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La

Dama del Reloj de Oro


Por

Norah V. Walton


CAPÍTULO 1
EL BUSCA DEL AMOR

Pueblo de Osbol año 1.923, todo ahí en ese lugar a simple vista transcurría
de manera tranquila. Los habitantes del pueblo y visitantes solían caminar los
domingos y visitar la plaza Osbol conocida por muchos como la plaza de
Cupido. Él desde su niñez les habían contado historias fascinantes sobre la
unión de dos almas gemelas, podían vivir juntos para siempre si visitaban la
plaza del Osbol en busca de la mujer de sus vidas. Siendo sus padres, una de
las historias más recientes en donde Cupido los flechas uniéndolos para toda la
vida con un matrimonio feliz. Así que entre tantas coincidencias, de varias
parejas que se habían casado, eran historias contada durante muchos años,
tanto así que la plaza del pueblo se hizo famoso entre cuentos contados por
habitantes y visitantes que también venían de otras ciudades en busca de la
persona ideal. Sin embargo el joven Arthur siendo guapo, apasionado y
soñador, no dudó dos veces en irse un día a visitar está plaza para conseguir el
verdadero amor de su vida. Así que él con tan solo veintitrés años un día
decide visitar la plaza de Cupido. Éste al llegar, se consiguió con muchas
personas enamoradas que entre besos, abrazos y melosos, sintió un poco
envidia de la buena. Por supuesto, es normal, se sintió frustrado por no se él
quién estaba con su pareja. Pasaron las horas y el caminando solo por la plaza,
mirando para todos lados, como todo un ventilador en busca de una mujer que
lo cautivará. Terminaba ya la mañana y Arthur al ver que el cielo empezó a
ponerse un gris oscuro, decidió irse a casa. Él se sentía triste y solitario, y no
dudó en regresar nuevamente, nunca perdió la fe en encontrar la mujer de sus
sueños en la plaza, para formar una familia estable y feliz como las de sus
padres.
Su madre al verlo llegar, su mirada era triste y muy poco habló, eso le hizo
preguntarle a Arthur que tienes— ¿hijo mío?— Él de inmediato, le contestó
madre no me pasa nada, unas horas de sueño me hará sentir mejor de ánimo,
no te preocupes mamá.
—Arthur le dio un beso en la mejilla a su madre y se fue acostar.
De inmediato su madre se dio cuenta de que su hijo le pasaba algo, su
institución de mujer, sabía que era por cosas del amor.
*
Había llegado un nuevo día para Arthur, cuando recordó que la historia de
amor, además de mágica llevaba un toque de secreto por lo que debía
conseguirse una flor de loto y llevarla en su bolsillo de lado derecho, si quería
en realidad conocer su pareja ideal. De inmediato se puso en marcha, agarró la
carreta de su padre, y se fue al bosque a buscar la preciada flor de loto. Entre
revisando los albustos y acampado en cabañas cercana, el joven se quedó
dormido en una de las habitaciones de la misma. Una fuerte lluvia lo hizo
despertarse, un poco cansado, se imaginó a la mujer de sus sueños, él siendo
de piel moreno claro, ojos verdes olivo y un cabello liso negro, le llamaban la
atención las mujeres de piel muy blanca y cabello largo era como le gustaban
físicamente, soñó que la besaba suavemente, sus hermosas manos blanquecina
que lo acariciaba por todo su cuerpo. Él no quería despertarse. Su imaginación
lo vislumbraba tanto que imaginó verla a los ojos viendo lo hermosa de su
alma que reflejaba sus lindos ojitos lo hacía más imaginativo. Entre ilusiones
vivía el joven Arthur, cada vez que dormía ilusionado de encontrar a una
mujer para amarla. Sin saber que estaba más solo que la una; la fuerte brisa lo
despertó todo confundido. Se había olvidado por completo de buscar la
dichosa flor del loto. Agarró su sombrero negro y ensilló el caballo, camino a
su casa un rancho que tenía animales de granja, que él junto a su padre la han
tenido bien cuidada.
Arthur estaba tan desesperado en tener la mujer de su vida entre sus brazos
para abrazarla y besarla y decirle cuanto la amaba; rápido corrió tras la carreta
de una mujer que apenas había visto en el camino. La hermosa mujer que la
detalló desde lejos se ilusionó creyendo que era la mujer de su sueño. Cuando
estaba cerca de la carreta donde iba la mujer desconocida, al mirarla de cerca
se dio cuenta de que la mujer no andaba sola, andaba junto a un hombre de
uniforme que la besó en los labios, el de inmediato pensó que ese hombre es
su esposo y dando la vuelta de nuevo camino al rancho, siguió su rumbo al
rancho para entregarle la carreta a su padre.
Su padre el señor Alirio sentado esperando a su hijo Arthur en la entrada
de su rancho, cuando miró al horizonte que venía con su hijo carreta un poco
triste. Había decidido no reprocharle nada por haberse llevado la carreta sin
permiso. Arthur llega y se sienta junto a su padre y sin decirle ni una palabra a
su padre, él estando muy callado y tratando de esconder la mirada a Alirio.
Pasaron unos minutos en silencio cuando Alirio le dice —¿Qué te está
pasando hijo? ¿Por qué estás tan cabizbajo?
—Él le respondió - Papá quiero sentirme amado por una mujer.
—El padre le dice te estás enamorado.
—Si Padre, pero de una mujer que me imaginó cada que me quedo
dormido.
Luego le dice Arthur a su padre -¡quiero irme a la ciudad a ver si logro
concentrarme mejor en sacar una carrera universitaria y así olvidarme de estar
perdiendo el tiempo imaginándome a una mujer que nu llegar!
Su padre muy apenado le contesta —hijo mío, tanto he querido que
estudies y es ahora que asientas cabeza para hacerlo. Por supuesto, que te
apoyo hijo mío, si decides irte a estudiar en la universidad es una decisión solo
tuya no de tu madre y mucho menos mía.
—Arthur se queda pensativo.
Alirio su padre le dice a su hijo solo quiero verte feliz. Que todo dependerá
de ti lograr tus objetivos. En eso Alirio, lo escucha decirle que se sentía muy
solo y desilusionado por no hacerles caso de haber comenzado a estudiar años
atrás, cuando él y su madre querían verlo graduado al igual que su hermana
mayor.
Pero Arthur, estando muy ocupado en el trabajo de la finca no se había
tomado el tiempo para hacerlo. Ahora que quería encontrar al amor de su vida,
sentía impotencia de no tener una profesión que lo hiciera echar para adelante
por sus propios medios. Tal vez hijo —dice su padre, me harías más feliz, que
hagas lo que más te gustaría hacer en estos momentos y no por hacerme sentir
feliz a mí, quieres dejar de trabajar en la finca. No será que estás enamorado,
cuéntame, cuánto más me gustaría que mi hijo menor se case y me de muchos
nietos. Arthur suspiro al escucharle a su padre decirle que lo haría feliz si se
casará.
Hubo un momento de silencio entre los dos, el ambiente estaba fresco
porque recién había caído un rocío, ya venía la primavera al joven se levantó y
se fue a su cuarto. Su padre al verlo desanimado, se sintió preocupado por no
poder ayudar a su hijo. Él sin embargo, sabía lo que le pasaba, quería correr
lejos sin saber a dónde irse. Sólo pensaba en esa mujer que lo haría muy feliz,
pero que por cosas del destino, todavía no llegaba el momento de conocerla.
Pasaban los días y Arthur juntos a sus padres, los ayudaba a trabajar en la
cabaña y hacer el trabajo pesado. Entre tantas horas de trabajo el joven se
liberaba de las tensiones que el mismo se ponía que para nada lo hacía feliz.
Sus padres al verlo un poco de motivado, sabían que a su hijo le estaba
pasando algo que no quería contarle por penas de saber que el joven buscaba
un poco de cariño y que ellos no podían ayudarlos en lo que realmente le
sucedía. Siendo una cosa natural de la vida que Arthur a pesar de estar
acompañado por sus padres se sentía sólo.

