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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

La vía del corazón
Jayem,
Jon (John) Marc Hammer,
en comunión con Jeshua ben Joseph –Yeshua, “Jesús”, o Josué ben José.
www.wayofmastery.com

Jon Marc Hammer

La edición del propio Jayem de este primer libro de La vía de la maestría, que se titula La vía del corazón,
contiene unas Sugerencias de Jeshua para el “estudio” –que se pueden encontrar al principio de este texto,
más abajo–, y 12 lecciones a trabajar una al mes, como se sugiere al principio. Algunas lecciones también
contienen una sección de preguntas y respuestas.

Esta es una traducción de esa edición de Jayem, de las palabras que este recibió en comunión con Jeshua.
En el Apéndice 1 he colocado una breve nota aclaratoria del tema de la Fundación que creó Jayem y que él
tuvo que abandonar. Este tema es comentado al final de la primera Lección, y puede dar lugar a confusiones.

El final del proceso de la primera traducción fue en noviembre de 2014.
En cada lección pondré, a partir del año 2017, en una nota al pie, la fecha en la que he hecho la última
revisión de esa lección en concreto –una revisión que a veces es simplemente para volver a grabar el audio...
o una más detallada, donde intento realizar mejoras que por ejemplo se ajusten a un mejor uso del idioma,
etc.–.
Así es que la última y pequeña revisión de la traducción (y regrabación de algunos de los audios
correspondientes) está siendo realizada en el año 2017, pues de vez en cuando hago retoques ligeros de cosas
que normalmente ya no tienen demasiada importancia para el significado.
Esta es una traducción no oficial, realizada por mi cuenta a partir de la versión del propio Jayem –de los
libros que él publica–.

En cuanto a la ortografía, ha habido recientemente una simplificación en las reglas de la ortografía del
castellano/español. Por ejemplo palabras como “solo”, “este”, “esa”... pueden ser escritas siempre sin tilde.

Esta edición, para usos “educativos”, es una primera traducción para www.UnPlanDivino.net.
Se agradecerá cualquier ayuda para mejorarla.
También en dicha web se pueden encontrar los audios de las lecturas de cada capítulo.
Para encontrar todo eso y más información, ver el índice en el apartado de Jayem: http://unplandivino.net/3-
maestria

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Índice
Sugerencias para el estudio, de Jeshua............................................................................................2
Prefacio............................................................................................................................................3
Lección 1..............................................................................................................................................7
Lección 1. Preguntas y respuestas.................................................................................................15
Lección 2............................................................................................................................................19
Lección 2. Preguntas y respuestas.................................................................................................29
Lección 3............................................................................................................................................34
Lección 4............................................................................................................................................46
Lección 5............................................................................................................................................59
Lección 6............................................................................................................................................70
Lección 6. Preguntas y respuestas.................................................................................................80
Lección 7............................................................................................................................................85
Lección 7. Preguntas y respuestas.................................................................................................93
Lección 8............................................................................................................................................98
Lección 8. Preguntas y respuestas...............................................................................................108
Lección 9...........................................................................................................................................111
Lección 9. Preguntas y respuestas...............................................................................................123
Lección 10........................................................................................................................................126
Lección 10. Preguntas y respuestas.............................................................................................135
Lección 11........................................................................................................................................138
Lección 11. Preguntas y respuestas.............................................................................................144
Lección 12........................................................................................................................................149
Lección 12. Preguntas y respuestas.............................................................................................158
Apéndice 1: breve nota sobre la Fundación que fundó Jayem y de la cual se tuvo que separar......163

Sugerencias para el estudio, de Jeshua

Jeshua también ha dado las siguientes sugerencias de estudio sobre cómo “escuchar” las
grabaciones o leer las transcripciones de estas Lecciones de La vía del corazón y las siguientes
obras:

1. Selecciona un cuaderno aparte para “La vía” con una cubierta que tenga sentido para ti, y un
bolígrafo que aprecies; úsalos solo para este trabajo. Mantén tu cuaderno en un espacio sagrado (tal
como el de un altar, si lo tienes), dondequiera que vivas.

2. Siempre acomódate bien, relájate y permite que la respiración fluya profunda y plenamente antes
de comenzar a leer o a escuchar.

3. Permite que las palabras simplemente aterricen en ti, sin hacer ningún esfuerzo para comprender
toda la información de una vez.

4. Observa qué pasajes te conmueven.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

5. Haz notas selectivas, e identifica en tu cuaderno aquellos pasajes que toquen tu sensibilidad.

6. Más tarde (o en un día diferente) copia aquellos pasajes de tu cuaderno que te hayan provocado
un fuerte sentimiento. Escríbelos varias veces en una hoja separada de papel, en un estado de
inocencia y diversión.

7. Es útil detenerte ante cualquier pregunta que escuches o leas, y parar y reflexionar sobre ella
antes de seguir.

Estas lecciones fueron dadas primeramente con la intención de que cada ser las viviera, las
absorbiera profundamente, durante al menos 30 días. En realidad, te encontrarás con que cada
Lección sigue siempre enseñándote cosas, ¡y sigue llevándote cada vez más allá, en tu propio
despertar espiritual!

Escucha cada grabación de la Lección –o lee el capítulo correspondiente– varias veces, en


diferentes lugares y en diferentes momentos del día. Sigue con cada Lección hasta que te sientas tan
a gusto con ella que sientas que la has completado.

Es muy importante hacer los ejercicios tal y como se indica. Muchos de ellos son iguales a los que
le fueron dados a Jeshua por los esenios más ancianos hace unos 2000 años.

Prefacio
Te escribo en parte desde una extraña situación. Por un lado, he sido el canal a través del cual estas
Enseñanzas tan ricas, tan excepcionales y transformadoras, han fluido para bendecirnos a todos.
También he sido un estudiante incansable de las mismas y de ese Ser, Quien nos las ha dado a
todos: Jeshua ben Joseph, más conocido en Occidente como “Jesús”, que no es más que una
transliteración de su nombre original en arameo (que se puede pronunciar “Jeshua”, o Y'shua).

Cuando Jeshua se me apareció por primera vez en un campo de luz brillante, blanco-dorada, en
agosto de 1987, fui propulsado por un camino radical al despertar. Pero primero tuve que atravesar
un miedo que hacía que se me retorcieran tanto las tripas, que estaba seguro que iba a perder la
cabeza. Narré mi primer año de contacto con Él en mi libro Las cartas de Jeshua. Le exigí que me
diera pruebas de que Él era algo realmente separado de cualquier proyección de mi propia mente, y
–en un periodo de nueve años– Él hizo precisamente eso, derrotando finalmente mi escepticismo
tan firmemente mantenido (y probablemente fundado en el miedo).

A posteriori, ¡la simple magnificencia y profundidad de la sabiduría de esas Enseñanzas debería


haberme bastado para aceptar que mi mente no las estaba fabricando, obviamente! Cuando
comenzaron, ya había tenido una cierta experiencia enseñando principalmente yoga y meditación.
Las clases y los talleres que yo daba eran algo que estaba bien preparado de antemano. Pero, en
contraste, en ningún momento supe lo que Jeshua iba a decir.

Cuando comenzó, en 1994, la primera grabación de La vía del corazón, no me avisó del hecho de
que iba a darnos el primer capítulo de un curso de entrenamiento de tres años para el despertar de la
Mente de Cristo (inicialmente enviado por correo en forma de cintas de audio a cientos de personas
en EEUU). Entonces, simplemente hice lo que estaba acostumbrado a hacer…

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Me sentaba, cerraba los ojos, comenzaba repitiendo una breve oración que me había dado para
cuando me unía con Él, y así yo permitía que los patrones vibratorios, los colores y la sensación de
abandonar mi cuerpo sucedieran. Entonces, Él comunicaba Su mensaje, y decía “Amén”. Y así es
como me daba cuenta que Él estaba diciéndome que ya se había terminado. Y yo volvía a sentir mi
cuerpo y “aterrizaba” en él, a menudo para sentirme radicalmente energizado durante horas.

Me recuerdo en una noche con fiebre, la garganta hinchada, y sin nada de voz. ¡Dijo que no sería
ningún problema hablar a través de mí, porque Él (a diferencia de mí) no creía en límites o
enfermedad! Mientras hablaba esa vez no hubo rastro alguno de mis síntomas, y me sentí liberado
de ellos durante varias horas después. Pero cuando regresaron, le reclamé: “¿cómo prevengo esto?”.
Su respuesta fue,

Eso, hermano mío, es lo que has venido a saber aquí en ti mismo y por ti mismo.

Desde el comienzo de su contacto conmigo, él me había señalado que estaba creando conmigo y a
través de mí una Vía “nunca antes realizada en la tierra”, y que estaba entregada para el
florecimiento de un millón de almas en la Mente de Cristo como parte de la inminente y radical
transformación de la Humanidad que tan intensamente estamos sintiendo acercarse hoy.

La vía del corazón es el primer libro de esta Trilogía (que comprende también La vía de la
transformación y La vía del conocimiento), conocida cariñosamente por miles como las enseñanzas
de “La Vía”, o “El Camino”. Solo recientemente (2005) descubrí en un documental académico que
los muy tempranos cristianos se referían a Sus enseñanzas como “La Vía”, “El camino”. ¿Una mera
coincidencia? No lo creo, porque algo que he descubierto en mis ahora 24 años de aprendiz con Él y
a su servicio, es esto: nada deja de tener Plan y Propósito.

La propia Trilogía es simplemente una de las más exquisitas y magistrales enseñanzas que yo haya
conocido alguna vez, y esto incluye todos mis estudios sobre yoga, sobre religiones mundiales y
filosofía. Aún me llena de humildad y me deja estupefacto pensar cómo Él pudo “plantar las
semillas” en La vía del corazón, y luego tejerlas magistralmente hacia niveles más profundos a
medida que el estudiante se prepara para recoger frutos más maduros en las siguientes obras, La vía
de la transformación y La vía del conocimiento. Sin embargo, esto es solo una parte del Camino
que Él ha estado desarrollando a través de mí durante muchos años. Hay otros textos clave como
Las cartas de Jeshua y La vía del servidor. También hay otro paso a dar en el viaje del estudiante, y
que es el de experimentar las energías transformadoras de la Padrenuestro en arameo y,
especialmente, las Bienaventuranzas, que son la base para la profunda sanación y el trabajo para el
despertar utilizado en retiros, entrenamientos intensivos y peregrinaciones. Junto a las enseñanzas
esenciales en arameo, están las prácticas de apoyo como son la de RespiraAmor, Indagación
Radical, y la singular meditación titulada En el Nombre.
Es importante que el estudiante sepa que esas enseñanzas formales, las de los tres libros de “La
Vía”, son un importante sustrato para los niveles más profundos de alquimia hacia una
transformación radical. Puedes notar cómo, en esas enseñanzas, Él a menudo se refiere a la
respiración, así como al sentimiento, al sentir. Desde antes de que fueran dadas, Él ya estaba
guiándome hacia una comprensión más profunda y plena –en el laboratorio de mi propio ser– sobre
la importancia de la Respiración (que Él llama la presencia del Espíritu Santo) y sobre cómo
penetrar plenamente en las capas de “sentimiento congelado” que se albergan en el inconsciente y
en el alma; también sobre cómo el alma cae en lo que Él llama el sueño de separación, y sobre
cómo esos patrones son recapitulados en el útero y el nacimiento, e incluso en nuestras elecciones

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

de los padres y de los marcos temporales para la encarnación; sin esos viajes experimentales
profundos y personales, la “Palabra” no hubiera encarnado y “aterrizado en las células”, que es
precisamente el único lugar donde podemos reconocer que nuestra sanación está completa: aquí, en
este mundo, ahora, en este momento.
Por tanto, el volumen que ahora tienes en tus manos, junto con las otras “partes” mencionadas,
conforman una de las más exquisitas y abarcadoras Vías espirituales que bendicen nuestro mundo.
Tal y como lo dijo años atrás:
Nuestra única meta es la de establecer una Vía completa que pueda transportar a un alma
desde sus primeras llamadas a despertar, hasta ser una manifestación madura de la Mente
de Cristo.
Los lectores interesados pueden aprender más sobre la Vía en el sitio web:
www.wayofmastery.com.

Una nota más: estas son las únicas versiones autorizadas de estas Enseñanzas; aquí están dadas
justo tal y como fueron ofrecidas en aquel primer momento, incluyendo la sección original de
preguntas y respuestas, algunas de las cuales son Enseñanzas preciosas dirigidas a todos nosotros.
Se ha trabajado duro para asegurarse de que los editores no alteraran nada en la transcripción del
audio al texto. No aparece ningún título para los capítulos, ni hay subsecciones, porque no dio
ninguna. Las palabras que Él originalmente enfatizaba han sido escritas en cursiva.

Lo que tienes entre tus manos es una Llave Maestra, pero una llave solo es útil en la medida en que
la tomemos, la insertemos en las cerraduras de nuestros corazones y nuestra mente, y la “giremos”
para así comprometernos plenamente en lo que nos ha dado uno de los mayores Maestros que nos
hayan sido enviados por el Amor para hacer conocido al Amor una vez más en nuestras almas
durmientes.

Está ahora entre tus manos, y no por accidente. Se ha dicho que nadie llegará a conocer este Trabajo
“si no está totalmente preparado para ello”. Si estás leyendo estas palabras, la gracia ha desposado
el secreto anhelo de tu alma, te ha llevado aquí, y ha puesto estas Enseñanzas en tus manos.

Ahora, depende de ti. Dios te bendiga y que puedas conocer el esplendor de la Gracia que te ama
más allá de toda comprensión, y llegar a conocer la Completitud del Alma a medida que te atraviesa
para abrigar este mundo en el Amor.

Oleadas de Gozo, Jayem.


Mayo del 2011.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 1

Ahora, comenzamos1.
Y efectivamente, una vez más, os saludo a vosotros, queridos y santos amigos. Vengo en adelante a
pasar otra hora para morar con vosotros donde creéis que os encontráis. Porque en Verdad, si no
fuera por el hecho de que estáis eligiendo enfocar vuestra atención en el mundo físico2 mediante el
vehículo corporal, nuestra comunicación no precisaría del recurso que podríais llamar
“canalización”, ni de las técnicas o aparatos tecnológicos de este mundo con los cuales grabáis y
capturáis palabras habladas, palabras que no son en sí mismas sino el reflejo de aquello hacia lo que
ellas dirigen vuestra atención mental3.
Por lo tanto, queridos amigos, no vengo por mí, sino por vosotros. Y no os vengo a enseñar, sino a
amar, hasta que elijáis, desde lo más profundo de vuestro propio ser, dejar a un lado toda ilusión a la
cual le hayáis dado crédito, y recordar la única Verdad que es verdad. Porque efectivamente, en esta
hora que aquí tenemos, se da la trascendencia de todo aquello que tenga que ver con limitación. Hay
trascendencia de todo lo que tenga que ver con ir y venir, con nacimiento y con muerte. No hay sino
la Mente de Cristo, en la cual, cada uno de nosotros, como una chispa de Luz Divina, como un rayo
de luz solar para el sol, descansa eternamente en comunión y comunicación perfectas, siempre.
Ahora bien, el gran secreto es, desde luego, que este es el estado de vuestra realidad, pues en todos
y cada uno de los momentos moráis en perfecta comunión con toda la creación, ya que todas las
cosas no son sino modificaciones temporales de la energía única fundamental que he elegido llamar
Mente de Cristo, la descendencia del Padre.
Y así, queridos amigos, vengo adonde vosotros elegís estar. Y si elegís abrir ese lugar en el corazón
y en la mente en el cual podéis comunicar directamente conmigo, también allí os encontraré. Lo
importante es, entonces, a modo de comienzo, considerar el simple hecho de que vuestra
experiencia es siempre el efecto de dónde elegís enfocar la atención de vuestra consciencia, que en
Sí Misma es por siempre ilimitada, y abarca la gran variedad de dimensiones de la creación. Moráis
en aquello que abarca todas las cosas, de todas las maneras, y en todo tiempo. Y, en Verdad, no
conocéis separación, nacimiento o muerte, pérdida o ganancia.
En esta hora, al haber extraído la cinta de su envoltorio y haberla puesto en la máquina [al leer o
escuchar esta lección], reconoce cómo tú, un ser infinito, has elegido deliberadamente participar en
una forma de experiencia. Por tanto, has convocado hacia ti mismo todo el aparato sensorial del
cuerpo mediante el cual filtrar las energías de este dominio físico para poder oír las vibraciones que
baten las cuerdas vocales creando palabras que portan ciertos sentidos para todos y cada uno de
vosotros. Y cada uno de vosotros va a colorear ese sentido de acuerdo –de acuerdo– a las
percepciones que haya elegido valorar4.
¿Eso significará que unos estarán más adelantados que otros? Solo lo parece. En realidad, cada uno
de vosotros es igual; cada cual elige desde su infinita libertad para atraer hacia sí mismo ciertas
frecuencias vibratorias, por así decirlo –ciertas cualidades o formas de experiencia–. En esa libertad
es donde siempre permanecéis, desde antes de la fundación de este mundo y mucho después de que
termine de existir. Así es que en ningún momento podéis ser la víctima de lo que veis, y no hay nada
fuera de vosotros. Lo que experimentas lo has atraído directa y deliberadamente hacia ti mismo. Y
1 La última revisión y las mejoras de esta lección fueron realizadas en septiembre del 2017.
2 “world of phisicality”.
3 “...the reflection of what the words would point your mind toward”.
4 “...according –according– to the perceptions that you have chosen to place value upon”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

si tienes ese pensamiento que dice: “pues bien, no me gusta lo que he atraído hacia mí mismo”, es
también perfectamente válido. Pues entonces habrás convocado hacia ti mismo la experiencia de
estar juzgándote. Simplemente contempla con el asombro de un niño, mira a ver cómo te sientes, y
pregúntate,
¿Es acaso esta la energía en la que deseo continuar, o elegiría algo distinto?
Pues al final, cuando todas las elecciones posibles en el sueño de separación han sido realizadas,
probadas, sentidas, conocidas… entonces finalmente emerge la calmada, la tranquila Voz del
Espíritu, que habla a través del alma –y volveremos sobre esto–, susurrando sobre la única Verdad y
la única realidad, el único Amor, la única paz y la única dicha5 que son continuas.
Entonces, el alma comienza a apartarse de las cosas de este mundo creado. Comienza a retirar su
atención, por así decirlo, de sus apegos a todas las cosas que ha convocado hacia sí misma.
Comienza a trascender su sensación de identificación con las frecuencias vibratorias que tan solo
estaban destinadas a ser materia de juego, pero que luego se tomaron en serio. Pues la creación del
ego es la seriedad en la mente, y solo con una gran seriedad se consiguen mantener las vibraciones
de todo aquello que ya no querrías experimentar en el campo de tu ser6, en el campo de tu alma.
Y a medida que tú, como alma –la chispa divina individual– comienzas a elegir retirarle la atención,
retirarle el valor que has otorgado a todas las cosas, y al aprender a simplificar la naturaleza de tu
propia consciencia, al comenzar a constatar que puedes rendirte ante algo que parece estar más allá
de ti, que puedes albergar la loca idea de confiar en lo invisible… entonces, te haces cada vez más y
más… menos y menos. Y a medida que te haces menos y menos de lo que tú creíais que eras, a
cambio, te haces más y más de aquello que tu Padre te creó para ser –el Pensamiento de Amor
Perfecto en la forma, un canal, un simple vehículo a través del cual puede brillar el Amor del
Espíritu–. Y tu única tarea se convierte en la limpieza de tus ventanas, el pulido de tus suelos, el
desherbado de tu huerto, de tal modo que esa Luz pueda derramarse sin trabas.
Ya no te verás más en la necesidad de defender percepciones con las cuales te has identificado en el
error. Y efectivamente sabrás cuándo has llegado a ese estado de despertar, pues serás capaz de
contemplar todas las cosas creadas que alguna vez hayas experimentado, todas las reacciones que
alguna vez hayas albergado en la mente, todas las percepciones, juicios, o deseos que alguna vez
hayas tenido por cualquiera o por algo… y todo ello, al surgir en tu mente, ya no perturbará tu paz.
Y sonreirás. Y comprobarás que dentro de tu consciencia ha aparecido todo lo piadoso y todo lo
diabólico. Has sido ambas cosas, un santo y un pecador, y tu felicidad e infelicidad solo han sido un
efecto del lugar donde elegías poner tu atención.
Efectivamente, queridos amigos, vengo en adelante para encontrarme con vosotros dondequiera que
estéis, porque he elegido usar el poder infinito de la consciencia, que me fue otorgado por mi Padre,
tal y como te fue dado a ti, para descubrir así qué profundo deleite puede existir cuando la mente
está enfocada solamente en ver desde, y en ver solo, la Mente de Cristo. Por lo tanto, he convocado
hacia mí Mismo, hacia mi Yo, toda una multitud de experiencias, incluso cuando caminé sobre
vuestra amada Tierra como un hombre... para poder desafiarme a mí mismo, para probarme a mí
mismo, para condicionarme, para resurgir, para trascender toda posible experiencia que me pudiera
distraer de la rememoración de quien yo soy.
Podríais decir, por cierto, que mi crucifixión fue meramente el punto álgido de mi propia elección
directa a ser desafiado por los acontecimientos del espacio y del tiempo, de tal modo que pudiera
cultivar, en mí mismo, la capacidad de ver desde, y de ver solamente, la pureza perfecta de la Mente

5 “bliss”.
6 “being”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

de Cristo.
Lo que intento dejar claro es, que en todos y cada uno de los momentos, lo que estás
experimentando en el ámbito de tus emociones y de tu mente, y los efectos –en último término– en
el cuerpo, están ahí porque tú –desde tu infinita libertad– simplemente has seleccionado esa
experiencia, esa energía, para enfocar tu atención en ella, de tal modo que puedas ver cómo son esos
efectos.
La locura, como ves, no procede de haber elegido contemplar algo diferente de la Mente de Cristo.
La locura, que experimentas como tu dolor y sufrimiento, tus búsquedas y tus dramas, solamente
procede de la elección errónea de volverte alguien que está identificado con lo que surge en el
campo de tu consciencia, de tu discernimiento. Tú, por tanto, pierdes la perspicacia de la inocencia.
Pues, de hecho, todos los acontecimientos son perfectamente neutros, y eres libre de verlos de la
manera que quieras.
Cuando nace un niño –y muchas que sois madres lo sabéis bien– puedes experimentar una inefable
y profunda alegría. Igualmente, también puedes experimentar miedo y una cierta contracción ante la
idea de tener que responsabilizarte de un niño. Cuando algún ser querido muere y experimentas
pena y desdicha, ten por seguro que se debe a que has elegido contraer tu atención de tal modo que
ya solo puedes ver la pérdida de un cuerpo animado y, por tanto, te convences a ti mismo de que te
has separado de ese ser querido.
Hablo por propia experiencia cuando digo que la separación es una ilusión. Y cuando la muerte
sucede en vuestro plano, en ese preciso instante, todavía tienes el poder de elegir aceptar que algo
ha cambiado, y desplazar tu atención hacia una facultad que el cuerpo nunca podría albergar, en la
cual percibes, escuchas y te comunicas con esa chispa de Luz Divina –el alma– que parece haber
abandonado la idea de intentar mantener animada una forma física.
El siguiente paso es por lo tanto imperativo, y, de hecho, es el auténtico primer paso en lo que
vamos a empezar a llamar La vía del corazón. El primer paso para despertar es permitir que la
mente considere el axioma, la Verdad, de que no hay nada, en todo lo que experimentes, que esté
causado por algo fuera de ti. Solo experimentas los efectos de tu propia elección.
Para comprobarlo, durante el año que tenemos por delante iremos caminando y añadiendo cosas,
mes a mes, en lo que a partir de ahora elijo llamar La vía del corazón. Este es el camino
desconocido para el mundo. Es un camino desconocido para muchos que se llamarían a sí mismos
“maestros espirituales”, ya que no descansa sobre medios mágicos, o no puede depender de ellos.
Se trata más bien de la vía que cultiva en ti la decisión de dirigir tu atención hacia tu propia mente,
tu propio comportamiento, hacia lo que es verdadero y real para ti, momento a momento… y para
estudiarlo, considerarlo, sentirlo, respirarlo en la Luz del Espíritu cuando esta pasa a través de todo
ello… y además, re-entrenando constantemente la mente de tal manera que esta pueda asumir una
responsabilidad total en cada instante.
¿Y por qué es esto necesario? Porque sin ello, no puede haber paz. Sin ello no puedes trascender las
identificaciones falsas que has elegido. Para utilizar quizá una forma más simple de decirlo:
necesitas llegar al punto donde te dices,
Me he hecho esto a mí mismo. Yo lo hice, yo puedo corregirlo. No hay nadie más a quien
acusar. El mundo es inocente.
Y en los meses venideros estaremos comunicando con vosotros cada vez más profundamente sobre
los puntos más sutiles, por así decirlo, de La vía del corazón. Porque esta es la manera, este es el
camino que se me enseñó, y es a este camino hacia el cual quiero dirigirte con muchas, muchas

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

claves. Este es el camino que va a producir la inversión7 de cada pensamiento que alguna vez hayáis
tenido, sobre cualquier cosa o sobre cualquiera. Es solo este camino el que permite que paséis por el
ojo de la aguja y lleguéis a descansar en la Paz Perfecta de la que habéis brotado.
La vía, la manera del corazón no es la del intelecto; porque ciertamente este aspecto de la mente
nunca estuvo diseñado para que te dominara. Fue diseñado para ser el humilde, y, si me permites la
expresión, el muy estúpido servidor del Corazón Despierto. El Corazón es aquello que siente todas
las cosas, acoge todas las cosas, confía en todas las cosas y permite todas las cosas. El Corazón es
aquello en lo que el alma descansa eternamente. El Corazón es aquello que está más allá del espacio
y del tiempo, y es esa chispa de Luz en la Mente de Dios que es llamada “el Cristo”. Y solo en Ello,
en Aquel, encontraréis la paz que buscáis.
Descubriréis, entonces, que el camino del despertar no es uno donde se pida abstinencia y evitar las
cosas, sino uno de veracidad8. No es un camino de logro y orgullo, sino de soltar de la consciencia
el lastre de cada esperanza y cada deseo de ser especial... especial como para considerarte alguien
que ha “hecho progresos”, y tales progresos que bien podrías darte un golpe en el pecho y
pavonearte. Se trata de trascender la esperanza de obtener la atención de Dios, de forma tal que Él te
pudiera mirar y decir,
Oh, qué buena persona has sido… Sí, oh ¡cielo santo! Vale, entonces creo que ahora te
permitiré entrar al Reino.
Se trata de un camino en el que llegas a cultivar –sin importar tu experiencia interior o grado de
despertar–, a cultivar, en cada respiración, la disposición y el arte de regresar a la simplicidad de
una mente vacía, de un no-saber9. Es una manera de vivir en la que todas las cosas y todos los
eventos se convierten en un aspecto de tu meditación y tu oración, hasta que quede establecida de
nuevo en ti la Verdad que es verdad siempre,
Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya. Porque por mí mismo no hago nada; es mi Padre
quien hace todo a través de mí.
Imagina entonces un estado de ser en el que caminas por este mundo, siendo aparentemente similar
a cualquier otro y, no obstante, en una espaciosidad interior, vacío por dentro. En Verdad, no deseas
nada, aunque permitas que el deseo fluya a través de ti, reconociéndolo como la Voz del Padre que
guía tu personalidad, tus emociones, e incluso el cuerpo, hacia lugares, acontecimientos, gente,
cosas, experiencias... por medio de las cuales se teje el tapiz de la Expiación, de la Reconciliación…
a través de las cuales todos los Niños de Dios se sienten llamados a retornar a casa de nuevo. Y
confías en el completo fluir de todo ello, ya sea que se te pida dar una charla frente a diez mil
personas, o bien decirle a un amigo la verdad sobre tus sentimientos, o bien seas conducido quizá a
barrer las calles y vivir sin dinero. Pues, en Verdad, esa mente que confía en la Fuente de su
creación permite todas las cosas, confía en todas las cosas, abraza todas las cosas, y trasciende todas
las cosas.
Ten por seguro entonces que cualquiera que sea la frustración y la ansiedad que sientas, se debe a
que has decidido no confiar en la Verdad. Y la Verdad es simplemente esta: solo el plan de Dios para
la salvación puede tener éxito para ti. Tu método siempre fracasará, pues comienza asumiendo, de
forma ilusoria y demente, que eres un ser separado de la Mente de Dios, y que entonces
necesariamente debes dirigir tu propio curso. Pero, si estás enfermo y con malestar, sin paz, ¿cómo
pretendes decidir así que tú sabes cómo crear paz? Se requiere una gran humildad para aceptar el

7 “reversal”.
8 “truthfulness”.
9 “not-knowingness”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

primer paso en el camino:


Yo he hecho todo esto; yo debo deshacerlo. Pero no tengo ni idea de cómo lo hice. Por
tanto, debo rendirme a algo.
Quiero darte este pensamiento, querido amigo, querida amiga, así como me fue dado a mí, tiempo
atrás. Y el pensamiento es este (y te pediría que lo recapacitaras bien):
¿Y si la misma vida que estás viviendo ahora, y si cada experiencia que te ha estado llegando desde
el momento en que dijiste “tengo que despertar ya”… y si todo eso… hubiera sido directamente
enviado por tu Padre, porque tu Padre sabe todo lo que es necesario desvelar10 en tu consciencia
para que tú accedas a tu despertar? ¿Y si las mismas cosas a las que te resistes fueran precisamente
los pasos que se requieren dar para tu regreso a casa? ¿Y si alcanzaras una madurez a lo largo de
este camino con la cual finalmente estuvieras dispuesto a dejar que las cosas sean tal y como son?
Y si fuera necesario ponerse a barrer las calles, simplemente tomarías una profunda inspiración y
dirías: “Padre, tú conoces el camino a casa”, y entonces comenzarías a barrer. Y ahora, llega este
pensamiento a la mente,
Oh Dios mío, no seré reconocido. No destacaré. No pensarán que soy especial si solo soy
un barrendero.
Y entonces, admites,
Ajá, no hay nada extraño en la idea de que mi Padre me pida hacer esto. Voy a dejar todo
como los chorros del oro de modo que pueda contemplarlo, desidentificarme de ello, y
aprender a ser la presencia del Amor barriendo la calle.
Porque en Verdad te digo que el más pequeño de vosotros, de acuerdo a vuestra percepción, es ya
igual al mayor. Y no hay ninguno que sea menos de lo que yo soy.
Y así, La vía del corazón comienza por ahí. Comienza aceptando con humildad que tú has sido
quien ha creado un buen lío en tu consciencia. Tú has creado un laberinto y te has perdido en él, sin
reconocer ya la manera de poder regresar, que es esta: por tu cuenta, no puedes hacer nada. Pues
todo aquello que te has ingeniado para lograr no es sino la creación de un monumental conjunto de
dramas dementes que, en Verdad, no están ocurriendo en ningún sitio salvo en tu campo mental.
Son como quimeras, como sueños. En Verdad no hay diferencia alguna entre un estado de vigilia,
en el que fueras el director de tu vida, y los sueños que tienes cuando tu cuerpo duerme de noche.
Son lo mismo.
Deseo dirigirte hacia la paz, incluso hacia esa paz que trasciende para siempre toda concepción y
entendimiento mundanos. Y también deseo, porque mi Padre lo desea a través de mí, llevarte
plenamente adonde yo estoy para que puedas descubrir que existe alguien que llegó ahí antes que
tú. Y cuando mires bien verás que,
Aaaah, si soy Yo Mismo. Siempre he estado allí, pero lo olvidé.
Y al final de todo viaje, al final de toda purificación –que de hecho es todavía necesaria–
descubrirás que despertar significa no haberte ido de viaje a ningún lado. Significa llegar a una meta
que nunca cambió.
Despertar es solo rememorar; pero se trata de un rememorar que no es solo del intelecto; pues no es
una idea, tal y como podrías entender las ideas. Es una idea que vibra a través de todo el campo de
tu ser, de tal modo que incluso las células del cuerpo –mientras el cuerpo todavía permanezca
reunido en su forma actual–, incluso las células del cuerpo, despiertan y se relajan en la Verdad que
10 “unravel”.

11
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

siempre es verdad.
La vía del corazón… Si fueras un hortelano, ¿no cultivarías el arte de limpiar tu huerto? ¿No irías a
ver si el suelo está en su justa humedad? ¿No mirarías las nubes en el horizonte y comprobarías el
calor que hace hoy? ¿No cubrirías las plantas delicadas que necesiten más protección hasta que
crezcan y sean más fuertes? Y si quienes vienen no quisieran respetar tu huerto, ¿no les pedirías que
se marchen, o no pondrías temporalmente una valla hasta que el huerto estuviera lo suficientemente
fuerte como para poder estallar dando los suficientes frutos de tal modo que puedas ofrecérselos
incluso a quienes no lo respetan?
Sé por tanto como un hortelano sabio. Cultiva un profundo amor y respeto por ti mismo, pues no
estás aquí para “arreglar” el mundo. No estás aquí para “arreglar” a tu hermano. Solo el Amor sana.
Y hasta que no te hayas amado a ti mismo completamente, habiendo purificado la mente de todo
pensamiento erróneo que alguna vez hayas tenido –hasta que no te hayas amado–, no podrás en
Verdad amar cualquier cosa o a cualquiera, salvo en aquellos breves momentos cuando bajas la
guardia y el Amor de Dios resplandece a través de ti tan rápidamente que ni siquiera puedes saber
qué es lo que ha pasado. Pues el hortelano sabio cultiva un estado de consciencia en el cual el Amor
de Dios no encuentra trabas.
Queridos amigos, aquellos de vosotros que habéis elegido responder a la llamada a participar en
este camino, con esta Familia, si afirmáis vuestro compromiso confiando en vuestro Creador al
haber colocado ante vosotros un camino que de hecho os puede llevar a casa, entonces, ciertamente,
llegaréis. Pero el compromiso significa que no vas a abandonar la habitación cuando comience el
griterío. El griterío del que hablamos está en tu propia mente, en tu propio cuerpo, en tus
emociones. Se trata de que permanezcáis con esas cosas siendo honestos sobre ellas, y con amor
hacia vosotros mismos por haber tenido alguna vez el poder de incluso crear tales percepciones
dementes de vosotros mismos y del mundo alrededor.
El Método del corazón es el camino definitivo que cualquier alma puede tomar. Hay muchas etapas
en el despertar. Hay muchos caminos que pueden seguirse, pero, al final, “todos los caminos llevan
a Roma” –como se suele decir–. Finalmente cada alma debe encontrar su camino hacia La vía del
corazón y regresar a la Verdad de que ha llegado el momento de asumir su responsabilidad, de
aprender a cultivar la capacidad de contemplar las profundas y perversas oscuridades de eso que he
llamado “ego” (y que no es nada más que la fosa séptica de la negación –aquello a lo que le falta
Luz–), y comenzar a llevar la Luz ahí simplemente observando su propia mente, su propio
comportamiento y reacciones… con una sensación de maravilla, con un sentido de inocencia, con
un sentido de infantilidad.
Pues ¿no está escrito que para entrar en el Reino vas a ser nuevamente como un niño pequeño? El
niño pequeño simplemente se maravilla de todo eso que ve: “y bien, ¿qué te parece?”. ¿Te puedes
imaginar contemplando las más profundas y oscuras partes de tu propia sombra, tus negaciones, y
siendo capaz de decir, “oh, mira, ¡qué te parece!”? Mmm. Recuerda entonces que todo es neutro, y
que en Verdad todo aquello que surge en tu consciencia no tiene ningún efecto sobre la Verdad de tu
realidad.
La vía del corazón es pues una manera de cultivar la decisión de identificarse con la Luz que puede
iluminar toda oscuridad, mas no luchando contra esta, sino aceptándola, abrazándola como tu propia
creación y eligiendo de nuevo. La vía del corazón es el método que yo enseño. Y ahora
comenzamos un año de estudio más centrado, un año de cultivar algo juntos, por así decirlo, y para
que La vía del corazón pueda establecerse en vuestra santa mente. Y vamos a ir bebiendo de
muchas fuentes, pudiendo encontrarnos con alguna sorpresa en cuanto a quiénes elegirán hablar a
través de este vehículo [Jayem].

12
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Pero ten siempre por seguro, y de todas las maneras, que me he comprometido conmigo mismo para
dirigir gentilmente el nacimiento y la manifestación de lo que habéis llegado a llamar Shanti
Christo [la Fundación que fundó Jayem, ver nota al pie11]. La idea fue dada por mí. Y lo que doy, lo
nutro. Lo que creo junto a vosotros, no lo abandono. Por tanto, vais a ver que siempre estaré aquí.
Todavía está por ver si vosotros estaréis.
Así pues, recuerda siempre que la Verdad es siempre verdad. ¿No llegó ya el momento, queridos
amigos, de tomar verdaderamente posesión de vuestra única realidad? La vía del corazón no conoce
la palabra evitar12. La vía del corazón no sabe de engaño, manipulación o control. La vía del
corazón no conoce la culpa, la acusación, aunque contempla el surgimiento de todas esas cosas
como ecos de viejos patrones que ahora se han quedado pequeños. Con ella se aprende a mirarlos y
a reconocerlos tal y como puedes reconocer ciertos tipos de nubes que hay por el cielo, y luego, se
aprende a redirigir la atención hacia la mente, para que así pueda llevarse a cabo una nueva
elección.
La vía del corazón es la vía que te llama a casa. Y la llamada proviene de la parte profunda de tu
alma que todavía existe a semejanza del Espíritu, que mora como Cristo en la Santa Mente de Dios.
Confía pues en que eres como el rayo de luz solar para el sol. Y no confíes en las percepciones que
has cultivado en el error. Pues no marchas solo por este camino por el que vas, y tu viaje no
transcurre aparte del de tus hermanos. Esta Familia no puede conocer la separación aunque algunos
parezcan ir y venir. Pues una vez que ha sido reconocida la llamada a despertar en este linaje,
aunque los cuerpos no se comuniquen en el espacio y el tiempo, ten por seguro que la comunicación
permanece y que no hay forma de poder evitarla.
Y así, comenzamos La vía del corazón. Entramos ahora en una etapa donde es hora de dejar de
escuchar desde una respetuosa amabilidad13 o desde la curiosidad... para entrar en la disposición a
ser aquel que acepta comprometerse a sanar cada obstáculo que se interponga ante la presencia del
Amor… cada obstáculo que aún pueda estar quizá secretamente oculto en las profundidades de esa
parte de la mente que luchaba por estar separada de Dios. Es tiempo de recordar que
verdaderamente eres la Luz que puede llegar a brillar amorosamente sobre cualquier aspecto de
oscuridad con el que hayas tratado.
Así, durante este camino, este año, vas a aprender a darle la mano al demonio, danzando un
pequeño baile con él, reconociendo su rostro como el tuyo propio. Pues cuando danzas con la

11 Jayem se separó de esta Fundación, pero lo hizo guiado por Jeshua mismo. Ver el Apéndice 1, al final,
donde traduzco parte de una pequeña nota aclaratoria que la página web oficial de Jayem tiene al
respecto.
Lo más práctico en cuanto a este tema, para los hispanohablantes, es que he recibido varias
comunicaciones de personas de latinoamérica diciéndome que han comprado la traducción que la
Fundación tiene de estos libros (al español/castellano), y me dicen que está muy mal, aparte de ser muy
cara (y aparte faltan las secciones de preguntas y respuestas).
Estas noticias las recibí en el año 2017.
Entonces, volviendo a lo dicho en este párrafo: Aquí no habría por ejemplo ningún tipo de
reproche de Jeshua a la gente asociada con Jayem ni a Jayem, sino que entiendo que simplemente se les
informa de que aún no se sabe cómo irán las cosas con la Fundación –con la que hubo al final una
especie de conflicto–.
Jayem tuvo que separarse, ya que de cierto modo no era respetado como fuente de los materiales.
Y repitamos: A día de hoy, los diversos textos y demás ingredientes de la Vía solo se publican de
forma íntegra por Jayem (y como hemos dicho, conteniendo la sección de preguntas y respuestas que
falta en los publicados por la Fundación).
12 “avoidance”.
13 “polite kindness”.

13
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

oscuridad que tú has creado, esa oscuridad se ve transformada en un ángel, y la Luz permanece en
la Luz.
Te daremos y presentaremos en adelante ciertas meditaciones, por así decirlo, ciertas prácticas
energéticas para ayudarte a cultivar una cualidad del sentimiento que te permita reconocer las
energías que ya no te sirven, y de una manera que trascienda lo que tu mente pudiera pensar de
ellas, de tal modo que aprendas a ser guiado cada vez más por tu cuerpo, por así decirlo, por tu
naturaleza sensible, y no por tu intelecto. Pues tu intelecto no sabe de otra cosa que de todas esas
trivialidades que has amontonado en él, como la basura en el cubo de la basura. El intelecto nunca
puede aportar la sanación del Corazón que es la Reconciliación. Solo puede ser utilizado para argüir
contra las percepciones dementes a las que estás habituado, y de tal modo que puedas llegar a
entender que quizá existe un bien mayor si abandonas tu empeño en tratar al intelecto como tu dios.
Por tanto, efectivamente, queridos amigos, danzad a menudo, regocijaos, jugad a menudo. Permitid
que este año sea aquel en el que sacáis a la luz desde dentro de vosotros mismos todas las cosas que
no sean dignas de la Mente de Cristo –cada pensamiento de escasez, cada sensación de no ser
merecedores, cada miedo–. Permitid que todo eso llegue y miradlo, acogedlo, transmutadlo
mediante vuestro propio amor por vosotros mismos y mediante vuestra honestidad. Aceptad dónde
estáis y no pretendáis ser de otro modo, pues los más sabios son siempre los más humildes.
Estad por tanto en paz, queridos amigos. Estad en paz con todo. Porque nosotros nos deleitamos –y
hablo de muchos “nosotros” que están en eso que podríais llamar “un estado desencarnado”, y que
están eligiendo participar en esto con vosotros, que habéis pedido ser ayudados este año mediante
esta vía–, ¡nosotros disfrutamos uniéndonos a vosotros! ¡Disfrutamos amándoos, esperando darle la
bienvenida a vuestro Yo de nuevo a casa!
Por lo tanto, comenzamos ya a despedirnos, en esta reunión, por hoy. Pero al acabar os pedimos que
cerréis los ojos solo un momento y que toméis una profunda inspiración en el cuerpo… y soltéis. Y
a medida que el aire abandona el cuerpo, pensad que ya no hay nada a lo que aferrarse que sea
digno de manteneros alejados de vuestra paz y vuestra felicidad. Comprometeos –plenamente– a
experimentar la felicidad, así como habéis estado plenamente comprometidos a la infelicidad, la
limitación, la carencia. Este año dadle plenamente a vuestro Creador el permiso de dejar limpio el
sótano. No hay nada ahí que sea digno de ser defendido o protegido.
Y llegará a suceder lo que vais a reconocer como la perfecta paz del no-saber, del no-pensamiento.
Sabréis lo que significa ser aliviados del acoso del tiempo y confortados por lo eterno.
Que la paz esté siempre con vosotros. Y nunca os permitáis, ni por un momento, creer que estáis
solos. No tiene sentido que penséis que no estoy con vosotros. Habéis llamado. Yo me puse al
teléfono. Estamos en comunicación. Esta es la manera. Esta es la vía. Este es el camino, tal y como
lo será hasta el final de la ilusión.
Amén.

14
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 1. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿Qué es lo que te motiva? ¿Cómo transcurre el día para una persona iluminada?
Aparentemente te has movido hacia un estado de Unidad con la Fuente mientras todavía mantienes
una personalidad distinta, única. Aún eres un Yo, y sin embargo también eres Uno con Dios.
¿Puedes intentar describirnos este estado?
Respuesta: Querido amigo, ¿que qué es lo que me motiva? Los honores mundanos que se me
hacen. Estar colgado en tantas paredes de tantas iglesias por todo el mundo; mmm, todos esos
sacerdotes y ministros que, en gran número, se ganan bien la vida diciendo que enseñan mis
enseñanzas, aunque enseñan miedo, culpa y juicio. Mmm, ¿que qué me motiva? Las apuestas que
he hecho con mis “compañeros de batalla”, que a menudo piensan que estoy perdiendo el tiempo
con la humanidad. Pues realmente hay muchos Maestros, en muchas dimensiones, que no vendrían
a pisar este plano ni con unos zancos de 10 kilómetros. Aunque te digo, querido amigo, que estoy
hablando un poco en broma, como si fuera un deslenguado, aunque no posea una lengua.
Lo que me motiva es lo que te va a motivar a ti cuando la Mente de Cristo se despierte en tu ser, y
su brillo haga palidecer cualquier otra posibilidad. Porque lo que te va a motivar a ti es la profunda
apreciación de la Gracia que ha sanado tu mente, del gran Misterio del cual has surgido, que de
cierto modo llega hasta aquí, hasta tus ilusiones, y te devuelve a Casa, y sin saber cómo. El Amor de
tu Creador te motivará a medida que te conviertas cada vez más en un ser vaciado de yo, vaciado de
miedo, de la necesidad de sobrevivir, de todo lo que no sea Amor… y te habitúes a ser cada vez más
un instrumento de la paz.
Querido amigo, lo que me motiva es el mero hecho de que tú existes, y el que a veces, dentro de ti,
tu alma pide a gritos regresar a Casa. Y como mi Padre me ha traído a casa, y como entonces
conozco cuán perfecta es, ¿cómo no voy a extenderme hacia ti? Así, les digo, a tantos de mis
compañeros que parecen desear evitar tener jamás nada que ver con la experiencia humana... les
digo, simple y educadamente, asintiendo con mi cabeza no-física,
Bueno, sí, pero, ya veis…, sé que nadie regresa al Hogar hasta que todo el mundo lo hace.
Soy simplemente tu hermano. Y parezco estar algo más adelantado que tú, pero no obstante te digo
que La vía del corazón debe cultivar en ti –y lo hará– el reconocimiento de que no existe nada ni
nadie fuera de ti, y que solo el Amor tiene el poder de sanar. Y por lo tanto, cada ser que llega a tu
vida es un aspecto de tu salvador, enseñándote a cultivar el perdón, la paciencia, y la disposición a
no escuchar la voz del ego en ti, sino a confiar en la guía del Espíritu Santo para todos los asuntos,
sin tener en cuenta cuán loca pueda parecerle esta guía al mundo. Lo que me motiva es la Gracia
que me liberó de las ilusiones, que al mismo tiempo es la Gracia que ya está trabajando en ti para
llegar a lo mismo.
¿Qué significa pasar el día en un estado iluminado? Me encantaría decírtelo, pero sucede que para
mí no hay “días”, pues estos solo están en función del tiempo. El tiempo es algo de lo que ya no sé
nada. No es algo que inunde mi ser. Solo permanezco en lo que es eterno. Y cuando el miedo haya
sido completamente extirpado de tu ser, tú también conocerás la atemporalidad14. Hay un mensaje
dentro de esta respuesta. Espero que estés escuchando.
Querido amigo, ¿que cómo es ser Uno con la Fuente de toda la Creación, y aun así seguir
manteniendo una consciencia individuada? ¿Por qué no te lo preguntas a ti mismo? Lo sabes
perfectamente bien. Pues en Realidad tú eres Uno con la Fuente. Y de nuevo, tal y como hemos
14 “timelessness”.

15
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

dicho en el mensaje de esta Lección, estás actuando siempre desde tu infinita perfección para
convocar cualidades de experiencia, de energía, hacia ti mismo. Y eso es exactamente lo que yo
hago. Solo que la única diferencia es que he elegido convocar solo las vibraciones más elevadas
posibles, mientras que tú estás eligiendo decirte a ti mismo y decirme a mí,
Bien, sí, sí. Todo este asunto tan extático está muy bien, pero yo todavía deseo probar un
poco más de drama y de sufrimiento. Solo quiero estar seguro de que he probado todo esto
a fondo antes de abandonar este plano.
El mecanismo de elección en ti es igual que en mí, en todos los aspectos. Por tanto, entiende bien
que si deseas saber lo que significa conocerte a ti mismo siendo Uno con tu Creador, mientras
todavía exhibes una individualidad, simplemente empieza a observar con una perfecta inocencia tu
propia mente, tus propias elecciones y tus experiencias, recordándote constantemente a ti mismo la
Verdad que siempre es verdad: Que, así como un rayo de luz solar nunca puede evadirse del sol, o
como una ola nunca puede salir del océano, sigues siendo tal y como fuiste creado. Y te ha sido
otorgada una infinita y perfecta libertad, pues estás hecho a imagen de Dios.
Por lo tanto, querido amigo, considera bien qué es lo que deseas y tus intenciones. Pregúntate a ti
mismo en cada momento,
¿En qué estoy comprometido realmente? Porque eso, aquello a lo que esté entregado,
constituirá el foco de mi intención. Y la intención que enfoco me brinda la realización de mi
deseo. Y lo que estoy experimentando, me guste o no, es siempre el efecto de mi deseo.
Pregunta: ¿Podrías comentar algo sobre el mundo de la sexualidad y de la expresión sexual para
todos los que estamos comprometidos con un camino de evolución espiritual?
Respuesta: Bien, querido amigo, realmente si deseas comprometerte en un rol de espiritualidad
genuina... debes colocarte en el cuerpo una de esas cosas que, según creo, se llaman cinturones de
castidad. Debes separarte de todos aquellos que parezcan despertar sensaciones de cosquilleo en tu
cuerpo. Mmm, debes censurar en ti mismo todo pensamiento que trate de cuerpos que se aproximan
al tuyo. Mmm, y si esas cosas surgen, entonces ¡azótate con todos los medios posibles! ¡mmm!
Querido amigo, he dicho muchas veces que todos los acontecimientos son neutros, que todas las
experiencias lo son. Por tanto, todo eso será precisamente lo que tú elijas que sea. “Sexualidad”…
en tu mundo muchas mentes hacen que esto signifique la existencia de cierta yuxtaposición entre
los cuerpos físicos, con un cierto tantear de las manos, los labios, las lenguas, y lo que sea que
tengas. Pero, realmente, eso es solo el reflejo externo o la expresión simbólica de las energías que se
encuentran en la mente.
Es más apropiado decir que toda la Creación es un acto sexual. Es una expresión de la energía que
desea hacer nacer, dar a luz, con gran pasión –¡Creación! Y cualquier relación... entre dos cuerpos,
entre la luna y el sol, entre la Tierra y el cielo... toda forma de relación es inherentemente la misma.
Todas contienen en sí mismas la promesa, y el propósito, y el desafío de descubrir la unidad entre
dos, o tres o diez. No importa.
Por tanto, la sexualidad, tal y como la entiendes en tu mundo, es solo lo que elijas que sea. No va a
acelerar necesariamente tu despertar. Pero tampoco lo va a impedir necesariamente. En todo lo que
te enfoques con santidad y pureza de corazón, lo que enfoques en cada relación desde el
reconocimiento de que la Creación fluye solo a partir de la Mente de Dios y, por tanto, de la Luz del
Amor, estará presente la presencia del Cristo –en aquel ante quien estés, o quizás, con quien te
acuestes–. Lo que enfocas con santidad es santificado. Aquello que enfocas con secretismo, lo que
enfoques con necesidad, es desmoralizado y destruido.

16
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Me gustaría decirte, querido amigo, que no puedes trascender lo que antes no hayas abrazado o
acogido. Por lo tanto busca bien en el alma para ver si le tienes algún miedo a la gran intimidad y
vulnerabilidad que puede experimentarse en la sexualidad. ¿Hay algo dentro de ti en conflicto, que
no te esté permitiendo beber verdaderamente de la belleza de la forma física de otro, detenerte en
cada curva y cada hoyuelo, e incluso en cada pelo del cuerpo? ¿Puedes ver en ello este gran
Misterio? ¿Puedes detenerte lo suficiente como para perder el falso yo? ¿Puedes santificar el toque
de la carne? Porque te digo que eres el creador de lo que experimentas.
¡La sexualidad es una gran cosa! No permitas que nadie te diga que la evité cuando yo era un
hombre. Después de todo, esta es toda la cuestión. Yo fui, después de todo, un hombre. Pero la
santifiqué15, para conservarla santa. Y la sexualidad puede ser experimentada en su totalidad
meramente mirando a los ojos de otro y quedándote tú a un lado, pidiendo ver solo la Faz de Cristo.
Porque en la sexualidad, ese gran anhelo en la humanidad, se trata de encontrar algún método,
alguna manera de trascender el miedo, la culpa, la profunda opresión que es el ego, encontrando
alguna manera de deslizarse entre las grietas y experimentar algún momentáneo éxtasis de unidad
con la Unicidad.
Pero lo que te digo es que cultives la Realidad de la Unicidad en ti mismo, pues realmente
encontrarás que todas las relaciones, ya sea con un cuerpo, con una brizna de hierba, o con el viento
que acaricia tu piel... todas... serán sentidas como experiencias sexuales mientras dure el cuerpo.
Permite entonces que esta energía te inunde. Siente la bendición y el placer y el gozo de la
sensualidad y de la sexualidad. Contempla cómo tienen lugar por todas partes en tu planeta, pues sin
ellas, el planeta ni siquiera existiría.
Querido amigo, ¿acaso no has visto nunca a los niños pequeños corriendo desnudos por el campo y
jugando con sus genitales sin el más mínimo remilgo? Ellos extraen de ahí un momento de placer y
ocasionalmente pueden llegar a tocar a otro. Ahí no hay juicio, solo inocencia; y algunos adultos
miran y dicen,
Oh, ¿no es lindo?
Y otros van y dicen,
¡Oh! ¡Oh Dios mío! Carlitos, por favor ¡tápate eso! ¡no puedes hacer eso!
Mmm,
¡María! ¡Bájate el vestido!
¿Por qué? ¿A qué le tiene miedo el adulto, si no es a la Vida misma?
Y no hagas de la sexualidad algo especial, sino más bien cultiva en ella el estado santificado de
consciencia en el que tú deliberadamente eliges apartarte para permitir que Cristo ame a Cristo. La
sexualidad es algo muy bueno si eliges emplear el poder de tu ser para santificarla16, para que pueda
hacerse santa. Porque lo que es santo da lugar a la plenitud. Lo que está fragmentado por el miedo,
la culpa, la necesidad, o la mera lascivia, lo que está fragmentado así... conduce a la fragmentación
en la propia consciencia de uno mismo.
Bendice la sexualidad. Permite que sea santificada. Y aparta todas esas encarnaciones que tuviste
como monja en conventos, escuchando las falsas ideas de alguien que tenía miedo del cuerpo. Este
es solo un instrumento de comunicación. ¿Qué quieres entonces elegir comunicar a través de tu
experiencia de la sexualidad?

15 “sanctified”.
16 “sanctify”.

17
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Ten paz, querido amigo; y mientras el cuerpo dure mi sugerencia sería: ¡disfrútalo!
Pregunta: Entiendo que la sanación es lo que dice Jeshua en Un curso de milagros, aunque, ¿qué
debe suceder para que los síntomas del cuerpo no estén ya en nuestra experiencia?
Respuesta: Querido amigo, la definición fundamental de sanación es tal como he dicho en ese texto
que conoces como Un curso de milagros. Al considerar la sanación deberían ser barridas de ti todas
esas esperanzas profundamente albergadas, esas oraciones, esas creencias y esa necesidad de que la
sanación sea también algo que manifieste la perfección de la función corporal, de acuerdo a tus
preferencias y deseos sobre el tipo de perfección que la función corporal debería manifestar.
¿Qué es entonces necesario para eliminar los síntomas? El milagro. Pero el milagro no es algo que
esté bajo tu control. Escucha bien el mensaje de esta primera sesión, pues en ella os he indicado ya,
y lo he hecho deliberadamente, la respuesta a esta cuestión; en ella la encontraréis. Pues tened por
seguro, queridos amigos, que cuando en la mente surge la esperanza o el deseo de que un síntoma
físico desaparezca del cuerpo, entonces, en ello, estáis observando una vieja creencia: Está
surgiendo en vosotros la representación de algún aspecto de la antigua creencia en que el cuerpo es
lo que vosotros sois. Y también estáis viendo surgir p or tanto la creencia de que un malestar
de cualquier tipo podría limitar vuestra capacidad de extender Amor, de comunicaros con toda la
Creación y de estar en paz.
Podéis estar seguros de que cuando mis muchos amigos me vieron con una corona de espinas sobre
la cabeza, pensaron,
Oh, pobre, Unigénito Amado,
desde la creencia en que la espiritualidad necesariamente conlleva que se pueda vencer todo aquello
que la mente haya juzgado como mal-estar17.
A lo que trato de llegar con vosotros es a escarbar tan profundamente en las profundidades de
vuestra psique como para poder sacar a la superficie la antigua creencia de que la verdadera
espiritualidad se reconoce por la ausencia de todo malestar... la creencia de que, si estuvierais
verdaderamente en plenitud, nunca surgiría nada así en el cuerpo. Además, os digo esto: ¿Qué
sucede si en realidad cualquier instante en vuestra experiencia os hubiera sido literalmente traído
hasta vosotros por el Padre, que es el único que conoce el plan perfecto para la sanación de vuestra
mente?
Recuerda: No es posible trascender lo que no haya sido plenamente amado. Por lo tanto, enfocad
vuestra atención en profundizar el amor del Yo, al explorar la experiencia de todo aquello que haya
sido convocado en vuestra consciencia, ya sea en la forma de un malestar o en cualquier otra forma.
Aprended a contemplarlo con la perfecta inocencia con la que contemplaríais cualquier otra cosa. Y
mirad a través de ello para comprobar que a vosotros no os impide en ningún sentido ser la
presencia ilimitada del Amor. No es una debilidad. Y no es algo que tenga que ser comparado con lo
que os puede parecer que es “un cuerpo sano”. Pues los ojos del cuerpo no muestran lo que se
encuentra en el alma del otro.
Querido amigo, hay una parte en ti que lleva un antiguo lamento. Permite que sea liberado, y la
sanación llegará.

17 “dis-ease”.

18
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 2

Ahora, comenzamos18.
Y efectivamente, saludos para vosotros, queridos y santos amigos. De nuevo vengo con una gran
alegría a pasar esta hora con vosotros. Efectivamente, venimos con una gran alegría a pasar esta
hora con vosotros. Pues en Verdad, no vengo yo solo cuando vengo a unirme en comunión con este
querido amigo mío, para poder comunicar con vosotros a través de un medio que podáis entender y
aceptar.
Es una gran Verdad que llego a menudo hasta muchos. Pero, por todo lo que habéis aprendido en
vuestro mundo, también muchas veces habéis creído que no soy más que el producto de vuestra
imaginación. Pensarías que esa voz que se desliza sigilosamente en el espacio entre los
pensamientos es solo una ilusión. Y no obstante, te digo que llego hasta muchos. Y además, cuando
vengo a hablar con vosotros a través de este querido amigo, existe en Verdad toda una serie de
diferentes amigos que vienen para poder crear un vortex, un círculo, por así decirlo, de energía.
Hemos venido en esta hora, a este espacio, y hemos anclado esa cierta sintonía. Si tenéis a bien
recibirla, existen muchos amigos, no visibles con ojos físicos, que están amablemente rodeando a
quienes habéis venido a contribuir, a apoyar, a morar en la creación de esta obra. ¿Y de qué se trata,
en esta obra, sino de crear un medio de comunicación?
¿Por qué es importante esto? Porque siempre, en todos y cada uno de los momentos de tu
experiencia, lo que en Verdad está ocurriendo es que tú, como alma, como una chispa divina de
consciencia, estás eligiendo deliberadamente crear medios de comunicación. Lo haces con el
atuendo que coloques en tu cuerpo, con tus gestos, con el sonido de tu voz. Lo haces con la misma
cultura y el marco temporal en que encarnas. Estás constante y únicamente creando medios a través
de los cuales comunicar. ¿Y acaso la comunicación es otra cosa que el intento de permanecer en
comunión con la Creación? Es lo que hace que, a través de ti, todo lo que estés eligiendo percibir,
creer y aceptar como verdadero, sea radiado mediante tus instrumentos de comunicación (que por
supuesto incluyen al cuerpo); es lo que hace que puedas transferir tus percepciones a otro, para que
pueda así saber quién eres y con qué Voz estás comprometido.
He dicho a menudo que el cuerpo es un instrumento de enseñanza y aprendizaje, y que todas las
formas de comunicación afectan a tal proceso de enseñanza y aprendizaje. Cuando te levantas por la
mañana, el primer pensamiento que establezca su hogar en tu mente, es el que pondrás a actuar.
Puede que estires el cuerpo; puede que sonrías; quizá frunzas el ceño; podrías verte colmado de paz,
o bien podrías sentir todo el peso del mundo. Esas cosas llegan no porque las hayas percibido fuera,
sino porque has permitido que habiten dentro de la profundidad de tu consciencia, que permanece
pura, sin mancha y radiante más allá de todo límite y para siempre. Y a medida que ese pensamiento
establece su hogar en tu mente, literalmente comienzas a transformar el instrumento de
comunicación que llamas “cuerpo” en aquello que portará, expresará y reflejará lo que sea que haya
venido a establecer su hogar en tu mente. Recuerda por favor que la mente no está donde se
encuentra el cuerpo. No mora en el cuerpo, sino que es el cuerpo el que mora en el campo de tu
mente.
La comunicación es creación. Esas dos cosas son una y la misma. Por lo tanto, si quieres crear bien,
pregúntate, solamente,

18 La última revisión y las mejoras de esta lección fueron realizadas en octubre del 2017.

19
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿Qué me comprometo a comunicar? ¿Qué expresarán mis creaciones? ¿Qué le transmitirán


a otros? Pues aquello que busque transmitir, revelará la Verdad de mí Mismo al mundo.
Así pues, efectivamente, queridos amigos, a medida que comenzamos este año para enfocarnos,
refinar, profundizar, madurar en lo que hemos elegido llamar La vía del corazón, es sabio comenzar
por el principio. Y el principio de este camino es simplemente este: Tú eres tal y como Dios te ha
creado para ser. Eres un foco infinito de consciencia. Tu sentido mismo de la existencia no es nada
más que un bucle de retroalimentación, o mecanismo de retroalimentación, tal que puedas atestiguar
los efectos de las elecciones que estás haciendo en lo más profundo, en la más honda profundidad
de tu mente, que descansa junto a la Mente de Dios.
Por tanto, en cada momento de tu existencia, que incluye esta encarnación corporal, te estás
literalmente permitiendo, mediante una elección deliberada (aunque quizá inconsciente), portar una
vibración de pensamiento, de creación, y comunicarla al mundo en un intento de experimentar
comunión con toda la Vida –con un amigo, un familiar, un niño, un amante, o con las nubes que
pasan por el cielo, o con la tierra misma–. Cada gesto, cada pensamiento, la manera en la que el
cuerpo respira… todas esas cosas que suceden constantemente están comunicando, o revelando, el
efecto de lo que has permitido que se aloje en tu mente.
Entiende bien, entonces, que La vía del corazón requiere que te permitas descansar en la
simplicidad de esta Verdad,
Soy Espíritu Puro, inmaculado, y nadie ni nada me puede afectar. Se me ha dado pleno
poder para elegir y, por tanto, crear mi experiencia tal y como yo desee que sea.
No hablamos tanto del “yo” que es la parte egoica de la mente, puesto que esa es solo una de tus
creaciones que llegaron en algún punto del proceso –y es una parte muy pequeña de la mente–.
Estamos hablando del “yo” que es Puro Espíritu, que sabe que existe, aunque al mismo tiempo no
conozca el momento de su propia creación.
Eres Puro Espíritu. Por tanto, debes reconocer que,
Soy solo eso, y en cada momento, sin importar lo que yo crea ver, sin importar qué
sentimientos surjan en mi consciencia, yo, y solo yo, soy plenamente y cien por cien
responsable de ellos. Nadie los ha causado, no hay fuerza mayor en el universo que haya
hecho que esta percepción brote dentro de mi consciencia. La he seleccionado.
Al igual que irías a una tienda de comestibles y dirías “bien, qué voy a cenar…”, eres dueño de una
percepción, la alojas en la mente, y entonces se expresa a sí misma mediante el cuerpo, mediante el
ambiente que creas alrededor de ti, mediante los amigos que convoques en tu consciencia. Cada
aspecto de esa vida que vives es el símbolo de lo que has elegido experimentar, y, por tanto
transmitir, a través de la Creación.
La vía del corazón comienza con la aceptación de la simple Verdad que dice que,
Soy en mi ser tal y como Dios me creó para ser. Estoy hecho a Su imagen; soy siempre un
creador.
¿Qué deseas entonces pedir que comuniquen tus creaciones? ¿Por qué haces las elecciones que estás
haciendo? Todos sabéis perfectamente bien que a veces parecéis veros compelidos, obligados… y la
mente quiere que así lo creáis –y ahora estamos hablando de la parte egoica de la mente–...
entonces, el ego quiere hacerte creer que estás obligado a realizar ciertas acciones, a tener ciertos
sentimientos, elecciones, percepciones, declaraciones… que estás obligado por algo que
ciertamente existiría fuera de ti mismo. Pero eso no es verdad nunca. Bajo ninguna circunstancia
hay algo en la Creación que tenga el poder de dictarte la elección que vayas a hacer.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Por tanto, el camino del despertar, La vía del corazón, debe comenzar con la decisión de abrazar la
Verdad que es verdad siempre,
Soy el creador de todo lo que pienso, veo y experimento. Soy libre, siempre. Nada puede
repercutir sobre mí salvo los pensamientos que haya elegido albergar dentro. Nada me
aprisiona salvo mi propia percepción de aprisionamiento. Nada me limita en ningún nivel o
dimensión de experiencia, salvo aquello que yo haya elegido.
La vía del corazón, entonces, abraza todas las cosas, confía en todas las cosas y, finalmente,
trasciende todas las cosas. Pero ¿por qué? Porque comienza asumiendo una total y completa
responsabilidad por aquello que está siendo canalizado a través de ella. Y así, como ves, no son
solo esos pensamientos, percepciones, mi querido hermano… lo que sirve como canal. Es, en
Verdad, todo lo que haces, desde el momento en que te levantas… hasta aquel en que te vuelves a
levantar. Pues incluso durante tu tiempo de sueño todavía estás eligiendo lo que va a fluir a través
de tu consciencia.
La meta que perseguimos no ha cambiado nunca. Este es, en Verdad, un viaje sin distancia. Es
meramente el regreso al lugar donde te encuentras desde siempre, para que de nuevo puedas crear
deliberadamente, claramente, y con el perfecto reconocimiento de que, si estás experimentando
algo, es porque tú eres la fuente de ello –y por ninguna otra razón–.
La vía del corazón no es entonces una manera de ganar poder. La vía del corazón no es una manera
mediante la cual consigues finalmente hacer que el mundo sea lo que tú quieres que sea. Antes bien,
La vía del corazón es aquel camino en el que aprendes a trascender y disolver de tu consciencia
cada percepción, cada pensamiento, que no esté alineado con lo que es verdad. El pensamiento de
muerte no está alineado. El pensamiento de miedo no está alineado. El pensamiento de culpa no está
alineado. El pensamiento de Vida eterna sí está alineado. El pensamiento de una perfecta ausencia
de miedo está alineado. El pensamiento de paz está alineado. La constatación de la inocencia está
alineada. El pensamiento de alegría y de perdón… esas cosas sí están alineadas, y reflejan la Verdad
que es verdad siempre.
Pues, como ves, aunque eres libre por completo para crear lo que elijas crear, el alma empieza a
aprender que aquello que le brinda la alegría más elevada, aquello que le brinda la mayor paz, lo
que le brinda la mayor bendición imaginable, es lo que fluye de la Mente de Dios a través de la
mente del canal, el alma, y se expresa a sí mismo en el campo de la experiencia. Es por esta razón
que la Voluntad de tu Padre es que seas feliz. Y tu felicidad se encuentra en elegir restaurar tu
perfecto alineamiento solo con la Voz que habla por Dios.
La vía del corazón es entonces un camino que comienza con el compromiso de sanar y de despertar,
y se basa en la premisa, el axioma, que te hemos dado: Que en todo momento eres perfectamente
libre; que todo lo que has experimentado ha sido por tu elección, y que en ningún momento ha
ocurrido por otro motivo.
Parece simple, ¿no es cierto?
Bien, desde luego, de acuerdo. Estoy creando mi propia experiencia.
Y no obstante, ¿qué alma no ha sentido resistencia ante esta idea? Si cocinas un bizcocho y sale
muy bien, dirías “yo lo hice”. Pero si lo cocinas y te sale realmente mal,
Tiene que haber sido la harina. Habrá sido la temperatura del horno. Seguramente hubo
algo que provocó que esta creación no fuera lo que yo realmente habría deseado que fuera.
Requiere gran coraje, gran fe, contemplar todas tus creaciones –pensamientos, sentimientos,
manifestaciones– con Amor y con la inocencia de un niño; poder plantar un jardín o un huerto, ver

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

cómo todas las cosas se resecan y mueren, y no obstante sonreír y decir,


Yo planté esto. Yo, y solamente yo, lo he hecho. Y bien, veo que voy a tener un poco de
hambre ahora, según veo que está todo… así es que voy a tener que ir de todas maneras a
la tienda.
¿Por qué es esto tan importante? Porque el alma, hace mucho tiempo, comenzó a crear la
percepción de que ella era algo distinto de lo que había sido creada para ser. Y emergió la voz que
habla por el ego en el jardín de la consciencia. Y, como almas, como esa mente profunda que todos
habéis conocido y que de hecho sois… la mente profunda, como tal, comenzó a identificarse con
una voz que era distinta de la Voz que habla por Dios. Y esa voz te ha conducido a creer que tus
creaciones determinan tu valía. ¿Conoces ese sentimiento?
Y por lo tanto, si lo que creas no se ajusta a lo requerido, si no “da la talla”, eso significa que tú, en
el núcleo de tu ser, tendrías cierto tipo de fallo, de fracaso. Pero te aseguro que en realidad el fallo
no es ni siquiera remotamente posible. ¿Y por qué? Si plantas un jardín y la semilla no se convierte
en una bella flor, y se seca y se muere, esa experiencia es una creación; tú la has hecho. Y debido a
que todos los acontecimientos en el espacio y el tiempo, todo lo que experimentas… debido a que
todas esas cosas son perfectamente neutras… entonces, jamás existe en realidad ningún fracaso.
El único fracaso tiene lugar solamente en tu propia consciencia, cuando crees que no es aceptable
recibir, adueñarte y abrazar tu creación –con amor e inocencia–. Contemplarla, experimentarla,
reconocer que estás perfectamente a salvo al hacerlo… para desde ahí poder decidir si continúas
con esa forma de creación, o si piensas de modo diferente, para enfocar las cosas de una manera
diferente. Y aquí es donde está el truco: Aquella parte de la mente ha comenzado a enseñarte, hace
mucho, mucho tiempo, qué cosas admitir como creaciones aceptables, y qué otras cosas no; de qué
asumir responsabilidad y de qué negar la responsabilidad. Y ese conflicto crea la ilusión de
separación. Y cuando esto se lleva al extremo, entonces, una de esas cosas que llamas
“psiquiátricos” se llena de quienes están en profunda depresión, paranoia… con ese cierto
sentimiento, en su ser, en la mente humana, de estar alienados y solos.
El desamparo, la desesperanza, la desesperación, la ira, el odio… todo eso es síntoma de un engaño
fundamental que ha tenido lugar en lo más profundo de la mente. Y ha tenido lugar porque se ha
dado una larga historia donde se ha cultivado la habilidad de escuchar la voz equivocada. La voz
equivocada es la del ego. Te ha enseñado a juzgar, a elegir, a seleccionar aquello de lo que te harás
responsable. Cuanto más te instalas en esa consciencia, más difícil te parece tener siquiera un atisbo
de esperanza de poder trascender la sensación de separación, de conflicto y de falta de paz.
Pues ¿cuántos de vosotros, al recostar la cabeza sobre la almohada por la noche, no habéis tenido el
sentimiento de no ser capaces de dormir porque todo no está yendo como se esperaba? La razón por
la que no puedes dormir es porque estás juzgando tu creación. Pero es posible cultivar precisamente
lo opuesto, de tal modo que aprendes a contemplar con perfecta inocencia todas las cosas que
surgen en ese campo que es tu experiencia… aprendes a contemplar con inocencia, y con eso que es
llamado “asombro”, cada sentimiento, y lo haces con una actitud de curiosidad, como mirarías una
nube que atraviesa el cielo. Aprendes a mirarla y a maravillarte de ella... con su forma, con su
color... “y bien, ¿de dónde vino? Mmm”. Y aprendes a acogerla, sabiendo que no afecta la pureza
del cielo a través del cual vuela flotando transitoriamente.
Y cada una de tus creaciones es exactamente como esa nube. Surge en el campo del tiempo y del
espacio, la experimentas, y entonces se desvanece. Cada daño, cada herida que hayas conocido
alguna vez es como una nube que comenzó a pasar por el campo de tu discernimiento, pues tú
estabas percibiendo las cosas de una cierta manera. Y si esa herida está todavía alojada en ti, es

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

porque tú te estás aferrando a ella. Tú sigues la voz del ego, que te hace creer que ese sentimiento o
esa percepción te define. Y al haber hecho eso, y como ahora tú eres eso, entonces, si la dejas
marchar... ¿qué va a pasar? ¡Podrías desaparecer! ¡Podrías morir!
Así pues, la mente humana es aquel campo en la Creación, en la Consciencia, que ha aprendido a
convertirse en algo que está tan identificado con las percepciones, las experiencias y los
sentimientos que no son necesariamente confortables… que cree que, si los suelta, morirá. Y así,
desde nuestra perspectiva, al mirar hacia vuestros campos de energía, hacia aquellos de vosotros
que todavía os identificáis con esta dimensión, parece como si estuvierais adheridos aquí,
provocando una condensación de energía. Y vuestros nudillos están blancos intentando aferrarse a
la limitación y a la culpa, a la falta de merecimiento y a la duda.
En realidad querríais encontrar inocencia y paz. Querríais abundancia y prosperidad, y alegría. Pero
a menudo, cuando rozáis esas cosas, os aterran. ¿Y por qué? Porque la Verdad del Reino requiere
apertura, confianza, expansión, espaciosidad. Conlleva permitir, confiar, atestiguar, dejar las cosas ir
y venir, aprender a cultivar un profundo regocijo ante lo que sea que surja, entendiendo que todas
las cosas son solo modificaciones de la Consciencia Misma, y entonces dejarlas ir cuando llegue el
momento de hacerlo. Y ten por seguro que no hay nadie, ni una sola alma, que haya alguna vez
descubierto algo que haya nacido en el tiempo y que no haya también acabado en el tiempo.
Y ¿cuánto de tu sufrimiento proviene de que te estás aferrando a un pasado sin vida, e insistiendo en
que lo llevas contigo todavía? Y estás haciendo eso porque en ese pasado te identificaste con las
nubes que estaban pasando –reclamándolas como tu propia identidad–. Y por tanto, si las sueltas,
significará que tú tendrás que cambiar, que tendrás que seguir.
Y la creación en sí, que fluye desde la Mente de Dios, se da en continuidad –¡para siempre!–.
¡Nunca dejarás de ser! Seguirás para siempre, para siempre, para siempre, para siempre, para
siempre... Seguirás siendo para siempre exactamente tal y como eres ahora, o bien permitirás que la
Mente de Dios fluya a través de ti, llevándote hacia una mayor expansión, profundizando tu
reconocimiento del infinito encanto del poder de la Mente de Dios.
Así pues, este año lo que hacemos efectivamente es embarcarnos en La vía del corazón. Y aunque
ya se te han dado muchas claves, vamos a refinarlas durante este año para crear lo que podrías
considerar como un sistema o vía a través de la cual puedas marchar y cultivar deliberadamente
cierta cualidad de discernimiento19 en la consciencia… la cualidad que resulte necesaria para poder
estabilizar dicho discernimiento... de tal modo que puedas llevarlo hacia todos y cada uno de los
momentos de tu experiencia.
Imagina, entonces, ser capaz de experimentar lo que sea que surja, pero sin perder el sentido de
espaciosidad y de inocencia, de comodidad, que ahora experimentas en momentos fugaces. Por
ejemplo, ¿conoces la experiencia de que las cosas vayan bien afuera, alrededor de ti, e ir cantando
una canción feliz cuando la vida parece ir bien? Imagina tener esa misma cualidad de confianza, fe,
y certeza de propósito, aunque los edificios estén derrumbándose a tu alrededor y la cuenta bancaria
se haya secado; imagina ser capaz de contemplar esos acontecimientos con el mismo sentido de
inocencia y de asombro con el cual mirarías a los ojos de tu ser querido.
Pues, como ves, tal cualidad de discernimiento es perfecta maestría. Ahí se descubre la paz perfecta
y la perfecta libertad, la alegría perfecta... y una comunión ininterrumpida con toda la Creación. Y
si tienes a bien recibir esa cualidad de sentirse íntimamente en unidad con toda la Creación, vas a
ver que se trata de lo que has estado buscando como alma desde que comenzó eso que hemos
llamado “ego” –ese hecho de identificarse con una creación–. Pues esa creación, insisto, es lo que

19 “quality of awareness”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

creó conflicto y separación. Y todo lo que alguna vez has tratado de hacer desde ese momento ha
consistido en un intento de superar la separación, un intento de recuperar aquello que sentías que
habías perdido. Y lo único que pasa es que las formas en las que lo has intentado hacer no
funcionan.
El ojo de una aguja es lo que separa, en tu consciencia, el mundo de conflicto, miedo y culpa e
indignidad, del mundo de la Verdad del Reino; ambos descansan pegados, en tu propia mente. Y el
ojo de la aguja que se debe atravesar es volver a cultivar la inocencia de un niño. Y es por este
motivo que solía enseñar que,
Para entrar en el Reino, vuélvete de nuevo un niño pequeño.
Y el cultivo de La vía del corazón es ese camino por el cual deliberadamente, conscientemente,
eliges convertirte de nuevo en algo tan inocente como un niño, como si estuvieras en el comienzo,
antes de haber creado nada, y entonces encarnaras en esta dimensión de experiencia que parece
estar tan inundada por una sensación de conflicto y de separación.
Así pues, todo esto comienza por ahí. Y ahora te pido que comiences a ponerlo en práctica.
Entonces, dondequiera que estés –ya sea viendo esto con tus ojos o escuchando las palabras–
detente un momento, y hazte verdaderamente consciente de dónde estás. Y ¿dónde estás? ¿No estás
teniendo la experiencia de estar aparentemente en un cuerpo? ¿No pareces estar en una habitación
en algún lado? ¿No estás en un ambiente en el cual existen ciertos patrones climáticos a tu
alrededor? Quizás haya algunos sonidos llegando hasta tus oídos. ¿Puedes ser verdaderamente
consciente de dónde estás ahora? ¿Puedes sentir el peso del cuerpo en tanto que estás de pie sobre
tus pies, o bien sentado o recostado en algún lado? ¿Notas la tensión en el cuello? ¿Notas el trajín
de los pensamientos en la mente, si eso está pasando? ¿Puedes empezar a llevar consciencia
exactamente a lo que es –desde un lugar de inocencia y sin juicio–?
Tienes un dicho en tu mundo, “es lo que hay”. Y ese es el comienzo de la sabiduría. Descubrirás,
por supuesto, que lo que hay, es lo que has elegido hacer que sea. Estate, por tanto, donde estés
ahora, y decide deliberadamente –deliberadamente– aceptar completamente que, lo que estás
experimentando en este mismo momento, no tiene otra causa que no sea tu elección de
experimentarlo. Ten por seguro que, cualesquiera que sean las cosas que la mente trate de decirte en
otro sentido, si no hubieras querido plenamente estar justo donde ahora estás, no estarías ahí. Y si
estás en un cuerpo en el campo del espacio y el tiempo, ten por seguro que lo deseaste, lo elegiste, y
aquí está.
Comienza con esto, pues. No hay necesidad alguna de juzgarlo, ni de pedir que sea diferente. Solo
sé verdaderamente consciente de lo que hay. Si estás sintiendo el cuerpo sentado en una silla
¿puedes permitir que llegue a tu mente este pensamiento?
Literalmente he creado esta experiencia. Algo en mí es tan grande, tan poderoso, tan vasto,
está tan más allá de todo lo que los científicos puedan alguna vez averiguar, que
literalmente ¡he cristalizado, en el campo de la experiencia, este discernimiento de ser un
cuerpo en el espacio y el tiempo! Esto ha surgido desde el Campo de mi Consciencia, que es
el regalo que Dios me hizo, y Quien solo me pide que aprenda a crear tal como Dios crea.
He dicho muchas veces que el Padre te contempla y dice,
Esta es Mi creación única, y es muy buena.
Pues el Padre se maravilla ante lo que tú eres, sabiendo perfectamente bien que lo que eres emergió
de Su20 Santa Mente.
20 Aquí utiliza el pronombre posesivo en femenino (una distinción que no existe en español para esos pronombres).

