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APERTURA Y PERMEABILIZACIÓN MANUAL DE LA VÍA AÉREA; El manejo de la vía aérea constituye

la primera prioridad en la atención de todo paciente, el uso de cualquiera de los métodos de


control de esta requiere de mantener la cabeza alineada y en lo posible hacer coincidir los ejes del
cuerpo, traqueal y laríngeo. La presencia de trauma, por otro lado, requiere del control simultáneo
de la columna cervical, la cual debe mantenerse en posición neutra sin hiperextensión del cuello,
pues ello está contraindicado ya que debemos asumir que todo traumatizado puede tener una
lesión a nivel cervical. En una víctima con alteración del estado de conciencia, el descenso de la
lengua constituye la causa más común de obstrucción de la vía aérea. Por ello, siempre se deben
realizar las maniobras necesarias para abrirla o desobstruirla

Métodos para el control de la vía aérea.


• Manuales.
• No manuales. - Mecánicos. – Transtraqueales
Métodos manuales. Son los métodos que podemos realizar con nuestras manos, sin necesidad de
recursos, están disponibles en todo momento. “A pesar de ser sencillos, su realización de forma
eficaz puede salvar la vida”.

Métodos manuales. • Extensión de la cabeza y elevación del mentón.


• Elevación de la mandíbula.
• Elevación del mentón.
Extensión de la cabeza y elevación del mentón Con la cabeza alineada, ponemos una mano sobre
la frente y la otra en la parte ósea de la mandíbula, luego extendemos la cabeza y
simultáneamente desplazamos la mandíbula hacia arriba con ligero movimiento hacia atrás. Esto
levanta la lengua hacia delante separándola de la vía aérea y mantiene la boca ligeramente
abierta, por otro lado, la extensión de la cabeza hace que se pongan en línea el eje del cuerpo con
el de la laringe y la boca y también produce apertura de la misma

Elevación de la mandíbula En los casos en que exista trauma facial, de la cabeza y/o cuello (alta
sospecha de lesión de columna) debe mantenerse la columna cervical en una posición neutral
alineada. Por lo que la siguiente maniobra es la indicada en estos casos. La maniobra de elevación
de la mandíbula permite al socorrista abrir la vía aérea con ausencia o con mínimo movimiento de
la cabeza y de la columna cervical. Por estar unida anatómicamente a la mandíbula, al levantar
esta, la lengua también se desplaza hacia delante y desobstruye la vía aérea. (Colóquese por
detrás y ponga sus dedos en la parte inferior de la mandíbula, los 5tos dedos en sus ángulos y
levántela, puede auxiliarse si sitúa los primeros dedos sobre los pómulos), la mandíbula se empuja
anteriormente y en dirección caudal. Es mejor que la maniobra sea realizada por 2 personas (uno
estabiliza la columna y otro abre las vías aéreas). En otra variante, un solo socorrista puede fijar la
cabeza colocándose a horcajadas sobre la frente de la víctima y con los muslos impedir sus
movimientos de cabeza y cuello.

Elevación del mentón La maniobra de elevación del mentón (Fig. 2-4) constituye otra forma de
abrir la vía aérea de un paciente con sospecha de lesión de la columna cervical. Este método es
ideal para resolver una variedad de obstrucciones anatómicas de la vía aérea en pacientes que
están respirando espontáneamente. Con esta técnica, también se desplaza la parte baja de la
mandíbula hacia delante y ligeramente caudal mueve la lengua hacia delante, fuera de la vía aérea
y provoca su apertura. Los dedos de una mano se colocan debajo de la mandíbula, la cual se
fracciona delicadamente hacia arriba, para desplazar al mentón hacia arriba, el pulgar de la misma
mano deprime ligeramente el labio inferior para abrir la boca, “se hala la mandíbula”. Las
maniobras de elevación mandibular y del mentón son modificaciones de las destrezas
convencionales que permiten al rescatador prevenir el movimiento de la columna cervical
mientras se maneja la vía aérea.

Evaluación de la respiración Una vez permeabilizada la vía aérea, evaluamos la respiración. Esto
se realiza acercándonos al paciente y con el oído cerca de la boca (5 cm) y la vista en dirección al
tórax, utilizamos los sentidos de la vista, oído y el tacto para mirar, escuchar y sentir la entrada o
salida de aire de los pulmones, (por ello se llama maniobra del MES) durante un intervalo de 10
segundos (Fig. 2-5), no podemos olvidar que previamente hay que extender la cabeza para que la
lengua desobstruya las vías aéreas si no hay trauma y de existir este, es necesario el uso de otras
técnicas específicas.

