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CALINESCU, Matei, Cinco caras de la modernidad.

Modernismo, vanguardia,
decadencia, kitsch, postmodernismo, presentación de José Jiménez, traducción
de Francisco Rodríguez Martín, Neometrópolis, Madrid, Alianza, 2003, 325 pp.,
23 x 15,5 cm., ISBN 84-309-3869-9

Antes de entrar en materia, el traductor nos advierte de que los términos


ingleses "intensión" y "extensión" no tiene traducción castellana que conserve
el matiz. Cualquier filósofo del lenguaje sabe que se suelen traducir sin más por
intensión y extensión sin que se pierda absolutamente nada.

La presente es una nueva traducción de una obra que ya apareció en 1991, a


la que se ha añadido el capítulo "Sobre el postmodernismo" (1986), que no
estaba en la primera edición, y se ha aumentando la selección bibliográfica. El
objetivo de Calinescu es delimitar las categorías que enuncia el título de la
obra, para distinguir sus contextos de uso y que, como nos anuncia en la
introducción, comparten el hecho de reflejar "actitudes intelectuales que están
directamente relacionadas con el problema del tiempo" (p. 24). Éstos han de
ser analizados desde una actitud predominantemente estética, para confirmar
la siguiente hipótesis: "la modernidad estética no debe entenderse como un
concepto en crisis implicado en una triple oposición dialéctica con la tradición,
con la modernidad y la civilización burguesa (con sus ideales de racionalidad,
utilidad, progreso) y, finalmente, consigo misma, en la medida en que se
autopercibe como una nueva tradición o forma de autoridad" (p. 25). Así,
Calinescu empieza con el análisis de "La idea de modernidad", el origen
medieval de la idea de lo moderno y cómo se va consolidando, prestando
especial atención a la Querella de los Antiguos y los Modernos del XVII
francés. Igualmente, estudia el paso de lo moderno a sinónimo de romántico, la
división entre modernidad burguesa y modernidad estética (con su ataque a
aquélla mediante el famoso dictum "el arte por el arte"), centrándose en
Baudelaire, para pasar al análisis de la relación entre modernidad, cristianismo
y utopía, así como del concepto de tiempo que está en juego, lo que hace de
modo brillante, y de la historia del vocablo "modernismo" en todas sus
manifestaciones, especialmente en literatura, además de la oposición entre
"moderno" y "contemporáneo". El segundo capítulo estudia la idea de
vanguardia, comenzando por el paso que lleva desde la modernidad a la
vanguardia y la historia de ese término, con sus connotaciones militares, y
cómo pasa a designar a un grupo de artistas a finales del XIX, sin olvidar su
uso por el marxismo-leninismo y su utilidad como instrumento terminológico de
la crítica literaria del XX para agrupar a los movimientos extremos
antitradicionales, lo que da lugar a la equivocidad del término, y finalmente,
Calinescu señala su muerte por su éxito, si se puede hablar así. En relación
con este concepto analiza la idea de lo "postmoderno".
El tercer capítulo se centra en la idea de "decadencia", empezando por cómo
se pergeña esa idea en el mundo griego y en la filosofía de la historia cristiana
y cómo tiene éxito entre algunos intelectuales franceses decimonónicos y se va
popularizando. Y examina la importancia central del concepto en Nietzsche,
extremadamente complejo, así como en la crítica marxista (señalando que ni
Marx ni Engels utilizan nunca este término), especialmente en Plejánov, de
cuya teoría beberá el realismo socialista, de Fischer y de Adorno, para pasar al
análisis del decadentismo en la crítica italiana, especialmente en la reacción
que suscitó en Croce.

El siguiente capítulo analiza el kitsch y cómo no, empieza con una cita de
Greenberg. El kitsch, con su intento de simulación, engaño, su incorporación al
gran arte por obra de la vanguardia, su relación de filiación con el
romanticismo, su carácter paródico, su asociación con la burguesía y la
búsqueda de status, su relación con la multiplicación industrial de la obra de
arte (aunque apunta también, muy sugerentemente el posible carácter
pedagógico del kitsch) y el fenómeno del "hombre-kitsch".

El último capítulo lleva por título "Sobre el postmodernismo" y comienza


presentando el proceso de consolidación del término y su impacto en la
epistemología y la hermenéutica, así como en el ámbito artístico,
especialmente en el arquitectónico, para pasar a revisar las críticas a tal
postura, empezando por las de Greenberg (al que se echa de menos,
precisamente en el análisis de "vanguardia" y "kitsch") y siguiendo por las de
Jameson, para pasar al análisis del postmodernismo literario y, citando a
Borges, trae también a colación la representación del tiempo interna a esta
corriente. Finalmente analiza los recursos postmodernistas.

Se trata de un ejemplo estupendo de cómo debe emprenderse una historia de


los conceptos, para llegar a comprender la pluralidad semántica de cada uno,
de cuya lectura se sale con la conclusión de que se sabe un poquito más.
¿Qué decir? Que debería haber más libros como este.

Por si se reedita esta obra, que será lo más probable, dada la esperada
demanda de la misma, señalaré algunos errores tipográficos. En la p. 33
aparece un "momento mori" que creo debería ser "memento mori". "Dicovery"
en lugar de Discovery (p. 34). En la p. 64 aparece "Unzeitgemäisse". referido a
la obra de Nietzsche, donde debe ser "Unzeitgemässe". En la p 189 aparece
"Warheit " en lugar de "Wahrheit". En la 210 hay un "Abentlandes" en lugar de
"Abendlandes". Shopenhauer (p. 218 y 219) en vez de Schopenhauer. Nitzsche
(p. 219) en vez de Nietzsche. En la página 156, en lugar de "Consejos",
debería decir "Concilios".

Sixto J. Castro

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