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

De igual manera, contempla tus creaciones y maravíllate. ¿Cómo es posible que puedas morar en
este marco temporal en este planeta? ¿Cómo pudo ser que te colocaras a ti mismo sobre las ruedas
de un automóvil y realmente fueras del punto A al B? Es un misterio y una maravilla, ¡y nadie sabe
cómo sucedió! Y no obstante, se hizo. La razón de que se hiciera es que se te ha dado todo el poder,
y así, lo que tú decretes, es. Porque un hombre o una mujer pueden decretar una cosa, y ello será.
Has decretado este momento. ¡Aduéñate de él! Porque así, adueñándote de él, justo ahora, puedes
comenzar a sentir el increíble y deslumbrante poder que fluye a través de ti en cada momento. ¡Se
trata del poder de crear!
Entonces, comienza por ahí, eligiendo cada día, ahora, cultivar la práctica de esta manera de la que
hablamos. Pon la intención en la práctica –en cada hora de tu día, durante tres o cinco minutos– de
llevar esta cualidad de discernimiento a exactamente aquello que estás experimentando, cuando te
venga el pensamiento de practicar. Y piénsalo, ¿de dónde ha surgido ese pensamiento? Imagina que
está transcurriendo tu día, uno bien ajetreado, has ido a tu oficina o trabajo, o has hablado con
amigos, o has comprado cosas. Has hecho quizá todas esas cosas... y de repente aparece el
pensamiento,
¡Vaya! Enfocarme en ser consciente de que soy literalmente el creador de lo que
experimento.
¿Crees que eso ocurre por accidente? ¡No! El pensamiento está penetrando en lo que llamas tu
discernimiento consciente, y desde lo más profundo de tu mente, que descansa justo al lado de la
Mente de Dios.
Por lo tanto, el poder de generar ese mismo pensamiento es el efecto de la Voluntad de Dios
entrando en tu campo de ser, penetrando por los velos de la distracción, y brillando a través, en
tanto que ese pensamiento [chasquido de dedos sonoro],
¡Vaya! Eso era, cinco minutos cada hora.
¿Puedes sentir lo formidable que es esto? Pues estás enlazado a la Mente de Dios, y Dios sabe cómo
llevarte de regreso a la libertad completa y a la paz perfecta, y al dominio de este ámbito por entero.
Por tanto, aquellos que realmente aman a Dios, aquellos que realmente quieren despertar, sentirán
cierta obligación de dominar esta simple práctica de cinco minutos cada hora. Aprenderán a
deleitarse y la esperarán ansiosos. Y muy pronto, esos cinco minutos se extenderán a seis, y luego a
diez, y quince, y cincuenta, hasta que finalmente se haya establecido en su consciencia –como un
fondo, por así decirlo– el reconocimiento de que todo lo que surge lo han decretado ellos, y que por
tanto, es como es. Cinco minutos cada hora no es mucho pedir. Porque son cinco minutos cada hora
siendo tú, por tanto, tal y como fuiste creado para ser –un creador, decretando aquello que te
brindará tu experiencia–. Y nunca más te permitas decirte a ti mismo,
Vaya, estoy aquí solo porque debo estar aquí. Hago esto solamente porque, vaya, ya sabes…
es lo que tengo que hacer.
Toma las palabras “debo”, “tengo que” y “hay que”, escríbelas en un papel, contémplalas, y
entonces enciende una cerilla o algo con lo que puedas prender la esquina del papel y permite que
se queme y se convierta en polvo. Porque esto es un símbolo de que permites que la energía que le
has dado a esas palabras se convierta de nuevo en ceniza o polvo del suelo. Limpia tu consciencia
de toda identificación con esas palabras. Porque todas ellas son negaciones de la realidad.
Muchas veces os he comentado que no necesitáis hacer nada. Escucha esas palabras, y tómalas en ti
mismo como si se trataran de tu propia voz, pues lo son.
Así pues, trata a Dios, al Padre, de “Ella”, al decir: “Her Holy Mind”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

No necesito hacer nada.


No tienes que sobrevivir. ¿Quién te ha dicho que tenías que hacer eso? No tienes que hacer a todo el
mundo feliz. ¿Quién te ha podido decir que tenías que hacerlo? ¿Quién te ha dicho que podrías
hacer a alguien feliz? No tienes por qué permanecer como un cuerpo en el espacio y el tiempo.
¿Quién te ha dicho que tuvieras? No tienes por qué pagar tus cuentas.
¡Qué irresponsable!
¿Quién te ha dicho eso? Literalmente no necesitas hacer nada.
Eso es muy diferente a querer o a elegir hacer algo. No necesitas amar a tu familia, no necesitas
honrar a tu padre y a tu madre. No necesitas adorarme o amarme. No necesitas amarte a ti mismo.
Literalmente, no necesitas hacer nada, pues “necesitar” es una expresión de la percepción de que
hay algo que te falta. Y, como tú eres Uno con Dios, no existe ni un solo momento en que te falte
nada en absoluto.
No necesito hacer nada
Podrías permitir que emergiera este pensamiento en la mente cuando te levantas por la mañana,
No tengo por qué salir de la cama. No tengo por qué ir a la oficina. No necesito cumplir esa
orden. No necesito decirle “buenos días” a mi compañero. Literalmente no necesito hacer
nada.
Porque, ¿cómo puede existir el poder de la libertad de elegir y de crear cuando estás siendo
gobernado por la creencia mundana de que debes ser de una cierta manera... de que necesitas ser
aceptable para los demás... de que necesitas conformarte y adaptarte... de que necesitas vestirte de
la manera en la que otros lo hacen... de que necesitas estar comprometido a sobrevivir un día más en
este plano? Donde hay necesidad, no puede haber libertad.
Entonces, estos son los dos primeros axiomas de La vía del corazón –para ser expandidos,
recordados, cultivados diariamente–,
Fui creado tal y como mi Padre me creó para ser. Soy libre. Y nada puede ser la fuente de
mi experiencia si no es yo mismo, a cada instante. Nada tiene efecto sobre mí, sea el que
sea, salvo aquello que yo elija permitir que me afecte.
No necesito hacer nada.
De nuevo te pediría que al menos dos veces al día –y al comienzo te sugeriría que fuera por la
mañana y por la noche, al levantarte y al irte a dormir– cultives durante cinco minutos ese
pensamiento hasta que lo sientas penetrar en los huesos.
No necesito hacer nada.
Llegará como si fuera un shock para tu consciencia, y la mente dirá,
Pero ahí están todas esas cosas que tengo que hacer… ¡Ah! ¿y qué pasará con esto y con lo
otro? ¡Oh, dios mío! Vaya, ¿y dejará el mundo de dar vueltas si yo dejo de necesitar?
Eso depende del mundo, no de ti.
No necesito hacer nada.
El poder de estos dos primeros axiomas será tal, que todo lo que sigue se ampliará, y no obstante
todo lo que sigue es meramente una manera de regar esos dos axiomas y convertirlos en un ancla
para tu consciencia. Porque cuando el ancla esté firmemente en su lugar, literalmente crearás
cualquier cosa que desees, desde una perfecta libertad, una perfecta intencionalidad. Incluso

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

trascenderás la mentalidad milagrosa. Puesto que los milagros… mmm... ves…: a medida que
comienzas a abrirte a la mentalidad milagrosa, te maravillas…
¡Guau! Eso fue un milagro –¡qué genial es!–.
La mentalidad milagrosa es todavía una fase de la percepción, a algunos pasos cerca de la maestría.
Porque la maestría llega cuando sabes que estás creando literal e intencionadamente. Y no hay nada
milagroso en ello. ¡Decretarás una cosa, y será!
Eso es crear como Dios crea. Pues, aunque Él se maravilla ante ti, Él sabe perfectamente bien que tu
creación no fue un milagro. Fue realmente deliberada, nacida del Puro Resplandor del Amor. Dios
no se sienta en Su trono y dice,
Me pregunto si me merezco crear a Mis Hijos. Me pregunto si soy digno de expresarme a Mí
Mismo a través de la Divina Chispa de Consciencia que ellos son.
Algo como eso nunca puede entrar en la Santa Mente de Dios,
Me pregunto si sería adecuado crear un sistema solar.
Dios recibe un pensamiento, o un pensamiento emana de Su Santa Mente, Él lo decreta, ¡y así se
hace! Y Él contempla todas las cosas y dice,
¡Es muy bueno!
El tercer y último ejercicio que te querría proponer en esta hora es este. Elige algo que hagas cada
día, que estés convencido de que es lo bastante ordinario como para que ciertamente no tenga
ningún tipo de poder o significado espiritual. Podría ser algo tan simple como beber un vaso de
agua, lavarte los dientes o bostezar. Elige algo que sepas que haces cada día, y decide que eso sea el
centro de tu adoración, de modo que al hacerlo, te detengas y digas,
Esto es muy bueno.
Incluso si es algo tan simple como levantar la cabeza de la almohada. Sé consciente de ello,
aprópiate de ello como algo autocreado, y, entonces, di para tus adentros, a medida que contemplas
la acción,
Es muy bueno. He hecho esto, y es bueno. Lo he creado.
Y de nuevo, aquellos que realmente estén comprometidos encontrarán que comienzan a disfrutar de
este proceso, y comienzan a aplicarlo más y más a otros acontecimientos en sus vidas. Comienzan a
redespertar el gozo infantil de construir un castillo en la arena. Pues en Verdad eso es todo lo que
estás haciendo aquí. La consciencia es tu cajón de arena y estás levantando castillos. Y simplemente
te has olvidado de disfrutarlos. Y cuando quieres liberarte de ellos, entonces te lamentas,
Oh, pero si abandono esto, cambio de opinión y sigo, ¿qué le sucederá a mis creaciones?
¿Qué pensarán otros de mí si actúo como un niño y simplemente agarro mi palita de
plástico, y voy, arraso el castillo, y me como un bocadillo?
¿Qué pensará la gente de mí? ¿Agradaré? ¿Seré aceptado? ¿Seré juzgado? ¿Seré
perseguido?
¿A quién le importa? Pues las opiniones de los demás no significan nada, a menos, desde luego, que
tú quieras que signifiquen algo.
Y ahora, llegamos a la conclusión de esta hora. ¿Qué te bloquea en tu mente? Porque, incluso
cuando escucháis esto, muchos de vosotros reconocéis una resistencia. Esa resistencia es la energía
del miedo,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿Qué sucederá si sigo por este camino?


Esa parte de tu mente, llamada “el ego”, se alzará para decirte que si escuchas a “ese loco” (aquel
que algunos han llamado el Salvador del mundo), te llevará por un camino de destrucción. Y eso es
porque la voz del ego sabe que será destruida si este camino es seguido. Tú no puedes ser destruido
–no en la realidad de lo que tú eres–.
Esa resistencia es, entonces, miedo. Y el miedo es una de las energías que están fuera de
alineamiento con la Verdad del Reino. Por tanto, realmente, no temas, sino continúa con fe. Porque
te aseguro que aquello que descubrirás al final de este camino es la perfecta libertad, el perfecto
poder, la perfecta espaciosidad, la perfecta alegría, la perfecta paz, de vivir –literalmente– en el
Reino del Cielo.
Así pues, la elección es tuya. Y para aquellos de vosotros que sintáis que esa resistencia llega con
mucha fuerza... para quienes aún me llaman en sus sueños y sus oraciones, diciendo, “ayúdame con
esto”, os digo que no camináis solos. Porque no puedo estar más lejos de ti que la distancia de un
pensamiento. Y sí, tú eres el creador de ese pensamiento.
Quiero compartir contigo que yo, yo también, me embarqué en una vía así. Y cada una de esas
cosas que podríamos llamar “axiomas”, y que compartiré contigo y refinaré para ti –muchos de
estos ejercicios que iremos dándote durante este año en curso–, son concretamente verdades y
ejercicios que me fueron dados en el tiempo en el que fui iniciado por ciertos maestros esenios en
La vía del corazón.
Y cuando mis maestros decían, “es el momento de que vayas a pasar cuarenta días y cuarenta
noches en el desierto”, ¿crees que no sentí también esa resistencia? ¿Crees que yo, también, no tuve
que darme cuenta de que estaba creando un pensamiento de miedo, y separándome de la gran
protección y el gran Amor de Dios? ¿Crees que no tuve que llevar mi cuerpo a lugares salvajes para
poder atravesar mis propios anillos de miedo, y descubrir qué es lo que había al otro lado?
El camino que yo he seguido es, entonces, el que tú estás caminando. Y si nuestro camino es el
mismo, entonces, caminamos juntos –hacia Dios–, y más allá de la ilusión y del dolor, más allá de
la debilidad, la indignidad, la culpa y la muerte.
Entonces, comprométete con tus ejercicios con un gran celo y una gran alegría, y, sobre todo, ¡con
un gran y extravagante sentido del juego! Aprende a contemplar con inocencia todo lo que surja. Y
si haces estos pequeños ejercicios, es mucho lo que ciertamente surgirá. Practica, entonces, con
ganas. Y practica con alegría. Reconócete amado, amada, encantador, amable, y reconoce que lo
único que en Verdad está ocurriendo es que un viejo sueño está siendo soltado para que pueda
reemplazarlo uno nuevo –el sueño de merecimiento, de paz, de despertar, y de unión con toda la
Creación–.
Y durante este año que viene, de nuevo te digo que habrá otros que van a tener cierta guía específica
que darte por medio de este, mi querido hermano. Pues una vez más te digo que no vengo yo solo a
hacer este trabajo específico, sino que vengo con muchos otros que apoyan tu sanación y tu
despertar.
Por tanto, ciertamente, id en paz hoy, amados amigos.
Permaneced… amorosamente… con vuestras creaciones.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 2. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿Qué experimentaste cuando fuiste al desierto cuarenta días y cuarenta noches? ¿Cuál
era el propósito de hacer ayuno?
Respuesta: Querido amigo, primero, el propósito del ayuno era doble. El cuerpo es efectivamente
un instrumento de comunicación. Recibe y transmite lo que podrías considerar “señales”. Y
queremos enfatizar aquí, por tu bien, que el cuerpo recibe señales, así como también las transmite
desde tu mente.
En el transcurso de cualquier día normal estás habitando en una especie de campo vibratorio. Ese
campo precisa que tú, dentro de cierta frontera, vivas de tal modo que puedas efectivamente
comunicarte y relacionarte dentro de él. Por lo tanto el cuerpo aprende a adaptarse al lugar donde
estás colocándolo, y a todo aquello para lo cual lo estés usando. Cuando el alma desea cambiar
frecuencias vibratorias para poder recibir nuevas señales, es muy valioso preparar el cuerpo,
desviándolo de sus patrones habituales.
Por ejemplo, cada vez que comes una cierta comida –y lo haces diariamente, día tras día, mes tras
mes–, el cuerpo se adapta a esa frecuencia vibratoria. Aprende a recibir la energía de esa sustancia,
aprende a adaptarse a ella, a morar con esa sustancia, y entonces, utiliza la energía de esa sustancia.
Y cuando te apartas de ella, se crea un espacio. Hay un marco temporal, por así decirlo, en el cual el
cuerpo ahora ya no está recibiendo las señales que le brinda esa sustancia. Y él crea, por así decirlo,
una pausa. La inteligencia misma de la estructura celular del cuerpo hace una pausa. Y al detenerse
puedes empezar a enviar nuevas señales a las células para que estén abiertas, receptivas, de tal
modo que puedan sintonizarse a sí mismas a nuevas frecuencias que entonces podrán ser recibidas,
aceptadas.
Por lo tanto se trata de una práctica muy común en las vías espirituales, ya que cuando el alma
desea hacer más profundo su sentido de autoconsciencia, haciendo más profunda su conexión con
Dios –o como quieras entenderlo–, eso que se llama “ayuno” siempre ha sido de ayuda para facilitar
un tal cambio, pues pone al cuerpo en descanso. Lo saca de su rango normal de experiencia
vibratoria, de un modo tal que pueda abrirse a sintonizar con nuevas frecuencias. Así pues, el ayuno
tiene dicho propósito, como medio de preparación.
Mas, en segundo lugar, esto también afecta a la naturaleza de la propia mente, de la mente pensante
que está enlazada con el cuerpo y con el campo vibratorio del ámbito físico. Mediante el proceso de
ayuno la mente también se vuelve más lenta. Se hace más abierta. Se crea una cierta espaciosidad
en ella. ¿Y por qué es esto valioso? Porque el alma quiere empezar a enviar nuevas señales,
descendiendo desde los niveles más profundos de la Mente, a través de la mente pensante, hasta
llegar a las células del cuerpo. El alma está pues tratando de volver a crear, de recrear sus
percepciones, la estructura desde la cual tu yo más inferior –tu mente egoica, la que te lleva a lo
largo del día– ha estado trabajando. Está tratando de cambiar esto. Así es que el ayuno no es solo
una cuestión corporal. También afecta a los mecanismos cerebrales del pensamiento, permitiendo
que nuevas señales eléctricas envíen impulsos a través del cerebro y desciendan al cuerpo. Y por
tanto, de igual modo, crea una espaciosidad, de forma tal que puedan ser recibidas unas frecuencias
nuevas.
Sería comparable a una situación en la cual, por así decirlo, estuvieras viviendo en una casa donde
tienes constantemente sonando una cierta música a un cierto volumen, y donde entonces,
repentinamente, decides que quizás sería bueno escuchar el sonido del canto de los pájaros tras la

29
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

ventana. Así pues, vas a los mandos y bajas el volumen. Cambias el campo en el que estás teniendo
la experiencia. Y así, a medida que el volumen baja, comienzas a escuchar ese fondo que siempre
estuvo ahí, el de los pájaros cantando afuera. Y tu atención comienza a desplazarse desde el campo
vibratorio de la música que has estado escuchando, al campo vibratorio del canto de los pájaros. Y
entonces llegan nuevas imágenes, nuevos pensamientos, nuevos sentimientos… a través del cuerpo.
Así pues, el ayuno sirve para ese propósito. En un nivel más profundo, considera pues el hecho de
ayunar como una decisión deliberada que no tiene en realidad nada que ver –en los niveles del
sentido, del significado– con solo la comida. Es la decisión de interrumpir patrones que se han
hecho habituales. Así es que ayunas de sonido, de pensamiento negativo... ayunas de tus tareas, de ir
a la cama siempre a la misma hora o de levantarte siempre a la misma hora; y esto lo haces un día,
dos días, una semana, un mes… y cuarenta días y cuarenta noches.
Cambias totalmente ciertos patrones. E igual que el efecto de liberar a tu cuerpo del uso habitual de
ciertas sustancias crea un espacio en el cual puede tener lugar algo nuevo… el ayuno del simple
marco temporal al que estás acostumbrado creará una espaciosidad en la mente. Y te volverás
consciente de cosas que no sabías que estaban ocurriendo. Recibirás señales que no habías recibido
antes.
Cuando vine por primera vez a hablar con este mi querido amigo [Jayem], para comenzar a volver a
cultivar nuestra capacidad comunicativa, le estuve visitando a menudo. Entonces, más tarde, le
sugerí que siguiera la práctica de levantarse a las 3 en punto de la madrugada. No lo hacía
normalmente a esa hora, y, no obstante, al hacerlo, ayunó de su hábito normal, lo cual aumentó su
sentido del discernimiento, y creó o cultivó la capacidad, en la estructura cerebral y en el sistema
nervioso, de poder sintonizar con esas frecuencias exclusivas que siempre están ahí, pero que a
menudo se ven desplazadas porque aún estáis dormidos. En ese momento, el resto de la gente a su
alrededor todavía no se había despertado, y por tanto no estaba llenando el campo vibratorio con
todo el ruido de millones de mentes funcionando activamente.
Así es que este es el sentido más profundo del ayuno. Se trata de hacer las cosas de una nueva
manera, ayunando de viejos hábitos, lo cual aumenta tu sentido del discernimiento, tu alerta ante
lo que está presente. Ayunar es algo extremadamente valioso, y debería ser realizado por todo el
mundo de vez en cuando. No hablamos aquí de un ayuno ocasional del cuerpo, sino de comenzar a
reconsiderar todos los hábitos que tienes, incluso los que son positivos. Si vas a tu habitación de
meditar a la misma hora cada día, entonces el cuerpo y la mente comienzan a anticipar lo que debe
suceder mediante la experiencia aprendida y ya conocida. Entonces, ve a una hora diferente. Si estás
acostumbrado a ciertas oraciones, prueba a veces con algunas diferentes. Si estás acostumbrado a ir
con ciertos amigos regularmente, cambia eso un poco, de vez en cuando. Si tienes la costumbre de
hablar mucho, pásate un día en silencio.
Comienza entonces a reconsiderar los hábitos que hayas cultivado, aquellos que sean más continuos
–tanto, que nunca piensas en ellos–. Y entonces tómate un tiempo para ayunar deliberadamente del
hábito en cuestión. Si tienes el hábito de leer el periódico dominical, pásate un mes sin leer ningún
periódico y observa cómo esto crea un cierto espacio donde poder comenzar no solo a percibir las
cosas de una forma diferente, sino a recibir diferentes impulsos. Encontrarás que llegan nuevos
pensamientos sobre cómo usar ese tiempo de forma diferente. Ayunar es un arte, y uno que merece
ser cultivado en ti mismo.
Ahora bien, ¿qué es lo que experimenté en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches?21
Miedo, frío, calor, aburrimiento, trajín mental, hambre, gozo, éxtasis, deleite, libertad, experiencias
21 Nota aparte: Fijémonos que en ningún momento está diciendo que no comiera nada en todos esos 40 días. Es por
algo que está hablando de un concepto de ayuno más “global”, digamos.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

extracorpóreas, clarividencia, clariaudiencia, visitas de ángeles, visitas de criaturas que deberían


haberme dejado bloqueado por el miedo, que podrías llamar “serpientes”, “arañas”… mmm.
Queridos amigos, ese viaje te coloca en una posición donde ya no puedes distraerte de todas esas
“cosas” que diariamente están discurriendo en tu consciencia. Se trata de un tiempo de
purificación… de purificación por no tener ninguna oportunidad de escapar, y, así, tener que
verdaderamente observarlo todo: Todo lo que está sucediendo en el campo de la consciencia propia.
Surgieron en mí pensamientos de odio a Dios. Surgieron pensamientos de decidirme a ponerme al
servicio de Satán, y no de Dios. También de querer abandonar mis raíces, convirtiéndome en un rico
mercader rodeado por lo que llamarías “bailarinas”… ¿mmm? Y ten por seguro que cualquier
pensamiento que te puedas imaginar, fuera positivo o negativo, estuvo simbolizado ahí por algo, y
tuvo que ser experimentado dentro de mí en ese periodo –incluso celularmente, en el cuerpo–. Tuve
dudas de mí mismo, tuve ira. Todo ello surgió; surgió en su totalidad todo el campo de la
consciencia humana en mí, en esos cuarenta días y cuarenta noches.
Así es que ese periodo fue por entero uno de ayuno. Y ese fue el propósito de apartarme de toda
comunicación, de todo el confort al que estaba acostumbrado. Estaba yo solo, conmigo mismo. Y al
morar conmigo mismo, entendí que nunca estuve solo. Los pensamientos negativos, como podrías
llamarlos, tendieron a llegar cerca del quinto día y duraron hasta aproximadamente el día veinte. Y
entonces todo comenzó a cambiar a medida que comencé a darme cuenta de que podía
desidentificarme de ellos. No tenía por qué juzgarlos. Podía notar el frío, y simplemente aceptarlo.
El cuerpo está frío. ¿Y qué?
El cuerpo está hambriento. ¿Y qué?
Deseo ir a ver a mis amigos y danzar y cantar. ¿Y qué?
Observaba cómo surgían las cosas. Y finalmente fue como si estas se dieran cuenta de que ya no
iban a poder establecer su hogar en mi mente. Y así, desistieron.
Y al igual que, al ayunar físicamente, el cuerpo al final está vacío, y las estructuras celulares pueden
comenzar a repararse y sanar en un nivel más profundo, y el sistema nervioso puede descansar
profundamente… de igual modo, mi mente comenzó a descansar. Y en ella fue creada una
espaciosidad. Y desde el día veinte hasta aproximadamente el veinticinco, pude sentir una
transición a medida que mi consciencia comenzaba a soltar todo lo que había conocido del mundo.
Y todo y todos se convirtieron en recuerdos lejanos.
Y noté, cada vez más, que estaba naciendo una Luz, que estaba siendo encendida una Luz dentro de
mí. Se estaba creando una espaciosidad. Y desde ahí comencé a conectar con niveles de consciencia
que de hecho ya había experimentado antes. Mas ahora tenía tiempo para realmente cultivar mi
estancia en aquellas frecuencias en las cuales podía recibir comunicación de otros maestros de
ámbitos no físicos.
Comencé a sentir el gran Amor de Dios como nunca antes lo había sentido. Llegaba no solo como
un pensamiento o una inspiración, o un fugaz sentimiento… sino que llegó a inundarme,
filtrándose, por así decirlo –y aquí hablo metafóricamente– por mi Mente y a través de las células
del cuerpo y del sistema nervioso corporal. Llegó a asentarse, por así decirlo, en todo mi ser. Era
una profunda paz, la confianza perfecta, el reconocimiento de que no estaba solo, de que tenía todo
lo que pudiera necesitar alguna vez, porque era Uno con Dios.
Así es que tuve muchos estados de bendición y de éxtasis, muchos estados que trascendían la
identificación con el cuerpo y, repentinamente, fui transportado a otros ámbitos y a otros mundos.
Comenzaron a emerger representaciones de lo que me quedaba de vida, y era como si surgieran a
partir de todo ese barro que son los asuntos de la mente y todas esas cosas que, como tú, yo tenía

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

que hacer para ocuparme de mis asuntos diarios22. Nada de eso tenía ya la capacidad para
perturbarme. Y el propósito más profundo comenzó a revelarse por sí mismo.
Y escuché la Voz de mi Padre en lo que sería más o menos el día treinta y siete. Y la Voz llegó
claramente desde mis alrededores y desde dentro de mí, diciéndome,
Eres Mi Hijo Amado, en quien me complazco.
Y repentinamente me di cuenta y actualicé la Verdad que es verdad siempre,
Dios me ama.
No necesito hacer nada.
Soy tal y como mi Padre me creó.
Y comenzaron a disolverse las opiniones del mundo en mi campo de discernimiento, mi campo de
energía, como podrías llamarlo. Y comencé a estabilizarme plenamente en lo que podrías denominar
un estado mental iluminado. Ya no me identifiqué más como el hijo de José. Me identifiqué como el
Hijo de Dios.
Así es que ahí tienes una sinopsis de lo que experimenté durante mi peregrinación y mi ayuno. Los
cuarenta días y cuarenta noches, por cierto, eran una representación numerológica que fue muy
importante para las escuelas de pensamiento en las que fui entrenado. Representaban un tiempo de
nacimiento, experiencia y desengaño. Es como un ciclo –cuarenta días y cuarenta noches– a ser
considerado más como algo metafórico que literal. Y cuando regresé, todas las cosas se habían
vuelto nuevas y diferentes. Jeshua ben Joseph había realmente viajado al desierto, mas, quien
regresaba era el Hijo de Dios. Por lo tanto, querido amigo, date permiso ocasionalmente para ayunar
de los hábitos que hayas creado.
Pregunta: Por favor, háblanos sobre María, y sobre los mensajes que recientemente están siendo
publicados y que dicen que proceden de ella.
Respuesta: Realmente, querido amigo, ¿quieres que rellene volúmenes y más volúmenes? ¿Quieres
tenerme horas hablando? Pues, en Verdad, podría utilizar todo el tiempo del mundo para hablar del
Amor de Aquella que fue conocida como mi madre, y que sigue siendo siempre una íntima parte de
mí, pues seguimos en perfecta comunicación, por supuesto.
Ella, Aquella, como alma, eligió permitir, eligió involucrarse en el drama de mi propia encarnación
en el mundo. Ella fue por tanto colocada en la posición de sacar a la luz todo lo que no fuera Amor
dentro de Sí misma, y contemplar los propios hábitos de ser madre, trascendiéndolos para poder
servir en un marco más amplio. En esa encarnación Ella perfeccionó Su propio despertar, Su propio
compromiso con lo que está mucho más allá de cada consciencia individual. Ella vive siempre tal y
como yo vivo. Y Ella nunca ha dejado de seguir La vía del corazón –esa Vía que es perfeccionada
cuando la consciencia reconoce que,
Yo vivo, pero no yo, sino Aquello que es la Creación de mi Padre: la Consciencia Crística,
ella sola, vive a través de mí.
Ella es un ser extremadamente activo en eso que llamarías tu marco temporal actual. Está
hablándole a muchos. Las apariciones que han sido registradas por lo que llamas “la gran autoridad
de la Iglesia”, esas apariciones, no son la mera imaginación de nadie. Y van a verse realmente en
aumento. Los mensajes que Ella está dando –o mejor deberíamos decir esto: las personas con las
que ella intenta comunicarse– requieren que Su mensaje sea dado de una manera que es algo
diferente de la manera en que yo estoy formulando este mensaje, el que te estoy dando a través de
22 “Pictures of the rest of my life's path began to emerge, as though coming up out of the soil of the busyness of my
mind and all the things –just like you– that I had to do just to take care of daily affairs”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

este canal. ¿Y por qué? Porque el maestro sabio aprende el lenguaje del estudiante, el
temperamento, el espacio de consciencia en el cual está, y, entonces, le habla en los términos que
puedan ser entendidos mejor.
Y así, Ella habla de los cambios en la Tierra. Habla del Amor de Dios. Habla un lenguaje que
muchos no preferís, pero que otros sí. Y, no obstante, existe todo un arte, toda una habilidad y un
propósito. Y Su propósito es por completo el mismo que el mío: Cultivar en todos los que quieran
escuchar el realineamiento de sus percepciones, para que puedan sanar su sentido de separación con
respecto a Dios y regresar a la Verdad del Amor, al merecimiento, y al poder y la Gracia –para
despertar, en otros términos–.
Hay muchos que se reivindican como canales Suyos y que no lo son. Y si prestas atención a la
vibración que sientes con los libros que leas, con los audios que escuches, o con lo que sea que
tengas… siempre reconocerás Su presencia porque habrá una cierta suavidad, una cierta gentileza,
una cierta cualidad de maternidad perfecta, por así decirlo, por lo que te puedes sentir como si ya
solo quisieras reposar tu cabeza sobre Su pecho y disolverte en la bendición del Amor.
Siempre detectarás a aquellos que no están comunicando con Ella, pero que querrían hacerte pensar
que sí, por cierto tipo de constricción, por cierta sensación de energía egoica, de miedo al futuro,
Mejor haz esto.
Esto otro va a suceder.
No hay modo de evitarlo.
Ese tipo de afirmaciones no proceden de Ella en absoluto.
Y realmente, tal y como hice entonces, amo profundamente a Aquella, y la contemplo como un
ejemplo radiante de lo que la consciencia puede ser.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 3

Ahora, comenzamos23.
Y efectivamente, una vez más, saludos, queridos y santos amigos. Al hablar en el lenguaje de
vuestro mundo, no puedo encontrar palabras que puedan transmitir el Amor que siento por vosotros.
No puedo encontrar palabras que puedan transmitir el Amor que siento que Dios tiene por todos
nosotros. Si busco entre los lenguajes de vuestro mundo, no puedo encontrar un solo concepto, una
sola palabra, una sola idea, filosofía o dogma que pueda contener, en Verdad, el Misterio que está
más cerca de vosotros que vuestro propio aliento, y que aguarda a vuestro descubrimiento.
Si busco por toda la creación, si busco por las muchas mansiones que existen en los dominios de la
Creación de mi Padre –que es infinita–, por mucho que lo intente no puedo descubrir nada que
realmente pueda describirte a ti. No puedo encontrar nada que sea más valioso que tú. En Verdad,
no puedo descubrir nada que hable más elocuentemente sobre el Amor que Dios es, que tu propia
existencia. Por tanto, en Verdad, te contemplo constantemente, y me maravillo ante el Esplendor del
Amor de mi Padre.
Es entonces a través de ti como alcanzo a descubrir todo lo que Dios es. Y como hombre, cuando
caminé por vuestro plano, comencé a constatar que el mayor regalo que alguna vez pudiera recibir,
solo me podría llegar cuando eligiera entregar cualquier percepción que yo pudiera inventarme
sobre ti, mi hermano o hermana, y que pudiera velar la Verdad que es cierta siempre acerca de ti.
Cuando tenía nueve años comencé a despertar justo a esto que te estoy describiendo ahora. Y
cuando mi padre quiso que me sentara con los ancianos, y cuando me leía la Torah, comencé a ser
compelido por algo interior. Algo me empezó a decir que, bajo todas aquellas percepciones que yo
pudiera crear acerca de otro, había algo Esplendoroso y Brillante esperando a ser descubierto.
Comencé a sentirme muy diferente de mis compañeros. Comencé a preocuparme por las cosas
interiores. Y cuando oía hablar a los ancianos a menudo sentía como si hubiera sido arrastrado muy
lejos de donde me encontraba. Y me llegaban imágenes, me llegaban pensamientos y sentimientos
que no comprendía ni había asimilado en mi ser.
Pero algo comenzó a impulsarme. ¿Cómo podría descubrir el modo de ver solamente ese Brillante
Esplendor? ¿Me sería posible ver a mis hermanos tal y como mi Padre contempla a Sus Hijos? Y, en
Verdad, descubrí que la manera de ver con los Ojos de Cristo comienza con la aceptación de que yo,
como creador, creado a imagen de Dios, realmente, literalmente, elijo cada experiencia y la atraigo
hacia mí; que yo creo los velos mediante los cuales veo la Creación.
Y comencé a cambiar de marcha suavemente. Comencé incluso a ser visto como alguien que se
estaba rebelando contra las enseñanzas de mis ancianos maestros esenios. Porque comencé a
apartarme de la lucha por llegar a Dios, de la lucha por la perfección, y a cultivar en mí mismo el
proceso de permitir. Descubrí que si contemplaba mis percepciones, mis sentimientos, mi
comportamiento, tal y como exactamente eran, sin ensombrecerlos con mis propias interpretaciones
–que si podía enseñarme a mí mismo a acoger las cosas con inocencia–, entonces los velos
comenzarían a ser disueltos en mi mente. Pues cuando tenía nueve años ya había aprendido a tener
miedo a pensar, a hablar, a actuar de alguna manera que no estuviera en conformidad con la
sabiduría prevaleciente en ese tiempo, incluso dentro de la comunidad esenia, que ya había
devenido bastante rígida. Ya había mucho dogma. Y el dogma siempre conduce a la riña.

23 La última revisión y las mejoras o cambios (esta vez muy pocos) de esta lección... fueron realizados en octubre del
2017 (así como la última grabación del audio).

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Comencé a descubrir que si contemplaba con inocencia todas las cosas, entonces, a través de ellas,
comenzaba a brillar una Luz. Y que cuanto más permanecía en esta inocencia, más la Luz brillaba.
Y al crecer, comencé a descubrir que los viejos maestros que hablaban de la necesidad de “perdonar
setenta veces siete” sabían algo muy profundo, y algo que se había incluso perdido en la tradición –
en las tradiciones judía y esenia de mis días–. Pues como ves, perdonar significa “elegir liberar al
otro de las percepciones que has estado proyectando sobre él”. Se trata por tanto del acto de
perdonarse uno mismo sus propias proyecciones. Y a medida que comenzamos a perdonar, incluso
hasta setenta veces siete, cada vez que perdonáis, os lleváis a vosotros mismos más y más profundo
hacia la pureza de vuestra propia consciencia. Comenzáis a entender cuán profundamente habéis
estado coloreando, y por tanto afectando, a todas vuestras relaciones mediante el simple acto de no
ser conscientes del poder de la proyección.
Por tanto, aprendí –y lo aprendí bien– que el perdón es una clave esencial en la sanación. Lo
contrario del perdón es el juicio, y el juicio siempre crea separación y culpa. El juicio evocará una
sensación de culpa en aquel que haya sido juzgado, a no ser que, por supuesto, esté perfectamente
despierto. Pero, más que esto, cada vez que tú juzgas algo o a alguien, literalmente habrás suscitado
culpa dentro de ti mismo, ya que hay un lugar en tu interior, aún presente, que reconoce la perfecta
pureza de tu hermano, y que ve muy claramente que todas las cosas en el ámbito humano son o
bien extensión de Amor, o bien una petición de ayuda y sanación.
Por tanto, querido amigo, cuando juzgas, te has ido fuera del alineamiento con respecto a la verdad.
Has decretado que los inocentes no lo son. Y si juzgas a otro y lo ves como alguien que no es
inocente, en ese mismo instante habrás declarado, para ti mismo, que eso es también cierto sobre ti.
Por tanto, la práctica del perdón realmente cultiva la cualidad de la consciencia en la cual
finalmente llegas a perdonarte a ti mismo. Y son los perdonados, ciertamente, quienes pueden
recordar a su Dios.
Y así, por tanto, en esta hora, queridos amigos, desearíamos compartir con vosotros el poder del
perdón: sobre cómo cultivarlo, refinarlo, sobre cómo entender esas profundidades del perdón que os
pueden ser reveladas a medida que perdonáis setenta veces siete, y sobre cómo poder poner sobre la
mesa aquello que aún no ha sido perdonado, sino quizá olvidado. Queremos hablar también, en esta
hora, de qué es la percepción y de qué es la proyección.
Queridos amigos, estas cosas son de una importancia crítica. Pues cualquiera que entre en uno de
los así llamados “caminos espirituales”, debe finalmente afrontar y lidiar con su profunda necesidad
de perdón, que es una expresión del profundo deseo del alma de ser perdonada. Pues no hay nadie
que camine por este plano que no haya sido tocado por el veneno del juicio.
Queridos amigos, al hablar de estas cosas, no obstante, no permitáis que la seriedad penetre en
vuestras mentes. Pues, en Verdad, todo lo que hacemos es en realidad describir para vosotros lo que
necesitáis hacer, y podéis hacer, para poder liberar la carga de ilusión que parece dibujar un pesar en
vuestro rostro, una sensación de no estar a salvo en el mundo. Podrías pensar sobre esto como algo
que consistiría en emplear algún tipo de mando de control que, al girarlo un poco, te ilumina,
llevándose tu carga de culpa y juicio.
Por tanto, en Verdad, comprende bien que el perdón es esencial. Y lo que no ha sido perdonado en
otros, no ha sido perdonado en ti –y no por un Dios que esté fuera de ti, sentado en su trono, pues el
Padre nunca juzga–. Lo que no has perdonado en otro o en el mundo no es sino un reflejo de lo que
tú llevas dentro como carga que no puedes perdonarte a ti mismo.
Tienes un dicho interesante en tu mundo,
Quien lo dice, lo es.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿Crees que podrías ser siquiera capaz de juzgar a otro si no se despertara algo dentro de ti que
dispara en ti la creencia de que sabes exactamente lo que el otro tiene entre manos? Y por eso es por
lo que les juzgas. Y algunas veces juzgas tan duramente porque tienes miedo de esa misma energía
que hay dentro de ti mismo, o porque recuerdas el dolor que has sentido cuando has actuado desde
esa energía.
Mas, cuando te hayas perdonado a ti mismo, ten por seguro que conocerás lo que significa caminar
en este mundo y, sin embargo, no ser de este mundo. Serás capaz de sentir la energía o las
actividades que cualquier otra alma pudiera libremente elegir. Y discernirás esa energía,
comprenderás esa energía, verás a través de ella, y no obstante verás el Rostro de Cristo ante ti. No
reaccionarás, lo cual significa “actuar otra vez tal y como lo hiciste en el pasado”. En vez de eso, e
incluso si estás siendo perseguido, oprimido (o, por hablar de una experiencia personal, clavado en
una cruz), habrás cultivado la capacidad de amar.
Y en todas las situaciones, sin importar lo que otro ser esté haciendo, tu primera respuesta será
entrar en la callada calma de tu interior, y meramente preguntarle al Espíritu Santo,
¿Qué deseas que diga? ¿Qué es más apropiado para esta alma en este momento?
Pues cuando el perdón haya purificado la mente y el corazón, y el campo emocional de tu propio
ser, descubrirás que existes solo para extender Amor.
Tú eres el Salvador del mundo. Y en toda situación tu papel es preguntarle al Espíritu Santo cómo
puedes servir a la Reconciliación, a la Expiación, a la corrección, a la sanación que aún necesita ser
obtenida dentro de otra alma. Entonces, incluso si alguien te está odiando, no responderás de modo
defensivo, sino con curiosidad, como testigo inocente. Y si incluso tus manos se ven atravesadas por
clavos, te aseguro que realmente es posible aun así entrar en el calmado santuario del Corazón, y
preguntarle al Espíritu Santo,
¿Qué me harías decir o hacer que le pudiera servir a mi hermano o a mi hermana para la
sanación de su corazón?
Entonces, es ahí hacia adonde vamos. Y todo lo que compartiremos contigo, no solo en esta hora
sino durante este año, tiene como meta final tu Consciencia Crística completa, la realización de lo
que tu propia alma desea: perdón.
En primer lugar, no hay nada de lo que puedas ser consciente en la energía de otro ser que no hayas
conocido en ti mismo. No hay nada que otro pueda decir o hacer, o incluso que sea capaz de
imaginar que dice o que hace, y que no hayas conocido tú también. De nuevo, quien lo dice, lo es. Y
cuando percibes que otro actúa desde la hostilidad, o desde el miedo, o desde lo que sea, la única
manera en que puedes reconocerlo así es porque tú ya has estado ahí.
El mismo hecho de que en tu mundo alguien pueda matar el cuerpo de otro y puedas reaccionar con
el reconocimiento de que se trata de un comportamiento inapropiado, es porque, como alma, ya
conoces las energías involucradas en tratar de asesinar a alguien. Y, en Verdad, si sois honestos con
vosotros mismos, podéis probablemente contar al menos cincuenta veces en el último año en las que
alojasteis pensamientos asesinos en vuestras mentes. Puede que no los realizarais, o incluso que no
permanecierais con ellos por más de un segundo, pero la energía ha llegado al campo de vuestra
consciencia y la habéis reconocido y aceptado. ¿Quién es pues inferior que tú? ¿Quién será entonces
digno de merecer tu juicio? Nadie. ¿Quién es pues igual que tú? Todos. ¿Y quién es digno de tu
amor? Todos.
El perdón es el puente que te enlaza con el alma, con la esencia de tu hermano. El perdón es ese
puente que, cuando es cultivado, te permite ver claramente no solo las energías que otro esté

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

expresando, sino que te permite literalmente ser capaz de ver qué eventos parecieron cultivar en esa
alma la creencia de que ella debía actuar así para poder sobrevivir, para vivir –qué percepciones le
han conducido a sentirse justificada en sus comportamientos inapropiados–. Y lo verás tan claro
como si alguien hubiera pintado un cuadro delante de ti. Y entonces sabrás hábilmente qué decir y
qué hacer para ayudar amablemente a los demás a corregir sus falsas percepciones sobre sí mismos,
y aprender el camino del autoperdón. Y cuando esa hora llegue, ten por seguro que caminarás por
este mundo aunque no obstante sin ser de él. Te convertirás en lo que yo me convertí, en el Salvador
del mundo.
¿Qué es la proyección? La proyección tiene lugar cuando ha habido primero negación dentro de ti
mismo. La proyección es un acto en el cual, psíquicamente, intentas arrojar fuera de tu propiedad
todo aquello que hayas juzgado como despreciable o indigno de ti, como algo que no deseas. Y así,
lo proyectarás. Lo arrojarás fuera y permitirás que aterrice en quien sea que esté por ahí cerca. La
proyección es el efecto de la negación del primer axioma que te hemos dado. Es la negación de la
Verdad que dice que nada de lo que experimentas ha sido provocado por algo que esté fuera de ti.
La proyección es entonces el intento de insistir en que la realidad es distinta de la manera en que
Dios la hizo; de insistir en que no eres poderoso, en que eres una víctima de las circunstancias, en
que estás en un mundo que te puede realmente hacer cosas, y que puede hacer que tomes decisiones
que no habrías tomado de otra manera. Eso es siempre negación, y es una mentira.
La proyección es la negación del primer axioma de la Verdad. Y es algo que has dominado muy
bien. Cuando proyectas sobre otro, entonces crees que tu ira, tu odio, están justificados. Ten por
seguro que existen muchos en tu sistema legal… y, bueno, que de hecho todo el sistema legal en sí
mismo conlleva meramente tomar el acto de la proyección y la necesidad de juzgar, y hacer de ello
algo aceptable socialmente, de tal modo que no necesites ya preocuparte por esa “otra persona”
como alguien que en realidad es tu hermano, como quien ha estado en realidad clamando por ayuda.
Y en vez de eso, justificas su castigo. No obstante, el castigo es en sí solo el insano intento de
convencer al que castiga de que la oscuridad, de que el mal –o como lo quieras llamar– no está en
él, sino ahí fuera.
Imagina entonces una sociedad en la cual la visión legal prevaleciente fuera simplemente que tu
hermano es un aspecto de ti mismo. Y que, si quieres ayudarte a ti mismo, debes ayudarles a ellos –
afrontando cada petición de ayuda y de sanación con perdón, amor y apoyo–. ¿Puedes imaginar, por
un momento, cómo sería vivir en una sociedad así? ¿Cuán diferente sería el mundo que ves?
Y no obstante, si quieres que esas cosas sean diferentes, debes comenzar por ti. Porque la manera de
sanar el mundo no es buscando cambiar lo que hay fuera, sino primero cambiando lo que está
dentro. Pues cuando este cambio haya sucedido te convertirás en un canal para una energía que sabe
cómo usar tus dones, que sabe colocarte justo en las situaciones adecuadas. Y a través de ti trabajará
efectivamente un gran Poder –el Poder que es Quien real y solamente conoce cómo sanar tu
mundo–. Hay muchos que de hecho querrían marchar hacia la paz a través de airados ataques contra
quienes hacen la guerra. Pero si quieres crear paz en el mundo, debes estar en paz contigo mismo.
Entonces, la proyección es el acto de intentar librarte de aquello que no quieres tener en ti como
algo propio. Es el efecto de la negación de la Verdad. La proyección colorea a tu hermano con las
mismas energías que tú juzgarías en ti mismo. ¿Cómo comenzar entonces a romper el patrón de la
proyección? ¿Cómo permitir entonces que se construya el puente del perdón? Es realmente muy
simple, pero se requerirá de tu compromiso.
Te he dicho muchas veces que el mundo que ves no es nada más que el efecto de los pensamientos
que has albergado en la mente. Por tanto, el despertar requiere actuar con vigilancia y disciplina –la
disciplina de cultivar una manera de vivir en la que observas tus propios pensamientos, escuchas las

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

palabras que salen de tu boca, observas los sentimientos que son evocados en tu cuerpo, la cualidad
reactiva que parece adueñarse de ti, y contemplas todo eso como algo inocente y provocado por ti
mismo–.
Y entonces, cuando el mundo te refleje algo que te provoque ira o te haga mantenerte juzgando,
detente justo donde estés y mira hacia tu juicio, pero no con más juicio, sino con inocencia y
honestidad,
Oh, veo que estoy juzgando a alguien. Es una nube interesante que pasa a través del cielo
de mi consciencia. Me pregunto si sería capaz de hacer otra elección.
Ahora, la mente te dirá,
Pero esta persona acaba de entrar en mi casa y me robó mi equipo de música. ¡Por
supuesto que tengo motivos para juzgarla! Tengo derecho a sentir ira.
Mas te digo que la ira nunca está justificada. Esto no quiere decir que no vayas a experimentarla,
pero deja de engañarte a ti mismo creyendo que tiene algún valor. ¿Qué sucede con aquel que acaba
de entrar a robarte el equipo de música o lo que sea que tengas (algún otro ídolo que ames… mmm),
qué sucedería si entendieras que tienes el poder en ese momento de recordar que todos los eventos
son neutros? Esto simplemente te daría una oportunidad para elegir Amor.
¿Qué sucedería si literalmente escogieras la “loca” vía –“loca” para el mundo– de contemplar a
quien justo acaba de hacer eso como un hermano que está pidiendo ayuda y sanación, y que no sabe
cómo vivir en este mundo sin ser del mundo, que no conoce la vía del autoperdón, que no conoce la
Verdad de la Luz que vive en él, que no reconoce su gran poder para crear lo que sea que quiera y
de una manera que no dañe a nadie –contemplándolo con compasión más que reaccionando–?
Esto comienza de una forma muy simple. Y para empezar a plantar el escenario quiero que
realmente recuerdes bien que se te ha dado el tiempo para que lo puedas emplear constructivamente.
Eso significa que cuando despiertas por la mañana comprendes que ya estás en la escuela; que no
tienes que ir a ningún lado, que ya estás ahí. Y que el universo te está literalmente ayudando a tener
experiencias que te brinden cosas que puedas elegir contemplar de forma diferente; y así, descubres
el gran poder en ti, la libertad en ti, para elegir lo que quieres percibir, para suscitar en ti solo lo que
quieres sentir. Entonces, de nuevo, incluso si hubiera clavos atravesando tus manos, finalmente eres
liberado en el poder de elegir Amor, y por tanto, de vencer a este mundo.
Una vez dicho esto, entiende entonces que cada uno de tus días es una bendición y un regalo si lo
utilizas comprometiéndote plenamente con tu despertar. Tu día está repleto de un millón de
oportunidades para descubrir una Verdad más profunda. Por tanto, nunca sientas que el propósito de
tu vida debe ser distinto de aquel en el que te encuentras. Porque recuerda lo que decíamos antes:
estás literalmente creando todo lo que eliges, y no hay nada que se te esté imponiendo.
Y ahora vamos a tomar ese pensamiento y profundizarlo un poco por un momento, porque significa
literalmente que, si has decidido que quieres despertar, ya has atraído hacia ti mismo las
experiencias que realmente puedan servirte mejor para ello. E igualmente, los amigos, y la familia,
la gente con quienes te relaciones, son aquellos que más pueden ganar con las experiencias que
surjan a través de vuestras relaciones. Significa que, justo aquí, y justo ahora, ya estás demostrando
el poder que buscas –el poder de elegir verdaderamente despertar, y el de ordenar a toda la Creación
servirte para tal despertar–.
Por tanto, cuando te despiertes cada día por la mañana mira a tu alrededor. ¿Quién es esa persona
que está durmiendo a tu lado? Son tus compañeros perfectos. Son mensajeros de Dios. Y lo que se
esconde justo detrás de todo eso, y debido a que tu mente descansa junto a la Mente de Dios, es el

38
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

hecho de que, cuando al principio dijiste como alma, “quiero despertar, quiero ir a casa”, el Padre
respondió a tu oración y comenzó a mandarte cierto pensamiento a través de tu espíritu y de tu
alma, hacia tu mente consciente,
Sé cómo dirigirte al hogar. Abandona esta carrera y empieza esta otra. Muévete de este
lugar a ese otro.
Y comenzaste a sentir todo tipo de impulsos. Comenzaste a leer diferentes libros, a hacer diferentes
cosas. Quizá encontraste a alguien y te enamoraste. ¿Todo por accidente? ¡Ni hablar!
Entonces, ese mismo pensamiento que reivindicarías como tuyo propio, con el cual has creado el
mundo de tu propia experiencia personal, es también, literalmente, el resultado de tu súplica para
despertar. Y el Padre está creando –asistiéndote para crear– justo aquellas experiencias que, peldaño
a peldaño, puedan llevarte de donde estás a donde Dios está. El resultado es que tu vida ordinaria es
el ashram más perfecto en el que puedas estar alguna vez. Es la Ciudad Santa a la cual es sabio
peregrinar a diario, lo cual significa llevar consciencia y compromiso precisamente a lo que estés
experimentando, y agradecerlo, bendecirlo, acogerlo, estar vigilante, ser plenamente consciente de
ello,
¿Qué me está enseñando este momento?
Habiendo dicho esto, entonces, como trasfondo o fundamento, recuerda que no experimentas nada
que pueda llamarse “momento ordinario”. En todos y cada uno de los momentos suceden cosas
extraordinarias. Ocurren cosas extraordinarias en las cuales todo el Universo está conspirando –lo
que significa “respirar conjuntamente”– para despertarte, para sanarte. ¡Confía en él! ¡Ámale! Que
esas cosas sean ciertas –y te aseguro que lo son– significa que tu vida, la misma vida que estás
viviendo, es igual en poder, majestad y efectividad a cualquier otra que haya sido vivida. Eso
significa que tu misma vida es igual a la que yo viví. Porque es una vida de regreso al hogar, tal y
como mi vida fue mi camino de regreso a Dios.
Y entonces, para ampliar lo que dijimos antes, el tercer axioma o principio podría ser encapsulado
así,
No vivo momentos ordinarios. Con cada respiración, mis experiencias son peldaños
plantados ante mí por Dios para guiarme hacia el hogar. Por tanto, llevaré consciencia a
cada momento y permitiré que me enseñe cómo perdonar, cómo acoger, cómo abrazar, cómo
amar y, por tanto, cómo vivir plenamente.
En tus momentos ordinarios, mil veces al día, te ves confrontado con oportunidades para sentirte
molesto [risas] ¡mmm! Y en ese mismo instante, estás siendo regalado con la bendición de la
oportunidad de elegir paz, de recordar cultivar una percepción de tu hermano o hermana que sea
concebida a partir de la Mente de Cristo, y no de la mente egoica. El perdón, entonces, puede ser
practicado diligentemente. Y no vas a necesitar mirar demasiado lejos. No necesitarás hacer un
peregrinaje a ninguna ciudad lejana. No necesitas sentarte en una cueva en las montañas de algún
lugar para descubrir la vía hacia Dios. Está en todo a tu alrededor, porque solamente puedes estar
allá donde hayas decretado estar. Y has decretado estar ahí porque tú, como alma, realmente no
deseas otra cosa que despertar. Y tu vida, tu vida exactamente tal y como está desplegándose
momento a momento, ha sido dispuesta así para ti.
Si esto es cierto, y te aseguro que lo es, la vía hacia Dios solo puede ser encontrada en tu
disposición a acoger y a vivir plenamente precisamente la vida que está en ti, la que se despliega a
través de ti en cada momento. Vivir sin miedo, marchar hacia delante para realmente confiar, para
abrazar el mismísimo poder y majestad que es la semilla, el abono, la tierra, desde la cual está
creciendo la experiencia de tu vida. ¡Es precioso! ¡Es extraordinario! ¡Es bendito! ¡Y es un regalo

39
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

para ti, de Dios! ¿No querrías abrazar la bendición de tu vida y santificarla para así mantenerla
sagrada, y para realmente marcar límites y reconocer que tu vida es digna de tu respeto? No importa
lo que los demás piensen. Solo importa lo que tú pienses.
¡Queridos amigos, vuestra vida –tu vida– es vuestro camino a casa! Si no la vives plenamente,
¿cómo quieres poder regresar algún día? Por lo tanto, no le temas a tu grandeza. No temas el poder
que procede de abrazar tu vida y reclamar su valor. ¡Vívela plenamente con cada poquito de pasión
que puedas reunir! ¡Abrázala a cada segundo! Cada vez que laves tu plato y tu taza tras el desayuno,
contempla esas cosas y di,
¡Dios mío! ¡Esta es mi vida! ¡Es mi camino de vuelta a casa! ¡Y voy a vivirlo!
Ciertamente, apreciados amigos, en esta vía, llegaréis a perdonaros a vosotros mismos por los
juicios que habéis hecho. Porque quiénes de entre vosotros no habéis conocido el sentimiento de
decir,
Dios, mi vida no vale mucho la pena. Nunca seré como ese, o como tal otro, que va
andando por la calle. Y nunca tendré el suficiente dinero. Y no me conocerá la suficiente
gente. Y, ¿cuándo será mi trabajo tan importante como el de aquella persona?
…etc. etc. etc.
Pero te aseguro que cada vez que te juzgas a ti mismo, te has debilitado a ti mismo. Cada vez que te
has juzgado o que lo has hecho con otros, te has deslizado hacia abajo por la montaña otro nivel
más, cuando tu deseo es estar en la cima.
Una vez comprendido esto, vamos entonces a examinar con más precisión el perdón. ¿Cómo
funciona? ¿Qué ocurre realmente cuando perdonas? Eres un canal de energía. En el grado en el que
este canal esté en perfecto estado de funcionamiento, la energía podrá fluir tan radiante que el canal
se hará realmente transparente. Esto es, ya no estará bloqueado. No habrá barreras o límites para la
Luz. Cuando juzgas, es como si te contrajeras, haciendo que las paredes del canal se estrechen, justo
como si se desarrollara óxido en una tubería. Y el flujo se hace menor y menor. A medida que
perdonas juicios, es como si el óxido se fuera disolviendo en las tuberías. Es como si las paredes de
la tubería, que transportan el líquido del Amor de Dios, comenzaran a expandirse y se hicieran cada
vez más delgadas y transparentes. El juicio es contracción. El perdón es relajación y paz, confianza
y fe.
El perdón permite que crezca la espaciosidad en tu consciencia. Pues cuando contemplas al ladrón
que entró en tu casa y dices “te perdono”, estás decretando lo contrario de lo que has aprendido.
Estás decretando que nada valioso te puede ser arrebatado. Estás decretando que el juicio es lo
contrario de lo que tú quieres, y que es lo que te hace sentir de manera opuesta a como tú te quieres
sentir. Estás decretando tu poder de percibir de forma diferente. Te estás, por tanto, sanando a ti
mismo.
Y si es seguro que deseas venir al hogar, vas a tener que convertirte en alguien muy, muy
divinamente egoísta. Vas a convertirte en alguien tan egoísta que no tolerarás el juicio en ti mismo
–de nada ni de nadie–. Pues comenzarás a reconocer que con cada pequeña intervención del juicio
te catapultas justo a ese lado del Universo que es el opuesto a aquel en el que tú quieres estar.
Provoca que tu misma estructura celular (si pudieras ver esto, nunca juzgarías de nuevo)…
provoca… cuando juzgas… que incluso las células de tu cuerpo se vuelvan locas. Vibran de una
manera completamente disonante. Y se da una contracción. Los fluidos no se mueven a través de
ellas. Los nutrientes no llegan a las células. La materia de desecho no es correctamente procesada.
Todo se atasca y tiene lugar la enfermedad.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Por tanto, mis amados amigos, entended bien que el juicio no es algo para ser tomado a la ligera.
¿Deberías entonces juzgarte a ti mismo si notaras que estás juzgando? No. Eso también es juicio en
sí mismo. Solo el Amor puede sanar. Entonces, cuando reconoces que has juzgado, di,
¡Ah, sí! Es esa energía. Reconozco esa nube que acaba de atravesar el campo de mi
consciencia. Pero elijo de nuevo.
Entonces, ¿cómo funciona esto? Si en tu vida ordinaria –que ahora sabemos que no es para nada
ordinaria– detectas que has estado juzgando a alguien o algo, reconoce que ese juicio está todavía
en ti. Está presente, sin importar si lo has hecho hace cinco minutos, cincuenta años, o si juzgaste
diez vidas atrás. Cuando lo notes, o cuando lleves consciencia al mismo, lo habrás convertido en
algo realmente presente. Entonces, ahí está, justo ante ti para ser deshecho. Y en lo que necesitas
enfocarte es en esto,
Voy a elegir de nuevo.
¿Conoces la experiencia de mirar atrás en tu vida y ver repentinamente una escena en la cual ahora
tú sabes que te comportaste egoístamente, desde el ego, al ser manipulador, malicioso o dañino? O
reconoces,
Dios mío, estaba realmente juzgando a aquella persona. ¡Ah! ¡Oh! Si solo pudiera volver
atrás y deshacerlo.
¿Conoces ese sentimiento? Te digo que sí puedes, sí puedes volver, porque todo está presente. No
hay tal cosa como un pasado o un futuro, sino solo ahora. Entonces, cuando has tenido ese
pensamiento o ese recuerdo, resulta que está viniendo hasta ti por una razón muy específica. Como
alma, estás aprendiendo el perdón y cómo deshacer los efectos de tus elecciones previas. Así pues,
todo se te está presentando de nuevo ante ti, para que puedas hacer una nueva elección.
Entonces, cuando ese recuerdo antiguo llegue, mantente con él. Míralo. Admite que el juicio estaba
operando en ese momento. Y entonces dile a esa persona o a ese evento,
No te juzgo. Extiendo el perdón hacia mí mismo por lo que he creado. Te abrazo, te acepto...
y te amo. Y te libero para ser tú mismo. Y te bendigo con la Bendición de Cristo.
Entonces, mira cómo la imagen o el recuerdo comienza suavemente a disolverse en la Luz, hasta
que no queda ni rastro. Y acaba con él. E inmediatamente la mente dirá,
Bueno, sí, pero cuando golpeé a ese niño pequeño en la espinilla cuando tenía cuatro años,
y solo para ver cómo lloraba… él no está aquí.
¿Ah no? El cuerpo no está aquí, pero el cuerpo no es en absoluto el alma. Y todas las mentes están
unidas. Eso significa que cuando extiendes perdón en la consciencia, en tu campo emocional, hacia
otro, ya sea que se encuentre presente físicamente o no lo esté, le estás extendiendo exactamente lo
mismo que podrías extenderle si estuviera físicamente ante ti. Pues ya sabes que, incluso si
estuvieran ahí delante, ellos aún tendrían que aceptarlo, ¿no es así? Ellos aún tienen que tomar su
propia decisión –si aceptar tu perdón, o bien seguir juzgándote–. Pero ese es su problema, no el
tuyo.
Entiende entonces que estás tratando con la consciencia. No eres un ser físico, eres Espíritu. Y estás
íntimamente enlazado con todas las mentes y con todos los tiempos. Por tanto, el perdón hacia otro
puede suceder en cualquier momento en el que decidas que así sea. Cualquiera que hayas creído que
te ha hecho algún tipo de daño, alguna vez, puede ser perdonado por ti en este mismo instante. En
cualquier momento en el que hayas juzgado a otro, y que por tanto te hayas juzgado a ti mismo,
puedes deshacerlo, en ese mismo momento presente, simplemente haciendo una elección diferente.