CAPÍTULO 2
CONOCIÓ EL AMOR A PRIMERA VISTA

Había llegado el verano, cuando el joven Arthur decidió ir de paseo a la
plaza de cupido en busca de su media naranja. Sin dudarlo ni siquiera un
instante, que el amor lo encontraría en ese lugar en medio de árboles y
banquitos también en compañía de transeúntes. Iba muy contento caminando y
mirando que uno de los banquitos se encontraba libre se sentó. Tomó una
bolsa de palomitas que traía en la mano y se puso a lanzar le a los pajaritos
palomitas. Mientras las horas transcurría ocupando su mente y entretenido
dándole de comer a estos lindos animalitos, se consigue con un grupo de
chicas muy guapas todas. Pero había una en especial que le hacía ojitos a
Arthur. Éste viendo la chica que se le insinuaba trató de acercarse a él, ella se
alejó, al parecer Arthur no sintió empatía con la joven y también se alejó del
grupo de chicas. Arthur se estaba aburriendo de estar sentar y nada que
conseguía el amor de su vida, agarró su sombrero de cuero negro y cuando iba
descuidado viendo una de las palomitas acercándose a donde él estaba, se
tropezó con una mujer muy hermosa y lujosa ya que llevaba en su mano
izquierda un reloj de Oro. Él con sólo mirarle sus hermosos ojos azules y su
piel blanca y una sonrisa dulce que lo cautivó al instante. Su vestimenta la
hacía elegante parecía una dama de la sociedad ya que traía puesto un
sombrero verde esmeralda y una pelliza negra que cubría todo su cuerpo de
manera presumida.
—Él al verla la detalló de pies a cabeza quedándose enamorado de la mujer
que recién había tropezado por anda de descuidado. Y a simple vista quedó
enamorado de la dama de sombrero verde esmeralda.
—Discúlpame hermosa dama que bella eres.
—Arthur observándola más de cerca se dio cuenta de que su piel parecía
de porcelana, su cabellera larga rojiza lo seducía, sus ojos azules le brillaban
como dos luceros y una sonrisa angelical y cautivadora que te enamora.
—Ella al verse desnuda literalmente por ese hombre tan apuesto le
preguntó su nombre.
—Arthur con su voz dulce le da la mano y le dice mucho gusto bella dama,
me llamo Arthur Constatino Larrazabas.
—Ella le responde el placer es mío, por haberlo conocido por anda de
descuidada.
No te preocupes la culpa es mía —dijo Arthur.
—De inmediato ella le dice que su nombre es: Cristina Eleonor Boscoso de
Arismendis.
Mucho gusto «"respondieron los dos al mismo tiempo“» .
—Cristina, de inmediato se acercó al joven Arthur dándole un beso en la
mejilla.
—Él se sonrojó y también la besa en la mejilla.
Luego Cristina le dice que se le estaba haciendo tarde y que tenía que irse.
Los dos se despidieron dándose un abrazo y se quedaron en verse mañana
a la misma hora en la plaza cupido.
Arthur estaban brincando de la alegría en ver que las historias contadas de
la plaza de cupido, le había dado resultados, tanto así que pensó que había
conocido el amor, por puro mito ya que se encontraba visitando la plaza de
cupido.