Resumen de las maniobras para evaluar la respiración. Mire: • Movimientos del tórax (simetría).
• Frecuencia respiratoria. • Uso de músculos del cuello, abdomen, brazos para respirar (anormal).
• Cianosis (coloración azulada). • Fluidos o secreciones en la boca. • Trauma (cara, cuello, tórax).
Escuche: • Sonidos respiratorios al entrar o salir aire. • Ruidos anormales (estridor, sibilancias). •
Puede o no hablar. Calidad de la voz. Sienta: • Movimiento de aire en su mejilla. • Movimientos
del tórax (con las manos). • Aire debajo de la piel del paciente, lo cual produce crepitación (con las
manos). • Posición de la traquea (con las manos)

Si luego de realizar la maniobra, comprobamos que la víctima no respira (apnea) planteamos 2


posibilidades: Primera: Las vías aéreas están obstruidas, para hacer la diferenciación con la
segunda, se dan dos insuflaciones de rescate, si no pasa el aire, reposicionamos la cabeza para
reabrir las vías aéreas y repetimos las insuflaciones, en el caso de obstrucción, el aire no penetrará
en los pulmones (ver más adelante “Obstrucción vías aéreas”). Segunda: Si el aire pasa a los
pulmones, pero el individuo no respira espontáneamente, estamos en presencia de un paro
respiratorio (ver capítulo 4 “Reanimación”). Cuando el paciente respira o habla, reconocemos que
las vías aéreas están permeables y hay suficiente circulación y oxigenación como para mantener
una aceptable función neurológica. No obstante, puede que el individuo respire, pero no de
manera eficiente o tenga un patrón o ritmo anormales que imposibiliten mantener la vida por
períodos de tiempo prolongados y en este caso siempre debemos apoyar la ventilación.

Como se señaló, la frecuencia varía con la edad, cifras por encima de lo normal (adulto > 20 x min.)
se le denomina polipnea y a valores por debajo (adulto < 10 x min.) bradipnea. Se conoce como
disnea, a la percepción consciente de una dificultad respiratoria, que desde el punto de vista
objetivo puede asociarse a polipnea o bradipnea, producirse en la inspiración o la espiración o
manifestarse como una alteración en el ritmo de la respiración. La disnea es el síntoma casi
siempre presente cuando existe una insuficiencia respiratoria. Toda insuficiencia respiratoria
aguda considérela una emergencia médica y trátela inmediatamente. ¿Cuáles son los ritmos
respiratorios anormales que indican dificultad en la ventilación? Los siguientes gráficos nos
permiten comparar el patrón normal con los ritmos anormales.

Ritmo normal: Frecuencia y profundidad estables


Ritmo anormal: Las inspiraciones aumentan de frecuencia e intensidad, luego descienden y
aparece la parada respiratoria (apnea) entre cada ciclo de respiraciones. Ello es conocido como
respiración de Cheyne –Stokes y se observa en algunos tipos de coma, en la hemorragia cerebral,
la insuficiencia cardíaca y la hipoxia (Es la ausencia de oxígeno suficiente en los tejidos como para
mantener las funciones corporales.)

Ritmo anormal: Un grupo de inspiraciones intensas y rápidas precede una apnea. Esta es conocida
como respiración de Biot y se observa en la meningitis, tumores cerebrales y en las hemorragias
cerebrales.

Ritmo anormal: La respiración se mantiene profunda, rápida, regular y mantenida


(hiperventilación neurogénica); indica grave lesión del cerebro, por ejemplo en la enfermedad
cerebrovascular y el trauma

Ritmo anormal: La respiración es totalmente irregular, con períodos variables de parada


(respiración atáxica), las inspiraciones pueden ser profundas o superficiales, no garantiza una
oxigenación adecuada y evolucionará al paro respiratorio.

Signos de insuficiencia respiratoria grave


• Polipnea (frecuencia respiratoria elevada).
• Agitación de la cabeza con cada respiración.
• Disnea e imposibilidad para hablar.
• Respiración entrecortada o en gruñidos.
• Aleteo nasal.
• Estridor (sonido grueso) de la laringe.
• Tiraje (depresión de los músculos con la respiración) debajo o entre las costillas o por encima
de la clavícula.
• Uso de músculos accesorios (cuello, brazos) para respirar.
• Cianosis (coloración azulada de dedos, nariz).
• Disnea y sudoración o sensación de agotamiento.
• Pulso paradójico que asciende y desciende.
• Distensión abdominal con la respiración torácica.

Limpieza de las vías aéreas Las vías aéreas deben mantenerse siempre limpias, comúnmente la
sangre y el vómito obstaculizan una adecuada ventilación; en estos casos, debemos aspirar o
extraer manualmente los cuerpos extraños y las secreciones. La limpieza de las vías aéreas incluye
la boca, la orofaringe y la tráquea, con ello se persiguen los siguientes objetivos:
• Garantizar una adecuada ventilación.
• Evitar la broncoaspiración (entrada de cualquier sustancia a las vías aéreas).

Si durante la maniobra de RCPC, líquidos o cuerpos extraños dificultan la ventilación, podemos


transitoriamente voltear la cabeza a un lado o utilizar la pinza digital para hacer la extracción
manual (en caso de trauma voltear el paciente en bloque para proteger la columna). Existen
dispositivos, como la pinza de Magill, que permiten retirar cuerpos extraños con mayor facilidad y
para el caso de líquidos, las sondas de aspiración que, conectadas a una aspiradora (de la cual
existen múltiples tipos), facilitan la extracción de sangre, secreciones y vómito. De existir
posibilidades de broncoaspiración, el paciente debe ser idealmente hiperventilado antes de la
aspiración, la cual no debe demorar más de 10 seg. (lo podemos medir con el tiempo en que el
rescatador necesite de una nueva inspiración), ya que la aspiración de alto flujo eliminará el aire
de la faringe y la tráquea lo que compromete la ventilación alveolar.