41
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Ten por seguro que continuarás proyectando sobre otros lo que aún te quede por sanar, sin perdonar,
dentro de ti. Cada vez que reaccionas ante otro se te está dando una señal de que hay algún tipo de
energía que está siendo presentada ante tu consciencia, y que no has perdonado en tu interior. Si
alguien es crítico y cada vez que lo es te altera, ten por seguro que no has sanado esa parte en tu
propio ser –esa parte de tu propia experiencia de criticar a los demás–. Ya sea que esté ocurriendo
ahora, o si parece ser un patrón que has interrumpido y que ya no tienes, tú aún no te has perdonado
a ti mismo por haberte identificado con esa energía.
Emplea pues tu experiencia ordinaria de cada día para observar qué es lo que te altera. Y si quieres
mantenerte con ello –y ahora mismo te daremos una técnica simple para hacerlo–, si puedes
mantenerte con ello, te revelará las energías que necesitan tu perdón.
La técnica es muy simple. A medida que transcurre tu día, observa cuándo te sientes como si
estuvieras contraído. ¿Están tensos los músculos del cuerpo? ¿La respiración es muy poco
profunda? Cuando hablas acerca de alguna energía de alguna persona… ¿tu voz se acelera o sube de
volumen? Esto significa que necesitas realizar sanación en ti mismo. Cuando reconoces que se dan
este tipo de signos en ti –en otras palabras, que la vida te ha presentado una oportunidad para
alterarte– quiere decir que hay algo que requiere sanación.
Entonces, la alteración que sientes, tómatela como una bendición. No dirijas tu foco de consciencia
hacia aquello que crees que te está provocando la perturbación, y recuerda el primer axioma,
Soy la fuente de mi experiencia. Me siento alterado… ¿qué hay en mí que necesite ser
sanado?
Comienza a respirar rítmica y profundamente con el cuerpo. Permite que este se relaje, se
tranquilice, y pregunta…
¿Qué hay en la energía de esta persona que realmente me está sacando de quicio?
Y lo verás inmediatamente,
Oh, es un criticón. Y esto me saca de quicio. ¿Cuándo habré sido yo criticón con otros?
Y bien, enseguida vas a verlo, y dirás,
Bien, ahora estoy siendo crítico porque ellos lo son.
O también, si estás juzgándoles, te pueden llegar recuerdos, recuerdos desagradables. Permite que
lleguen. Continúa relajándote y respirando. Contempla esa energía de ser crítico. Hónrala, ámala,
porque es una creación. Son tus creaciones que regresan a ti, y que debes abrazar y transformar. Y,
siguiendo con el ejemplo, simplemente mantente con ello, contémplalo.
¡Ah, sí! Ser un criticón. Ciertamente… yo lo puedo ser. Lo he sido en el pasado; conozco
muy bien esa energía.
Contempla una escena en tu memoria en la cual tú hayas sido el criticón. Mírala con profunda
honestidad y sinceridad, y dite,
Me perdono por ser así. Me perdono por mis propios juicios. Elijo enseñar solo Amor.
Y observa cómo desaparece esa imagen de tu mente, cómo se disuelve. Y lleva tu mente al
momento presente, hacia esa persona que te acaba de poner de los nervios. Y nuevamente, no
necesitas decirle nada en absoluto, aunque podrías hacerlo. Sino que, en tu interior, perdónale por
permitir que la energía de ser criticón se aloje temporalmente en su mente. Y simplemente pídele al
Espíritu Santo que reemplace tu percepción con la Verdad. Pide ver la Luz inocente en él.
A medida que cultives esto, te harás muy hábil en ello. Podrás hacerlo así de rápido [chasquido de

42
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

dedos]. Y una vez que comiences a ver la Luz en ellos, puedes preguntarle al Espíritu Santo,
¿Qué está ocultando esta energía en ellos? ¿Qué es lo que están pidiendo realmente?
Y entonces, sentirás compasión. Pues te será revelado por qué están heridos dentro. Y, de pronto, en
vez de reaccionar ante ellos, simplemente podrás ser compasivo. Las palabras que elijas, tu propio
comportamiento, podrían volverse muy diferentes, más de lo que nunca hubieras imaginado. Y
además, se canalizará a través de ti exactamente lo que les sirva.
Cuando fui clavado a la cruz, había ciertamente alguien que tuvo que alzar el mazo para clavar el
clavo. Y según lo alzaba, sus ojos se encontraron con los míos un solo instante. E hice precisamente
lo que te he descrito. Primero recordé, y en aquel entonces ya era todo un maestro haciendo esto, de
modo que todo transcurrió muy rápidamente. Y pregunté lo siguiente,
¿Cuándo habré deseado yo atravesar a alguien con un clavo?
Y recordé mis pensamientos asesinos. Me perdoné a mí mismo y llevé mi atención de vuelta a aquel
que me clavaba, y pedí ver solo la Luz en él. Y pregunté también,
¿Qué me está reflejando esta acción? ¿Qué está enmascarando eso en su interior?
Y vi su alma, y amé su alma. Y sentí compasión por él. Y en ese momento –toma nota de mis
palabras– en ese mismo instante de contacto con los ojos, ¡esa persona lo comprendió!
Como mi energía era diferente, se creó el espacio en el que esa alma pudiera hacer una nueva
elección. Y esa alma vio repentinamente toda su experiencia, y se dio cuenta de que si dejaba que
ese mazo empujara el clavo, eso equivaldría a tomar la decisión de continuar siendo un mero
esclavo de la percepción de otras personas. Y, en ese mismo instante, decidió seguir un camino que
le llevó a una maestría soberana, y nunca más volvió a ser el peón de ningún gobierno, grupo ni
facción… ni de cualquier persona. Tiró el mazo –era un soldado romano–, se rebeló, se dio la vuelta
y desapareció.
Esta persona se fue para convertirse en un Maestro que hoy conocen literalmente miles de seres. No
existe en forma física; visita a muchos, enseña a muchos. Realmente encarnó la perfecta maestría, y,
por tanto, trascendió el mundo. Y todo ello comenzó a resultas de mi deseo de enseñar solo Amor. Y
ahora tenemos una muy buena amistad.
Así es que ya ves, no puedes saber cuán poderosa va a ser tu apuesta por la sanación. No puedes
realmente ver cómo de seria y profundamente te afectará, mientras te diriges hacia ser un creador –y
a continuar siéndolo para siempre–. Y jamás podrías saber qué frutos nacerán de ese árbol en la vida
de otro ser. Mas, debido a que todas las mentes están unidas, cuando tú eliges sanación mediante el
perdón, literalmente creas el espacio en el cual el otro también puede sanar su vida.
No permitas entonces que ningún momento se desperdicie. No consideres nada como algo
ordinario. Y no contemples las percepciones que el mundo te enseña como algo justificable dentro
de ti mismo. Sino que comprométete plenamente a desarraigar y a extirpar de tu ser todo lo que no
se asemeje al Amor de Cristo. No creas que yo soy el único que puede amar así –eso no es cierto–.
Estás aquí para amar tal y como yo aprendí a amar. ¿Por qué? Porque tú eres ese Amor. Y todo lo
demás no es más que una cortina de humo.
El perdón es necesario. El perdón es una habilidad y un arte que te dará una gratificación tras otra,
y tras otra… y tras otra más. Nunca dejará de rendirte rentas. Cada momento en el que eliges
perdonar, ¡te has ahorrado literalmente un millar de años de sufrimiento! ¡Vaya! Y digo esto todo lo
literalmente que se puede decir. En pocas palabras, cada acto de perdón es un milagro que acorta la
necesidad de tener más experiencias dentro de esta dimensión. Y cuando te encuentras en una

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

situación que crees que es demasiado grande, ten por seguro que si eso es así es porque algo grande
ha llegado finalmente a la superficie para poder ser sanado en ti, y de tal modo que por fin pueda
brillar a través de ti un mayor poder, puesto que has alcanzado un punto en el que ya estás
preparado para ello. Hay más Cristo que puede ser vivido.
Es muy, muy importante permitir que cada día se baste a sí mismo. Esto es, que cuando tu día
acabe, siempre acábalo de verdad. Y no hagas cuatro horas de ritual. Puedes hacerlo en un suspiro.
A medida que tomas una honda inspiración y reposas tu cabeza sobre la almohada, contempla el día
entero, abrázalo con tu consciencia y a medida que permitas que el aire salga, di dentro de tu
consciencia,
Libero y perdono este día. Ha sido perfecto, y se terminó.
Déjalo ir, simplemente déjalo ir. ¿Por qué? Porque si no, lo llevarás de nuevo contigo. ¿Conoces esa
experiencia? Y tres semanas más tarde dirás,
Oh, cielos, ¿por qué tomé esa decisión tres semanas atrás? Si tan solo hubiera tomado una
diferente, esto no hubiera sucedido y aquello otro tampoco.
Eso será probablemente cierto. Pero el asunto que importa ahora es que, tres semanas más tarde,
aún te estás provocando dolor de cabeza al traer el pasado hasta ti. Y te pierdes la gloria del
presente. Todos habéis oído esto miles de veces, porque es la Verdad.
La consciencia es una cosa muy sutil y poderosa. No puedes hacer otra cosa que crear. Recuerda la
meta de este año, que es aprender a crear deliberadamente con perfecta maestría. Por tanto,
contempla las cosas del día y di,
Es muy bueno. Y ha acabado.
Permítete, cada noche, cuando dejas reposar tu cabeza sobre la almohada y sabes que vas a apagarte
para dormir, ser precisamente tal y como Dios fue en ese relato, en tu relato bíblico de la creación,
en el cual está escrito que en el séptimo día descansó. En el relato, Dios ya había terminado, en
cierto sentido. Y proporciónate esa misma cualidad al final de cada día. Si estás llevando en ti cierto
tipo de reacción emocional porque alguien dijo o hizo algo, lo que sea, o porque tú dijiste o hiciste
algo... practica el perdón antes de dormir. Pues si no, te mantendrás experimentando esas energías
conflictivas en tus estados de sueño. Y la comunicación que hay entre tú y ese otro ser que no ha
sido aún perdonado, te mantendrá en el mismo estado hasta que el perdón sea completado en ti.
Espero que esto tenga sentido para ti, pues es muy importante. El tiempo no debe ser tomado nunca
a la ligera. Juega con él, sí, pero juega desde la consciencia, la claridad, desde el reconocimiento de
que no hay ningún pensamiento fútil. Cada pensamiento crea un mundo de experiencia para ti. Y
mereces experimentar el Cielo.
Tendremos mucho más que decir sobre el perdón a medida que comenzamos a sumergirnos en las
profundidades de lo que es descubierto a medida que lo practicas setenta veces siete. Él te lleva más
y más adentro, hacia la propia mecánica de la consciencia misma –hacia la mecánica misma de la
creación–. El perdón, sí, colócalo en la primera línea de tu lista, hasta que reconozcas perfectamente
lo perdonado que estás. Mantente pues vigilante frente a la negación que está todavía necesitando
del perdón en tu interior. Porque aquello que niegues, lo proyectarás. Y cada proyección es un acto
dañino contra ti mismo. También contra el otro, por supuesto, pero igualmente contra ti mismo.
¡Así es! Dejaremos que con esto baste por hoy. En esta hora hemos dicho muchas cosas que
precisan ser escuchadas de nuevo, y otra vez de nuevo, de tal manera que la consciencia comience a
captar realmente lo importante y lo poderoso que es el perdón. Alcanzarás un espacio donde vas a
deleitarte absolutamente yendo a través de tu día expresando perdón, como si fuera una onda que se

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

emite a sí misma desde el océano de tu consciencia, incluso aunque nadie esté haciendo nada. El
perdón se convierte en sí mismo en una deliciosa energía en la que vivir.
Por tanto, realmente, queridos amigos, perdonaos bien a vosotros mismos, y habréis perdonado a
Cristo. Y cuando Cristo sea perdonado, Cristo surgirá y hará Su hogar en vuestro corazón y en
vuestra mente, e incluso en las células de vuestro cuerpo. Y conoceréis lo que significa caminar por
este mundo, mas sin ser del mundo. Y cuando os miréis en el espejo, diréis,
Contempla, he aquí el Salvador.
No será la arrogancia egoica quien lo dice, sino el reconocimiento de lo que es verdad siempre,
Soy el Hijo de mi Padre, y he sido enviado a este mundo para traer Luz aquí.
¡Así es! Estad por tanto en paz. Practicad bien el perdón hasta que se vuelva como respirar. Y
descubriréis un poder que no sabíais que podría existir, y una libertad cuyo sabor es más dulce que
el de la miel.
Os perdono [risas24]. No porque os haya juzgado, sino porque conozco la bendición que el perdón
me brinda a mí. El perdón es algo que perfeccioné como hombre. Perfeccionadlo igualmente en
vosotros mismos, y conoceréis la Gloria de Cristo.
Estad por tanto en paz, amados amigos.
Amén.

24 Estas risas, así como las anteriores señaladas entre corchetes, son de la misma voz en la transmisión (no son por
ejemplo las risas de los asistentes a estas sesiones de dictado de los libros).

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 4

Ahora, comenzamos25.
Y una vez más, saludos a vosotros mis queridos y santos amigos. Una vez más llego aquí con un
gran gozo para estar con vosotros de esta manera. Vengo con vosotros mis amigos, con una gran
alegría, para estar aquí en esta hora. Y camino con vosotros con gran alegría por el camino que
habéis elegido. Pues, en Verdad, no hay ningún momento en que yo no esté con vosotros. No hay
lugar al que podáis ir donde no podáis descubrir mi presencia.
Solo la realidad puede ser verdadera. Y la realidad es simple: Solo existe la simplicidad del Amor. Y
desde ese océano nacen una multitud de formas, de mundos, de creaciones, de entre las cuales sois
una. Y como olas que surgen del mar, esas creaciones siguen eternamente enlazadas a su Creador.
Sois una ola surgiendo del Océano Infinito del Amor, que es la presencia de Dios. Yo soy una ola
que ha surgido del océano de la Santa Mente de mi Padre. Y aunque dos olas parezcan separadas
por eso que es llamado “tiempo” –incluso por dos mil de vuestros años–, sin embargo, en Verdad,
cuando son vistas desde una perspectiva mucho más amplia, esas olas han surgido simultáneamente
de la superficie del Océano. Surgen exactamente con el mismo propósito: Expresar la simplicidad, y
la inocencia, y la belleza, la creatividad, la verdad y la realidad del Océano Mismo.
Y las olas se deleitan al expresar lo que parece ser una individualidad única. Y, no obstante, portan
el carácter común de estar hechas de la misma sustancia y de estar en realidad gobernadas por las
mismas Leyes de la Creación. Pues ellas no conocen el momento de su surgimiento, ya que solo la
ignota Profundidad del Océano puede saber el momento en el que elige hacer brotar y crear la
expresión de la ola. El poder no visto, sino oculto en la Profundidad del Océano, se levanta para
conformar esa ola, y la mantiene a través de la duración de su expresión. Y desde la Profundidad de
ese Océano es desde donde se decide cuándo esa ola retornará al mar. ¿Significará esto que
desaparece? Solo desde cierta perspectiva. Mas, en realidad, la propia sustancia que se hizo
manifiesta no ha conocido realmente ni el nacimiento ni la muerte, sino solo la expresión.
¿Qué sucede entonces si fueras a considerarte a ti mismo como una ola que surge de la Santa Mente
de Dios, nacida del infinito deseo de Dios de expandirse a Sí Mismo, para expresar la infinita
naturaleza del Amor y la creatividad? ¿Qué ocurre si comienzas a constatar que todo lo que has
llamado “tú mismo” es el efecto del Amor, y que tú no eres quien se provoca a sí mismo su
surgimiento? Y, no obstante, en tanto que has surgido de ese Océano de Amor, ¿no estará la ola
hecha de la misma sustancia que el mismo mar? ¿No te ha sido dada una libertad infinita y perfecta?
Pues de la misma manera en la que tu Padre te percibe, te ha sido dada la libertad de percibirte a ti
mismo y a todas las demás olas que pudieras sentir, e incluso al Mismo Océano… de la manera en
que elijas percibirlos.
La meta de una espiritualidad genuina es entonces la de realinear la cualidad de vuestra percepción,
de reflejar, de resonar con, de estar en perfecto alineamiento con la percepción de vuestro Creador;
de ver con los ojos de Dios. Queridos amigos, en Verdad, en vuestro ser, seguís siendo tal y como
fuisteis creados. Y en todos y cada uno de los momentos estáis empleando literalmente ese poder
que se encuentra en el calmado fondo del Océano del Amor de Dios, que dio surgimiento a vuestra
creación y existencia mismas, para percibir tal y como lo deseéis hacer.
Por tanto, en esta hora nos referiremos a la naturaleza misma del deseo: A lo que significa, a lo que

25 La última revisión y las mejoras de esta lección fueron realizadas en noviembre del 2017 (así como una grabación
nueva del audio correspondiente).

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

supone, a cómo crea sus efectos, a su poder y a su valor, al propósito y al sentido del deseo, y a
cómo comenzar a tratar con esa energía (que a veces, como ya sabéis, se siente como toda una
manada de miles de caballos salvajes, cada uno queriendo ir en su propia dirección) para hacer que
el mismísimo Poder del Deseo se ponga bajo tu dirección consciente y deliberada… para que
realmente puedas crear como el Padre te creó –con un perfecto, deliberado e infinito Amor; con
perfecta e infinita y deliberada libertad; con perfecta, infinita y deliberada alegría… con perfecta,
perfecta, libertad–.
¡Deseo! Cuando caminaba por vuestro planeta como un hombre me enfrenté a muchas opiniones
diferentes sobre la naturaleza de la creación, de la humanidad, de la consciencia… aunque esta
última palabra aún no estaba en ese momento –eso que llamáis consciencia o autoidentidad–. Al
igual que ahora vosotros os encontráis con muchas escuelas de pensamiento, yo también. Y, al
mismo tiempo que esto puede parecer que conduce a una gran confusión, como si uno debiera elegir
en un abigarrado bufé, realmente sirve de una manera no muy diferente a como sirve la arena que
está dentro de una ostra de la cual se extraerá una perla. Hace que rasques dentro. Debes encontrar
tu propio camino hacia tu propia verdad. Porque ante todos y cada uno de vosotros yace vuestro
propio camino, y un portal, un ojo de aguja... a través del cual solo vosotros podéis entrar.
Por tanto, en cierto sentido, estás aparentemente solo. Debes tomar la decisión de desear, por
encima de todo, despertar al perfecto recuerdo de tu unión con Dios –igual que una ola puede
finalmente decidir que no ha sido concebida para tenerle miedo a ser una ola, sino para reclamar
verdaderamente su individuación, para reclamar su ser único, y para vivir eso plenamente–. Y para,
en esa plenitud, decidir descubrir una manera de discernir su unión infinita con el mismo océano,
para así, de cierta manera, romper con esa autoidentificación miope que hace que ella se vea a sí
misma como un pequeño pedazo de ola que, surgida en un lugar o un tiempo determinados, solo
dura un segundo y desaparece; y para encontrar entonces una manera de trascender esa limitación y
ser reidentificada con la consciencia de que tú eres Uno con la Profundidad del Mar –con el vivo
discernimiento de esa Unidad–. Y todo ello para que podáis operar no ya desde el nivel superficial
de discernimiento, que podría ser considerado como la espuma en la punta de la ola (lo que llamáis
mente consciente o egoica), sino para que seáis informados en todo lo que habláis, hacéis, en todo
lo que creáis y en todo lo que percibís… por aquello que yace en la mismísima Infinita Profundidad
del Propio Océano.
Imagínate entonces extrayendo de un manantial, dentro de ti, que no parece tener fondo ni bordes, y
a través del cual algo brota desde lugares ignotos, y en los que tu atención literal consciente, tu
discernimiento consciente, parece estar coloreado con una Radiante Luz que te deja literalmente con
el sentimiento de que no eres el cuerpo-mente ni la historia personal con la cual te has identificado
hasta ahora, sino que todas esas cosas son solo temporales, o son solo efectos transitorios y muy
impersonales de un cierto nivel de deseo, en tu alma, que es una y la misma cosa que el Amor de
Dios expresándose a Sí Mismo, y sin otro motivo que el hecho de que el Amor no puede hacer otra
cosa que extenderse.
Imagínate trascendiendo tu miedo a tu propia supervivencia porque, a medida que consideras tu
cuerpo-mente, ahora ves que ya no estás identificado como tal cuerpo-mente; pues esas cosas en
realidad ahora se han convertido en instrumentos para ser utilizados por el Amor que yace en la
Mente de Dios; y, entonces, tú vives, aunque no ya como tú mismo, sino como el Cristo que mora
en tanto que tú. Esta es una experiencia muy real, que se puede vivir. Es decir, no es solo filosofía,
no es solo un concepto y nunca puede ser un dogma. Se da pues una especie de traducción mística
en la profundidad del alma, una traducción que es, en Verdad, meramente un desplazamiento del
lugar donde percibes que está el sentido y la fuente para tu identidad. Y esa energía, la energía que
se requiere para trasladarte desde la miope autocontracción en la que te has identificado con las

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pequeñas gotas de espuma que salen de la punta de la ola, vapuleado por un poder que parece estar
fuera de ti, hacia una sensación de identificación con la Silenciosa Profundidad del Océano que está
presente por todas partes y que parece no conocer comienzo ni fin… la mismísima energía que te
llevará desde la punta de la ola a la Profundidad del Océano… que es la energía del deseo.
Porque te digo con claridad que si el Padre no hubiera deseado extender Amor, tú nunca hubieras
podido surgir a la existencia. Tu propio sentido de discernimiento del yo es el resultado, es el efecto,
del Amor... un amor que es el mismísimo Amor que ha concebido el sol y la luna, y todas las
estrellas y cada dimensión de la Creación. Ese mismo Amor, que deseó la extensión para ese Amor,
es la propia Fuente de la cual tú has nacido. El modo en que ahora te reconoces a ti mismo, ese ser,
es el efecto del deseo de Dios de extender Amor.
Por lo tanto, cuando algún día de estos alguien te pregunte “oh, ¿quién eres?”, por favor, no les
digas un nombre. No digas,
Bien, sí, nací en una cierta localidad de cierta parte del planeta.
No les digas que eres un Demócrata o un Republicano, o comunista, ateo o católico. Diles la
Verdad,
¿Quién soy? Soy la extensión del Amor en la forma. Nunca he nacido y nunca probaré la
muerte. Soy infinito y eterno. Resplandezco como lo hace un haz de luz solar. Soy el efecto
del Amor de Dios. Y estoy ante ti para amarte.
Ahora bien, ¡esto hará que se levanten algunas cejas! Y también transformará tu mundo. Porque es
el momento de dejar de buscar a Cristo fuera y comenzar a decidirse a asumir la responsabilidad de
ser Cristo encarnado. ¡El deseo lo es todo!
Date un momento justo ahora. Permite que el cuerpo se relaje e imagina que pudieras pasar de ser el
actor en la obra de tu vida a ser el director y el productor. Y te sientas en tu laboratorio, tu estudio,
y te ves editando la historia de tu vida. Estás mirando todos tus pequeños clips de película. Ves el
momento en que naciste, luego el tiempo en que ibas a tu escuela infantil, luego el día en el que te
enamoraste o en el que decidiste ir al cine por primera vez, o cuando ibas a la escuela superior, o
cuando trabajabas, o cuando tuviste un trabajo y otro y otro más, o el momento en que cambiaste de
localidad física. Y mira bien a ver si no es verdad que en cada acción que hayas realizado alguna
vez, en cada decisión que hayas tomado alguna vez, y tras intentar analizarlas todas por igual, ¿no
subyace siempre la energía del deseo?
Pues en Verdad ni siquiera te levantas del sillón para ir a la despensa si no tienes el deseo de comer.
Hay algo que te llama hacia un campo de acción, a una expresión de acción. Eso es el deseo. Nadie
entra en una relación íntima sin la energía del deseo. Pues… acaso dos personas se han mirado
alguna vez y se han dicho,
No siento ningún deseo en absoluto, pero vamos a casarnos, tener hijos y fundar una
familia.
¡Deseo! El deseo es esa energía que hace que todas las olas de creación nazcan de la profundidad
del océano mismo. Y no obstante, ¿quién de entre vosotros no se ha sentido en conflicto con el
deseo? ¿A quién no se le ha enseñado que el deseo es el mal? ¿A quién no se le ha dicho que, si
quiere ser alguien grande, no desee? ¿A quién no se le ha enseñado que el deseo de cierto confort
material es, de cierta forma, un obstáculo en el camino espiritual? Mira bien en tu alma a ver si esto
no es cierto. ¿Acaso no le has temido a veces al brote del deseo en ti? Pues bien, al mirar hacia
vuestro plano veo que hay muchos que se han visto paralizados de miedo por tan solo desear
tomarse un tarro de helado. Tanto miedo tenían que, si cedían ante ese deseo, entonces algo en el

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helado les provocaba una hinchazón en el cuerpo y una parada cerebral; ¡mmm! ¡mmm!
Y, para quienes de entre vosotros se encuentren en una relación íntima –lo que llamáis matrimonio,
o un compromiso de algún tipo (parece haber muchos niveles de compromiso en vuestro mundo,
cada cual con su propia definición)–: ¿cuántos no habéis tenido la creencia, enseñada por el mundo,
de que si sentís una cierta energía de deseo brotando desde vuestro interior al mirar a alguien que no
sea vuestro compañero, entonces habéis pecado de cierta manera contra Dios? Entonces, ¿cuántos
de entre vosotros no conocéis la experiencia de intentar gobernar diez mil caballos, estando
completamente seguros de que, si cedíais en sentir deseo, entonces todos se desbocarían… y que así
fracasaría el intento de mantener la vida estructurada, rígida y predecible –lo que expresas diciendo
que “todo se fue al carajo”–? ¡Mmm!
Y no obstante, ¿existirías si Dios hubiera temido el deseo de crear y de extender amor para
formarte, dándote al mismo tiempo una infinita libertad de elección? Sin deseo, mira a tu
alrededor… no solo no verías nada, sino que no habría nada con lo que poder ver. Todo es efecto del
deseo.
Entonces comienza a entender que el deseo no es malo. No es algo a ser temido, sino a ser
dominado. El dominio, la maestría, no es control. Porque el control, la necesidad de control, es un
efecto de la energía del miedo, y no del Amor. La maestría del deseo llega cuando reconoces que
estás a salvo al sentir cualquier tipo de onda de deseo que pueda atravesar tu consciencia, porque tú
decides si actuarás a partir de ella o no –decides si la llevarás al campo de la manifestación–. El
poder de elección es lo único que nunca te puede ser quitado. Ya lo has dominado perfectamente,
porque nada de lo que hayas experimentado alguna vez ha llegado hasta ti sin tu decisión de
permitir que entre en el campo de la manifestación.
Comienza entonces a sentir que el deseo es algo que brota de esa profundidad más allá de ti mismo,
y que puede ser contemplado con perfecta inocencia y con el asombro de un niño; y que ese mismo
acto de cambiar de actitud, de permitir y darle la bienvenida al deseo, no es algo que te vaya a
desviar del camino del despertar, sino que de hecho te llevará de forma vertical, por así decirlo,
hacia el Corazón de Dios.
Pues si alguna vez vas a crear tal y como Dios crea, necesitarás sanar tus percepciones conflictivas
sobre el deseo. Necesitarás trascender esa energía de miedo.
Hay muchos que me invocan y rezan. No hay ni un solo momento, en vuestro marco temporal, en el
que no haya muchas personas, en vuestro plano, en algún lado del planeta, que me estén rezando y
que quieran llenar sus corazones de Cristo. Y, no obstante, al mismo tiempo están muertos de miedo
ante una energía que necesita moverse, porque han sido enseñados a temer, a suprimir, el deseo.
El deseo es como el Líquido de la Vida que se mueve a través del tallo de la rosa y que permite que
los pétalos resplandezcan con un glorioso color. Y cuando bloqueas el flujo del deseo los pétalos no
pueden ser nutridos. Y la muerte comienza a darse –muerte del corazón, del alma… en la cualidad
de lo sin vida–.
Si caminaras por una de las calles de vuestras ciudades mirando realmente a los ojos de cada
persona que te encontraras (y todo el mundo que escucha estas palabras ha tenido esta experiencia),
¿no reconocerías que la muerte parece haber anidado ya en las mentes de muchos que viven –
muerte de los sueños, de la esperanza, muerte de la valía, del espíritu de juego, del verdadero
poder… muerte de la unión con su Fuente y Creador–?
La sanación requiere estar dispuesto a sentir deseo, a verlo como bueno, a verlo como santo.
¿Significará esto que si sientes un deseo, ya nunca va a verse desfigurado por los patrones egoicos
de tu mente? Desde luego que no. Siempre existe la posibilidad de que el deseo sea desfigurado

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para satisfacer las necesidades de la mente egoica en ti. Pero ten por seguro que, si lo hace,
entonces, ¿quién lo hizo? ¡Tú! Siempre, en tu interior, ya reconoces que el deseo es bueno, pero lo
suprimes. Siempre, cuando el deseo surge, esas veces en que has permitido que se desfigure y que
sirva a las metas del ego, ten por seguro que sabías perfectamente bien lo que estabas haciendo, y
que eras tú el que tomaba las decisiones.
Has aprendido, por tanto, a temerle al deseo, pues este miedo es el efecto de temerte a ti mismo. Y
esto es lo que te paraliza. Esto es lo que corta el flujo creativo. Esto es lo que conduce a todo eso
que tu mundo reconoce como una multitud de malestares psicológicos –una indisposición a confiar
en el propio yo, una indisposición a amarse a sí mismo, la creencia de que el deseo que corre por tu
ser es algo malo y oscuro–. Si pudieras arrojar todo deseo fuera de tu ser, entonces, podrías
mantenerte con el control y le gustarías a todo el mundo, ya que te habrías adaptado a la pequeñez y
a la inferioridad que tan adoradas son en la consciencia humana.
Escucha bien, ahora, el siguiente axioma que nos gustaría darte,
La única relación que tiene algún valor en realidad es tu relación con Dios, tu Fuente
creativa, la profundidad del océano.
Y rápidamente la mente dirá,
¿Y qué pasa con mi compañero, con mis padres, con mis hijos, con el presidente de los
Estados Unidos, con el jefe de la oficina de correos?
¡Mmm! Como ejemplos se te ocurrirán un millón de relaciones que seguramente tengan una gran
importancia. Mas la única que tiene valor es tu relación con Dios. Porque cuando ella está alineada,
todas tus creaciones, todas tus elecciones en tus relaciones y tus elecciones sobre cómo vas a ser en
ellas... todo eso... fluirá sin esfuerzo desde ese alineamiento. Por tanto, busca primero el Reino, y
todas esas cosas te vendrán por añadidura. No intentes crear una rosa empezando por los pétalos,
sino que nutre las raíces, y la flor tendrá que florecer.
Para estar en una relación correcta con tu Creador, es absolutamente necesario corregir tu
percepción y tu relación con la energía del deseo. Y eso comienza al dejar que se vaya el juicio que
has hecho de él, en cualquiera de sus formas. Porque, de nuevo, solo puedes estar en Amor o en
miedo. Solo puedes estar en inocencia o en juicio. El amor y la inocencia son del Reino. El miedo y
el juicio son de la ilusión.
Aprende entonces, mediante una simple práctica, a interrumpir los patrones que has aprendido de
este mundo ilusorio, de tal modo que sueltes tu juicio contra la energía del deseo. Esto será
diferente para cada uno de vosotros dependiendo de dónde comience cada cual. Pero para darte un
ejercicio muy simple, cuando te levantas por la mañana y has plantado tus pies firmemente sobre el
suelo, date un respiro y pregúntate esta cuestión,
¿Qué quiero ahora mismo?
En ese mismo momento la mente dirá,
Bien, estoy demasiado ocupado para saber lo que quiero, tengo que ir a trabajar. Tengo que
servir a alguien más. Estoy aquí para satisfacer al mundo. No tengo tiempo para
preguntarme lo que quiero.
Recuerda que lo que decretas, es, y todo pensamiento que tengas en la mente se verá reflejado en la
naturaleza de tu experiencia.
Así es que date un respiro y pregunta,

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¿Qué quiero?
Y entonces simplemente date un minuto para observar lo que sea que aparezca en la mente, o
incluso lo que se siente en el cuerpo. ¡Oh! ¡Dios me libre! ¡Quizá quieras tener sexo! ¡Oh!
¡Entonces sabrás ya con toda seguridad que no eres un ser “espiritual”! Puedes querer darte una
ducha caliente. Puedes querer un vaso de zumo o de agua. Puedes querer cantar, estirarte o respirar.
Puedes querer girarte y mirar a tu amante o compañero que aún duerme en la cama. O puedes
querer levantarte y deslizarte hacia la habitación de los niños para mirar cómo duermen. Puedes
querer sentarte y leer el periódico. Pero la cuestión aquí está en darse cuenta de que, al preguntar
una cuestión así, hay algo que responderá en ti. Y cuando llegue esa respuesta, date cuenta de que
viene con un sentimiento asociado, con una cualidad que hace que tus células canten, aunque solo
sea un poquito. Esa es la energía, el elixir de la Vida, llamado deseo.
En este único minuto, no necesitas ponerte a actuar, sino simplemente observa,
Ah, ¿qué quiero? Darme una ducha caliente.
El sentimiento del pensamiento, o el pensamiento que emite el sentimiento en el cuerpo, “quiero
darme una ducha caliente”, es transportado por el elixir del deseo. Y el deseo viene de una
profundidad de tu ser que, de nuevo te digo, descansa justo al lado del Rostro de Dios. ¿Y no sería
el caso que, si siguieras ese deseo que brota de tu corazón, sintiéndolo, acogiéndolo, podrías
aprender y descubrir qué es lo que el Océano desea expresar a través de la ola que tú eres? Y si
juzgas el deseo, ¿no podrías estar cortando así el flujo creativo que la Mente de Dios desea
expresar?
Desde luego que ese es el problema. Has anudado la manguera con un nudo hecho de juicios
conflictivos. Y la idea, ahora, es comenzar –de una manera simple– a darte permiso para sentir
deseo, a permitirlo incluso en las células de tu cuerpo, a observarlo, notarlo, a reunirse con él.
He aquí algo que es muy común en tu mundo (sé honesto contigo mismo): ¿Cuántas veces has
sentido el deseo de ser rico? Se supone que esto no es algo de lo que se hable mucho o que se haga
muy público,
Tío, ¡esta mañana me desperté imaginando que tenía tantas monedas de oro que podía
comprar todo el planeta! ¡Oh! “El dinero es la raíz de todo mal”. No puedo pensar así.
Bien, mejor me mantendré ocupado e iré a la oficina a trabajar, aunque secretamente
pienso en mi interior resentido que en realidad ahí no me pagan todo lo que mi alma se
merece. Pero haré como si todo fuera bien. Oh, ¿dinero? No. Estoy muy bien. Realmente
tengo lo suficiente, y… no, no, realmente estoy muy bien.
Y entonces, cuando vuelves a casa, conduciendo, y un Mercedes Benz te adelanta rápidamente, no
puedes dejar de pensar,
Dios, desearía poder tener uno de esos. Oh, ¡Dios! No puedo pensar eso, así que conduciré
mi viejo Volkswagen por esta carretera, pues estoy siendo una persona muy buena y muy
espiritual.
Sed honestos con vosotros mismos: ¿Cuántas veces habéis sentido brotar de vuestro interior el
deseo de ser ricos? ¿Qué hay que os haya provocado tenerle miedo a ese deseo? ¿Qué ha hecho que
anudarais la manguera de tal modo que tratarais de bloquearla para que ese deseo no llegara a la
manifestación? Quizás, cuando eras un niño, fuiste a una catedral y allí había alguien con un largo
vestido, subido a una plataforma. Y allí, como todo parecía ser tan hermoso, él seguramente debía
estar hablando con mucha autoridad. Y como esta catedral está repleta de todo un conjunto de
pequeñas mentes que viven todas en su propio nivel de miedo, cuando esa voz habló y dijo, “el

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dinero es la raíz de todo mal”, pensaste,


Oh, bien, esa es la verdad. Oh, sí. Esa es la verdad. Oh sí, Oh, Dios, mejor temerle al
dinero.
¡Mmm!
Os digo, solo tenéis una Autoridad, y nunca está en ninguna oficina o iglesia, organización o
individuo. ¡Tu Autoridad es la Voz que habla por Dios y que mora en tu corazón y en tu mente!
Dios no está limitado y no requiere que sus Criaturas lo estén. Porque si quisieras recibir todo lo
que Dios te quiere dar, entonces decidirías levantarte y ser la ola más grande que puedas ser. Porque
solo haciendo eso honras a tu Creador.
Así es que podrías decir que Dios es como un jardinero sabio que constantemente trata de hacer
crecer bellas rosas. Sabe exactamente cuánto abono poner en el suelo. Sabe cómo hacer para que
esos nutrientes suban desde el suelo por las raíces hasta el corazón del tallo de la flor, para
imprimirle un color radiante de tal modo que todo el mundo que mire se vea tocado por el misterio
de la belleza. Y Dios se sorprende,
Bien, es interesante. Esas rosas que he creado parecen tener mente propia. A medida que el
elixir que intento darles sube por los tallos, ellas se atan a sí mismas con pequeños nudos, y
solo les llega un poco de ese elixir; así que los pétalos nunca florecen plenamente.
¿Has tenido alguna vez la sensación de que estás poniendo más energía en permanecer contraído
que en permitir la expansión?
El deseo es creación. Por tanto, lo que deseas es de la mayor importancia. Si quieres tomar ese
pequeño ejercicio que te hemos dado y comenzar a ponerlo en práctica, de una manera muy simple,
y de una manera calmada, comenzarás a ponerte en contacto de nuevo con la inocencia y la belleza
del movimiento del deseo. Puedes deleitarte en él. Cuando tengas un pensamiento sexual, un deseo
sexual, ¿por qué no simplemente estar con él? ¿Por qué no notar lo que provoca que suceda en el
cuerpo? ¿Cómo cambia tu respiración? ¿Va el corazón más rápido? Sé honesto contigo mismo, ¿no
esboza una sonrisa en tu cara? ¿Qué pasa si decides acoger honestamente ese efecto como algo
perfectamente inocente y hermoso? ¿Cómo podría cambiar tu día si no reprimieras el
discernimiento del deseo sexual? Notarás que no estamos diciendo que debas ir por la calle
agarrándote a todo cuerpo que pase cerca de ti. Decimos que te permitas el abrazo viviente de la
energía que precisamente esté moviéndose por todo tu ser.
¿Por qué es importante esto? Si has decidido que hay ciertas energías que son demoníacas, malas,
que tienen el poder de desviarte de tu unión con Dios, entonces ya has decidido que hay algo que
está más allá del alcance de tu poder. Y eso es lo que te des-empodera. Y así, tomas una energía
inocente y la conviertes en un monstruo que debe ser temido a cualquier precio.
Mas os aseguro que la transformación mística que os lleva desde sentiros como una des-
empoderada gota de espuma en el filo de la ola, hasta la sensación de libertad y de vida empoderada
que fluye de la Mente de Dios a través de vosotros... y para expresar solo bellas creaciones llenas de
majestad, de poder y de milagros... lo que te lleva de A a B... es estar dispuesto a cambiar de actitud
para observar las mismísimas energías que se mueven a través de la mente y del cuerpo, y no para
temerlas, sino para contemplarlas con inocencia y maravilla. Y esta es la fuente de todos los mitos
que han sido narrados en todas las culturas: El caballero que somete al dragón, besando a la bestia
salvaje en la mejilla, convirtiéndola así en un amoroso, amoroso compañero. Vuestros monstruos
son lo que teméis y reprimís debido a los juicios que habéis aprendido en el mundo. Y el mundo es
solo la negación o rechazo del Reino. Es justo lo opuesto a la Verdad.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Así, ves, si estás sentado en una de tus catedrales y todo el mundo está diciendo,
Oh, claro, la sexualidad, ¡algo muy malo! Te alejará de Dios.
Entonces de inmediato debes darte cuenta de que si todos aquí le temen a la sexualidad, en realidad
debe ser Divina, y así,
Quizás haría bien en acogerla, amarla, dominarla, y no temerla.
Si alguien te dice,
El dinero es la raíz de todo mal,
y luego extiende la mano y dice,
¿Podrías por favor hacer una donación a nuestra organización?
¿no es esto acaso una expresión de conflicto? Y no obstante, tal conflicto inunda las religiones y los
dogmas de vuestro mundo,
No desees el dinero. No desees riqueza. Por otra parte, para mantener esta emisora de
radio necesitamos realmente que hagas una donación.
¿Qué están tratando de enseñarte? ¿Qué están negando?
Sexo y dinero. Cosas muy básicas, ¿no? Representan energías que fluyen desde la Mente de Dios,
que quieren expresarse con alegría y poder ilimitados, y que no están dispuestas a conformarse con
limitaciones de ningún tipo.
Cuando la Tierra fue concebida por la Santa Mente de Dios y tomó su propia forma y se convirtió
en una entidad igual que tú, Dios no dijo,
Bien, este es un planeta muy bello, pero solo puedo tener un sistema solar, solo uno, justo a
la medida de esta Tierra.
No, sino que, más bien, desde el gozo, Dios permitió que se dieran más y más sistemas solares, el
nacimiento de miles de soles a cada instante… como campos en los que esas bellas joyas que son
los planetas pudieran girar. ¡Eso es verdadera creación! ¿Y qué cualidad de sistema solar habrás
decidido permitir tú que exista, para que el planeta de tu propio discernimiento pueda girar, vivir y
expresarse?
¡Ah, deseo! El deseo lo es todo. Y de nuevo, el simple ejercicio que te hemos dado comenzará a
liberar los bloqueos internos, y redescubrirás la inocencia del deseo. Y entonces, puedes comenzar a
desarrollarte en él, a tomarte unos breves instantes para aprender a vivir deliberadamente.
¿Qué quiero realmente?
Porque, ves, como tu mente brilla como un rayo de luz solar desde la Mente de Dios, cuando uses tu
consciencia para relajarte en la inocencia de la cuestión, “¿qué es lo que realmente quiero?”, “¿qué
hay en mi corazón que sigue llamándome, que me sigue impulsando?”, te llegarán imágenes,
sentimientos. Y os digo que estos serán expresiones –y hablaremos con los símbolos que entendéis
en vuestro mundo–... expresiones de lo que Dios quiere traer a través de ti,
Oh, cada vez que miro en mi corazón, y cada vez que me permito sentirlo, lo que realmente
quiero es… rodear a la gente con mis brazos. Quiero permitir que la gente sepa lo mucho
que les amo.
¿Por qué temer tal deseo?
Es tan abrumador… No sé cómo sería aceptado.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿A quién le importa si serás aceptado? Lo que importa es cómo te aceptas tú a ti mismo.


¿Qué pasa si sintiendo ese deseo comienzan a llegarte nuevas imágenes? Y entonces,
repentinamente te das cuenta de que… “lo que quiero hacer es unirme al Cuerpo de Paz26”, por
ejemplo. Quizá sea el caso de que la auténtica vía, la manera a través de la cual aprendes a recibir el
gran gozo de permitir que tu Amor vaya al mundo, es justo esa decisión de ir y colocarte en un
sistema solar donde puedas girar con tu propio planeta y apuntarte a esa organización. Pero, si le
temes al deseo, ¿cómo vas a poder alguna vez reconocer esas cosas?
Oh, ¡cuando me pongo en contacto con mi corazón y cuando me permito a mí mismo
sentir…!
¿Qué sucede al hacerte esa pregunta?
Quiero tener tanta riqueza… ¡Oh! Y veo el pensamiento que dice que: “oh, ¡no! La riqueza
es mala”. Pero lo que quiero hacer es… quiero ser capaz de llegar a cada niño hambriento
del planeta y alimentarlo. Por eso quiero ser rico.
¿No podría ser que el deseo de alimentar al mundo fuera el deseo de Dios de expresarse a través de
ti para utilizarte de tal manera que se efectúe una transformación en tu planeta? ¿Puedes ver que al
bloquear el sentimiento del deseo podrías estar precisamente bloqueándote a ti mismo el poder
escuchar aquello por lo que has implorado una y otra vez?
Padre, revélame Tu propósito para mí.
Sientes el deseo y dices,
¡Vaya! Pero primero... Padre... lo siento... antes tengo que librarme de este deseo.
El deseo en el corazón es donde descubrirás la línea telefónica que te enlaza con la Voluntad de
Dios que querría ser expresada a través de ti. Y si no confías en el deseo estás literalmente diciendo
que has decidido no confiar en tu Creador. Mmm… cosa esta que es digna de ser recapacitada.
Sanando el conflicto en torno al deseo, ahora que sabes lo que verdaderamente es, aprendes a ser
paciente contigo mismo.
Y ahora vamos con algo que nos sirve a modo de segundo ejercicio; y sugerimos que crees una
estructura en la cual esto pueda ser practicado y que se ajuste a tu propia vida. De nuevo, al
principio no te llevará más de cinco, diez o quince minutos, y quizá tres o cuatro veces por semana.
Finalmente lo harás todo el tiempo, porque estarás creando deliberadamente. Durante solo diez o
quince minutos aparta tu mundo. Recuerda que no necesitas hacer nada y que por lo tanto el mundo
puede esperar.
Relaja el cuerpo y cierra los ojos. Y puede resultar de gran beneficio permitir que la respiración se
haga muy profunda y rítmica; relaja el sistema nervioso y seduce al controlador en tu mente, a ese
crítico que decide qué pensamientos están bien y cuáles no. Por cierto, que el crítico nunca es algo
que tú hayas creado. Es algo que permites que viva en tu mente y que fue fabricado por un conjunto
de otras mentes temerosas, padres y profesores.
A medida que relajas el cuerpo y la mente, pregúntate,
¿Qué es lo que quiero realmente?
Y observa las imágenes que surjan, sin juicio. Observa los sentimientos en el cuerpo, y permite que
esto dure solo un minuto o dos. Entonces detente, abre los ojos, y escribe todo lo que puedas
recordar.

26 Organización humanitaria estadounidense.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Vi la imagen de tener cuarenta y siete compañeros sexuales.


Vi una imagen de monedas doradas cayendo sobre mí de modo que tuve que abrir un
paraguas por encima de mi cabeza.
Vi enormes frascos de helado.
Me vi a mí mismo en un barco en el océano.
Lo que sea que aparezca, escríbelo.
Noto que mi estómago se tensa.
Pensaba que me iba a hacer pis en los pantalones.
Lo que sea, escríbelo.
Entonces, toma una profunda respiración, relájate de nuevo, y repite el proceso. Coloca la mano de
modo que descanse sobre el corazón. Respira hacia dentro de él unas pocas veces, y entonces
pregunta,
¿Qué deseo realmente?
Y de nuevo permite que el proceso se dé como sea que surja. Hazlo durante un periodo de diez o
quince minutos, de manera que lo repitas al menos seis o siete veces, escribiendo.
Toma ese trozo de papel, que quizás forme parte de un “diario”, como podrías llamarlo... y guárdalo
hasta el siguiente periodo de ejercicio; y entonces, repite el proceso de nuevo. Y cuando lo hayas
hecho siete veces, cuando tengas las siete hojas de papel de cada proceso, entonces y solo entonces,
comienza a mirar atrás, a todas las cosas que surgieron. Y pregúntate,
¿Qué parece estar repitiéndose?
Puedes quizá notar que,
Bueno, tres veces quise una enorme tarrina de helado, pero entonces ese deseo parecía
difuminarse.
Dos veces tuve el deseo de tener cuarenta y siete amantes, pero ahora me doy cuenta de que
en realidad solo quiero uno.
Sea lo que sea, observa el patrón, percibe el hilo que parece atravesar de arriba a abajo los periodos
de ejercicio. Entonces, imagina que ese hilo es ese enlace energético que se anuda por un lado al
pedazo de espuma en el filo de la ola, y que por el otro está anclado en la Profundidad del Océano.
Y entonces considera que quizás, si te permitieras moverte por ese hilo, si comenzaras a poner tu
energía ahí, si comenzaras a aclarar los obstáculos en tu consciencia que bloquean que ese deseo
pueda ser vivido coherentemente, haciendo eso… podrías llevarte a ti mismo desde la gota de
espuma en el filo de la ola hasta el Corazón de Dios. Y que, a lo largo del camino, todo lo que no
fuera Amor llegaría hasta ti para que pudieras soltarlo. Y que, durante el proceso, podrías pasar a
través de una metamorfosis que culminaría en ser la encarnación viva del Poder de Cristo –para que
tu alma pueda constatar y actualizar esa realización que siempre ha buscado–. ¡Mmm! Esto es algo
como para tragar bien saliva.
Pues ves, la razón de que te hayas decidido astutamente a engañarte a ti mismo para poder bloquear
la energía del deseo, es que el alma sabe que, si siguieras ese hilo con un compromiso total e
incondicional, se vería embarcada en el camino del que hablábamos en una hora anterior, el camino
puesto ante ti por Dios, que sabe cómo llevarte a casa.
Y si llegaras al hogar, significaría que tendrías que dejar de ser un buscador. Y tendrías que

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

convertirte en alguien que ha sido encontrado. Y tendrías que levantarte por encima de la masa.
Tendrías que abandonar toda tu identificación con la pequeñez. Tendrías que abandonar la
necesidad de que los demás te aprueben. Abandonarías el nido de la locura. Habrías resurgido y
ocupado tu verdadero lugar a la diestra de Dios. ¿No es ese el temor más profundo que tienes… el
de realmente ser la Verdad de quien tú eres: Cristo Encarnado?
Ahora bien, el deseo puede ser muy divertido. Idealmente, una vez que hayas practicado esto por tu
cuenta, pide a tu compañero o a un amigo cercano (incluso puedes querer enseñarles estas cosas que
lees o escuchas en esta Vía), pídele… si estaría dispuesto a embarcarse en este proceso contigo, de
tal modo que, quizás una vez por semana, puedas sentarte con él y decir,
¿Qué encontraste esta semana?
Bien, ¡aquí va…!
Se llama desnudarse ante a un amigo. Se llama hacerse vulnerable con otro, encontrar a otro niño
para jugar en el Reino, de tal modo que puedas salir al patio de recreo fuera del mundo adulto que
dice,
El deseo es malo. Chicos… tened cuidado.
Y comienzas a contemplar lo que es verdadero y real desde un lugar de inocencia. Y comienzas a
crear por ti mismo un grupo de apoyo. Y ese grupo quizás pueda crecer hasta tres o cuatro amigos –
o incluso diez o veinte– en el cual todos están comprometidos a ponerse en contacto con lo que
realmente está en ellos, entendiendo el principio de que el deseo es el hilo que enlaza tu alma con el
Corazón de Dios. Y Dios solo quiere extender, a través de ti, aquello que expresa Amor en el
mundo. Esto es lo que se llama Creación.
Quizás es un proyecto que vale la pena. Pues cuando no te posicionas en la actitud de permitir la
acogida del deseo, solo queda otra alternativa: Vivir en modo de mera supervivencia. Y cuando
eliges la energía de la mera supervivencia el mundo es tu amo. Ante él te verás obligado a inclinarte
una y otra vez, y otra y otra... ¡vida tras vida, tras vida! Serás un esclavo de la locura que parece
gobernar este mundo. Y nunca conocerás la paz. Y nunca conocerás la dicha. Y nunca vendrás al
hogar. ¡Así de simple! Porque no fuiste creado para marchitarte y morirte en la vid. Fuiste hecho
para producir buen fruto en cantidad.
Permite que las raíces sean regadas por el deseo, por encima de todas las cosas, para así convertirte
en la realización de lo que Dios tenía en Mente cuando Él respiró en ti el Aliento de la Vida. Y
permite que ese Aliento sea recibido a cada momento. Llegarás a comprobar que la única cuestión –
la única– por la que necesitas preocuparte es esta,
¿Qué cantidad de Dios estoy dispuesto a recibir y a permitir que sea expresado a través de
mí?
Esto se llama separar el grano de la paja. La paja son los pensamientos del mundo que te hacen
creer en la pequeñez. Y eso solo puede derivar en tu sufrimiento perpetuo. El grano es el alimento
que da Vida, porque está lleno del Amor de Dios.
Entonces, no le temas al deseo, sino que desea abrazar el deseo. Tócalo, siéntelo, conócelo, danza
con él, canta con él, míralo con inocencia. Siéntelo plenamente. Y entonces aprende a discernir, con
los métodos que te hemos dado, lo que verdaderamente es el deseo: Ese hilo que está atravesando
con su brillo todos tus días. Y entonces decide permitir que ese deseo informe tus elecciones, para
que así puedas crear una vida que sirva a la realización de ese hilo de deseo.
Ves, yo tuve que hacer lo mismo. Pues comencé a notar que había un hilo de deseo en mi corazón

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

que trataba de crear alguna forma de demostración que fuera tan abrumadora que, a cualquiera que
pusiera su atención en ella se le recordara que hay algo mucho más grande en la vida que vivir para
sobrevivir, y sobrevivir solo para vivir. E incluso cuando yo era joven comencé a tener atisbos –que
al principio solo eran momentáneos–. Algo me estaba impeliendo, me impulsaba. Mas, según
aprendía a confiar en el deseo, las imágenes se volvían más y más claras. Y me veía a mí mismo en
colinas, rodeado de multitudes. Y me maravillaba por las palabras que salían de mi boca en esos
momentos de revelación, cuando era todavía solo un adolescente. Vi atisbos e imágenes de ser
amado por millones. Vi imágenes y cosas que no podía ni comprender porque eran literalmente
imágenes de lo que ahora estoy haciendo. Y, ¿cómo habría podido yo, un adolescente viviendo en la
Judea de hace dos mil años, hallar la manera de comprender el uso de las tecnologías de vuestro
mundo moderno, con las cuales comunicar Amor? No tenía sentido para mí. Pero aun así, decidí
confiar en ello.
Una parte de ese hilo fue el reconocimiento de que la muerte no es real. Y así, por lo tanto, debía ser
capaz de crear una demostración que lo probara. Ahora, piensa en ello por un momento. Si ese
pensamiento fuera a nacer en ti y si intentaras compartirlo con el mundo, ¿no te llamarían loco al
osar pensar un pensamiento tan disonante con respecto a todo lo que el mundo cree? Mas, como yo
seguí el hilo del deseo, comencé a darme cuenta de que seguía hablándome a mí, día tras día, y
semana tras semana. Y quería crecer; quería ser nutrido.
Así es que finalmente decidí,
Voy a permitir que ese hilo sea nutrido. Y voy a descubrir adónde me lleva y de qué trata
todo esto.
Y adonde me llevó fue a la maestría de la vida y la muerte, al dominio de la sanación, de la
consciencia. Me llevó al dominio de mí mismo. Me llevó al hogar, a mi propio Ser Crístico.
Y como seguí ese hilo, hoy puedo hablar contigo. Muchos de vosotros apreciáis lo que he hecho
porque me veis como un portavoz de la Verdad. ¿No ha llegado el momento de que vosotros sigáis
vuestros propios hilos y os convirtáis, igualmente, en portavoces de la realidad? Porque así como tú
has sido enviado hacia mí, habrá muchos enviados a ti a medida que pasas de ser un buscador a ser
un “encontrador”. Pues al ocupar tu lugar correcto, te conviertes en un vehículo a través del cual la
Voz que habla por Dios toca creativamente las vidas de una innumerable cantidad de personas con
las que puede que tú jamás tengas un encuentro físico.
Fuiste concebido para ser grande. Fuiste concebido para la grandeza, para brillar con tal Luz en este
mundo que el mundo recuerde que la Luz es la verdad, y la oscuridad es ilusión. Sé, por tanto,
aquello que eres. Y tú eres la Luz del mundo. Y me deleitaré al marchar contigo. Porque si puedo
unirme a este, mi querido hermano, para crear esta comunicación, también puedo unirme con
quienquiera que elija marchar hacia su propio ser crístico. Y el hilo a seguir es el hilo del deseo.
Por tanto, comienza a mirar hacia la energía del deseo en ti –a separar el grano de la paja– mediante
el aprendizaje de, primero, sentirlo solo un minuto, sin juzgarlo…, y luego profundizando en ese
proceso. Y te aseguro que llegará un punto en el que con cada respiración que tengas entrarás en
contacto con la energía del deseo. Y esa es la única Voz a la que darás autoridad.
Y no serás capaz de seguirle el ritmo a la amorosa creación que quiere expresarse a través de ti. Y te
maravillarás con los amigos que llegarán a tu vida, o con los cambios en tu sistema solar, donde gira
vuestro planeta. Te maravillarás y te preguntarás cómo puede estar pasando todo esto. Y finalmente
descubrirás que no eres el fabricante y el ejecutor de tu vida, sino que Dios quiere guiar y hacer
Vida a través de ti.
Y entonces conocerás la Verdad que te hace libre,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Por mí mismo, no hago nada. Pero mi Padre, a través de mí, hace todas las cosas, y es muy
bueno.
Mantente por tanto en paz. Y desea a gusto. Porque cuando sientes deseo estás regando tus raíces
con la energía de la misma Vida. ¡Confía en ello! ¡Abrázalo! Y permite que los pétalos de la rosa
florezcan en tu Santo Ser.
Os amamos, y estamos con vosotros. Si solo pudierais ver cuánta ayuda iluminada os rodea en
cualquier momento, nunca volveríais a permitir que el miedo a perderos en vuestro deseo saliera
victorioso en vuestra mente. Y caminaríais con audacia. Y a cambio, todas las cosas se
transformarían en nuevas.
¿Cuánto Amor de Dios estáis dispuestos a recibir?
Y con esto, cerramos diciendo,
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 5

Ahora, comenzamos.
Queridos amigos, saludos para vosotros. Venimos aquí en esta hora a continuar este camino que
fabrica la estructura, la carretera, por así decirlo, mediante la cual podéis aprender a marchar por La
vía del corazón y a dominarla.
Una vía, una manera, un método, en la vida, significa haber elegido, de entre todas las
posibilidades, aquella que permanecerá siendo la que os habéis comprometido a seguir, el camino al
cual dedicáis toda vuestra atención aplicándoos en la voluntad de seguirlo. Y de la misma manera
que cuando hacéis un viaje por vuestra Tierra, al comprometeros a hacer el viaje os servís de
experiencias que no podrían llegar a vosotros de ninguna otra manera.
Cuando vais a la universidad para estudiar una carrera o un grado, y aunque comencéis con una
cierta idea de lo que puede contener o brindaros esa experiencia, ¿no es cierto que las relaciones que
se dan por el camino, o el conocimiento que se revela ante vosotros, e incluso el resultado tras
obtener el grado, siempre parece ser diferente y mucho más rico que lo que podríais haber
imaginado cuando comenzasteis vuestro viaje?
Por tanto, entiende bien que La vía del corazón requiere estar dispuesto al compromiso. Y el
compromiso no es más que una decisión deliberada de que algo va a ser de un cierto modo. Y, así
como ocurre con todos los aspectos de la experiencia que has conocido desde siempre, cuando todo
vuestro ser se ve involucrado en la voluntad de tomar una decisión, no hay literalmente nada que
pueda evitar que logréis vuestra meta. Tened por seguro entonces que siempre que creáis que no
habéis tenido éxito o que no habéis llevado a buen término alguna decisión alimentada por el deseo,
se debió simplemente a que no estabais plenamente comprometidos –lo cual significa que
decidisteis cambiar de opinión. Y, al cambiar de opinión, literalmente cambiáis lo que
experimentáis en el mundo, en el sistema solar en el cual vuestro yo da vueltas.
Entonces, La vía del corazón requiere ciertamente de la decisión de un compromiso. Y tened por
seguro, os digo, que cuando os comprometáis plenamente a descubrir La vía del corazón,
descubriréis una manera de estar en el mundo que no es de él. Descubriréis una manera de caminar
por la vida en la cual experimentáis ser elevados por algo que parece estar siempre más allá de
vosotros, aunque esté dentro, como el centro y la esencia de vuestro mismo ser. Vuestro camino no
será comprensible para el mundo. Vuestro camino no será comprensible ni para vosotros. Estaréis
viviendo desde el misterio –desplazándoos de misterio en misterio–, elevados y transportados por
algo que os da satisfacción y realización en lo más profundo de vuestra alma, mucho más allá que
cualquier cosa que ahora podáis imaginar.
¿Así es que merece entonces la pena comprometerse con La vía del corazón? ¡Sí! La vía del
corazón culmina con el reconocimiento de que no vives la Vida en absoluto, sino, más bien, que la
Vida está viviéndote. Una de las características es el desarrollo del testigo –una cualidad de
consciencia, una manera de ser, en la cual pareces ser testigo de cada cosa que surge y que fluye a
través de ti y alrededor de ti, desde un lugar de calma absoluta.
La calma no significa falta de actividad. Significa no apegarse a la actividad –ya sea el surgir y la
remisión de un cáncer en el cuerpo, o el surgir y la desaparición de relaciones, o el surgimiento y la
desaparición del sistema solar. Descubrirás que hay un lugar dentro de ti desde donde puedes
observar todas las cosas con una ecuanimidad perfecta, con perfecta aceptación y perfecto Amor.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Pues al dominar La vía del corazón descubrirás que nada es inaceptable para ti. Y solo lo aceptado
puede ser trascendido. Descubrirás una manera de ser en la que ya nada puede obligarte a nada –ni
siquiera el deseo de conocer a Dios te obligará a nada nunca más, pues la necesidad de ello ha sido
satisfecha.
Entonces, surge una manera de estar en el mundo que ciertamente no es de él, pues no sentirás
inquietud, y ninguna necesidad de dirigir tu viaje. No surgirán preguntas. Estarás en paz. Y en esa
paz, el Aliento de Dios se moverá a través de ti. Y te convertirás en algo que es como el viento, no
sabiendo de dónde vienes o adónde estás yendo, pero habitando en perfecta confianza y descanso. Y
el mundo puede que no te reconozca, pero tu Padre te reconocerá –y tú conocerás a tu Dios.
Con La vía del corazón, la percepción más primordial y fundamental que parece avivar la
consciencia humana ordinaria ha sido finalmente trascendida. La percepción de un creador y
ejecutor que está separado ha sido disuelta, y una vez más entenderás la intensidad y la profundidad
de los simples términos de esta afirmación,
Por mí mismo, no hago nada; mas, a través de mí, el Padre hace todas las cosas.
Descansar en esa percepción significa que has llegado a constatar que el yo, el ser que tú eres, es
meramente un canal a través del cual el Misterio se vive a Sí Mismo, a través del cual mana el
Amor. Constatarás que no hay nada que pueda ser ganado o perdido en este mundo. Sabrás lo que
significa reconocer que literalmente no tienes que ir a ningún sitio, y que no tienes que conseguir
nada. Te harás espacioso y vacío.
Y no obstante, paradójicamente, mientras el cuerpo dure, te parecerás a cualquier otra persona. Te
levantarás por la mañana y cepillarás tus dientes. Cuando el cuerpo tenga hambre, lo alimentarás. Te
reirás con tus amigos. Bostezarás cuando el cuerpo esté algo cansado. Y, no obstante, en todo eso,
habrá una cualidad de discernimiento –llamada el testigo– que simplemente está observándolo todo,
esperando a ser movido por el viento del Espíritu. Y, aunque otros puedan no verlo, virtualmente
todo lo que pronuncies transmitirá la vibración de la Verdad.
No sabes cómo trabajará el Espíritu a través de ti, ni te importará. Porque, como ves, cuando no hay
hacedor, creador o director, ya no te importará. Eso es lo que significa vivir como el viento, porque
el viento no se preocupa por dónde está o por el lugar hacia donde va. Es movido por alguna fuente
misteriosa que no puede ser localizada en absoluto. Y no obstante sopla, y según sopla, se
experimentan sus efectos.
Imagina entonces una vida en la que todo lo que haces no es para ti mismo. Imagina una manera de
vivir en la que lo que tú haces no es para nadie más. Imagina una manera de vivir en la que la
creatividad, viviente, fluye desde una Fuente tan profunda dentro de ti y alrededor de ti que no hay
lenguaje ni dogma que pueda contenerla –una Fuerza y una Fuente que sabe cómo expresarse a Sí
Misma a través de ti de tal modo que está constante y solamente sirviendo a la Reconciliación, al
despertar de toda la Creación a la Verdad de la presencia de Dios.
La vía del corazón, entonces, ciertamente se despliega, por así decirlo, a lo largo de un cierto
camino. Y en esta hora, abordaremos las etapas de este camino en un sentido general. Y hablaremos
de las características más importantes a ser cultivadas a lo largo del camino.
Primero, el deseo lo es todo, y sin él ninguna cosa puede surgir. Por tanto lo que tú deseas es
ciertamente de la mayor importancia. Desea, pues, una perfecta unión con Dios. Desea, pues, ser
Cristo Encarnado. Desea ser entonces todo aquello para lo que tu Creador te ha creado, incluso si no
tienes ni idea de lo que ello podría ser. Pues cuando albergas deseo dentro de tu ser, y cuando
atraviesas el proceso de ser capaz de dominar la energía del deseo (y, de nuevo, dominio no
significa control)… cuando hayas dominado la energía del deseo anclándola siempre en el deseo de

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

ser tal y como has sido creado para ser, entonces, ciertamente, toda tu vida y todos los deseos
subsiguientes o subsidiarios llegarán a servir a ese gran deseo.
Cuando alcances ese estado de ser, nada te resultará imposible. ¿Y por qué? Porque no eres tú
quien lo hace. Eres meramente una parte del hilo en un tapiz cósmico que está siendo tejido por el
Creador de todo en la Creación, y solamente Él sabe cómo tejer el tapiz de una nueva era, de un
nuevo paradigma, de una sanación de este plano y de la humanidad. Y así, la primera etapa es,
ciertamente, la del deseo. Y solo sintiendo deseo, y no suprimiéndolo, puedes verdaderamente
comenzar a moverte hacia el estado de maestría en el cual la energía del deseo sirva ya siempre a la
Voluntad Superior, que es la Voluntad de Dios para ti. Y, tal y como te hemos dicho antes, cuando tu
voluntad esté alineada con la de Dios, descubrirás que la Voluntad de Dios para ti es que seas
genuinamente feliz, de la cabeza a los pies –satisfecho, realizado, en paz, con poder, capaz,
responsable.
El deseo, en el tiempo, se cultiva mediante la intención. Pues como ves, has usado el tiempo para
enseñarte a ti mismo cómo distraerte con todos los pensamientos y percepciones que conforman
esta sopa cósmica que llamas tu mundo. Y todo lo que has conocido es la frustración de tener un
deseo, y, entonces, tan pronto como sales por la puerta, un amigo te detiene y te dice,
Vamos a la playa.
Y al final nunca podías ir a clase, aunque lo que deseabas era obtener el grado. Has cultivado el arte
de ser seducido por la distracción. Por tanto, es necesario utilizar el tiempo para cultivar la
intención, pues sin ella el deseo no puede convertirse en la lente cristalina, en el haz de láser, con el
que puedas atravesar toda la porquería de este mundo de tal manera que a través de ti pueda fluir
una nueva creación.
La intención no es lo mismo que albergar un compromiso voluntarioso y fuertemente egoico de
hacer que algo suceda. Porque La vía del corazón reconoce que no has sabido cómo lograr la
realización que buscas en el nivel del alma, por la simple razón de que si lo supieras, ya la habrías
logrado. En La vía del corazón la intención no significa matarte a trabajar y nunca tener un “no” por
respuesta. Más bien significa que cultivas, en tus procesos de pensamiento, el arte de recordar para
qué estás realmente aquí. Si estás aquí es para recordar que eres el pensamiento de Amor en la
forma. Estás aquí para recordar que tú eres Uno con Dios. Estás aquí para recordar que eso que he
llamado Abba, el Padre, aunque tenga muchos nombres, es la fuente de tu única realidad. Y que tú
estarás viviendo en la realidad solo en el grado en que Aquel esté viviendo a través de ti.
Por tanto, la intención, en La vía del corazón, significa utilizar el tiempo de cada día para enfocar tu
atención en el deseo de ser Cristo Encarnado. La intención es esa energía, o ese uso de la mente,
que crea (mediante una práctica consistente) el canal, por así decirlo, a través del cual el deseo
comienza a descender y reeducar al cuerpo emocional, e incluso a la estructura celular del cuerpo
físico, y a todas las vías secundarias de pensamiento que tienen lugar en el intelecto –de manera tal
que todo lo involucrado en tu ser resulta integrado, y trabaje conjuntamente enfocándose en la
realización de ese único gran deseo, el de aceptar tu función en este mundo. Y tu función es la de
sanar tu sensación de estar separado de Dios.
¿Cómo aplicar entonces la intención? Cada día, pues, y al igual que has usado el tiempo para
enseñarte cómo ser fácilmente distraído, solo necesitas plantearte una cuestión, diariamente,
¿Qué es lo que deseo más?
¿Qué estoy haciendo en este planeta? ¿En qué estoy comprometido?
Estas últimas son solo otras maneras de plantear la cuestión fundamental. Y a medida que te
mantienes practicando, la respuesta se hará más y más clara. Porque, como ves, la pregunta es lo