CAPÍTULO 3
ARTHUR VIVIRÁ MOMENTOS PLACENTEROS

Había llegado un nuevo día, en que el joven Arthur se sentía muy


motivado, su cara de tragedia ya parecía de alegría, sus padres al verlo tan
contento se alegraron en verlo tan feliz. No se atrevían a preguntarle que le
pasaba a su hijo que de la noche a la mañana cambió su semblante de tristeza.
Solos los tres estaban trabajando en el rancho, limpiado el establo y darle el
alimento a los animales de granja. Muy fascinado se encontraba Arthur
trabajando, cuando de pronto se acordó que se estaba llegando la hora de
reunirse con su hermosa dama en la plaza de cupido. El de inmediato, se
despide de sus padres y sale corriendo a bañarse y ponerse su pinta para verse
con Cristina la mujer que lo enamoró.
Arthur iba camino a la plaza de cupido cuando se acordó que no le llevaba
ni siquiera una flor a su hermosa Cristina, de inmediato se devolvió al centro
para comprarle un ramito de flores a su enamorada. Miró su reloj viendo que
estaba retardado, corrió como un loco para llegar más rápido a la parada del
tren y así llegar primero a la plaza antes de su enamorada. Sin embargo, el tren
se tardó más de media hora en llegar, retardando el encuentro del joven
enamorado. Al llegar a la plaza de cupido, vio una silueta muy esbelta que
miraba como ventilador. Ahí fue cuando Arthur se aceleró más su corazón y le
pidió disculpas nuevamente por hacerla esperar. Ella al verlo lo saluda con un
beso en la mejilla pícaramente le dice que guapo estás Arthur, él le contesta
igualmente que hermosa está bella dama de la ciudad. Luego Cristina le dice a
Arthur de manera apenada que ella estaba teniendo una relación sentimental
con un sargento del ejército, pero que en realidad él no era el hombre con que
le gustaría tener una familia. Arthur al escucharle decir ésto de sus propios
labios se sintió desilusionado en ver que la mujer de que él se había
enamorado ya tenía una relación con otro hombre. Ella rápidamente, le sigue
contando que su relación con el sargento Tomas es muy insegura por lo que él
vive viajando y son pocos los momentos que comparte y están juntos. Ella
quiere un hombre que siempre esté a su lado y que la apoyará en todo. Por qué
es que sigues con ese hombre le dice Arthur, por lo que me cuentas estás
prácticamente en un barco a la deriva porque no tiene sentido llevar una
relación sin motivos de nada. Bueno contestó Cristina tienes toda la razón mi
prometido hasta ahora no me ha correspondido como quisiera ser amada. Entre
tantas conversaciones no agradables con su hermosa dama se le había olvidado
darle el ramo de flores que le había comprado y para cambiarle su rostro de
tristeza, le entregó el ramos de flores, Cristina lo recibió dándole las gracias y
con un beso en la mejilla. Él sintió deseo de besarla también, pero ella se
apartó y se fue asentar en uno de los banquitos de la plaza. Arthur de
inmediato hizo lo mismo se sentó junto a Cristina, la agarró de la mano y le
dice en mi tienes un amigo incondicional que no te dejará sola ni un instante
de tú vida, para apoyarte y ayudarte en lo que necesites. Cristina se acercó a
Arthur y lo abrazo con sutileza. De inmediato el le susurro al oído diciéndole
"Te quiero", Cristina lo miró a los ojos y sonríe con mirada pícara. Arthur en
verla triste se acerca y le acaricia sus manos blancas y suave. El joven
enamorado estando muy meloso, la miró dulcemente besándola en la boca, en
segundo Cristina le correspondió también besándolo.
Habían pasado horas y los dos estaban como unos enamorados, dándose
cariño mutuo y besándose tiernamente. Sin pesar en un instante en su
prometido, Cristina le estaba dando una nueva oportunidad al amor que apenas
conocía. También indecisa por no saber que hacer con Robert, ya que el era un
hombre muy violento. Arthur al verla pensativa, tenía minutos sin decirle
nada, solo queriendo ser correspondida por un hombre sincero y cariñoso
como Arthur. De pronto, Cristina dice en voz cortada que tenía miedo de
Robert por estarlo engañando. Él se quedó un poco confundido de escucharle
de su hermoso labios color rojo pasión, que su prometido podía hacerle daño si
terminaba la relación que tenían. Sin embargo Arthur, le dice que no se
preocupará de que fuera ser lastimada por ése patán de uniforme, que más bien
pensará en como sería nuestra vida juntos, amándonos sin límites algunos, de
tener unos hijos hermosos y todo las cosas que lograríamos si estuviéramos
unidos en matrimonio. Cuando Arthur le dijo matrimonio, Cristina le dice que
la disculpará por a verle mentido y de no haberle contado desde el primer día
que la conoció qu era una mujer casada con un sargento del ejército. Arthur
quedando sorprendido de saber que su hermosa dama estaba casada con ése
patán que ni siquiera la valoraba como su esposa. Pensó, que esa no era la
mujer que él tanto deseaba encontrar. Más bien, era una mujer que buscaba
tener algo escondido con un hombre que apenas conocía. Ella se sintió
apenada con Arthur y le dice dejemos todo aquí, oculto en la plaza de Osbol,
tal vez fuimos muy pasionales y adolescentes, no pensaba que las cosas entre
los dos se dieran tan rápido. Arthur luego le dice no creó que nuestro amor
fuera pasajero, quiero tener algo en serio contigo, solo déjate llevar por el
corazón, no estropees esto bonito que siento por ti. No pasaron unos segundos
cuando Arthur se acercó a Cristina dándole un beso apasionado.
Fueron horas de pláticas entre los dos, que cayó el ocaso tan rápido llegaría
la noche. El joven Arthur la invitó a su casa pero Cristina quería irse al hotel,
el de inmediato se ofreció en llevarla al hotel. Ella aceptó que el joven la
llevará. Fueron pocos pasos, dónde quedaba la estación de tren que la llevaría
a su destino. Estando los dos muy acaramelados en uno de los vagones del
tren, la adrenalina de verse juntos y a solas, los hizo enloquecer de pasión.
Hicieron el amor sin pensarlo dos veces. Cristina tenía penas del joven que
apenas tenía puesta su chaqueta marrón tapándose sus senos. Arthur sólo
queria que el tiempo se detuviera para seguir amandola aapasionadamente a la
hermosa Cristina. El tren se detuvo y los dos rápidamente se visten, antes de
ser descubierto por los mismos pasajeros del tren. Tanto Arthur como Cristina
estaban muy felices de haber estado juntos, siendo para el joven enamorado su
primera vez en tener relaciones sexuales con una mujer. Ahora en saber que
era una mujer casada, para que el no era motivo en no hacerle el amor, solo
que debía Cristina pensar como terminar su relación con él sargento y así
poder casarse con él y así tener muchos hijos y de hacer su sueño realidad y el
de sus padres que querían ver sus nietos corriendo por todo el rancho.
En eso la joven Cristina sale del vagón, el joven Arthur muy sonriente no
dejaba de besarla en los labios. Cuando un hombre alto y robusto se le acerca
y le dice a la mujer me pareces conocida. Eres de la ciudad, la joven apenada
no le contestó. Arthur pensó que la conocía y que sabía que la mujer con que
andaba de meloso, estaba casada, y se asustó, él dejó de acariciarla cuando
había gente cerca. Entonces Cristina le comenta que ése hombre que se les
acercó dice verme visto en la ciudad, que me conoce de alguna parte, falta que
sea uno de los guardias amigos de Robert y le vayan con el chisme de que su
mujer estaba en la estación del tren muy acaramelada con otro hombre. Arthur
le responde no te preocupes, hay muchas personas que se parecen a otras,
puede ser que esté confundido, más bien pensemos que nos queremos mucho
y por lo tanto estamos locos dándonos amor del bueno.
Los jóvenes enamorados iban caminando al hotel cuando Cristina le dice a
Arthur debes irte ahora.
—¿Por qué respondió Arthur?
—Ella le dice que el coche de color blanco que estaba en el
estacionamiento del hotel pertenece a su esposo Robert.
—El joven Arthur quería hablar con Robert para decirle que Cristina va
hacer pronto su esposa, que la quiera mucho y por lo tanto no le iba permitir
que el le hiciera daño.
Cristina dice en voz asustada, estás loco Arthur, crees que ese no va a
matarte cuando se enteré que tuvimos relaciones en el tren y que de paso vas y
le dices que vamos a casarnos.
—Arthur le respondió, estoy loco de amor por ti, esto que siento nunca lo
había sentido por nadie, no me importa morirme por amor. Solo deja el miedo
Cristina y enfrentemos éstos juntos los dos, para qué juntos nos amemos sin
medida y sin miedo, y mucho menos temerle a un patán que solo te maltrata y
no te hace feliz.
—La joven que estaba asustada de que su esposo llegará y escuchará toda
las cosas que salían de la boca de Arthur. Pensó que acostarse con Arthur no
había sido una buena idea, por lo que debía hacerlo enojar para que se fuera y
no fuera a cometer el error de confrontar a Robert.
Arthur queriendo enfrentar a Robert, Cristina se le acercó lo agarró de las
dos manos y le dice a Arthur, si en realidad me quieres, debes irte, porqué
Robert no lo te van entender ni siquiera un poquito. Lo conozco muy bien y se
que sería capaz de matarnos si se entera de que lo estoy engañado.
—Él le dice - Está bien amor mañana nos vemos de nuevo en la plaza para
platicar sobre como vamos a enfrentar al patán de tu esposo.
—El se acerca y le da un beso en la mejilla y le dice en voz dulce que era
el amor de su vida.
—Ella solo quería irse al hotel, que le dice mañana hablamos de nuestra
relación con más calma.