Principales técnicas para apertura de la boca y limpieza manual

Maniobra de barrido: Uno o dos dedos, (que pueden cubrirse con un trozo de gasa o tela), se
introducen en la boca y la faringe para limpiarlas, las sustancias líquidas con los dedos índice y
medio, los cuerpos sólidos con el índice curvado o junto con el medio en forma de pinza. Con el
enfermo boca arriba, ábrale la boca, sosténgale la lengua y la mandíbula entre el dedo pulgar
(dentro de la boca) y el resto por fuera (ello de por sí desobstruye las vías respiratorias),
introduzca el dedo índice de la otra mano en la cavidad bucal y cuidadosamente explore la faringe,
si encuentra cuerpos extraños, extráigalos (puede auxiliarse con el dedo medio) No haga fuerza
hacia abajo. (Fig. 2-11). “De forma general, esta maniobra no debe realizarse a menos que usted
vea el objeto o el material sólido”.

Maniobra de los dedos cruzados: Utilizada cuando la mandíbula está moderadamente relajada o
flácida; colóquese a un lado o detrás de la cabeza de la víctima, introduzca su dedo índice por la
comisura de la boca y manténgalo presionado contra los dientes superiores, a continuación
presione con el pulgar cruzado sobre el índice contra los dientes inferiores, forzando de este modo
la apertura de la boca a fin de dejar espacio suficiente para la aspiración. Asegúrese de que
introduce los dedos lo más lateral posible en la boca del paciente.

Maniobra del dedo detrás de los dientes: Para cuando la mandíbula esté apretada, introduzca el
dedo índice entre la mejilla y los dientes del paciente y haga cuña con la punta del índice, por
detrás de los últimos molares.

Maniobra de elevación de la lengua y la mandíbula: Para cuando la mandíbula esté


completamente flácida, coloque el pulgar dentro de la garganta, con la punta del mismo eleve la
base de la lengua, con otros dedos agarre la mandíbula a la altura de la barbilla y elévela hacia
delante (esta maniobra puede además utilizarse para abrir las vías aéreas).

Métodos no manuales para mantener la vía aérea La mayoría no se emplean de forma rutinaria
ya que se necesita de algunos medios y equipos que comúnmente no están a disposición de los
socorristas fuera de los centros de salud; sin embargo, en general, son técnicas poco complejas y
deben conocerse pues los medios pueden estar en algunos botiquines de emergencia en centros
de trabajo, estudio, etc. A continuación, comentaremos las más utilizadas.
A- Métodos mecánicos: Los diferentes dispositivos básicos utilizados para mantener abierta
la vía aérea comprenden:

Dispositivos básicos: • Cánulas orofaríngeas (más utilizadas en nuestro medio, fáciles de colocar).
• Cánulas nasofaríngeas.

Dispositivos avanzados: • Combitubo. • Obturador esofágico y sus variantes. • Máscara laríngea.


• Tubo endotraqueal (TET).

B- Métodos quirúrgicos: • Punción percutánea de la tráquea. • Cricotiroidotomía. •


Traqueostomía.

Los métodos quirúrgicos (transtraqueales) están indicados cuando, con los mecánicos, no es
posible asegurar una vía aérea. Todos presuponen una comunicación directa de la tráquea a la
atmósfera y se mencionarán sólo para conocimiento general pues no son técnicas para socorristas,
aunque la punción percutánea puede realizarse como última opción ante las siguientes
indicaciones:

• Obstrucción de la laringe o faringe por cuerpo extraño.


• Edema (inflamación o hinchazón) laríngeo.
• Fractura de laringe.
Cánula orofaríngea Es comúnmente la variante más utilizada, la cánula orofaríngea, sujeta la
lengua hacia delante y permite mantener la vía aérea abierta para ventilar un paciente que no está
respirando o que está inconsciente y no tiene reflejo nauseoso. Cuando se inserte este
dispositivo, la lengua no debe ser empujada hacia la faringe (abajo) pues causaría más obstrucción.
Para prevenir esto, el socorrista inserta su pulgar dentro de la boca manteniendo la lengua contra
el suelo de la boca, simultáneamente eleva la mandíbula manteniendo la lengua fuera del trayecto
de la vía aérea. Seleccione el tamaño correcto (coloque la cánula al lado del paciente, el tamaño
correcto es el que va desde el centro de la boca del paciente al ángulo de su mandíbula). Para
insertarla, abra la vía aérea por los métodos conocidos, lubrique la cánula y colóquela sobre la
lengua, la cual debe mantenerse desplazada anteriormente; ubique la punta distal dirigida
posteriormente y ligeramente lateral (en dirección al paladar, la punta no debe enganchar a la
lengua al ser insertada), para terminar, se introduce y se gira lateralmente de forma tal que su
extremo distal quede frente a la laringe

Complicaciones:
• Inducción del vómito.
• Broncoaspiración.
• Obstrucción si se coloca inadecuadamente.
• No usar en presencia de reflejo nauseoso.