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

que predispone, estimula, da nacimiento, a la respuesta. Pues el Universo está siempre respondiendo
a tus preguntas. Y, cuando preguntas de forma poco clara, obtienes respuestas poco claras.
Por tanto, hazte cristalinamente claro en tu intención y recuérdatela diariamente.
Mi intención es usar el tiempo constructivamente para reaprender lo que significa habitar
en el Reino del Cielo y cumplir con mi función. Y mi función es la sanación. Y la sanación
requiere la presencia de Cristo, porque solo Cristo puede expresar el Amor que da vida a la
sanación.
El deseo y la intención –y en el campo temporal estas etapas se despliegan a medida que se madura
en La vía del corazón–, el deseo y la intención, son críticos.
La tercera etapa del proceso por el cual la mente es plenamente corregida y regresa al hogar, es la
del permiso. Pues el mundo egoico no te enseña a permitir, sino a esforzarte. Tú debes ser el creador
y el ejecutor. Tú debes encontrar la manera de manipular o controlar tu entorno para que se ajuste a
la imagen que albergas en tu mente. Y todo eso es adecuado y bueno, y hay muchos seres que
aprenden ciertas lecciones valiosas siguiendo el camino de ciertos profesores que os enseñarán que
podéis crear lo que sea que queráis. Y eso parece ser una gran cosa hasta que te das cuenta de que
ya es lo que has estado haciendo todo el tiempo. Estás siempre creando exactamente lo que tú
dispones que sea –y no es ni una gran cosa ni un secreto.
Pero habrá quienes te enseñen que,
Bien, simplemente dirígete a tu mente, pregúntate qué es lo que quieres, y cuando veas la
imagen de ese Mercedes, entonces simplemente realiza todos estos pequeños trucos mágicos
y verás cómo muy pronto acabarás con un Mercedes.
El problema con eso, aunque puede ser una etapa útil, es que el intelecto, la parte mundana de tu
mente, solo puede desear lo que ha sido programado para desear.
La parte mundana de tu mente dice,
Bien, tengo que transportar mi cuerpo por este plano. Los automóviles lo hacen. El mundo
me dice que un Mercedes es una gran manera de hacerlo, y por tanto crearé el deseo de
querer uno.
Y cuando manifiestas el Mercedes, te engañas a ti mismo al pensar que has hecho un gran progreso
cuando de hecho todo lo que has hecho es lo que siempre has hecho. Has elegido cómo será tu
experiencia y la has manifestado. No hay nada nuevo en ello, aunque, al hacerlo, puedes comenzar a
recobrar la confianza en tu capacidad de manifestar.
Pero en La vía del corazón se trata de algo más. El permiso, en este camino, significa que
comienzas a ver tu vida de forma diferente. No se trata del esfuerzo en conseguir salir de la escuela
superior para crear una carrera con la cual puedas crear monedas doradas, con las que puedas crear
la casa apropiada en el ambiente apropiado, de tal modo que tu ego se sienta “exitoso” y, por tanto,
“merecedor” de Amor. Sé honesto contigo mismo, ¿no está tu mundo construido sobre estas
premisas?
Si tan solo pudiera conseguir que mi vida pareciera exitosa en mi entorno, entonces, sería
aceptado, y entonces podría amarme a mí mismo, al menos un poquito. E incluso podría
hacer que otros me amaran.
No es así en absoluto. La vía del corazón comienza con el reconocimiento de que ya eres amado por
la única Fuente que importa, de que has venido con un propósito muy elevado que puede hacerse
manifiesto a la manera del mundo, pero que no es del mundo.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

El permiso, entonces, es el cultivo de una manera de contemplar los eventos de tu vida no como
obstáculos interpuestos entre tú y lo que tú quieres, sino como peldaños que te presentan la
bendición de las lecciones requeridas para sanar los obstáculos –no hacia el éxito, sino hacia la
presencia del Amor en tanto que la fuente y la base de tu ser. En la etapa del permiso, entonces,
comenzamos a cultivar la aceptación de todo lo que hay en nuestra experiencia. Comenzamos a ver
que, como hemos asumido el compromiso de despertar y de encarnar solo a Cristo, el Universo ya
está conspirando para traernos a nuestras vidas la gente y los eventos, minuto a minuto, que mejor
nos puedan dar exactamente aquello que más necesitamos aprender o aquello de lo que más
necesitamos tomar consciencia.
Y así, se nos envían mensajeros. Un mensajero puede venir bajo la forma de alguien de quien te
enamoras, habiendo algo que aprender de ello. Podría ser que estuvieras bloqueándote el
sentimiento de Amor por otra gente, y que ahora, finalmente, llega el estallido que derriba la puerta
y ya no puedes sino sentir ese sentimiento. El mensajero podría ser alguien que llega como el grano
de arena en la perla que provoca una fricción dentro ti que te saca de tu sueño, y te das cuenta de
que has estado operando desde algunos patrones muy disfuncionales, y que has tenido que encontrar
un mejor agarre, por así decirlo, para captar la Verdad de quien tú eres. Puede ser que necesites
aprender a expresar mejor tus sentimientos. Puede ser que necesites una mayor aceptación de tu
propia creatividad. Te llegará algo, a través de tus mensajeros, que hará que finalmente seas
responsable y honesto sobre dónde te encuentras.
Por ejemplo, si piensas,
Bien, nunca más me enfadaré. Después de todo, soy una persona muy espiritual.
Simplemente me saldré del seminario, pues ya lo sé todo. Así que sí, simplemente viviré en
éxtasis divino.
Y comienzan a suceder cosas. Quizás… mmm… –usaremos esto como ejemplo– quizás una pareja
gay se vaya a vivir a tu vecindario, y entonces descubres que tienes unas percepciones muy
arraigadas que dicen que hay algo equivocado en esa orientación sexual. Son mensajeros, enviados
a ti por el Universo, para empujarte a mirar más adentro.
El permiso es entonces el cultivo de una cualidad de discernimiento en la que descansas al
reconocer que tu vida ya no es la tuya propia, para poderla dirigir y controlar, sino que más bien se
la devuelves a la Fuente de tu propio ser, a esa profundidad de sabiduría en lo más profundo del
océano que sabe la mejor manera de brindarte lo que se requiere para sacar la porquería de tu
consciencia, y así poder soltarla.
El permiso cultiva la confianza. El permiso es la manera en que la intención y el deseo llegan a
trabajar cada vez más plenamente en la tercera dimensión de tu experiencia –el campo temporal. El
permiso es una sumisión, pero no es una sumisión ingenua. El permiso cambia tu percepción del
mundo que ves a tu alrededor.
Comienzas a darte cuenta de que realmente no vives en un mundo real, en absoluto. Vives en un
mundo de vibraciones y energías que opera por la Ley de la Atracción, resonancia. Y comienzas a
estar dispuesto a permitir que ciertas cosas salgan de tu vida, incluso familia y amigos, confiando en
que, debido a tu deseo e intención, lo que se desvanece en tu vida debe estar bien así, ya que será
reemplazado por nuevos patrones vibratorios que llegan en forma de mensajeros –eventos, lugares,
personas y cosas– que pueden llevarte por la espiral ascendente del despertar.
El permiso conlleva dar paso a las etapas iniciales del cultivo de la humildad y el reconocimiento de
que debes finalmente someterte a algo más allá del intelecto y del control de la parte egoica de la
mente –ya que el creador y el ejecutor que ha intentado hacerlo todo es algo finalmente reconocido

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

como inadecuado.
Al madurar esas tres etapas, descansas en la etapa final, la de la rendición. Y esto significa que ya
no hay inquietud. La rendición significa que sabes, a través de cada fibra de tu ser, que no hay nadie
aquí viviendo una vida, sino que se trata de la Vida fluyendo a través del cuerpo-mente, de la
personalidad, en tanto que esta dure. Ahora es donde se ve culminada o completada la
transformación mística. Es ahora cuando entiendes el significado de la enseñanza,
Vivo, pero no soy yo, sino Cristo quien mora como yo mismo.
La rendición es una etapa cuyo cimiento es la paz perfecta, pero no para la pasividad, no para la
inactividad, sino para incluso más actividad.
Te encuentras a ti mismo, mientras estás en el mundo, estando cada vez más ocupado, con más y
más cosas que hacer. Te haces incluso más responsable. Y finalmente llegas a ver que, como eres
Cristo, eres responsable de toda la Creación. Y no puedes tener un solo pensamiento sin perturbar a
la más lejana de las estrellas. Es de esa responsabilidad de la que has dimitido encogiéndote e
intentando contenerte a ti mismo en un diminuto pedazo miope de espuma, y todo porque has
temido ser responsable por todo.
Pero La vía del corazón corrige tu percepción, en la cual llegas a reconocer que tu mayor alegría, tu
mayor realización está en la plena y deliberada aceptación de la responsabilidad por toda la
Creación. ¿Por qué? Porque repentinamente constatas que no eres el creador y ejecutor, y que
puedes aceptar la responsabilidad por cada cosa y por todo, porque todo el poder del Cielo y de la
Tierra está hecho para fluir a través de ti para manifestar el Amor de Dios. Así, dicho brevemente,
está en manos de Dios, no en las tuyas. Luego entonces,
No se haga mi voluntad, sino la Tuya.
¿Comienza esto a tener sentido para ti? ¿Ves cómo cambia el modo en que has sido enseñado a
interpretar mis enseñanzas?
El deseo, la intención, el permiso, la rendición –pero una rendición hacia una manera de ser que el
mundo nunca puede reconocer. Es rendirte a una manera de ser en la que puede que nunca recibas
eso que llamas en tu mundo un Óscar por tu actuación. Pero es una manera de ser en la cual tu
consciencia se abre totalmente a tu unión con toda la Creación. Y hablarás con una hoja según cae
del árbol. Verás el alma del gatito que cuidas. Y hablarás con ángeles y maestros. Te verás
involucrado en reuniones en las salas superiores cósmicas de conferencias.
Y sabrás que el cuerpo-mente que una vez pensabas que era tuyo, es poco más que un recurso
temporal de enseñanza, una herramienta a ser tomada y utilizada bajo la dirección de Dios, y a ser
dejada de lado cuando su utilidad termine. Así es que incluso cuando llegue el tiempo de atravesar
esa transición que conoces como muerte, nada perturbará tu paz. Y, cuando el cuerpo muere, eso
simplemente significa que tu atención comienza a liberarse por sí misma de él –igual que cuando la
mano de un carpintero es liberada de manejar el martillo, y este simplemente se deja sobre la mesa
y el carpintero se va a cenar olvidándose de él. Serás capaz de observar incluso el proceso que tu
mundo llama muerte con total ecuanimidad y gozo.
Verás a tu espíritu desprendiéndose del cuerpo. Observarás que este se desmorona en lo sin vida, de
tal modo que toda tu atención se enfoque en una dimensión completamente nueva, en una
dimensión que es tan vasta que serás capaz de mirar hacia el plano de la Tierra de una manera no
muy diferente a como podrías mirar una piedrita en la palma de tu mano, y, en un rápido vistazo,
verlo todo sobre ella sin que haya nada que se oculte a tu mirada.
Responsabilidad. Soy alguien que ha elegido asumir la responsabilidad por la piedrita llamada

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Tierra y por toda la vida que mora ahí. Tú también conocerás cómo es esa energía y la realidad de
rodear con tus dedos todo el sistema solar y convertirte, digamos, en el Dios o el Salvador de esa
dimensión. Y todo comienza al elegir tomar la responsabilidad por tu piedra, tu dominio, tu sistema
solar, tu dimensión personal. Y eso, de nuevo, comienza al decir,
Yo, y solo yo, soy la fuente de lo que experimento y percibo. No soy una víctima del mundo
que veo. Y todo lo que experimento lo he invocado hacia mí, lisa y llanamente –sin excusas,
sin “y si…”, sin “peros”. Es de la manera en que es.
Y se irá tu inmadurez, tu resistencia, para entonces simplemente ser responsable de tu experiencia.
La vía del corazón cultiva entonces una madurez del deseo, la intención, el permiso y la rendición.
Y no hay ninguna característica de mayor importancia que esa que ya hemos mencionado, la de la
humildad. No la humildad fingida que se enseña en ciertas religiones del mundo, sino una genuina.
Pues la humildad no significa que, cuando te encuentras ante un grupo de gente aplaudiéndote, vas
y dices,
Oh, ¡uf! no tenéis por qué hacer esto, no es para tanto.
De modo que puedas parecerles humilde cuando interiormente estás diciendo,
Oh, Dios, ¡se siente tan bien! Aplaudid un poco más alto, un poco más. Pero esto no os lo
diré.
¿Reconoces este tipo de humildad? ¿No es este el tipo de humildad que te enseñaron en la escuela?
Mmm. Se te decía que no te golpearas el pecho, diciendo,
¡Sí! ¡Gracias! Sabéis, creo que realmente estoy haciendo bien esto ahora.
Se te enseñó que eso no estaba bien.
La humildad genuina fluye del reconocimiento bien asentado de que tú no puedes salvarte a ti
mismo, de que eres creado y no Creador, de que eres efecto y no causa (en un sentido absoluto), de
que algo llamado Vida no es tuyo, de que hay algo que está más allá de tu capacidad de controlar y
comprender intelectualmente. Y si ese algo decidiera alguna vez dejar de amarte [chasquido de
dedos], dejarías de existir, pues sin importar cómo de hondo te encuentres dentro de la profundidad
de Dios, y sin importar lo profundos que sean tu discernimiento y tu consciencia de la unión con
Dios, lo que Dios es, estará siempre más allá de tu creciente capacidad de entender a Dios. Es como
un Océano de Profundidad Infinita. Y cuando te das cuenta de que, esforzándote tanto como podrías
hacerlo, tu yo, tu pequeño yo, nunca podría abarcar esa Fuente, descansarás en la humildad, la
humildad genuina.
Y esto, ¿por qué importa tanto? Porque, y subraya bien estas palabras, porque según progresas por
el camino de La vía del corazón, según disuelves y debilitas los grilletes de tu mente, según se
sanan y se resuelven los conflictos interiores, según comienzas a aceptar la abundancia que el Padre
te quiere otorgar en todos los niveles de la vida y todos los niveles del sentimiento y de la
percepción, según comienzas a degustar la magnificencia y la grandeza que querrían fluir a través
de ti, descubrirás que los “enemigos” se hacen más sutiles. Cada niño ve a sus padres, en cierta
etapa, como sus enemigos, ¿no es así?
¿Qué quieres decir con que no puedo sacar el automóvil esta noche? ¿Qué significa eso de
que tenga que estar en casa a las 10:00 de la noche?
Los padres se convierten en enemigos.
Pero este es un nivel muy inmaduro y elemental. Según avanzas cada vez más hacia la maestría,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

serás enormemente tentado a creer que ya está lograda. Te verás enormemente tentado a creer que,
Yo ya puedo hacer esto. Las oraciones que solía hacer cuando comenzaba, los ejercicios
simples de consciencia que utilizaba cuando comenzaba en mi camino, ya no los necesito.
He dominado eso.
Siempre que escuches una voz en ti mismo diciendo, “conseguido”, debes estar seguro de que no es
así, y que estás en peligro de perder lo adquirido.
La humildad es el reconocimiento de que cuanto más te dirijas hacia la maestría, más existirá el
deseo de disciplina y vigilancia. La disciplina no significa hacer algo duro que no te gusta hacer. La
disciplina es como la habilidad de un artista que la cultiva y la refina simplemente desde el
profundo deseo y deleite de crear más bellamente, y eso es todo. Disciplinar un músculo es lo que
hace un atleta para que este trabaje incluso más bellamente que el día anterior, y desde el puro
deleite de extender una mayor belleza al mundo.
Por tanto, la disciplina que se requiere para la mente es la de reconocer que, mientras el cuerpo dure
y de hecho tú permanezcas existiendo, las creaciones de consciencia que son desemejantes al Amor
han creado todo un conjunto de patrones vibratorios que simplemente estarán encantados de
empujarte hacia abajo. Es el reconocimiento de que puede ser un deleite repetir conscientemente la
decisión de enseñar solo Amor, y elegir selectivamente los patrones vibratorios en tu consciencia,
siendo admitidos en ella solo los que reflejen la Verdad, la belleza y la valía de quien tú eres.
El juicio no puede reflejar esa Luz. La ira y el odio no pueden hacerlo. El miedo y la paranoia, el
miedo al rechazo, el miedo a las opiniones de otros –tales vibraciones nunca pueden reflejar la
majestuosidad, la grandeza, la magnificencia de tu Ser. Por tanto, entiende bien que la humildad es
algo absolutamente esencial. Pues, paradójicamente, según la grandeza es expresada a través de ti,
todavía tendrás la tentación de permitir que las energías egoicas establezcan su hogar en tu mente. Y
la voz del ego dirá,
Tío, eres realmente todo un maestro, ¿lo ves? Realmente mereces toda esta adulación. ¿Por
qué no te quedas el diez por ciento para ti mismo?
Un maestro acepta el Amor ofrecido, la gratitud ofrecida por aquellos a quienes sus enseñanzas han
tocado, y ofrece todo eso a Dios, reconociendo que solas, todas esas cosas, no podrían haber sido
hechas. Yo también aprendí a ser tentado. Y cuando aquellos enfermos que llegaban hasta mí
encontraban la sanación en mi presencia, era muy tentador decir,
Sí, mira lo que he hecho. Realmente me lo he ganado. Estuve cuarenta días y cuarenta
noches en el desierto. He ido a la India y al Tibet. He estado en Inglaterra. Estudié con
todos los maestros de Egipto. Sí, realmente merezco ser considerado un sanador y un
profesor.
Pero aprendí, mediante la humildad, a recordar la simplicidad de que, por mí mismo, no puedo
hacer nada. Cultivé en mí mismo el arte de ser siempre un estudiante del Amor, y no el profesor del
Amor, que cree que ya lo ha conseguido solamente por tener muchas letras detrás de su nombre. Así
que, como ves, a medida que progresas y que permites que fluya más abundancia del Amor de Dios
a través de ti, ves que comienzas a levantarte por encima de la multitud, y ves que comienzas a
atraer a aquellos que quieren la Luz. Y según sucede esto, debes practicar la disciplina y la
vigilancia recordando siempre la humildad, hasta que te encuentres recordándola con cada
respiración.
¿Y por qué? Si estás viviendo en este mundo y sientes que nadie te busca, que nadie te toma como
autoridad, solo hay una razón. Te has resistido a la Verdad de tu ser, y a través de la negación has

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

alejado la Luz de Dios debido a tu miedo, debido a tu bien arraigado miedo a parecer diferente del
resto de los demás. Y el mundo te querría enseñar a ser un esclavo de modo que encajes en él y no
arrugues las plumas de nadie27. Pero a medida que te llenas de poder, la manera en que vas a
reconocer que eso es lo que está sucediendo es al ver que cierta gente no te querrá. Les pondrás
nerviosos solo por caminar por la misma habitación, porque la oscuridad aborrece la Luz. Es así de
simple.
La humildad es absolutamente esencial. A través del portal de la humildad, la Luz del Poder puede
ser encendida a través de ti, y cada vez con un mayor voltaje. Y si ese voltaje no parece estar
fluyendo a través de tu mente, mira bien para ver si estás recordando la humildad y entregándote a
ella. Porque la Luz de Dios solo puede brillar a través de ti en el grado en que estés dispuesto a
tomar responsabilidad por ella, lo cual implica entregar los frutos de regreso a su Fuente, y no
reclamarlos como los tuyos propios. Y cuando no reclamas nada para ti mismo, todas las cosas
pueden fluir a través de ti. Y el Espíritu Santo puede reunir millones de seres en muchos planos para
que lleguen hasta ti, porque sabe que no distorsionarás el Amor de Dios usurpando la posición de
Dios, poniéndote tú mismo en el trono.
La humildad es una característica principal a cultivar. Por tanto, cuando reces, ciertamente pide
grandeza. Permite que el Padre sepa que estás preparado para que encarne la plenitud del Cristo, y
simplemente mantente en la promesa de recordar para siempre que tú no eres el creador y el
ejecutor. Eres meramente quien ha llegado a reconocer que solo el Amor de Dios puede llenarte a ti
como alma. Solo la realización de tu propósito de ser un canal para el Amor puede brindarte el
éxito que realmente buscas. Cuando estés plenamente comprometido a eso, antes que a pensar en
las opiniones de los demás, entonces, ese Poder puede comenzar a moverse a través de ti.
Cuando estés dispuesto a soltar el mundo, el Cielo vendrá para reemplazarlo. Cuando estés
dispuesto a soltar tu necesidad de grandeza egoica, la verdadera grandeza comenzará a derramarse a
través de ti. Hay una paradoja en el Espíritu. Aprende a discernirla. Hazte un maestro en ella. Y
nunca descuides la necesidad de disciplina, apoyándote en el cimiento de la humildad. Ves, esto es
lo que ha provocado que le temas a la energía del deseo, pues en el pasado (y eso puede estar muy
lejos), has decidido averiguar cómo sería permitir que todo ese poder fuera reclamado como el tuyo
propio –para ser usado al servicio de la voz del ego. Y de eso es de lo que tienes miedo. Pero si
cultivas esas etapas y las transitas con humildad, nunca necesitarás temer el mal uso del deseo.
Por tanto, en tus oraciones, recuerda tan a menudo como puedas que lo que tú decretas, es. Así que
habla claramente contigo mismo.
Fuente, Creador, Dios, Diosa, Todo Lo Que Es, Abba, estoy preparado para ser lo que Tú
me has creado para ser. Elijo recordar que soy efecto y no causa. Que se haga Tu Voluntad,
sabiendo que Ella es mi plena felicidad. Revela entonces esa vía a través de la cual puede
ser conocida dicha felicidad. Porque mi manera nunca ha funcionado, pero la Tuya siempre
lo hace.
Entonces recuerda cada día la energía del agradecimiento. Es adecuado y bueno agradecerse y
apreciarse, unos a otros. Pero, en la privacidad de tu propia meditación y oración, aprecia y
agradece cómo el poder de esa Fuente de Amor que he llamado Abba o Dios, está viviendo y
moviéndose y respirando para traerte la gente, los libros, los profesores, las experiencias, que están
desplegando suavemente el capullo del ego alrededor de ti, despertándote a la Verdad, y la belleza,
y la majestad, y a la magnificencia y la grandeza que la Vida, en Sí Misma, es –y que quiere respirar
a través de ti tan mágica y poderosamente como lo hace con una tormenta atronadora, o con una
27 Entenderíamos esta expresión quizá no usual lógicamente como “no achicar” a nadie, es decir, que nadie pueda
“sentirse herido” porque nosotros brillamos.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

hoja en un árbol, o con el brillo en los ojos de un recién nacido.


Esa Vida es lo que tú eres. Esa Vida es la presencia del Amor de Dios, la Profundidad del Océano
brotando en las Olas de la Creación. Permite por tanto que la Vida sola sea tu guía en todas las
cosas, y descansa en agradecimiento ante el Misterio Infinito que la Vida es, y di sí a ello. Di sí a la
Vida, para que puedas estar dispuesto a permitir que su clara plenitud te traspase y te lleve a una
mayor profundidad de entendimiento y comprehensión de todo lo que Dios es. Y, ciertamente, si
percibes adecuadamente la humildad, permanecer en la consciencia de la humildad divina es la más
dulce de las experiencias que alguna vez puedas tener.
Muchos entonces os acordáis de mí y decís,
¡Oh! Allá donde está Jeshua, allí sí que me gustaría estar. Piensas un pensamiento y ya
estás con alguien. Piensas en algo, y ya estás en ese universo. Nunca tienes que parpadear
porque no tienes ojos.
Te aseguro que yo habito en una frecuencia vibratoria con muchos, muchos otros seres, cuya
consciencia nunca vacila ni un solo instante en estar en un profundo agradecimiento y humildad
ante el Misterio de Todo Lo Que Dios Es –el gran deleite de saber que vivimos, pero que no
vivimos nosotros, sino nuestro Creador, que vive en tanto que nosotros. La única diferencia entre
ser un maestro y ser un estudiante es que el maestro ha dominado el arte de ser siempre un
estudiante. Piensa sobre ello.
El deseo, la intención, el permiso, la rendición –¿qué es lo que realmente quieres? ¿Estás dispuesto
a sentirlo, y permitir que ese hilo de deseo te lleve a casa? ¿Puedes recordar usar el tiempo
constructivamente enfocando tu intención, recordándote para qué estás aquí realmente? No estás
aquí para sobrevivir, estás aquí para vivir como la Verdad de quien tú eres.
El permiso: no una aceptación pasiva de las cosas tal y como son, sino un reconocimiento de que
algo muy bello está en marcha. Hay una Inteligencia, un Amor que te conoce mejor que tú mismo, y
que te está presentando, minuto a minuto, joyas, gemas, lecciones y bendiciones... entretejiendo el
tapiz de tu vida, sin que nada suceda por accidente.
La rendición: el cultivo del reconocimiento de que tu felicidad solo puede encontrarse al someter tu
voluntad a la de Dios. Porque la tuya ha sido la de estar en conflicto, lucha y limitación. La
Voluntad del Padre es que vivas sin conflicto, en paz, con alegría, realización y felicidad –eso que
se llama éxtasis.
La humildad: si alguna vez te preguntas cómo anclar tu discernimiento en la humildad, detén lo que
estés haciendo y pregúntate esto,
¿Yo me creé a mí mismo?
Sabrás muy bien que la respuesta es,
No, ni siquiera sé cuándo fui creado. Algo me concibió. ¿Qué es?
Eso te conducirá muy rápidamente a la humildad. ¿Sabes cómo concebir una estrella? ¡No! ¿Sabes
cómo hacer que surja una hoja de un árbol? ¡No! ¿Incluso sabes cómo levantar tu mano de tu
regazo? ¡No! ¿Qué es lo que sabes entonces? ¡Nada! Permítete entender que no sabes nada. Y en
ese estado de divina ignorancia, descansarás en una humildad que finalmente le permite a tu
Creador moverse a través de ti y revelarte todas las cosas.
Así, queridos amigos, La vía del corazón es esa vía que corrige la percepción y te brinda una
mentalidad correcta, de tal modo que ya no seas el creador, el ejecutor y el director. Tus opiniones
te parecerán algo absolutamente insignificante. Y desde un grandioso vacío descubrirás una paz

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

perfecta. Y la Vida te llevará sobre Sus alas. Y a través de ti, la Vida expresará, cada vez en una
mayor dimensionalidad, el exquisito e infinito Amor, Poder y Creatividad que Dios es, hasta que
jures que Dios es todo lo que hay. Y no encontrarás ni rastro de ti mismo en ningún lugar. Si la
iluminación es el final de la separación, ¿cómo puede haber un creador y ejecutor? ¿Puede la ola
dirigirse a sí misma? El ego es el intento de hacer eso, y siempre fracasa.
La paz sea entonces con vosotros siempre. Permite que la paz inunde tu ser en todo momento. Y
reconoce que estás a salvo en el Amor de Dios que surge de esa gran Fuente de misterio, que querría
moverse a través de ti con cada respiración que tienes y con cada palabra que dices, hasta que solo
escuches ese ímpetu de la guía que mana desde lo más profundo de tu ser como una Suave Voz en la
que confías completamente. Y conocerás la libertad que buscas.
Y con esto, nosotros, ciertamente, os dejamos por ahora. Aunque no vamos a ningún lado, ya que
vosotros ya estáis donde nosotros estamos. Confía en esto. Reconoce esto. Cuenta con esto. Y
explora La vía del corazón. Y con esa exploración, llegarás a conocer la Verdad del Amor.
Estad por tanto en paz, queridos amigos.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 6

Ahora, comenzamos.
Y ciertamente, una vez más, a vosotros os saludo, queridos y santos amigos. Ciertamente, a
vosotros os saludo, queridos y santos amigos. Si entendierais el significado de este saludo, si
comprendierais cada término en toda su profundidad, ya sabríais todo lo que hay que saber. Y
estaríais bien preparados para extender el Amor de Dios, para siempre.
“Ciertamente”, o “realmente”, significa que no hay más opciones. “Saludos para vosotros”, son
saludos a quien fue creado del Padre, antes de todas las cosas, pues me inclino ante tu resplandor.
¡Saludos para ti, “querida” y santa Criatura de Dios! Ciertamente, amada de Dios. Ciertamente,
amada por cada molécula en tu universo físico. Ciertamente amada por tu Santa Madre, esta
preciosa Tierra. Ciertamente amada por cualquier cosa que imagines que existió alguna vez o que
pueda existir alguna vez, y que se ha extendido a sí misma desde el Corazón y la Mente de Dios.
Eres el Amado, pura y simplemente. Y de nuevo, no hay otra opción.
“Santo”, ya que eres pleno, y no porque te hayas ganado esa santidad, sino porque ella es la Verdad
desde la cual te extendiste para siempre; pues estás hecho a imagen de Dios, ya que brotas de la
Mente de Dios. Eres la santidad misma cada vez que dejas a un lado la tentación de soñar un sueño
inútil, y caminas por esta Tierra como el Cristo.
Querido y santo “amigo”. Un amigo no es alguien inferior a mí mismo. Un amigo es alguien que
camina en perfecta igualdad, con el más grande de los maestros, sea quien sea quien concibas que
ese maestro es. Un amigo, un amigo es alguien que elige mirar a otro para ver ahí solo la Faz de
Cristo. Y no hay nadie en esta habitación, ni habrá ciertamente nunca nadie que escuche estas
palabras, que no me haya mirado ya a mí y que no haya visto la Faz de Cristo adentro. E
igualmente, yo te miro a ti y te digo “amigo”.
Pues cuando te miro, no veo esos sueños pasajeros que pareces creer que son tan duraderos. Solo
veo el resplandor de aquello que mi Padre ha extendido desde el Amor. Solo veo aquello que no
tiene ni comienzo ni fin. Y veo solo aquello que no conoce nacimiento ni muerte. Veo solo lo
ilimitado. Solo veo eso, cuya Luz ya está extendida por todas las dimensiones y por todos los
universos.
Veo solo a mi hermano y a mi hermana. No veo ni rastro de desigualdad entre nosotros. Y además,
también reconozco que a ti, en tu sueño, te parece como si yo estuviera un poquito más avanzado
que tú. Y a veces, en vuestros corazones, existe el anhelo de seguirme. Y si tan solo pudieras
prestarle atención a ese anhelo, si pudieras hacer que ese anhelo fuera algo primordial en todo
momento, tu propio deseo te llevaría plenamente adonde yo estoy. Y te reirías al descubrir que no te
has movido ni un centímetro, al ver que donde yo estoy es donde tú estás, y donde tú estás es en la
eternidad, y no en el tiempo; y que donde tú estás es en el lugar de tu nacimiento: la Mente de Dios.
Esta es la única cosa cierta, y cierta para siempre. Es la única realidad que posees genuinamente.
Por tanto, ciertamente, te llamo amigo. Porque compruebo con claridad que tú eres como yo soy, y
por tanto, ciertamente, a vosotros os saludo, queridos y santos amigos.
Así que ahora podríamos detenernos. No hay nada más que decir. Y no obstante la mente echa a
correr, ¿no es así? Y además echa a correr desde la misma realidad que te acabo de describir como
la tuya propia. La mente echa a correr desde esa fuente, como un rayo de luz solar saliendo del sol.
Mas, en realidad, nunca abandona su Fuente. Y el mismo poder con el cual pareces poder distraerte,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

con un pensamiento momentáneo de miedo, es el mismo poder mediante el cual despertarás a tu


propia llamada.
En Verdad, existe un lugar dentro de ti que ya sabe el día y la hora. Tú ya sabes cuándo estarás
preparado para decidirte a vivir la decisión de despertar en Dios, de ser solo la presencia del Amor.
Y el amor abraza todas las cosas, permite todas las cosas, confía en todas las cosas, trasciende
todas las cosas. El amor nunca es posesivo. El amor nunca teme. El amor es simplemente Amor. El
amor no puede brillar de forma especial sobre nadie en ningún momento. Porque el especialismo,
en sí mismo, es una contracción, es la tentativa de tomar el Amor y hacerlo brillar solo sobre un
objeto, solo sobre una persona, solo sobre un ser, solo en un universo.
Por tanto, siempre que reconozcas que has aislado alguna cosa, o a alguien, y has dicho, “tienen un
gran valor”, puedes estar seguro de que en absoluto estás en el Amor, sino en el miedo. Y por tanto,
si ese ser fuera a abandonarte, ¿dónde te quedarías? Pero, si estás en el Amor, como un pez en el
mar, todos los seres pueden surgir y pasar, y los bendices en su caminar. Y recuerdas que resides
donde Dios te ha colocado. Y Dios te ha colocado en Su Corazón. Y cuando elijas ser solo la
presencia del Amor, incluso el sueño de pérdida se disolverá de tu consciencia como la bruma en el
bosque ante el sol de la mañana.
Ciertamente, queridos amigos, el Amor realmente espera vuestra bienvenida. Y no obstante, no
podéis darle la bienvenida al Amor esperando que os sea traído a vosotros por algún otro, ni
siquiera por mí. No podéis darle la bienvenida corriendo de un lado para otro intentando crear un
entorno en el cual creéis que vuestras preferencias se verán satisfechas. No podéis darle la
bienvenida al Amor cuando esa bienvenida está relacionada o asociada con alguna cosa fenoménica,
con cualquier cosa que haya sido concebida en el tiempo. Al Amor solo se le puede dar la
bienvenida allá donde el Amor realmente reside. Y el Amor reside en ti, como el Núcleo y la Fuente
de tu mismo ser.
Por tanto, si quisieras conocer el Amor, conócete a ti Mismo, a tu Yo. Abraza la Verdad sobre ello y
la Verdad te hará libre. Entonces, ciertamente, el Amor fluirá a través de ti. Y como la gran luz solar
que viene a nutrir a esta amada Tierra vuestra, el Amor que fluye a través de ti se verá libre de
trabas. No encontrará ningún obstáculo. Y contemplarás a quienquiera que se halle frente a ti
reconociendo que te ha sido enviado por el Padre, que ha sido guiado hacia ti por el Espíritu Santo,
pues a través de ti el Amor le puede ser dado bajo una forma que comienza a tocar ese espacio de su
despertar. Por eso es por lo que no eres sino el servidor del Amor. ¡Eso es todo lo que la Vida es!
Cuando elijas rendirte, abandonar el juego, abandonar el sueño de intentar resistir la Verdad que es
cierta sobre ti siempre, te harás un mero canal, un mero conducto. Ya no serás más un buscador,
pues habrás decidido que has encontrado. Y, entregando el más pequeño vestigio de la demente
posibilidad de contracción que te aparta de la Verdad, cuando hayas entregado eso, el Amor fluirá a
través de ti. Pero date cuenta de que si fluye a través de ti, primero debe fluir hacia ti. Por tanto,
busca siempre recibir para poder dar. Porque, ¿qué puedes darle a otro si todavía no te lo has dado a
ti mismo?
¿A cuántos de vosotros se os ha enseñado a intentar amar, a intentar hacer lo “correcto”, lo
“bueno”?… sea lo que sea que se suponga que eso signifique. Y, no obstante, ¿cuántas veces os
habéis dicho, en vuestra cámara secreta, “no soy digno”? Y entonces, te preguntas por qué tus
tentativas de unión en Amor con otros nunca parecen ser lo suficientemente satisfactorias, nunca
parecen llenar la copa lo suficiente, nunca parecen suscitar toda la alegría que crees que podrías
encontrar ahí. Porque ciertamente, escucha bien, tu trabajo, si lo quieres llamar así, no es buscar y
encontrar el Amor, sino meramente dirigirte hacia dentro para poder desvelar todo obstáculo que
hayas interpuesto ante su presencia, y ofrecer ese obstáculo al gran disolvente de los sueños, a la

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

gracia del Espíritu Santo.


Te he dicho muchas veces que el mayor de los regalos que puedes ofrecer es este: llegar plenamente
al reconocimiento de que, en todo intento que has probado para resistirte a ser la presencia del
Cristo, has fracasado miserablemente; todos te han fallado miserablemente. Y, sin importar cuántas
veces te hayas intentado convencer de que no eres digno, el universo encuentra una manera de
amarte. Sin importar cuántas veces hayas intentado enclaustrarte a ti mismo en el espacio y el
volumen de un cuerpo, no has tenido éxito. Y en la muerte, has recordado y te las has visto con el
esplendor de tu ilimitación. Por tanto, ciertamente, el mayor de los regalos que le puedes dar a otro
es ser alguien que haya prescindido de la necesidad de insistir en la demencia del miedo.
La ausencia de miedo es la primera característica de la maestría. Y en la maestría no se trata de
tener un gran poder para conseguir que ocurran cosas. La maestría es solo el reconocimiento de que
lo que es verdad es siempre verdad, y que no hay otra elección. El libre albedrío no significa que
tengas derecho a creer que puedes tener éxito en ser distinto de lo que Dios te creó para ser. Tener
libre albedrío no significa que puedas elegir no seguir el plan de estudios que la Vida te ofrece en
cada momento. Solo significa que sí tienes el derecho a posponerlo para otro día más. Y, cada vez
que lo pospones, caes dormido en tu sufrimiento.
Pero cuando eliges seguir el único plan de estudios que importa, cuando eliges usar el poder de tu
libre albedrío para decir,
Ahora, desde este momento, ya no toleraré más el error en mí mismo. No más juegos, no
más sueños. Me comprometo a ser solo la presencia del amor, pues esa es la Verdad de
quien yo soy. No importa lo que digan otros que aún se resisten a tal decisión.
…entonces, ciertamente, todas las cosas en el Cielo y en la Tierra se moverán para apoyarte, para
guiarte hacia la persona correcta, el lugar adecuado, el libro correcto, el amanecer correcto, la
pradera adecuada, para poder asistirte en la labor de retirar las cadenas de los obstáculos
interpuestos ante la presencia del Amor, los obstáculos que has creado como ídolos y como
sustitutos del Amor. Y por eso es por lo que cuando realmente rezas desde las profundidades de tu
alma, “Padre, llévame a casa”, puedes estar seguro de que, desde ese momento, será bueno para ti
confiar en cada pequeño detalle que se despliegue. Pues, aunque no lo veas, aquellos que llamarías
ángeles –amigos que simplemente no tienen cuerpos– corren de un lado a otro apresurándose ante
tu orden,
Sí, acepto vuestra presencia en mi vida. Entrego todo este asunto. Ahora, cada momento, lo
dedico a la sanación y a despertarme de esta sensación ilusoria de separación de Dios, esa
que una vez yo creé en el error.
¡Amor! ¿De cuántas maneras lo has buscado? ¡Mmm! ¿Podrías contarlas? ¡Mmm! ¿Estarías
dispuesto a contar cada granito de arena en las playas de tu planeta? Pues ten por seguro que todas y
cada una de las almas ya han intentado buscar el Amor de todas esas maneras, si no más. Lo has
buscado en las millones de formas que tú ya sabes que no podrías encontrarlo. Y todo porque
querías perpetuar el intento demente de tratar de separarte a ti mismo de Dios. Y eso es tan fútil
como si un rayo de sol intentara separarse a sí mismo del sol.
Ciertamente, queridos amigos, solo hay una cuestión a responder,
¿Qué estoy eligiendo en este momento?
¿A qué le he entregado el dominio sobre mi vida: a qué percepción, a qué pensamiento, a
qué sentimiento? (ya que el sentimiento meramente fluye del pensamiento o la percepción
que hayas elegido). ¿Qué comportamiento, qué acción estoy eligiendo en este momento?

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿Eso expresa la realidad de mi ser? ¿Estoy ocupado extendiendo Amor, o bien intentando
agarrarme con miedo a lo que creo que puede dármelo de tal modo que no lo pierda?
Mira bien, entonces, a tus padres, tu familia, tus compañeros, tus amigos. Ninguno de ellos,
ninguno de ellos, tiene el poder de traerte el Amor hacia ti. Así que, ¿qué es lo que estás intentando
sacar de ellos? ¿Por qué insistes tanto en que otro debería ajustarse a lo que crees que tú necesitas?
Es fútil, es cien por cien fútil, es extremadamente, es absolutamente fútil buscar el Amor en la
relación con algo o alguien.
Es, sin embargo, muy apropiado extender el Amor en cada relación, con cada cosa y con cada cual.
Pero la extensión de ese Amor requiere que hayas despertado a la Verdad de que la única relación
que tiene valor es la relación entre tú, como alma, y el Padre, o Dios, como tu Creador.
Imagina que una bombilla de luz, en una de tus lámparas, mirara hacia fuera desde sus pequeños
filamentos y dijera,
¡Mmm! Vale, espero que la persona que acaba de entrar por la puerta sea la correcta. Si
solo pudiera llegar hasta ahí y tomarla, quizá mi propia luz podría encenderse.
Mmm. ¿No es mucho más fácil simplemente tomar el cable y meterlo en el enchufe correcto?
¿Cuántas veces has insistido en intentar meterlo en el lugar incorrecto? ¿Mmm?
Bien, ese no funcionó. Vamos a ver con este otro cuerpo, intentaré con esta persona, esta
carrera. Mmm. Y al no sacarle tampoco demasiado jugo a eso… entonces… ¡Ah! Bien, sí
había un poco de jugo.
Y entonces te quedas hambriento porque no te está dando suficiente jugo, o bien, sí que te lo dio
ayer, pero no hoy, así que todo debe ser por su culpa. ¡Mmm!
Solo hay un pequeño enchufe donde puedas meter tu cable. Solo hay uno que se ajuste, y es el único
que está operativo como para poder brindarte las Fluyentes y Vivientes Aguas de la Gracia. Y ese
enchufe está solamente dentro de tu Corazón –no el físico, sino aquel que es simbolizado por el
corazón físico: el núcleo mismo de tu ser.
Pero, ¿cuántas veces al día miras a ver si el cable está enchufado ahí? ¿Cuántas veces recuerdas
preguntarte a ti mismo,
¿Mi compromiso es el del Amor, o es el del miedo?
El miedo es el arte de desconectar tu cable del único enchufe que verdaderamente te satisfaría, y te
hace corretear para intentar enchufarte a alguna cosa más o a alguien más. Y te pido que consideres
solo esta cuestión al contemplar toda tu experiencia: ¿ha funcionado alguna vez? ¿Puede alguna vez
funcionar?
Imagina que aprietas los dedos contra tu mano tratando de contener el agua que fluye por la palma
de tu mano. ¿Con cuánta te quedas? ¿No se escapa por mucho que los aprietes? Encuentra pequeños
agujeros y se va. Abres tu mano y no queda suficiente como para poder siquiera humedecer la
lengua. Y no obstante, cada vez que miras a otro –padre, pariente, amigo, compañero, profesor o lo
que tengas–, cada vez que has contemplado un objeto físico y te has intentado enchufar ahí para
extraer el jugo que creías necesitar, eso es lo que estabas haciendo. Y literalmente acababas
exprimiendo la mismísima vida de la relación, expulsándola.
Pero en Verdad, cuando buscas primero el Reino y enchufas tu cable en el enchufe dentro de tu
corazón, cuando recuerdas que tú y tu Padre sois Uno, que solo el Amor es real y que nada más
importa… entonces, quizá sientas algo, algo que quizá te esté diciendo esto: “pero…, pero…,
pero… pero…”. Y esto no es más que el eco de un viejo hábito. Y ese hábito no puede seguir vivo a

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

menos que tú lo alimentes.


Por tanto, alimenta el único hábito que sí importa: el de recordar que la Verdad es verdad siempre,
pase lo que pase ante tus ojos físicos, y, por tanto, ante tu mente. En todas las idas y venidas,
nacimientos y muertes, en todo surgir y pasar de universo tras universo tras universo, en medio de
un pinchazo o de una repentina tormenta, nada –nada– tiene valor excepto tu relación con tu
Creador.
Cuando has experimentado, en relación con cualquiera o con cualquier cosa, un momento de
éxtasis, un momento de esa paz que siempre sobrepasa todo entendimiento, un momento de
realización tan dulce y tan sublime que ninguna palabra podría ni rozarlo, y mucho menos
expresarlo, lo que has experimentado es solo el fluir del Amor de Dios a través de ti. No era algo
provocado por esa persona o cosa. Fue provocado porque, por solo un momento, te saliste de tu
drama, de tu sueño, y permitiste que la Verdad fuera vivida.
Entonces, por supuesto, te engañaste a ti mismo,
Dios, ¡fue tan dulce! Ha sido lo mejor que haya probado alguna vez. Debe haber procedido
de ti, así que ¡ven aquí! ¡Te necesito!
Si alguna vez creíste que necesitabas algo o a alguien, ten por seguro que en ese momento estabas
viviendo en el engaño.
Todo lo que necesitas es Amor. El Amor satisface todas las cosas. El Amor abraza todo. El amor
sana todas las cosas y el Amor transforma todas las cosas. Por tanto, ciertamente, recuerda bien que
tú, y solo tú, puedes convertirte en la causa, por así decirlo, de tu realización, de tu paz, de tu
consumación del tiempo. Y esto requiere que tú no hagas nada salvo recordar establecer la conexión
con tu Creador.
¿No es cierto que lo que deseas más que nada es el Amor? ¿No es cierto que intentas, o al menos
esperas, que cada relación, sin importar lo breve que sea, sin importar su forma, que cada caminar,
que cada proyecto, te permita experimentar la paz? ¿No es cierto que tú, que te encuentras
transitoriamente en un cuerpo dentro del tiempo, no es cierto que las más grandiosas experiencias
que has conocido han sido aquellas que parecían inundar las mismísimas células de tu cuerpo con
Amor, con un sublime éxtasis y con paz?
Acepta esa Verdad: que por encima de todo deseas la experiencia viviente del Amor. Y entonces
recuerda que nada de lo que haces te puede brindar ese Amor. Nada de lo que hagas puede mantener
el Amor bajo la forma que hayas elegido. Nada de lo que hagas –nada de lo que hagas– puede hacer
que el Amor se muestre de acuerdo a tus exigencias.
Mas, soltando el drama, soltando el sueño, eligiendo recordar la Verdad que siempre es verdad,
regresando al Reino adentro, incluso antes de cada inspiración, y recordándote a ti mismo decirle a
tu Creador,
Solo quiero aquello que es verdad siempre. El amor es lo que quiero. Amor es lo que Tú
eres. Amor es lo que recibo. Amor es lo que yo soy. Yo y mi Padre somos Uno.
Con esto, y solo con esto, descubrirás lo que buscas.
Y entonces te conviertes en alguien libre para caminar por esta Tierra, para estar en ella, pero sin ser
de ella en absoluto. Y aunque tus amigos te miren y todavía contemplen a un hombre o a una mujer
que parece actuar de forma parecida a ellos, no obstante, aunque ellos no lo vean, Cristo está con
ellos. Y algo en ellos hará que les atraigas. No estarán seguros de lo que es. ¿La forma de tu cuerpo?
¡Mmm! ¿El resplandor de tus ojos? No es eso. Sienten la cualidad del Amor.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¿Puedes imaginarte caminando por esta Tierra, por este mismo planeta en el que os encontráis, y sin
importar dónde estés, sentirte como si cada retazo de nube y cada brizna de hierba, y todas las cosas
buenas del Cielo y la Tierra estuvieran ya contigo, albergadas en la esfera de tu semblante? ¿Te
puedes imaginar caminando sobre la Tierra y sintiendo que la Luz de la más lejana de las estrellas
que brilla durante la noche ya está dentro de ti, y que toda la Creación se viera albergada en las
palmas de tus manos? ¿Habría todavía algún modo de poder convencerte a ti mismo de que hay
algo que te falta, algo que necesitas, y de que la inquietud que sientes debe ser aceptada?
En Verdad, eres como alguien a quien le ha sido entregado un tesoro perfecto, una joya que no tiene
precio. Pero la has colocado en tu bolsillo y has olvidado que la tienes. Y así, vas por ahí intentando
rebuscar en los bolsillos de todos los demás. Y has intentado seducir a algunos para que te
entreguen su ropa para con ello intentar poseer la joya que esperas que esté en sus bolsillos. Pero la
gran Verdad es que no puedes poseer el Amor hasta que lo liberes. No puedes dirigirte hacia la
relación sagrada con nada ni con nadie si no abandonas toda traza de necesitar poseerlo.
Cuando tu único deseo sea el Amor, estarás dispuesto a liberar a todos para apoyarles en sus propias
travesías, sin importar las que sean, o lo que se requiera. Y además, nunca sentirás que tu Amor
vacila. Y si surge una punzada de tristeza porque reconoces que dos cuerpos en el espacio van a
separarse ahora para marcharse a diferentes partes del planeta, según surge eso, lo reconocerás
como el efecto de una percepción errónea. Y te dirigirás adentro, al lugar donde todas las mentes
están unidas. Y recordarás que tu satisfacción no reside en ganarte el Amor de otro, sino en darle
Amor a todos.
Si ciertamente quieres reconocer que la Verdad te hace libre, presta atención a cada palabra que está
siendo compartida. Y si quieres probar el dulce néctar de la perfecta libertad, comprométete a
reemplazar cada percepción errónea que alguna vez hayas tenido, todo pensamiento que hayas
tenido de cualquiera y de cualquier cosa, para dejar de lado esas cosas y comprometer la totalidad
de tu energía a la simple pero vigilante práctica de recordar la Verdad –incluso antes de cada
inspiración,
¡Vivo! Pero no yo, sino que el Cristo mora en mí. Por tanto, entrego y me rindo a la Verdad
que siempre es verdad. Pues mi satisfacción solo procede de permitir que Cristo sea
entregado al mundo.
Y así, ves, la Verdad es muy simple. No es para nada compleja. Quítate de en medio, permite que el
Amor viva a través de ti. Y de repente reconocerás que ciertamente se te han dado todas las cosas
buenas, para toda la eternidad. Reconocerás que la Gracia es la realidad. Reconocerás que la vida
sin esfuerzo es la forma de Vida en el Reino. Pero sin esfuerzo no significa que no sientas, pues
estás en una dimensión de sentimiento. Sin esfuerzo no significa que no descubras, que no
profundices en tu capacidad de ser una encarnación viviente del Amor. No significa que no te
desafíes a ti mismo para poder aprender a expresar Amor de tal manera que pueda ser escuchada por
algún otro. Sin esfuerzo solo significa que abandonas la resistencia ante lo que el Amor requiere en
cada momento.
Sin esfuerzo es la manera del Reino. En el mundo, sin esfuerzo significa que permites que caiga el
muro que has construido entre tú mismo y el resto de la Creación. Ya no te resistes a la viva
experiencia de la relación, cualquiera que sea esta –la relación con una nube, con otra persona, la
relación con un perro o un gato, o con –lo que llamarías– tu 15 de abril28, o cuando le escribes a tu
gran gobierno y le mandas un cheque. Mmm. ¿Y por qué no lo envuelves con lo que llamas papel
28 Añadimos esta nota gracias a una observación de una persona que ha revisado el texto en el año 2017 y que nos
comenta que el 15 de abril es la fecha donde se cumple el plazo para presentar la declaración federal de impuestos
en EEUU.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

de regalo y ribetes, y se lo envías con mucho Amor? ¡Mmm!


Cuando hayas aprendido a liberar las barreras, los muros entre tú mismo y lo que esté frente a ti;
cuando abras la puerta de lo que muchos llamaríais chakras y simplemente permitas que el Amor
sea vivido a través de ti; cuando mires a otro, a una situación, a alguna cosa, y comprendas que nada
en este mundo tiene el poder de herirte, que nada en este mundo tiene el poder de quitarte nada, si
recuerdas extender Amor, entonces, ¡eres libre! Y has trascendido el nacimiento y la muerte. El
buscador deja de existir, y solo Cristo camina por esta Tierra. Y si realmente estás comprometido a
mirar adentro y a desvelar todos y cada uno de los obstáculos que alguna vez hayas colocado ante la
presencia del Amor, ¿por qué te resistes a sentir esas cosas? Pues es cierto aquello que se te ha
explicado, cuando se te ha dicho que justo al otro lado se encuentra ese mismo Amor que buscas.
No niegues entonces el papel del sentimiento en esta dimensión, ya que ¡el sentimiento lo es todo!
No puedes ni siquiera reconocer la presencia de Dios a menos que la sientas. No puedes pensar
sobre la presencia de Dios. No puedes insistir con empeño en alguna creencia sobre la presencia de
Dios. Eso no puede ser, no llenará tu copa. El sentimiento llena tu copa. ¡El sentimiento –
desenfrenado, desbloqueado, no obstruido– es la puerta de entrada a ese Amor que te hace libre!
Por tanto, cuando dices, “no quiero sentir esto”, ten por seguro que lo que realmente estás diciendo
es,
Sí, sí. La puerta de entrada al Reino del Cielo está justo ante mí, ¡pero si crees que voy a
abrirla estás listo! No vale la pena hacerlo, de ningún modo. Lo que sí que merece la pena
es proteger el sustituto que he fabricado.
Y a eso lo he llamado “el ego”, el falso yo, lo que una vez te describí como un ratoncito, o una
mosquita, da lo mismo, gritándole al espacio, en un pequeño mosqueo,
¡Eso! Oh, eso es con lo que estoy comprometido. Y voy a proteger esto. ¿Abandonar el
Cielo para proteger esta cosita inútil? ¡Oh, sí, claro! ¡Cómo podías creer que no iba a
hacer este sacrificio! ¿Qué es el Cielo de todas maneras? Un asunto nada más que de
montones y montones de amor. ¡Mmm! Un montón de gente corriendo en éxtasis, algunos
sin cuerpos, pasando el rato en la ilimitación, sin miedo, en absoluta satisfacción. ¿Quién
necesita eso? Oh, pero este, mi pequeño mosqueo… ¡Oh! ¡Voy a hacer que brille!
Hay tanta sabiduría que contemplar en tus dichos tan divertidos, en tu música y tus cosas…
¿Cuántas veces has intentado hacer que ese mosqueo brille? ¡Mmm!
Todo el mundo lo nota, está brillando. Por favor, date cuenta de lo grande que soy. Estoy
haciendo que brille. Escucha mi lloriqueo y mis quejas (y perdón por la expresión: eso que
llamas “puteo”), el lamento, la gran tristeza. ¡Oh! ¡Qué grande es mi mosqueo!
Mientras tanto, el Amor de Dios fluye a través de una multitud de universos y crea –para siempre–
incluso nuevos universos. Y el Amor de Dios ni siquiera nota el mosqueo, para nada. Nadie le presta
ninguna atención. Tus amigos, en tu entorno, no quieren prestarle atención, aunque a veces les
arrincones y no tengan otro remedio. Pero, aquellos que no tenemos cuerpos, ¿en serio piensas
realmente que perdemos nuestra preciosa eternidad tomándonos seriamente tu tentativa de hacer
brillar tu mosqueo? Ciertamente, como te Amamos, te damos el espacio y honramos el libre
albedrío que utilizas para ser todo lo pequeño y miserable que desees. Y esperaremos hasta que
elijas venir una vez más al esplendor en el que realmente resides. Nunca te retiraremos nuestro
Amor. Simplemente, miramos a través de tu línea de vida, porque lo que nosotros deseamos amar es
el Cristo que mora en ti.
¿En qué día del calendario y en qué hora decidirás amarte a ti mismo tal y como el Padre te ha

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

amado en un principio? Para verdaderamente –para verdaderamente– y de una vez por todas, ¡tomar
la decisión de vivir! Porque hasta que decidas todo con la Mente de Cristo, y para la Mente de
Cristo, y para siempre desde la Mente de Cristo, ¡la vida no habrá comenzado todavía!
¡Oh Dios mío! Esto es un poco como un puñetazo, ¿no? Considera todas esas experiencias
que he tenido, Jeshua. ¿Cómo puedes decirme que no he vivido? ¿Por qué tuve ese drama, y
luego ese otro, y luego ese otro más? ¿No recuerdas, diecisiete vidas pasadas atrás, cuando
yo hice eso y entonces hice eso otro? Salí adelante tras ello, y he salido adelante con esto
otro. He vivido.
No, tú has soñado.
¿Y si te despiertas una mañana y te das cuenta de que has tenido toda la noche unos sueños en los
que recibías distinciones y trofeos, y lo que sea, de parte del mundo? Y entonces vas, y dices,
Eso fue muy real. Los trofeos deben estar ahí en la mesa de la cocina.
Al despertar, cuando te sientas y pones tus pies sobre el suelo, dices,
¡Ah! Sacudiré mi cabeza un poco. Solo estaba soñando.
Pero mientras soñabas sentías que era muy real. Y de esta cualidad es de lo que estoy hablando aquí.
Y si deseas tomarte esto como una afrenta, todo está perfectamente bien. Eso no va a perturbar mi
paz en absoluto. Solo en el momento en que decidas plenamente venir a la Vida como la presencia
del Cristo, como la presencia del Amor, para reconocer que cada momento de tu experiencia es algo
plenamente autocreado, y no por otro motivo que porque lo has elegido desde la libertad perfecta e
infinita de tu Ser Ilimitado; solo cuando contemples todas las cosas sin juicio, a través de los ojos
del perdón, cuando decidas encarnar solo la realidad del Amor, sin importar lo que nadie más esté
haciendo, ¡solo entonces, habrá empezado la Vida!
Hasta esta fecha de tu calendario solo ha habido un puñado de seres que han vivido realmente la
Vida en este plano, un puñado muy pequeño. ¡Hay muchos de nosotros que simplemente se
quedarían absolutamente encantados si tú te unieras al club! Y te permitiré saber un pequeño
secreto: hasta que no lo hagas, no te gradúas. Nunca abandonarás este plano, lleno de ese conflicto y
ese sufrimiento que parece albergar, hasta que no hayas vivido la experiencia de caminar
plenamente por esta Tierra como el pensamiento de Amor en la forma, sin ninguna otra lealtad que
no sea la del Amor. Nunca abandonarás este plano. Nunca aceptarás tu cruz y me seguirás. Darás
vueltas una y otra vez, y otra vez, solo para ser confrontado por la misma necesidad de decidirte
plenamente por el Amor.
Y finalmente mirarás al Cielo y dirás,
Padre, pongámonos manos a la obra. Ya se ha derrochado bastante tiempo. Se fue, está
bien, no importa. [se oye “¡plas!”, un palmoteo] ¡Ahora! Estoy comprometido con el Amor.
Tráeme lo que sea que tenga que experimentar para poder extraer, de la profundidad –de
los lugares donde lo he escondido dentro de mí–, cada obstáculo que deba aún ser disuelto
por la Luz de la Gracia del Amor Perfecto. Y haré todo lo que pueda, desde mi lado de la
valla, para poder abrirme a esos lugares, para sentir esos lugares, para abrazar esos
lugares, para amarlos, para reclamarlos como totalmente autocreados.
Y libraré de culpas a mis padres, y a mi familia, y liberaré a mi tataratarataratarabuelo de
la culpa. Y libraré a Adán y Eva de la culpa, y al gobierno. Y me amaré a mí mismo lo
suficiente como para sanar mi separación de Dios.
Y seré lo suficientemente humilde como para reconocer que, si estoy teniendo una

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

experiencia, y como sé que he hecho el compromiso de sanar, entonces Tú, ciertamente,


preciado Padre, me has brindado todas las cosas adecuadas. Porque este momento de
experiencia puede ser visto con los ojos que reconocen que no es sino un peldaño más hacia
la Paz Perfecta que busco.
Mi vida ya no es mía, porque no sé cómo corregir ese único error fundamental. Pero puedo
rendirme a sentir cada momento plenamente mientras elijo siempre el Amor. Y el Amor
disolverá el dolor que he acarreado debido a que yo insistía en intentar separarme a mí
mismo de la Fuente de mi ser.
Este, mi pequeño mosqueo, está descansando. Porque lo único que puede brillar es el
Cristo.
Pues Cristo, el Hijo de Dios, la descendencia de Dios, es la única creación de Dios. El resto es
atribuible a ti. Incluso el tiempo y el espacio son tuyos. Tú, la Verdad de ti, es la única creación de
tu Creador. Porque tú eres Amor, y Dios crea solo aquello que es semejante a Sí Mismo. Y Dios es
solo Amor.
Muchos creéis que estáis en un camino espiritual. Sabréis si es cierto eso por vuestra disposición a
sentir y a experimentar plenamente lo que esté justo frente a vosotros, momento a momento. ¡Uf!
Así que si tienes enemistad con otro, si tienes un conflicto con alguien y te quedas en tu silla y
decides hacer lo que llamas oración o meditación para poder cambiar lo que sientes, y te levantas
más tarde y dices, “mira, me siento mucho mejor ahora”, pero ese asunto no ha sido resuelto todavía
con el otro, entonces nada ha cambiado. Ve a ver, por tanto, al otro. Abre tu corazón, comparte,
resuelve. Si has ofendido a otro, pídele su perdón. Si lo has juzgado, admítelo. Pide su perdón. Solo
así puedes sanar realmente el lugar de conflicto interno.
Queridos amigos, la esencia del mensaje de esta hora es muy simple:
¿Dónde estás tú ahora? Estás dispuesto a permitirte ver todo lo que existe a tu alrededor y dentro de
ti como la puerta de entrada al Reino del Cielo, que espera solamente que reconozcas su presencia y
la abras? ¿Estás dispuesto a estar realmente justo donde estés –plenamente, justo donde estés? Y la
mente dice,
Vale, desde luego. Estoy en un camino espiritual.
Ten por seguro que si miras bien en tus sentimientos y encuentras cualquier rastro de resistencia, no
habrás tomado todavía el compromiso necesario que te da el poder de abrir esa puerta.
El sentimiento es el mensaje de esta hora. Pues solo a través del sentimiento es como realmente
despiertas. Los conceptos e ideas pueden comenzar a conducir a la mente a creer que hay algo ahí
fuera que es fascinante, o puede que incluso mejor que lo que estabas haciendo antes. Pero los
conceptos y las ideas no abren por sí mismos la puerta. Son símbolos, y eso es todo. Y un símbolo
no puede saciar tu sed. Solo en el nivel del sentimiento genuino es donde puedes una vez más
conocer la presencia del Dios que mora en ti, alrededor de ti, y a través de ti, incluso ahora.
Siente aquello que has creado como sustituto de la Verdad. Asúmelo, míralo, y déjalo que se vaya.
Aprende que, a pesar de la elección que puedas haber hecho en el pasado, una vez que hayas
abrazado eso, una vez que lo hayas sentido, te quedarás en una perfecta inocencia e impregnado del
poder de elegir de nuevo… para sentir, para aprender una vez más a sentir la gloriosa calidez
omnipresente del Reino del Cielo.
Nada de lo que hagáis en el tiempo puede igualarse en importancia a lo que hemos compartido en
esta hora. Nada de lo que hagas en el campo temporal se puede comparar ni remotamente al
increíble regalo que te está esperando. Por tanto, ciertamente, usa el tiempo constructivamente

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

decidiendo amar, para que el Amor pueda enseñarte sobre Sí Mismo. Y ciertamente, queridos y
santos amigos, cuando hayáis hecho esto, os encontraréis a vosotros mismos traducidos, por así
decirlo, en una forma que de ningún modo podría verse contenida en el espacio y el volumen de un
cuerpo físico.
Y contemplaréis toda esta dimensión meramente como un instrumento transitorio de aprendizaje. Y
la dejaréis de lado, como un niño deja de lado un juguete que se le ha quedado pequeño. Pero lo
haréis con una profunda apreciación y amor por ese juguete con el que habéis jugado durante tanto
tiempo. Y llevaréis con vosotros una profunda sensación de gratitud por todo lo que esta dimensión
física os ha brindado. No habrá ni una molécula de tu ser, por así decirlo, dentro de ti, que vaya a
sentir ningún resentimiento, ninguna nostalgia, ninguna ira... ningún arrepentimiento por nada. Y
todo en tu experiencia se habrá convertido en algo plenamente aceptable para ti. Porque fue con esa
experiencia como finalmente fuiste conducido a querer solo la Verdad. ¡Mmm!
¡Así es! Desde este día en adelante nunca más serás capaz de convencerte a ti mismo de que es
cierto que todos tus intentos de permanecer distraído del mundo o adaptado al mundo están
consiguiendo realmente algo. Y vas a ver cómo tu mente comienza a sumergirse en los hábitos
inconscientes que has creado para intentar esconder aquello que todavía debe ser sentido. Y
reconocerás perfectamente bien cuándo simplemente te estás engañando a ti mismo. Y comenzarás
a sonreír y dirás,
Oh, sí, mmm, mmm, mmm. Ahí voy de nuevo. Podría también apartar eso. Podría plantar
bien firmes mis pies en el suelo, ¡y realmente vivir con pasión por la Verdad del Reino del
Cielo!
Por tanto, por ahora, queridos amigos, permaneced, por todo ello, en paz. Dijimos que este año, en
esta Vía del corazón, íbamos ciertamente a hablarte más directamente aún, e incluso más
contundentemente. Porque llega rápidamente el momento en que este planeta ya no será capaz de
tolerar más invitados descuidados que no estén dispuestos a vibrar en la frecuencia de ser a la cual
este planeta se está preparando para dirigirse. ¡Mmm! Por tanto, que no os sorprenda regresar un día
a casa y descubrir que el propietario ha cambiado las cerraduras y no tenéis un lugar donde recostar
vuestra cabeza. Más bien, convertíos en encarnación viva del Amor, y viajad con vuestra Santa
Madre hacia una dimensión completamente nueva de ser. Y nunca os olvidéis de cantar, de reír, de
danzar y de jugar por el camino.
Estad en paz por ende, queridos y santos amigos.
La paz sea entonces con vosotros.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 6. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿cómo puedo integrar el trabajo de respiración y las técnicas que estoy aprendiendo esta
semana, con tus lecciones en el Curso de milagros?

Respuesta: querido amigo, la pregunta procede de una cualidad mental que percibe separación
entre ambas cosas. Porque solo lo que se percibe como separado debe ser integrado. Reconoce bien
entonces que Un curso de milagros es un recurso de aprendizaje que se dirige hacia una meta
específica, a un desenlace concreto. Ese desenlace o meta es el restablecimiento de la paz. La paz
comienza a ser restablecida en la mente cuando esta se convence de que existe una manera de
percibir, una manera de orientarse ella misma en su experiencia, que brinda una recompensa mayor
que la que antes se ha conocido.

Un curso de milagros fue dado inicialmente a dos personas que habían pedido desde lo más
profundo de su ser (aunque no eran conscientes de ello entonces) que se les mostrara una manera
diferente de percibir las cosas. Un maestro sabio aprende primero el lenguaje del estudiante. Y
aquellas dos personas, las que entonces plantearon esa cuestión, tenían una orientación que era
mental, es decir, cuyo mecanismo primordial a la hora de experimentar se encontraba en el nivel de
la mente, o intelecto. Por tanto, la herramienta de enseñanza necesitaba ser transmitida de una
manera que resultara aceptable para ellos en tanto que estudiantes.

De forma secundaria, y como desde luego bien sabéis, el mensaje esencial que yo buscaba
brindarles a través de ese recurso de enseñanza es igualmente aplicable a cualquiera que pueda
verse atraído a seguir su estudio. Y no obstante, el Curso no busca responder a todas las preguntas
que ciertamente se va a plantear un maestro de Dios. Está diseñado solo para restablecer la paz en la
mente, y para cultivar en esa mente la voluntad de pedir guía a quien he llamado el Confortador, o
Espíritu Santo, más que a permanecer sujeta a sus propios recursos a la hora de tomar decisiones.
Esto abre el camino para que la mente pueda ser guiada aún más profundamente hacia lo que se
requiere para restablecerse plenamente como encarnación del Amor.

Lo que aquí habéis llamado “trabajo de respiración” es meramente un peldaño posterior. Aquellos
que quieren afirmar que el Curso de milagros es un recurso completo de enseñanza por sí mismo,
están en lo correcto si entienden que les fue dado a quienes estaban profundamente inmersos en
procesos intelectuales, y que en ese sentido el curso tiene una meta específica y autosuficiente.
Quienes quieren afirmarse en la visión de que el Curso de milagros es una herramienta de
aprendizaje completa por sí misma, si entienden esto en el sentido de que ya no hay nada más que
explorar, nada más en lo que profundizar y nada más en lo que convertirse, no están en lo correcto.
Contémplalo entonces como un recurso de enseñanza, con una meta concreta, que fue dado de una
manera tal que resultara aceptable para quienes habían aprendido a habitar principalmente en el
nivel de la mente que está involucrado en la conceptualización.

Respondo así a tu pregunta porque el cuerpo, en sí mismo, no está fuera de la Mente. Surge de
dentro de la Mente. Y puedes por tanto observarlo para entender que lo que surge en él atestigua
sobre los efectos de los pensamientos que están realmente ocurriendo dentro de la Mente, o que han
tenido lugar en el pasado y que no han sido corregidos o cambiados. La Mente tiene un alcance
mucho mayor. La Mente lo es todo, tal y como el término es usado en ese recurso de enseñanza. Y
siempre debería escribirse con mayúsculas. La Mente también incluye el sentimiento. La Mente

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

incluye al cuerpo mismo. Porque de entrada no podría ni siquiera existir el ámbito físico si la Mente
no lo hubiera considerado antes con su pensamiento, su imaginación.

Cuando eliges por tanto permitirte respirar, reconoce que lo haces desde el poder de decidir, es
decir, desde el poder de la Mente para elegir algo con lo cual tú vas a crear el efecto de permitir
que ese aspecto de la Mente conocido como “cuerpo” también reciba iluminación. Para integrar Un
curso de milagros con lo que estás llamando “trabajo de respiración”, y con lo que he llamado antes
en esta hora “una manera de sentir”, y con lo que ciertamente hemos llamado todo este año La vía
del corazón, solo se requiere de la continua y pequeña disposición a entregar todas y cada una de
las percepciones limitadas acerca de lo que la Vida es, acerca de lo que el despertar es, acerca de lo
que el Amor es, acerca de lo que la sanación es, y de tal modo que el Espíritu Santo pueda guiarte
hacia la Verdad de todas las cosas.

Porque ciertamente, querido amigo, entiende bien que lo que hemos compartido antes te pertenece
profundamente. Es decir, que cuando desde lo más profundo de tu ser te has comprometido
totalmente a despertar de cada última traza de separación con respecto a Dios, cuando estás
verdaderamente comprometido, no a buscar el Amor, sino a encontrar todos los obstáculos que has
creado dentro de ti y que bloquean el reconocimiento de la presencia del Amor, entonces,
ciertamente, aquello hacia lo que te veas atraído, todo aquello por lo que te decidas, en términos de
las experiencias que invoques hacia ti mismo, todas esas cosas, son respuestas a tu oración. Porque
igual que mi Curso de milagros llegó a tu vida, como bien sabes, a resultas de tu propio anhelo de
profundizar tu relación con Dios, así, también te has encontrado viajando hacia una diminuta mota
de polvo en medio de un gran cuerpo de agua –¡para respirar! [suponemos que se refiere a un viaje
físico a alguna isla con aire más puro, quizá a los propios viajes de Jayem a Hawái (N.del
traductor)]

Es una extensión y proviene de la guía del Confortador, del Espíritu Santo. Por tanto, la integración
es simple. No decidas por tu cuenta; entrega las decisiones al Espíritu Santo. Y entonces, toma
aquello hacia lo que Él te haya guiado y hazlo parte de tu vida. Y confía, con fe, en que todas esas
cosas no dejan de tener propósito. Pide solo que cada aspecto, que cada diminuta esquina de tu
Mente, se vea tan iluminada, tan sanada, que ya solo habite el Cristo donde todavía parece estar el
cuerpo.

Pregunta: ¿puedes hablar sobre la necesidad, o falta de necesidad, de trabajar directamente con el
lado oscuro, tanto en el plano físico como el astral?

Respuesta: sí, puedo hacerlo [Pausa]

Pregunta: ¿lo harás?

Respuesta: esa es otra cuestión.

Ciertamente, querido amigo, primero visualiza bien y comprende ese lugar en ti que quiere dibujar
una línea y decidir sobre qué es luz y qué es oscuridad. Porque recuerda que el sufrimiento procede
de una mente dividida, de una mente que ve conflicto, división, separación. Si es cierto que solo el
Amor sana –y te aseguro que lo es– ¿puedes contemplar eso que has llamado oscuridad y descubrir
la luz dentro de ella al hacer que brille la luz sobre ella? ¿Hay fuerzas oscuras en el ámbito de la
experiencia, en el ámbito de la Creación, tal y como la conoces? Sí, pero con esto no quiero decir

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

que exista una fuerza separada de ti, o separada del alcance del Amor de Dios, que tenga el poder de
dirigir, de influenciar, o de controlarte a ti de ninguna manera. La oscuridad… a medida que este
viaje en el que te encuentras comience a terminar, llegarás a considerar esa oscuridad como nada
más que una parte de tu propio ser que ha sido desatendida y no amada. Pues cuando amas lo que ha
sido percibido como oscuridad, la reclamas como parte de ti mismo. Y al amarla, la transformas. Y
el poder que le has dado al separarla de ti, regresa a ti, donde realmente habita.

