Está en la página 1de 526

I-CHING: UN MÉTODO DE

AUTOINDAGACIÓN Y
ORIENTACIÓN PERSONAL

Por Osvaldo Loisi


PRIMERA PARTE
1 INTRODUCCIÓN
2 ¿QUÉ ES EL I-CHING?
La Adivinación
El Azar: La Puerta Trasera de la Conciencia
Definición
Permanencia y Cambio
Las Líneas Entera y Partida
El Primer Ordenamiento de la Realidad: Los Ocho Trigramas
La Segunda Ordenación de la Realidad: Los Sesenta y Cuatro Hexagramas
La Compilación Actual
3 CÓMO CONSULTAR EL ORÁCULO
El Procedimiento
Hexagramas Principal y Eventual
Hexagramas Eventuales Complementarios
El Hexagrama Reverso o Especular
El Hexagrama Inverso
El Hexagrama Oculto
El Hexagrama Negativo
4 LA INTERPRETACIÓN
La Actitud frente al Oráculo
Pautas Generales de Interpretación
Ideas, Imágenes y Estructuras
La Serie de Hexagramas
La Posición de los Trigramas
Los Hexagramas Implícitos: R.I.O.N.
El Hexagrama Eventual
I Ching como Expresión de Experiencias Interiores
5 LA OPERACIÓN ORACULAR
Hechos y Problemas
Contraste y Conciencia
Contenidos “Figurales” y “De Fondo”
Figuración y Transfiguración
Génesis del Significado: El “Efecto Caleidoscopio”
6 LA PRÁCTICA DE LA CONSULTA
Examen de los Hexagramas
Examen de las Líneas
Conclusiones
SEGUNDA PARTE
1. Ch´ien / lo creativo, el cielo, brindarse
2. K´un / lo receptivo, la tierra, concebir
3. Chung / la dificultad inicial, tropezar
4. Meng / la necedad juvenil, el aprender
5. Hsü / la espera, el acecho
6. Sung / el conflicto, la lucha, la contienda
7. Shih / el ejército, la domesticación
8. Pi / la solidaridad, gregarismo
9. Hsiao-ch´u / la inhibición
10. Lü / el porte, andar libremente
11. T´ai / la paz, interconectarse, el intercambio
12. Pi / el estancamiento, atrincherarse
13. T´ung-jen / la comunidad, articularse, la camaradería
14. Ta-yu / la posesión, el poseer
15. Ch´ien / la modestia, la humildad
16. Yü / el entusiasmo
17. Sui / el seguimiento, seguir y ser seguido
18. Ku / las limitaciones heredadas, la resignificación del pasado
19. Lin / el acercamiento, el avance
20. Kuan / la contemplación
21. Shih-ho / la mordedura tajante, la conducta de choque
22. Pi / lo agraciado, el adorno
23. Po / la desintegración, el deterioro
24. Fu / el retorno, la reaparición, el renacer
25. Wu-wang / la inocencia
26. Ta-ch´u / autodisciplinarse / restringirse
27. I / alimentarse
28. Ta-kwo / el sobrepeso, lo excepcional, lo excedente
29. K´an / el agua, lo abismal, peligro, la búsqueda de límites
30. Li / el fuego, lo adherente, amar
31. Hsien / el influjo, la sugestión
32. Heng / la duración, la perseverancia
33. Tun / la retirada, la huída
34. Ta-chuang / el enfrentamiento con el poder y la fuerza
35. Chin / el progreso
36. Ming-i / el regreso, la involución
37. Chia-jen/ el clan, la familia, el sentido de nación
38. Kuei / disenso, antagonismo, polariación
39. Chien / el impedimento
40. Hsieh / la liberación
41. Sun / la merma
42. I / el aumento
43. Kuai / el desbordamiento
44. Kou / ir al encuentro, contacto, chocar con la realidad
45. T´sui / la reunión, la aglomeración, masificarse, el poder de la grey
46. Sheng / la subida, sobresalir
47. K´un / el agotamiento, la desazón, desorientarse
48. Ching / el pozo de agua, ensimismarse
49. Ko / la revolución
50. Ting / el caldero, la transformación evolutiva
51. Chen/ el trueno, la conmoción, el infortunio, actuar decididamente
52. Ken/ la montaña, aquietarse, la relajación
53. Chien el vuelo de las grullas planear, organizar, el predominio de los
medios sobre los fines
54. Kuei-mei / la concubina, ubicarse, llegar a algo omitiendo formalidades
55. Feng / la plenitud, apogeo
56. Lü / el andariego, peregrinar
57. Sun / el viento y la madera, lo suave. Las inquietudes
58. Tui / el lago, satisfacción, lo sereno, los intereses
59. Huan / la dispersión, la disolución
60. Hsieh / la restricción, autolimitarse
61. Chung-fu / la verdad interior, encontrarse a sí mismo
62. Hsiao-kuo / el pájaro volador, la conducta frente a nuestras limitaciones
63. Chi-chi / consumar, consumir
64. Wei-chi / la preparación
Prólogo a la Presente Edición
Electrónica

Este libro –ahora en formato electrónico-lo hemos redactado sobre


la base de la edición del año 1992 en formato papel, de la
Editorial Planeta. Muchos años han pasado desde entonces, y en
la presente, incluimos nuevas técnicas interpretativas del I-Ching
que han probado ser de suma utilidad en la tarea de
autoindagación y orientación personal.

Como novedad, hemos incorporado aquí el método del


“despliegue de hexagramas”, que echa luz sobre el sentido de
cada signo y sobre los aspectos ocultos que sustentan
convicciones, creencias y conflictos interiores. Descubrir, de
manera gráfica, que cada problema que aparece como
insalvable puede abrirse para poder ser examinado como si fuese
un objeto físico, facilita al consultante asumir el protagonismo que
necesita para superarlo, a la vez que abre horizontes
insospechados a la investigación de los fenómenos de la vida
anímica.

Además, hemos desarrollado con fines didácticos, varias


consultas efectuadas por alumnos asistentes a nuestros cursos
dictados durante los últimos veinte años.
Tenemos la convicción de que, adecuadamente empleado, este
antiguo oráculo puede ser de suma utilidad, no sólo al público en
general, sino a Psicólogos, Psiquiatras e Investigadores de las
disciplinas humanas.

Buenos Aires, Enero de 2012

Prólogo

Vivimos inmersos en una civilización admirable por sus proezas


científicas y tecnológicas, pero simultáneamente también
habitamos un país extraño y brumoso: el de nuestra vida interior,
del cual poco o nada sabemos. Y así como, objetivamente, nos
sentimos orgullosos de cosas tales como el confort, las hazañas
espaciales, la robótica, las máquinas que piensan y todos los
frutos del progreso, también debemos reconocer que, desde el
punto de vista subjetivo, muchas veces sufrimos el mayor
desamparo y somos presa de la mayor confusión y desorientación
existencial. Así, se da el gran contrasentido de que, por un lado,
sabemos llegar al corazón del átomo, y aún al corazón de los
planetas, mientras que por el otro, nada sabemos sobre cosas tan
cercanas a nosotros como la tristeza, las pasiones, la alegría o el
hastío.
Conocemos acerca de la naturaleza física más que todas las
generaciones anteriores juntas y, en muchos casos, más de lo que
se puede soñar acerca de ella. Sin embargo, no sabemos cómo
curar la angustia, la pérdida del sentido y la significación de la
vida, y la soledad. Aún menos aquella soledad que solemos sentir
en compañía. No sabemos qué cosas poseen, en realidad, el
poder de henchirnos de entusiasmo o de acabar con escapismos
tales como el alcohol o las drogas, ni cuáles son los agentes
causantes de la melancolía.

En la generalidad de los casos, cuando creemos saber qué cosas


apetecemos, pronto nos cercioramos de que ellas no son, en
verdad, más que un puente que nos conduce a otras y otras más,
sin hallar fácilmente la verdadera fuente de la paz y el sosiego
interiores.

Admitir esa contradicción traería consigo la necesidad de realizar


una crítica a nuestra cultura, lo cual no integra el objeto de este
libro. Sólo queremos señalar que, como fruto de ese profundo
desequilibrio y de esa cuestión no resuelta, se suele considerar a
los problemas existenciales como meras "enfermedades" similares
a otras tantas, y que deben ser tratadas como tales.
Probablemente porque se juzga que debe ser una suerte de locura
no sentirse feliz en un mundo que lo ofrece casi todo.
Dice al respecto Víctor Frankl, padre de la Logoterapia, que no
debiera confundirse la angustia existencial con la enfermedad
mental. Día a día —afirma— los médicos se ven abordados por
multitud de personas clínicamente sanas, con preguntas tales
como: "¿Cuál es el sentido de mi vida?" (1) Vivir es una faena
como tantas otras, pero resulta ser la más difícil de todas porque
no tenemos al alcance ningún folleto de instrucciones. No
contamos con planos ni hojas de ruta que puedan orientarnos en
esa actividad, semejante a un camino desconocido por terrenos
inexplorados y a una serie de pruebas y desafíos. Tal vez hemos
olvidado demasiado fácilmente que el sentido que le damos a las
cosas y que, de hecho, nos hace felices o infelices, es un proceso
interior y no exterior; es una función puramente subjetiva. Ello
explica por qué a diario comprobamos cómo, una misma cosa,
objetivamente considerada, hace a unos dichosos y a otros
infortunados. Una misma herencia recibida, un mismo golpe de
fortuna, una determinada responsabilidad o un mismo logro, a
unos los llenan de satisfacción mientras que para otros resultan
una carga difícil de sobrellevar.

Quizás hemos desvalorizado demasiado la vertiente subjetiva de


nuestra vida. No le hemos dado la importancia que merece. La
hemos expulsado de toda conversación seria y de todo intento de
estudio sistemático. Por eso, a veces nos sentimos tan solos en los
momentos cardinales de la vida. A la hora del descubrimiento del
supremo placer o del supremo dolor, estamos compelidos a
inventar respuestas absolutamente personales. A ser un nuevo
Adán o una nueva Eva frente al primer amor. O a desear nuestra
propia destrucción enfrentados a determinados hechos aciagos.
Porque todo lo que nos dice la sociedad y la cultura acerca de
esas experiencias decisivas, no nos sirve, en verdad, de mucho.
Viene a ser tan inútil como la linterna de Confucio, de la que se
decía que iluminaba el camino, pero para atrás.
La vida interior es un país extraño y desconocido. Una herencia
intocada. Normalmente preferimos soslayar su existencia.
Ignorarla, simular que no existe. Porque es más fácil vivir
ateniéndonos solamente a las cosas que tenemos en derredor, que
podemos ver y tocar. Sin embargo, a la hora inexorable en que
cerramos la puerta y nos quedamos solos, siquiera por un
momento, nos damos cuenta de que en esos parajes neblinosos se
forja verdaderamente lo que llamamos felicidad o infelicidad.
Que de nuestra vida interior depende que la faena de vivir se nos
presente como una aventura placentera o un tránsito tedioso;
como una misión, o una condena.

A diario vemos seres que, teniéndolo todo a su alcance, carecen


sin embargo de lo más importante para ser felices, que es el
mando, la jurisdicción sobre sus propias vidas. Han perdido el
equilibrio y han zozobrado en ciénagas interiores sin saber cómo
salir de ellas, porque nada saben sobre su propia subjetividad.
No hay peor esclavo, que el que carece de libertad frente a sus
propias ideas, creencias, afectos o hábitos.

En las páginas siguientes nos ocuparemos de un libro singular


llamado: I CHING, el "Libro de los Cambios"; el antiguo oráculo
chino. Su singularidad consiste en que no se trata de un texto
como todos los demás, sino que es un instrumento de
autoindagación, de orientación y de edificación interior. Es una
herramienta con cuya ayuda podremos encontrar consejo e
iluminación en los momentos de necesidad, de crisis o que nos
encuentran sumidos en perplejidad ante nuestros problemas.
Sobre él, el pueblo chino, durante milenios, practicó su magia con
el mismo fervor con que en otras culturas se profesan religiones,
filosofías y ciencias. Para adelantar simplemente un rasgo
característico, podríamos decir que posee la rara virtud de poder
dialogar con nosotros. Por eso podríamos considerarlo, con
justicia "el libro de cabecera por excelencia".
No vamos a encontrar en él teorías ni creencias. No vamos a
hallar ningún elemento semejante a los de cualquier otro libro. I
CHING no acaba de leerse nunca, porque no transmite, como
todos los otros, información, o dato alguno. No existe ningún
conocimiento en sus páginas. Simplemente, frecuentándolo,
seremos más concientes de la sabiduría que yace en nuestro
interior sin siquiera sospecharlo. Creceremos interiormente hasta
ser capaces de ver, en los problemas que cotidianamente nos
aquejan, ciertas aristas, aspectos o dimensiones que no veíamos y
que en la mayoría de los casos esconden el secreto de las
soluciones que buscamos.

Mientras que, por lo general, los libros ilustran sobre lo que otros
piensan, sienten o sostienen, o pretenden convencernos de alguna
verdad desconocida, I CHING no se propone otra cosa que
"introducirnos" dentro de nosotros mismos. Trabaja con los errores
y defectos de quien lo consulta, con sus virtudes y saberes, luces y
sombras. Y enseña a encontrar el propio equilibrio. Nos dice que
todo problema que podamos sufrir, sea de la índole que fuere,
somos nosotros mismos en busca de un nuevo equilibrio. Y nos
ayuda a encontrarlo, y a encontrarnos. Eso es todo. Allí donde
fallamos en relación a una cuestión cualquiera por falta de
orientación o por carecer de la lucidez necesaria; allí donde tal
vez no llegan la pareja, el amigo o el analista, I-CHING brinda
auxilio con profunda y siempre renovada sabiduría. Mediante la
consulta a su oráculo, podemos encontrar el consejo apropiado,
el alimento espiritual necesario, la luz oportuna que,
sorprendentemente, proviene de ese microcosmos que es la
propia subjetividad.
Es nuestra intención introducir al público en general en un modo
singular de encarar sus problemas, empleando el intelecto de un
modo diferente mediante la consulta oracular. En la segunda
parte de este volumen incluimos una versión didáctica del antiguo
texto del Libro de los Cambios, compuesta sobre la base de las
traducciones más autorizadas del original chino a las lenguas
modernas. Dicho texto es fruto de una interpretación de las
primitivas imágenes que acompañan al cuerpo de líneas,
desbrozadas de todo elemento histórico y dogmático para
facilitar un trabajo personal con el oráculo. El mismo comprende,
separadamente, diversos comentarios de nuestra autoría, que
recogen la experiencia lograda en diversos seminarios y grupos
de estudio.

Este trabajo es entregado, ahora, al público, con la esperanza de


que sea de utilidad en la aventura diaria de orientarnos y
conocernos mejor.
NOTA
(1) V. Frankl: Man's Search for Meaning, Washington Square Press, Nueva
York, 1984.

PRIMERA PARTE

1
INTRODUCCIÓN

En un mundo donde resulta tan difícil encontrar quien esté


dispuesto a escuchar, en una sociedad donde escasea cada día
más el tiempo y la gente se ve envuelta en un trajín vertiginoso, la
idea de encontrarnos, de pronto, con un antiguo oráculo con el
cual se dice que podemos dialogar a solas, no debiera
parecernos demasiado extravagante. Lamentablemente, fuera del
círculo de los afectos más estrechos, la vida civilizada se parece
bastante a un inmenso conglomerado vacío de interlocución.
Incluso el analista, a quien pagamos para que nos escuche, está
sometido a esa misma vorágine, y cualquier persona
medianamente sensible notará los esfuerzos sobrehumanos que
tendrá que realizar para dotar a su consulta de la tranquilidad
necesaria.
Este tal vez sea uno de los motivos de la extraña popularidad de
que goza el Libro de los Cambios desde hace más de medio
siglo. Su presencia constante en los escaparates de la mayoría de
las librerías del mundo pone de manifestó que ciertas inquietudes
comunes al hombre de hoy, no encuentran en la cultura actual
una respuesta suficiente y efectiva. Paradójicamente, cuanto más
orgullosos debiéramos sentirnos de la civilización, en especial de
las ciencias, tecnologías y su logros, más desorientados estamos
en el plano personal, más faltos de cohesión interior nos
hallamos. La enorme cantidad de personas que padecen
problemas existenciales pone al descubierto el mal tal vez más
extendido que sufre la civilización de hoy: la pérdida de la
dimensión humana de la cultura.

Pasa como si el desarrollo de los conocimientos, de pronto, nos


hubiera abierto las puertas del infinito haciéndonos perder la
noción de medida respecto de todas las cosas. Hemos perdido los
tiempos y espacios humanos, las circunstancias particulares,
propias del ser individual. Desde hace veinticinco siglos venimos
oyendo que nuestra misión en la tierra es la conquista de la
lejanía. Toda empresa humana, en consecuencia, se entendió
como destinada esencialmente a unir al grupo social en pos de
objetivos colectivos, ideales, más allá del marco del interés
particular de cada hombre y mujer. Esto quiere decir que, desde
la vieja Hélade, cultura y civilización significaron ante todo un
apartamento del sí mismo individual, una entrega del ser concreto
a objetivos y finalidades exteriores, en un constante aprendizaje
para partir, para migrar de sí, para abandonar el microcosmos
que se es, y dedicarse por entero a los ideales del grupo, rumbo
a la lejanía.
Desde todos los ángulos de la cultura, la consigna fue y es la
misma. Es "fuera del hombre" donde está la sabiduría, la
salvación, las verdades y el bien. Sólo entregándose por entero a
ideales exteriores a él mismo podrá el ser humano llegar a
realizarse como tal. No es en esta vida terrena donde esta
destinado a vivir. Es en otra, lejana, mas allá de la muerte.
Tampoco es este mundo real que rodea al hombre su verdadero
entorno natural, no. Son las ideas, las esencias puras su
verdadero mundo. Son las ideas, desbrozadas de todo elemento
concreto y particular el sustrato último de la realidad. El rumbo del
desarrollo está, de ese modo, trazado: de la piel para afuera,
hacia las estrellas. De la piel para adentro, nada. Todo contenido
subjetivo y circunstancial deberá ser tratado como mera
fantasmagoría. El hombre, tal como lo diseñaron los antiguos
griegos, sólo era tal de la piel para afuera, es decir, dentro del
marco de la colectividad, de la "Polis". Se consideraba que si
alguien pudiera vivir fuera de ella, fuera de su entorno social, sólo
sería una bestia, o un dios.

En una cultura con esas trazas, donde el hombre concreto y


singular sólo es concebible en relación a la función social que le
es asignada; donde un hombre sin papeles, sin carnet de
identidad se hace prácticamente inexistente, ¿cómo no va a ser
importante un libro como el I-CHING, un libro que, contrariamente
a la cultura normal, no nos habla de teorías, sino de nosotros; de
cada uno de nosotros no como seres genéricos, sino precisamente
en el carácter de únicos sujetos de nosotros mismos? Porque I
CHING habla de cosas singulares y también de estructuras
universales, pero nunca de doctrinas ni sistema de ideas. Su
ámbito son nuestras experiencias concretas, los momentos únicos
e irrepetibles en los que se desgrana nuestra vida. De ese
contacto con la realidad que es difícil caracterizar, aprehender
con el intelecto y que fluye como un río. Se relaciona con
recuerdos y emociones, con sentimientos y deseos; con esa
subjetiva porción de la vida a la cual, desde la infancia, hemos
aprendido a desmerecer, desdeñar y suprimir en aras de visiones
y actitudes “realistas”.

Desde el primer contacto que tenemos con el Libro de los Cambios


percibimos en su lenguaje una familiaridad bastante curiosa.
Como si se tratara de un viejo amigo, o un querido maestro.
Siempre lo que recogeremos de la consulta será una palabra
franca y directa dirigida a nosotros, aquí y ahora. Dentro del
conjunto de circunstancias concretas que motivaron la consulta.
Situado desde ese ángulo absolutamente opuesto al entorno
cultural de cada uno, el Libro de los Cambios señala, además,
que el derrotero que nos lleva hacia la lejanía, en ese proceso
seguido por el hombre afuera de si mismo, tal vez admita una
dirección contraria, como el péndulo o las mareas. El movimiento
inverso que, a su turno, deberá llevar al hombre de vuelta, en
busca de sí mismo.

Quizás con la búsqueda de lo irracional, de lo oculto, lo mágico


y el embotamiento de los sentidos que también se advierte en la
cultura de hoy, el hombre de la calle esté percibiendo los
primeros síntomas de una especie de bajamar, que se aproxima,
en este recodo de la historia humana. Luego de siglos de
pleamar, de búsqueda extravertida, luego de haber incursionado
en el pequeño espacio subatómico y en los espacios siderales, es
bueno que el hombre vuelva sobre sí mismo en busca de los
tiempos y los espacios hechos a su medida. Es bueno que intente,
por fin, despertar y desarrollar las facultades prodigiosas
reservadas para él desde el comienzo de la Creación, así como
una nueva y más amplia conciencia moral.

Dentro de esas premisas, es comprensible que este antiguo


oráculo adquiera matices relevantes y, en cierto sentido,
sorprendentes. La experiencia oracular que ofrece equivale a un
recogimiento interior, hoy por hoy, mas necesario que nunca. Con
la gran ventaja de que no está instrumentado ideológica, ni
religiosamente. Carece de compromiso doctrinario alguno. No
sirve a filosofías ni credos, sino que constituye una técnica de
autoindagación interior de carácter personal. Un método para
conocernos mejor y, hasta cierto punto, para "recobrarnos". Un
medio que permite al individuo dejar de ser un conjunto de
nociones aprendidas, para pasar a ser un ámbito, una porción
efectiva de universo donde ejercer la jurisdicción exclusiva de
vivir.

En cuanto a su abordaje racional, debemos reconocer con


franqueza que se trata de una empresa particularmente difícil.
Casi, podríamos decir, uno de los desafíos más grandes al
intelecto occidental. En este estudio nosotros partimos de la base
de su eficacia probada. No solamente por la inmensa
popularidad de que goza en el mundo, sobre todo entre los
intelectuales, sino porque a lo largo de muchos años de
frecuentación del oráculo, de estudio y divulgación de la práctica
oracular, no hemos encontrado voces que pudieran contradecir
esa afirmación. Antes bien, hemos comprobado que todo aquel
que alguna vez se ha acercado a su consejo, ha cosechado, en
alguna medida, los frutos de la experiencia oracular:
autoconocimiento y orientación frente a determinados problemas.
No podemos atribuir esos resultados a la casualidad. Siempre
que se habla de casualidad se intenta encubrir la imposibilidad
de abordar un fenómeno o comprenderlo. Sea porque no encaja
dentro de los moldes mentales corrientes, sea sencillamente
porque lo rechazamos. I CHING enseña que nada existe en el
universo fenoménico que pueda ser catalogado de "casual".

El punto de vista de este trabajo no es el del sinólogo erudito, ni


tampoco el del psicólogo. De haber sido cultores de alguna de las
disciplinas que se suponen afines con este tema, probablemente
jamás habríamos emprendido semejante empresa. Al menos, con
la absoluta libertad con que lo hemos hecho. Las ciencias y
disciplinas consagradas, académicas, se estructuran en torno a
principios y paradigmas que, naturalmente, limitan la libertad de
criterio en presencia de lo insólito y desacostumbrado. Todo
esquema mental preconcebido, por más científico que sea,
siempre actúa en "partida doble": por un lado, sirve de carriles,
facilitando la tarea del investigador, pero por el otro, lo induce a
excluir todo hecho o fenómeno que no se acomode a los
parámetros ideales de los cuales parte.

En mi caso particular, debo confesar que mi formación


académica, procedente de las ciencias jurídicas, constituyó un
estimulo valioso. Me incliné a pensar que si el ejercicio de la
abogacía me acercaba al Libro de los Cambios, era debido al
fenómeno de la contradicción, presente tanto en un campo, como
en el otro. En efecto, las líneas entera y partida que organizan el
cuerpo del oráculo revelan simple oposición entre ellas. Se supone
que de esa oposición y confrontación básica surge toda la
realidad y toda conciencia. Del mismo modo, aunque en un plano
diferente, puede decirse de la conciencia del juez. La conciencia
de lo justo, en Derecho, también se genera sobre la base de una
oposición contradictoria. Todo proceso judicial constituye la
"puesta en escena" de la confrontación y contraste entre los dos
actores de un litigio. La conciencia de lo justo y lo verdadero no
puede surgir más que de ese juego de opuestos. El actor
demanda y el demandado responde, el querellante acusa y el
defensor defiende. Situada como fiel de la balanza, está la figura
del juez, quien, de esa contradicción, deberá espumar la verdad
y la justicia del caso que se ventila. La conciencia del juez se
forma, así, a raíz de aquel contraste, del confronte entre la
actuación de ambas partes en oposición reciproca.

Exactamente lo propio ocurre con las líneas entera y partida.


Porque toda conciencia de algo, es fruto del confronte de ese
algo con otra cosa diversa de él. Además, dicho sea de paso, el
abogado se halla en contacto permanente con lo más humano del
hombre y de la mujer, contrariamente a lo que pudiera parecer.
Lo más humano no son las vísceras, ni los mecanismos mentales,
sino la dirección a que apuntan los intereses, las buenas y malas
acciones, la generosidad y el egoísmo, las faltas y
arrepentimientos, los pequeños y grandes dramas. Sus quimeras,
el amor, y en fin, también el humor, entre otras cosas. Y es en los
conflictos de intereses, aún en aquellos donde se puja por lo más
material, donde se transparenta la selva espesa de ese país
interior que todos tenemos, llena de desafíos, peligros y
asechanzas. Disimulados por una parafernalia de frases hechas,
andamiajes lógicos y conductas "razonables", siempre terminan
por aflorar, en todo conflicto de intereses, apetitos y rencores,
amores y emociones, fracasos y vértigos, como especímenes
naturales de nuestra geografía interior.

Muchas personas poseen un ejemplar del Libro de los Cambios,


en una de las tantas ediciones que circulan, de cuya lectura, poco
o nada comprenden. Pero extrañamente, de cada consulta
efectuada al oráculo, siempre recuerdan alguna súbita
iluminación, como un relámpago, sobre ciertos aspectos de la
cuestión que les preocupaba, motivo de la consulta. Este
fenómeno ocurre siempre, casi sin excepción y puede ser
fácilmente verificado por cualquiera que se acerque al oráculo
con relativo candor. De esa rara mezcla de incertidumbre y
deslumbramiento, a poco de frecuentar la consulta, sentimos por
lo general la necesidad de tratar al libro, digamos, con cierta
unción y respeto. Porque la sensación que genera es siempre la
del encuentro con algo vivo, con un ser inteligente que conoce, de
cada problema, mas que nosotros mismos. Sea dicho esto sin
ninguna exageración.

Mi primer contacto con él fue relacionado con un tema


económico, hecho que aún hoy produce en mi memoria cierto
escozor y me avergüenza un poco. Partía yo de vacaciones y
acerté a comprar un ejemplar del I CHING con el mismo espíritu
con que se compra una novela para leer en la playa. Y fue en uno
de esos días perezosos cuando me decidí a practicar mi primera
consulta. A la sazón, a propósito de una operación inmobiliaria
que me habían propuesto y sobre la que debía decidirme.
Pregunté concretamente si me convenía o no realizarla, y el
oráculo me contestó que no. Por lo menos así lo interpreté yo en
ese momento. Lamento no recordar ahora exactamente qué
hexagrama y qué línea eran los responsables de aquella
respuesta rotunda. En ese tiempo consideraba que no podría
tratarse más que de un juego de salón, o pura superchería.

Ya de vuelta de mis vacaciones, me detuve a observar con más


detenimiento la propuesta que me habían hecho. Yo tenía unos
terrenos en cierta zona aledaña, a los que no daba utilidad
alguna. De repente y en forma espontánea, se había presentado
alguien ofreciendo comprármelos. La cosa parecía clara, y el
precio, tentador. ¿Por qué debía yo dudar de la conveniencia de
la operación? Pocos días después ocurrió en mi país una de las
mas graves hecatombes financieras de su historia. La moneda
corriente perdió, de la noche a la mañana, la mitad de su valor y
los bienes inmuebles, acomodándose a los nuevos valores,
aumentaron su precio otro tanto. Por fortuna no llegué a realizar
la venta, lo cual me hubiera perjudicado, evidentemente. Fue
luego de esta anécdota cuando comencé a mirar al I CHING con
otros ojos. Procedí a realizar consultas esporádicas al libro
enigmático, cada vez sobre temas de mayor importancia.

Un día pregunté, por ejemplo, en qué consistía la felicidad


humana. Me contestó tajantemente: “El Entusiasmo”. El propio
nombre del hexagrama Nro. 16 me daba la respuesta. No sé
hasta qué punto era correcta, desde un sesgo filosófico o moral,
pero desde la mira del hombre corriente me pareció satisfactoria.
La persona entusiasmada por alguna cosa, sea ésta relevante o
no, es indudablemente feliz, mientras que aquella que no es
capaz de entusiasmarse por nada, no lo es. Me agradó, pues, la
sencillez de la respuesta. Y pensé inmediatamente en la enorme
importancia que podría llegar a tener conocer y cultivar las
verdaderas fuentes de la energía del entusiasmo.

Continúe realizando toda clase de preguntas y las respuestas se


iban sucediendo echando luz sobre algunos aspectos que yo
desconocía de mis propias inquietudes. Hasta que un día,
cediendo a no se qué peregrina tentación, me dirigí al oráculo en
otros términos. Venciendo uno a uno varios escrúpulos, haciendo
a un lado mi formación profesional, olvidándome de qué dirían
mis colegas si llegaran a enterarse, le pregunté al oráculo lo
siguiente: — Y tú, ¿quien eres?
Mientras manipulaba las monedas y se iba formando el
hexagrama, sentí cierto escalofrió. ¿Cual sería la respuesta? Una
a una, las menudas líneas fueron dando forma al hexagrama
K'an, dedicado a Lo Abismal y también al Agua; el numero 29 de
la serie. Con una línea significativa: la cuarta. Esta línea ofrece la
imagen de alguien recibiendo, por una ventana, "los dones de un
recipiente de arroz y una jarra de vino, en sencilla vajilla de
barro cocido". De manera plástica, el oráculo se estaba
definiendo a sí mismo como un alimento. Un tipo de alimento que
proviene de una ventana, como la luz. Ofrecido en sencilla vajilla
de barro cocido, decía también, aludiendo tal vez a que lo más
importante de esa ofrenda, es el contenido y no su envoltorio.

Todas las imágenes e ideas que ofrece el libro vienen a ser


sencillos envases de un alimento espiritual que tenemos que
aprender a descubrir. Todas las respuestas que nos brinda son
disparadores de sabiduría, y además, en ciertos casos, revestidos
de honda poesía. I CHING, como lo irá descubriendo paso a
paso el lector, es también un extenso poema.

Ante el azoramiento que produce el encuentro con lo maravilloso


o lo inexplicable, el hombre de todos los tiempos siempre ha
sucumbido a la tentación de erigirle un altar. Y aún hoy, en la era
de las grandes máquinas y proezas materiales, ello sigue siendo
así. Pero debemos resistirnos a esa incitación. Porque sobre ese
mismo altar que el ser humano erige en honor de lo inalcanzable
y adonde irá a depositar sus esperanzas y a ejecutar
genuflexiones, irá también a ofrendar nada menos que su propia
responsabilidad ante la vida. Recuerdo cierta publicación de
ciencia ficción leída en mi adolescencia, en la que se imaginaba
una supuesta conversación entre un hombre y un humanoide que
había venido a la tierra en un plato volador. Aquél preguntaba al
extraterrestre cuál era la razón por la que no se manifestaban
abiertamente a la humanidad para entablar un trato directo con
ella. Oída la pregunta, el humanoide contestaba: —De ninguna
manera. Primero nos endiosarían, y luego nos harían
responsables por todo lo bueno y todo lo malo que a ustedes les
pasa.
El contacto con aquello que aparece como sobrenatural, siempre
contiene ese riesgo, el peligro de despersonalizarnos. Ante lo
sobrehumano, el hombre procede siempre a delegar en ello su
propia responsabilidad ante la vida. Declina nada menos que el
papel de protagonista que le toca jugar en la faena de ser él
mismo. Porque no existe carga mas pesada para el hombre y mas
difícil de sobrellevar, que el peso de su propio destino.

En este estudio, nosotros no estamos dispuestos a ceder ante


tamaña tentación. No somos, ni está en nuestra intención, hacer a
nadie "devotos" del Libro de los Cambios.
Con el mas profundo respeto por los pueblos de cultura china,
para quienes el antiguo oráculo es, en efecto, un libro sagrado y
como tal, objeto de veneración, nosotros nos ocuparemos aquí
solamente de su calidad de auxiliar de la mente. Sin descartar
otras dotes, que el lector irá descubriendo por sí mismo a lo largo
de la experiencia oracular, hemos limitado el enfoque a su
aspecto de iluminador de la conciencia.

Demás está decir también que en el tratamiento del tema no


hemos pretendido reducir el misterio del funcionamiento del
oráculo a explicaciones racionales ni simplistas. Sólo hemos
querido franquear un camino a todo aquel que se interese por
este curioso y notable instrumento de elevación interior, tratando
de facilitar su empleo provechoso.

Tenemos mucho que aprender acerca de cómo encarar las


realidades de la vida interior, materia que, a decir verdad, no
encaja dentro de ninguna disciplina establecida. Cómo pensarlas,
cómo individualizarlas, identificarlas y tratar con ellas. La
experiencia oracular proporciona un medio de acercarnos a esas
realidades, rescatándolas de las brumas con que normalmente se
presentan.

Encaramos el tema de esa manera con el propósito de ceñirnos


exclusivamente a parámetros humanos. Queremos decir: a la
necesidad de no salir de la esfera del hombre. Recuerda André
Gide en sus memorias, el famoso mito de Edipo y la Esfinge.
Edipo se encuentra atravesando un desfiladero donde acecha una
esfinge, urdidora de enigmas. Cuando se produce el encuentro, el
animal fabuloso le espeta la siguiente pregunta: — ¿Cuál es el
animal que por la mañana anda en cuatro patas, por la tarde en
dos y por la noche en tres?
Edipo duda un instante, perplejo. Bien sabe que si el viajero no
acierta con la respuesta correcta, será despedazado por la
esfinge. Entonces, contesta, decidido: —“El hombre”. Porque es el
hombre quien en su infancia gatea, andando en cuatro patas,
luego camina sobre sus dos pies y finalmente, en la vejez, se
ayuda con un bastón, su tercer miembro. Al oír la respuesta, el
monstruo se precipita al abismo, dejando libre el camino.

Gide comenta este antiguo mito griego diciendo que la respuesta


correcta no podía ser otra que la que diera Edipo, porque, en
rigor, todos los enigmas humanos se contestan de ese modo: El
hombre. Siempre es el ser humano la verdadera respuesta,
porque frente a todas las dificultades de la existencia, tanto los
problemas como las soluciones se encuentran dentro de nosotros
mismos. Por la misma razón leemos en la Biblia que el Señor
prohíbe a su pueblo levantar imágenes que lo representen, y aún
prohíbe pronunciar su nombre, y ello debe ser así. Porque si
existe verdaderamente un Dios, el mismo no puede tener otra
morada que el corazón humano, ni otros miembros ejecutores que
nuestras propias manos.

En este libro arriesgamos varias hipótesis acerca de la naturaleza


de la consulta oracular, porque I CHING es una inagotable fuente
de inspiración. Pero, en principio, podríamos decir que la
consulta al oráculo constituye una técnica mental tendiente a
lograr la iluminación de aspectos ocultos de la realidad de
nuestras experiencias cotidianas.

Es un trabajo personal del consultante sobre sus propias vivencias,


mediante el cual descubre aspectos de las mismas que
normalmente permanecen ocultos a su conciencia. I CHING
enseña que todo aquello que llega a sernos conciente, se engarza
o inscribe sobre otras cosas que son ocultas, del mismo modo
como los aspectos luminosos de un cuadro se hacen visibles
precisamente por los sectores de sombras que les hacen contraste.

La eficacia de la consulta oracular depende de una circunstancia


fundamental: que nos demos cuenta de que nuestra existencia
campea entre dos mundos diferentes: el mundo de las
representaciones de la realidad, integrado por las ideas e
imágenes que forjamos acerca de ella, por un lado, y el mundo
de las experiencias directas que tenemos de esa realidad, que
son las vivencias interiores, por el otro. Podríamos decirlo más
sencillamente de la siguiente manera: en la vida contamos con
ideas e imágenes de la realidad, que vienen a ser semejantes a
fotografías de la misma, y también, simultáneamente, con
experiencias concretas, es decir, con vivencias interiores y
directas de esa realidad, difíciles de definir.

Ambos órdenes –lo que pensamos y lo que sentimos- son dos


cauces diversos por los cuales se desarrolla nuestra conciencia.
Esto es: llegamos a ser concientes de la realidad por medio de las
representaciones que elaboramos de ella, y además,
paralelamente, somos concientes de esa realidad por las
sensaciones interiores, difusas pero inmediatas que ella nos
suscita. El orden objetivo, por un lado, y el orden subjetivo, por el
otro. Tener presente esta distinción básica es esencial a la eficacia
de la consulta, porque el trabajo con el oráculo se realiza
exclusivamente sobre esta segunda vertiente de la vida. Queremos
decir: no sobre las ideas e imágenes de las cosas, sino sobre las
experiencias inmediatas, interiores, que tenemos de ellas.

Normalmente, sólo reparamos en la primera actividad, vale decir,


en la representación ideal elaborada, y desechamos todas las
resonancias interiores que ésta suele provocarnos. Por ejemplo,
frente a un problema cualquiera que podamos tener, sólo
consideraremos como digna de ser tenida en cuenta la idea o
imagen que tenemos de él, no deteniéndonos a investigar todo lo
que podamos "sentir" frente a ese problema. Así hemos sido
educados y formados intelectualmente.

Frente a un hecho cualquiera, normalmente nos conformamos con


describirlo objetivamente desechando todo dato subjetivo que del
mismo podamos tener. No creemos que tenga ninguna
importancia indagar en este hecho en tanto experiencia íntima.
Ello es así porque carecemos de instrumentos mentales adecuados
para pensar acabadamente en esas experiencias interiores, como
tales. La vida interior constituye un paisaje desvaído y poco firme,
como el de los sueños. El pensamiento occidental, inventado por
los antiguos griegos y cincelado mas tarde por renacentistas
europeos, en especial Galileo, Descartes y Newton, propone
considerar de la realidad sólo las ideas y las imágenes que
concebimos, desechando totalmente los aspectos subjetivos, es
decir, las resonancias interiores. Desde entonces, Occidente cree
que las cosas son, ante todo, ideas. Para poner un ejemplo
pedestre, sería algo así como creer que mi tía es, ante todo, su
fotografía. O que para conocer a una persona, basta con estar al
tanto de su curriculum vitae.

Podríamos decir que la gran importancia que tiene I CHING para


la cultura actual, es que proporciona un método para representar
visualmente dichas experiencias subjetivas, las vivencias
interiores, lo cual constituye un método de aproximación
intelectual nada desdeñable. Mediante esa vía, se hace posible –
en alguna medida-pensar y razonar acerca de aquellas, algo
verdaderamente insólito entre nosotros.

Sucintamente, I CHING, mediante 64 apilamientos de líneas


gráficas enteras y partidas llamados "hexagramas", hace posible
“visualizar” las experiencias interiores del sujeto que lo consulta,
desvelando de ese modo aspectos ocultos de las realidades
cotidianas.

Vistas las cosas de la realidad bajo este aspecto, o sea, como


experiencias sensibles, dejan de ser simples representaciones
para transformarse en acontecimientos. Dejan de ser perfiles
estáticos, para mostrarse ante nosotros como fenómenos que se
dan en el tiempo, que transcurren, que vienen del pasado para
proyectarse hacia el futuro y de los cuales formamos parte. Si
sufrimos un problema cualquiera, el mismo dejará de ser un
obstáculo o un infortunio, para transformarse en un acontecer
vital, al que podemos observar y auscultar, que posee sus propias
leyes de crecimiento, de culminación y de declinación. Que tiene
"momentos" que debemos conocer para avizorar diferentes
soluciones posibles. Y además, energía y dirección. Que viene de
un tiempo anterior y se dirige hacia otros.

La incursión que plantea I CHING en la segunda vertiente de la


conciencia, en ese segundo modo de considerar la realidad,
subjetivo y experiencial, permite, a su vez, descubrir que, más
allá de la racionalidad inmutable y de permanencias, que rige la
cultura occidental, existe otra racionalidad, temporal o de
cambios, simbolizada en el juego de líneas enteras y partidas. De
allí que el oráculo se llame "El Libro de los Cambios".

Resumiendo, entonces, lo dicho, debemos saber que cuando un


problema aparece como insoluble, antes de desesperar o
amargarnos, podemos someterlo a un tratamiento no
convencional, y que, en principio, ese es el objeto práctico del
oráculo.

El tiempo dirá si hemos logrado o no el cometido de abrir un


camino de fácil acceso a este antiguo texto, lleno de misterio y
sugestión. Hemos querido arrancarlo de la penumbra de
vaguedades esotéricas a la que generalmente se lo condena. I
CHING es demasiado importante para el hombre y la mujer de
hoy, intoxicados de información. Quienes quiera hayan sido sus
autores, su propósito ha sido ayudarnos a emplear el intelecto de
otra manera para lograr un efectivo crecimiento de conciencia.
Este trabajo es fruto de más de diez años de labor. Muchas veces
nos hemos sentido desorientados, en medio de esos parajes
inexplorados. Otras, hemos dudado de la oportunidad de
publicarlo. Mi propia formación intelectual, proveniente del medio
forense, me llenó, por momentos, de dudas e incertidumbre.
¿Acertaría con el punto de vista que I CHING requiere en un
estudio de esta naturaleza? ¿No seria yo considerado un
“francotirador”? ¿Sería digno de descorrer el velo de este
oráculo, venerado por cientos de generaciones? Poco antes de
terminar la redacción definitiva, quise efectuar una consulta en
ese sentido. Y pregunté sobre este tema de la aparente
heterodoxia de mi formación académica. Pregunté qué debería
decir en mi libro acerca de cómo llegué a interesarme tan
hondamente por el Libro de los Cambios, siendo yo abogado de
profesión. El oráculo me contestó con el hexagrama numero 11
(T'ai, La Paz), señalándome como especialmente significativa, su
línea quinta. Allí se narra la historia de un rey que entrega su hija
en matrimonio a un plebeyo, venciendo su propia creencia en la
inconveniencia de ese matrimonio. Solución que, no obstante,
aporta ventura y felicidad.

Interpreté como clara la alusión a mí como el afortunado plebeyo


y también la alusión al propio oráculo como la prenda dada en
matrimonio. Las palabras de la línea referidas a las dudas del rey
reflejaban mis propias dudas acerca de mi idoneidad para
encarar tal cometido. Y la ventura y felicidad auguradas
trasuntaban también mi propia esperanza en el éxito de esta
empresa. Confío en que mis lectores la compartan, pues ellos son
los destinatarios de estas bodas tan poco convencionales.
2

¿QUÉ ES I CHING?

I CHING es un libro “que habla”. Esta vendría a ser la más breve


y sencilla primera aproximación a este antiguo oráculo. Un texto
que tiene la extraña virtud de responder a todas nuestras
preguntas. El lector común inmediatamente asociará la afirmación
de que un libro habla, con cosas tales como extravagancia
intelectual o engaño, y está en su derecho. Pero cuando, aún
pensando de ese modo, se decidiera a efectuar una consulta
seria, por motivos íntimamente valederos, podemos asegurar que
entonces, recibiría una gran sorpresa. Porque los dictámenes de I
CHING son siempre significativos. Podrán ser más o menos
puntuales, más o menos directos, pero siempre, sin excepción
alguna, resultarán de algún valor para el consultante. Y es más:
de un valor y una importancia que difícilmente olvidará. Aunque
el procedimiento necesario para llegar a esa respuesta signifique
en principio cierta violencia y hasta cierta afrenta a las formas
usuales de pensar.

I CHING, nombre compuesto cuya traducción sería,


aproximadamente: "el Libro del Cambio, de los Cambios, o de las
Mutaciones" es, como dijimos, un "oráculo". La palabra oráculo
procede, etimológicamente, del vocablo latino "orare", que quiere
decir: hablar. De allí que hayamos definido a ese antiguo texto
como "el libro que habla". Su origen se hunde en la más remota
antigüedad, y por ello nada sabemos acerca de su autor o
autores. Se presume que fue escrito hacia unos tres mil años antes
de la era cristiana, de modo que es considerado, por muchos
eruditos, como el libro probablemente más antiguo de la
humanidad. Lo que sí sabemos es que los chinos lo han usado,
desde los albores de su historia, como instrumento de adivinación,
y que ha sido ciertamente el centro de la cultura de China y de los
países de influencia sínica, hasta el presente. Cuatro de los ocho
símbolos fundamentales de ese oráculo pueden verse, aún hoy, en
la bandera de la moderna República de Corea del Sur.

Se inscribe, históricamente, dentro de la necesidad manifestada


por todos los pueblos del mundo de escrutar el futuro, de predecir
hechos que ocurrirán, para precaverse de ellos o aprovecharlos.
La propia cultura científica y tecnológica no se sustrae a esa
necesidad. La ciencia, en rigor de verdad, apunta también a ese
objetivo. Las estadísticas y cálculos de probabilidades hacen, en
cierto modo, las veces de aquellos antiguos métodos para prever
los acontecimientos futuros auscultando el curso de los actuales.

Lo cierto es que encontramos oráculos a lo largo y a lo ancho de


la historia y la geografía de la humanidad, en todas las épocas y
en todas las culturas. Entre los antiguos griegos fue muy famoso el
de Delfos. Se trataba de un santuario dedicado al culto del dios
Apolo, habitado por sacerdotisas llamadas “pitonisas”,
consagradas a la adivinación. Todo se ignora acerca de esa
práctica. Algunos historiadores suponen que aquellas mujeres
aspiraban ciertos vapores cuyos efluvios les provocaban estados
alterados de conciencia. De ese modo, "hablaban" a
requerimiento de los consultantes. Entre los romanos, existían
determinados sacerdotes llamados “augures”, considerados
funcionarios oficiales, que practicaban adivinación observando la
conducta de las aves o las vísceras de ciertos animales.

Los hebreos también conocían métodos propios de predicción.


Desde los primeros tiempos del judaísmo, los sacerdotes usaban
dos elementos de características desconocidas, según lo menciona
la Biblia en reiteradas oportunidades. Se trata de los "urim" y
"tummim", que los dignatarios llevaban en los pectorales de sus
túnicas con el fin de interrogar a Dios. (1) Por otra parte, es bien
conocido el pasaje bíblico en que aparece el rey Saúl
dirigiéndose a una mujer dotada de espíritu de adivinación, en
busca de consejo. (2) Más recientemente, los judíos conocieron,
además, otras prácticas con sentido similar, basadas en la
Cábala, doctrina esotérica nacida en España y en Provenza hacia
el siglo XIII.

Carl G. Jung, en su libro "Sincronicidad", hace referencia a un


método de adivinación llamado "arte geomántico", que se
practicaba sobre tierra o sobre arena, en marcas que debía
efectuar el consultante. De origen europeo prerromano, es
mencionado por primera vez por San Isidoro de Sevilla en su libro
"Liber Etymologiarum", en plena Edad Media. (3) Podríamos
seguir enumerando muchos métodos para otear el futuro, pero
sería embarcarnos en una tarea interminable. Porque cada
pueblo, de cara al porvenir, intenta adivinar como puede.
Lo que sin embargo distingue a I CHING de la mayoría de los
oráculos, son principalmente dos cosas: en primer lugar, carece
de toda connotación religiosa. No es vehículo de religión
determinada ni de confesión alguna. I CHING carece de dogmas,
como también de toda ideología. En segundo lugar, no es
solamente una "mancia", es decir, un método adivinatorio. Es más
que eso: es un instrumento de orientación frente a la realidad y de
iluminación interior. Tampoco podemos dejar de señalar que
constituye un motivo y una fuente de constante inspiración.
Confucio y Lao-Tse, fundadores de esos grandes movimientos
espirituales que son el confucianismo y el taoísmo,
respectivamente, bebieron de su sabiduría. Confucio, según James
Legge, llegó a decir que si dispusiese de cincuenta años más de
vida, los dedicaría por entero al estudio del Libro de los Cambios.
En la base de ambos movimientos espirituales, aunque tan
diferentes entre sí, notamos correr la misma agua subterránea que
mana del oráculo de los cambios.

I CHING, como dijimos, no es vehículo de ideologías ni


creencias, pero hay que agregar que es fuente de significados y
motivador de ideas. En todo tiempo ha servido al pueblo chino, a
través de su larga historia, como su principal fuente de
inspiración; en lo espiritual y moral, en lo militar, en lo científico y
técnico, etc. Muchos inventos son atribuidos directamente a
determinados hexagramas, lo mismo que estrategias militares,
consejos médicos y la práctica del yoga, entre otros. I CHING
influía no solamente sobre la cultura académica u oficial, sino
también en los aspectos cotidianos de la vida.

Fue quizás esa universalidad y esa vigencia en todos los aspectos


de la sociedad china lo que despertó la curiosidad del grupo de
sacerdotes jesuitas que, en el siglo XVII, tradujo sus textos al latín.
Fue a ellos a quienes debemos el haber llegado a Occidente este
libro remoto y singular.
En especial, a Joaquim Bouvet, quien se desempeñaba como
asesor del gobierno de Francia en la corte de Pekín. Este
religioso, que era a la sazón amigo del filósofo y matemático
Federico Guillermo Leibniz, pensó que tal vez el orden
rigurosamente matemático que guardan entre sí las líneas de los
hexagramas del I-Ching podría interesarle a su amigo y procede
a remitirle copia de la traducción en la que había estado
trabajando. Pero sólo siglos más tarde el libro irrumpiría
decididamente entre nosotros, para plantear un franco desafío a
la racionalidad occidental.

La Adivinación

Es evidente que la difusión y el prestigio de que goza el Libro de


las Mutaciones en todo el mundo son debidos a las facultades
adivinatorias que se le atribuyen. Por eso, el tema de la
adivinación cobra particular interés para el lector. En primer
lugar, debiéramos distinguir entre "revelación" del futuro y
"previsión" del futuro. La revelación del futuro hace de I CHING
una especie de "bola de cristal" a través de la cual observamos,
cómodamente sentados frente al libro, cómo será el futuro. El
mundo, por un lado, y nosotros, fuera del mundo, sentados frente
al libro como meros espectadores. La previsión del futuro, en
cambio, permite avizorar los varios caminos que se abren a los
acontecimientos de hoy, con cara al mañana.
No dudamos que exista la posibilidad de que alguien, poseyendo
dotes especiales, pueda atisbar la futuridad por medio de I
CHING. Lo mismo podría hacerlo valiéndose de cualquier otra
cosa. Así funcionan las diversas "mancias" en todo el mundo. Las
líneas de las manos, la conformación estelar, los naipes, los
números, la borra del café, el vuelo de las aves, etc. Forman todos
ellos un repertorio prácticamente interminable que se remonta a
los estadios más antiguos de la humanidad. Puede decirse que
cualquier cosa sirve potencialmente para adivinar a la persona
especialmente dotada para ello. Con su carga, por supuesto, de
buena y de mala fe, de mayor o menor certidumbre, de mayor o
menor coincidencia, o superchería.

Nosotros preferimos desconfiar, en principio, de quien pretenda


asegurarnos cómo serán las cosas en un futuro, mediato o
inmediato. No precisamente por las razones que se podrían
suponer. No porque "descreamos", propiamente hablando, de su
posibilidad, al menos como hipótesis. Sino por otra razón más
puntual. Porque si las cosas estuvieran predeterminadas
ciegamente, la vida perdería todo significado. ¿Para qué me voy
a tomar el trabajo de hacer las cosas bien si ya está escrito cómo
han de ser? ¿De qué me voy a cuidar si lo que me pasará
mañana ocurrirá de todos modos, a pesar mío? Este "fatalismo"
nos marginaría de la realidad. Al menos de la realidad
conformada por las circunstancias particulares, por los tiempos y
espacios concretos que nos tocan vivir. Declinaríamos nuestro
papel activo y protagónico en este universo. Sería algo así como
bajar de la escena de la vida para situarnos en la platea,
rechazar todo papel en el drama o la comedia, para asumir el de
meros oyentes.

Creemos que la revelación del futuro es contraria a los fines del


hombre en este universo. Yo no me atrevería a negar la hipótesis
de que en la mente de Dios las cosas que ocurrirán mañana
puedan estar ya presentes el día de hoy, pero sí debemos admitir
que una hipótesis semejante no es humana. Antes bien, sería
decididamente "antihumana".

I CHING no debe ser utilizado con esos fines. En la primera línea


del hexagrama Nº 2, se expresa que cuando se pisa escarcha, es
señal de que se aproxima el hielo firme. Su utilidad es, pues,
mostrar las tendencias, los caminos hacia el mañana que
evidencia el presente, auscultando el hoy. Percibir el aquí y ahora
cotidiano como acontecimiento temporal que es, más allá de su
aspecto de simple e inmutable idea. Verlo como un tren en
marcha que viene de una parte y tiene ante sí un número
determinado de carriles, que lo encaminan hacia el futuro.

El propio Jesús se refiere al tema en reiterados pasajes de los


Evangelios. En la Escritura de Mateo le vemos recriminando
ásperamente a fariseos y saduceos porque sabían interpretar las
señales del tiempo atmosférico y, sin embargo, se resistían a
tomar conciencia de las "señales de los tiempos". Dice: "Cuando
anochece, decís: 'buen tiempo', porque el cielo tiene arreboles. Y
por la mañana: 'hoy habrá tempestad', porque tiene arreboles el
cielo nublado. Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del
cielo, mas las señales de los tiempos no podéis" (3).
El mismo pasaje se repite, con ligeras variantes, en el Evangelio
de Lucas, pero existen muchas más oportunidades en que tanto el
Nuevo como el Antiguo Testamento hacen alusión a las señales
de futuridad impresas en el propio tiempo presente, llamándolo,
genéricamente, como: "los tiempos".

Cada hexagrama expresa, a su modo, uno de estos "tiempos"


que nada tienen que ver con la simple "idea de tiempo". Así,
sorprendentemente, salvando las enormes distancias que median
entre la cultura china y la cultura judeo-cristiana, I CHING viene a
hablarnos de lo mismo que enseñaba Jesús. Esos "tiempos" son
modos típicos de experimentar, de vivenciar la realidad. Son los
"moldes" que cada uno provee a ideas e imágenes. Son los
fondos interiores y subjetivos con los que dotamos a todo
acontecimiento percibido de la realidad exterior.

Cuando tratábamos el tema de las figuras reversibles veíamos que


nuestra mente se concentraba sólo en una parte de la realidad: la
figura. La otra parte, el "fondo", resultaba desapercibido y oculto.
Ya hemos visto que I CHING, por medio de sus hexagramas,
visualiza ambos sectores. De ese modo, toda realidad se hará
visible, no solamente en sus aspectos reales y aparentes, sino,
además, en sus aspectos virtuales y ocultos, es decir, como
aconteceres que transcurren, poseyendo un impulso y una
dirección propios.

Los hexagramas ofrecen una colección de diversos tiempos que


son a la vez fondos interiores proveedores de significados.
Sesenta y cuatro modos distintos de "experimentar" la realidad. Si
pudiéramos trabajar debidamente con esos fondos auxiliares y
con las reglas o tendencias que expresan sus líneas individuales,
podríamos descubrir, en cada contenido interior proyectado, en
cada consulta o problema, sus atisbos de futuro, su dirección, su
inercia. Y actuar en consecuencia, induciendo o corrigiendo
cursos, como verdaderos protagonistas de esa porción de
universo que somos.

Esto que señalamos, no es ficción literaria, sino realidad.


¿Cuántas veces, en la vida cotidiana, al incorporarnos a una
reunión o en medio de una charla, un negocio o cualquier
circunstancia social, percibimos, de pronto, cierta “atmósfera”
especial que flota en el ambiente y nos alerta en alguna medida,
sobre la suerte de lo que allí se trata, o el modo en que tienden a
desencadenarse los acontecimientos? Sin duda, muchas veces
hemos pasado por experiencias semejantes sin poder
aprovecharlas por carecer de elementos que hagan posible tomar
plena conciencia del fenómeno.

El Azar: La Puerta Trasera de la


Conciencia

La consulta al oráculo de los cambios se lleva a cabo apelando a


un recurso que se considera básico: el azar. ¿Por qué? Si existe
una nota en I CHING que provoca cierto recelo al neófito es,
precisamente la consideración del azar "como modo normal" de
allegarnos a él. El oráculo “no se lee, sino que se consulta”. Y la
consulta se efectúa haciendo hincapié en lo que se supone la más
pura irracionalidad.

¿Que de una tirada de monedas al azar pueda surgir una


respuesta inteligente? ¡Bah! Esta podría ser la actitud más
previsible por parte de quien, por primera vez, viera al oráculo
desde afuera. Claro que una vez que franqueara sus puertas,
formulando la primera pregunta, quizás cambiaría su estupor por
admiración, o por alguna forma de interés. No conozco persona
alguna que no haya obtenido de la consulta cierta orientación
valiosa para su vida, cierto punto de vista útil en la apreciación
de algún problema, personal o no; cierta sabiduría.

Pero eso pasa sólo cuando logramos efectuar la consulta


sencillamente y sin dobles intenciones. Cuando logramos hacer a
un lado la asociación del azar con los juegos de azar. El uso
bastardo que se hace del azar en Occidente nos inclina a pensar
que las monedas arrojadas de esa manera caerán "de cualquier"
manera. Claro que en determinados casos se usa también el azar
como un método de garantizar la imparcialidad de ciertas
decisiones, como, por ejemplo, cuando se sortean peritos en los
procesos judiciales, o cuando se seleccionan temas en algunos
exámenes de competencia, etc. Pero en esos casos, lo importante
no es lo que proviene del azar mismo, sino, precisamente, lo
contrario. Su utilidad deriva del hecho de hacer imposible la
manipulación del tema por algún funcionario. Es valiosa la
intervención del azar en esos casos porque impide el favoritismo.

Pero el azar, lo azaroso considerado en sí mismo, saca


verdaderamente de quicio al occidental. Constituye una porción,
o un estrato de la realidad que se resiste con éxito al intelecto
conforme lo venimos usando en las sociedades tecnificadas. Para
una mentalidad tal, basada en la creencia de que todo en la
naturaleza es cognoscible y previsible, que todo se puede escrutar
y utilizar, el azar hiere profundamente la sensibilidad.

Por ello, a diario se prefiere ignorar el hecho evidente de que


somos constantemente "bombardeados" por acontecimientos
provenientes de esa zona de la realidad con toda suerte de
percances e imprevistos. Es que, según lo hemos dicho ya, el
entendimiento humano, para tomar conciencia de algo, se ve
forzado a discriminar los fenómenos que percibe, en dos
separando lo que puede llegar a conocer, y “lo otro”, que debe
ignorarse. Traza entonces en el aire una línea imaginaria, y
divide ambos campos. Proclama que "todo lo que está situado en
el primer sector, será racional y deberá ser considerado:
“realidad” y todo lo que se encuentra en el “cajón de sastre”,
debe ser tachado de “irracional”, sin derecho a existir. Una vez
más, la explicación la encontramos en el modo de percibir que
hemos traído al mundo “por default”.

En consecuencia, vivimos confiados en que el universo obedece a


pie juntillas nuestras leyes del pensar, y no atinamos siquiera a
plantearnos el problema de que, tal vez, nuestras razones no
coincidan siempre y necesariamente, con las razones "de las
cosas". Dicho de otra forma: confundimos ingenuamente las
razones que aplicamos a la realidad para poder entenderla, con
las razones "de" la realidad, propias de ella. Actuamos como
aquel pez que, según cierto humorista, frente al espectáculo de
los cascos de las naves que pasaban, raudamente, sobre su
cabeza, decía a otro pez: "¿Por qué razón no querrán bajar y
tener trato con nosotros?".

Del mismo modo como es imposible auparnos a nosotros mismos,


subiéndonos en brazos, pareciera que fuera también imposible
estudiar nuestra subjetividad basándonos exclusivamente en la
idea que forjamos de lo racional. Estaríamos condenados a
edificar un edificio y luego desarmarlo para correrlo de lugar,
como le ocurre a todas las ciencias positivas. Esa es la razón por
la cual, en el quehacer científico, cada tantos años sobreviene
una revolución que echa por tierra todo lo edificado con
anterioridad, debiendo comenzarse todo de nuevo sobre nuevas
bases, "ganando terreno" al espacio situado "al otro lado" de
aquella línea divisoria trazada en el aire.

Es el modo como se construye la cultura y está bien que así sea,


porque la cultura es una faena colectiva, propia del grupo
humano. La sociedad no desaparece cuando los individuos
desaparecen. La sociedad desarrolla su secuencia de vida en un
tiempo infinitamente mayor que el de los individuos que la
componen. Puede ensayar, puede construir y destruir lo construido
para volver a empezar, en busca de un modelo ideal que se
pierde en el infinito. Pero ese modo de proceder sería
absolutamente intolerable para el hombre singular, para cada uno
de nosotros como seres particulares. Mientras la sociedad puede
soñar con un futuro ideal, nosotros debemos vivir vidas singulares
del comienzo al fin. Somos seres de tiempo limitado y lo que
vivimos es siempre definitivo. No podemos "ensayar".
El científico, que trabaja evidentemente para la sociedad, puede
encerrarse en su gabinete o laboratorio y así aislar su tarea de las
constantes manifestaciones de lo irracional y azaroso. Me refiero
a que puede aislarse de las continuas incursiones e intromisiones
provenientes de la esfera irracional de la realidad. Puede anular
los efectos de los acontecimientos azarosos, puede ignorarlos.
Pero cuando ese científico, en lugar de trabajar para la sociedad,
trabaja para sí, es decir, se dedica a ejercer su propia vida, no
puede hacer lo mismo. Sencillamente porque no puede hacer
“borrón y cuenta nueva”. Toda experiencia es definitiva y dejará
su huella indeleble, como todo lo que "nos pasa" en la vida.

Cuando vivimos, pues, siempre deberemos contar con lo racional


y también con lo irracional, so pena de alienarnos. La gente que
no admite más que la cara racional de la existencia, evidencia
rasgos neuróticos. Es conocida la frase de Winston Churchill
sobre el comportamiento de los alemanes durante la segunda
guerra mundial: “Quieren actuar con tanta perfección, que al
final, algo les saldrá mal”.

Lo que se pretende, entonces, con lo introducción del azar en la


consulta oracular, es abarcar, de alguna manera, ambos campos
de la vida otorgándole a la realidad trascendente, la
“oportunidad” para manifestarse. Involucrar en el trabajo a
ambos sectores de la realidad, inmiscuirnos en ambos lados de
aquella línea imaginaria que nosotros mismos trazábamos.
Nuestra existencia no es una serie de ideas, sino un continuo de
experiencias. Experiencias racionales e irracionales, buscadas y
no buscadas, causadas y fortuitas. De cara a la vida, no podemos
escondernos en castillos de cristal, como lo hace el científico. No
podemos fabricarnos una realidad pulida ni desalojar la
experiencia de un evento azaroso. Debemos habérnoslas con lo
previsto y lo imprevisto, lo causal y lo eventual. Lo racional y lo
irracional. Según venimos diciendo, la tirada de monedas
instrumenta la "oportunidad" que le damos a la realidad para
manifestarse por las suyas, y es a la vez manifestación de respeto
por este Universo, del cual no somos dueños, sino huéspedes.

Vivir, por ello, resulta siempre más complicado que hacer ciencia.
Cuando se ejerce el pensamiento sistemático, se pueden ignorar
o suprimir aquellas contingencias no queridas que estorban la
coherencia buscada. Pero cuando se ejerce la sencilla faena de
vivir, no se puede hacer. Todo lo que nos pasa, significativo o no,
quedará registrado en la memoria, indeleblemente, requiriendo
alguna explicación. Por eso es que, si existe una nota
verdaderamente característica del ser humano, que lo distingue de
todas las demás especies vivientes, es la búsqueda del sentido,
como enseña Viktor Frankl.

Incorporar el azar en la consulta no hace más que reconocer la


vigencia e importancia que tiene lo azaroso en la empresa de
vivir cada uno su vida. Tan común es su presencia en la realidad
cotidiana y tan vital es su incidencia en el vivir, que puede decirse
que las cosas que consideramos más trascendentes, como el amor
o la amistad, provienen, por lo general, del azar. ¿Puede acaso
un afecto genuino, surgir de un cálculo deliberado? La amistad,
como el amor verdadero, nace, por lo general, de manera casual
y a raíz de los hechos o circunstancias más imprevistos. Si
pretendiéramos, de forma premeditada hacernos amigos de
alguien, esa amistad estaría viciada desde su base. No sería,
propiamente, amistad, sino "negocio". Lo mismo pasa
generalmente con todas las demás vinculaciones afectivas.
Podemos elegir una patria por motivos atendibles. Pero en el
fondo de nuestro corazón, siempre permanecerá, siquiera como
un recuerdo desvaído, aquella otra en que, “por acaso”, nos ha
tocado nacer.

Las cosas que depara ese sector rebelde de la realidad son


siempre espontáneas, limpias de toda intención y, por lo tanto,
genuinas. Es la cara positiva del azar. A esa cara apelaban
aquellos lejanos sacerdotes hebreos cuando interrogaban a Dios
utilizando sus misteriosos "Turim y Ummim" que insinúa
veladamente la Biblia. Suponemos que acontece lo propio cuando
el "pai" brasileño de hoy arroja los "buzios" de la práctica
"umbanda". Las diferencias son enormes, entre ambos casos,
pero en el fondo, hallamos siempre al hombre, desplegando su
talento para escrutar lo desconocido.

Existe otro motivo aún por el cual debemos contar con el azar en
el procedimiento de la consulta. Y es que, si es como decíamos
que a mayor contraste, mayor conciencia, el mayor contraste
siempre se produce del choque con lo imprevisto. Y no existe
nada más imprevisto que el azar. Mientras que los contenidos
figurativos, conscientes, penetran el ámbito de la subjetividad por
la puerta principal, que es el pensamiento deliberativo, los de
fondo, entran por la puerta trasera. Juntos, producirán la
iluminación, o mayor conciencia, que es el fruto de la consulta
oracular.
Es necesario apuntar aquí que la moderna Física Cuántica ha
descubierto que la realidad física, a nivel subatómico, es
esencialmente azarosa. Por ejemplo, hasta hoy se cree
comúnmente que cuando se revolea una moneda, si se conocieran
todos los factores que intervienen en ese acto -la fuerza, la
dirección del impulso y todos los demás factores que inciden en su
curso-podría conocerse de antemano el resultado; si saldrá cara,
o ceca. Pues bien, se ha demostrado matemáticamente, que ello
es imposible. Ni aún conociendo absolutamente todas las
energías incidentes en el procedimiento de arrojar la moneda al
aire podría determinarse cómo caerá, porque lo impide una cuota
de aleatoriedad que es inherente a la propia Naturaleza. Hay
una imprecisión esencial en el mundo subatómico…

I-CHING es un libro inmensurable, semejante a una montaña que


puede abordarse mediante sesenta y cuatro laderas diferentes.
Quienes quieran hayan sido sus autores, conocían bastante de la
naturaleza humana y de su constante periplo hacia el logro de
una conciencia mayor. Y nos regalaron ese texto que es capaz de
recibir todo tipo de interpretaciones sin envejecer, como un
instrumento al servicio de esa suprema empresa.
De él aprendemos que cada persona debe construirse usando el
material que encuentre, sea éste oro, madera o barro. Lo único
que importa, es la forma que pueda imprimirle a su ser: Un
recipiente capaz o incapaz de recibir y aprovechar el agua que
proviene de Lo Alto.
NOTAS
(1) Edgar Rubin: Visuell Wahrgenommene Figuren, Copenhagen, 1921.
(2) Fedro, De Vitiis Hominum (Fábula: "Los dos Alabardas", siglo I AD).
(3) Mateo, 16-2/4.

Definición

Básicamente, I CHING consiste en una colección de dos signos


gráficos: una línea entera y una línea partida, trazadas
horizontalmente y apiladas unas sobre otras, formando 64 grupos
de seis. Y aunque cada una de esas líneas está acompañada de
ciertas ideas e imágenes, el libro no constituye un texto coherente.
No posee forma de discurso lógico, por cuya razón suele
emplearse como oráculo que se consulta “al azar”, según veremos
más adelante.

La consulta se efectúa mediante métodos y procedimientos que


han variado a través de los siglos. Muchas de sus ideas e
imágenes hacen una constante referencia al “hombre superior”,
que simboliza el ideal de perfección humana.

Si I Ching fuese solamente un libro, una vez leído podríamos


llegar a conocerlo por entero. Agotaríamos su contenido y lo
incorporaríamos a nuestra formación, como ocurre con todos los
demás textos conocidos. Su información pasaría, en adelante, a
ser parte del patrimonio de un saber, y con ello, entrando en la
rueda del tiempo, se sometería al destino común de todos los
demás libros. Queremos decir que podría ser objetó de alabanza
y de refutación; evolucionaría, encontraría adeptos y detractores.
Sería imitado, admirado o vilipendiado, traicionado, subvertido,
exaltado u olvidado. Esto ocurre con todo discurso coherente, con
toda idea filosófica, política, psicológica, etc. Sus ideas
evolucionarían o se olvidarían, como acontece con cualquier cosa
dentro del ámbito de la cultura. Esa es la suerte que corre todo
elemento cultural; desde las ciencias y técnicas, hasta las modas y
los bailes; desde la ideas filosóficas hasta las concepciones
políticas, las artes y la gastronomía. Toda invención humana nace
y crece, evoluciona hasta un cenit y declina hasta morir, para ser
luego reemplazada por otra cosa diversa.

Pero con el Libro de los Cambios, las cosas se dan de otra


manera. Su calidad de oráculo lo hace ingresar en una categoría
bastante particular, por incluir la participación de la subjetividad
del consultante. Porque la forma en que se lleva a cabo la
consulta oracular es personal y la interpretación no tiene
pretensiones de universalidad. La sabiduría de I CHING no es
objetiva y para todos, sino, por el contrario, es íntima, personal y
propia de cada uno. Su marco referencial no es la sociedad, no
es la colectividad, sino la propia vida del consultante, aquí y
ahora. El mismo marco donde se dan pensamientos y emociones,
deseos y fantasías, sentimientos y sueños. Por ello, consultar al
oráculo equivale, en todos los casos, a ir descubriéndose uno
mismo. A ir amojonando y parcelando las dunas de la propia
geografía interior. A conocernos mejor para ubicarnos con
ventaja frente a las dificultades.
Permanencia y Cambio

Hemos dicho que la traducción literal de I CHING sería,


aproximadamente, “El Libro de los Cambios”, pero, ¿qué son los
cambios? Veamos. Permanencia y cambio son dos ideas en torno
a las cuales se edifican dos maneras completamente diferentes de
pensar. Digamos: dos estilos diferentes de racionalidad. La
occidental está edificada sobre la primera de dichas ideas, es
decir, sobre la permanencia o inmutabilidad de las cosas. Esto
quiere decir que todo lo pensamos en función de permanencias.
De una constancia ideal que las cosas supuestamente tienen.
Sabemos que todo cambia de continuo, en la realidad, pero
pensamos las cosas como si fuesen permanentes, o en función de
un “ser inmutable” que ellas parecen tener.

El occidental dice: Las cosas son lo que son. Si cambian luego,


será por alguna “causa” que la provoca, pero cuando las pienso,
debo suponer que poseen un "ser” permanente. Occidente
siempre se ha desvivido por averiguar lo que las cosas “son”. El
hecho de que en la realidad de todos los días vayan cambiando,
se lo considera anecdótico, irregular, o excepcional, y se dice
que es debido a tal o cual “causa”, algo ajeno a la cosa misma
que la hace cambiar. Si el hombre joven envejece, bueno, no es
porque debe envejecer intrínsecamente, sino por causa de esto o
de lo otro. Pensamos las cosas como si, de suyo, no debieran
cambiar. Nos resulta sumamente difícil pensar las distintas
realidades en función de su constante mutación. Cuando
efectivamente se transforman, el hombre occidental se turba y
trata de buscar las causas de esos cambios. Pero siempre toda
muda le deja impresa una sensación de irracionalidad, o de
injusticia, o cierta mal disimulada angustia.

Shakespeare, en un relámpago de genialidad, pone en boca de


Hamlet una frase que resume, en cierto sentido, la situación
embarazosa del hombre occidental frente al cambio. Le hace
decir a su personaje: "Ser o no ser, ésa es la cuestión". Y ésa es,
efectivamente, la "gran cuestión" de nuestra cultura: no ser capaz
de pensar las cosas "en función de sus cambios o movilidades, en
función de su natural transformación". Toda alteración operada
en la realidad, aparece, en primera instancia, como un
contrasentido que tenemos que explicar, que racionalizar. Un
golpe del que, de alguna manera, tenemos que reponernos. Por
ese motivo encontramos en las grandes ciudades tantos
monumentos en los que aparecen señores ya fallecidos,
representados en bronce o piedra. Sentados, de pie o a caballo,
con el fin de perpetuar un recuerdo que, más que nada, es una
ilusión de permanencia.

En verdad, permanencia y cambio vienen a ser dos maneras


diferentes de explicar las cosas, los fenómenos que acontecen en
toda realidad. Dos maneras distintas de hacérnoslos inteligibles y
comprensibles. Dos opuestos "sistemas racionales". Mientras que
la cultura occidental explica la realidad en función de
permanencias, I CHING invita a cada paso a hacerlo en función
de su cambio o mutación. Por ese motivo, el nombre propio de
este oráculo se refiere a los cambios.
Más allá de esta aclaración conceptual, debemos reconocer que
todos y cada uno de nosotros, sobre todo cuando arribamos a la
mediana edad, nos damos cuenta de que, en el plano de la
experiencia personal al menos, la permanencia de las cosas es
mera ilusión y que todo cambia irremediablemente. Todo lo que
cae bajo los sentidos y viene a ser el entorno de la vida cotidiana,
cambia constantemente, y adaptarnos a esas mutaciones equivale
a adquirir madurez mental y emocional. En todos los aspectos de
la vida, cuando parece que hallamos un lugar seguro, una
situación estable, siempre sobreviene la mutación. Y todo se
dispone a cambiar lentamente de sentido. Más vale aprender a
convivir con esas transformaciones, a asumirlas, a percibirlas y, si
fuere posible, a “protagonizarlas”, porque si no lo hacemos,
seremos irremediablemente arrollados por ellas. Esta es una de las
lecciones más duras para el hombre de mentalidad occidental.
Aprender a sepultar lo viejo y recibir lo nuevo con alegría.
Desprenderse del cadáver del niño que se lleva a cuestas, para
asumir la adultez, y desprenderse del cadáver del hombre en la
plenitud de sus fuerzas físicas, para recibir al senil, al sabio.
Aprender a hacer las maletas y partir cuando más establecidos
estamos.

Es sobre la idea del cambio constante e irremediable de la


realidad que debemos encarar la consulta oracular, porque la
serie de líneas enteras y partidas que forman el cuerpo de I
CHING son la expresión de la mutación a que están sometidos
todos los aconteceres del universo, y, por supuesto, también el
problema que nos lleva al oráculo.
Las Líneas Entera y Partida

Aquellos antiguos magos autores del I CHING estructuraron el


oráculo sobre la idea del cambio, la mutación, pero no
recurrieron a la palabra escrita para expresarlo. Ni siquiera
emplearon para ello "ideogramas", que son dibujos estilizados
que expresan ideas. Ello ocurrió en un tiempo tan remoto, que
puede considerarse aún previo a toda forma de escritura.
Encontraron una manera ingeniosa de decir lo que para ellos era
el cambio como componente básico de toda realidad, recurriendo
al trazado gráfico de dos líneas, una entera y otra partida,
acopladas horizontalmente la una sobre la otra. Todo lo que irían
a decir acerca de la realidad, lo harían valiéndose de esos dos
únicos componentes elementales, esas dos líneas, combinadas
entre sí de varias formas, a la manera de un código.

De ese modo, el cuerpo original del I CHING no son vocablos ni


son ideogramas, sino dos imágenes gráficas puras que revelan
simple oposición entre ellas. Puestas en sucesión, encimadas unas
sobre otras, irían a representar gráficamente el cambio, la
mutación a que está sometida toda realidad. En adelante, esos
palitos enteros y quebrados serían capaces de simbolizar todo
aquello que puede llegar a la conciencia, todo lo que podemos
hacer conciente. Todo lo que pensamos, sentimos, creemos,
deseamos, imaginamos, proyectamos, ejecutamos; todo
problema, toda alegría, toda emoción, etc.

A estas alturas, surge una asociación inevitable. El llamado


"sistema de numeración binaria", que es el código que utilizan las
modernas computadoras, también se basa en la combinación de
dos símbolos opuestos. Ellos son los dígitos "cero" y "uno". En
este sistema, cualquier cantidad puede ser expresada mediante
esos dos números, y también cualquier imagen visual o auditiva.
La coincidencia abre, naturalmente, la posibilidad de tejer toda
suerte de conjeturas sobre las cuales no vamos a extendernos
aquí. Sólo diremos que el orden matemático que revelan los
signos del I CHING, también debe haber llamado la atención de
aquellos jesuitas que lo descubrieron, allá en el siglo XVII y del
filósofo Leibniz, que en esa época estaba trabajando en su
sistema de aritmética binaria.

De modo que línea entera y línea partida, en conjunto, vienen a


simbolizar toda la realidad, todo el universo fenoménico. Pero,
atención: la realidad "entendida subjetivamente", es decir, una
realidad "en tanto contenido de conciencia". La realidad en tanto
es pensamiento o sentimiento concretos de un sujeto, según
veníamos diciendo. Inclusive nuestros sueños y delirios, en la
medida en que pueden llegar a sernos concientes. Porque el
universo del que trata el Libro de los Cambios no es otro que el
universo del hombre.

Línea entera y línea partida, acopladas la una a la otra,


conforman, así, un medio de "ver" las experiencias subjetivas,
algo a lo que los occidentales no estamos acostumbrados porque
todo lo reducimos a ideas abstractas.

Normalmente, cuando vivimos, sólo lo hacemos apoyados en


ideas. Toda la gama de sensaciones, sentimientos, emociones que
bulle en nuestro interior, no es objeto de razonamiento sino a
través de las ideas, que son sus esquemas ideales, abstractos.
Suele costar muchísimo poder configurar mentalmente y registrar
en la memoria las experiencias que se sienten de la realidad. Sin
embargo, a veces se nos hace patente esa falencia que tenemos,
cuando abriendo una ventana o penetrando en una habitación,
percibimos cierto aroma que de pronto parece abrir las
compuertas de la vida interior y decimos: "Esto ya lo he vivido
anteriormente". Y nos salen al encuentro ciertas emociones,
sensaciones o sentimientos que están dentro de nosotros, pero que
la formación intelectual y mental que tenemos impide evocar.
Porque no podemos pensar más que ideas, porque todo lo
archivamos en la memoria a través de los signos del lenguaje.

Las líneas apiladas, simplemente acopladas de a dos, y también


de a tres y de a seis, como luego veremos, tienen la función de
facilitar "pensar", "hacer conciente" esa dimensión de la mente
que son las experiencias vividas. Es el aprendizaje a pensar de
otra manera y a desarrollar la conciencia en otras direcciones que
se adquiere a través de la consulta oracular.

Se parte entonces, de la suposición de que, cualquier cosa, en


tanto y en cuanto sea objeto de una experiencia concretamente
vivida por el consultante, está representada por una línea entera o
una línea partida, y, como tal, tendrá su lugar específico en ese
edificio de líneas que es I CHING. Lo único que se debe hacer (y
en esto consiste la consulta oracular), es ubicarla.
Cuando efectuamos una consulta en relación a algún problema
determinado, ese problema estará simbolizado en algún rincón de
aquel edificio, en cierta línea, entera o partida. Estará "sostenido"
por cosas que conozco y por otras que desconozco, por cosas
evidentes y por cosas que me son ocultas. Deberé "rastrearlo"
mediante la técnica de la consulta. Esas líneas, representativas de
contenidos interiores, guardan un delicado equilibrio que se
refleja en el orden que exhiben, las unas sobre las otras, en
proyección matemática.

A veces, se hará visible que mientras sostenemos determinadas


convicciones en mérito a su verdad o falsedad intrínsecas, en
realidad estamos apuntalando otras ideas o creencias ocultas que
sí interesan por sí mismas porque si fueren socavadas,
ocasionarían el derrumbe de la estantería de nuestra
personalidad.

Hacia el siglo IV D.C. surgió en China una doctrina llamada del


"Yin-Yang", que es una filosofía basada en el juego de los
opuestos. Su autor, según algunos historiadores, llamado Tsou-
Yen, se inspiró en este juego de líneas que estructura nuestro
oráculo. A la línea entera se la llamó, por influencia de esta
doctrina, "yang", y a la partida, "yin". No viene al caso comentar
aquí esta teoría filosófica, pero sí vale la pena siquiera
mencionarla, desde que la expresión "yin-yang" se ha
popularizado mucho en Occidente.

Finalmente, debemos decir que las líneas entera y partida ponen


al descubierto un mecanismo básico de la mente humana, que es
el siguiente: siempre, en todos los órdenes de la vida, lo distinto,
lo diverso o lo opuesto, "ilumina" y contribuye a “definir". He
aquí un nuevo concepto de verdad que I CHING introduce.
Verdad, no ya entendida como "información", como "dato",
como un conocimiento que, proveniente del exterior, lo tomamos,
lo incorporamos y utilizamos. Se trata de verdad como
"iluminación" subjetiva, verdad como una "revelación" interior.
Verdad como alimento de la conciencia.

Nunca el hombre se ve a sí mismo más hombre, que junto a la


mujer; nunca el réprobo parece más digno de condena que en
presencia del justo, nunca el inteligente parece más brillante que
frente al torpe. El estudiante que debe presentarse ante la mesa
examinadora a continuación de otro que ha sido calificado como
"sobresaliente" suele sentir un ligero pavor. Sabe que su
exposición podrá parecer deslucida frente a la de su antecesor en
la lista. De la misma manera, la línea entera se define en
comparación con la partida, y viceversa. Y el sentido de ambas
líneas, acopladas y confrontadas entre sí, en variedad de
combinaciones, irá a facilitar una suerte de "iluminación" de los
contenidos interiores y subjetivos de los cuales no siempre se es
plenamente conciente.

Si pienso en mi padre, aunque no piense simultáneamente en mi


madre, la representación de ella estará de todos modos presente,
implícitamente. Lo mismo si siento alegría, puede decirse que el
sentimiento opuesto de tristeza también estará presente, no
concientemente, claro, pero sí implícita, tácitamente. Porque la
alegría que pueda sentir la siento necesariamente “sobre el molde
de su opuesto”. Así pasa con todas las cosas que pensamos y que
sentimos, con todo aquello de lo cual llegamos a tener conciencia.
Cada contenido de la subjetividad, cuando es comprendido,
reconoce otro inconciente que le sirve de trasfondo, sobre el cual
se apoya y configura. Esto lo veremos más adelante, con mayor
detenimiento.

