Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Expresión Gestual
Expresión Gestual
Los gestos son los movimientos del rostro. No tienen nada que ver con las muecas,
ni con la deformación del gesto natural que están totalmente prohibidas en la
oratoria. La expresión gestual tiene la ventaja de revelar vividamente nuestros
pensamientos, granjearnos la atención rápida e inspirar simpatía.
Por regla general, el rostro del orador debe acompañar cada una de sus palabras,
sin gesticulaciones, ni visajes exagerados propios de la pantomima.
LOS GESTOS
Este cuadro del pintor Theo L´Herminez, “FIESTA”, caricaturiza los gestos y las
actitudes de los participantes de una fiesta, acentuando los estereotipos propios de
la solemnidad y la convención social. Biblioteca de Consulta Microsoft ® 2005.
Sinceridad:
Concordancia entre lo que se siente y lo que se revela a través del gesto o la mímica.
Sincronismo:
Cuando las palabras expresan duda será el momento preciso en que deba aparecer
el rictus dubitativo en el rostro del emisor.
Exactitud:
Diversidad:
Decían los antiguos que “las cosas dos veces repetidas agradan”. Sin embargo,
más de dos veces pueden desagradar. Pero si hay que hacerlo, se deben usar
gestos variados y espaciarlos suficientemente, porque la repetición frecuente de un
gesto acaba importunando.
Sencillez:
Preséntese uno tal cual es, sin ademanes afectados, ni gestos preciosistas, ni
mímicas demasiado estudiadas. Evítense a toda costa las falsas sonrisas, los ojos
deliberadamente entornados, los movimientos pedantescos o las admiraciones
suspiradas, que se apartan de la naturalidad.
LA MIRADA
Los ojos son el espejo del alma, en ellos podemos reconocer a un orador
competente y valiente o a un orador incompetente y pusilánime. La mirada debe
preceder a la expresión gestual para ayudar a mantener una relación armoniosa con
el público. No debe ser vaga ni dormida, sino, viva. Una mirada inexpresiva, en la
oratoria, es antielocuente.
La mirada, al hablar en público -dicen los especialistas-, debe dirigirse al centro del
salón, como si se mirara un edifico a lo lejos y dominar la totalidad de la sala: no se
debe mirar nunca, ni al fondo del salón, ni a la primera fila. Mírese hacia la fila del
medio. Conviene girar la vista paulatinamente a diestra y siniestra; y evitar la
insistencia sobre una sola dirección, para que el discurso no parezca dirigido a un
solo grupo.
Mirada huidiza:
El orador no mira al público, mira por encima de sus cabezas o mueve los ojos
nerviosamente de un lugar a otro, si reparar en los presentes. Esta persona no tiene
la fuerza suficiente para posar sus ojos en las de sus oyentes y mucho menos para
enseñorearse sobre ellos. Debe practicar la mirada semifija.
Mirada Fija:
Mirada Semifija:
Es la mirada ideal. Debemos dirigir nuestra mirada, por igual, a todos los sectores
del auditorio y posar nuestra vista en ellos. Mirar al lado derecho, luego al centro y
finalmente