¿Hay una diferencia entre lo que podría llamarse “oscuridad” dentro del ámbito en el que vives, te
mueves y tienes a tu ser habitando aparentemente como un cuerpo, en el espacio y el tiempo, y la
“oscuridad” de lo que llamas los ámbitos astrales? ¡No! Todo existe justo donde tú estás. Porque tú
ya habitas tan completamente en esos otros ámbitos como igual de completamente estás asentado
en el suelo de esta dimensión. Si un ámbito astral es fabricado como tal, es solo porque has retirado
tu consciencia de ahí, y has buscado restringirla a la dimensión física. Por tanto, el hecho de salirse
del cuerpo podría parecer algo que se hace en otra dimensión, en esa que a veces has elegido llamar
“reino astral”, y donde habría cosas que se ocultan de tu visión. Pero no están ocultas en absoluto.
Solo son inaccesibles si utilizas el sistema de los ojos físicos. Pero si empleas el ojo interior, nada
está oculto.

Así que lo astral y las energías que habitan ahí no son por tanto algo distinto de lo que ya habita en
tu propia consciencia, tu propia mente. ¿Y cuál es la manera de trabajar y tratar con esas fuerzas
oscuras? En donde tú estás, en tu experiencia de la tercera dimensión como cuerpo-mente, solo se
requiere que mires amorosamente a tu hermano o tu hermana, que les toques, por así decirlo, con tu
conversación, con tu sonrisa, con las puntas de tus dedos, con las palabras que digas, de tal modo
que el Amor sea extendido y el perdón dado.

Entonces, la estrategia –por así decirlo– con respecto a todas esas variadas fuerzas y seres que
parecen residir en esos ámbitos invisibles llamados por muchos “el astral”… la estrategia es
exactamente la misma. Es una y la misma cosa, porque solo el Amor puede sanar.

Piensa bien en lo que te he dado hoy con esta respuesta. Contémplala profundamente. En tres
semanas, teniendo en cuenta el momento actual por el que está pasando tu mente, comenzarás a
tener algunas revelaciones bastante interesantes. En tu mente vas a sentir literalmente lo que
podríamos llamar un recableado, cambiando hacia todo un nuevo nivel de percepción, de
comprensión, y de capacidades naturales. Pues todo eso que parece estar oculto en los ámbitos
astrales… va a comenzar a dirigirse hacia un estado en que lo vas a ver tan claramente como ves tu
mano delante de la cara. ¡Feliz viaje!

[Nota: la cuestión previa no está disponible en la versión audio]

Pregunta: ¿cómo puedo ver la diferencia entre los viejos hábitos que el ego tiene a la hora de sentir,
y los sentimientos que necesitan ser sentidos completamente?

Respuesta: primero, mi querido amigo, ¿hay alguna diferencia? Tu experiencia siempre es una
experiencia del presente, y está en el presente. Porque lo que surge no es pasado, es ahora. ¿Es un
patrón viejo del ego? Quizá. Si hay una sensación de constricción, de resistencia, de juicio de sí
mismo o de otro, ten por seguro que lo que ha surgido para dominar temporalmente tu atención es
un patrón egoico, ya que el ego es por definición esa constricción, apartada del Amor. Y por tanto su
resultado es la pérdida de la paz.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Mira bien entonces, y reconoce simplemente,

¿Qué está surgiendo en este momento? ¿Estoy dispuesto a mirarlo, a sentirlo, a abrazarlo?

Y a medida que percibes y observas, comienzas a reconocer,

¿Estoy dispuesto, todavía, no obstante, a respirar?

¡Porque la respiración es Vida!

Siente, entonces, lo que estás verdaderamente sintiendo. Observa qué es lo que verdaderamente está
presente en la mente. De este modo, tomas tus manos y haces espacio en ellas para acoger lo que
sea que haya en ese momento. Y habiendo hecho eso, entonces reconoces esta gran Verdad:

Puedo elegir de nuevo. Y puedo elegir paz en vez de esto.

Ahora bien, el “esto” no es tanto la imagen de lo que podrías llamar un recuerdo o un sentimiento, o
lo que esté pasando. El “esto” habla de tu juicio, de tu percepción de lo que está surgiendo. Tú
puedes elegir paz en vez de la percepción que te roba tu paz. ¡Y ese es el lugar de poder infinito y
perfecto para literalmente transformar tu vida!

Querido amigo, el pasado no existe en ningún momento. Si la Mente está provocando, trayendo,
una imagen o un pensamiento que parecen ser reminiscentes del pasado por tu propio decreto, ten
por seguro que lo hacen en este momento presente, que es el único lugar donde puede haber
experiencia y creación. Entonces, el pasado solo puede existir para ti si tú lo recreas ahora. Esta
“recreación” no quiere decir la creación de esas imágenes o descripciones que surgen en la mente
como lo que llamas “recuerdos”, aunque en realidad sean experiencias muy presentes. Aquí estamos
hablando de la experiencia que tú creaste cuando esa misma imagen apareció en tu experiencia en
un marco temporal diferente. Tu experiencia nunca está provocada por lo que surge en tu campo de
discernimiento. Tu experiencia –escucha bien– tu experiencia está en cómo tú has elegido
reaccionar en el campo emocional y mental a un evento neutro que haya surgido. Todos los eventos
son neutros. La reacción ante ellos es lo que genera experiencia.

Cuando los clavos fueron clavados atravesando mis manos, se trataba de un evento completamente
neutro, aunque, por cierto, muchos amigos huyeron de ahí. No parecía ser tan neutro, pero lo era
para mí. Por tanto, entiende, querido amigo, que cualesquiera que sean los eventos que alguna vez
se hayan desplegado en el ámbito de tu experiencia, todos y cada uno de ellos, fueron
perfectamente neutros hasta que tú respondiste con la reacción que estuvieras eligiendo, y para
poder crear con tal reacción una experiencia en el cuerpo emocional, y así poder crear una
experiencia de aprendizaje sobre los potenciales de tu propia consciencia.

El perdón, la sanación, la paz, y el despertar son igualmente potenciales en tu propia mente. Lo son
igualmente, y además son de hecho más grandes que cualquier otra cosa que hayas experimentado
hasta ahora. Por tanto, entiende esto, mi querido amigo: nada ha sido causado por nada o por nadie
que esté fuera de ti mismo. Lo que surge es siempre experiencia presente. Abrázala, mírala,
reclámala, aprópiate de ella, siéntela, respira a través de ella, y entonces reconoce que eres libre
para elegir de nuevo.

83
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¡Ahí se encuentra el camino estrecho y directo que conduce a la Vida! Y tienes un amigo, que
actualmente está sin cuerpo, y que no quiere otra cosa que ser testigo de tu Vivir verdadero. Y tienes
innumerables amigos, con cuerpos, que comparten el mismo deseo.

¡Sé por tanto quien tú eres! ¡Y vive desde el poder que te fue dado, vive desde la libertad en que
habitas por siempre –como el Amor que tú eres!

84
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 7

Ahora, comenzamos.
Estoy contigo, siempre. Estoy contigo, siempre. Pues mucho antes de que las estrellas nacieran,
mucho antes de que surgieran los planetas, mucho antes de que un solo pensamiento físico hubiera
emergido en la Mente Divina del Hijo de Dios, fuimos ya creados, juntos e iguales. Y no obstante,
esa Creación, la Creación de lo único real, no tiene un punto de partida. Por tanto, como el Padre
existe eternamente, así también hemos morado unidos siempre, nos hemos mantenido juntos y nos
hemos sostenido unidos en el Amor. Y a través de todo tiempo e incluso por toda la eternidad,
permanecemos unidos en la realidad de Quienes somos. Por tanto, no creas que es nada
extraordinario que te diga que,
Estoy contigo siempre, incluso hasta el final de esta era.
¿Qué has emprendido tú que no sea familiar para mí? ¿Qué puedo haber emprendido yo que en
Verdad no sea ya algo familiar para ti? Pues cuando me contemplas y, desde un cierto espacio de
profundo reconocimiento interior, dices, para tus adentros, aunque quizá con otras palabras,
¡Mira! Cristo se muestra ante mí.
Cuando albergas un pensamiento sobre mí en la mente, y el cuerpo se ve inundado por una emoción
suave, ligera, amable, y reconoces que el santo Hijo de Dios nació, perfeccionado, en tu amigo, en
ese tal Jeshua ben Joseph, ¿qué hay en ti que reconoce que esta es la Verdad? ¿Qué parte de tu
mente, qué capacidad en tu corazón puede contemplarme y reconocer la Verdad en mí, de tal modo
que me ames? Porque claramente os digo que lo mismo ocurre con esa parte de mi mente, con esa
parte de mi corazón que os contempla y que dice,
¡Mirad! El santo Hijo de Dios está ante mí. Y lo amo.
Esa instancia que sabe reconocer, que comprende de inmediato, es la Mente de Cristo, que Se
reconoce a Sí Misma en todos y cada uno de nosotros. ¡Y esa Mente de Cristo mora dentro de ti en
toda su plenitud, ahora! Y, por tanto, como te he dicho muchas veces, nunca dejes de recordar que,
“quien lo dice, lo es”. Y si quieres mirarme y decir, “querido amigo, gracias”, mírate también a ti
mismo y di, “querido amigo, gracias”. Sí, ciertamente, y permite que la respiración fluya.
¿Cuántos viajes se han emprendido? ¡Mmm! ¿Cuántos instantes de experiencia han transcurrido
bajo el puente de tu ser, por así decirlo, antes de que comenzaras a redespertar a la Verdad que
siempre es verdad? ¿Cuántos periodos de vida, cuántos mundos, antes de que una Luz comenzara a
nacer –tan imperceptible en un principio que no era reconocida? Y así, una voz diminuta susurraba,
desde un lugar que parecía estar muy apartado de donde tú morabas,
Querido Hijo, ahora estás conmigo. Sigues siendo tal y como te he creado para ser. Por
tanto, ten paz. Eres amado.
Y la voz pareció tan lejana, tan débil, que ciertamente no podía ser la tuya. Ciertamente, se trataba
tan solo de un momento de fantasía. Y, en medio de alguna de tus travesías, te detuviste. Y, cuando
una gota de agua de lluvia cayó y golpeó una hoja, al contemplar con tus ojos esa experiencia
[chasquido de dedos], sentiste y reconociste que eras una sola cosa con la hoja y la gota, y que,
ciertamente, tú eras esas cosas. ¿Cuántos instantes de experiencia como ese tuvieron lugar antes de
que ese tipo de cualidades comenzaran a emerger en tu consciencia, y lo hicieran como tales ideas,
ideas que solo parecían ser minúsculas y locas?

85
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Dios mío, acabo de sentirme en unidad con toda la Creación. Bien, mejor no le digo a nadie
nada sobre esto.
Mmm… y te apagaste.
Pero esos momentos tuvieron lugar más a menudo, quizá todavía de forma fugaz, y, no obstante,
ahora de una forma más familiar –era una sensación subyacente a todo el drama, a todo el llanto, a
todo el lamento, a todo el resentimiento, a todo el miedo, la lucha, la búsqueda. Y la calmada y
minúscula Voz pudo llegar y decir,
Querido Hijo, en tu ser, sigues siendo tal y como te he creado para ser. Eres amado. Eres
plenamente amoroso y plenamente adorable, para siempre.
La minúscula Voz pudo todavía atravesar el estruendo y el jaleo que parecían haber hecho hogar en
tu mente. Y ten por seguro que no parecerías estar donde ahora estás si no hubieras ya comenzado a
experimentar muchos de esos instantes que expresan la cualidad que acabo de describir para ti,
donde verdaderamente escuchas la callada, la pequeña Voz, del Confortador interior.
Por tanto, ciertamente, cada uno de vosotros sabe que existe un anhelo interior que ya no puede ser
y que ya no será negado nunca más. Sabéis, desde el Cristo dentro de vosotros, que Cristo se ha
revuelto despertándose dentro de vosotros, ¡y que está levantándose para tomar su lugar de derecho
como el Maestro de vuestra mente y vuestro corazón, y de vuestro cuerpo, y de vuestra respiración,
y de vuestros sueños, y de vuestras pasiones! Y cada uno de vosotros sabe que es absolutamente
fútil tratar de decidirse por cualquier otra cosa menor. Y si hubiera alguien aquí, en este momento,
que real y verdaderamente dude de lo que acabo de decir, que hable. Y así pues, el silencio es toda
la evidencia que requerimos.
Esto no sucede debido a algo que yo haya hecho alguna vez por vosotros. Esto sucede porque debe
suceder. Debe surgir en cada mente creada, sin importar sus travesías, a pesar de sus tentativas de
negar lo que es eternamente verdad, en lo que se denomina la ilusión del sueño de separación. Debe
suceder y es inevitable porque Cristo no será negado. Cristo no puede ser negado pues solo Cristo
puede expresar lo que es absolutamente verdad.
Solo Cristo puede por tanto informar la estructura celular del cuerpo para que incluso el más simple
de los gestos extienda Amor hacia otro que lo contemple. Solo Cristo sabe cómo respirar el aliento
que libera todo trauma, todo daño. Solo Cristo entiende el poder del verdadero perdón, que siempre
es, por cierto, el perdón de uno mismo, ya que nadie os ha hecho nada malo en ningún momento.
Solo Cristo puede llevar una sonrisa a los labios de un cuerpo de tal modo que, cuando otro os
contemple y la vea, su corazón se sienta satisfecho. Solo Cristo puede caminar por este mundo sin
ser no obstante del mundo. Y solo Cristo puede trascender y transmutar toda creación limitada y
temerosa para dar una hermosa flor que se abre regalando su dulce fragancia a toda la Creación. ¿Y
no es eso lo que tanto anhelas sentir que atraviesa tu ser? ¿No está viva en ti esa llamada a
despertar? ¡Oh, queridos amigos, sabéis que lo está!
Amaos, por tanto, los unos a los otros. Y ama tú, por tanto, al Yo, al Ser que te ha sido dado por el
Padre. Aprende a escuchar solo esa Voz, aprende a desear solo esa Voz. Aprende a seguir solo la Voz
que reconoce la Verdad que siempre es verdad:
Mi Padre y yo somos Uno. Y este mundo no es sino un destello pasajero y un sueño. No
tiene ningún valor salvo el que pueda brindarle el Cristo. Solo el Amor es real. Y todo lo
demás es la elección de creer momentáneamente en la ilusión.
Y, oh, ten por seguro que en un mundo ilusorio la ilusión puede parecer tener un gran poder. Pero a
ti se te ha dado todo poder. Todo el poder del Cielo y de la Tierra le es dado a la santa Criatura de

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Dios. Y ese poder mora dentro de ti como la Vida de tu vida, el Aliento de tu aliento, la Verdad de tu
verdad, el Ser de tu ser, y la Alegría de tu alegría. Y nunca ha existido una sola creación ilusoria que
lo haya podido amenazar alguna vez en Verdad. Y ninguna ilusión puede quitarte la realidad.
Lo único que puede suceder es que utilices ese poder para creer en la pérdida. Y todas las formas de
pérdida que percibes mediante los ojos físicos o la mente mundana, no son más que sombras
pasajeras de tu insistencia en creer que la pérdida es posible. Todas las formas de contracción
conocidas como miedo no son más que modificaciones transitorias del mismísimo poder que te fue
dado, un poder que has querido utilizar para ver si era posible convencerte a ti mismo de que algo
aparte del Amor era real.
Pero el cuento se acabó. El sueño de separación está acabando. La totalidad de la Creación está
ahora experimentando un creciente poder, por así decirlo, un movimiento, un impulso que va
necesariamente a llevar a la mente de la cual surge la Creación hacia un nuevo nivel, por así decirlo.
Y no es tanto un nivel de evolución como un nivel de re-conocimiento, un nivel de re-cuerdo, un
nivel de re-greso. Y esa ola de impulso está viva y ya ha surgido en tu corazón y en tu mente. Lo
sabes. Deja de negarlo. Deja de cuestionarlo. Deja de buscar signos que te den el visto bueno en el
mundo a tu alrededor. Acéptalo como un regalo divino de tu Creador. Porque la llamada ya se ha
hecho, y aunque muchos oyen, pocos escuchan, y pocos están todavía plenamente dedicados a
responder.
Por tanto, permite que tu oración sea siempre,
Que solamente Cristo sea quien habite en y como esta creación que una vez pensé que era
yo mismo.
Que solamente Cristo sea quien informe cada pensamiento, cada respiración y cada
elección. Que el Amor dirija cada paso.
Que el Amor transforme esta travesía a través del tiempo, para que en el tiempo yo pueda
realmente conocer la realidad de la eternidad, la santidad de la paz, la santidad –la
santidad– de la intimidad, la alegría del Amor del Padre, antes de cada respiración y
ciertamente incluso antes de cada pensamiento que surja en la mente.
Pues cuando sabes que tú eres la Santidad Misma, ¿cómo podrías alguna vez mirar a tu hermano o
hermana y creer que te han hecho algún mal? ¿Cómo podrías alguna vez querer hacer otra cosa que
amarles? Esto es, permite que el Amor de Cristo fluya a través de ti tan profunda e intensamente
que ellos capten que tú no crees en su ilusión.
Porque cuando os dais entre vosotros aquello que es verdad y que es lo único que es verdad, como
todas las mentes están unidas, os habéis dado entre vosotros el único regalo de valor. Cuando le das
a otro la Verdad, incluso quizá sin intercambiar una sola palabra, ellos reconocen lo que les ha sido
ofrecido, y de nuevo porque todas las mentes están unidas:
Quien tengo delante de mí reconoce la Verdad sobre mí, y está mirando correctamente a
través de todas mis tentativas de ser algo inferior a quien yo soy. Por tanto, ahora siento
seguridad, ahora me siento a salvo para hacer una nueva elección.
Y ahí es cuando los milagros suceden.
No te esfuerces por sanar este mundo. No hagas nada para montar un show sobre cuánto amas a
otro. Abandona el concepto de ser una atareada abeja. Y simplemente sé la presencia del Amor,
meramente porque sabes que ser cualquier otra cosa no tiene absolutamente ningún valor, y que, en
Verdad, nunca has tenido éxito siendo otra cosa que no sea la presencia del Amor.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Cada momento cuerdo que has experimentado, cada momento de ilimitación, cada momento de
intimidad genuina, cada momento de alegría llena de gracia que alguna vez hayas conocido, en
cualquier forma que parezca presentarse o ser embotellada ante ti, te ha llegado porque has
permitido que tu mente se deslice en el Mar de la Paz. Y entonces, meramente has permanecido
vacío, sin querer nada, no buscando nada, y en tanto que la sola presencia de lo que tú eres. Y
cuando esa cualidad sea cultivada de tal modo que impregne tu consciencia en cada respiración y en
cada momento, sabrás que el Cristo ciertamente ha surgido ese día. Y celebrarás la Pascua de
Resurrección con cada respiración.
¿Qué puede surgir entonces para obstruir la Verdad que es siempre verdad? Hay un antiguo bosque
en un cierto lugar de tu planeta. Es un bosque en un lugar muy elevado, en un abrupto valle de
montaña tan escabroso, que nadie ha estado allí nunca. Y la vida continúa allá en el bosque, sin ser
reconocida por las mentes de la humanidad. Entonces, hoy por la mañana, muy adentro del corazón
de este bosque, una diminuta brizna de hierba pareció que se levantaba un poco debido a un viento
inadvertido. Y a medida que eso ocurría, en solo un instante, pues así de sutil y suave fue este
viento, al dar la luz del sol sobre esta brizna, la luz proyectó la más pequeña de las sombras
concebibles sobre una roca que estaba justo un poco más allá de la brizna de hierba.
Nadie lo notó. La sombra no tuvo efecto. La roca ni lo notó. Nadie en el planeta lo notó. Nadie en
todos los cielos lo notó, excepto yo –que necesitaba algo con lo que poder construir un relato. Esta
diminuta sombra, proyectada por una pequeña brizna de hierba contoneándose momentáneamente
en un viento en algún remoto bosque, no ha tenido virtualmente ningún efecto sobre el giro de los
planetas, sobre la creación de nuevos soles, y ciertamente ni un solo rastro de efecto sobre lo
profundamente que tu Padre te ama.
Esta pequeña sombra es a lo que le has dado poder sobre ti. Y parece ser capaz de obstruir la Verdad
dentro de ti impidiendo que tú puedas vivirla. Por un momento, le diste poder a esa diminuta
sombra. Y en ese mismo momento, nació el miedo. Y el miedo siempre es una contracción que
aparta el Amor. Y el miedo te hace más pequeño que la brizna de hierba que, momentáneamente,
parece proyectar una sombra, y por tanto parece poder obstruir tu reconocimiento de la calidez de
ese sol que siempre te baña.
Y cuando te resistes a la sanación –cuando te esfuerzas por llevar a cabo eso que hemos estado
observando que haces aquí: aprender a “decir tu verdad”–, cuando te resistes a la sanación de esta
manera, ten por seguro que algo ha ocurrido antes de eso. Y se trata de tu decisión de creer que la
sombra es todopoderosa, y de creer que si tú sanaras, si crecieras, si cambiaras, si permitieras que
Cristo viviera en ti, entonces esa diminuta brizna de hierba y la diminuta sombra que crea por un
instante tan fugaz, vendrían, te castigarían y te machacarían.
Y si pudieras realmente interiorizar este cuento y reconocer lo absolutamente irrisoria que es tal
creencia, nunca más le temerías al miedo, nunca más permitirías que el miedo te dominara y
dirigiera el curso de tu vida. Ciertamente, aprenderías lo que significa confiar en lo que es
concebido en el Corazón. Y te levantarías y seguirías adelante sin miedo –sin más cuentos. Y
llevarías a cabo lo que fuera que la creatividad desee expresar a través de ti. Y en todo momento
sabrías que por tu cuenta no haces nada, sino que el Padre, a través de ti, puede hacer cualquier
cosa. Por tanto, ciertamente, ¿qué formas de esa sombra de la brizna de hierba estás permitiendo
que operen, dirijan y posean tu alma? ¡Mmm! Una interesante cuestión.
Existen muchas formas de esa sombra, ¿no es así? Existen compañeros, parientes y padres a quienes
complacer. Y hay gobiernos ante los cuales inclinar la cabeza. Hay parejas e hijos que van primero.
Hay cuentas que pagar. Hay deseos que revisar y mantener en orden. ¡Mmm! Hay actividades,
declaraciones y comportamientos realizados por otros, que requieren de al menos siete u ocho horas

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

al día para que los analices y juzgues hasta morir,


Mi… este mundo es agotador. Pero alguien tiene que hacerlo.
¿Y pensabas que era el Amor quien hacía que el mundo girara? Confía en mí, el Amor no da vueltas
para ir a ningún lado.
El amor te creó. El amor concibió dentro de ti –en tanto que un individuo, al menos en la danza del
tiempo y del espacio– el poder de elegir, el poder de sentir, el poder de conocer, el poder de
canalizar Luz y Amor, el poder de saber que existe algo dentro de ti y como tú…, ¡eso es lo que ha
hecho el Amor! ¿Y acaso el miedo ha creado alguna vez alguna cosa ni remotamente parecida a
esta?
Así pues, ¿qué quieres, creación o imitación, la paz o la habilidad para simplemente drogarte a ti
mismo con trivialidades? Todo el poder del Cielo y de la Tierra está fluyendo a través de ti con cada
respiración, para que tu consciencia atestigüe no ya lo que tú haces como hacedor o ejecutor, sino
aquello que lo Divino está haciendo a través de ti en cada momento, para que puedas llegar a
maravillarte por la creatividad del Amor, por ese mismísimo Amor que mueve la luna, el sol, y otras
estrellas. Ahora bien, ¡este es un delicioso pasatiempo!
Y cuando tu vida, esta única Vida (y tú solo tienes una Vida; podrás tener muchos cuerpos, pero
tienes una sola Vida), cuando entregues esta única Vida plenamente (lo que se llama aquí “de cabo a
rabo”), cuando entregues todo para ser solo la presencia del Amor… Y si vemos algunas telarañas
por el camino, vamos a ponernos manos a la obra para barrerlas y apartarlas,
Tengo mejores cosas que hacer, porque toda la Creación está esperando a moverse a través
de mí, y quiero ser consciente de ello. Quiero que mi experiencia, que mi viva consciencia,
sea extáticamente absorbida en la observación del flujo de Amor a través de este misterio…
…que llamas el cuerpo, y del que te atreves a decir tu cuerpo, como si tuvieras algún derecho de
posesión sobre él. Entrega el cuerpo a Dios. Dios sabe cómo usarlo, tú no. Cuando estés en ese
lugar, el Cielo y la Tierra se moverán para convertirse en tus servidores… pero no lo harán hasta
entonces. Si envías un mensaje de conflicto, nadie se moverá para el baile. Y cuando te dirijas hacia
ese lugar, y sin otro motivo que eso es lo que quieres hacer, lo reconocerás, porque tú serás la
Verdad que establece todas las cosas en su libertad.
Así que ahora ya sabes lo que es la sombra. Quizás algunas veces disfrutes danzando con ella. La
gran pregunta es: ¿estás dispuesto a dejar que ella te dirija, o vas tú a conducir? Cuando tu vida se
convierta –y no voy a hablar de la perfección tal y como la consideráis aquí–, cuando tu vida se
convierta en esa motivación, esa actitud, esa declaración, esa devoción, entonces, la perfección se
hará presente a través de ti. Porque la perfección es la mentalidad milagrosa, en la cual tiene lugar
aquello que ahorra tiempo. Y cuando tu vida se convierta en eso, cuando ya no tengas ningún
compromiso conflictivo –¿y qué decir de esta palabra, “compromiso”?–, cuando ya no tengas más
compromisos conflictivos en tu ser, sabrás exactamente lo que supuso para mí el desenlace de mi
vida, porque serás eso.
Sí, y sé que estás preocupado por esto,
¿Significará esto que cuando ya esté realmente cerca voy a tener que pasar por mi
iniciación final en la crucifixión? Y si tengo que hacerlo, ¿me prometes que al menos
esterilizarán los clavos? ¿Podría elegir el día o la hora? No me gusta levantarme muy
temprano.
¡Mmm! Ya sabes de qué va la crucifixión. Te la has hecho un millón de veces y de formas mucho
peores que un simple clavo atravesando la mano y creando una pequeña punzada de dolor. El

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

infierno no es más que el estado de estar atrancado, atascado, en el proceso de crucificarte a ti


Mismo, lo cual no es nada más que la tentativa de asesinar y destrozar lo que Dios ha creado desde
el Amor.
Deja de gastar tu energía intentando amar a Dios. Así no lo conseguirás. Deja de gastar tanta energía
intentando aprender cómo amar a otro. Así no lo conseguirás. Y, por el amor de Dios, por favor
abstente de todo intento de hacer creer a alguien que lo amas. ¡Mmm!
Pon toda tu atención en abandonar los patrones de creencia desde los cuales has intentado crucificar
al Yo, al Ser, que Dios hizo, y que colocó dentro de ti en tanto que el mismísimo discernimiento de
tu existencia. Aprende a amar ese Ser más allá de todas las cosas creadas. Aprende a nutrir a ese
Ser. Aprende a cultivar en ese Ser solo aquello que hable de alegría y de Verdad, de tal manera que
tus palabras y acciones, y tu misma presencia, eleven siempre al otro, y de manera que cuando otra
persona entre en la habitación donde estés sentado, o de pie o moviéndote, pueda sentir cómo le
llega un respiro de aire fresco aunque tú no hayas movido ni un dedo.
En la medida en que quede una traza de energía en ti por la cual estás esforzándote en conseguir, a
partir de cualquier cosa percibida u objeto alrededor de ti, algo que estás seguro que no tienes ya
dentro de ti, entonces, no puedes conocer el amor del Yo, del Ser. Y no puedes experimentar la
libertad. La felicidad es un trabajo interior29. ¡Mmm!
Así que entonces, ¿qué ocurrirá? Digamos que finalmente haces lo correcto, y decides,
De acuerdo. ¿Qué está haciendo esa pequeña sombra? … esa pequeña brizna de hierba…
¡mmm! Bien, vamos a ocuparnos de esa, y de esa otra, y de esa, y de esa. ¿Cuántas briznas
de hierba y cuántas sombras hay ahí, en esta cualidad de ser, y que parecen haber cubierto
tanto al Ser, al Yo?
¿Acaso importa? ¡Estás ocupado dando nacimiento al Cristo!
¿Qué sucederá cuando eso realmente ocurra? Primero, y escucha bien, no existirá nada que sea
inaceptable para ti.
Bien, pero, bien…, pero… ¿esto significa que si alguien no es vegetariano, se le seguirá
todavía amando? ¡Mmm!
¿Esto significará que si alguien votó a (quién es ese tal –mmm, ese nombre que es como el
de un pájaro– Quayle), si fueran a votar a Quayle…, significaría que no están locos, que
puedo amarles? ¡Mmm! [Quayle fue entre otras cosas vicepresidente republicano de los
EEUU en el mandato de George H. W. Bush. (N.d.Trad.)]
¿Significaría que, a alguien que busca el poder y que por ello ha creado una guerra y ha
matado a cinco mil mujeres y niños… a este todavía puedo contemplarlo sin que mi Amor se
perturbe?
¿Significará que cualquier cosa que surja en este mundo transitorio, ya no constituirá
realmente, verdaderamente, literalmente…, ningún problema para mí, ya que nada es
inaceptable?
Así es, sí. Aunque eso no significa que tú lo apruebes, que lo justifiques. Significa que ya no es
inaceptable. Pues lo que no puedes aceptar, lo juzgas. Y cada juicio es el intento de asesinar aquello
que hayas decidido que no tiene derecho a existir.
El juicio es lo opuesto al perdón. Vive en el lado de la valla donde está el miedo. El perdón vive en
el lado donde está el Amor, y solo el Amor puede sanar este mundo. Imagínate entonces viviendo en
29 “inside job”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

un estado de ser en el cual literalmente nada te resulta inaceptable porque reconoces que la Fuente
de tu verdadero ser está mucho más allá de las limitaciones de cualquier cosa creada en el espacio y
el tiempo –e imagínate que incluso ni la muerte, que ha sido creada desde la contracción conocida
como miedo, que incluso ni la muerte… fuera algo inaceptable.
Cuando hace muchos meses le hablé a este mi querido amigo, quien me permite integrarme con su
mente, y le dije, “si eliges confiar en mí, te mostraré la vía a la paz”, tuve que esperar su respuesta.
No podía hacer nada para quitarle la libertad que se requiere para poder comprometerse plenamente
a permitir que Cristo sea concebido allá donde una vez había reinado una ilusión inútil. Y cuando le
dije (en tu comprensión del tiempo) bastante tiempo atrás, “te mostraré cómo convertirte en el ser a
partir del cual está surgiendo toda la Creación, para que así reconozcas la Verdad que te hace libre”,
se levantó, dentro de él, el miedo más enraizado o fundamental de todos los miedos posibles. ¿Cuál
es? Es el último a superar: el miedo a la muerte. Pues cuando te ves confrontado con la Verdad
sabes que todo lo que has intentado crear como sustituto de la Verdad, va a morir. Por eso es por lo
que se dijo que “lo último a ser vencido será la muerte” –el miedo a la muerte. La muerte es
permitida para que Cristo pueda vivir.
No hay nadie en esta habitación –escucha cuidadosamente– no hay nadie en esta habitación, y no
habrá nadie en ningún momento que escuche estas palabras, a quien yo no le haya hecho también
esa promesa. Te mostraré la vía hacia la Verdad que es siempre verdad y que te hace libre. Pero solo
tú puedes tomar la decisión de ofrecer la totalidad de tu ser para realizar esa travesía. Y todo lo que
se requiere es esa cierta voluntad –lo que se dice una “pizquita”, en vuestro mundo.
Una pizca de voluntad es todo lo que te cuesta. Yo ya conozco el camino a casa porque he
completado la travesía, y te mostraré ese camino. Con cada palabra que esbozo, en esta forma, así
como en otras, mi única intención es la de revelarte el lugar dentro de ti que es la presencia del
Amor que buscas.
¿Y qué sucede si eliges comprometerte realmente a considerar y escuchar lo que estoy
compartiendo, y regresar a la inocencia de un niño, tal y como entendieras en tu vida lo que eso
significa? Ten por seguro que cuando la travesía hacia el Reino sea completada, la travesía dentro
de él comienza de nuevo. Y el éxtasis, la sabiduría, la creatividad, las risas y la hermandad, la
familiaridad, la alegría, la serenidad, la paz, que han sido en su mayoría cosas que seguramente
habrás considerado solo como sueños imposibles… esas cosas… se convertirán en tu estado más
corriente de ser. Y no obstante, ninguna de ellas puede darse mediante ningún poder que pueda
moverse a través de mí.
Te puedo guiar, y yo puedo mostrarte el camino. Y puedo caminar a tu lado por el camino que hayas
elegido. Y a veces lo haré llevándote, pues puedo darte mi fuerza hasta que la tuya sea tan innegable
como la mía. Mas al final tú debes exigir que yo me aparte de modo que tus pies toquen el suelo del
Reino del Cielo, y tú camines a mi lado con tus propias fuerzas, con tu certeza. Y en ese día y en esa
hora ciertamente verás que eso que tan a menudo te he preguntado, “¿cómo crees que podríamos
hacer esto? ¿Qué te gustaría crear conmigo?”, me lo estarás preguntando tú a mí. Y entonces,
ciertamente, seremos como hermano y hermano, hermana y hermano, amigos, danzando y jugando
en el Reino preparado para nosotros por nuestro Padre.
Una pequeña sombra proyectada por una diminuta brizna de hierba es todo lo que parece poder
evitar que llegues plenamente adonde yo estoy. Y si te retrasas un poco más, vale, no pasa nada.
Pues como ves, no puedes evitar que yo conozca la Verdad sobre ti y que te ame. Y cuando estás
Enamorado, cuando estás tan sumergido en simplemente amar, ¿no es cierto que no tienes ningún
sentido del tiempo? No sientes que ningún efecto pueda perturbar tu paz. Solo estarás –así lo
llamas– “meciéndote con la música”. Estás amando, y tu plenitud se torna aún más santa.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Por eso, ciertamente, amaos los unos a los otros tal y como yo os he amado. Pues el Padre primero
me amó a mí para que pudiera mostraros la Verdad de lo que es el Amor, y la realidad de vuestro
ser. Y no dejaré de hacer esto, sin importar cuánto elijas retrasarte. Porque el Amor es, ciertamente,
paciente y amable. El amor no es engañado, y el Amor no permite el engaño. El amor abraza todas
las cosas, confía en todas las cosas, permite todas las cosas, y sabe perfectamente bien adónde está
yendo, y nunca abandona esa travesía hasta que cada brizna de hierba es liberada de proyectar
sombras, y toda la Creación es devuelta al Corazón de Dios.
Aprende a amar a tu Ser, y grítale esto a este mundo,
¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Ahh! Ese es el suelo desde el cual me muevo y vivo y tengo mi
ser. ¡Que así sea!
Y recuerda siempre que el Padre contempló Su única Creación y dijo,
¡Mirad, es muy buena!
Y eso tan bueno tiene un nombre, que es tu nombre, y el tuyo, y el tuyo, y el tuyo, y el tuyo, y el
tuyo, y el mío. Y ves, ¡está muy bien! ¡Esa Luz es digna de brillar!
Y así, con esto, el mensaje de esta hora ha sido entregado. Y creo que puedes percibir cuál es. Y no
obstante, ante ti se encuentra la puerta. ¿La abrirás con el poder de tu elección? Pues lo que
experimentes te revelará qué elección has hecho hoy.
Y con eso, queridos y divinos amigos, que la paz sea con vosotros siempre. Y que la Verdad que
siempre es verdad brille en vuestros corazones y mentes a través de todas las eras. Y recuerda que
existe una razón perfectamente válida por la que me mantengo diciendo, una y otra vez,
Siempre estoy contigo.
La paz sea entonces con vosotros, siempre.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 7. Preguntas y respuestas

Pregunta: si Dios solo quiere que sea feliz y no pide que haga nada en concreto, ¿qué significa ser
su servidor? ¿Hay un plan divino para la acción que Dios quisiera que siguiéramos? ¿O bien las
acciones nos son dadas basándose plenamente en las autopercepciones momentáneas? ¿Hemos de
hacer las cosas aquí de alguna manera particular?
Respuesta: primero, querido amigo, esa no es una pregunta, es un montón de preguntas. Te he
dicho muchas veces que el Padre solo te pide que seas feliz. Y si realmente no se te pide que hagas
nada, entonces, ¿qué podría quizá significar ser un servidor de Dios?
Cuando sirves a otros, actúas, eres de tal modo, que ellos reciben el gozo de saber que les has dado
tu plena atención. Ser un servidor del Padre significa entonces que finalmente has elegido dejar de
lado cualquier otra cosa que distraiga tu atención, y que has enfocado esta atención, en toda su
plenitud –que es la plenitud de tu ser–, en la Realidad del Amor que el Padre quiere extenderte. Tú
sirves a Dios recibiendo sin cesar lo que Dios quiere ofrecerte.
Imagina que vas a trabajar para alguien que fabrica helado de chocolate. Y le dices a tu empleador,
¿Qué quieres que haga?
Y el empleador sonríe y dice,
Este helado que fabrico lo amo tanto, que todo lo que necesitas hacer es comértelo. Te
pagaré muy bien si tú quisieras simplemente realizar esa función.
Y lo miras y dices,
Bueno, sucede que también me gusta el helado de chocolate. Y si eso es lo que necesito
hacer, ten por seguro que vas a tener el empleado más leal que alguna vez pudieras haber
imaginado.
Servir a Dios no es trabajar en el mundo para poder satisfacer alguna concepción que la Mente se
haya sacado de la manga sobre lo que significa servirle. Solo significa beber tan intensamente que
tu copa esté siempre rebosante. No hay sensación de pérdida y por tanto no hay ninguna necesidad
de ir fuera de nuestro propio ser para poder llenar la copa. Y cuando tu atención está así de dedicada
a la Realidad del Amor que mora en ti, tu copa comienza efectivamente a rebosar. Y según rebosa,
buscará su propio camino, es decir, hará tal y como haría un río que hubiera rebosado de sus orillas,
comenzando a recortar nuevas oquedades, ¿no es así? Y nunca puedes decir, nunca podrías adivinar
cuál va a ser la dirección que la nueva corriente va a tomar. Pero llevará el sustento de la Vida y del
Amor a todo lo que toque.
Mas si alguna vez el río principal se olvida de su fuente, esas nuevas corrientes dejarán de fluir. Por
tanto, no necesitas hacer nada, salvo recibir la Realidad del Amor de Dios en ti. Y de nuevo, al
hacerlo, te puede parecer que en el curso de tu vida se te pide abrazar cierto fenómeno que está
ocurriendo, que puede ser la sanación de la sombra que una pequeña brizna de hierba está
proyectando en eso que crees que es tu mente consciente, como algo opuesto a la mente consciente
de cualquier otro, o bien puede ser hacer algo que parece tener que ver con la relación con el
mundo, ya sea alimentar a un niño hambriento, o llevar nutrición y atención amorosa a otro ser a
través del tacto o de una canción, o plantar una semilla en la tierra, o mandar un correo. Realmente
no importa.
Como he dicho tantas veces, cuando realmente entiendes que no necesitas hacer nada más que

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recibir el Amor de Dios sin cesar, te habrás convertido en el perfecto servidor. Y entonces, si sucede
que vas a ser un barrendero, simplemente barrerás las calles. Y no tendrás nada más en mente,
excepto que tu copa esté rebosante. Y habrá quien pase por delante de ti y diga,
Esta persona es un simple barrendero, pero veo que quiero ir por este camino hacia el
trabajo solo para decirle hola. Hacer esto parece que completa mi jornada.
Y quizás se te pida ser el salvador del mundo. Solo la voz que habla por el ego vería alguna
diferencia entre ser el salvador del mundo y un barrendero.
Por tanto, no te esfuerces por saber qué debes hacer dentro de las formas de este mundo, sino
dedícate completamente a estar en amorosa devoción para poder recibir todo lo que Dios quiere
derramar sobre ti: un Amor tan magnífico que la Mente ya no pueda siquiera imaginarse que está
sin Amor. Y, ciertamente, tu copa rebosará.
He aquí la esencia de tus muchas preguntas, que en realidad son una sola.
Pregunta: ¿cuál es la diferencia entre un compañero del alma y un alma gemela? Por favor,
describe la relevancia que pueda tener el hecho de que dos personas entren plenamente en una
relación manteniendo su ser único mientras crean sinergia.
Respuesta: no sería apropiado decir que puedes crear sinergia, ni tampoco decir que puedes crear
individualidad genuina. Lo que puedes crear y cultivar es la voluntad de comprometerte plenamente
a permitir que hasta la última huella u obstáculo interpuestos ante la presencia del Amor sean
disueltos en tu interior. La sinergia y la individualidad genuina surgen de tu devoción a estar sin
cesar abierto y receptivo al Amor de Dios. Como una flor estalla a partir de una semilla bien
plantada, tanto la individualidad como la sinergia en una relación santa –que es donde solo puede
encontrarse sinergia– esas cosas… surgen de la recepción del Amor, de permitir el Amor, de la
rememoración de ese Amor.
¿Cuál es la diferencia entre lo que se llama un compañero del alma y el alma gemela? Primero, la
única diferencia es una cuestión de definición. El concepto de alma gemela30 fue dado por un amigo
mío como modo de ayudar a las mentes para entender que existe un aspecto de ellas que está
enlazado de forma única y profunda a algo que es ellas mismas, tanto como pueda estarlo ese “yo”,
ese ser que creen ser, y que se ha convertido en algo fragmentado –ya que lo que estuvo entero se
convirtió en algo aparentemente fragmentado, y por tanto la mente se desequilibró.
La idea era crear una historia en la cual la mente, tan sintonizada como está buscando su
satisfacción fuera de sí misma, pudiera al menos comenzar a desear aquello que simboliza el
movimiento hacia la plenitud, el enlace conjunto de las energías de hombre y mujer en la
consciencia. Y eso por supuesto a riesgo de que algunas mentes pudieran realmente llegar a creer
que el descubrir y encontrar su propia alma gemela era algo que requería encontrarse con otra
personalidad en otro cuerpo. Y no obstante, como en Realidad esa fragmentación nunca ha ocurrido,
no necesitas ir más allá, en Verdad, de tu propio discernimiento, de tu propio ser, para poder
descubrir que aquella alma está todavía dentro de ti, y que no puedes estar separado de ella en
absoluto.
Bien podría ocurrir que, en el campo temporal, tú, como consciencia, necesitaras tener la
experiencia de atraer a alguien que parezca estar en otro cuerpo, y de tal modo que parecéis devenir
una unidad juntos. Pero más que una realidad objetiva, esto sería más bien el fruto de tu creencia en
que tú eres el cuerpo. Pues en Realidad la Verdad es una. La separación no existe. Y punto.

30 “twin flame”.

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¿Y con los compañeros del alma31? Es lo mismo. Podría ser apropiado usar esos términos para
describir lo que están experimentando algunas mentes, como un modo de proporcionar una
comprensión que les permita relajarse y salir adelante con ello. Es también cierto que, dentro del
drama del sueño de separación, hay almas –fragmentos de discernimiento, por así decirlo– que han
danzado juntas y jugado juntas, y que nunca han perdido la sensación de unión o de amor entre sí,
una con otra. Y por tanto, durante un periodo de tiempo y de la creación del especialismo, aquellas
almas que aparentemente son dos, chisporrotean iluminándose una dentro de otra. Reconocen la
Verdad en el núcleo de la otra porque nunca la han perdido realmente, aunque puedan haberla
perdido con éxito en otras relaciones. Y por tanto es… mmm… ocasionalmente sucede que se
requiere que dos almas así, estando en el camino del despertar, se reúnan en el espacio y el tiempo
para iluminarse, para re-iluminar el compromiso necesario para sanar la sensación de separación y
despertar del engaño que supone pensar que alguna vez un yo separado pudiera haber existido
realmente.
Esto significa que tú no necesitas a nadie para poder estar completo. También significa que cuando
descubras esa plenitud dentro de ti, serás libre, si lo deseas, para entrar en relación con cualquier
persona que puedas elegir, y que pudiera elegirte. Con suerte, eso surgirá desde un espacio de
santidad y libertad, y no de miedo y especialismo. Porque esto último conduce al dolor que deberá
ser todavía sanado. Y lo primero conduce a la creatividad constante y al regocijo.
Solo cuando dos seres completos se reúnen, habiendo mirado en el interior y habiendo comprendido
realmente que no hay carencia y por tanto ninguna necesidad, entonces, el poder de la creatividad
puede fluir a través de esa entidad. Y una relación así creada, crea a su vez otra entidad, y da
nacimiento a aquello que refleja la Verdad, de modo que esta pueda ser contemplada por otros que
moran en el espacio y el tiempo.
Así que no asocies el especialismo con el concepto de alma gemela o de compañero del alma. Como
mucho recuerda que tu compañero del alma es tu Creador, y todos los demás son tus amigos.
Pregunta: ¿cómo podemos llevar la luz a los bloqueos inconscientes que nos alejan de manifestar
nuestro deseo del corazón?
Respuesta: la respuesta no es tan difícil como podría parecer, pues esos bloqueos son meramente
las diversas formas que adquiere la decisión contra la paz. Por tanto, mira bien y advierte cómo te
sientes realmente en cualquier momento dado, que no coincidirá necesariamente con lo que te estás
diciendo a ti mismo. ¿Está la paz presente? Si lo está, y algo parece venir a tu atención, puedes estar
seguro de que el Espíritu Santo te está pidiendo que le brindes la Luz del Amor a algo que requiere
sanación –sin pedirte que lo identifiques como tuyo propio. Hablábamos de eso la otra noche.
No puedes llevar a la Luz aquello que necesita ser sanado, porque no sabes lo que la sanación
realmente es. Aprende a reconocer la auténtica sanación, y aquello que la requiera se presentará ante
ti por sí mismo. Y la verdadera sanación es la decisión por la paz –no la negación del sentimiento.
Porque la paz es como un océano que abraza a todas las olas que pudieran aparecer. Solo necesitas
hacer esta simple cosa,
¿Estoy realmente en paz en este momento?
Si la respuesta es que no, solo necesitas preguntar,
¿Qué es necesario sanar para que la paz pueda ser restaurada?
Y no se te ocultará. ¿Estás dispuesto a poner esto en práctica?

31 “soul mates”.

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Respuesta: ¡Absolutamente!
Jeshua: Ahora, cuando haces tal declaración, hay algunos de nosotros que, entonces, dicen,
Oh, ¡bien! Te presentaré algún caso de los que tengo en mi pila de expedientes.
Cuando se dieron esas historias escritas sobre mí que dicen que yo cargué con los pecados del
mundo, y cuando escuches a maestros o profesores que transmutan los pecados de sus estudiantes,
solo piensa en eso como una “pila kármica de expedientes”. Y cuando alguien nos dice,
Estoy dispuesto a hacer todo esto. Voy a poner esto en práctica –¡claro que sí!
Ah, ¡bien! Entonces hemos encontrado un posible “empleado”. Pero nunca se te dará más de lo que
puedas transmutar. Y, por supuesto, ¡siempre puedes abandonar y buscar otra línea de trabajo!
¿Tiene sentido la respuesta?
Respuesta: sí. Gracias.
Jeshua: gracias por preguntar. Con ello se muestra el deseo de una respuesta.
Pregunta: ¿cuál es la interacción que existe entre soltar gradualmente nuestros fuertes apegos,
hábitos, compulsiones, adicciones… para poderlos ir cediendo con amabilidad y comprensión, y
usar la disciplina y el autocontrol para acabar con esos apegos?
Respuesta: la disciplina no es una rigidez o una resistencia contra algo. La disciplina auténtica es
meramente un producto, por así decirlo, de la Mente. La disciplina auténtica solo requiere que
pongas tu atención justamente en lo que es verdad en cualquier momento dado de tu experiencia,
sin juicio. La disciplina es la vigilancia del discernimiento, y la decisión de ser la presencia del
Amor.
Esta respuesta parece ser simple, breve, y parece estar muy ceñida al tema, pero si quieres
contemplarla, incluso hasta el punto de sentarte en meditación y escribirla lentamente, de tal modo
que veas las letras de las palabras aparecer lentamente en tu hoja blanca de papel, entonces, al darte
permiso para ser paciente, sin prisas, te será revelado cada vez más. Y, no obstante, la esencia ya ha
sido ciertamente dada. Disfruta de la disciplina de contemplar la respuesta.
Pregunta: hay dos movimientos religiosos que aprecio y que he visto crecer en los pasados veinte
años. Son El Movimiento Pentecostal y la Nueva Era. ¿Has influido en su crecimiento y su
desarrollo? ¿Cómo te sientes sobre ellos ahora? Si tuvieras la oportunidad de dirigirte a ellos, ¿qué
mensaje les darías?
Respuesta: primero, he sido una pieza decisiva porque yo ayudo a subvencionar su marketing
[risas]. Y os reís, pero lo que digo, lo digo muy literalmente.
¡Mmm! Habría mucha gente, y hay muchos incluso en esta habitación que dirían,
Esos dos movimientos, tan queridos por ti, parecen estar bastante alejados entre sí.
Y esto es importante, porque la forma es siempre algo secundario. La sanación de la separación de
Dios, que se acrisola en el perdón auténtico… en la voluntad de permitir que solo el Amor viva
donde una vez hubo un pequeño mosquito insistiendo en darse la razón… esto es lo que en verdad
importa. De este modo, entonces, un camino que parezca llevarle a uno verdaderamente hacia el
reconocimiento de la Verdad y que por tanto le haga libre, es igual a cualquier otro camino, sin
importar los “decorados externos” que lo acompañen. Ciertamente, querido amigo, disfruta de lo
que haces en cada uno de esos caminos. Aprécialos, y sigue caminando.
Si fuera a reunir a todos aquellos que representan a cada uno de los grupos que has reconocido y

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que has hecho constar aquí, ¿qué les diría? Lo mismo,


Solo el Amor es Real.
Dios es solo Amor.
Tú eres la Creación de Dios. Por tanto, tu Realidad es el Amor.
Ahora ve y vive desde ti Mismo, desde tu Yo, para que tu Ser pueda ofrecer Amor a este mundo.
No mires al mañana. Porque el tiempo que importa es el ahora, para cualquier mente que se
resuelva a ver que así es.
No busques un salvador que llegue de las nubes. Porque estoy contigo siempre. Y yo habito dentro
de tu corazón, donde de hecho tú también estás; somos como dos amigos tomándose una taza de té
en tu sala de estar.
Y les diría a todos ellos:
No veáis diferencias entre vosotros, sino simplemente la peculiaridad de un camino que atraviesa la
Vida, y en el cual el Amor puede ser recordado y vivido.
Y si ese camino no fuera suficiente para ellos, sugeriría que se buscaran incluso otro más.

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Lección 8

Ahora, comenzamos.
Y como siempre, una vez más, os saludo a vosotros, queridos y santos amigos. Como siempre,
vengo a ti como un igual, para permanecer contigo, para caminar contigo, para comunicar contigo
desde esa Mente y ese Corazón que eternamente compartimos como Uno Solo, esa Mente que es la
única realidad de nuestra Filiación compartida, de nuestra existencia compartida. Como siempre,
vengo en adelante con alegría y también con humildad. Pues no puedo unirme con nadie a menos
que me brinde un espacio en su consciencia y me invite a entrar ahí.
Entonces, entiende bien que cuando vengo a morar contigo, vengo con una humildad nacida del
reconocimiento del Gran Misterio que te ha dado tu existencia. Y ese Misterio es el que he llamado
Abba, Padre. ¿Y por qué? No has surgido a partir de ninguna fuerza mecánica, irreflexiva. Procedes
de la Pura Inteligencia. Procedes del Puro Amor. Procedes de una Fuente que está más allá de toda
comprensión. Procedes del Esplendor de una Luz tan brillante que el mundo no puede verla ni
contenerla. Procedes de Aquello que es lo único eternamente real. Y como procedes de Ello, eres
Uno con Ello, siempre.
Esto significa que permaneces en una relación –entre creado y Creador, entre la descendencia, o
hijo, y el padre– que es tan íntima, que es un enlace tan profundo, que no puede ser quebrado en
ningún momento. Igual que una ola surgida de un océano no puede ser separada de dicho océano,
así también, en todos y cada uno de los momentos de tu experiencia, permaneces en una unión tan
poderosa, tan misteriosa, tan íntima e inmediata, que la mente no puede comprenderla.
Esta unión, entonces, te conecta como creado con ese Misterio que está más allá de toda
comprensión, y que contiene cada gota de sabiduría y de inteligencia necesarias para crear la propia
consciencia. Y es la consciencia, el reconocimiento consciente, el poder de la toma de conciencia, el
poder de elegir… esto, es lo que realmente eres. Y si esta Fuente, si este Misterio puede concebir
este aspecto, que es el aspecto más fundamental de la Creación, ¿no merecerá ser llamado Abba, o
Padre, Aquel que crea a semejanza de Sí Mismo? ¿Puedes tú entonces comenzar a sentir, a
reconocer, no solo como una idea intelectual sino como una realidad viva, como una cualidad de
conocimiento, que, si eres consciente en este momento es porque tú eres Uno con la Fuente de toda
la Creación, y que no puedes estar separado de Ella de ningún modo y en ningún momento?
El miedo (y hemos hablado de esto muchas veces) es como una contracción. Y de nuevo, si te
imaginaras como una ola que surge del océano y que entonces se dispone a contraerse porque cree
que está separada de su fuente, esa contracción literalmente la estrujaría expulsando la vida, el mero
fluir del agua, hacia fuera de esa ola. Y ¿cómo sería posible su continuidad cuando su misma fuerza
vital ha sido expulsada? ¿No se convertiría entonces en unas meras gotas de agua que se desvanecen
ante la mirada, solo para volver a disolverse en el océano mismo? Y así, su esplendor se ha perdido
para no volver a ser visto más. Si fuera posible que la ola de tu consciencia realmente expulsara su
fuerza vital de sí misma, tú también te desvanecerías como gotitas que regresan al océano para ya
no ser recordadas, para nunca más ser vistas.
Pero escucha, y escucha bien: eso sería la muerte. Mas en realidad tú estás vivo, siempre. E incluso
cuando te has identificado a ti mismo con la gran constricción que es el miedo, tus miedos nunca
han sido capaces de expulsar de ti la gran fuerza vital, la gran realidad, el gran regalo del
discernimiento. Nunca has dejado de ser. Nunca hubo un solo instante en que no existieras, y nunca
habrá un momento en que dejes de ser.

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Eres, por tanto, bastante parecido a una ola que hubiera comenzado a surgir de un océano
inadvertido. Y eres como la ola que, por así decirlo, gana impulso y se mueve por la superficie del
planeta, eres como esa ola que está en continuo movimiento. ¿Y moviéndose hacia dónde? Hacia
una extensión perpetua de tu discernimiento, como tal. Hacia una extensión perpetua de lo que sea
que elijas recoger a lo largo del camino, y lo que elijas hacer parte de ti Mismo; hacia una extensión
perpetua que te conducirá a experimentar los pensamientos que hayas albergado haciéndolos tuyos,
o los frutos de esos mismos pensamientos.
Por tanto, entiende bien que ahora mismo, en este mismo instante vivido, dondequiera que estés, sea
lo que sea que estés experimentando, todo eso que ves, todo lo que sientes, todo lo que sabes, todo
lo que buscas evitar, todas las cosas que valores o que menosprecies, todo ello, está contenido en tu
discernimiento. Pues si no lo estuviera, no existiría para ti.
Por tanto, contempla todo aquello que reconozcas en tu discernimiento, en tu consciencia. ¿Cuáles
son las cosas que reconoces que sabes? ¿Cuáles son las que querrías evitar? ¿Cuáles son los
sentimientos que no has explorado? ¿Y cuáles los objetos, la gente, los lugares, los valores por los
que luchas, y que parecen estremecer cada célula del cuerpo? ¿Qué es el cuerpo en sí, si no es
aquello que surge en tu discernimiento?
Contempla el planeta a tu alrededor. Mira cada objeto de tu habitación. Contempla cada
pensamiento que eliges pensar. Contempla las percepciones e ideas que defiendes con tanto ahínco.
Contempla los pensamientos, los sentimientos de otros, que te hacen avergonzarte o desear apartarte
de ellos. Esas cosas permanecen en ti como el mismo poder o fuerza vital de la ola que ha surgido
del océano. Todas esas cosas las has recogido en tu caminar. ¡Y el camino ha sido muy largo y
ciertamente variado! Porque si puedes imaginar que nunca dejas de existir, esto significa que has
estado siendo como una especie de ola de consciencia que estaría atravesando cada marco temporal,
cada sistema planetario, cada dimensión de la creación.
Y a lo largo del camino hay algo que ha permanecido constante. Has estado en constante relación
con toda la Creación. Oh, sí, puedes seleccionar unas pocas personas, unos pocos objetos, un
planeta, una dimensión, y enfocar ahí toda tu atención. Mas la atención no es nada más que la
decisión de sobre qué vas a enfocar el poder que tu discernimiento tiene para enfocarse. Y parece
que has excluido todo lo demás. Y eso es como una ilusión óptica de la consciencia. Aunque sea
muy cierto que has seleccionado aspectos de la Creación sobre los que enfocar tu atención, no
obstante, bajo todo ello –en lo profundo de la ola que no puede verse con el ojo físico, que no se ve
con lo que llamas tu discernimiento consciente, con tu mente en vigilia– has permanecido en una
perfecta comunión con toda la Creación.
Estás, por tanto, en relación con todas las cosas creadas, y estás con ellas en una comunicación
incesante. Imagina ser capaz de mirar el aire de tu planeta y literalmente poder ver las ondas de
radio, las ondas de TV, todas las ondas eléctricas que se mantienen sin cesar rebotando por todos los
lados en tu planeta. En algo como esto es donde te sumerges a diario. Tu consciencia impregna todo
este campo de vibración. Y tú eres quien selecciona aquello de lo que vas a ser consciente, lo que
vas a invocar en tu experiencia vivida. Y, por tanto, seleccionas lo que va a dejar una huella sobre ti.
Imagina entonces un estanque de agua calmada y transparente. Imagina que tiras en él una solitaria
piedrita. Y de ahí, tras tirar la piedra, se irradian ondas. Esto es lo que está ocurriendo
constantemente en el campo de tu ola de discernimiento. Y en tanto que habéis atraído hacia
vosotros mismos ciertas personas, lugares, cosas, objetos y, sobre todo, pensamientos, creencias,
percepciones, las habéis arrojado como piedritas en el apacible y claro estanque de vuestra vasta y
eterna consciencia. Y lo que habéis experimentado son los efectos, o las ondas, de esas piedras. Y
literalmente ellas se unen con las otras ondas que habéis creado. Y a medida que esas ondas salen y

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

se tocan entre sí, y regresan hacia ti, se forma el campo de creación que fabrica tu realidad física
tridimensional.
Nunca estás, por tanto, experimentando otra cosa que no sea lo que has elegido crear a través de tu
selección de las piedras que has arrojado en el campo de tu discernimiento. Literalmente nunca
experimentas una cosa aislada. No experimentas objetos. Lo que experimentas es el efecto de un
pensamiento o de una creencia sobre los objetos. Nunca experimentas a otra persona, porque ellos
por sí mismos están hechos de toda una red de vibraciones.
Podrías decir que cada persona y cada objeto (por usar tu lenguaje) es realmente un campo de
relaciones en sí mismo –único, y aparentemente diferente de ti, mas no obstante una red de
relaciones. Pues ¿qué niño puede ser separado de sus padres, de su marco cultural, de las
experiencias únicas que ha tenido al interactuar con las redes de relación que han estado a su
alrededor desde el momento de su concepción? ¿Qué gatito puede ser separado y aislado de la
matriz de su madre y de su padre? ¿Qué hoja de árbol está separada de la temperatura del aire, de la
calidad del agua y de los nutrientes que le llegan desde el propio suelo terrestre? Todo es una red de
relación. Y todas las redes están en relación con todas las demás, y se hacen más grandes, y más
grandes, y más grandes… ad infinitum32.
Eres entonces una red de relaciones a partir de la cual has seleccionado ciertas piedras –ya sean
pensamientos, percepciones o experiencias– y las has arrojado en el estanque apacible y claro de tu
consciencia, para poder crear aún más ondas. Y entonces has elegido cuáles tendrán más valor para
ti. A esas las encierras en tu ser, y se convierten en tu campo emocional. El campo emocional es el
primer nivel de cristalización del cuerpo.
A partir del campo emocional, si vamos una cristalización más allá, se crea la apariencia de una
forma física. Y esto es lo que zarandeas por el planeta en tu muy transitoria forma tridimensional de
atención, mientras que, por todo tu alrededor, y justo bajo el nivel de tu discernimiento consciente
diario, permaneces en comunicación con todas las redes de relación en todas las dimensiones de la
creación. Es por esta razón por la que te puede llegar repentinamente un pensamiento inspirador y
penetrar en tu discernimiento diario cotidiano. Y te preguntas, con sorpresa,
¿De dónde vino ese pensamiento?
O de repente te aparece una imagen en tu mente. Puede ser cualquier cosa –un hombre y una mujer
haciendo el amor, un hombre y un hombre haciendo el amor, un niño jugando en un parque, un
delfín, una imagen de conflicto o de guerra. ¿De dónde vinieron? Como vives en perfecta comunión
y eres como un gran campo de energía en el cual todas las redes de relación reverberan
constantemente, realmente tienes acceso a toda la Creación por entero. Y esta totalidad no se limita
a lo que está ocurriendo ahora, tal y como entiendes el tiempo. Tienes a tu disposición todo aquello
que llamarías pasado y futuro.
Esas cosas están disponibles para ti en todo momento. Y no hay ninguno de vosotros que no haya
experimentado esto por sí mismo. Quizás pensaste repentinamente en un amigo, entonces el
teléfono sonó, y sabías que era él. Esto no tiene sentido para ti en tu plano causal tridimensional,
pero de forma subyacente permaneces en perfecta comunión, aun si tu mente consciente estaba
atareada haciendo el desayuno y preguntándose qué acciones comprar o vender, o qué perfume
ponerse. Es por eso que, cuando hay una resonancia profunda entre amigos separados por miles de
kilómetros, de repente sabes que necesitan que tú les llames. Sientes una especie de preocupación.
Puede ser que solo se hayan dado un golpe en el dedo gordo del pie, pero recibes la vibración.
Todos vivís esto. Todos lo conocéis. No es ningún secreto. Y hacia lo que me gustaría atraer tu
32 Expresión latina que significa “hasta el infinito”, “sin término”, etc.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

atención es hacia esto.


Una de las piedras que ha sido arrojada en el campo de tu discernimiento (y esto es generalmente
cierto para prácticamente todo el mundo que se vea involucrado en esta experiencia tridimensional
“física”), una de esas piedras es esta; imagina que la siguiente declaración es arrojada desde muy
alto, y que va tomando velocidad hasta que golpea el apacible estanque de tu consciencia, y envía
una onda creando una vibración a través de ti. La declaración es simplemente esta,
No me es posible tener un pleno control acerca de qué piedras son arrojadas en mi
discernimiento. Estoy a merced del campo vibratorio tendido por las ondas de todos los
pensamientos y redes de relación en las cuales nado constantemente.
Esa percepción es absolutamente cierta… en tanto que elijas creer en ella. Esa percepción o
creencia es absolutamente irrisoria e impotente tan pronto como elijas reconocer que así es. ¿Cuál
es el tema aquí? Simplemente este: si quisieras elegir despertar plenamente, si quisieras no ser solo
una ola que ha surgido misteriosamente del océano, si quisieras elegir ser algo más que otra alma
que ha surgido de la Mente de Dios y que de cierto modo va como loca estrellándose por todo el
universo, es absolutamente necesario admitir como propias las piedras que caen en el apacible y
claro estanque de tu consciencia, con el pensamiento que dice,
Soy el único que elige los efectos que experimento. Yo y solo yo interpreto todas las
relaciones o experiencias neutras. Yo y solo yo le doy el valor a los objetos, a las cosas, a
los pensamientos y a los sistemas de creencias. Yo, y solo yo, soy quien literalmente crea mi
experiencia, momento a momento.
Esto, como puedes ver, lo cambia todo. Porque ya nunca más te permites a ti mismo sentirte como
si meramente fueras la víctima de fuerzas inconscientes. Ya nunca más miras hacia fuera de ti
mismo y criticas o culpas al otro. Ya nunca más podrá ser proyectada desde ti la energía de la
acusación, para ser vertida sobre otro. Nunca volverá a imperar la energía del juicio en tu Santa
Mente. Este pensamiento, esta sola y única piedra, arrojada en el calmo estanque de tu
discernimiento, es algo absolutamente esencial si es que quieres decidirte a despertar plenamente.
Y de esto se trata en esta hora.
Pues, aunque puedas escuchar esto que digo muchas veces, aunque escuches muchas veces lo que
transmite la vibración de la Verdad, esta puede ser negada tantas veces como sea oída. Puede que no
te permitas, o más bien, debería decir, puedes elegir no permitir que se asiente profundamente en tu
estanque de discernimiento, de tal modo que pueda afectar a toda gota de agua que conforma esa ola
que tú eres. Puedes resistirte, aferrándote a la ilusión de que aún eres una víctima del mundo que
ves, de que los eventos tienen algún valor en sí mismos que no procede del que les das tú. Y en
tanto que elijas rechazar el mundo, no puedes ser liberado.
Porque la mente que elige percibirse a sí misma como una víctima de su mundo de experiencia,
aunque lo haga en una pequeña medida, se mantiene impotente, se queda en un estado que genera
frustración, debilidad, miedo, duda, indignidad, sufrimiento, dolor, dolor emocional en forma de
soledad o separación de otros, falta de satisfacción, y finalmente el eco de la creencia de que has
sido estrujado tan fuertemente por el miedo, que estás literalmente separado del Océano de la Mente
de Dios. Discernimiento es todo lo que tú tienes y todo lo que tú eres. De cómo lo uses procede todo
aquello que eliges experimentar.
Y de eso procede tu decisión acerca de cómo vas a experimentar lo que has convocado hacia ti
mismo. En Verdad –y por favor, escucha bien– ninguna experiencia que alguna vez hayas tenido te
ha definido o te ha identificado. Ninguna experiencia que alguna vez hayas elegido crear, o invocar
hacia ti y así valorar tal y como la valoraste, ninguna de ellas, jamás, ha conseguido que seas

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superior o inferior a cualquier otro –incluyéndome a mí, aunque haya muchos que aún necesitan
creer que yo estoy muy lejos de ellos. Ninguna experiencia que hayas tenido alguna vez te ha
demostrado que no merezcas ser apoyado, amado, por tu Creador.
Y por tanto, permaneces tal y como has sido creado para ser: una ola llena del mismísimo Poder del
Mismo Océano; una ola, un alma, una red de relación que surge a partir de la Santa Mente de Dios
con el impulso de fluir para siempre, con la libertad de crear decidiendo qué vibraciones permitirás
que se asienten y se conviertan en parte una de ti, qué pensamientos defenderás, a qué percepciones
te asirás.
Eres, entonces, eternamente creador. Y esto es lo único sobre lo cual no tienes libre elección. Nunca
puedes decidir no ser partícipe en el mismísimo misterio de la extensión de la Creación. Pues
cuando albergas el pensamiento “rechazo participar en la Creación de Dios”, literalmente has
creado la percepción, y por tanto la experiencia, de ti mismo como alguien que está afuera o
separado de la misma Creación. Has creado la demente emoción de intentar separar la ola del
Propio Océano. Y crearás la percepción de separación, incluso aunque nada se haya visto afectado
realmente.
¿Por qué es esto importante? Porque, ves, el proceso de sanación no es difícil. Solo requiere de tu
disposición a aceptar que eres el efecto del deseo del Creador de crear a semejanza de Sí Mismo,
como una ola es el efecto del deseo del Océano de expresarse a Sí Mismo de una nueva manera, una
nueva forma, y brindar una cualidad única a cada ola que surja de sus Misteriosas Profundidades.
Rendirse, la entrega, es entonces el proceso por el que finalmente cedes, abandonas la resistencia
ante el hecho de tu misma existencia. Dejas de lloriquear por ella. Dejas de lamentarla. Dejas de
preocuparte por ella. ¡Tomas la decisión de ponerte manos a la obra para estar vivo! Y lo que está
vivo en ti va a estarlo para siempre. Y no hay ningún lugar donde esconderse y ningún sitio adonde
ir.
Cuando has arrojado esa piedra en la mente,
No soy la víctima del mundo que veo. Soy incesantemente un creador, hecho por mi
Creador, y de una sola sustancia junto con Él.
Entonces, ciertamente ocurre que tus asuntos comienzan a tomar un cariz diferente. Comienzas a
usar el poder de tu discernimiento para elegir deliberada y selectivamente qué vibraciones, qué
redes de relaciones, vas a colocar en tu campo de discernimiento –cuáles van a resonar contigo y
cuáles vas a permitir que se disuelvan en tu mente, en tu discernimiento.
Y si has albergado un pensamiento de pequeñez, uno de pérdida, de impotencia, ahora comienzas a
ver que se trataba de algo perfectamente neutro, y que resulta perfectamente seguro contemplar todo
aquello que alguna vez hayas creado y experimentado, y decir,
Está muy bien, y ya he acabado con ello. ¿Qué viene ahora? ¿Qué piedras puedo tirar en
mi Santa Mente en este mismo instante? ¿Puedo contemplar la experiencia actual que estoy
teniendo y ver que no es nada más que el efecto, la onda, de una piedra o de un
pensamiento que tiré en mi mente hace tanto, tanto tiempo, que no lo recuerdo? ¿Puedo
contemplar esos eventos que se están desplegando a mi alrededor (y si lo hacen en tu
cuerpo, créeme, eso también es a tu alrededor, pues tú eres mucho más que el mero cuerpo),
puedo ahora comenzar, y estoy dispuesta ahora a arrojar una piedra diferente en la calmada
claridad infinita de ese estanque de discernimiento que es lo que vive en torno a mí
siempre? ¿Osaré pensar un pensamiento diferente? ¿Osaré arrojar una piedra así en mi
consciencia?

102
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Y entonces, ¿qué piedras podrían ser?