I CHING dice que la línea entera expresa todo lo positivo, todo lo


claro y fuerte, todo lo directo y sobresaliente de las cosas. Que la
línea partida expresa, en cambio, la ausencia de realidad, el
hueco que dejan las cosas cuando ya no están, o el que existe
virtualmente cuando aún no están. Se trata de todo lo negativo, lo
difuso y maleable, lo indirecto e inadvertido de las cosas. Las
cualidades masculinas tienen expresión en la línea entera, lo
mismo que las cualidades femeninas encuentran expresión en la
línea partida. De ese modo, podríamos dividir en dos grupos todo
lo que puebla el interior de cada uno, todo acontecer que se da
en el ámbito subjetivo. Cada pensamiento, cada sentimiento,
emoción, sueño o acto de voluntad, en cuanto contenido
conciente, admite sus contrarios y eso mismo expresan las líneas
entera y partida.

El juego de líneas que presenta I. Ching pasa a ser, desde este


punto de vista, un método de investigación de la subjetividad.
Una especie de "pantalla" sobre la que podemos "atribuir"
libremente todo acontecimiento interior, todo contenido subjetivo.
No es necesario que "creamos", ni que "tengamos fe" en que el
problema que llevamos a la consulta está necesariamente
representado en una línea dentro de la constelación de líneas.
Simplemente basta con suponerlo, con "proyectarlo". Simplemente
se trata de un método para clarificar y clasificar esos fenómenos
brumosos y poco definidos. Eso que solemos denominar
vagamente como "aquello que nos pasa". El Libro de los
Cambios, con sus líneas opuestas, dice, gráficamente, cómo, en
nuestro interior, existen contenidos claros y difusos, definidos e
indefinidos, concientes y ocultos.
Vamos perfilando, así, desde ahora, la aptitud de la consulta
oracular como auxiliar de la mente y su calidad de instrumento de
autoindagación interior.

El Primer Ordenamiento de la
Realidad: Los Ocho Trigramas

La tradición china hace remontar la autoría de un primer grupo de


combinaciones de aquellas líneas, a un personaje legendario
llamado Fu-Hsi, que se supone, vivió entre el quinto y el tercer
milenio antes de Cristo, es decir, en plena prehistoria. De alguna
manera, la invención de ese primer grupo de combinaciones
señala el comienzo de la cultura sínica. El primer intento por
diseñar una imagen coherente de la realidad, que rescata al
hombre primitivo del caos en el cual se sentía inmerso.

Esa primitiva combinación consistía en ocho grupos de tres líneas


cada uno. Se los llama comúnmente "trigramas" y son todas las
combinaciones posibles entre ambas líneas, entera y partida, en
grupos de tres.
Los trigramas quedaron identificados con sendos nombres, que
son los que aparecen en la figura 1. Cada uno inspira y agrupa
toda una serie de significaciones atribuidas tradicionalmente, y
que sólo mencionaremos al pasar. Por ejemplo, CH´IEN, significa
lo creativo, lo luminoso, lo masculino, el padre, el principio, el
cielo y, en general, todas las cualidades masculinas y
sobresalientes de las cosas. Según lo vemos en la figura 1, está
compuesto por tres trazos enteros, de modo que se identifica con
todas aquellas cualidades que normalmente se vinculan a la línea
entera.

A K´UN, la tradición le atribuye lo receptivo, lo umbrío, lo


femenino, la madre, la tierra y, en general, todas las cualidades
femeninas y también las inadvertidas de las cosas. Está integrado
por tres líneas partidas y su significado se confunde con el de la
línea partida. Se supone que de la unión de CH´IEN, el Cielo y K
´UN, la Tierra, o sea, de lo Creativo y lo Receptivo, de lo
Masculino y lo Femenino, surgen los seis trigramas restantes que
completan la primera visión de la realidad.
Los significados que mencionamos para cada signo son solamente
algunos de los tradicionalmente admitidos. En realidad, carece de
relevancia, al menos desde nuestro punto de vista, la extensión de
esos significados que la tradición nos hace llegar y la erudición
escruta. Si se tratan, como creemos, de vivencias personales, de
experiencias subjetivas, nos basta con conocer sólo unas pocas
para, mirando "para adentro", descubrir incontables
significaciones más. Como se trata de estructuras, jamás
podremos llegar a "definirlas" completamente y sólo admiten
ejemplificaciones. En esto consiste la proyección de contenidos
subjetivos que se lleva a cabo durante la experiencia oracular,
según veremos mas adelante.

Pasa como cuando visitamos una galería de arte para identificar


a un autor. Unos pocos cuadros o unas pocas esculturas de la
misma autoría bastarán, en la generalidad de los casos, para
advertir un estilo determinado, estilo al que, por otra parte,
tampoco podríamos "definir" en integridad.

Debemos reparar que, en realidad, se trata de cuatro oposiciones


básicas, a saber:

El Cielo y la Tierra (CH´IEN y K´UN)


El Agua y el Fuego (K´AN y LI)
El Trueno y la Montaña (CHEN y KEN)
El Viento y el Lago (SUN y TUI)

Sobre la base de esas ocho estructuras, el consultante reconocerá


en sí mismo la existencia de ocho actitudes básicas y correlativas
ante la vida, que son las siguientes:

ME BRINDO, ME PRODIGO, O RECIBO Y CONCIBO (Cielo o


Tierra)
ME DILUYO, O ME VINCULO (Agua o Fuego)
ME DECIDO, O ME AQUIETO (Trueno o Montaña), y
ME AGITO, O ME SATISFAGO (Viento o Lago)
Parece ser que antes de la aparición del héroe Fu-Hsi y la
creación de los trigramas, en un tiempo que se hunde en la más
remota protohistoria, era común la práctica adivinatoria entre los
chinos. Se relacionaría, según los arqueólogos, con la quemazón
de ciertos huesos de bovinos y caparazones de tortugas.
Aparentemente se practicaban determinadas incisiones sobre esos
elementos óseos y luego se los sometía a la acción del fuego. Con
el natural resquebrajamiento, aparecían sobre la superficie
quemada ciertas líneas, las cuales eran objeto de interpretación
por aquellos desconocidos magos. Teniendo en cuenta esos
antecedentes, las líneas que componen los trigramas bien
pudieron haber sido fruto de una cierta codificación o
sistematización de aquella labor.

Con un poco de imaginación, podríamos entrever, en varios


trigramas, la silueta de aquello que enuncian. Así, en TUI
adivinamos la silueta de un lago, mientras que en KEN, la de una
montaña. En cuanto a LI y K´AN, están simbolizadas tal como un
dibujante lo haría valiéndose de sencillos trazos, si tuviera que
representar al fuego o al agua. Los trazos alternados enteros y
partidos dan idea del flujo y la movilidad de los elementos. Por
último, los tres trazos llenos de CH´IEN sugieren la contundencia
de lo masculino y las tres líneas partidas de K´UN reflejan la
quiebra, el hueco, la fragilidad receptiva de lo femenino.

La Segunda Ordenación de la
Realidad: Los Sesenta y Cuatro
Hexagramas

Hacia el año mil antes de nuestra era, aparece sobre el horizonte


de la historia china un segundo personaje, de caracteres más
nítidos que Fu-Hsi. Es el rey Wen, fundador de la dinastía Chou,
de quien se dice que debió permanecer en prisión un largo
período de su vida, víctima de un tirano a quien más tarde sus
hijos destronarían. Según cuenta la leyenda, sus años de
cautiverio le sirvieron para meditar profundamente sobre el
sentido de los ocho trigramas de Fu-Hsi, señalándoselo por ello
como el autor de los 64 hexagramas, logrados mediante el
acople de aquellos ocho primitivos trigramas unos sobre otros. La
nueva estructura gráfica, compuesta por la conjunción de dos
trigramas, uno superior y otro inferior, fue dotada de un nombre
y, en número de 64, representa todas las posibilidades en que los
trigramas pueden ser combinados entre sí.

Con la invención de los hexagramas queda conformado


definitivamente el cuerpo de líneas del libro tal cual hoy le
conocemos. En la Figura 2 aparecen en orden, y a continuación,
sus correspondientes nombres traducidos, aproximadamente, al
castellano.
Figura 2

1. CH´IEN / LO CREATIVO, EL CIELO, BRINDARSE


2. K´UN / LO RECEPTIVO, LA TIERRA, CONCEBIR
3. CHUNG / LA DIFICULTAD INICIAL, TROPEZAR
4. MENG / LA NECEDAD JUVENIL, EL APRENDER
5. HSÜ / LA ESPERA, EL ACECHO
6. SUNG / EL CONFLICTO, LA LUCHA, LA CONTIENDA
7. SHIH / EL EJÉRCITO, LA DOMESTICACIÓN
8. PI / LA SOLIDARIDAD, GREGARISMO
9. HSIAO-CH´U / LA INHIBICIÓN
10. LÜ / EL PORTE, ANDAR LIBREMENTE
11. T´AI / LA PAZ, INTERCONECTARSE, EL INTERCAMBIO
12. PI / EL ESTANCAMIENTO, ATRINCHERARSE
13. T´UNG-JEN / LA COMUNIDAD, ARTICULARSE, LA
CAMARADERÍA
14. TA-YU / LA POSESIÓN, EL POSEER
15. CH´IEN / LA MODESTIA, LA HUMILDAD
16. YÜ / EL ENTUSIASMO
17. SUI / EL SEGUIMIENTO, SEGUIR Y SER SEGUIDO
18. KU / LAS LIMITACIONES HEREDADAS, LA
RESIGNIFICACIÓN DEL PASADO
19. LIN / EL ACERCAMIENTO, EL AVANCE
20. KUAN / LA CONTEMPLACIÓN
21. SHIH-HO / LA MORDEDURA TAJANTE, LA CONDUCTA DE
CHOQUE
22. PI / LO AGRACIADO, EL ADORNO
23. PO / LA DESINTEGRACIÓN, EL DETERIORO
24. FU / EL RETORNO, LA REAPARICIÓN, EL RENACER
25. WU-WANG / LA INOCENCIA
26. TA-CH´U AUTODISCIPLINARSE RESTRINGIRSE
27. I / ALIMENTARSE
28. TA-KWO / EL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL, LO
EXCEDENTE
29. K´AN / EL AGUA, LO ABISMAL, PELIGRO, LA BÚSQUEDA
DE LÍMITES
30. LI / EL FUEGO, LO ADHERENTE, AMAR
31. HSIEN / EL INFLUJO, LA SUGESTIÓN
32. HENG / LA DURACIÓN, LA PERSEVERANCIA
33. TUN / LA RETIRADA, LA HUÍDA
34. TA-CHUANG / EL ENFRENTAMIENTO CON EL PODER Y LA
FUERZA
35. CHIN / EL PROGRESO
36. MING-I / EL REGRESO, LA INVOLUCIÓN
37. CHIA-JEN/ EL CLAN, LA FAMILIA, EL SENTIDO DE NACIÓN
38. KUEI / DISENSO, ANTAGONISMO, POLARIACIÓN
39. CHIEN / EL IMPEDIMENTO
40. HSIEH / LA LIBERACIÓN
41. SUN / LA MERMA
42. I / EL AUMENTO
43. KUAI / EL DESBORDAMIENTO
44. KOU / IR AL ENCUENTRO, CONTACTO, CHOCAR CON LA
REALIDAD
45. T´SUI / LA REUNIÓN, LA AGLOMERACIÓN, MASIFICARSE,
EL PODER DE LA GREY
46. SHENG / LA SUBIDA, SOBRESALIR
47. K´UN / EL AGOTAMIENTO, LA DESAZÓN,
DESORIENTARSE
48. CHING / EL POZO DE AGUA, ENSIMISMARSE
49. KO / LA REVOLUCIÓN
50. TING / EL CALDERO, LA TRANSFORMACIÓN EVOLUTIVA
51. CHEN/ EL TRUENO, LA CONMOCIÓN, ACTUAR
DECIDIDAMENTE
52. KEN/ LA MONTAÑA, AQUIETARSE, LA RELAJACIÓN
53. CHIEN EL VUELO DE LAS GRULLAS PLANEAR, ORGANIZAR,
EL PREDOMINIO DE LOS MEDIOS SOBRE LOS FINES
54. KUEI-MEI / LA CONCUBINA, UBICARSE, LLEGAR A ALGO
OMITIENDO FORMALIDADES
55. FENG / LA PLENITUD, APOGEO
56. LÜ / EL ANDARIEGO, PEREGRINAR
57. SUN / EL VIENTO Y LA MADERA, LO SUAVE. LAS
INQUIETUDES
58. TUI / EL LAGO, SATISFACCIÓN, LO SERENO, LOS
INTERESES
59. HUAN / LA DISPERSIÓN, LA DISOLUCIÓN
60. HSIEH / LA RESTRICCIÓN, AUTOLIMITARSE
61. CHUNG-FU / LA VERDAD INTERIOR, ENCONTRARSE A SÍ
MISMO
62. HSIAO-KUO / EL PÁJARO VOLADOR, LA CONDUCTA
FRENTE A NUESTRAS LIMITACIONES
63. CHI-CHI / CONSUMAR, CONSUMIR
64. WEI-CHI / LA PREPARACIÓN

Al igual que los trigramas, los 64 hexagramas se presentan de a


pares. Son 32 diferentes formas de oposición, que se
corresponden con otras tantas actitudes interiores ante la vida.
Cada hexagrama impar está ligado al par que le sigue.

1 Y 2: DAR, BRINDARNOS O RECIBIR Y CONCEBIR


3 Y 4: TROPEZAR O APRENDER
5 Y 6: ESPERAR Y ACECHAR O REHUIR Y SEPARARSE
7 Y 8: DISCIPLINAR Y DOMESTICAR O UNIRSE A OTROS Y SER
SOLIDARIO
9 Y 10: LUCHAR CONTRA UNA DEBILIDAD O INHIBICIÓN, O
SOLTARSE, ANDAR
11 Y 12: INTERCONECTARSE E INTERCAMBIAR O
ESTANCARSE Y ATRINCHERARSE
13 Y 14: ARTICULARSE, SABER DELEGAR Y ORGANIZAR O
POSEER
15 Y 16: SER MODESTO Y RECATADO O ENTUSIASMARSE Y
MOVILIZAR A OTROS
17 Y 18: SEGUIR A OTROS O TOMAR CONCIENCIA DE
QUIENES NOS PRECEDIERON
19 Y 20: ACERCARSE, O CONTEMPLAR
21 Y 22: MORDER Y ADOPTAR UNA CONDUCTA DE CHOQUE
O SER ELEGANTE Y GARBOSO
23 Y 24: DESINTEGRARSE Y MORIR O RETORNAR Y RENACER
25 Y 26: ACTUAR CON INOCENCIA Y ESPONTÁNEAMENTE O
AUTODISCIPLINARSE
27 Y 28: ALIMENTARSE Y NUTRIRSE O TOMAR CONCIENCIA
DEL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL Y LO EXCEDENTE
29 Y 30: HUNDIRSE O, ADHERIRSE A ALGO
31 Y 32: ACTUAR POR SUGESTIÓN O ACTUAR CON
PERSEVERANCIA
33 Y 34: RETIRARSE DEL PODER Y LA FUERZA, HUIR O
ENFRENTARSE AL PODER Y LA FUERZA, COMPROMETERSE Y
CONTROLARLOS
35 Y 36: EXPANDIRSE Y CRECER O REPOSAR, INVOLUCIONAR
(REGRESIÓN)
37 Y 38: LA CONDUCTA DE CLAN O LA DINÁMICA DEL
DISENSO
39 Y 40: SUFRIR UN IMPEDIMENTO O LIBERARSE DE ÉL
41 Y 42: MERMAR O AUMENTAR
43 Y 44: DESBORDAR, O IR EN BUSCA DE ALGO
45 Y 46: CONGREGARSE Y NIVELARSE CON LOS DEMÁS, O
SOBRESALIR
47 Y 48: AGOTARSE, DISGREGARSE, ALEJARSE DE SI, O
ENSIMISMARSE, MEDITAR
49 Y 50: REVOLUCIONAR O EVOLUCIONAR
51 Y 52: ACTUAR DECIDIDAMENTE, DECIDIRSE O AQUIETARSE
Y RELAJARSE
53 Y 54: PROGRESAR O LLEGAR A ALGO, UBICARSE
55 Y 56: LLEGAR A LA PLENITUD O PEREGRINAR
57 Y 58: TENER INQUIETUDES O TENER INTERESES Y BUSCAR
SATISFACERSE
59 Y 60: DISPERSARSE O AUTOLIMITARSE
61 Y 62: ENCONTRARSE A UNO MISMO, O MIRARSE DESDE
AFUERA, LA CONDUCTA FRENTE A LAS LIMITACIONES
63 Y 64: CONSUMAR O PREPARAR

La acción de "progresar" y de "evolucionar", está tratada en tres


hexagramas diferentes, como podrá reparar más adelante el
lector, en la segunda parte de este libro. En el 35, en el 50 y en
el 53. Bajo diferentes denominaciones, I CHING trata en esos
hexagramas, del progreso y la evolución. Pero en el hexagrama
35 se refiere al progresar como operación contraria a "regresar",
y del evolucionar como lo contrario de "involucionar". El 50
presenta a la "evolución" como lo contrario de la "revolución", es
decir, dos maneras diametralmente opuestas de efectuar un
cambio. Finalmente, en el hexagrama 53 se trata del progreso y
evolución como una acción opuesta a la idea de "ubicarse", de
"llegar a algo".

Años más tarde, el duque de Chou, hijo del rey Wen, procedió a
adicionarle, a cada línea de cada hexagrama, determinadas
imágenes e ideas, por lo general llenas de colorido y sugestión.
Son escenas de contenido ambiguo que se refieren indirectamente
a un consultante ideal, que va en busca de sabiduría. A veces,
cargadas de honda poesía, otras, de cierto dramatismo,
culminan, la mayoría de ellas, en un presagio, favorable o
desfavorable.
La Compilación Actual

Hacia el siglo IV antes de la era cristiana le fueron agregados al


libro original, diversos comentarios y frases de sabiduría de
Confucio y su escuela, muchos de ellos en verso. De la
compilación que llega a nosotros resulta difícil distinguir, en
aquellas glosas, las que son originarias del maestro, de las de sus
continuadores. Por otra parte, el texto, a través del tiempo, ha
sufrido tantos avatares, tantas adiciones y sustracciones que
pueden suponerse en una historia tan dilatada, que el solo hecho
de haber llegado a nosotros sorteándolas, es ya una especie de
milagro.

Se cuenta que cuando Leibniz toma conocimiento de la serie de


hexagramas que le remiten los jesuitas, les pide a éstos una
traducción de todos los textos que acompañan al cuerpo de
líneas. Así comienza para Occidente la aventura de encontrarse
con un libro que contradice de hecho las bases mismas de su
forma de pensar.

La primera edición que viera Europa aparece en latín, en el año


1715. El libro, no obstante, permanecerá en la oscuridad, como
patrimonio de un reducido número de intelectuales, hasta que, ya
en el siglo XX, un célebre prólogo de Carl Gustav Jung cambiará
su destino. Es en 1950 y el maestro, por entonces en la cumbre
de su prestigio como psiquiatra e investigador, accede a redactar
el prefacio a la primera edición inglesa de la obra de Richard
Wilhelm. Este es autor de una de las mejores traducciones del
Libro de los Cambios, del chino al alemán.

Aquél prólogo tiene la virtud de despertar la atención del gran


público. Los conceptos vertidos sobre I CHING por quien se
supone que habla como científico de nota y discípulo de Freud
producen conmoción. Jung confiesa allí su admiración por el
oráculo, considerándolo un método de exploración del
inconciente. Desde esa fecha hasta el presente, se vienen
multiplicando en todo el mundo todo tipo de ediciones en lenguas
modernas, la mayoría de ellas basadas en las dos traducciones
más prestigiosas: la de James Legge, de fines del siglo pasado,
del chino al inglés, y la otra, del chino al alemán, que ya hemos
mencionado, de Richard Wilhelm, de principios del siglo XX.
Hoy en día es difícil no hallarlo, hierático, cálido y misterioso en
sus dictámenes, en toda librería o biblioteca bien surtida, en
cualquiera de sus variadas ediciones; cuidadas algunas y otras
que no lo son tanto.
NOTAS
(1) Éxodo, 28-30, Levítico, 8-8, números 27-21, Deuteronomio, 23/8, 1
Samuel, 28-6, Esdras, 2-63 y Nehemías, 7-65.
(2) 1 Samuel, 28/7.
(3) Carl G. Jung, Synchronicity, Princeton University Press, Nueva Jersey,
1973, pág. 37.

CÓMO CONSULTAR EL ORÁCULO

El Procedimiento

Desde antiguo se han venido usando diversos procedimientos


para consultar al oráculo de I-CHING, los cuales, según lo hemos
adelantado, requieren el auxilio del azar. Sólo han llegado, sin
embargo, hasta nosotros, dos de ellos: uno, el mas primitivo,
consistente en el manipuleo de cincuenta varillas de un árbol
llamado milenrama, y también aquilea o artemisa, bastante
común en China y también en Europa. El otro, mucho más
sencillo, utiliza tres monedas.
Ambos métodos coinciden en la finalidad de buscar mediante el
azar, cuál o cuáles hexagramas contienen la respuesta del
oráculo a la pregunta. Pero difieren en el procedimiento de la
consulta. El primero de ellos, cargado de elementos netamente
rituales, corresponde a un tiempo arcaico de la civilización china,
por lo que se ignora el marco ceremonial que le daba sentido. En
esas condiciones, lamentablemente, hoy, el método de las varillas
hace a la consulta lenta e inauténtica. Por dichas razones, y
debido a que el punto de vista adoptado en este estudio se limita
a presentar al Libro de los Cambios como auxiliar de la mente,
sólo nos interesa el método de las monedas. De todos modos, el
lector que se interese por el procedimiento de las varillas, podrá
hallarlo profusamente explicado en la mayoría de las ediciones
que circulan del libro.

Lo más importante, a los fines de este estudio, es exponer cómo es


posible arribar de manera práctica al hexagrama correcto,
salteando todo elemento tradicional y hermético, que sería más
propio de un tratado esotérico que de un ensayo como el
presente. Esto no implica de ningún modo negar el carácter
sagrado del Libro de los Cambios, ni mucho menos pretender
reducirlo a parámetros profanos. El mismo se asemeja a una
imponente catedral que puede ser abordada por cualquiera de
sus numerosas puertas. Nosotros sólo hemos intentado aquí
penetrar por una de ellas, la más modesta, para facilitar la
entrada de los que, acuciados por algún problema que juzgan
insoluble, puedan hacer uso de sus beneficios.

Será el lector, en mérito a los resultados que obtenga y basado en


su propia experiencia con el oráculo, quien deberá decidir, en
definitiva, sobre la validez o eficacia del libro, aspectos que,
inexorablemente, serán íntimos y de su sola incumbencia. El
mismo irá percibiendo, a lo largo de su trato con I-CHING, que
éste se manifiesta como un verdadero guía espiritual. Dejemos,
pues, que de esa amistad personalísima, surja, naturalmente, la
necesidad de rodear a la consulta de procedimientos de detalles
personales e íntimos.

El segundo sistema de consulta utiliza tres monedas iguales y


consiste en lo siguiente:
Deberá atribuirse el valor “2” a una de las caras, y el valor “3” a
la otra. Esta atribución, por cierto arbitraria, es conveniente
hacerla de una vez para siempre, si es que se ha de trabajar en
lo sucesivo con las mismas monedas. Puede emplearse cualquier
tipo de monedas e incluso medallas, con la sola condición de que
las tres sean iguales. Así, por ejemplo, si tomamos monedas
corrientes, podemos asignarle el valor dos a la cara y el valor tres
a la ceca, o viceversa.

A continuación, deberemos arrojar las tres monedas al mismo


tiempo y sumar los valores que salgan al azar. Si la cifra resulta
ser impar, habremos obtenido una línea entera. Si es par,
estaremos en presencia de una línea partida. Esta operación se
repite seis veces porque seis son las líneas del hexagrama que
deberemos construir. A medida que vayan produciéndose, las
líneas deberán dibujarse apilándolas unas sobre otras, de abajo
hacia arriba, hasta que quede formado el hexagrama
correspondiente.
Este signo podrá ser identificado rápidamente haciendo uso de la
tabla que para ese fin figura al final de este libro. Como se
supone que el hexagrama es fruto de la yuxtaposición de dos
trigramas, habrá que buscar allí, el trigrama superior, sobre la
línea superior, y el inferior, sobre la columna de la izquierda de
la tabla. Por simple proyección, se encuentra, de ese modo, el
número del hexagrama.

Una vez que se sabe cuál ha sido el hexagrama aparecido al


azar, deberemos buscarlo en la Segunda Parte de este libro, o
sea, en nuestra versión didáctica del Libro de los Cambios, donde
encontraremos las explicaciones correspondientes.

Dejaremos para más adelante toda referencia al "trabajo


oracular" propiamente dicho. Por ahora nos basta con saber que
la respuesta a la pregunta estará ceñida al marco del hexagrama
así formado. La pregunta al oráculo carece, en rigor, de
formalidad alguna. Podemos hacerla mentalmente, o por escrito.
Basta con pensarla claramente, con meditar en ella por la
fracción de tiempo que creamos necesaria y suficiente. Es
importante que tomemos conciencia de si estamos formulando
mentalmente una pregunta, o no; queremos decir, de si realmente
la estamos haciendo, o estamos pensando en la mera posibilidad
de hacerla. Esta toma de conciencia es muy importante porque el
oráculo posee una nota muy curiosa: se caracteriza por contestar
las preguntas que formulamos, por riguroso orden. Si pensamos,
por ejemplo, en hacer una pregunta determinada y, ello no
obstante, por cualquier motivo, no llegamos a hacer la consulta
efectivamente, el oráculo, sin embargo, tomará debida nota de
ella. En forma sorprendente, comprobaremos que en la primera
oportunidad que se le presente, siempre responderá aquella
pregunta formulada mentalmente y sin embargo no concretada en
los hechos.

Vale decir que cuando realicemos una consulta, el oráculo


responderá primero alguna pregunta anterior que hayamos
pensado hacer pero que no se haya concretado en los hechos.

Una práctica que facilita la eficacia del trabajo oracular consiste


en consignar por escrito cada pregunta que hacemos. Si es
posible, en un cuaderno especialmente destinado a ello. Dejando
constancia de la fecha de cada oráculo, nos daremos cuenta de
que ciertas cosas que leemos de los hexagramas por motivos de
la consulta, como también otras que se nos ocurrirán
espontáneamente durante su trámite e incluso con posterioridad,
serán significativas. Tendrán una relación, inmediata o mediata,
estrecha o lejana, con el meollo de la situación que en realidad
motiva nuestra pregunta.
Disponer entonces de un cuaderno de notas donde poder volcar
las apreciaciones espontáneas que puedan surgir, así como
también las reflexiones que nos merezcan, resulta sumamente útil.
A medida que pase el tiempo se hará más evidente su beneficio.
Estaremos adentrándonos en una disciplina nueva, que
deberemos construir codo a codo con el I CHING. La disciplina
de nuestra propia vida interior. Que no tiene por objeto
describirnos para observarnos, sino “enseñar a operarnos”.
Hexagramas Principal y Eventual

Operando de ese modo, veremos que los únicos valores que


podemos obtener de cada tirada de monedas, son: 6, 7, 8 ó 9.
Como hemos dicho, en caso de resultar un seis o un ocho,
deberemos dibujar una línea partida, y en caso de aparecer un
siete o un nueve, una línea entera. Así se forma el hexagrama
buscado. Ahora bien: a ese hexagrama, lo llamaremos
"principal", porque es el primero que aparece. Pero, como
veremos a continuación, otro hexagrama puede aparecer en torno
de él, que será también de gran ayuda en la tarea oracular.

En efecto, a veces, según el resultado de las monedas, junto al


hexagrama principal, aparece otro, al que llamamos "eventual".
Veamos cómo aparece: Normalmente se considera que, cuando
el resultado de la tirada de monedas es un seis o un nueve,
estamos en presencia de líneas que, se supone, son
"especialmente significativas". Esto quiere decir que se trata de
líneas vinculadas directamente a la consulta. Que deberemos
acudir al texto de I CHING y leerlas con particular atención. Pero
también quiere decir que esas líneas simbolizan experiencias a
punto de concluir y que, por lo tanto, cambiarán su naturaleza, es
decir, si son enteras, se transformarán en partidas y viceversa. Es
por eso que, haciendo dichos cambios, se origina entonces la
aparición de ese segundo hexagrama que hemos llamado
“eventual”.

Pongamos un ejemplo: si como resultado de una consulta,


obtenemos, por caso, los valores 8, 7, 6, 9, 8 y 7, habremos
formado el hexagrama nº 64. Ese será el hexagrama ”Principal".
Los valores pares corresponden, como sabemos, a líneas partidas
y los valores impares, a líneas enteras, dispuestas unas sobre
otras, ordenadamente, conforme van saliendo, de abajo hacia
arriba, como muestra la figura 3.

Las líneas ocupan lugares numerados desde la base hacia el tope,


señalando distintos "puestos" o "momentos" dentro de la
secuencia temporal de la experiencia representada por el
hexagrama. Como dos de esos valores, el del puesto tercero y el
del puesto cuarto indican experiencias a punto de concluir
(porque salieron un 6 y un 9 respectivamente), se considera que
son líneas "saturadas", y próximas a cambiar en sus contrarias.
En consecuencia, operada la mutación de las líneas, obtenemos el
hexagrama "eventual". En este caso, se trata de "KU", el nº 18 de
la serie (fig. 4), donde se han señalado los puestos tercero y
cuarto, ocupados por las líneas que han mutado.
Hexagramas Eventuales
Complementarios

Las líneas que hemos llamado “especialmente significativas” –


entera o partida que emergen de un resultado seis o nueve de la
tirada de monedas- sabemos que representan estados anímicos
saturados, situados en el segmento último de su trayectoria
temporal y a punto de cambiar de signo; es decir, si es una línea
entera se transformará en partida, y viceversa. Y en consecuencia,
hemos visto que, tomando en cuenta esos cambios, obteníamos
otro hexagrama: el “Eventual”.

Ahora bien, el hexagrama Eventual Complementario es aquél que


se formaría a raíz del cambio de signo de cualquier línea del
Hexagrama Principal, individualmente considerada. En la
segunda parte de este manual se encuentran señalados esos
cambios, al costado derecho de cada línea de cada hexaagrama.

Al momento de interpretar un dictamen oracular, cuando de la


tirada de monedas ha salido una línea especialmente
significativa, es decir, cuando salió algún seis o nueve, es
conveniente, además, tener en cuenta el contenido de la línea
correspondiente del hexagrama Eventual Complementario, porque
a veces arrojan una luz particular sobre la consulta. En el caso
precedente, los hexagramas Eventuales Complementarios son los
Nros. 50 y 4.
Pongamos otro ejemplo: Supongamos que de la tirada de
monedas surge el hexagrama Nro. 3, con dos líneas
especialmente significativas, la 4ta., con un seis y la quinta con
un nueve. El cambio de esas dos líneas, vemos que nos traslada
al hexagrama Eventual Nro. 51.

Los hexagramas Eventuales Complementarios, en este caso, serán


el Nro. 17 y el Nro. 24. La figura siguiente aclarará lo dicho.

Pero para un trabajo oracular más profundo, conviene


introducirnos en otras oposiciones que existen entre los
hexagramas. Queremos decir que además, está unido a otros
hexagramas, que hemos llamado “Reverso”, “Inverso”, “Oculto” y

“Negativo”. Veamos: El Hexagrama Reverso


o Especular

Los hexagramas forman una serie o colección ordenada del 1 al


64. Como se ha visto ya, arranca con CH'IEN, el n° 1, Lo
Creativo, y culmina con WEI-CHI, el nº 64, Prepar. Carecemos de
un término exacto que resuma la cantidad de cosas que I CHING
quiere representar con cada hexagrama. Cada uno de ellos es un
"tiempo" dentro de una serie de tiempos. Un "momento" dentro
de una secuencia circular, sin solución de continuidad. Cada
hexagrama es un modo de darse la suerte y el destino. Son
modos típicos de experimentar, de vivenciar las cosas del mundo
y la realidad. En parte, semejantes a partituras musicales donde
se van a inscribir los acontecimientos, vistos desde la óptica del
vivir de cada uno. Son también semejantes a cauces adonde
vamos a verter la propia vida, no como esquemas de ideas, sino
como serie ininterrumpida de momentos vividos; buenos, malos,
anodinos. Vertientes que poseen, cada una de ellas, accidentes y
pautas propias.

En páginas anteriores ya habíamos dicho que los hexagramas se


dan de a pares. Cada hexagrama impar está ligado de alguna
manera con su opuesto, que es el par que le sigue. A esos pares
(1 y 2, 3 y 4, 5 y 6, etc.) los podemos identificar fácilmente si
imaginamos acercarle, a cada uno, un espejo por encima o por
debajo. Entonces, veríamos reflejado el par que le corresponde.
Por dicha razón también solemos llamar al hexagrama reverso
“especular”. Los hexagramas reversos son como un camino de ida
y un camino de vuelta; como una acción que puede andarse y
desandarse a la vez.
Sin embargo, hay una excepción: todos los pares de hexagramas
de la serie de sesenta y cuatro son reversibles o especulares, salvo
ocho de ellos. Hay ocho hexagramas que no poseen reversos y si
les acercamos el espejo, se reflejarían a sí mismos. Ellos son: el 1
y el 2
el 27 y el 28
el 29 y el 30
y el 61 y el 62.

Ejemplo de pares de hexagramas no reversibles: 1 y 2.


El modo de expresión no verbal sino gráfico que adopta el libro
de las mutaciones, induce a participar de la aventura de
desarrollar la conciencia en otros sentidos que los conocidos. Nos
invita a dejar el andador de las palabras y a caminar libremente
por los senderos de nuestras inefables experiencias interiores. El
Eclesiastés, pongamos por ejemplo, dice que hay un tiempo de
vivir y un tiempo de morir, un tiempo de reír y otro de endechar,
etc. Frases como éstas, que nos parecen bellas y sugestivas, no
pueden, sin embargo, ser objeto de plena conciencia. Queremos
decir con esto que no logramos comprender claramente por qué
lo que se afirma, debe ser necesariamente así, salvo, por
supuesto, porque lo dijo alguien a quien le atribuimos alguna
autoridad. Si no nos apoyáramos en la sabiduría del Predicador,
lo dicho queda relegado a una simple alegoría hermosa. Pero I
CHING es capaz de referirse a ese tipo de verdades más
claramente, porque adopta un método de expresión no verbal.
Mediante los pares de hexagramas reversos, podemos "ver esas
verdades" literalmente hablando. Podemos ver por qué a un
tiempo determinado le sucede su tiempo reverso. De esta manera,
somos capaces de concientizar más profundamente ciertas
realidades que corrientemente nos resultan inasibles.

Encontramos en I CHING diferentes modos de oposiciones entre


las cosas, como cauces a las experiencias interiores de todo
aquello que nos sucede. El extenso planisferio de I CHING, con
sus 64 hexagramas y 384 líneas que semejan una telaraña de
sutiles matices, es reflejo de la propia subjetividad. Son esos
hexagramas imagen de los tiempos interiores de cada uno. No
del tiempo cronológico que conocemos, del cual hablan relojes y
calendarios, sino del tiempo que vivimos interiormente, el que
experimentamos a cada momento, aquí y ahora. En otras
palabras: no estamos hablando de la idea de tiempo, sino del
tiempo real que estructura cada acontecer.

Si atendemos por un momento al nombre que posee cada


hexagrama, repararemos en que, en realidad, hablan, por
ejemplo, de "La Subida" al margen de las cosas que suben, de
"La Retirada" al margen de las cosas que se retiran, de un
"Caldero", independientemente de toda materialidad, etc. En
resumidas cuentas, están expresando las propias experiencias
interiores de aquellas cosas. K'an, por ejemplo (hexagrama n°
29) se refiere al agua y al peligro. Pero por detrás de esas
imágenes, es a la propia vivencia del peligro a que se está
refiriendo y no a otra cosa. Y la imagen del agua que acompaña
al hexagrama dice exactamente lo mismo, pero plásticamente.
Hace referencia a la sensación de "lo abismal" que el agua
inspira.
Al graficar por medio de grupos de seis líneas esas experiencias,
en cierto sentido puede decirse que I CHING ha encontrado un
método de exploración de la vida interior. Todos sabemos que en
la vida intrapsíquica encontramos focos de conciencia y zonas de
penumbra, puntos de luz y oscuridad completa. La técnica
oracular supone que el esquema ordenado de líneas, de hecho
sirve de "pantalla" de proyección de los problemas o preguntas
en cuanto contenidos concientes. Y que, en mérito a esa labor de
proyección somos capaces de rescatar contenidos situados más
allá del foco de la conciencia.

En el capítulo correspondiente, consideraremos con mayor


extensión este proceso. Por ahora, en cuanto a la técnica de la
consulta, digamos que esa proyección de la pregunta y esa
iluminación de los aspectos no concientes de la misma se llevan a
cabo dentro del esquema de la Figura 7.

Extraído un hexagrama al azar siguiendo las reglas anteriormente


descriptas, existen dos posibilidades:

1) que el hexagrama en cuestión (“principal”) no posea ninguna


línea especialmente significativa (es decir, que de la tirada de
monedas no hayan aparecido ningún seis ni ningún nueve). En
este caso, no habrá “eventual” alguno y sólo contaremos con él y
su correspondiente "reverso", si es que lo tiene (recordemos que
todos lo tienen, menos los ocho mencionados con anterioridad -1,
2, 27, 28, 29, 30 y 61 y 62-).
2) Que el hexagrama que hayamos obtenido posea una o más
líneas especialmente significativas; es decir, que de la tirada,
hayan aparecido uno o más seis o nueves. En este caso, teniendo
en cuenta que estas líneas están a punto de cambiar, podremos
contar, además, con un hexagrama “eventual” y, en su caso, si
posee reverso, también con éste (“eventual reverso”).

Pongamos un ejemplo:
Supongamos que de una consulta efectuada, surja el hexagrama
"KUEI" (N° 38, "El Antagonismo"), y como puestos especialmente
significativos los de las líneas 2a, 3° y 6a. La presencia de estas
líneas, a punto de transformarse en sus contrarias, provocará la
emergencia del hexagrama eventual N° 55 ("FENG", "La
Plenitud"). A su vez, ambos signos harán aparecer a sus
respectivos reversos, que son: el Nº 37 en el primer caso ("CHIA-
JEN", "El Clan, La Familia") y el Nº 56 en el segundo ("LÜ", "El
Andariego"), como podemos ver en la Figura 8. Allí se han
señalado las líneas significativas de cada uno de los hexagramas.
El Hexagrama Inverso
El hexagrama Inverso es el que se forma invirtiendo la posición de
los dos trigramas que conforman cualquier hexagrama. Vale decir
que si el hexagrama Principal surgido de la tirada de monedas es
el Nro. 16, El Entusiasmo, que está integrado por los trigramas
Trueno, arriba y Tierra, abajo, invirtiendo los lugares de estos
semisignos, surge su inverso, que es el hexagrama 24, (El
Retorno, la Reaparición). Si el hexagrama Principal fuera el 31 (El
Influjo, La Sugestión), su Inverso sería el 41, (La Merma), etc.

El Hexagrama Oculto
El hexagrama Oculto se forma, de abajo hacia arriba, con las
líneas segunda, tercera, cuarta y tercera, cuarta y quinta del
hexagrama Principal. Vale decir que se descartan la primera y la
sexta líneas y se repite la tercera, del hexagrama principal. Un
ejemplo aclarará el procedimiento: Si nuestro hexagrama
Principal fuera el 22 (Pi, Lo Agraciado, El Adorno), su Oculto
sería el hexagrama 40 (Hsieh, La Liberación), hexagrama que
tiene (recordemos que el hexagrama se forma de abajo hacia
arriba): En el primer puesto, una línea partida (que es la segunda
línea del 22), en el segundo puesto, una línea entera (que es la
tercera del 22), en el tercer puesto, una partida (que es la cuarta
del 22), en el cuarto puesto, una entera (que es la tercera del 22),
que se repite.
En el quinto puesto, una partida (que es la cuarta del 22) y en el
sexto puesto, otra partida, (que es la quinta del 22). En la figura
siguiente se visualiza lo dicho.

El Hexagrama Negativo

El Hexagrama Negativo se forma simplemente cambiando el


sentido de las líneas, es decir, las enteras las hacemos partidas, y
viceversa, según se ilustra en la figura 10.
Para facilitar el trabajo oracular, en la segunda parte de este
libro, el lector hallará, a la derecha de cada hexagrama, sus
correspondientes Reverso, Inverso, Oculto y Negativo señalados
por sus iniciales RION.

4
LA INTERPRETACIÓN

Tenemos un problema o inquietud, formulamos una pregunta al


oráculo y arrojamos las monedas. De esta operación surge un
hexagrama, (el que hemos llamado “Principal”) que obtenemos
siguiendo el procedimiento indicado. A veces, de acuerdo a la
forma en que caigan aquellas (recordemos que si sale un seis o
un nueve tenemos que considerar que han aparecido líneas
mutantes), podemos extraer un segundo hexagrama, al que hemos
llamado por ello “Eventual”. Y también, en un estadio más
avanzado, no o varios “Eventuales Complementarios”.
Además, hemos visto que la sola emergencia de un hexagrama,
supone le existencia de otros cuatro que se encuentran dentro de
él de manera implícita, a saber: “Reverso”, “Inverso”, “Oculto” y
“Negativo”. Pero ahora surge la cuestión de cómo interpretarlos.

Note el lector que la circunstancia de que exista una colección de


sesenta y cuatro hexagramas que tácitamente se remiten unos a
otros simplemente revirtiendo o interpolando el orden de sus
líneas o trigramas, por un lado, y la posible aparición de otro de
manera eventual, por el otro, da lugar al desarrollo de dos
corrientes interpretativas que es necesario distinguir. Queremos
decir con esto que se puede abordar el estudio del I-Ching desde
dos niveles diferentes: un “estudio de superficie”-por así llamarlo-
que se focaliza en el juego implícito de significados que la
colección ofrece por su propia configuración, y un abordaje
“oracular”, que parte de un hexagrama aparecido por azar. De
todos modos, el profundo compromiso que el trabajo oracular
implica y el crecimiento de conciencia que se logra como
resultado, quita relevancia a la distinción metodológica
apuntada.

La Actitud frente al Oráculo

La consulta oracular es un trabajo personalísimo. Para que rinda


sus frutos debemos aprender a nadar contra la corriente que,
desde la primera infancia, nos impulsa a buscar toda sabiduría
fuera de nosotros mismos. Ese aprendizaje comienza por rescatar
y revalorizar las impresiones espontáneas y las asociaciones de
ideas que puedan surgimos durante la consulta, aunque a primera
vista nada tengan que ver con el tema de la pregunta. Porque la
experiencia oracular es el modo de hacer audibles las voces
interiores y de hacer sensible el lenguaje oculto tras la propia
conducta. Consultar al oráculo es un modo de "auscultarnos" y
cada hexagrama es semejante a un instrumento que sumergimos
en las aguas oscuras de la vida interior para palpar las formas
que yacen fuera del alcance de los sentidos.

Hay dos requisitos básicos para la tarea oracular: En primer


lugar, que nuestra inquietud sea genuina, es decir, que la
pregunta que vayamos a formular realmente nos interese y no sea
fruto de una mera curiosidad superficial. El segundo requisito es
que actuemos frente a él con la mente abierta, franca y
llanamente y sin preconceptos, prejuicios ni segundas intenciones.
Esto último quiere decir que no partamos de ideas ni creencias
preconcebidas. Estamos tan hechos a imagen y semejanza de la
sociedad, que siempre que nos enfrentamos a algo nuevo,
comenzamos por confrontarlo con experiencias pasadas y con
nociones provenientes de la cultura. Pasa como el nombre que
cada uno tiene. Tan habituados estamos a considerarlo propio,
que jamás acertamos a pensar que, como tantas otras cosas, fue
una imposición del grupo familiar.

Partiendo de esos supuestos, la tarea oracular no consistirá


solamente en la búsqueda de una respuesta, sino además, un
contacto con nuestro propio interior.
Podemos someter al oráculo cualquier pregunta. Cualquier
cuestión, sea del orden que fuese. Problemas sentimentales,
económicos, de convivencia, existenciales; enigmas e incógnitas y
toda suerte de conflictos que nos perturben o inquieten. Podemos
formularla por escrito o mentalmente. Y en ocasiones, se ha dado
el caso que sufriendo un infortunio particularmente
descorazonador, basta comenzar el ritual de la consulta para
obtener algún mensaje significativo. Siempre hallaremos en I-
Ching una luz, débil o fuerte, para hacerlos perceptibles desde
diversos ángulos; conocidos algunos, ignorados otros. Siempre
lograremos levantar, siquiera una punta, del velo que los cubre
más allá de la conciencia lúcida.

Pautas Generales de Interpretación

En la tarea de interpretar los dictámenes del oráculo debemos


estar prevenidos, pues, como ya lo hemos señalado en más de
una oportunidad, la mentalidad, la forma de pensar en la que
hemos sido educados, interferirán. Deberemos deshacernos, en
primer lugar, de la creencia corriente de que el significado de las
cosas "pertenece" a ellas como una cualidad propia.
Generalmente creemos que las cosas poseen, de suyo, sentidos o
significados que les son inherentes, como si fuesen verdaderas
propiedades de ellas. En esta creencia se basa lo que entendemos
por "verdad objetiva", que para el orden de la convivencia
humana, es la única que cuenta.
No lo es, sin embargo, para la consulta oracular, empeñada en
un trabajo de interioridades. Varias personas pueden interpretar
un mismo hexagrama o una misma línea de manera diferente, sin
que pueda decirse que exista contradicción alguna, o que una
interpretación sea correcta y otra incorrecta. Esta afirmación
podrá sacar de quicio a algunos, pero debemos recordar una vez
más que como el ámbito de actuación de la consulta no es
exterior, sino interior, el valor del significado que se busca no está
en la concordancia con parámetros sociales, sino en su
capacidad para movilizar las energías interiores del consultante
en el sentido de la solución de su problema.

Nuestro interior sabe más cosas de lo que creemos. La


subjetividad, bien ejercida, es fuente de sabiduría y de energía
moral. Somos, de la piel para adentro, un universo aún
desconocido. El único sector de la realidad aún virgen al
conocimiento. De modo que resulta sumamente valioso encontrar
aquellos sentidos y significados que tengan la virtud de
movilizarnos, incidiendo efectivamente en nosotros y en nuestra
conducta.

Cierta vez, durante el desarrollo de un seminario, dos de los


concurrentes manifestaron querer efectuar una misma pregunta al
oráculo y así lo hicimos entre todos. En parte porque ellos mismos
decidieron hacerla pública, y también porque constituía una
magnífica oportunidad didáctica. La pregunta era: "¿Cuándo
deberé actuar?". Uno de los alumnos la refería a una cuestión
íntima y afectiva, mientras que el segundo la relacionaba con una
cuestión estrictamente económica.
Siempre conviene que las consultas sean individuales, cada
interesado arrojando sus propias monedas y rodeado de la mayor
privacidad. Pero en este caso, dado que estábamos estudiando la
técnica de la consulta y los propios interesados pidieron que así lo
fuera, se decidió lo contrario.

Entre ambos eligieron a un tercero para que arrojara las


monedas, y apareció el hexagrama Nº 43, "KUAI", dedicado al
tiempo de "El Desbordamiento". Sugestivamente y como
atendiendo a lo impersonal de la consulta, no surgió ninguna
línea especialmente significativa. KUAI, como podrá apreciarse,
está constituido por el trigrama que significa cielo, abajo, y el
trigrama que significa lago, arriba, y viene después de "El
Aumento". Cuando sale este hexagrama, se suele interpretar que
lo que viene aumentado en el tiempo anterior, está ahora a punto
de rebalsar, del mismo modo como el nivel de las aguas de un
lago puede elevarse en dirección del cielo, pero hasta un punto
determinado. Las líneas del mismo, todas enteras salvo la sexta y
última, señalan un movimiento de ascenso próximo a sus límites.
Como si se tratara del agua vertida en un recipiente y que está
llegando a sus bordes.

Invitados ambos consultantes a decir cómo habían interpretado la


respuesta, uno de ellos expresó que sintió de pronto que debía
actuar "por desbordamiento", o sea, esperando la oportunidad,
como se espera que el agua vertida, pasados ciertos límites,
desborde por sí misma. El segundo, en cambio, manifestó haber
comprendido, del dictamen, una especie de advertencia. Algo
semejante a una admonición que le indicaba: "no desbordes",
"cuidado".
No existen normas fijas para la interpretación. No obstante,
mencionaremos algunas pautas que, en nuestro caso particular,
han probado ser eficaces, sin perjuicio de que la práctica de
cada lector le sugiera otras pautas o sistemas. Porque, en el
fondo, la experiencia oracular es un entrenamiento para emplear
la mente de otro modo que el habitual, según veremos más
adelante.

No puede decirse, de modo alguno, que una interpretación sea


correcta o no, objetivamente. Sólo el propio consultante,
inmediatamente o andando el tiempo, podrá comprobarlo por sí
mismo. El primero debía casarse, según dijo luego, y entendió
que debería hacerlo cuando se sintiese "desbordado de sí" y listo
para darse en integridad. El otro, según confesara, estaba
entusiasmado con la posible venta de unos papeles de comercio
que venían subiendo de valor. La prevención de actuar antes del
desbordamiento, o sea, antes de que aquella tendencia alcista
acabara, era, probablemente la más atinada a sus circunstancias.

La respuesta del oráculo en ningún caso brindará aquello que


buscamos, ni la verdad de los hechos, ni dirá qué es lo que
deberemos hacer en una situación determinada. Nunca
comunica, propiamente hablando y salvo excepciones,
información ninguna. No son datos ni mandatos lo que transmite.
La consulta “ilumina” la conciencia del problema o cuestión
sometida con una luz interior que devela aristas desconocidas del
mismo. Se trata de un aumento de la propia lucidez. En todos los
casos seremos nosotros mismos los que percibiremos lo que
necesitamos, la verdad de los hechos y la información deseada
más allá de las apariencias. Siempre seremos nosotros los que
ganaremos la convicción acerca de qué es lo que debemos hacer.
El oráculo sólo ayuda a crecer en conciencia.

La consulta provoca la súbita convicción de la verdad,


oportunidad o sentido. Pondrá al descubierto el nudo, el meollo
del problema que nos perturba; su real significación, su origen o
su futuro previsible, entendiéndose por éste las tendencias del
problema presente que lo conducirán, por inercia, al futuro, si es
que no nos decidimos a impedirlo. A veces ocurrirá que la
iluminación surja ante la sola aparición de un hexagrama, el
propio nombre del mismo, o la ubicación de sus trigramas, los
que la originan. En otras, en cambio, el hexagrama señalará sólo
el marco de la problemática, y la iluminación vendrá al ponernos
en contacto con las ideas e imágenes de las líneas especialmente
significativas. Del Principal, de sus respectivos Reverso, Inverso,
Oculto o Negativo, o de los Eventuales. Es preciso tener en cuenta
que cuando surge la iluminación interior, no es necesario seguir
indagando.

Para el I-Ching, todo lo que vivimos –y por ende, lo que


consultamos-es una secuencia temporal pautada por seis
momentos que el hexagrama expresa en sus seis líneas. Por lo
tanto, el significado de cada una está vinculado a la posición que
ocupa dentro del hexagrama. Cada situación de la vida que nos
toca vivir ocupa, pues, un determinado “puesto” dentro de la
secuencia del tiempo que expresa el hexagrama. A este respecto,
hay que tener en cuenta que la dirección de la formación del
mismo es hacia arriba, comenzando una parábola temporal que
lo lleva desde su comienzo, que es la primera línea de la base,
hasta su final, representado por la línea sexta.

La tradición china supone que dentro de cada secuencia, existen


dos líneas particularmente “fuertes” o energéticas, que son la
segunda y la quinta líneas. Para calibrar su importancia se dice
que la segunda es la del funcionario, y la quinta la del soberano.
Además, está la línea cuarta, que corresponde al Ministro.
Asimismo existen otras connotaciones tradicionales que pueden
servir al intérprete en determinadas circunstancias y para ciertas
asociaciones subjetivas.

También hay que mencionar que cada hexagrama funciona como


una unidad “articulada” por sus dos trigramas componentes. Esto
implica que el puesto que ocupa cada línea de cada trigrama
está estrechamente relacionado con la línea correlativa del otro
trigrama. Dicho más sencillamente, en cada hexagrama existe
una correspondencia entre las líneas primera y cuarta, segunda y
quinta y tercera y sexta. Esto significa que al observar cualquiera
de ellas, debemos tener en cuenta que ese tiempo, ese momento,
ese contenido o estructura que significa, estará influido por la
línea correspondiente del otro trigrama. Podríamos explicar el
fenómeno diciendo que cada elemento “real”, lleva sobre sus
espaldas un elemento “virtual” que lo complementa. Como si
ambos trigramas que componen un hexagrama fueran las caras
de una misma medalla.

Se entiende entonces que habrá armonía, oportunidad o “buena


suerte” cuando la línea en cuestión está sostenida virtualmente por
otra de signo contrario. En cambio, cuando la línea que
observamos y su correspondiente línea virtual son iguales, es
decir, cuando las dos son enteras o son partidas, hay desarmonía
y ello presagia adversidad.
NOTAS
(1) Eclesiastés, 3-ll
(2) José Rabinovich.

Ideas, Imágenes y Estructuras

Por detrás de las ideas e imágenes que nos ofrece el oráculo, se


encuentran estructuras universales válidas para todo el acontecer
fenoménico. Todas ellas, aplicables a un sinnúmero de situaciones
humanas diferentes. Cuando en el hexagrama N° 48 (CHING),
por ejemplo, se nos habla de un pozo de agua, debemos ver,
más allá de su imagen, que se está refiriendo tal vez a nosotros
mismos, a nuestra capacidad para asistir o aconsejar a los
demás. Pero también a una multitud de situaciones que iremos
desgranando a partir de la asociación de esa imagen con
nuestros propios recuerdos. Así ocurre con todos los hexagramas
y en la segunda parte de este libro nos referimos a ello en
particular. En el lecho de la memoria existe un rico material de
percepciones que no han llegado a ser conscientes y están
esperando salir a la luz. Toda imagen plástica, toda idea elíptica
proporcionada por el libro, ofrece multitud de estructuras
escondidas en sus pliegues que se asociarán con ese material
subjetivo para encontrar o construir significados.

Es deber del consultante, entonces, frente a cada idea o imagen


de I CHING, no quedarse en la consideración del material
sensible, sea idea, sea imagen, sino descubrir sus contenidos de
fondo, sus estructuras, que son un verdadero lenguaje universal.

Cuando I CHING habla, por ejemplo, de "La Retirada"


(Hexagrama 33), puede aplicarse a un ejército que se retira del
campo de batalla, pero también a una moda, a alguien que se
jubila o a los invitados a una fiesta. Es en cada caso el
consultante, quien deberá decidir a qué cosa específica se está
refiriendo el oráculo, según las asociaciones que se susciten en el
momento de la consulta y con la carga emocional que lo haya
motivado a acudir al libro en ese momento determinado. Todo el
material que nos acerca el oráculo, es decir, las ideas e imágenes
que surgen de los hexagramas, deberá ser sometido a esa fina
cirugía que permita deslindarlos de las estructuras universales que
llevan preñadas.

Poco a poco, el consultante irá adquiriendo la capacidad de


"decodificar" la realidad que lo rodea, sin la ayuda del oráculo.
Llegará el momento en que con sólo pensar en los hexagramas
conocidos, será capaz de "leer" todo acontecimiento como se lee
un libro. Como me dijo un día un poeta, en su esplendente
ancianidad. Uno de esos vates acostumbrados a escribir para
"enormes minorías": "Yo no leo ya más libros, amigo mío. Todas
las mañanas abro mi balcón y leo las plantas, los pájaros, las

nubes". (2) La Serie de Hexagramas

Cada hexagrama presenta seis pautas o accidentes, que son sus


seis líneas, pero a su vez, cada uno es en sí mismo una pauta
dentro de un tiempo mayor, constituido por la serie completa de
64 hexagramas. Así, cada uno encuentra su sentido dentro de la
serie de la que forma parte. Ninguno resulta un elemento aislado,
sino que todos son como eslabones de una cadena sin principio
ni fin. Un tiempo dentro de otro tiempo mayor, encerrado y
circular. Por eso se los suele representar como indica la Figura
11.

Cada hexagrama es un tiempo que procede de uno anterior y se


dirige a otro posterior. A su vez, la línea primera está influida por
el hexagrama precedente, y la sexta y última, está influida por el
tiempo posterior. En general, los propios nombres de cada signo
denotan su inserción dentro de la cadena de 64. Hemos podido
ver que, por ejemplo, al Interconectarse ("La Paz", hexagrama
11), le sigue "El Estancamiento" (hexagrama 12), a "El
Impedimento" (hexagrama 39), le sigue "La Liberación"
(hexagrama 40); a "La Merma" (hexagrama 41) le sucede "El
Aumento" (hexagrama 42), y a éste, a su vez, "El
Desbordamiento" (hexagrama 43), etc.
Figura 11

La Posición de los Trigramas

Por regla general, la posición que ocupan los trigramas entre sí,
dentro del hexagrama, suele ser elocuente y significativa. Además
de enriquecer al hexagrama con los sentidos propios de cada
trigrama, su situación recíproca echa luz sobre el marco
interpretativo. Por ejemplo, en el caso del hexagrama "La Paz"
(Nº 11), vemos los trigramas "Tierra" y "Cielo" ocupando los
lugares opuestos a aquellos que les pertenecen por naturaleza.
Vemos a la tierra ocupando el lugar alto y al cielo situándose en
el lugar bajo. Este intercambio de lugares es toda una definición.
La verdadera paz significa, para el Libro de los Cambios,
comercio, intercambio e interdependencia.

En el hexagrama siguiente, el Nº12, dedicado a "El


Estancamiento", en cambio, cielo y tierra ocupan sus lugares
naturales y alejados el uno del otro. Lo mismo podría decirse del
hexagrama Nº 6, "El Conflicto, El Pleito". Allí vemos al cielo en lo
alto y al agua en la base. No existe conexión entre ambos y
además, hay una dirección opuesta, pues el agua tiende a
escurrirse y cubrir los lugares más bajos. Es relevante también la
disposición de los trigramas en el hexagrama Nº 4 "La Necedad
Juvenil", dedicado a la educación. Allí vemos el agua, que
serpentea en la base de la montaña sin poder abarcarla. Vemos
la conducta inquieta y maleable del alumno, en contraposición a
la firmeza del maestro, imperturbable como la montaña. Vemos la
necesidad del alumno (agua) de rellenar todos los huecos del
terreno antes de poder subir de nivel.
Todo este material se presta a infinidad de conjeturas y
asociaciones de ideas que, en todos los casos, serán significativas
al consultante y echarán luz sobre el problema o cuestión
sometidos.

Los Hexagramas Implícitos:


R.I.O.N.

Los hexagramas implícitos son aquellos que existen dentro de


cada hexagrama de manera virtual, en mérito a las
combinaciones que se pueden hacer con sus propias líneas. Son
el Reverso, el Inverso, el Oculto y el Negativo. En primer lugar,
sirven para fijar el significado de cada hexagrama, pues son sus
opuestos. Y ya sabemos que todo lo opuesto, de suyo, echa luz
sobre el objeto con el que contrasta. Esta es una de las razones
por las cuales en este libro nos hemos apartado, en cierta
medida, de los significados históricamente atribuidos a los
hexagramas, porque su verdadero sentido surge del trabajo
interior que el consultante hace cuando formula su consulta,
ayudado por los hexagramas implícitos.

En segundo lugar, el despliegue de hexagramas implícitos sirve


para visualizar la cuestión sometida al oráculo como si fuera un
objeto físico. Es decir, hacerla girar, invertir sus lados como si
fuese un cubo, darla vuelta como un bolsillo vacío, palpar su
textura, o imaginarle diferentes utilidades arrugándola,
partiéndola o arrojándola a modo de proyectil. Esta forma de
tratamiento de los hexagramas es lo que facilita a la conciencia
dejar de considerar los problemas traducidos a oraciones
verbales, para pasar a percibirlos como objetos físicos, ganando
así protagonismo en la conducción de la propia vida.

No olvidemos que los hexagramas Reverso, Inverso, Oculto y


Negativo, al igual que los eventuales, revelan diferentes
polaridades de la situación en examen. Son como distintas luces
que le arrojamos desde diversos ángulos, o palpaciones o
maniobras que podemos practicarle. Tomemos, por ejemplo, el
hexagrama Nro. 9, dedicado a “La Inhibición”. Una persona
inhibida, con el tiempo y por simple inercia, tenderá naturalmente
a desinhibirse (R. 10), o a sufrir un choque con la realidad (I. 44),
a encontrar una pareja (O. 38) o algo que provoque su
entusiasmo (N. 16). La sola visión de estas diferentes
posibilidades otorga al consultante la inquietud por saber cómo
puede él incidir en la realización de uno u otro futuro; qué actitud
interior deberá adoptar para ello.

El objeto es, en todos los casos, educar la mente. Trascender el


mapa para pisar el territorio. Abandonar la idea del problema,
dejar de hablar de él, para introducirnos en su realidad.

El hexagrama reverso invita a hacer girar la cuestión planteada


en la consulta, retrotrayéndola a su origen, al pasado que la
motiva, como si fuese un cuerpo físico en nuestras manos,
permitiéndonos imaginar un camino de ida y de vuelta que podría
hacer. Como sabemos, se trata de los hexagramas especulares,
cuya reversibilidad se vería claramente si acercáramos un espejo
a la base o al tope de cada hexagrama.

Así visualizadas las experiencias humanas, será más fácil


comprender por qué, por ejemplo, al avaro que acumula riquezas
probablemente le toque en la vida encontrarse con quien se
encargará de despilfarrar lo que él ha atesorado. O por qué el
edificio, la empresa, o emprendimiento que construimos, cuya
altura o dimensiones nos enorgullecen, también, sin darnos
cuenta, indican por sí mismos cuán estrepitosas serán, a la postre,
sus caídas. También comprenderemos cómo el mismo camino que
construimos para llegar a alguna meta sirve también para
regresar.
Cada experiencia de la vida determina, no como ley sino como
simple tendencia, la llegada de otra experiencia que le sucederá.
Podríamos decir que el presente, en cuanto experiencia, "diseña"
el futuro, "proyecta" lo que habrá de sucederle en el tiempo. El
presente, de alguna manera, es "molde" del futuro, es el envase
adonde el futuro irá a verterse.

Hay quienes creen que el futuro está escrito y determinado de una


vez para siempre por la Divinidad o el orden universal. Hay
quienes creen que el futuro se hace, se construye a fuerza de
voluntad y tesón. I CHING expresa, a través de la reversibilidad
de los hexagramas, que son las experiencias de vida, nacidas de
una determinada actitud interior y de las acciones en
consecuencia, las que diseñan los cauces de la futuridad.
Si bien desde un punto de vista ideativo las cosas que nos pasan
en la vida pueden ser merecidas o inmerecidas, azarosas o
causadas, sin embargo, desde un punto de vista experiencial,
siempre nos sucederá en la vida aquello que en cierta forma "se
nos parece". Siempre viviremos los acontecimientos que
ensamblan con nosotros. Como la mano encaja con el guante o la
horma con el zapato. Por eso comprobamos a menudo que es
precisamente al triste al que le pasan cosas tristes y es al alegre a
quien le pasan cosas alegres, que es al optimista al que le pasan
cosas positivas y es al pesimista al que le ocurren acontecimientos
que justifican su pesimismo.
Nos pasa en la vida aquello que nosotros mismos condicionamos
con nuestra actitud interior, no siempre dentro del marco de la
conciencia y la voluntad. Los hexagramas reversos, o reversibles,
muestran este fenómeno gráficamente y nos dan la mayor libertad
de interpretación. ¿Quién puede ignorar que la medida del amor
que sentimos es también la medida del odio que podemos llegar
a sentir? La pasión con que San Pablo se dedica a organizar la
Iglesia primitiva tiene mucho que ver con la saña con que
perseguía a los cristianos antes de su espectacular conversión.

Influidos por una cultura eminentemente idealista, que cree que las
cosas de la realidad son, ante todo, ideas más que experiencias,
resulta bastante arduo imaginar que las cosas, en tanto
experiencias, guardan entre sí y a través del tiempo, unas
relaciones de equilibrio semejantes a las notas de una canción.

Todo esto, que es difícil de concebir en términos conceptuales, es,


sin embargo, parte de la vida diaria. En otros niveles de
conciencia, generalmente, reparamos en que existe una
reversibilidad esencial en todas las experiencias personales. No
como leyes ciegas, sino como tendencias. Vagamente llega ese
tipo de fenómenos a nosotros como presentimientos, pálpitos o
premoniciones, y pasan fugazmente por el tamiz de la
conciencia. A veces los llamamos fatalidad o destino, sin saber
muy bien cómo ubicarlos en el orden mental.

Durante la experiencia oracular, todo ese material tiende a


ordenarse, de manera de poder sacar provecho de él. Así nos
prepara I CHING para trabajar con la parte oculta de nuestra
subjetividad.

Si el hexagrama es la resultante de la yuxtaposición de dos


trigramas, será relevante entonces la inversión que hagamos de
éstos en la tarea de desentrañar su sentido –y por ende, el sentido
del problema que hemos proyectado sobre él-El hexagrama
inverso descompone, de esa manera el hexagrama, lo fractura
como hace el artista cuando compone un “collage” e intercambia
sus respectivos lugares. En plástica, el efecto siempre es
sorprendente y causa placer estético al iluminarse aspectos de
aquél objeto y develando armonías que antes no se veían.

En rigor, todos los hexagramas implícitos sirven de ayuda a la


mente para realizar la labor del collagista, sólo que el artista
trabaja con representaciones plásticas mientras que el consultante,
con representaciones verbales. Cada uno de los hexagramas del
despliegue descompone a su modo el problema que proyectamos
sobre el hexagrama principal: * El Reverso hace girar la cuestión
planteada sobre sí misma, revela un antes y un después de la
vivencia.
* El Inverso la fractura en dos partes para invertir sus respectivas
posiciones; marca un arriba y un debajo de la situación.
* El Oculto hurgará en su interior, señalando el "corazón" del
problema, y
* El Negativo intentará verlo al trasluz, distinguiendo un
“adentro” y un “afuera”.

El Hexagrama Eventual

Dijimos que al I-Ching podemos abordarlo por una vertiente


sapiencial, estudiando cada hexagrama en función de las líneas
que lo componen y sus variadas combinaciones, o bien por su
vertiente propiamente oracular, usando el azar. En el primer caso,
se trata de un trabajo de comprensión que obedece más a la
curiosidad intelectual que a la necesidad, por lo que debemos
recordar que esa inquietud está bien alejada del objeto de este
libro. De todos modos, es interesante comparar nuestra manera
usual de manejar el intelecto, que construye ideas, conceptos y
todo lo somete a oración gramatical, con la singular forma
empleada por los antiguos chinos, que hace a la imagen
predominar sobre la idea, y las nociones aprendidas son
reemplazadas por una comprensión profunda de cada situación
en particular.

En el segundo caso, abordamos al I-Ching como oráculo,


esperando de él una respuesta inteligente. Ya hemos mencionado
antes que el azar es una faz válida de la realidad, y la moderna
Física Cuántica lo ha demostrado. La exactitud, base de las
ciencias positivas, sólo se da a nivel macroscópico, es decir, para
las realidades que se manifiestan al ojo desnudo. Pero en su
composición más íntima, a nivel subatómico, la realidad material
se manifiesta como azarosa y nada puede ser medido ni
determinado exactamente, sino de manera estadística.

En nuestra cultura, sería insólito tratar de interrogar a un libro,


que es un objeto físico, Sólo se interroga a las personas. Las
realidades tangibles sólo pueden ser sometidas a estímulos físicos
a fin de que, respondiendo mecánicamente, revelen las secretas
leyes que las gobiernan. Este es el paradigma de la civilización
occidental iniciado en la Edad Moderna por Galileo, Descartes y
Newton y sobre él se ha construido nuestra civilización. Sin
embargo, la sabiduría que nos viene de la antigua China, desde
una concepción totalmente opuesta, nos enseña que interrogando
al I-Ching, éste responde como un “sujeto”. Ese sujeto puede ser
concebido por cada consultante como Dios, como alguna forma
de divinidad, o como nosotros mismos. Nuestra opinión es que se
trata del fondo de la propia conciencia, que, de pronto, asume el
rol de “yo potencial”. Dicho de otro modo, sería el fondo de la
propia conciencia. Si la conciencia es figura, el yo potencial es
fondo. Se trata de una instancia que responde, difícil de estudiar
por la sencilla razón de que siendo fondo, no es pasible de
predicación. Nada podemos decir de ella, salvo que se trata de
una conciencia mayor. Algo semejante al Tao de Lao-Tzu.
Leyendo el tao-Te-Ching podemos hacernos una idea de la
naturaleza ese fondo trascendente del cual emanan todas las
respuestas.

La contestación que recibimos del oráculo está contenida en el


hexagrama Principal y en el despliegue del mismo que nos revela
la existencia de un Reverso un Inverso, un Oculto y un Negativo.
Luego es completada, en primer lugar, por el hexagrama
Eventual, y en segundo, por los hexagramas Eventuales
Complementarios.

I Ching como Expresión de


Experiencias Interiores

Debemos tener presente, ante todo, que la educación que hemos


recibido, nos ha preparado para tratar nuestros problemas
reduciéndolo todo a ideas y conceptos; es decir, a abstracciones.
La tarea oracular, en cambio, nos induce a lo contrario. Cada
hexagrama expresa "experiencias interiores". Antes que inducir a
“pensar” un problema, incita a "sentirlo". Se parte de la base de
que visualizar ese difuso sentimiento frente a la cuestión
problemática, es una manera de ejercitar el intelecto en otro
sentido que el acostumbrado, y que esa nueva manera revelará
aspectos desconocidos del problema.

El hexagrama nos proporciona como modelo una "secuencia" o


trozo de tiempo en el que se supone que transcurre ese
sentimiento. Una fracción de tiempo pautada por seis momentos,
que indica cómo toda experiencia -problemática o no- tiende a
evolucionar. Porque todo lo que acontece en este universo
comienza, transcurre y termina para finalmente, transformarse en
otra cosa. Vistos nuestros problemas de ese modo, nos alejamos
del tratamiento abstracto, verbal, conceptual, deductivo e
inductivo, para introducirnos en una forma de pensar diferente.
Así, comenzamos a percibir con qué avatares podemos tropezar,
embarcados como estamos en esa realidad problemática. Cuáles
son los cauces por donde se pueden despeñar los tiempos futuros
y qué papel nos toca jugar a nosotros mismos en la determinación
de ese destino. Esa es la finalidad de la consulta.

El hexagrama es, así, una imagen existencial de mi problema; me


lo presentará, no como una idea, un nombre o una definición,
sino como un acontecimiento esencialmente cambiante, como
variable es mi sentimiento respecto de él. Todo problema, desde
este punto de vista, es semejante a un tren que posee varios
derroteros posibles. No infinitos derroteros, sino sólo algunos,
determinados por la geografía de la realidad. Un tren destinado a
comenzar su travesía, a culminarla y a concluirla para dejar la
vía libre a otro convoy que vendrá después de él. El hexagrama
viene a ser semejante a las vías, que se abren hacia varias
posibilidades y rumbos. No infinitos rumbos, sino sólo algunos,
que son los impuestos por las circunstancias reales.

Nosotros no somos los conductores de ese tren, pero como


pasajeros, podemos incidir en alguna medida en su dirección y
destino. Esta es la característica que aleja en principio,
absolutamente al I-Ching de algo semejante a una bola de cristal.
Porque el futuro sólo puede estar predestinado en la mente de
Dios. Para nosotros, humanos, no puede estarlo. Este es uno de
los frutos de la consulta oracular: el descubrirnos protagonistas y
“cohacedores”, en alguna medida, de este universo y el desafío
constante que implica la faena de encarar el futuro.

La verdad de esta última afirmación, tomada del Génesis (“Dios


hizo al hombre a su imagen y semejanza”) ha sido confirmada
por la moderna Física Cuántica. Todo está en estado de onda, en
un mar de posibilidades, y es el observador, el sujeto, quien
precipita esas ondas en partículas, haciéndolas realidad.

Se trata, como decíamos, una manera de ejercitar la conciencia


por vertientes no convencionales. I CHING propone que
intentemos hacer concientes las cosas, no tanto como ideas, como
representaciones fijas, sino como acontecimientos que sentimos y
se dan concretamente en el tiempo, aquí y ahora. Que
comienzan, culminan y concluyen. Siguiendo con el ejemplo
anterior, diríamos que como un bus que podemos tomar o no,
desviarlo o no, o que, si nos ponemos enfrente de él, podrá
arrollarnos.

Cada hexagrama expresa un tiempo concreto, con pautas


propias, y vacío de acontecimiento. Para poner otro ejemplo,
digamos que un problema es semejante a la ejecución de una
melodía. A nadie se le ocurriría confundir la melodía con el
instrumento musical que la ejecuta. Bueno, sin embargo, cuando
tenemos un problema, solemos hacer algo semejante:
confundimos las circunstancias exteriores, las cosas de la realidad
que lo han motivado, con nuestra especial manera de
experimentarlo. I CHING, en el caso de la melodía, nos ofrece
distintos "modelos" de "tiempos experienciales", de "tiempos
interiores", que son los 64 hexagramas. Y nos enseña que esa
melodía puede ser ejecutada de 64 maneras diferentes.

Pongamos otro ejemplo: cada hexagrama es semejante a un


arroyo seco, mostrándonos, a la vista, los accidentes con los
cuales deberá encontrarse toda agua que corra por él. Unos
serán hoyos profundos, otros serán pendientes. En ciertos lugares,
el cauce se estrechará, en otros se ensanchará, etc. Lo cierto es
que cada hexagrama, como un cauce seco, "tratará" mi
problema de distinta manera. Como si mi problema fuese un agua
que puede correr por cualquiera de ellos, llevando en vilo mi
sentimiento, su destino –mi destino-luego, dependerá en gran
medida de mí.
Toda percepción de la realidad, y por ello, todo problema que
podamos experimentar, corren por los cauces que nosotros
mismos les proporcionamos. Vale decir que todo aquello que
consideramos "problema", no solamente se origina en hechos de
la realidad exterior, sino que también está relacionado con los
propios cauces interiores. El problema somos nosotros, no está
fuera de nosotros. Afuera está la realidad, que para algunos será
problemática y para otros no.

El solo hecho de concebir una dificultad, siquiera por un


momento, dentro del marco del hexagrama que surge del azar,
que puede ser este, u otro, ya nos alivia un poco de su peso,
demostrándonos esa relatividad que apuntamos. Porque de esa
manera podemos distinguir la realidad exterior, de las propias
realidades interiores que se entremezclan en el problema por las
asociaciones que el hexagrama suscita. Por lo general, ciertos
problemas que consideramos importantes en la vida se presentan
como paquetes contundentes imposibles de desmadejar. Parecen
trenes con sus vías y todo, dispuestos a arrollarnos. Frente a esa
apreciación, equivocada por cierto, muchas veces nos sentimos
inermes y desorientados. Sólo la distinción nos liberará. La
propuesta es tratar de apreciar la adversidad que nos ha llevado
al oráculo situados desde lugares diferentes. Este es el primer
paso de la interpretación.

Ya hemos señalado anteriormente que cada hexagrama es un


tiempo, en cierto modo "vacío de acontecimiento" y es cierto.
Cada uno de ellos habla de esa realidad a la que no estamos
acostumbrados. Exponen, por ejemplo, las reglas de "La
Retirada" al margen de las cosas que se retiran (hexagrama Nº
33), las reglas de "La Espera" al margen de aquello que se
espera (hexagrama 5), del "Seguimiento" independientemente de
aquello que se sigue (hexagrama N° 17), de "La Desazón"
independientemente de sus causas (Nº 47), etc.

Hemos definido al I CHING como un libro de interioridades, el


libro de la vida interior y también como el libro de cabecera por
excelencia. Porque permite pensar en lo que nos acontece
íntimamente. En toda esa serie de fenómenos que se escapan
cuando pretendemos ponerlos bajo la pupila de la conciencia.
Son los sentimientos, las emociones, las pasiones, y también el
hastío, el entusiasmo, la depresión, la soledad, y, desde luego, la
serie de infortunios que padecemos cuando estamos frente a un
problema serio.

LA OPERACIÓN ORACULAR

Hechos y Problemas

Desde el comienzo de este libro nos hemos dedicado a resaltar la


dignidad de los fenómenos subjetivos. Desde luego ello no ha
sido con el fin de impulsar ni promover ninguna actitud
"egocéntrica" ante la vida. Tampoco con el objeto de negar
empecinadamente lo que parece evidente: que esos contenidos
radicados en la vida interior son arbitrarios y acientíficos vistos
desde la mirada ubicua de la sociedad.
A partir del desarrollo vertiginoso de las ciencias físicas, luego del
Renacimiento europeo, el pensamiento de Occidente procedió a
desvalorizar, al menos como objeto de estudio, toda realidad que
no pudiera ser observada, medida, pesada y reproducible en
condiciones de laboratorio. Quedaron, de ese modo, fuera de la
mira de las ciencias todos los contenidos subjetivos, como tales.
Sólo se intentaron medir sus manifestaciones exteriores; es decir,
en cuanto se tradujeran en conducta social. Hasta tal punto llegó
ese descrédito de la vida interior de las personas, que la propia
palabra "subjetivo" fue cubierta de un tinte desdoroso, pasando a
ser sinónimo de incertidumbre.

Pero como los acontecimientos interiores existen ciertamente, y de


ellos depende nada menos que lo que consideramos felicidad e
infelicidad, fueron “tolerados” por la ciencia oficial, relegándose
su tratamiento al arte y a la religión. En cuanto a la Psicología, se
dedicó desde entonces a someter a arduas pruebas de
laboratorio lo poco que esos contenidos interiores trasuntan al
exterior, con la esperanza de poder algún día reproducir
artificialmente a un ser humano. La ciencia física había pasado,
definitivamente, a ser el modelo de toda ciencia, y su método de
conocimiento, el ideal de todo pensamiento sistemático.

Esa forma de ver el mundo, llamada “modernidad”, aún vigente


en grandes sectores de la población, si bien ha arrojado
extraordinarios resultados en todo lo referente a las realidades
físicas, dejó al individuo solo frente a su universo interior. Sin
instrumentos ni técnicas a su alcance para emprender su
conocimiento, hombres y mujeres se encuentran a diario en total
desamparo a la hora de enfrentarse con problemas interiores de
índole afectiva o existencial. Poco o nada saben de la naturaleza
que gobierna la región sin duda más importante de su vida, que
son sus sentimientos y emociones; ideales, deseos, sueños, la
pérdida del entusiasmo o la soledad... Tal vez no exista mayor
desamparo que ése. Por eso hemos dicho al comienzo de este
libro que la existencia de un "oráculo" como I CHING, en estos
tiempos resulta ser de lo más oportuna.

Pero existe otra razón por la cual insistimos en la dignidad e


importancia de los contenidos subjetivos, y es ésta: que el
infortunio, el dolor, la desorientación y toda la serie de
dificultades que sufrimos a veces, grandes o pequeños, son
acontecimientos interiores, subjetivos, o dependen en su
valoración, de nuestra actitud subjetiva ante la vida. Un problema
nunca está "fuera" de nosotros sino "dentro" de nosotros. Afuera,
están los “hechos” que lo han disparado. Que los hechos de la
realidad exterior puedan condicionarnos para actuar frente al
problema, es otra historia. Lo que llamamos "problema", esa
suerte de "ecuación irresuelta” que produce directamente dolor
psíquico o moral; fastidio, depresión, melancolía o lo que fuere,
es siempre un contenido interior. Estamos habituados a llamar
"problemas" a los hechos exteriores, sin reparar en que todo lo
que está allí fuera son sólo "hechos" de la realidad objetiva y no
los problemas mismos. Que esos hechos requieran de nuestra
actuación y que muchas veces nos sintamos sin medios, sin
fuerzas o sin talento para actuar, nada tiene que ver con el
problema en sí mismo; con el problema "como acontecer que
habita en nosotros" y sobre la cual va a trabajar la consulta
oracular.

Lo que normalmente consideramos como problema y es causa


directa de un malestar, es siempre una actitud mental, un
contenido interior. Algo que no existe en la realidad física exterior
a nosotros sino como manifestación externa. Algo que nosotros
formamos y vive puertas adentro de nuestro ser. Posee una
existencia intrapsíquica. Los problemas son como los números, los
cuales no están en la naturaleza, sino en la mente, que los utiliza
como herramientas para entender la naturaleza.

El hecho está allí, fuera de mí mismo, el problema está dentro de


mí. Son hechos la lluvia, la pérdida del empleo, la muerte de un
ser querido. Allí están, reales y contundentes, como un desafío a
la propia capacidad de reacción y talento para actuar en
consecuencia. Ahora bien, como fruto de la interpretación que
hacemos de esa realidad, aparecerá en la mente el "problema" o
cuestión irresuelta.

Problema es entonces la interpretación de esa constelación de


hechos. Una ecuación abierta a la que se le podrá encontrar, o
no, solución. Todos los problemas que podamos tener en la vida
poseen esa misma estructura de incógnita no resuelta. De enigma
que está allí precisamente para que le encontremos una respuesta.
Porque si no se lo encontramos, será, para nosotros, un hecho y
no un problema.
La presente digresión fue necesaria a fin de indagar acerca del
“cómo” de la consulta oracular, porque ésta es,
fundamentalmente, una técnica de iluminación de contenidos
subjetivos.

Contraste y Conciencia

Sin pretender aquí reducir la milenaria experiencia de la consulta


a términos lógicos, procederemos a examinar algunos de sus
aspectos. Partimos de la base de que el trabajo con el oráculo
arroja luz sobre los problemas que le sometemos, considerados
éstos como contenidos subjetivos, lo cual pondrá al descubierto
detalles desconocidos de dicha problemática. Es en ese sentido
que decimos que la consulta nos hace, en cierto grado, más
concientes de las dificultades por las que atravesamos,
colocándonos en posición más ventajosa frente a ellas a la hora
de encararlas.