Cánula orofaríngea con balón Similar a la anterior, pero con un balón distal y un conectador
universal en el extremo proximal que permite la conexión a cualquier sistema de ventilación, tras
inflarse el balón, sella la faringe, desplaza más la base de la lengua, eleva la epiglotis y la separa de
la faringe posterior, puede ser usada en RCPC pero no se recomienda para ventilación controlada
por no sellar completamente la vía aérea.
Cánula nasofaríngea Tiene el mismo principio y objetivo que la cánula orfaríngea, su ventaja es la
utilización en pacientes que conservan el reflejo del vómito (generalmente más despiertos) pues
es mejor tolerada por ellos. Para su colocación, un rescatador mantiene la inmovilización alineada
de la cabeza si existe trauma y un segundo socorrista se arrodilla a nivel del tórax superior frente a
la cabeza del paciente y examina las fosas nasales, para seleccionar el orificio más grande, la vía
menos desviada (usualmente la derecha) y que no tenga pólipos o fracturas que la obstruyan;
luego, se selecciona la cánula apropiada, se lubrica la punta, y se coloca suavemente en dirección
anteroposterior a través del orificio nasal seleccionado siguiendo el piso de la cavidad nasal
directamente a la nasofaringe posterior y no hacia arriba.

Su menor diámetro, limita la aspiración de vómitos, secreciones o sangre. Una posible


complicación es el trauma nasal y no debe ser insertada si encontramos resistencia al introducirla.

Tubos con obturador esofágico Los tubos con obturador esofágico se utilizan solamente en
pacientes inconscientes sin reflejo nauseoso. Estos dispositivos, consisten en una máscara que se
continúa en un tubo con cuff (al que se le insufla 30 mL de aire), que termina cerrado, este sella el
esófago para impedir el vómito y el escape de aire al estómago, la ventilación es brindada a través
de una bolsa conectada a la máscara.

Sin embargo, algunos inconvenientes como volúmenes ventilatorios bajos, dificultad para
mantener el sellaje adecuado de la máscara a la cara, la ausencia de aislamiento de la tráquea lo
que deja abierta la posibilidad de aspiración y la colocación inadvertida en la tráquea; lo han
hecho objeto de controversia y no son variantes de primera elección. A este dispositivo se le han
realizado modificaciones como son: Colocación de un segundo balón (se le insuflan 100 mL de
aire) en la parte superior lo que sella las vías superiores, otro tubo comunica el exterior (Ej. Una
bolsa con reservorio de O2 ) con el espacio frente a la laringe, lo que permite la ventilación. Otra
modificación consiste en la apertura del extremo cerrado (a nivel del esófago), por donde se
introduce una sonda con el objetivo de aspirar el esófago.

Máscara laríngea Consiste en un tubo con una pequeña máscara que se coloca a la entrada de la
laringe, se inserta colocando su extremo distal en el esófago y permitiendo que el orificio de salida
de aire quede delante de la glotis, luego se insufla y los bordes que rodean la laringe sellan las
zonas laterales impidiendo la fuga de aire y permitiendo la ventilación; en su otro extremo, puede
conectarse a una bolsa.

La intubación endotraqueal es el método más efectivo de todos los anteriores, pues permite
ventilar directamente los pulmones, con sellaje total de la vía aérea. Esta técnica debe ser
considerada como de elección en los casos de pacientes graves y debe constituir la primera opción
para la resucitación avanzada. De los métodos quirúrgicos, solamente la punción percutánea de la
tráquea, es considerada como técnica prehospitalaria aceptada, pues con relación a las otras, casi
no origina sangramiento, es de fácil realización y necesita de poco entrenamiento. Su
procedimiento consiste en insertar un trócar número 16 o de mayor calibre directamente en la luz
de la tráquea, a través de la membrana cricotiroidea (entre los cartílagos tiroides y cricoides) o
directamente a las paredes de la tráquea. El trócar se conecta a una jeringuilla y es insertado en
ángulo de 45 grados con relación a la piel sobre la tráquea y se avanza en dirección a los pies del
paciente, debemos aspirar constantemente la jeringuilla, pues cuando obtengamos aire, estamos
en la vía aérea (tenga cuidado de no lesionar la pared posterior de la tráquea), luego la aguja guía
de metal es extraída y la vaina del trócar es conectada a una fuente de oxígeno. La administración
de oxígeno se realiza a la frecuencia de 1 seg. de insuflación y 4 seg. de deflación; de esta forma,
podemos mantener una oxigenación aceptable, aunque por un tiempo limitado (entre 30-45
minutos).