CAPÍTULO 4
ARTHUR VIVE UNA RELACIÓN PELIGROSA

Terminando la semana y en medio de una relación amorosa con una mujer


casada, Arthur quería seguir viviendo esos momentos casuales en la plazas del
pueblo, pero sin saber éste joven que la mujer que el decía que era la mujer de
su vida, estaba jugando a una relación peligrosa, donde el más afectado iba
hacer Arthur que apenas había conocido el amor, de una manera engañosa que
solo le traerá problemas a su vida. Sin embargo, la mujer que tanto Arthur
quería, estaba jugando con el joven enamorado, tan solo queriendo tener
encuentros sexuales con él, ya que estaba acostumbrado hacerlo desde que
estaba en la ciudad. Su rostro de una dama hermosa con piel de porcelana, con
ropa a la moda no la hacía diferente a una mujer de la mala vida. Siendo ésta
mujeres que estando casada le ponen los cuernos a sus esposos, con el primero
que se encuentre en lala esquina. El joven enamorado, estaba enceguecido por
la dama del reloj de oro como él la describió la primera vez que la conoció,
que no le importaba seguir con ella sabiendo que era casada. Sin importarle
nada, solo la buscaba con el fin de que los dos estuvieran relaciones sexuales.
Se había convertido en un hombre que le interesaba solo el sexo y no de tener
una relación seria como pensaba días anteriores. Está mujer regalada que solo
miraba a Arthur para matar la pasión que su esposo no le daba, lo había
convertido en un hombre libertino, tanto así, que no quería casarse solo quería
estar con Cristina cada vez que podía. Sus padres al verlo con un
comportamiento muy extraño, le preguntaron a su hijo Arthur que le estaba
pasando, ya ni siquiera compartir con la familia los domingos, no quería
trabajar y se había perdído por semanas del rancho. Arthur le dice a sus padres
que no tenían de que preocuparse, que el estaba bien, solo que se había
encontrado una mujer y que se había alquilado cerca de la plaza del pueblo
para que sus encuentros con la mujer de su vida sean todos los días y no por
casualidad.
Los padres al ver a Arthur muy cambiado después que conocía la mujer
que lo en bobó, sintieron que no era la mujer que ellos querían para su hijo, se
había convertido en un libertino por tener relaciones con una mujer sin
casarse, solo para pasar el rato, con una mujer que ni siquiera se la había
dignado en presentarsela. Arthur sin decirle cuando traería a la mujer para que
la conocieran, se fue sin decir nada al respecto. El padre de Arthur sabía que
hijo había cometido el peor error de su vida, enrredarse con una mujer que no
conocía bien y sin saber sus verdaderos sentimientos.
De inmediato Arthur quién apenas estaba viviendo solo con una mujer
casada, dónde ya no se encontraba en la plaza de cupido para platicar de las
cosas que le gustaban y de las que no también, estaría juntos con su dama
refinada pero muy rara a la hora de amar a dos hombres al mismo tiempo. Una
vez estaba Arthur dándole de comer a los animales de la granja cuando se le
acercó un hombre diciéndole que lo había visto con una mujer que era casada
con un sargento de aspecto amargado y de pocos amigos que andaba junto a su
esposa una mujer demasiado hermosa pero con un corazón amplio para amar.
Arthur se sorprendió de lo que le había dicho éste hombre también granjero y
le dice que se cuide que alguien ya le fue con el chisme de que su mujer lo está
engañando con un hombre joven del pueblo. Arthur le dice y como sabes todo
lo que me has dicho.
El granjero le responde con voz cruesa que un amigo de el le había contado
y como el ha visto a Arthur con la mujer en cuestión, quiere poner a Arthur
sobre aviso para que el sargento no vaya a hacerle daño por estar saliendo con
su esposa. Todo lo que dice es cierto, pero Cristina se llama la mujer que me
roba el sueño, dice quererme mucho, solo está esperando el momento
oportuno para terminar con el patán de Robert.
El granjero hace una carcajada, queriendo decirle a Arthur que esa mujer lo
está utilizando y que después que se aburra de él, se busca otro y vuelve a
montarle los cachos a su esposo.
Pero Arthur sin embargo, no quería entrar en razón y ver que es cierto que
esa mujer solo lo estaba usando para tener encuentros sexuales cada vez que
ella quería y no porque esta en realidad enamorado de Arthur.
—El termina la conversación con el granjero diciéndole en voz alta, ése es
mí y problema , puedo defenderme de ese tipo quien dicen ser mal encarado y
todo un mal hombre que maltrata a las mujeres.
—Si claro, dice el granjero dejaré que Arthur se de cuenta de lo que le
estoy diciendo es verdad y que el mismo se de cuenta por su propia cabeza.
Había llegado la noche y Arthur debía irse a la pieza donde estaba
viviendo, Cristina quién lo estaba esperando para decirle que debía irse a la
ciudad por un familiar de ella había fallecido y quería verlo por última vez. Él
de un modo pausado le respondió que iba hacer a la ciudad, que la necesitaba
y quería desmotrarle todo el amor que sentía por ella. Cristina le dice que ya
había comprado los boletos del tren, que solo lo estaba esperando para
despedirse de él. Arthur se le acercó y la besó con mucha pasión. Ella sin
embargo, sintió asco y se alejó diciéndole que debía irse por que sino iba a
perder el tren que la llevaría a la ciudad de Tribelan.
Cristina sin darle razón alguna, agarró su maleta decidió irse sin darle
ninguna explicación al joven Arthur.
—Rápidamente, Cristina agarró su cartera y sin decirle nada a Arthur y se
fue sin despedirse.
Arthur estaba tan casado porque había pasado todo el día trabajando el
rancho de sus padre. Luego al despertar pensó que su amada no se fue de viaje
a la ciudad. Pero al llamarla tres veces por su nombre : ¡Cristina, Cristina,
Cristina! Ven amor mio, estoy esperándote para comerte a besos. Anda ven
¡Cristina! Por favor ven acurrucarte conmigo. Como Cristina no contestaba y
tampoco se aparecía en la habitación. Arthur sintió miedo de que la mujer que
tanto amaba lo había dejado sin darle una explicación.
Él se para de la cama y se viste para ver si Cristina se había ido a la ciudad,
al revisar toda la pieza, el se encontró una hoja, pensando que había dejado
una nota, lo agarró, pero solo era una correspondencia vieja que se salió de
uno de los gaveteros. Desesperado se sentó un rato en el sillón, cuando
recordó todo lo que le había dicho el granjero en la mañana cuando estaba
trabajando en la granja. Pero Arthur no creía que su hermosa mujer de piel de
porcelana lo engañó.