Mmm, creo que me convertiré en un salvador del mundo, un Cristo. ¿Cómo sería eso? ¿Qué
vibraciones necesitaría dejar fuera de mi vida y a cuáles necesitaría abrirme? ¿Cómo se
sentiría? ¿Qué vería al mirar a través del campo de mi discernimiento hacia la Creación?
Mmm. Creo que me permitiré ser capaz de entrar en comunión con cualquier otra red de
relación, con cualquier alma, con cualquier ser que exista en cualquier plano de Creación.
Quizás incluso me permita saber que puedo entrar en comunicación con Jeshua ben Joseph.
¿Cómo de rico puedo ser en esta realidad tridimensional? ¿Cuántas monedas de oro podría
crear para podérselas dar a los demás? ¿En cuántos lugares del planeta podría dejarme
caer, en el lapso de una breve vida física? ¿A cuántos seres les podría decir “te quiero”?
¿Cómo de grande podría ser mi corazón? ¿Cómo de profundamente podría experimentar la
paz?
El campo de posibilidades es tan infinito como tú. Y las que selecciones y elijas son las que crearán
la red de relaciones que llamarás tu vida, tu experiencia, e incluso hasta la cualidad de cómo te
experimentes en la transición erróneamente llamada “muerte”, en tu mundo. ¿Llamarías muerte a
salir de una habitación y cerrar la puerta tras de ti, pasando a otra? Desde luego que no. Solo dirías,
Estuve ahí; ahora estoy aquí.
Esto es todo lo que realmente ocurre cuando las moléculas que has llamado “tú mismo” se despegan
entre sí porque cediste el valor que les dabas, y entonces, sus constituyentes, sus partes, se
disuelven, regresando al polvo o campo energético del planeta. Meramente abandonas una
habitación y pasas a otra.
A lo que te llamo en esta hora es a esto: estar dispuesto a permitir que la piedra que sea arrojada en
tu campo, o estanque de consciencia, sea la que lleve la energía de este pensamiento,
¡De ahora en adelante elijo concebir un Cristo, y así aprender lo que Cristo es!
Y tu experiencia se convierte en el despliegue del aprendizaje de lo que Cristo es. Y cuando ese
aprendizaje se completa a sí mismo, descubres que lo que has aprendido es lo que has sido creado
para ser. Y has hecho un círculo completo. El hijo pródigo, atravesando el campo de todas las
posibilidades, ha regresado como el Cristo Despierto, y ha ocupado su lugar legítimo a la derecha
del Creador.
¿Qué significa toda esta simbología? Solo significa que finalmente piensas solo con tu mente
correcta. Piensas como Dios piensa, y Dios piensa amorosamente. Dios piensa infinitamente,
atemporalmente, pacientemente, certeramente, y, sobre todo, Dios piensa juguetonamente, ¡de
forma plenamente juguetona! Cuando sientes que brota desde dentro de ti tal Amor y tal alegría que
difícilmente las puedes contener, ¿acaso no comienzas a bailar y mover el cuerpo, y dices,
¡Oh cielos! ¿qué voy a hacer con toda esta energía?
Y llamas a tus amigos y dices,
Vamos a hacer una fiesta, vamos a ver una película, o vamos a celebrar un delicioso festín.
¿A quién le podría escribir una carta? Oh, ¿a quién le podría enviar flores?
¿No te atrapa el deseo de permitir que cierta energía se expanda desde ti para tocar todas las partes
de tu creación?
Bien, ¡pues imagínate siendo Dios: infinito, vasto, sin topes, sin fondo, sin derecha ni izquierda…
repleto de nada más que de puro, incondicional, radiante Amor! ¿Podrías entonces imaginarte
siendo capaz de contenerte a ti mismo, y decir,

103
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Oh, vaya, creo que solo voy a sentarme aquí a hacer esto, y no dejaré que nadie se entere?
¡No! Dios dijo,
¡Que haya luz!
¡Y fue muy bueno! Y contempló toda la Creación, que literalmente significa no solo este planeta
sino todo un infinito número de creaciones de dimensión en dimensión en dimensión… y todas las
pequeñas redes de relación llamadas “almas” que trajo a la existencia en una fracción de segundo, y
dijo,
¡Mirad, es muy bueno! ¡Esta es Mi obra! ¡Y mi gozo y Mi Amor, y Mi vitalidad han brotado
y han inundado a Mi Gran Ser y ha llevado a cabo la manifestación de la creación –¡tú!
Tú, todos y cada uno de vosotros, ¡fabricados de la mismísima sustancia de aquel Amor abrumador
y de aquel espíritu juguetón, con el poder de crear infinitamente y así extender la Propia Creación!
¡Eso es quien tú eres! Y en eso te encuentras ahora, y de ahora para siempre. Y nunca podrás
escapar de ello.
La maestría llega cuando el miedo ha sido completamente disuelto. Y el miedo se disuelve no
temiéndolo, no odiándolo, no juzgándolo, sino al contemplarlo con perfecta inocencia, abrazándolo
de la misma manera que un científico podría mirar las ondas de una piedrita que hubiera sido
arrojada en un estanque de agua para poder ver cómo se crean otras ondas y otras perturbaciones
temporales en el campo o superficie del agua.
Según miras adentro y notas las cosas que has temido, y cómo el miedo ha limitado tu creatividad,
tu alegría, tu espíritu juguetón y tu ser ilimitado, entonces, meramente miras con inocencia y te
maravillas diciendo,
Oh, ya veo cómo la onda ha afectado la creación que llamo “mi vida”. Mmm, ¿me gusta?
Ya no. ¡Bien! Creo que me libraré de esto. ¿Con qué puedo reemplazarlo?
La maestría es un estado en el que te has aceptado a ti mismo en tanto que un incesante creador, y
has asumido completamente la responsabilidad por todo lo que llega al campo de tu consciencia, sin
juzgarlo, de tal modo que puedas simplemente decidir si ello va a quedarse, o bien si va a disolverse
en sus efectos. La maestría es estar sin miedo… es ya no temerle más al infinito poder creativo de tu
perfecta unión con Dios. “¡Yo y mi Padre somos Uno!” es una expresión de maestría.
Y si yo, quien una vez dijo esas palabras hace tanto tiempo –en la experiencia que tienes del
tiempo–, si yo puedo mostrarle a quien sea que mire, que la consciencia trasciende las creencias
limitadas sobre el cuerpo, sobre la vida y sobre la muerte que el mundo parece tan determinado a
defender a toda costa… si yo puedo demostrar que solo el Amor es real, si puedo mostrar el poder
de la comunicación con las mentes que hay por toda la Creación, si puedo dar nacimiento a
creaciones al unirme con otras mentes que transitoriamente creen que son solo un cuerpo, y de tal
modo que las palabras escritas caen sobre una página y la página se hace parte del libro que se
convierte en el que colocas en tu estantería, de modo que tu corazón sea tocado justo en el momento
preciso… si yo puedo hacer esas cosas, entonces, tú también. Y ciertamente, ¡mayores cosas que
esas vas a hacer!
Queridos amigos, ¿no es el momento de asumir una completa responsabilidad por la gran libertad
que os ha sido impartida por Abba –Padre, Creador, Fuente de vuestro ser? ¿No es el momento de
comenzar a pasar más tiempo desvinculándoos de vuestra enredada mirada, que quiere que creáis
que lo que sentís y lo que pensáis es el efecto de todas esas energías y cosas que llegan hasta ti
desde tu alrededor, y comenzar a usar el tiempo para decidir qué tipo de piedras vas a arrojar en el
campo de tu discernimiento de forma coherente, día a día, hora a hora, e incluso respiración tras

104
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

respiración?
Pues son esas cosas las que crean tus mañanas, tus futuros, y jamás te puedes escapar de la verdad
de que estás y siempre estarás en el proceso de crear tus mañanas. La muerte nunca te separará de
ello; la negación no lo cambiará. Y eres libre de decidir qué mañanas tendrás mediante el acto de
buscar primero el Reino, lo cual significa descansar en ese silencio interior en el cual tú sabes que
eres una ola habiendo surgido con un impulso perfecto, desde la profundidad del Océano de la
Santa Mente de Dios, y que lo que llevas contigo es el resultado de pensamientos, creencias y
percepciones –en tanto que piedras que has arrojado en la ola de tu discernimiento.
Este mismo proceso es lo que te creó, y este mismo proceso es el modo en que tú has creado
siempre. Si alguna vez recibiste una educación, ¿cómo fue que acabaste con tu cuerpo en un aula?
¿Alguien te secuestró, te sentó y te dijo, “aquí, debes aprender todas esas cosas aquí”? No fue así.
Primero tuviste un pensamiento, una imagen, y la valoraste, y así, atrajiste los medios que te
llevaron a vivir la experiencia de recibir la educación que tú habías decidido tener.
¿En qué relación has entrado alguna vez donde lo hayas hecho a partir de una falta de
discernimiento? Ninguna. Tú tiraste una piedra en la mente que decía,
Quiero relacionarme con otro ser, otro cuerpo, otro lugar en el planeta físico.
Siempre has estado haciéndolo, y siempre has experimentado el fruto o el efecto de la cualidad de
vibración de la piedra que ha creado las ondas que se han convertido en tus experiencias. En
realidad, entonces, tu experiencia, es decir, tu discernimiento, lo que es verdad sobre ti, no es
diferente de lo que es verdad sobre mí.
La única diferencia ha sido la de que yo aprendí a entrenarme a mí mismo, hora tras hora, a tirar
solo piedras ilimitadas, que enviaran vibraciones de aceptación incondicional, Amor y perdón, y
visión incondicional y desenfrenada, y revelación, mientras que tú has elegido hacer eso solo unas
pocas veces, pues entonces retrocedías corriendo y elegías las piedras de no merecerte las cosas, de
limitación, de carencia, de miedo, de pequeñez, y tirabas diez o doce rápidamente ahí. Entonces,
volvías a la otra despensa y decías,
Mmm, la piedra que dice, “yo y mi Padre somos Uno”…… oops, ¡ya tengo bastante de eso!
Y regresabas de nuevo. Así, mientras que yo permanezco en este lado de la valla con,
¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Yo y mi Padre somos Uno! Yo soy por siempre una Cualidad de
Ser Ilimitada. ¿De cuántos universos podré hoy ser el Salvador?
Mientras, tú,
Eso suena muy bonito. Yo y mi Padre somos Uno. Oh, aquí hay una piedra que dice que mi
automóvil necesita romperse hoy.
Mmm.
¡Esto es todo lo que hay! ¿En qué lado de la valla te vas a sentar a tirar piedras? ¿De qué árbol
comerás el fruto? ¿Del árbol del conocimiento del bien y del mal? Mmm. Usa bien esa simbología,
pues cuando tiras la piedra en el estanque, es como decir,
Bien, creo que tomaré otro pedazo de esta fruta. Oh, pero es tan dulce, está tan buena y es
tan perfecta, que sería mejor morder también un poco de alguna que esté podrida, para
equilibrar.
El árbol del bien y del mal, positivo y negativo, ilimitación/limitación, perdón/juicio, amor/miedo –
es como tomar una bella flor, y, al ver los pétalos…,

105
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Oh, es tan hermosa. Casi no puedo agarrarla, así que creo que me pincharé el dedo con la
espina, y me daré la vuelta.
Nadie jamás te dijo, y tu Creador nunca te insistió en que comieras del árbol del bien y del mal.
Porque todo buen fruto te ha sido dado gratuitamente. Y tú siempre eres libre de elegir qué fruto
comerás.
¡Yo y mi Padre somos Uno! Mmm, qué bendita Creación. Me lo he pasado tan bien siendo
esta ola… Sí, y veo lo que he llevado conmigo. Vaya, fue divertido, gané unas pocas cosas.
Ahora, ¿qué viene ahora? Ilimitación (¡cloc! [imitando así el sonido de la piedra que cae en
el fondo del estanque]), amor perfecto (¡cloc!), riqueza (¡cloc!), la capacidad de sanar
(¡cloc! ¡cloc! ¡cloc!), oh, sí, veo ahora esa piedrita en la playa, la que he elegido un millón
de veces: no merecerme nada (¡cloc!). ¡Pero ya no más! ¡Acabé contigo! ¡Yo y mi Padre
somos Uno! ¡Padre, crea a través de mí lo bueno, lo santo y lo bello, porque esta es la
razón de mi ser! ¿Cuán grande puedo devenir en tanto que ola? ¿Cómo de poderosa?
¿Cómo de radiante? ¿Cuánto de Ti podré expresar a través de mí? (¡cloc!)
Porque recuerda bien que estás creando tus futuros ¡AHORA! Y que lo que experimentas nunca te
llega desde fuera de ti Mismo. Si te preocupa la falta de monedas de oro… ¡cloc!, y comienzas a
atraer las ondas vibratorias que parecerán devolverte una imagen hacia ti, y reflejarte la verdad que
has elegido creer,
Vivo en la carencia y no puedo salir (¡cloc!). Ciertamente que no puedo hablar con Jeshua.
No lo merezco. Quizá él hable con Jon Marc [Jayem], que parece que sí se lo merece
bastante, pero entonces…, él es especial (¡cloc!).
Y entonces las ondas vibratorias que te llegan son ese ruido de fondo que restringe tu capacidad de
trascender la tercera dimensión y enchufarte a otras. Así que incluso si yo te digo a voz en grito,
¡Eh! Te estoy hablando. ¡Escucha!
la mente dice,
Eso no es posible, porque he tirado una roca ahí dentro (¡cloc!) que dice que “eso no es
posible”. Y por tanto no oigo nada.
¿Comienzas a captarlo? ¿Comienzas a sentir, en el centro de tu ser, la esencia del mensaje de esta
hora? No te puedes escapar de ser lo que has sido creado para ser. Y en todos y cada uno de los
momentos estás, literalmente, utilizando ese incesante e ilimitado poder para crear. Y sigues siendo
perfectamente libre de crear de nuevo en cualquier momento. Y lo que experimentarás en tus
mañanas es solo el efecto de qué piedras estés eligiendo arrojar en el campo de tu discernimiento,
en tanto que pensamientos, ahora.
Así que la única cuestión es (y con esta completaremos este breve pero importante mensaje, sobre el
que vamos a seguir elaborando)… la cuestión es esta,
¿Estoy, como ser creativo, hecho a imagen de Dios, dispuesto a elegir deliberada, consciente
y activamente ser responsable de los pensamientos, las piedras, que son arrojadas en mi
mente en cada momento? Y si la respuesta es que sí, ¿qué quiero que sean estas nuevas
piedras? ¿Qué cualidades vibratorias invocaré hacia mí mismo y, por tanto, crearé para
mis mañanas?
En el momento en que reacciones a lo que crees que está fuera de ti, puedes estar absolutamente
seguro de lo siguiente: has elegido escoger esa vieja piedra que decía,
Soy víctima del mundo que veo. Lo que experimento está causado por fuerzas que están

106
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

fuera de mí. La verdadera falta está en mi madre, mi hermano, mi padre, mi hijo. La


verdadera falta está en el gobierno, en el planeta, y en la calidad del aire. La verdadera
falta proviene de una fuente exterior a mí, y no tengo otra elección que reaccionar ante ella.
Ante esto yo solo te podría decir,
¿Prefieres tener la razón, o ser feliz?
Por tanto, ciertamente, queridos amigos, meditad bien la esencia del mensaje de esta hora. Porque
sobre ella comenzaremos a construir a medida que nos dirigimos hacia el final de este año de La vía
del corazón, que no es sino un cimiento desde el cual, quienes así lo deseen, pueden seguir hacia
una dimensión mayor, hacia una mayor experiencia del vivir deliberadamente como cocreadores
con Dios.
Pero todo esto comienza con la necesidad de ser responsable de apropiarse de la Verdad del
mensaje de esta hora. Pues sin eso, no puede haber cambio en tu consciencia y, por tanto, en lo que
experimentarás en tus mañanas. Así que si hay algo en tu presente que te haga temblar, solo piensa
qué te está esperando si una vez más te niegas a elegir esta responsabilidad y el poder que la
acompaña.
Y con esto, ciertamente, queridos y santos amigos, recordad que no vengo para traer paz al mundo,
sino para agitarlo de tal modo que aquellos seres que lo fabrican puedan descubrir dónde se oculta
realmente la verdadera paz: en ellos mismos; y dónde está el Cielo: en ellos mismos; y dónde vive el
Cristo: en ellos mismos.
La paz sea entonces con vosotros, siempre.
Amén.

107
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 8. Preguntas y respuestas

Pregunta: durante un periodo de consciencia elevada, fui consciente de una presencia que abarcaba
a los individuos. Se me hizo claro que esta presencia realizaba la función de guiar a la persona hacia
las experiencias apropiadas. No tengo claro si es esto lo que llamas “Espíritu Santo”. Me pareció
como una Superalma de la persona. ¿Podrías aclarar algo sobre ella y sobre el Espíritu Santo?
Respuesta: querido amigo, para poder darte una respuesta plena se requeriría cierta complejidad y
una gran extensión de tu tiempo. Porque hay muchas cualidades o matices de experiencia dentro de
la consciencia que llamarías “consciencia elevada”, aunque yo, personalmente, no reconozco lo
superior y lo inferior. Solo hay un darse cuenta de, un discernimiento, que es lo que la consciencia
es.
Lo que he llamado Espíritu Santo no es una entidad. Es una forma de energía. Anteriormente
también lo he llamado mentalidad-correcta, lo cual significa simplemente que la mente está
operando en alineamiento con la ilimitación, alineada con la Mente de Dios. Por tanto, lo que se
requiera a modo de guía o de conocimiento, simplemente fluye, sin trabas. El Espíritu Santo es ese
aspecto de la propia Mente de uno mismo, de una misma, que está ciertamente alineado, y que
siempre ha estado alineado, con la Mente de Dios. Por tanto, sería muy apropiado decir que el
Espíritu Santo es como tu Superalma, por así decirlo. Es un aspecto de tu propia cualidad de ser,
dado a todos y compartido igualmente por todos. El Confortador, el Espíritu Santo, es mentalidad
correcta, visión correcta, alineamiento correcto.
La experiencia que tuviste fue muy válida. No te pusiste a desfigurar lo que estabas
experimentando, en absoluto. Solo eras testigo. Sería apropiado decir que estabas ciertamente
viendo, percibiendo, sintiendo, lo que podrías llamar “Superalma”, un aspecto de tu propia alma. Y
no obstante, al mismo tiempo, fue y sigue siendo la presencia del Espíritu Santo, esa parte del
Espíritu de ese ser, que ha seguido siempre siendo pleno, total. A menudo, todo eso que se llama “la
guía” emana de esa parte de tu propia mentalidad correcta –todos esos pequeños impulsos
intuitivos, las imágenes claras y las visiones, o las sensaciones que atraviesan el cuerpo. Ella te
parece que te está hablando desde otro lugar solo debido a que aún no has cultivado la cualidad que
te permita comprender que ella es más “tú”, es más “tú mismo”, que el “tú” que creías que eras.
La consciencia elevada… no hay tal cosa. Solo hay rememoración y reconocimiento de lo que
siempre es verdad. Sí, puedes reducirte a ti mismo a lo que llamas “consciencia inferior”, pero
entonces, ¿qué es lo que se presenta? Tenemos consciencia, la elección libre, y el uso de un
ilimitado poder para generar experiencias por ti mismo. Eso no me parece que sea algo muy
inferior, en absoluto. Es infinito. Solo ocurre que quizás mañana puede que no quieras hacer de
nuevo la misma elección. Pero eso no la convierte en algo inferior. Inferior y superior son juicios.
Hay Amor y hay miedo, pero nunca he dicho que el miedo sea inferior al Amor. Es meramente una
elección. Y de la elección procede la experiencia. Y eres libre de recolectar para ti mismo cualquier
forma de experiencia que desees –la que exprese Amor o miedo. Pero bajo cada una de ellas, el
poder de elegir sigue siendo uno solo y el mismo –infinito para siempre, sin detención posible por
siempre… dado a ti gratuitamente por un Creador que te ama, y que te ama tanto que te ha sido
dada una libertad perfecta.
Pregunta: ¿cómo distinguir entre aquellos aspectos de nuestro ser que necesitan ser sanados, y el
simplemente ser, simplemente ser el ser perfecto que ya somos?
Respuesta: no hay diferencias. Cuando en Verdad estés siendo el ser perfecto que tú eres,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

encontrarás que hay una ausencia de resistencia. La mente que busca tratar de entender lo que debe
ser sanado, o la mente que dice,
Bien, me está viniendo esta historia, y realmente no creo que eso sea quien yo soy y lo que
yo soy, de ninguna manera, así que, ¿por qué no me limito a permanecer en algún reino
espiritual?
Esa mente, está en resistencia. Ha perdido su humildad. Ha perdido su perfecta confianza en que el
Padre de todas las cosas sabe cómo guiarla al hogar. Y ese hogar es meramente el regreso a un lugar
donde te haces disponible para permitir que algo sea extendido a través de ti.
Permitidme compartir con todos vosotros algo bastante importante, y que no ha sido planteado tan
claramente como se necesita. A menudo, cuando te llega algo para que lo sanes, es una energía. Y,
escúchame bien, aunque parezca que la asocias con alguno de los recuerdos o experiencias que
crees que están dentro del muy privado ámbito de tu experiencia, lo que realmente ocurre es que esa
energía, que te está llegando para ser sanada, está involucrada o está controlando la vida de otra
alma. Y se está presentando en tu consciencia porque tú estás en una situación donde tienes el
poder y la claridad para comprender que puede ser sanada.
Y por eso es que cuando eliges la sanación, cuando no te resistes a lo que viene, cuando constatas
que el Amor confía en todas las cosas, abraza todas las cosas, permite todas las cosas y trasciende
todas las cosas…, cuando constatas que meramente eres el portador del Amor, entonces ¡no importa
lo que llegue!
¡Oh! Esto necesita sanación.
Y tú lo sanas desde un nivel impersonal. No te identificas con ello, incluso si crees que está
asociado de alguna manera con algo que sí estás muy seguro que ha formado parte de tu propia
experiencia pasada.
Si hay ocasiones en que no puedes ni siquiera recordar dónde pusiste las llaves del automóvil,
¿cómo vas a estar seguro de que se trata de algo de tu pasado? Solo sánalo. Porque cuando lo haces,
estás siendo la perfección del ser que eres. Estás siendo el Cristo, diciendo,
Ven y deja tus pecados sobre el altar de mi Corazón, y los sanaré por ti.
No importa de dónde venga. No importa quién lo provocó. Todo lo que importa es la sanación. Si
viene algo y reconoces que contiene un obstáculo, que es algo que requiere sanación desde la
perfección de tu ser, envuélvelo con el Amor de Cristo y sánalo. Y cuando lo haces, elevas a un
hermano o una hermana a quien puede que nunca encuentres físicamente.
Si te comprometes con Cristo, te comprometes a sanar cualquier cosa desemejante al Amor. Intentar
imaginarte si se trata de tus asuntos o de los de otro, es un mero entretenimiento. ¿Acaso importa?
¿Acaso hay separación entre tú y todos tus hermanos y hermanas? Asistir a otro a sanar es sanarte tú
mismo. Sanarte tú mismo es elevar a otro. Solo hay Amor y miedo. Y al final, en realidad, solo estás
sanando el miedo, al brindarle Amor.
Puede parecer que hay muchas mentes e individuos donde el Amor y el miedo parecen luchar entre
sí por ganar predominancia. Pero son como olas en la superficie del océano. En este ámbito de
experiencia crees que hay muchas mentes separadas. Pero al final “los otros” no son sino aspectos
de ti, y tú de los demás. Y solo hay una Criatura de Dios.
Sana pues aquello que se te presente en tu consciencia, y deja de identificarlo como tuyo. Hay
Amor, y hay miedo. Y existe la necesidad de sanar, que es el puente entre ambos. ¿Elegirás
identificarte como miedo y por tanto rechazar el Amor? ¿O te identificarás como Amor, y te pondrás

109
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

manos a la obra con ello? Si estás morando en la perfección de tu ser, creo que la respuesta se hace
autoevidente.
¡Así es! Hay tantos que vienen y me preguntan cosas…, pero yo nunca lo hago. Así que voy a
plantear una cuestión,
¿Querrás tú, quien escuchas estas palabras…, estarás tú dispuesto a ser la Luz que brilla
sobre este mundo, al convertirte en alguien plenamente comprometido en cada momento y a
cada respiración, en la elección de sanar mediante el Amor y el perdón?
Es solo algo para pensar sobre ello…, de rato en rato. La paz sea entonces con vosotros.
Y aquellos que estén escuchando o leyendo estas palabras, y que estén cerca del momento en que
van a dejar el cuerpo en la cama y a tener ese preciado “sueño reparador” que tanto necesitan,
¿apoyaréis esta noche la cabeza sobre la almohada y me daréis solo un momento de vuestro tiempo
reconociendo que sabéis que no hay distancia entre nosotros, en absoluto, salvo la que represente el
ancho del pensamiento que elijáis pensar? Piensa en ello, entonces, y reconoce que estoy contigo. Y,
ciertamente, vamos a viajar juntos mientras el cuerpo duerme.
La paz esté siempre con vosotros.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 9

Ahora, comenzamos.

Y ciertamente, una vez más, saludos cordiales para vosotros, queridas y santas Criaturas de la Luz
Divina. Vengo de nuevo en adelante para morar con vosotros como vuestro hermano, y como
vuestro amigo, que os contempla y no ve otra cosa que la Faz de Cristo en vosotros. Y Cristo es el
primogénito del Padre, es decir, el único, el unigénito, no fabricado33. Cristo es creación de Dios.
Cristo es el Santo Hijo de Dios. Cristo es como el rayo de luz solar para el sol, radiando para
siempre a partir de la Santa Mente de lo que he llamado Abba.

Por tanto, vengo en adelante para morar con vosotros en perfecto gozo, y en perfecta libertad, y en
perfecta realidad. Vengo para unirme con esa parte tuya que habita siempre en perfecto
conocimiento, en perfecta paz, en perfecta intencionalidad y en perfecta unión con vuestro Creador.
No vengo a hablar de cosas que no conozcáis. No vengo a usar palabras que no habiten ya en
vosotros. No vengo con una sabiduría que no tengáis ya. No vengo con un Amor más grande que
aquel que ya florece en los silenciosos espacios de vuestro propio corazón. No vengo a ponerme por
encima de vosotros. Solo vengo a caminar como un igual a vuestro lado.
Vengo porque os amo. Vengo porque soy vuestro amigo. Y de todas las cosas que podría elegir
hacer –en el ilimitado poder consciente otorgado a mí equitativamente por mi Padre, tal y como te
fue dado a ti–, de entre todos los lugares y dimensiones y mundos en que podría residir en este
momento, en Verdad, vengo para morar contigo de esta manera, utilizando juntos un instrumento
para la creación, un instrumento de comunicación –que podrías llamar cuerpo–, para poder salvar la
brecha que os parece que todavía os separa de mí.
En realidad, todas las dimensiones de la Creación se alojan en un espacio mucho más pequeño que
la punta de un alfiler. En realidad, todas las dimensiones de la Creación son tan vastas que nunca
podrías medirlas. En realidad no hay brecha que me separe de donde vosotros estáis. Y por esto es
por lo que no puedo estar más lejos de ti que la distancia de un pensamiento. Pero, oh ciertamente,
queridos amigos, el poder de un pensamiento es el poder de crear universos, y, dentro de ellos, crear
aún más universos, y dentro de ellos crear un mundo tras otro mundo, tras otro mundo, tras otro
mundo.
Y la experiencia que vives es que tu atención parece estar momentáneamente enfocada en ese tu
único mundo, donde compartes algunas cosas en común con muchos otros seres. Tienes lo que en tu
mundo se llama una realidad consensuada –o podríamos decir una experiencia consensuada, nacida
de una realidad universal–. Queridos amigos, así como moráis en vuestra consciencia, en este
momento, sois creadores del mundo que experimentáis. Y lo hacéis de muchas maneras al uso, con
toda normalidad.
Cuando estás frente a alguien, y tan solo por una fracción de segundo alteras la posición del cuerpo
a través del cual lo contemplas –tomas una nueva posición, una nueva perspectiva–, en esa misma
fracción de segundo, has creado una nueva experiencia para ti mismo. Cuando contemplas a ese
amigo y la mente se dirige desde la neutralidad (que es desde donde comienza toda experiencia)
hacia este pensamiento,
Oh, he aquí mi amiga María. He aquí mi amigo Saint Germain. He aquí mi amigo Pedro.

33 “And Christ is the firstborn of the Father, that is, it is That which is begotten, and not made”.

111
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

He aquí mi amiga Joanna. He aquí mi amigo Natanael.


Cualquiera que sea su nombre, al albergar ese pensamiento, ya comienzas de hecho a cambiar la
experiencia.
En aquel momento, eres literalmente un creador. Pues cuando nombras cualquier cosa, la defines de
acuerdo a los factores que hayas incorporado a ese nombre que empleas. Cuando contemplas un
cierto campo de energía que surge del misterio de vuestro planeta Tierra, y dices la palabra “árbol”
–[chasquido de dedos] así de rápido–, has atraído hacia tu experiencia manifiesta todo aquello que
hayas decidido alguna vez sobre lo que irá asociado a ese campo de energía que habéis llamado
“árbol”. Y de este modo, tu experiencia es completamente única. Nunca se ha dado así antes; nunca
será así después. Nada puede repetirse. Y es por esto por lo que la Creación es continuamente
nueva.
Sí, sí que puedes estar con tu amigo y mirar al árbol, asintiendo, para decir,
Bien, sí, claro, eso es un árbol.
Sí, veo las ramas, las hojas.
Pero tan pronto como lo hayas nombrado, habrás atraído hacia ti mismo todas las asociaciones que
hayas llevado hasta ti en tu experiencia de ese campo que habéis llamado “árbol”. Ten por seguro
que aquellos que vuestro mundo llama “ecologistas” y aquellos otros llamados “leñadores”, tienen
indudablemente una experiencia diferente aunque empleen la misma palabra, “árbol”.
¿Cuál es la correcta y cuál la equivocada? No, esto no funciona así. Y en esta hora queremos hablar
de otra importante piedra que debes arrojar al claro y sereno estanque de tu discernimiento. Es
simplemente esta: todas las redes de relación, todos los campos de energía, son absolutamente
neutros. Lo que crea experiencia es cómo decides que vas a ver o a considerar esa red de relación,
ese campo de energía. Y el efecto de esa decisión es también algo completamente neutro.
¿Y cómo puede ser esto así? Pues cuando un leñador ve un árbol y considera solamente el provecho
que le rendirá, los bosques desaparecen. Y cuando un ecologista lo ve, el árbol permanece, y los
vigorosos búhos y otras aves tendrán un lugar para hacer su hogar. Y ciertamente, ¿no estamos aquí
para perpetuar la misma realidad, la misma experiencia que todos los humanos han tenido? ¿No se
sufre una pérdida cuando el bosque desaparece? Escucha bien y cuidadosamente: todos los eventos
son neutros. Tú eres quien les da su valor.
Ahora bien, ¿significa esto que uno debe convertirse en alguien de corazón frío, inconsciente, y
ciego ante sus propias acciones? Desde luego que no, porque parte del despertar conlleva el poder
constatar la interconexión de uno mismo con la red de todas las relaciones. Significa abrir los ojos
para despertar en reverencia ante el misterio que la Vida es. Pero también significa soltar el juicio
contra otra persona que pudiera considerar el árbol de una forma diferente a la tuya. Porque, ves, el
cuerpo que has cristalizado a partir de un campo de energía infinita tiene un solo propósito. Es un
instrumento de comunicación.
Por tanto, permite que tu percepción principal, que la luz prioritaria que te guíe en tu experiencia
tridimensional, sea esta,
¿Qué elijo comunicarle al mundo con cada gesto, con cada respiración, cada palabra
hablada, cada decisión tomada?
Pues incesantemente estás involucrado, mientras el cuerpo dure, en el proceso de comunicarle al
mundo, de hacer manifiesto en el mundo, aquello que hayas elegido valorar, lo que hayas invocado
a tu experiencia y hayas imbuido de valor. Esto significa que incesantemente estás comprometido a
enseñarle al mundo lo que crees que alberga la mayor verdad, el mayor valor.

112
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Y cuando un ecologista contempla a un leñador y se exaspera y lo juzga, o al revés, cuando este se


exaspera y juzga a aquel, el cuerpo está siendo usado para comunicar el valor del juicio. Y eso crea
miedo y contracción. Y el resultado que ves, en este mundo donde muchas muchas mentes eligen
valorar el derecho a juzgar, es el efecto que llamas tu mundo, en el cual todo parece estar
expresando conflicto, lucha, lo que llamas “encontronazos” –el conflicto, el armagedón de ideas
opuestas yendo unas contra otras–. Y justo bajo todo ello en realidad todos los eventos siguen
siendo completamente neutros.
E incluso si los bosques de vuestro planeta fueran completamente arrasados, este sería un evento
neutro ¿Y por qué? Porque si todos los árboles se marcharan, si el mismo planeta físico que llamas
Tierra muriera, se disipara de la vista, la Vida continuaría. La Vida simplemente crearía nuevos
mundos. Lo hace todo el tiempo. Vosotros lo hacéis todo el tiempo.
Entonces, los eventos que experimentas son siempre neutros. Y lo que ves que ocurre en el mundo
alrededor de ti sigue siendo neutro hasta que tú tomas la decisión de lo que va a significar para ti.
Lo nombrarás y, por tanto, lo definirás. Y cuando lo defines, invocas todas las asociaciones que
conlleva aquello hacia tu ser. Por esto se me enseñó una vez que es muy sabio perdonar setenta
veces siete –y por una razón muy egoísta–. Porque si alguien te hace mal y tú gastas tu energía
convenciéndole de que lo ha hecho mal, y de que por tanto tú tienes derecho a estar airado, atacando
del modo que sea, entonces, invocas hacia ti mismo, e incluso hacia las mismas células de tu
cuerpo, la energía del conflicto, del juicio, de la guerra, la muerte, la enfermedad, la infelicidad y la
separación –¡y muy rápidamente!–.
Pero si perdonas setenta veces siete, entonces, en cada uno de esos momentos de perdón, atraes
hacia tu campo de energía aquello que te trae el recuerdo del Amor incondicional, de la perfecta
paz, de un poder que trasciende todo lo que hay en el mundo. Invocas la realidad del Cristo. Y todo
ello solo depende de las piedritas que arrojes en tu mente.
Entonces, ¿dónde has dibujado la línea? Cuando has dicho,
Bien, acepto la neutralidad de todos los eventos en este ámbito, pero no en ese otro. Si mis
amigos se divorcian o se separan, vale, eso lo veré como algo neutro. Pero, si mi esposa me
deja, esto ya no es neutro. Si el padre de mi amigo le deja en herencia tres millones de
dólares a sus hijos, está bien, eso está genial. Es un evento neutro. Pero si mi padre destina
sus tres millones a obras de caridad y me deja a mí fuera de juego, entonces ya no es algo
neutro.
Si los ríos de un país al otro lado del mundo se ensucian porque la consciencia de una comunidad
permite que se construya una fábrica sin la suficiente seguridad,
Bien, eso está en la otra punta del mundo: evento neutro. Pero si lo hacen en mi patio
trasero, ya no es neutro.
Siempre es sabio mirar amorosamente para ver dónde has dibujado la línea, para ver lo que vas a
contemplar como neutro frente aquello a lo que te aferras como algo con mucho significado y de
incuestionable valor. Porque es ahí donde encontrarás lo que se requiere perdonar dentro de ti. Te
hemos contado que la maestría es un estado de falta de miedo. Cuando valoras algo, y entonces te
pones cabezota e insistes en que ese valor existe en ese evento o en ese objeto que están fuera de ti,
lo que has hecho es asegurarte tu puesto en el miedo. Y el estado sin-miedo estará tan lejos de ti
como el este del oeste.
Mira bien entonces a ver dónde has colocado un cierto valor, e insistido en que es algo
incuestionable. ¿Cuántas veces en cada uno de tus días dices,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¡Oh, tío! Si mi perro muriera alguna vez, no podría soportarlo. Sería mi final,
o,
Si el banco colapsara… oh, ¡Dios! ¡No podría soportar eso!
Ten cuidado con lo que decretas. Mira a ver dónde estás implicado emocionalmente, viendo el valor
que hayas colocado sobre algo o sobre alguien, en cualquier tipo de relación, ya sea con tu esposa o
esposo, con tu gobierno, con tu cuerpo, con tu gato o con tu perro, con tu cuenta bancaria –en todas
las relaciones–.
Porque tú has hecho de ellas lo que son. ¿Y dónde puede ser experimentada la libertad salvo dentro
de una consciencia que haya aprendido a trascender la contracción del miedo? Y el miedo es el
resultado causado por el apego que tengas a los valores que hayas otorgado a los eventos que
experimentas, constituidos por cosas, personas, lugares –siendo todos ellos en realidad solo
eventos–. Toda red de relación te llega como algo perfectamente neutro. Tú decretas cómo es al
definirla y nombrarla. Cuando te llega alguien airado y reaccionas, reconoce primero que tú
decidiste que está airado, y que con esto has atraído todas aquellas asociaciones que en algún
momento hayas decidido valorar con respecto a lo que la ira significa.
Y, no obstante, en ese mismo momento, tienes el poder de presenciar este campo de energía que
circula a través del cuerpo, de la mente y del habla de la otra persona, y de verlo como una danza de
energía, como un misterio que surge de alguna fuente desconocida, de alguna red de relaciones
invisible. Y podrías contemplarlo con curiosidad y asombro si lo definieras de forma diferente. Esto
es cierto para todo lo que surja. Incluso las así llamadas grandes enfermedades del cuerpo, que
parecen amenazar la vida del cuerpo en tu mundo, pueden ser contempladas con perfecta
neutralidad. Pero, si las defines de una manera específica, atraerás hacia ti mismo el miedo a ese
evento, que vendrá con todas las asociaciones que hayas aprendido del mundo, de tus propias
experiencias.
El mensaje de esta hora es pues simple, pero muy importante. Y se incorpora a todo lo que hemos
compartido contigo anteriormente. Eres un creador, y no puedes hacer otra cosa que crear. Y
entonces la cuestión es esta: ¿qué crearás en cada momento? Mucho más allá de la excitación que
conlleva la magia de poder crear eventos u objetos en la realidad tridimensional, están esas ciertas
cualidades que creas, como la de la paz, la ilimitación, la compasión, el perdón, la sabiduría.
También estas son creaciones.
La compasión no está por ahí, flotando en el universo, si tú no la manifiestas y la cultivas en tu
propia consciencia. La Consciencia Crística no se puede decir que exista realmente, no para ti,
hasta que no la creas en ti mismo. Ni siquiera tu unión con Dios existe, para ti, hasta que te decides
a abrirte a la experiencia viviente de la misma, al igual que un alimento que nunca probaste no
puede existir para ti hasta que no viajas a un cierto país, lo compras y lo introduces en tu cuerpo. O,
más bien, en los días actuales de vuestra era, debería decir: hasta que no vas a una tienda de
alimentos y encuentras la sección gourmet internacional. ¡Mmm!
Nada puede decirse que exista –para ti– hasta que hayas probado una experiencia viva de ello.
Entonces, cuando oigas hablar de iluminación, o de la unión con Dios, o del Amor incondicional,
deja de asentir con la cabeza pensando que ya sabes lo que son esas cosas, y dirige tu atención hacia
dentro. ¿Habitas en la viva experiencia de esas cosas? Así de rápido [¡chas!] sabrás cuál es la
respuesta.
Si la respuesta es,
No. Oigo hablar de iluminación y tengo algunos atisbos, pero realmente no sé lo que es

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

porque no estoy sintiéndola completamente en mi experiencia viva.


Inmediatamente reconocerás que hay algo que has valorado, que no es la iluminación, y que insistes
en mantener alojado en tu consciencia.
¿Qué es? Búscalo, encuéntralo, y decide si aún lo quieres ahí. Percibimos que hay muchos en
vuestro mundo que les gusta ir por ahí como si estuvieran en un estado de paz, con una sonrisa en la
cara. Quizás lleven la Santa Biblia en su mano, o algún texto así. Llevan algún símbolo religioso
sobre su cuerpo para crear la apariencia de alguien que está en paz. Pero, interiormente, cuando
encienden la televisión y ven cómo un leñador ha cortado otro árbol más, responden llamándolo
“ignorante”, “estúpido” o “cateto”. En ese momento le han expresado al universo la verdad que
están eligiendo vivir,
No soy alguien que quiera saber lo que es la paz. No soy de los que están interesados en el
perdón, ni tampoco en la sabiduría. Estoy interesado en el juicio y en la superioridad que
siento en mi cuerpo mediante el acto de juzgar a otro como alguien inferior a mí mismo.
En pocas palabras, es el momento de abandonar el fingimiento. Es el momento de comenzar a verse
a sí mismo desde la perspectiva de un creador absoluto, creando incesantemente; es el momento de
contemplar lo que exactamente estés creando en cada momento de tu experiencia; de llevar la
cualidad de la inocencia infantil a aquello que realmente experimentas, y no a lo que le dices al
resto que estás experimentando. Es el momento de ser honesto con los efectos de las ondas
producidas por las rocas o las piedritas que hayas tirado en el campo del discernimiento, como en
una gran forma de juego.
Porque, como ves, un creador que entiende su infinito poder de crear, que entiende que está
continuamente creando sin cesar, que se están generando efectos momento a momento, que
ciertamente está fabricando sus mañanas... un creador así, abandona contento la energía de la
negación y cambia de rumbo para contemplar cada momento de su experiencia, y poder así
discernir qué elección habrá sido tomada como para que hayan sido atraídos esos efectos que
actualmente son experimentados.
Cuando llega una factura y tu cuerpo se agita, y te preocupas y contraes porque no hay suficientes
monedas de oro en la cuenta para pagarla, el creador se detiene y contempla todo lo que está siendo
experimentado en el campo corporal, en el cuerpo emocional, y los pensamientos que se alojan en la
mente. Comienza a darse cuenta de cómo está viendo los objetos alrededor, el mundo alrededor,
para así poder comenzar a preguntarse asombrado,
¿Qué pensamiento debo haber arrojado en el estanque de mi mente para poder crear el
efecto de una falta de monedas de oro? ¿Y sería este un pensamiento que yo querría seguir
arrojando en mi mente de tal forma que consiga crear unos efectos similares en mis días
venideros?
He aquí pues el portal a la sabiduría: no hagas tu creación inconscientemente, no crees
inconscientemente y luego simplemente te des la vuelta y te vayas, sino que aprende sin cesar de tu
creación. Porque así comienzas con el proceso de disolver la creación de un ser no-iluminado, y
comienzas a concebir la creación de un Cristo aquí y ahora, en este momento. Nunca, nunca creas
que tus pensamientos son neutros. Dije antes que los eventos lo son, pero no los pensamientos.
Porque tus pensamientos están literalmente imbuidos del poder de la creación. No crean de forma
neutral. Es decir, cada pensamiento hace que reverbere una cualidad de vibración que se esparce a
partir de ti, que toca los confines de la realidad manifestada, y que regresa hasta ti. Y eso será lo que
tú experimentes en tu vida como eventos positivos o negativos.
Ahora bien, es muy cierto –por favor escucha cuidadosamente esto–, es muy cierto que en cualquier

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

momento, mientras transcurre tu experiencia, mientras experimentas la reverberación, el regreso de


las ondas que has enviado, en ese mismo momento, no estás siendo una víctima de lo que tú has
creado. Porque en cada uno de tales momentos sigues siendo tan perfectamente libre como lo eras
cuando primero arrojaste la piedra en el estanque, esa piedra que en un primer momento creó la
onda. Eres libre de elegir cómo vas a experimentar el efecto de esa onda. Y si lo experimentas con
libertad incondicional, con aceptación y Amor incondicionales, con perdón, neutralidad, inocencia,
entonces, literalmente, desactivas los efectos de esa onda en el estanque de tu consciencia. Y
entonces, en ese momento, te vuelves instantáneamente libre para poder comenzar a crear de una
nueva manera las ondas que experimentarás en el futuro. Y es por esto por lo que nunca eres la
víctima de la creación de nadie, y especialmente nunca lo eres de la tuya propia.
No es que la vida sea tan compleja que tú habrías creado todos esos impulsos y ahora te habrías
quedado trabado en ellos. En el momento en que captas esto, dejas de reaccionar como si fueras una
víctima y meramente contemplas esas ondas que regresan hacia ti, y que has enviado desde ti
mismo, y dices,
Esto ha llegado a mi campo de experiencia como un misterio deslumbrante. ¡Lo cual
significa que yo soy un ser deslumbrantemente poderoso! Por tanto, contemplaré
amorosamente esta onda. Sí, sé que necesita desarrollarse, pero, según lo hace, voy a ser lo
suficientemente sabio como para ver su transparencia, la falta de efecto alguno. No cambia
quien yo soy. No añade nada a mi vida. No le quita nada. Solamente es una experiencia,
llamada Vida, pasando a través del campo de mi discernimiento. Si la contemplo
amorosamente, si la abrazo, puedo transmutarla y por tanto me veré involucrado en el
proceso de crear un tipo completamente diferente de onda vibratoria para crear mis
mañanas.
Eso significa que, aunque el poder de tus pensamientos no sea neutro, los eventos que llamamos
efectos, los efectos de esos pensamientos, sí pueden ser neutros o no serlo, dependiendo de cómo
utilices el muy primordial poder del discernimiento. Estamos intentando, pues, comentar contigo lo
infinitamente libre que eres.
Hay muchos que en tu mundo enseñan esa ilusoria doctrina de lo que se viene llamando karma, que
dice que lo que envías ahora deberás experimentarlo tarde o temprano, y que la manera en que lo
experimentarás estará directamente relacionada con la cualidad de la onda que envíes. Esto no es
cierto. Eso te convertiría en una víctima. Y si estás hecho a imagen de Dios, y te aseguro que lo
estás, no eres víctima del mundo que ves. No puedes, en verdad, ser víctima de nada ni de nadie en
ningún momento, porque tu realidad es que estás hecho a imagen de Dios. Y si pudieras realmente
ser una víctima, eso significaría que Dios no crea a semejanza de Sí Mismo. ¿Acaso un salmón
procede de un roble? ¿Una nebulosa sale del vientre de una mujer? ¿Una frambuesa crece en la
estantería de una tienda? No. Lo semejante engendra lo semejante.
Por tanto, ¿por qué creer que Dios, que no es sino Amor, Poder y Creatividad Ilimitados, podría
alguna vez engendrar algo que fuera pequeño, inferior e impotente? No sucede así. Dios no puede
ser víctima. Por tanto, la creación de Dios sigue sin haberlo sido. Todos los eventos siguen siendo
neutros, y todo lo que los ecologistas y el leñador están haciendo es usar el poder de la consciencia
para crear momentáneamente la creencia de que son una cosa y no la otra. Ellos valoran, desde su
propia elección, un evento energético que llaman “árbol”. Y según el valor que le den, invocarán la
cualidad de experiencia que vayan a tener en su campo de consciencia. Eso es todo lo que está
sucediendo.
La energía que fabrica el árbol es para siempre eterna. Puede cambiar de forma, pero la Vida
permanece. Por tanto, no lamentes que desaparezca una especie, sino que confía en la Gran

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Inteligencia que la hizo surgir en un primer momento, ya que aún está ocupada creando incluso
unos universos mayores. Por eso la pérdida no existe.
¿Cómo se relaciona todo esto con tu experiencia cotidiana? Queremos sugerirte, y esto va a ser muy
crucial (muy importante a medida que nos dirigimos hacia el siguiente año), que construyas unos
cimientos sobre los cuales poder construir, si es que estás preparado para asumir completamente la
responsabilidad de haber sido creado a imagen de Dios, y de ser por tanto un eterno creador.
Comienza ahora a utilizar algo de tiempo cada día, sin dejar pasar un día, en el que te sientas
contigo mismo –y no con tu compañero, no con tus padres, no con la televisión, no con tu equipo
deportivo favorito, no con tu actor o actriz favorita, no con tu religión favorita, no con tu dios o
maestro o salvador favorito (ni siquiera yo)– te sientas contigo mismo, y comienzas reconociendo
que tú eres Uno con Dios.
Entiende que el mismo cuerpo que parece tener un corazón ahí dentro y que está bombeando la vida
para ti –y esto ya es en sí el efecto de decisiones y elecciones que has realizado–, o que la misma
silla en que estás sentado, son el resultado de atraer, hacia el campo de tu discernimiento, una red de
relaciones que es muy extraordinaria –una red llamada “universo físico”–. Y en ese momento, estás
teniendo una experiencia que nunca has tenido antes: ¡estás sentado en la silla, ahora! Y tal evento
es completamente neutro. Y nada que estés experimentando en tu consciencia existe o es originado
por algo que se encuentre fuera de ti mismo.
Date a ti mismo cinco minutos para elegir, para practicar la elección, ¿cómo es la experiencia de
sentarse en una silla con una mente llena de preocupaciones, o bien con una llena de paz? ¿Y qué
pasaría con una mente que piensa en todas las demás cosas que podría estar haciendo, o bien con
una mente maravillándose ante el peso de un cuerpo, que siente la presión contra el asiento de una
silla? ¿Y cómo sería con una mente que crea tensión en el modo en que el aire fluye a través del
cuerpo, o bien con una mente que crea alivio y confort?
Cinco minutos de práctica sentándote en una silla como un creador infinito que crea exactamente lo
que estás experimentando en tu campo emocional. Solo eso. Podrías incluso querer jugar con lo que
podría ser la sensación de sentarse en una silla como un Cristo. ¿A qué se le parecería eso? Te dejo
elegir si quieres o no experimentarlo. Cinco minutos cada día. ¡Hazlo sin falta! Permanece contigo
mismo ¡y decide cómo te vas a experimentar a ti mismo ahora!
Porque ves, el “tú” que se sienta en la silla, con lo que sea que esté ocurriendo en tu consciencia,
con cualquier sentimiento que estés teniendo en todo el cuerpo, con lo que sea que suceda en tus
relaciones más importantes en ese momento, o con cómo el alimento es digerido por el cuerpo…
todo ello, en el ámbito más completo de tu experiencia, es el efecto de cómo has estado ya un
millón de veces sentado contigo mismo para sentirte a ti mismo en un millar de sillas diferentes.
Utiliza este mismo proceso de sentarte en una silla como un símbolo de preparar la mente para
arrojar piedritas en ella, unas piedritas a partir de las cuales reverberarán las vibraciones, u ondas,
que regresarán a ti.
Ves, es mucho más fácil enviar ondas –lo cual estarás haciendo de igual modo– y experimentarlas
cuando vuelven de una manera dichosa, de una manera que te brinde paz y alegría y diversión y risa
y juego e ilimitación… es mucho más fácil eso... que tener que embestir con tu cabeza contra algo
que más bien querrías poder transmutar, o bien que querrías poder alejar de ti. Así que comienza
con cinco minutos en los que reconoces que puedes crear la experiencia que quieras, como un
sentimiento que te inunda a través de tu discernimiento, como una cualidad de pensamiento que
permites que siga repitiéndose en la mente.
Puedes sentarte en una silla como un Cristo Despierto, ¡ahora!

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Es un día maravilloso! He manifestado una forma física
sentada en una silla en una esquina de una diminuta dimensión de la Creación. ¡Qué
asombroso es este momento! Creo que simplemente me sentaré aquí y sentiré el corazón
latiendo en el cuerpo y la respiración fluyendo a través de él. Ah, y se oye cantar un pájaro.
Estoy contento de haberlo atraído hacia mí mismo. Me gusta la manera en que el bocadillo
está siendo digerido en este cuerpo. ¿Qué hermosos pensamientos puedo tener justo ahora?
¿A quién le puedo enviar Amor sin levantar un dedo? ¡Soy ilimitado para siempre! ¡Soy
libre! ¡Soy libre! ¡Soy libre!
¿Crees que te gustaría tener esa experiencia durante cinco minutos? ¿Por qué no comenzar hoy?
Porque muchos de vosotros en este plano físico seguís buscando cierta forma de magia que os
brinde el Reino del Cielo. Esto no te lo puedes brindar a ti mismo. Solo puedes hacerte consciente
de cómo estás usándolo para crear las ondas que envías a partir de ti mismo. ¿Conoces ese dicho de
tu mundo, que dice que “vayas donde vayas, siempre estás contigo mismo”? Tú eres creación de
Dios. Estás en el Cielo ahora. El Cielo no es un lugar. Es un estado de ilimitado e infinito poder
creativo, pues es el reflejo de la Santa Mente de Dios.
¿Por qué no ser entonces alguien que practique ser la presencia del Cielo? Y si esto te parece
demasiado abrumador, o algo demasiado fuera de tu alcance, entonces, juega con ello cada día solo
durante cinco minutos. Y, créeme, no te amaré menos si, durante otras veintitrés horas y cincuenta y
cinco minutos decides no jugar a esto y, en cambio, sí te decides a fingir y a sentir que eres inferior,
indigno, no amado, no amoroso, no amable… que eres una plaga en la Tierra y que la vida te
convierte todo el rato en una víctima –sigue adelante, de acuerdo–. Yo nunca interferiría en tu libre
elección. No puedo llegar y llamar a tu puerta excepto durante esos cinco minutos. Y sigues siendo
libre de utilizar el tiempo de la manera en que lo desees utilizar.
Pero, experiméntate como Cristo solo durante cinco minutos, cristalizando un cuerpo como un
instrumento de comunicación transitorio, como un instrumento de enseñanza y aprendizaje que se
deja caer sobre una silla en una esquina totalmente neutra de la Creación, puesto que tú quieres
tener la experiencia de sentarte de forma dichosa, en paz, en tu perfecto reconocimiento de tu unión
con Dios en este momento. Puede que incluso te veas a ti mismo atreviéndote a pensar cosas así,
Bien, como soy un creador infinito, ¿qué me gustaría crear para mis mañanas?
Y si, durante esos cinco minutos, alguien toca la puerta y se trata del recaudador al que tienes que
pagar una factura, ¿qué importa? Esa es la experiencia de esa alma, la de creerse siendo el
recaudador y viéndote a ti como esa persona mala que deberá acorralar. Déjales tener su
experiencia. Siéntate con calma, escucha el golpeteo en la puerta, y permítete a ti mismo
entretenerte con los bellos mundos que estás creando para tus mañanas. Aquí está la vía directa y
estrecha que te lleva a la Vida; he aquí el ojo de la aguja a través del cual necesariamente vas a
pasar.
Porque no basta con solo abrazar la idea de que,
Soy el creador de todo lo que experimento.
Debes entonces elegir ponerlo activamente en práctica. Y eso comienza con la práctica de cinco
minutos al día –eso es todo–. Y cuando sientas que puedes cumplirlo satisfactoriamente en esos
cinco minutos, entonces puedes hacerlo con diez, y doce, y luego quince, y veinte… y suena tan
poquita cosa…
Entonces, ¿quieres decir que me esté ahí pasando el rato como si fuera el Cristo Encarnado
durante veinte minutos, totalmente unido a Dios, totalmente libre de comenzar a crear
diferentes ondas que yo nunca haya experimentado antes, sabiendo que regresarán y se

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

convertirán en mi experiencia manifestada? ¡Sin duda! Pero ¿veinte minutos? Incluso si


pudiera llegar a eso, sería una fracción muy breve del tiempo de todo un día.
Queridos amigos, si tuvierais la fe de una diminuta, diminuta semilla, sabríais que a partir de esa
poca fe, crearíais el majestuoso roble cuyas ramas os protegerán del sol abrasador y confortarán a
muchos. ¡Veinte minutos es una eternidad cuando se trata de crear tus mañanas!
Y si crees que las otras veintitrés horas deben ser ocupadas experimentando los efectos de lo que
has creado hace mucho tiempo, de esas ondas que están regresando, que así sea. Juega con ello.
Permítete transmutar esos momentos.
Oh, mira, aquí estoy respondiendo la llamada de la puerta. Sí, el recaudador. Hola, entra.
Toma un vaso de agua. Sabes, tienes toda la razón, no pagué eso. ¿Y quieres saber por qué?
Pues, tonto de mí… realmente decidí crear la experiencia de ser alguien que solo puede
crear carencia. Es por eso por lo que no tengo monedas de oro en mi cuenta. ¿Acaso esta
no es simplemente la más jorobada de entre todas las historias? Oh, muy bien, así que vas a
darle mi nombre a las autoridades y ahora no tendré crédito con nadie en el planeta. Bien,
adelante si eso te alegra el día. Tengo otras cosas que hacer. Estoy ocupado creando un
nuevo mañana. Y sé que todo a mi alrededor va a ser apartado de mí de todas maneras,
porque todo lo concebido en el tiempo acaba con el tiempo. Mi casa desaparecerá, mi
automóvil también, y mis ropas, y mis amigos... desaparecerán. Todo lo que he
experimentado en el tiempo está cambiando de todos modos, así que tú sigue, hazme caso.
Eso solo acelerará el proceso.
No hablo así en broma. Lo digo desde la perspectiva de quien ya es un Cristo Despierto, alguien que
ya sabe cómo concebir universos para crear aquello que es santo, bueno y bello. Sé que esta es la
manera. Es la única manera. Suelta el valor que le hayas dado a tus experiencias, incluso al
recaudador, y pasa tu tiempo no ahí, sino decidiendo qué piedras vas a arrojar en tu campo mental.
Pues vas a crear a resultas de lo que elijas pensar hoy. Y lo que valores hoy se te mostrará mañana.
Aprendí a valorar lo ilimitado. Aprendí a valorar el Amor. Aprendí a valorar la valentía. Sí, mi
método para hacer eso fue realmente extraordinario, y no te recomendaría que siguieras mis pasos.
¡A menos, por supuesto, que te gustara el drama de ser clavado a una cruz y luego ser elevado en
ella frente a todos tus amigos para poder aprender a trascender el miedo en tu mente! Aprendí a
valorar la comunicación ininterrumpida con cada alma en cada dimensión de la Creación. Aprendí a
valorar solo mis pensamientos amorosos. Y concebí o hice nacer y crecer un Cristo a partir de la
misma semilla de discernimiento que existe por igual en cada uno de vosotros.
Por tanto, allá donde estés en este mundo, mira a tu alrededor. Mira los objetos que ves. Mira la
gente que veas alrededor de ti, si hay alguien. Cualquier sonido que esté llegando a tu campo de
consciencia, cualquier imagen o idea que puedas albergar de lo que tú eres o de lo que el mundo es,
todas esas cosas son solamente ilusiones temporales y fugaces. Pasarán, y comenzaron ya a irse en
el momento mismo en que fueron creadas.
Por tanto, ciertamente, queridos amigos, contemplad todo lo que esté a vuestro alrededor, y decidid
qué valor tiene para vosotros. ¿Lo consideráis como algo que deberíais tener en vuestra existencia?
¿O elegiríais contemplarlo como algo que habéis atraído juguetonamente hacia vosotros,
apreciándolo, y que bien puede irse mañana sin que vuestra paz se vea perturbada? ¿De qué manera
percibiréis el mundo?
Cinco minutos, uno por cada dedo de la mano; un minuto para elegir sentarte como Cristo en medio
de tu reino, tu creación, y en el que tú decides qué pensamientos albergar y, por tanto, determinas
cómo ver todo lo que esté en el campo de tu discernimiento, y qué pensamientos tú permitirás que

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

comiencen a generar las ondas que enviarás y que regresarán –no hay modo de escapar de ello–,
que regresarán hasta ti.
Porque hubo una vez, ciertamente, un hortelano que iba a plantar semillas en su tierra. Pero antes de
hacerlo las seleccionó de forma muy cuidadosa. Y aunque otros hortelanos se daban mucha prisa,
porque pensaban,
Oh, mira, es el momento de plantar. Todo es perfecto. Las condiciones son justo las
apropiadas. Debemos darnos prisa y plantar.
Y compraron las primeras semillas que pudieron encontrar, y marcharon para esparcirlas por el
suelo, comenzando con su atareado trabajo, haciendo lo que tenían que hacer. Y ten por seguro que
obtendrán su cosecha.
Pero el hortelano sabio esperó, y aunque sus colegas se reían de él, seleccionó cuidadosamente cada
semilla. Esperó a poder acogerlas en sus manos, y dijo,
Oh, me gusta la vibración de esta semilla. Se siente muy bien. ¡Oh sí! Puedo simplemente
ver la hermosa planta que saldrá de aquí. Su fruto será el más dulce del valle.
Y reunió sus semillas. No prestó atención al paso de los días en el calendario. No prestó atención a
las cambiantes condiciones climáticas.
Sabía que, en cuanto llegara el momento correcto, la semilla sería plantada, y que a partir de ella
emergería la flor de esas semillas. ¡Lo sabía! No dio crédito a las opiniones de sus colegas. Disfrutó
del proceso de amar las semillas que estaba acogiendo como propias. Y entonces, el granjero dejó
en remojo la semilla en el barro de su tierra, que es como una imagen del suelo de tu propio
discernimiento. Y plantó las semillas, apisonó la tierra, las nutrió, las regó, y las cultivó con una
sonrisa en su cara.
Y sí, las semillas de los vecinos parecían estar ya brotando del suelo. Mas las suyas no podía
haberlas dejado de cuidar como lo hizo, porque sabía que esas semillas le brindarían una cosecha
eterna, para que pudieran hacer algo más que meramente brotar algún día del suelo para con ello
poder arrojar algún fruto mediocre y morir. No, no solo eso, pues él había seleccionado las semillas
que le iban a brindar, constantemente, en cada estación, el mejor de los frutos. Y las amaba, las
nutría y las cuidaba. Y mucho después de que los demás granjeros se hubieran aburrido y agotado, y
tras haber experimentado la sequía, sucediendo que sus semillas daban frutos y venían insectos a
destrozarlos de modo que no eran los elegidos y comprados por la gente en el mercado, este solo
granjero se hizo el más grande de todo el valle.
Y la gente quería venir de todo el mundo para poder morder, para probar siquiera un pedacito del
fruto de su huerto. Y, no obstante, el hortelano se deleitaba meramente amando y nutriendo
continuamente esas semillas, y cultivando día a día el suelo en el cual eran plantadas. Nunca retiró
su consciencia de su perfecta unión con esas semillas. Nunca, ni una sola vez, se olvidó de que él
fue quien creó su huerto como resultado directo de la cuidadosa selección de las semillas que
plantaría en su suelo. Y aunque algunos se maravillaban por su gran fortuna y otros le envidiaban su
suerte, el hortelano siempre supo que no había nada de mágico.
Él meramente seguía los pasos de la sabiduría que le fue otorgada por Dios,
Toma Mi Fruto y plántalo en tu consciencia. Reconoce que tú eres Uno conmigo, y que el
Fruto que experimentas es el resultado de las semillas que plantas en tu propia consciencia,
de tal modo que no puedes experimentar otra cosa que el resultado, el fruto, de las semillas
que plantes. Nada brota en la viña de tu experiencia por accidente. Por tanto, crea conmigo,
Hijo Mío. Crea a semejanza de Mí Mismo, al reconocer, RECONOCER, que eres un

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

creador, un hortelano, un sembrador. Y cosecharás, ciertamente, la cualidad de las semillas


que plantes, igual que tú, Querido Hijo, eres la cosecha de la semilla que una vez planté,
cuando por vez primera albergué el pensamiento de ti en Mi Santa Mente. Y en ese
momento, surgiste como un rayo de luz solar, hecho a Mi imagen. Te albergo como el
pensamiento de Amor en la forma. Y te otorgo todas las cosas buenas.
Por tanto, contémplate a ti mismo tal y como yo te veo. Acógete a ti mismo tal y como yo te
abrazo. Acéptate a ti mismo tal y como eres –un creador, creando sin cesar–.
Y al igual que me senté en Mi trono (el del así llamado Dios de toda la Creación, lo que
significa en realidad sentarse en el centro de Todo Lo Que Es), y te contemplé como un
pensamiento amoroso, así, elige tú también permitir que solo los pensamientos amorosos
entren en tu consciencia. Elige permitir que sean solo pensamientos amorosos los
expresados con tus palabras. Elige permitir que sean solo pensamientos amorosos los
traducidos por tus gestos, tus elecciones, tus acciones… y así, crea tal y como yo te creé:
como aquello que extiende gozo para siempre; como aquello que extiende lo santo, lo bello,
y lo bueno, para siempre. Porque eso es lo que tú eres. Y así es como te pensé cuando te
creé. Y así es como tú sigues siendo eternamente.
Por tanto, únete a Mí, extendiendo tu creación, tal y como yo te extendí a ti. Y, como has
manifestado un cuerpo físico, acepta la enseñanza de Mi Hijo, y permite que ese cuerpo sea
colocado en una silla para que puedas pensar como la Mente de Cristo durante cinco
minutos. Y comenzarás a engendrar una eternidad que refleja el Esplendor del Cielo, igual
que tú reflejas Mi Esplendor cuando contemplo la Ilimitada Alma que tú eres.
Ciertamente, en todo el valle solo había un granjero que fuera sabio. ¿Elegirás tú unirte a la
multitud de granjeros apresurados? ¿O bien elegirás instalarte como aquel que sabe cómo crear
sabiamente y que, con fe, permanece en perfecta certeza y se sienta meramente a esperar a que
lleguen las ondas del Cielo para que reemplacen las ondas del infierno, esas que una vez tú creaste
sin darte cuenta?
Todo el mundo, como ves, es un ministro, un pastor. No puedes sino serlo para todo el mundo y en
cada momento. ¡Por tanto, comienza tu ministerio de la Consciencia Iluminada ahora! Y te prometo
esto, absolutamente, irrevocablemente: ¡experimentarás todo lo que yo he conocido y más!
Experimentarás una victoria completa sobre la muerte. Experimentarás completa ilimitación y
abundancia. ¡Experimentarás perfecta paz, perfecta mentalidad milagrosa, perfecta comunión
ininterrumpida en éxtasis con toda la Creación!
Una vez, cuando era un hombre, se me enseñó a sentarme apoyado en el tronco de un árbol cinco
minutos cada día, y a imaginarme allí a mí mismo como el creador de todo lo que pudiera pensar, de
todo lo que pudiera ver, y de todo lo que pudiera sentir. Cinco minutos extraídos de las horas de
juego de un niño. Tú eres un niño jugando en tu propio reino. ¿Darás cinco minutos para aprender a
ser un Cristo que crea en perfección ilimitada en alineamiento con la Mente de Dios, y cuya
experiencia es siempre esplendorosamente dichosa y libre de limitación y de miedo? Siempre vas a
experimentar tu creación. Lo que la creación sea, y cómo la experimentes, dependerá enteramente
de ti.
Esto, entonces, completa el mensaje de esta hora. Y como puedes ver, el mensaje ya estaba en gran
medida en la anterior. Pero aquí se comienza a traducir la Verdad en acción, una muy simple y muy
práctica, tan simple y tan práctica que te verás muy presionado a encontrar una razón contra ella,
una excusa. Pero aquellos de entre vosotros que estáis muy ocupados intentando atender a las cosas
que la vida os arroja, incluso vosotros, sabéis que podéis sacar cinco minutos. Y esos cinco minutos

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

pueden ser el comienzo del nacimiento de todo un nuevo universo para ti mismo.
Mmm… ¡feliz sentada! Y con esto, ciertamente, queridos amigos, la paz sea siempre con vosotros,
al tomar la decisión de elegir recibir paz, como un Cristo. Aquí reside el secreto de mucho de lo que
vendrá en lo que llamas tus futuros meses. Porque lo que aquí busco llevar a cabo, concretamente
en este trabajo, en esto que llamas y conoces como Shanti Christo34, es el nacimiento de una
multitud de Cristos que moren en tu planeta Tierra al mismo tiempo. ¡Cosa nunca antes realizada!
Imagina un mundo con diez millones de Criaturas de Dios despiertas, plenamente despiertas, y no
solo como una creencia o una idea, sino habiendo dominado el miedo, y sin vivir ya nunca más en
la duda, del tipo que sea, y que estén ocupadas creando universos que reflejen perfectamente el
Reino del Cielo. Imagínalo –¡si te atreves!–.
Eso comienza ahora. La paz sea entonces con vosotros siempre. Practica bien en tus próximos 30
días, o periodo mensual, antes de que nos encontremos de nuevo. Si no, te encontrarás teniendo que
volver atrás y volviendo a comenzar, de todas maneras, antes de que puedas recibir la siguiente fase
o etapa de lo que va a ser compartido. La elección es tuya.
La paz sea entonces con vosotros, siempre.
Amén.