TEMA III: VENTILACIÓN MECÁNICA. 1) DEFINICIÓN. La VM es un procedimiento de respiración


artificial que sustituye o ayuda temporalmente a la función ventilatoria de los músculos
inspiratorios. No es una terapia, es una intervención de apoyo, una prótesis externa y temporal
que ventila al paciente mientras se corrige el problema que provocó su instauración. 2)
OBJETIVOS. a) Objetivos fisiológicos: ¾ Mantener, normalizar o manipular el intercambio gaseoso:
• Proporcionar una ventilación alveolar adecuada. • Mejorar la oxigenación arterial. ¾
Incrementar el volumen pulmonar: • Abrir y distender la vía aérea y unidades alveolares. •
Aumentar la capacidad residual funcional, impidiendo el colapso alveolar y el cierre de la vía aérea
al final de la espiración. ¾ Reducir el trabajo respiratorio: • Descargar los músculos ventilatorios.
b) Objetivos clínicos: ¾ Revertir la hipoxemia. ¾ Corregir la acidosis respiratoria. ¾ Aliviar la disnea
y el sufrimiento respiratorio. ¾ Prevenir o resolver atelectasias. ¾ Revertir la fatiga de los músculos
respiratorios. ¾ Permitir la sedación y el bloqueo neuromuscular. ¾ Disminuir el consumo de O2
sistémico o miocárdico. ¾ Reducir la presión intracraneal. ¾ Estabilizar la pared torácica.
Conocimientos Básicos Ventilación Mecánica 6 3) INDICACIONES. Lo más importante a la hora de
tomar cualquier decisión es la observación continua del enfermo y su tendencia evolutiva. Por lo
tanto, la indicación de intubar o ventilar a un paciente es generalmente una decisión clínica
basada más en los signos de dificultad respiratoria que en parámetros de intercambio gaseoso o
mecánica pulmonar, que sólo tienen carácter orientativo. Se valoran principalmente los siguientes
criterios: (a) Estado mental: agitación, confusión, inquietud. (b) Excesivo trabajo respiratorio:
Taquipnea, tiraje, uso de músculos accesorios, signos faciales. (c) Fatiga de músculos inspiratorios:
asincronía toracoabdominal, paradoja abdominal. (d) Agotamiento general de paciente:
imposibilidad de descanso o sueño. (e) Hipoxemia: Valorar SatO2 (< 60 mmHg) con aporte de O2.
(f) Acidosis: pH < 7.25. (g) Hipercapnia progresiva: PaCO2 > 50 mmHg. (h) Capacidad vital baja. (i)
Fuerza inspiratoria disminuida. 4) EQUIPO NECESARIO PARA LA VM. ‰Para la intubación ƒ Tubo
endotraqueal (TET): el tamaño depende de la edad y de la vía de entrada (boca, nariz). Tiene balón
en adultos y algunos pediátricos. ƒ Fiadores de distinto calibre. ƒ Laringoscopio con palas de
distintos tamaños y curvaturas. ƒ Pinza de Maguill. ƒ Jeringa para insuflar el balón. ƒ Sistema de
fijación del tubo (por ejemplo: Haid •). ‰Equipo de apoyo ƒ Ambú con reservorio y conexión a
caudalímetro. ƒ Dos fuentes de O2 : Una para el ventilador y otra para el ambú. ƒ Equipo de
aspiración (estéril) y aspirador. ƒ Cánula de Guedell. ƒ Manómetro de balón: inflable para medir la
presión del mismo. ƒ Pilas de repuesto para el laringoscopio. TEMA IV: VENTILADOR MECÁNICO. 1)
Reseña histórica y perspectiva futura. El concepto de respiración artificial fue esbozado en el siglo
XVI por Andreas Vesalius, pero ha sido a partir del siglo XX cuando se ha extendido como
modalidad terapéutica. Los primeros aparatos creaban una presión negativa alrededor del tórax
estando el paciente encerrado en un cajón, aislado del exterior e inmovilizado. A partir de 1952,
gracias a los avances de biofísica (mecánica, fluida, neumática y electrónica), así como a la difusión
de la laringoscopia y la implantación de unidades de cuidados intensivos, comienzan a
desarrollarse respiradores de presión positiva. En la actualidad disponemos de ventiladores con
distintos programas adaptables a las necesidades y circunstancias del paciente, que permiten una
mejor monitorizaión de los Conocimientos Básicos Ventilación Mecánica 7 parámetros
respiratorios y ocasionan el menor impacto sobre el parénquima pulmonar y sistema
cardiovascular. 2) Definición. Máquina que ocasiona entrada y salida de gases de los pulmones. No
tiene capacidad para difundir los gases, por lo que no se le debe denominar respirador sino
ventilador. Son generadores de presión positiva intermitente que crean un gradiente de presión
entre la vía aérea y el alveólo, originando así el desplazamiento de un volumen de gas. 3)
Clasificación. Se clasifican en función del mecanismo de ciclado (ciclado: sistema por el que cesa la
inspiración y se inicia la fase inspiratoria pasiva): a. Ciclados por presión: Cuando se alcanza una
presión prefijada en las vías aéreas se abre la válvula espiratoria y cesa el flujo inspiratorio.
Generan baja presión y pequeña resistencia interna. Su principal inconveniente está en que
cuando varían las características mecánicas del paciente (compliance, resistencia) cambia el
volumen entregado. b. Ciclados por volumen: Se finaliza la insuflación cuando se ha entregado el
volumen programado. Genera alta presión y elevada resistencia interna para proteger al pulmón.
Su inconveniente es que si cambian las características mecánicas del paciente (aumento de
resistencia por broncoespasmo, disminución de distensibilidad por EAP), se produce un aumento
de la presión intratorácica ocasionando riesgo de barotrauma. c. Ciclados por tiempo: se mantiene
constante el tiempo inspiratorio, variando por tanto el volumen que se entrega y la presión que se
genera. d. Ciclados por flujo: el paso a la fase espiratoria ocurre cuando el flujo cae por debajo de
un valor determinado. Su inconveniente es que pueden no entregarse volúmenes suficientes y no
alcanzar frecuencias respiratorias adecuadas. b) Fases en el ciclo ventilatorio. 1.Insuflación. El
