegue a ser
calificado como Accidente de Trabajo.

Por poner un ejemplo de un evento deportivo realizado por cuenta del


empleador, puede pensarse en aquellos torneos internos que son organizados
directamente por la empresa para sus trabajadores, en los que el empleador
asume el control total de la actividad y promociona el evento, establece un
reglamento, entrega los uniformes, consigue o facilita las instalaciones
deportivas, publica los resultados, entrega los elementos deportivos, entrega
premios, paga los árbitros, etc.

Lo que se requiere, en conclusión, para hablar de un evento deportivo por


cuenta del empleador es que éste controle en su integridad el evento como
responsable, coordinador, administrador y organizador del mismo.

En estos casos, es el empleador quien genera el riesgo de la práctica


recreativa y, en consecuencia, es el responsable de controlarlo.

Resulta importante aclarar que el elemento “voluntariedad” de la actividad, que


en algún momento se interpretaba como determinante de la configuración del
origen no laboral, puesto que el trabajador podía decidir no participar de la
misma, y por tanto no se encontraba subordinado al empleador, será un
elemento a tener en cuenta dentro del análisis del grado de control de la
actividad que está ejerciendo el empleador, para indicar que éste se reduce,
pero no será el elemento determinante ni el único para excluir el origen laboral.

Tanto en los eventos realizados por cuenta del empleador, como en aquellos
realizados en su representación, se deben analizar integralmente la totalidad
de los elementos que permitan concluir si la empresa tiene en definitiva el
control de la actividad o no. Es importante reiterar que el hecho de que el
empleador se involucre con algunas actividades específicas apoyando el
desarrollo de una actividad deportiva, recreativa y/o cultural, desarrollada y
controlada plenamente por un grupo de trabajadores, no implica que tenga el
control de la actividad y, en consecuencia, en estas situaciones no se calificará
el accidente como de origen laboral.
En todo caso es claro que entre más elementos existan que permitan inferir
que el empleador controla la actividad, más posibilidades hay de que el evento
sea calificado como Accidente de Trabajo.

Con base en lo planteado, resulta claro que corresponde a una decisión del
empleador definir cuál será la forma de involucrarse con la práctica de eventos
deportivos, recreativos y/o culturales de sus trabajadores y establecer el grado
de participación y control que tendrá en el evento. Esa decisión será el punto
de partida para establecer la posibilidad de que los accidentes que lleguen a
presentarse durante la práctica de dichas actividades sean o no calificados
como Accidente de Trabajo y, en consecuencia, las medidas que se deberán
tomar para prevenir el acaecimiento de los mismos.

Cuando el empleador de manera responsable y juiciosa toma la decisión de


permitir el desarrollo de estas actividades por su cuenta o en su
representación, deberá asumir en forma plena la obligación de ejecutar
actividades de prevención de riesgos laborales tendientes a evitar la ocurrencia
de accidentes durante el desarrollo de dichos eventos.

En el caso de los eventos deportivos, por ejemplo, esto implica, entre otras
actividades, la necesidad de adelantar procesos de selección exhaustiva con
miras a determinar la aptitud de los trabajadores para participar en la actividad,
establecer reglamentos claros y con consecuencias frente al contrato de
trabajo, identificar mecanismos adecuados para la atención oportuna en salud
del trabajador que llegue a sufrir un accidente, generar espacios de
entrenamiento y preparación física con personal especializado, suministrar
vestuario y elementos de protección personal adecuados, etc.

Entre no realizar ninguna actividad de esta naturaleza o realizarlas con el pleno


control por parte del empleador, no puede decirse que alguno sea el escenario
ideal o recomendable. Cualquiera que sea la decisión de la empresa, lo
importante es asumirla en forma adecuada y realizar todas las acciones
tendientes a su pleno cumplimiento procurando su seguridad jurídica,
entendida ésta como evitar la realización de acciones que permitan generar
confusiones frente al origen de los eventos o como el pleno desarrollo de
actividades de prevención de riesgos laborales para evitar la ocurrencia de
accidentes cuando decida controlar y asumir la práctica de actividades
deportivas, recreativas y/o culturales.

2.3. EVENTOS POR CUENTA O EN REPRESENTACIÓN DE LA


EMPRESA USUARIA.

Como se ha anotado, tradicionalmente la cobertura de los eventos deportivos,


recreativos y culturales se ha establecido en la normatividad para los
trabajadores con contrato de trabajo, respecto de su empleador, siempre que
dicha actividad esté siendo realizada en su representación o por su cuenta.

Sin embargo, en la práctica resultaba común que los trabajadores de las


empresas de servicios temporales asignados a la empresa usuaria, participaran
en las actividades deportivas, recreativas, o culturales que ésta llevaba a cabo,
por la misma cercanía que se generaba en el ambiente habitual de prestación
del servicio. En estos eventos, lo que le sucediera al trabajador en misión no
podía llegar a ser considerado un accidente de trabajo, teniendo en cuenta que
en ningún caso estaba actuando “por cuenta o en representación del
empleador”, ya que su real empleador era la EST (Empresa de Servicios
Temporales), y la actividad deportiva, recreativa o cultural se estaba
efectuando por cuenta o en representación de la empresa usuaria, mas no de
su empleador.

De esta forma, el legislador, tal vez pensando en estos casos de común


ocurrencia, incluyó expresamente en la ley 1562 de 2012 a dichos trabajadores
en misión en la cobertura de los eventos de este tipo, cuando estén actuando
por cuenta o en representación de la empresa usuaria. En todo caso, el
Accidente de Trabajo así ocurrido, será AT para la Empresa de Servicios
Temporales quien es la empleadora del trabajador en misión, sin perjuicio de
las responsabilidades propias de la empresa usuaria, tales como participar
conjuntamente con la EST en la investigación del mismo, y la posible
responsabilidad de tipo civil que le quepa por culpa o negligencia en el
desarrollo de la actividad. Igualmente, como sabemos, la empresa usuaria
debe incluir a los trabajadores en misión en el Programa de Salud Ocupacional
(Hoy Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo), para lo cual
deberá suministrarles una inducción completa e información permanente para
la prevención de los riesgos a los que están expuestos dentro de ella, los
elementos de protección personal que requieran en el puesto de trabajo, y las
condiciones de Seguridad e Higiene Industrial y Medicina del Trabajo que
contiene el Sistema; por lo cual, en el caso de las actividades recreativas,
culturales y deportivas en las que el trabajador temporal actúe por cuenta de la
empresa usuaria, ésta deberá tener presente las respectivas labores de
prevención dentro del Sistema de Gestión. Igualmente la EST como empleador,
deberá conservar sus labores de Promoción y prevención frente a sus
empleados.

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