CAPÍTULO 5
EL TIEMPO TRANSCURRIÓ DE PRISA Y LA HERMOSA DAMA
MÁS NUNCA VOLVIÓ

Los días y meses pasaron de prisa y el joven Arthur añoraba su regreso, en


medio de una confusión que lo hizo perderse en el alcohol. Sus padres meses
atrás habían tenido un accidente llevándolo su hermana mayor a la ciudad para
que se recuperarán los dos. Él seguía viviendo sólo en una pieza cerca de la
plaza cupido. Se la pasaba día y noche bebiendo en la plaza esperando a que
su amor regresará. Siendo Cristina la culpable de que Arthur sumergirá sus
penas y decepción en el alcohol, cuando más bien el joven Arthur conociera en
realidad el verdadero amor de su vida. Pasaban semanas y Arthur ni siquiera
se bañaba y mucho menos se afectaba su rostro, estando abandonado
físicamente y emocionalmente. Sus amigos del pueblo a verlo tirado dormido
en uno de los bancos de la plaza cupido, quisieron ayudarlo, pero el dentro de
su mundo hostil, no se lo permitía.
Viendo llegado su cumpleaños número 40 para Arthur se sentía muerto en
vida. Su madre meses del accidente empeoró su salud y falleció su padre que
también estaba convaleciente de aquel accidente, murió fue de tristeza de
haber perdido a su esposa e hijo. Arthur prácticamente estaba solo en el
pueblo, ya que su hermana Rosaura se había casado y se fue a vivir lejos a otro
país. Entonces Arthur viéndose solitario, sin su familia, se sintió peor porqué
ni siquiera la mujer que el amaba demasiado, no volvió nunca más.
La soledad y la tristeza se adueñó de ese pobre hombre de edad adulta, que
viviendo una decepción amorosa lo alejaría de por vida del mundo. El vicio lo
consumía cada día más, echado cual vagabundo deambulaba a diario por la
plaza cupido, deseaba que volviera Cristina, tanto así que había hecho amigos
borrachos y juntos conversaban sobre sus vidas. Arthur no se quedaba atrás y
les decía a sus amigos alcohólicos que tenía una novia muy bonita parecía una
princesa de esos que aparecen en los cuentos, su sonrisa fue lo que más me
enamoró, parecía un angelito muy dulce y pícaro a la vez. Uno de sus amigos,
no le creía el cuento que le contó Arthur.
—Y dice, si te quería como tú dices que te quería por qué fue que te dejó
tan solo y olvidado amigo. Él le respondió, claro que me quería mucho y yo a
ella, lo que pasó fue que el tiempo nos fue alejando. Pero mi hermosa Cristina,
volverá a buscarme aquí a la plaza no pierdo la esperanza de que algún día
volverá a estar conmigo. Los borrachos se carcajearon de Arthur, y le dice
amigo tiene razón nunca pierdas las esperanzas, esa vuelve pero con otro
hombre al lado. Arthur al verlo que se estaban burlando de él, se paro del
banquito y se fue lejos de ellos.
Llegaría la noche y con ella la lluvia, Arthur rápido se escondió dentro de
un edificio qu estaba abandonado desde hace años, que ése era el lugar donde
el se iba a dormir. Hay en medio red fumadores y mujeres de la mala vida,
Arthur vivía los últimos años después que sus padres murieron, quedándose
indefenso sin ningún familiar que lo ayudará a dejar el alcohol. Sin embargo,
el cuando estaba sin una gota de alcohol en su estómago se sentaba a
conversar de manera normal con personas que lo conocían y que debes en
cuando le daban algo de comida y también ropa, y le insinuaba que si llegaba
algún día la única mujer que el amó en su vida, dejaría el alcohol sería un
hombre trabajador y sin ningún vicio.
Entre tantos conocidos que tenía Arthur, estaba un señor mayor llamado
Manuel pero le decían Manolo el panadero del pueblo.
Éste le dice un orden tantos días que iba a pedirle Arthur pan a su
panadería.
Amigo Arthur —déjate ayudar vamos para que te hagan un corte en esa
cabeza y te cortas esa balba que te hace verte como un indigente. Tú no eras
así, cuando tu padre te presentó un día que vino también la panadería, parecías
un galán de telenovela, cualquier mujer que te vea le gustaría estar contigo.
Arthur hazlo por la memoria de tu padre, no te dejes llevar por los vicios
que te destruyen todo por dentro. Déjate ayudar yo te pago la balberia si es que
no quieres gastar en verte bien y limpio.
El hombre Arthur, se queda mudo por un instante solo observando a
Manolo y viendo que en verdad tenía razón, solo que no quería verse bien, no
tenía motivo para hacerlo y eso lo hacía ciego de la realidad. Como no le
importaba verse bien a los ojos de los que lo conocían, siguió su camino a la
plaza, al llegar recordó por instantes el día que conoció el amor de su vida.
Dentro de él imaginó su bello rostro de porcelana, esas pecas en sus
cachete rosado y esos ojos azul cielo celeste que le hacia siempre una mirada
pícara. Y en cuanto a su vestimenta recordó su pelliza solo que no recuerda el
color y también se acordó de algo que le llamó la atención su reloj de oro que
traía puesto en su mano derecha. Recuerda cuando le dijo a Cristina "Qué
hermosa eres", entre recuerdos bonitos y agradables también recordó
momentos picante que vivieron juntos. El primero cuando le hizo el amor por
primera vez, siendo también la primera mujer que el había amado, aquellos
momentos placenteros que vivieron en el hotel dónde Cristina se hospedaba,
sin importarle si su esposo Robert llegara y los encontrará en la cama donde
ellos dormían, fueron varias veces que lo hicimos hasta que un día decidimos
ser precavido y alquile una habitación pequeña pero cómoda para tener los
encuentros sexuales muy apasionado fueron todos, hasta que un día de
primavera creo que fue cuando terminó el invierno, llega y me dice que había
fallecido un familiar y que quería viajar para la ciudad para verlo por última
vez. Desde entonces, mi vida sin ella dejó de ser vida. Ya casi no respiro por
mi, si no que mi padre del cielo es quién vela por la vida mía, que ya no vivo
sin mi único amor Cristina, que tanta falta me haces mujer, quiero verte algún
día besándome como siempre lo hacia de manera pícara y cariñosa. Escuchar
el susurro de aquellos labios sexuales color rojo intenso que me encataban
cada vez que la besaba dulcemente. Entre recuerdos Arthur se quedó dormido
hasta la mañana siguiente que despertó un poco mojado porque recién
comenzaba un rocío que caía del cielo. Él de inmediato se fue apresurado para
escanpar en un techo viejo que apenas podía tenerse. Sin darse cuenta los años
habían transcurrido de prisa y la hermosa dama nunca más volvió. Sentía
impotencia y también indignación cada vez que recordaba a Cristina que lo
quería con todo su corazón y que nunca lo dejaría. Él solo quería verla de
nuevo y preguntarle por qué se fue sin ni siquiera verle dado un motivo para
más nunca volvieran a encontrarse en la plaza cupido y también en la pieza
donde nos escondiamos del patán de Robert. Deseando tenerlo tenemos frente
y golpearlo hasta dejarlo sin fuerzas en el piso y decirle que su mujer no lo
quería y que lo engañaba conmigo, siendo el único hombre que la hacía sentir
querida y respetada. Pero sin saber que es de ellos, ni siquiera donde viven en
la ciudad, para encontrarselo Arthur era como buscar una aguja en un pajar.
Entre tantas cosas vividas con Cristina, Arthur no quería tener más mujeres, el
no perdía la esperanza de que ella regresara y volvieran a estar juntos, pero ya
habían pasado treinta y dos años desde el día que la conoció ya Cristina no
podía darle hijos, el estaba más vivo que muerto entre recuerdos dulces y
amargos con el amor de su vida, no le importó terminar su vida de esa manera,
tanto así que ya no se bañaba, solo una vez a la semana como agua de lluvia,
su ropa vieja, sucia y desgastada que parecía un loco de la calle y no con solo
eso también andaba siempre con una botella de aguardiente blanco la tomaba
para aliviar la pena de una profunda tristeza y decepción que salía de su
corazón solitario.

CAPÍTULO 6
EN SU VEJEZ LO ATORMENTA AÚN MÁS LOS RECUERDOS

En medio de la soledad el señor ya mayor Arthur Constantino Larrazabas,


se miró el reflejo de su rostro en un charco de agua de lluvia. El a verse tan
arrugado y llenos de pelos blancos por todo su rostro, se sorprendió, pensó en
todo el tiempo perdido esperándo a Cristina, tal vez, si hubiera estado todo
este tiempo conmigo, mi rostro acabado y envejecido fuera sido otro. Pero que
más da, el tiempo transcurrió rápido que ni cuenta me había dado, ya tuviera
hasta bisnietos y una familia numerosa que velará por mi y estuviera
acompañada de esa mala mujer que robó la vida. A pesar de la decepción y la
profunda tristeza no me doy por vencido de que mi hermosa pero mala mujer
volverá de nuevo a verme y pedirme perdón por lo que me hizo, ya después de
treinta y picos de años sin saber, si todavía está viva, también si seguiría
viviendo con él patán de su esposo. Son tantas cosas que no se de mí dama de
ojos azules que tanta falta me hicieron, su hermosa sonrisa la tengo todavía
aquí grabada en lo más profundo de mi corazón arrugado de tanto sufrir sin
ella. Que más me queda morirme solo en esta plaza donde la conocí, he
sentido tanta impotencia de verme tan solo en los pocos años que me quedan y
no poder verla más al amor de mi vida.
Estaba tan desorientado Arthur, que los recuerdos del pasado lo hacían
decir en voz muy alta.
"Cristina... Cristina... Cristinaaa" ..... Por favor vuelve, no quiero morirme
sin verte por última vez.
Las personas que visitaban la plaza miraban al pobre señor tendido en uno
de los banquitos, como un loco que estaba desquiciado, la mayoría sentía
lástima y le dejaban dinero y con ese dinero se iba a comprar aguardiente
blanco, para olvidar las penas. Entre tantas cosas que le venían a la mente,
también estaba el recuerdo de sus padres, quería verlo, ya que por estar detrás
de esa mala mujer como ya la recordaba en su ti de vejez, había perdido su
compañía, ni siquiera lo fue haber cuando fallecieron. La depresión y la
tristeza no se lo permitió, quería volver a ese tiempo y recapacitar y correr
haber a sus padres metido en un cajón y que ellos supieran que el estaba bien y
no sumergido en el alcohol. Fueron muchos los momentos bonitos que vivió
juntos a sus padres, que se baño en llanto de la profunda tristeza de no estar
con sus padres cuando más lo necesitaba. Hubo un momento en que Arthur
caía rendido en un sueño profundo sin beber ni comer porqué no tenía nada de
fuerzas ni tampoco motivo para levantarse de bajo del banquitos por si llovia
no se mojara tanto que despertará todo asustado.
Cuando venia la brisa en su rostro, imaginaba que era su hermosa dama de
reloj de oro, que lo acaricia y acurrucaba haciéndolo sentirse feliz junto a ella.
Los murmuró de las personas que pasaban y comenzaban a decir será que está
muerto ese pobre hombre, llegaban a sus oídos voces de Cristina que le decían
te quiere un nunca te dejaría mirar guapo Arthur y los besos apasionados que
se daban los dos, estas imaginaciones en la mente perdida de Arthur, quién
dormido podía ser feliz y al despertar su vida no lo hacía ni sentirse bien, solo
un rostro envejecido le daría la razón de lo mal que le había tocado vivir a ese
pobre viejito sin aliento ya de caminar, pasaba más acostado que en pies por lo
mal que andabas sus huesos desgastados, el color de su piel amarillento, se
había dañado el hígado por tanto alcohol, su corazón latía menos producto de
tanto sufrimiento y no con eso, el estar tan solo sin nadie que le diera la mano
para rescatarlo de ese lugar que el no quiso nunca dejar, por la esperanza que
la había perdido por completo de ver a que llegará el amor de su vida y lo
tomará de la mano con mucho cariño, mirándolo a los ojos como si nunca se
fuera ido, susurrandole en los labios, cuanto la amaba. Él dentro de sí, sabía
que si la volvería haber la perdonaba, sin embargo muy en el fondo de su
corazón y movido por los sentimientos que lo aturdieron por tantos años,
también quería una explicación porqué te fuiste sin motivo alguno, todo lo que
vivimos juntos fue una mentira, porqué no me escribiste una nota para que mi
alma se sintiera tranquila. La razón nunca la miré, solo la decepción, una rabia
que me calcomia por dentro fueron lo me hicieron hundirme en el alcohol.
Ahora verme ahora tan solitario, la familia que tenía, desapareció por
completo y también los amigos, cuando pasan frente de mí se ríen y murmuran
que borracho insignificante quedó Arthur, ya queda solo su sombra oscura y
desbaliada, ya no tiene fuerza para levantarse de abajo de ése banco de la
plaza, pobre iluso para otras que ríen creyendo que estoy loco, puede ser que si
estoy loco de amor por aquella mala mujer que me robó el corazón, lo volvió
pedazos, no me arrepiento de nada, tan solo son los recuerdos me atormenta
aún más los recuerdos que no me hacen bien para borrarlo tendría que
morirme de un vez, sin mirar atrás lo dejaría todo aquí en ésta hermosa plaza
que solo me trajo tristeza y decepción. Que ironíca es la vida, cuando más
quería ser feliz el destino me ha dejado sin nada, hasta solo quedé en medio de
árboles ya envejecido y hojas secas que han caído con el tiempo, tras miles de
palos de aguaceros que me mojaron por completo mi cuerpo. Quién lo iba
decir el guapo y soñador Arthur terminaría su vida en medio de unos árboles
ya casi muertos y un banquito que ya nadie se sienta por verme echado
dormido todo los días en la plaza cupido. Tan grande decepción se llevó ese
pobre hombre desdichado que apenas podía abrir sus ojos pálidos y triste, que
se la pasaba más dormído que despierto para no recordar su triste y mala
suerte en el amor, imaginándose cuando dormía estaba más feliz que despierto.