aparato genera una presión sobre un volumen de gas y lo moviliza insuflándolo en el pulmón
(volumen corriente) a expensas de un gradiente de presión. La presión máxima se llama presión de
insuflación o presión pico (Ppico). 2.Meseta. El gas introducido en el pulmón se mantiene en él
(pausa inspiratoria) durante un tiempo para que se distribuya por los alvéolos. En esta pausa el
sistema paciente-ventilador queda cerrado y en condiciones estáticas; la presión que se mide en la
vía aérea se denomina presión meseta o presión pausa, y se corresponde con la presión alveolar
máxima y depende de la distensibilidad o compliance pulmonar (La compliance es una resistencia
elástica que viene dada por la oposición a la deformación que ofrecen estructuras como el pulmón
y la caja torácica). 3.Deflación. El vaciado del pulmón es un fenómeno pasivo, sin intervención de
la máquina, causado por la retracción elástica del pulmón insuflado. Los respiradores incorporan
un dispositivo que mantiene una presión positiva al final de la espiración para evitar el colapso
pulmonar, es lo que conocemos por PEEP (Positive End Expiratory Pressure). Conocimientos
Básicos Ventilación Mecánica 8 TEMA V: COMPONENTES DE LA TÉCNICA DE VM. 1. Componentes
primarios. 1.1. Modos de ventilación: Relación entre los diversos tipos de respiración y las
variables que constituyen la fase inspiratoria de cada respiración (sensibilidad, límite y ciclo).
Dependiendo de la carga de trabajo entre el ventilador y el paciente hay cuatro tipos de
ventilación: mandatoria, asistida, soporte y espontánea. 1.2. Volumen: En el modo de ventilación
controlada por volumen, se programa un volumen determinado (circulante o tidal) para obtener
un intercambio gaseoso adecuado. Habitualmente se selecciona en adultos un volumen tidal de 5-
10 ml/Kg. 1.3. Frecuencia respiratoria: Se programa en función del modo de ventilación, volumen
corriente, espacio muerto fisiológico, necesidades metabólicas, nivel de PaCO2 que deba tener el
paciente y el grado de respiración espontánea. En los adultos suele ser de 8-12/min. 1.4. Tasa de
flujo: Volumen de gas que el ventilador es capaz de aportar al enfermo en la unidad de tiempo. Se
sitúa entre 40-100 l/min, aunque el ideal es el que cubre la demanda del paciente. 1.5. Patrón de
flujo: Los ventiladores nos ofrecen la posibilidad de elegir entre cuatro tipos diferentes: acelerado,
desacelerado, cuadrado y sinusoidal. Viene determinado por la tasa de flujo. 1.6. Tiempo
inspiratorio. Relación inspiración-espiración (I:E). El tiempo inspiratorio es el período que tiene el
respirador para aportar al enfermo el volumen corriente que hemos seleccionado. En condiciones
normales es un tercio del ciclo respiratorio, mientras que los dos tercios restantes son para la
espiración. Por lo tanto la relación I:E será 1:2. 1.7. Sensibilidad o Trigger: Mecanismo con el que el
ventilador es capaz de detectar el esfuerzo respiratorio del paciente. Normalmente se coloca entre
0.5-1.5 cm/H2O 1.8. FiO2: Es la fracción inspiratoria de oxígeno que damos al enfermo. En el aire
que respiramos es del 21% o 0.21. En la VM se seleccionará el menor FIO2 posible para conseguir
una saturación arterial de O2 mayor del 90%. 1.9. PEEP: Presión positiva al final de la espiración.
Se utiliza para reclutar o abrir alveolos que de otra manera permanecerían cerrados, para
aumentar la presión media en las vías aéreas y con ello mejorar la oxigenación. Su efecto más
beneficioso es el aumento de presión parcial de O2 en sangre arterial en pacientes con daño
pulmonar agudo e hipoxemia grave, además, disminuye el trabajo inspiratorio. Como efectos
perjudiciales hay que destacar la disminución del índice cardíaco (por menor retorno venoso al
lado derecho del corazón) y el riesgo de provocar un barotrauma. Sus limitaciones más
importantes son en patologías como: shock, barotrauma, asma bronquial, EPOC sin
hiperinsuflación dinámica, neumopatía unilateral, hipertensión intracraneal. 2. Componentes
secundarios. 2.1. Pausa inspiratoria: Técnica que consiste en mantener la válvula espiratoria
cerrada durante un tiempo determinado; durante esta pausa el flujo inspiratorio es nulo, lo que
permite una distribución más homogénea. Esta maniobra puede mejorar las condiciones de
oxigenación y ventilación del enfermo, pero puede producir aumento de la presión intratorácica.
Conocimientos Básicos Ventilación Mecánica 9 2.2. Suspiro: Es un incremento deliberado del
volumen corriente en una o más respiraciones en intervalos regulares. Pueden ser peligrosos por
el incremento de presión alveolar que se produce. 3. Componentes monitorizados. 3.1. Volumen:
En la mayoría de los respiradores se monitoriza tanto el volumen corriente inspiratorio como el
espiratorio. La diferencia depende del lugar de medición, existencia de fugas y volumen
compresible (volumen de gas que queda atrapado en las tubuladuras en cada embolada). 3.2.
Presión: Los respiradores actuales nos permiten monitorizar las siguientes presiones: 3.2.1. Ppico
o Peak: es la máxima presión que se alcanza durante la entrada de gas en las vías aéreas. 3.2.2.
Pmeseta o Plateau: Presión al final de la inspiración durante una pausa inspiratoria de al menos
0.5 segundos. Es la que mejor refleja la P alveolar. 3.2.3. P al final de la espiración: Presión que
existe en el SR al acabar la espiración, normalmente es igual a la presión atmosférica o PEEP. 3.2.4.
AutoPEEP: Presión que existe en los alveolos al final de la espiración y no visualizada en el
respirador.