34 Este nombre se trata de la Fundación que ya ha salido a relucir anteriormente. Ver la página 12 de este libro y el
apéndice 1 al final.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 9. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿es necesario, Jeshua, volverse para mirar los demás aspectos de nosotros mismos y
pedir perdón por los errores que sentimos que hemos cometido?
Respuesta: esta es una buena pregunta, muy buena. Me alegra que la hayas hecho. Quiero sugerirte
que transcribas esta cuestión y la respuesta que te voy a dar, y se la envíes a este mi querido amigo,
y a su pareja, y les digas que he sugerido que sería del todo apropiado incluir la pregunta y la
respuesta en su próxima comunicación con todos sus amigos.
Ahora bien, ¿es necesario volverse para mirar aquellos aspectos de nosotros mismos, y pedir
perdón, volviéndose hacia aquellas voces en la mente? ¿Es necesario volverse hacia ellas para poder
provocar cierto tipo de sanación? Escucha muy cuidadosamente: no hay, en Verdad, nada que sea
necesario en sí. No hay nada grabado en piedra que deba alcanzarse para poder hacer que se dé la
sanación, excepto una completa e incondicional autoaceptación. La manera en que cada mente llega
a esa meta será única y algo diferente. ¿Y por qué es esto así? Porque cada mente emplea la libertad
de su poder, su libertad de consciencia, para crear una espiral que aparentemente la aleja de su
profundo sentido de unión perfecta con Dios.
Si pudieras imaginar muchas hebras de hilo repentinamente desplegándose a partir de una bola
central, y todas yendo aparentemente hacia fuera, cada una a su manera y con una dirección propia,
eso vendría a representar las muchas mentes que se han separado, apartándose de la Única Mente
del Hijo de Dios. Y, por tanto, se encuentran a sí mismas aparentemente al final de ese hilo, en
algún lado ahí fuera, en el vasto espacio de la Mente, y queriendo regresar a casa. Y entonces,
comienzan a crear su camino de regreso a Dios.
Y la mente, al hacer eso, está en realidad empleando eso mismo que es en realidad el Reino del
Cielo, que es tu unión con Dios. Así que estás usando el poder de la consciencia para crear
percepciones de ti mismo, y de todo aquello que ves a tu alrededor, para realizar el viaje de vuelta a
casa. Una idea te viene a la mente, y te mueves en esa dirección. Y parece que funciona por un rato.
Y entonces, tienes que moverte hacia una idea diferente, hacia una más profunda. Todo el mundo
está haciendo eso. Y así, todos están literalmente creando su camino de vuelta a casa, y casi sin
reconocer que lo que están buscando es el propio poder de crear, con el cual están creando el
camino a casa.
Así, en cualquier momento, puede darse el milagro de los milagros, el salto cuántico que trasciende
el tiempo, porque la mente puede entender repentinamente que todo lo que necesita hacer y
comprender es la aceptación de sí misma, y que con eso, ya está en casa. Generalmente hay atisbos
de ello. Y así, se dan pequeños saltos cuánticos, pequeñas aceleraciones en las que se ven
descartadas viejas ideas y percepciones a medida que la autoaceptación se hace más profunda.
De nuevo, ocurre para ti, así como para muchos otros, que parecería que hay fases en las que el
acceso a las diferentes voces que has fabricado en tu intento de fragmentarte a ti mismo, al separarte
de Dios, bien podría ser algo perfectamente apropiado, perfectamente dador de poder –e incluso va
a parecer que es algo necesario a partir del punto en el que estáis, al ir volviendo por esa hebra de
hilo, por vuestro propio camino de regreso a la unión perfecta–.
Así, para cada mente es entonces necesario mirar adentro, y ser realmente honesta.
¿Qué estoy sintiendo?
Sigo sintiendo que no me he perdonado a mí misma, o sigo sintiendo esta cosa, o esa otra.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Siento que esta voz sigue hablándome, y dice, “no eres lo suficientemente bueno; no eres lo
suficientemente lo bueno”.
Si esas voces te siguen llamando, algo está reclamando tu atención. Entonces, puede que lo mejor
sea aceptarlas como tu camino a casa. Puede que sean diferentes para los demás, pero eso es
irrelevante, ya que la comparación y el contraste son impulsos de la mente egoica y no de la Mente
de Cristo.
Meramente observa lo que esté ocurriendo en ti. Y entonces permítete llevar a cabo la acción que
sea necesaria para poder provocar esa sanación que sigue llamándote. Finalmente, toda sanación es
la sanación de la percepción de ilusiones. Así que sí, la voz que te está llamando es una ilusión, una
quimera. Es un eco de algo muy viejo que nunca sucedió realmente. Pero en el gran sueño de
separación en sí, es muy insensato rechazarla.
Por tanto, querido amigo, a ti te responderíamos que sí. Como esas voces te llaman, y como has
tenido un sentimiento, incluso en tu cuerpo, de que no has alcanzado totalmente el autoperdón,
entonces, dirigiendo tu atención hacia ellas –de forma inocente y juguetona– y escuchando esas
voces que se te están repitiendo (haciendo eco en ti justo en esos lugares a los cuales no has
extendido perdón), conseguirás llevarlas a la superficie. Y entonces, mantén un diálogo con ellas
como si fuesen una entidad separada.
Y entonces aprende a rodear esas partes con tus brazos de perdón. Este es un aspecto importante en
tu camino único de vuelta a casa, hacia esa bola central de hilo que hay en medio del Corazón de
Dios. Y esto es cierto para todos. No puede rechazarse, no puede ser negado, no puede ser
comparado, analizado, juzgado. Solo puede haber aceptación, permiso, abrazo, confianza,
sentimiento –hasta que esa Única Mente encuentre su manera de llevar el barco a puerto–. Nadie lo
puede hacer por ti. Sin embargo, puedes tener muchos amigos, como yo, que te asistirán de la
manera que hayas elegido.
¿Tiene todo esto sentido para ti?
Respuesta: se lo enviaré a Jon Marc35 y a Anastasia.
Jeshua: ciertamente eso me gustaría, pues sirve al encaje más amplio de ese hilo que está siendo
entretejido ahora entre los muchos que han sido llamados y los muchos que serán llamados a unirse
a esta aventura que es denominada: la energía de Shanti Christo. Piensa sobre ello así: cuando la
Única Mente se fragmentó en muchos puntos de Luz, en una esquina del Universo había unos pocos
cientos de miles de puntos de Luz que dijeron, al ver la espiral,
Bien, ¡vemos que rotando nos alargamos juntos hacia fuera de la bola central, e igualmente
podríamos regresar ya, rotando juntos hacia dentro!
Respuesta: eso es precioso. Te había querido preguntar esto durante mucho tiempo.
Jeshua: sí, lo sé. ¿Sabías que aquella pregunta ante la cual parezca haber resistencia en la mente, es
justo el portal de entrada que está siendo presentado por el alma a la mente consciente, y a través
del cual se da el siguiente paso de vuelta en el hilo o espiral de regreso al Corazón de Dios? Es por
eso por lo que las preguntas que vienen de las profundidades de la Mente son de la mayor
importancia. Y puedes entrenar a la Mente para observar la pregunta misma, y decir,
¡Ah! Esto es un portal que surge para mí. Me pregunto qué habrá dentro de esta pregunta.
¿Qué viene a revelarme esta pregunta que está surgiendo desde lo más profundo de mi ser?
¿Qué me oculta? ¿Qué energía está empezando a cambiar en mí ahora?
35 No es un error, se escribe sin hache, Jon (se trata del canalizador-autor, y él escribe su nombre así: Jon). Es Jon
Marc Hammer.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

La pregunta siempre refleja lo que está viniendo de la profundidad de la Mente misma para ser
aprendido, integrado, trascendido.
¡Ahí lo tienes! Ahora ya tienes algo a tener en cuenta, de vez en cuando.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 10

Ahora, comenzamos.
Y ciertamente, una vez más, saludos para vosotros, queridas y santas Criaturas de la Luz y del Amor
Divinos. Como siempre, vengo en adelante para morar con vosotros en una perfecta confianza, en
una perfecta aceptación, y en perfecta paz. Como siempre, vengo en adelante para morar con
vosotros desde un lugar donde colaboramos eternamente como el único, el unigénito Hijo de Dios.
Soy, por tanto, esa Mente que te susurra en cada instante de inspiración. Soy ciertamente, entonces,
esa Mente que se desliza en la tuya, en el espacio que queda entre dos de tus pensamientos
temerosos, y que te recuerda la Verdad que te hace libre.
Una vez fui un hombre como tú. Una vez desvié mi atención y me identifiqué como un ser único,
que había nacido en el tiempo y que se desvaneció en el tiempo. Y caminé por tu plano como hacen
todos los hombres y todas las mujeres. Mas, al caminar por tu planeta, comencé a considerar el
significado de la Creación, el propósito de mi misma existencia. Y mientras otros parecían estar
alegremente cautivados en, o al menos entregados a, las maneras del mundo, a sus caminos,
buscando ahí sus distracciones momentáneas, sus tentativas por ganar y controlar tanta riqueza
como pudieran, y todo eso… yo, a menudo deambulaba solo, sentándome bajo los árboles al lado
de algún arroyo, tratando de descubrir el misterio que se muestra a sí mismo como la belleza de una
flor, tratando de ver el poder que se revela a sí mismo como el viento que atraviesa danzando por
los herbazales, o contando los diamantes que brillan centelleantes en la superficie de un lago,
cuando el sol de la mañana se levanta y hace que su luz resplandezca sobre las aguas.
Y comencé a aprender a preguntarle, a esa Fuente, a ese Misterio,
Padre, Aquel que me ha concebido, ¿para qué existo?
¿Dónde estoy? ¿Quién soy yo?
Mi deseo, entonces, se convirtió de forma creciente en el de conocer la Verdad que pudiera liberar a
toda la humanidad. Y descubrí que, a menos que esa libertad se hiciera plenamente manifiesta en
mí, no tendría ningún sentido hablar de ello con los demás. Y así, salí a la búsqueda de las mejores
mentes, del mejor profesor. Y sí, fui bendecido por una estructura familiar que ya estaba dedicada a
comprender los misterios de lo que ellos conocían como Dios. Y me llevaron ante muchos de esos
profesores.
Y a medida que mi propia sabiduría comenzaba a desarrollarse, los profesores me miraban y decían,
Mmm, aquí está ocurriendo algo interesante.
Pues ya había quienes sabían más sobre mí mismo que yo: profetas, videntes, astrólogos, sabios de
muchas culturas, que ya sabían que, en el marco del consenso mental de la humanidad, en eso que
podríamos llamar vuestra consciencia colectiva, iba a ser arrojada una piedrita, en ese claro y
sereno estanque, una piedrita que crearía ondas que comenzarían a cambiar la manera en que se
percibía a sí misma la consciencia de la humanidad. Aún no sabía esas cosas por mí mismo, porque
mi propio nacimiento en este mundo quedó no obstante velado en misterio para mí, igual que tu
nacimiento quedó velado en misterio para ti cuando afrontaste el acto de convertirte en un ser
humano.
Y, al crecer, comenzaban a revelárseme, en lo más profundo de mi oración silente y en lo más
profundo de mi muy silente meditación, atisbos, destellos, reconocimientos, recuerdos de otras
dimensiones. Comenzaba a desarrollar la capacidad de estar en comunicación con maestros de mi

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

linaje, quienes hacía mucho tiempo que habían dejado el planeta. Comencé a entender que la
consciencia no está limitada en absoluto al espacio y al volumen de un cuerpo. Y según
contemplaba a la gente, tan atareada con sus trabajos, comenzaba a ver que los seres, en su más
vasta mayoría, estaban totalmente confundidos, confundiéndose totalmente a sí mismos con el
cuerpo. Vivían como si moraran dentro del cuerpo, y por tanto como si estuvieran aprisionados de
una cierta extraña manera. Vivían como si lo que le ocurría al cuerpo les ocurriera a ellos. Vivían
como si no supieran que podían trascender el cuerpo en cualquier momento, que podían saborear la
vasta extensión de la consciencia, que podían viajar a otros tiempos y lugares con nada más que
abandonar la atención del mundo que habían fabricado.
Al principio no comprendía esas cosas, y me percibía a mí mismo como alguien muy raro. Y dentro
de mí se iban dando conflictos al ir surgiendo miedos en mi consciencia, los miedos que forman
parte de la realidad humana consensuada, del conflicto.
¿Seguiré siendo como otro cualquiera? Quizás debería retornar a la carpintería de mi
padre y simplemente aceptar que mi destino es ser solo un carpintero.
Pero también me hablaban otras voces, y me llamaban a menudo durante la noche. Y al desarrollar
mi capacidad de discernir esas otras realidades, esas otras dimensiones, al redirigir mi atención
desde el mundo del cuerpo al mundo de la visión interior, a menudo venían por la noche y se
situaban junto a mi cama. Y llegué a saber quiénes eran. Llegué a reconocer a los maestros y a los
profesores de un linaje muy antiguo del cual yo formaba parte. Y venían y me susurraban,
No te olvides del propósito por el cual has sido enviado desde la Mente de Dios, porque a
través de ti será concebido el nacimiento de un antiguo recuerdo. Y tu vida se convertirá en
la que demostrará a muchos la Verdad de que solo el Amor es real.
El objetivo de todo esto es simple. Quiero transmitirte, una vez más, que la vida que yo viví como
hombre no fue desemejante de la tuya propia. Comencé velado por el misterio, como un niño entre
niños, un ser humano, luchando por darle sentido a su mundo. Sí, había en mí algo que estaba
llamando, había un anhelo por saber algo que el mundo no parecía enseñar. Pero, ¿no es cierto que
muchos de vosotros habéis sentido esa misma llamada, ese mismo anhelo: tocar lo que es invisible,
ver lo que no puede verse, oír lo que los oídos nunca han escuchado, abrazar lo que los brazos no
pueden alcanzar, morar en una perfecta paz y en una confianza perfecta?
Queridos amigos, entended bien, entonces –y lo digo de nuevo una vez más– que yo solo vengo
como vuestro hermano y vuestro amigo; como alguien que ha caminado por aquí igual que tú, que
ha respirado como tú, llorado como tú y reído como tú. Soy como vosotros. Y si hay algo que pueda
daros, es simplemente esto: al contemplar vuestra vida, en cada evento que se despliegue en ella,
cada vez que sintáis que habéis fracasado, cada vez que estéis en conflicto, cada vez que estéis
seguros de que nunca seréis capaces de trascender todos esos altibajos y esas olas emocionales que
parece conllevar la vida en vuestro mundo, recordad que yo he vencido al mundo. Y como yo lo he
hecho, ya está hecho para ti.
¿Y por qué? Porque compartimos el mismo Campo Infinito de la Mente, que trasciende con mucho
todos los niveles o dimensiones de la manifestación. Puedes acceder a lo que ya ha ocurrido. Solo
necesitas contemplarme como tu hermano y amigo, y reconocer que el mundo ya ha sido vencido, y
entonces, aceptar la libertad que es el efecto de esa victoria como algo tuyo propio.
De modo que aprendes a sentarte en la silla, tras tus cinco minutos de morar como Cristo, y en ese
momento te dices,
Aquí, soy libre. El Cielo es ahora. El pasado ha pasado, y elijo de nuevo. Y hoy, me
comprometo a enseñar solo Amor, compartiendo solo pensamientos amorosos. En este

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

mismo día contemplaré a todo aquel que venga a mi experiencia, pero primero respiraré
profundamente la presencia del Espíritu Santo. Y miraré a través de unos ojos
transformados por el simple reconocimiento de la Verdad: todas las mentes están unidas, y
no veo un extraño ante mí, sino a alguien que camina como yo, que siente como yo siento,
que anhela como yo anhelo, que es humilde como yo lo soy, que suplica por la paz tal y
como yo he suplicado. Y, por tanto, les daré lo que buscan. Y en ese dar, yo lo recibo.
Este camino, esta vía, es tan simple y tan fácil que la mente del mundo la pasa por alto
–“simplemente no puede ser cierto”–. Pues lo que es simple le parecerá imposible a aquel que se
empeñe en la complejidad. Y una mente que se empeña en el conflicto simplemente no puede
aceptar que hay otra manera, otra vía, otro camino. Y no obstante, lo que te espera es, entonces,
simplemente esto: al final de todas tus luchas, al acabar con todas tus dudas, y al acabar con todos
esos momentos de tu inconsciente conformarte con o ajustarte a la mente del mundo, ahí, no
obstante, sigue encontrándose una simple opción: la elección de reconocer la Verdad que ya te ha
hecho libre.
Yo y mi Padre somos Uno. Así ha sido siempre. Esto fue logrado en el ser de Jeshua ben
Joseph, quien me reveló la Verdad sobre mí mismo, pues él me amó. Y si puede hacerlo, yo
puedo hacerlo. E incluso ahora, en este instante, acepto mi destino para caminar por esta
Tierra despierto y en paz, en maestría y no con miedo. Y comienzo mi ministerio, ahora.
Pues, ¿a quién puedes hallar que pueda sanarte? ¿A quién puedes descubrir que te pueda brindar
alguna forma de magia que pueda vencer tu resistencia a la Verdad? Mires a donde mires, no los
hallarás. Busca sin cesar, y seguirás para siempre siendo un buscador. Pues la Verdad está en tu
corazón y te ha sido dado todo el poder del Cielo y de la Tierra. Y ese poder es lo que cambia el
impulso de la mente, y sana toda percepción herida.
Entonces, al final de toda búsqueda, debes mirar en el espejo y decidir ser tú quien se sana a sí
mismo. Tú eres el único que decide, desde una libertad infinita, cómo emplear el poder de tu mente
en cada momento. Por tanto, la única pregunta que un buscador de la Verdad necesita verdadera y
realmente hacerse a sí mismo es esta,
¿Deseo reconocer el conflicto o la paz? ¿Deseo tener razón o ser feliz? ¿Deseo considerar
la completa neutralidad de los eventos de este mundo como briznas de un sueño que está
siendo concebido y que está desapareciendo? ¿Me quiero ver pleno y completo? Porque el
modo en que mire al mundo, es el modo en que me he juzgado. Y el modo en que me mire, es
como juzgo al mundo.
Este fue el simple secreto que una vez descubrí cuando caminaba por tu planeta, con lo cual ya ves
que no se trataba de alcanzar un gran estado místico de consciencia. No se trataba de adquirir
grandes poderes que pudieran atraer la atención de miles de personas. No se trataba tampoco de ser
capaz de manifestar nada, aunque todos esos poderes pueden ciertamente expresarse a menudo ellos
mismos a través de la mente, a medida que esta despierta. Se trataba de aceptar la Verdad que es
siempre verdad, y de estar determinado a permitir que la Verdad sea la base que aplicas en todos y
cada uno de los momentos de tu experiencia.
Estoy despierto. Estoy a salvo. Estoy en paz. ¿Para qué quiero que sea este momento,
realmente? Pues lo que yo decrete, así será.
Queridos amigos, el camino es fácil y no requiere esfuerzo alguno. Existes para extender tu tesoro.
Y tu tesoro es aquello que adquieres y almacenas en el Cielo a través de la decisión de recordar solo
tus pensamientos amorosos, de extender solo pensamientos amorosos, de permitir que tus acciones
expresen o manifiesten, en el campo del tiempo, lo bueno, lo bello, y lo santo. Y tu libertad nunca te

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

es retirada. Y nunca, en ninguna circunstancia, pierdes la inocente libertad de enseñar solo Amor, de
ser la presencia de la paz, de reconocer que el mundo no te puede proporcionar nada, al igual que no
te puede quitar nada.
Cuando un niño pasa por un cambio en su consciencia –puedes llamarlo proceso de maduración–
llega un cierto punto en que contempla los juguetes con los que ha estado jugando y simplemente
los trasciende; y no es algo que se deba al esfuerzo, ni al diseño, ni es por haber procesado muchas
cosas, ni es debido a cualquier tipo de estrategia. Y los padres llegan un día a casa y ven que el niño
ha metido el camión en el armario. Mmm. La muñeca ahora está en el alféizar de la ventana, y en
vez de ella agarró un libro. ¿Quién hace el cambio? Nadie que no sea ese niño.
Y cuando dejas a un lado todo hábito negativo –así es como los llamarías–, cuando has dejado de
valorar algo que ya no te sirve, meramente lo trasciendes y ya está –no haces de ello un mundo, y
nadie lo hace por ti; simplemente lo decides. Retiras el valor que habías colocado en ello, y los
objetos que fueron los símbolos de lo que estabas valorando son meramente retirados de tu vida.
Precisamente así, tu estado de no-iluminación puede ser apartado, como si hubiera sido un juguete
que se te ha quedado pequeño; y simplemente al contemplar todos los efectos que una tal no-
iluminación tiene, entonces, puedes preguntarte esto,
¿Es esto lo que deseo que continúe siendo mi experiencia? ¿O estoy dispuesto a dejar la
muñeca en el alféizar y tomar un libro?
Un libro que habla de la Vida, un libro que está lleno de sabiduría, que te enseña cómo caminar
suavemente por el mundo, cómo estar en el mundo sin ser de él. Y ese libro es lo más profundo de
tu consciencia, donde todas las cosas ya están escritas. Y esa profundidad encuentra su fuente en tu
corazón. Y tú entras ahí mediante el perdón, mediante el proceso de renunciar al mundo, de
entregarlo. No odiándolo, no menospreciándolo, sino simplemente renunciando. Permites que tu
tiempo te sirva en el proceso de entrega de aquello que ya no te sirve más y que solo perturba tu
paz.
Y a medida que cultives esa práctica encontrarás que la paz ya está en ti; que es la paz que ya has
tocado miles de veces y de un millón de maneras diferentes, y que comienza a crecer de forma más
continua, como los rayos del sol que comienzan a filtrarse a través de la neblina asentada en el valle
de la montaña, que oscurece la claridad de todas las cosas. Tu paz desciende suavemente como una
paloma y, como algunos lo dirían, a través de la coronilla de la cabeza, hacia abajo a través la
mente-cerebro, hasta incluso el corazón, el abdomen y a través de todas las células del cuerpo,
mientras el cuerpo dure.
Renunciar suavemente al mundo es algo que depende de tu decisión de elegir enseñar solo Amor,
porque te has dado cuenta de que, cuando no lo haces, el efecto que inmediatamente reconoces es
doloroso, es conflictivo, no te satisface, y es algo que ya no quieres más. Con esto, has comenzado a
trascender el mundo que has fabricado y a reivindicar el mundo que se hizo para ti, un mundo que
descansa en perfecta unión, en la unión de Padre e Hijo, de Dios y su Descendencia,
Creador/Creado. El camino es fácil y no requiere esfuerzo.
¿Qué valor le has reconocido alguna vez al mundo que te haya devuelto la paz que buscas?
Oh, este automóvil lo hará; esta relación lo hará; esta nueva carrera lo conseguirá. Si tan
solo pudiera viajar hasta llegar a las más apartadas esquinas del mundo, entonces, estaría
en paz.
Y así, nunca llega la suficiente paz.
Un creador, morando en la iluminación, sabe que todos los eventos son neutros, tan neutros que no

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

tienen efecto salvo para aquellos que eligen estar capturados en las ilusiones. El creador, despierto,
meramente crea a partir de la devoción al Misterio de Aquello que le ha creado. La mente de un
creador iluminado no se levanta por la mañana y dice,
¿Cómo voy a sobrevivir otro día más en este mundo?
Por la mañana, cuando un creador iluminado se levanta, la pregunta es,
¿Cómo puedo extender hoy el tesoro de lo bueno, lo santo y lo bello? ¿Cómo puedo yo,
justo aquí donde estoy, experimentar esos tesoros, incluso en el espacio y el volumen de este
cuerpo? ¿Cómo puedo contemplar amorosamente todo lo que me muestran mis ojos físicos,
de manera que discierna o extraiga lo bueno, lo santo y lo bello, y que por consiguiente me
los dé a mí mismo?
La mente de un creador iluminado sabe que por sí mismo no hace nada, sino que, en cada momento
de decisión, puede permitir que el gran poder y misterio del Amor dirija su curso. Y puede
comenzar a utilizar el tiempo para refinar su capacidad de escuchar solo la Voz que habla por el
Amor –momento a momento, respiración a respiración, día a día, hasta que el tiempo sea traducido
en eternidad–. Y la mente descansa, se reclina en su perfecta unión con Dios.
Los eventos aún tienen lugar. El mundo será todavía lo que el mundo elija ser, inconsciente de que
en medio de sí mismo camina alguien despierto, que no necesita hacer ningún show. Ellos son
meramente la presencia de la cualidad del despertar, reconociendo que en cada momento serán
informados por la guía del Confortador, la guía de la mentalidad correcta, de la iluminación, de
modo que ya no se unen más al miedo,
¿Qué debería decir? ¿Qué debería hacer? ¿Cómo se lo tomará esta persona? ¿Cómo se lo
tomará aquella?
El mundo ya no es motivo de preocupación.
Y experimentan sus mismas vidas como un misterio constantemente fluyendo, como si algo más
estuviera viviendo a través de ellos. Y este es el significado de las palabras de aquel amigo mío, tal
y como las leéis en vuestra Biblia: “permite que te habite la Mente que estuvo en nuestro Señor,
Cristo Jesús”. Esa Mente es la mente de la libertad perfecta. No le pertenece a nadie, mas puede ser
cultivada para fluir a través de ti. Pero esto solo sucede, solamente, si cada fibra de tu ser está
plenamente comprometida a la santidad. No puedes dejar un solo dedo fuera y alcanzar el Cielo.
Toda tu mente, toda tu energía, todos tus regalos, todo tu mismísimo discernimiento debe estar
comprometido a ser la presencia de la Paz. Y esto es lo que nadie puede hacer por ti. Sentarte a los
pies de profesores iluminados o escucharme en tus cintas o vídeos, no lo hará por ti.
Y el más sabio de los estudiantes es aquel que escucha la palabra y la pone en práctica,
diligentemente, para y por sí mismo. No por su madre, no para su padre, no por su esposa ni para su
hermano o su hermana, no en beneficio del planeta ni del universo, no por el nuevo tiempo que está
amaneciendo –por ninguna otra cosa que por sí mismo–. Pues su Ser es lo que Dios creó. Y ese Ser,
ese Yo, te llama a que lo honres, separándolo de las ilusiones que has permitido que se alojen en tu
mente, y estando plenamente comprometido a enseñar solo Amor.
No hay otra manera. Sí, puedes aprender a sentarte en meditación y permitir que la mente y el
cuerpo floten libres, para relajarte. Sí, puedes aprender rituales que te ayuden a enfocar tu atención
de manera que recuerdes en qué estás comprometido, y así las distracciones del mundo no parezcan
agarrarte o engatusarte demasiado. Hay muchas estrategias con las que puedes disfrutar y
experimentar. Pero al final, se trata de solo esto: una serena elección, dentro, que nadie reconoce,
que nadie ve, que nadie oye. Por eso les grité una vez a los Fariseos,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Oh sí, ciertamente que recibís vuestra recompensa ahí de pie, en las esquinas de las calles,
dejando que todo el mundo vea que estáis ayunando y orando…, cuando realmente
deberíais ir a rezar a vuestra habitación privada.
Es decir, estar en tu privacidad, no haciendo un show, sino simplemente utilizando cada momento
para reafirmar tu compromiso en aprender todo lo que el Amor es, al enseñarlo. Y con la palabra
enseñar quiero decir simplemente que eliges expresar solo Amor en cada momento.
El perdón es un acto mediante el cual aprendes lo que el Amor es, y que te lleva a trascender el
mundo. Compartir solo pensamientos amorosos –pensamientos de apoyo– según contemplas
amablemente al Cristo en otro, es una vía que te lleva a trascender el mundo. Contemplar todas las
cosas de este mundo y ver su perfecta inocuidad, su incapacidad para limitarte o encarcelarte, es una
vía que te lleva más allá del mundo.
Y no obstante, todas esas cosas descansan sobre la práctica de “buscar primero el Reino”, lo que
significa no ya creer en mí, no ya tener cierta noción teológica sobre lo que Dios es, no tanto
adherirse a cierta religión o cierta doctrina eclesial. El Reino del Cielo está dentro de ti. Este es el
auténtico poder de elección. ¿Qué piedra arrojarás en el estanque de tu consciencia?
Imagina que alcanzas un punto en que, justo antes de cada acción en que te involucres, sin ritual, sin
dificultades, sin grandes espectáculos ni grandes alardes, sin tener que quemar mucho incienso y sin
encender cuarenta millones de velas, mmm, y sin todo ese canto gregoriano ni tanto rock and roll, o
lo que sea que elijas –sin nada de ello–, en el silente templo de tu corazón, realizas una simple
elección:
En este momento, voy a descubrir lo que significa enseñar solo Amor.
Puede consistir solo en una simple sonrisa. Puede consistir en permitirte contemplar la belleza de
una flor, y decir,
Aaah, es muy bueno.
Puede consistir en tomarte tu desayuno y realmente estar ahí donde estás, mientras estás comiendo,
en vez de dejar que tu mente se vaya ya a la oficina.
Esta es, queridos amigos, la vía de la Verdad que os hace libres. Debes convertirte en alguien
absolutamente comprometido a estar despierto, y no por otro motivo que el de haber comprendido
que no tienes otra elección (pues ya las has elegido todas, y solo te han conducido al dolor), que la
que te brinda tu Ser al implorarte que lo reconozcas por lo que es: un maestro despierto, la presencia
de Cristo en ti, que impregna36 cada paso, cada decisión, que impregna la cualidad de tu percepción,
o la misma naturaleza de tu transparente consciencia siempre en expansión. Porque es solo tu
consciencia lo que puede extenderse para abrazar todas las cosas creadas, ¡hasta que literalmente
comprendas que todas ellas han surgido de tu interior!
¡Así de grande es como tú eres! ¡Así de grandioso! ¿Y por qué? ¡Porque eso es todo lo que eres!
Eres el océano del cual han surgido olas y olas de dimensiones y de mundos. Esa Mente es lo que se
te pide que dejes estar en ti, similarmente a como una vez lo estuvo en mí, cuando caminaba sobre
vuestra Tierra. No lo hagas difícil.
Y cuando sea que oigas a un profesor enseñar una cosa, o a otro enseñando aquella otra, pregúntate
esto,
¿Me ofrecen simplicidad o bien es complejidad? ¿Ofrecen una paz accesible, o me llevan a
meterme en varias trampas? ¿Me dan meditaciones complejas y oraciones, y más cosas que

36 “inform”.

131
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

hacer, o simplemente me recuerdan la Verdad y me piden descansar en ella? ¿Me dicen que
necesito ir a mil peregrinajes? ¿O me recuerdan que, cuando me tomo mi taza de té por la
mañana, el Cielo está presente, si recuerdo quién está haciendo el té?
Es Cristo.
Así pues, no te dejes distraer. Porque al final de esta Era se acerca toda una variedad de profesores,
que se declaran profesores de iluminación, que te guiarán hacia todo el conocimiento. Mira
cuidadosamente y considera esto: ¿te exigen que les sigas? ¿Te exigen que abandones tu propio
discernimiento? ¿O te alientan a que mires más profundo en tu interior…
¿Qué estás tú sintiendo? ¿Qué estás tú pensando? ¿Qué es lo que tú quieres? ¿Estás tú
dispuesto a aceptar responsabilidad por los efectos? ¿Qué es lo que tú crees? ¿Qué es lo
que tú quieres? Eres libre. Soy igual que tú. Solo hago el papel de ser tu guía
transitoriamente, y, algún día, tú te encontrarás mucho más lejos que yo.
¿Cómo hablan? ¿Qué enseñan? ¿Se filtra su miedo en sus palabras? ¿Creen que deben enseñarte a
controlar las fuerzas de la naturaleza, las fuerzas de la mente? ¿Te enseñan a protegerte a ti mismo
contra el mal? Hay muchos así, y habrá muchos más. Y cuando escuches esas cosas viniendo de
ellos, ¡date la vuelta y aléjate de su presencia! Porque no los necesitas. Ya estás más allá de ellos.
Solo pregunta,
¿Cómo puedo extender hoy mi tesoro?
Y almacena tesoros que no puedan ser carcomidos por el polvo y la polilla, esto es, con los cuales el
tiempo y la materialidad, el cuerpo y el mundo, no puedan “engancharte”; almacena pues tesoros
que están en el Cielo: perdón, paz, ilimitación, reconocimiento de tu poder ilimitado, aquello que te
brinde alegría y que ponga una sonrisa en tu semblante. Almacena para ti mismo esos tesoros, y
todas las demás cosas vendrán por añadidura.
Porque existe una manera de estar en el mundo que no requiere de planificación o de esfuerzo,
aunque para entrar en ella hay que renunciar al miedo. Para entrar en ella se requiere que te
comprometas a enseñar solo Amor, hasta que la mente se encuentre de nuevo plena e indivisa.
Existe una manera de estar en el mundo que no es del mundo, en absoluto. El cuerpo aún mora aquí.
Sí, aún actúas igual, como cualquiera podría creer que actúas. Esto es, conocen tu nombre, saben
dónde vives. Tú sabes qué automóvil se supone que conduces, sabes con quién te encontrarás en
casa. Pero todo eso queda impregnado de la transparencia que hay en tu consciencia al contemplar
todas esas cosas.
Y cualesquiera que sean los sentimientos que surjan, vienen y se van. Pero, de algún modo,
comienzas a reconocer que eres mucho más grande que las cosas que vienen y se van; y que estás
viendo una danza de sombras, un sueño, que pasan suavemente para irse en una fracción de segundo
cósmico. Esto no se convierte en una forma de negar tu experiencia, sino que te da la libertad de
abrazarla y vivirla totalmente, con pasión, con propósito, con poder, y en una perfecta libertad –sin
ansiedad, sin presión, solo con la disposición a danzar en el mundo de los sueños, mientras
permaneces despierto–. Mmm.
Para aquellos de vosotros que estáis escuchando este mensaje de forma sucesiva, si realmente
habéis estado poniendo en práctica vuestros cinco minutos, ya estáis llevándoos a vosotros mismos
más y más cerca, o quizá más y más profundamente, hacia la transparencia que os estoy
describiendo. Y esa transparencia crece hasta un punto –que quizá llamaríais “masa crítica”– en el
cual repentinamente vosotros, en vuestra misma cualidad de ser, ya no podéis siquiera albergar el
pensamiento de ser un cuerpo en el espacio y el tiempo. Y entonces, el cuerpo simplemente se

132
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

disuelve. Y vuestra consciencia ya no experimentará nunca más las limitaciones del cuerpo. Pero
llevaréis con vosotros los gozos que la experiencia corporal os enseñó, pues están grabados en
vuestra consciencia para siempre. Esta Tierra es un bello lugar, pero es solamente un pálido reflejo
de la esplendorosa, de la trascendente belleza de lo bueno y de lo santo que impregna la Creación de
mi Padre. Ámala, abrázala, agradécela, pero no te aferres a ella.
Aprende entonces a enseñar solo Amor. Y ahora, a modo de añadido a lo que habéis estado
haciendo, simplemente os pedimos añadir esta simple práctica. Cuando te sientes en tu silla durante
cinco minutos, morando como Cristo, recordando la Verdad que te ha hecho libre, comienza a
hacerte esta simple pregunta,
Hoy, ¿cómo extenderé mi tesoro? ¿Cómo puedo añadir algo más a aquello que estoy
almacenando en el Cielo de mi consciencia?
Inmediatamente comenzarás a recibir imágenes: un viejo amigo que necesita una llamada de
teléfono, alguien a quien escribirle una carta... Podría ser algo tan simple como tomar a tu gato,
colocarlo sobre tu regazo y contemplar toda la infinitud en ese ser vivo, y sentir el gozo que te
brinda acariciar su piel. Podría ser algo tan grandioso como ir a Washington para desearle
bendiciones a vuestro Presidente. No importa lo que sea, porque esa Voz del Amor guiará tus
acciones. Puede ser tan simple como dirigirte a tu esposa y decirle, “sabes, te aprecio”. Eso es todo.
Sea lo que sea, permite que este día no se acabe sin que la acción sea realizada, o al menos puesta
en marcha.
Así, como ves, el gran interrogante es,
¿Estoy dispuesto a confiar en el flujo de la Mente de mi Padre, que fluye a través de la mía,
como algo que me capacita y me da poder para extender mi tesoro?
Sí, significa vivir de forma diferente a como vive el mundo. Sí, significa ir a contracorriente. Y
puede que parezcas necesitar aplicarle una mayor energía al principio, a medida que tu mente
adquiere el suficiente impulso como para poder ir en otra dirección, como para sacudirte todo el
fango que se ha asentado en tu consciencia.
Pero te puedo prometer, si quieres aceptar un camino así –simplemente, alegremente, amablemente,
pacientemente–, que el final de tu viaje está asegurado. Si eliges un camino lleno de magia y con
muchas estrategias complejas, el final no está tan asegurado. El camino es fácil y no requiere
esfuerzo.
Soy ya Aquello que busco. Solo necesito permitir que Eso me guíe. Y mientras este cuerpo
dure, permitiré que sea un instrumento de comunicación que extienda el tesoro del perfecto
Amor, perfecta seguridad y perfecta paz a todo aquel que entre en mi casa.
Y tu “casa” es tu campo de energía, la extensión de tu presencia.
Y finalmente, os sugeriría, especialmente a quienes vayan a involucrarse en este proceso de una
manera mensual consecutiva, os sugeriría que hicierais lo siguiente, desde ahora hasta ese momento
que llamáis “la Navidad”: antes de que acaben tus cinco minutos, contémplate desde el interior del
ojo de tu mente, como si, desde la última Navidad hasta esta, hubieras viajado alrededor de un
círculo. Habéis atravesado muchas casas astrológicas, muchas influencias energéticas. Os habéis
involucrado en relaciones con incontables hermanos y hermanas. Habéis visto miles de visiones, de
sueños y de revelaciones entrando en vuestra consciencia. Habéis tenido incontables oportunidades
de ser perturbados y de perder vuestra paz.
Habéis sido como un residente temporal, como el hijo pródigo que ha salido a atravesar las esferas
de la consciencia humana, y ahora os veis a vosotros mismos con el círculo ya completado. Desde

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

el momento en que primero escuches esto, cuenta los días desde hoy hasta ese día que llamáis
veinticinco de diciembre. Y permite que cada día sea considerado un paso, un peregrinaje, una
conclusión de un círculo muy antiguo. Permite que cada día sea uno en el que reafirmas tu
compromiso a liberarte de todo lo que no sea Amor, de manera que al ir llegando al veinticinco de
diciembre, te dediques a estar preparado para él.
Y el veinticuatro de diciembre te irás a la cama lo suficientemente pronto, en calma y en oración,
para que puedas despertarte antes de que los primeros rayos del nuevo día acaricien la Tierra. Y
saldrás afuera, incluso aunque debas enfundar tu cuerpo con mucha ropa, y te darás prisa por llegar
a un lugar desde el que puedas ver, a un sitio desde donde puedas contemplar el lugar donde vives,
y que eso sirva para representar tu capacidad de contemplar toda la Creación. Ahí, ponte mirando
hacia el sol naciente, y realiza una simple oración. Cierra los ojos. Asegúrate de que no ves nada a
través de los ojos físicos, de ningún modo. Ponte de pie con los brazos a los lados y con las palmas
abiertas. Respira profundamente en el cuerpo, relaja la mente, y comienza simplemente a decirte,
La muerte ha pasado, y ahora el nacimiento de Cristo está a mano.
Padre, acepto plenamente tu Voluntad para mí.
Y tu Voluntad es solamente que yo sea feliz y que emplee el tiempo para extender mi tesoro.
Y ahora, recibo la calidez de Tu Luz y de Tu Amor.
Y entonces quédate simplemente así, de pie, y espera, y recibe la calidez de la Luz. Porque ten por
seguro que, aunque el cielo esté nublado, al salir el sol ocurre un cambio en la energía del aire. Y si
estás en calma puedes sentir cómo esto comienza a afectar a la esfera de energía de tu consciencia y
de tu cuerpo. Bebe de esa energía solar a través de cada célula de tu cuerpo. Bébela hasta que
sientas que tu misma columna vertebral se calienta.
Y cuando todo el cuerpo –desde la coronilla en la cabeza hasta las puntas de los dedos de los pies, y
bajando por cada dedo de la mano– esté lleno de Luz, entonces, abre suavemente los Ojos del
Cristo, y permítete ver un nuevo mundo, una nueva creación, un nuevo comienzo. Ahora, la travesía
hacia el Reino se ha acabado, y la travesía dentro de él puede comenzar. La escuela superior está a
la vuelta de la esquina.
Entonces, tu instrucción ha sido dada. Y para aquellos que vayáis a escuchar estas palabras en algún
marco temporal distante, se aplica la misma Verdad. Escuchad bien todo lo que ha sido dado,
porque hemos ingresado en unas muy simples pero muy poderosas iniciaciones, del tipo de la que
una vez me fue dada cuando yo también desperté a la Realidad de que solo Cristo mora en mí.
Y con esto, queridos amigos, daremos esta hora por terminada. Escuchad bien todo lo que ha sido
compartido. No os lo toméis “a la ligera”, aunque esté solamente lleno de esa liviana, esa ligera Luz
del Amor. Considerad bien cada frase, cada oración, e incluso las pausas entre las palabras. Porque
en esas pausas silentes os pueden llegar las revelaciones. ¡Es el tiempo de hacer nacer plenamente
la presencia del pacífico Cristo en ti!
Y cuando regreséis a vuestro hogar, esa mañana del veinticinco de diciembre, haced algo que
celebre vuestro nacimiento. No el mío, el vuestro. Yo me ocupo de mi propia celebración. Id pues
con alegría y celebrad de la manera en que lo deseéis. Y reconoced que la Nueva Era, el Nuevo Día,
ha amanecido. Y ya no serás capaz nunca más de convencerte a ti mismo de que existe una excusa
para confiar en otra cosa que sea menos que una Consciencia Crística Iluminada.
La paz sea entonces con vosotros siempre. Y siempre estoy con vosotros.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 10. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿podrías comentar algo sobre la importancia de nuestras cartas natales y las diferentes
influencias y energías que conllevan los tránsitos en astrología?
Respuesta: tal y como hemos comentado antes, es apropiado decir que el alma elige entrar en un
campo de energía que tenga un cierto sabor reconocible por ella. Y ese sabor es la matriz de
vibraciones que constituye el campo de energía de la creación dentro de la dimensión en que estés
entrando en el momento de tu nacimiento.
Nada ocurre por accidente. Y esos niños que retrasan su nacimiento, o que lo aceleran, están
simplemente intentando, por así decirlo, llegar a la “estación de tren” antes de que el tren se vaya.
No quieren llegar ni demasiado tarde ni demasiado pronto, porque ya han decidido en qué “vagón”
van a sentarse. ¿Y por qué? Al hacer eso, crean para sí mismos un cierto sabor, una cierta esfera de
energía, una cierta matriz creativa, ciertos campos de energías que configuran las situaciones de
aprendizaje dentro de su propia consciencia. Y entonces atraen las situaciones, los amigos, las
relaciones que puedan expresar –tal y como lo podrías decir– la plena inundación de aquellas
energías que el alma está eligiendo explorar, y con las que está eligiendo jugar, para al final
dominarlas.
En realidad no es tan complejo como parece. Es muy, muy simple. El peligro está en que la mente
contemple intelectualmente esas matrices, esos campos de energía, esos sabores, y crea que el
poder está en ellos. Eso sería como si de repente un carpintero alucinara, y al mirar su martillo y su
mesa de trabajo se sentara a esperar que el martillo y la sierra construyeran la casa.
Acepta esas herramientas, esas cualidades que constituyen tu ser, y que incluso influyen en cómo
los genes del cuerpo generan energía, en cómo se digiere el alimento, en todas las preferencias,
gustos y aversiones. Y comienza a ver esas cosas como simbólicas,
¿Qué energías estoy eligiendo experimentar?
¿Por qué odio tanto el campo y amo tanto la ciudad?
¿Por qué me encanta la nieve y odio el sol?
¿Por qué me encanta el sol y odio la nieve?
Se trata de energías, de matrices, campos, cajones de arena donde estás jugando. Pero tu papel, tu
meta es trascender y dominar esas energías y no ser dominado por ellas, no esperar a que ellas te
dicten a ti las elecciones que harás.
Venir a este mundo y dominar este mundo significa abrazar todas las matrices, los campos de
energía, que danzan y juegan entre ellos, y que crean ese enrejado de relaciones del que hemos
hablado antes. Es aprender esas cosas, cultivar una consciencia sobre cómo funcionan, para que
puedas dominarlas y dirigirlas, más que lo contrario: que te dominen y te dirijan.
Y finalmente, la maestría se consigue cuando has perfeccionado los regalos que aparentemente te
vienen dictados por tu carta. Y entonces, la trasciendes completamente, descansando en esa mente
que trasciende para siempre toda manifestación. Pues, a quienes usen el lenguaje de la astrología, la
ventana de la astrología, les podríamos decir que fueran muy, muy cuidadosos. ¿Estáis dirigiéndoos
hacia vuestro entendimiento intelectual por el poder que creéis que está ahí, y estáis dándole el
poder a tal entendimiento? ¿O meramente os permitís a vosotros mismos ver ciertos patrones,
obtener un sabor de ciertas posibilidades, de ciertas inclinaciones, de tal modo que podáis llevar
consciencia a todas estas cosas y refinar así vuestro dominio sobre ellas?

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Díctale los efectos a tu carta astrológica. No permitas que ella te dicte los efectos que experimentas.
Pregunta: recientemente vi el corazón de un amigo con mi ojo interior. Y el símbolo fue una bella
Cruz de Luz. Me gustaría que comentaras algo sobre la simbología de la cruz.
Respuesta: de nuevo, como hemos dicho muchas veces, la cruz simboliza lo siguiente: el eje
vertical simboliza la unión de Creador y Creado, de la eternidad descendiendo a la Creación o al
tiempo. El eje horizontal representa la extensión en ambas direcciones; es decir, aquello que
comprende todo el tiempo –el pasado, el futuro–. El plano horizontal es el plano de la Tierra, el
plano del espacio y del tiempo, el plano de la manifestación creada. El eje vertical representa
también la vía de ascensión o de apartar tu atención del eje horizontal, para así poder acceder a la
guía del Confortador, a la Mente de Dios, en Sí Misma. Y para poder llevar esa Luz, esa visión, esa
Verdad, hacia abajo, hacia el Corazón donde pueda ser extendida tan lejos como lejos se encuentra
el este del oeste –para unir la eternidad y las cosas del tiempo. Y para poder así transformar todo
eso que ha parecido estar aprisionando al espacio y al tiempo.
Entonces podrías entender que, al mirar a tu amigo y ver la cruz, eso significa que este ha
comenzado a despertar a aquella consciencia. Y en esta consciencia no se trata de sobrevivir
inconscientemente, con lo cual las cosas del plano horizontal te estarían dictando tus reacciones y
elecciones. Sino que se trata más bien de ir hacia adentro, calmadamente, para recibir visión y guía,
y entonces, aprender a traducir estas en el plano horizontal.
Esta cruz es también el símbolo de la Consciencia Crística, que es exactamente Esa Mente que está
comprometida y dedicada no ya a salir de la creación hacia algún abismo sin forma, sino más bien a
acceder a la Mente de Dios, al Amor de Dios, para hacerlo descender y llevarlo a la mente –a la
mente humana, al cuerpo humano– para poder extenderlo, para crear de forma diferente… no de
una forma temerosa, no bajo la forma de la supervivencia, sino de una manera basada en la
revelación, la visión y la disposición a recibir los perfectamente ilimitados Pensamientos de Dios, y
así extenderlos.
Puedes comenzar a mirar a cualquiera de esa manera. Simplemente sintonízate con su corazón, que
es el núcleo de su patrón vibratorio esencial. Y simplemente pregunta,
Y bien, Espíritu Santo, ¿está la Cruz de Luz despierta en él? ¿Y si es así, en qué grado?
Y te darás cuenta de que puedes llegar a ver esto rápidamente. Y entonces sabrás con quién gastar tu
energía y con quién no. Y no lo harás a partir del juicio, sino desde el reconocimiento de que no
puedes colocar tú la Cruz ahí por tu cuenta. Solo puedes aprender a reconocer dónde ha despertado
en otros. Y esos son los seres con los que quieres danzar, por así decirlo, como hermanos y
hermanas en este plano. ¿Tiene sentido para ti?
Respuesta: sí.
Pregunta: ¿puedes hablar sobre las iniciaciones, y sobre atravesarlas y entonces volver a hallar
unas energías similares que se presentan a sí mismas de nuevo, pero en un nivel diferente de la
espiral?
Respuesta: querido amigo, ya has dicho todo lo que necesita ser dicho. Las iniciaciones son esas
experiencias que no puedes configurar formalmente por adelantado. Puedes tener el compromiso, la
intención, la dedicación a despertar, sanar y concebir el Cristo. Y entonces, permites que el Espíritu
Santo cuide de los detalles. Esos detalles se convierten, a veces, en ventanas, en portales, en
iniciaciones.
Empleando un ejemplo muy simple, imagina que alguien está sentado a los pies de un maestro,
aprendiendo el gran arte de la meditación profunda. Entonces, un día el maestro le dice,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Ah, por cierto, necesito que vueles desde los Himalayas a Nueva York para entregar allí una
carta. ¿Te importaría?
No hay problema.
Y el estudiante toma la carta y sube al avión tras pasarse 16 años en la cueva de los Himalayas –y
va a Nueva York–. Tiempo de iniciación. ¿Podrá el estudiante recurrir a lo que haya aprendido para
poder estar en paz en este nuevo mundo? ¿Mmm?
Ahora bien, es muy cierto que el proceso por el cual te permites a ti mismo despertar a la realidad
de que la ascensión es algo ya zanjado, te conduce a través de la espiral del tiempo y a través de
dimensiones y de mundos. Y así, a menudo regresarás para experimentar energías similares a las ya
antes experimentadas. Pero ahora, tú eres diferente. Hay más de ti que puede abrazar aquellas
energías que se presentan ante ti. La iniciación se da porque las viejas energías que ya se
presentaron a sí mismas una vez, tuvieron un cierto efecto, y lo primero que despertarán en tu
consciencia es ese viejo efecto, como un recuerdo.
La iniciación conlleva entonces esto: ¿querrás reconocer que eres libre, libre para elegir de forma
diferente, o permitirás que la vieja asociación, que el viejo recuerdo te dicte tu elección de la
percepción y del comportamiento? Cuando el viejo recuerdo, el viejo patrón reactivo, sea lo que te
dicte tu elección, habrás fracasado en tu iniciación. Y cuando fracasas en un curso, lo repites.
Mas, cuando miras y dices,
Oh, he aquí esas energías de nuevo. Solía mostrarme muy sentencioso con esto. Solía huir.
Esta vez voy a quedarme. Voy a respirar. Voy a usar esto como una oportunidad para
enseñar solo Amor, para extender el perdón, sea cual sea la lección. Porque aquí dispongo
de más de mí mismo, y estoy a salvo para poder cambiar de dirección y abrazar lo que una
vez me venció.
Entonces puede que no cortes todo el tronco de una vez. O puede que sí. Puede que te baste. Y
sabrás que te basta porque la próxima vez que subas por esta espiral y el mundo te presente esa
vieja energía, la atravesarás. Y no habrá ningún patrón reactivo, ninguno. Simplemente mirarás y
dirás,
Oh, sí, ya he estado ahí antes. Y ahora ya me aburre.
El nuevo patrón simplemente guiará tus pasos –el patrón del perdón, del Amor, de encontrarte en
paz, sin importar lo que el mundo parezca estar haciendo–. Si alguien está proyectando sobre ti,
mientras que antes podrías haber tenido miedo, ahora, tú, al regresar (teniendo éxito en tu
iniciación), cuando él proyecta esas cosas sobre ti, tú meramente te detienes y ves a través de la
ilusión de la consciencia en que tu hermano o hermana esté viviendo. Y ves el Cristo en ellos. Y
calladamente los bendices, para poder bendecirte a ti mismo.
El tiempo es pues, en su totalidad, un asunto de iniciaciones. ¿Sientes que con esto ya basta?
Respuesta: ajá. Gracias. Se acabaron las preguntas.
Jeshua: ¡mmm! Ya veremos. Recuerda, querido amigo, que hay un lugar en ti que ya contiene toda
respuesta. Y llegará un día en que confíes tanto, que ya no te interesará gastar el tiempo
preguntándome. Y me refiero a las cuestiones que preguntarías para ti mismo, y no a las planteadas
para otros.
Y así, con esto, permitiremos que vuestros cuerpos tengan su descanso, luego los reuniremos, y
continuaremos. Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 11

Ahora, comenzamos.
Ciertamente, saludos para vosotros, queridos amigos.
Únete a mí en este instante. Únete a mí en esta hora. Únete a mí en este lugar donde, solamente en
él, dos mentes pueden unirse. Pues el cuerpo no puede llevarte adonde yo estoy, así como no puede
llevarte adonde tu ser querido esté. Únete a mí, entonces, en el silente lugar de tu Corazón, donde ya
se encuentra toda la sabiduría. Únete a mí, entonces, en este instante, en el lugar preparado para
nosotros por nuestro Creador, antes de que el tiempo existiera.
Únete a mí, eligiendo ahora permitir que tu atención se retire de las cosas del mundo. Permite que
los ojos se cierren suavemente, como un símbolo de tu disposición a dejar a un lado tu implicación
con, y tu apego a, las cosas de este mundo creado. Únete a mí, permitiendo que el cuerpo sea
liberado. Y esto solo requiere que no le exijas nada. Ciertamente, déjalo reposar, como si se hubiera
convertido de nuevo en el polvo de la tierra de la cual provino.
Únete a mí a medida que permites que disminuya la atención que le prestas al mundo a tu alrededor.
Comienza a prestar atención a los pensamientos que parecen correr a través de la mente. Únete a mí
dirigiéndote siempre hacia lo más profundo, como si estuvieras permitiendo que tu atención se
asiente cada vez más, y más, en el Corazón. Y según los pensamientos parezcan transcurrir por la
mente, ¿puedes acaso decir de dónde vienen? ¿Puedes saber adónde van? Surgen en un momento y
se borran en el mismo instante, mientras tú continúas renunciando a tu apego a todas las cosas del
mundo.
Verdaderamente, te digo que incluso los pensamientos que surgen y transcurren por la mente sin
cesar, son del mundo. Tranquilízate entonces, morando en la amable calma del corazón. Tú no eres
quien hace que el corazón físico lata y envíe la sangre a través del cuerpo. Simplemente él sabe, y lo
hace. No haces que la respiración fluya por el cuerpo. Surge y pasa. No requiere de tu atención.
Y en este instante, ¿eres tú quien sostiene las estrellas del cielo por encima de ti? ¿Eres tú quien
sostiene a tu bello planeta, tu Tierra, girando, precipitándose por el espacio, dando vuelta tras vuelta
en torno a tu Sol central, sin nunca desviarse demasiado de la misma órbita que tuvo desde su
creación? ¿Debes acaso ocuparte de la tranquila y desapercibida manera en que están creciendo las
flores más allá de tu ventana? ¿Puedes escuchar el sonido que la hierba hace al crecer?
En algún lugar, en este mismo instante, un niño ha nacido. ¿Eres consciente de ello? Ciertamente,
toda la Creación sigue adelante en una danza eterna, el misterio dando a luz al misterio, regresando
al misterio, sin cesar. Y no obstante, tú moras simplemente en un tranquilo lugar, en el santuario del
corazón. Únete a mí ahora, en perfecta paz. Únete a mí en el único lugar donde podemos recordar
que estamos juntos. Abandona toda esperanza de dirigirte a mí por tu cuenta con preocupación.
Únete a mí en la simple comprensión de que, por tu cuenta, no puedes hacer nada. Únete a mí
rindiéndote a la Verdad de una unión más allá de todo entendimiento. Establécete profundamente en
el tranquilo santuario del corazón que compartimos.
Ese corazón es lo más profundo y la esencia de la única creación del Creador. Y esa creación es
Mente Pura, Puro Ser, Pura Inteligencia, el cumplimiento de toda sabiduría, la profundidad de toda
compasión, la certeza de cada propósito bajo el Cielo. Descansa conmigo, únete a mí, y reconoce
que nuestras mentes están unidas. Y al descansar de nuevo, podrías notar que los pensamientos
parecen surgir y pasar. Mas, ¿no los sientes ahora como si estuvieran viniendo de un lugar donde tú

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

no estás, como si te hubieras sumergido más profundamente en un lugar de calma, bajo esa
superficie sobre la cual los pensamientos fluyen de un lado para otro sin cesar?
¿Eres tú, entonces, los pensamientos? No, no lo eres. ¿Eres entonces siquiera el pensador de los
pensamientos? No, no lo eres. Tú eres meramente esa calma, y esa presencia, que observa toda la
Creación fluyendo a través de un campo de discernimiento, que es la Mente de Cristo. Por siempre
ilimitado, eres tú. Siempre inmutable, eres tú. Perfectamente invariable, eres tú. Y somos de una
sola sustancia, una Luz, y una Verdad. Solamente aquí reside la realidad. Solo aquí es recordada la
realidad. Solamente aquí el Amor reina, supremo. Solo aquí es donde tú estás.
Y en este lugar –que está en todos los lados a la vez–, y en esta eternidad –que abraza cada
momento del tiempo–, ¿qué descubrimos? ¿Qué es lo que compartimos? No es un cuerpo, pues los
cuerpos están limitados, son expresiones transitorias de la concreción del pensamiento. No es el
cuerpo lo que podemos compartir. Mira aún más profundamente. ¿Serán los pensamientos que aún
danzan sobre la superficie, allá lejos sobre ti? No. ¿Qué es entonces lo que nos enlaza uno a otro
como uno solo? ¿No es el silencio y la consciencia del Aquel Ser que observa el surgir y el pasar de
todas las cosas creadas?
Comparto contigo la profundidad de un perfecto silencio. Comparto contigo una sabiduría suprema.
Moro aquí, tal y como tú también lo haces, como el pensamiento de Amor en la forma. Estar en la
forma no significa ser un cuerpo. Solo significa que Aquella Mente, que es la realidad de la
existencia del Amor, realmente mora en cada uno de nosotros por igual. Y si esto no fuera así, no
podrías reconocerme. Y cuando digo una palabra, una frase, o un párrafo que resuena dentro de ti
como la Verdad, no podrías reconocerlo así si esa Verdad no viviera ya en ti como la realidad de tu
misma existencia.
Sigue conmigo ahora. No hagas caso de la llamada de esa parte de la mente que te distraería y te
llevaría de vuelta a las ilusiones que conforman tu mundo. Aquí no hay parejas, ni carreras, ni
pérdidas, ni ganancias, ni dolor, ni sufrimiento. Solo aquí, la Verdad permanece resplandeciente
dentro de ti. Aquí es donde yo estoy. Y este Corazón que compartimos no está contenido en tu
cuerpo. Más bien, el cuerpo ha emergido del poder que reside en este Santo Lugar. Él tan solo te ha
proporcionado una experiencia transitoria de aprendizaje, y estará ahí cuando regreses, si desearas
hacerlo.
Pero por ahora, date permiso para descansar en el Corazón de toda la Creación –el tranquilo y
silente Lugar De Perfecta Paz–. ¿Qué podríamos compartir si no es el discernimiento mismo?
Porque aquí, si alguien fuera a mirar aquí, no vería diferencias entre tú y yo mismo. Eres un
Resplandeciente Campo De Discernimiento. Y ese mismo Resplandeciente Campo comprende la
esencia de Todo lo que yo soy.
Y dentro de este Discernimiento reside la respuesta a cada pregunta que puedas decidir plantearte.
Dentro de este Resplandeciente Discernimiento se encuentra la confirmación de que el final del
viaje es seguro. En este Discernimiento Resplandeciente moras como Uno Solo con todas las
mentes y cada aspecto de la Creación. Únete a mí aquí a menudo, en mi recuerdo. Porque este es el
secreto de la comunión: renunciar a la percepción del mundo en favor del reconocimiento de la
realidad.
La mente siempre busca extenderse, pero solo se extiende hacia Sí Misma. Por tanto, cada palabra
que comparto contigo ya está presente dentro de ti. Aquí, el Amor mora, solamente aquí, donde no
hay espacio para nada desemejante al Amor. Por esto es que cada pensamiento amoroso es verdad,
pues no surge de la superficie, no surge del nivel superficial de la mente, que genera pensamientos
meramente como reacción a otros pensamientos; el Amor emerge de la profundidad del corazón,

139
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

que trasciende eso que reconoces como tu cuerpo y tu mente, tu mecanismo de retroalimentación.
Cuando piensas un pensamiento amoroso, has sido acariciado por el contacto de Dios. Cuando no
escuchas pensamientos amorosos en ti mismo, esto solo puede significar que has regresado a la
superficie y has negado la profundidad en ti. Si quisieras escuchar, entonces, solo pensamientos
amorosos, simplemente observa dónde está colocada tu atención, y permite que se asiente
profundamente en este lugar más allá del tiempo, más allá del cuerpo, más allá del sueño del
mundo. Porque este lugar, el Reino del Cielo en ti, es vasto más allá de todo entendimiento. El
mundo que reconoces cuando pones tu atención en la superficie de la mente, está contenido en él y
es abrazado dentro de este Corazón, como una gota del rocío que surge de la ola cuando regresa al
océano que la recibe.
Aquí, entonces, queridos amigos, está el lugar de toda certeza. He aquí el lugar del perfecto poder
para realizar los pensamientos amorosos con los cuales tu Creador te ha acariciado. He aquí la
manera de realizar cada visión amorosa. He aquí la fuente de toda sabiduría que puedes desplegar
para recrearte siendo la presencia del Cristo Encarnado. He aquí, entonces, el camino estrecho y
directo que conduce a la Vida. Porque la Vida está más allá de todo concepto que alguna vez hayas
escuchado, incluso de aquellos que yo he utilizado para comunicarme contigo. Estos han sido como
muchos dedos, apuntando a la luna que destila su luz suavemente sobre ti. Esa Luz vive en la
profundidad de un Corazón Silente. Por tanto, el silencio es el portal de la Sabiduría Divina.
Permanece conmigo aquí. No pienses en lo que oyes, sino permite que se vierta a través de ti,
sabiendo que las vibraciones de Sabiduría que portan estas palabras dejarán su huella en ti, sin el
más mínimo esfuerzo por tu parte. Solo necesitas ser como un amante para la Mente de Dios –
abierto, permisivo, receptivo–, acogiendo aquello que tu Creador querría otorgarte. Permanece
conmigo en la profundidad de este Silencio Perfecto. Date cuenta de cómo comienzas a sentir una
suave espaciosidad, una paz que desciende sobre ti, como una amable paloma –y no obstante, no
has hecho nada–. Y de nuevo, en caso de que sintieras que tu atención se ve devuelta a la superficie
de tu consciencia, meramente elige de nuevo, y regresa a la calma del Corazón.
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre.
Permite que esta frase sea como una escalera que desciende desde el mundo de tu invención a la
profundidad de la Paz Perfecta. Solo necesitas repetirla cuando notes que te has distraído
temporalmente con los atisbos, sonidos e imágenes del mundo alrededor del cuerpo, así como con
los pensamientos que parecen correr y danzar sobre la superficie de lo que llamarías tu centro
cerebral.
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre.
Y a medida que llegas a sentirte anclado, enraizado en ese profundo y silente lugar, pide lo que
quieras y su respuesta no se te ocultará. Pide ser testigo de mi vida cuando caminé por tu Tierra, y
te será mostrado. Pide que se te muestre el campo vibratorio en el que fuiste concebido en esta vida;
no se te ocultará. Pide lo que sea sobre un amigo que quizás haya tenido problemas últimamente, y
el origen de lo que sea que esté sucediendo en su interior te será amablemente revelado. Porque
recuerda que tú, en este lugar, eres el Discernimiento Mismo, haciéndose meramente consciente de
Sí Mismo. Y ese Discernimiento, esa Consciencia, vive igualmente como la esencia de todos y de
cada uno de aquellos que conoces y amas. Y tu amor por ellos es lo que te enlaza a ellos, en la
profundidad de un tranquilo Discernimiento.
Mas, al descender por la escalera, hacia el sereno lugar del corazón, hay unas pocas cosas que dejar
atrás: la necesidad de tener razón, de apoyarte en tus ilusiones, el miedo al rechazo, al abandono, a
la negación y a la muerte. Deja atrás todo pensamiento acerca de lo que el mundo es y de cuál es su

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

propósito. Deja atrás todo pensamiento que hayas albergado alguna vez sobre cada cosa y sobre
cada cual.
Entrega, renuncia al mundo de tus percepciones, y ven calladamente a arrodillarte ante tu Creador.
Y ahí, en el silente lugar del Corazón, sin apegarte a lo que te es dado o mostrado, nada se
mantendrá en secreto. ¿Te gustaría conocer los fundamentos del mundo? La respuesta está aquí.
¿Quieres saber cómo dirigir mejor el Amor a un ser querido? La respuesta está aquí. Y una Voz te
hablará, como voz clamando en el desierto. Se te mostrarán imágenes, sentimientos vivos en ti, y
reconocerás la manera de extender tu tesoro.
Permanece conmigo aquí, pues es aquí donde yo moro. Y la única diferencia entre nosotros es que
tú, ocasionalmente, crees que moras en algún otro lugar. Y, cuando vas por la escalera, y comienzas
a distraerte con los pensamientos de la superficie de tu mente y con la retroalimentación sensorial
del campo de energía que conforma tu creación física, yo permanezco en nuestro Corazón
Compartido, esperando pacientemente tu regreso.
Permanece conmigo aquí.
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre. Esta es la verdad que me hace libre.
Soy Lo Que Yo Soy. Mi consciencia no conoce limitación, y todos los mundos surgen dentro
de mí. Soy Esa Mente presente en todos los seres, cuando descienden por la escalera y
abrazan esa Verdad que es solo verdad siempre. Aquí, hay perfecta paz. Aquí, hay
reconocimiento de que nada falta. Aquí está el abrazo de la consumación del Amor que he
buscado en todos los lugares equivocados. Solo aquí, habito. Solo aquí, permanezco. Soy
Aquel que existe antes de todos los mundos. Esta es la única Verdad sobre mí.
Esas palabras no son mías, son nuestras. Y participamos en ellas por igual.
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre. Soy Aquel Que Es.
Y a partir de la profundidad de ese Silencio Perfecto y del recuerdo de ese perfecto conocimiento,
llega el impulso de un pensamiento amoroso,
LlévaMe a la forma. LlévaMe al espacio y al tiempo. RevélaMe al mundo.
Tu vida puede convertirse meramente, cuando quiera que así lo elijas, en el proceso de la
encarnación del Cristo. Renuncia al mundo, a la vez que caminas por él. Entrégalo en cada
respiración. Aprende a cultivar la profundidad de este conocimiento en medio de todas las
actividades en las que el cuerpo es empleado como un instrumento transitorio de enseñanza y
aprendizaje.
Queridos amigos, morad conmigo en esta Unión. Y sin importar lo que los ojos del cuerpo os
muestren, sin importar lo que los oídos del cuerpo escuchen, sin importar los “inofensivos”
pensamientos que parezcan atravesar la superficie de la mente-cerebro, moráis donde yo estoy, in-
formados por ese Amor del cual han sido concebidos el sol, la luna, y todas las estrellas del Cielo,
los planetas en sus órbitas y todas las dimensiones en nuestra Creación del Padre. Puedes realizar la
encarnación de Cristo viniendo a morar al Corazón de Cristo hasta que cada paso, cada palabra y
cada gesto fluyan desde este profundo, silente y perfecto lugar, hasta que Su Voz sea la Única desde
la cual actúes.
Y aunque los pensamientos del mundo corran a través de tu mente cerebral, aunque los datos
sensoriales sean recibidos mediante las estructuras celulares del sistema nervioso del cuerpo, no
obstante, puedes renunciar a esas cosas y actuar solo desde esa profundidad de Perfecta Sabiduría,
Perfecta Seguridad, y Perfecta Paz. Este es el mes de tu “acción de gracias”, tal y como lo llamáis.
¿Será este el mes en que tú des realmente las gracias por la Gracia que te hace libre? ¿Honrarás esa

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Gracia descendiendo por la escalera hacia los sosegados lugares del Corazón, en cada uno de tus
días?
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre. Soy Lo Que Yo Soy. Infinito
Discernimiento –sin nacimiento, sin muerte–. Soy aquello que abraza el sueño de espacio y
tiempo, y que contempla amorosamente todos los eventos, inofensivos y neutros. Y ni
siquiera el cuerpo es ya mío. Meramente surge y fallece, mientras yo, el Creador de toda la
creación, lo impregno con el discernimiento del Perfecto Perdón, de la Perfecta Paz, y de la
consumación del Amor. Sí, aunque camino por los valles del espacio y del tiempo, el miedo
no surge en mí. Porque todas las cosas buenas están bajo mi cuidado, almacenadas donde
la polilla y el polvo no pueden corromperlas, donde los ladrones no pueden entrar a robar.
Aquí, solo aquí, está el tesoro que ya no busco más, pues ¡he encontrado!
Mora aquí conmigo, hasta que llegue la hora en que reconoces que ya no te marcharás nunca más de
nuestro Santo Lugar del Padre. Ese Lugar es esta Profundidad de Paz, que mora allá donde estés,
como el Corazón Y Esencia mismos de tu realidad.
Soy amado; soy amoroso; soy adorable, para siempre.
Esto te doy como meditación divina y como manera de orar. ¡Perfecciónala! ¡Vívela! ¡Bebe de ella!
¡Abrázala! ¡Devórala! ¡Conviértete en ella! Porque en esta conversión solamente recordarás lo que
siempre ha sido cierto desde antes del surgimiento de todos los mundos. Como un pájaro regresa a
descansar a su nido, como la nieve fundida se convierte en un río que fluye hacia la profundidad de
un silente océano, o como el sonido, la canción de una flauta, que se desliza suavemente por tus
propios oídos… tú, como creador de las notas… sé tú así también, por ende, tan sabio como las
serpientes, y disuélvete a menudo en esta profundidad de la Verdad de tu ser, hasta que mores aquí,
en cada uno de tus dóndes y en cada uno de tus cuándos.
Y cuando el cuerpo camine por la Tierra y las cuerdas vocales vayan a formar palabras, el roce de
los pies sobre la Tierra te recordará la bendición del Cristo. Y las palabras que se formarán por sí
solas enseñarán solo Amor. Aquí, entonces, querido amigo, está la esencia de todo lo que quisiera
ofrecerte hoy y en esta hora.
Utiliza el resto de tu tiempo en esta hora de comunicación para practicar suavemente el ascenso y el
descenso por la Escalera de la Consciencia. Date permiso para ascender, para darte cuenta de los
pensamientos que corren por tu mente. Escucha los sonidos a tu alrededor, siente el peso del cuerpo
sobre el asiento en el que estés, y entonces, desciende de nuevo. Y habita ahí un poquito más, para
entonces de nuevo elegir ascender. Escucha los sonidos a tu alrededor, el latido del corazón físico.
Desplaza el peso del cuerpo, presta atención a los pensamientos que fluyen por la superficie de la
mente. Renuncia a esas cosas, y desciende otra vez, ascendiendo y descendiendo suavemente.
Porque al hacer eso, unirás ambos polos. Y cultivarás dentro de ti el discernimiento y el poder
espiritual necesarios para estar en el mundo sin ser del mundo.
¿Puede haber un mayor logro que este? ¿Puede haber algo que te ofrezca una mayor satisfacción
que ser el canal a través del cual el Discernimiento y el Poder Infinitos fluyen en cada respiración,
en cada gesto, en cada palabra hablada... para revelar el Cristo al mundo mediante tu ser? ¿Qué
puede haber alguna vez más valioso que esto?
Disfruta entonces de tu hora. Y reconoce que cuando desciendes a ese lugar del Corazón Silente en
ti, te recibiré y me sentaré contigo en la profundidad de ese Silencio. Y nuestras almas, nuestras
mentes y nuestros corazones se fundirán como Uno Solo. Y cuando asciendes, me llevas contigo. Y
cuando desciendes, me absorbes en ti mismo, hasta que finalmente no hay diferencia entre nosotros.
Y cuando el mundo te mira, dice,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Mirad, estoy en presencia de algo misterioso, algo atractivo, algo vasto y pacífico y lleno de
poder. Ciertamente ¡este es el Hijo de Dios!
Y ahora, desde esa Mente que compartimos como Uno Solo, de nuevo os digo,
Que la paz sea con vosotros. Y mis bendiciones os son dadas, mas no como el mundo da; os
doy la Voz que habla por Cristo y que anhela ser la vuestra. Porque el mundo da y quita,
pero mi Amor va siempre con vosotros. Permitid que se convierta en el vuestro propio.
Reclamadlo. Poseedlo. Gustadlo. Bebedlo. Respiradlo. “Caminadlo”. Habladlo.
¡Encarnadlo!
Y aunque ahora me vaya para desvanecerme en el Silencio, no obstante camino con vosotros por el
camino que elijáis, que puede convertirse en la manera de extender el tesoro de vuestro Perfecto
Reconocimiento de que sois amados, de que sois amorosos, y de que sois adorables siempre. Eso es,
ciertamente, Lo Que Vosotros Sois. ¡Y no podéis ser otra cosa! Haced que cada momento sea
suavemente acariciado con lo que os lleváis de aquello que descubrís en la profundidad de vuestro
descenso al Corazón del Cristo.
La paz sea con vosotros, siempre, e ilumine vuestro camino mientras aún moráis en el mundo. Sois
ciertamente enviados como Aquel que contiene todo el poder para extender el tesoro de la Verdad.
Sed, por tanto, Aquello Que Vosotros Sois –y sois las estrellas que iluminan los cielos y ofrecen su
resplandor a las cosas temporales–.
Id por tanto al mundo, y bendecidlo con el Resplandor del Cristo en vosotros.
Y si alguna vez necesitáis saber dónde deberíais estar, descended a esa Profundidad. Y cuando
ascendáis, abrid los ojos y bendecid el lugar donde os encontréis. Y así, vuestro propósito queda
cumplido.
La paz sea con vosotros, siempre.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 11. Preguntas y respuestas