CAPÍTULO 7
TODA UNA VIDA SIN TI, BELLA DAMA

Una vez estaba delirando, en medio de la noche el pobre hombre tuvo un


sueño muy bueno, tanto así que no paraba de reírse. Sus labios se movían
pareciera que estaba despierto pero no fue así. En momentos parecía irse lejos
de la realidad, su respiración latía mmás rápido cada segundos. Los que
pasaban cerca decían pobre señor se está muriendo, nadie viene para llevarlo
al hospital. Alguien robusto de pies oscura déjalo ahí, está profundamente
dormido, aún respira. Déjalo dormir más. Ciertamente Arthur, los reflejos de
su ojos que poco podía abrir, lo hacía ver a las personas cuando se acercaba.
De porque hubo otra persona que se le acercó, Arthur se alegró al sentir y
escuchar su hermosa voz de mujer dulce y melosa que le toca la mano, como
si lo conociera desde antes. La mujer de voz cariñosa, era su hermana que
había venido a llevarse a su hermano Arthur, al verlo tan viejito y tirado en el
suelo como un bagabundo lloró amargamente. El en su mundo dormido y sin
sentido, si acaso su oído lo hacía escuchar los llantos de su hermana, que
también había envejecido por los años, pero si tenía buen brío de caminar.
Ella le dice a su hermano Arthur, despierta soy yo tú hermana blanquita,
como él la llamaba cariñosamente desde la niñez. Él nada que respondía a la
voz dulce de su hermana mayor. Blanquita en ver que Arthur no despertaba
llamó un joven con buena contestura física y le dice por favor ayúdame a
levantar a mi hermano Arthur que está desmayado por el aguardiente.
Nuevamente blanquita le suplico al joven que la ayudara a llevarlo a su carro
para luego llevarlo al hospital a que lo examinen y le pongan suero. El joven al
ver la suplica condoliente de ésta señora mayor, accedió a ayudarla, se agachó
y agarró a Arthur que parecía un moribundo tirado en el suelo. Éste joven
rápidamente lo lleva y lo coloca dentro del coche de su hermana blanquita.
Ella de inmediato le da las gracias al joven y se va,quedando sola blanquita en
el carro con su hermano.
Entonces blanquita lo interna en el hospital y viendo a su hermano Arthur
tan malo, pensó que era el final de sus días, en su mente se le vinieron
recuerdos de su niñez junto a su único hermano. Corrían los dos por toda la
granja, montaban a caballos hacían carreras y el siempre le ganaba, sus padres
desde el fondo del rancho los miraban a los dos, se escuchaban sus carcajadas
que llegaban con la brisa de los árboles. Estaban realmente felices de
compartir como hermanos unidos y queridos por nuestros padres. Ella ve que
viene llegando el médico que atendió a Arthur y le preguntó que cómo se
encontraba su hermano. El doctor de mirada fija dice hay que esperar a ver
como reacciona con el medicamento que le coloque para personas con
alcoholismo severo. Luego le dice mientras tanto hay que esperar a que
despierte de ese sueño profundo en que se encontraba el señor Arthur. Ella le
responde, está bien doctor......¡Muchas gracias por cuidar de la vida de mi
hermano! .... El le contestó.... No hay de qué!... DE eso se trata mi trabajo,
salvarle la vida a las personas.
Pasaron las horas y Arthur por fin despertó del sueño profundo, su
hermana blanquita se sonríe al verlo despierto. Él un poco olvidadizo le
preguntó y quién es usted que sonríe al verme. Ella vuelve a sonreír y le canta
una de las canciones que cuando niños cantaba juntos. Él al verla también
envejecida no tanto como él, oh no eres mi dulce hermana blanquita. Hermano
Arthur cuantos recuerdos tuvimos juntos en el rancho siendo ésta canción que
te hizo recordarme. Arthur perdóname blanquita por haberte olvidado. Como
no me olvidaría si ya los dos hemos envejecido —dijo ella.
Tienes razón hermana cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que
nos vimos que te fuiste del rancho y quedé solo con nuestro padres trabajando
en la granja. Si claro hermano fueron más de tres décadas sin poder vernos y
abrazarnos y compartir juntos. Después que me casé con Pedro el tiempo pasó
más rápido, tienes tres sobrino que no conoces está Angela, Camila y Pedro
Luis más 12 nietos y 3 bisnietos. Y mi esposo tiene dos años que murió, los
días con le fueron felices, tanto así que tuvimos nuestra boda de oro en
compañía de nuestros hijos y amigos solo faltaba tú hermano querido.
Arthur estaba muy contento de ver a su hermana y escucharle decir que
tuvo un matrimonio feliz y con una familia numerosas. Él apenas con pocas
ganas de vivir y sólitario sin hijos y mucho menos esposa. Ella al verlo un
poco cabizbajo bajo con lo que le contó sobre su vida, decidió no contarles
más nada de su vida, solo quería verlo feliz y con buen ánimo, con un rostro
con mejor semblante y con ganas de hablar de cosas bonitas no tristes, de
manera que recuperará las ganas de vivir. Entre silencio estuvieron los dos
hermanos platicando un rato en la habitación del hospital. Viendo Arthur que
su única hermana estaba pendiente de él y se preocupaba por verlo mejor de
salud y ánimo, sintió un poco de alivio. Teniendo ya casi un mes en el hospital
Arthur había cambiado un poco, su rostro tenía un poco de brillo y color no
tan amarillento, su balba se la habían cortado, la cabellera desgreñada se la
cortaron, sin embargo su ánimo de salir del hospital no era muy bueno. Se
sentía todavía débil y sin ganas de caminar por sí solo del hospital, tenía que
andar en silla de ruedas y salir al patio a llevar sol. De inmediato el doctor le
dice a su hermana que su hermano Arthur estaba mejorando de salud sus
niveles del alcohol en la sangre habían bajado notablemente, su nivel cardíaco
había bajado su ritmo y también su nivel de conocimiento lo recuperó por
completo. Tanto así que volvió el recuerdo de esa malas mujer que lo hizo
perder toda su vida en el alcoholismo. Luego de repente Arthur tomó un
espejo que era de su hermana blanquita que lo hizo sonrojarse. Fue el tanto el
cambio de Arthur que parecía de cincuenta años, su rostro estaba rellenito y
había agarrado color en las mejillas, parecía rejuvenecer estando tantos días en
el hospital tomando medicamentos y sin una gota del alcohol, su vida parecía a
ver cambiado para éste señor de apenas 65 años. Su hermana blanquita al ver
lo bien que se veía y eestabaa hasta risueño.
—Blanquita dice, hermano todo fue cuestión de venirte unos meses al
hospital, no pareces el hombre aquel que encontré dormido debajo de unos de
los banquitos de la plaza cupido.
—Dijo él - de ciertamente parecía un muerto en vida.
—Tienes toda la razón mi dulce y querida hermana.—dijo blanquita
Él dice - ya hasta las penas se han ido con las medicinas que me recetó el
doctor Bermudes, me siento como nuevo con ganas de seguir viviendo, ahora
es que queda Arthur para rato.
Dios te escuche hermano, eres lo único que queda de esa infancia linda que
tuvimos con nuestros padres, que tanta falta nos hace, verdad hermano.
—Si claro que siempre lo recuerdo y cuanto me gustaría volverlos haber
hermana.
—Los dos se abrazan, estando muy contentos haber a su hermano tan
cambiado que ni siquiera le contó sobre esa mujer que lo hizo perderse en el
alcohol.
Ahora que tienes una nueva vida Arthur serias capaz de venirte a vivir
conmigo a San Petersburgo.
Cuanto me gustaría irme contigo blanquita, pero mi vida pertenece al
pueblo de Osbol, como tú ya lo sabes quedé solo por estar bebiendo tanto que
prefiero morirme en éste pueblo olvidado por todos.
Ella vuelve a insistir le que por favor hermano, no quiero verte de nuevo en
ese mundo del aguardiente.
Él callado no le respondía pero dentro de su ser Arthur no quería dejar el
pueblo de Osbol, pensaba que algún día el amor de su vida vendría a darle una
explicación de porqué lo había dejado y nunca lo buscó para disculparse por lo
que le había echo. Sin embargo, él ya había perdido la esperanza de verla de
nuevo, más bien se sentía vivo y ya sin el alcohol en su sangre lo hacía un
hombre motivado y con fuerzas de salir adelante solo.
Entonces él le dice a su hermana puedes irte tranquila a San Petersburgo,
déjame aquí junto a nuestros padres, así podré llevarles flores al cementerio
todo los domingos y los días de su cumpleaños. No te preocupes blanquita que
ahora es que queda Arthur para rato.