Oxigenoterapia En condiciones normales, el aire atmosférico tiene una concentración de oxigeno


de un 21 % y el aire espirado un 16-17 %, el cual si bien no es el ideal, puede permitirnos una
oxigenación mínima para mantener la reanimación cardiopulmocerebral (RCPC) hasta la llegada de
apoyo vital avanzado. El aporte de oxígeno es vital en todos los pacientes con emergencias, tanto
médicas como traumáticas. Constituye una forma sencilla de prevenir complicaciones y de
garantizar que la reanimación tenga mejor calidad.

Formas de administrarlo:
Suplementario: A través de un catéter nasal o máscara, si la frecuencia respiratoria se encuentra
entre 10 y 12 resp/min o entre 20 y 30 resp/min.
Asistido o controlado: A través de ventiladores mecánicos, si la frecuencia respiratoria se
encuentra por debajo de 10 resp/minuto o por encima de 30 resp/min. Este método es el utilizado
por los sistemas de emergencia médica móvil, servicios de urgencia o unidades de terapia. Los
sistemas para el suministro de oxígeno pueden clasificarse en: De bajo flujo, en los cuales el
suministro de oxígeno garantiza una parte del volúmen del gas inspirado, el oxígeno se diluye con
el aire ambiental por lo que su concentración varía en el tiempo y con cada inspiración y los de
alto flujo los cuales proveen todo el volúmen de gas que el paciente necesita y aporta una
concentración constante independientemente de los cambios del patrón respiratorio.

Métodos de oxígenoterapia y concentraciones de oxígeno que se logran:


• SONDA NASAL. (1-6 L/min) = (24-45 % oxígeno). Con este dispositivo, el oxígeno se mezcla con el
aire inspirado en la faringe, la concentración del gas dependerá de los litros por minuto (flujo) y la
cantidad de aire inspirado. La sonda debe cambiarse de fosa nasal al menos cada 8 horas.

BOCA A MASCARILLA. (10 L/min) = (50 % oxígeno).


• TENEDOR DE OXÍGENO. (1-6 L/min) = (24-30 % oxígeno).

• MASCARILLA FACIAL SIMPLE. No tiene válvula ni bolsa reservorio. (8-10 L x min) = (40-60 %
oxígeno). Es bien tolerada, se recomienda el flujo antes indicado ya que con menos de 5 L/min el
aire espirado se acumula y no favorece adecuada oxigenación.

• MÁSCARA FACIAL CON SISTEMA VENTURI. Es un sistema de alto flujo que permite regular la
concentración de oxígeno a 24, 28, 35 y 40 % para lo cual consta de un dispositivo a donde va
conectado el oxígeno.
• MÁSCARA FACIAL CON RESERVORIO NO RECIRCULANTE CON ALTO FLUJO DE OXÍGENO. (10- 15
L/min) = (90-100 % oxigeno). Tiene la ventaja que acumula oxígeno durante la fase que no se
respira lo que incrementa su concentración en el aire inspirado. Un flujo de 6 L/min brinda una
concentración del 60 %, lo que se incrementa en un 10 % con cada litro aumentado.

• MÁSCARA O TUBO ENDOTRAQUEAL A BOLSA con reservorio de oxígeno. (10-15 L/min) = (90-
100 % oxígeno).
• VÁLVULA A DEMANDA. Puede llegar a concentraciones del 90 al 100 % según la fuente.

La oxígenoterapia es un componente esencial de la resucitación y otras condiciones de


emergencia, por ello, el aporte de oxígeno siempre está indicado. Utilice concentraciones entre 6 y
9 L/min. Durante la RCPC el oxígeno debe administrarse al 100 %. Pacientes traumatizados con
frecuencias respiratorias menores de 12 o mayores de 20 tienen indicación de oxigenoterapia o
ventilación artificial.