En oportunidad de estudiar las líneas entera y partida, vimos que


ellas son signos relacionales, es decir que se comprenden la una
en relación a la otra, revelando la oposición recíproca que las
diferencia y define. Una es lo que la otra no. En realidad forman,
ambas líneas, un binomio inseparable, pues la una sin la otra
nada significa. La una cobra sentido sólo en contraste con la otra,
así como la luz se revela como tal sólo en contraste con la
sombra, o la virtud cobra sentido en contraposición al vicio, etc.
Se sabe desde Aristóteles que la mente humana sólo es capaz de
percibir contrastes. Que los sentidos se embotan frente a todo lo
que se presenta como continuo y uniforme.
Por dicha razón, enfrentado a cualquier totalidad, el hombre
siempre procede del mismo modo: la divide. De tal manera, sólo
somos capaces de percibir cualquier realidad, fraccionándola.
En este sentido, puede decirse que el conocer se parece al comer,
que también requiere la fractura de lo que se ingiere.

Nuestra mente sólo capta perfiles, formas, límites que encierran


figuras. Contornos que dividen lo que queremos ver, de todo lo
demás. En concordancia con esa especial estructura del aparato
mental humano, cuando el Génesis describe la Creación, dice
que en el principio había un caos, y Dios procedió a dividir las
tinieblas de la luz. Luego aparta las aguas de la tierra, y más
luego aún nos presenta la división del cuerpo de Adán, a quien le
quita una costilla para hacerle una compañera.
Sorprendentemente, la armonía de la pareja es, a continuación,
asimismo quebrada por el pecado, situación que los arroja del
Paraíso, fracturándose, de ese modo, el habitat original, en tierra
y Paraíso. Más adelante, asistimos a la división de los primeros
hermanos, Caín y Abel, por causa de que las ofrendas de uno le
eran más agradables al Señor que las del otro….

En realidad, el Libro Sagrado parece representar, desde cierto


sesgo antropológico, la saga del aparato mental humano, que se
ve obligado a dividirlo todo en permanente búsqueda de una
conciencia mayor. Porque, psicológicamente hablando, toda
conciencia nace a partir del contraste. Por ese motivo los
pedagogos inventaron los "cuadros sinópticos". Por ello las
materias en estudio son "divididas" en capítulos. Así procede el
anatomista y el entomólogo, el economista y el filósofo. La
conciencia se desvanece en presencia de lo uniforme y parejo, en
presencia de lo continuo y de cualquier totalidad. Por eso mismo
Dios, Suprema Totalidad, resulta invisible.

El fenómeno, en verdad, está presente siempre. Si mi hijo


presentara todos los meses las más altas calificaciones, se supone
que yo deduciré, de esa circunstancia, que es brillante en la
escuela. Pero si luego comprobara que esa institución califica a
todos los alumnos de la misma manera, la conciencia de la
brillantez de mi hijo, se esfumaría de inmediato. Del mismo modo
como me enceguecería, conduciendo por una ruta, si el conductor
que viene en sentido contrario encendiera sus faros de golpe,
enfrentando mi campo visual a una luminosidad completa.

Sólo percibimos, pues, lo variable, lo diverso, lo mudadizo, y si


ello no se presenta de ese modo en la Naturaleza,
inmediatamente procederemos a inventarle una cuña, una
fractura, una división, fragmentándolo en porciones para luego
intentar armarlo otra vez. La propia ciencia, con sus
conocimientos, hace del mundo un rompecabezas para armar.
Esa es la aventura de la conciencia humana. Así opera la mente.

Los antiguos chinos también concebían el principio de toda


realidad como una totalidad fragmentada. Lo representaban con
un símbolo consistente en un círculo dividido en dos, al que

llamaban "Tai-Chi" (Fig. 15):


Figura 15

Esa característica de la conciencia, ese modo de operar sobre la


realidad dividiéndola, que posee la mente, se ve bastante claro
en las llamadas "figuras reversibles", que son figuras ambiguas
frente a las cuales, el entendimiento parece vacilar. En la Figura
16 podemos ver dos de las más conocidas.

Figura 16

Según puede observarse, es difícil concebir cualquiera de estas


figuras como totalidades. En la de la izquierda, reconoceremos, o
bien una especie de cáliz blanco rodeado de espacio negro, o
bien el perfil de dos rostros en negro, enfrentados, sobre un fondo
blanco. En la figura de la derecha, la atención se posará, ora
sobre el rostro femenino, en blanco, ora sobre el perfil de un
trompetista, en negro. Se trata del fenómeno que se conoce como
"figura/fondo", que en su momento diera nacimiento a las
técnicas de "camouflage" usadas durante la primera guerra
mundial. Dicho fenómeno visual luego fue tomado en cuenta por
la escuela psicológica de la "Gestalt" o teoría de la
configuración.

Es de notar que ante la ambigüedad visual, la atención del


observador determina lo que será la figura, que siempre es
percibida nítida y en primer plano, mientras que el fondo lo será
a medias, difuso y en segundo plano. (l) El fenómeno resulta
sumamente relevante, porque posibilita experimentar visualmente
cómo el hacer conciente una cosa, implica al mismo tiempo,
dividirla. Cómo siempre percibimos cosas en confronte con otras.
Cómo, para que veamos claramente algo, ese algo debe
contrastar con otra cosa que le sirva de fondo. Pasa como con
ciertos cómicos que aparecen ante el público acompañados por
otro personaje cuya función es incurrir en torpezas e
ingenuidades para facilitar la humorada.

El fondo es tan importante como la figura, aunque sea preciso


mantenerlo oculto, negado o suprimido del horizonte mental
precisamente para que la figura sea conciente. Esto constituye una
paradoja. La gran paradoja del conocimiento occidental: Que las
certidumbres tengan que estar, necesariamente, apuntaladas por
ignorancias. Y además, una segunda: que haya contenidos en la
mente que deban permanecer ignorados “a sabiendas”. Esta
última, tal vez, por el hecho de requerir un contenido estar y no
estar al mismo tiempo en la conciencia, es la mejor demostración
de la existencia en el ser humano de un elemento “espiritual”.
Tema sin duda sugestivo, pero cuyo tratamiento debe quedar
pendiente para otra oportunidad.
Lo que hacemos conciente de la realidad, pues, no es "toda" la
que tenemos enfrente, sino sólo una parte de ella. Otra porción
adyacente, nosotros mismos la ocultamos. Mejor dicho, la
tenemos presente sólo para que apuntale a la primera, como
decíamos.

Frente de una figura reversible, pronto experimentamos un


dinamismo natural que existe entre el fondo y la figura. Dicho de
otro modo, nuestra conciencia migra de la figura al fondo y
viceversa. Primero vemos una figura y luego la otra, para retomar
la primera y así sucesivamente. Mientras vemos la una debemos
ignorar la otra. Aunque se debe tener en cuenta que cuando al
fondo le toca el turno de ser figura, debe dejar de ser fondo. Es
decir que le fondo como fondo es incognoscible, al menos por la
vía del raciocinio común. Sólo podemos llegar a conocerlos
mediante la experiencia oracular.

Imaginémonos asistiendo a una representación teatral. Sólo


seremos capaces de emocionarnos con el argumento de la obra
en la medida en que podamos ignorar los detalles de la
escenografía y los objetos de utilería del escenario. Pero esa
ignorancia no es tal. Por supuesto que somos concientes de la
existencia de esos decorados. Sólo nos los ocultamos
deliberadamente. No queremos tenerlos presentes, aunque estén
allí, a la vista.
Apercibirse de este fenómeno equivale a evitar caer en la trampa
que significa creer en la primera impresión que nos produce todo
conocimiento objetivo. Evita caer en el error de creer que
podemos ser verdaderamente objetivos en nuestras apreciaciones
primeras. Ello, por supuesto, no es así. Siempre se encontrará
oculta, por detrás de toda certidumbre, parte de la realidad que
deberíamos conocer, como se hace patente en las figuras
reversibles.

En una antigua fábula romana se dice que Júpiter nos impuso dos
alforjas: la primera, sobre la espalda, cargada de los defectos
propios. La segunda, sobre el pecho, cargada con los defectos de
los demás. De ese modo, el hombre se hace fácilmente censor de
su prójimo, mientras ignora sus propios vicios. (2) Debemos
reconocer que cuanto más concientes estamos acerca de
cualquier realidad, tanto más seguros deberíamos estar de la
existencia oculta de otra porción diversa de ella. De que existe
algo que ignoramos y que está sirviendo de pantalla para que
podamos ver claramente los perfiles de la cosa que creemos
conocer. En consecuencia, sólo vemos la realidad, "por partes".
Jamás de primer intento. Por dicha razón la visión del mundo
elaborada por la ciencia siempre será algo semejante a un
“patchwork”.

Cuanto más clara nos parece una idea, un sentimiento o lo que


fuere que ocupa nuestra conciencia, más parcial será nuestro
conocimiento de esa realidad, más humildes debiéramos ser en
las apreciaciones, más prudentemente debiéramos actuar.
Pasamos la vida creando contrastes artificiales sólo para poder
percibir mejor y más nítidamente aquello que queremos pensar,
sentir, imaginar, etc. Por esa razón, es sumamente útil poder
llegar a iluminar los aspectos ocultos de los contenidos de
conciencia. La consulta oracular, como hemos dicho, es una
técnica para lograrlo. Las partes ocultas de los contenidos
concientes se encuentran representadas, simbolizadas o sugeridas
en las líneas de los hexagramas y, en general, en la línea opuesta
a cualquier línea que sea objeto de examen.

Lo que llamamos "conciencia" de algo viene a ser semejante a


una luz que arrojamos sobre el objeto a conocer. Hay un
hexagrama, el Nº 22 (“PI", "La Gracia") que se refiere
específicamente a este tema. Dice que la montaña se verá de
diversa manera conforme la iluminemos desde sus diferentes
ángulos. Los niños suelen hacer lo mismo cuando, por broma,
iluminan sus rostros en la oscuridad con una linterna. Un rostro
iluminado de frente aparece diáfano y natural, pero los rasgos se
desfiguran cuando es iluminado desde otros ángulos. Lo mismo
acontece con los problemas que padecemos. La apreciación
interior suele producirse en contraste con otros elementos que
ignoramos. Sólo vemos de las cosas la luz que arrojamos sobre
ellas. I CHING nos proporciona, en este sentido, sesenta y cuatro
luces diferentes.

Las líneas entera y partida revelan ese fenómeno, ese juego de


contenidos concientes y no concientes, y asimismo los trigramas
entre sí y los hexagramas entre sí. La experiencia oracular pone
en evidencia que la conciencia siempre se aferra a la figura,
flotando sobre el fondo. Vale decir que sólo percibimos las
realidades aupados en un plano de la realidad. Es decir, que
nuestro pensar es exclusivamente figurativo.
Durante la experiencia oracular se impulsa este dinamismo
figura/fondo, produciéndose la emergencia de contenidos no
concientes, y en ello reside la sensación de iluminación interior
que se obtiene como resultado.

Nosotros hemos advertido una semejanza entre el binomio “línea


entera/línea partida” del I-Ching y el fenómeno visual
“figura/fondo” de las imágenes reversibles de Rubin, y partiendo
de esa semejanza, y teniendo en cuenta que el I-Ching nos
permite pensar de un modo trans-verbal, es decir, más allá de las
palabras, hemos concluido que la forma común de pensar que
tenemos en Occidente es “figural”, es decir se atiene sólo al
aspecto figurativo de las realidades, estando obligados, como en
las figuras reversibles, a soslayar, negar o expulsar de la
conciencia parte de la realidad para hacerla fondo difuso de
contrastes.

Contenidos “Figurales” y “De


Fondo”

Consecuentemente con lo que venimos diciendo, debemos


suponer entonces que lo que llamamos "vida interior" está
poblada por dos diferentes especies de contenidos, a saber: unos
concientes, que se presentan nítidos, y otros soslayados, difusos,
oscuros y negados “a sabiendas”. Los primeros, ostentando una
forma determinada, límites precisos, y un perfil claro y distinto; los
segundos, simples fondos de contraste, uniformes e
imperceptibles. A los primeros, concientes, podríamos
denominarlos “figurales". A los segundos, “de fondo".
Aparentemente, la conciencia surge del juego entre ambos
elementos. Del contraste entre unos y otros en continua
interacción.

Por lo tanto, cuando decimos que "tenemos un problema", y nos


hacemos una idea de él, podemos estar seguros de que el mismo
posee una porción manifiesta y nítida, y otra porción oculta y
difusa que el oráculo ayudará a develar. Una parte que
conocemos y otra parte que desconocemos. La consulta oracular,
como veremos, vendrá en auxilio para "iluminar" esos aspectos
desconocidos.

Figuración y Transfiguración

Lo interesante del caso es que para quien no está familiarizado


con la forma de pensar a que induce I-Ching le resulta sumamente
difícil concebir que pueda haber realidad percibida que el propio
sujeto debe ocultar para que lo que percibe sea conciente.
Lamentablemente, estando a su disposición imágenes tan comunes
como los vegetales, mitad sobre el aire y la luz y mitad
sumergidos, o el iceberg, con una parte sobre visible y otra
sumergida en las aguas, le es difícil comprender esta verdad
paradojal sin duda, pero real. Que todo lo que pensamos,
sentimos, decimos y hacemos está integrado por una porción
manifiesta y otra oculta. Y que con una forma de percibir que se
basa únicamente en figuraciones, jamás podremos descubrir. De
allí hemos deducido que existe un pensamiento figural y otro
transfigural. Este último, por ahora al menos, sólo patrimonio de
la experiencia oracular, aunque supongo que también puede
llevarse a cabo por otros medios.

Frente al material de ideas e imágenes que proporciona el


oráculo como resultado del procedimiento de la consulta,
realizamos varias operaciones mentales.
La primera de ellas ya la hemos visto en el capítulo 4 (Ideas,
Imágenes y Estructuras). Allí decíamos que frente a las ideas e
imágenes del oráculo debíamos proceder a encontrar y aislar, por
detrás de sus aspectos sensibles, sus estructuras o contenidos
universales, que eran el mensaje que obteníamos del Libro de los
Cambios.

Si el oráculo dice, por ejemplo, que alguien pisa la cola de un


tigre sin ser mordido por éste, como aparece en el hexagrama
10, línea 4ª, no debemos quedarnos con la imagen sensible. Por
detrás de la imagen del tigre debemos ver el peligro que está
señalando. Cualquier peligro, en cualquiera de los órdenes de la
vida. Lo mismo podríamos decir de la idea de pisarle la cola. Más
allá de ella, debiéramos encontrar la estructura universal
subyacente. La línea se está refiriendo aquí a la conducta frente al
peligro y los cuidados especiales que debemos desplegar en
determinados casos.

Trabajando con el oráculo gozamos de la más absoluta libertad


de interpretación. Sólo debemos ejercitarla, en la seguridad de
que no sólo trabaja la conciencia, sino también ciertas
percepciones que han sido ocultadas porque debían cumplir la
función de hacer contrastes, y pujan por saltar al plano de la
conciencia.

Ahora bien: por ser precisamente, la tarea oracular, una función


compartida con sectores ocultos de la mente, está sometida a un
freno que impide que se transforme en una alocada rienda suelta
a la imaginación. La paciencia y la perseverancia nos dirán que
no es tan ilimitada como parece a primera vista la potencia
interpretativa de que gozamos. No son "infinitas" las cosas que
podemos imaginar. Por un lado, a la larga, se hará manifiesto
que, en verdad, siempre serán unos pocos esquemas los que
utilizamos. Sólo un puñado de formas de interpretar, que se
repiten. Al igual que las preguntas. Siempre rondarán los temas
que hacen a nuestra forma profunda de sentir, plagada de miedos
e ilusiones, apetencias y recuerdos. Por eso siempre será útil
contar con un cuaderno especial donde volcar las reflexiones
surgidas durante cada consulta. Identificar esas estructuras y
constantes subjetivas equivale a conocernos a nosotros mismos. Y
aislarlas nos provee de cohesión y solidez interiores.

Por otra parte, también llegaremos a comprender que la


interpretación que desplegamos debe obedecer a “razones
propias de la realidad”, que asimismo sujetan nuestra
imaginación. Los hexagramas resultantes del despliegue de
hexagramas RION, por ejemplo, ponen un límite natural a la
imaginación de aconteceres y circunstancias mediante cauces
gráficos. La articulación con los demás (Hex. 13), es supuesto
probable de la adquisición de posesiones (Hex. 14), la dificultad
inicial (Hex. 3) induce a aprender (Hex. 4), el desbordamiento
(Hex. 43) sugiere la próxima llegada del choque con la realidad
(Hex. 44), etc.

Pero existe una segunda operación que la mente realiza sobre el


material del oráculo: procede a transformarlo en una “pantalla de
contrastes auxiliar”. Si mediante la primera operación obteníamos
del oráculo un "mensaje", expresado en una estructura universal
que podíamos reconocer en el problema, en esta segunda etapa
la mente abandona su rol pasivo para asumir una actitud activa.
Consiste en "proyectar sobre el hexagrama o la línea en su caso"
la cuestión que nos preocupa. Esta proyección se realiza por
mera “atribución”. Esto significa que no es necesario que el
consultante “crea” efectivamente que el hexagrama o la línea se
relacionan con su problema. Simplemente basta con que lo
suponga.

Génesis del Significado: El “Efecto


Caleidoscopio”

Entonces se produce lo que hemos llamado “efecto


caleidoscopio”. Acercando mente y hexagrama como las
imágenes real y virtual de un espejo, los elementos dispersos en
uno y otro plano pasan a adoptar entre sí relaciones de
equidistancia y es así como surge el “significado”. Así, los
elementos interiores cuya desarmonía era interpretada como
problema o dificultad, adquieren, de pronto, la forma, la armonía
y con ellas, el sentido que necesitaban.
Este paso resulta ciertamente relevante, por cuanto el significado,
que normalmente es empleado en Filosofía como una metáfora,
como elemento verbal apto para formular discursos más o menos
convincentes, aparece ahora ante la conciencia del consultante
como una energía capaz de producir una movilización interior.

En otras palabras: proyectar equivale a “suponer”, por un


momento, que entre el material del oráculo y la pregunta, existe
una ligazón efectiva. Que hexagrama, por un lado y problema
por el otro están, de algún modo, vinculados significativamente.
No hace falta que lo "creamos", que tengamos "fe" en que del
libro surgirá la información requerida. Sólo basta con suponerlo,
con atribuir una cosa a la otra en forma provisional. Se trata de
un mero confronte momentáneo y voluntario. Y cuando se
confrontan cosas distintas, por más diferentes que ellas sean,
surge inmediatamente una relación significativa entre ellas. Esta es
la base de muchos tests que se utilizan de ordinario en Psicología.
Si invitáramos a alguien, a título de broma, a que se identifique
con cualquier objeto de la habitación en que se encuentra y lo
“haga hablar”, nos sorprendería cómo surgen de sus labios
elementos no concientes, por lo general, reveladores de partes
ocultas de su propia personalidad.

Otra explicación del fenómeno sería la siguiente: La proyección


durante la consulta, así concebida, produce en el problema como
contenido mental intrapsíquico, una cosa notable: el mismo se
"divide" en sus dos componentes originales. Figura y fondo se
"separan". La parte visible y conciente del problema, lo que
creemos ver, sentir e imaginar claramente de él, es decir, su
"figura", será proyectada (relacionada) con el hexagrama o la
línea. Todo lo demás que queda del problema, es decir, su
"fondo", el marco complejo y oculto que "le hacía fondo"
haciéndolo significar interiormente, queda con nosotros. Nos
quedamos con él, permanece en el seno de nuestra subjetividad
como un “molde vacío”.

¿Y qué es, entonces, de lo proyectado? Bueno, pues, la parte


"figural" del problema irá en procura de un nuevo fondo. Al ser
proyectado sobre el material del oráculo se constituirá como
nueva figura sobre éste como fondo auxiliar. Proyectado sobre
una nueva pantalla (esta vez, el material del oráculo), el problema
revelará perfiles diferentes, significados que hasta entonces eran
desconocidos.

Todos sabemos que todo cambio de fondo ilumina y hace nítidos


los bordes de cualquier significado, concebido éste como figura.
En un problema interior pasa lo mismo que con un preparado al
microscopio, la variedad y el manejo de los colorantes que se
use, es fundamental para verlos claramente. En rigor de verdad,
aún podemos decir que el sentido y significación de todas las
cosas, psicológicamente hablando, depende en forma absoluta
del fondo que le coloquemos como contraste.

Como consecuencia de cada nuevo confronte con un nuevo


fondo, tendremos de aquél problema una nueva visión, un nuevo
encuadre, un nuevo significado. Lo mismo acontece con todos
nuestros contenidos de conciencia. Sobre un fondo y sobre otro
fondo, una misma figura revela diversas cualidades y sentidos.

Interiormente, también percibiremos que algo bastante curioso ha


acontecido con el contenido de conciencia extrañado de su fondo
natural. Notaremos que lo único que hemos proyectado es parte
de él, la parte visible. Pero que aún nos queda algo de él. Algo
como "su hueco", su molde vacío, según lo calificábamos más
arriba. Durante la consulta solemos darnos cuenta, a través de la
sensación de esta particular vacuidad, de cuánto material
subjetivo, en realidad, mezclábamos y confundíamos con el
problema mismo. Y, por lo general, cuánto agrandábamos o
dramatizábamos los hechos por obra y gracia de un fondo que
nosotros mismos le proporcionábamos.

Si volvemos la mirada a aquellas figuras reversibles que se ven al


tratar el tema "Contraste y conciencia" (Figura 16) veremos cómo,
además de sernos imposible concebirla como totalidad, también
resulta dificultoso mantener quieta la atención sobre una sola de
las figuras reversibles. La conciencia se posará alternativamente
sobre una figura y otra, sobre el cáliz y sobre los rostros
enfrentados y luego una y otra vez sobre aquél y sobre éstos, en
el caso de la primera figura, y sobre el rostro femenino y el
músico alternativamente, en el caso de la segunda figura. Ello
demuestra la existencia de un dinamismo constante entre figura y
fondo.

En la consulta oracular ocurre lo mismo. Un problema, como


cualquier otro contenido interior, posee una figuración que es
conciente y un fondo oculto. Al proyectarlo, sólo proyectamos de
él su figuración, es decir, lo que es conciente, lo único que
podemos proyectar porque es lo único que percibimos. Esta
figura, extrañada de su fondo interior natural y proyectada sobre
un nuevo fondo (el hexagrama o sus líneas), comenzará a ser
objeto del mismo dinamismo figura-fondo que vemos en las
figuras reversibles. De ese modo surge una nueva conciencia más
amplia de la situación problemática.

Interiormente, respecto de los fondos ocultos, por su parte, se


desarrollará un proceso similar. De pronto tendremos la sensación
de que “falta algo" del problema y que sólo queda una porción
de él. Nos falta la "figuración" del problema y queda el "fondo",
una ausencia que nosotros le proporcionábamos. Ahora bien. Este
fondo, que era oculto, ahora se hace figura, lo percibimos
concientemente. También aquí se desarrollará el dinamismo
figura-fondo y también aquí aparecerá una nueva conciencia.

En ambos casos, la "nueva conciencia" constituye aquello que


llamamos "iluminación".

En resumen, la práctica oracular constituye un ejemplo de


pensamiento transfigural controlado y sistemático. Es cierto que en
la vida diaria, la mente trabaja continuamente y en forma natural
alternando las actividades figurativa y transfigural, cuando se
presta atención a algo y luego se deja la mente vacar en blanco.
También se ejerce el pensamiento transfigural en el Tarot y en
otras mancias. Pero lo que distingue al trabajo con el I-Ching es
que mientras que en todos los demás casos se rescatan contenidos
no concientes para ser empleados como meros instrumentos al
servicio del placer, el poder o la conveniencia social, con el
oráculo de los cambios, al visualizarse los posibles destinos
naturales de las acciones, se eleva la conciencia del consultante
hacia planos superiores de moralidad.

No es lo mismo que nos instruyan a portarnos bien mediante


argumentos, que darnos la posibilidad de apreciar visualmente las
consecuencias naturales posibles de nuestras acciones. Por
ejemplo, los hexagramas reversos muestran que a la alimentación,
(hexagrama 27), le sobreviene el sobrepeso (hexagrama 28), a la
subida constante (hexagrama 46) le sigue la desazón (hexagrama
47), o que quien encuentra su verdad interior (hexagrama 61)
descubrirá sus limitaciones (hexagrama 62), etc.

Por su parte, los hexagramas inversos revelan que dentro del


renacer (hexagrama 24, se encuentra una cuota de entusiasmo
(hexagrama 16) como si ambos fuesen haces de una misma
cuerda, o instrumentos musicales afines que ejecutan una misma
melodía.

Esperamos que el examen de la cuestión no haya parecido


demasiado árido. De todos modos, lo que hemos expuesto no
tiene más pretensiones que la de ser un puñado de hipótesis de
trabajo para facilitar un empleo beneficioso del oráculo.

En cuanto al I-CHING, más allá del tratamiento del tema en la


forma en que lo hemos hecho y de nuestro empeño por abrir una
brecha a la racionalidad occidental que oficie de acceso franco
al mismo, queda el misterio. Como desafío permanente a las
propias limitaciones, queda la maraña hirsuta de lo desconocido,
además del milagro de la supervivencia actual de ese antiquísimo
texto.

Quedan, no obstante, infinitas incógnitas en torno al modo de


operar de este oráculo prodigioso. Siempre permanecerá, tal vez,
el misterio de cómo y por qué muchas consultas que efectuamos
reciben una respuesta tan directa y oportuna, fuera del marco del
trabajo oracular corriente. Tal vez lleguemos a descubrir la
existencia de una suerte de “yo potencial” que contesta desde una
dimensión virtual, situada más allá de toda realidad sensible y
que nos espera, al final de la escala evolutiva.

Sobre este particular, recuerdo un caso curioso: Hace años,


durante mis primeras lides con el oráculo, estuve discutiendo un
día, largamente, acerca de la existencia de Dios, con un
personaje que se confesaba ateo. Luego de haber rebatido uno a
uno mis argumentos de creyente, dijo finalmente mi interlocutor,
no sin cierta pedantería: "Lo único que ha logrado usted probar,
es su propia necesidad de que Dios exista, pero de ninguna
manera la realidad de la existencia de Dios".

Supe que era verdad. Sabía que ninguna de las pruebas que
había atinado a darle, y que son las que corrientemente se
manejan en filosofía, era decisiva. Confieso que quedé turbado.
No sólo porque me sentí vencido en la contienda verbal, sino
porque estaba seguro que existía, o debía existir, otro argumento
que yo no había sabido esgrimir.

Esa noche, antes de acostarme, recurrí a mi oráculo en procura


de ayuda, y de la consulta efectuada resultó el hexagrama Nº 48,
"CHING", dedicado a "El Pozo de Agua", sin ninguna línea
significativa. En vano busqué y rebusqué en las numerosas
ediciones del libro que tenía, sin hallar el menor atisbo de una
respuesta. Había preguntado: "¿Qué debiera haberle dicho y
refutado?". El oráculo se limitaba a señalarme la imagen de un
pozo de agua. Nada entendía y eso me inquietaba aún más.
Finalmente, cansado y ya entrada la noche, me fui a dormir.

A la mañana siguiente, al abrir el periódico acostumbrado, una


publicidad comercial me llamó poderosamente la atención: era el
aviso de una editorial, que anunciaba la aparición de una nueva
edición de las obras completas del poeta chileno Pablo Neruda,
premio Nobel de literatura. Un sólo verso del vate, en letra
manuscrita, cruzaba todo el recuadro y decía textualmente: "...Y
porque tengo sed, creo en el agua". Sentí temblar la hoja de
papel, por un instante, en mis manos. Allí tenía la respuesta
buscada. Sin fraseología ninguna. Sencilla y clara. Y en seguida
até cabos con la consulta efectuada la noche anterior, con la
imagen impertérrita del pozo de agua. Claro, se trataba de agua
para beber. Ese era el argumento que debía haber utilizado. Es
cierto que lo único que tal vez pueda probarse acerca de la
existencia de Dios es la necesidad que tenemos de Él. Pero por
eso mismo debo creer en su existencia. Dios, como el agua, existe
simplemente porque lo necesito. Porque no puede haber real
necesidad de algo que no existe.
6
LA PRÁCTICA DE LA CONSULTA

Lo que se busca con la consulta oracular es orientación ante


problemas de cualquier índole que ante la lógica y el sentido
común aparecen como insalvables. Y la solución que brinda el I-
Ching consiste en una transformación del propio consultante,
ampliando su percepción del problema, o mediante respuestas
más o menos directas. En todos los casos se trata de un trabajo
eminentemente subjetivo. En medio del examen de los significados
que el oráculo ofrece, surge, de pronto, súbitamente, la
iluminación interior y el consultante pasa a apreciar de un modo
más amplio la situación problemática que lo ha llevado a la
consulta. Cae en la cuenta que la realidad que sufre, es algo que
trasciende la imagen mental que se ha forjado. Que lo que vive y
le preocupa es más que una sentencia verbal o un calificativo;
algo complejo, semejante a un cuerpo físico, poseedor de
profundidad y volumen, diferentes lados, y energía. Que viene de
una situación anterior y posee una dirección determinada que
tiende a llevarlo, por inercia, hacia otras.

El sujeto, frente al material del oráculo, puede visualizar distintos


futuros aleatorios a su actual estado. Y lo más curioso aún:
descubrirá que él mismo tiene un papel que jugar en ese devenir,
pudiendo incidir sobre su suerte adoptando distintas actitudes
frente al problema, con lo cual, adquiere una nueva libertad.

Recapitulando entonces, digamos que la consulta oracular tiene


por finalidad superar la aproximación ideal, abstracta que
hacemos de los problemas, reemplazándola por una
representación “visual”, con la ayuda de los hexagramas. Veamos
cómo: Nuestra mente trabaja permanentemente, ora como fondo,
ora como figura. Vale decir, o nos abandonamos blandamente a
lo que sentimos o pensamos, en el primer caso, o le prestamos
atención a alguna cosa, en el segundo. Si observamos la
actividad mental que desarrollamos diariamente, pronto
notaremos que siempre estamos adoptando, de manera
alternada, una de aquellas dos actitudes básicas. O nos
limitamos a “sentir” pasivamente lo que nos pasa, o pasa a
nuestro alrededor, o “pensamos” en ello, ejerciendo la atención.
Ocurre como si fuésemos alternativamente una pizarra que espera
a que alguien escriba sobre ella, o el propio escribiente que lo
hace.

La actitud que se exige al consultante frente al oráculo, es la


primera, la pasiva. Aparecido un hexagrama del azar, no hay
que pensar en él ni en el problema que nos ha llevado a la
consulta, sino abandonarnos a lo que sentimos en ese momento,
descansando en el hexagrama. Abandonando la conciencia
deliberativa y crítica y simplemente dejar que pase algo. Porque
algo pasará, necesariamente.

Normalmente tendemos a creer que cuando gozamos de


conciencia lúcida, estamos en plena posesión de todas nuestras
facultades mentales, pero en realidad, no es así. Mientras
pensamos, algo sucede en el extremo opuesto de nuestra torre de
control, que no captamos, pero que tiene mucha relación con lo
que hacemos. Sólo andando el tiempo y en contadas ocasiones,
llegamos a descubrir el secreto de ese oculto y enigmático vínculo
que une al hacer y al no hacer, al yo y e ello, a ser y la nada, a
“yang” y el “yin”, a la figura y el fondo, las líneas entera y
partida, etc. Los dos elementos básicos que constituyen la trama
de toda realidad.

Sin embargo, en la vida diaria, mientras con relativa facilidad


podemos dejar de pensar en algo, no somos capaces de apartar
de nosotros la molestia que cualquier problema nos causa. Ella
está allí presente. No podemos separarnos de lo que sentimos
porque nos consustanciamos con ello. En cierta medida, podemos
decir que somos nosotros mismos el problema o la dificultad que
sufrimos.

No obstante, durante la consulta sucede algo curioso: cuando


luego de haber adoptado esa actitud pasiva nos disponemos a
volver a pensar, comprobamos que problema y hexagrama se
han, en cierto modo, identificado, fundido el uno con el otro. Y es
este fenómeno de proyección espontánea sobre el hexagrama de
lo que sentimos, lo que nos permitirá replantear la cuestión que
nos preocupa, reemplazando los usuales parámetros verbales, por
los gráficos.

Para poner un ejemplo, pasa como cuando una persona que sufre
por alguna circunstancia cualquiera, decide alejarse del lugar
habitual e irse de vacaciones. Una vez introducida en el nuevo
entorno físico y humano, cuando vuelve a pensar en el infortunio
que padece, notará que, aunque el mismo sigue estando presente
ante sus sentidos, sin embargo, algo ha cambiado. Los
problemas, como lo hemos dicho más de una vez, son complejos
que exceden mucho la “criba mental” a que los sometemos
cuando los pensamos a través de las palabras del lenguaje. Un
problema está ligado a multitud de circunstancias visibles e
invisibles, de manera que alejarse del lugar habitual, muchas
veces facilita poder replantearlo en términos más amplios. En el
caso de la consulta oracular, cuando el problema es repensado
dentro de los parámetros del hexagrama, la dinámica de sus
líneas y los supuestos que lo enmarcan, revelará aspectos
desconocidos del mismo, lo cual, hace posible al consultante
abordarlo con mayor facilidad o encontrar soluciones fuera de lo
común.

Sin dar al problema nombre alguno, sin definirlo intelectualmente,


sólo sintiéndolo, veremos que, al igual que un hexagrama, el
mismo es un juego dinámico de momentos. Que posee origen,
dirección y destino. Que comienza, desde abajo, expresándose
en un primer instante, como esa línea, que ocupa el primer
puesto, luego sigue ascendiendo hacia otros estadios posteriores
para transformarse finalmente, luego del sexto, en otro
hexagrama; en otra situación. Mejor o peor, tal vez, pero
diferente. La situación perturbadora inicial se habrá transformado
en otra cosa, y, como tal, revelará otros flancos o accidentes por
los cuales podremos asirla. Ocurre algo semejante cuando
descubrimos en los objetos que nos rodean cotidianamente,
utilidades insólitas que pueden sacarnos de apuro. El tenedor, que
puede servir accidentalmente para acomodar los flecos de la
alfombra, o una minusvalía, que puede servir de estímulo para
demostrar coraje o elevar la autoestima.
A continuación veremos cómo se han desarrollado algunas
consultas y cómo opera el oráculo en la práctica.
CASO DE HELENA

Helena S. es una mujer de cuarenta y dos años, recientemente


separada de su esposo luego de veinte años de feliz matrimonio.
Si bien, ella ha tomado su separación con serenidad y relativo
buen humor, padece de gran debilidad física sin que de los
sucesivos exámenes médicos a que fuera sometida surgiera la
evidencia de enfermedad alguna. En la actualidad se desempeña
como secretaria administrativa en una empresa de cosméticos.

Manifiesta que su problema es la falta de fuerzas suficientes para


encarar otras actividades que en este momento de su vida
podrían estimularla, satisfaciendo otras inquietudes. Sobre todo,
se siente insatisfecha por no poder cursar una carrera universitaria
y quiere saber cómo puede incrementar su energía.

Como hemos venido diciendo, normalmente solemos encasillar y


acotar nuestros problemas. Es decir, les damos un nombre y nos
conformamos con la noción que nos hacemos de él, o con el
discurso que la medicina o la psicología tiene previsto para esos
casos. Helena confiesa estar totalmente desorientada y quiere
saber si acaso existen vías alternativas para lograr lo que desea.

No cabría imaginar de dónde podrían venir otras soluciones al


problema que vive Helena. Pero la tesis que sostenemos en este
libro es que ello es así sólo si planteamos la cuestión verbalmente.
Esto es, si el problema es pensado como oración, como expresión
verbal que lo reduce a sujeto y predicado. En otras palabras, si
vemos el problema como signo, como figuración verbal; porque el
razonamiento que usamos corrientemente se basa en las palabras
del lenguaje y éste es pura abstracción. En consecuencia, las
soluciones que podemos pergeñar razonando de esa manera,
serán limitadas a las posibilidades del discurso con que
pensamos. A un paisaje lo podemos representar a lápiz, o al
óleo. En ambos casos será el mismo paisaje, pero lo que vemos
de él está limitado al instrumento que empleamos para
representarlo. Hay texturas y colores en el cuadro al óleo que el
lápiz, por su propia naturaleza, no puede registrar.

Pregunta

-¿Cómo puedo incrementar mi vitalidad?

El Material de la Respuesta
Lo que Helena siente y califica como “falta de fuerzas”, es la
pobre traducción verbal de un fenómeno mucho más complejo.
Ella es la mano que busca estrecharse con otra mano o asir algún
objeto; es el bolsillo vacío en busca de algo que lo llene. El
hexagrama principal expresa gráficamente la situación que la ha
llevado a la consulta. Ha sacado el hexagrama 13, dedicado a
“la comunidad”, y también a la “articulación” y a la
“camaradería”. Allí se expresa lo que le falta a Helena para
solucionar su problema: ligarse de alguna manera a un grupo
social, articularse con los demás y cultivar la camaradería.

El despliegue de hexagramas implícitos, por su parte, revela


determinados futuros posibles a esa situación que vive Helena.
Sus opuestos Reverso, Inverso, Oculto y Negativo señalan las
posibles situaciones futuras en que el problema tenderá a
transformarse. En este caso, se muestra que la situación que vive
Helena se dirige hacia otras posibles: hacia “El poseer, la
posesión”(Hexagrama 14 Reverso e Inverso), “hacia el Ir al
encuentro, el contacto o choque con la realidad” (Hexagrama 44,
Oculto), o hacia la búsqueda de una disciplina (“El ejercito, la
domesticación”, Hexagrama 7, Negativo).

El problema de Helena aparece, bajo este punto de vista no


verbal, siendo semejante a un río que corre por un cauce que
tiene tres diferentes vertientes, expresadas en el despliegue de
hexagramas. Dicho de otro modo: el estado anímico problemático
que ella sufre, va al encuentro de tres futuros posibles: 1) un futuro
en que su principal interés estará centrado en poseer, acumular
bienes, así sean espirituales o materiales, 2) otro que la lleva al
encuentro con algo, que puede ser alguien, o el choque con su
nueva situación de soledad; y 3), un futuro signado por la
disciplina, que probablemente sea la carrera universitaria que
anhelaba. Son tres actitudes interiores posibles, siendo una la que
deberá conducir el cambio. (Nótese que si bien el despliegue de
hexagramas que se realiza sobre el hexagrama principal son
cuatro –Reverso, Inverso, Oculto y Negativo, en el hexagrama 13
que le ha tocado a Helena, tanto el Reverso como el Inverso
coinciden en remitir a un solo hexagrama, el 14).
Vemos entonces, que las situaciones que vivimos, ni están sujetas
a un futuro determinado rigurosamente por la lógica causal, ni
tampoco están libradas al acaso. El despliegue de hexagramas
muestra plásticamente ante nuestros ojos, a título de ejemplo,
varios futuros posibles que están determinados ciegamente por la
fuerza de la propia realidad. Podemos verlo en el hecho de que
están ordenados en rigurosa proyección matemática. Son distintos
futuros posibles, pero ligados a la realidad, no a nuestro
capricho. Tenemos libertad para contribuir a su concreción en uno
u otro sentido, pero no podemos inventar futuros desligados de un
orden natural, reflejado, en este caso, en el orden binario que
liga a líneas, trigramas y hexagramas.

Lo verdaderamente útil de la consulta oracular, es que frente a ese


despliegue de posibilidades, variadas pero limitadas, Helena deja
de percibirse a sí misma como objeto pasivo de una situación que
la acucia, para reconocerse a sí misma sujeto activo y apto para
incidir en la suerte futura de su situación problemática. Es decir
que ella es capaz de impulsar la corriente de ese río favoreciendo
despeñar su torrente en uno u otro sentido. Ella ha dejado de ser
un sujeto cuya única salida es la resignación a un futuro que
vendrá de afuera de ella misma. Ha ganado una libertad que
hasta ahora le era desconocida. Sabe que tiene ante sí diversos
caminos por los que podrá transitar, contribuyendo a construir, en
alguna medida, su destino.

Sin ánimo de invadir el terreno del psicólogo, antes de formular la


consulta al oráculo, me atreví a sugerirle a Helena que contemple
la parte positiva de su nuevo estado, en el sentido de que tal vez
ahora era más libre de hacer su voluntad que cuando estaba en
pareja. A lo que ella contestó tristemente: -“Es que tampoco tengo
claro qué es lo que realmente quiero”. El despliegue de
hexagramas, en este sentido, tiene la virtud de ofrecer al sujeto
una gama de opciones para sentir, pensar y hacer, que por
mostrarse visualmente, puede -en ciertos casos-resultar más eficaz
que un consejo o un argumento. Desde cierto punto de vista, I-
Ching viene a ser algo parecido a un microscopio o telescopio
con el cual se puede escrutar los tiempos y espacios interiores de
quien lo consulta.

Pero veamos qué otras cosas más le tiene reservado el I-Ching a


Helena. Las líneas especialmente significativas, en conjunto,
remiten a un segundo hexagrama: el Eventual, y cada una de
ellas, individualmente, remiten a su vez a otros tantos
hexagramas. De la tirada de monedas surgió el hexagrama 13,
con dos líneas especialmente significativas: la primera y la
tercera. Ambas, tomadas en conjunto, transforman el hexagrama
13 en el 12, “El Estancamiento”, e individualmente remiten, la
primera de ellas al 33 “La Retirada” y la tercera al 25 “La
Inocencia”. Veamos cómo juegan todos estos significados en la
búsqueda emprendida por Helena.

Antes de seguir adelante, es preciso aclarar que lo importante es


cómo Helena interpreta los significados. Éstos no tienen un sentido
objetivo, sino subjetivo. Aquí no se trata de barajar datos,
información que tenga utilidad para todo el mundo, sino que se
trata de encontrar significados que nutren la psiquis de quien
consulta, lo cual no deja de ser una metáfora. Otra metáfora que
sirve para ilustrar el fenómeno es la conexión con las energías
naturales que el significado subjetivo tiene. Porque cuando
hablamos de datos, de información, de significados, siempre nos
estamos refiriendo a valores sociales, es decir, a elementos que
sirven a la comunicación humana y por tanto forman parte de un
orden convencional. Pero el significado, cuando es subjetivo, es
movilizador de la personalidad porque conecta con las energías
del Cosmos que aunque no hayamos aprendido a identificarlas y
medirlas, nos consta su existencia. Estamos hablando, por
ejemplo, de energías como la del entusiasmo en su genuino y
arcaico sentido de “estar poseído por un dios”. Un entusiasmo
trascendente que es capaz de transformarnos. Ese es el tipo de
energía que vamos a encontrar a través de la consulta
oracular.

Como decíamos entonces, además del hexagrama Principal y el


despliegue de hexagramas, Helena tiene ante sí otra serie de
hexagramas que son los Eventuales. Ya hemos visto que cuando
salen líneas especialmente significativas (6 y 9) estamos en
presencia de líneas que están a punto de cambiar de sentido.
Para facilitar nuestra tarea, mientras construimos el hexagrama
principal, las vemos marcando sobre la izquierda de este
hexagrama. En la tirada de monedas, salieron como significativas
la primera y la tercera líneas, que, cambiadas ambas en conjunto,
transforman el hexagrama principal Nro. 13, en el Eventual Nro.
12 (“El Estancamiento”, “Atrincherarse”), como lo hemos visto en
la precedente figura 17.

Pero además, la primera línea, cambiada individualmente, remite


al hexagrama 33 (“La retirada), y la tercera, al hexagrama 25
(“La Inocencia”).

Con el despliegue realizado hasta ahora, tenemos un material


considerable con el que Helena tendrá que habérselas para
encontrar su camino. Introducirse en las brumas de la propia
interioridad es una tarea ardua pero vale la pena emprenderla
porque de allí saldremos renovados. Es una conquista que el
occidental tiene pendiente desde los tiempos de la vieja Hélade
cuando un puñado de intelectuales enderezó el camino hacia
afuera, hacia la plaza, el Ágora, desde donde todo en adelante
pasó a ser conversación, convención social y cultura. Se cerraron
a partir de allí los cielos abiertos de la Naturaleza para embarcar
al ser humano en la aventura del conocimiento centrífugo, rumbo
a la lejanía. Hoy, que la ciencia ha llegado a los confines del
conocimiento de la materia y fenómenos como la
sobreexplotación de los recursos naturales pone en peligro la
subsistencia de la vida sobre la tierra, es bueno encarar la
exploración de los espacios interiores de cada uno en busca de
un necesario desarrollo de la conciencia moral.

Helena deberá ahora emprender la caza del significado que


tenga la virtud de galvanizarla, de cambiar su vida conectándola
con las energías del universo que el razonamiento verbal
ciertamente impide al reducir el mundo viviente y palpitante que
la rodea a estrechos desfiladeros de oraciones, de sujetos y
predicados encadenados causalmente.

Ya hemos visto que en el acto de concientizar, la mente elige la


porción de realidad que va a enclaustrar dentro de unos límites
para darle forma y sentido, y simultáneamente va a descartar
toda la porción de realidad que sobra, manteniendo, sin
embargo, esos contenidos “deliberadamente ignorados” porque
los precisa como pantallas de contrastes. Ahora bien, lo que
ocurre durante la interpretación del material que nos acerca el
IChing, es lo siguiente: Francamente, si tratamos de leer de
corrido los textos que acompañan las respectivas líneas de los
hexagramas, tendremos la impresión de estar frente a trozos
sueltos de una narración totalmente desguasada, desmembrada e
incoherente. Esas percepciones sueltas, sin embargo, irán en
busca de sus pares sueltos que flotan en el lecho de la conciencia,
que son aquellas percepciones descartadas a las que se les ha
negado el acceso a la conciencia para hacerlas pantallas de
contraste. Todo ese material se hilvana, o no, puede permanecer
desintegrado, o por el contrario, unirse los de afuera y los de
adentro, los del I-Ching y los intrapsíquicos para reclamar su
derecho a salir a la superficie e integrar la corriente vital del
consultante, que es asimismo la corriente vital universal. Ese es el
fenómeno de la iluminación interior, mezcla de milagro y
homeostasis, dependiendo del ángulo desde donde prefiramos
valorarlo.

Examen de los Hexagramas

El examen de los hexagramas comienza con una interpretación


general del tema que enmarca cada uno de ellos. Del
procedimiento de la consulta han surgido los hexagramas 13, 14,
44 y 7 por un lado, y 12, 33 y 25, por el otro. Hacemos esta
distinción porque el hexagrama principal es el 13, y, como todo
hexagrama, lleva siempre dentro de sí mismo un Reverso, un
Inverso, un Oculto y uno Negativo, que en este caso son el 14, el
44 y el 7. Por otra parte, la aparición de líneas especialmente
significativas dan lugar al surgimiento de un hexagrama Eventual,
que aquí es el 12, y de dos Eventuales Complementarios, que son
el 33 y el 25.
HEXAGRAMA 13

De manera general, los propios nombres atribuidos


tradicionalmente a los hexagramas están cargados de
significados. El 13 invita a buscar un nuevo lugar en la
comunidad de afectos. Helena interpreta que esas ideas
circunscriban el tema que la trae al oráculo. Ella se siente
desarticulada socialmente, sin duda a raíz de su separación, y
ese es su problema en sentido global. Acepta sin reparos la
interpretación que hemos hecho en nuestra versión didáctica del I-
Ching en la segunda parte de este libro, según la cual es preciso
encontrar un punto de apoyo para multiplicar nuestras fuerzas,
según la antigua frase de Arquímedes: “dadme un punto de
apoyo y moveré la tierra”.

HEXAGRAMA 14

El 14 está dedicado a la posesión, que puede ser la posesión de


bienes, o de uno mismo. Esta última interpretación parece ser la
más adecuada al caso en examen. Cuando la pareja se rompe,
generalmente sobreviene una cierta crisis de identidad, que antes
era compartida y ahora se vive como una carga adicional. Todo
nuestro ser pesa ahora sobre nuestros hombros exclusivamente.

HEXAGRAMA 44
En cuanto al 44, hace alusión a un recipiente que desborda y el
líquido que lo llenaba se precipita a tierra, ocurriendo un choque
violento con la realidad. Es lo que, desde otro sesgo, sufre Helena
en la actualidad, debiendo vérselas con las nuevas realidades
que le tocan vivir.

HEXAGRAMA 7

El 7, por su parte, alude a un estado de ánimo que puede


interpretarse, bien como conducta rígida hacia los demás, o hacia
sí mismo. Su nombre es “El Ejército” y también “La
Domesticación”. Apela a la unidad de la persona, semejante a la
unidad de mando de un ejército. Nótese que la estructura visual
son cinco líneas débiles –partidas-dominadas por una sola fuerte,
entera. Helena lo interpreta como la exhortación a mantenerse
entera frente a la adversidad.

HEXAGRAMA 12

El propio nombre de este hexagrama12 se refiere directamente al


estado de estancamiento que afecta a Helen, lo cual confirma la
existencia de un vínculo emocional con el oráculo.

HEXAGRAMA 33
El 33 llama a retirarse de las cosas, sea para corregir un rumbo
que ya no tiene sentido proseguir, sea para verlas mejor,

HEXAGRAMA 25

…y el 25 llama la atención sobre el papel que la inocencia


deberá jugar en su futura vida.

Examen de las Líneas

HEX 13.1

Comenzando por el hexagrama Principal, el Nro. 13, dedicado a


la Comunidad, al Articularse, a la Camaradería”, la primera línea
significativa, situada en el primer puesto, habla de una unión de
personas desde los inicios y la califica de pura y sin mácula. Esta
imagen le trae inmediatamente a la memoria antiguas amistades
a las que ha descuidado durante los años en que vivió en pareja
y que ahora debiera tratar de revitalizar. Las de la escuela
primaria y otras originadas en su trabajo.

HEX 13.3
La segunda línea significativa, situada en el tercer puesto, dice
que en este tiempo no es conveniente “esconder armas”, ni
adoptar una conducta facciosa, dando a entender que es una
exigencia de este tiempo abrirse a los demás, sin reparos.

A continuación, invito a Helena a leer las líneas significativas


primera y tercera, pero de los hexagramas Reverso, Inverso,
Oculto y Negativo y de los Eventuales. Veamos:

HEX, 14.1

En esta línea se nos dice que “toda posesión, en sí misma, no es


ni buena ni mala. Todo depende de aquello que hagamos con
ella”. Helena lo toma como un llamado a revisar qué es lo que
tenía y qué es lo que ahora le falta. Y, en una apelación que va
más allá de los bienes materiales, una invitación a considerar si la
actitud respecto de su pareja era de naturaleza posesiva, como
suele ocurrir. Y si quizás esa actitud posesiva no ha tenido algo
que ver con el desgaste de la relación.

HEX. 14.3

Aquí se ofrece la imagen de un príncipe realizando una ofrenda a


la Divinidad de su creencia. El oráculo agrega: “un hombre
pequeño no podría hacerlo y se perjudicaría”.
Helena siente que esta línea la arrastra hasta lo más profundo de
sí misma. Nunca antes se le hubiera ocurrido pensar que todo lo
que tenemos y logramos en la vida, aún los afectos, son cosas
que no son, propiamente, nuestras, sino que están destinadas a
ser entregadas, a la postre, como una ofrenda a la vida misma. Y
esto debiera servirnos de consuelo ante cualquier pérdida.

HEX. 44.1

Esta línea presenta dos imágenes: la primera es la de un carro al


que, para evitar su desplazamiento, se lo frena. La segunda es la
de un cerdito flaco que juguetea, inquieto, y es preciso atarlo. En
ambos casos se trata de una situación a la que se exige ponerle
freno. Helena se encuentra desorientada e inquieta y ese estado
merece encontrar un cauce para evitar el desmande. Entiende que
si busca una solución a su problema, la misma apunta, en última
instancia, a la necesidad de encontrar una contención que
reemplace a la natural que brinda la vida en pareja.

HEX. 44.3

Aquí se nos habla de un sujeto que camina con suma dificultad


por haberle sido arrancada la piel de las nalgas...
Interpretándose que es una imagen plástica de la situación
embarazosa que está pasando Helena.

HEX. 7.1
Esta línea dice que el Ejército surge al modo de la ejecución de
una decisión, y, como tal, existe un orden y unas normas previas
dentro de los cuales, debe darse.
El Ejército es todo ejecución, por tanto, en el caso de una decisión
cualquiera, es necesario saber de antemano qué es lo que se
quiere lograr, y someterlos a una acción perfectamente controlada
y reglamentada. Aquí se interpretó que Helena debe aprender a
saber qué es lo que quiere en la vida, en lugar de abandonarse a
lo que pueda surgir en su camino, ocasionalmente.

HEX. 7.3

La línea tercera nos dice que la unidad de mando, en el Ejército,


es esencial. También se dice que, aun en medio de la derrota, la
autoridad del jefe queda incólume por ser el Ejército semejante a
un cuerpo.
A través de este análisis y las asociaciones que le surgen, Helena
cae en la cuenta de algo sumamente importante: que ella no es su
problema ni es nada de lo que le pasa. Ella existe más allá de
todo éxito y todo fracaso, al igual que el jefe militar no se siente
interiormente vencido nunca por más que le haya ido mal en la
batalla.

HEX 12.1

En el puesto primero del hexagrama 12 leemos que “cuando se


arranca un junco, sale también su raíz”. Este sería un claro
ejemplo de un conocimiento que no es simple dato o información,
sino alimento. Es como el pan, que en los pueblos de origen
europeo acompaña todas las comidas. Una noción básica que se
aplica al propio método que empleamos para razonar. Se trata
de entender que cualquier realidad que queramos conocer, está
constituida por una parte visible y otra invisible, como los
vegetales. Una porción de ella que nos es manifiesta a los
sentidos y otra oculta que la sustenta, soterrada y ligada
estrechamente a la primera. A tal punto, que si arrancamos una
de ellas, llevará consigo a la otra. Erradicado un recuerdo, un
hábito, una presencia, o lo que fuere, probablemente
desaparezcan también otros contenidos cuya existencia
ignorábamos, pero que tenían peso específico propio en lo
profundo de nuestro ánimo. El oráculo parece advertirle a Helena
que con la cesación de su estado de pareja, probablemente
también desaparecerán otras cosas ignoradas que hacían a su
equilibrio interior.

HEX. 12.3

En el tercer puesto, se nos habla de que el sujeto de la línea, está


“secretamente avergonzado”. Es un tema de sutil privacidad que
sólo quien formula la pregunta podrá contestar, obviamente.
Supongo que a todos nos pasa que en algún recodo de nuestra
memoria, siempre existe algún suceso del cual tenemos que
avergonzarnos en cierta medida, por la sencilla razón de que no
somos perfectos. Puede que en el caso de Helena, el motivo esté
ligado a la relación con su pareja, pero sólo ella, en el fondo de
su corazón, podría determinarlo. De manera que este dictamen lo
pasamos por alto, dejando a Helena con un paquete que sólo ella
tendrá que abrir en la intimidad.
Estimamos que en el hexagrama 33, al igual que en el siguiente
eventual 25, sólo se deben tomar en cuenta las líneas respectivas
que les han dado origen. Nos referimos al primer puesto del
hexagrama 33 y al tercero del 25, porque esas son las líneas
significativas del Principal cuya mutación provocó la emergencia
de cada uno. Es sólo una cuestión de método, porque en rigor de
verdad, todas las líneas de todos los hexagramas están
vinculadas entre sí y sus significados se echan luz unos sobre
otros. Lo que ocurre es que las limitaciones de nuestra capacidad
para percibir nos obligan a acotar la pupila, construyendo un
método. Como si estuviéramos apartando la maleza en un bosque
inexplorado para poder transitar.

HEX. 33.1

La línea primera del 33 nos muestra una columna de gente


retirándose y el oráculo agrega que situarse en la cola, es
peligroso. Helena comprende perfectamente la estructura que se
encuentra detrás de estas imágenes, pero queda perpleja. El
hexagrama está dedicado a La Retirada. En un primer momento,
no encuentra relación alguna con su situación actual. Pero
enseguida me da la siguiente explicación: Dice que es evidente
que ese cambio de vida que está sufriendo, no debe ser para ella
una retirada, como pasa con tantas personas que luego de un
fracaso afectivo se enfrascan en sí mismas, rumiando acerca de
las causas de su separación. Ella cree que no debiera dejarse
arrastrar por los acontecimientos, sino encarar decididamente su
futuro.
Por mi parte, no puedo decir si la interpretación es acertada o no.
Basta con que en ella se produzca la conexión significativa, que
es lo que suele suceder después de una consulta al oráculo.
Conexión que es esencialmente energética y no lógica, que
satisface al ánimo y no sólo al intelecto. Que no invita al regocijo
de haber encontrado una explicación, sino que provoca
entusiasmo en el sujeto. Así se manifiesta el poder transformador
del I-Ching.

HEX. 33.3

Esta línea “muestra a alguien retirándose con dificultad en razón


de encontrarse arraigado al lugar o a la posición que debe
abandonar”. Helena se siente reflejada en esta línea, pues luego
de veinte años de convivencia, le es sumamente difícil encarar los
cambios que debe hacer por encontrarse ligada a muchos
elementos del pasado.

HEX. 25.1

En esta línea el oráculo dice que atrae la buena suerte quien en su


comportamiento “revela una absoluta llaneza, espontaneidad e
inocencia”. Una vez más, aquí se acentúa la necesidad de
esperar el futuro limpia de las adherencias de su pasada vida de
relación marital.
HEX. 25.3

La tercera línea del hexagrama 25 “muestra una vaca amarrada,


la cual es llevada por un caminante que acierta a pasar por allí.
Esto representa una ganancia inesperada para el ladrón y, a la
vez, una pérdida imprevista para el dueño descuidado”. ¿Cómo
se interpretan estas imágenes?
De muchas maneras posibles. Helena piensa que aquí se está
aconsejando a la consultante no repetir cierta actitud de inocencia
desvinculada de sagacidad, que tal vez sea en parte responsable
de su separación. En la pareja, es bastante común notar que uno
de ellos descansa tal vez demasiado en el otro, descuidando la
obligación de mantener el equilibrio de la relación, que pesa
sobre ambos por igual.

Conclusiones

Finalizado el análisis, comienza a evidenciarse en Helena el


poder transformador de I-Ching. Percibe que ha derribado
barreras mentales que le impedían sentir y pensar con mayor
libertad. Siente, como el canario que ha escapado de la jaula,
que existe espacio, aire y cielo más allá de los barrotes que lo
aprisionaban. Porque se ha librado de la tiranía del lenguaje
verbal, que todo lo reduce a parámetros gramaticales. El primero
de los cuales, el propio razonamiento lógico.

¿Qué ha ocurrido en realidad? Al enfrentarse a esa catarata de


imágenes plásticas e idea sueltas, y la necesidad de encontrarle
sentido, en la mente de Helena se opera lo que hemos llamado
“efecto espejo”. Uno puede tener enfrente de sí un conjunto de
objetos desparramados al azar y no le encuentra sentido alguno.
Pero si le acercamos un espejo, se producirá, como en un
caleidoscopio, el nacimiento de la forma y el significado. De
pronto, a ambos lados del cristal se verán esos objetos, antes
extendidos en desorden, guardar entre sí estricta simetría y con
valor estético el conjunto. Lo mismo pasa en la mente de Helena
cuando son confrontados los contenidos aparentemente informes
del libro de los Cambios, con aquellas percepciones que no han
podido llegar a ser concientes porque debían servir de pantalla
de contraste. Súbitamente Helena encuentra que todo,
absolutamente es significativo, y que sólo es menester encontrar
los cables sueltos y unirlos. A esa sensación la llamamos “luz
interior”, “iluminación” y también “crecimiento de conciencia”,
“crecimiento del poder de imaginar” o “crecimiento de la propia
creatividad”.

En este punto, no hay que engañarse. Mejor dicho: no hay que


dejarse engañar por la cultura media, que tratará de acomodar la
realidad que vive Helena, que es, como todo acontecimiento
interior, inefable, a los distintos discursos que estructuran nuestra
extraviada civilización. No existen criterios de verdad absolutos,
y es más, lo que se llama verdad sólo sirve al mundo de la
convivencia social. Al universo subjetivo que se extiende de la piel
para adentro de cada uno, nada es verdad y todo sólo significa,
o no. Al final de cuentas, la historia de nuestra civilización es una
historia de destronamientos. Y luego de que se descubriera que la
tierra no está en el centro del universo, y que el ser humano es un
animal de presa que si no encuentra límites terminará por
devastar la tierra; luego de que con Freud acabara el sueño de
que la conciencia es toda la mente, ahora le toca el turno a las
ideas. Sobre todo, a la idea de verdad.

La búsqueda del sentido en las contradicciones, grandes o


pequeñas de la vida cotidiana, se ha librado del mundo del
discurso, teñido de ideologías y creencias, para transformarse en
una operación casi mecánica, enmarcada en el principio de
homeostasis o equilibrio natural que todo lo embebe en este
universo. Y lo más importante aún: las contrariedades en la vida
de Helena, irán dejando de ser cosas que “le pasan”, para ser
cuestiones que ella misma tendrá que resolver, encontrándoles
salida. Poco a poco notará la necesidad de abandona la butaca
en la que la forma común de pensar la ha ubicado, para subirse
al escenario y participar de lo que allí transcurre, incidir en el
argumento de su vida. Deja de vivir “desde” las nociones
aprendidas, para pasar a vivir desde sí misma. Ha bajado del
andamiaje de ideas para pisar la tierra firme de su “aquí y
ahora”.

De manera que si Helena, mediante su trabajo interior realizado


con los hexagramas, encuentra la llama sagrada del entusiasmo,
el cometido del Libro de los Cambios se ha cumplido. Un
seguimiento posterior de su caso ha permitido corroborar este
resultado. La vida actual de Helena ha cambiado. Ha encontrado
una nueva pareja y ha entablado con ella una relación más
madura. No podemos ni deseamos decir que fue por “efecto” de
su contacto con el I-Ching. Porque en materia anímica, nada es,
propiamente, causa ni efecto de nada. A lo sumo podría decirse
que en el aumento de su energía vital y la renovación espiritual
que experimentó tuvo mucho que ver el alimento proporcionado
por las imágenes sueltas del I-Ching, que al combinarse con otras,
desarticuladas, de su propio interior, contribuyeron a forjar la
nueva etapa de armonía que vive.

EL CASO GARRICK

Llamo a este caso Garrick por las similitudes que presenta con el
famoso poema del mexicano Juan de Dios Peza “Reir Llorando”.
Se trata de la triste historia de un hombre que, colmado de salud,
bienes y talento, no obstante, siente tedio ante la vida y nada
parece satisfacerle. Nuestro hombre es un industrial dedicado al
ramo de la madera, tiene treinta y nueve años de edad y quiere
saber si en el I-Ching puede encontrar alguna ayuda para su
extraño mal. Este tipo de problemas, catalogado por Victor
Frankl, padre de la Logoterapia, como “vacío existencial”, suele
ser muy común en sociedades altamente desarrolladas, afectando
por lo general a personas cultas y de buen pasar económico.
Lamentablemente suelen inducir al escape del ruido, el alcohol o
el frenesí del sexo, y a menudo se los confunde con estados de
depresión, tratándoselos con fármacos.

Lo invito a que formule una pregunta y hace la siguiente:


PREGUNTA

- “¿qué tengo que hacer, o saber, para sentirme bien?

Antes de seguir adelante, le pregunto qué entiende por sentirse


bien, a lo cual responde que a una vaga sensación de
disconformidad ante la vida, que lo hace tanto más infeliz cuanto
lo que él tiene haría dichosa a cualquier otra persona en su lugar.
Posee amantes, dinero, una actividad redituable, salud y el
aprecio de los demás, pero nada de eso lo satisface plenamente,
nada colma su existencia. Confiesa que debe recurrir a las drogas
para calmar su ansiedad, temiendo llegar a hacerse dependiente
de ellas si no encuentra alguna solución al problema.

Luego de ejecutar el procedimiento de las monedas, extrae el


hexagrama Principal Nro. 35, dedicado al “Progreso” y “La
Plenitud”, con una línea significativa en el tercer puesto que remite
al hexagrama 56 (“El Andariego”, “Peregrinar”) a la vez Eventual
y Eventual Complementario. Por su parte, sus hexagramas Reverso
e Inverso remiten al 36 (“El Regreso”, “La Involución”), el Oculto
es el 39 (“El Impedimento”) y el Negativo el 5 (“La Espera”,“El
Acecho”), según lo vemos en la figura siguiente: EL MATERIAL
DE LA RESPUESTA
EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS

El nombre del hexagrama principal enmarca la pregunta de


Garrick enderezándola hacia el tema de cómo progresar, cómo
madurar. El nombre y la posición de los trigramas son harto
elocuentes al respecto, pues abajo tenemos el signo tierra y arriba
el fuego, la luz. En este tiempo las cosas del mundo se ven
claramente, con el sol sobre la tierra situado en el cenit. Es la
hora del día en que hay más claridad. Eso es lo que nuestro
amigo necesita, pues todo lo tiene y sin embargo, parece ser
incapaz de verlo.

Por su parte, el hexagrama Reverso y también el Inverso remiten


al hexagrama 36, que está dedicado al regreso y a la involución.
Este hexagrama muestra al sol debajo de la tierra, por lo que
también se lo suele llamar “El oscurecimiento de la Luz”. Refleja,
asimismo un estado anímico ensombrecido. En cuanto al
hexagrama Oculto, el 39, habla de un Impedimento, y el
Negativo, el 5, de “La Espera” y “El Acecho”.

Nada bueno, aparentemente, le espera a nuestro amigo si no


cambia él mismo de actitud interior, salvo el Negativo, que le
indica esperar. Todo estado marcha, naturalmente, en dirección
de sus opuestos y eso es lo que refleja el tiempo del Progreso,
desplegado.
Aún nos falta examinar el hexagrama Eventual, que por formarse
merced a una sola línea significativa, ambos remiten a un único
hexagrama, según puede verse en la figura anterior, en este caso,
el 56 (“El Andriego”, “Peregrinar”). Este hexagrama sucede, en la
serie de sesenta y cualtro, al 55, que es es “La Plenitud”. Luego
de llegar a la culminación de la vida, toca hacer en cierto modo
las maletas y prepararse para partir. De eso trata el hexagrama
56, teñido de desapego y sediento de lejanías.

Notemos que, salvo el hexagrama 5, que invita a esperar, todos


los demás parecen augurar soluciones negativas a la situación
planteada. ¿Por qué será así? Tal vez el examen de las líneas nos
darán la pista de la salida a este atolladero en que se encuentra
Garrick.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS

Hex. 35. 3
Esta línea nos muestra al sujeto “en pleno progreso y recibiendo
la confianza de todos quienes lo rodean”, lo que fue interpretado
que sus problemas no provienen de afuera, sino de dentro de sí
mismo. Afuera, el mundo de relaciones, lo admira, o quizás lo
envidia. Es su propia actitud la problemática, que plantea el tema
partiendo del supuesto de que es imposible desear otras cosas
que las que ya tiene.

Hex. 56. 3
Aquí vemos al sujeto “quedando sin techo por habérsele quemado
el albergue que ocupaba, y, además, perdiendo la confianza de
sus sirvientes o ayudantes”.

Hex. 36. 3
“Muestra al sujeto cazando y cobrando una pieza de sumo valor,
por pura casualidad”, con lo cual parece desmerecerse aún lo
que pareciera ser motivo de elogio, como es el del buen cazador.

Hex. 5.3
Esta línea dice que “esperar el peligro en el fango, atrae
calamidad sobre quien espera”, aludiendo a que su actitud
interior es turbia o cenagosa.
CONCLUSIONES

Luego de esta catarata de malos augurios, Garrick comprendió


que en la medida en que él esté convencido de tenerlo todo, es
natural que nada bueno le deparará el futuro y en ese
presentimiento se basa su apatía y disconformidad. Presagia que
lo que le espera es la decadencia porque no puede seguir
evolucionando. Y, como en medio de un círculo vicioso, no puede
seguir evolucionando porque cree tenerlo todo. Se coloca en la
situación de alguien que ha llegado al pico más alto de una
montaña. Todo paso que dé en adelante será en dirección del
abismo. Urgentemente, pues, deberá mudar de actitud interior.
Fijarse metas que constituyan para él un desafío. Y si cree que no
existe nada deseable que carezca, entonces deberá comenzar a
vaciarse en ciertos aspectos. Por ejemplo, cultivar sentimientos de
filantropía o místicos que lo alejen de su exagerada situación de
completud que hoy lo embarga. O tal vez hacer una revisión de
su vida pasada en busca de cuentas pendientes que saldar,
olvidadas o ignoradas. Y en otro grado de apelación, tal vez
descubrir la necesidad de hacer algún sacrificio o rendir algún
tributo en beneficio de todas aquellas personas que le rodean y
carecen de los bienes que a él le sobran.

Este problema es bastante común en figuras destacadas como


grandes empresarios, estrellas del deporte o del espectáculo que,
de pronto, se han visto a sí mismas como poseyendo todo lo
deseable. Su situación enfrenta dos caminos: el que conduce a
una prematura decadencia, y el que lo lleva a imitar al vaso
colmado, vaciándose, para dar de beber a los demás.
CASO DE SANTIAGO

Santiago es un estudiante universitario que se lamenta por no ser


capaz de superar su falta de perseverancia, problema que le ha
impedido terminar con éxito sus estudios, por lo que acude al
oráculo en busca de una salida.
PREGUNTA

Invitado a formular una pregunta concreta, luego de dudar un


instante, prefiere exponer su inquietud en los siguientes términos:

- “Me preocupa mi falta de perseverancia en las tareas…”

Pese a que la regla es hacer consultas específicas, no siempre


resulta fácil enunciarlas. Además, quien se acerca al oráculo debe
hacerlo con la mayor espontaneidad posible para garantizar un
resultado valioso. Por eso hay que hacer uso de una total libertad
en ese momento. En ciertas oportunidades, bastará, para recibir
una respuesta adecuada, que el consultante se mantenga
simplemente en actitud de espera al manipular las monedas, sin
necesidad de darle forma verbal a su expectativa.

A continuación, luego del ritual de las monedas, Santiago obtiene


el hexagrama Nro. 33, con dos líneas especialmente
significativas situadas en los puestos 2do. y 6to., conforme se ve
más abajo:
EL MATERIAL DE LA RESPUESTA
EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS

El hexagrama Principal, Nro 33, dedicado a La Retirada, es


interpretado por el joven como la necesidad de tomar distancia
de lo que le está pasando. Debe retirarse de la escena para verlo
todo desde lejos, en perspectiva. Pero al comparar este
hexagrama con su Reverso, el Nro. 34, descubre otro flanco del
33: Esa actitud de necesaria retirada frente al problema debe
darle fuerzas suficientes para hacerle frente a la realidad, porque
el hexagrama Reverso está dedicado al “Enfrentamiento”. El
oráculo lo estaría incitando a tomar impulso.

A su vez, surge, de pronto, la posibilidad de que, acaso, su


aparente falta de perseverancia esconda algo sumamente
disvalioso y que no había tenido siquiera in mente: una falta de
valentía y consecuentemente, su retirada, una cierta cobardía.

Comparado el hexagrama principal con su inverso, el 26, revela


la necesidad de autodisciplinarse. Porque el hexagrama 26
expresa, precisamente, esa idea. Debiera aprovechar esa
situación que actualmente lo embarga, caracterizada por la huida
de sus responsabilidades, para autodisciplinarse, restringiéndose
para acumular fuerzas antes de decidirse a enfrentarlas.

Por su parte, el hexagrama Oculto (Nro. 44) ilumina con una luz
más directa la cuestión planteada, mostrándola como un choque
con la realidad, que de eso se trata en definitiva el problema que
sufre Santiago. Su falta de sentido de realidad.

El hexagrama Negativo, Nro 19, dedicado al Acercamiento,


apunta en dirección contraria del hexagrama Principal, mostrando
ambas situaciones como polos de una misma energía y que a
Santiago, precisamente, le corresponde dirigir. Son dos caminos
que claramente tiene ante sí y será de su entera responsabilidad
seguir uno u otro.

En cuanto al hexagrama Eventual, el Nro. 28, es interpretada


como una cuota de esperanza. Habla de una viga que, de tanto
peso que soporta, está a punto de quebrarse, imagen que da a
entender al consultante, que su situación está a punto de cambiar,
como así lo fue, efectivamente, al poco tiempo de efectuar la
consulta. Retomó los estudios con nuevos bríos.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS

Hex. 33.2
Aquí se muestra al sujeto apegándose a su propósito con tanta
tenacidad, que pareciera atado a él con una correa.
Sin duda aquí se ilustra la necesidad de aferrarse alguien
fuertemente a su propósito de superar el estado que lo inmoviliza
y le impide progresar.
Hex. 33.6
“Exhibe a alguien retirándose noble y sencillamente” dice la línea
Santiago lo interpreta como que, superado el obstáculo, será
capaz de recuperar “La Retirda” como virtud. Es decir uno de los
instrumentos que normalmente empleamos para lidiar con nuestros
problemas. Se advierte en él ahora una mayor conciencia de su
situación. Ya la huida de sus responsabilidades no será un
concepto negativo, sino un recurso a su disposición que podrá
usar según convenga. Una especie de “salida de emergencia” en
el tiempo en que carece de fuerza o talento para enfrentarse a la
adversidad, o una estrategia inteligente para acumular fuerzas.

Hex. 34.2
Dice que: “en este tiempo la buena fortuna significa persistir en el
curso correcto”.
O sea, que, según la situación que vive Santiago, la buena suerte
lo acompañará en tanto sepa persistir en el curso correcto. Esto
equivale a decir que la buena o mala ventura no son aconteceres
imprevistos ni aleatorios, sino que él los hace emerger, al persistir,
como dice la línea, en el curso correcto. Aquí de nuevo I-Ching
insiste en que somos cohacedores de nuestra suerte y destino.

Hex. 34.6
Muestra a un carnero que, arremetiendo contra una cerca, enreda
en ella sus cuernos de manera que no puede retroceder, ni
avanzar. Si uno pudiera llegar a comprender las dificultades de la
situación, habría buena suerte.
Esta es una advertencia que el oráculo hace y es válida para todo
tipo de situaciones en las que se requiere del consultante un
decidido paso adelante y éste se siente capaz de darlo: debe
tener cuidado de manejar convenientemente su impulso, no sea
cosa de extralimitarse y quedar enredado en la situación que
quiere superar.

Hex. 26.2
He aquí un carruaje que no puede avanzar porque posee un eje
roto.
El hexagrama Inverso está dando vuelta la situación de Santiago
como si fuese un bolsillo vacío. Ahora deberá hurgar en sus
recuerdos en busca de ese eje roto que menciona el hexagrama.
¿Qué lo habrá inducido a adoptar ese estado de laxitud, de
decaimiento capaz de traicionar sus deberes de estudiante? ¿Hay
acaso en su historia personal algún elemento desencadenante?
Ese será un trabajo que deberá hacer Santiago en su intimidad
más reclusa.

Sólo después de un largo rato emergen de sus recuerdos,


enlazadas a la imagen de ese carruaje malogrado, ciertas
imágenes de niñez que podrían, en cierto grado, relacionarse con
el problema. Recuerda el juicio que a sus mayores le valía el
carácter díscolo de su hermano, en relación al apacible de él.
Más de una vez su intención de agradar a sus padres, o de
obtener favores de ellos iba acompañada de la exteriorización de
cierta docilidad, a sabiendas de que ellos la receptarían con
benevolencia. De tal manera, huir de las iniciativas pasó a ser
para él una virtud. Pero sólo ahora lo nota claramente, a la luz
imprevista de las imágenes.
Hex. 26.6
Aquí se presenta al sujeto de la misma cabalgando los cielos.
Nuevamente el oráculo augura buena ventura al empeño de
Santiago, en este caso, mediante una frase llena de poesía. Esta
frase corona el hexagrama 26 y exalta los valores de la
autodisciplina.

Hex. 44.2
La línea muestra aquí a alguien provisto de una alforja llena de
peces dirigiéndose al sujeto de la primera línea con el objeto de
intentar frenar su encuentro con los convidados.

A medida que se va profundizando el análisis, el trabajo oracular


se va haciendo más y más subjetivo, porque la interioridad
humana es un país brumoso y extraño, tan inmenso como el
propio mundo exterior. Las imágenes que proporcionan las líneas
son como anzuelos echados en esa agua oscura de la propia
reminiscencia en busca de aquellas percepciones a las que
nuestro aparato perceptual les ha negado su entrada a la
conciencia para hacerlas pantallas de contrastes.

El trabajo que llevó a cabo Santiago sobre este material, fue


asociarlo con acontecimientos de su historia personal que ponen
al descubierto su actitud poco ética de su niñez al tratar de
captarse el favor de sus padres acentuando su docilidad frente a
la conducta díscola de su hermano.
De la consulta pueden, pues, emerger contenidos claros y nítidos,
pero también otros que no lo sean. No obstante ello, siempre el
consultante saldrá de la misma con una sensación de saciedad.
Porque todo material que proviene del azar -y no sólo el provisto
por el I-Ching- no es mera información, sino un alimento nutriente
del ánimo.

Hex. 44.6
Esta línea muestra al sujeto exhausto, recibiendo al elemento
extraño con violencia.
No siempre se sale fácilmente de una situación, sea cual fuere.
Cuando se supera cualquier obstáculo, por un lado, se ve con
agrado la perspectiva de entrar en otro tiempo más favorable,
pero por otro, también se sienten resquemores respecto a lo nuevo
y desconocido. Probablemente nacerá una cierta resistencia a
abandonar una posición que, aunque se quiere ciertamente
superar, no dejaba de ser cómoda. Por ello, la línea fue
interpretada como una advertencia sobre la posible emergencia
de una resistencia a la nueva situación, cargada de nuevas
responsabilidades.

Hex. 19.2
Aquí se muestra a un sujeto avanzando en compañía del sujeto de
la línea primera. Todo será propicio, agrega el oráculo.
Muchas veces apelamos a la ficción de desdoblarnos cuando
razonamos o meditamos acerca de algún asunto dudoso.
También es frecuente en los discursos dirigirse el disertante a la
audiencia encarnando la primera persona del plural. Diciendo
“nosotros” en lugar de “yo”. De todos modos, siempre se trata de
un recurso retórico que facilita la marcha, sin el lastre del propio
yo. Vale decir, una forma de confiar en que la meta hacia la que
nos dirigimos no depende ya de nuestro capricho sino que es una
empresa echada a andar y que inexorablemente arribará al fin
deseado.

Hex. 19.6
En el último estadio de todo trayecto, se impone un acercamiento
magnánimo, generoso.
Los cambios siempre, en cierta medida, resultan traumáticos,
porque en la vida sufrimos de una inercia esencial. Nos
acostumbramos fácilmente a las situaciones pasadas y ello suele
ser un impedimento a la evolución de la conciencia. Esta línea
parece destinada a facilitar ese cambio de actitud en Santiago.
Debe aprender a recibir lo nuevo que le espera, con un espíritu
abierto, como la mano que da y recibe a la vez.

Hex. 28.2
Esta línea contiene dos imágenes: la primera es la de un árbol
seco, de cuya raíz brota un retoño. En la segunda, se trata de un
marido viejo poseyendo a una esposa joven. El oráculo augura
ventura.
Estamos en un terreno absolutamente subjetivo al que las palabras
no pueden penetrar fácilmente. El oráculo refleja, mediante
imágenes plásticas cómo se va a sentir Santiago cuando asuma su
nuevo estado de aplicación en el estudio, alejado de toda
indolencia.

Hex. 28.6
Aquí se menciona a alguien que, con extraordinario valor, se
atreve a cruzar un gran río, hasta que el agua llega a cubrirle
totalmente la cabeza. El oráculo augura desventura.
El despliegue de hexagramas muestra los aspectos opuestos que
todo acontecer posee, visto como si fuese un objeto físico, de
modo que no debemos escandalizarnos si de su examen
aparecen elementos fuera de contexto o que se resisten a toda
coherencia. Lo mismo sentiríamos frente a un objeto cuando lo
damos vuelta. ¿Hay algo más absurdo, por ejemplo, que una silla
dada vuelta? Sin equilibrio ninguno, no sería más que un estorbo
mientras no nos decidamos a volverla a su posición habitual. Aquí
se nos habla de alguien que se excede en la ejecución de la
misión en la que está empeñado y, demostrando un valor
extremo, traspasa los límites de su objeto, con daño para sí
mismo. Santiago lo interpreta como un llamado de atención.
Acaso su éxito no le lleve a excederse en su propósito de liberarse
de su letargo para convertirse en el mejor, cueste lo que
cueste.

Hex. 44.2
Muestra a alguien provisto de una alforja llena de peces
dirigiéndose al sujeto de la primera línea con el objeto de intentar
frenar su encuentro con los convidados.
Si la falta de perseverancia fuese un objeto físico y escrutáramos
sus formas, tal vez descubriríamos que se trata de un proyectil en
movimiento sometido a la acción de un freno que obstaculiza su
trayectoria. Invitado Santiago a describir lo que percibe
interiormente cuando trata de relacionar las imágenes de esta
línea con el estado anímico que trata de superar, dice que allí hay
algo semejante a un soborno. Y aquí narra una anécdota de su
infancia que no la transcribimos aquí porque el trabajo oracular
no es Psicoanálisis, sino a lo sumo, facilita al consultante su
propio autoanálisis. Además, no pretende la consulta oracular
erigir principios ni reglas válidos para todo el mundo, sino sólo
servir de guía para que cada quien emprenda una introspección
fructífera que lo conecte con la energía sagrada del entusiasmo
por la vida.

Hex. 31.6
Señala a alguien moviendo los maxilares y la lengua.
Indudablemente, es alguien que habla, grita o canta. El
hexagrama 31 está dedicado al influjo, que es la energía
fundamental llamada “chi” por los chinos y “prana” por los
hindúes. Es la fuerza vital que anima a todos los seres vivos y el
oráculo sugiere, según el consultante, que le será útil a su empeño
por superar su falta de perseverancia, apelar a la palabra.
Hablar del tema implica objetivarlo y, de alguna manera, hacerse
dueño de la situación. Porque si bien la indolencia y la diligencia
son cualidades subjetivas, se dan en la interactividad humana.

CONCLUSIÓN

Para Santiago su consulta representó una experiencia vital


valiosa. Le produjo una movilización interior apreciable suficiente
como para enderezar sus energías hacia sus estudios con
renovado ímpetu y aplicación.

CASO JONATHAN / LA SOBERANÍA INTERIOR

Jonathan M. es un joven de veintitrés años de edad, y su caso es


sumamente emblemático y hasta cierto punto, controversial, pues
se trata de un enfermo. No vamos a repetir el nombre de la
enfermedad que el muchacho dijo que le diagnosticaron. Le hago
hace saber que el mejor modo de abordar el I-Ching no es partir
de nombres ni de ideas, sino de la realidad que lo mueve a la
consulta, es decir, de los síntomas que sufre concretamente aquí y
ahora.

Jonathan me mira con cierta estupefacción, pues jamás antes se


hubiera planteado la diferencia. Y luego de un silencio
prolongado, se decide a preguntar al oráculo lo siguiente:
PREGUNTA

- ¿Qué debo hacer para sanar?