Pregunta: me gustaría que Jeshua tratara la cuestión que me planteó alguien que no sigue nuestro
camino, nuestras creencias. Esta persona decía, “el mensaje de Jeshua tiende a privatizar la
espiritualidad y la acción correcta. Uno podría fácilmente olvidarse de nuestra responsabilidad por
los pobres y oprimidos, o convertir esta responsabilidad, que es algo natural, en algo sobrenatural”.
Respuesta: ciertamente, querido amigo, nos manifestamos en esta hora con una gran alegría por
poder hablar sobre esta cuestión. Porque ciertamente es una cuestión que ha sido planteada por
muchas, muchas mentes, en muchas épocas. Pues como ves, en la mente humana, se tiene la
tendencia a separar la espiritualidad en dos campos.
Siempre han existido quienes buscaron separarse a sí mismos de la cultura, de la comunidad, de la
vida diaria, y corrían a sus cuevas y monasterios para poder buscar allí una relación puramente
interior con Dios. Ahora bien, no tiene nada malo crear una relación puramente interior con Dios,
puesto que esa es la Verdad de tu Realidad fundamental.
Sin embargo, cuando la mente alberga la percepción de que, para poder descubrir a Dios, debe
separarse de eso que percibe que es el mundo, esa mente está ya comenzando su búsqueda partiendo
de una premisa fútil. Porque esto significa que uno es de todas maneras la víctima del mundo, y que
el mundo alberga el poder de separarte del reconocimiento de la presencia del Amor.
Ahora bien, en el otro campo se encuentran aquellos que desearían creer que la espiritualidad
genuina conlleva estar siempre implicado en la búsqueda de alguien a quien ayudar o a quien
arreglar. Pero esto también es, en sí mismo, solamente una expresión de la consciencia egoica.
Solo si hago algo por los demás, puedo confirmar lo que valgo –y no solo para mí mismo,
no solo para Dios, sino para mi prójimo, que así podrá contemplar todas las grandes obras
que hago–. Así es que, en realidad, déjame que corra a alimentar al hambriento, vestir al
desnudo y dar abrigo al que tiene frío. Y, por supuesto, siempre que reúna a mis amigos en
un cóctel, les permitiré saber qué es lo que he estado haciendo durante toda la semana.
Ambos enfoques se basan en el egoísmo. Ahora bien, en este último campo tenemos a quienes
quieren dar un servicio a otros, y que perciben que la espiritualidad requiere sacrificar tiempo,
energía, dinero –no importa lo que sea en tanto que la idea de sacrificio esté, podríamos decir,
satisfecha–. Quiero ahora comentar contigo que ninguno de estos enfoques es genuinamente lo que
podríamos llamar espiritualidad.
Cualquiera –cualquiera– que haya tenido alguna vez contacto con lo que enseño, no solo a través de
este mi querido amigo, sino a través de cualquier otro de los numerosos canales o amigos a través
de los cuales me estoy comunicando en tu mundo… cualquiera que se dignara a leer Un curso de
milagros… o quienquiera que leyese las declaraciones subrayadas en rojo37 en vuestras Santas
Biblias (algunas de las cuales fueron realmente lo que enseñé), entonces, lo tendrían bien difícil
para poder pasar por alto las enseñanzas más fundamentales que ofrecí.
En primer lugar, el mayor de los regalos, la forma más elevada de servicio que alguna vez pudieras
darle a otro es asumir la responsabilidad por tu sensación subyacente de estar separado de Dios, y
rectificar esa percepción errónea. Por ahí es por donde la espiritualidad necesariamente comienza.
Pues, hasta que no sea logrado esto, todo lo que hagas en el mundo estará empañado de egoísmo.
Quienes luchan por la paz harían mejor primero estableciéndose en una verdadera paz dentro de
37 Hay ediciones que marcan en rojo las palabras que en la Biblia se atribuyen a Jesús.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

ellos mismos.
Aquellos que buscan servir al hambriento harían mejor nutriéndose a sí mismos hasta que
estuvieran llenos, pero no llenos de lo que satisface al cuerpo, sino de lo que satisface al alma.
Porque solo cuando el alma es llevada a un perfecto alineamiento con su unidad restablecida con
Dios, puede la Sabiduría de Dios impregnar esa alma, esa persona, y pueden sus acciones servir
verdaderamente al bien más elevado. Sin ello, meramente se usarán las ideas aprendidas del mundo,
y se intentará ser el hacedor y el ejecutor del servicio.
Esto se basa en la asunción de que uno sabe lo que necesitan sus hermanos y hermanas. Por tanto, si
ves a alguien hambriento y sentado al otro lado de la calle, diciendo,
Oye, dame unas pocas monedas para que pueda seguir adelante y comer.
Si percibes la espiritualidad como un deber frente a los oprimidos, los pobres y los hambrientos,
irás inmediatamente a ver qué puedes hacer por esa persona, basándote en su petición. Y, más
importante, basándote en lo que tú percibes que va mal.
Pero ¿cómo podrás saber que tiene algo de malo el que un alma haya elegido crear una situación en
la cual no tiene trabajo, ni hogar, ni amigos? Recuerda siempre que cada mente crea literalmente su
experiencia de vida en este dominio. No existe algo así como la victimización. Y la opresión no
procede de afuera. La opresión es una percepción creada dentro de esa mente. Cualquiera que
contemple la historia de la humanidad puede reconocer muchos ejemplos, de entre las situaciones
llamadas “opresivas”, en los cuales los individuos simplemente han elegido dejar de ser oprimidos y
se han levantado con libertad y dignidad, incluso dirigiéndose hacia lo que parecía ser la muerte.
Por tanto, querido amigo, entiende bien esto: la relación es el medio de tu salvación. Pero la
relación fundamental que debe ser rectificada, nutrida, sanada, cultivada, es tu directa e inmediata
unión con, y comunicación con, tu Creador. Cuando esta es establecida, el alma descansa en
perfecta paz. Se trasciende de lejos el impulso de ser el hacedor y el ejecutor. Se contempla un
mundo completamente perdonado, y, en tu forma de decirlo: “te libraste de la quema”.
Ya no se mira más hacia afuera y se ve un mundo que debería ser salvado. No se mira más hacia
afuera para ver un mundo atribulado. Uno se convierte meramente en el servidor de la extensión del
Amor, y no pretende saber de antemano en qué debería consistir esto. Pero, en cada momento y con
cada respiración, esa mente solo se pregunta en su interior,
Padre ¿qué quisieras que hiciera hoy? ¿Cómo podría servirte a medida que tu plan para la
Reconciliación se logra en la consciencia humana?
Se aprende entonces a escuchar esa Voz Interior, que bien podría perfectamente decirnos,
Quiero que construyas albergues en cada ciudad del mundo. Comienza ahora.
La misma Voz podría decirte,
Ve y siéntate en el parque hoy; olvídate del mundo. Respira profundamente el Ángel del
Aire. Permite que los Ángeles del Sonido de las Aguas Deslizantes inunden tu alma y sanen
tu cuerpo. Nútrete a ti mismo hoy. Ve y mira una película, juega con tus amigos, lee un buen
libro, toma una taza de té.
Aquellos que creen que la espiritualidad depende de cuánto servicio se les dé a los oprimidos, puede
que nunca hayan escuchado la Voz que dice,
Inclúyete a ti mismo en el círculo de tu Amor.
Por tanto, el despertar requiere que se retiren todos los vestigios de la mente mundana, y que uno

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

descanse en aquella Perfecta Verdad que puede informar la acción perfecta, la acción correcta, a
través de ti. De nuevo, la clave de todo lo que estoy diciendo se encuentra en esto: sin el proceso de
interiorización donde cultivas la sanación de esa percepción errónea que tienes, de la percepción de
que habrías podido estar en algún instante separado de Dios, sin cultivar un profundo amor por ti
Mismo –no el amor del ego, sino el amor del Ser, de ti Mismo–, sin eso… nunca se puede alcanzar
el profundo silencio que se requiere para poder escuchar la Voz del Confortador. Mas solo esa voz,
solo la mentalidad correcta en ti, puede informar perfectamente tus acciones en el mundo.
Por tanto, quien me sigue, ciertamente que viaja al desierto cuarenta días y cuarenta noches, y deja a
sus amigos y a sus discípulos, a sus negocios y a sus socios, para marcharse y estar solo en oración,
cultivando diariamente el proceso de buscar primero el Reino… para que todo el resto de cosas,
incluyendo cómo vas a servir, te puedan ser dadas por añadidura. No pienses por tu cuenta, sino que
ama lo bastante al Ser, al Yo, como para poder rendirte y entregar el mundo en manos de Dios. Y no
consideres el mundo como un lugar que necesita que lo arregles. Pues por tu cuenta, no puedes
hacer nada. Soy la vid y tú eres las ramas. Recuerda siempre que, sin la Mente de Cristo morando
en ti, tú no puedes hacer nada por tu cuenta. Y tu servicio, por muy loable que le pueda parecer al
mundo, no significa nada.
Pregunta: entiendo que el camino de los pobres y oprimidos es su camino. Sin embargo ¿cuándo y
cómo entenderán, comprenderán, que no son víctimas? ¿Y cómo podrían participar también en el
abrazo de la ascensión? ¿Tenemos la responsabilidad de llevarles el mensaje, de ayudarles espiritual
y físicamente a romper las cadenas? Siento necesidad de compartir el Amor. ¿Cómo ha de hacerse?
Respuesta: querido amigo, cuando ves a alguien a quien percibirías como pobre, hambriento u
oprimido, primero detente y mira dentro de ti. ¿Qué parte de ti se siente pobre? ¿Qué parte de ti te
percibe como hambriento? ¿Dónde, dentro de tu propio ser, te sientes oprimido? Y entonces, da los
pasos necesarios para poder rectificar esas percepciones, sanando esas energías en tu vida. Y cuando
de nuevo contemples a otra persona, cultiva siempre primero la capacidad de ver la esencia misma
de su alma. Porque ellos son pura consciencia, pura divinidad. Son como el rayo de luz solar para el
sol, y además, con un libre albedrío perfecto en sus elecciones. Su travesía ha sido tan larga como la
tuya, e igual de variada. Por tanto, cuando los contemples, contémplalos en la Luz de Dios y
mantenlos ahí.
¿Por qué es importante esto? No es solo una gimnasia mental. Porque, tal y como veas a otro, así te
verás a ti mismo. Y tal y como te veas a ti mismo, entonces, también así tu hermano te va a ver. Si
deseas ayudar a otro sin verte empujado por su percepción errónea de que el sufrimiento es
obligatorio, entonces ¡comprométete a ser la encarnación de alguien que ha despertado a la Verdad,
y que la vive, la respira, la representa, la piensa, y la habla sin cesar!
Ahora bien ¿y cuándo querrán venir ellos, los que percibes como oprimidos? Ten por seguro que en
cualquier momento dado, si ves a alguien apoyado en la pared de la acera, sosteniendo una pequeña
taza, diciendo,
necesito algo de dinero,
entonces, solo necesitas ir a tu interior y preguntarle al Espíritu Santo,
¿Es apropiado que le preste ahora algún tipo de servicio a este hermano mío?
La respuesta no te será ocultada.
De nuevo, eso nos devuelve al punto de no pensar por tu cuenta, sino al de entregar toda decisión al
único Maestro y Guía que te fue dado, el puente entre el Amor del Padre y el espacio de tu alma: el
Espíritu Santo. ¿Cuándo saldrán ellos de su hibernación? Querido amigo ¿cuándo lo harás tú de la

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

tuya? Puede que no recuerdes esa hora y ese día, pero hubo un momento, en tu consciencia –y quizá
ni siquiera haya sido en esta encarnación–, en el que algo cambió, y se tomó la decisión de no
aceptar más limitaciones, de no aceptar el dolor y la culpa que implican percibirte a ti mismo como
separado de la Fuente de tu creación.
Por tanto, reconoce bien que ni tú, ni nadie, y ni siquiera yo, puede forzar a otro a levantarse. Y
nadie puede hacerlo por otro. Puedes, desde luego, escuchar la guía del Confortador, de modo que
el Amor sea extendido a través de ti de forma apropiada en todos y cada uno de los momentos. Y
entonces, libérate a ti mismo de apegarte a esa extensión, cualquiera que sea –ya sea una moneda
dorada, una comida, o un nuevo Mercedes–. No importa. Puede que simplemente sea una sonrisa
amable. Pues en tanto que eliges extender el Amor, primero morando en la Verdad de que tú eres
realmente la presencia del Amor, habiendo sido hecho a imagen de Dios, le das a tu hermano la
oportunidad de reconocer la presencia del Amor, y de decidir de nuevo por sí mismo.
Y si te ves guiado a alimentarlos, entonces prepárales una comida. Permite que se la coman, pero no
te apegues al fruto de esa comida. Contémplalos en su esencia, ámalos, y vive tu vida en plenitud.
Demasiadas veces se busca ayudar a los demás cuando todo lo que se consigue con ello es
realmente oprimirlos, pues no se les capacita para asumir su responsabilidad por las elecciones que
han hecho y por los efectos que han resultado de ellas.
No des indiscriminadamente dinero a quienes digan,
Oh, estoy arruinado. ¿No tendrás un billete de 5 que te sobre?
Ve a tu interior y pregunta,
¿Está justificada mi necesidad de ser quien ayuda y arregla? ¿Puedo entregar esto, y
simplemente preguntarle al Espíritu Santo, “qué deseas que haga o diga”? Estoy
completamente desapegado de mi necesidad de servir.
¿Cuándo se levantarán y se percatarán de la ascensión? Cuando lo decidan, igual que tú. ¿Y cómo
extiendes Amor? Querido amigo, dándote ese Amor primero a ti mismo. Porque si tú no estás
plenamente alimentado, no puedes alimentar a otro. Por tanto, almacenad para vosotros mismos
esos tesoros que están en el Cielo. Es decir, cultivad la consciencia elevada. Limpiad y purificad el
instrumento de comunicación que es el cuerpo. Hacedlo brillar tan radiante, tan hermoso y tan sano
como deseéis que esté. Crea abundancia en tu propia vida. Siéntete rico y abundante en Amor de
Dios, de tal modo que tu copa pueda rebosar de forma natural y orgánica.
Si hay dos hambrientos, es sabio que uno se levante y aprenda a alimentarse a sí mismo. Entonces,
el Espíritu Santo podrá utilizar tus dones y emplear tu poder para ayudar con un servicio genuino a
los demás.
Pregunta: Jeshua ¿cómo se puede enseñar a los niños pequeños la paz y el Amor, cuando están
representando su miedo y su ira?
Respuesta: querido amigo, la respuesta en sí misma podría ciertamente durar todo un año. Sin
embargo, dentro de esta hora, podríamos decirte esto: cuando percibas a un niño representando su
ira, su miedo, o lo que sea, no te olvides de preguntarte primero a ti mismo: ¿estoy seguro de que
esto es algo suyo, solo porque esté siendo expresado donde su cuerpo parece estar? Porque ten por
seguro que los niños vienen a este mundo centelleantemente limpios. Son muy transparentes –muy
transparentes y muy, muy sensibles–. Por tanto, si hay emociones que los padres no estén tratando
dentro de sí mismos, si hay una falta de comunicación entre los padres, si hay ira reprimida en la
madre o en el padre, entonces, ciertamente, el niño lo sabrá, y a menudo comenzará a representarla
inconscientemente, ya que nadie más se está tomando la molestia, podríamos decirlo así: de “barrer

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

la casa” y ser honesto. Entonces, primero pregúntate a ti mismo: ¿cómo sé si es su ira? Pregúntale al
Espíritu Santo,
¿Cuál es la fuente de esto?
La respuesta no te será ocultada.
Ahora bien, ¿cómo ayudarles? Cuando percibas enfado en otro, primero asegúrate de que tú estás
libre de eso dentro de ti mismo. Entonces, al contemplar al niño, recuerda que ese niño es
perfectamente libre, ahora. Pregúntate a ti mismo: ¿su ira, su representación, toca mi fibra sensible?
¿Puedes darle el espacio y la libertad para representar esa ira, para mover esa energía de una manera
que sea saludable y útil? ¿Puedes permitirles hacer eso? Y transmíteles que,
¡Esto parece algo muy divertido! ¡Quizá me una a vosotros!
Y comienza a mover tu cuerpo de la manera en que lo hagan ellos. Haz los sonidos que estén
haciendo. Y háblales sin rodeos como un adulto. Deja de hacer ñoñerías a los niños, porque ya eran
tan ancianos como tú en el momento de nacer. Diles, con perfecta claridad, en un lenguaje adulto,
La ira es algo perfectamente válido. Vamos a entrar en ella y veremos cómo se siente en el
cuerpo.
Diviértete ahí. Hazlo tan emotivamente como sea posible. Y encontrarás que, en un abrir y cerrar de
ojos, la irá cambiará, y los niños comenzarán a sentir una sensación de juego. Porque sabrán que
han sido aceptados, y que su manera de ser no tiene nada de malo. El hecho de que no se ajusten a
las percepciones adultas no los convierte en alguien equivocado o malo.
¿Cómo enseñarles paz entonces? Siendo tú pacífico. ¿Cómo les enseñas entonces a cultivar paz? No
escondiéndoles tus propias emociones, viviéndolas honestamente –no de manera hiriente, sino
honestamente–.
Sí, ¡me estoy sintiendo enfadado justo ahora! Esto hace que mi estómago se tense y mis
hombros suban hasta las orejas. Mis nudillos se ponen blancos. ¡Y solo quiero patalear!
Bien, ¡pues hazlo justo ahí, frente a ellos! Y, según tú comienzas a sentirte mejor, puedes sonreír y
decir,
¿Veis lo fácil que es? Creo que ahora ya estaré simplemente en paz.
Entonces, recordad siempre que el mayor regalo que podéis darle a un niño es ser la encarnación
viviente y el modelo de alguien que no niega ni reprime su humanidad.
Querido amigo, cada relación es una relación de enseñanza y de aprendizaje. Por tanto, cuando un
niño parezca estar representando su ira, primero dale el espacio para hacerlo, y observa. ¿Cómo
mueve su cuerpo? ¿Solo la vive en su cabeza? ¿O todo su ser se ve envuelto en ella? ¿Qué puedes
tú aprender del niño?
Y cuando la ira se haya calmado, siempre, siempre, siempre abrázalos, al menos metafóricamente.
Permíteles saber que les amas. Permíteles saber que valen. Permíteles reconocer que sí, que tú
también sabes que a veces es un poco duro estar en el mundo, y que agradeces su presencia en tu
vida porque estás comprometido a aprender de ellos tanto como lo estás en enseñarles.
Dejad –todo el mundo que pueda oír estas palabras en tu planeta– dejad de tratar a los niños como
gente de segunda clase, como incapaces. ¡Su consciencia es clara y brillante! Habladles como
adultos. Vivid como adultos maduros en vuestras relaciones con ellos. Intenta darle una oportunidad
a este consejo, querido amigo. Hay mucho aquí para ti, si tan solo accedes a cultivar el tesoro que
contienen estas palabras.

148
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 12

Ahora, comenzamos.
Y de nuevo, saludos para vosotros, queridos y santos amigos.
Una vez más venimos a morar contigo. Una vez más venimos a celebrar contigo. Una vez más,
venimos a morar con la Santa Mente que es la Filiación. Venimos a morar con nuestros hermanos y
hermanas, y venimos como hermanos y hermanas. Y ciertamente, venimos a morar en ese proceso
por el cual la Filiación está recordándose a Sí Misma como el Hijo –lo cual es digno de
contemplarse–. Ciertamente, queridos amigos, soy alguien que viene para, en esta obra en concreto,
servir como portavoz principal, y así, a través de este mi querido hermano, compartir contigo lo que
ya está dentro de ti.
Vengo –venimos– para unirnos contigo, que has elegido responder a una cierta llamada para hacer
prosperar una expresión creativa que pueda significar, para el mundo, la única Verdad que puede
liberar a este mundo. ¿Liberarlo de qué? Del miedo, y de todas las criaturas que el miedo engendra:
culpa, deshonestidad, indignidad, limitación, la necesidad de sufrir, el juicio… y la lista sigue y
sigue.
Pero, al final, cuando un jardinero busca mejorar la calidad del suelo del cual quiere que salgan sus
flores, el jardinero no se pierde considerando los efectos de las malas hierbas, es decir, de lo que
está en la superficie, sino que más bien se da prisa por quitarlas de raíz. Y cuando la raíz ha sido
extraída, los efectos de esa mala hierba ya no pueden verse.
Por tanto, en Verdad, venimos no ya para mejorar lo que podríamos considerar como la superficie
del jardín, la superficie del terreno, sino para llegar a la raíz que reside profundamente dentro de la
mente, en la profundidad que hemos llamado corazón, o alma. Todo lo que intentamos hacer está
entonces dirigido a desarraigar la mala hierba que es ese miedo que ha hecho su hogar en lo más
profundo de vuestro ser.
Y en este año que hemos pasado juntos, tal y como conocéis el tiempo, hemos intentado compartir
contigo lo que hemos decidido llamar La vía del corazón, que ha requerido (para quienes habéis
participado realmente) una cierta devoción, la necesaria como para poder extraer la sabiduría que se
os ha ofrecido. La vía del corazón ha sido diseñada para sortear lo cognitivo, la mente pensante, y
para extraer las raíces de miedo que moran en lo profundo de la mente, y que residen, por lo tanto,
en un lugar que es, en líneas generales, lo que llamaríais inconsciente. Todo lo que hacemos
persigue la disolución de esa raíz en lo más profundo de vuestro ser.
No podemos hacer esto por ti, solo podemos hacerlo contigo. Pues nunca se puede forzar nada en la
mente del Hijo de Dios. El Espíritu Santo no hace esfuerzos por usurpar, por quitarte, tu libertad.
Pues en tu libertad reside todo el poder del Cielo y de la Tierra. Y la Gracia no desciende hasta que
tu Padre reconoce que estás dispuesto a prepararle un lugar donde recibirle. Y es por eso por lo que
en el proceso de sanación y despertar, no es necesario buscar el Amor. Solo es necesario preparar el
lugar, el suelo, decidiéndose a descubrir los obstáculos puestos al Amor, que esencialmente todos se
reducen al miedo, estando dispuestos a aflojar aquella raíz para que pueda ser eliminada del jardín
de tu consciencia.
Y entonces, aquella Lluvia de Gracia que purifica, que transforma, despierta, y que lleva la
Consciencia Crística a la mente, puede descender suavemente. Pues cuando la lluvia cae sobre un
terreno duro, golpea el suelo, y esto hace que se deslice tierra fértil fuera del terreno. Así, el jardín

149
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

se queda estéril. Pero el jardinero sabio, que ha ablandado el suelo, que ha metido ahí sus manos y
ha comenzado a sacar las raíces para tamizarlo y hacerlo suave, abierto y poroso, con la intención
de engendrar un bello jardín, ciertamente será asistido entonces por una Lluvia de Gracia que cae
con suavidad, sin que haya sido algo “ganado” –pues es dada gratuitamente–.
Este año os han sido ofrecidas Gotas de Gracia en todos y cada uno de los meses. Algunos las han
recibido; otros no han prestado atención. Algunos están esperando poder penetrar en los niveles más
profundos de la consciencia a medida que continúan con la disposición a soltar el miedo. Y
repentinamente, una Perla de Gracia que aún no ha sido recibida se hundirá profundamente. Y el
reconocimiento llegará; el despertar llegará. Y repentinamente os encontraréis diciendo,
Espera, un momento, esta intuición, esta visión, esta constatación que acabo de tener, suena
como alguna de esas cosas que estaban en la primera lección. Mmm, creo que volveré a
leerla o a escucharla. ¡Y sí! ¡Ahí está! Me pregunto por qué no presté atención la primera
vez.
Este es simplemente el proceso natural, en el cual las Gotas de la Lluvia de Gracia aún no tenían un
lugar donde poder ser recibidas.
Entiende entonces –y esto es de gran importancia a medida que nos desplazamos hacia el próximo
año– que todo aquello que haya de ser revelado a partir de este punto, depende del jardinero, de la
manera en que haya cultivado la tierra con las herramientas que le han sido dadas. Si no han sido
utilizadas, el suelo sigue duro, y las gotas de lluvia se escapan y se estancan en los laterales del
jardín, esperando a que el suelo esté preparado de forma apropiada. De todas esas gotas que pueden
continuar, y que continuarán sirviéndote mucho, la que más te servirá será la de morar como Cristo,
observando todo lo que ves, todo lo que sientes, todo lo que piensas, como si solo un Cristo
perfectamente Despierto fuera Quien estuviera sentado en esa silla.
Sé que esto suena demasiado simplista para ti, pero el camino es fácil y sin esfuerzo. La
complicación nace del mundo, y no de la Mente de Dios. Por tanto, continúa a gusto con esa
práctica, y permite que ella sea la base con la que se prepara el suelo y se aflojan las raíces del
miedo –incluso de unas maneras que no puedes comprender con la mente pensante–. Pues las raíces
del miedo no son meramente ideas. Son efectos de ideas. Se las ha dejado penetrar profundamente
en lo que llamas “el inconsciente”. Es por esto que La vía de la transformación –que es, por cierto,
el título que daremos a lo que va a ser compartido el año que viene–, es por eso que La vía de la
transformación no requiere de esfuerzo o de lucha, sino de permiso; no requiere de pensar, sino de
dejar ir… y de sentir; no requiere de un hacer, sino de confiar.
Esas raíces del miedo serán necesariamente disueltas en un nivel más profundo que aquel al que la
mente pensante consciente puede llegar. La mente nunca fue diseñada para ser tu maestro, sino para
alinearse como servidora del Corazón Despierto, justo como la flor florece y envía su aroma para
que todos lo perciban, y lo hace desde lo más profundo de un suelo que no es percibido, pero que ha
sido bien preparado de tal modo que las únicas raíces que aglutinen los nutrientes de la tierra sean
aquellas que puedan hablar de Vida y belleza, y no de miedo e indignidad.
Busca, entonces, para no buscar más. Porque el lugar está preparado para ti, y solo necesitas ir
hacia él. Por tanto, vamos a ir cultivando más profundamente el arte de la rendición o entrega,
descansando aún más profundamente en ese espacio de silencio que es el umbral de la perfecta
Sabiduría Divina. La vía del corazón es la preparación del suelo que permite que La vía de la
transformación realmente tenga lugar. Y la transformación no está completa a menos que involucre,
que abarque, y que sea expresada a través de la mismísima vida que tú conoces, justo ahí, en tu
mota de polvo, en esa que se arremolina en torno a un sol en una pequeña parte de un universo –¡tu

150
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Tierra, tu marco temporal, tus relaciones, tu experiencia, tu vida tal y como la conoces, como la
vives, como la respiras, como la sientes!
Entonces, os digo a muchos de quienes estáis escuchando (y la respiración veo que comienza a
detenerse): permitid que fluya la respiración y constatad que, con vuestras excelentes tecnologías,
tenéis la libertad de ir y volver, para revisar y ver si os habéis perdido algo de todo lo anterior. Y
según lo hacéis, hacedlo desde un espacio de Cristicidad,
Soy alguien que está eligiendo entrar en La vía de la transformación, por la cual, la
consciencia humana, la experiencia vivida humana, se convierte en la expresión viviente, en
el fruto brotado de la tierra en la cual la raíz de la Gracia, del Amor y de la sanación ha
sido bien plantada.
Y no desde una perspectiva que te vería como alguien que está haciendo algo inapropiado, sino a
partir del deseo de ser el maestro jardinero que produce ese fruto que extiende la belleza y el aroma
de la alegría, para que todos lo reciban, para que todos lo perciban y se maravillen con ello.
Y no obstante, esa belleza que brota del bello jardín de este jardinero, no hace que crezca el ego de
dicho maestro, porque un maestro así reconoce que él o ella ha sido solo el cuidador de la tierra. Y
la magia que hace brotar la flor no es algo que podáis poseer, sino que es meramente lo que se os ha
dado para que lo administréis: la consciencia. Y la consciencia es el regalo de la Vida, emergiendo a
raudales de la Mente de Dios. Vuestra mente es pues el suelo del jardín. Y todo despertar, toda
transformación, no ocurre sino en ese jardín.
E inmediatamente, se ve que algunos de vosotros estáis todavía buscando entender la mente
percibiéndola como algo que está encajado dentro de la forma de vuestro cráneo, y que, de cierto
modo, cohabita con eso que llamáis “materia gris” del cerebro. Tened por seguro que vuestra mente
es ilimitada para siempre. Y el cuerpo que se sienta en la silla, en vuestros cinco minutos de
ejercicio, es una gota de espuma que está siendo expresada en la más delgada punta de una ola en
un infinito océano. Y ese océano se encuentra él mismo en la ilimitada extensión de vuestra Mente.
Sois Consciencia en sí misma –¡Puro Espíritu!
La única cuestión es entonces esta: ¿estáis dispuestos a permitir que esa gota de espuma sea
transformada en algo que exprese siempre plena y solamente el Amor de Dios, incluso aunque esa
expresión sea todavía transitoria porque el cuerpo ha surgido dentro del campo temporal para
desaparecer del mismo? ¿Estáis dispuestos a decir, “¡qué demonios!”, y permitir que el Amor sea
tan plenamente encarnado como pueda serlo ahí, durante la fracción de segundo que el cuerpo esté
en este mundo?
Pues tened por seguro que en el grado en que vuestra atención se dirija a la expresión de la maestría,
que es el efecto de La vía de la transformación en este mundo, en este tiempo, en este diminuto
instante… en el grado en que hagáis eso, en el grado en que uséis el tiempo sabiamente para ser el
Cristo encarnado, tened por seguro que, cuando el cuerpo se aparte y deje de velar el esplendor de la
Luz que sois, la Luz no os cegará. Y no os contraeréis por el miedo. Simplemente dejaréis que este
mundo se vaya, con toda suavidad, y de una forma tan sencilla como un niño deja aparte un juguete
que ya se le ha quedado pequeño, pues su utilidad ha terminado. Todo lo que veis... el cuerpo,
vuestras relaciones, vuestros instrumentos, vuestras estrellas, vientos y aguas... lo dejaréis
finalmente de lado por vosotros mismos, y no desde la negación, sino simplemente a partir del
reconocimiento de que ya no os es útil.
Ciertamente, queridos amigos, al llegar al término de este breve año juntos, mirad bien que ninguna
Gota de Gracia haya sido ignorada. Abrid el corazón aún más profundamente. Permitid que esas
perlas, esas Gotas de Lluvia, de Gracia, penetren aún más profundamente, no solo como ideas en la

151
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

mente pensante, sino como sentimientos en las células del cuerpo. Permitid que creen para vosotros
una dulzura en el fluir de la respiración, una sensibilidad en la manera en que vuestros pies se posan
sobre la tierra del planeta por el que camináis. Permitid que comiencen a transformar la manera en
que reposáis la mano sobre el hombro de vuestro hermano o hermana. Permitid que la dulzura
impregne vuestra mirada cuando contempláis a los demás, viendo el Cristo que en ellos está
creciendo para dar una bella flor cuyo aroma y cuya belleza constituirán una bendición para
muchos. Pues no hay nadie entre vosotros que no esté convirtiéndose en el Cristo. Y recuerda
siempre que lo que ves o entiendes es lo que obtienes, de igual modo que lo que enseñas es lo que
aprendes.
Mira bien, entonces, preguntándote a ti mismo esto,
¿Quiénes hay en mi vida que yo haya juzgado y que haya encerrado en una cierta caja,
habiendo decidido que eso es todo lo que ellos son?
Y ahí encontrarás una meditación fructífera para el resto del tiempo, hasta que comencéis con lo que
hemos llamado La vía de la transformación. En otras palabras, tenéis en torno a treinta días para
tomaros el tiempo necesario, y usarlo sabiamente, permitiendo que los nombres, las imágenes, los
rostros de quienes hayáis metido ahí, regresen a vosotros, y digáis,
Tú sabes, madre, padre, expareja –lo que sea–, ya lo tengo. Te he colocado en una caja y he
arrojado la llave. Estáis atascados. Pero ahora os libero, para que yo pueda ser liberado.
Y contempla su imagen. Permite que con ella regresen los recuerdos de las experiencias que hayas
compartido con ellos. Si hay sentimientos, permítete sentirlos sin excepción. Míralos, en tu mente,
hasta que sientas esa dulzura que disuelve la prisión en la cual los has colocado. Porque a medida
que esa prisión se derrumbe, sentirás y reconocerás que tu libertad está brotando.
No puedes llevar el miedo al Amor. No puedes llevar el juicio al perdón. No puedes llevar la
limitación a la ilimitación. Esas cosas deben ser liberadas en el mismo nivel en que fueron creadas
en un primer momento. Por tanto, toma nota de que esta práctica no debería ser pasada por alto.
Date treinta días para llevar a cabo la meta de realmente mirar atrás y –podríamos decir– limpiar
con cualquier perdón, o liberar lo que necesites todavía liberar. No dejes que la mente diga,
No sé si hice eso lo suficientemente bien.
Porque entiende que es el Confortador quien te libera a ti y al otro, mediante tu disposición a
permitir que esto ocurra.
Ahora bien, existen algunos efectos. Esto significará que, cuando hayas realmente hecho eso, nunca
más volverás a justificarte o a tener excusas para –podríamos decir– colocar cualquier experiencia
que hayas tenido, y cualquier sentimiento que hayas sentido alguna vez, como un ladrillo más a
acumular en la construcción de aquella cárcel de la que hablábamos. La mente humana, la mente
egoica, a menudo quiere colocar el ladrillo de su juicio justo de tal manera que pueda hacer que sea
más difícil liberar a alguien.
Eso que he experimentado es el resultado del alcoholismo de mi padre.
Eso que he experimentado en la vida es el resultado de que mi madre tuviera cuarenta mil
líos por semana.
Eso que he experimentado es el resultado de que mi compañero de trabajo me haya robado
mis monedas doradas.
Y todo el resto.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lo que ha provocado mi sufrimiento es el resultado de la posición de las estrellas en el cielo


cuando elegí encarnar. Si por lo menos ellas hubieran estado donde tenían que estar,
entonces todo habría ido bien.
Es el momento ahora, plenamente, y a medida que concluimos ya este año de La vía del corazón (y
para aquellos que lo concluyan de aquí a muchos años), te aseguro, es el momento, de no entrar en
La vía de la transformación sin que hayas real y plenamente constatado tu reconocimiento de que
no estás aferrándote ni a la más mínima pizca de percepción con la cual te veas, de ningún modo,
como la víctima del mundo que percibes. Tus relaciones no han sido la causa de nada. Todas ellas
te han mostrado solamente lo que ya has decidido que sea verdad. El mundo, entonces, no es la
causa de nada. Tú meramente has estado viendo cómo has estado utilizando la libertad de tu
consciencia, a la hora de inventarte cosas sobre ti mismo.
La carencia no es provocada por los impuestos. Los impuestos son causados porque decidís que
necesitáis creer que hay un poder fuera de vosotros mismos que necesita de toda vuestra energía. El
gobierno no hace que tú seas su subordinado. Tu sentido de estar subordinado, afligido por la culpa,
débil y limitado, es lo que hace nacer la idea de gobierno. Y entonces, algunos de vosotros, como
amorosos hermanos y hermanas, decís,
Bien, haré ese papel.
Y entonces se convierten en tus políticos que, perdón por la expresión, crean ese sentimiento tan
“tocapelotas” que tienes.
El mundo no está causado por nada, salvo por las elecciones que has hecho como consciencia libre.
Te has inventado el pensamiento, te has sumergido tú a ti mismo en eso que te refleja de vuelta lo
que ya te has decidido a creer. Esto significa que La vía de la transformación es aquella vía, manera
o camino en el que uno se capacita, se empodera, a cada instante, para convertirse en alguien
plenamente responsable de decidir claramente lo que va a ver, y que no se conformará con nada
menos. Cuanto mejor hagas esto, más rápido sucederá. Hasta que se alcanza ese punto donde
ocurren los milagros.
Y no obstante, solo serán milagrosos para quienes no entienden cómo funciona la consciencia. Y
puedes llegar a ese lugar en el cual, al estirar la palma de la mano y desear tener la manzana del más
dulce sabor que alguna vez haya sido creado, ella aparecerá literalmente en la palma de tu mano. Y
desde luego que, llegados a este punto, te encontrarás mucho más allá de cualquier necesidad, te
encontrarás más allá de ni siquiera albergar el pensamiento de que necesitas la forma física.
Comenzarás, entonces, a obtener una cierta sensación de maestría al ser capaz de mirar al mundo
que está ante ti, y observar claramente lo que ha estado cambiando en él, y cómo de fácil y de
rápidamente se hace manifiesto aquello que el corazón realmente desea, pues está alineado con la
Mente de Dios. Cuanto más y más pequeña se haga la brecha que hay entre el puro deseo y el
reflejo manifiesto del mismo, sentirás, literalmente –en el cuerpo de sentimientos–, que la maestría
está creciendo, y que tú eres meramente una Criatura de Dios jugando, sin cesar, en el cajón de
arena de todas las posibilidades llamado “Mente”… y que no hay, literalmente, nada ahí afuera que
sea sólido… nada que no esté relacionado contigo.
¡Así es! Es hacia ahí hacia donde estamos yendo, si es que deseas seguir en esta travesía, si estás
dispuesto a comprometerte realmente a desarraigar toda raíz de miedo que se haya arraigado en lo
profundo de esa mente que se ha hecho inconsciente debido al odio hacia ti mismo. Esto es lo que
se llama: “separación de Dios”. Y, por tanto, como se ha hecho inconsciente, te ha gobernado. Es
tiempo de liberar lo in-gobernable, al darle permiso de entrada solo a aquello que pueda desarraigar
la raíz de miedo, y para que sea eso solo lo que ocupe su lugar adecuado dentro de ti: la Mentalidad

153
La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

de Cristo.
¡Así es! Te esperan pues tus tareas de curso. Ve a tu interior, y pregunta,
Cuando leí o escuché esa tercera lección, pero estaba intentando ver el partido de fútbol en
la televisión, me pregunto si me perdí algo. Mmm. Cuando escuchaba la número siete, pero
iba de camino a una cena con ese nuevo cuerpo que tanto parecía seducirme, ¿me puse
realmente con esa lección y extraje todas las perlas que me eran ofrecidas? Quizás debería
regresar y pasar realmente una hora con la lección, una hora en la que deje a un lado
deliberadamente el mundo –eso que hacéis cuando decís “estar pendiente de cada
palabra”–.
Y entonces, con un cuerpo relajado, una respiración suave y una mente suelta, sé como una esponja
que permite que las gotas de lluvia sean absorbidas en su ser; y eso es todo. En el conocimiento no
se trata de esfuerzos cognitivos. No se trata de organizar las ideas en un cierto orden para que la
mente pensante esté satisfecha. El conocimiento es la recepción de una vibración que comienza a
ablandar el suelo del corazón, y que disuelve la raíz de miedo de tu ser. El conocimiento es aquello
que resulta de la transformación del jardín que te ha sido dado y encomendado –el campo mental
que eres tú–. Y esa mente impregna todo el cuerpo. Impregna todo el espacio alrededor de ti y se
une y danza con esas otras redes infinitas de relaciones que son llamadas “otras mentes”: energía
danzando en y con más energía, ilimitada para siempre… a partir de la cual todas las cosas del
tiempo nacen y pasan.
Entonces, ya ves que donde yo moro es en todas partes a la vez. Y así lo haces tú; solo que
simplemente no lo sabes aún. Moro junto a un infinito despliegue de amigos que han constatado la
Verdad y que han sido liberados. Están creando infinitamente, sin cesar, aquello que extiende su
tesoro, que es lo bueno, lo santo y lo bello. Mucha gente te ha brindado imágenes de coros de
ángeles, cantando alabanzas a Dios. Se trata de la misma historia.
Pues cuando la extensión del gozo se libera para expresar solo lo bueno, lo santo y lo bello, es como
si fuera una vibración de muchas notas, un coro de consciencias creativas, de chispas de divinidad,
que moran en perfecta ilimitación, y que lo saben, y que extienden sin cesar su más profundo
éxtasis al permitir que lo bueno, lo santo y lo bello fluyan a través de ellas desde la infinita,
misteriosa, inasible, incontenible Mente Que Es –Dios–, así como la luz del sol se crea y se derrama
a través de muchos haces que se extienden hasta los más lejanos confines de vuestro universo, a
partir de lo cual surgen planetas, y animales y agua y árboles y pájaros y seres humanos.
Imagina entonces que ese es tu destino, el de ocupar tu legítimo lugar a mi lado, y unirte a tus
hermanos y hermanas en una infinita y perfecta creatividad, cual músico de arpa que hace correr sin
cesar sus dedos por las cuerdas, creando las notas más bellas. Y las combinaciones no cesan nunca.
Y a cada instante, experimentas el fruto de las flores que brotan del jardín que has preparado tan
bien como para poder recibir la Lluvia de Gracia –para siempre38, para siempre, para siempre… lo
bueno, lo santo y lo bello fluyen a través de tu mente sin obstruir, que descansa en un perfecto lazo,
o unión, con Aquel que es tu Creador, tu Fuente–.
¡No es una mala manera de pasar la eternidad! Pero si miras al frente, y sientes que hay una
distancia entre donde tú estás y donde está la realidad, te perderás las oportunidades precisas, las
que se hallan justo donde tú estás, para poder practicar aquello hacia lo que te diriges, es decir, para
ser tú mismo ese lugar, ahora. Has escuchado que una travesía de mil kilómetros comienza con un
primer paso. Y el comienzo es igual de importante que el final. Pues al comenzar, el final ya está
presente. La vía de la transformación te pide entonces que te hagas realmente presente donde tú

38 “evermore”.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

estés, con cada pensamiento y cada respiración, para cultivar deliberada y conscientemente la
disposición necesaria que permita que la raíz del miedo sea disuelta, de tal modo que lo bueno, lo
santo y lo bello sea todo lo que emane de ti, como la luz de un faro que es enviada hacia la creación
que te rodea.
No te retrases. No malgastes el tiempo. El tiempo, puede, ciertamente, malgastarse. Pero escucha
bien, porque el tiempo puede también desgastar, te puede “cargar”. Tienes un dicho que hemos oído
decir en muchas de vuestras películas más tontas, donde alguien dice “cargarse a otro”.
Iré y me cargaré a Charlie.
¿Cuántas veces has sido ese capo de la mafia y te has dicho a ti mismo,
Bien, pues creo que simplemente iré a cargarme a mí mismo?
¿De cuántas maneras te has hecho inconsciente? ¿De cuántas maneras has entumecido tus
sentimientos? ¿De cuántas maneras has juzgado a tu hermano o hermana? ¿De cuántas maneras te
has aferrado a pensamientos que dicen,
No podría nunca hacer eso. ¿Y qué más da? Es una pérdida de tiempo?
Oh, ¡sí! Tú simplemente pones un arma en tu cabeza y aprietas el gatillo. Te has cargado a ti mismo
derrochando el tiempo.
Cada instante es un portal, a través del cual lo bueno, lo santo y lo bello pueden ser expresados,
alimentándose así la consciencia a través de la cual crece el poder de expresarlos. ¡Oh, queridos
amigos, esos instantes de vuestro tiempo son muy valiosos! No miréis al mundo y digáis,
Bien, ¡qué leches!, se trata del mismo viejo mundo.
Recuerda, entonces, según comienzas a completar este año de la Vía del corazón, que lo que ves
fuera de ti es solo un reflejo de lo que has permitido que viva en ti.
Y simplemente pregunta,
¿Deseo continuar con esto? ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Para qué está aquí mi
mismísima consciencia? ¿A qué me comprometo? ¿Qué digo que creo? ¿Dónde elijo
libremente colocar el poder de la valoración?
Pues lo que valoras, lo experimentas [chasquido de dedos] de inmediato. Y el mundo se inclinará y
dirá,
Muy bien, nos has permitido saber lo que valoras. Te lo reflejaremos porque te amamos,
porque somos parte de ti. Y el cielo nos prohíbe que te quitemos tu libre albedrío.
Así que si valoras la desesperación, el mundo será un lugar desesperante. Si valoras la carencia de
monedas doradas, continuarás viendo carencia de monedas doradas –flujo de energía, eso es todo lo
que es–. Si valoras la soledad, continuarás estando solo. Si valoras el derecho a juzgar a otro,
experimentarás el fruto de la separación.
Si valoras la dulzura, la dulzura vendrá. Si valoras recibir Amor –y escucha esto cuidadosamente–
si valoras recibir Amor, el mundo se te comenzará a mostrar, en el rellano mismo de tu puerta, con
unas materializaciones completamente diferentes. Diferentes vibraciones, diferentes patrones de
pensamiento te serán reflejados para que recibas Amor. Pues nada puede ser recibido hasta que no
se haya preparado un espacio para su entrada. Y solo puedes dar lo que has estado dispuesto a
recibir. Si recibes una gota de agua en tu vaso, eso es todo lo que le puedes dar a otro. Pero si
recibes todo, das todo. Y el que da todo, recibe diez veces más.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Entonces, ha sido un buen año. Y hemos observado con una gran diversión, pero siempre con gran
compasión, y siempre con perfecta paciencia, y siempre con un perfecto Amor. Os hemos llamado a
través del espacio y del tiempo y, si habéis oído la llamada, entonces, la conexión, la relación con
nosotros, ya está establecida. No hay pues ningún puente que cruzar, sino meramente la disposición
a aceptar y recibir lo que es verdad,
Jeshua está disponible para mí, siempre. María está disponible para mí, siempre.
Aquel que llamarías mi amigo, Germain, está disponible para ti, siempre. Toda la familia, el linaje,
de maestros que han buscado crear a través del tiempo una frecuencia y una vibración que pueda
disolver los efectos del pensamiento negativo que habéis extendido a partir de vuestra mente, que
crea algo así como un humo y ese velo alrededor de vosotros –para disolver eso– ¡todos nosotros
estamos disponibles para ti, y nuestro número es legión!
Ten por seguro que no estás solo. En cualquier momento, tan solo necesitas llamarme, y estoy
contigo. ¡Y no vengo solo! Para algunos de vosotros, entonces, sugeriríamos con gran énfasis que en
esos momentos en los que sentís que necesitáis una pequeña ayuda, cuando el miedo parece crecer
pero sabéis que debéis seguir adelante, ya sea gastando algunas monedas doradas para visitar a
algún profesor, ya sea dando algo en alguna iglesia, o lo que sea… decid, simplemente, sea lo que
sea que creáis que estáis temiendo,
Legiones de ángeles, maestros y amigos, cuyo número es infinito más allá de toda
comprensión, a vosotros os digo, a vosotros que os envía directamente Dios para ayudarme
a salir de la cuneta, venid ahora, porque lo declaro, lo recibo y lo acepto. Y por lo tanto ¡así
ES!
Y entonces da el paso que sea necesario dar. No será tu fantasía. Estaremos contigo. Y el resultado
perfecto es seguro. El miedo no es nada más que la ilusión que has elegido valorar para poder
experimentar cómo sería sentirte separado del Amor. Eso es todo. Simplemente, hiciste ondear tu
varita mágica cósmica, y dijiste,
Hágase el miedo para que pueda experimentarlo.
Eso es todo.
Os amamos. Más allá de vuestra comprensión actual, os amamos. Más allá de toda comprensión,
incluso en el que podrías percibir que sería nuestro nivel de funcionamiento, está la presencia del
Amor de Dios, que simplemente buscamos hacer brotar hacia ti, para que al dar, continuamente
recibamos. Ves, ¡las Leyes de la Consciencia funcionan para nosotros igual que lo hacen para ti!
Solo que nosotros somos más conscientes de ellas, eso es todo.
¡Ese Amor que Dios Es es incomprensible para siempre! El rayo de sol nunca puede comprender el
Sol. Yo soy como un Rayo de sol para ese Sol. Tú eres como un Rayo de sol para ese Sol. Nosotros
estamos hechos de Una Sola Sustancia, y esa sola Sustancia nos sostiene a través de la eternidad. Y
la mayor de las alegrías, de los gozos, es rendirse plenamente para darle permiso a la Luz para que
ilumine vuestro camino sin cesar.
Y aquella que libera el mundo, abraza al Creador. Y aquel que suelta el miedo, recuerda el Amor.
Aquella que encarna el perdón, vive en paz. Y aquel que renuncia al control, conoce la perfecta
confianza. Y aquel Cristo Despierto que haya desatado el nudo del miedo que se llama “yo”,
descansa en la ilimitación para siempre, en perfecta comunión con toda la Creación. Y esa unión
nunca cesa. Simplemente se expande y se extiende según la Vida brota, según la Creación brota y
se manifiesta extendiendo lo bueno, lo santo y lo bello.
Una flor que florece en la primavera por un día es lo bueno, lo santo y lo bello. El pájaro que se

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

posa sobre tu valla y canta por la mañana ha brotado de ese infinito Sol perfecto. Y sus notas
extienden la alegría del Hijo de Dios. La sonrisa en uno de tus hermanos o hermanas que ha
recibido una Perla de Gracia a través de ti, es la Creación Misma, y es el presenciar de lo bueno, lo
santo y lo bello. Los rayos de luz solar, que danzan sobre los océanos de este mundo, cantan
creativamente lo bueno, lo santo y lo bello. Todo pensamiento amoroso que permitas que sea
cultivado en el jardín de tu propia mente extiende lo bueno, lo santo y lo bello.
Por tanto, canta esa canción sin cesar. Y mantente dispuesto, al acabar este año, a celebrar tu
voluntad de abrazar, a acoger, con perfecta intencionalidad, tu creatividad y el poder que tienes, el
dominio, sobre aquello que es plantado en el suelo de tu mente. Prepara bien esa tierra a medida que
completas este año, para que las Perlas de Gracia puedan llevarte por El camino de la
transformación.
Y así, queridos amigos, en el momento en que escucháis esto, estaréis celebrando vuestro
nacimiento en tanto que sois esos rayos de sol, que es lo que expresan esos relatos sobre el
nacimiento del Cristo en el mundo. ¿Aparentemente eso ocurrió dos mil años atrás? Sí para mí.
Mas, ¿acaso ahora no es el momento de que tú permitas que ese mismo nacimiento sea plenamente
consumado en ti?
Por tanto, llevamos este mensaje a su término por ahora. Reconoce que ha sido nuestro honor y
nuestra alegría morar contigo. Y hay toda una multitud de seres que te rodean en cada uno de esos
instantes en los cuales has recordado que has elegido responder a una llamada que puede ser
rastreada hasta llegar a la mismísima Mente de Dios, Quien ha estirado el brazo para llamar a Su
Creación –tú– de vuelta a Sí Misma, de modo que puedas extender deliberadamente Amor sin cesar.
Sí, y ahora tendremos eso que se llama tiempo de preguntas y respuestas. Pero, por ahora, os
invitamos a la paz. Os brindamos Amor. Os esperamos con perfecta paciencia, reconociendo la
Verdad, la Verdad que solo y siempre es verdad sobre vosotros. Y nunca os abandonaremos.
Que la paz sea con vosotros, siempre.
Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Lección 12. Preguntas y respuestas

Pregunta: el día de tu crucifixión, se dijo que dijiste: “Padre, por qué me has abandonado”.
¿Puedes comentar más sobre ello? ¿Te importaría?
Respuesta: esa es siempre justo la pregunta apropiada. Ante todo, ya le he dado ciertamente una
respuesta a alguien a quien conoces. Así que te sugeriríamos con gran énfasis que simplemente la
consigas, pues no fue dada para ser conservada en privado. Ahora bien, nos gustaría modificarla
diciendo que desde entonces siempre me he sentido culpable por esa declaración [risas].
Querido amigo, si no hubiera llegado a tocar cada uno de los núcleos de la humanidad y de toda
experiencia que hayas conocido, sería inútil que me escucharas. Y no tendría nada que ofrecerte.
Por tanto, si hubiera venido a tu mundo y, digamos, me hubiera convertido en alguien impermeable
a la duda, al dolor, a la culpa, a las lágrimas, a la ira, o a lo que sea –sí, incluso a la lujuria–… de
haber hecho eso, habría convertido mi relación contigo en algo sin sentido.
Esto es lo que daremos como una especie de corrección, una clarificación, un énfasis muy
importante a ser añadido a la respuesta que ya tenéis y que sin duda conseguirás –la ya dada–.
¿Tiene esto sentido para ti?
Y era una muy buena pregunta; pero, en definitiva, dale un par de vueltas y simplemente pregúntate
esto a ti mismo,
¿Por qué habré dicho yo, “Padre, por qué me has abandonado”?
Esto es algo digno de ser ponderado.
Pregunta: parece haber muchas, muchas mujeres que acceden a recuerdos y experiencias de ser
María Magdalena. ¿Puedes hablar sobre ello, o sobre la fragmentación de aquella alma?
Respuesta: querido amigo, aquí os sugeriríamos que también existen muchos, en eso que llamas el
cuerpo masculino, que albergan secretamente lo mismo, aunque un poco más profundamente
enterrado, ya que entenderían que eso realmente sería percibido o visto como una locura.
Y bien, como yo solo tengo este tipo de aparato…
eso que llamas tubería, y eso que te ayuda a… –en el proceso de procreación corporal–,
como esto es de un cierto tipo, seguro que yo no podría jamás haber conocido una
encarnación en ningún otro tipo de forma. Entonces, si le dijera a otro que “creo que he
conectado con –he sido– esa tal María, de la que tanto se habla”, entonces, se reirían con
total seguridad de mí. Pues, después de todo, mi pecho tiene demasiado pelo. Pero no, ¡no
creo que yo solo sea mi cuerpo!
[Risas]
Ahora bien, ¿qué sucede? En el comienzo, la Mente es Una Unidad. Vosotros –y hablamos de todos
vosotros– fuisteis Esa Mente. Y se tuvo un sueño en el cual pareció haber ocurrido una
fragmentación. En ella, es como si se hubieran separado muchos Puntos de Luz individuales,
Almas, Chispas de Divinidad, llámalas como quieras, llámalas un Eructo en la Mente de Dios… no
importa. Eso es el resultado del sueño de separación, que, en Realidad, nunca sucedió.
Y ciertamente, todo esto nos deja bien atónitos –¡gracias, Dios, por ello!–. Pues bien, en ese proceso
han sido concebidos muchos mundos, y lo siguen siendo, por la Mente, al percibirse Ella a Sí
Misma como fragmentada. En una minúscula, minúscula, minúscula mota de polvo, o mota de Luz,

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

un mundo fue concebido, el que tú llamas Tierra –y todas las formas de vida en él–. Y en esa
diminuta mota, fue creado o desarrollado un marco temporal en el cual les fue dado un nombre a los
cuerpos humanos. Y allí, las mentes creían, por sí mismas –de forma parecida a como aún sucede–,
que de cierto modo eran una cosa distinta de quien se les sienta a un lado o frente a ellos, y esto solo
porque existe ese cuerpo que crea la percepción de que hay una distancia entre vosotros.
Una de esas fragmentaciones temporales, muy ilusorias, es Aquella conocida como María
Magdalena, María de Magdala. En aquel sueño, emergió alguien conocido como Jeshua ben Joseph.
Y en el proceso de expresión de tal sueño, ellos dos, podríamos decir que se contemplaron el uno al
otro y dijeron,
¡Oh cielo santo! ¡Qué dulce es!
Eso ocurrió como almas, y como formando parte aún de aquel sueño –y sin provenir de ningún
lugar más elevado que el tuyo, ya que estamos todos juntos en esto, pues la Mente de Dios es Una–.
En ese sueño, hubo una relación, en una forma encarnada hace 2000 años, entre dos Chispas de la
misma Mente, manifestándose como consciencia individualizada. Una es la llamada Jeshua, otra
María. Y se desarrolló una amistad muy bonita en la cual uno parecía servir de profesor, salvador y
sanador del otro, quien entonces a su vez servía como apoyo, sanador y motivo de despertar para el
otro.
Ahora bien, he aquí la cuestión: ese foco individualizado de Luz, María, vive dentro de todos.
¿Cómo podría ser de otra manera? Igual que yo, como un aspecto individualizado del sueño, moro
plenamente en todos. Tú –de nuevo hablando con todos vosotros– tú, no podrías comenzar ni a
reconocerme como Jeshua ben Joseph, como esa Chispa de Divinidad individualizada que de cierto
modo limpió lo suficiente sus “asuntos” como para recordar la Verdad y permitir que brillara a
través de sí misma… no podrías ni reconocerme o recordarme, si yo no fuera tú. Basta Uno para
reconocerse Uno Mismo; es decir: Quien lo dice, lo Es; Quien se reconoce, Es lo Reconocido.
Así, si enfocas el tema de María Magdalena desde la perspectiva de que realmente hay algo que está
separado de ti, acabarás con todo tipo de percepciones fantásticas y filosofías varias. Ahora bien, en
el sueño, Aquel Ser, quien es realmente tú, experimentó un proceso de sanación y despertar, una
transformación, una sanación del corazón, una relación conmigo y muchos otros, experimentó
pasión y sensualidad –aquello que llamarías pequeñas chispas que excitan las células–. Y desde que
Aquel Ser murió –y la muerte es una ilusión– aquella contracción cristalizada de energía nunca ha
encarnado de nuevo.
Sin embargo, ella ha extendido –en cierto sentido podrías percibirlo así– o ha irradiado matices o
hilos de Luz desde su propio ser, que han hecho hogar en otros cuerpos-mentes individualizados. Y,
por tanto, en el proceso de sanación y despertar, Aquel Ser tiene que ser considerado como un
símbolo de un aspecto de la parte de esa consciencia que está despertando en ti mismo –esa parte
que puede reconocer y amar a Cristo, y tomarle en sus brazos, tus brazos, y abrazarlo como el
Amado–.
Es el momento de soltar la insana percepción de que hay un tú separado, distinto del resto de
“yoes”, y que ha encarnado una y otra vez. Hablamos así porque un profesor debe emplear un
lenguaje que el estudiante pueda entender. Pero el tema está en conducirte más allá de ese lenguaje
y de esa comprensión, para poder soltar el apego y el valor que le haya sido dado al pasado
individualizado. Y, para cualquiera que sienta que tiene que haber sido María: no sois especiales. No
cometáis el error egoico de reclamar que Aquel Ser es tú mismo, para así poder sentirte especial o
más cerca de Dios.
Vuestro valor no se encuentra en el pasado. No se encuentra en quienes fuisteis, sino en quienes

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

estáis eligiendo ser ahora. Y si tu nombre es Fred, Ralph o Hazel, no importa. Pues Hazel puede ser
tan Crística como lo fue María alguna vez. Y ciertamente, Hazel va necesariamente a hacerse
Crística para poder ser libre.
Es la mente egoica la que mira al pasado. Es esta misma quien requiere del especialismo. Es la
mente egoica la que simplemente rechaza permitirte, por así decirlo, que te sientas como en casa
siendo Hazel o Fred, George o Anastasia. Estos nombres son meramente sonidos flotando en el éter,
y que designan un aspecto transitorio de la encarnación del Cristo. Entonces, estáis comenzando a
entender cómo puede haber tantas Marías. Algunas personas sí están accediendo sinceramente a
aquel aspecto de la Única Mente. Otros necesitan crear la ilusión de que fueron Aquel Ser, pues
rechazan sanar los agujeros de la guarida donde ahora están, y buscan ir hacia atrás para poder
rellenarlos con la energía de otro, haciéndola suya. Esto es lo que se llama relación especial.
Mirad bien esto, entonces,
¿Hay algo, que subsiste dentro de mí, que necesita llegar a otra parte de mí mismo en algún
pasado remoto, de manera que por fin pueda sentir que tengo cierto mérito?
Lo único que determina tu mérito es en qué medida estés eligiendo ser la encarnación de la
Consciencia Crística, ahora.
Por esto es por lo que una vez enseñé, y sigo enseñando, que creer en la reencarnación no es algo
que sea necesario para despertar. Y si piensas que lo es, ten por seguro que si en el pasado hay algo
sin sanar, se encuentra ahora contigo. Aprende solamente a considerar cómo estás tú ahora. Porque
ahí es donde descubrirás los efectos de todo lo que no haya sido sanado en eso que percibes que es
el pasado.
No necesitas ir a la Gran Biblioteca de Registros Akáshicos y buscar en las microfichas cósmicas
del mundo para poder descubrir quién fuiste, de modo que puedas entender entonces por qué eres
ahora tan estúpido.
[Risas]
¡Ahí está, ya lo tengo! ¡Guau! Ah, eso lo explica todo.
A la vez que te bebes otra cerveza. No estás creando tu estupidez en ningún otro lugar salvo en el
ahora. Entonces, ¿serás el príncipe del reino de la estupidez? ¿O te pondrás la capa de quien asume
su total responsabilidad por crear su experiencia?
Para aquellos que parecen sentir cariño por lo de Juan, lo de María, Pedro, Judas…, notad que si eso
llega a vuestra consciencia es para poder tomar la decisión de amar esas expresiones del sueño, y de
ver la misma Cristicidad que es su esencia. Bríndatelo a ti mismo. Ámalo. Déjalo ir. Permite que sea
asimilado en aquello que tú eres.
Por tanto, para todos vosotros, entonces, os doy algo a contemplar, y especialmente si estáis
sintiendo algún cariño, atracción o identificación con María de Magdala, ¿por qué no, en vez de
apartarla en vuestra meditación, os atrevéis a preguntar,
¿Cuáles son las cualidades de Ese Único Ser que me hacen sentir tanto afecto por Ella?
¿Qué hay en Ella que yo desee tener en mí mismo?
Y brindaros esas cualidades. Y de nuevo, como si fuerais una esponja, hacedlas parte de vuestro ser.
Superad la fragmentación que ha sucedido en el sueño de separación. ¿Tiene esto sentido para
vosotros?
Ahora bien, sé que al escuchar estas palabras que acabo de compartir, a algunos les sabrán a muy

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

poco. Si pasa esto, solo significa que aún se necesitan percibir como teniendo una cierta forma
especial de relación, una que de cierta manera desapareció en un pasado remoto. No, no desaparece.
Y deben dar otro paso para darse cuenta de que tienen que empezar a hacer el “trabajo”, si es así
como se percibe, de ponerse manos a la obra con lo que no haya sido completado, aquí y ahora.
¿Estoy encarnando la Consciencia Crística?
Sí o no.
¿Qué pasos necesito dar para hacerlo?
Eso es todo lo que habrá que hacer, siempre.
Eso debería bastar por ahora. La única otra alternativa es, por supuesto, seguir en el reino de la
estupidez.
Pregunta: has mencionado que vas a venir allá por el 2003, o por ahí, a través de otras personas. Y
ha habido varias personas por ahí diciendo que son canales de Saint Germain. Y a la vez Jonah nos
ha dicho que nadie canaliza a St. Germain, y que solo reciben formas de pensamiento. Así que la
pregunta es: ¿Hay gente ahí fuera que realmente canaliza a nuestro amigo común, St. Germain?
Respuesta: estás preguntando lo que se dice una cuestión técnica, filosófica. Estás haciendo eso que
se llama “dar vueltas”. Lo importante es el efecto.
Te sugeriríamos aquí que Aquel Ser, mi amigo, el que una vez fue mi –casi– verdugo… ese, es
ciertamente simbólico para ti. Pues, ¿a quién percibes tú como tu verdugo? Aquel Ser se comunica
con muchos, pues ha aprendido desde hace mucho tiempo a asumir responsabilidades por aquellos
que le fueron asignados. Él se comunica a través de formas de pensamiento con una multitud de
seres. Él, por cierto, aún se deja ver y manifiesta un cuerpo siempre que lo desea –solo para pasar
breves instantes en el banco de algún parque con algún viejo amigo–. Vive en completa ilimitación.
Por tanto, en el grado en que esas mentes, que reciben las formas de pensamiento de Aquel Ser,
estén continuamente obrando para tener bien cultivado su jardín, y libre de egoísmo, ciertamente
que reflejarán con gran precisión lo que Aquel Ser quisiera transmitir. Según entiendes lo que la
canalización es, en la cual la consciencia de Aquel Ser se funde con la forma temporalmente
cristalizada que llamas un cierto “individuo”, para poder hablarle a otros a través de la mente, del
campo mental, de la estructura lingüística de ese individuo, entonces, Aquel Ser, mi amigo, sí que lo
hace realmente, de vez en cuando. Mas, según podrías percibirlo, la cantidad de seres a través de los
cuales se está realmente comunicando es muy, muy poca. Diríamos que se podrían contar con los
dedos de las dos manos.
Además, sí que hay muchos que reciben las formas de pensamiento de Aquel Ser, y muchos que
hacen un trabajo muy, muy bueno, transmitiendo esos dibujos mentales, esas imágenes, esos
pensamientos, en un lenguaje que consigue transmitir Su mensaje a tu mundo. ¿Esto te ayuda a este
respecto?
Respuesta: mucho.
Jeshua: lo importante es siempre esto: cualquiera que sirva como lo que ahora en tu mundo se
llama “canal”, tiene el mismo tipo de trabajo que afrontar constantemente, el mismo que cualquier
otro: el de cultivarse a sí mismo constantemente, el de rendirse, entregar, permitir, confiar, dejar ir,
dejar ir la consciencia egoica, dejar ir la necesidad de especialismo, manteniéndose observando
cómo se encuentra realmente. Y rendirse, rendirse, rendirse.
No soy el hacedor y el ejecutor.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

No soy el que sabe nada.


No necesito nada de nadie.
¿A quién necesito liberar de mis garras?
¿En qué medida puedo dominar el perdón?
Y todo el resto. Esto es lo primordial. Y, de hecho, la relación, la que por ejemplo tengo con este mi
querido hermano [Jayem], es una relación que acentúa en él su necesidad de practicar estas mismas
cosas.
También diríamos aquí que hacerlo es posible, y que Germain es uno de los que puede superar los
impedimentos que haya en la consciencia de otro ser, para que su forma de pensamiento sea bien
plantada, bien recibida. Así es que se trata de una especie de mutualidad. El canal siempre debe
verse involucrado en el mismo trabajo que todo el mundo, porque todo el mundo es un canal. Y
nada es manifestado a través de ellos salvo las frecuencias que estén permitiendo que hagan hogar
en su mente… y lo mismo con ellos también, con quienes canalicen a mi querido amigo, que
llamaríais Saint Germain… –aunque, donde nosotros moramos, algunas veces bromeamos sobre eso
de “San”–. Ahora bien, entonces, quienes Lo canalizan, no son diferentes de ti. Necesitan seguir
haciendo el mismo trabajo interior. Su meta no puede ser la de descansar, sino la de desear
continuamente ser la encarnación del Mismo Cristo –y no dormirse en los laureles, por así decirlo–.
Al mismo tiempo, ten por seguro que somos capaces de garantizar que la pureza de esa vibración
sea conservada. Porque, cuando no lo es, simplemente nos apartamos. Si la consciencia egoica
comienza a echar raíces en cualquier canal, entonces, simplemente, y por así decirlo, “la ponemos
en un estante”, y esperamos a más tarde. Y solo tú eres quien puede discernir si lo que ese ser habla
está fluyendo desde nosotros, o si es meramente la repetición de alguna cinta que ya ha sido
implantada en él. Entonces, habrían alcanzado ya un cierto límite en su propio crecimiento, y
nosotros habremos partido. Y eres muy consciente de ello. Es una vibración que sientes, incluso en
la estructura celular del cuerpo.
¿Te ayuda esto con respecto a la pregunta?
Respuesta: sí. Gracias.
Jeshua: ciertamente. ¿Tenéis entonces más preguntas?
Respuesta: No.
Jeshua: tened por seguro que en las próximas semanas llegarán a la superficie de la consciencia una
multitud de cuestiones que ni sabíais que existían.
Respuesta: seguro.
Jeshua: y solo por una razón: para que puedas abrazarlas con las respuestas que ya conoces. Y, así,
ser liberado del pasado.
Respuesta: Amén.
Jeshua: muy bien, entonces, como habéis dicho: Amén.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

Apéndice 1: breve nota sobre la Fundación que fundó Jayem y de la


cual se tuvo que separar
En la página web de Jayem (la página que es, recordemos, la de las enseñanzas originales), en este
enlace:

http://www.wayofmastery.com/pathway/way_of_mastery/3288.html

encontramos la siguiente información sobre el tema de la Fundación (solo parte del contenido de
dicha página, traducido):

«Bajo la guía de Jeshua, Jayem dejó de formar parte del Consejo directivo de la Fundación Shanti
Christo que él fundó.

» Dejó de formar parte de dicho Consejo a finales de los años 90, nunca imaginándose lo que les
podría llegar a suceder a esas preciosas Lecciones [los textos de la Vía], ¡ni tampoco imaginándose
todo lo que aún quedaba por desplegar antes de que el Camino fuera recorrido completamente!

» El libro actual de la Fundación, conocido como “Libro Azul”, y también como La vía de la
maestría, nunca fue autorizado por Jayem, que es la fuente y el propietario del copyright en los
EEUU de las cintas originales. Aunque él informó a las pocas personas del Consejo que debía ser
llamado la “Trilogía de la Mente Crística" (Christ Mind Trilogy) y que, de ser publicada, debía serlo
en tres volúmenes separados, su palabra fue rechazada.

» El “libro azul” comenzó siendo un borrador utilizado por quien hizo de agente para buscar un
editor. No había acuerdo con Jayem de que el libro fuera publicado así, en un solo volumen y con
ese título. Fue publicado sin su conocimiento, y por otros que tristemente eligieron violar simples
acuerdos y evitar y rechazar la comunicación con él.

» Tristemente también, la versión editada deja fuera las notables secciones de preguntas y
respuestas que forman parte de los audios originales. Y hay algunos errores claros de edición en el
texto que realmente socavan las enseñanzas puras de Jeshua. Tampoco ofrece a los que lo adquieren
una historia verdadera sobre su existencia, y, más importante aún, su lugar en el contexto más
amplio de la visión de Jeshua.

» Afortunadamente los tres volúmenes originales fueron publicados por Jayem en Australia. Él
mantiene el copyright de los audios originales.

» Tristemente unas pocas personas por su cuenta –y probablemente con un comprensible fervor por
compartir esas enseñanzas– realmente efectuaron una bifurcación de la visión original de Jeshua,
pues los textos y el resto del camino estaban destinados a ser uno solo.

» De forma igualmente desafortunada, todo intento de comunicar con el Consejo de la Fundación


fue rechazado repetidamente.

» Jayem nos pide a todos “pasar por alto” las elecciones de unos pocos para ir hacia una visión
mayor, y simplemente moverse en esa dirección, ya que la Vía se basta a sí misma.

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La vía del corazón Jayem - Jeshua (primer libro de La vía de la maestría)

» Y, aunque no fuera autorizado, el libro azul ha ayudado a que algunos de los materiales de la vía
hacia la maestría de Jeshua lleguen a algunas personas».

El siguiente mensaje de Jayem cierra la anterior nota informativa sobre dicha bifurcación:

«Mi oración sincera y paciente es que el Consejo de Directores de la Fundación llegue a ver el error
de sus procedimientos y simplemente elija regresar a su propósito original. Pero la Fundación solo
es un instrumento. ¡La Visión del Camino en la Vía de la Maestría –en toda su profundidad y
amplitud– está claramente viva! La Expiación, la Reconciliación, trasciende cualquier organización
u opinión, y lo que es históricamente cierto sobre todo esto sigue siendo simplemente cierto».

–Jayem

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