Procedimiento para la oxígenoterapia


• Identifíquese al paciente, prepárelo psicológicamente, si está consciente.
• Recuerde que debe tener las manos limpias y de ser posible con guantes. Prepare el material y
equipo y llévelo al lado del paciente.
• Conecte el manómetro y el frasco lavador.
• Conecte un tramo de goma por un extremo al frasco lavador.
• Llene el frasco lavador con agua destilada y estéril hasta el nivel que indica la marca, si ésta no
existe llene el frasco hasta la mitad.
• Si va a utilizar una sonda, mida la distancia que hay entre la punta de la nariz del paciente hasta
el lóbulo de la oreja y márquela. Compruebe que los orificios de ésta no están obstruidos.
Humedezca la sonda con agua para que se deslice con suavidad e introdúzcala con mucha
suavidad hasta donde indica la medida hecha por usted y compruebe la posición correcta de la
punta de la sonda. Asegure la sonda con esparadrapo en la frente del paciente.
• Si se utiliza un tenedor o una mascarilla con reservorio el proceder es más sencillo, en la primera
coloque los extremos distales en cada fosa nasal y en el segundo la máscara debe cubrir la boca y
nariz.
• Abra la fuente de oxígeno inicialmente a 4-6 L x min. (concentración entre un 40-60 %), luego fije
los litros deseados.
• Fije la sonda o el tenedor o el tramo de goma a la camilla y deje suficiente longitud para que el
paciente mueva la cabeza.
• Asegure que el humidificador no tenga fuga.
• Acomode al paciente en posición semisentado.

Sondaje vesical
Indicaciones

Retención urinaria aguda o crónica; necesidad de evaluación precisa de la diuresis, p. ej.


horaria (en pacientes en estado grave, p. ej. inestables hemodinámicamente, o en pacientes
que no colaboran); hematuria con trombos en la vejiga; toma de muestras de orina para el
análisis, si no es posible obtenerla utilizando otros métodos; lesiones por presión u otras
heridas serias, cuya higiene adecuada no puede asegurarse por causa de incontinencia
urinaria, cuando otros métodos de eliminación de la orina resultan ineficaces; después de
traumatismos, si otros métodos de eliminación de la orina se asocian a un empeoramiento
del dolor; incontinencia urinaria, si no se puede proporcionar asistencia adecuada
y asegurar una correcta higiene del paciente utilizando otros métodos de eliminación de la
orina.

Contraindicaciones

Prostatitis aguda, estenosis significativa de la uretra, ruptura de la uretra (sospechar p. ej. en


traumatismos de pelvis).

Complicaciones

Lesión de la uretra, de la próstata, o del esfínter de la vejiga; infección.

Preparación del paciente

Consentimiento informado del paciente. Posición: hombres en decúbito supino con los
miembros inferiores rectos, mujeres en decúbito supino con los miembros inferiores
separados y flexionados en las rodillas.

Equipo

Sonda de Foley tamaño (generalmente) 18 French (F; 1 F = 1 Charriere [Ch] = 1/3 mm) en
hombres y 16 F en mujeres, gel con lidocaína, solución antiséptica, gasas estériles, guantes
estériles, paños estériles, jeringa de 10 ml, agua para inyección, colector para recoger la
orina.

Técnica
1. Sondaje en hombres. Tomar el pene con la mano, deslizar el prepucio y desinfectar.
Con ayuda de la tapa cónica introducir gel en la uretra, cubrir con gel el extremo de la
sonda. Verificar la estanqueidad del balón llenándolo con el agua para inyección,
a continuación vaciar el balón. Colocar el pene perpendicularmente al tronco, tirando
suavemente hacia arriba. Deslizar la sonda con movimientos fluidos por la uretra hasta que
aparezca flujo de orina. Luego llenar el balón y deslizar el prepucio. Conectar la sonda con
el colector y asegurarse de que la orina sigue fluyendo.

2. Sondaje en mujeres. Separar los labios menores, limpiar la salida de la uretra con una
gasa empapada de la solución antiséptica. Por medio de la tapa cónica introducir el gel a la
uretra, cubrir con gel el extremo de la sonda. Verificar la estanqueidad del balón llenándolo
con el agua para inyección, luego vaciar el balón. Deslizar la sonda a una profundidad de
10-12 cm o hasta que aparezca la orina, luego llenar el balón. Conectar la sonda con el
colector y asegurarse de que la orina sigue fluyendo. La resistencia que impide la
colocación de la sonda, sobre todo en los hombres, puede vencerse al usar una sonda de
mayor diámetro (20 F). En caso de fracaso, se puede probar la introducción de la sonda de
Tiemann, que es más rígida, tiene el extremo curvado y no tiene balón. Esta sonda debe ser
introducida con mucha precaución, con la parte curvada dirigida hacia arriba. Si no se logra
introducir la sonda en la uretra, llamar al urólogo.

Después del procedimiento

Mantener la sonda en la vejiga por el período de tiempo más corto posible. Desconectar el
drenaje solo para enjuagar la sonda. Tomar pequeñas muestras de orina punzando con una
aguja estéril el —previamente desinfectado— extremo distal de la sonda. Tomar las
muestras de mayor volumen del colector, después de desinfectar el lugar de unión del
sistema de sonda-drenaje-colector. No reemplazar la sonda en intervalos de tiempo fijados
arbitrariamente. Reemplazar la sonda obstruida (si el lavado es ineficaz) o si se presentan
síntomas de infección del sistema urinario y persiste la necesidad de mantener la sonda.

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