Le hago saber que su primer deber es obedecer el tratamiento


médico al que esté siendo sometido, siguiendo las prescripciones
de sus facultativos, y que en ningún caso la respuesta que
obtenga debe ser considerada como una indicación paramédica,
semejante o contraria. Lo que debe saber es que frente a un
problema cualquiera, siempre existen dos perspectivas que no
sólo son dos puntos de vista diferentes, sino que son visiones
provenientes de dos órdenes totalmente diversos entre sí, que son
el cultural, exterior, donde prevalece la mirada y el juicio del ojo
ubicuo de la sociedad y la ciencia, y el otro, absolutamente
personal, situado en la geografía del inmenso e inexplorado país
interior de cada uno. I-Ching lo ayudará a explorar esos espacios
y tiempos interiores, pero en ningún caso interferirán ambos
mundos entre sí.

Le puse a Jonathan un ejemplo para aclarar la diferencia: Si le


preguntáramos al Primer Ministro británico de dónde surge el
poder soberano en Inglaterra, respondería sin vacilar que del
pueblo, mientras que si le hiciéramos la misma pregunta a la
reina, respondería que de Dios. Ambos órdenes conviven
armónicamente sin mellarse el uno al otro, como si fuesen los
extremos de una balanza. En el orden individual, pasa lo propio:
Cuando estamos enfermos, nuestro deber es ir al médico y
obedecer estrictamente sus prescripciones, pero no debemos
permitir que interiormente deleguemos en él la soberanía que nos
corresponde respecto a nuestra propia vida, ni la responsabilidad
que ello entraña. Lo que se cosecha de la consulta, es saber que
desde nuestro interior, podemos y debemos actuar también para
solucionar cualquier problema, reivindicando esa función interior
que no se comparte, porque hace a la dignidad del ser humano.
Pero veamos qué le ha dicho al respecto el oráculo a Jonathan.
EL MATERIAL DE LA RESPUESTA

Del procedimiento de la consulta, aparecen los siguientes


hexagramas y líneas:
EXAMEN DE LOS HEXAGRAMAS

El hexagrama Principal trata de una joven que por el deseo de


llegar a ser esposa del señor, acepta ser su concubina. Remite
esta figura a todas las circunstancias en que aceptamos sólo parte
de lo que aspiramos en aras de alcanzar nuestros objetivos,
revelando una conducta en cierto sentido poco escrupulosa. Pero
es asimismo la prevalencia de lo sustancialmente legítimo en
contaste con lo formalmente legal. Con tal de alcanzar la posición
a la que aspira, la mujer de la imagen acepta un rango menor,
haciendo predominar sus fines, por sobre los procedimientos
formales.

Claramente interpreta Jonathan que para lograr un objeto tan vital


como es el restablecimiento de su salud, debe apartarse de toda
consideración y circunloquio que pueda desviarlo de ese objetivo,
pues, como él mismo apunta, sin el cuerpo, nada podemos hacer.
Ante todo, pues, estar bien requiere querer, desear con todas las
fuerzas disponibles el estar saludable ejerciendo ese poder
personalísimo que Dios nos ha dado, difícil de definir, pero que
de pronto nos hace partícipes de las propias energías del
universo.

Le recuerdo al respecto un poema que ilustra esa especial forma


de deseo, que dice así:
“Quiere.
Que se partan las piedras de tu patio.
El techo de tu casa.
El vaso en tu boca,
Pero quiere.
Quiere como los buitres buscan su bocado.

Quiere con el ímpetu callado de la savia


Que demuele murallas.
Róbate los colores de todos tus días.
Y el resplandor escondido de todas tus noches.

Quiere con saña de vida


Y con bendición de muerte.

Aprieta el infinito. Abrázalo.


Aprisiónalo y llévatelo.

Llévatelo todo al otro mundo”. (1)

Del hexagrama también deduce Jonathan que es posible llegar a


curarse por un camino no tradicional y diferente. El problema que
se suscita, naturalmente, es llegar a saber cómo.
Este hexagrama posee su Reverso, es el 53, ilustrado por la
imagen de las grullas en vuelo procesional. El vuelo de las grullas,
al igual que el de otras varias especies de pájaros, siempre ha
sido un misterio para los ornitólogos, pues revela un orden y una
disciplina espontáneos, sin que exista, al parecer, un ave líder
que dé las órdenes. Cada grulla vuela en sintonía con el resto de
manera espontánea, dejándose guiar por el destino que aguarda
al conjunto de aves, con plena confianza y dejando por decirlo
así, que ese destino obre sobre todas ellas y sobre cada una en
particular. Es una lección que proveniente del reino animal, el ser
humano aún no ha comprendido. Existen resortes naturales más
allá de nuestra capacidad de razonamiento que está en nosotros
permitirles que actúen o no. Las grullas probablemente pueden
entregarse a ese Todo que la protege porque no piensan. Porque
carecen de ese privilegio que sólo gozan los humanos. Pero nada
obsta que el enfermo aprenda a accionar la manivela que active
o desactive este precioso recurso cuando las circunstancias lo
requieran. Esta es la enseñanza que Jonathan saca del
hexagrama Reverso. Debemos notar, a propósito, que el
Hexagrama Negativo también es el Nro 53.

Por su parte, el Inverso, Nro. 17, habla del seguimiento. Un


recurso natural que consiste en la capacidad de seguir a otros y a
la vez, invirtiendo la energía, de atraer a otros para ser seguido
por éstos. No para indicar qué hacer, específicamente, sino para
tenerlo simplemente presente. Ese recurso está allí, a su
disposición. Por un lado, debe seguir al médico en sus
prescripciones, pero por otro lado, también debe tratar de sentir
en su voluntad de cura, esa energía que no es suya, sino que,
como en el caso de las grullas, está más allá de su capacidad de
percepción pero que lo guía hacia el encuentro con el equilibrio
perdido, que eso es, en definitiva, toda enfermedad. Debe
ponerse a prueba en su capacidad para sentir, una asignatura
que no le han enseñado en la escuela, pero que puede
perfectamente inventar por su cuenta, si lo desea verdaderamente.
Lo importante es no condicionarse con ideas ni creencias
provenientes del entorno social y cultural. No “creer” en absoluto
en la existencia de una enfermedad que lo ataca, como si fuese
un monstruo que se ha apoderado de su cuerpo. Porque lo único
que existe para él, lo único real, son unos síntomas. Síntomas que
no son otra cosa que lenguaje. El lenguaje que su organismo
adopta para comunicarse con él y decirle que lo ayude a
encontrar el equilibrio perdido.

La “realidad”, si bien existe objetivamente, cuando queremos


hacerla objeto de predicación, es decir, definirla o decir algo
acerca de ella, nos encontramos con que sólo “es” en la medida
de nuestra capacidad para percibirla (“Esse est percipii”, decía
Berkeley: “El ser es ser percibido”). Esto quiere decir que ella es
fondo inefable de contrastes. Esto es: “fondo”. Y que sólo
“figura”, es decir, sólo “es” de manera distinta para cada uno.

De aquí se deduce que la noción de la existencia de una realidad


objetiva y válida para todos, es una ficción científica basada en
la estadística. Necesaria sólo a los fines de la convivencia y la
colaboración humanas. Existe para la media, pero cada
perceptor encuentra la suya según su propia capacidad
perceptual.
Esta es una verdad universal. Y es la que nos libera de vivir desde
la mirada de los otros y nos da oportunidad de descubrirla por
nosotros mismos y hasta cierto punto, de inventarla, asumiendo la
condición de co-creadores del universo. La enorme cantidad de
remisiones espontáneas lo prueba.

El hexagrama Oculto es el Nro. 63, dedicado a “La


Consumación”. Sus trigramas muestran al fuego debajo del agua,
con lo cual se da idea de la realización de las cosas, de los
procesos cuando se llevan a cabo normalmente. La interpretación
que hace el consultante aquí es halagüeña. Significa que puede
llevar a cabo lo que se propone, en el sentido de colaborar
activamente desde sí mismo en la tarea del médico respecto a su
cura. La Medicina aportando la curación, y él mismo, desde su
interior, sintonizándose con la energía sanadora del universo.

Por presentar el Hexagrama Principal sólo una línea


especialmente significativa, la tercera, en esta consulta tenemos
sólo un Hexagrama Eventual, que coincide con el Eventual
Complementario. Se trata del Nro. 34, que habla de una actitud
interior de Enfrentamiento. Jonathan lo asocia enseguida a su
propia situación actual en que la Medicina enfrenta la
enfermedad, mientras que desde su interior, los síntomas que
siente le dicen que se trata de algo suyo que él, más que
enfrentar, más bien debe interpretar, encarar, protagonizar o
desviar, en su caso.

EXAMEN DE LAS LÍNEAS


Hex. 54.3
“Presenta a una muchacha que, antes de contraer un matrimonio
desventajoso, prefiere entrar como concubina”.
La imagen refuerza el sentido del hexagrama Principal, sólo que
aquí parece que el Oráculo invita a apreciar la situación desde
un punto de vista estrictamente utilitario, como queriendo decir
que en definitiva, lo único que importa no es teorizar, sino llegar
a sentirse bien.

Hex. 53.3
Aquí se nos proporcionan tres imágenes: la primera es la de una
grulla avanzando poco a poco hacia las secas planicies, la
segunda es la de un marido que parte para una expedición bélica
de la cual no retorna; y la tercera, es la de una mujer grávida, de
la que se nos dice que no llegará a amamantar a su hijo.

Estas imágenes, en apariencia tan diferentes entre sí, evocan la


estructura de la separación. Así, quien pierde el equilibrio, se
aparta bruscamente del falso sostén en busca de uno nuevo que
garantice su estabilidad. La interpretación que hace el consultante
aquí cala hondo en la íntima sensación de separación y de miedo
que lo acosa a la vera de su camino, y que debe evitar.

Hex. 17.3
Esta línea habla de alguien que sigue a un hombre de edad y
deja ir a un niño, para luego decirnos que es mediante el
seguimiento como encuentra uno aquello que busca.

Seguir a un hombre de edad y no seguir a un niño es interpretado


por Jonathan como que si busca sanar, debe concentrar su
propósito en ese deseo con total responsabilidad de adulto y
abandonar el candor del niño, que fácilmente se abandona al
influjo de las opiniones de los demás. En una palabra: que no se
deje llevar por los vaivenes de las influencias ajenas. Que
mantenga el dominio total sobre su cuerpo y su mente en la
seguridad de que finalmente logrará recobrar la salud.

Hex. 63. 3
En este puesto se habla de un ilustre prohombre, quien, en
tiempos de expansión, en la antigua China, atacó y subyugó a
sus vecinos.

Aquí se augura, tras el símil entre la anécdota histórica y la


situación de Jonathan, una expansión de la conciencia. El
hexagrama 63, consagrado a “La Consumación”, se aplica al
cumplimiento de todo proceso, considerado de manera universal.
En este caso, la apelación alcanza al proceso de sanación
buscado. La práctica oracular, que invita permanentemente a
asociar lo que muchas veces parece bizarro y sin sentido,
constituye el secreto del crecimiento de conciencia al conquister
espacios allende los límites del razonamiento verbal. Todo lo cual
redunda en una conciencia capaz de superar la mera
comprensión de la línea de aconteceres por medio de la asunción
de la nueva libertad a que nos hemos referido anteriormente.
Libertad de crear aquellos significados que funcionan como
conexiones energéticas antes que como vínculos semánticos.

Hex. 34. 3
Muestra simultáneamente a un hombre vulgar usando todo el
poder de que dispone, y a un carnero, que arremete contra una
cerca y enreda sus cuernos.

La sanación, a diferencia de la curación, nunca se produce como


efecto directo de una causa. En las realidades que se dan de la
piel para adentro, tanto las subjetivas como las objetivas, no se
cumple la ley de causalidad, remedo de la mecánica clásica. En
esas regiones, de manera similar a las realidades descriptas por
la Física Cuántica, más bien es la actitud del observador el factor
determinante. Jonathan interpretó aquí que en su accionar
subjetivo no deberá arremeter contra la situación de desequilibrio
que lo aqueja.

Todas estas imágenes dispersas, con sus recónditas resonancias


interiores, sirvieron de gran ayuda a Jonathan en su intención de
recobrar el equilibrio físico que lo preocupaba.

CONCLUSIÓN

Luego de varios años de trabajar con el Oráculo de los Cambios,


el consultante nota que, en verdad, siempre ha preguntado las
mismas cosas, y sus requisitorias han girado sobre un mismo
asunto, que es el eje de su vida. Porque estando continuamente
bombardeados de información proveniente del entorno social y
colectivo, nos es preciso recobrar el derecho a ocupar el lugar del
fiel de la balanza. A eso llamamos soberanía interior, y la
consulta, un medio idóneo para lograrlo: Vivir desde uno mismo y
no desde el relato de alguien, para reintegrarnos, siquiera por
breves intervalos, al Reino del Orden Natural.

EN RESUMEN:

Básicamente, nuestra propuesta consiste en hacer ver, a quien


padece un problema, que esa dificultad que sufre no es verbal,
sino algo semejante a una cosa física. Que posee diferentes
facetas, que puede ser abordado desde cada una de ellas y le
brinda tanta libertad y posibilidades como un objeto en sus
manos. Es el primer fruto que brinda el Libro de los Cambios, y
puede adquirirse mediante una aproximación simplemente
“sapiencial” del mismo. Es decir, examinándolo como a cualquier
otro libro, estudiando cada hexagrama y su correspondiente
despliegue hacia otros Reverso, Inverso, Oculto y Negativo.

Suponiendo, a título de hipótesis, que tal o cual hexagrama de su


elección se aplica a su problema, el despliegue del mismo lo
acompañará en la aventura de imaginar que su propia dificultad
posee asimismo sendos aspecto reverso, inverso, oculto y
negativo. Se trata de un entrenamiento de la mente a pensar de
otra manera, de un modo que hemos llamado “transfigural”, que
rompe los límites que el nombre del problema le ha impuesto a la
conciencia del mismo. Y que esa liberación de la verbalidad que
usamos para pensar, hace posible “sentirlo” de otros modos,
pudiéndonos hacernos dueños de él.

Pero si preferimos acercarnos al I-Ching como “oráculo” y


realizamos una consulta apelando al método del azar,
recibiremos, además, un “mensaje” proveniente de esa zona
desconocida que es la puerta trasera de la conciencia. En
lenguaje guestáltico diríamos que proviene del “Fondo”, que
trasciende toda figuración que pueda producir nuestra mente y
que por ser difusa pantalla de contrastes, no admite predicación
alguna.

Ese mensaje proporcionará al consultante un consejo, una guía o


una inspiración que lo invitará a proyectar y asociar libremente,
recogiendo los frutos del “efecto espejo” o “efecto caleidoscopio”
que son los significados subjetivos que conectan con las energías
vitales del universo.

De ese modo, con el abordaje sapiencial se opera en el sujeto un


efecto liberador al desasirse su conciencia de los límites
impuestos por el lenguaje verbal. Y mediante el oracular, se
descubrirá a sí mismo capaz de producir significados que lo
cohesionan interiormente, fortaleciendo su psiquis frente a los
avatares de la vida. Y con ello, abandonando su actitud pasiva
ante el futuro, asumiéndose como protagonista de su historia
personal.

El trabajo oracular invita a formular toda suerte de especulaciones


e hipótesis, algunas de las cuales apuntan a la edificación de una
Filosofía y una Psicología nuevas, que, abandonando
definitivamente el esquema de las ciencias positivas, forjadas a
imagen y semejanza de la física clásica, busque erigirse sobre
nuevas bases cognoscitivas.

SEGUNDA PARTE

Nuestra Versión de I CHING, el


Libro de los Cambios

El estudioso de I CHING apreciará, revisando las ediciones


corrientes que circulan de este oráculo, que no existen dos
traducciones a lenguas europeas razonablemente semejantes.
Consultando las versiones más autorizadas, reparará en que
todas ellas presentan, en muchos casos, grandes y graves
diferencias textuales, cuando no verdaderas contradicciones entre
sí.
Ello es debido, en parte, a los enormes problemas de
interpretación que ofrece un texto tan arcaico, y además, a la
natural dificultad que significa traducir a lenguas con desinencias
una escritura ideográfica como es la china.
El ideograma es un dibujo simplificado y estilizado que representa
directamente una idea, de modo que la escritura ideográfica está
más próxima a la fluencia intelectual, que la verbal. Leer en chino
viene a ser, así, semejante a pensar, lo cual obliga al traductor a
emplear su propia redacción cuando se dispone a traducir lo que
lee. La traducción literal es, pues, imposible.
Otra circunstancia que llama la atención es que la consulta
oracular, en todos los casos observados, se manifiesta como un
verdadero "trabajo", que comparten y en el que participan, así, el
consultante como el propio oráculo. Esta suerte de tarea
"interpersonal" se lleva a cabo sobre el material proporcionado
por el libro, independientemente de los comentarios y frases de
sabiduría que ciertas ediciones acompañan. Por ello, en general,
se tiene la impresión de que el oráculo parece demostrar su
eficacia cualquiera sea la edición utilizada. De tal modo, puede
decirse que el valor del texto en sí mismo, al margen de su
capacidad para describir ideas e imágenes simples, es harto
relativo. Al menos a los fines de un estudio de la consulta oracular
como fuente de orientación e iluminación interior. No debemos
olvidar, al respecto, que el primitivo Libro de los Cambios carecía
de todo aditamento textual, consistiendo únicamente en un edificio
de líneas enteras y partidas.

Las series de líneas ordenadas a las que llamamos "trigramas" y


"hexagramas", durante la consulta, hacen prevalecer su
ordenamiento desnudo por sobre los comentarios que, a través de
los siglos, se le han ido adhiriendo. Desde este punto de vista, I
CHING más parece una incitación a escribir un libro, que un libro
ya escrito. Más se asemeja a una pantalla de proyección de
contenidos mentales concientes que a un repertorio de
significaciones fijas. Más da la impresión de ser un conjunto de
parámetros formales cuya única finalidad es la de imponer
coherencia y hacer visibles los neblinosos precipitados de nuestra
vida interior.

Fue así como el particular punto de vista que desplegamos sobre


la consulta oracular, nos puso en la obligación de contar con una
versión del texto que se apartara de la simbología dogmática
tradicional y los comentarios sapienciales con los que se lo suele
presentar, rescatando únicamente las imágenes e ideas. A nuestro
entender, éstas revelan estar más inclinadas a señalar la situación
particular de cada línea dentro de cada hexagrama que
adheridas a sentidos y significados determinados y fijos.
Partiendo de las traducciones existentes más autorizadas, en
primer lugar la de Richard Wilhelm y la de James Legge, como
también las de John Blofeld y Judica Cordiglia, hemos, de ese
modo, compuesto un texto con pretensiones didácticas, en el cual
se describen las imágenes básicas y primitivas lo más clara y
sucintamente posible.
En la versión que presentamos, pues, no deberá buscarse el
trabajo del sinólogo ni del erudito, sino una interpretación libre de
las traducciones ya mencionadas, compuestas sobre la base de la
experiencia reunida durante varias décadas de trato frecuente con
el oráculo.

Siguiendo esa línea de trabajo y teniendo en mira facilitar la


cosecha de un beneficioso trabajo oracular, hemos extraído lo
que nos ha parecido esencial de cada línea. A continuación de
cada una y en forma separada, el lector encontrará nuestros
propios comentarios, los que tienen por objeto individualizar las
estructuras universales contenidas en el texto, sólo a título
ejemplificativo. En ellos hemos incluido varias citas bíblicas, no
con la finalidad de trazar paralelismos doctrinarios, sino para
resaltar la universalidad de ciertas estructuras que se encuentran
en el material del I-CHING.

En cuanto a los nombres chinos mencionados en este libro, hemos


adoptado los de la edición inglesa de la traducción de Richard
Wilhelm.

La Serie de 64 Hexagramas

1. CH´IEN / LO CREATIVO, EL CIELO, BRINDARSE

El hexagrama número 1, que encabeza la serie de sesenta y


cuatro, simboliza lo masculino, la fuerza de lo creativo, la
magnanimidad y las cualidades sobresalientes de las cosas en su
sentido más amplio. Es lo espiritual, lo imaginativo, lo fuerte, lo
luminoso, etc., y es también la imagen del cielo. Está compuesto
de seis líneas enteras.
En unión de su opuesto, K´UN, el hexagrama número 2, da
origen a la realidad y a la conciencia. Por ello se considera
grande, primitivo y entero. Es también lo celestial, los orígenes y
la simiente que va a fecundar la tierra para dar nacimiento a todo
lo creado.
Está compuesto por dos trigramas del mismo nombre y podemos
imaginarlo como representando el inicio de la fina trama del
orden universal.

Este signo señala, pues, el comienzo de todo lo que existe. Dice


Ortega y Gasset que todas las cosas, antes de ser tales, fueron
alguna vez ideas. Parafraseándolo, podríamos decir que todas las
cosas del mundo, antes de ser lo que son, lo fueron en el tiempo
de CH´IEN. Algo semejante dice el apóstol Juan, refiriéndose a
Dios: "En el principio, era el Verbo". Al margen del contenido
religioso que pueda tener esa frase, está indicando la existencia
de un estadio anterior a todo lo creado, que coincide con CH
´IEN.

Las seis líneas de este primer hexagrama se refieren a un animal


mitológico, el dragón alado, que levanta vuelo y surca el
firmamento. De la primera línea a la última, su acción es una
secuencia completa de seis estadios.

LA 1ª LÍNEA: muestra al dragón oculto y en quietud.


El primer estadio de la fuerza de lo Creativo consiste en no actuar
y ocultarse, a la espera del momento oportuno. Allí comienza,
propiamente, toda actividad; es la espera alerta y segura. La
línea señala que todo proceso, de cualquier índole que fuere,
nace en un tiempo anterior a su manifestación.

LA 2ª LÍNEA: presenta ya al dragón en el campo.


El segundo estadio de toda acción, es el dejarse ver, el aparecer
en el escenario donde se deberá actuar. Sí se comenzara a
actuar súbitamente, la acción no sería del todo eficaz, pues
aunque sintiéndose los efectos de la misma, no se comprendería
bien su significado, sería un actuar incompleto.
Es esta figura similar a la del niño deslumbrado por el mundo, el
que, a su vez, es seducido por la ingenuidad, pureza y fuerza
que se manifiesta prístina y legítima, poseyendo todo el derecho y
todo el futuro.

LA 3ª LÍNEA: muestra al dragón como a un hombre


superior que sobrelleva una actividad continuada y
conciente, pero sin avance ninguno.
Más bien se trata de un recorrer repetidas veces un pequeño
trecho del camino, volviendo una y otra vez al inicio tal como lo
hacen los participantes de una carrera antes de la largada. Es
una suerte de amago y repetición, como si el sujeto quisiese
hacerse dueño, en pequeña escala, de la totalidad del trayecto
que pretende recorrer. Así se revuelve la lava en el interior del
volcán antes de ser despedida violentamente al exterior. Así se
agita el feto en el claustro materno antes de nacer.
LA 4ª LÍNEA: dice que el dragón alado levanta vuelo,
con suma cautela.
Fuerza y contrafuerza se equilibran y surge la solidez de rumbo.
En este estadio se vislumbra el itinerario a recorrer, aunque más
bien se lo adivina; en cierta medida, se lo crea. Es el momento de
la elección del rumbo y de apostarlo todo a él.
Es el equilibrio del tallo y de la raíz en la germinación vegetal, la
corriente y la contracorriente del río; es el otear el camino, que se
anda y se desanda a la vez.

LA 5ª LÍNEA: muestra al animal fabuloso en pleno


vuelo.
Aquí la acción es desplegada al máximo de su potencia.
Sobreviene el descubrimiento de que se trata de una fuerza en
empatía con el medio en el cual le ha tocado desarrollarse, pues
no encuentra a su paso más que afinidades y correspondencias.
Es lo Creativo en su máximo esplendor. Analógicamente, es la
plenitud de la potencia masculina y también la floración en el
mundo vegetal; también el celo que se empeña sobre un destino
entendido como misión. Es lo sagrado del deber que se apodera
de toda la voluntad y la ejerce.

LA 6ª LÍNEA: expresa que el dragón volador excede


sus propios límites y, por ello, habrá motivo para
arrepentirse.
Naturalmente, como toda energía librada a su propia inercia,
luego de cierto tiempo, se desnaturaliza. Aparece así la ambición
desmedida, la soberbia, el desenfreno, e indefectiblemente, la
soledad.

2. K´UN / LO RECEPTIVO, LA TIERRA, CONCEBIR

E1 hexagrama número 2, llamado K´UN, Lo Receptivo, la mujer,


la tierra, viene a simbolizar todas las cualidades opuestas al
primer hexagrama en razón de que no son perceptibles las unas
sin el trasfondo de las otras, y viceversa. Así, lo receptivo no sería
tal sin el trasfondo de su opuesto, lo creativo. Por ello, no se trata
de una oposición combativa e irreconciliable, sino que se trata
más bien de una complementariedad. Juntos, lo creativo y lo
receptivo, van a realizar la realidad, y todo lo existente. Es así
que todos los demás signos, que encierran, simbolizados, a todos
los fenómenos del cosmos, van a ser en verdad diferentes tipos de
combinaciones de trazos enteros, que son los del primer
hexagrama, y de trazos partidos, que son los del segundo
hexagrama, K´UN.
K´UN es la mansa entrega de la tierra, que espera la fecundación
proveniente del cielo, la lluvia, para concebir la vida. Es el estilo
de la mujer, que aguarda la iniciativa de lo masculino con recato,
fervor y honda sugestión. No importa si la mujer moderna se
comporte o no de esta manera. Lo femenino es una estructura
universal y eterna, como el triángulo o el número. Su pasividad no
significa en absoluto sumisión a lo masculino, sólo un estilo de
actuación. Lo femenino sabe luchar y sabe vencer también, pero a
su manera y dentro de su estilo. No vence por abatimiento, sino
por asunción. No vence por oposición y violencia, sino abriendo
sus brazos y absorbiendo al contrario. Es el modo de vencer que
ponen de manifiesto todos los pueblos conquistados de la historia,
los que, a la postre, terminan imponiendo su cultura a los pueblos
conquistadores.

CH´IEN es el tiempo en el cual debemos tomar la delantera y


actuar; K´UN, el tiempo en el cual debemos permanecer a la
expectativa.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto caminando sobre


escarcha. El oráculo agrega que a la escarcha le
seguirá el hielo firme.
El sujeto posee una poderosa intuición, una gran capacidad para
avizorar lo futuro a través de menudas señales. Se trata asimismo
de una exhortación a que hagamos como este caminante y
aprendamos a ver los gérmenes de la futuridad, lo por venir, a
través de pequeñas manifestaciones que en todos los casos emite
aquello que ha de ser.

LA 2ª LÍNEA: se refiere a una cosa que es llana,


cuadrada y grande. Algo aparentemente sin utilidad
ninguna, pero que por el simple hecho de estar allí, a
nuestra disposición, ya es benéfica, pues podríamos
inventarle muchas funciones.
Se trata de la suma entrega, expresada en lenguaje metafórico.
Un aspecto esencial del carácter receptivo, sin propósito ni
intención aparentes, pero velando por la llegada de la chispa de
ingenio de lo Creativo que le otorgue una función específica. Se
trata de la tierra y también de la esencia de lo femenino en su
aspecto principal de dar cuerpo y realización a la semilla de lo
Creativo.

LA 3ª LÍNEA: nos habla de alguien que oculta sus


valores, como si presintiese la existencia de un
proceso de maduración aún no concluido.
Es la esencia del recato femenino, que espera la irrupción de lo
masculino no en forma indiscriminada, sino exhibiendo una
especie de sabiduría innata que le señalará la oportunidad
debida y la persona indicada.

LA 4ª LÍNEA: nos exhibe una bolsa atada. El oráculo


agrega que no hay razón alguna para elogios ni
reproches.
Una cualidad de lo femenino radica en la índole de la entrega, la
que siempre es total y sin condicionamientos. Así es también la
entrega de la tierra, siempre completa, como la de una bolsa
atada. El hombre no suele entregarse por entero. Entrega todo lo
que realmente posee, que es su ingenio, su fuerza, su cuerpo, sus
bienes, su libertad, etc. La mujer parece poder entregarse no sólo
con lo que tiene, sino aún con lo que no tiene, es decir, en su
abismal vacío y capacidad para poseer.
LA 5ª LÍNEA: nos habla de una ropa interior dignísima,
a lo cual el oráculo agrega: "extraordinaria ventura".
Con esta imagen se sugiere que lo esencial del carácter del signo
que estamos considerando, esto es, lo más valioso, reside en la
interioridad y no en la exterioridad.
Así como la mujer alberga en su interior al varón, lo más
importante de su carácter debe residir, naturalmente, en su
interioridad.

LA 6ª LÍNEA: muestra una pelea de dragones en el


campo, de la cual resulta derramamiento de sangre
para los contendientes.
Se sugiere con esta figura la posible desmesura del signo, que lo
lleva a rivalizar con su opuesto, el hexagrama número 1, lo
Creativo, contienda de la cual salen ambos perdidosos.
Es notable la correspondencia manifiesta entre cada estadio de K
´UN, el hexagrama número 2 y su correlativo en Kh'ien, el
hexagrama número 1.
En el primer estadio, lo Creativo consiste en contenerse, en
esperar pacientemente el momento de actuar, mientras que el
primer estadio de lo Receptivo consiste en aguzar la intuición
para advertir de antemano a aquella fuerza que será su
complemento y que aún no se ha manifestado. En el segundo
estadio, lo Creativo se yergue exhibiendo toda su fuerza y
llamando sobre sí la atención del mundo mientras que lo
Receptivo hace también su aparición, pero sin propósito ninguno
aparente, con esa forzada indiferencia que advertimos en la
mujer cuando es presa del deseo.
En el tercer estadio notamos ya una vinculación virtual entre
ambos signos, es decir, una relación interior, no manifiesta. Se
trata de la actuación de aquella sabiduría innata en la mujer que
le impone una unción, un recato exterior, junto con la actuación
de una correspondiente conciencia moral en el hombre, que lo
lleva a no dejarse dominar por su propia fuerza, lo cual le haría
perder el rumbo. Desde lo interior, ambos signos provocan un
acercamiento del uno respecto del otro.

En el cuarto estadio, la unión ya se ha producido, y ambas partes


actúan de consuno, manifestándose un perfeccionamiento como
individuos, una entrega a ciegas fructífera, semejante al equilibrio
que exhiben los vegetales entre los tropismos, de la raíz hacia la
oscuridad, y del tallo, hacia la luz.
En el quinto estadio, mientras lo Creativo despliega el máximo de
su potencia, lo Receptivo hace gala de su máxima sencillez y
generosidad. Finalmente, en el sexto y último momento, aparecen
ambos signos, exangües, contendiendo inútilmente entre ellos,
luego de consumada la obra en común.

3. CHUNG / LA DIFICULTAD INICIAL, TROPEZAR


El hexagrama número 3 está compuesto por los trigramas agua y
peligro, arriba, y trueno, abajo. Se refiere al estadio germinal de
la realidad. De todas las cosas y todos los aconteceres del
universo. Siempre, antes de nacer, las cosas se encuentran en un
estadio de oscuridad, caótico y confuso, similar a la atmósfera
antes de la tormenta. Densas nubes y sonoros truenos señalan un
tiempo de confusión y caos, pero también preceden a la tormenta,
que se resuelve finalmente en una lluvia benéfica y liberadora.

Este hexagrama sigue inmediatamente a lo Creativo y a lo


Receptivo como energías primarias, y simboliza el fruto de su
unión. Para los occidentales, este estadio corresponde al
comienzo del acto de la Creación. Dice el Génesis que "en el
principio, la tierra era algo caótico y vacío, y tinieblas cubrían la
superficie de la misma mientras el Espíritu de Dios se movía sobre
la faz de las aguas". (1) LA 1ª LÍNEA: nos muestra a un
sujeto empeñado en avanzar y, no obstante ello,
tropezando con obstáculos aparentemente insalvables.
Esta situación es resuelta acorazándose en sí mismo el
sujeto, a fin de acumular fuerzas, no sin antes vacilar.
Se marca aquí el preludio de la vida con una característica que
permanecerá constante durante todas las etapas y tiempos que
deberá recorrer todo individuo: la necesidad de encontrarse
siempre con renovados desafíos, y la urgencia por hallar siempre
nuevas fórmulas para resolver toda suerte de dificultades. En
verdad, se invita a ver, detrás de cada obstáculo con que
tropezamos, una oportunidad para acumular fuerzas.
LA 2ª LÍNEA: nos muestra dos imágenes. La primera es
la de alguien que, dirigiendo un carro con caballos, ve
impedido su avance por una agresión sufrida, de
resultas de la cual, caballo y carro se separan. El
sujeto deberá volver transitoriamente al punto de
partida.
La segunda imagen se refiere a un bandido que
corteja a una joven con fines matrimoniales, pero es
rechazado. El oráculo dice que, no obstante este
primer rechazo, pasado un tiempo, la unión se
realizará, y la mujer tendrá hijos de ese hombre.
Las imágenes, en ambos casos, se refieren a contingencias que
son vivenciadas por el sujeto como agresión. Se trata de valorar,
en toda dificultad y en toda agresión proveniente del exterior, lo
que de nutriente poseen para la solidez personal. Las dificultades,
en realidad, nos templan para la vida y ponen a prueba
constantemente nuestra capacidad para evolucionar.
Toda dificultad es, en verdad, un sostén al cual nos adherimos y
sobre el cual nos apoyamos. Porque marca y señala uno de
nuestros límites.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra a un hombre que pretende


cazar en un bosque desconocido sin ayuda de un guía.
El oráculo agrega que el hombre superior, en
circunstancias análogas, abandonaría la caza.
Aquí, la línea se refiere a ciertas dificultades que no provienen
más que de nuestra propia imprudencia.
LA 4ª LÍNEA: nos habla de una dama que, viajando en
una carroza, sufre un inconveniente que la obliga a
pedir el auxilio de un caballero. Este hombre, a la
sazón, la busca para hacerla su esposa. El oráculo
agrega que el avance, de allí en más, será afortunado.
Se trata aquí de una dificultad que, más allá de los contratiempos
que acarrea, en verdad es portadora de buena fortuna, pues sirve
de punto de encuentro feliz de dos que se aman. Muchas veces,
en la vida, una dificultad ciertamente constituye un aviso del
inconciente, sea para precavernos de un mal, sea para provocar
el encuentro con algo venturoso, como en el caso de esta imagen.

LA 5ª LÍNEA: refiere las dificultades que encuentra


alguien empeñado en distribuir bienes, por causa de la
acción de circunstancias que deforman y distorsionan
la dádiva.
También el dar, algo que parece tan sencillo, puede encontrar
tropiezos. El dar puede llegar a ser inoportuno, ínfimo o
exagerado; el dar puede ofender, o comprometer en demasía a
quien recibe como a quien da.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra una gran dificultad,


consistente en que el caballo se separa del carro que
conduce al sujeto, y también muestra cómo reacciona
el mismo: llora lágrimas de sangre.
¿Cómo puede este estado, ser duradero?, se pregunta
el oráculo.
El lamento puede ser una reacción común frente a los problemas.
El oráculo dice que todo lamento es una situación no duradera,
vale decir, transitoria. Es el tránsito hacia una actitud eficaz frente
a la dificultad, o un pedido de ayuda. Así, pues, se suelen
derramar lágrimas de dolor y de alegría, se suele llorar de
impotencia y por emociones de toda índole. Pero el lamento, en
verdad, nada tiene que ver con la dificultad misma; sólo se trata
de un estado subjetivo.
NOTA
(1) Génesis, 1-2.

4. MENG / LA NECEDAD JUVENIL, EL APRENDER

E1 hexagrama número 4 es "MENG", "La Necedad Juvenil" y


también “El Aprendizaje”. Se refiere a las relaciones propias
entre un maestro y su alumno, y está compuesto por los trigramas
montaña, arriba, y agua, abajo, que simbolizan al educador y al
educando, respectivamente.
También se refiere al estado de natural torpeza de aquello que
acaba de nacer, siendo la idea general que de ese estado, con la
ayuda de un maestro, puede llegarse, paso a paso, a otro de
iluminación y sabiduría.
Al pie de la montaña corre un pequeño manantial, que la rodea.
La montaña parece inabordable, y el manantial sólo podrá
acercársele luego de haber rellenado paciente y humildemente
todos los huecos del terreno por los que transita. La montaña
parece imperturbable, y es entonces el manantial quien debe
acercársele.
La montaña es todo maestro, y sobre todo, es el propio oráculo
que enseña e ilumina. En el manantial nos vemos reflejados todos
quienes lo abordamos. La actitud de la montaña refleja la actitud
del verdadero maestro, que se sitúa al margen de todo
descomedimiento.

En otras palabras: la verdadera enseñanza, como el verdadero


alimento, sólo se dispensa luego de ser solicitada, pues es este
requerimiento lo que revela la existencia de una real necesidad,
como así también de una suficiente capacidad de asimilación.

LA 1ª LÍNEA: nos dice que para disipar la ignorancia,


es bueno echar mano a los castigos, pero sólo con el
fin de remover obstáculos. Toda punición que fuera
más allá acarrearía arrepentimiento.
La política disciplinaria del maestro para con su alumno, debe
inspirarse en la actitud e influjo de la montaña respecto del
pequeño manantial que serpentea en su base. Las irregularidades
del terreno condicionan y disciplinan naturalmente el fluir del
agua. Se trata de accidentes fijos, como fijas e inconmovibles
deberán ser las normas de disciplina. Mas ninguna violenta la
naturaleza móvil e impetuosa del manantial. Este mantiene en
todos los casos su libertad e identidad. Ninguna punición es
justificable, a menos que se la ejerza para remover obstáculos al
crecimiento, parece ser la enseñanza de esta línea.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto ejerciendo una


extraordinaria tolerancia. El oráculo sugiere que esa
tolerancia es semejante a la que sustenta el gobierno
de una casa.
Evidentemente se alude aquí a la benevolente paciencia que debe
ejercer el maestro para con su torpe discípulo como la base
misma de toda educación bien entendida. Debe inspirarse en la
quietud y fortaleza de la montaña, y la infinita capacidad de
tolerancia e imperturbabilidad que sugiere.

LA 3ª LÍNEA: establece que no debe desposarse a una


muchacha que, en mérito a su amor por el esposo,
pierde totalmente su individualidad y sus cualidades
personales.
La analogía entre la muchacha de la imagen y la calidad del
alumno, es clara. Se señala que no por admirar al maestro, el
alumno deberá perder sus criterios personales.

LA 4ª LÍNEA: establece que la necedad añadida a la


ignorancia, aporta humillación.
Esto sugiere que la ignorancia debe ser siempre conciente de sí
misma y no apartarse de la humildad, si no quiere perder la
dignidad. Cuando la ignorancia deja de ser conciente de sí
misma, acarrea la humillación, transformándose en conducta
petulante, irresponsable o soberbia.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra a un niño inexperto, y el


texto agrega: buena suerte.
Quien busca educación y se acerca a un maestro, debe adoptar
la humildad del niño en su conducta, y todo irá bien. La docilidad
aportará al educando la mejor buena voluntad por parte de su
maestro, así como la docilidad y fluidez del agua son las
condiciones indispensables para encontrar los niveles más bajos,
rellenarlos y acercarse así a la montaña.

LA 6ª LÍNEA: describe a alguien castigando a un


ignorante. El oráculo agrega que no debe causársele
perjuicios, porque el castigo sirve para prevenir
perjuicios.
Todo castigo debe consistir en una prevención de daños futuros,
en una defensa contra futuros perjuicios más que en una supuesta
reparación por actos cometidos. Aquí se completa el principio
establecido en la primera línea.

5. HSÜ / LA ESPERA, EL ACECHO

E1 que busca sabiduría, seguramente es alimentado. Por eso, al


signo "MENG" le sucede "HSÜ", que significa "La Espera" y
también "La Espera de la Nutrición" y “El Acecho”. Está
compuesto por los trigramas que significan: agua, arriba, y cielo,
abajo. En general, sugiere esta composición la idea de nubes
sobre el cielo, dándose a entender que el alimento que proviene
del cielo, esto es, la sabiduría, debe esperarse como se espera la
lluvia.
Las nubes dispensan la lluvia a su tiempo y a su hora. Este
hexagrama está consagrado a la espera, pero a una espera
activa: la espera de la nutrición, la espera de lo que se recibe
gratuitamente desde el cielo, esa sabiduría que alimenta la
conciencia moral, que nos hace crecer interiormente; esa
sabiduría que ningún cúmulo de información podrá suplir. Se trata
de aguardar el alimento que sólo el Cielo provee.
A esa alimentación se refiere el Evangelio cuando pone en boca
de Jesús aquello de: "considerad los lirios, cómo crecen; no
trabajan ni hilan, mas os digo que ni aun Salomón, con toda su
gloria, se vistió como uno de ellos". (1) La lección de este
hexagrama es, pues, aprender a esperar el don de la sabiduría
que alimenta, como espera el vegetal su lluvia, a su hora.

"¿Cuándo habré olvidado, en qué desvelo el rito más antiguo?


Simplemente, reclinar mi cabeza bajo el cielo y esperar, como
espera la simiente”. (2)

Hay una segunda lección que extraemos de este hexagrama y se


refiere a la espera en general, la espera que no es un mero
paréntesis entre el presente y el acontecer esperado, sino que es
el ligamen con aquello que se espera, que puede ser también
malo.
Los chinos son maestros en el arte de esperar, y de allí que la
idea de espera del Libro de las Mutaciones viene a ser
diametralmente opuesta a la occidental. En occidente, la espera
suele ser fuente de desesperación, de inquietud y de ansiedad,
porque, en realidad, se espera algo que se ignora si se producirá
o no. En verdad, no se espera: más bien se ejerce la duda. Se
"apuesta" al evento incierto. La espera de que trata I CHING, en
cambio, es más bien una preparación para recibir lo que vendrá,
porque de su propia actitud dependerá en gran medida que ello
sea bueno o malo.

Las cuatro primeras líneas señalan aspectos diferentes de la


espera como acechanza, de la oportunidad para actuar frente a
un peligro inminente, que se ilustra como una lucha armada.

LA 1ª LÍNEA: se refiere a acechar el peligro desde un


lugar seguro, como podría ser las afueras de una
ciudad, una pradera, o una llanura. Es lo correcto,
indica el oráculo.
Frente a un peligro inminente será prudente, ante todo, procurarse
un lugar seguro, alejado de aquél, para trazar planes meditados
acerca de cómo hacerle frente.

LA 2ª LÍNEA: se refiere a la espera en la arena. Dice el


oráculo que, no obstante correr peligro de ser
difamado, el sujeto podrá lograr mantenerse firme.
Este comentario se refiere a la necesidad de mantenerse firme
interiormente frente al peligro, y a desoír opiniones livianas o
efímeras, como las arenas que el viento lleva y trae.
LA 3ª LÍNEA: dice que esperar el peligro en el fango,
atrae calamidad sobre quien espera.
Aquí se alude a las dificultades cotidianas que, en caso de la
espera de un peligro inminente, sólo sirven para que el enemigo
acelere su ataque, o para que el peligro se acerque con mayor
rapidez, porque la actitud del que espera es poco consistente,
como el fango.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que, frente al ataque


del enemigo, se decide rápidamente a actuar. Es el
momento oportuno.
Según se ha visto, pradera, arena y fango son tres tipos de
paisaje que rodean a quien espera; en forma sucesiva, esto
quiere decir, desde las condiciones más seguras (pradera), hasta
las más inseguras (fango) pasando como estadio intermedio por
la espera en la arena, donde intervienen los demás.

La espera constante e inmutable se hace poderosa frente al


destino representado aquí por un peligro en ciernes, al cual se
aguarda más allá del simple "concepto" de esperar; es decir, se
espera con una actitud semejante al acecho, ligada estrechamente
al evento futuro.

El 5º y 6 º puestos se refieren a la espera de la alimentación.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la misma,


esperando junto a las viandas de un convite. Habrá
buena suerte, dice el oráculo.
Se indica aquí que el alimento espiritual, la iluminación que
proviene de lo alto, debe auspiciarse mediante una actitud de
espera semejante a la de quien espera invitados para
agasajarlos.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, cuando estemos sumidos en


la gran desazón, aparecerán tres huéspedes no
invitados, para nuestro auxilio. Hónralos, dice el
oráculo. Finalmente, vendrá la ventura, agrega.
Si sabemos esperar, de alguna manera o de otra se hará la luz,
la ayuda vendrá y recibiremos el alimento debido.
NOTAS
(1) Lucas, 12-27, Mateo 6-28/29.
(2) Osvaldo Loisi, El Alma de las Cosas.

6. SUNG / EL CONFLICTO, LA LUCHA, LA CONTIENDA

Luego de la nutrición, surgen los pleitos, los conflictos. Por ello a


HSÜ le sucede SUNG, que significa pleito, conflicto y lucha. Las
grandes divergencias que separan a la gente no suelen surgir en
la etapa de crecimiento (Hex. 3, CHUNG), ni en la etapa de
educación (Hex. 4, MENG), sino sólo después que la gente logra
estar relativamente satisfecha. Por ello solemos recordar, a lo
largo de la vida, sin rencor verdadero, todo aquello que nos
separaba de otros niños u otros compañeros en las etapas en que
aún estábamos a la búsqueda, sea de la adultez, o de una
posición en la vida. Es a partir de haber logrado lo que
necesitábamos cuando surge en nosotros la posibilidad de
embarcarnos en conflictos duraderos, en no amar.
La imagen es la del cielo sobre el agua. El primero, orientado,
naturalmente, hacia arriba, y la segunda, de igual modo, hacia
abajo. Esto da idea de que los verdaderos conflictos entre
personas, esos que denotan situaciones absolutamente
irreconciliables y contrarias entre sí, son identificables por la
dirección a que apuntan.

Es posible aprender a detectar una futura situación conflictiva


precisamente advirtiendo la dirección a que apunta desde sus
inicios. Por ejemplo, yo no puedo juzgar de antemano una
política determinada que se adopte respecto a una cuestión
cualquiera, pero me basta observar sólo sus primeros pasos para
saber si esa política está orientada en la dirección que yo creo
correcta. La enseñanza que trasunta el hexagrama es la
necesidad de evitar la culminación del pleito a toda costa. Aquí I
CHING viene a proclamar, como verdadero Derecho, el Derecho
de la conciliación, coincidiendo con lo que modernamente se
llama: “resolución alternativa de conflictos”.

Ello es así porque todo verdadero conflicto es una arena donde


los contendientes intentan aniquilarse recíprocamente, de suerte
de concluir la contienda con un vencedor y un perdedor. Eso
parecería contrariar profundas razones que hacen a la esencia de
lo gregario. Señala Aldous Huxley que la lucha entre lobos jamás
es a muerte. Cuando uno de los rivales pierde la contienda,
ofrece su garganta al vencedor, y éste, inmediatamente, rehúsa
seguir la lucha hasta el fin. Sólo en el hombre encontramos la
lucha hasta la aniquilación total.

Es asimismo la filosofía del Evangelio de Cristo. En Mateo,


leemos: "Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale
también la capa". En el mismo Evangelio, leemos también: "Ponte
de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que están con él
en el camino, no sea que el adversario te entregue al Juez, y el
Juez al Alguacil, y seas echado en la cárcel". (2) Este consejo de
transar a toda costa todo pleito, aun teniendo razón, nos edifica,
en verdad, interiormente, pues enseña a actuar del mismo modo
con nosotros mismos, en los conflictos interiores que padezcamos.
Si actuamos así en lo exterior, también lo haremos con nosotros
mismos. Seremos tolerantes, y ante un conflicto interior, sabremos
encontrar la transacción necesaria y justa, en dirección del único
principio situado por encima de todos los demás principios, que
es la vida.

En otro registro diferente aunque concordante, esto es la esencia


del psicoanálisis, que aconseja, en todos los casos de conflictos
interiores, entablar un diálogo con el inconciente. No debemos
confundir la idea de este hexagrama, El "Conflicto", con la de
"Oposición" que trata el hexagrama 38, "KUEI". En este caso, los
opuestos conforman una totalidad dinámica, y, lejos de ser
irreconciliables, expresan aspectos diversos de aquella. En el caso
de SUNG, en cambio, ambos contendientes parecieran encarnar
una oposición que va más allá de sus propios intereses. Para una
fina sensibilidad, es fácil reconocer este tiempo en ciertas
situaciones de la vida en la cual somos incitados a la querella por
una pasión o energía que sentimos provenir desde fuera.

LA 1ª LÍNEA: nos habla de alguien que decide no


continuar un pleito pendiente. El oráculo agrega que
no obstante que al comienzo se habla mal de él por
dicha causa, con el tiempo, se advertirá lo sabio de
aquella actitud.
Cuando el pleito no constituye una relación de opuestos, sino una
relación entre contendientes irreconciliables; es decir, cuando se
busca no una justicia equitativa para ambos, sino sólo ganar a
costas del rival sin dar nada en cambio, entonces, el pleito es
inmoral y contraría leyes naturales. Tal es la enseñanza que
extraemos. Si bien al principio una actitud como la que se exhibe
aquí pareciera ser reprochable, con el tiempo se advertirá su
sabiduría.

LA 2ª LÍNEA: Muestra a alguien en lucha, que se bate


en retirada y se oculta por causa de encontrarse en
inferioridad de condiciones respecto de su enemigo. El
oráculo agrega que su conducta es correcta.
La línea señala otro caso en el cual la retirada del pleito es
aconsejable: esto es, cuando uno se encuentra en inferioridad de
condiciones para luchar, en relación a su oponente.
Jesús dice: "¿Qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no
se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil,
al que viene contra él con veinte mil?" (3) LA 3ª LÍNEA: dice
que si acaso estamos al servicio de un superior,
deberemos abstenernos de buscar méritos propios. El
hacerlo, sería una fuente de conflictos.
En todos los tiempos y lugares y bajo todos los regímenes, es
fuente de conflictos la búsqueda de una fórmula justa de
atribución de méritos, en caso de trabajos realizados
conjuntamente entre superiores e inferiores. El superior los querrá
todos para sí, mientras que el inferior tenderá a atribuírselos como
propios, a la recíproca. En ambos casos, es extremadamente
difícil la objetividad en la apreciación efectuada por ellos mismos.

Mientras que en el primer caso, el superior estará inclinado a


ignorar la participación del inferior, en el segundo, éste tenderá a
menoscabar la autoridad del superior. De todos modos, cuantos
más méritos sean atribuibles objetivamente al inferior, tanto más
menoscabada se verá la autoridad del superior.

En todos los casos, la atribución de méritos tiende, de suyo, a


dislocar la relación superior-inferior. Por esa razón, grupos
altamente jerarquizados como los cuerpos armados generan la
idea de "heroísmo", como una forma de consagración de méritos
a quien corresponda, sin correr el riesgo de comprometer la
cadena de mandos.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que, metido en


conflicto con un adversario más poderoso, deja de
luchar, sublima la cuestión origen del pleito y el pleito
mismo, y de ese modo, observándolo todo con
filosofía, se aleja de toda humillación. Tendrá suerte,
agrega el oráculo.
Es otra actitud frente al conflicto, que marca, evidentemente,
condiciones especiales de elevación moral respecto del sujeto.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto que, luego de haber


intentado retirarse de la lucha sin que se lo permita su
contrincante y poseyendo plenos derechos en el pleito,
se decide a luchar hasta el final, con mucha suerte,
agrega el oráculo.
En muchas oportunidades, nuestro oponente impide, sea una
conciliación, sea una retirada. En este caso, deberemos luchar
hasta el fin, con muchas probabilidades de lograr el triunfo.

LA 6ª LÍNEA: narra la historia de alguien que lucha por


encargo al servicio de un rey. Dice que es una especie
de campeón, y merecedor de muchas distinciones por
sus múltiples luchas. Pero agrega el oráculo que, no
obstante, el mismo no es digno de respeto.
Nos habla aquí el oráculo de la figura universal del mercenario,
de quien alquila sus servicios para luchar por cuenta y orden de
otro. Por más meritorias que sean sus hazañas, la honra recibida
jamás será cabal.
NOTAS
(1) Mateo 5-40.
(2) Mateo 5-25.
(3) Lucas, 14-31/32.

7. SHIH / EL EJÉRCITO, LA DOMESTICACIÓN

Cuando hay disensión, pleito, la situación suscita, naturalmente,


la aparición de un tercero mediador. En el caso de una pelea
generalizada, ese tercero aparece, no ya como mediador, sino
como poseyendo suficiente autoridad como para hacerse
obedecer. Así nace "SHIH", el Ejército, hexagrama siguiente a
SUNG, en torno a este personaje. (1) Pero, ¿de dónde procede la
autoridad de este tercero mediador-pacificador? Habíamos dicho
que en SUNG los contendientes no eran los verdaderos
protagonistas del conflicto, que simplemente encarnaban a
fuerzas en pugna, existentes más allá de ellos mismos. Ello era
indudable, desde que el conflicto allí caracterizado excluía toda
posibilidad de conciliación.
Ahora bien, si los que pelean son simples instrumentos de las
fuerzas en pugna, el líder que tiene el poder de pacificarlos
aparece como representando a ambas fuerzas extrapersonales. A
eso se lo llama: "autoridad". Tiene autoridad quien debe hacerse
obedecer por aquellos seres enajenados que actúan como
"instrumentos" de fuerzas en conflicto más allá de ellos mismos. Y
sabe hacerse obedecer porque "comprende" y, de hecho, por
ello, puede "conciliar" dichas fuerzas.

El caso es semejante a la política menuda de todos los países del


mundo: existen unos hombres que son "tomados" por ciertas ideas
y actúan enajenados por ellas. Es decir: son instrumentos,
incapaces de ponerlas en cuestión. Y hay otros hombres, los
menos, que por una intuición natural comprenden la naturaleza
íntima de aquellas ideas, sus secretos componentes; sobre todo, el
componente sugestivo que poseen, y entonces se dice de ellos que
poseen una autoridad natural que los hace "obedecibles" por la
otra clase de hombres. Lo mismo pasa con los náufragos librados
a merced del agua. Algunos serán objeto de las olas; otros,
actuando en empatía con el líquido elemento, nadarán a
voluntad.

El hexagrama se refiere a la disciplina y a la capacidad de


disciplinar, y está compuesto por los trigramas que significan:
tierra, arriba, y agua, abajo. La masa de agua es comprimida por
la tierra y es así como se genera su capacidad para ser
despedida, en un chorro violento, por quien le ofrezca un orificio
de salida. La tierra es sinónimo de mansedumbre, y el agua, de
peligro. El Ejército es, así, un cuerpo en sí mismo peligroso, como
el agua que sale con violencia, pero interiormente, es ejemplo de
obediencia y mansedumbre, como la tierra.

Este signo también sugiere la disciplina y la capacidad para


unificar cuerpo y mente en una unidad de respuesta, base de las
artes marciales orientales.

LA 1ª LÍNEA: dice que el Ejército surge al modo de la


ejecución de una decisión, y, como tal, existe un orden
y unas normas previas dentro de los cuales debe
darse.
El Ejército es todo ejecución, por tanto, en el caso de una decisión
cualquiera, es necesario saber de antemano qué es lo que se
quiere lograr, y someterlo a una acción perfectamente controlada
y reglamentada. El oráculo augura desgracia para el supuesto de
que el Ejército (o la ejecución de una decisión) no se sometan en
un todo a las reglas preestablecidas.
En la historia de las naciones, cuando los ejércitos se han puesto
a gobernar, o han intentado deliberar, han caído en los peores
excesos.

LA 2ª LÍNEA: dice que se hace jefe militar quien


despierta la mayor cantidad de adhesiones, y quien se
sabe situar en medio de todas ellas.
He aquí el único trazo yang en medio de cinco trazos yin.
Significa la máxima exaltación de aquel primitivo mediador de
conflictos.
LA 3ª LÍNEA: nos dice que la unidad de mando, en el
Ejército, es esencial. También se dice que, aun en
medio de la derrota, la autoridad del jefe queda
incólume por ser el Ejército semejante a un cuerpo. Esta
línea contiene una enseñanza de gran importancia: que no somos
nuestros problemas ni somos nada de lo que nos pasa en la vida.
Existimos en una instancia más allá de todo éxito y todo fracaso,
al igual que el jefe militar no se siente interiormente vencido
nunca, por más que le haya ido mal en la batalla.

LA 4ª LÍNEA: muestra al Ejército retirándose. No hay


error alguno, agrega el oráculo.
A tal punto el Ejército es un cuerpo supraindividual, que acciones
que desde el punto de vista individual podrían ser moralmente
cuestionables, no lo son ejecutadas a modo de cuerpo y en
cumplimiento de órdenes. Este principio se sustenta para el caso
de una retirada.

LA 5ª LÍNEA: nos describe a animales salvajes


haciendo estragos en el sembradío. Será necesario que
el hijo mayor guíe la punición.
Se sugiere aquí que la punición violenta es legítima, desde luego,
en el Ejército, mas la guerra no debe convertirse en un exterminio,
y los excesos en ese sentido deben ser evitados.

LA 6ª LÍNEA: describe el estado de cosas


inmediatamente posterior al triunfo de una guerra
ideal y paradigmática: el jefe del ejército vencedor
funda Estados y, organizando la comunidad, evita
cuidadosamente entregar cargos a gente vulgar.
Es la primera vez que el oráculo se refiere al concepto de gente
vulgar. En verdad, a lo largo del Libro de las Mutaciones,
encontramos, al modo de coordenadas morales, dos constantes
opuestas: el hombre superior y el hombre vulgar. El hombre
superior es el destinatario del Libro, aquel que busca la sabiduría.
NOTA
(1) El tránsito de la institución de Juez a la institución de jefe militar, es
corroborado por la Biblia, al menos en el pueblo de Israel. En 1 Samuel-8
(especialmente versículos 14-11 a 20) leemos que, siendo Israel regido por
Jueces, el pueblo exigió a Samuel, último juez, la erección de un rey "...que
salga adelante de nosotros y haga nuestras guerras". Samuel se resistió
infructuosamente a este temperamento.

8. PI / LA SOLIDARIDAD, GREGARISMO

E1 agua despedida con fuerza hacia lo alto cae sobre la tierra:


agua sobre tierra es la imagen de La Solidaridad, PI, el 8º
hexagrama. El agua sobre la tierra se agrupa con naturalidad,
rellenando los huecos del suelo que se hallan diseminados. Forma
meandros que van a verterse inexorablemente sobre las tierras
bajas, nivelándolo todo. He aquí que aquel ejército, otrora
disciplinado desde fuera y conquistador, se agrupa ahora según
lo determinado por afinidades interiores, es decir, de adentro
hacia afuera. Así, la estructura del hexagrama es la inversa
respecto de la del anterior.
Al tiempo del Ejército le sucede la solidaridad, la camaradería, el
mantenerse unidos por naturales inclinaciones electivas y no por
coacción exterior, ni por necesidades de defensa o de conquista.
Aparece el libre acuerdo entre la gente y surge, también
espontáneamente, la institución del liderazgo civil como opuesta a
la institución del caudillaje de las milicias. Se dan las relaciones
entre superiores y subalternos por una acomodación semejante a
la del agua sobre la tierra.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra a un pecho henchido de


sinceridad como un recipiente colmado. Desde afuera
llegará la buena ventura, agrega el oráculo.
Esta imagen sugiere que la sinceridad es la base de la unión
solidaria. Allí donde hay segundas intenciones no existen ni la
unión, ni la solidaridad. También sugiere que la solidaridad es
como un recipiente colmado, vale decir, un cuerpo sólido e
íntegro en donde no existen huecos, y es también una capacidad
para contener, y para contener hasta el borde.

Por fuera llegará la ventura, también dice el oráculo, con lo cual,


se invita a imaginar que el recipiente será luego utilizado para ser
vertido su contenido. Así, pues, puede decirse que de La
Solidaridad, que es el contenido de ese cántaro, van a llenarse
todos los moldes sociales.

LA 2ª LÍNEA: nos dice que la solidaridad, como


sentimiento y como energía, proviene de lo interior de
cada uno.
No se trata, pues, de cohesionarnos por medio de la acción de
circunstancias o fuerzas exteriores; la verdadera unión entre las
personas proviene del interior. Esta interioridad genésica
garantiza que dicha unión está de acuerdo con el orden cósmico
universal.

LA 3ª LÍNEA: nos presenta al sujeto pretendiendo


unirse a personas que no son las debidas. ¿Cómo no
resultará perjuicio de ello?, se pregunta el oráculo.
En este tiempo, poco espacio le queda al pensamiento racional en
relación a la tarea de elegir con quién unirse. Las elecciones
deberán ser espontáneas. Si fuesen racionales, se transformarían
en simples medios para lograr finalidades. Ello acarrearía
desventura.

LA 4ª LÍNEA: nos habla de quien pretende unirse a


alguien fuera de su alcance. Si existe firmeza y
rectitud, dice el oráculo, será auspicioso, porque ello
denota que quien así actúa está recibiendo
instrucciones de su soberano.
El libro sugiere, en este caso, que quien así se comporta, es decir,
quien pretende unirse a alguien fuera de su alcance, siendo ese
deseo, no un capricho o una figuración extravagante, sino algo
genuino y espontáneo, revela con más claridad la existencia de
un orden (virtual o místico) que une a todas las partes en relación
de solidaridad.

LA 5ª LÍNEA: es la única línea yang en medio de cinco


líneas yin, y representa el eje de la solidaridad. Se
dice que el rey, en sus cacerías, como ejemplo de
nobleza, deja al animal perseguido un flanco libre de
acecho para brindarle una oportunidad de huida.
Este pasaje señala la voluntad del noble que, en primer lugar,
quiere evitar que la caza se transforme en una vulgar carnicería,
y además, da cuenta del respeto por el animal perseguido, al que
le da —por así decirlo— la oportunidad de huir.

Idéntica hidalguía debe exhibir quien pretenda ser eje o centro de


una unión solidaria, velando por las condiciones de libertad que
debe reunir tal unión. Esta estructura aparece también en el
Antiguo Testamento, en los mandatos que da Dios a su pueblo:
"Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en
el terreno, no volverás para recogerla; será para el extranjero,
para el huérfano y para la viuda, para que te bendiga Jehová,
tu Dios, en toda obra de tus manos". (1) Desde otro ángulo,
podríamos decir que aquí se proclama que la realidad cósmica,
es más que la conciencia y que la razón deliberativa. El Universo
es mucho más amplio que cualquier concepción que nos hagamos
de él. Es decir, que, en rigor, nada es imposible y siempre, aún
en las situaciones más embarazosas, hay un margen para que se
dé la salvación, lo impensado, el milagro. Siempre pasan en este
mundo muchas más cosas de las que podemos tomar razón.

LA 6ª LÍNEA: nos habla de quien pretende unión y


afecto con otros, sin haber dado él mismo el primer
paso para tal fin. No lo conseguirá, agrega el oráculo.
Pretender unión y afecto con otras personas sin dar uno mismo el
primer paso, implica una actitud tan estéril, como infantil. Esencial
a la unión y a la solidaridad de que trata este hexagrama es que
la misma sea espontánea y simultánea de todos los sujetos entre
los cuales se dé.
NOTA
(1) Deuteronomio, 24-19.

9. HSIAO-CH´U / LA INHIBICIÓN

El hexagrama número 9 es difícil de definir. Los traductores lo


llaman de la más diversa manera (1). Nosotros preferimos el
subtítulo de "La Inhibición". En general, podemos decir que se
trata de Lo Creativo modificado por una sola línea yin. El
hexagrama trata acerca de cómo una pequeña porción de
debilidad puede actuar como una cuña refrenadora y
modificadora dentro de la secuencia de lo Creativo. Está
compuesto de una línea débil ocupando el cuarto puesto, en
medio de todas líneas fuertes.

Arriba el trigrama corresponde a lo suave, el viento y la madera,


y abajo, el cielo, lo creativo, lo masculino. Haciendo un paralelo
analógico con lo social, digamos que este tiempo viene a suceder
a los tiempos heroicos, los tiempos de gestación y consolidación
de las instituciones. En este tiempo advertimos entre los dirigentes,
a los hijos de aquellos prohombres fundadores. Cierta debilidad
se ha inmiscuido dentro de las estructuras de poder, y también
cierto refinamiento en las costumbres. Aparecen las
reglamentaciones, la burocracia, la exaltación de las formas, y
también las bellas artes, y los procedimientos para todo. Nada
aquí es directo, todo requiere una lenta maduración, una serie de
antesalas. Es lo receptivo que refrena, amansa a lo creativo a
cada paso, que lo obstaculiza. Pero lo creativo sabe, a su vez (o
debe saber), sortear estas dificultades, asimilarlas, y cumplir con
sus fines.

Trazando otro paralelo, digamos que este signo describe,


psicológicamente, una manera de ser lenta y sensible, que
encuentra muchas dificultades en todo lo que se propone y que,
para concretar sus objetivos, debe aceptar la estrategia de ir
acumulando pequeños logros, en forma perseverante.

LA 1ª LÍNEA: nos presenta a alguien que, habiendo


iniciado una marcha, vuelve al punto de partida y
comienza de nuevo. No hay error ninguno, dice el oráculo.
Aquí se pone el acento en la toma de conciencia de que todo lo
que arremete hacia adelante —esencia de Lo Creativo— conlleva
en sí mismo una fuerza contraria que le sugiere el retorno al lugar
de origen. Es una manera de explicar metafóricamente el
fenómeno físico de la acción y la reacción. Toda fuerza
impulsada en un sentido, genera otra en sentido contrario. Tomar
conciencia de que toda acción encierra una contrafuerza
idéntica, es importante.
LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien en la misma
situación que la descripta en la línea anterior, es decir,
a alguien que, habiendo iniciado una marcha, vuelve
al punto de partida para recomenzarla; pero, en este
caso, el retorno no es voluntario, sino que la persona
es literalmente arrastrada al punto de partida. El
oráculo dice: ventura.
Aquí se sugiere que cuando las cosas no nos salen del todo bien
y nos vemos por ello obligados a deshacerlas y comenzar de
nuevo, no estamos en presencia de una contingencia azarosa.
Ello tiene una significación relevante: no hemos cobrado suficiente
conciencia de la existencia de esa contrafuerza y de la necesidad
de manejarla, de la misma manera como manejamos nuestra
fuerza. Es la misma contrafuerza que obliga a los niños a aflojar
la cuerda que sostienen, para mantener el equilibrio de la cometa
que remontan.

LA 3ª LÍNEA: contiene dos imágenes: la de un carruaje


que no puede avanzar por habérsele desprendido el
correaje de los caballos y la de dos esposos que se
miran recíprocamente con disgusto.
El avance en estas condiciones se hace imposible. El elemento
débil ejerce su influencia produciendo desarmonía y detenimiento.
Todo estaba previsto para que el avance —propiedad de Lo
Creativo— se consumara; el carro estaba dispuesto y hombre y
mujer se han unido en matrimonio, pero el correaje se corta, los
esposos se disgustan y la acción fracasa, porque el dominio de
este tiempo corresponde a lo frágil receptivo.
LA 4ª LÍNEA: nos señala el centro del hexagrama: la
única línea débil en medio de cinco líneas fuertes, y
dice que la posibilidad de sobrevivencia y autoridad,
residen en su extrema veracidad.
Esta línea recuerda la actuación de Séneca frente a Nerón. Cómo
el débil sabio se las arreglaba para sobrevivir junto al demente y
sanguinario emperador.
Indica este estadio del hexagrama cómo debe ser la actuación en
este tiempo: llena de paciencia, plena de veracidad y provista de
una gran perseverancia. No es época de grandes logros, es
época de pequeños logros. Para hacer grandes cosas, el único
camino es la acumulación. Esta estructura universal se aplica,
como todas ellas, en todos los órdenes. Por ejemplo, si se trata de
la aparición de este tiempo en cuestiones relativas al trabajo
intelectual, diríamos que es aconsejable trabajar con fichas. En
cuestiones económicas, que es necesario cuidar los detalles,
recortar los costos, evitar los dispendios inútiles, o penetrar
mercados lentamente, etc.

LA 5ª LÍNEA: señala a alguien poseído de gran


sinceridad, que atrae por ello a otros que vienen a
unírsele.
Hasta ahora, la presencia de lo receptivo ha sido un elemento
extraño dentro de lo creativo. En esta línea, en cambio, ambos
elementos establecen una alianza. Se trata de una alianza muy
particular. Lo fuerte y lo débil se unen y de su unión parte una
vibración particularmente favorable a quienes los rodean. Se trata
de la necesidad de compartir.
Dondequiera que veamos esa rara luz que se da muy pocas
veces, como una necesidad de compartir lo que se tiene,
podemos estar seguros de que estamos en presencia de esta
estructura universal caracterizada por una particular fórmula de
unión entre lo creativo, fuerte, y lo receptivo, débil, no en relación
de polaridad, sino de alianza.
Percibimos esta estructura en ciertas amistades firmes entre
hombre y mujer, que nada tienen que ver con la pareja. También
en la camaradería entre superiores e inferiores nacida en
momentos difíciles. Se trata, en todos los casos, de una unión no
cerrada, sino radiante, una especie de felicidad que busca
expandirse y compartirse con otros, porque es de su esencia que
brille para todos.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, al final, cae la lluvia, tan


demorada y tan esperada. Pero debe ser limitada
para ser benéfica. En otra secuencia, se dice que fugaz
será el plenilunio.
Ambas imágenes sugieren, en verdad, la misma estructura. El
hexagrama significa lo creativo influido por lo receptivo, es decir,
lo fuerte influido por lo débil, y a través de todas las líneas
notamos que la fuerza de lo débil refrena la fuerza de lo fuerte.
En la última línea se realiza la finalidad de lo creativo, pero se
realiza "a la manera" de lo débil. Así es que la primera imagen
dice que finalmente llueve, pero la lluvia, para ser benéfica, tiene
que ser limitada, es decir, débil, y la segunda imagen dice que la
luna llena compite con el sol, pero menguará enseguida, su
plenitud será fugaz.
NOTA
(1) Wilhelm lo denomina "La Fuerza Domesticadora de lo Pequeño", Blofeld:
"Lo Nutritivo de lo Menor", Gall: "El Poder del Débil", J. Cordiglia: "Animalito
Doméstico", etc.

10. LÜ / EL PORTE, ANDAR LIBREMENTE

Estabilizados los hombres por medio de una fórmula de


convivencia entre ellos, surge el problema moral. Al signo 9, le
sigue "LÜ", El Porte, La Pisada, como número 10, compuesto por
los trigramas Cielo, arriba, y Lago, abajo. Se entiende aquí como
problema moral la búsqueda de una fórmula que relacione al
hombre con El Todo, con la Divinidad, con Lo Absoluto, con lo
Trascendente o con la Naturaleza si se prefiere.
Estabilizadas las relaciones con los otros hombres, el sujeto siente
que camina por el mundo como si éste fuese una especie de
volcán activo. En otras palabras: el hombre siente o presiente
debajo de sus pies el latir de fuerzas trascendentes más allá de él
mismo, y con las que tendrá que tratar, de alguna manera.
El Porte trata, precisamente, de la forma correcta de conducirse el
ser particular frente a las fuerzas esenciales e invisibles que
modelan la vida, usando el libro, para tal tratamiento, la imagen
del caminar y del pisar como metáforas plásticas apropiadas.
Desde luego que, como todos los demás hexagramas, LÜ se
proyecta hacia otras situaciones más universales, pero, en todos
los casos, se trata aquí de encontrar la manera justa y apropiada
del comportamiento individual.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra a alguien caminando


tranquila y sencillamente por su camino habitual. No
habrá error, dice el oráculo.
El camino habitualmente andado siempre parece más corto. Se
trata aquí de un andar sencillo por la vida, sin problemas de
índole extraordinaria. La gente sencilla suele resumir todos los
aconteceres del universo en una simple filosofía de vida, y esto no
revela ignorancia, sino serena adaptación al medio cósmico, y
una paz de la que carecen generalmente los intelectuales.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien callado y solitario,


que prefiere apartarse del mundo y elige un camino
fácil. Tendrá buena suerte, afirma el oráculo.
En todos los tiempos ha habido seres que, apartándose del
mundanal ruido, prefirieron una vida solitaria, recogida, y han
elegido un camino sencillo y sin complicaciones. Fueron llamados
ermitaños, místicos, sabios o santos. Los encontramos en todos los
tiempos, en todas las latitudes y en todas las civilizaciones.
Indudablemente, encarnan una de las respuestas del ser humano
frente al deslumbramiento del fenómeno de la vida.
LA 3ª LÍNEA: nos proporciona varias imágenes:
En primer lugar, presenta a un tuerto que piensa que
ve bien.
En segundo lugar, a un cojo que cree que anda bien.
En tercer lugar, a alguien que pisa la cola de un tigre y
es mordido por éste.
Y en cuarto lugar, vemos a un simple matón
representando el papel de gobernante. Todo ésto
indica mala suerte, dice el oráculo.
Esta línea representa el centro del hexagrama, pues se trata de la
única línea partida en medio de todos trazos llenos. Como toda
irregularidad en medio de la regularidad, ella pasa a definir y a
ser expresión del todo; en este caso, del hexagrama. Ella es
inflexión y por lo tanto, muy significativa.

Evidentemente, todas las imágenes que presenta son ejemplos de


sujetos que desconocen sus propias limitaciones. Con respecto al
tuerto y al cojo, ellos desconocen sus impedimentos físicos. El que
pisa la cola del tigre, por su parte, desconoce el efecto que el
peso de su cuerpo puede ejercer en el tigre, demuestra torpeza, o
cree que tiene una habilidad que no tiene. La última imagen, la
del matón metido a gobernante, trata del desconocimiento de las
habilidades propias del cargo que pretende ejercer, y del
desconocimiento de sus carencias para el mismo.

Todas las imágenes tienen relación directa o indirecta con el paso


y el andar. En las tres primeras, esa relación es directa, pues se
trata de la imposibilidad de ver, de caminar y de pisar
debidamente algo. En la última imagen, la del matón que
pretende ejercer funciones de gobierno, la relación también
existe, aunque indirectamente. En muchos idiomas se relaciona el
mando con el andar. A menudo se dice que el que manda "pisa
fuerte". Por otra parte, una aguda observación hará advertir un
claro paralelismo entre el carácter de una persona y su modo de
pisar mientras camina. El andar refleja en todos los casos mayor o
menor seguridad y dominio de sí, dos cualidades esenciales al
protagonismo social.

El oráculo propone aquí el paso, la pisada, como símil de toda


acción. Ellos serían una imagen metafórica de toda acción. Así,
se dice que quien pisa mal, es como si pisara la cola de un tigre,
es decir, atrae el mal sobre sí. Lo mismo le acontece a quien se
embarca en empresas sin conocer sus reales posibilidades para
encararlas. El oráculo encuentra a esta actitud similar a la de
quien pisa mal porque desconoce que ve mal o desconoce que
camina mal, o ignora el peso de su cuerpo. Da, en consecuencia,
un traspié y atrae sobre sí un destino adverso.

Para el Libro de los Cambios, pues, el paso y la pisada


constituyen el modelo de toda actividad. No debemos caminar a
tontas y a locas. Debemos saber adónde dirigirnos. La acción,
así como el paso, deben tener una dirección aún antes del
movimiento que los ejecutan. Además, tanto la una como el otro
deben ser dados en plenitud, no como el tuerto o el cojo, que sólo
ejercen a medias sus posibilidades. Acción y paso deben
constituir una entrega total al objetivo que se pretende alcanzar,
una entrega, además, cadenciosa, con estilo, con porte,
oscilando entre uno y otro polo de nuestro quehacer, con
naturalidad, al modo que oscila el cuerpo, repartiendo el peso,
alternativamente, entre uno y otro pie.

LA 4ª LÍNEA: nos presenta a alguien que, lleno de


precaución, pisa la cola del tigre sin ser mordido.
He aquí otro modo de pisar. Esta estructura de comportamiento se
manifiesta en la fiera que, arrobada por la ternura, deja que su
cría se ensañe con su cuerpo sin reaccionar. También la hallamos
en la habilidad humana para acercarse a lo peligroso y
dominarlo, en todos los campos que se abren a su inquietud.

La esencia de lo moral, para I CHING, no constituye un conjunto


de normas de conducta, ni un repertorio de prohibiciones. En
todos los casos, se trata de encontrar una fórmula de
relacionamiento con la realidad.

LA 5ª LÍNEA: nos exhibe la conducta de quien, aún


caminando con porte decidido, jamás abandona la
conciencia del peligro y se mantiene alerta.
Esta línea agrega un requisito más a los ya apuntados para
avanzar correctamente: la conciencia del peligro que en cada
hito del camino el sujeto debe poseer.
Así, al actuar, no debemos encerrarnos, ni en nosotros mismos, ni
en precepto alguno. Aún estando en la senda de lo correcto y
usando de nuestros sentidos y derechos, el peligro acecha
siempre, y debemos estar alerta, prestos a la autocrítica y al
replanteo de la conducta.
LA 6ª LÍNEA: nos exhorta a contemplar nuestras
pisadas, el camino andado, y a captar "la profecía"
que contienen.
Esta línea exhorta a contemplar el camino andado y a aprender a
"leer" las propias huellas. Ello nos dará el conocimiento de
aquello que tenemos por delante, el camino que queda por
andar. De esa contemplación puede surgir una prevención o un
contentamiento: las señales que nos alertarán o darán
satisfacción.
Porte, pisada y camino vienen a ser, así, una bella y única
imagen que el oráculo propone examinar como modelo de la
propia vida. Contempla tu porte, tu pisada y tu camino.
Contempla tus huellas, dice; contempla tu andar.

11. T´AI / LA PAZ, INTERCONECTARSE, EL INTERCAMBIO

Como fruto del descubrimiento de la moralidad surge,


naturalmente, la Paz. Por ello, al signo LÜ, le sigue "T´AI", La Paz,
dedicado a la Interconexión y el Intercambio.
La arquitectura de este signo es: tierra, lo femenino, arriba, y
cielo, lo masculino, abajo, los dos trigramas elementales que dan
origen a todo lo creado, pero en las posiciones opuestas a
aquellas que les corresponderían, vale decir, que el cielo, cuya
situación debiera ser alta, está en la base del hexagrama, y la
tierra, a la que correspondería el lugar bajo, está en lo alto. Esto
quiere decir que cielo y tierra intercambian generosamente sus
dones. Es así que paz no es sólo ausencia de beligerancia, sino
conexión e intercambio, y tampoco es sinónimo de estática dicha,
sino de dinámica armonía.

La paz está por encima de la felicidad y la desgracia, porque


todo es pasajero y todo vuelve, cíclicamente. Lo luminoso y lo
siniestro son como los elementos básicos que articulan una lengua
cualquiera, o los sones de una melodía. No debemos
encandilarnos con la buena fortuna, ni con la suerte adversa.
Debemos tratar de igual modo a esos dos impostores, como decía
Kipling. (1) LA 1ª LÍNEA: nos presenta la idea de que
cuando se arranca una planta del suelo, siempre salen
también otros vegetales adheridos a ella.
Una situación donde reina la paz, en el sentido del Libro de las
Mutaciones, equivale a un estado donde todo está relacionado
con todo y ningún interés puede decirse que sea exclusividad de
nadie. Aún las cosas más inesperadas están unidas a otras en
forma invisible, como ciertos vegetales que, aparentemente
separados a nivel de sus tallos, están unidos entre sí en lo
profundo de sus respectivas raíces, de suerte que, arrancando
unos, saldrán adheridos también los otros.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a alguien que es capaz de


convivir con los incultos y también de arriesgarse a
cruzar un gran río confiando en sus solas fuerzas;
capaz de resistir la influencia de los amigos y, a la
vez, no descuidar lo lejano. De esta forma —dice el
oráculo— él actuará conforme al "camino del medio".
Detrás de la tolerancia, así como detrás de la fe, existe la honda
convicción —conciente o no— de que cada uno de nosotros,
como cada partícula del cosmos, está relacionado e
interrelacionado con otros elementos, dentro de un Todo.
Lo mismo puede decirse de la virtud de no dejarse influir por los
amigos. De tener presente lo remoto para adoptar el sabio
camino del medio, que significa encontrar el criterio como sujetos
y a la vez como partes de aquel Todo moral, dentro del cual
todas las acciones cobran sentido y significado.

LA 3ª LÍNEA: nos dice que no existe ninguna partida a


la que no siga un regreso y ningún llano al cual no
siga un declive, agregándose que no hay ocasión para
la tristeza cuando se conoce este modo de operar,
propio de la realidad.
El estado de paz al que se refiere este hexagrama permite
observar toda la realidad circundante, en perspectiva; la forma en
que conviven lo creativo y lo receptivo intercambiando sus dones
armónicamente. Permite, además, inferir que, por un lado, no
existe paz ni equilibrio que sean duraderos, y, por otro lado, que
esos elementos no son concebibles el uno sin el otro, de manera
que no existe verdadera ocasión para la tristeza para quien
accede a este conocimiento.
LA 4ª LÍNEA: nos muestra un estado de febril ajetreo
entre hombres encumbrados y seres del llano, los
cuales se juntan para intercambiar mutuamente sus
dones.
En un estado de paz, reina el intercambio, de manera tal que
todos parecen hallarse fuera de sus lugares propios, como el caso
de los trigramas componentes del signo. Un estado de
beligerancia, en cambio, se caracteriza por un atrincheramiento
de cada cual dentro de su propia posición.

LA 5ª LÍNEA: nos cuenta la historia de un rey que


entrega su hija en matrimonio a un plebeyo,
venciendo su propia creencia acerca de la
inconveniencia de ese matrimonio, solución que aporta
felicidad y ventura.
Se trata de la aparición, esta vez, en la esfera de los sentimientos,
de ese elemento universal que viene a consagrar el hexagrama,
simbolizado por la condescendencia, unión e intercambio entre
los trigramas opuestos, origen de todos los signos del Libro.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra una imagen: la muralla se


derrumba y vuelve al foso de donde salió. Y una
admonición: "No propongas un combate ahora,
limítate a mantener el orden de la ciudad, ahora
abierta. Desventura".
Esta línea ilustra hasta qué punto este tiempo es de excepción,
como excepcional es que se coloque el cielo abajo y la tierra
arriba. La muralla se desploma y vuelve al foso de donde fue
excavada. En verdad ése es el destino de todo lo edificado, y la
Paz, como la vida misma sobre la tierra, es fruto de una
edificación. Esto recuerda las palabras de Dios a Adán: "Con el
sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás". (2)
Con respecto a la admonición contenida en la segunda parte de
la línea, enseña que, contra la creencia general, el final de la paz
no significa caer automáticamente en un estado de beligerancia,
en otras palabras, lo contrario de la paz no es la guerra, sino
más bien un estado de desarticulación, de estancamiento.
De allí el consejo de no combatir en esas condiciones y limitarse a
mantener el orden dentro de la ciudad, ahora inerme, sin
murallas.
NOTAS
(1) "And treat those two impostors just the same"... "If', de Rudyard Kipling.
(2) Génesis, 3-19.