CAPÍTULO 8
POR FIN ARTHUR HABÍA ENCONTRADO EL VERDADERO AMOR
DE SU VIDA

El médico lo había dado de alta hace tres días atrás, Arthur comenzaba a
disfrutar de la vida, su hermana blanquita lo había dejado bien acomodado en
un ancianato donde antendian muy bien a las personas que se encontraban
solos sin familia y abandonado en la calle. Él al llegar a ése triste lugar para
muchos, para Arthur no fue así, cuando apenas tiene un día en el ancianato
municipal de pueblo de Osbol. El amor tocó su puerta, tanto así que Clarita
una señora de la misma edad de Arthur, que tenía dos años de haber llegado al
ancianato le cuenta muchas cosas sobre su vida. Arthur quién se notaba sereno
y con brío la escuchaba día y noche, entre tantos encuentros entre los dos
Arthur se enamoró, no fue la primera vez que estuvieron platicando, si no que
habían muchas cosas en común, su historia también un poco trágica muy
parecida a la de Arthur.Entonces habiendo similitudes entre los dos, se fueron
enamorandos. Tanto así que Arthur tenía dos meses de haberla conocido la
tomó de sus manos y le dice "Clara dulce amor de mí vida, te gustaría casarte
conmigo", Ella estaba sorprendida a que volvería a casarse con él verdadero
amor de su vida, y dice para ser feliz no necesitamos ser unos jóvenes mi
guapo Arthur, lo miró a los ojos y se acercó dándole un beso en los labios y en
segundo le dice claro que acepto guapo amor. Los dos parecían unos
adolescentes queriendo ser felices y amarse hasta el final de sus días.
Clarita y Arthur, se casaron un domingo en la capilla del pueblo de Osbol,
entre sus invitados estaban su única hermana, blanquita y unos sobrinos que
había llegado de San Petersburgo a la boda de Arthur que juntos eran muy
felices, de parte de su esposa sus familiares fueron una hermana muy
misteriosa que escondía su rostro, no quería ser vista pareciera que se oculta a
de alguien quien había visto en la iglesia. Por supuesto que la felicidad volvió
a sonreír a Arthur y a su esposa Clarita, los dos disfrutaron toda la noche
bailando y disfrutando y degustando de una deliciosa comida pero sin ninguna
gota de licor. Llegando la 3:15 am la fiesta terminaría yéndose Arthur en un
carro que le habían prestado unos amigos de la infancia a Arthur para que
juntos se fueran a pasar una muy deseada luna de miel.
Amaneció tan rápido, le dice Arthur a su hermosa esposa que apenas abría
los ojos de tan caliente y pícara madrugada. Los estaban my felices juntos,
sonreían, se acariciaban a cada rato, muy melosos se encontraban en una de las
mejores habitaciones del hotel Aventura, sin lugar a duda Arthur había
olvidado por completo al que el creía que era el amor de su vida "Cristina",
ahora estaría solo amando a una mujer llamada Clara que viéndola cada día
como la verdadera dama que el siempre añoro tener y hacerla su esposa para
toda la vida.
Arthur y Clara se querían demasiado, que no había discordia entre ellos y
mucho menos peleas. Todo era un amor uno del otro, los años pasaban juntos
y saludable en el ancianato municipal de Osbol. Hasta que un día Clarita le
dice a su esposo que ella tenía una hermana que dice conocerte y muy bien. Él
le respondió¿ Porqué no me la presentas para ver de dónde me conoces?.
Ella solo me dijo que te conoció una tarde en una plaza llamada cupido.
—Arthur había quedado en shot, en ver que la hermana de su esposa era la
mujer que lo hizo sufrir por décadas. - pensó.
—Él por minutos, no le contestó nada a su esposa Clarita.
Clarita, sin embargo quería saber que era lo que ocultaba Arthur y su
hermana Cristina.
—Ella por curiosidad de mujer quería saber la verdad y le dice a su esposo
¿Quiero que me cuentes de dónde conociste a Cristina y si tuvieron un
romance?
—Él dijo - esté mundo es un pañuelo, sin imaginarme nuncaque tú mi bella
dama Clarita eres hermana de esa mujer tan mala que conocí un día de verano
llamada : "Cristina" .
—Ella vuelve a preguntarle ¿como fue que se conocieron Arthur y si
tuvieron una relación o solos eran amigos?
—Arthur le dice con voz agitada - esa mujer pertenece a un pasado que no
quisiera nunca más recordar.
—Otra vez le dice Clarita - Dime amor, que paso entre tu y Cristina y por
qué es que no la quieres recordarla más.
Arthur dice más calmado a Clarita - si supieras que tu hermana Cristina la
conocí en la plaza cupido, cuando apenas tenía 23 años de edad y que también
estando casada teníamos ha escondida de su esposo momentos de placer.
Ella salía conmigo y teníamos una relación muy bonita a espaldas de su
esposo "el patán de Robert".
—Su esposa Clarita, se sintió un poco mal, por saber como fue que su
esposo Arthur conoció a su hermana Cristina. Y de saber también que su
hermana Cristina había engañado a su esposo Robert con Arthur cuando
estaba empezando a vivir.
Clarita le dice a Arthur, ahora entiendo por qué Cristina no quiso que te
presentará el día que nos casamos aquel domingo lluvioso.
—Arthur con todo lo que le contó su esposa sobre su hermana Cristina
estaba sorprendido, de saber que siendo hermana de su mujer venía siendo
también parte de su familia.
Sin embargo Arthur, ya no sentía nada por Cristina y por lo tanto ya no
quería ni verla más en su vida.