12. PI / EL ESTANCAMIENTO, ATRINCHERARSE

Descalabrado el estado de armonía dinámica que implicaba la


Paz, aparece el tiempo del Estancamiento, el hexagrama número
12, llamado “PI". Está integrado por los mismos trigramas que
componían el signo anterior, esto es, Cielo y Tierra, pero ahora,
invertidos, de manera que cada uno vuelve a su lugar de origen;
es decir, la tierra vuelve a su lugar bajo y el cielo a su lugar alto.
Cielo y tierra dejan de unirse, permaneciendo cada uno en su
lugar propio, y, similarmente, con los seres integrantes de la
comunidad acontece otro tanto. Aparecen las corporaciones y los
grupos de intereses específicos. Las cosas que hacen al orden
colectivo dejan de verse en perspectiva general y cada uno pasa
a considerarlas exclusivamente desde el punto de vista de su
interés personal, o del grupo a que pertenece. Aparecen en la
escena política los hombres menores.
También en el aspecto humano individual suele surgir la estructura
universal consagrada por este hexagrama: se trata de estados de
la personalidad en los que la mente y el cuerpo parecen no actuar
de consuno. Son denominados vagamente "estados de crisis";
que suceden por lo general a épocas de gran estabilidad física y
emocional. Es propia esta estructura de la adolescencia, de la
menopausia; de las épocas de transición de la niñez a la adultez,
de la juventud a la madurez, o de ésta a la vejez. También, en la
esfera de lo cotidiano, luego de períodos de gran rendimiento
psicofísico.

LA 1ª LÍNEA: dice que cuando se arranca un junco, sale


también su raíz.
Los estados de descomposición del orden son, por lo general,
rápidos. Todo orden implica una cantidad determinada de
estructuraciones menores, las cuales engloban, a su vez, a otras
más elementales. Basta sacudir el edificio por sus pilares para que
se desmorone rápidamente.

LA 2ª LÍNEA: dice que cuando el ascenso de los


vulgares, éstos necesitan del hombre superior, mas el
tiempo del estancamiento aconseja a éste no actuar.
Su ocultamiento le será, en verdad, para edificación
interior.
Esta línea sugiere que el hombre superior deberá abstenerse de
actuar en este tiempo. Toda actuación en el mismo de su parte no
podrá detener el ascenso de los vulgares y la concreción del
descalabro, de manera que más le vale retirarse y esperar a que
el tiempo se cumpla y se agote.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la misma


secretamente avergonzado.
Quien sobresalga en cualquier aspecto sentirá secretamente la
vergüenza que conlleva siempre un tiempo como éste. Dicho
sentimiento nace de la conciencia de la ilegitimidad que posee
todo cargo o posición en este tiempo de desarticulación de las
partes respecto del todo. Esto acontece, por lo general, a todos a
los que les toca mandar en las épocas oscuras de la historia;
sufren secretamente el desdoro de la ilegitimidad, lo cual suele
empujarlos a la injusticia, que es también una forma de
autocastigo.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien actuando de acuerdo


con preceptos Divinos. Compañeros se le unen.
Esta es la primera línea luminosa del hexagrama, que marca el
comienzo del cambio en este tiempo. Surgirá alguien que
comenzará a hacer ese cambio. Pero una característica
importante de este tiempo es que el hombre indicado para iniciar
el cambio no deberá intentarlo, tal vez ni siquiera imaginarlo. Su
designación será un "ungimiento", y todo sucederá como
determinado por el Cielo, es decir, sin mayor intervención de su
parte. Si él lo intentara, si intentara por las suyas sobresalir,
iniciar un cambio adquiriendo autoridad, sería contado entre los
que ostentan ilegítimamente el poden Son las reglas internas, la
secreta lógica de este tiempo.
LA 5ª LÍNEA: nos muestra al hombre superior actuando
en contra del estancamiento, e inducido a ello por
muchas circunstancias a favor. No obstante, padece
interiormente tremendas dudas acerca de su misión. El
oráculo agrega que, de ese modo, su posición se hace
tan fuerte como si estuviese atado a una mata que ha
sido objeto de poda.
Como el cambio de la situación de estancamiento no es
consecuencia de una idea ni de un plan concebido por un genio,
sino que son las circunstancias las que ungen a un elegido, éste,
desde luego, padece muchas dudas al respecto. El oráculo
agrega que estas dudas no harán más que afianzar su posición
de elegido.

LA 6ª LÍNEA: señala que El Estancamiento ha llegado a


su fin, y por ello, cunde una alegría general.
El Estancamiento —todo estancamiento—, desaparece
naturalmente, luego de acabado su tiempo. Pero su remoción
requiere siempre de la acción. La aparición del destinado a hacer
el cambio es, pues, siempre espontánea, pero el cambio depende
de su esfuerzo.

13. T´UNG-JEN / LA COMUNIDAD, ARTICULARSE, LA


CAMARADERÍA
E1 tiempo del Estancamiento acaba con la aparición de un
hombre señalado por las circunstancias más que por él mismo,
pero dotado de la más alta de todas las virtudes, esto es: la
capacidad para unir bajo el cielo las voluntades de todos.
Así acaba ese tiempo de esencial incomunicación que era El
Estancamiento. Para calibrar aquella noble virtud de unir las
voluntades de todos, podemos compararla con la de aquel padre
de familia que es capaz de unir en la mesa del hogar a todos sus
hijos, no importando las diferencias ni las incompatibilidades que
entre los mismos pudieran existir.

Para ello, para realizar la milagrosa unión de lo aparentemente


incompatible, sólo es necesario producir una "articulación" entre
las partes diversas. ¿Y cómo puede esto lograrse? Introduciendo
lo blando en medio de lo fuerte: encontrando un lugar para el
débil en medio de los fuertes para provocar la "unión por
articulación".
Para lograr una explicación más clara, digamos que entre rudos
leñadores que trabajan juntos, basta colocar a una dulce señorita
con funciones administrativas para que inmediatamente cesen los
malos modales. En otro orden de ideas, digamos que en muchos
casos, es la aparición del tierno hijo lo que cohesiona a la pareja,
templándola para sobrellevar todas las adversidades de la vida.

Y en otro orden de ideas aún más lejano, puede decirse que se


trata de cualquier elemento de amortiguación, que suele colocarse
entre dos cuerpos físicos que trabajan juntos, para evitar un roce
desgastante. Es la analogía, en este caso, un hilo conductor
excelente.

Es así como al Estancamiento le sucede "T´UNG-JEN", el


hexagrama número 13, "La Comunidad". Al tratar el hexagrama
número 8, “PI", "La Solidaridad", vimos que allí también se
trataba acerca de la comunidad entre los hombres. Pero debe
advertirse que mientras allí hablábamos de una comunidad
espontánea (por ello, bien llamada "Solidaridad"), aquí estamos
en presencia de una comunidad no espontánea, una comunidad
provocada por la convocatoria de alguien.

La estructura del signo es: cielo arriba y fuego abajo, de manera


que viene a estar constituido por un solo trazo débil —el segundo
—, rodeado de trazos fuertes. Es este elemento débil el que
provoca la articulación entre los hombres, que aquí se llama
"Comunidad" y también “Camaradería”. Este signo, además, es
el opuesto —en su estructura y significación— al hexagrama
número 7, "SHIH", "El Ejército". En ambos existe una unión
mediando una convocatoria de un tercero, mas en el Ejército, el
método es la compulsión, y los fines van más allá del individuo,
mientras que en "La Comunidad", el medio es el amor, la
sabiduría o la entrega, y los fines son de perfeccionamiento
individual a través de lo social, a la vez que perfeccionamiento
social a través de lo individual. T´UNG-JEN es el hombre en
comunidad, y es también la comunidad constituida por personas
libres.

Confucio, citado por Richard Wilhelm, dice respecto de este


hexagrama: "Allí donde los hombres están acordes en lo hondo
de su corazón, quiebran la fortaleza aun de bronces y aceros. Y
allí donde dos hombres se entienden plenamente en lo hondo de
su corazón, sus palabras son dulces y fuertes como aroma de
orquídeas".

En otro registro, el hexagrama remite también a la famosa frase


atribuida a Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo y moveré el
mundo”. Podemos ampliar nuestras fuerzas si encontramos un
punto de apoyo. Este, puede ser una debilidad, como el caso de
Demóstenes, cuya fama de orador surgió a raíz del empeño
puesto en superar su tartamudeo.

Paralelamente y en un tono más trascendente, dice el Evangelio


de Mateo: "Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra
acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi
Padre que está en los Cielos, porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". (1)
LA 1ª LÍNEA: presenta una unión de hombres desde los
inicios, y el oráculo la cataloga de pura y sin mácula.
La camaradería más pura es aquella que se genera desde los
comienzos de cualquier secuencia de que se trate, desde una
relación afectiva, a una relación de trabajo o de vecindad, etc.
Las amistades de infancia, como los vínculos que se remontan a
los comienzos de una carrera, siempre guardan un dejo de
pureza en el corazón de los hombres, un recuerdo de la
incontaminación de un tiempo edénico e ideal. Por ello es que los
lazos que los unen desde los inicios de una ruta común, son
siempre los más fuertes.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a una comunidad dentro de


la comunidad, a una comunidad facciosa que
permanece enquistada o acantonada en sus propios
intereses de grupo. También presenta un
acantonamiento de personas en relación exclusiva con
afinidades mutuas. En ambos casos se augura
humillación.
En el tiempo de la Comunidad con los Hombres, todo tiende a ser
compartido por todos, y ésta es la secreta clave de su razón
íntima. Por ello es que el ir contra la corriente y acentuar los
intereses de grupo trae aparejado humillación.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra al sujeto de la línea anterior


escondiendo armas en un matorral.
Esta línea dice que en tiempos de T´UNG-JEN, el camino de la
facción será siempre, a la postre, perjudicial. Si no se le pone
freno, este proceso terminará con la lucha armada y la
disgregación.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien subiendo a una


altura e inhibiéndose de atacar. El sólo observa a su
enemigo.
Evidentemente, si el sujeto atacara, sería la guerra civil, la
secesión. Esto frena la evolución de la facción. Hay momentos en
que la paz se hace necesaria, no por virtud de los que la
conciertan, sino porque la guerra no constituye solución ninguna.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra el encuentro entre el jefe


natural de la Comunidad y aquel jefe faccioso de la
segunda línea. Primero lloran y luego ríen, dice el
oráculo.
Se supone que un peligro externo viene a provocar la unión del
jefe natural de la Comunidad y el jefe faccioso de la segunda
línea. Con ello, a la postre, la economía de este tiempo particular
viene a demostrar que aquella facción redunda, a la larga, en
beneficio de la comunidad toda, porque se logra la cohesión por
un camino inusitado.

LA 6ª LÍNEA: nos habla de la unión de los hombres


fuera de la ciudad, y el oráculo dice que, en ese caso,
no habrá ocasión para arrepentimiento.
Se sugiere aquí una unión puramente circunstancial entre los
hombres, como puede serlo la unión para una empresa
determinada, lo cual implica algo exterior a la idea de
comunidad propiamente dicha. En cuanto unión, pues, no habrá
ocasión para arrepentirse. Este arrepentimiento —o, en su caso,
la buena fortuna— dependerá del fracaso o el éxito de la
empresa de que se trate.
NOTA
(1) Mateo, 18-19/20.

14. TA-YU / LA POSESIÓN, EL POSEER

Si en T´UNG-JEN el elemento débil reunía a los fuertes y su sola


presencia desde la segunda línea, les daba cohesión, en el
siguiente hexagrama, (número 14, TA-YU), ocupará la regencia.
En efecto, en este signo (arriba, fuego, abajo, cielo), existe una
única línea yin en medio de todos trazos yang, ocupando el
quinto puesto del hexagrama. Se trata de la plena posesión, por
parte de lo débil, de todos los demás trazos fuertes. Por ello el
signo se llama "La Posesión", aludiéndose a la posesión de la
cantidad, de la fuerza, de la abundancia de bienes.

Así deberán ser nuestra mente y nuestro cuerpo en el hexagrama


de nuestro ser: la mente deberá ocupar la regencia y deberá
poseer a nuestro cuerpo. Deberá poseer y dirigir nuestra fuerza,
nuestros miembros y energía. Las imágenes que lo integran se
refieren a un sol (fuego) en lo alto del cielo. En este tiempo, todas
las cosas son vistas con una claridad excepcional, y además, todo
sale a la luz del día y todo se manifiesta. Todas las cosas
adquieren sus reales proporciones. Es el tiempo de lo sensorial,
de la sensatez, del comercio y del principio de realidad. Es época
de empresas. A este tiempo se refiere en repetidos pasajes el
Evangelio cuando Jesús dice que no existe nada oculto que no
haya de ser manifestado y nada escondido que no haya de salir
a la luz. (1) Asimismo, cuando anuncia a sus discípulos que en
adelante ya no les hablará en parábolas, sino literalmente. (2)

El sujeto de la 5a línea, en torno al cual se reúne el resto, posee


excepcionales dotes de nobleza, magnanimidad y desinterés.

LA 1ª LÍNEA: nos dice que toda posesión, en sí misma,


no es ni buena ni mala. Todo depende de aquello que
hagamos con ella.
Los bienes o el poder, en sí mismos, no constituyen más que
medios para ser usados por un sujeto. En sí mismos, son neutros;
no poseen maldad ni bondad. Todo dependerá de lo que
hagamos con los mismos, es decir, con su uso. Nuestra
personalidad e inclinaciones se revelan, más bien, a través de los
bienes y del poder.

LA 2ª LÍNEA: nos presenta un gran carro apto para ser


cargado, y el oráculo agrega que deberá cargarse
comenzando por el centro.
He aquí la capacidad para poseer. Se dice que la capacidad
para poseer es semejante a un gran carro apto para ser cargado.
Hay gente que carece de bienes, no por incompetencia para
adquirirlos ni por austeridad, sino sencillamente porque carece de
capacidad para poseer. Pueden producir bienes para otros, y
pueden dar a otros sus bienes, pero no pueden cargarlos ellos
mismos. Esto es válido tanto para los bienes materiales cuanto
para los bienes espirituales. Es, tal vez, la circunstancia que le ha
hecho decir a Jesús que al que tiene, se le dará, y al que no tiene,
aun eso que parece que tiene, se le quitará. (3) También dice el
oráculo que el carro debe ser cargado comenzando por el centro.
Esto sugiere que debemos colmar la capacidad de poseer,
comenzando con aquellas cosas fundamentales que nos nutren
verdaderamente, que nos dan peso y nos afirman en nuestro
propio centro de gravedad, para no caer. Un carro cargado en
demasía por uno de sus bordes puede derrumbarse.

LA 3ª LÍNEA: ofrece la imagen de un príncipe


realizando una ofrenda a la Divinidad de su creencia.
El oráculo agrega: un hombre pequeño no podría
hacerlo y se perjudicaría.
La abundancia de bienes pone a prueba al hombre grande y al
hombre pequeño. Mientras el hombre grande realiza una ofrenda
con aquella abundancia, al hombre pequeño más bien le es una
carga. El sentido cósmico (último) de la posesión de abundantes
bienes es poder ofrendarlos, pues todo lo que se posee, fue
recibido, y aquello que es recibido deberá ser entregado
finalmente. La lámpara eléctrica no podría apartar para sí parte
de la energía que recibe, sino que deberá entregarla toda. Lo
mismo pasa con el corazón: recibe un caudal de sangre y debe
entregarlo. Hombre, lámpara y corazón somos meros
intermediarios. Es misión mejorar aquello que recibimos, para que
nuestra existencia tenga algún sentido y alguna significación
valiosa. Más allá del tener o no tener, del poseer o no poseer, se
encuentra la gran cuestión del servir o no servir.

LA 4ª LÍNEA: nos insta a mantener los bienes bajo


control para evitar el error.
Que los bienes no nos controlen a nosotros, sino al revés, que
nosotros hagamos con ellos lo que realmente queramos, es la idea
de esta línea.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al sujeto ostentando una


dignidad apropiada como condición de su buena
suerte.
En este tiempo de la Posesión de lo Grande, todo poder, toda
riqueza y todo don provienen de lo Alto, y constituyen una misión,
mas que una contingencia azarosa. Por dicha razón una cierta
dignidad exterior es esencial al modo de recibir y al modo de dar
aquello que se ha recibido. La semejanza con la figura de Jesús
es, aquí, insoslayable.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra al sujeto siendo bendecido


desde el Cielo. Extraordinaria ventura, agrega el
oráculo.
Confucio, citado por Wilhelm, dice que bendecir significa ayudar,
y esto viene a ser una exhortación al que posee para que haga
honor a la ayuda recibida desde el Cielo y ayude a su vez a
quien lo necesite.
Existe una correspondencia entre la línea 2ª. (un gran carro para
cargarlo), como fundamento físico o fáustico, digamos, de la
posesión, y la línea 5a, que es el vacío que atrae a los hombres,
la línea partida que logra —ella sola— mantener unidos a los
restantes cinco trazos fuertes.

He aquí que la parábola de la Posesión de lo Grande, que es,


simultáneamente, una gran capacidad, un gran carro vacío y, a
la vez, una bendición del cielo, se asienta, para poder ser eficaz,
como todo lo creativo (líneas enteras), en una debilidad, en una
línea partida. Esto recuerda la afirmación de Pablo de Tarso, que
decía que tenía un aguijón en su carne”. (4)
NOTAS
(1) Mateo 10-26 y Marcos 4-22.
(2) Juan, 16-25.
(3) Mateo, 13-12, Marcos, 4-25 y lucas, 8-18.
(4) 2 Corintios, 12-7.

15. CH´IEN / LA MODESTIA, LA HUMILDAD

En el hombre superior, la posesión de algo que implique


grandeza y plenitud trae aparejado un sentimiento de modestia
que la perfecciona. De tal manera, más grande y más plena será
la posesión cuanto más modesta y más humilde sea.
El hexagrama número 15, La Modestia, "CH'IEN", está
compuesto por los trigramas que simbolizan tierra, arriba, y
montaña, abajo, de modo que existe en el tercer puesto un único
trazo entero, yang, rodeado de cinco trazos partidos, yin.

La tierra se encumbra en lo alto, mientras que la montaña se


abaja: esas son las imágenes que hacen a la economía de este
tiempo. Hay algo de más que debe recortarse y existe algo de
menos que es necesario colmar. Es este tiempo, un tiempo de
justicia, de equidad. "Todo valle se rellenará, y se bajará todo
monte y collado", dice Jesús en el Evangelio de Lucas (1), frase
tomada a su vez del profeta Isaías. (2) También dice el Evangelio:
"... Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se
humilla, será enaltecido". (3) LA 1ª LÍNEA: nos dice que la
modestia y la sencillez facilitan las empresas.
A tal punto es esto cierto, que los lugares, las ropas y los
instrumentos de trabajo, en todas partes del mundo, compiten en
sencillez. Todo lo inmodesto, como todo lo complicado o lo
rebuscado, en realidad, entorpece el cumplimiento de cualquier
finalidad, así en el orden material cuanto en el espiritual. Un
hombre estará mejor preparado para cualquier faena, sea de la
índole que fuere, cuando se haya desprendido de todo accesorio
que revele inmodestia o ausencia de sencillez. Por otra parte, un
estilo rebuscado o excesivamente florido suele ocultar un vacío de
contenido.

LA 2ª LÍNEA: augura buena ventura a aquel que no


sólo es modesto interiormente, sino también
exteriormente.
La modestia, así como todas las virtudes y todos los contenidos
psíquicos, son aconteceres esencialmente interiores. Cuando se
manifiestan exteriormente, puede decirse que han llegado a su
culminación dentro del orden natural. Tan inútil es una virtud que
no se manifiesta como la manifestación exterior de una virtud
inexistente. La acción virtuosa debe manar del corazón lleno,
como el agua rebalsa el recipiente que la contiene.
LA 3ª LÍNEA: nos muestra a un hombre superior de
reconocidos méritos, ostentando una gran humildad.
Todo el mundo se le someterá voluntariamente, dice el
oráculo.
En verdad le es difícil mantener la virtud de la modestia y de la
humildad a aquel que ha logrado un reconocido éxito en la vida.
La humildad y la modestia ayudan a ascender, pero son frágiles
en la cumbre y raramente son mantenidas luego del éxito. La línea
habla de un hombre superior que no actúa de esa manera, y he
aquí que su personalidad parece magnetizarse de tal modo que
todos a su alrededor se le someten voluntariamente.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que, en medio de una


acción ventajosa para sí, exterioriza la más noble
modestia.
Esta estructura interior se presenta cada vez que estamos en
medio de una situación muy ventajosa para nosotros y
enfrentamos dos alternativas, a saber: o caemos en la jactancia o
nos acorazamos en modestia. Ser modestos en medio del triunfo,
y no ceder ante la tentación del exhibicionismo o la revancha, es
la exhortación de esta línea.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que, pudiendo hacerse


obedecer por medios coactivos, acude, no obstante, a
la persuasión y al acuerdo.
La modestia y la sencillez se ponen a prueba muchas veces
cuando es menester actuar con decisión y energía. Esto diferencia
a la virtud, de la debilidad disfrazada de tolerancia y de la
indolencia bonachona.

LA 6ª LÍNEA: corona el hexagrama mostrándonos la


imagen de alguien que pone en marcha sus ejércitos,
pero solamente para castigar su propia ciudad y su
propio país.
Cuando el humilde de corazón debe apelar a la violencia por ser
ello absolutamente necesario, es el primero en sufrirla. Por otra
parte, y en otro orden de ideas, el sencillo y modesto es
permanentemente objeto de autocrítica en su conducta.
NOTAS
(1) Lucas 3-5.
(2) Isaías 40-4.
(3) Lucas 18-14.

16. YÜ / EL ENTUSIASMO

La grandeza y la modestia son antecedentes del entusiasmo. Se


diría que el entusiasmo es la natural exteriorización de ambos
signos, de suyo, pasivos. Con el Entusiasmo se genera un
movimiento que compromete por igual a la Grandeza y a la
Modestia, como si, por así decirlo, éstas se decidieran a actuar.
El signo Nro. 16 está compuesto por los trigramas que
representan trueno, arriba, y tierra, abajo. Es el trueno sobre la
tierra, esto es, el sonido y el movimiento como expresión de un
fenómeno natural, incontenible y no sujeto a la voluntad humana.
Su nombre es "YÜ".

En otro registro totalmente distinto, es el rey David bailando de


alegría frente al Tabernáculo de su Dios. Se trata de la
exteriorización de una alegría y una felicidad sustanciales, no de
un mero esparcimiento. Una alegría cuyo movimiento proviene de
una energía cósmica elemental. (1) Cabe recordar que la palabra
“entusiasmo”, proviene de la griega “enthusiasmós”, que significa
“poseído por un dios”.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien exteriorizando placer y


satisfacción, celebrando anticipadamente algo. Esta
actitud trae desventura, anuncia el oráculo.
Esta estructura suele manifestarse en todos los órdenes de la vida,
y si bien no es fácil de conceptualizar, refleja un fenómeno
frecuente. La comunicación y divulgación de hechos futuros que
nos llenan de alegría, como un nombramiento que esperamos,
por ejemplo, o un proyecto en ciernes, etc., casi siempre
pareciera malograr lo que se espera, o al menos retrasarlo.

LA 2ª LÍNEA: indica buena fortuna para quien,


conteniendo su entusiasmo, permanece firme como
una roca.
Cuando el entusiasmo está ligado a alguna cosa todavía no
concretada, debe contenerse. Ningún cocinero abriría la puerta
del horno antes del tiempo indicado para el tipo de cocción que
está realizando. Por otra parte, la contención del entusiasmo que
sentimos siempre nos potencia. El entusiasmo, desde este punto de
vista, es una energía que podemos emplear.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien aparentemente


entusiasmado, pero que en realidad no hace más que
exteriorizar placer y satisfacción. Mala fortuna, dice el
oráculo.
El entusiasmo nos liga a lo invisible, como en el caso de la línea
anterior, y nos hace actuar en consecuencia con ello. El
entusiasmo es el movimiento acompasado y condicionado a lo
invisible, por ello es que se lo asimila exteriormente a la danza.
La danza es pura exteriorización de una medida y una
proporción en los movimientos y no una simple exteriorización
desacompasada de placer.

Quien se entusiasma en su acción (no cabe concebir al


entusiasmo sino en función de la acción) "baila", por así decirlo,
con el futuro que vislumbra, está sujeto, "ligado" a él. Si sus
movimientos se transformaran en mera exteriorización de placer,
ya no sería entusiasmo, y "perdería el paso".

LA 4ª LÍNEA: dice que grande es la armonía que


provoca en derredor quien se entusiasma. En
consecuencia, él se transforma en centro de unión.
Esta es la única línea entera del hexagrama, y el centro de este
tiempo. Es David, bailando delante del Tabernáculo y reuniendo
en torno a su pueblo.

LA 5ª LÍNEA: señala a alguien que, aún padeciendo de


una dolencia grave, no muere, porque la propia
enfermedad le sirve de sostén.
He aquí otro aspecto del entusiasmo: es tan fuerte la sugestión
que emana hacia el exterior (según lo vimos en la línea anterior) y
para el propio agente, en este caso, que en el supuesto de que el
entusiasmo recayera sobre una enfermedad, podemos estar
seguros de que ella se transformaría en un poderoso motivo para
seguir viviendo.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra a alguien que ha caído en un


entusiasmo exagerado. Podrá corregirse, dice el
oráculo.
El entusiasmo, don divino, se corresponde con un proceso
psicofísico en el cual interviene predominantemente la sugestión y
la intuición. Puede caer en excesos y, a su vez, puede corregirse.
NOTA
(1) La secuencia bíblica citada, corresponde a 1 Crónicas, 15-27/29.

17. SUI / EL SEGUIMIENTO, SEGUIR Y SER SEGUIDO

Pocas cosas son tan contagiosas como el entusiasmo. Por ello,


todo entusiasmo trae aparejado seguimiento. El signo que
consagra SUI, el número 17 de la serie, está integrado por los
trigramas: lago, arriba y trueno, abajo; es decir, alegría sobre
movimiento.

Así como la marea sube y después baja, del mismo modo, existen
tiempos en los cuales debemos tomar la iniciativa, y tiempos en
los cuales debemos aprender a dejarnos conducir. En éste último
tiempo, debemos entregarnos y dejarnos conducir como lo
hacemos a las puertas del sueño, o como lo hacemos respecto de
los instintos cuando a éstos les toca actuar su parte en la vida.
Muchas veces, detrás de una frigidez o de una impotencia, detrás
de un insomnio o de una neurosis, encontramos la ausencia de
esta estructura universal o la incapacidad para comprenderla y
para ejercerla, a su modo, en su tiempo, a su hora.

Cuando el movimiento y la serenidad (1) se unen, surge


seguimiento. Es similar al del cuerpo respecto de los pies, cuando
éstos ya han echado a andar.

LA 1ª LÍNEA: refiere que alguien está cambiando el


objeto de su búsqueda. El oráculo agrega que si el
sujeto va más allá de sus puertas para procurar
socios, no fallará.
El fenómeno del seguimiento significa trascender la persona más
allá de sí misma, una entrega de sí para, a su vez, recibir las
daciones de los demás. El oráculo muestra a alguien que está
cambiando el objeto de su búsqueda natural, que es él mismo o
sus propios intereses, y se dirige a los demás en procura de
socios.
Esta línea completa la gran lección que dejara el hexagrama
anterior, que hablaba del entusiasmo, de la alegría, del
movimiento y la danza. YÜ nos prepara para una trascendencia
mayor: hacia el orden cósmico, y hacia los demás.

LA 2ª LÍNEA: habla de alguien que, siguiendo a un


niño, debe dejar ir al hombre adulto. El oráculo
agrega que el sujeto no podrá acompañar a los dos al
mismo tiempo.
Todo seguimiento se realiza —querámoslo a no—, linealmente,
como la cadena de mandos en un ejército, en sentido rectilíneo.
Las relaciones sociales en las que existe este elemento universal
son personales, individuales, exclusivas y excluyentes, de manera
que se descarta la posibilidad de seguir a dos personas a la vez.
El Evangelio dice que no se puede servir a dos señores al mismo
tiempo. (2) Tal vez no seamos del todo concientes de que —en
otro registro— dos amigos de un tercero que son introducidos
entre sí suelen sentir recíprocamente cierto rechazo, el uno hacia
el otro, en un primer momento. La suposición de que dos amigos
nuestros que no se conocen pueden llegar a ser, a su vez, amigos
entre sí, no siempre resulta cierta.

LA 3ª LÍNEA: comienza mostrándose a alguien que,


contrariamente a lo que acontecía en la línea anterior,
sigue al hombre de edad y deja ir al niño, para luego
decirnos que es mediante el seguimiento como
encuentra uno aquello que busca.
Esta línea no sólo completa la idea anterior, sino que, además,
dice que el seguimiento es el modo natural de encontrar aquello
que buscamos. Esto quiere diferenciar aquello que buscamos
efectivamente, por un lado, de aquello que creemos buscar o que
creemos que depara la suerte, por el otro. La posición efectiva
que ocupamos en la cadena social, siempre, de alguna manera,
nos retrata, más allá del discurso que elaboramos concientemente
para los demás, o para nosotros mismos.

A partir de la próxima línea, comienza el oráculo a referirse (y lo


hará hasta el final del hexagrama), al sujeto pasivo del
Seguimiento, vale decir: a quien es seguido, al líder.
LA 4ª LÍNEA: Comienza describiendo a alguien que es
seguido por adherentes, y dice que, en principio, esto
es negativo. Pero a continuación, el oráculo se
pregunta: ¿si el sujeto fuese sincero, en qué error
podría caer?
El recibir adhesiones —máxime si son incondicionales— entraña
una carga para quien desee perseverar en la virtud, pues ello
puede desviarlo mediante falsos espejismos. Exige del sujeto una
gran responsabilidad, y excepcionales dotes personales.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra al dirigente en su situación


correcta: dice que, en verdad, él no sólo es sincero en
su papel, sino que, además, protege y fomenta todo lo
que es excelente.
Cuando se da el Seguimiento sustancialmente considerado, o sea,
en el profundo sentido del Libro de las Mutaciones, se tratará de
un fenómeno legítimo e incuestionable, tal como son todos los
fenómenos de la naturaleza. Esto implica una diferencia notable
respecto de la forma occidental de pensar, pues nosotros estamos
acostumbrados a considerar los fenómenos cósmicos tal como si
fuesen ideas, es decir, como si fuesen cosas contingentes, que
pueden ser o no ser, y todo nuestro mundo es, así, un mundo de
ideas.
En la naturaleza, en cambio, todo existe por necesidad. El líder
no deberá capitalizar en beneficio propio las adhesiones que
recibe, sino que sinceramente deberá creerse él mismo
instrumento del Destino. La estructura universal que se manifiesta a
través del fenómeno del seguimiento exige que, desde el punto de
vista del sujeto pasivo, esto es, desde el punto de vista de quien
es seguido, exista una sensación de estar obedeciendo un
mandato superior, y, desde el punto de vista de los sujetos
activos, exista un contagio, una atracción.

LA 6ª LÍNEA: describe al dirigente en la culminación de


su misión, presentando, a modo de un rey, sus
ofrendas a la Divinidad.
Para el Libro de los Cambios, todo verdadero liderazgo posee un
sentido trascendente de sacrificio, de abnegación y de misión,
culminando la secuencia a modo de ofrenda a la Divinidad. Se
entiende esto a efectos de lograr una elevación moral, tanto de
los seguidores, cuanto del propio líder.
NOTAS
(1) El lago, según lo visto, significa alegría y serenidad, y el trueno da idea
de movimiento.
(2) Lucas, 16-13.

18. KU / LAS LIMITACIONES HEREDADAS, LA


RESIGNIFICACIÓN DEL PASADO

El hexagrama número 18 es “KU”, que significa, literalmente, un


recipiente en el cual han proliferado gusanos. Los traductores lo
denominan "El Trabajo en lo echado a Perder" (Wilhelm),
"Decadencia" (Blofeld), "Fin de la Decadencia" (Gall),
"Destrucción" (Cordiglia), etc., y está compuesto por los
semisignos Montaña, arriba, y Viento, abajo. Nosotros preferimos
llamarlo "Las Limitaciones Heredadas" y también “La
Resignificación del Pasado”.

La idea que se nos sugiere, con la imagen del recipiente en el


cual han proliferado gusanos es, en primer lugar, la de un tiempo
perdido, un tiempo irrecuperable, una oportunidad
desaprovechada de ingerir un alimento, que luego se
descompone.

En segundo lugar, insinúa este hexagrama la idea de todas


aquellas circunstancias que nos limitan precisamente porque nos
han precedido, anteriores al nacimiento. Veamos: no somos
intemporales ni aespaciales; estamos ligados a nuestra geografía
y nuestro tiempo, del modo como lo está la figura a su fondo en el
que se halla inserta, o la palabra a su contexto. Ahora bien: hasta
dónde podemos considerarnos independientes de ese fondo o
circunstancia que nos constituye, condicionándonos y
limitándonos, es un tema que aquí se toca a través de las líneas
particulares, usándose la figura de un hijo que lucha por
enderezar los entuertos causados por sus progenitores.

Todo este hexagrama parece tratar sobre la forma de luchar


contra un destino adverso; la manera de recomponer elementos
fáusticos que, por descalabrados, son desfavorables, y cuyo
infortunio es debido a factores anteriores a nosotros, factores que
tendríamos que despreciar, pero que en modo alguno podemos,
porque sin ellos no seríamos nosotros mismos, "Si eres Hijo de
Dios, desciende de la cruz", decían a Jesús los que pasaban por
el Gólgota. Pero si Jesús hubiese evitado sufrir el suplicio, no
hubiera cumplido con su misión.

Como resultante virtual de aquellas ideas antecedentes, este


hexagrama acerca una tercera idea, que es la idea de "negocio".
KU también significa "negocios".
Todo negocio siempre surge sobre la base de una observación: la
del desaprovechamiento de algo que podría aprovecharse.
También surge junto con el propósito de recuperar un tiempo
perdido. De allí el apuro que rodea a todo negocio, la necesidad
de eficiencia y de eficacia.

Además, si bien todo negocio es observado comúnmente desde el


punto de vista del futuro (negocio es sinónimo de objetivo
concreto a realizarse en futuridad), a la luz de este hexagrama,
aparece desde el punto de vista del pasado que se propone
modificar. Todo negocio implica, así, una actitud también hacia el
pasado, una postura particular hacia aquello que fue, un ansia de
ampliar los límites impuestos por lo pasado a este presente en el
cual el negocio se concibe. Por supuesto que se trata aquí del
concepto más amplio imaginable de negocio, que comprende
todas las empresas de la vida humana.

LA 1ª. LÍNEA: narra la historia de un hijo luchando


contra las dificultades causadas por su padre, y que
entra en los negocios del mismo para enderezar las
cosas y evitar, así, que caiga vergüenza sobre su
nombre. El oráculo agrega que, habiendo un hijo que
continúe la gestión del padre difunto, no hay falta
alguna de éste.
Habiendo alguien que continúe los negocios del difunto, no puede
decirse que la gestión haya terminado y, por ende, no puede aún
juzgársela. Lo propio acontece con un par de estridencias
disonantes situadas en mitad de una melodía: su verdadero
sentido sólo podrá ser apreciado al finalizar la ejecución de la
partitura.

Esta línea aporta una visión de los conflictos intrapsíquicos tan


original como valiosa: es posible “re-significar” el pasado en
virtud del giro que demos a los acontecimientos futuros. El
pecador arrepentido adquiere más mérito que el que jamás ha
pecado. Es el “finale” lo que da significado a cualquier secuencia
temporal de aconteceres. El tiempo se lo lleva todo consigo,
menos el significado de lo pasado, que flota sobre él como el
surfista sobre la cresta de la ola.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a un hijo luchando por


rectificar las dificultades causadas por la madre.
El sentido general de esta línea sería, en principio, similar al de la
línea anterior, sólo que se trata aquí de errores o culpas más bien
debidas a omisión, blandura u obsecuencia.

LA 3ª. LÍNEA: muestra nuevamente a un hijo luchando


contra las dificultades causadas por su padre, de
manera que el comentario de la primera línea es válido aquí
también. Distingue, no obstante, esta línea de aquella el hecho de
que allí se trataba de una línea partida, en cambio, en este caso,
se trata de una entera. Toda alusión al destino, es decir, al
contenido de los tiempos cualificados, presenta una doble
vertiente: el punto de vista individual o del sujeto, y el punto de
vista supraindividual, que sería el punto de vista del destino o
razón de cada tiempo. Ambos puntos de vista deben coincidir en
los hechos. Por ello, tanto la línea primera como esta línea
tercera, tratan acerca del mismo fenómeno y la misma estructura
universal, mas el hecho de que la primera línea sea partida indica
que así aparece el fenómeno desde el punto de vista
supraindividual o del destino, en cambio, el hecho de que la
tercera línea sea entera dice que las cosas son así por voluntad
expresa del agente (punto de vista individual).

Un ejemplo aclarará la idea: la instauración de la democracia en


la vida institucional inglesa no fue debida a una revolución o a un
cambio violento, según ha acontecido en otros países, sino que
fue consecuencia de una lenta evolución. Esta lenta evolución
consistió en sucesivas concertaciones, coincidencias, o pactos
efectuados a través de la historia, por los diversos factores
políticos, de resultas de los cuales la corona fue cediendo uno a
uno sus derechos en favor del Parlamento. Pero ello sucedió sin
declinar jamás, formalmente, los principios filosóficos que la
hacían ostentadora de una soberanía que no parte del pueblo,
sino que es de origen divino.
Paralelamente, hoy es el Parlamento quien ostenta el poder,
ejerciéndolo en mérito a una soberanía que, en los hechos, parte
del pueblo que lo vota. Corona y Parlamento, pues, proclaman
puntos de vista opuestos acerca de una realidad política y social
en la cual, no obstante, coinciden plenamente.

LA 4ª LÍNEA: presenta a alguien considerando


indulgentemente lo echado a perder por su progenitor.
El oráculo dice que esto trae humillación.
He aquí alguien que por cobardía, debilidad u obsecuencia no se
atreve a modificar un pasado negativo, revalorizándolo en mérito
a acciones presentes, según lo viéramos en la primera línea. Se
trata de una de esas personas que declinan ser verdaderamente
sujetos de su destino para someterse al mismo como objetos
pasivos.

LA 5ª LÍNEA: nos muestra nuevamente a un hijo


luchando con las dificultades originadas por su
progenitor. El oráculo dice que él cosecha elogios.
Esta línea introduce un nuevo punto de vista en la consideración
del fenómeno de modificación del pasado por el presente: el de
los demás.
Cuando las acciones del agente y el destino, coinciden, los
terceros se adhieren con júbilo, pues están en presencia de la
legitimidad.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto como no estando al


servicio de reyes, príncipes ni superiores.
Evidentemente, aquel que trata con el pasado de la manera como
se ha visto en las líneas 1a, 2a, 3a y 5a, no ha de estar al
servicio de nadie, en el sentido de que él mismo ha de poseer un
sentido moral superior. Así son los creadores, los revolucionarios,
los inconformistas, los innovadores de todo el mundo. Son los
verdaderos sujetos de la historia, y aquellos que transforman las
costumbres, porque han llegado a ser verdaderos sujetos de sí
mismos.
NOTA
(1) Lo mismo puede decirse, por ejemplo, del hexagrama 17,4ª línea.

19. LIN / EL ACERCAMIENTO, EL AVANCE

LIN es traducido, en general, como Acercamiento y también como


Avance. Está compuesto por los trigramas tierra arriba y lago,
abajo, de modo que existen dos líneas enteras en la base del
hexagrama que tienden a desalojar, paulatinamente a todas las
demás líneas débiles.
Las seis líneas de este hexagrama tratan sobre distintos estadios
en que se concreta un avance cualquiera.

El sentido de este avance deberemos encontrarlo en el signo


siguiente, "La Contemplación", pues es su par reverso. Nos
acercamos a un objeto y esta acción nos aleja de la idea de
contemplación. Porque para contemplar, deberemos alejarnos.
LIN consagra la estructura contraria a la sentencia popular que
dice que "para ver el bosque, tengo que alejarme del bosque".
LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto, avanzando en
compañía, y el oráculo le augura buena suerte con la
única condición de que el avance se realice con
corrección.
Un avance en soledad supone gozar de una mayor
discrecionalidad en los propios actos. El avance en compañía, en
cambio, conlleva la existencia de un contralor que favorece la
objetividad en todo lo que hagamos. Puede decirse que si bien la
génesis de toda idea es siempre individual, es decir, es fruto de la
chispa de un solo hombre, su concreción, o sea, la empresa que
la hará factible, siempre será una tarea colectiva, una labor de
equipo. Aquí el oráculo relaciona todo avance con buena fortuna
al hecho de que sea en conjunto, es decir, que trascienda lo
individual para hacerse colectivo.

LA 2ª LÍNEA: muestra a un sujeto avanzando en


compañía del sujeto de la línea primera. Todo será
propicio, agrega el oráculo.
La imagen es la de dos sujetos que marchan conjuntamente en
pos de un propósito compartido. Podemos imaginar que se trata
del negocio del hexagrama anterior. Para el sujeto de la primera
línea, el iniciador, su perseverancia será colmada de buena
ventura. Habrá tenido que convencer a su socio de la
conveniencia del camino a seguir, suponemos. Para éste, en
cambio, son los acontecimientos mismos los que le aportan la
buena ventura. El primer sujeto toma sobre sí el riesgo, y es su
perseverancia la generadora de la buena suerte, porque actúa
conforme a las leyes del tiempo indicado. Para el segundo, en
cambio, todo lo que le acontece constituye una racha de buena
suerte, porque el ofrecimiento de su socio es un acontecimiento
más. Riesgo y perseverancia, por parte del primero, y simple
adhesión, por parte del segundo, pues, son los elementos que
tejen el destino de este tiempo, colmado de ventajas.

LA 3ª LÍNEA: muestra un avance confortable, un


avance que trae aparejada satisfacción. Esto es malo,
dice el oráculo. En cambio, la tristeza sufrida en medio
del avance alejará el mal, agrega.
Sentir satisfacción en medio del avance es siempre
contraproducente. Lo comprobamos a diario cuando, en medio de
un camino emprendido, resolvemos detenernos para mirar hacia
atrás y gozar anticipadamente del esfuerzo realizado. Esto
siempre produce inconvenientes, pues el retomar la marcha se
hará más difícil, o nos podrá pasar lo que a la famosa liebre de
La Fontaine, que termina perdiendo la carrera iniciada con la
tortuga.

En cambio, el dolor o la tristeza sufridos en plena marcha


parecieran cimentar la sensación de una satisfacción más plena
luego de alcanzado el objeto de la misma. Los que han
alcanzado el éxito, de alguna manera, se solazan recordando
todos los infortunios que han debido sobrellevar para alcanzarlo.
Esta estructura consagrada en la tercera línea indica que las
dificultades son beneficiosas para todo avance firme y legítimo,
en este estadio de la secuencia.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien avanzando a toda


velocidad. Sin defecto, dice el oráculo. Es como debe
ser, se agrega.
En todo trayecto existe un estadio, que el oráculo invita (como a
todos) a identificar. En este caso, se trata de una suerte de
pendiente que nos hace avanzar a toda velocidad. Detenerse
aquí sería nefasto. Este punto en la curva de crecimiento de todo
lo que está sometido a las leyes del tiempo, desde un vegetal
hasta una empresa comercial, existe siempre.

LA 5ª LÍNEA: muestra un avance en dirección de la


sabiduría. El oráculo le augura buena fortuna.
En verdad se trata de un progreso, más que un avance; un paso
dado en dirección de lo cualitativo, más que en lo cuantitativo. Un
progreso que compromete la personalidad total del sujeto, antes
que un hacer determinado. En la vida de los negocios, este
estadio corresponde al tiempo en que es necesario no poner el
acento tanto en el crecimiento de la empresa cuanto en la
eficiencia y la racionalización.

En el aspecto biológico de la vida humana, se trata del tránsito


entre la adolescencia y la juventud, donde el crecimiento
vegetativo es relativamente frenado por la aparición de otras
dimensiones en las que se realizará de allí en más el crecimiento,
esto es: la esfera emocional, intelectual, etc.

LA 6ª LÍNEA: nos dice que, en el último estadio de todo


trayecto, se impone un acercamiento magnánimo,
generoso.
Al llegar a la meta, deberemos detenernos, pero ¿cómo?
Magnánimamente, dice el oráculo, lo cual quiere decir con
espíritu de servicio, tratando de hacer confluir los objetivos que
nos guían, con los de los demás. Los abuelos portadores de vidas
ricas y prolíficas, saben mucho de esa actitud de entrega que no
implica en absoluto pérdida de identidad, sino el aprendizaje de
vivir “en los demás”, una de las cualidades más altas del amor.

20. KUAN / LA CONTEMPLACIÓN

Todo lo que se hace notorio, es objeto de contemplación. Así es


que a "LIN" le sucede "KUAN", el hexagrama número 20,
denominado "La Contemplación". Su estructura está compuesta
por el trigrama viento, arriba, y tierra, abajo, y su aspecto
general se asemeja a una atalaya, un mirador.

KUAN habla de un contemplar que se diferencia, en primer lugar,


de la observación a la que estamos acostumbrados. Contemplar
no es observar. La contemplación carece de intereses específicos
y proporciona una visión totalizadora y subjetiva. La observación,
en cambio, posee siempre un interés determinado; se trata de una
actividad, es decir, entraña una actitud activa ante la realidad.
Etimológicamente, ambas palabras, "observar" y "contemplar",
derivan de vocablos latinos. "Observar" deriva de la palabra
latina "ob", que significa "por" y "ante", y de "servare", que
significa "guardar" y también "tomar". La observación es, así,
una actitud activa frente a la realidad, una visión específica e
interesada, que permite tomar algo de aquello que tenemos
delante.
"Contemplar", en cambio, deriva de "contemplari", y este
vocablo, a su vez, de "templum", antecedente de la palabra
"templo". "Templum" significaba originariamente, en Roma, un
espacio abierto para observación.

La postura del Libro de las Mutaciones consiste aquí en afirmar


que toda contemplación desprejuiciada y carente de intereses
específicos, nos hace ver cierta santidad en la vida que nos
rodea, y cierta unción ritual en todos los movimientos del universo
cósmico, aún en los más mínimos menesteres.

En segundo lugar, KUAN habla de un contemplarnos a nosotros


mismos, de una profunda introspección, que aporta sabiduría y
nos hace crecer interiormente. Se trata de la misma idea
contenida en la máxima socrática: "Conócete a ti mismo".

LA 1ª LÍNEA: muestra a un niño observando. El oráculo


dice que para un noble, esa forma de mirar sería
humillante.
Debemos contemplar la realidad con actitud adulta, y no influidos
por lo que deseamos. El niño se cree a sí mismo centro del
universo y concibe todo lo que le rodea en función de sus propias
urgencias circunstanciales. Hay gente adulta que permanece en
esa actitud toda la vida, y en lugar de superarla, sólo intenta
disfrazarla a los ojos de los demás. Esto es humillante, dice el
oráculo.

LA 2ª LÍNEA: muestra un contemplar a través del


resquicio de una puerta. El oráculo dice que es
asimismo censurable.
Las cosas todas de la realidad deben contemplarse de frente y sin
cortapisa ninguna. Esto implica un compromiso franco y total con
lo contemplado y, a la vez, una visión panorámica que permite
verlo todo en sus debidas proporciones. La visión a través del
resquicio de una puerta significa una visión a hurtadillas, un
querer ver sin ser visto. Esto es humillante para el hombre
superior.

La línea se refiere tangencialmente a la diferencia entre


información y chisme. El chismoso no da la cara y obtiene una
información falsa por lo parcial. Sólo una correcta postura frente
al objeto nos conducirá al correcto conocimiento.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien que contempla su


propia vida con el fin de decidir sobre si debe avanzar
en aquello que ha emprendido o, de lo contrario, debe
retirarse. Esta conducta es juzgada por el oráculo
como correcta.
Todo el Libro de las Mutaciones es una exhortación a que vivamos
con un compromiso total, es decir, a que nos comprometamos en
todo lo que hagamos, de tal manera que podamos vivir
"inventando" en cada momento la vida, en cuanto ésta es
expresión particular nuestra. Así lo hacen el grillo y la cigarra, y
todos los seres de la creación, que celebran la existencia, cada
cual a su modo.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien contemplando un


reino. El oráculo agrega que, de acuerdo a su
naturaleza, convendrá al sujeto procurar ser huésped
del rey.
La imagen de alguien contemplando un reino sugiere la
capacidad para ver las cosas, los seres, las acciones, no
solamente en sus debidas proporciones, sino además, y muy
especialmente, en sus debidas jerarquías de valor. Esto sugiere la
posibilidad de juzgar moralmente al objeto contemplado. Mas la
posibilidad es rechazada por el oráculo, quien insta a
comportarnos “como huéspedes” del rey.

Sólo el que está libre de pecado puede arrojar la primera piedra,


dice el Evangelio (1): Y ¿quién está libre de pecado sino Dios
mismo? Todo juzgamiento, toda acción de juzgar al prójimo,
posee un sedimento último de flagrante ilegitimidad. Por dicha
razón, las legislaciones más evolucionadas entregan la
responsabilidad última de todo tribunal a un jurado o cuerpo
indiscriminado de ciudadanos convocados al efecto, así también
como conciben las penas mismas como defensa social antes que
como verdadero castigo. "No juzguéis, y no seréis juzgados",
dice el Evangelio,"... porque con la misma medida con que
medís, os volverán a medir". (2) LA 5ª LÍNEA: muestra a un
hombre contemplando su propia vida, a lo cual se
agrega que el noble estará libre de fallas.
Aquí se trata de una contemplación de la propia vida en relación
al aspecto externo, social, objetivo de la propia conducta. Esto
recuerda a aquel antiguo dicho de que "no basta ser honesto,
sino que, además, hay que parecerlo". Cuando contemplamos
nuestra conducta, debemos incluir necesariamente la cuestión de
la visión que los demás puedan recibir de ella. Esto se refiere a la
objetividad como criterio, y también sugiere el escándalo.

En la versión de Legge se incluye otro aditamento, que dice: "un


hombre superior caerá, de esta forma, en el error", lo cual
nosotros interpretamos como que un hombre, aun siendo superior,
se verá acechado de todos modos por el error, porque una de las
cosas más difíciles en la vida es contemplar con verdadera
objetividad. (3) LA 6ª LÍNEA: muestra al hombre superior
contemplando su vida en hondo recogimiento.
Por su carácter y posición, interpretamos que cuando la
contemplación se espiritualiza al máximo, podemos decir que
examinando la propia vida, contemplamos, al mismo tiempo, al
mundo entero.
NOTAS
(1) Juan 8-7.
(2) Lucas 6/37-38, y también Mateo, 7-1
(3) En realidad, la moderna Física Cuántica ha demostrado que la absoluta
objetividad es imposible, pues a nivel subatómico, la observación de un
agente incide sobre lo observado.

21. SHIH-HO / LA MORDEDURA TAJANTE, LA


CONDUCTA DE CHOQUE

El hexagrama número 21 es "SHIH-HO" y da idea de una


mordedura. Está formado por el trigrama LI, arriba, y KEN, abajo,
y su aspecto general es el de unas fauces abiertas con un
obstáculo en el medio, que incita a ambos maxilares a unirse
violentamente a fin de eliminarlo.

En realidad, la idea que sugiere este hexagrama podría ser


definida como "los semejantes en oposición", de la cual se
desgranan varias situaciones que para la mentalidad corriente
serían incompatibles entre sí. Pero como sabemos, el Libro de los
Cambios postula que por detrás de grandes grupos de fenómenos
subyace un puñado de estructuras universales.

En primer lugar, los elementos semejantes situados en oposición,


son llamados a unirse. Pero esa unión no será una fusión entre
ambos, sino que será un encuentro, un choque destinado a
repetirse. De aquí se deducen la idea de morder, y también la
idea de comerciar. En la mordedura, se produce la unión
relativamente violenta de ambos maxilares, de resultas de la cual
un obstáculo será eliminado. En el mercado, asimismo, se
produce el encuentro (relativamente violento o tenso) entre ambos
elementos semejantes en oposición -comprador y vendedor, el que
oferta y el que demanda-, encuentro de resultas del cual, siempre
queda eliminado un tercer competidor.

Por otra parte, el choque de la mordedura produce el acto de


devorar, así como por efecto del comercio siempre se produce un
enriquecimiento, un lucro, relacionado con el empobrecimiento o
pérdida de aquellos que han quedado fuera del proceso de
encuentro. Comerciar es, desde cierto punto de vista analógico,
también un acto de devorar. También los obstáculos en la
naturaleza se eliminan violentamente por la acción del choque
entre elementos opuestos destinados a unirse, como por ejemplo,
los terremotos, la erupción de los volcanes, las inundaciones, etc.

Finalmente, digamos que el proceso penal también posee como


trasfondo aquella idea general de semejantes en oposición que
producen la eliminación de un obstáculo. Veamos: El que
llamamos "marginado social", en realidad, se margina respecto
de la organización social que acomoda y regula el proceso de
continua unión de opuestos (familia, educación, comercio, cultura,
etc.) En la medida que el marginado se coloque entre ambos
opuestos, como se visualiza en este hexagrama (1) será un
obstáculo y merecerá castigo. Sería la imagen del delincuente.

LA 1ª LÍNEA: nos muestra la imagen de alguien que no


puede andar porque se lo impide un cepo o cadenas
que mantienen sujetos sus pies.
He aquí la acción del obstáculo: impedir que los elementos
semejantes situados en oposición —en este caso, los pies—,
puedan andar. Este cepo por un lado y el delincuente por el otro
guardan entre sí una relación analógica, pues el delincuente
también, al igual que el instrumento de tortura, en cierta medida
se interpone en la dinámica social.

LA 2a LÍNEA: presenta la imagen de alguien


mordiendo carne tan tierna, que por efecto de la
dentellada llega a hundírsele la nariz en ella.
Todo castigo debe ser proporcionado y debe evitar caer en
excesos. La desproporción del castigo, no sólo desnaturaliza la
pena, sino que obnubila el sentido de quien lo ejecuta.

LA 3a LÍNEA: nos muestra a alguien que muerde carne


seca y descompuesta. Sufrirá una humillación
semejante a la de quien come podredumbre.
Se refiere esta imagen a quien, asumiendo el papel de
castigador, no posee suficiente autoridad ni fuerza necesarias
para cumplir con su cometido. En este caso, más le hubiera valido
abstenerse de intentar ejecutar el castigo.
En otro orden de ideas, pero manifestando la misma estructura
que aparece en este hexagrama, el Evangelio de Lucas pone en
boca de Jesús la misma enseñanza. Dice, en efecto, "¿quién de
vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y
calcula los gastos a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pudiendo
concluirla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,
diciendo: este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar".
(2) LA 4ª LÍNEA: nos muestra al sujeto mordiendo carne
seca y cartilaginosa, y, en su dentellada, topándose
con la punta metálica de una flecha encerrada en ella.
La imagen sugiere que la carne mordida posee cartílagos, vale
decir, una estructura sólida. Esto quiere decir que la punición que
se intenta, en este caso, se topará con la resistencia de
organizaciones más que de individuos. El oráculo agrega que
también se encontrará —quien muerde— con una punta de flecha
encerrada en la carne; esto es: con resistencia y, tal vez, lucha.

LA 5ª LÍNEA: describe al sujeto mordiendo carne


fibrosa y seca y encontrando una moneda de oro en
ella. Será correcto, dice el oráculo.
A veces debemos tomar decisiones dolorosas, aunque correctas.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un hombre con su cabeza


metida en un cepo, de tal modo que en él desaparecen
sus orejas. "Desventura", agrega el oráculo.
Esta imagen sugiere empecinamiento. El empecinamiento consiste
en un cebarse con saña, acompañado de obnubilación de los
sentidos. Encontramos esta estructura en la acción de machacar
—casi imperceptible a menudo— de cada dentellada. En el gesto
que adivinamos detrás del acto de comer del sujeto carnívoro.

Está presente también -en aquel gesto-esa expresión que ilumina


de pronto el rostro del comerciante que cuenta su dinero al final
de su jornada. Difícil de expresar en palabras. Apenas un sutil
regodeo, un rictus en los labios, una mirada hipnótica sobre los
billetes que apila o la ganancia que calcula.
NOTA
(1) Según se verá en el hexagrama 27, dedicado a la alimentación, el
hexagrama integrado por todas líneas partidas, salvo la primera y la última,
es imagen de una boca abierta. En el presente hexagrama, la línea cuarta es
entera, de manera que se interpreta como un obstáculo interpuesto entre las
fauces.
(2) Lucas, 14-28/30.

22. PI / LO AGRACIADO, EL ADORNO

A SHIH-HO le sucede PI, el hexagrama número 22, consagrado a


"La Gracia, Lo Agraciado" (Wilhelm), "La Apariencia" (Gall), "La
Elegancia" (Blofeld), "Adornar" (Cordiglia), pudiendo decirse, en
general, que se refiere a la exaltación de las formas.
Está constituido por los trigramas "KEN", arriba, y "LI", abajo, de
manera que la imagen que desarrolla es la de una montaña,
iluminada por un fuego que se encuentra en su base.

La luz que ilumina los objetos es la responsable de la exaltación


de las formas naturales, y también de su exageración, de su
ocultamiento o de su desfiguración. Todo depende del ángulo
desde el cual se ilumine la cosa. Las imágenes del hexagrama
sugieren esa idea al colocarse el fuego por debajo de la
montaña, en su base, lo que seguramente le dará una apariencia
distinta a la que tendría, por ejemplo, si fuere iluminada desde
arriba, desde un costado, o desde lejos.

Este fenómeno influye, indudablemente, en la percepción de la


realidad y en los juicios que podamos elaborar acerca de ella.
Las formas que aparecen ante nosotros están más ligadas a la luz
que se arroja que a la realidad de aquello que se pretende ver.
Por ello, al decidir sobre cuestiones importantes, es conveniente
analizar las mismas desde diversos puntos de vista, pero,
además, teniendo en cuenta los diversos ángulos desde donde
proviene aquello que las hace patentes, porque las cosas sólo son
visibles por contraste con otras.

LA 1ª LÍNEA: proporciona la imagen de alguien que


abandona el carruaje en el que viaja, para proseguir
su marcha a pie.
He aquí alguien que, exhibiendo una actitud extremadamente
austera, encuentra más valioso para sí marchar sobre sus propios
pies que utilizar las comodidades de un carruaje. Nos recuerda la
anécdota del filósofo griego Diógenes que, observando a un niño
beber agua de un río ahuecando sus manos, repara en la
inutilidad de acarrear un utensilio para ello, y se desprende del
jarro que cuelga de su sayal.

A la luz del carruaje, los pies aparecen revalorizados, así como


frente a un jarro para beber, la gracia de las manos haciendo
hueco, hace su aparición. Es ley primera de la percepción, el que
las cosas se echan luz unas sobre otras, al modo del fenómeno
fondo/figura, porque sólo se percibe lo distinto. No quedarnos
con el concepto de las cosas, sino hurgar en ellas en busca de sus
secretas formas, bellas y útiles como diamantes, parece ser la
lección de esta posición.

LA 2a LÍNEA: muestra a alguien acicalando su barba.


La forma natural puede ser distorsionada, exaltada, ocultada o
disimulada artificialmente mediante manipulación expresa. Se
trata del afeite, como en el caso de la imagen de esta línea, y
también se trata de la retórica, de las formas sociales, de la
etiqueta, etc. En el orden jurídico, se trata del procedimiento, es
decir, de las formas o formulismos que acompañan a los actos
procesales. A primera vista pareciera impropio incluir a los
procedimientos judiciales en esta categoría de fenómenos, pues
toda formalidad jurídica se establece con fines de ordenación de
la administración de justicia, algo aparentemente más
trascendente que una mera forma. Pero en la práctica tribunalicia,
los que a diario tratan con los procedimientos judiciales lo utilizan
ciertamente para disimular, exaltar o distorsionar hechos naturales
de un modo no muy diferente al del sujeto de esta línea respecto
de su barba.

En verdad, el mundo que nos rodea, éste que llamamos


genéricamente occidental, moderno o tecnológico, asiste, desde
hace mucho, al imperialismo de la publicidad, que distorsiona
todo lo que existe en derredor, no con argumentaciones, sino con
simples trucos. De tal manera, la ubicación y el reconocimiento de
las formas genuinas que trasuntan los objetos de la realidad toda
se hace cada día más difícil. Esta sería la advertencia de esta
línea.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien cubierto de muchos


adornos. El oráculo advierte que su rectitud deberá ser
perseverante y firme hasta el final para evitar la mala
ventura.
En verdad, la abundancia de adornos externos constituye una
fuente de compromisos y obligaciones respecto de la imagen que
esos adornos le imponen al sujeto. Son, por tanto, una carga más
que una facilidad. Así, distinguimos entre el elemento que se
limita a resaltar una forma natural, del adorno propiamente dicho,
al que se refiere esta línea, que es en verdad siempre un cuerpo
extraño.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a un caballo blanco que


viene del cielo. El oráculo agrega que no se trata de un
bandido, sino de alguien que se acerca con intenciones
matrimoniales.
Aquí se trata de otro tipo de gracia que no es mero adorno, ni
tampoco proviene de la cosa agraciada. La línea se refiere al tipo
de gracia que conduce al matrimonio, refiriéndose con ello a la
pureza, al candor agraciado que aparece, de pronto, tan mágico
como un caballo blanco proveniente del cielo. Es aquello que
produce la sensación de amor como arrobamiento y que proviene
de lo absoluto, de lo trascendente.
LA 5ª LÍNEA: nos presenta dos imágenes: por un lado,
la de bellos jardines y colinas, y por el otro, la
pobreza del sayal con que se viste el sujeto que pasea
por aquellos contornos. El oráculo dice: humillación y
finalmente buena ventura.
La gracia de la forma, en sí misma, nada tiene que ver con otros
valores como la grandeza, o la pobreza, y ni aún con la propia
belleza o fealdad. Grandes artistas —Goya, entre ellos, como
también cineastas de renombre— han llegado a emocionar
mostrando la gracia de las formas que emanan de las imágenes
más sórdidas y horripilantes. Del mismo modo, existen personas
poco favorecidas en su fisonomía que resultan extremadamente
agraciadas en su trato.

LA 6ª LÍNEA: nos muestra a alguien vestido únicamente


de blanco. El oráculo dice que no habrá error ninguno
que lo empañe.
La candidez, la sinceridad, la sencillez, son aliadas naturales de
la gracia de la forma. La gracia de la forma va más allá de todo
concepto de aditamento, pues es el propio "estilo" en que se
manifiestan las cosas todas del universo.

23. PO / LA DESINTEGRACIÓN, EL DETERIORO


Apagado el fuego que iluminaba la montaña desde su base, nos
encontramos con ella tal y cual es: un montículo de tierra sobre la
tierra, sujeto a erosión, y atado al destino inexorable que allanará
su cúspide. Esta es la imagen que nos acerca PO, el hexagrama
número 23, traducido como "La Desintegración" (Wilhelm),
"Despielamiento" (Blofeld), "Alerta" (Gall), "Resquebrajar"
(Cordiglia).

Está compuesto por los trigramas KEN arriba y K'UN, abajo, de


modo que, de acuerdo a la dinámica virtual a que están
sometidas las líneas de los hexagramas, vemos a los trazos
débiles, yin, avanzando hacia arriba, amenazando al único trazo
positivo, yang, que queda. Las líneas particulares tratan diversos
aspectos de un proceso de inexorable decadencia.

LA 1ª LÍNEA: presenta a alguien que, proponiéndose


destruir una cama, comienza por quebrar sus patas.
Un golpe en la armazón, en la estructura, así sea de una cama
como de un cuerpo político o un sistema económico, así se trate
de un sistema de reglas morales como de simples normas de
juego, produce un rápido desmoronamiento. Además, todo
derrumbe, toda destrucción, trae aparejado un nuevo contacto
con la realidad. En la imagen de esta línea, son las patas de la
cama el punto de contacto de toda la armazón con el suelo. Se
trata de encontrar —en todos los casos— un nuevo centro de
gravedad.

LA 2ª LÍNEA: muestra un segundo estadio en el proceso


de destrucción. Esta vez, se trata de la destrucción de
la armazón de la cama, hasta alcanzar todos los
puntos firmes del lecho.
El hombre que se supone está sobre el lecho y es el sujeto de esta
línea, ha quedado aislado y en una posición incómoda. Sobre
todo, encontrará una gran dificultad para levantarse del lecho. En
procesos similares, este segundo estadio marca la perplejidad en
que suele quedar el hombre, psicológicamente, frente a una
pérdida de apoyo a su alrededor.

LA 3ª LÍNEA: nos muestra el encuentro entre víctima y


victimarios, caracterizado por una sensación de
antagonismo y separación absolutos.
El tiempo de la Desintegración tiene su manifestación aquí, en el
campo de las relaciones humanas. Se trata de la soledad en su
máxima expresión, o sea, en medio de un ambiente hostil. Se
trata de la desintegración del afecto.

LA 4ª LÍNEA: muestra la culminación de la


Desintegración. Se dice que el sujeto destruyó el lecho
y se propone herir la propia piel de aquel que se
encuentra tendido.
Es notable el cambio de roles operado, pues hasta la línea tercera
el sujeto del hexagrama era la víctima; ahora es el victimario. Esto
sugiere que, en el ámbito intrapsíquico, todo proceso de agresión
se vivencia tanto pasiva como activamente. Por esa razón, en
muchos casos, el niño agredido busca agredir, y viceversa, el
niño agresor puede llegar más tarde a buscar ser agredido. Este
cambio de roles no es privativo de la infancia, sino que suele
darse durante toda la vida. A veces, no hay peor ama que
aquella que una vez fue sierva, ni peor opresor que el que alguna
vez fue oprimido.

LA 5ª LÍNEA: nos presenta dos imágenes: por un lado,


un cardumen de peces, y a continuación, favores que
llegan de parte de los allegados al rey.
Esta línea sugiere la aparición de ese especial estado de espíritu
que embarga al vencedor respecto del vencido, cuando en éste se
encuentra la nobleza, de la que el vencedor carece. Se trata de
un sentimiento de respeto que nace en el corazón de quien ya ha
triunfado y presiente la culminación de su tiempo. Esta estructura
universal fue captada muchas veces por la literatura cuando
describe el casamiento de los hijos de los vencedores con las hijas
de los vencidos.

LA 6ª LÍNEA: presenta tres imágenes: la primera


consiste en un fruto aún no comido, la segunda es la
de un noble que obtiene un carruaje. En la tercera se
ve a gente vulgar destruyendo sus propias casas.
En esta última línea, el Libro de las Mutaciones describe las tres
actitudes que pueden adoptarse frente a este tiempo de
Destrucción. La primera es la de aguardar a que el tiempo pase,
en la convicción de que todo tiempo acaba y todas las situaciones
son cíclicas. Así lo sugiere el fruto aún no comido. La segunda
actitud es la de huir del lugar en que se sufre la desventura en la
convicción de que cualquier planteo de ventura o de desventura
no es una cadena lógica de situaciones sino que todos los
fenómenos que intervienen son manifestación de destinos ocultos y
complejos, en los cuales el lugar geográfico juega su papel.
Mudando de lugar geográfico, pues, cambiará algún aspecto de
la situación, de alguna manera o de otra. Esa actitud está
sugerida en la obtención, por parte del sujeto, de un carruaje.
En cuanto a la tercera actitud, es la del hombre vulgar. Considera
al destino como fatal e irreversible. Palabras como "siempre",
"nunca", "absoluto", "infinito", se encuentran en su vocabulario y
en la constelación de sus pensamientos. Sólo le cabe, entonces, la
autoaniquilación, porque cree en su propia muerte. Ello está
sugerido en la tercera imagen, que muestra a la gente vulgar
quemando sus propias moradas.

24. FU / EL RETORNO, LA REAPARICIÓN, EL RENACER

Para el Libro de las Mutaciones, el carácter de absoluto que


puede tener la muerte, la aniquilación, se da sólo en el plano de
las ideas, es decir, tiene el mismo valor instrumental que los
signos. En otras palabras: la muerte, la desintegración, sólo sirve
como instrumento para pensar, pero carece, en rigor, de toda
realidad. Por ello es que todo lo que creemos muerto o
desintegrado siempre vuelve, a la manera del sol, que muere por
las noches y renace todas las mañanas, o como vuelven las
estaciones, todos los años. Los fenómenos, como tales pueden
acabar, aniquilarse, pero no puede ser objeto de destrucción
aquello que el fenómeno expresa, es decir aquello de lo cual el
fenómeno es manifestación, y que es invisible.

Cuando una melodía acaba, finaliza el sonido de las notas que la


ejecutan, pero la melodía en sí misma no puede morir. En rigor,
ella puede reaparecer, representada por distintos instrumentos.
Inclusive, puede ser tarareada. Por ello, a la Desintegración
sucede el signo "FU" (número 24), llamado también "El Tiempo
del Solsticio" y "El Retorno". Las líneas yang, desalojadas por
arriba, vuelven por abajo. Este hexagrama es la inversión exacta
del precedente: una línea entera penetra el conjunto de líneas yin,
por abajo.

Gran valor posee esta idea de retorno para el autoconocimiento,


porque es en nuestras constantes y repeticiones donde somos más
nosotros mismos. Las constantes son nuestras "formas" interiores,
los "estilos" que nos identifican, las tendencias a repetir
determinadas fórmulas que tenemos. Frente al éxito, frente al
dolor, frente al fracaso, frente al amor, etc. Reconocer e
identificar en nosotros una manera propia de triunfar o de
equivocarnos, una manera propia de abordar al prójimo o de
empantanarnos en problemas, es el primer escalón de la
sabiduría, porque conduce al conocimiento de nosotros mismos.

Este autoconocimiento encuentra su razón y necesidad en el


hecho de que cada etapa de la vida exige un cambio de
posturas, un “aggiornamento” de fórmulas de reacción, con lo
cual, el conocimiento de nuestras constantes viene a ser la clave
de nuestra evolución. Estamos rodeados de personas adultas que
ante determinados problemas responden como lo hacían en la
niñez o en la adolescencia. Hombres y mujeres que no saben
adaptarse a las vicisitudes de sus propias vidas por causa de un
esclerosamiento de las fórmulas de respuesta que despliegan ante
la realidad. Por ello, el autoconocimiento es también sinónimo de
juventud, en cuanto juventud implica capacidad de adaptación.

En las líneas particulares se perfilan dos ideas: la idea de retorno


como retornar al punto inicial, como desandar lo andado, por un
lado, y por el otro, retorno a la manera del solsticio, a la manera
de las estaciones, vale decir, retorno como renacimiento.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien volviendo sobre sus


pasos para rectificar un error de poca importancia.
Ventura, agrega el oráculo.
El error mínimo en el comienzo, se asemeja al error mínimo en la
dirección de la ruta: se irá acentuando a medida que andemos, y
nos irá alejando cada vez más de la meta. Lo mismo acontece
con la transigencia en los pequeños errores o las pequeñas fallas
aparecidos en cualquier proceso, así se trate del desarrollo de la
conducta individual, como de una empresa cualquiera.
LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien desandando su camino
para rectificar errores. Habrá buena suerte, dice el
oráculo.
Es el caso de aquel que ha aprendido a reconocer sus errores y
se vuelve del camino errado en un acto de autodominio,
demostrando que sus principios están por encima de su amor
propio.

LA 3a LÍNEA: nos muestra a alguien desandando


repetidamente su camino para volver a marchar,
demostrando más inestabilidad interior que una
cuestión de escrúpulos.
El oráculo advierte acerca de lo peligroso de esta actitud, que
impide el progreso de la marcha.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que parte en


compañía, pero retarda su marcha con el objeto de
quedar solo en el camino.
Se trata aquí de alguien que teme ser influido por los que lo
rodean. Más le importa la independencia de criterio que la
compañía, y elige la libertad interior, aunque el precio a pagar
sea la soledad.

LA 5ª LÍNEA: nos habla de un retomo reflexivo,


superior, magnífico, sabio.
En esta línea se fusionan las dos ideas tratadas por este
hexagrama: la del retorno como un desandar lo andado, y la del
retorno como renacimiento. Por un lado, deshacer un error, y por
el otro, perfeccionar un camino. En la primera actitud, volvemos
sobre nuestros pasos para desandar lo andado, buscando un
recomenzar exento de los errores cometidos, mientras que la
segunda postura es un deseo de renacer, en la convicción de que
"lo que ha sido, por el simple hecho de haber sido, renuncia a ser
lo mejor", como decía el filósofo español Ortega y Gasset.

LA 6ª LÍNEA: habla de un regreso a destiempo, que


provoca desgracia. El oráculo agrega que si se tratara
de un ejército, la derrota sería considerable y en
mucho tiempo no se estaría en condiciones de atacar.
El oráculo pone el acento sobre la oportunidad como condición
del regreso. Todo regreso debe estar de acuerdo con el tiempo. Si
así no fuera, sólo se trataría de un retroceso. El regreso valioso, el
que a la vez permite deshacernos de errores pasados y nos hace
renacer, debe hacerse en el tiempo propio. ¿Y cuál es el tiempo
propio? Este es uno de los frutos más valiosos de la consulta
oracular. Mediante la práctica con el oráculo, ese don de la
oportunidad debe sernos tan natural como el caminar.

25. WU-WANG / LA INOCENCIA


El que desanda sus pasos a fin de rectificarlos, se libra de culpas.
De allí que al tiempo del Retorno le siga el tiempo de la
Inocencia. WU-WANG es el hexagrama siguiente, el número 25,
llamado por Wilhelm y por la mayoría de los autores "La
Inocencia", compuesto de los trigramas: CH'IEN, arriba, y KEN,
abajo.

Otra de las lecciones del Libro de las Mutaciones es que la


verdadera desventura —como la verdadera ventura— es siempre
un acontecimiento interior. Es asimismo la tesis del Evangelio,
donde Jesús dice que nada hay fuera del hombre que lo pueda,
realmente, contaminar. Es lo que sale del hombre —las malas
acciones— lo único que puede infectarlo. (1) La verdadera
ventura, así como la verdadera desventura es, pues, siempre
interior. La adversidad que viene de afuera, en cambio, es
siempre pasajera. Por ello, para quien posea la inocencia interior,
nada es capaz de destruirlo, salvo la pérdida de su propia virtud.
La cuota de inocencia es aquello que es capaz de conectarnos
con las leyes del Cielo; con las más profundas leyes cósmicas,
digamos. Además, la inocencia está libre de faltas. Su existencia
hace que todo lo de fuera le sea al hombre propiamente
inesperado, no condicionado. Así es que todo lo que le llega de
fuera, el hombre lo recibe como mensaje cósmico, como un
mensaje del Universo para él, y llega a establecer una verdadera
comunicación con Lo Infinito, Dios, al modo de los niños, los
animales y las plantas.

Cuando arrojamos las monedas en la consulta oracular


accionamos este tipo de inocencia simbolizado en WU-WANG, y
es por ello que estamos en condiciones de interpretar la caída no
condicionada de aquellas, del mismo modo como podríamos —si
nuestra inocencia fuera perfecta— interpretar los hechos todos de
la naturaleza como si se tratara de mensajes escritos allí por el
Responsable de la Creación, para nosotros.

Por dicha razón, la verdadera inocencia, que no es sinónimo de


inermidad ni de inexperiencia, sino de un coto de pureza
acorazada, nos hace miembros integrantes de la Creación,
superando de este modo el trauma ancestral de fractura respecto
del medio natural, expresado, de una manera o de otra, por las
diversas religiones.

Jesús, que vino a redimir a la humanidad de ese pecado original,


se refirió a este estado de Inocencia, trayendo a un niño,
haciéndolo parar en medio de sus apóstoles, y diciéndoles: "Si no
os hiciereis como uno de éstos, no entraréis en el Reino de los
Cielos". (2) LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien cuyo
comportamiento revela una absoluta llaneza,
espontaneidad e inocencia. Él atrae la buena suerte,
dice el oráculo.
Se trata aquí de quien se comporta con una inocencia que no es
inexperiencia ni torpeza, sino que, por el contrario, es sinónimo
de natural seguridad; una conducta no contaminada por la actitud
crítico-reflexiva. Este tipo de inocencia atrae, dice el oráculo, la
buena suerte, y logra los fines de aquellos actos a los que
acompaña.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que, empeñado en su


trabajo, no especula, de momento, con la ganancia
que le reportará. Él, agrega el oráculo, cosechará sin
haber plantado, y encontrará ganancia en todas
partes.
El tiempo de la inocencia se caracteriza por el hecho de operarse
una conexión interior con la naturaleza cósmica, de manera que
toda especulación racional no haría más que entorpecer la labor
que ésta realiza en nosotros. El hombre que tiene la fortuna de
actuar de esta manera tendrá el destino de las aves del cielo que
menciona el Evangelio, que no plantan, ni cosechan, ni poseen
graneros. (3) Si bien esto parece, a primera vista, una utopía, en
rigor de verdad, no lo es tanto. Este tiempo existe para todos los
seres humanos. Todos somos tocados, siquiera fugazmente, por
este tiempo que rechaza en forma absoluta toda especulación. Es
el tiempo en el cual formamos pareja, orientamos nuestros
estudios, nos dedicamos al hobby preferido, o trabamos
amistades espontáneamente.

LA 3ª LÍNEA: muestra una vaca amarrada, la cual es


llevada por un caminante que acierta a pasar por allí.
Esto representa una ganancia inesperada para el
ladrón y, a la vez, una pérdida imprevista para el
dueño descuidado.
La inocencia, es una cualidad absolutamente interior. Cuando se
manifiesta, debe ser acompañada de sagacidad, para evitar que
se transforme en torpeza o injusticia. En el Evangelio encontramos
una sentencia que se refiere al mismo tema. Jesús dice que los
hijos de la luz deben ser sencillos como las palomas pero
prudentes como la serpiente. (4) LA 4ª LÍNEA: nos dice que a
lo único que debe aferrarse el sujeto en tiempos de la
Inocencia, es a su propia rectitud.
Para conservar su inocencia en tiempos de La Inocencia, el sujeto
sólo deberá ser leal a sí mismo y conservar su rectitud. La
inocencia interior, WU-WANG, viene a ser el bien más preciado
del hombre. Es la llave que lo vincula a la Naturaleza cósmica de
la cual él forma parte. Quien actúa con este tipo de actitud
interior, nada debe temer, pues todo lo que en verdad le
corresponde, lo conseguirá, de una u otra manera. Tampoco
nadie le podrá arrebatar lo que sea verdaderamente suyo, si obra
además con prudencia.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien pleno de inocencia,


que enferma sin culpa propia. El oráculo aconseja no
ingerir medicamento alguno, pues la enfermedad
desaparecerá naturalmente.
Es la única vez que el oráculo brinda un consejo de tipo médico,
preciso y concreto. Se refiere a las enfermedades producidas sin
culpa alguna por parte del agente, que son aquellas que no
fueron causadas por excesos o transgresiones de conducta. Según
el oráculo, este tipo de dolencias tienden a curar por sí mismas,
en mérito a mecanismos naturales. He aquí que la Inocencia se
define en esta línea, no solamente como una cualidad del sujeto,
sino como una verdadera potencia: la propia energía de la
Naturaleza, de la cual participa el sujeto inocente. A contrario
sensu, podríamos interpretar que las únicas enfermedades que
requieren un tratamiento específico son aquellas producidas como
consecuencia de la inconducta del enfermo. Es notable la
correlación de esta línea con corrientes de pensamiento
contemporáneas que relacionan las enfermedades con problemas
interiores no resueltos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto en perfecta inocencia


interior, y con perfecta conciencia de que no debe
actuar. Si actuara, sería desafortunado, agrega.
El sujeto permanece inocente, mas el tiempo de la inocencia ya
va llegando a su fin. Esta línea marca su límite extremo, de modo
que si el sujeto actuara, ya estaría dentro de las particulares
razones de otro tiempo, aún permaneciendo en inocencia interior.
NOTAS
(1) Marcos, 7-15, Mateo, 15-11 y 17/20.
(2) Mateo, 18-3.
(3) Mateo, 6-26.
(4) Mateo, 10/16.

26. TA-CH´U / AUTODISCIPLINARSE / RESTRINGIRSE

La naturaleza inocente, pura, siempre es domeñada por alguien,


sea en el ámbito familiar, social, económico o político. Pero
también podemos ser nosotros mismos los que nos disponemos a
cultivarnos. De allí que al hexagrama "La Inocencia" la suceda
"TA-CH´U", signo llamado por Wilhelm: "La Fuerza
Domesticadora de lo Grande", por Blofeld: "El Gran Nutridor",
por Gall: "La Ambición", y por Cordiglia: "Fuerza Educadora".
Para nosotros, se relaciona estrechamente con la autodisciplina.
Es el hexagrama reverso de La Inocencia.

Este hexagrama, el número 26 de la serie, presenta los trigramas


"KEN", arriba, y "CH´IEN", abajo, de modo que las imágenes
que lo componen son: un cielo al cual se le coloca una montaña
encima. Las líneas individuales vienen a decir, cada una a su
modo, cómo debemos domeñar nuestra naturaleza originaria, la
fuerza y la creatividad; en resumen, el elemento yang.
Metafóricamente hablando, cómo comprimir nuestro cielo interior
haciéndonos, voluntariamente, montaña.

LA 1ª LÍNEA: muestra a una persona que, frente a un


peligro en ciernes, detiene su marcha.
El progreso no es pasible de ser forzado. A veces, es conveniente
detenerse para acumular energías, pues todo progreso verdadero
exige una cierta reserva de energía extra para hacer frente a
cualquier peligro que pudiera surgir. La sabiduría que encierra
esta imagen consiste en una exhortación a determinar en qué
ocasiones debemos dejar de ser protagonistas exclusivos del
progreso para compartir ese protagonismo con la energía del
tiempo. Frente a la mera posibilidad de una dificultad es, pues,
conveniente detenerse y dejar acumular esa energía temporal que
R. Wilhelm denomina "lo grande", hasta que ella misma fuerce
una salida y podamos, así, "cabalgándola", digamos, seguir
adelante con más dominio y seguridad.

LA 2ª LÍNEA: nos muestra a un carruaje que no puede


avanzar porque posee un eje roto.
Otra forma de dominar la naturaleza originaria es aprender a
distinguir los hechos tal cual son, de los hechos tal como debieran
ser conforme a lo que deseamos. Si queremos modificar la
realidad, debemos partir de cosas reales y no de ideas de cosas.
El detenimiento del sujeto no se impone, pues, aquí, por virtud de
cavilación ninguna, sino que la imposibilidad de continuar el viaje
se impone por sí misma: el carruaje posee un eje roto; hay que
esperar y arreglarlo, o cambiar de medio de transporte.

LA 3ª LÍNEA: contiene una exhortación al ejercicio del


gobierno del carruaje, y de la defensa armada.
He aquí una hermosa metáfora que usa el Libro de las Mutaciones
para referirse a las fuerzas instintivas, pulsionales, inconcientes,
simbolizadas en el caballo que se supone tira del carruaje, las
cuales, mediante el autodominio, pueden ser aprovechadas, a
condición de que día a día nos ejercitemos en su control.

LA 4ª LÍNEA: presenta la imagen de un toro joven, al


cual se le ha colocado una tablilla protectora delante
de sus incipientes cuernos. Gran ventura, augura el
oráculo.
Se refiere esta línea a la necesidad de precaución contra los
efectos no queridos, o nocivos, de una naturaleza pura, grande y
originaria que no conoce freno alguno. La tablilla simboliza los
medios de protección contra posibles daños que ella pueda
causar.

LA 5ª LÍNEA: muestra un jabalí castrado. El oráculo


augura buena ventura.
En este caso, la naturaleza originaria se conquista, extirpando las
mismas raíces del mal que pudiera ocasionar.
LA 6ª LÍNEA: presenta al sujeto de la misma
cabalgando los cielos.
He aquí la culminación del proceso de domesticación de la
naturaleza originaria. El hombre es, ahora, plenamente dueño de
sus potencias naturales y puede comenzar su ascenso hacia la
sabiduría, en concordancia con el orden universal. El
psicoanálisis se refiere tangencialmente a esta idea mediante el
concepto de "sublimación".

27. I / ALIMENTARSE

Este hexagrama (número 27) está consagrado al comer, a la


nutrición, en un amplio sentido, es decir, material y espiritual. Su
nombre chino es "I", y está constituido por los trigramas montaña,
arriba, y trueno abajo. Su aspecto remeda el de una boca
abierta, pues se trata de un hueco, formado por todas líneas
partidas, cerrado por arriba y por debajo con sendas líneas
enteras, que serían los labios.

No trata este signo de la alimentación que dispensa el Cielo


(tema éste al que se refiere el hexagrama Nro. 5, “La Espera”),
sino del acto mismo de comer; la nutrición como actividad propia
de cada uno. Se trata de la búsqueda de aquello que nosotros
mismos buscamos incorporar, sea material o espiritualmente, y
que nos servirá de nutriente. Porque todas las cosas pueden llegar
a nutrirnos, para bien o para mal, además del alimento material.
Son los afectos, las experiencias, las ideas, las imágenes, las
buenas y malas costumbres, etc.

El Libro de los Cambios supone la existencia de un equilibrio


fundamental entre aquello que ingerimos o damos cabida en
nosotros, y lo que expresamos o expelemos. Por eso los textos
sapienciales que acompañan a este hexagrama establecen que el
noble pone especial cuidado en sus palabras y, simultáneamente,
es moderado en el comer y en el beber.

Existe una alimentación de lo recto y existe una alimentación de lo


innoble. Así como pueden alimentarse las potencias creativas y
morales del hombre, también pueden ser objeto de alimentación
los defectos, las abyecciones, y los apetitos desordenados. Por
ello, alimentarse no es lo mismo que ingerir. El Libro de los
Cambios exhorta aquí a practicar la alimentación en forma
cuidada, y, de ser posible, con la unción que merecen todos los
pequeños milagros cotidianos.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien mirando, boquiabierto,


a su vecino, mientras deja escapar su tortuga mágica.
Previamente, conviene aclarar el significado que parece tener la
imagen de la tortuga mágica, también llamada por otros autores:
"sagrada", y también "vigorosa". Blofeld apunta que los
caparazones de tortuga, en épocas ancestrales, servían a los
chinos para practicar la adivinación. En cuanto a Wilhelm,
coincide con Legge en que se trata de una tortuga, y agrega que
se suponía vivía del aire, sin necesidad de alimento material. J.
Cordiglia dice, por su parte, que "soltar su tortuga mágica"
significaba tanto como "perder la fuerza", "desorientarse",
"abandonarse pasivamente al curso de los acontecimientos", por
ser la tortuga "instrumento de estabilidad".

Cualquiera haya sido el significado admitido tradicionalmente


entre los chinos, en nuestra opinión, esta línea trata de una
capacidad innata para nutrirse (simbolizada por la tortuga
mágica) que el hombre pierde precisamente por mirar a su vecino
como encandilado. Estando el hombre integrado totalmente a su
ambiente natural, debería encontrar su alimento propio tal como
lo encuentran todas las demás especies vivientes. La inexistencia
de muertes por inanición de animales en libertad da cuenta de un
equilibrio fundamental biológico del cual el hombre civilizado se
encuentra desplazado. El Libro parece atribuir la pérdida de esa
fuerza o tendencia natural a quien es presa de envidia,
emulación, excesiva admiración o afán de competición.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en procura de su


alimento. Primero mira para abajo, pero
seguidamente, en secuencia separada, se aparta de su
medio para ir a buscarlo en lo alto de una colina. El
oráculo sentencia que continuar así traerá desventura.
La primera imagen alude al acto de alimentarse con lo inferior en
lugar de procurarse el alimento con lo más elevado y noble. No
mirar para abajo en busca del alimento sería el consejo; es decir,
procurar alimentarse con lo mejor y más noble. Esto vale para la
comida, pero también es extensible a las lecturas, compañías,
espectáculos, etc.
En cuanto a la segunda imagen, el oráculo no considera correcto
el ir a buscar el alimento abandonando el medio propio y
alejándose tanto como si se lo fuese a buscar a lo alto de una
colina. Ello equivaldría a negar la interacción profunda y
permanente que cada ser mantiene con su situación natural
biológica, humana, geográfica, etc., en el plano de lo virtual.

LA 3ª LÍNEA: nos señala a alguien nutriéndose


incorrectamente. El oráculo augura un grave daño.
Se refiere la línea a una ingestión de cosas que no nutren, como
ser las que sólo causan placer a los sentidos, o alimentan la
frivolidad, vanidad u ostentación, que no edifican interiormente. El
oráculo augura daño, el que debe ser entendido como daño físico
tanto como emocional.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra a alguien que, buscando su


alimento, primero mira hacia abajo con la avidez de
un tigre, y, al no encontrarlo, se dirige hacia la cumbre
de una colina. El oráculo agrega que esa actitud es
correcta.
La primera instancia en el proceso de reinserción del hombre en
su medio natural consiste en la firme convicción de que todo ser
de la Creación es absolutamente necesario, por más modesto que
sea su puesto dentro del orden cósmico universal. Que cada ser
constituye una ventana a la realidad, un mirador desde el cual
aquella se ve desde un ángulo absolutamente particular,
intransferible y legítimo. Nadie podrá ver jamás el mundo como tú
lo ves, y, paralelamente, el mundo se enriquecerá con tu
particular visión. El universo todo se enriquecerá con tu modo de
vivenciar las cosas, que es único y precioso y eterno, como puede
serlo una cifra, o una figura geométrica.
De allí que cada ser del universo posea el derecho intangible a su
alimento.

El sujeto de la línea está hambriento y no encontrando su alimento


abajo, se decide a subir a una colina a buscarlo. En este caso, es
legítimo su accionar. Bendigamos, pues, la falta de alimento, si es
que por esa falta se nos ofrece otro, desde lo alto, en su lugar,
parece sugerir el oráculo.

LA 5a LÍNEA: muestra a alguien que, en su


alimentación, no actúa por su cuenta, como es de
esperar, sino que se deja alimentar por un superior.
Eso es correcto, dice el oráculo.
El libro considera a esa conducta como acertada. Si el sujeto
carece de la iluminación interior que le permite discriminar qué ha
de comer y de qué habrá de nutrirse, es bueno que se coloque
bajo la tutoría de aquel en quien confíe. He aquí al propio Libro
de las Mutaciones, que se presenta siempre, a través de la
consulta oracular, como un guía y una fuente inagotable de
alimento.

LA 6ª LÍNEA: narra el encuentro del sujeto con Aquel de


quien procede todo alimento. Ese encuentro, aunque
peligroso, nos colmará de bendiciones, se afirma.
Es la esfera más profunda de la psiquis humana, todo lo que allí
sucede es de naturaleza dramática, vale decir, todo fenómeno es
allí, esencialmente, una trama argumental entre personas. Late
aún, en esas profundidades de la vida anímica, el mundo del
niño, que es un mundo animado y personalizado. Esto quiere
decir que todo aquello que nos acontece, en última y remota
instancia, será vivenciado por nosotros como algo proveniente, no
de circunstancias más o menos azarosas, sino de acciones
intencionales provenientes de sujetos.

A diario experimentamos la necesidad de someter a frío


raciocinio las primeras reacciones que sentimos frente a algo
agradable o desagradable, justo o injusto que nos sucede, y de
desbrozarlas del afecto que, sin darnos cuenta, proyectamos
sobre ellas. Reaccionamos de primer intento, tal como si la fuente
de la fortuna e infortunio fuese siempre una relación personal, un
"alguien", un sujeto responsable e imputable que actuara en favor
o en contra de nosotros, a sabiendas o de propósito. Es así que,
más de una vez, hemos deseado golpear los objetos que tenemos
a mano, como resabio de aquel infante que se enojaba con la
silla cuando tropezaba.

Por ello es que, para comprender las cosas claramente y


someterlas a profundo juicio valorativo, debamos a menudo
tratarlas como si fuesen sujetos, es decir, debamos
personalizarlas, inventándoles una figura fantasmal que las haga
patentes en la esfera psíquica más profunda. Así, solemos hablar
de los grupos humanos, o las enfermedades, o ciertos
acontecimientos o ideas como si fuesen individuos dotados de
personalidad.

La idea de nutrición, en sentido amplio, vale decir,


comprendiendo ambos aspectos, espiritual y físico, no escapa a
esa norma. En nuestro fuero íntimo, cuando sometemos la idea a
los más íntimos parámetros, encontramos siempre,
indefectiblemente, un "Alguien" que nos nutre, así sea Dios, o la
Naturaleza.

Si fuésemos gallinas, tal vez nuestro destino sería encontrarnos


con "el Gran Maíz", o "el Gran Gallo". No existe la menor ironía
en estas líneas, y espero que ningún lector se escandalice con
ellas, ni las encuentre irreverentes. Si nos atrevemos, sin más ni
más, a comparar a Dios con el hombre, no veo por qué el resto
de los seres vivos de la Creación carezcan de ese derecho.
Debiéramos, más bien, maravillarnos e inclinarnos ante el
fenómeno inefable de la vida, dondequiera que ella se manifieste.

Debiéramos sentir envidia de la percepción del mundo de los


animales; de la visión polifacética de la abeja, de la exuberante
capacidad de emoción del perro, del callado sacrificio de los
utilizados en laboratorio. Debiéramos, entonces, prepararnos
para el encuentro con Ese Ser Trascendente que nutre, cualquiera
sea la identidad que le atribuyamos. El Libro de los Cambios
asegura que ese encuentro nos colmará de bendiciones.
28. TA-KWO / EL SOBREPESO, LO EXCEPCIONAL, LO
EXCEDENTE

Cuando los seres son alimentados, cuando las cosas se


desarrollan, siempre existe un punto, un momento, en el cual se
espera de ellos un movimiento. Es el hito que marca la aparición
de un estado de excedencia. Dicho en otra forma: cuando las
cosas crecen, llega un momento en el cual necesitan otro centro
de gravedad que se les acomode mejor a su nuevo estado. Esto
acontece en todos los planos. Si cargamos en demasía alguna
cosa, llegará el momento del derrumbe. Si estudiamos una carrera
y obtenemos el diploma correspondiente, necesitaremos un nuevo
espacio social y económico en el cual actuar. Cuando el feto
crece dentro del claustro materno, existe un tiempo que se llama,
precisamente, de "excedencia", en el cual, por sus dimensiones y
su estado de maduración, ya no podrá estar más en ese lugar y
deberá salir y vivir de otra manera.

A esta estructura universal se refiere el hexagrama número 28,


"TA-KUO", traducido comúnmente como "La Preponderancia de
Lo Grande" y también como "Exceso" por varios traductores. Está
compuesto por lago, arriba, y viento, abajo, de manera que su
aspecto general es el de cuatro trazos fuertes, yang, que
conforman el cuerpo del hexagrama, y dos trazos débiles, yin, a
cada lado, es decir, por arriba, y por debajo. Da la idea de algo
pesado o voluminoso que, sin embargo, está sostenido por
débiles puntos de apoyo, lo cual, anuncia un estado de exceso,
esencialmente transitorio, breve, esperándose de él un pronto
derrumbe en busca de otra posición.

Pero la idea no se refiere sólo al concepto de sobrepeso, al


estado de excedencia, sino que, además, involucra el concepto
de "lo extraordinario" y lo "excepcional". Las líneas particulares
desarrollan estas dos ideas. Las líneas 3ª y 4ª se refieren al
exceso, y las líneas 1ª, 2ª, 5ª y 6ª se refieren a lo extraordinario
o excepcional. Es por ello, entendemos, que Wilhelm no traduce
el signo como exceso, sino que le da un título más amplio y
omnicomprensivo como es el de "La Preponderancia de Lo
Grande", dándose así a entender que este signo trata sobre lo
grande en el sentido de sobrepeso y exceso, y también sobre lo
grande como lo extraordinario y excepcional.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien colocando sobre una


superficie un lecho de esteras de junco, blancas y
finas, a fin de proceder a realizar allí algo
extraordinario, como ser, depositar encima cosas muy
delicadas o extremadamente pesadas.
Honda sugestión emana de esta imagen. Recuerda los ritos, en
todas las religiones del mundo. Casi siempre, los utensilios
inherentes al culto se aíslan de la superficie adonde serán
depositados, como señal de reverencia, de respeto. Como si, al
igual que la figura del hexagrama, lo grande debiera estar
separado del resto (el suelo o el próximo hexagrama) por lo débil.
La misma actitud de cuidado, reverencia, y también de
expectativa significa el colocar manteles en las mesas donde se
servirá la comida.

Pero esta idea posee otro costado: las cosas muy pesadas
también requieren una aislación del suelo. Las cosas muy pesadas
pueden deteriorar o mellar las superficies donde son colocadas y
entonces, generalmente, se les coloca algo muelle debajo. Aquí
también lo grande debe ser aislado.

En otro orden de ideas, el hombre grande también se aísla.


Rehuye el bullicio y se rodea generalmente de gente sencilla.
Esta línea anuncia el tiempo de lo extraordinario y el tiempo de la
preponderancia de lo grande en busca de un nuevo equilibrio.
Requiere, por tanto, todo lo que se refiera a él, un cuidado
especial, por las expectativas que trae aparejadas.

LA 2ª LÍNEA: se expresa en dos imágenes: la primera


es la de un árbol seco, de cuya raíz brota un retoño.
En la segunda, se trata de un marido viejo poseyendo
a una esposa joven. El oráculo augura ventura.
Se trata aquí de lo extraordinario entendido como excepcional e
inesperada renovación, como recomienzo feliz. El árbol seco
vuelve a brotar, desde su base; el hombre viejo es capaz de
transmitir la vida. En ambos casos se produce una sorpresa
agradable, que supera las expectativas. Es esta obra
manifestación de Lo Grande.
LA 3ª LÍNEA: nos muestra a una viga enorme que
sostiene un techo y que por causa del sobrepeso que
debe soportar, se arquea, doblándose por el medio y
amenazando caerse.
Otro aspecto de lo extraordinario se manifiesta en lo excesivo,
que es a lo que alude esta línea. Lo excesivo, en cualquier plano
del acontecer universal de que se trate, pierde necesariamente los
apoyos en los que se sostiene, y, forzosamente, se derrumba. Los
excesos en política, en la conducta individual, en los hábitos, así
buenos como malos, siempre acaban estrepitosamente. Los
excesos de poder han causado la mayoría de las conmociones
sociales ocurridas en la historia, así como en muchos casos, las
enfermedades del cuerpo y de la mente son debidas asimismo a
excesos en la alimentación o en el régimen de vida.

Cabe destacar que lo excesivo, en sí mismo, siempre llega a serlo


"en relación a un andamiaje, a una arquitectura de elementos". Si
la viga estuviese apoyada sobre el suelo, directamente, ninguna
carga que se le acoplase llegaría a ser excesiva. Del mismo
modo, los ermitaños y anacoretas podrían llevar las existencias
más extravagantes sin pasar por excesivas. Pero lo excesivo
siempre lo es en relación a los puntos de inserción con el todo, o
la estructura, así sea arquitectónica, biológica o social. A este
último respecto, un modo determinado de vestir podrá ser
juzgado excesivo para la mucama, mas no para la dueña de
casa, porque en ambos casos siempre estará relacionado con sus
funciones o sus posibilidades económicas. Ciertas licencias en la
conducta dentro de la empresa se juzgarán un exceso para el
empleado raso, pero quizás no si cae en ellas el gerente, porque
siempre se relacionan con el vínculo o soporte que une la cosa de
que se trate, con el todo. Ese vínculo, recordamos, está
simbolizado por las dos líneas yin de los extremos de este
hexagrama.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra la imagen de una viga que


sostiene un techo, la cual, a causa del sobrepeso,
recibe sostén desde abajo. Habrá ventura sólo si el
sostén se limita a apuntalar la viga.
La colocación de un soporte para apuntalar una viga en peligro
de derrumbarse es muy común y, en determinadas circunstancias,
es lo apropiado. Mas el puntal jamás deberá aspirar a elevarse
por encima de la viga. De lo contrario, acelerará el derrumbe.

En determinadas circunstancias, un hombre colocado en una


situación de jerarquía por sobre otros puede necesitar de la
ayuda de éstos a fin de evitar una sobrecarga de
responsabilidades. Mas esta ayuda proveniente desde abajo
reconoce como límite natural la propia altura de aquel que
precisa de ayuda. Si el ayudador ocasional pretendiera una
mayor altura jerárquica o de prestigio que aquel a quien auxilia,
su eventual cooperación sería contraproducente. La estructura
social de que se trate se vería resentida. Se impondría una
reestructuración, o cosa semejante.

LA 5ª LÍNEA: nos presenta la imagen de un árbol seco


que, ello no obstante, florece, y, en secuencia
separada, se habla de una mujer anciana que obtiene
un marido joven. No hay mácula ni elogio.
Esta línea es formalmente semejante a la línea segunda, pero su
sentido es opuesto al de aquella. Se trata de lo inesperado como
extraordinario, pero más que un canto al poder de lo grande —
como allí—, aquí se trata más bien de la coronación de un final.
Poca vida le queda al árbol seco que florece: del mismo modo,
ninguna esperanza de prolongación de la vida ofrece el
matrimonio de una anciana con un joven. Esto evoca "el canto del
cisne", entendido como la exaltación del final. Son los adioses
floridos de la literatura.

LA 6a LÍNEA: habla de alguien que, con extraordinario


valor, se atreve a cruzar un gran río, hasta que el
agua llega a cubrirle totalmente la cabeza. El oráculo
augura desventura.
Esta línea nos pone en contacto con lo heroico, otro aspecto u
otra manifestación de lo extraordinario y de la preponderancia de
lo Grande. Es el deber, es la abnegación, es la entrega. Es el
único caso en el cual puede uno inmolar su vida sin fallar; esto es,
cuando lo hace en aras o en beneficio de los demás. A este valor
se refiere Jesús en el Evangelio de Juan, cuando dice a sus
discípulos: "Nadie tiene mayor amor que éste: que uno ponga su
vida por sus amigos". (1)
NOTA
(1) Juan, 15-13.

29. K´AN / EL AGUA, LO ABISMAL, PELIGRO, LA


BÚSQUEDA DE LÍMITES

E1 signo número 29 es "K´AN", llamado "El Agua", y también:


"Lo Abismal", “Peligro” y "La Búsqueda de Límites”. Está
compuesto por el semisigno K´AN, duplicado. Representa una
conducta de máxima fluidez y maleabilidad que se necesita para
afrontar el peligro. Su comportamiento está en un todo
determinado por la superficie y los límites que la contienen. Sólo
puede fluir; manar y manar, hasta cubrirlo todo, llenarlo todo,
rebasarlo todo, afirmándose.

El signo también representa el continente además del contenido:


una hondura donde el agua queda aprisionada y de la cual
saldrá, ganando su libertad, siendo ella misma, siendo más,
manando constantemente. Reconociendo los límites que la
contienen, que, además, son sus propios límites, para rebasarlos y
crecer hacia lo alto. El agua enseña el comportamiento correcto
frente a toda dificultad: crecer.

El Libro de las Mutaciones enseña, a cada paso, que una cosa


puede ser considerada en sí misma, pero también puede serlo en
relación al fondo en el cual se encuentra inscripta. En el caso del
agua, su conducta respecto de los límites que la contienen hace
reflexionar acerca de nuestra propia conducta frente a las
dificultades. Cada obstáculo con el que tropezamos nos señala,
ciertamente, un trecho de nuestros propios límites, un trozo de
nuestra geografía, la forma del recipiente que nos contiene y que,
en rigor, nos constituye. "Somos", dentro de nuestros límites, y son
ellos los que señalarán los topes a las expectativas de
crecimiento.

En otro orden de ideas, debemos recordar que tenemos un cuerpo


físico constituido por un setenta por ciento de agua. A través de
un extenso giro metafórico, podríamos concluir que no puede
sernos indiferente la conducta del agua.

Finalmente, digamos que también señala este hexagrama al


elemento agua como aquello que nos sostiene. En verdad, toda
vida humana es un deambular meandroso por el desierto de la
existencia, en busca de aquella agua que nos sustenta, esa agua
lustral, que nos quitará la sed para siempre, y de la cual habló
Jesús a la Samaritana. (1) “Qué secreta quimera te arrastra,
agua,
rumorosa y lejana. Vital.
Sangre diluida.
Agua de tierra. Agua de agua. Agua de pedernal.
¿En qué sueñas? (Agua extraña).
Fría agua.
Que limpias, que redimes, que bautizas, que liberas.
Agua que llevas,
el espejo del cielo en tus entrañas.
Agua que cantas,
el canto eterno de los cielos.
Agua que sueñas
sueños de agua,
y te despeñas (cántaro alado)
para forjarte un reino de cristal.

Y cuando los ciclos acaben, tendrás tú un ser como todos.


Y seremos nosotros fantasmas. Fantasmas que tú soñaste.
Y ya, no correrás más”. (2)

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto perdiendo su camino, a


consecuencia de lo cual, cae en una hondonada.
Todo peligro, en el sentido de este tiempo, comienza con una
desorientación, detenimiento y posterior pérdida de rumbo. El
peligro acecha a quien se ha perdido, al desorientado que intenta
infructuosamente volver a su ruta, sin lograrlo. Es así como
experimenta un camino equivocado. ¿Será éste el que busca? —
se pregunta—, y cae en una hondonada. He aquí que la palabra
"peligro" proviene de la latina "periculum", que significa ensayo,
prueba. (3) El peligro amenaza al desorientado en medio de una
marcha y lo condena a una inmovilidad similar a la de quien cae
en una sima, en un abismo. Esta es la imagen de peligro que
proporciona el oráculo. A veces, ciertos accidentes físicos por los
que tropieza la corriente de un río provocan que se forme algún
pequeño torrente desviado, el cual, luego de allanar las tierras
más bajas, termina a modo de pantano, o agua cenagosa. Así
ocurre también con ciertas desviaciones humanas. Corrientes de
agua de poco caudal, que se separan del curso principal para
terminar en un estancamiento, privadas de posterior evolución.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de un hoyo


profundo. Quiere salir y sólo descubre nuevas
cavernas, fugaz remedo de la libertad.
Aquí se pone de manifiesto la naturaleza del agua: ella va a ir
ocupando los lugares más bajos. Hasta tanto no estén todos
cubiertos, no habrá esperanza alguna de salida. Frente a ciertos
problemas nos ocurre lo mismo: primero deberán ser solucionadas
las bases, y sólo después los aspectos superficiales.

LA 3ª LÍNEA: muestra a un sujeto que, luego de


explorar desesperadamente todos los vericuetos del
abismo en el que ha caído, comprende que nada
puede hacer, y se detiene.
Las aguas, luego de ocupar todo hueco y todo bajío, se aquietan
y duermen. Ahora se decidirá su destino de pantano, o de fuente.
He aquí el momento clave para su posterior destino. Ser ciénaga
y contaminarse como toda agua estancada, o fluir desde sí
misma, y crecer en procura de la libertad.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto recibiendo, por una


ventana, los dones de un recipiente de arroz y una
jarra de vino, en sencilla vajilla de barro cocido.
Cargadas de poesía, estas imágenes señalan el destino de toda
agua, luego de haber rellenado las simas y huecos del hoyo en el
que había caído. Ahora deberá crecer hacia lo alto, como
buscando un alimento que le fuera ofrecido desde el Cielo. He
aquí al hombre en medio de sus dificultades, llamado hacia la
esfera espiritual luego de haber caído, una y otra vez, movido por
falsos espejismos de libertad. Para el hombre, como para el agua,
la libertad es fruto del propio crecimiento.

Cuando en la vida hemos sido vencidos, acorralados hasta lo más


arcano de nosotros mismos, podemos recibir ayuda de Lo Alto. Y
ver manar un secreto surtidor que nos hará crecer, en busca de
ese alimento que desciende desde una ventana, “en humilde
vajilla de barro cocido”.

LA 5ª LÍNEA: muestra al agua llenando la concavidad


en que ha caído, pero siendo aún insuficiente. El
oráculo agrega: "El abismo no rebalsa. Sólo se llena
hasta el borde".
He aquí un sujeto que imita la conducta del agua para salir de sus
dificultades, pero advierte que a medida que se acerca a los
bordes altos del peligro que lo encierra, deberá frenarse
voluntariamente, de lo contrario, rebasará éstos y se despeñará.
Su vocación de alturas era sostenida, paradójicamente, por los
bordes del propio abismo del que quería escapar. El precipicio,
fuente de todas sus dificultades, lo encerraba, es cierto, pero
también lo contenía, le daba forma, límites y altura. Sólo él le
permite crecer.

Superado el peligro, el agua ya no podrá ascender más. Deberá


traicionar necesariamente su vocación de altura. He aquí que sólo
crecemos en la medida y hasta el borde de nuestras limitaciones.
Lo que nos encierra y nos contiene, nos da forma y talla.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto atado fuertemente con


sogas, en medio de espinos. ¡Desventura!, dice el
oráculo.
Si pretendiéramos aferramos a nuestros propios criterios sin contar
con la naturaleza de las dificultades que enfrentamos, correríamos
la suerte de este sujeto imposibilitado de moverse. Todo
movimiento en cualquier sentido, en tiempos de K´AN, es un
avanzar en dirección y en mérito a una dificultad, un límite, un
borde. De allí que cuando el peligro termina, la conducta
semejante al agua, maleable fluida, debe cambiar. Una conducta
demasiado maleable precisa de un cauce, un borde, unos límites,
símbolos de las dificultades. Acabado este tiempo, pues, el agua
pierde su destino de tal, y debe transformarse, transmutarse en
otra cosa. Por eso al agua le sucede el fuego, el hexagrama
siguiente.
NOTAS
(1) Juan 4-14.
(2) Osvaldo Loisi, El Alma de las Cosas.
(3) "Periculum", viene a su vez de "periri", “intentar”.

30. LI / EL FUEGO, LO ADHERENTE, AMAR

A1 hexagrama "K´AN", El Agua, le sucede éste, llamado "LI", "El


Fuego". Así, a lo Abismal, le sucede lo adherente; a la sensación
de que nos perdemos en la inmensidad de las aguas, le sucede la
sensación de que nos aferramos a algo.
Está compuesto por los trigramas "LI" arriba y abajo. Fuego sobre
fuego.
En este tiempo, el elemento fuerte y luminoso, representado por la
línea entera, aprisiona dentro de sí al elemento débil y umbrío,
simbolizado en la línea partida. Por ello es que cada semisigno
presenta una línea yin, partida, en medio de dos líneas yang,
enteras.
Esto sugiere, entre otras ideas, el espacio vacío que debe haber
entre dos columnas para que el techo sea sostenido sólidamente.
Pero la sugestión del hexagrama va más allá: se trata de lo fuerte
y luminoso "en posesión" de lo débil y umbrío, y no meramente
del uno en relación al otro. Y he aquí que lo luminoso en posesión
de lo oscuro no solamente resalta su nitidez, sino que gana en
luminosidad; fulgura prodigiosamente. Es el fuego, como símbolo
de la radiante transformación y transfiguración de la materia. En
él, lo luminoso consume a lo débil y oscuro, como la llama
consume la materia a la cual se encuentra adherida.

LI expresa una mágica combinación entre lo débil y lo fuerte que


pone en funcionamiento un mecanismo de transformación, de
consunción y de dispendio de radiante energía. Por ello el fuego
carece de forma.
En el tiempo de "K´AN", el agua adoptaba la forma de la
hendidura que la contenía. En el tiempo de "LI”, la materia y la
forma son consumidas por el fuego que las aprisiona.
LI también es afecto; es el amor como fruto de la combinación de
opuestos que se posesionan mutuamente. Es el amor que consume
y que incendia los corazones. Que ilumina, y proporciona calor.
La tradición china, por su parte, dice que este signo inspiró al
prohombre Fu-Hsi en la invención de las redes para la caza y la
pesca. La red es la expresión material de la idea de adherencia.

Sus líneas individuales tratan de los diversos modos de


adherencia que reconocen las cosas entre sí. La primera línea
expresa la vinculación "por asociación", la segunda, "por
contraste", la tercera, "por oposición", la cuarta, la adherencia en
mérito a "la oportunidad", la quinta, "por adyacencia" o
"vecindad", y la sexta, por el corazón, o "afectiva". Cada tipo de
adherencia constituye un "sistema" vinculatorio. Es un modo
particular de relacionarse las cosas entre sí, de adherirse entre
ellas, en el más universal sentido.

Notamos que la causalidad, es decir, el tipo de vinculación causa-


efecto, que es el único válido para nuestra cultura, está ausente en
el Libro de los Cambios.

Pero la sabiduría de este signo no se agota allí. El gran tema que


se esconde detrás de las menudas líneas del hexagrama es nada
menos que el de la soledad, uno de los males que tal vez más
afligen a la humanidad de hoy. LI enseña diversos medios de
superar la soledad. Dice que estamos vinculados a los demás y
estamos vinculados a la realidad cósmica de muchos más modos
de los que suponemos.

La asociación, el contraste, la oposición, la oportunidad, la


adyacencia y el afecto, son "medios", son "caminos", que se
abren a la incomunicación y aislamiento. No son ideas a
considerar, sino puentes que transitar, ríos que vadear, senderos
que recorrer.

En otro registro totalmente diverso, el hexagrama enseña que el


hombre superior no descarta ningún material que se le ofrezca
cuando debe realizar su obra. Nada es de naturaleza inferior en
la realidad. Y, como el fuego, sabe que, bajo determinadas
condiciones, todo puede ser objeto de combustión.

“Oro intocable.
Pasión que se consume en la retina.
Oración de la luz;Fuego.
Destejiendo secretos amarillos.
Violetas, naranjas y bermejos.
El fuego baila, derrochando brillos.
La danza total del universo.
Baila el fuego.
Levantando altares en la inerte materia”. (1)

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien que comienza a


moverse con pasos desordenados, motivo por el cual,
decide prestarles particular atención. Pronto, de esa
manera, recupera la estabilidad, dice el oráculo.
Esta es la adherencia por asociación, ejemplificada mediante los
pies, que se vinculan entre sí para producir los pasos, el andar. La
línea señala que este andar puede resultar desacompasado,
desequilibrado, si no fuera por la existencia de un tercer factor —
la atención que le presta el sujeto al movimiento—, es decir, la
propia mente del hombre que dirige y corrige el paso. Es obvio
que los pies están representados por las dos líneas fuertes, y la
mente directora, por la línea central, partida, situada entre
aquellas, del trigrama LI. (2) LA 2ª LÍNEA: muestra la
imagen de alguien conduciéndose con tal propiedad
en su medio social, que su figura resalta como si
estuviese ataviado totalmente de amarillo. Habrá
buena suerte, augura el oráculo.
Esta es la adherencia por contraste. Es la vinculación de la figura
respecto de su fondo. La figura resalta porque el fondo que le
hace contraste sabe desaparecer sabiamente, sabe estar no
estando, como los sabios en medio de la multitud, como las
madres abnegadas. A esta vinculación, que es siempre secreta, se
refiere la línea, modo de relacionamiento hondamente humano y
preñado de sabiduría.

LA 3ª LÍNEA: muestra, plásticamente, a un sol


poniente, y a un hombre lamentándose, como si fuese
un anciano, por el acabamiento de la vida, "...en lugar
de cantar, con su instrumento de cerámica", agrega el
oráculo.
Aquí se invita a percibir las vinculaciones por oposición,
semejante a las vinculaciones amor-odio, a la vinculación sexual,
y también en otro sentido a la vinculación entre partidos opuestos
dentro de un régimen parlamentario de gobierno, dentro de un
orden universal de analogías. En todos estos modos de
vinculación entre cosas, la una supone siempre la existencia de la
otra, que es, al mismo tiempo, su opuesta. Ambas "trabajan" en
armonioso equilibrio, constituyendo una de las claves de la
existencia.

La imagen de esta línea nos insta a ver, a través de todo


acabamiento dentro de ese orden, un recomienzo, del mismo
modo como a cada puesta de sol le sucede un amanecer, o a la
muerte, la vida. El oráculo indica, asimismo, que el sujeto, en
lugar de lamentarse, debiera cantar, es decir, debiera aprender a
celebrar, en todo acabamiento, las señales de un nuevo comienzo
que, indudablemente, le sucederá.

Sin duda, ésa es la profunda razón por la cual, Salomón dice, en


el Eclesiastés, que "el corazón de los sabios está en la casa del
luto, más el corazón de los insensatos, en la casa en que hay
alegría". (3) No se trata, seguramente, del gusto por el luto y la
aversión por la alegría del Predicador, sino que el sabio ejerce la
esperanza dondequiera que esté, y el mejor lugar para ejercerla
es en medio de las peores dificultades, porque son ellas los signos
visibles de la existencia de una futura alegría.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien irrumpiendo, mediante


una llegada brusca, en medio de los demás, que
inmediatamente lo rechazan.
Esta línea expresa que, en todos los casos, lo intempestivo
provoca rechazo, medio que es elegido por el Libro de las
Mutaciones para formular un tipo de adherencia, de vinculación
entre cosas, motivado por razones de oportunidad. Así, se sugiere
que lo intempestivo es rechazado por ser inoportuno. La
oportunidad crea vínculo entre las cosas, y constituye una razón
en sí misma, junto con todas las demás razones virtuales de que
tratan las líneas particulares de este hexagrama.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto gimiendo de tristeza y


derramando un torrente de lágrimas. "Habrá buena
suerte", agrega el oráculo.
La tristeza del agente ha sido producida a consecuencia de algún
hecho anterior, por ello el oráculo augura buena suerte,
suponiéndose, formalmente, que a la desventura seguirá la
ventura.
De este modo el Libro de las Mutaciones enuncia el fenómeno de
adherencia, de vinculación entre las cosas por motivos de
vecindad entre las mismas.

LA 6ª LÍNEA: narra la historia de alguien que es


empleado por su rey para que intervenga activamente
en una expedición punitiva. A continuación, el oráculo
señala que él castigará solamente a los cabecillas, y
no al grueso de la tropa vencida.
Aquí se describe a la adherencia, a la vinculación entre hombres
por motivos de adhesión. Tanto en la primera imagen como en la
segunda, se pone de manifiesto esta estructura universal
consistente en la ligazón entre individuos movidos por la fidelidad
o lealtad de corazón.

En el primer caso, se trata de un acto de fidelidad de un vasallo


respecto de su rey, que le encomienda una misión militar. En la
segunda imagen, esta vinculación está presente también. Esta vez
para eximir de castigo a quienes, aun siendo enemigos, se
hubieran comportado fielmente respecto de sus jefes.

Repetimos aquí que esta adhesión del corazón entre personas,


crea vínculos y razones propios, como en los demás casos
contemplados en el resto de las líneas particulares. Este caso en
particular, coincide con aquella conocida frase de Pascal, que
decía que "el corazón tiene razones que la razón no entiende". Si
de alguna manera tuviéramos que resumir en pocas palabras el
valor del Libro de las Mutaciones para la cultura de hoy,
podríamos afirmar, sin equivocarnos, que representa un medio
eficaz para entender aquellas razones que la razón lógica no
entiende. Son las razones del corazón, las que tejen la trama más
íntima de la existencia humana; aquellas responsables, en última
instancia, de lo que llamamos felicidad o infelicidad.
NOTAS
(1) Osvaldo Loisi, El Árbol de la Memoria.
(2) Otro ejemplo típico de tal vinculación por asociación podría estar dado
por la balanza. Ambos platillos, opuestos, trabajan al modo de ambos pies,
en función de un tercer factor, en este caso, el fiel.
(3) Eclesiastés, 74.

31. HSIEN / EL INFLUJO, LA SUGESTIÓN

Luego del acoplamiento entre lo Creativo y lo Receptivo, del cual


aparecerán todos los seres del Cosmos, puede decirse que se
opera una sucesiva y progresiva combinación de éstos entre sí, a
instancias de un "Influjo", una "Incitación", un "Impulso", o una
"Sugestión", que es consagrado en el hexagrama número 31,
cuyo nombre es "HSIEN".
Wilhelm lo traduce como "El Influjo" y también como "El Cortejo",
Blofeld como "Atracción" y también como "Sensación", Gall
como "Las Influencias Recíprocas", Cordiglia como "Unir", y Lauer
como "La Influencia" y también como "La Atracción".
Indudablemente, la idea general de este hexagrama gira en torno
a la fuerza de la Sugestión en sus distintos aspectos. Se trata del
impulso espontáneo, la energía que induce el acoplamiento entre
lo fuerte y lo débil. Es también representativa de la unión sexual.

Todas las líneas particulares de la secuencia de este tiempo,


estarán dedicadas al tratamiento de ese impulso, esa energía
sugestiva, en relación a su expansión, conducción, dirección y
fluencia, para concluir en la consagración de la palabra como
máxima expresión de ese elemento.

Toda relación entre los seres diversos de la Creación se inicia en


"El Influjo", en un tiempo que provee la mutua atracción entre lo
fuerte y lo débil. Dicho de otro modo: el inicio de toda relación
espontánea y fértil se basa en la sugestión, que, concebida dentro
de este tiempo específico, consiste en la atracción entre fortalezas
y debilidades mutuas. Todo relacionamiento es, en el tiempo de
HSIEN, un fino entramado en el que se complementan elementos
fuertes y débiles de aquellos seres llamados a relacionarse.

Las imágenes que integran el hexagrama son la de una montaña,


y un lago. La montaña posee su cresta ahuecada, en cuyo interior
duerme el agua. Estas imágenes sugieren las posiciones básicas
que adoptan lo fuerte y lo débil para proveer a su unión: en
tiempos del Influjo, la unión se realiza colocándose lo fuerte por
debajo de lo débil, así como la montaña se coloca debajo del
lago, así como el enamorado se coloca por debajo de su amada
para cortejarla. La misma idea es sugerida por la imagen del
cachorro de león jugueteando por encima del cuerpo de su
madre. Lo fuerte siempre se coloca debajo, en dirección de la
tierra, como la base de la montaña o las raíces de los vegetales.
En fin, como el pueblo mismo, sobre el cual se instalan las
potestades.

El ahuecamiento de la cúspide de la montaña sugiere, por otra


parte, que el influjo es puesto en movimiento mediante el vacío.
Dicho de otro modo: es el hueco o vacío el que inicia el Influjo,
creando un poder de atracción semejante a la atracción de
vientos que producen los centros ciclónicos, escasos de aire. Este
vacío, este hueco, está simbolizado en toda línea partida y actúa
de esa manera en todos los planos de la realidad fenoménica. En
lo personal, corresponde a una actitud receptiva y acogedora. En
órdenes más remotos, como la geopolítica, por ejemplo, se
manifiesta como descuido o abandono de áreas de frontera, lo
que suele atraer las apetencias de vecinos conquistadores.

La enseñanza acerca de lo virtual que extraemos de este aspecto


del hexagrama es grande, desde que se brinda, a través del
pensamiento analógico, la estructura universal de la atracción
como acontecer situado más allá de todos los fenómenos
particulares en que aparece. Si aspiramos a que los clientes
penetren a través de la puerta de un local de negocio recién
inaugurado, debemos dejar la entrada libre; debemos producir el
hueco, la línea yin. No debemos nosotros mismos obliterar la
entrada parándonos justamente allí por donde la gente deberá
pasar. El vacío, el hueco, atrae siempre, es su función. Sin
embargo, atraerá tanto a clientes como a ladrones. Este vacío,
este hueco universal, puede llamarse "amplia y fácil entrada",
como "descuido". Puede llamarse también falta de compañía, por
eso, quien sale solo, la encuentra, dice el Libro. Puede llamarse
abandono. Por ello los terrenos baldíos atraen a intrusos. En fin,
también puede llamarse "femineidad", en un grado de apelación
más elevado.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien moviendo el dedo


gordo de uno de sus pies.
El impulso del cual trata el hexagrama, es una energía que se
nace de la tierra fecundada por el cielo, más allá de lo físico y de
lo psíquico. Por eso, en el cuerpo, comienza a manifestarse por
las extremidades inferiores.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto moviendo sus


pantorrillas. Será malo, dice el oráculo, y agrega:
"Más vale permanecer quieto".
Esta línea parece referirse a quien, desaprensivamente, centra su
conducta en el seguimiento a otros. El sujeto encuentra más
cómodo aceptar lo que otros elaboran o crean o proclaman, que
pensar la realidad por sí mismo.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien sintiendo el influjo en


sus muslos. Mala suerte, augura el oráculo.
Aquí el impulso parece manifestarse a mitad de camino entre la
extremidad inferior del cuerpo y la cabeza. No será correcto
seguir al impulso en situación semejante, pues primero debería
esperarse la orden emanada del cerebro. Dicho en otros términos,
el oráculo sugiere que debemos tolerar los movimientos
inconcientes que genera el impulso, más de ninguna manera
realizarlos voluntariamente cuando no han pasado previamente
por el raciocinio. En sentido moral, diríamos que lo malo no está
en sentir, sino en consentir.

LA 4ª LÍNEA: dice que quien se manifiesta inseguro en


sus movimientos no consigue más adhesión que la de
su círculo íntimo. No influye grandemente en los
demás.
Es misión de todo influjo el trascender hacia los demás, mas esto
requiere como condición un orden interior en la propia
personalidad portadora del influjo. Cuando la personalidad es
insegura, se hace mala conductora de impulsos. Estos se pierden
a mitad de camino. Lo advertimos en personas de movimientos
disarmónicos, en que sus propios objetivos tropiezan con
continuas idas y venidas. Por lo contrario, la gente aplomada,
segura en sus gestos y movimientos, es la que resulta más
influyente y la que es capaz de irradiar más sugestión.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien intentando mover —


infructuosamente— una parte inarticulada del cuerpo.
(1)
La misión del influjo es transmitirse a través de la materia y
trascender la propia persona. Esto requiere que el mismo sea
aplicado a aquellas partes del cuerpo que sean aptas para
transmitirlo. Debe tratarse, pues, de partes articuladas o
conectadas con otras, pues de no ser así, la transmisión del
impulso fracasaría.

Trasladada esta imagen a otros campos, diríamos que se trata de


la misma estructura universal que le ha hecho decir a Jesús que no
había que arrojar perlas a los puercos. (2) Las enseñanzas de
sabiduría son para aquellos que, según el Evangelio, "tienen
oídos para oír", pero también para quienes tienen capacidad
para transmitirlas.

LA 6ª. LÍNEA: muestra a alguien moviendo los


maxilares y la lengua.
Esto sugiere la última manifestación del influjo, a través de la
máxima manifestación del espíritu humano. Los maxilares y la
lengua son, a su vez, las partes del cuerpo más cercanas al
movimiento voluntario. El Libro de las Mutaciones viene a
consagrar, aquí, a la voz como la verdadera vía regia para la
transmisión del influjo.
NOTAS
(1) Legge dice "la carne cercana a la espina dorsal, sobre el corazón".
Wilhelm dice: "la nuca".
(2) Mateo, 7-6.

32. HENG / LA DURACIÓN, LA PERSEVERANCIA

E1 signo que le sigue al anterior es "HENG", el hexagrama


número 32, traducido por Wilhelm como "La Duración", por
Blofeld como "La Larga Resistencia", por Gall como "El
Matrimonio", por Cordiglia como "luna Creciente", y por Lauer
como "La Resistencia" y también "La Duración". Está compuesto
por los semisignos CHEN, arriba y SUN, abajo, esto es: trueno y
viento respectivamente.

Si el hexagrama HSIEN era el influjo, la chispa, la energía


sugestiva, HENG viene a ser su cauce, su itinerario, las vías por
donde esa energía va a circular. Por ello, este signo encierra el
secreto y la sabiduría de lo perdurable. Es lo que hace durables a
las instituciones, desde el matrimonio hasta el propio Estado, así
como iglesias, empresas, asociaciones, etc. Es lo que hace
perdurables las amistades y los vínculos de todo tipo.

En el orden individual, este tiempo produce la unidad del


carácter, la definición de la personalidad. Las formas definidas de
una persona constituyen, de suyo, un itinerario, un derrotero fijo y
definido para que por él circule, una y otra vez, la chispa de la
vida. A su vez, estas formas definidas, en lo exterior, ayudan a la
nitidez de la imagen que se brinda a los demás. Una
personalidad definida no solamente constituye un derrotero
seguro para que sea recorrido por sus impulsos interiores;
también representa, hacia afuera de ella misma, una suerte de
"mapa de expectativas", que facilita a la persona situada frente a
ella, el abordaje con facilidad.

Por el contrario, una personalidad no definida hallará dificultades


en alcanzar sus propósitos de vida, por un lado, y despertará
recelos y desconfianza en su entorno, por el otro. El secreto de lo
durable es la perseverancia en la propia órbita, en el propio
derrotero. Así se perfecciona cada uno dentro de su propio
espacio, dentro de su cauce e itinerario cíclico. He aquí la edad
propicia para contraer matrimonio y para iniciar empresas de
índole permanente; el haber alcanzado el umbral de la propia
definición del carácter y de la personalidad.

Esto es así por cuanto toda modificación posterior de rumbos, de


derroteros, de expectativas, acaba indefectiblemente con la
Duración. Toda unión entre humanos se realiza, por un lado, a
nivel de lo visible, mejor dicho, a nivel de lo perceptible por los
sentidos, pero además, se realiza a nivel de lo invisible, que
significa tanto como el nivel de las expectativas virtuales. Un
cambio brusco de fortuna suele ser motivo de alejamiento del
sujeto en quien recae, respecto de su grupo, aun contra la
voluntad de todos, porque se han quebrado lazos interiores entre
ellos, motivado por la ampliación o disminución súbita del ámbito
de expectativas de uno de los miembros. Parejamente, la decisión
insospechada, por parte de uno de los miembros de una pareja,
de iniciarse en una carrera intelectual suele también cambiar sus
expectativas, con lo cual, a la larga, puede traer aparejado una
ruptura entre ambos. Lo propio suele acontecer con un brusco
cambio de fortuna dentro del matrimonio. Si la unión de ambos
cónyuges se originó dentro de una situación económica
determinada, un cambio sensible en ésta puede resentir la unión
de la pareja, en alguna medida. Son los lazos invisibles los que
se verán afectados: las expectativas de uno respecto del otro.

El hexagrama enseña, pues, aquello en que reside, en última


instancia, la duración de las cosas. Sólo es posible la duración de
las cosas cuando a un fin le sucede un nuevo comienzo y el
fenómeno de que se trate se haga, así, perdurable, así se trate de
una conversación, un juego, un trabajo o la unión sexual.

¿Y cómo se logra? Mediante un itinerario sin solución de


continuidad, es decir, imitando a una cinta sinfín. Itinerario es, a
su vez, forma, mapa, recorrido fijo. Nunca habremos reparado,
quizás, en que los ojos, al mirar, efectúan un itinerario sobre el
objeto observado. Esto significa que sólo son perceptibles los
itinerarios cerrados, esto es, formas definidas en el tiempo.
LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo cálculos
acerca de la larga duración de una cosa recién
aparecida. Será malo, dice el oráculo.
Cuando las cosas son aún tiernas, luego de emerger, muestran
estar impregnadas, casi totalmente, del espíritu del impulso inicial,
HSIEN, que las rodea como un aura virginal. Por ello, es
generosa y no mide riesgos la juventud; por la misma razón, las
empresas nuevas deben manifestarse, de ser posible, con un
derroche de entusiasmo, y eso está bien. No ha llegado aún el
tiempo de pensar en asegurar su duración, ni en el ahorro de
fuerzas o recursos; todo es expansión, sueños desmedidos que
cargan de sentido la empresa iniciada. La cosa de que se trate
parece ser ella misma todo impulso y toda sugestión.

Esta estructura universal es la que suele emocionar a los ancianos


en presencia de niños pequeños, o de jóvenes aún inexpertos. Les
emociona la manifestación de la vida apoyada en sí misma, sin el
andamiaje de razones, ni de medios. El Evangelio narra la
historia de un señor que, yéndose lejos, encarga la custodia de
sus bienes a tres siervos suyos, a los cuales da, a uno cinco
talentos, al otro dos y al tercero uno solo. En ausencia de su
señor, los dos primeros comercian con el dinero recibido con muy
buena fortuna, pues incrementan los talentos recibidos. El tercero,
que había recibido sólo un talento, teme perderlo y entonces cava
un hoyo en la tierra y lo esconde.

Vuelto el señor, los tres siervos le dan cuenta de lo realizado en su


ausencia. Así, los dos primeros le presentan lo recibido más la
ganancia lograda. El tercero, en cambio, devuelve al señor el
único talento, confesándole que lo escondió en la tierra por miedo
a perderlo. La parábola termina con la condena, por parte del
señor, de esta última actitud. (1) En este tiempo, más
propiamente, en su comienzo, no se deben admitir miedos ni
segundas intenciones. Los dos primeros siervos se manifiestan
arrojados y confiando en la buena fortuna que acompañará a sus
negocios. El tercero teme, opone reparos. Piensa que puede
perder su única moneda si lo arriesga. Es una actitud condenable
por impropia de este tiempo. En otro registro, recordemos que
para no caer en un supuesto como éste, Hernán Cortés quema las
naves y con ello se asegura la conquista de México.

LA 2ª LÍNEA: señala un segundo estadio en el cual


desaparece la mala fortuna anterior.
En un segundo estadio, HENG, que es el signo de la perennidad,
de la duración, comienza a ejercer plenamente su influencia. Aquí
se logra refrenar toda demasía, todo impulso, y las cosas
comienzan a andar como sobre carriles.

LA 3a LÍNEA: muestra a alguien que es cubierto de


humillación y de vergüenza, porque no confiere
persistencia a su carácter. "En parte alguna él será
perdonado", dice la versión de Legge. "Persistente
humillación", dice la versión Wilhelm.
Esta línea se refiere a un aspecto de la duración vinculada al
carácter. El carácter es la apariencia externa de la vida psíquica.
Un carácter definido, confiere a quien lo posee, una clara y
definida personalidad social. Todo lo que se ve nítido, se ve
mejor y se ve mejorado respecto del resto de su entorno. Además,
sirve de hito de referencia. Por ello los dirigentes naturales
presentan esa particularidad exterior y los que no lo son, acuden
a “asesores de imagen”. Lo que no es nítido ni definido, es
borroso y confuso. Genera rechazo y temor.

LA 4ª LÍNEA: Presenta a alguien que,


perseverantemente y con extremo insistencia, se
empeña en cazar en un campo donde no existen
animales.
La perseverancia supone un rumbo y un objeto inteligentes.
Privada de ello, se transforma en torpe empecinamiento. La
perseverancia no sirve, en sí misma, para encontrar nada. En
todos los casos deberá ser guiada por el lúcido entendimiento.
La constancia supone la existencia de un mecanismo, mas en
ningún caso es un método. No se endereza hacia fines, sino que,
más bien, es un mismo camino en permanente renovación y lucha
contra el hastío, al que logra vencer.

LA 5ª LÍNEA: se refiere al ritualismo, la cotidianeidad y


la rutina, que dice que es venturoso para la esposa,
pero para el esposo, nocivo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que busca la duración,


la permanencia, con apresuramiento y desasosiego.
Lejos está de lograr su cometido, dirá el oráculo.
Según lo hemos dicho ya, la materia de la que tratan los
hexagramas se refiere a aconteceres situados más allá de lo
fenoménico. Son estructuras, de las cuales los fenómenos en sí
mismos son sólo manifestaciones. Buscar la permanencia como
fenómeno externo, es decir, buscar la permanencia en aquello
que ofrecen los sentidos, es absolutamente vano. Para hallar la
permanencia, es preciso conocer la estructura invisible que la
hace posible. Todo apresuramiento nos traslada inmediatamente
fuera del tiempo humano y real, para situamos en un tiempo
meramente convencional, que es el tiempo que se mide en relojes
y calendarios.
NOTA
(1) Mateo, 25-14/30.

33. TUN / LA RETIRADA, LA HUÍDA

Las cosas perdurables lo son durante el tiempo de HENG. Cuando


el tiempo de lo perdurable acaba, le sucede el tiempo de "La
Retirada", el hexagrama número 33, llamado "TUN", en chino.
TUN está compuesto por los trigramas CH´IEN, arriba, y KEN,
abajo, que acoplan las imágenes del cielo y de la montaña,
respectivamente. La idea es la de una retirada propia, es decir,
una retirada efectuada en el tiempo propicio y oportuno. Una
retirada activa y, podríamos decir, estratégica. Se parte de la
base de que las líneas yin se encuentran en plena y legítima
expansión, amenazando virtualmente con ocupar todo el
hexagrama para desalojar a todas las demás líneas. De tal modo,
toda resistencia sería inútil y costosa, de manera que lo más
propio y oportuno, en este tiempo, es retirarse.
A esta retirada estratégica y activa se refiere Jesús en el Evangelio
de Juan, cuando anuncia a sus discípulos que ha llegado para él
el tiempo de volver al Padre, porque se acerca el príncipe de este
mundo. (1)

Todas las líneas del hexagrama se refieren a distintos aspectos de


La Retirada.

LA 1ª LÍNEA: exhibe una columna de gente


retirándose. Situarse en la cola es peligroso, dice el
oráculo. (2)
Se supone que la retirada del grupo encolumnado es debido a
una amenaza que se aproxima por detrás. Por ello, este primer
puesto del hexagrama, que corresponde a la cola, resulta
peligroso. La sabiduría popular aconseja a menudo "saber
retirarse a tiempo" en cualquier actividad, antes de que se
manifiesten las señales de un declinar lamentable de la persona u
otra circunstancia que así lo imponga. En todas las latitudes y
culturas, los niños de corta edad suelen jugar a una carrera en la
cual establecen que el resultar último resultará particularmente
humillante.

Todas las secuencias temporales poseen un último estadio, que


está en contacto estrecho con la secuencia siguiente, que es su
opuesta. Los últimos estadios son siempre aquellos signados por la
decadencia, fuertemente influidos por la próxima muerte del
tiempo a que pertenecen, y por el tiempo siguiente, que
comenzará negando todos los valores que anteriormente tenían
vigencia.
Esta es una estructura ciertamente cargada de melancolía, pero es
inexorable. Cuando una moda, de cualquier clase, se va, y es
reemplazada por otra, los últimos en abandonarla siempre caen
en el ridículo. También resulta de mal tono ser el último en
retirarse en una fiesta social, o comerse el último bocadillo de una
bandeja. El elemento universal es, en todos los casos, el mismo,
que se manifiesta en cualquier plano de lo fenoménico.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto apegándose a su


propósito con tanta tenacidad, que pareciera atado a
él con una correa.
Este estadio corresponde a la terquedad. El sujeto se opone al
tiempo de la Retirada con suma terquedad, aferrándose a su
posición. Este punto de la secuencia marca la oposición más firme
con que deberá tropezar este tiempo. En ocasión de ordenarse,
en una batalla, una retirada —estratégica o no—, la mayor
oposición parte, a veces, de aquellos que comandan el sector de
tropas en contacto más estrecho con el enemigo, posición
simbolizada por esta línea.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien retirándose con


dificultad, en razón de encontrarse arraigado al lugar,
o a la posición que debe abandonar.
La situación es triste y peligrosa. Tal vez, el sujeto debería cobrar
razón de que existe un tiempo para todo, incluso un tiempo para
el desarraigo, diríamos, parafraseando al Eclesiastés. (3)
El oráculo agrega que, en un caso así, es menester tratar con
señorío a las cosas que nos atan ("como si fuesen siervos o
concubinas", dice la traducción de Legge). Toda retirada implica
siempre, un poco, practicar una fractura del yo, en la porción del
mismo que se ha proyectado sobre las cosas que nos rodean. El
emigrante siempre deja un trozo de su corazón enterrado
definitivamente en su tierra natal. La poesía popular ha cantado
esta estructura en todos los idiomas.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto retirándose, a pesar de


sus inclinaciones. Sólo el hombre superior es capaz de
hacerlo, porque puede vencerse a sí mismo. El vulgar,
no lo consigue.
En este capítulo de La Retirada, ésta consiste en un esfuerzo de
voluntad que prueba al hombre superior, constante paradigma a
que apunta el libro.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto retirándose de un modo


que resulta admirable a los ojos de los que lo rodean.
Lo que aquí es motivo de admiración, es la oportunidad, la
justeza de la decisión. Se refiere la línea a la retirada como
jugada maestra, a la resolución fruto del frío raciocinio y de la
intuición.

LA 6ª LÍNEA: exhibe a alguien retirándose noble y


sencillamente.
Es la Retirada como resultado de una libérrima y madura decisión
interior; es fruto de un verdadero desprendimiento y de un
elevadísimo sentido moral. Es esta disposición de retirarse,
consecuencia directa de una fina percepción de los tiempos.
NOTAS
(1) Juan, 14/28 y 30.
(2) Wilhelm dice que el signo representa la imagen de algo que va
retirándose, y, por ello, el primer trazo representa la cola, y el último, el más
alto, la cabeza. Cordiglia, por su parte, traduce el punto como "retirar la cola
cuando estamos en peligro", y Lauer dice que esta línea muestra una cola que
se retira.
(3) Eclesiastés, 3/1-2.

34. TA-CHUANG / EL ENFRENTAMIENTO CON EL PODER


Y LA FUERZA

E1 hexagrama número 34 es TA-CHUANG", dedicado al Poder y


la Fuerza. Está compuesto por los semisignos CHEN, arriba, y CH
´IEN, abajo, de manera que evoca las imágenes del trueno sobre
el cielo, como manifestación visible de ese Poder.
Llegado este tiempo, percibimos el influjo de poderosas fuerzas
espirituales que nos mueven a actuar. Tan grandes, en verdad,
que comenzamos a temer el descontrol.
En otras palabras: se trata de una fuerza que se manifiesta en
nosotros, pero cuya naturaleza es exterior. También percibimos
los signos de este tiempo en el entorno, y entonces tememos ser
envueltos en un proceso que puede llevarnos fuera de nosotros
mismos. Así, surge la necesidad de tomar control de este poder,
semejante a un caballo encabritado al que hay que domar.

Este signo recuerda al hexagrama número 26, "TA-CH´U",


"Autodisciplinarse, Restringirse", pero en verdad, pocos son los
paralelos que pueden trazarse entre ambos hexagramas. En TA-
CHUANG, como dijimos, se trata de una fuerza originada fuera
del sujeto y que éste deberá protagonizar, si no quiere correr el
riesgo de ser arrastrado por ella. En TA-CH´U, en cambio, se trata
de una fuerza y un poder puramente internos, se trata de la
creatividad, la cual se incrementa y disciplina a medida que
aplicamos freno y contención.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un sujeto manifestando su


fuerza en los dedos de sus pies. El oráculo dice que el
persistir de esa manera trae desventura.
En verdad, los dedos de los pies no son aptos para soportar una
gran fuerza. Esta línea simboliza al Poder y a la Fuerza ocupando
un lugar inferior. Manifestándose en cosas pequeñas, el poder y
la fuerza siempre aparecerán como desproporcionados.

Por otra parte, aquí se vislumbra la naturaleza íntima de toda


violencia como aplicación extrema (literalmente hablando,
extrema como de "extremidad") del Poder y la Fuerza. La
violencia es puñetazo, es patada; siempre se castiga con las
terminaciones extremas de los cuerpos. La punta del brazo, del
látigo, de la espada, o del garrote. La violencia, así, sería una
aplicación degenerada del verdadero Poder y de la verdadera
Fuerza, que se imponen, de suyo, por sí mismos. Así que el
verdadero Poder y la verdadera Fuerza no deben manifestarse en
la violencia, ni tampoco en las cosas subalternas, como las
fuerzas de choque, por ejemplo. Si bien no existe fuerza ni poder
sin un poder para ejecutar y para reprimir, también es cierto que
ambas cosas poseen naturalezas distintas.

El Poder y la Fuerza son energías espirituales. La violencia, en


cambio, es su ínfima y circunstancial manifestación material. A tal
punto es circunstancial esta manifestación que, por ejemplo, un
gobierno que apelara a la violencia de fuerzas de choque, en
realidad, manifiesta con ello carecer del Poder y de la Fuerza
necesarios para mantener el orden por su solo influjo. En general,
de los regímenes, como también de las personas violentas, puede
decirse que íntimamente padecen debilidad.

LA 2ª LÍNEA: dice que en este tiempo la buena fortuna


significa persistir en el curso correcto.
Así como en el signo Nro. 6 (“El Conflicto, El Pleito"), se exhorta
a la conciliación porque nosotros no somos los reales
protagonistas de la contienda, sino, más bien, sus instrumentos,
así también aquí el oráculo dice que aquel que manifiesta tener
Fuerza y Poder, es más bien un objeto, un instrumento de esa
Fuerza y de ese Poder. Que esa fuerza y ese poder que él cree
atributos propios, en verdad, existen más allá de él mismo y
poseen sus leyes propias. Debemos tener, pues, suficiente
corrección y perseverancia para ser capaces de asumir esas
energías, para imprimirles las direcciones y metas correctas.

LA 3ª LÍNEA: muestra simultáneamente a un hombre


vulgar usando todo el poder de que dispone, y a un
carnero, que arremete contra una cerca y enreda sus
cuernos.
La primera imagen proporciona la idea del "uso" del poder, en
contraposición a la idea de "ejercicio" del poder. La segunda
ilustra acerca del peligro que entraña el uso del poder.

Mientras el uso del poder y de la fuerza nos hace, en verdad,


esclavos de ellos, enredándonos en cuestiones exteriores, su
ejercicio, es decir, su empleo comprometido, será siempre
manifestación de nuestra propia personalidad. Corrección en los
fines, y mesura, contención en su aplicación, serán los datos
externos distintivos en este último caso.

LA 4ª LÍNEA: compara el ejercicio del poder con las


ruedas de un carruaje. Además, dice el oráculo que la
cerca se abre, y no nos enredamos en ella.
Poder y Fuerza son sinónimos de orden. Quien no sabe ubicar a
cada uno de sus subalternos en su lugar propio, jamás podrá
aspirar a ejercer poder ni fuerza algunos. El Poder, en ese
sentido, es radial, como la rueda de un carruaje, y además, como
ésta, es dinámico, de suerte tal que, mediante su intervención,
todos cumplen con sus respectivas funciones en armonía. Además,
Poder y Fuerza tienen la función específica de evitar toda
violencia que no fuere estrictamente necesaria, entendiendo ésta
como la que previene toda perturbación del orden dinámico, que
el correcto uso del poder y la fuerza provee.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que pierde su carnero.


Ello no obstante, el oráculo dice que no habrá motivo
para arrepentimiento.
El texto sugiere que, aun asumiendo el poder legítimamente y con
corrección, el mismo precisa de permanente atención. Puede
perderse en cualquier momento, como la imagen del carnero.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un carnero que, arremetiendo


contra una cerca, enreda en ella sus cuernos de
manera que no puede retroceder, ni avanzar. Si uno
pudiera llegar a comprender las dificultades de la
situación, habría buena suerte.
El poder por el poder mismo, la fuerza por la fuerza misma
conducen siempre a un atolladero. El poder, la fuerza, son
energía pura, y su sentido es servir de medio idóneo para lograr
fines más allá de ella misma. Esto evoca la conocida frase
atribuida a Napoleón, que dice que "las bayonetas sirven para
todo, menos para sentarse sobre ellas".

35. CHIN / EL PROGRESO


Las cosas en estado de poder tienden a progresar, a expandirse
hasta llegar a un cenit. Es así que al hexagrama TA-CHUANG, le
sucede el número 35, CHIN, que significa Progreso. Está
compuesto por los semisignos LI, arriba, simbolizando al sol, y K
´UN, abajo, simbolizando la tierra. Su imagen general es la del
sol ascendiendo por sobre la tierra.

Este signo habla de un tiempo de crecimiento rápido, similar al


del avance del sol por las mañanas. También advertimos la misma
estructura en el crecimiento que se opera en los niños, desde la
más tierna edad hasta la llegada de la pubertad. El desarrollo de
ciertos vegetales también está presidido por este tiempo. Tiempo
de avance decidido, que encierra dentro de sí mismo un secreto e
inquebrantable destino de llegar, de cumplimentar los tramos de
su secuencia hasta el final.

Este hexagrama está dedicado a los problemas que acosan


interiormente a quien quiere llegar a la cima, a la culminación de
cualquier proceso importante, como también a quien ha
alcanzado la meta.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto queriendo avanzar,


más siendo frenado.
El tiempo de Progreso, como todos los tiempos cualificados, se
manifiesta antes de su aparición efectiva a nivel sensorial. Esta
línea marca ese estadio, en el cual el sujeto siente unos
vehementes deseos de avanzar, mas aún, le es imposible hacerlo.
En esta etapa, el sujeto choca con resistencias y desconfianzas
porque todavía no es la oportunidad para el avance.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto progresando


activamente, pero con el aspecto de estar
desconcertado y melancólico. El oráculo dice que él
recibirá una gran bendición de sus antepasados.
Advertimos esta estructura en los jóvenes en plena evolución
prepuberal. El joven se pone pálido, evidenciando, además, un
aspecto general de anonadamiento y languidez. Crece
apresuradamente y ello lo turba. Posee aún una mentalidad de
niño, en un cuerpo que va anunciando los signos de la
adolescencia y sus cambios. La bendición que señala la imagen
es aquí símbolo del inequívoco empuje que le da la Naturaleza.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto en pleno progreso,


recibiendo la confianza de todos los que lo rodean.
Esta línea señala un estadio más avanzado en la consolidación de
este tiempo. El sujeto ya se siente protagonista del mismo, y su
desparpajo juvenil es celebrado por el medio humano que lo
rodea.

LA 4ª LÍNEA: muestra a un hámster acaparando


alimento. No es éste el modo propio de progresar,
agrega el oráculo.
En tiempos del Progreso, es de vital importancia que éste se
manifieste como expansión, y no como acumulación.
El organismo de los niños hasta la adolescencia no debe
acumular grasas en demasía; ello es proclive a producir ciertas
dificultades en su desarrollo posterior, sobre todo genital.
Parejamente y en el plano colectivo, un tiempo de acelerado
progreso exige una política de expansión y no de acumulación de
reservas, más allá de cierto límite. El tiempo del progreso precisa
de empresas, de riesgos, de inversiones y de fomento de la
actividad económica general. Toda acumulación, en tiempos de
"El Progreso", va en desmedro del crecimiento y por ello se
considera negativa.

LA 5ª LÍNEA: señala un punto, un estadio en la


evolución de este tiempo, en el cual ya no es posible
retroceder.
Ni siquiera se admitiría, aquí, la duda acerca de si es
conveniente seguir expandiéndonos o no. El sujeto se halla, por
así decirlo, como deslizándose por una pendiente y ya no puede
detener su progreso.

Es el caso de ciertas empresas, económicas o políticas que, de


pronto, escapan de las manos de sus fundadores por causa de un
crecimiento más allá de las previsiones de éstos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando por la


fuerza, como poseyendo cuernos o garras, pero
solamente usándolas para castigar la propia ciudad.
Esta línea, la última del hexagrama, señala los límites del
Progreso. El verdadero Progreso avanza sólo hasta el borde de la
propia capacidad de progresar, y no más allá. Se trata de un
caso similar al del agua, que decíamos que sólo podía llenar el
recipiente hasta el borde, que son las propias limitaciones del
sujeto. Cuando el pollito rompe el cascarón del huevo que limita
su vida en estado de latencia, ingresa en otro tiempo, que
corresponde a su nuevo estado. No existe un más allá para él,
sino dentro de otras premisas, otras circunstancias, otra razón. El
mismo cambia de forma, y es otro, a la postre. Comienza para él
otro nuevo ciclo de vida.

Otra lectura de la imagen dice que cuando el Progreso llega a su


fin y mediante la violencia queremos, no obstante, forzarlo, sólo
lograremos castigarnos a nosotros mismos.

36. MING-I / EL REGRESO, LA INVOLUCIÓN

E1 signo siguiente al Progreso es su contrario, el número 36,


llamado "MING-I". Posee el semisigno K´UN, arriba, y el
semisigno "LI", abajo, esto es, presenta al sol hundido por debajo
de la tierra. Por ello es traducido por muchos autores como "El
Oscurecimiento de la luz". Está asociado al regreso y a la
involución.

Así como el sol se elevaba rápidamente por sobre la tierra en el


hexagrama anterior, aquí el sol es arrastrado rápidamente hacia
las profundidades abismales del firmamento. Si el Progreso era
sinónimo de lucidez y vigilia, este signo, en cambio, representa lo
inconciente. Un sujeto tenebroso, o una multitud ciega lidera en
este tiempo. El sabio tiene un solo camino en él: ocultarse, como
hace el sol luego del ocaso, y velar su luz, hasta que transcurran
sus seis etapas.

LA 1ª LÍNEA: proporciona dos imágenes: la primera


consiste en el oscurecimiento de la luz durante un
vuelo, lo que hace que el sujeto de la línea,
simbolizado aquí como un pájaro, sienta las alas
pesadas.
La segunda imagen es la de un sabio que, antes de
partir en peregrinación, reflexiona concienzudamente
acerca de su viaje y ayuna durante tres días. Teme
que, adonde quiera que vaya, despierte
murmuraciones malévolas o burlonas.
En ambas imágenes se trata de una travesía —analógicamente,
se trata de la travesía de la vida— en circunstancias
especialmente difíciles impuestas por el tiempo que a uno le toca
vivir y caracterizadas por la incertidumbre. Se trata de tiempos
difíciles, simbolizados por la huida del sol rumbo a las
profundidades luego del ocaso, en la primera imagen, y por el
temor a lo desconocido, que acompañaba todos los viajes a
regiones remotas en la antigüedad, en la segunda.

El pájaro de la primera imagen siente las alas pesadas, con lo


cual se indica que deberá descender y abstenerse de seguir
volando hasta el fin de la noche. En cuanto al peregrino,
reflexiona largamente y ayuna, lleno de temores. Más bien
debería esperar a juntar fuerzas, hasta que el corazón le indique
la finalización de este tiempo, que en nada le ayuda.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto herido en el muslo


izquierdo, imposibilitado de todo movimiento. Ello no
obstante, logra superar la inmovilidad, utilizando la
fuerza de su caballo.
La travesía en circunstancias como las de este tiempo, ausentes de
claridad y rodeadas de tinieblas, expone al sujeto a toda suerte
de peligros y obstáculos en su derrotero. La imagen de la línea se
refiere a una herida en el muslo, la cual le impide andar,
obligándolo a utilizar la fuerza de un caballo para salir de sus
dificultades. Esto sugiere por ejemplo, que en el tiempo de MING-
I, es propicio apelar a las fuerzas instintivas, simbolizadas aquí
en el caballo.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto cazando y cobrando


una pieza de sumo valor, por pura casualidad. Otras
versiones hablan de una expedición militar en la cual,
inesperadamente, se captura al jefe de los rebeldes.
La idea es que, durante este tiempo de general oscurecimiento,
también pueden acaecemos circunstancias inesperadas de signo
positivo. Este hexagrama proporciona el marco referencial
adecuado para concebir la idea de azar. El azar puede acarrear
lo bueno o lo malo más allá de toda previsibilidad.

LA 4a LÍNEA: muestra al sujeto penetrando el corazón


mismo de las tinieblas. Presiente la llegada del señor
de la oscuridad y se retira a tiempo.
El sujeto ha llegado a las antípodas del entendimiento, es decir, al
reino del inconciente y de las pasiones. No obstante ello, se retira
a tiempo para proteger su luz interior.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien que, en medio de una


situación tenebrosa de la cual no puede apartarse, se
oscurece a sí mismo ante los ojos de los demás,
fingiéndose sordomudo o loco.
He aquí una situación de total oscuridad, de la cual el sujeto no
puede escapar de manera alguna. Sólo una salida le queda para
proteger su integridad: fingirse alienado y así pasar inadvertido.
Esta respuesta es bastante común en la sociedad. Existen
situaciones del todo graves y que exigirían del sujeto medidas
drásticas. Ello no obstante, el indicado se siente incapaz o falto
de fuerzas suficientes y prefiere aparentar ignorar la realidad que
tiene delante.

LA 6ª. LÍNEA: presenta el caso de quien, en medio de


la más absoluta oscuridad, se eleva hasta la cima del
cielo para luego precipitarse en el seno de la tierra. El
oráculo agrega que él debiera haber iluminado los
cuatro cuartos de la tierra y falló. Erró pues, en su
papel de dirigente. Su suerte está echada y se
sumergirá entonces en las entrañas del abismo.
Oscuro pasaje es éste de la línea última de MING-I. Parece
hablarnos de quien, contando con todas las posibilidades de
arribar a un destino luminoso, se aparta voluntariamente de su
misión, prefiriendo la oscuridad.

Parece referirse a una dirigencia fracasada, a una oscuridad que


no ha podido ser luz. Pero también habla esta línea de la esencia
del mal. El mal como imposibilidad de bien, mejor dicho, como
un bien fracasado. El verdadero odio, siempre es un sentimiento
que fracasó como amor.

37. CHIA-JEN/ EL CLAN, LA FAMILIA, EL SENTIDO DE


NACIÓN

Luego de "La Involución”, sigue el hexagrama "El Clan, La


Familia", como número 37, llamado en chino "CHIA-JEN", y
traducido unánimemente por los diversos traductores como La
Familia. Está compuesto por SUN, arriba, es decir, lo suave, el
viento, y por LI, abajo, cuyo significado es fuego y también sol.
Cuando se hace la oscuridad afuera, el hombre de todas las
culturas se recoge en su hogar. Allí se reúne la familia,
precisamente, junto al fuego, LI. Afuera, reina la oscuridad y el
peligro. Adentro es un remanso de paz, una intimidad acorazada
cuyo eje es la mujer. Su ámbito es lo interior, la esfera de este
tiempo.
La familia sucede al matrimonio entre hombre y mujer. Juntos,
cada uno ocupando su posición y asumiendo su situación
específica, edificarán la familia, ámbito primero de la prole. La
mujer y el hombre se encuentran condicionados por sus
respectivos sexos; comprometidos, por así decirlo, cada uno con
determinada dirección en su conducta. El sitio correcto desde el
cual la mujer se edifica a sí misma y genera actividad es lo
interior, el sitio correcto del hombre, es lo exterior dice Confucio.
No se refiere esto a prejuicios, ni tampoco a una atribución de
funciones —siempre, en cada cultura más o menos arbitraria—
sino que se trata de comprender la posición desde la cual, cada
sexo se "ejerce", se constituye, se perfecciona, actúa; posición
condicionada por sus anatomías respectivas.

La mujer siempre ocupa un lugar central y, analógicamente,


simbolizada en la línea yin, partida, es un hueco a llenar. Tanto
anatómica, cuanto socialmente, la mujer atrae hacia sí, produce
"clima" acogedor, genera "encanto" y sugestión pasivos. El
hombre, por su parte, siempre ocupa un lugar periférico, externo.
Es proclive al asalto, a la arremetida, a la conquista.
El varón conquista, y la mujer posee. Cada uno se ejerce a sí
mismo desde posiciones radicalmente opuestas e intransferibles.
Lacan distingue el placer para el hombre, y el goce para la mujer,
dos vertientes opuestas de una misma sensación. La conciencia o
la falta de conciencia de la existencia real de estas dos actitudes
interiores básicas, opuestas y complementarias, incide más de una
vez en la ubicación ante la vida del hombre y de la mujer.

LA 1ª LÍNEA: reza que la morada de la familia se


encuentra dentro de un cercado.
El cercado, la fijación de límites, es condición esencial para que
aquello que se haga, en todos los órdenes de la vida, no sea un
caos y adquiera significación. Toda cultura se inicia con la familia
y es sinónimo de aprendizaje, de creación, de crecimiento y de
edificación de valores. Nada de eso podría ser posible sin la
fijación de límites que precede a todo cultivo, de donde deriva la
palabra cultura.
A instancias de la fijación de límites precisos, se instalan los
valores, las jerarquías, las proporciones, las metas. La educación
del individuo requiere de todas esas cosas, pues de lo contrario
no habría forma de medición del progreso, ni de la utilidad, ni
aún de la moralidad de los actos. Todo comienza, pues, con un
cercado.

LA 2ª LÍNEA: muestra la esfera de la mujer:


desprendida, blanda, humilde y abnegada con los
suyos, manifestación de que ocupa el centro del hogar.
El desprendimiento, como la abnegación y dulzura de la mujer
ubicada en su esfera propia dentro de su hogar, son cualidades
que manifiestan su lugar central, y, con ello, su falta de
desasosiego. Ella no quiere ir a parte alguna porque está en su
sitio propio. Traba con las personas y cosas que la rodean una
constelación de relaciones que es semejante a la del sol y los
planetas. Todo lo posee y todo lo cuida a la manera del sol,
dándoles calor y alimento.

LA 3a LÍNEA: nos muestra al sujeto tratando a los


miembros de su familia con excesiva severidad. Habrá
peligro, más al final, buena suerte, dice el oráculo. En
secuencia separada, se nos muestra la imagen de la
mujer y los niños riendo afectadamente, y gritando.
Esto traerá mala suerte, dice el oráculo.
La línea se refiere en estas imágenes a la disciplina que debe
reinar en una familia. De su lectura deducimos que la norma
general debe ser la moderación, mas si fuere necesario optar
entre casos extremos, es preferible una gran severidad a una gran
laxitud. El "padre de manteca" priva a sus hijos de lo esencial
para la edificación interior y la ubicación en la vida, que es el
punto fijo de referencia, el límite que les permite, en todos los
casos, saber a qué atenerse y crecer.

LA 4ª LÍNEA: señala a la mujer como la responsable de


la riqueza de una casa.
Característica fundamental de la conducta femenina es la armonía
en todos los aspectos, incluso en los gastos. Ocupando el lugar
de ama de casa, la mesura y equilibrio en su conducta se
reflejará, naturalmente en la fortuna y prosperidad de la familia.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto acercándose a su


familia transfigurado, con la apariencia de un rey. No
temáis, dice el oráculo, habrá buena suerte.
Aquí se consagra la posición del padre de familia, tan importante
para sus miembros como lo es la de la madre. Si tenemos
presente que las jerarquías que aprendemos en el seno del hogar
luego serán internalizadas, es decir, se incorporarán
definitivamente a los estratos más profundos de la vida psíquica,
daremos a nuestro padre el trato que el orden natural requiere.
(1) LA 6ª LÍNEA: describe la autoridad del padre de
familia como modelo de toda autoridad.
Tanto en la esfera familiar cuanto en la esfera social, la estructura
de la autoridad es la misma. La justicia y la clemencia, la equidad
y la disciplina son sus rasgos característicos. Quien no sabe
gobernar una casa, difícilmente pueda gobernar un país.
NOTA
(1) "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra
que Jehová, tu Dios, te da". (Éxodo, 20-12).

38. KUEI / DISENSO, ANTAGONISMO, POLARIACIÓN

Acabado el tiempo del Clan familiar, aparece "KUEI", el tiempo


que se inicia con malentendidos, con oposiciones, con
antagonismos. LI, ocupando la posición de arriba, y TUI la de
abajo, configuran la imagen del fuego sobre el lago, con sus
tendencias opuestas, el uno hacia lo alto, y el otro en dirección
hacia abajo. Se trata del hexagrama número 38.

Al igual que en el hexagrama número 6 ("SUNG", "El Pleito", "El


Conflicto"), en este tiempo aparecen dificultades originadas en la
contradicción, que traban en principio toda acción y toda
marcha. Mas este signo, no obstante, presenta grandes
diferencias respecto de SUNG. La primera de ellas es que no se
trata aquí de fuerzas o elementos de naturaleza opuesta, como en
SUNG. Se trata de fuerzas o cosas que, si bien se encuentran en
oposición, se han originado dentro de un mismo tronco. Se han
producido a partir de una división, de un antagonismo dentro de
lo que en principio era homogeneidad, como lo era el clan
familiar.

Esta particularidad, consistente en la comunidad de origen, hace


posible, a su vez, algo que en SUNG era completamente
imposible, esto es: un entendimiento o conjugación de ambas
fuerzas, basado en la complementación mutua. Toda mecánica se
basa en el universal consagrado en este hexagrama, y consiste,
en principio, en el desarrollo de diversas maneras o modos de
conjugación de este tipo de opuestos complementarios. Es el
tiempo que se expresa a través y como trasfondo de imágenes
tales como las de la balanza, el Parlamento y la pareja. Es el
tiempo que encierra el modo de vinculación específico de este
tipo de fenómenos, la íntima y secreta razón de su
comportamiento.

Este es el remedio a aplicarse en los conflictos interiores, en todos


los casos. Toda oposición interior no puede sino pertenecer a este
tipo de oposición transitoria y dinámica. Es un par de opuestos
interdependientes entre sí, capaz de producir movilización y
energía. Rige la razón profunda de todas las motivaciones que
movilizan la personalidad humana. Toda sana psicoterapia
realiza, como en KUEI, el tránsito de una relación de desgaste y
autoaniquilamiento, a un sistema motor de la personalidad,
generador de energía, pues toda personalidad sana consiste en
una buena fórmula de entendimiento y trabajo conjunto de
opuestos.
LA 1ª LÍNEA: proporciona dos imágenes: la primera es
la de un sujeto que pierde su caballo y, no obstante
eso, no corre tras él, en la convicción de que volverá
por sí mismo. La segunda imagen muestra a alguien
que se encuentra con gente extraña y perversa, y se
apresura a entablar relación y diálogo a fin de arribar
a acuerdos mínimos que permitan la convivencia en
paz.
Esta línea es ilustrativa de la distinción que apuntáramos entre la
oposición conjugante, aquella que, pese a la transitoria
contradicción, revela la existencia de una ligazón entre ambos
opuestos, como el caso del caballo y su dueño, y la oposición
radical, derivada de orígenes distintos.

Respecto de la primera, el oráculo da a entender que es, en


bastante medida, debido a fuerzas naturales. Se trata en todos los
casos de un equilibrio natural. En el segundo supuesto, en
cambio, la oposición de raíces distintas, requiere una labor y una
edificación concientes, por parte del sujeto para preservar la
convivencia en paz. Es necesario pactar, llegar a acuerdos
mínimos entre individuos hostiles entre sí por ser de extracción
diferente.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que se encuentra con


su señor en un atajo, por casualidad.
Las oposiciones de que trata este hexagrama, es decir, no
combativas sino integrativas entre sí, se dan en múltiples planos y
aspectos de la realidad, desde que representan toda una
dirección y dimensión del acontecer universal.