CAPÍTULO 9
EL REGRESO DE LA DAMA DEL RELOJ DE ORO A TRAVÉS DE SU
HERMANA CLARITA

Habían pasado ya 42 años con dos meses y tres día específicamente, si su


memoria no se le perdió cuando conoció a Cristina su trágico y triste amor
como ya el la recordaba. Siendo ese mismo día en que Arthur y su esposa
Clarita decidieron salir del ancianato a dar un paseo a la ya casi ni recordada
plazas de cupido. Al estar de nuevo en la plaza lo hizo avivar los recuerdos del
pasado. Su esposa lo abraza para que él no se sintiera mal de todo lo malo que
Arthur había vivido dentro de la plaza cupido. El conocer su primer amor todo
ahí fue una tristeza que casi lo llevó a la muerte convertido en todo un
indigente y que además lo hizo perderse toda su juventud y parte también de
su adultez.
Arthur la recordó por un momento, con tan solo unos pasos que dio junto
con su esposa Clarita agarrado de la mano, vieron que una mujer que se veía
cabizbajo, estaba sentada justo ahí en ese banquito dónde Arthur lloró y
recordó tantas veces a Cristina. Ellos al acercarse dándose cuenta de que la
mujer que estaba sentada en el banquito era Cristina.
—Cristina trató de tapar su rostro con un velo que traía tendido en la
piernas, cuando escuchó la voz de su hermana Clarita que le dice, quédate ahí
sentada hermana, ya mi esposo Arthur sabe que eres mi hermana.
—Cristina se sintió apenada por lo que le había echo a Arthur tiempo atrás,
que sólo buscaba pedirle perdón pero su voz reseca no la dejaba decirle ni una
palabra.
—Arthur conmovido de verla después de tanto tiempo y de saber que
ahora Cristina formaba parte de su familia, y que también producto del alcohol
había olvidado los apellidos de Cristina que era "Boscosos Arismendis", al
igual que su esposa tenía que se llamaba Clara de los Angeles Boscosos
Artiagas.
Cristina agarró fuerza en su voz, y le dice a Arthur en voz casi sobre
cortada que la perdonará por haberlo dejado sin ninguna explicación.
Él le dice no tengo nada que perdonarte Cristina, mi corazón ahora está
limpio y puro que no te guardó rencor. Solo que no quiero recordar todo lo
malo momentos que viví por tu partida.
—Clarita su esposa le dice a Arthur, si quiere los dejos un rato los dos a
solas, para que conversen mejor y olviden todo eso que te hizo tanto daño,
amor mio.
—No te preocupes - respondió Arthur a su esposa Clarita.
Cristina que se sentía apenada por ser una mala mujer, no dijo ni una
palabra se había sentado en el mismo banquitos dónde se conocieron hacen
décadas atrás, y queriendo taparse nuevamente con el velo su rostro, solo
lloró amargamente, en saber que el hombre que la quiso una vez en su vida
había dejado de quererla.
—Arthur y su esposa sin decirle nada se fueron dejando a Cristina sola
llorando sus penas.
Terminado el día Arthur estaba muy feliz junto su esposa que tenía dos
hijos ya adultos que venían a visitarlos de ves en cuando al ancianato, para
Arthur esos dos hombres uno se llamaba Tomás Antonio Boscosos Arismendis
y el otro era Alejo Sebastian Boscosos Artiagas. Todos juntos se reunían los
domingos a jugar ajedrez en la sala de juegos del ancianato. Pasaron los años y
Arthur había olvidado por completo a Cristina, su esposa un día le contó sobre
su hermana Cristina.
—Arthur la escuchó por no dejar de ser curioso como todo humano, quería
saber que fue de su vida, durante todo ese tiempo sin saber de la infortunada
como el la llamaba :“«La Dama del reloj de Oro “».
Entonces su esposa Clarita le cuenta que su hermana era una mujer de la
mala vida, que le gustaba engañar a los hombres, que a pesar de estar casada,
no le importaba salir con varios hombres a la vez, Cristina tenía la costumbre
de decirle a los hombres que lo atrapaba en su red de engaño que los quería
mucho y los utilizaba para acostarse con ellos, sin saber que un día su esposo
la descubriría. éste hombre violento estado furioso por todo lo que le había
echo su esposa Cristina, se enfureció tanto que casi la mata, duró como 4
meses en el hospital producto de la fuerte golpiza que le dio Robert. Entonces
Cristina antes de ser descubierto por su esposo había dado a luz unos mellizos
muy hermosos los dos Rosita la hembra y el varón se llama Alejo Sebastian.
Arthur cuando escuchó decir ésto a su mujer sobre éstos dos hijos que había
tenido Cristina justo cuando se fue a la ciudad a ver un familiar fallecido. Esa
fue la excusa perfecta para haberlo dejado. En eso pensó Arthur, que Cristina
se había ido sin darle explicación porque ella estaba embarazada de él.
—Clarita pensó también que esos mellizos eran hijos de Arthur por su gran
parecido que tenía Alejo con su esposo y de más se la llevaban muy bien cada
vez que jugaban juntos al ajedrez.
Unos de los mellizos Alejo Sebastian Boscosos Artiagas su esposa Clarita
lo había criado desde que nació. Al parecer Robert se enteró que los mellizos
no eran hijos suyos. Y esa fue la raíz del problema con Cristina.
Resulta que la paliza que le había dado Robert a su esposa Cristina no fue
tanto porqué lo engaño mientras el trabajaba. Eso lo hizo enfadar tanto que
casi la mata. Sabiendo ya que los mellizos eran hijo de un granjero del pueblo
de Osbol con que su mujer tuvo un romance oculto.
—Arthur de inmediato se dio cuenta, ya casi que seguro de que los
mellizos si eran sus hijos, y de que ese fue el motivo de que Cristina lo dejó
para que su esposo no se enterará que estaba embarazada de otro hombre.
—Clarita al saber que Arthur tuvo un deliz con su hermana Cristina pensó
que esos niños podían ser hijos de Arthur.
En cuanto al sargento Robert esposo de Cristina, pensando que su esposa
había muerto, se ahorcó en su sitio de trabajo.
Con respecto a Cristina con la paliza que le dio su esposo Robert no podía
tener más hijos, quedando viuda y sola, más nunca se le volvió haber con
hombres. Ella también había perdido la visión de su ojo derecho desde el día
en que su esposo casi la mata. Estaba sola y sufriendo sin saber de su hija
Rosita que se la quitaron al nacer, nunca más se supo de ella, solo le quedó
con su hijo Alejo Sebastian que ya era un hombre adulto.
—De tantas secretos de los que Arthur se había enterado durante los
últimos días, se sintió muy contento, ya que descubrió que había tenido unos
hijos con Cristina. En cuanto a lo que pensaba de Cristina, a pesar de todo lo
que lo había hecho ella, él no le guardaba rencor, más bien Arthur sentía
lastima de verla sufriendo y por haberse quedado sola, sin su hija Rosita. Él
viendo que su historia terminó triste y tan solitaria quería ayudarla. Entre
tantos descubrimiento, Arthur quedó pensativo, queriendo saber que será de la
vida de su hija Rosita y también quería darle todo su amor a su hijo Alejo que
conoció dentro del ancianato, viviendo muy felices juntos en compañía de su
verdadero y único amor Clarita Coromoto Artiagas de Larrazabas.

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