Una oposición muy común presentan las cosas sucedidas "por


casualidad". Más que oposición, se trata de fenómenos en
contraste, de coincidencias curiosas, significativas y caprichosas.
Son los acontecimientos no esperados, como el que narra la línea
y que le hacen pensar al sujeto, por ejemplo: "Justo aquí vengo a
encontrarme con mi jefe". A veces, las cosas suceden de la
manera más inopinada e inoportuna. A ese tipo de acaeceres se
refiere esta línea, diciéndonos que ellos, como en todos los casos
de oposición o antagonismo de la especie de KUEI, revelan estar
ligados de la misma manera. De tal suerte, todo lo que nos
suceda, será significativo.

LA 3ª LÍNEA: narra la mala ventura de un carretero


que es atacado, detenidos sus bueyes, obligado a
volverse del camino y él mismo castigado físicamente.
El oráculo dice que, no obstante este incidente, al
sujeto le espera la dicha.
Los contratiempos y accidentes que nos depara el destino también
son manifestaciones específicas del Antagonismo y la Oposición
de KUEI. Por dicha razón, ni son incausados, ni anodinos. Es
menester comprenderlos dentro del intrínseco dinamismo que los
liga y relaciona con otros acontecimientos —sus opuestos—, los
que, tarde o temprano, aparecerán.

LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien aislado en soledad a


causa de la contradicción general. Luego, aparece un
amigo leal.
Esta imagen sugiere que el solitario aislado en este tiempo por
sustentar posiciones contrarias al grupo, pronto encuentra
seguidores y amigos, a condición de que encarne, respecto del
grupo, una oposición franca y global. Entre los opuestos, en este
tiempo existe algo semejante a una ley, que equilibra —como en
la balanza— sus platillos.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto reconociendo en su


contrincante a un pariente suyo, al que seguidamente
pasa a unírsele por ser éste de rango superior.
La fusión de los opuestos es, en el tiempo de KUEI, posible,
porque ambos han salido de un mismo tronco y son semejantes.
En la vida observamos a veces que los contrincantes más
encarnizados pueden, en determinados casos, unirse y fusionarse.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que, aislado por sus


propias contradicciones interiores, ve a su compañero,
ora como amigo, ora como enemigo; primero tiende al
arco contra él, luego se arrepiente y deja el arco a un
lado. Confunde al bandido con el huésped. Luego,
agrega el oráculo, cae la lluvia y llega la ventura.
Esta catarata de imágenes ilustra acerca de los efectos nocivos de
las contradicciones no resueltas, lo cual, en el orden psíquico,
puede ser responsable de perturbaciones en la personalidad.

La oposición viene a ser el "molde racional", el tiempo cualificado


dentro del cual debemos entender y resolver los problemas
humanos. Todo problema, desde el punto de vista estrictamente
humano, es una contradicción que debe ser resuelta, como un
teorema. Esto es lo que diferencia a "problemas" de "hechos". El
hecho no se resuelve. Hay que atenerse a él. El problema, sí, y se
soluciona transformándose en hecho, bajo la acción dinámica de
sus componentes en oposición (los datos del problema). Por ello la
línea dice que al final cae la lluvia —modelo de hecho inexorable
— y se resuelve la contradicción.

La línea habla también del arco. El arco y la flecha son símbolos


de la contradicción dinámica. A este tiempo se lo concibe,
tradicionalmente, como el marco referencial dentro del cual fuera
inventada, históricamente, esa arma.

39. CHIEN / EL IMPEDIMENTO

E1 hexagrama número 39, "CHIEN", habla del tiempo de la


obstrucción, del impedimento, de la dificultad, simbolizado por
las imágenes acopladas K´AN, lo abismal y peligroso, arriba, y
KEN, la montaña, abajo.

La idea es que nos hallamos parados en la cornisa de una


montaña, frente a un precipicio o una ciénaga. Obviamente, en lo
inmediato, no podemos avanzar y en esto consiste la idea de
impedimento para este tiempo; lo abismal y peligroso se abre
ante nosotros, y por detrás, la pétrea espalda de la montaña nos
contiene.

Todas las líneas particulares tratan sobre los distintos


comportamiento que podemos adoptar frente a las dificultades, en
este tiempo de CHIEN.
De manera general, el hexagrama exalta la actitud de quietud,
que sugiere la montaña, y el tránsito hacia nosotros mismos que
es insinuado por la presencia del agua, que hace lo propio para
salir de las cavidades que suelen aprisionarla.

Este tránsito hacia nosotros mismos que, por otra parte, lo


imponen las propias circunstancias externas, dado que es
imposible avanzar en sentido alguno, nos permitirá la formación y
modelación del carácter, entendido éste como la capacidad de
responder como totalidad, ante toda dificultad.

LA 1ª LÍNEA: aconseja al sujeto esperar. Se encuentra


en una situación tal que todo avance lo conducirá a
mayores dificultades.
La primera regla frente a toda dificultad es, en principio, no
avanzar a toda costa, sino aguardar a que se aclare el panorama
para poder, así, adoptar la postura más inteligente y apropiada.
Debemos permanecer, en principio, frente al impedimento,
inconmovibles como la montaña, aprendiendo a ser dueños de
nosotros mismos como ella sugiere que es. Toda agitación podría
sernos fatal y empeorar las cosas.

En una antigua pero clásica comedia musical, "El violinista en el


tejado", hay una escena que transcurre en medio de una general
batahola. Los participantes, consternados, deciden consultar al
rabino allí presente, esperando de él alguna frase llena de
sabiduría, apta para calmar los ánimos descompuestos. Luego de
pensar unos instantes, y ante la expectativa general, éste les dice
sencillamente: "¿Por qué no nos sentamos?".

LA 2ª LÍNEA: muestra al ministro de un rey,


combatiendo obstáculo tras obstáculo, y ello no
implica error alguno.
Esta es una excepción a la norma general consagrada en la línea
anterior. Aquí el sujeto no puede detenerse ni practicar
introspección alguna, pues las dificultades contra las que combate
no son, en principio, propias, sino del rey a quien sirve. Él sólo
debe combatir denodadamente, aunque su empecinamiento le
traiga como consecuencia una dificultad tras otra. Es su deber.

Todo lo que nos acecha en el camino —sean impedimentos o


facilidades— son fenómenos que, por detrás de sus respectivas
apariencias, se encuentran firmemente ligados a sus opuestos, y
también a nosotros mismos como si fuésemos el fiel de la balanza.
De tal modo, sin siquiera percibirlo claramente, nos encontramos
íntimamente relacionados con todo aquello que nos acecha, y esa
vinculación, es absolutamente intransferible. Esta línea trata de
alguien que pretende vencer el obstáculo por cuenta de otro. Al
no ligarlo relación alguna virtual con el acontecimiento en
cuestión, sólo se limitará, pues, a combatirlo frontalmente; no
podrá esperar frente a él, ni vadearlo.

El Libro de las Mutaciones dice, en definitiva, que cada uno de


nosotros es parte integrante de sus problemas, y un dato
ineludible en su formulación y en la búsqueda de soluciones.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando y


encontrando nuevos impedimentos. Él, entonces, luego
de permanecer estacionado un tiempo, regresa al
punto de partida, con gran regocijo de sus antiguos
asociados.
Trata esta línea de la estructura universal consistente en aquella
partida que no es una partida definitiva porque se mantienen
incólumes los lazos ocultos, virtuales, que ligan al viajero con su
gente y su patria. Es el retorno del hijo pródigo (1) y también el
regreso de Ulises (2), que en todos los casos es motivo de gran
regocijo para aquellos seres queridos que aún permanecen en el
terruño, no importa el tiempo que haya transcurrido desde la
partida.

Pero la idea consagrada en la línea tiene, además, otro costado:


hay impedimentos que no son otra cosa que instrumentos de
felicidad. El impedimento, como todo fenómeno, es sólo la punta
visible del iceberg; puede que la parte oculta haga ver al
supuesto impedimento como un motivo de verdadero regocijo.
LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando, pero sólo
para encontrar nuevas dificultades. Es entonces
cuando, después de permanecer estacionado durante
un lapso, se une a otro sujeto mejor colocado que él y
que le puede brindar el apoyo que le falta.
Frente a una dificultad, si nada podemos hacer luego de
detenernos y meditar, y es imposible volver, deberemos pedir
ayuda. Esta especie de alianza desesperada nos hará
protagonistas o subalternos en la empresa de avance. O
someteremos al ayudador a nuestros propios fines o, por el
contrario, seremos nosotros los sometidos, como precio del
auxilio. Esta estructura es harto común en la vida de relación. En
la carrera hacia el éxito, la promoción, o el poder. Todo aquel
que somete a los demás a sus propios designios, sabe
secretamente de su propia incapacidad para avanzar solo. Lo
mismo acontece con aquellos que son sometidos. Saben,
concientemente o no, que han vendido su carácter de
protagonistas por un precio, que puede ser: prosperidad,
seguridad, o cualquier otro valor.

En otros órdenes, esta estructura aparecerá como una alianza


política, o como la simbiosis que efectúan ciertos vegetales, en
lucha permanente con las dificultades del medio, etc.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto combatiendo


denodadamente contra las mayores dificultades. Ha
conquistado la posición central de este tiempo, y así,
recibe, espontáneamente, la ayuda de amigos.
Cada tiempo tiene una posición central, la quinta línea, que, en
este caso, virtualmente otorga el protagonismo a quien se
encuentra en ella. Aquí, la lucha denodada contra las dificultades
se ha hecho casi un deporte para el sujeto. Combate alegremente.
Sabe que este tiempo así lo exige. Entonces, se juntan amigos en
derredor que lo imitan, que lo ayudan. En la raíz del poder de
sugestión de ciertos líderes que generan importantes movimientos
históricos se encuentra esta cualidad de percepción del tiempo
que en cada caso toca vivir, y sus leyes.

LA 6a LÍNEA: dice que el sujeto comprende el próximo


acabamiento de este tiempo, de manera que se decide
a esperar y a conceder toda la ayuda posible al sujeto
de la línea anterior.
Se sugiere aquí que el sujeto contempla con filosofía el tiempo
que se acaba, signado por las dificultades, en la convicción de
que se aproxima ya un tiempo mejor. Se dedica entonces a
ayudar al sujeto de la 5ª línea, que él interpreta como un auxilio
proveniente de Lo Alto.

Esta línea, en verdad, debe ser interpretada juntamente con la


anterior, por la vinculación que presentan ambas. La línea sexta
aparece como "en función" de otro tiempo que vendrá, y de la
línea anterior, es decir, es pura esperanza y puro
desprendimiento. Representa un situarse más allá de las cosas,
luego de una vida de duros enfrentamientos con la realidad. Pero,
a su vez, "explica", por así decirlo, la buena suerte de que goza
el sujeto de la línea 5ª. No sólo le llegan amigos, también goza
de los favores de la línea 6ª, que se encuentra "en relación de
futuridad"; es decir que para el sujeto de la línea 5ª, el sujeto de
la línea 6ª aún no existe. Recibe, así, una ayuda suplementaria,
una buena suerte adicional desde la esfera de lo virtual.

Este tipo de ayuda es lo que la gente suele interpretar, en la vida


diaria, como "buena suerte", o "buena estrella", o "bendiciones
del Cielo". Depende, en todos los casos, de la posición en que el
individuo se coloque dentro del sistema de puestos virtuales que
implica cada hexagrama.
NOTAS
(1) Lucas, 15/11-32.
(2) Homero: La Odisea.

40. HSIEH / LA LIBERACIÓN

Al tiempo de los Impedimentos le sucede el de Liberación. Por


ello, el hexagrama número 40, llamado "HSIEH", está
consagrado a la Liberación o Superación de Obstáculos, según
las traducciones. Compuesto por los semisignos CHEN, arriba, y
K´AN, abajo, simboliza el preludio de la lluvia, donde se agitan
las nubes, cargadas de agua liberadora, a instancias del trueno,
que trepida en lo alto.

La idea es que, después de un período de contención forzada por


obstáculos externos, todo aquello que logra liberarse tiende a ir
hacia los extremos, hacia los confines, para luego retornar. Esta
conducta es seguida por el agua, a la que alude uno de los
trigramas componentes, así como también por las cosas que se
liberan. El agua surgente llega necesariamente hasta el borde del
recipiente que la contiene, para luego retornar a la fuente de la
que mana. La liberación de costumbres pronto hace caer al
pueblo en excesos, estadio al que sucede inmediatamente una
vuelta en dirección de las antiguas costumbres, tendencia que,
por ser innata, interior y no exterior ni impuesta, produce, de
hecho, una moderación voluntaria y valiosa.

También sufre la tendencia de este tiempo quien, luego de un


período de estrecheces económicas, logra finalmente remover los
obstáculos y medrar. Sentirá inevitablemente un deseo desmedido
por sobresalir y llegar a los clásicos extremos a que llegan los
nuevos ricos. Siempre y en todos los órdenes, lo contenido y
liberado tenderá a reconocer sus nuevos límites, para luego volver
por sus fueros. Esta es una ley cósmica universal. Son los
presupuestos necesarios para que puedan darse, más adelante, la
justeza, la mesura, la perspectiva, la equidad.

Este tiempo está simbolizado en la primavera, cuando el trueno y


las lluvias señalan, por así decirlo, la liberación de las fuerzas
orgánicas largamente contenidas durante el otoño y el invierno.
Entre los antiguos hebreos, esta estructura aparece incorporada a
la legislación mosaica, en la institución del "jubileo". Así, leemos
en el Levítico "...y santificaréis al año cincuenta, y pregonaréis
libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de
jubileo, y volveréis, cada uno, a vuestra posesión, y cada cual
volverá a su familia". (1) En ese año, todas las deudas quedaban
saldadas y el acreedor debía volver los bienes tomados en
ejecución a los deudores. Era un modo de colocar la convivencia
humana en armonía con la naturaleza, y de evitar que existiesen
pobres en Israel, de la misma manera como no existen pobres en
las demás especies animales y vegetales que pueblan la tierra.

LA 1ª LÍNEA: dice que el sujeto no tendrá culpa ni


cometerá errores.
Un cierto encandilamiento y una cierta candidez se reflejan en el
rostro del recién liberado. Todavía sus ojos, habituados a las
sombras, no se han acostumbrado a la plena luz. Por ello refleja
cierto estado de perplejidad que le impide, por lo pronto,
moverse, cometer errores y asumir culpas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto logrando cazar tres


zorros con una flecha dorada.
La liberación, en este tiempo, significa en principio,
exteriorización de grandes fuerzas acumuladas. Los tres zorros
simbolizan las intrigas y los seres menores que daban al antiguo
tiempo fundamento. Este estadio, de cierta "vindicta", debe ser
presidido por justicia y rectitud (simbolizados a su vez por la
flecha dorada), como condición de su legitimidad.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien viajando en un


suntuoso carruaje y portando, sin embargo, un bulto
de caminante sobre sus espaldas. Dice el oráculo que
el sujeto se coloca a sí mismo en una situación
vergonzosa y tienta a los ladrones.
Se trata de un sujeto que se resiste al ímpetu natural de este
tiempo, que lo llevaría a reacomodar su vida conforme a su nuevo
estado de fortuna. Viaja en un lujoso carruaje, mas sin embargo,
no se anima aún a abandonar su aspecto de caminante. No
puede liberarse de la carga que antes portaba.
Esta inadaptación a las leyes del tiempo que le toca vivir tentará a
los ladrones y, en el mejor de los casos, lo pondrá en ridículo.

LA 4ª LÍNEA: contiene un mandato simbólico: "Corta los


dedos de tu pie y espera al compañero que ha de
llegar".
Para que la fuerza liberadora posea el suficiente caudal y la
suficiente intensidad, deberemos, de alguna forma, autolimitarnos
y esperar confiados la ayuda que, sin duda, llegará.

LA 5ª LÍNEA: muestra al hombre superior


deshaciéndose de los últimos restos de situaciones,
hombres o estructuras que amalgamaban los
obstáculos del tiempo precedente, CHIEN.
Cuando la decisión es interior, dice el oráculo, éstos se apartarán
por sí mismos.
Hay dos maneras de deshacerse de las cosas que estorban: una
es directamente, mediante una fuerza que las aparte. La segunda,
mucho más sutil, es quitarlas de nuestro corazón. Cuando
apartamos del interior aquello que nos obstaculiza, podemos
tener la certeza, dice el oráculo, que en la realidad física se
apartará de nosotros por sí mismo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un príncipe feudal, situado en


lo alto de un muro, abatiendo a un halcón mediante
un solo tiro certero de su arco.
La liberación de que trata este tiempo no debe ser expresión de
un alivio desordenado, sino que debe disciplinar las fuerzas
largamente contenidas en el tiempo anterior. Debe tratarse de un
tiempo de ejecución precisa y justa, pero, además, legítima y
conforme a rectitud.
De ese modo, lo espontáneo en este tiempo, parecerá meditado,
y lo meditado, tendrá la apariencia de espontaneidad.
NOTA
(1) Levítico, 25-10.

41. SUN / LA MERMA

Luego del tiempo de la Liberación, se impone, de suyo, una


merma. Por ello, HSIEH es seguido de "SUN", el hexagrama
número 41, que es traducido como Merma o Disminución. (1) Está
constituido por los trigramas KEN, arriba, y TUI, abajo, con lo
cual, la imagen general que presenta es la de un lago situado al
pie de una montaña.
Puede decirse que este hexagrama trata sobre toda restricción
voluntaria aplicada sobre la base de un tiempo anterior de
dispendio y abundancia de energías. Enseña la cultivación del
propio carácter, la cual comienza siempre con una severa
restricción a fin de concientizar las propias fuerzas y
transformarlas en energía controlada.
Enseña a domeñar los impulsos, a templar el modo de exteriorizar
el temperamento. A controlarnos y ahorrar energías.
Este signo, juntamente con el que le sigue, el número 42, "El
Aumento", conforman una dualidad que podría muy bien ser
comparada con la sístole y la diástole cardíacas, que son los dos
movimientos básicos de bombeo de la sangre que realiza el
corazón. Mientras la mitad del corazón se comprime, la otra
mitad se distiende y viceversa, de modo que esos dos
movimientos, perfectamente sincronizados, producen un efecto de
succión e impulso de la sangre que circula y alimenta todo el
organismo.
"La Merma" es, dentro de ese orden de ideas, una restricción en
beneficio de "El Aumento", así como la mitad del corazón se
comprime a sí misma en beneficio del desplazamiento de la
sangre hacia la otra mitad.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto suspendiendo todas sus


actividades a fin de correr en ayuda del sujeto de la
línea cuarta. (2) No cometerá ningún error, dice el
oráculo, mas dejemos que él mismo decida hasta
dónde debe contribuir con lo propio en beneficio del
otro.
Este texto constituye una perfecta dramatización de un proceso
puramente mecánico, como lo es el movimiento articulado en dos
tiempos del corazón. Volcado este proceso a lenguaje humano,
siempre nos asaltará la duda acerca de la justicia de ese
desprendimiento propio en beneficio de otro.

El Evangelio, por su parte, es claro: "Dad y se os dará... porque


con la misma medida con que medís, os volverán a medir". (3)
Tanto en el espíritu del Libro de las Mutaciones cuanto en el
evangélico, existe la convicción de que nada de lo que se da es
en vano, y todo lo que se brinda está en secreta relación con
aquello que se recibe. Esto quiere decir que la imagen del
movimiento cardíaco coincide con las secretas razones de la
caridad cristiana y las secretas razones de este tiempo. Debe
advertirse que la aparente pérdida del que da, es en verdad
ganancia, porque su dádiva lo faculta para recibir más.

LA 2ª LÍNEA: dice que también se puede acrecentar a


los demás sin disminuirse a sí mismo.
Es éste otro ejemplo diverso de merma. Más bien, es la cara
oculta de la merma. Es un dar sin pérdida, un dar inteligente más
que motivado por estímulos de afecto o virtud.

LA 3ª LÍNEA: dice que cuando tres hombres marchan


juntos, uno de ellos se pierde en la travesía, mas
cuando un hombre marcha solo, pronto encuentra
compañía.
Es en las secretas razones metalógicas de este tiempo donde
podríamos tal vez lograr explicación a este fenómeno, harto
constatado en la realidad humana. La fragilidad de los grupos de
tres personas es frecuente y enigmática, sea en los negocios,
como en los triunviratos, o en la esfera afectivo-sexual. En cambio,
quien parte solo, en cualquier campo que fuere, pronto encuentra
compañía. Estos serían casos específicos de disminución o de
aumento "en razón de la forma del marco grupal" en que se da.
LA 4ª LÍNEA: muestra a alguien que disminuye sus
defectos, de tal manera que provoca que quienes lo
rodean, lo imiten.
Esta es otra forma de merma e incremento. Se merma en lo
negativo de uno mismo para que el prójimo, en su mérito, se
acreciente. Nótese que merma y aumento no son fuerzas
opuestas, ni aun complementarias. Se trata de la misma energía
que, como aquella que impulsa las olas de un lago, ocupa en
forma sucesiva puntos o lugares distintos y contiguos. Por esa
razón es que tanto vicios como virtudes circulan en los grupos
humanos con tanta celeridad. Así se extienden asimismo las
modas, las ideologías políticas y los movimientos religiosos.

LA 5ª LÍNEA: dice que quien merma espontáneamente


en favor de otro, sin duda está siendo incrementado
desde Lo Alto. Y agrega: "Buena fortuna".
Es signo inequívoco de posesión de las más altas cualidades
morales el mermar voluntariamente en favor de un prójimo. Desde
el punto de vista dramático, o sea, desde el punto de vista de la
vida intrapsíquica, quien así se comporta está siendo bendecido
por el Cielo. De todos modos, toda generosidad que no signifique
el dar lo que a uno le sobra, sino una merma de sí, por evadir la
ley natural del egoísmo, es clara manifestación de que el
comportamiento del sujeto se halla involucrado en un equilibrio
universal de índole superior.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien promoviendo el


progreso de los demás sistemáticamente y en gran
escala, sin por ello privarse él mismo de nada.
Conseguirá muchos servidores, dice el oráculo, pero
así no se forma una familia de afectos.
Este es el caso de la promoción sin entrega, la promoción de los
demás sin compromiso personal, es decir, desde un ángulo
superficial. Se trata aquí de provocar los efectos de la merma,
pero sin mermar; antes bien, aprovechando también uno mismo
de este tiempo. Es la filantropía como empresa, y también puede
tratarse de la consecución de altos ideales de distribución social
de la riqueza. En ningún caso se trata de una virtud; sólo existen
intereses, o ideales. En tales condiciones, dice el oráculo, no
cosecharemos afectos; sí, en cambio, colaboradores, o
seguidores.
NOTAS
(1) Wilhelm lo traduce como "La Merma", Gall como "Disminución", Blofeld
como "Pérdida" y como "Reducción", y Cordiglia como "Perder".
(2) Su correlato del trigrama superior.
(3) Lucas, 6-38.

42. I / EL AUMENTO

A "La Merma", según decíamos, continúa "El Aumento", el


hexagrama número 42, "I", denominado generalmente como tal,
a excepción de Blofeld, que lo llama "Ganancia". Se trata del
signo opuesto al anterior, caracterizado por recibir en incremento
lo que este signo perdía en concepto de merma.

Está constituido por los semisignos: sun, arriba, y KEN, abajo, y


compone una imagen en la que viento y trueno se estimulan
recíprocamente, simbolizando un tiempo útil, en el cual la idea
general -que desarrollarán las líneas individuales-consiste en los
distintos modos de recibir, y en las distintas aplicaciones que se
da a lo que se recibe. La tradición establece que este tiempo del
Aumento vio nacer al arado, instrumento cuya utilidad dio
fisonomía a la economía, en la historia del pueblo chino.

En este tiempo, todo aumenta en la realidad en la medida de la


merma del signo anterior. Interpretamos que el signo anterior -el
tiempo de SUN, ya pasado-, sigue actuando virtualmente en éste,
de manera que todo lo que ahora se recibe, se lo recibe de
gracia, esto es: por obra y gracia de la virtualidad actuante.

LA 1ª LÍNEA: afirma que será ventajoso para el sujeto


efectuar un gran movimiento. Si es afortunado en su
cometido, ninguna culpa le será imputada, asegura el
oráculo.
Se expresa aquí la ley universal que rige todas las "reformas" del
mundo que impliquen conmoción o sacudimiento social. Si la
reforma resulta acertada, la audacia de su autor será vista como
la conducta propia de un visionario o un héroe. En cambio, si
resultara un fracaso, será su autor un temerario, cuando no un
delincuente.

En todos estos casos, al margen del éxito o el fracaso de la


empresa, quien aparece como cabeza visible del salto adelante
suele ser mero instrumento de fuerzas virtuales que, como fruto del
tiempo anterior, SUN (La Merma), se disparan solas.

LA 2ª LÍNEA: habla de quien está —en este tiempo—


predestinado a recibir.
Se trata aquí de esas personas que parecieran tocadas por la
fortuna y que son permanentemente motivo de admiración y de
envidia. Es esta posición dentro del hexagrama la que las unge
con dicha predestinación afortunada, pues es la primera línea en
contacto con la corriente del caudal del signo anterior.

LA 3ª LÍNEA: muestra un caso en el que el mal, los


sucesos infaustos, las dificultades, traen al sujeto
progreso e incremento de lo bueno, por lo cual le
permiten al mismo andar por el camino del medio.
Tan particular es este tiempo de "El Aumento" que no queda otra
salida al destino que incrementar lo bueno, aun por medio del
mal. Además, toda dosis de negatividad, toda contrariedad
acaecida en este tiempo, no conducirá al sujeto necesariamente
hacia la desgracia. A lo sumo, le inducirá a adoptar "el camino
del medio", como reza el oráculo. La línea se refiere aquí a cierta
gente no particularmente virtuosa, que en este tiempo de fomento
de lo bueno y de lo útil, no tiene literalmente "oportunidad" de
ejercer su maldad y entonces "adopta el camino del medio", es
decir, se vuelve justa o equitativa.

LA 4ª LÍNEA: presenta el caso de alguien que, por su


situación de consejero del reino, no puede aprovechar
para sí este tiempo de aumento. El oráculo agrega
que, si es consejero, sus consejos serán seguidos, y
que está en condiciones de cumplimentar, con ventaja,
toda misión que implique movimiento, como el
traslado de la Capital.
Aquí se trata de alguien en cuya actividad tendrá mucho éxito y
podrá realizar empresas extraordinarias o reformas significativas,
pero él mismo no está en condiciones de aprovechar para sí los
beneficios de este tiempo.

LA 5ª LÍNEA: presenta a alguien que, por pura bondad


y generosidad, transfiere a otros el incremento y el
progreso que le ofrece este tiempo.
En este tiempo, surgen la generosidad y el altruismo. El hombre
llega a conocer el íntimo placer de ser generoso y dar, a favor de
un tiempo que también es generoso y da. Cuando Jean Jacques
Rousseau imaginaba al hombre ideal como originariamente
bueno y responsabilizaba a la sociedad por hacerlo malo, se
refería al hombre dentro del marco de un tiempo cualificado como
originariamente ubérrimo, como este tiempo.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien incapaz de aprovechar


el tiempo del aumento. Ni aumenta él ni tampoco
beneficia a nadie. El mal estará presente, dice el
oráculo, y agrega que alguien intentará asaltarlo.
El tiempo del aumento está llegando a su fin. Este es el último
estadio, y el sujeto lo presiente. Sabe secretamente que el
incremento gratuito se acabará y teme quedarse sin nada. Estos
temores le impiden aprovechar este tiempo, y además, le impiden
ser generoso o transferir, de alguna manera, esa energía a
alguien o a algo.

43. KUAI / EL DESBORDAMIENTO


Prolongando la idea del tiempo anterior –El Aumento-podemos
concebir la aparición del próximo hexagrama, "KUAI", número
43. Todo aumento no puede durar sino hasta un límite. Más allá
de él, se producirá un desbordamiento de aquello que
aumentaba. Este tiempo sucede, pues, al anterior como producto
del exceso en que cae todo incremento indefinido. Las imágenes
que lo componen son: un lago, arriba, y un cielo, abajo, es decir,
arriba TUI y abajo CH´IEN. El lago ascendiendo hasta el cielo
sugiere, dentro de la economía del Libro de las Mutaciones, la
idea del Desbordamiento. (1) A primera vista, este hexagrama
posee ciertas similitudes con "TA-KUO", el número 28, "Lo
Excedente”. En ambos se trata de una situación inestable que
exige una resolución en busca de un nuevo equilibrio. Pero
mientras en TA-KUO, se trata de un tiempo de reacomodación de
aquello que ha crecido, aquí, en KUAI, se trata de algo que ha
colmado los límites naturales de crecimiento y sale despedido, a
la manera del agua que, habiendo llenado totalmente un
recipiente, rebalsa los bordes del mismo y cae.

Un punto importante en la consideración de este tiempo, es la


enseñanza que se desprende de él acerca de cuándo debemos
tomar una resolución drástica, legítimamente, que implique a la
vez una irrupción de lo fuerte sobre lo débil. Generalmente, lo
débil debe ser tratado con dulzura, ésa es la norma. Mas este
tiempo exige lo contrario. Lo débil, en este caso, debe ser tratado
con rudeza, y eso coincide con la secreta razón de este tiempo
que así lo exige y que por ello, será legítimo y propio. Rudeza,
empero, no significa violencia. Sólo significa que lo débil debe
ser reemplazado, removido de su puesto, con toda resolución.

Es el huérfano que, de pronto, de golpe, ha crecido y decide —


por fin— poner orden en los negocios que ha recibido en
herencia y que hasta ahora han sido administrados en su nombre,
debido a su minoridad. Con celeridad tomará las riendas de
todos los asuntos y posesiones, y, resuelto y sereno, apartará de
sus puestos a los tutores negligentes y hará las reformas
necesarias. Esta estructura ha sido consagrada en la literatura de
todos los tiempos, pero debemos aprender a cazarla también en
nuestro interior, pues forma parte inalienable —aunque
inadvertida— de la vida intrapsíquica.

Con su individualización, en el devenir de la vida anímica,


podemos acoplarle todas aquellas resoluciones interiores
eternamente demoradas, esas decisiones que dejamos para
"mañana" y que no llegan nunca. En este tiempo, o, mejor dicho,
con la vivencia de este tiempo interior, podremos realizarlas. Es el
tiempo de "lo oportuno", de la "oportunidad".

Jesús dice: "de la abundancia del corazón hablan los labios". (2)
Fuera del contexto evangélico, podríamos decir que debemos
hablar y también actuar cuando nos sintamos interiormente
"abundantes" de aquello que habremos de decir y hacer.
Debemos actuar así, por "desbordamiento", siempre.

Las líneas individuales, a modo de golpes de escalpelo, irán


descubriendo aspectos diversos de la resolución "como acontecer
universal".

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien, orgulloso de su


fuerza, avanzando en puntas de pie. Habrá motivo
para arrepentirse, indica el oráculo.
Quien avanza de puntillas está demostrando inseguridad en el
paso. Una resolución como la que exige este tiempo, drástica y
rotunda, no debe iniciarse de una manera semejante, esperando
que más adelante se la pueda perfeccionar. Más le valdría al
sujeto, en este caso, esperar hasta que esté a la altura de las
circunstancias que deberá afrontar.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto lleno de temores y


recelos. Piensa que tal vez debiera pedir ayuda. Un
ataque se teme contra su persona. Mas podrá, sin
embargo, sobrellevarlo todo, siguiendo adelante con
la resolución que ha tomado, porque es justa.
¿Quién no ha pasado en su vida por un período semejante, en
medio de una grave resolución tomada? En todos los casos, es la
fe en la justicia de lo que hacemos aquello que nos dará la fuerza
que necesitamos para cumplir con nuestro cometido.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto apretando los dientes y


ejecutando su resolución aún en medio de la soledad y
la lluvia.
Es casi inevitable que quien deba ejecutar reformas resueltamente,
con criterio de justicia estricta y sin adoptar partidismo alguno se
vea, de pronto, abandonado por todos y expuesto a
contratiempos. Sólo el noble puede sobrellevar esa adversidad y
ejecutar lo que debe hacer, hasta el final.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto que camina con


dificultad porque le ha sido arrancada la piel de las
nalgas. Parece una oveja descarriada de su redil.
En este tiempo de resolución por desborde, hay gente que se ve
arrastrada a tomar medidas drásticas sin poseer la rectitud y
firmeza interior que el caso requiere. Es así que si en tales
condiciones alguien quisiera, no obstante, obrar de aquella
manera, se sentiría trabado, no ya exteriormente, sino en su
propia piel, en su conciencia. En verdad, su aspecto exterior
semejaría el de una oveja descarriada que extraña y añora su
redil, dice el oráculo.

Esta línea recuerda a ciertas figuras de la historia que han pasado


a los libros de texto por haber tenido que declarar guerras, dictar
condenas o encabezar revoluciones sin poseer interiormente las
condiciones necesarias para sostener decisiones de esa
envergadura.

LA 5ª LÍNEA: presenta a alguien que desarraiga a los


vulgares de la misma manera como quebraría una
mata de tallos frágiles. Si su acción está en armonía
con las leyes de este tiempo, ello no conducirá a error
ni censura.
Este tiempo otorga a sus protagonistas verdaderos, total
legitimidad en sus acciones tendientes a cumplimentar sus
cometidos. Claro que no debemos confundir estas acciones con
los meros propósitos accidentales o caprichos contingentes que
pudieran tener. En todos los casos se requiere una profunda
introspección e indagación interior. La práctica oracular nos
prepara, precisamente, para ello.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto del hexagrama en


completa soledad. Así, no podrá continuar ya más, y
sobreviene la desventura, dice el oráculo.
Termina el tiempo del desbordamiento con el acabamiento de
aquello que desborda, que en todos los casos se trata de una
corriente ajena al sujeto mismo. Aquello que se precipitaba sin el
concurso necesario del sujeto, e incluso a pesar del mismo, ya no
se precipita más. El sujeto queda, pues, como alelado.
NOTAS
(1) Gall, por su parte, lo llama "La Autodeterminación", Blofeld la
"Resolución" y Cordiglia "Decidir", Lauer "La Decisión" y también "el Logro"
y Douglas: "Renovado Avance".
(2) Lucas, 6/45, y Mateo 12/34.

44. KOU / IR AL ENCUENTRO, CONTACTO, CHOCAR


CON LA REALIDAD

En el signo anterior –KUAI, El Desbordamiento-el tema formal,


digamos, era la idea de la irrupción enérgica que lo fuerte
efectuaba sobre lo débil. El signo que le sigue, es decir, el
hexagrama número 44, "KOU", va a poner en evidencia el revés
de la medalla de aquella situación. En otras palabras: a la
irrupción de lo fuerte sobre lo débil, le sucede el encuentro entre
lo débil y lo fuerte. El signo es la inversión del anterior, pues
consiste en una sola línea débil, yin, que se introduce por debajo
de una masa compacta de todos trazos fuertes, yang. Es el
principio mórbido que se introduce dentro de lo creativo y que
debe ser domado por éste, aunque las tendencias de su situación
en este tiempo le señalan virtualmente una carta de triunfo.

Las imágenes lo describen como un viento que se expande por


debajo del cielo; como si el alto y extraterreno Cielo, con
mayúscula, fuera objeto de excitación por el terrenal viento con el
objeto de esparcir por el mundo los dones celestiales y producir,
físicamente, el encuentro entre aquél y la tierra, generadora de
vida.

También podría ser visualizado como el encuentro de una


muchacha con cinco hombres; mejor dicho: con la introducción
de una muchacha dentro de un grupo de cinco hombres. Es así
que todas las líneas individuales reflejarán —cada una a su modo
— diversos aspectos de esa estructura. Cada uno de esos
hombres, en mérito a su situación dentro del hexagrama, va a
sentir determinada influencia emanada del encuentro con el
elemento yin —la mujer—, y va a reaccionar en forma diferente.

LA 1ª LÍNEA: presenta dos imágenes: la primera es la


de un carro al que, para evitar su desplazamiento, se
lo frena. La segunda es la de un cerdito flaco que
juguetea, inquieto, y es preciso atarlo.
El encuentro con lo débil, umbrío y flaco, se produce. Se trata del
elemento yin, lo débil y umbrío, que va a invadir al elemento
yang, fuerte y luminoso. La primera reacción de éste consiste en
actuar decididamente para contener su evolución e itinerario,
señalado por el destino o virtualidad de su posición. De allí la
alusión que hace la línea al freno del vehículo y la atadura del
cerdo.
LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien provisto de una alforja
llena de peces dirigiéndose al sujeto de la primera
línea con el objeto de intentar frenar su encuentro con
los convidados.
Es evidente aquí que el sujeto intenta sobornar al elemento
extraño de la primera línea mediante dádivas, o simplemente
saciando su apetito, para evitar su avance y su encuentro con los
otros sujetos de las demás líneas.

El sujeto de esta línea segunda, pues, tiene la misma misión que el


sujeto de la primera, que es mantener a raya al elemento yin e
impedir su avance, pero emplea aquí medios más indirectos.

En otro orden de ideas, podría decirse que en el amor-pasión,


existe también esta estructura, manifestación de una necesidad
oculta de frenar un avance que se presiente inexorable sobre la
propia individualidad.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto que camina con suma


dificultad por haberle sido arrancada la piel de las
nalgas. Por dicha razón, sus pasos en dirección de la
primera línea fueron entorpecidos, dice el oráculo.
Cada paso en dirección del objeto nuevo, a la vez temido y
deseado, significa para este sujeto un dolor; luego, le es casi
imposible avanzar. Esta estructura suele darse en el hermano más
próximo a aquél que corteja a una mujer. Se encuentra en una
situación semejante. Por un lado, atraído hacia ella, y por el otro,
sintiendo un sutil rechazo originado en el deber de lealtad hacia
su hermano.

LA 4ª LÍNEA: presenta la imagen del sujeto con una


alforja vacía de peces. El mal se hará presente, dice el
oráculo.
Esta posición, la cuarta, viene a ser la correspondiente de la
primera. Es decir, tanto esta línea como la primera vienen a ser
las primeras líneas de los dos trigramas que componen el
hexagrama. Este sujeto, pues, encarna el elemento extraño que
invade al hexagrama por abajo. Es así que, frente a la general
atracción que genera la línea yin en todo el resto de líneas yang,
esta cuarta línea representa una resistencia. El sujeto tiene su
alforja vacía de peces, dice el oráculo, con lo que se indica su
voluntad de no participar, de apartamiento del grupo.

En la parábola del hijo pródigo, esta estructura aparece


encarnada en la figura del otro hijo, aquel que siempre le fuera
fiel al padre. Cuando el hijo descarriado vuelve a la casa paterna
luego de haber prodigado su parte de la herencia, todos le
reciben con alborozo, menos su hermano. Éste se aparta, no
quiere participar en el convite de bienvenida, y cuando el padre
lo invita a entrar, aquél le recrimina amargamente: "He aquí,
tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca
me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero
cuando vino este, tu hijo, que ha consumido tus bienes con
rameras, has hecho matar para él el becerro gordo..." (1) Se trata
de la misma sensación de despojo virtual del sujeto de esta línea,
del que se dice que tiene su alforja vacía.
LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto revistiéndose como si
fuese un melón al que se cubre de hojas de sauce para
demorar su maduración. Un gran éxito le sobrevendrá
como caído del cielo, dice el oráculo.
Esta imagen sugiere una singular conducta por parte del sujeto,
consistente en una forma de protección, por una parte, y por otra,
en una invitación a que lo descubran.

A veces, las conductas de los hombres presentan una dualidad


semejante. Lo que puede decirse es que, como todo ocultamiento,
producirá un vacío, y moverá a su entorno a reaccionar respecto
de sí. El oráculo le augura buen suceso.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto exhausto, recibiendo al


elemento extraño con violencia.
Nos hallamos en esta posición, al final de este tiempo. El sujeto ve
aquí menguadas sus capacidades para la unión con el elemento
opuesto de la primera línea, y reacciona con violencia. La
violencia, en todos los casos, no refleja sino incapacidad para
unirse de manera fértil y edificante a los opuestos.
NOTA
(1) Lucas, 15-29/30.

45. T´SUI / LA REUNIÓN, LA AGLOMERACIÓN,


MASIFICARSE, EL PODER DE LA GREY

Al encuentro entre los seres, le sigue la reunión, la aglomeración.


Es el hxagrama 45. “T´SUI”, formado por los trigramas TUI,
arriba y K´UN, abajo, que componen la imagen de aguas que se
reúnen sobre la tierra, formando un lago.

Si deseáramos encontrar una nota característica, una idea común


que identifique cosas aparentemente tan diversas como son los
Estados, las culturas, las religiones, las ideologías y las empresas -
tarea harto difícil, sin duda-nos encontraríamos con un afán
común e idéntico de todas ellas por reunir a las personas, por
evitar la dispersión. Judica Cordiglia asocia también la idea de
este hexagrama con la de “cosechar”. Otros autores, también con
la idea de “coleccionar”. Como hilo conductor, en la formulación
ideal, tenemos la imagen de las aguas meandrosas que,
siguiendo la ruta de los lugares más bajos, van a reunirse sobre la
tierra, formando un lago.

El libro de los Cambios dice, en este punto, que la reunión de los


seres humanos sobre la tierra obedece a leyes propias, ocultas,
virtuales, y las líneas individuales tratarán distintos aspectos y
casos particulares de su aplicación. Como resultante, fruto de la
libre operatividad de esas leyes, es el grupo social como “masa”.

Este hexagrama da idea también del nacimiento de la autoridad


como elemento necesario de contención al desbordamiento de las
aguas. En toda aglomeración, aparece, de manera natural, la
autoridad, como custodia de los límites que garantizan la
identidad del grupo.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto prendado de un sincero


deseo de unión, mas incapaz de seguir a otros, como,
asimismo, incapaz de constituirse él mismo en centro
de unión. Por ello, cae en la confusión. Dice el oráculo
que, si clama por ayuda al sujeto con el cual guarda
correlación, sus lágrimas se transformarán en
sonrisas.
Las relaciones que nacen por inclinación natural guardan una
vinculación cósmica supraindividual, es decir, corresponden al
orden universal, y no dependen de nuestra voluntad. La idea que
trasunta el Libro de las Mutaciones es que si, en derredor, no
encontramos con quien relacionarnos de esa manera espontánea
y natural, bastará con desear fervientemente esa relación, con
clamar por ella en la intimidad, e, indefectiblemente, aparecerá.
Y ello es así por la relación de correspondencia que guardan las
líneas de ambos trigramas entre sí, según se ha mencionado en la
primera parte.

A diferencia de nuestra concepción de un cosmos como sinónimo


de inmensidad, el Libro de los Cambios parte de la base de la
existencia de un cosmos perfectamente ordenado, tanto real como
virtualmente, es decir, mediante relaciones visibles e invisibles.
Así, siempre se encuentra, en alguna parte, quien sea nuestro
"correspondiente", del mismo modo como todas y cada una de
las líneas que componen los hexagramas no dejan de tener los
suyos propios.

Esta línea señala el primer paso en la formación del grupo social,


significa el primer estadio de toda reunión. Narra la historia de
alguien que, no pudiendo seguir a nadie y careciendo de las
dotes necesarias como para atraer a los demás, clamará por
ayuda al sujeto con el cual lo liga una relación virtual de
correspondencia, y se producirá el milagro de la reunión y la
concordia.

Leemos en el Evangelio de Juan que Felipe invita a Natanael a


tener un primer encuentro con Jesús, cita a la que éste acude con
cierto escepticismo. Mas bastó que el Maestro, al verle, le dijera
que antes lo había visto debajo de la higuera, para que Natanael
le confesara públicamente su fe. Jesús, sorprendido, le dice:
"¿Sólo porque te dije que te ví debajo de la higuera, crees?
Cosas mayores que éstas verás". (1) Es evidente que la relación
entre Jesús y Natanael ya existía virtualmente desde antes del
encuentro, como también es probable que éste lo hubiera
deseado, en el secreto de su corazón.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien siendo llevado por el


sujeto de la línea correlativa. Dejarse llevar por él trae
ventura, dice el oráculo, agregando que sería propicio
brindar una pequeña ofrenda.
En el tiempo de la Reunión no es conveniente actuar en forma
absolutamente racional, pues las simpatías juegan un juego que
trasciende las individualidades. Debemos, pues, dejarnos
conducir en cierta medida por esas fuerzas supraindividuales que
ejercen su influjo sobre los seres que armonizan entre sí, desde el
fondo de la virtualidad.

Esta experiencia inexpresable, común a la humanidad toda de


todos los tiempos, fue y es celebrada en todas las culturas con
regalos y festejos que, a modo de ofrendas, demuestran el íntimo
regocijo del alma ante la actuación benéfica de aquellas fuerzas.

LA 3ª LÍNEA: habla de alguien que busca la unión,


tristemente, con un grupo. Todo va bien, mas
sobrevendrá pequeña humillación, dice el oráculo.
Es ésta la reunión a destiempo. El sujeto se incorpora a un grupo
ya formado con anterioridad, que opera a modo de círculo
cerrado. La pequeña humillación a que se refiere la línea
sobreviene por el hecho de que todo allí se ha concertado sin su
intervención. Sólo le queda, pues, adherir a lo ya resuelto por los
demás.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto reuniendo en su torno a


los demás, pero el oráculo dice que sólo se librará de
ser acusado, si tuviese mucha suerte.
Por la posición de esta línea, deducimos que el sujeto aquí reúne
a la gente en torno de sí, pero en nombre de otro, como podría
ser un superior. También podrá tratarse de un sabio, que reúne a
la gente en aras de un interés superior, metafísico o moral. Sólo
con mucha suerte se librará de la calumnia o la maledicencia,
parece decir el oráculo.

Inmediatamente recordamos a figuras como Sócrates, o el mismo


Jesús.
Como los seres vulgares no creen en la existencia de intereses
superiores allende los límites de sus propios sentidos, mirarán con
recelo a este personaje que describe la línea, desconfiarán de él y
le hostigarán.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto ocupando un lugar de


alta dignidad y, por ello, siendo centro de la unión. El
oráculo dice que en todo momento deberá cuidar que
su virtud sea grande, duradera y firme, y además
deberá demostrarlo.
Este es el caso de quien es centro de la unión, pero en virtud de
un cargo al que llega por las circunstancias especiales de este
tiempo. En otras palabras: este personaje viene a ser, a la sazón,
centro de la unión, pero él mismo no la ha conquistado. En este
caso, dice el oráculo, continuamente estará obligado a demostrar
estar en un todo a la altura de las cualidades que se esperan de
él. Es la situación vivida por el dirigente que surge, de forma
natural, en medio de una aglomeración.

LA 6a LÍNEA: muestra al sujeto llorando y suspirando.


Ya en su último estadio, este tiempo de reunión causa dolor. Las
oportunidades de reunirse ya han pasado, y el sujeto vivencia la
soledad más triste, que es la conciencia de no haber hecho en su
tiempo lo que debía haber hecho. O por el contrario, es presa de
la melancolía por haber pasado ya su tiempo como dirigente.
NOTA
(1) Juan 1-45/50.

46. SHENG / LA SUBIDA, SOBRESALIR

Así como las aguas, cuando se reúnen, tienden a subir, las


personas, cuando se reúnen, hacen lo propio. Eso se llama cultura
e instituciones de toda especie, civiles, religiosas, políticas, etc.
Cuenta el Génesis que, después del diluvio universal, todos los
hombres llegaron a estar unidos por una sola lengua. Entonces,
estableciéndose en la llanura de Sinar, se dijeron unos a otros:
"Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide
llegue al cielo". (1) La torre de Babel, viene a ser, así, símbolo de
la natural tendencia al ascenso y a la luz.

El Libro de las Mutaciones emplea otro ejemplo: se trata del


crecimiento de las plantas. En medio de la tierra crece un árbol,
éstas son las dos imágenes que, acopladas, van a configurar el
hexagrama número 46, llamado "SHENG" y traducido del chino
como "La Subida" o la "Ascensión", "El Empuje Hacia Arriba" y
también "Promoción", "Avance" y "El Escalamiento" por los
distintos traductores consultados.

La idea de este hexagrama también se trató parcialmente en


"CHIN", "El Progreso"
-hexagrama número 35-pero en el signo que nos ocupa se trata,
fundamentalmente, más que de una expansión natural, que era el
caso de CHIN, de una ascensión debida al esfuerzo de la
voluntad, gracias a un lento trabajo de acumulación hacia lo alto.
Se trata aquí de un trabajo diario, similar al esfuerzo de la savia
que recorre el vegetal desde las profundidades de la raíz hasta el
extremo del follaje.

Las líneas particulares tratan de este ascender, que es un itinerario


hacia la búsqueda de la Sabiduría y la Iluminación. Esta subida,
no tropieza con muchos obstáculos, y es directa, pero depende
de uno mismo.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto en franco ascenso,


siendo bienvenido por los sujetos situados en el
trigrama superior, los que le manifiestan afinidad y
confianza. Habrá extraordinaria buena suerte, afirma
el oráculo.
Esta línea describe un tipo de ascensión similar al de la semilla
germinante. Es el empecinamiento del brote, que adivina la luz.
Se crece, en este hito de la secuencia, con naturalidad y como
acudiendo a un llamado de Lo Alto. Incapaz el sujeto de dudar
siquiera de su potencia y de su destino. Así crecen las matas, que
derriban murallas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto poseyendo una


sinceridad y una diafanidad tales que se tornan
aceptables, por ello, todas sus ofrendas de primavera.
Esta especial actitud, provoca alegría, dice el oráculo.
Es otro modo de crecer: el simple impulso hacia arriba, todavía
ingenuo y carente de reflexión. Se crece en este estadio
insensiblemente, como los niños, que se hacen grandes de golpe.
Una actitud tal no puede, sino engendrar alegría en torno.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto subiendo de tal manera,


como si penetrase en una ciudad vacía.
Es éste un tiempo de crecimiento sin freno y desacompasado.
Crecemos no del todo parejos en cuanto a las distintas esferas de
nuestro ser. Somos de pronto adultos físicamente, pero todavía
guardamos, tímidamente, una personalidad de niño. Es el tiempo
de adolescencia, en el que ascendemos precipitadamente por
determinados senderos desde siempre añorados, pero con la
sensación de conquistar una ciudad vacía y desconocida.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto siendo empleado por su


rey para presentar ofrendas en la cúspide del monte
santo. Habrá buena suerte, augura el oráculo.
Este es el caso de la ascensión impuesta como misión, como
ideal, o en aras de una meta definida. Tiene como elemento
básico a la fuerza de voluntad del sujeto, comparable al esfuerzo
que deberá hacer para ascender al monte sacro.
LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto ascendiendo sobre
gradas. El oráculo agrega que la buena ventura será
fruto de la perseverancia.
Este estadio representa un significativo perfeccionamiento respecto
del anterior: si se quiere ascender sin tropiezos, debe hacérselo
del mismo modo como se asciende por una escalera, es decir, por
etapas, y además gradualmente. Por otra parte, todo salteo de
gradas hará peligrar la estabilidad de la marcha.

LA 6ª LÍNEA: presenta la imagen del sujeto


ascendiendo a ciegas hacia el lugar más alto. Deberá
observar una inconmovible corrección, dice el oráculo.
Ya en el último estadio, todo crecimiento cae en la oscuridad, que
no significa otra cosa más que la pérdida de nuevas
proyecciones, es decir, el agotamiento de la secuencia de
crecimiento que le correspondía.

Ejemplo de esta estructura lo observamos claramente en aquellos


vegetales que, por crecer en demasía, han olvidado otras
funciones, como la floración, y exteriorizan un particular aspecto
de languidez al llegar a las más altas marcas de crecimiento.
NOTA
(1) Génesis, 11/14

47. K´UN / EL AGOTAMIENTO, LA DESAZÓN,


DESORIENTARSE

La subida sin límites conduce al agotamiento. Por ello, al


hexagrama "La Subida", le sigue "K´UN", traducido como "El
Agotamiento" y también como "La Desazón" y "La Opresión".
Este hexagrama, el número 47, comprende a los trigramas TUI, el
lago, arriba, y K´AN, el agua, abajo, de modo que las imágenes
que evoca son las de un lago del cual se ha escurrido totalmente
el agua.

En la vida anímica, en la vida orgánica, en las relaciones


personales, en los negocios, en toda política aplicable en
cualquier ámbito, siempre encontramos esta estructura universal,
consistente en la desazón producida por agotamiento de aquello
que venía creciendo insistentemente y sin conciencia de límites.
Llega un momento en que aquello que ascendía llega a la
extenuación. Entonces, todo ese movimiento hacia lo alto que,
como todo movimiento continuado, nos arrojaba lejos de nosotros
mismos, se frena, dejándonos en profunda desazón.

Este tiempo, entonces, que sucede a la continua ascensión, es un


tiempo de desajustes, un tiempo en el que nos sentiremos
trastabillar, tal y cual le sucede al corredor que debe frenar de
golpe al llegar a la meta. Entonces, daremos determinados
manoteos aquí y allá buscando dónde apoyarnos.

Aquí es donde I CHING presta su ayuda, enseñándonos a


distinguir qué cosas pueden servirnos de apoyo y qué cosas no, y
además, señalándonos cómo podemos llegar a sentirnos
oprimidos precisamente por una equivocada manera de
aproximarnos a las cosas. Las líneas particulares de este
hexagrama tratan este tema.

LA 1ª LÍNEA: muestra a alguien sentado debajo de un


árbol seco y cercado de tinieblas. El oráculo augura
que por cierto tiempo no se librará de la desazón.
El sujeto caído en desgracia en los comienzos de este tiempo
posee una sola cosa: él mismo. Es a partir de uno mismo donde
comienza todo verdadero infortunio, pero también toda
verdadera ventura. Todo obstáculo, para ser vencido, debe serlo
primero interiormente, como también todo triunfo, para ser
logrado, debe ser primero concebido interiormente.
En esta línea se presenta al sujeto sumido en profunda desventura,
mas está meditando, está reconcentrado en sí mismo. Debe saber
que toda desdicha es pasajera, y que él puede ser más fuerte que
toda adversidad, aplicando una sola arma a su disposición: la
constancia. Tiene, con ella, asegurado el triunfo sobre toda
aflicción y desazón.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien oprimido entre su vino


y sus viandas. El mismo se conduce hacia el mal, dice
el oráculo, mas si eleva la mirada hacia Quien lo
nutre, su ofrenda sincera le será aceptada, y al final,
habrá motivos suficientes para congratularse.
Esta línea exhibe un segundo tipo de opresión, que es la comida,
la bebida y las adicciones. Naturalmente, él mismo se esclaviza
mediante una conducta que no es la adecuada. El oráculo le
señala una vía de libertad, que es la de elevar la mirada hacia
Quien, de acuerdo a su creencia, es el último responsable por su
nutrición.
Y le asegura obtener la respuesta que necesita y el encuentro
trascendente portador de su salvación.

Para la interpretación más acabada de esta línea, se aconseja


releer lo dicho en el comentario al hexagrama 27, "I", (3-4-6).

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien que se deja acosar por


rocas y se apoya en espinos. En secuencia aparte, se
nos dice que penetra en su casa y no ve a su mujer. El
oráculo dice: "Desventura".
He aquí el tercer tipo de opresión que presenta este hexagrama:
la opresión emergente de una actitud equivocada del sujeto hacia
la realidad. La segunda secuencia parece darnos la pauta de que
esta equivocación es debida a una pérdida del sentido de la
realidad, pues no dice que su mujer no se encuentra en su casa;
sólo dice que él no la ve.

Mucha gente confunde hechos con ideas, y no discierne lo que


aparece ante sus ojos, con lo que desea que fuere conforme a
esquemas ideales. Esto obnubila sus sentidos, de tal manera que
rocas y espinos pueden parecerle aptos para brindarle el apoyo
que necesita. Cosas fútiles, cosas sin sustancia, meras
apariencias, no pueden brindarnos apoyo verdadero ninguno.
Pero la regla primera es despabilar los sentidos para ver las cosas
tal cual se ofrecen al alcance sensorial, y no tal cual las
imaginamos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto acudiendo a socorrer a


alguien que lo necesita, pero haciéndolo lentamente y
en carroza de oro. Habrá humillación, y al final,
alegría.
A veces, las riquezas o la posición encumbrada pueden constituir
motivos de opresión para el sujeto. En este caso, el acudir en
ayuda de alguien lentamente y en carroza de oro significa que la
opulencia de medios, que en principio debiera servir a los fines
del sujeto, son, en realidad, un estorbo para sus propósitos
altruistas. No obstante ello, dice el oráculo que al final habrá
alegría porque los propósitos son buenos.

LA 5ª LÍNEA: muestra a alguien ataviado como un rey,


y rodeado de sus ministros. El oráculo dice que sus
movimientos son quedos porque tiene los pies y la
nariz, cortados.
He aquí una imagen cruda y despiadada del lado oscuro que
ofrece el poder a quien lo ejerce. También el poder oprime, en
determinadas circunstancias. Por detrás de su rostro brillante y
glorioso, generalmente se encuentran los factores que lo
sostienen, que lo limitan y condicionan en todos sentidos. El sujeto
de la línea tiene los pies cortados, vale decir, no puede andar.
Más que rodeado por sus ministros, parece cercado por ellos.
Además, tiene seccionada la nariz, es decir, se le ha privado de
uno de los sentidos.
Pero estas contingencias le acaecen preferentemente a quien,
lejos de "ejercer" el poder, "se apoya" en él. El que se apoya en
el poder, se apoya asimismo en quienes han posibilitado su
ascensión al mismo y en los que lo sustentan. Está, pues, sometido
a sus exigencias. Quien lo ejerce, en cambio, se apoya en sí
mismo, y desde allí irradia su accionar.

LA 6ª LÍNEA: presenta al sujeto andando con dificultad


en medio de enredaderas que lo aprisionan. Se
arrepiente de los errores cometidos. Buena fortuna,
dice el oráculo.
Al finalizar la secuencia de este tiempo, de vuelta ya de las
dolorosas experiencias sufridas, todavía sobreviven algunas
opresiones, fáciles de cortar, como la vegetación que se nos
interpone en el camino. Es hora de examinar nuestra conducta
pasada y de sacar partido de antiguos errores.
NOTA
(1) Wilhelm lo traduce como "La Desazón", "El Agotamiento" y también como
"La Opresión", Blofeld, por su parte, lo traduce como "Adversidad" y también
como "Fatiga". Cordiglia, a su vez, lo llama "Angustia", Lauer "El Infortunio",
Douglas, "Restricción Agostadora", y Gall, "El Desamparo".

48. CHING / EL POZO DE AGUA, ENSIMISMARSE

Acabado el tiempo de transición representado por K´UN, tiempo


en el cual el sujeto ensaya una sucesiva búsqueda de apoyo para
su nueva identidad luego del acabamiento
del crecimiento por inercia de SHENG, ahora se vuelve hacia sí
mismo.
El último estadio del hexagrama 47 ya anunciaba este tránsito
entre una actitud que buscaba desesperadamente apoyo afuera y
esta otra que ahora se perfila, rumbo hacia uno mismo. Por ello
que el que le sigue, el número 48, es "CHING", designado como
"El Pozo de Agua", símbolo de ese sí mismo que se perfila al fin
de aquel derrotero.
CHING está integrado por los trigramas K´AN, El Agua, arriba, y
SUN, La Madera, abajo, simbolizando, según la exégesis
tradicional, un antiguo pozo de palanca. Simboliza también el
ensimismamiento del yo en la fuente de agua que lo nutre
interiormente y da idea también del papel social que ese yo y ese
agua, pueden desempeñar.

El pozo es la figura poética empleada por el Libro de las


Mutaciones para hablar de nosotros mismos, para señalarnos que
tenemos internamente un agua que puede calmar la sed de los
demás, pero que tenemos que encontrarla a través del esfuerzo.
Ese agua cristalina y pura se encuentra con seguridad al fondo de
la conciencia, mas a determinada altura y no a cualquier nivel. Si
calamos poco, no encontraremos agua alguna, y si pretendemos
ser demasiado profundos, sólo encontraremos cieno, que no sirve
para beber. Ese es el itinerario doloroso de toda introspección.

Leemos en el Libro de los Proverbios: “Calma tu sed con el agua


que brota de tu propio manantial” (1)

En el plano social, puede decirse que cuando el pozo es lo


suficientemente abundante, determina, él solo, el asentamiento de
las poblaciones a su alrededor. No podría concebirse la
mudanza de lugar de un pozo. De igual manera, es la rectitud del
sabio, su inquebrantable lealtad a la verdad, la que sirve de
referencia en las diversas culturas de todos los tiempos.

LA 1ª LÍNEA: presenta la imagen de un viejo pozo, tan


cenagoso que nadie, ni aún los pájaros, se le acercan
a beber.
Es la falta de claridad del agua lo que impide a las criaturas
acercarse a beber. Aquello que se ve claro aparece como
apetecible, como verdadero, como digno de ser adoptado,
seguido o ingerido, en su caso. El hombre oscuro, complicado,
contradictorio o incoherente no atrae, en principio, a nadie.
Muchas veces observamos deambular seres solitarios, sin amigos
ni empresas, quejosos de su suerte, y pensamos en seguida en la
existencia de algún inextricable destino que se ensaña con ellos.
Tal vez sea ello así. Mas también es cierto que cada persona, en
sociedad, es semejante a un pozo que puede o no ofrecer sus
aguas a los demás.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien disparándole con un


arco a los peces que moran en un pozo. En otra
secuencia, se nos muestra un cántaro roto y perdiendo
agua, la cual va a beneficiar a los gusanos y ciertos
animalejos ocultos en la maleza.
He aquí un pozo que no se utiliza para su finalidad propia y
donde moran peces. Alguien se acerca a pescarlos. En la
segunda secuencia aparece el cántaro con el que se extrae agua,
roto y dejando por ello escapar el fluido elemento en beneficio de
pequeñas criaturas que viven entre la hierba.

Se trata en ambos casos de aquellas situaciones humanas en las


cuales no se les da a las cosas su finalidad propia, sino otra. El
agua no es usada para beber ni para otro menester alguno, sino
para criar peces. El cántaro, por su parte, no sirve para portar el
agua en beneficio de quien la extrae. En ambas situaciones, como
consecuencia de esa falta de uso propio de las cosas, se
benefician terceros. En la primera imagen, el eventual pescador,
en la segunda, las ocasionales alimañas.

La idea general es que la desnaturalización de los dones por


cualquier causa, falta de ejercicio, uso, o también por el uso
impropio o desviado, siempre acarreará consecuencias
impensadas o no previstas. Por ejemplo, si movidos por un
sentimiento de justicia favorecemos económicamente a un
acreedor más que a otro, tal vez después lo lamentemos, pues ese
beneficio puede tener un destino inusitado y no querido por
nosotros. Lo mismo si nos impusiéramos alguna abstinencia
antinatural o impropia; siempre estaríamos favoreciendo la
aparición de secuelas no queridas, como perturbaciones
psicológicas u otros fenómenos.
Dentro del mismo orden de ideas, podemos decir que por
idénticas razones son inconvenientes los ejércitos ociosos
estacionados cerca de las poblaciones civiles. Indefectiblemente
tenderán a influir sobre la vida de éstas, a inmiscuirse en sus
asuntos y a ejercer influencia en forma indebida.

Lo propio cabe decir respecto de la acumulación de riquezas


fuera de los canales normales de la vida económica. Servirán
para la ostentación y vanidad, tal vez para una vida disipada y,
a la larga, influirán negativamente en la propia capacidad de
gozo de sus poseedores.

Todo don o capacidad inmovilizada o desnaturalizada, adquirirá


otras funciones no previstas ni queridas, como acontece con el
agua del cántaro que pierde, que viene a servir en definitiva a los
gusanos que viven entre la maleza que rodea al pozo, o como le
acontece al pozo mismo, del que no se bebe, que se puebla de
peces y, de pronto, atrae al pescador.

LA 3ª LÍNEA: muestra un pozo que fue limpiado, mas


no fue puesto en uso. Es lamentable, expresa el
oráculo.
Esta estructura corresponde a alguien que se aleja de los demás
por soberbia o timidez. No permite que los demás se acerquen,
colocándose fuera del alcance de los otros. El resultado no puede
sino ser lamentable; para el prójimo, porque se ve privado de un
agua clara y útil; para el propio sujeto, porque se hunde en una
soledad infértil.

LA 4ª LÍNEA: muestra un pozo provisoriamente


clausurado por estar efectuándosele reparaciones
necesarias.
Aquí se trata de señalar un apartamiento del sujeto de todo trato
con los demás por un corto período en el cual él verifica un
replanteo de su vida y se prepara para lo porvenir. Esta estructura
la encontramos en la naturaleza, con el receso obligado del
invierno, en la vida empresaria, con las vacaciones del personal,
y en la propia Biblia, con la prescripción del reposo
hebdomadario. Este tipo de paréntesis, de reposo, es esencial a
una naturaleza cósmica en constante movimiento pautado.
LA 5ª LÍNEA: muestra un pozo de aguas claras y
frescas, de cuya límpida fuente se bebe libremente.
Cuando el hombre es límpido, cuando sus negocios son claros,
cuando su conducta es transparente, es semejante a un buen pozo
como el que presenta la línea. Y acontece que los demás se
acercan a beber de su sabiduría y de su consejo, y a disfrutar de
su compañía y de su liderazgo.

LA 6ª LÍNEA: muestra el agua de un pozo subiendo


hasta los bordes del mismo, pero sin que rebalse. El
oráculo le augura extraordinaria fortuna.
Esta imagen sugiere las virtudes de la sinceridad y de la
ecuanimidad. La sinceridad hace brotar el agua hasta el borde, y
la ecuanimidad le hace mantener su nivel, cualquiera sea la
cantidad de agua que del pozo se extraiga. Una personalidad así
está en posesión de la más extraordinaria fortuna, porque da sin
merma de su caudal, y hasta el borde ofrece lo que da. Recuerda
la "copa rebosante" del Salmo 23-5.
También los límites a que debe ceñirse la sinceridad.

49. KO / LA REVOLUCIÓN
E1 signo anterior, CHING (El Pozo de Agua), junto con el signo
"TING" (número 50, El Caldero), son los dos únicos hexagramas
simbolizados por elementos salidos de la mano del hombre. (1)

A CHING le sucede "KO", llamado "La Revolución", "La Muda",


con lo cual el Libro de las Mutaciones dice que todas las cosas
salidas de la mano y del ingenio humanos necesitan,
inexorablemente, de una periódica renovación. La necesidad de
una drástica eliminación de lo inerte y una corrección en la
dirección ejercida sobre todo proceso humano de acaeceres es,
pues, la idea general de este hexagrama.

Compuesto por los trigramas TUI, arriba, y LI, abajo, ofrece la


imagen del agua de un lago, sobre el fuego, lo que supone el
contacto de dos elementos que mutuamente se combaten por ser
de índole antagónica. En cuanto a los traductores consultados, en
general, también afirman que este hexagrama se refiere a la idea
de un ordenamiento de la cronología histórica. Es a partir de los
cambios y los eventos extraordinarios como se suele ordenar y
reordenar la vida de los pueblos.

Pero la idea de "La Revolución" se refiere siempre a cambios


voluntarios y radicales. Esta estructura universal se da en la
política y también en la esfera individual. Un cambio de régimen
colectivo y también un cambio de conducta o de costumbres en la
esfera de lo personal; una mutación de actitud ante la vida, etc.
LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto amarrado con cueros
amarillos.
Se trata aquí de una situación límite que exige del sujeto
amarrado adoptar una medida drástica, dentro de sus
posibilidades, que provoque un cambio radical de situación.
Todo cambio, en este tiempo, es como un sacudimiento y requiere
cierta violencia.
Por otra parte, toda revolución y toda muda se produce cuando
todos los caminos posibles ya están ensayados y nada queda por
hacer dentro de los cánones convencionales; cuando no es
posible avanzar en ninguna dirección, como el sujeto de esta
línea, atado físicamente y sin posibilidad de movimiento.

Desde cierto sesgo, revolución significa ruptura de envoltorios,


con el fin de encontrar salida a la fuerza vital cegada por
estructuras inertes; búsqueda de nuevos cauces a dicha energía.
En todos los casos se trata de una energía sutil, yacente más allá
de lo meramente fenoménico, una fuerza cuya ley es el cambio y
la invención de renovadas maneras de expresarse. Esto vale tanto
para lo político como para lo personal, lo social, lo artístico, etc.

Cuando se inventó la fotografía, por ejemplo, los pintores


debieron hacer su gran revolución, algo que preservara la
originalidad de su medio de expresión. Copiar la naturaleza, a
partir de la aparición de la fotografía, dejó de tener sentido para
ellos. Y así aparecieron todos los movimientos no figurativos.

Por otra parte, la revolución será legítima cuando no quede otro


camino más que la ruptura. La línea dice que el sujeto se
encuentra atado con cuero amarillo. El amarillo era para los
chinos el color regente de la vida sobre la tierra Esto significa que
para que la revolución sea legítima debe ser protagonizada por
quien, de alguna manera, encarne esas cualidades. Debe
iluminar, debe ser equidistante, central, no representar meros
intereses mezquinos, etc. Esta línea se refiere al estado espiritual
previo a toda revolución. Es la caldera, taponada, que acumula
presión.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo sus cambios


luego de pasado cierto tiempo. La acción será
afortunada, asegura el oráculo.
Los cambios revolucionarios no constituyen una mutación natural;
son obra de la inteligencia, de una actuación que se produce
luego de una profunda reflexión y a favor del tiempo, a favor de
la corriente temporal que coincide con las finalidades de
renovación que la revolución implica. El tiempo muda por sí
mismo las cosas, mas la revolución, como mutación provocada
por el hombre, precisa de preparativos y, además, de
oportunidad, que es su inserción dentro del tiempo más favorable.

LA 3ª LÍNEA: muestra que la acción emprendida, no


obstante haber sido convenientemente preparada, es
discutida por tres veces, y se malogra.
Esta línea se refiere a aquellas acciones que en este tiempo, no
obstante haber sido cuidadosamente planeadas, fallan por exceso
de discusión, por una pérdida lamentable de tiempo en
vaguedades cuya única fuente es la duda embozada en lo que se
pretende hacer. Por esta razón, la acción pierde "su" tiempo en
que debía producirse y prosperar. Las cosas que realizamos
tienen sus tiempos específicos y propios que suelen perderse,
como los trenes o los aviones.

LA 4ª LÍNEA: nos muestra al sujeto, pleno de fe en lo


que realiza, mudando las reglas vigentes. Habrá
buena suerte, augura el oráculo.
Ha llegado la hora de la fe, que es más que el conocimiento, y
que es más que un propósito. Ha llegado la hora de la fe como
energía, necesaria en toda empresa y que, en definitiva, es la
misma fuerza sustentadora del universo. Esa fe, que mueve
montañas (2), sólo puede fundarse en la legitimidad del
protagonismo del cambio y en la justicia del objetivo final.

LA 5ª LÍNEA: muestra al hombre superior efectuando


sus cambios como un tigre.
Un cambio verdadero debe trascender y distinguirse claramente,
como las nítidas rayas negras sobre fondo amarillo de la piel del
tigre: el cambio, es, en este caso, similar a la figura diseñada por
las rayas, sobre un fondo que, por su color, es correcto, central,
justo, etc., como el sol.

Además, se sugiere que el verdadero cambio debe trasuntar


belleza y armonía de formas, y cierta espectacularidad, para
cuyo símil el oráculo propone la esbelta y temible figura de un
tigre. En ningún caso debe tratarse de un cambio subrepticio, sino
de un cambio substancial y drástico. Así es el cambio
figura/fondo.

LA 6ª LÍNEA: dice que el hombre superior, cuando


cambia, lo hace radicalmente; en cambio el vulgar sólo
muda su rostro.
En este último estadio de la secuencia es donde aparecen los
falsos cambios, los cambios de superficie, ejecutados por los
vulgares. Aparecen también en las postrimerías de este tiempo los
gestos, las fintas, los grandes ademanes, símbolos de una
estructura que va llegando a su fin y que por ello ya no se
vivencia plena ni profundamente.
NOTAS
(1) Nótese que el Caldero es producto exclusivo de la mano del hombre,
mientras que el Pozo de Agua requiere, además de la mano del hombre, la
existencia de un manantial subterráneo.
(2) "...Entonces, el Señor dijo: 'Si tuviereis fe como un grano de mostaza,
diréis a ese árbol: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá'. "
(Lucas, 17-6).

50. TING / EL CALDERO, LA TRANSFORMACIÓN


EVOLUTIVA

Si “La Revolución" significa la eliminación de lo viejo, el signo


que le sigue, "TING", "El Caldero" (número 50), significa la
recepción de lo nuevo. Si allí se trataba de "revolver" (1) lo
envejecido, aquí se hará "evolucionar" las cosas de un estado
primitivo a otro posterior más elaborado. Son, pues, dos especies
de cambio diferentes: la separación de aquello que por su
inoperancia se ha transformado en estorbo para dar lugar a lo
nuevo, en el primer caso, y la "transformación" de lo viejo en lo
nuevo, en el segundo.
TING da idea de un caldero en cuyo interior se cuece la comida
para la comunidad. Por ello representa el tránsito del estado
natural, hacia un estado cultural. El primer grado de cultura de un
pueblo está dado por la cocción de los alimentos. El pasaje de la
naturaleza a la cultura pasa, pues, por la cocina. Lo crudo
deviene en cocido y el devorar se transforma en comer. El
caldero, a su vez, es centro de la vida comunitaria.

Requiere fuego, que es hogar y reunión, vida social y


organización de la vida colectiva. En el extremo de tal idea, nos
encontramos con la comunión, con la comida mística hecha en
común, símbolo de suprema fraternidad entre los hombres y
símbolo de superación del egoísmo animal.

Los trigramas que componen el hexagrama son: LI, arriba, y SUN,


abajo, es decir, el fuego arriba y el viento y la madera abajo, los
componentes necesarios para efectuar la cocción de los
alimentos.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un caldero tumbado. Será


propicio eliminar lo malo que en él había, dice el
oráculo. En secuencia aparte, se muestra a una
concubina cuyo rango social mejora por el hecho de
tener un hijo.
Ambas imágenes dicen, cada una a su modo, que no existe cosa
lamentable en sí misma y en forma absoluta; en otras palabras:
no existe circunstancia negativa a la cual, de una u otra manera,
no podamos encontrarle algún costado positivo. El caldero se
tumbó y en principio habría que lamentar este hecho, pero es
mejor no hacerlo y aprovechar la oportunidad que se brinda para
limpiarlo.
En cuanto a la segunda imagen, no obstante tratarse de una
simple concubina, ella es capaz de dar a su señor un hijo, y esa
situación la eleva socialmente.

La idea, como se ve, es la del "desarrollo" de una situación


determinada. Cómo, a partir de una situación dada,
aparentemente desfavorable, puede lograrse, desarrollándola,
consecuencias felices o positivas. Ese es el poder de
"transformación" que enseña este tiempo.

LA 2ª LÍNEA: muestra un caldero con las cosas que


serán cocinadas en él. Mi enemigo me envidia, dice el
oráculo, mas no puede aproximárseme.
Exponer una marmita con los elementos que van a ser cocinados
en ella posee un poder de atracción fundamentalmente distinto a
la atracción que ejerce un recipiente despidiendo el aroma propio
de la comida cocinándose. Todo tipo de intenciones puede
despertar la vista de la comida cruda, y a esta idea se refiere la
línea.

En el plano personal, lo propio acontece con aquellas personas


que exhiben grandes cualidades sin utilizar, por un lado, y con
aquellas otras en plena actividad útil. Estas despertarán en los
demás sentimientos de adhesión o de rechazo. Aquellas, por lo
contrario, darán pie a todo tipo de conjeturas y recibirán, de
todas partes, las proposiciones más heterogéneas. La razón
estriba en que la persona en plena actividad útil, como el caldero
en plena cocción, constituyen una unidad; en cambio, en el
segundo caso, tanto quien exhibe dotes ociosas como el caldero
que exhibe los alimentos crudos, son conjuntos de cosas, y así
serán vistos por terceros, interesados en apropiarse de unas u
otras.

A veces notamos que no es la falta de cualidades lo que induce a


algunas las personas al fracaso, sino el exceso de condiciones sin
utilizar. No son las dotes naturales las que nos movilizan, según
se suele creer. Somos nosotros, semejantes al caldero, y lo que
nos motiva, es la energía en la que nos apoyamos. Debemos
transformar los dones que recibimos; hacerlos comestibles para
todos y ofrecerlos a los demás.

LA 3ª LÍNEA: muestra a un caldero privado de asas. La


exquisita carne de faisán que el mismo contiene, no
será probada.
Si el caldero carece de asas, no podrá ser levantado del fuego y
nadie podrá portarlo para servir. He aquí simbolizada la utilidad
de la tarea de transformación que toda cultura, individual y
social, representa. Una cultura sin asas es una cultura hermética,
sólo para exquisitos; a la postre, casi sinónimo de anticultura. Lo
mismo cabe decir respecto de una persona: si no tendemos un
puente hacia el exterior, nadie pasará por él. En ambos casos, el
oráculo ilustra la situación elocuentemente, con la frase: "La
exquisita carne de faisán que el mismo, contiene no será
probada".

LA 4ª LÍNEA: muestra a un caldero con las patas


quebradas, por cuyo motivo se ha derrumbado,
derramándose el contenido. El sujeto enrojecerá de
vergüenza, dice el oráculo, y el mal se hará presente.
El caldero es símbolo de nosotros mismos y sus patas son símbolo
de la parte instintiva. Los instintos, como las raíces de los árboles,
sustentan toda la estructura de la personalidad. Sin una
equilibrada base de sustentación, caeríamos de bruces. En este
caso, es más peligroso aún, pues la caída se realiza sobre la
fuente de energía que nos nutría. Esta línea se refiere a la falta de
equilibrio en esa zona baja, lindante entre lo psíquico y lo
orgánico. Nada dice el oráculo acerca de las asas de este
caldero, y por ende, se supone que las tiene intactas. Están
dadas, pues, las condiciones para que alguien se acerque a este
sujeto en desgracia, y lo levante.

LA 5ª LÍNEA: muestra a un caldero con asas de oro.


En esta línea, se ilustra el proceso de transformación de las cosas
desde un punto de vista socioeconómico. Las cosas, mediante el
trabajo, se transforman en riqueza. De allí la alusión al oro de las
asas del caldero. El caldero aquí se moviliza mediante el oro de
sus asas. Sólo el valor de cambio puede moverlo, sinónimo de
una cultura desarrollada en aquel plano.

LA 6ª LÍNEA: muestra a un caldero con asas de jade.


Habrá extraordinaria fortuna, dice el oráculo.
Esta es la culminación de este tiempo de transformación y
participación. En este estadio, la riqueza como fruto de la
evolución de lo primitivo no es ya el oro sino el jade. Otros
valores, pues, suceden al simple valor mercantil. La participación
comunal se ha transformado en comunión fraterna de ideales y
amor.

Otra interpretación relaciona este caldero con asas de jade, a la


propia consulta oracular, que brinda una educación privada de
datos, información, doctrinas e ideologías, basada únicamente en
el desarrollo de la propia conciencia.
NOTA
(1) Etimológicamente, el vocablo "Revolución" proviene de la palabra latina
"Revolutio", que significa "revolución" y también "vuelta".

51. CHEN/ EL TRUENO, LA CONMOCIÓN, EL


INFORTUNIO, ACTUAR DECIDIDAMENTE

A1 signo el Caldero le sucede "La Conmoción", así como a la


calma le sigue el sacudimiento. Este hexagrama, el número 51,
llamado "CHEN", es generalmente traducido como "La
Conmoción", también como "El Trueno" y como "Lo Suscitativo".
Nosotros creemos que también podría atribuírsele el sentido de
“Accidente”. De todas las traducciones consultadas, la palabra
"Trueno" es la más atribuida, y está compuesto por el semisigno
CHEN, repetido.

Difícil de caracterizar, este hexagrama se refiere a un tiempo


extremadamente breve e intenso en que debemos decidirnos a
actuar, y también al tiempo en que debemos soportar un grave
acontecimiento exterior que nos conmocina sobremanera.
Este acontecer es para I CHING un tiempo como todos; una
secuencia con sus estadios y sus leyes. Es el tiempo de La
Conmoción, que se da en todos los planos y esferas de la vida,
no solamente en el cielo, cuando truena. Se trata también de
todas las "sacudidas" que recibimos a lo largo de la existencia y
que nos hacen meditar y rectificar nuestros pasos. Un suceso
infausto; el súbito temor por causa de una enfermedad o
accidente, o la pérdida de un ser querido.

Es en este tiempo donde germinan todos los cambios interiores


importantes. Es el momento culminante, pero es también el temblor
y el temor. Es, en definitiva, el "cauce" por donde corren todas las
decisiones graves.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto cuando se aproxima la


conmoción. Primero, cuidadoso y aprensivo, luego,
sonriente y alegre. Habrá buena suerte, augura el
oráculo.
Cuando se aproxima el tiempo específico y puntual en que
debemos comenzar a actuar, nos suele invadir el miedo, la
zozobra, la desazón. Es como penetrar en una habitación en
tinieblas. Más de pronto, en el mismo instante en que
comenzamos a desenvolvernos, ocurre que se hace la luz y nos
invade la seguridad. Sonreímos, pues, y actuamos alegremente.
Esta estructura universal es bien conocida de actores,
conferencistas, y todos aquellos que deben actuar frente a un
público.
LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto en posición peligrosa
cuando la conmoción se aproxima. Considera mejor
deshacerse de sus posesiones y ascender a una
elevada altura. El oráculo agrega que no tendrá
necesidad de ir en seguimiento de aquello que pierde,
pues lo recuperará prontamente.
En el momento mismo en que hemos comenzado a actuar, a
medida que vamos transitando los primeros tramos, nos
descolocamos, pues tenemos tendencia a aferramos a ciertos
esquemas que nos rigen desde los momentos anteriores a la
acción. Esto le ocurre al expositor, al corredor, al actor, al
cirujano, etc.

Es así que inmediatamente reparamos el lastre que significa


enfrentar la realidad con aquellas ideas preconcebidas y
decidimos rápidamente desprendernos de ellas y concentrar la
atención hacia el logro de una visión nueva y panorámica. Pero
pronto notamos que la parte positiva y útil de aquellas ideas que
aparentemente perdíamos, vuelven, cada una en su momento
oportuno, a prestarnos servicio.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de atronadora


impetuosidad. No habrá daño alguno, dice el oráculo.
Este es el momento de la plena acción, en la cual nos oímos a
nosotros mismos, nos sentimos embargados por este tiempo de
conmoción y nos conmocionamos. Es la fogosidad, la pasión
desplegada en aquello que se está realizando y que germina en
este estadio como una semilla en su tierra apropiada.
Los hombres aparentemente más mesurados son a veces
arrastrados a la vehemencia que para ellos es inusual. No habrá
daño alguno, afirma el oráculo. Son las leyes de este tiempo.

LA 4ª LÍNEA: presenta al sujeto, en medio de


acontecimientos sorprendentes, hundiéndose en el
lodo.
Este tiempo de conmoción tiene sus peligros, que acechan detrás
de la pasión y del entusiasmo. El sujeto inmerso en La Conmoción,
corre el riesgo de ser arrastrado por ella, de perderse en medio
de la vorágine y acerca de eso previene el oráculo. Esto ocurre
porque, de acuerdo a la posición de esta línea, el sujeto ha
perdido su autonomía y actúa como subordinado de otro.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto yendo y viniendo en


medio de la conmoción general, y siempre en peligro.
Debería encontrar el centro, dice el oráculo.
Cuando somos presa de una conmoción, sea de la índole que
fuere, afectados por ella en la estabilidad física o psíquica, lo que
aconseja el oráculo es huir de la periferia en busca del centro.
Todo sacudimiento siempre tendrá más efecto y será más violento
en la periferia, que en el centro, como ocurre en esos juegos de
parques de diversiones donde gira el piso. Debemos, en todos los
casos, encontrar el centro del movimiento y ocuparlo. Esta es una
clara alusión a no perder la cabeza y con ella, el equilibrio,
manteniendo además, la unidad de los pensamientos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeado por la


conmoción, presa de absoluto desaliento. Si actúa, el
mal se hará presente, dice el oráculo.
Este es el último estadio de este tiempo y ya se prenuncia el signo
siguiente, KEN, el Aquietamiento, la Montaña. El absoluto
desaliento del sujeto es manifestación anticipada del tiempo que
vendrá. Nada podrá hacer ahora y deberá limitarse a esperar
que pasen los últimos efectos de este tiempo de conmoción.

52. KEN/ LA MONTAÑA, AQUIETARSE, LA RELAJACIÓN

Luego de la Conmoción, vuelve la calma, esta vez, bajo el signo


de la Montaña. El hexagrama 52 es, pues, "KEN", traducido
generalmente como "El Aquietamiento" o "La Montaña". Formado
por el semisigno KEN duplicado, este hexagrama trata sobre un
estado de serenidad trascendental, el cual se conquista a través
del ejercicio del aquietamiento físico. De la contemplación de la
imagen de la montaña vamos a aprender la virtud de la extrema
quietud, y el influjo que emanan de ella.

Según el Libro de las Mutaciones, existen tres clases de quietud: la


física, la mental, y la del corazón o emotiva. Quietud significa, en
principio, la detención de todo movimiento, en el más amplio
sentido del término, como se verá.

Si observamos la trayectoria de un péndulo, notaremos que existe


una fracción de tiempo en el cual el péndulo se detiene
completamente, al extremo de su trayectoria, para luego avanzar
en sentido contrario. A este particular tiempo, que constituye una
secuencia con sus leyes propias, se refiere KEN. Todas las
técnicas de relajación conocidas se basan en esta especie de
quietud cualificada y trascendental, en la que el sujeto se coloca
en una actitud tal que sus pensamientos no exceden su situación.

La generalidad de la gente apenas si conoce esta especie de


quietud, porque en verdad se vive no sólo el presente, sino en
forma simultánea también el pasado y el futuro. Diariamente
somos asaltados por problemas del pasado y problemas del
futuro, es decir, acaeceres inexistentes, sea porque ya han
pasado, sea porque aún no han sucedido. El hombre occidental
normalmente tiene grandes dificultades en vivenciar plenamente
su tiempo presente, su “aquí y ahora”, acuciado por fantasmas
que le quitan a su vida profundidad y sabor.

Vivir en estado de quietud, es decir, vivenciar este tiempo, no


significa no hacer nada, sino todo lo contrario, significa no actuar
cuando no se debe actuar y actuar cuando se debe actuar; no
pensar cuando no se debe pensar y pensar cuando se debe
hacerlo.
Las líneas particulares se refieren —todas ellas— al cuerpo del
sujeto, porque es a través del aquietamiento del cuerpo como
vamos a poder conquistar el aquietamiento de la mente y de las
emociones.

En general, las imágenes de las líneas sugieren que no podemos


ver quietud en parte alguna del universo fenoménico si no somos
capaces de aquietarnos nosotros mismos.
Lo que además se sugiere, es que tampoco la paz espiritual es
posible si primero no aprendemos, modestamente, a aquietar las
partes más humildes de nuestro cuerpo. Como dijimos, pues, el
aquietamiento de que habla el hexagrama no es una simple
detención superficial del movimiento, sino un cualificado estado
de quietud y paz interior, al cual no es posible acercarse
meramente con el intelecto. Este signo ha inspirado la práctica y
las reglas del yoga.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto manteniendo en


descanso los dedos de sus pies.
Aquí se indica que, al igual que todo proceso universalmente
considerado comienza por un extremo, así también todo proceso
de relajación debe comenzar con uno de los extremos del cuerpo.
En este caso, en el aquietamiento de los dedos de los pies. Se
elijen lo pies y no la cabeza porque los cuerpos vivos surgen de
la tierra, y las líneas del hexagrama ascienden de la base hacia
el tope.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto relajando sus


pantorríllas. El oráculo agrega que está triste por no
poder auxiliar a sus seguidores.
Habiendo relajado sus pies, en la línea anterior, y sus pantorrillas,
en esta línea, el sujeto se ve, así, parcialmente inmovilizado, con
lo cual, suponemos que toda relajación parcial no cumple con los
fines del Aquietamiento.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto conservando en


descanso su pelvis y sus vértebras. La situación es
peligrosa y su corazón arde de excitación reprimida,
dice el oráculo.
En esta línea, la relajación corporal sube por las caderas hasta
las vértebras. Pero se introduce un intento por aquietar el corazón,
situación que el oráculo juzga peligrosa, pues de ese modo, el
sujeto arderá a consecuencia de sus emociones reprimidas.
La quietud debe lograrse paso a paso, pero sin forzar el proceso,
y como consecuencia de una actitud de recogimiento interior. En
el caso de las emociones, no debemos confundir aquietamiento
con represión. El aquietamiento es un resultado, la represión es un
medio, y particularmente peligroso en la esfera afectivo-
emocional, pues lo que se reprime, suele buscar una válvula de
escape de la manera más insospechada.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto aquietando su espalda.


El oráculo afirma que la posición alcanzada es la
correcta para la culminación de la relajación total del
cuerpo.
Evidentemente, la relajación de la espalda implica interesar a
todo el sistema nervioso, de manera que en este estadio puede
decirse que el sujeto ya ha alcanzado la relajación total de su
cuerpo.
LA 5ª LÍNEA: exalta el aquietamiento de las
mandíbulas.
Alcanzado el aquietamiento del cuerpo, este estadio señala un
escalón más en el ascenso hacia un aquietamiento total, en el
sentido del hexagrama. Se contempla en esta línea el
aquietamiento de las palabras, el freno de la lengua, la discreción
y la reserva del carácter. También se hace alusión indirecta al
ayuno.

LA 6ª LÍNEA: habla del sujeto habiendo conquistado


finalmente su estadio de quietud, a la manera de la
montaña, y gozando de su nuevo estado
devotamente.
He aquí la culminación del proceso trabajoso mediante el cual se
conquista este supremo estado, lindante con la beatitud. El sujeto
vive plenamente su tiempo presente, que es la mejor manera de
asegurarse un porvenir y el modo más delicado de reverenciar su
pasado, cualesquiera hayan sido las experiencias de su vida.
NOTA
(1) Wilhelm lo denomina así, coincidiendo con Gall. Blofeld, por su parte, lo
traduce como "Desistir" y "Aquietar", J. Cordiglia como "Cimientos", y Lauer
como "La Inmovilidad" y "El Desistir".

53. CHIEN EL VUELO DE LAS GRULLAS PLANEAR,


ORGANIZAR, EL PREDOMINIO DE LOS MEDIOS SOBRE
LOS FINES

A1 aquietamiento le sigue el progreso paulatino. No solamente


porque luego del tiempo de la quietud aparece el movimiento,
sino, además, porque al progreso se lo percibe teniendo en
cuenta la quietud como fondo. Esta es la idea general de
"CHIEN", el signo número 53, traducido como "La Evolución" y
"El Progreso Paulatino" (Wilhelm), y también como "El
Crecimiento" por otros traductores.

Las imágenes que componen este hexagrama son las de un árbol


que crece en la cresta de una montaña; por ello, los semisignos
correspondientes son: SUN, arriba, y KEN, abajo. Se sugiere que
un hombre, majestuosamente ecuánime y firme como una
montaña, se constituye en punto de referencia de todo lo que
crece a su alrededor, crecimiento que pasa a ser, así, perceptible
al modo de la figura sobre un fondo.

Este tiempo, en su universalidad, enseña a los padres, por


ejemplo, a mantenerse inalterables y seguros como la roca, en
beneficio de un crecimiento espiritual saludable de sus hijos, pues
todo crecimiento, desde el punto de vista humano, precisa de un
punto de referencia cuya inalterabilidad lo haga conciente. Sólo
advertimos el crecimiento —en rigor, todo crecimiento— mediante
su confrontación con algo inquebrantable que le hace fondo de
contraste.
Lo propio acontece en la esfera de la vida intrapsíquica: si no
sabemos implantar dentro de nosotros principios firmes e
inmutables, no podremos evolucionar espiritualmente. El
descorazonamiento y la sensación de vacío que suelen
experimentar ciertos ancianos se encuentra, por lo general, salvo
casos patológicos, vinculados a aquella carencia de principios
firmes implantados interiormente en los años jóvenes. Por ello en
el tiempo de CHIEN, la montaña no cambia ni se altera en modo
alguno, para que se advierta el crecimiento del árbol que está en
su cima.

En otro orden de ideas, este signo es, para el Libro de las


Mutaciones, un juego dinámico entre lo inmutable y lo cambiante.
Este, se apoya en aquél para evolucionar, el cual, le sirve, a su
vez, de sustentación. Todas las líneas particulares constituyen
sendas "dramatizaciones" de los diversos hitos o etapas de todo
crecimiento; es decir, vuelcan a lenguaje humano, no exento de
poesía, las vicisitudes a que está sometido todo proceso de
desarrollo, genéricamente considerado. Es utilizada para ello la
imagen de la grulla, animal sagrado para los antiguos chinos, la
cual aparece en todas las líneas, en distintos estadios de su vuelo
migratorio.

LA 1ª LÍNEA: muestra a una grulla avanzando,


lentamente, en su vuelo hacia la ribera. En secuencia
aparte, se muestra a un joven en situación de peligro.
Al principio, se hablará mal de él, mas al final, todo
saldrá bien, dice el oráculo.
La grulla deja su medio natural, el agua, para comenzar su
migración. En este primer estadio, se acerca lentamente hacia la
costa, lo cual significa para ella, en principio, una situación
peligrosa. La figura del joven del que se dice que se encuentra en
situación de aprieto y además se habla mal de él, es una imagen
que viene a completar la primera. En ambos casos se trata, en
verdad, de la misma situación, que el oráculo expresa en el orden
animal y en el orden humano para ilustrar la estructura que
refiere.

Se trata del comienzo del crecimiento, que siempre es un


abandono del medio propio para ir en busca de otro medio
extraño, y es, además, un camino lento y peligroso, obviamente.
La expresión "se hablará mal de él" señala las vicisitudes y
adversidades que deberá sufrir todo aquello que crece en esta
tierna etapa primera.
Desde otro punto de vista, podemos decir que está presente una
base firme de arranque, que es la ingenuidad y la inocencia. Por
ello el sujeto es un joven, dice la línea. Toda evolución y todo
crecimiento precisan de una base de inocencia incontaminada
que excluya toda duda. Sólo esta inocencia permite vencer los
obstáculos.

LA 2ª LÍNEA: presenta a un grupo de grullas


avanzando poco a poco hacia las rocas. Allí, dice el
oráculo, comen y beben alegremente.
Otra base firme, que puede actuar en todo crecimiento como el
tutor que requieren ciertos árboles para mantener la dirección,
puede provenir de su meta, de su objetivo u orientación. En el
caso de esta línea, son las rocas, firmes y sólidas, las que
orientan la evolución, de manera de asegurar a las grullas, al
final del camino, un lugar seguro para holgar.

LA 3ª LÍNEA: proporciona tres imágenes: la primera es


la de una grulla avanzando poco a poco hacia las
secas planicies, la segunda es la de un marido que
parte para una expedición bélica de la cual no
retorna; y la tercera, es la de una mujer grávida, de la
que se nos dice que no llegará a amamantar a su hijo.
En los tres casos, las imágenes hablan de la idea de la
separación. En el primero, la grulla, animal que suele volar en
bandadas, se separa del grupo para dirigirse al desierto. En la
segunda imagen, un hombre marcha a la guerra, es decir, se
separa de los suyos; y en la tercera se dice que la embarazada
no llegará a amamantar a su hijo, es decir, por una u otra causa,
será separada de él.

En las tres narraciones, además, se habla de un final infeliz. La


muerte parece estar agazapada al final de cada una de estas tres
historias. Son tres versiones distintas, a nivel dramático, del
proceso de crecimiento biológico o psicológico en lo que éste
tiene de separación. Dicho en otras palabras: todo proceso de
crecimiento, al igual que estas tres historias, involucra de suyo
una separación dolorosa. Todo crecimiento, al igual que toda
evolución, separa, de alguna manera, aquello que crece, de sus
fuentes, de sus raíces. Así se separan los hijos de sus padres, los
alumnos de sus maestros; así nos separamos todos, llegada la
edad adulta, del mundo de la niñez.

Pero la idea de la muerte también está inscripta, constitutiva e


indeleble en la idea de crecimiento. Crecer y evolucionar siempre
significa, simultáneamente, la presencia de algo que nace y de
algo que muere. Creciendo y evolucionando, siempre nacemos a
algo nuevo y morimos, o mueren en nosotros, antiguas maneras,
formas, circunstancias, hábitos, etc. Un aspecto de esta estructura
universal, consistente en la nostalgia por el alejamiento sin retorno
y por el amor sin futuro, ha sido exaltado de los modos más
varios en la literatura universal.

La idea completa, la estructura íntegra que proporciona este


hexagrama, más allá de la simple delectación estética, es la
necesidad de inventariar, de algún modo, al finalizar cualquiera
de las etapas de todo crecimiento, las cosas nuevas a las que
nacemos, y las cosas antiguas a las que morimos.
LA 4ª LÍNEA: muestra a la grulla avanzando
lentamente hacia un árbol para subirse a él. Podría
usar alguna rama plana, dice el oráculo.
La evolución, el crecimiento, nunca suele ser exclusivamente
lineal. Luego de avanzar sucesivamente hacia la ribera, hacia las
rocas y hacia el desierto, la grulla intentará elevarse. En esta
línea, el primer grado de elevación lo constituye un árbol. El
oráculo confía en que la grulla podrá encontrar una rama plana
para su sostén.

Toda evolución, todo crecimiento, tiene mucho de movimiento


alucinado en busca de los extremos, para cumplimentarlos hasta
el fin y poder luego elevarse. Esta conducta la vimos reflejada en
el agua, al estudiar el hexagrama número 29, "K´AN". Cuando
la grulla ya no tiene adonde ir, entonces, se eleva. Así actúa el
agua vertida en el interior de un recipiente.

Un importante escalón en la búsqueda del autoconocimiento,


constituye el descubrir en nuestro comportamiento la actuación de
esta estructura universal, más allá de los propósitos, elegidos
racional o intuitivamente. También nosotros tendemos a agotar los
temas que nos ocupan y preocupan, para luego elevarnos. Ese es
uno de los secretos del sentido de la vida. Todo crece y tiende a
evolucionar.

LA 5ª LÍNEA: muestra a la grulla avanzando


gradualmente hacia una elevada colina. En registro
separado, también se muestra a una esposa, de la que
se dice que no concebirá, sino luego de tres años. El
oráculo agrega que al final, habrá buena suerte.
Esta es la etapa más ardua de todo crecimiento y de todo
desarrollo. Es el punto en el cual, indefectiblemente, se siente uno
desalentado y con la sensación de estar frente a un propósito
inalcanzable. Ese desaliento, necesario e inherente a todo
proceso, es, no obstante, pasajero y, al final, será superado por
la buena suerte.

LA 6° LÍNEA: muestra a la grulla avanzando poco a


poco hasta las altas nubes. Sus plumas pueden ser
utilizadas como ornamento para la danza sagrada.
Ventura, augura el oráculo.
Aquí se ha llegado a la culminación de la evolución y del
crecimiento, simbolizada por el vuelo de la grulla hacia las nubes.
La alusión a que sus plumas pueden ser utilizadas como adorno
en la danza sagrada sugiere que todo crecimiento y toda
evolución tienen una significación cósmica profunda, que es la de
celebrar la vida.

54. KUEI-MEI / LA CONCUBINA, UBICARSE, LLEGAR A


ALGO OMITIENDO FORMALIDADES
Todo lo que progresa paulatinamente y evoluciona, llega a algo,
a algún lugar, a estabilizarse en cierta posición. Por ello, el signo
que sigue ahora, es "KUEI-MEI", que, según traducción de J.
Cordiglia, significa: "Dar como esposa, unir en matrimonio,
desposar (kwei), a la hija menor (mei)". Así refleja o simboliza el
Libro de las Mutaciones el revés de la moneda del fenómeno del
proceso de crecimiento; es un cambio de estado. Las cosas
sometidas a evolución o crecimiento, acabado el tiempo propio
de crecer y evolucionar, cambian de estado, y al respecto, son
similares a una muchacha que se casa y deja por ello el estado
de doncellez, para adoptar otro.

Este cambio de estado a que llegan las cosas al final de su


evolución, es un proceso natural, vale decir, es una
transformación que se produce como por inercia y sin intervención
absoluta del entendimiento y de la voluntad. Es por ello que el
símil de la muchacha casadera acuñado por I CHING para
referirse a él con el fin de guardar efectiva correlación, se refiere,
no a una muchacha que va al matrimonio de acuerdo a todas las
formalidades sociales y convencionales, sino a una muchacha que
es desposada como concubina.
Este hexagrama está integrado por los semisignos: CHEN, arriba,
y TUI, abajo, es decir: el trueno sobre el lago. Sobre las aguas
tranquilas de un lago estalla una tormenta. Así se refiere el Libro a
las relaciones por afinidad y por elección libre del corazón.
Son situaciones en las cuales, sin formalidad ninguna y a
instancias de un impulso absolutamente natural y espontáneo nos
vemos ya insertos en una realidad totalmente distinta a la que
estábamos acostumbrados.

Esta estructura se encuentra en los límites precisos entre la vida


intrapsíquica y la vida social, que es lo mismo que hablar, en este
caso, de los límites entre las inclinaciones del corazón y las
exigencias de los convencionalismos sociales. La materia propia
de este hexagrama son, pues, las diferencias entre sustancia y
forma, sentimiento y formalidad, dos parámetros cardinales dentro
de los cuales se mueve constantemente la vida del hombre.

De este tipo de relaciones no formales, por así decirlo, nacidas


simplemente por inclinación, el Libro rescata una cuota de
genuinidad y de autenticidad, presente en la base misma de
todas las alianzas entre opuestos que, al fin y al cabo, dan origen
a todo lo fenoménico. El hombre se encuentra a diario frente a
esta suerte de situaciones, y no solamente en la esfera de sus
afectos. En la vida laboral y empresaria, por ejemplo, ciertos
trabajos o ciertas responsabilidades se ejercen, digamos, dentro
de un espacio que normalmente le corresponde a otra persona, u
otra categoría, u otras condiciones. Y se tolera, se claudica. Sea
por razones de política dentro de la empresa, por la necesidad
de ser fieles a algún superior y con ello asegurarnos la estabilidad
en el empleo, o por el salario. Lo cierto es que se transa, se dejan
de lado ciertos escrúpulos y ciertos formalismos debido a
determinadas necesidades, que pueden ser pecuniarias, o
políticas, o de cualquier otra índole, además de las emocionales o
afectivas vistas en los parágrafos anteriores.

Esta estructura es difícil de conceptualizar. Determina un tiempo


en el cual lo único importante son los frutos logrados, no importa
cómo ni con qué procedimientos. Un tiempo de relativo desdoro,
pero también un tiempo de espontánea floración de resultados.
Intereses que imponen sus propios imperativos por sobre toda
regla. Un tiempo que nos nutre, que nos marca y nos madura en
la dura faena de vivir.

El signo recuerda la condición asumida por la esclava egipcia


Agar en casa de Abraham. Cuando es expulsada al desierto por
causa de los celos de Sarah, mujer del profeta, es alcanzada por
el Ángel del Señor, quien le dice: "Multiplicaré tanto tu
descendencia que no podrá ser contada a causa de la multitud".
(1) LA 1ª LÍNEA: muestra a una muchacha que se casa,
pero como concubina. En secuencia aparte, vemos a un
cojo, que pese a su minusvalía, puede avanzar. Habrá
buena ventura, dice el oráculo.
Esta línea sugiere, en ambas imágenes, que pese a las
desventajas, en determinadas circunstancias, los fines pueden
llegar a cumplimentarse. Además, se induce a contemplar las
relaciones "electivas", desde un ángulo más amplio que aquel
que pudiera referirse a la moralidad o inmoralidad de la
situación, pues la circunstancia en que cae la muchacha es
asimilada a la del cojo.

Generalmente, ante relaciones extramatrimoniales o irregulares


desde el punto de vista legal o de las costumbres de un país, la
gente sólo emite juicios de valor, omitiendo considerar otros
aspectos de hecho que pudieron haber condicionado aquellas
conductas.

LA 2ª LÍNEA: muestra a un tuerto que, sin embargo,


consigue ver. El oráculo agrega que es menester una
absoluta firmeza interior.
Este tiempo no es un tiempo de lucidez absoluta. La imagen del
tuerto que sin embargo puede ver y la admonición subsiguiente
del oráculo en el sentido de mantener una absoluta firmeza
interior, sugiere que debemos apelar a la intuición y los
presentimientos como complemento de la conciencia vigílica.

LA 3ª LÍNEA: presenta a una muchacha que, antes de


contraer un matrimonio desventajoso, prefiere entrar
como concubina.
Objetivamente, se trata aquí de una situación similar a la de la
primera línea, mas, subjetivamente, ambas situaciones son
diametralmente opuestas. La primera línea destaca una situación
valiosa, en cambio, la situación de esta línea entraña un disvalor.
Una misma calidad (la de concubina) puede ser valiosa en un
caso y negativa en otro. En la primera línea la situación de la
concubina era similar a la de un cojo que no obstante podía
avanzar. En cambio, en esta línea la muchacha, antes de contraer
matrimonio desaventajado, prefiere entrar como concubina,
suponiéndose que antepone otros valores a los impulsos del
corazón, conducta que contraviene las leyes de este tiempo.

LA 4ª LÍNEA: señala a la muchacha: aplazando el


tiempo de su casamiento. Aunque, más tarde, su
tiempo llegará, dice el oráculo.
En este tiempo de realizaciones, la muchacha puede hacerse
valer, puede demorar su matrimonio hasta que aparezca aquel a
quien ella quiera, pues la consumación, como corresponde, se
realizará de todos modos, parece decir el oráculo. Aquí toda
razón, toda lógica y toda moralidad parecen girar en torno a los
resultados; lo precedente tiene valor y hasta existencia sólo en
mérito o en función de aquello que ha de ser, de aquello que
sucederá.

En la Biblia encontramos multitud de hechos que sólo son


significativos en relación a otros hechos que no van a producirse,
sino siglos después. En nuestra vida personal —salvando las
distancias— ocurre lo propio. Entender esto, identificar y cazar
para nosotros esta estructura universal, reviste la mayor
importancia, pues permite apreciar en perspectiva todo aquello
que nos sucede, así seamos protagonistas de ello, o no.

LA 5ª LÍNEA: dice que las galas de la reina no son tan


esplendentes como las de la concubina. El oráculo
agrega que la luna está casi llena y eso traerá
ventura.
Evidentemente, las vinculaciones que sólo dependen del fuego del
corazón son harto más frágiles que aquellas otras avaladas por
las leyes y las instituciones. La concubina se viste, en esta imagen,
con mejores galas que la reina, porque su carácter de tal
depende en todo momento del agrado que inspire. Su esplendor,
pues, será fugaz, como el de la luna llena.

LA 6ª LÍNEA: muestra a una mujer cargando una cesta


vacía, y a un hombre apuñalando a una oveja sin
derramamiento de sangre. Nada que sea propicio,
asegura el oráculo.
Las imágenes de esta línea se refieren, probablemente, a antiguos
ritos de la tradición china. Lo cierto es que sugiere una falsa
consumación, una simulación. La mujer ostenta una cesta, pero
vacía, y el hombre apuñala a una oveja ya muerta con
anterioridad. En ambos casos, con el exclusivo motivo de guardar
las formas. Se trata de formalidades sin contenido ninguno.

Este tiempo termina señalando la vanidad de las buenas formas a


que muchas veces condicionamos las cosas verdaderamente
importantes de la vida.
NOTA
(1) Génesis, 16-10.

55. FENG / LA PLENITUD, APOGEO

Cuando se llega a algún lugar o se obtiene algún puesto, se lo


ocupa con seguridad, en plenitud. Del mismo modo, al signo
KUEI-MEI le sigue FENG, traducido por lo general como "La
Plenitud", y también como "La Abundancia" y "La Prosperidad".
Corresponde al hexagrama número 55, y está integrado por los
trigramas CHEN, arriba, y LI, abajo, lo cual, en este caso,
significa: adentro, claridad, y afuera, movimiento.

Este signo se refiere a la sensación de “abundancia de uno


mismo” que se suele sentir al finalizar un itinerario. Según FENG,
podemos reconocer la plenitud como estado cenit de nuestra
personalidad, cuando encontramos claridad en lo interior y, a su
vez, no sólo no nos sentimos trabados para actuar, sino que
nuestras acciones se traducen en un movimiento sereno, seguro,
que revela una impronta personal.

Toda la naturaleza tiene su tiempo de plenitud, su estado óptimo


de alegre exaltación. Reconocer en nosotros ese estado,
avizorarlo, prepararlo, no malograrlo y, en el tiempo oportuno,
asumirlo plenamente, es la gran lección de este hexagrama. En él
se desarrolla una estructura que es complemento de Fu, "El
Retorno", "El Tiempo del Solsticio" (hexagrama número 24). Allí
decíamos que es en nuestras constantes y repeticiones, donde
somos más nosotros mismos. FU enseñaba a encontrarlas, y de
ello dependía en gran medida el logro del autoconocimiento.
FENG, el tiempo de La Plenitud, completa el cuadro,
enseñándonos la existencia de un deber más importante aun que
aquél, y cuyo cumplimiento acaba la tarea que fuera el sueño de
Sócrates -"Conócete a ti mismo"-.

Se trata, nada menos, que de acercamos a nuestra sombra, a


aquella dimensión ignorada de la conciencia. Al lado negativo y
opuesto de nuestro ser, continuamente suprimido, pero en el cual
nos apoyamos, como se apoyan el pecho y la espalda, una cara
de la medalla en su reverso, o el tronco y la copa del árbol en su
raíz. Entonces nos acercamos a nuestro lado oscuro y hacemos
las paces con él porque tiene mucho que enseñarnos sobre ciertos
costados de lo que consideramos virtud, así como el otro lado de
lo que creemos ser amor.

Esa tarea de conciliar lo aparentemente inconciliable, esa


necesidad de vivir en plenitud, es, quizás, la lucha más ardua que
libramos en la vida, porque, si logramos salir airosos, no habrá
dificultad, por más grande que sea, que tenga el poder de
destruirnos.
Este tiempo tan sugestivo del Libro de las Mutaciones no puede
sino remitirnos a aquel otro pasaje oscuro de la Biblia, en el cual
Jacob lucha con el Ángel, en Peniel: "Así se quedó Jacob, solo; y
luchó con él un varón, hasta que rayaba el alba. Y cuando el
varón vio que podía con él, tocó en el sitio del encaje de su
muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Y dijo: 'Déjame, porque raya el alba'. Y Jacob, le respondió: 'No
te dejaré si no me bendices'.
"Y el varón le dijo: '¿Cuál es tu nombre?'. Y él respondió: 'Jacob'.
Y el varón le dijo: 'No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel,
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
"Entonces, Jacob le preguntó, y dijo: 'Declárame ahora tu
nombre'. Y el varón respondió: '¿Por qué preguntas por mi
nombre?'. Y lo bendijo allí. (1) LA 1ª LÍNEA: muestra al
sujeto encontrándose con su compañero predestinado
y afín. (2)
Puede ser el encuentro con uno mismo. El descubrimiento de ese
cúmulo de facetas ocultas que continuamente negamos y
expulsamos de la conciencia para lograr mayor nitidez en aquello
que pensamos o sentimos. Hacer las paces con él es la consigna.
Granjearnos su amistad y prodigarle, a su vez, amor, es la gran
necesidad. Porque en la medida que nos queramos podremos
amar a los demás. Una tarea así implica reconocer errores y tener
la valentía de confesarlos, de enmendarlos, de pedir perdón y
concedérnoslo. Eso es hacer las paces con nosotros mismos. Todo
lo que edifiquemos a partir de allí, será firme como la roca.
LA 2ª LÍNEA: narra lo siguiente: existe un soberano, el
cual se halla cercado por biombos tan altos y tan
espesos que le quitan la luz. Tanto es así que a pleno
día pueden verse las estrellas. Ante esta situación el
sujeto, si se adelantara e intentara esclarecer a su
soberano, no lograría otra cosa que despertar
desconfianza y odio por parte que aquellos que cercan
al rey de aquella manera. El oráculo, entonces,
aconseja al sujeto cultivar su verdad interior hasta que
ésta, desde lo invisible, ejerza su influencia sobre el
soberano y lo libere de las tinieblas.
Esta línea entronca la narración con la concepción platónica del
Libro de los Cambios acerca de la realidad: existe una realidad
fenoménica, que es aquella que percibimos directamente a través
de los sentidos, y existe otra realidad oculta, que es la que,
precisamente, se manifiesta por medio de aquellos fenómenos.

En este tiempo de plenitud, la unidad del sujeto reconciliado


consigo mismo llega a ser tan poderosa que ella sola, desde lo
recóndito de la vida intrapsíquica, puede influir en el exterior. Por
dicha razón, el oráculo aconseja al sujeto refugiarse en su verdad
interior para hacerla actuar en beneficio del soberano precisado
de esclarecimiento, que es su propia conciencia.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto con una gran bandera


con la que se envuelve a sí mismo, de manera que no
puede ver la luz.
El sujeto de la línea, en este caso, provoca su propia oscuridad,
haciéndose a sí mismo víctima de los principios que proclama con
empecimiento y desmesura. En verdad, quienes con fervor
efectúan proselitismo de cualquier especie, a menudo revelan
padecer conflictos con ellos mismos. Nada más alejado de la
idea de plenitud, pues, que el activismo ideológico, político o
religioso. El que ha encontrado la paz interior ejerce la mejor de
las cátedras: el ejemplo.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto sumido en la más


grande oscuridad. Allí se encuentra con el sujeto de la
primera línea.
Esta línea se refiere a nuestra imagen virtual, a nosotros mismos
vistos desde el ángulo inconciente. Un yo oscuro y siempre por
realizarse, en busca de sí mismo. Es el yo que protagoniza los
sueños, ese que aparece y desaparece, fragmentado y deseoso
de un encuentro feliz con la conciencia. Esta línea debe ser
interpretada correlativamente con la línea primera, pues son dos
aspectos diversos de una misma estructura.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeado de hombres de


brillante actuación. Habrá motivos para
congratulaciones y honras. Habrá buena suerte, dice el
oráculo.
He aquí al hombre en plenitud, desplegando su estilo y su
personalidad en medio de otros hombres preclaros que, atraídos
por la sugestión que irradia, se le unen. El encuentro se realiza
natural y diáfanamente y la unión parece centrarse en empresas
de bien común.
LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto recluido en su casa
voluntariamente, en soledad. El mal se hará presente,
dice el oráculo.
Presintiendo la finalización de este tiempo, el sujeto se retrae en
este estadio, temeroso de la próxima pérdida de la plenitud. No
podrá detener al mal que le acecha, no por causa del
acabamiento de la secuencia, sino por su propio temor. Aquí se
pone a prueba el sentido de la vida construido por cada quien. Es
indudable que, al llegar a ciertas alturas, veremos en el espejo el
rostro de un sabio, o el de un tonto.
NOTA
(1) Génesis, 32-24/29.
(2) Para R. Wilhelm, se trata del "amo que le está destinado", para Blofeld,
de un “príncipe de igual rango", para Gall, de un "socio", para J. Cordiglia,
de un “rey”, Para Lauer, de "su pareja".

56. LÜ / EL ANDARIEGO, PEREGRINAR

Cuando la grandeza acaba, en todos los planos de la vida,


siempre es menester empacar y partir. La existencia humana
parece signada por la perpetua necesidad de migrar, de
extrañarse del propio lar. Dicho de otra manera: ningún ámbito
ofrece absoluta seguridad al hombre. Este, en una de sus
dimensiones, siempre tendrá algo de forastero; este tiempo de
extranjería le acometerá sin excepción, cíclicamente, como todos
los demás tiempos de que habla I CHING.

Así, llegamos al hexagrama número 56, llamado en chino "LÜ", y


traducido por lo general como "El Andariego", o "El Extranjero".
Compuesto por los semisignos LI, arriba, y KEN, abajo, ofrece la
imagen de una montaña en cuya cima hay fuego. La superficie
cubierta de matas arde, en lo alto de la montaña, mas es un
incendio de poca envergadura, que se va extendiendo por su
contorno, fugazmente.

Este signo revela un trasfondo histórico, caracterizado por la gran


inseguridad que rodeaba a los viajeros en la antigüedad, así
como el carácter de extraordinario y sumamente riesgoso que
tenían todos los desplazamientos geográficos individuales. Ello no
obstante, el valor universal de estas imágenes, transpuestas a toda
suerte de situaciones humanas, permanece incólume, cargado, a
la vez, de sabiduría y de plasticidad estética.

LA 1ª LÍNEA: muestra a un forastero ocupándome de


nimiedades. Esto, dice el oráculo, atraerá la
calamidad.
La nimiedad, así como la broma, constituye un lujo que emana de
la sensación de seguridad. El extranjero, el forastero, no puede
dar la impresión de chistoso ante quienes no lo conocen, porque
provocará malos entendidos. Primero deberá asentarse en un
lugar, darse a conocer y sentirse seguro. Aun así, la ley de este
tiempo le imprimirá un aspecto de seriedad que no
compatibilizará muy bien con lo fútil.

LA 2ª LÍNEA: presenta la imagen de un viajero


ocupando una casa de huéspedes, con sus
pertenencias y consiguiendo la lealtad de un joven
ayudante.
La manera en que el extranjero se introduce en la comunidad
desconocida es, aquí, la correcta: se instala en un lugar de
tránsito, vale decir, declara con ello que no es más que un
huésped y no alguien que viene a irrumpir en la comunidad o a
perturbar su tranquilidad. El no se instala, sino que acude a una
posada. Además, posee sus propios bienes; esto quiere decir que
da a entender que no viene a quitar nada a nadie ni viene a vivir
a expensas de nadie. Así, consigue la lealtad de un joven
sirviente. El oráculo dice que éste es joven, seguramente, porque
son los jóvenes, en todas partes, los más proclives a aceptar y a
interesarse por lo nuevo.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto quedando sin techo por


habérsele quemado el albergue que ocupaba, y,
además, perdiendo la confianza de sus sirvientes o
ayudantes.
La vida en este tiempo de extranjería es difícil y requiere de
mucha delicadeza en la conducta, en el trato con los demás y de
cuidados y precauciones especiales. El extranjero debe
permanecer alerta a cada paso que dé y a cada acción que
realice. Al primer descuido, le podrá acaecer lo que al sujeto de
la línea, que pierde su posada y, además, pierde la confianza de
quienes lo seguían.

El problema del viajero del hexagrama, como el problema de


todo individuo que debe convivir en un medio del cual no es
oriundo o que no le es afín, consiste en que le es sumamente
peligroso abandonarse a una espontaneidad que, tal vez, haga
visibles las grandes diferencias que median entre su verdadera
forma de ser y sus costumbres, y la forma de ser y las costumbres
de sus anfitriones.

LA 4ª LÍNEA: presenta al extranjero descansando en


una posada, con sus medios de sobrevivencia y,
además, con un hacha.
El extranjero intuye que existen otros lazos que lo ligan a su tierra
natal, que no son visibles, y que tal vez jamás logrará cortar. Es
por ello que en lo profundo de su corazón sigue sintiéndose
extranjero, de alguna manera, cualesquiera sean los avatares de
su vida en tierra extraña. Por ello duerme con el hacha a mano,
revelando un estado de alerta radical que jamás, ni aún con la
abundancia de bienes, logra disfrazar.

LA 5ª LÍNEA: muestra a un extranjero disparando


contra un faisán. Perderá su flecha, dice el oráculo,
pero al final logrará honores y un alto cargo.
El trato que recibe el extranjero siempre será diferente al trato que
recibe el natural de la tierra de que se trata. Por ello Jesús dijo
que no había Profeta sin honra, sino en su propia tierra. (1)

Al natural, siempre se le valoran sus actos en relación a sus


orígenes. “¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?
¿No es éste el hijo del carpintero?” (2) En cambio, al extranjero le
son valoradas sus acciones más objetivamente, es decir, en sí
mismas y con relación a su contexto actual. Por dicha razón, la
imagen de la línea habla de un extranjero que, no obstante errar
el tiro, logra reconocimiento.
LA 6ª LÍNEA: proporciona tres imágenes: un pájaro al
cual se le quema su nido, el propio sujeto que primero
ríe y después llora, y, finalmente, una vaca que se
pierde por descuido.
La primera imagen se refiere a la pérdida de la seguridad, la
segunda, a la pérdida de la ecuanimidad, y la tercera, a la
pérdida de la docilidad y mansedumbre. Estos tres peligros
acechan al sujeto en este tiempo de extranjería, ya en el último
estadio de su secuencia.

La línea se refiere a que el extranjero, ya afincado, tenderá en


este tiempo a la intemperancia, a la extravagancia, a confiarse
demasiado en sí mismo y, si ha hecho fortuna, a la soberbia.
NOTAS
(1) Mateo, 13-57.
(2) Mateo, 13/54-55.

57. SUN / EL VIENTO Y LA MADERA, LO SUAVE. LAS


INQUIETUDES

Existen situaciones humanas en las cuales todo pareciera carecer


de rumbo. Todo pareciera moverse en todas direcciones a la vez.
También hay personas que se comportan de esa manera y nos
desconciertan. Su característica principal es la suavidad. Jamás
presentan batalla; simplemente, se introducen, se instalan. Insisten
una y otra vez, a veces en forma contradictoria, e influyen,
situándose, ocupando espacios. Ganan posiciones. Simplemente,
están allí, con su presencia exhibiendo elegancia y armonía.

No toman partido alguno en cualquier disputa y se limitan por lo


general a despejar los problemas, a aventarlos, a clarificarlos.
Así, cobran ascendencia sobre el grupo, aunque a veces también
den idea de cierta molicie. Estamos refiriéndonos a "SUN", el
tiempo del bosque, del viento y de la madera.

Este hexagrama 57, que sucede naturalmente a LÜ, El Andariego,


tal como a lo vagaroso y sin destino le sigue siempre el tiempo de
introducirse en algo, está compuesto por el trigrama SUN,
repetido, es viento sobre viento y madera sobre madera. Blandura
y movimientos suaves, crecimiento armónico, en todas direcciones
a la vez, como los vegetales de un bosque, y una extraña
capacidad para agacharse y situarse en medio de los fuertes, por
debajo e imperceptiblemente (como la única línea yin que penetra
por debajo de los trazos yang del trigrama SUN), son notas
características de este tiempo.

No es momento de pasiones ni de obsesiones, tampoco de


empresas. Es tiempo de influencias y de sugestión; es el turno de
ordenar y esclarecer problemas, como las nubes, que son
dispersadas por el viento. Es época de promoción, de publicidad,
de mensajes subliminales que se suceden en tandas similares a las
ráfagas de aire.

La secreta sabiduría encerrada en sus líneas hace entrever al


sujeto que debe guardar la mesura en sus acciones, porque, al
igual que el viento, cualquier exageración puede transformarlo en
destructivo huracán. Para R. Wilhelm, SUN se traduce como "Lo
Suave", "Lo Penetrante", "El Viento". Para Douglas se trata de "La
Moderada Penetración"; para Blofeld, es "La Sumisión
Voluntaria", "La Apacibilidad", además de "La Penetración". Para
Lauer, es también "La Flexibilidad", y para Gall y Cordiglia,
simplemente "El Viento".
Una lectura de este hexagrama en conjunto con el siguiente, su
par reverso, El Lago descubre, además, dos caracteres típicos y
opuestos. Mientras SUN se identifica por las vagas inquietudes,
TUI se revela como poseyendo intereses concretos. Mientras el
primero se agota en chispas de ingenio y talento, el segundo
procura satisfacerse. Ejemplo de la primera categoría es el
intelectual, ejemplo de la segunda, el hombre de empresas.

“Vivir angostamente, como las mulas en los desfiladeros. O con la


perspectiva de las avispas, de ojos polifacéticos.
Vivir para sí y para no, para nunca y para siempre. O vivir de
talveces, de tornasoles y nostalgias.
Arribar a los fines —picos altos— a fuerza de cuerdas y
correajes. O descubrir lagos interiores, donde la piedra se hunde
en ondas concéntricas.
Despreciar ese cuerpo —simple honda o saeta— y despedirlo. O
macerarlo en horas, en recuerdos, en vino”. (1)

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto, ora avanzando, ora


retrocediendo. Será ventajoso para él mantener la
firmeza y la corrección de un bravo soldado, agrega el
oráculo.
Este tiempo tiende a imponernos una modalidad muy particular,
consistente en una especie de “hit-and-run”, una cierta
intermitencia en la manera de ejecutar propósitos. Es por ello que
nos acechará en todo momento el peligro de caer en la
indefinición y en la ineficacia. El oráculo aconseja imitar al
respecto la conducta de un bravo y correcto soldado, en el
sentido de persistir en lo que hacemos hasta lograr resultados
efectivos. Recordemos que las imágenes del hexagrama
corresponden a un "viento sobre viento", o sea, el viento, para ser
efectivo, debe ser continuado y renovado.

La publicidad, que se funda en las leyes de este tiempo, aplica


asimismo este principio. A través de mensajes suaves y dulzones,
repetidos sistemáticamente, logra filtrarse al subconciente de las
masas.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto escudriñando debajo de


su cama y empleando a una desordenada chusma de
adivinos y brujos. Ello no obstante, no habrá error
alguno, dice el oráculo.
Conforme al carácter de este tiempo, el sujeto debe escudriñarlo
todo y penetrarlo todo, hasta los rincones más inverosímiles.
Suavemente, como un vientecito que todo lo ocupa y lo impregna,
para invadirlo con su atmósfera particular. Mas este carácter
"aéreo" que el signo consagra puede enderezarse al
conocimiento como finalidad, pero también como excusa para
extenderse.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto penetrando en forma


harto reiterada y provocando derrumbe. Habrá motivo
de preocupación, dice el oráculo.
Cuando la reiteración es excesiva, el viento se transforma en
torbellino devastador. Lo propio acontece con la propaganda que
satura los sentidos, y también con la gente reiterativa y cargosa.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto obteniendo, en su


cacería, la más amplia variedad de animales, y un
gran mérito por ello.
Este es un aspecto altamente positivo del carácter aéreo e
indeciso de SUN: en la cacería, siempre resulta ser el mejor de la
partida. Lo propio cabría decir de la pesca. Tentando en todas
direcciones, siempre acaba logrando un buen botín. Este
elemento o estructura universal aparece también en los métodos
estadísticos llamados "de muestreo", basados en la captación de
datos provenientes de distintos niveles, sobre la base de una
diversidad sistemática.

LA 5ª LÍNEA: dice que en este estadio habrá buena


suerte para el sujeto. Dejémoslo anunciar sus cambios
tres días antes de ejecutarlos, y dejémoslo
reconsiderarlos tres días después, dice el oráculo.
En este estadio del hexagrama, SUN se normaliza, se aquieta. El
talento constante del signo le permite —finalmente— encontrar su
lugar propio y central, adonde termina por instalarse
permanentemente para influir sobre su entorno.

Como acontece con la persona que, a los tumbos, llega a la


madurez de su carácter, percibe aquí el sujeto sus tiempos, sus
ritmos; comprende su necesidad de expandirse, pero la
internaliza, transformándola en locuacidad, en comunicatividad o
sabiduría.
LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto escudriñando debajo de
su cama. Ha perdido sus pertenencias, y hasta el
hacha con la que ejecutaba sus decisiones. El mal se
hará presente.
Ya en las postrimerías de este tiempo, el viento se agota. Sus
últimas ráfagas son, en verdad, tenues brisas, y su poder se
diluye. El sujeto ha perdido además sus posesiones y el hacha
que lo consagraba como depositario de autoridad. Sólo una cosa
perdura en el último estadio de este tiempo: su capacidad para
abajarse e introducirse en el centro por medio de la
condescendencia. Pero aquí ya es tarde, y genera humillación.
NOTA
(1) Osvaldo Loisi, El Árbol de la Memoria.

58. TUI / EL LAGO, SATISFACCIÓN, LO SERENO, LOS


INTERESES

El signo 58, "TUI", está consagrado a la satisfacción, uno de los


puntos cardinales de la existencia y su composición es lago sobre
lago, es decir, TUI arriba y TUI, abajo. Esta arquitectura y aquella
connotación revelan, paralelamente, el profundo sentido que para
los chinos tenía el placer, más parecido a la serenidad de las
aguas de un lago que a una búsqueda desesperada de
sensaciones, como suele ocurrir.

TUI es traducido como "Lo Sereno" y también como "Lago" por R.


Wilhelm. Para Gall es "El Equilibrio", y para Cordiglia significa
"Recogerse". El resto de los traductores consultados lo traduce
como "alegría" y "placer".
Las líneas individuales tratan, en general, de las diferencias entre
el placer y la alegría.

LA 1ª LÍNEA: habla de una alegría que es fruto de una


armonía interior, y el oráculo le augura buena
ventura.
No depender de ninguna cosa externa, porque los elementos de
que se dispone interiormente guardan entre sí una relación
armoniosa, parece ser el mensaje de esta línea. El hombre es, en
el preciso segmento de este tiempo, semejante a un lago de
aguas quietas, en perfecta tranquilidad. No se trata de
autosuficiencia, en absoluto, ni tampoco de autodominio. Se trata
simple y llanamente de la alegría de ser que sientan algunos
seres, así como otros sienten "angustia existencial".

Se habla aquí de una tranquilidad que se basa en la íntima


confianza en sí mismo y en la vida, y esta tranquilidad es fuente
de una alegría sin estridencias, pero también sin estoicas
resignaciones. Es la alegría que siente la naturaleza radiante.

LA 2ª LÍNEA: habla de una alegría que es fruto de una


sinceridad interior. Habrá buena suerte, augura el
oráculo.
La alegría que consagra la línea es fruto, no de un “equilibrio”
interior, como acontecía en el primer puesto, sino de la “actitud”
interior del sujeto. Ser absolutamente sinceros con nosotros
mismos es la primera condición para una alegría de esta
naturaleza. No engañarnos, no ir en busca de falsas fuentes de
placer. Saber, en definitiva, qué nos proporcionará alegría
genuina y huir de aquellas otras cosas que no nos sostienen, sino
que nosotros más bien sostenemos, o creemos sostener.

El lago, para contener sus aguas en perfecta tranquilidad, se


apoya en sus límites. Así, el hombre se sostiene en sus
limitaciones. Pero para descubrirlas, es necesario ejercer una
profunda sinceridad interior.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto rodeándose de todo


aquello que puede darle placer. El mal se hará
presente, asegura el oráculo.
En realidad, si bien el placer y alegría suelen ir juntos, es
necesario hacer la distinción correspondiente, pues no todo placer
provoca alegría. En esta línea, el sujeto se rodea de todo aquello
que pueda proporcionarle placer, y el oráculo dice que ello
acarreará el mal. Con ello, se sugiere que lo malo no está en el
placer mismo, sino en la búsqueda de un placer que no sea,
además, una fuente de alegría, es decir, que permanezca en la
superficie de los sentidos y no se concrete en un estado de
conciencia profundo.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto reflexionando acerca de


aquello que le proporcionará placer. Sólo controlando
los propios defectos se es capaz de lograr verdadera
alegría, dice el oráculo.
En la búsqueda del placer debe primar la reflexión acerca de si el
placer que avizoramos es a la vez una fuente de alegría. Un
cierto romanticismo estéril induce a menudo a no reflexionar,
suponiendo que el acto mismo de la reflexión desnaturalizará
nuestras sensaciones, pero ello es sólo una verdad parcial. Es
cierto que el razonamiento coarta las sensaciones, pero la
reflexión bien entendida jamás mancilla la naturaleza de nuestros
actos, antes bien, los valoriza en la medida en que los hace
concientes.

Lo que la línea sugiere, es que en la vida debemos tomar en


cuenta el momento adecuado que debe ocupar la reflexión, que
es siempre anterior a la acción.

LA 5ª LÍNEA: dice de alguien que confía en quien


podría herirlo. La situación es peligrosa, dice el
oráculo.
Esta línea puede referirse al costado escarpado que presenta
generalmente la cumbre del placer físico; el aspecto ingobernable
y como más allá de nosotros mismos que suele poseer todo
genuino, profundo placer sensual, con el peligro ínsito del
dislocamiento del centro volitivo de la personalidad. Es difícil
hacerse absolutamente invulnerable a esas alturas del placer
físico, donde el aire se enrarece y el sentido se agiganta. Se
entiende que la intuición es, aquí, la única consejera.

LA 6ª LÍNEA: habla del placer del sujeto en liderar y


atraer a otros.
En este caso se trata del placer de la seducción. Es el que
comparten por regla general los políticos y los actores. En todos
los casos, se sugiere la necesidad de entrega, sea al público o al
electorado. Puede tratarse de una entrega generosa, como puede
tratarse de una entrega artera y manipuladora de voluntades. En
todos los casos acecha el peligro de la pérdida de la propia
individualidad.

59. HUAN / LA DISPERSIÓN, LA DISOLUCIÓN

Así como a la alegría le sigue el esparcimiento, a TUI le sigue


HUAN, el hexagrama número 59, traducido unánimemente como
"La Dispersión" por todos los traductores consultados. Compuesto
por los trigramas SUN, arriba, y K´AN, abajo -que simbolizan el
viento sobre las aguas y también la madera sobre las aguas-
sugiere su estructura la idea del viento que dispersa las nubes que
provienen de la evaporación de las aguas y también sugiere la
idea de un barco que utiliza al agua y al viento para alejarse.

Siempre que estamos en presencia de una serena alegría


debemos suponer que será seguida de esparcimiento. El tiempo
de "La Dispersión", pues, supone a la alegría como antecedente
necesario. Este elemento antecedente la hace diferir de otras
especies de expansiones que no corresponden al tiempo
específico de este hexagrama, como son los intervalos
obligatorios en el trabajo, por ejemplo, que son en realidad
descansos y no propiamente Dispersión. La Dispersión consiste en
la necesidad de alejarse, de partir. Es uno de los resortes de la
vida, en permanente expansión; es una energía centrífuga, que se
vivencia como la necesidad de conquistar lejanías.

La exégesis de los textos efectuada por los traductores suele


atribuir a este tiempo particular la inspiración que diera lugar a la
invención de los barcos y los remos. Seguramente este tiempo es
también el inspirador de emigraciones y conquistas.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto empeñado en liberarse


de un inminente mal, para lo cual cuenta con la ayuda
de un fuerte caballo. Habrá buena suerte, dice el
oráculo.
Este tiempo está concebido de manera tal que fácilmente
encontraremos a mano los medios de alejarnos. También, frente a
cualquier dificultad, aquí la tendencia será separarnos de ella
antes que enfrentarla y resolverla.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto, en medio de una


general dispersión, corriendo a aferrarse a aquello
que considera su sostén.
Durante el tiempo de La Dispersión, todos parecen albergar la
necesidad de alejarse, y todos parecen avizorar las grandes
soluciones de sus vidas en la lejanía, o, por lo menos, en otro
lugar distante de aquel en el cual están.
LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto desprendiéndose de
cualquier consideración respecto a su propia persona,
para enfocar su objetivo hacia el exterior de sí mismo.
Esta es una faceta del acontecer de HUAN, que es útil a los fines
del logro de grandes objetivos que exceden nuestras fuerzas
individuales. Puede tratarse de la estructura del renunciamiento. Es
la acumulación de fuerzas en torno a un punto virtual, exterior a
nosotros mismos. Recuerda los distintos tipos de "guerreros
suicidas" habidos en la historia.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto apartándose de su


grey, para dispersar los distintos partidos y facciones
que la conforman, a fin de reagrupar a todos los
hombres en una única multitud, que llegue a ser como
una muralla. Extraordinaria fortuna, dice el oráculo.
La Dispersión, empleada para superar estériles acantonamientos
que dividen a los hombres, es altamente positiva y puede
contribuir a lograr reagrupamientos más vigorosos. Esta
estructura, además del ropaje político que adopta la línea, puede
estar presente en determinados sentimientos y vivencias interiores
surgidos a raíz de hechos importantes que nos hayan sucedido.
También, por ejemplo, en la reclasificación de los libros de una
biblioteca o de ciertos datos estadísticos, etc.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto en medio de la


dispersión general, emitiendo su palabra mientras el
sudor fluye de su cuerpo. En secuencia contigua, se
muestra al sujeto, distribuyendo lo acumulado en las
almacenes reales. No habrá error, dice el oráculo.
Aquí se mencionan tres ejemplos de dispersión que hacen crisis,
cada cual a su modo. En una dispersión general, se escucha la
vibrante oratoria del sujeto; en medio de la febril emoción,
aparece el sudor, fluyendo de la misma manera como fluye para
disolver la fiebre y marcar el momento crítico de ciertas
enfermedades. Por último, aparece la disolución de los almacenes
reales, que se abren, generosamente, a efectos de que se
proceda a distribuir entre la multitud lo que contienen.

En los tres casos, la dispersión provoca un vuelco de la situación.


La palabra, que reagrupará a la multitud dispersa, el sudor, que
marca el climax emocional que emana del sujeto y contagia a la
multitud y, finalmente, el depósito distribuido
indiscriminadamente, señalan que, en adelante, otras serán las
pautas que regirán la acumulación y la distribución.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto apartando de sí toda


violencia, a fin de controlarla y mantenerla a
distancia.
He aquí la estructura de la Dispersión usada al revés. El sujeto no
participa de ella como objeto de la misma, ni tampoco como
protagonista. Simplemente usa del espíritu de este tiempo,
embebiéndose de él a efectos de mantener aislado el mal,
simbolizado en esta línea como la violencia. Usa a La Dispersión
como una barrera, como una valla contra los malos y los
violentos.

60. HSIEH / LA RESTRICCIÓN, AUTOLIMITARSE


A la Dispersión descontrolada debe seguirle la mesura, el límite,
la moderación. Por ello, a HUAN le sigue el hexagrama número
60, "HSIEH", traducido por Wilhelm y por Blofeld como "La
Restricción". (1) Compuesto por los trigramas K´AN, arriba y TUI,
abajo, representa la lluvia precipitándose sobre el lago, lo que a
su vez trae aparejada la idea del constante peligro de
desbordamiento y la necesidad de prever vallas de contención.

La idea alude no tanto a la fijación de límites, sino a la necesidad


de contención de la idea que viene del hexagrama anterior, esto
es: la idea de dispersión, de disolución. Cuando efectuamos
cualquier tarea, cualquier trabajo, siempre estarán presentes estas
dos estructuras universales, consistentes, la una, en un despliegue
desordenado del material y de los elementos a utilizar, y la otra,
en el forjamiento de los límites, o forma concreta que se imprimirá
a la materia. Cuentan que Auguste Rodin definía irónicamente su
arte, la escultura, como un sencillo apartar del bloque de mármol,
"todo lo que le sobra". También la Restricción engendra, como el
resorte que es contenido, una fuerza interna que se manifiesta
como sugestión de las formas.
LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto permaneciendo en el
patio de su casa, frente a su puerta. No hay error
ninguno en ello, dice el oráculo.
El sujeto permanece dentro de sus límites propios. Por así decirlo,
a flor de piel. Actúa espontáneamente y reacciona con presteza y
naturalidad, porque se sitúa dentro de los límites apropiados.
Además, no va en sus acciones más allá de la distancia e
intensidad que le permiten sus limitaciones, con lo cual su
conducta y su actuar, son efectivos.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto instalado en un patio


interior de la casa. El mal se hará presente, augura el
oráculo.
Aquí el sujeto permanece instalado dentro de su subjetividad, y es
por ello que en su actuar perderá la noción de las proporciones
del mundo que lo rodea. Se trata, desde luego, de una
desubicación, que le impide ser lo suficientemente objetivo en su
conducta, con las naturales dificultades que ello entraña.
Desconoce los límites de las cosas que lo rodean y también el
límite de sus posibilidades.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto pareciendo no observar


las reglas apropiadas, en cuyo caso lo veremos
lamentarse.
Todas las reglas, en todos los órdenes de la vida, son
limitaciones. En cuanto a las reglas que regulan las acciones
humanas, son restricciones a la libertad. Así como los límites son
esenciales para que cualquier figura gráfica se constituya como
tal, así también las restricciones a la conducta, en realidad,
edifican la personalidad y la aquilatan.

La ausencia de reglas, como la ausencia de límites, sólo puede


generar confusión y caos, viniendo a ser, reglas y límites, la
definición misma de la cultura.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto cumpliendo con toda


tranquilidad con todas las reglas. Habrá progreso y
éxito, dice el oráculo.
El sometimiento a las normas posee dos aspectos insoslayables,
que son: el interior, y el exterior. Desde el punto de vista interior,
sólo es valioso cuando las reglas se acatan con naturalidad. Aún
cuando exteriormente el sometimiento a las reglas, en cada caso,
fuese total, carecería de todo valor —al menos en el sentido
humano al que se refiere el Libro de las Mutaciones— si no
contara con la adhesión interior.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto promulgando sus leyes,


dulce y razonablemente. Habrá buena suerte, y su
progreso causará admiración, dice el oráculo.
Esta línea constituye el centro del hexagrama, y habla de la
autorregulación, es decir, de la fijación de límites y vallas desde
uno mismo y para uno mismo. He aquí a una persona plena,
madura y virtualmente libre.

LA 6a LÍNEA: muestra al sujeto promulgando leyes


severas y difíciles de cumplir. El mal se hará presente,
dice el oráculo.
Esta línea marca la finalización de este tiempo, y también el límite
de la idea de restricción. Todo límite y toda regla deben poseer la
elasticidad propia de las cosas humanas y vivas; vale decir,
deben admitir las excepciones que correspondan. Los jesuitas
suelen decir al respecto que la excepción, en realidad, no hace
sino confirmar la norma.
NOTA
(1) Douglas lo traduce como "Control" y "Regulación", para Gall, es "El
Límite", para Cordiglia "Moderación", y para Lauer, además de “control”,
"La Mesura".

61. CHUNG-FU / LA VERDAD INTERIOR, ENCONTRARSE


A SÍ MISMO

Llevando la restricción y la mesura hasta sus últimas


consecuencias, nos encontramos, en lo externo, con la forma
estética, y en lo interno, con una zona recóndita de nuestra
personalidad en la cual somos más nosotros mismos que en
ninguna otra parte o circunstancia. Un espacio, una instancia
donde nos encontramos con nosotros mismos para deliberar y
decidirlo todo sin exteriores interferencias. Se trata de "CHUNG-
FU", un tiempo absoluta y exclusivamente nuestro, personal,
individual, propio de cada quien. Encontrarlo significa, en todos
los casos, hallar la identidad. Es el ámbito donde "nos" somos y
es el ámbito desde donde nos "ejercemos".
CHUNG Fu es traducido generalmente como Verdad, como
Sinceridad y como Fe interiores. (1) Respecto a sus trigramas, está
constituido por SUN, arriba, y por TUI, abajo, simbolizando un
viento sobre el lago, lo que sugiere, además, "diafanidad".
Cuando estamos a solas, en estado de meditación, y también
cuando consultamos al oráculo, nos situamos en este preciso
estrato de la personalidad, el cual está sometido a sus propias
leyes.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto descansando en sí


mismo. Habrá buena suerte, dice el oráculo, y agrega:
si buscara a otro, no encontraría descanso.
Esta línea señala la instancia más recóndita de la personalidad, la
esfera más íntima de aquello que llamamos "yo", no en sentido
psicoanalítico sino en sentido vulgar; es decir: nosotros mismos.
Allí se toman las decisiones más concienzudas, allí desplegamos
la más plena responsabilidad. El Libro de las Mutaciones, en esta
línea, sólo señala su existencia: he allí ese cuarto vacío en nuestra
casa, ese espacio, ese coto cerrado, al fondo, que tal vez jamás
habíamos descubierto antes porque vivíamos de puertas afueras,
sin calar demasiado hondo de la piel para adentro.

Esta es una dimensión y una geografía exclusivamente nuestras.


Sólo allí se descansa plenamente, dice el oráculo, en frase
lacónica y plena de significación.

LA 2ª LÍNEA: muestra a una grulla que clama desde la


sombra de su escondrijo, y a sus pichones, que le
responden. Paralelamente, se nos ofrece el siguiente
diálogo:
"— Tengo una copa de buen vino. "—Compártela
conmigo".
Si somos capaces de percibir la total identidad de la estructura
profunda que yace más allá de ambas imágenes como fenómenos
particulares, podremos comprender la especial índole del influjo,
la energía que emana de esa zona de recóndita intimidad que
consagra el hexagrama. Allí nace el amor, como ofrenda
suprema de sí, fenómeno que es más fuerte que la muerte, al decir
de Salomón en el Cantar de los Cantares. (2) LA 3ª LÍNEA:
muestra al sujeto encontrándose con su par, ora
tocando el tambor, ora deteniéndose; ora cantando,
ora llorando.
Esta línea toca muy de cerca al amor-pasión. Ha penetrado otro
ser en el recinto último de nuestra personalidad. Será menester,
entonces, ser concientes de que deberemos estar dispuestos a
afrontar por igual alegrías supremas y también sufrimientos
límites.

Deberemos asumir el mito eterno del abrazo, que siempre, a la


postre, abraza cosas imposibles, y el dolor, el desgarramiento
que implica la separación, el otro gran mito amoroso. Esta
estructura encierra sus peligros, pues podemos llegar a claudicar
de la propia identidad en aras de la suprema entrega, con
pérdida de la individualidad, mas también implica la seguridad
de que, en todos los casos, maduraremos emocionalmente y
creceremos.
LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto como una luna casi
llena. En secuencia paralela, vemos a un caballo de
yunta que pierde a su compañero. No habrá error
ninguno, dice el oráculo.
En esta línea parecen establecerse las claves para resolver la
situación planteada en la línea anterior, donde el sujeto se
encontraba inmerso en las vorágines del amor-pasión. ¿Cómo
debemos manejar una situación como la allí planteada? El
oráculo sugiere, en esta línea, que debiéramos aprender de la
luna; que, siendo ella siempre idéntica a sí misma, admite poseer
diversas fases o momentos, perfectamente ordenados.

De la misma manera, al desorden de la línea anterior -"ora toca


el tambor, ora se detiene, ora canta, ora llora"- es menester
imponerle un orden de oportunidades, de manera de transformar
las diversas circunstancias, en hitos de una secuencia ordenada
hacia la perfección de la expresión emocional. Con ello, casi
podría decirse que el Libro de las Mutaciones proporciona una
clave general para la resolución de este tipo de conflictos.

Con respecto a la segunda imagen, la del caballo de yunta que


pierde a su compañero, nos sugiere que en este tiempo de La
Verdad Interior, deberemos estar preparados por igual para
ganar y para perder. Ser como la luna, que en cuarto creciente
espera la plenitud fugaz de lo que le falta, y también ser como el
caballo de tiro que, de pronto, pierde a su compañero y, no
obstante, sigue, él solo, arrastrando el carruaje, parece ser el
mensaje de esta línea.
LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto poseyendo tal verdad y
sinceridad interiores que con ellas liga a otros a sí
mismo, en estrecha unión.
De esta dimensión que trata el hexagrama, surge, como
emanación natural, una fuerza de sugestión que influye
decididamente en los demás. Ello es así por cuanto la verdad, la
fe y la sinceridad interiores de este tiempo, colocan al sujeto en
contacto directo con las fuerzas elementales del cosmos.

El líder natural es ejemplo cabal de posesión de esta estructura.


Aquél que, sin proponérselo, pone orden allí donde está, por el
solo influjo de su presencia. (3)

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto a la manera de un gallo


que clama con su quebrada voz y bate las alas
intentando alcanzar el cielo. La perseverancia en esa
actitud acarrea desventura, dice el oráculo.
Esta línea corresponde al último estadio de la secuencia, el último
estertor de este tiempo, cercano ya al que le seguirá. Aquí, La
Verdad Interior ha perdido autenticidad, la fuerza y el influjo
naturales se han transformado en meros gestos y ademanes,
simbolizados en la línea con el gallo que, vanamente, intenta
alcanzar el cielo con sus alas.
NOTAS
(1) "Verdad Interior" para Wilhelm, "Confianza Interna" y "Sinceridad" para
Blofeld. "La Sinceridad", para Gall, "Fe Interior", para Cordiglia, "La
Seguridad Interior" y "La Sinceridad", para Lauer, y "La Sinceridad Interior",
para Douglas.
(2) Cantares, 8,6
(3) Lawrence Durrell cuenta en su libro “Una sonrisa en el ojo de la mente” la
notable experiencia que los chinos llaman "el estar sentado", consiste en
influir en los demás simplemente estando sentados y en silencio al lado de
ellos con ese propósito.

62. HSIAO-KUO / EL PÁJARO VOLADOR, LA


CONDUCTA FRENTE A NUESTRAS LIMITACIONES

Si CHUNG-Fu nos señalaba un ámbito para desarrollarnos


interiormente y a partir de allí proyectarnos al exterior, el
hexagrama siguiente, "HSIAO-KUO" (número 62), nos pone en
guardia acerca de las limitaciones a que estamos sometidos. Es
en ese específico sentido que se puede decir que el signo es el
opuesto de aquél. La "Verdad Interior" nos hace poderosos dentro
de un ámbito propio, tan poderosos que podemos trascender
hacia afuera e influir sobre la realidad exterior; HSIAO-KUO,
como contrapartida, enseña a ser concientes de las restricciones a
que estamos sometidos. Por ello, su estructura se asemeja
exteriormente a la figura de un pájaro, del que se dice que no
deberá intentar volar demasiado alto.

Compuesto por los trigramas Trueno, arriba, y Montaña, abajo, la


estructura de este hexagrama viene, así, a tener dos líneas fuertes,
yang, en su interior, flanqueadas por sendos pares de líneas
débiles, yin; de allí que se la compare con la figura de un pájaro.
Es el Icaro de la mitología griega, el cual, por volar demasiado
alto, se acerca al sol y se le queman las alas.

Para R. Wilhelm se trata de "La Preponderancia de Lo Pequeño".


Para Blofeld, es "El Pequeño Paso", para Gall: "Estar en lo
Concreto", para Cordiglia "Pequeñas Cosas Importantes", para
Lauer "La Importancia de Lo Pequeño", y para Douglas "Pequeños
Logros". De todas maneras, este tiempo resalta la importancia de
lo minúsculo, de las pequeñas cosas y de los detalles, con el fin
de que cobremos conciencia de nuestras limitaciones y,
respetemos las reglas de un tiempo que, como todos, tiene
apogeo, decadencia y cenit.

LA 1ª LÍNEA: presenta a un pájaro volando tan alto


que cae en desventura.
El vuelo de cada quien, en todos los planos en que se lo
considere, debe estar en relación con las posibilidades concretas
de ascensión. Aspirar hacia lo más alto es positivo en cuanto
señala una dirección, mas emprender un vuelo a sabiendas de
que el objetivo se encuentra más allá de las concretas
posibilidades de logro, no puede sino acarrear desventura.

LA 2ª LÍNEA: muestra a alguien que, en el templo


dedicado a los antepasados, buscando a su abuelo,
encuentra a su abuela, y en secuencia separada, a
alguien que, procurando una audiencia con su
príncipe, es recibido por un funcionario.
A veces, el exceso en la propia valoración no produce
desventura, como en el caso de la línea anterior, sino que nos
acorta simplemente los logros. En el caso de la primera imagen
de esta línea, alguien va en busca de la tumba del abuelo con la
intención de rendirle homenaje como cabeza del clan a que
pertenece, y sin embargo, sólo se encuentra con la abuela.

En la segunda secuencia, alguien pide audiencia con su príncipe,


y sólo es recibido por un funcionario. En este tiempo, para evitar
frustraciones, deberemos sopesar y medir previamente muy bien
nuestras fuerzas antes de embarcarnos en propósitos y empresas.

LA 3ª LÍNEA: muestra a alguien descuidándose frente


al peligro, lo cual atraerá el mal, dice el oráculo.
El mal es atraído sobre aquel que, vivenciando este tiempo de
HSIAO-KUO, no presta atención a lo pequeño y aparentemente
insignificante. Los tiempos cualificados poseen tendencias, pero
también exigencias y condicionamientos. En este caso, antes de
emprender una acción, se le exige al sujeto atender todo lo
aparentemente nimio, con el fin de cobrar conciencia de los
posibles peligros. Aquí lo pequeño tiene tanto valor como lo
grande.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto enfrentando


correctamente las exigencias de su situación en este
tiempo particular. En su propósito de no excederse,
comprende que debe ser cauteloso, y que, si avanza,
habría peligro.
Cuando el sujeto cobra conciencia de la extremada prudencia
que este tiempo exige, y de la imposibilidad de lograr por la
fuerza o el ímpetu objetivo alguno, comprende, por primera vez,
el valor del silencio, el valor del "pasar inadvertido", el valor del
olvido.

El trabajar en la dimensión de lo pequeño no es despreciable.


Significa tanto como trabajar en la esfera de lo subliminal y
también de lo oculto. Su perseverancia interior provocará, a la
larga, un rebote del destino en su favor.

LA 5ª LÍNEA: densas nubes y ninguna lluvia. En


secuencia paralela, se muestra a un príncipe
arrojando su flecha y alcanzando con ella a un ave en
una caverna.
Amaga con llover, el cielo está cubierto de nubarrones, no
obstante lo cual, no cae lluvia alguna; eso parece indicar un
sentimiento de íntima frustración que tiñe, evidentemente, todo
este hexagrama. A ello se agrega la imagen del príncipe
disparándole a un ave dentro de una caverna. El tiro, de todos
modos, da en el blanco. Claro que si el pájaro hubiera estado en
total libertad, y no limitado su vuelo por las paredes de la
caverna, otro hubiese sido tal vez el resultado. Esta línea
corresponde al centro del hexagrama y define mejor que ninguna
la atmósfera de este signo: sólo podremos aspirar a obtener
pequeños logros, por ahora.

LA 6ª LÍNEA: muestra a alguien que, sin encontrar lo


que busca, pasa de largo junto a ello. Desdicha y
daño, pronostica el oráculo.
Al aproximarse la finalización de este tiempo, muchos de sus
rasgos van desapareciendo mientras que otros permanecen, sin
embargo, hasta el final. El caso que narra la línea es el de
alguien que busca algo que se encuentra a su alcance, mas por
pura distracción, pasa de largo y no lo ve. Tan condicionado está
el sujeto a no conseguir las cosas a que aspira y a encontrarse
con tantas dificultades para adquirir sus logros, que el día en que
lo que busca se encuentra frente a su narices, le es desapercibido.

Todas las líneas sextas de los hexagramas inducen a agenciarnos


de una ductilidad especial para recepcionar lo nuevo que se
avecina, luego del final de cada tiempo.

63. CHI-CHI / CONSUMAR, CONSUMIR


E1 pájaro volador del hexagrama anterior era capaz de tener
una visión panorámica de las cosas. Sólo así puede llegarse a un
orden, a un ordenamiento fructífero de los diversos elementos que
hacen el entorno del hombre. Sólo viendo las cosas
panorámicamente, a distancia y desde arriba, es posible saber
qué lugar les corresponde a cada una. Así, aparece "CHI-CHI" en
la serie de hexagramas, ocupando el número 63, distribuyendo
agua y fuego en los lugares correctos, es decir: el agua arriba (K
´AN) y el fuego abajo (LI), proporcionando, con ello, un símbolo
que significa ante todo orden y equilibrio.

En efecto, el agua hierve en contacto con el fuego sólo porque


está colocada sobre éste. Sin embargo, se supone que este
equilibrio es bastante precario, porque, por un lado, cualquier
desbordamiento del líquido elemento extinguiría el fuego, y, por
el otro, por simple inercia, el agua va consumiéndose, va
transformándose en vapor y huirá, haciendo la relación entre
ambos elementos por demás efímera. Así, se ven las relaciones
entre K´AN y LI con la visión a vuelo de pájaro del hexagrama
anterior, y obliga a meditar acerca del descalabro potencial que
se oculta detrás de toda armonía y de todo orden.

La idea sobre la cual gira este tiempo es esta última, es decir, la


de la necesidad de meditar acerca del equilibrio de las cosas
entre sí y acerca de cómo la bondad y maldad de las mismas
depende de su correcta colocación relativa las unas respecto de
las otras.

Todas las cosas pueden ser benéficas, pues, y todas las cosas
pueden ser dañinas. Todo dependerá de cómo, dónde, cuánto, en
qué oportunidad, de qué específico modo y en relación con qué.
Pero además, todo equilibrio entre elementos es esencialmente
inestable. Los diversos traductores hablan de CHI-CHI como del
tiempo de “La Consumación" (Douglas), o como el tiempo que
viene "Después de la Consumación" (R. Wilhelm, Blofeld, etc.)
Gall lo llama "Después del Cumplimiento" y también "El Orden".

Tal vez una apropiada interpretación debiera atender a que el


hexagrama, más que referirse al tiempo anterior a toda
consumación, o al tiempo de la consumación propiamente dicha,
se refiere a un tiempo concebido "en mérito a" la consumación,
un tiempo concebido "en virtud", "en relación" o “teniendo en
cuenta” una consumación.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto frenando las ruedas de


su carruaje. En secuencia aparte, aparece el mismo
actuando a la manera de una zorra que tiene la cola
mojada. No habrá error alguno, asegura el oráculo.
Pasado el tiempo de La Preponderancia de lo Pequeño, surge este
tiempo, deseoso de realizaciones. Mas el sujeto, en aquel tiempo,
ha cobrado las suficientes experiencias y prudencia como para
meditar acerca de toda acción futura y cómo lograr su
consumación. De tal manera, frena su carro y se detiene, como
una raposa que advierte su cola mojada, para observarlo todo
con tranquilidad.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto como una esposa que


pierde la cortina del carruaje en que viaja y que la
oculta de los transeúntes. El oráculo aconseja que no
corra tras ella, pues al poco tiempo, sin buscarla, la
encontrará.
En este tiempo de la consumación de las cosas, contrariamente al
tiempo anterior (hexagrama 62), los detalles y los formalismos no
tienen mucha importancia. Por ello, si la cortina del carruaje de la
dama se pierde, se aconseja no ir en su busca y seguir el viaje
adelante, que es aquí lo único que importa.

La última parte de la línea hace alusión a una concepción básica


del Libro de las Mutaciones y anotada por R. Wilhelm: jamás
podemos perder ni nadie nos puede quitar, algo que es realmente
nuestro y nos pertenece, de la misma manera como lo que no es
nuestro ni nos pertenece, lo perderemos con toda seguridad.

LA 3ª LÍNEA: habla de un ilustre prohombre, quien, en


tiempos de expansión, en la antigua China, atacó y
subyugó a sus vecinos.
Estas imágenes, de extracción histórica, coinciden perfectamente
con las del hexagrama. En tiempos de consumación, tanto
históricamente como dentro de cualquier orden, se genera y nace
la idea de expansión. Por otra parte, a la consumación
simbolizada en el hexagrama por el agua que hierve sobre el
fuego, le sigue la expansión de los gases, producto de la
transformación del agua en vapor.
Esta estructura aparece en la consumación de cualquier cultura, o
de cualquier religión, de cualquier moda o idea filosófica:
siempre es seguida de la correspondiente expansión.

LA 4ª LÍNEA: dice que los más bellos vestidos se


convierten en harapos. El oráculo agrega: "Sé
cauteloso todo el día".
Del mismo modo que el agua hirviendo sobre el fuego puede
terminar en desbordamiento, con la extinción de la combustión, o
por simple inercia, el agua acaba extinguiéndose por
evaporación, así, toda época de consumación debiera hacemos
reflexionar sobre la precariedad del equilibrio sobre el que se
asienta. Dentro de todo equilibrio se encuentran, latentes, las
causas del desequilibrio, y viceversa, dentro del caos se
encuentran las causas del equilibrio y la armonía.

LA 5ª LÍNEA: muestra al sujeto como el vecino del este,


que abate un buey para el sacrificio, y sin embargo,
su acto no es tan valioso como el pequeño sacrificio
del vecino del oeste, cuya sinceridad es colmada de
bendiciones.
Este tiempo, que presta más atención al contenido que a las
formas, recuerda el pasaje evangélico en el cual Jesús exalta la
ofrenda modesta de la viuda, por sobre las ofrendas pomposas
de los ricos (1), y también nos remonta al Génesis, donde la
ofrenda de Abel es bien mirada por Dios, contrariamente a la
ofrenda de Caín, su hermano. (2) En las imágenes de las líneas,
así como también en los pasajes bíblicos citados, se relaciona lo
externo del sacrificio o la ofrenda con la actitud interior de quien
lo hace, es decir, con su sinceridad y valor íntimos. Si la
disposición interior es auténtica y pura, hasta la más modesta
ofrenda cobra valor, no así si la actitud del oferente no es
auténtica o atiende sólo a la exteriorización de la misma.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujeto hundiéndose en el agua


hasta la coronilla.
Si este hexagrama es una exhortación a la mesura, al equilibrio,
a la meditación concienzuda acerca de la debilidad de todo
estado de equilibrio, esta línea, correspondiente al último estadio,
describe la conducta diametralmente opuesta. El sujeto se hunde
en el agua por causa de su tozudez. Ha tomado una
determinación; según parece, la de consumar a toda costa, y
nada ha podido hacerle medir los riesgos o volver sobre sus
pasos.
NOTAS
(1) Lucas, 21-2
(2) Génesis, 4/3-5

64. WEI-CHI / LA PREPARACIÓN

I CHING ubica al hexagrama "La Preparación”, a continuación


del hexagrama dedicado a “La Consumación". Este orden, que a
primera vista pareciera incorrecto, es en verdad un broche de oro
bastante significativo, pues el Libro de las Mutaciones sugiere con
ello que a cada final le sigue un nuevo comienzo. Al concluir la
serie de signos, el puesto 64 no trata de la terminación de las
cosas, sino de su comienzo: mejor dicho: del tiempo que precede
al inicio de las cosas. Se trata de "Wei Chi".

El orden humano que I CHING refleja a través de sus sesenta y


cuatro tiempos, lejos de abrirnos a un universo ilimitado y
abismal, constituye algo semejante a un coto cerrado, destinado a
que el hombre se encuentre a sí mismo, captando elementos
vivenciales que en todos los casos son limitados, típicos y cíclicos.
Fuego arriba y agua abajo son los trigramas que componen este
tiempo (LI y K´AN) y dan idea, por su ubicación recíproca, de una
situación en la que todo está por hacerse. Debe colocarse el agua
por encima del fuego y éste por debajo del agua para lograr la
transformación.

WEI-CHI tiempo nos introduce en los cuidados especiales que es


necesario desplegar antes de la consumación de las cosas. La
idea general es que al comenzar la consumación de un acto
importante debemos hacerlo con unción y cuidados especiales.

El Libro de las Mutaciones acaba la serie de sus tiempos con una


indagación profunda acerca de la naturaleza de los ritos. En
realidad, nos insta a transformar en personal e íntimo ritual, todos
los actos de la existencia, nuestros grandes y pequeños
momentos. No existe el tedio para quien vive su tiempo como un
verdadero oficio místico consagrado a la "Vida", ese otro nombre
de Dios.

LA 1ª LÍNEA: muestra al sujeto como una zorra a la


que se le hunde la cola en el agua. Será humillante,
dice el oráculo.
Contrariamente a la imagen aparentemente similar de la primera
línea del signo anterior, aquí se trata de un actuar con
apresuramiento. Por ello, constituye una humillación, dice el
oráculo. El caso es semejante a todos aquellos actos que no
hacen más que revelar que el sujeto no puede dominar su
impaciencia.

LA 2ª LÍNEA: muestra al sujeto haciendo detener las


ruedas de su carruaje. Habrá ventura, dice el oráculo.
Antes de la carrera, los jinetes prueban las cabalgaduras y los
corredores de autos prueban los frenos de sus coches. Los
músicos de una orquesta, antes de la ejecución, también ensayan
sus instrumentos y buscan los tonos. En todos los casos, se trata de
la misma estructura universal, consistente en un rápido accionar y
frenar, que asegura una futura acción sin tropiezos.

LA 3ª LÍNEA: muestra al sujeto avanzando cuando el


estado de cosas aún no ha mejorado, hecho que lo
conducirá hacia el mal. No obstante ello, habrá
ventaja en intentar cruzar las grandes aguas, dice el
oráculo.
Advertida la equivocación que significa un paso mal dado, es
conveniente guardar la calma y ver si dicha nueva situación no
posee algún aspecto útil que pueda ser aprovechado de una
manera no prevista. El tiempo de la consumación aún no ha
llegado, y el sujeto advierte que, en medio de las tendencias de
este, existen sin embargo su talento y su voluntad, que pueden
influir en la situación. Es probable que gran parte de los
elementos que componen los diversos rituales de la humanidad
hayan tenido este humilde origen.

LA 4ª LÍNEA: muestra al sujeto obteniendo buena


suerte a través de su firmeza y corrección. El oráculo lo
exhorta a que se levante y permanezca en alerta
como si estuviese al mando de una expedición
punitiva.
Ha llegado la hora de la fe, de crear el porvenir en sus primeras
premisas, de aferrarse a la convicción de que el destino de
consumación se realizará. Todas las proezas de todos los tiempos
están imbuidas de la estructura o espíritu de este tiempo.

LA 5ª LÍNEA: muestra cómo el sujeto atrae sobre sí la


buena suerte mediante la persistencia en su curso
correcto. Aparece en él el brillo del hombre superior,
poseedor de una profunda sinceridad.
La consumación que el hexagrama anuncia ya es posible en los
hechos. Triunfante, el sujeto se identifica con el fuego, y así,
podrá colocarlo en su lugar debido, debajo del agua, para
celebrar el mito de transformación de los elementos.

LA 6ª LÍNEA: muestra al sujete lleno de confianza y


bebiendo vino. No habrá error ninguno en ello, dice el
oráculo, salvo que beba en demasía.
Al final de este tiempo, el sujeto siente deseos de celebrar el
triunfo luego de la labor cumplida y en ello no hay error ninguno.
Mas el oráculo advierte seguidamente acerca de la necesidad de
moderación, y del peligro de la sobreestimación.

También podría gustarte