John Schlichting 4/21/2017
SPAN 3403:Martinez-Saez
El Amante de los Árboles
Desde el inicio del
tiempo, había dos linajes de
dioses que gobernaban el
universo: los Benévolos
tendían al cielo mientras los
Malignos miraban desde la
tierra. El líder de los Malignos
era el dios de la caza, Malko
y los odiaba a los Benévolos,
en particular, a la diosa del
sol, Lucía. Ella volaba a
través del cielo cada día,
deteniendo la noche y la
persecución. Lo enojaba a
Malko, se enfureció más con
cada paso y empezó a tramar
para herirla.
Este diablo de la caza
formuló un plan para destruir
la tranquilidad de los cielos, “
voy a robar el niño del sol,”
cacareó. Robó al niño de su
cuna y lo escondió en una
cárcel de una sombra para
que nadie pudiera
encontrarlo. Cuando Lucía
vio la cuna vacía se
derrumbó, su amante había
extinguido. Los Benévolos
buscaban los cielos por
muchos años pero sin el sol,
no pudieran encontrar su
amor. Lucía lloraba mucho y
perdió fe de localizarlo y
Malko disfrutó de cazar
constante. Sin embargo,
mientras ellos estaban
llorando, buscando y
cazando, el niño estaba
creciendo en su celda de
oscuridad.
Cuento rewrite
Un día Malko tuvo una
cacería excepcional y
comenzó a regodearse
enfrente del niño. El niño
inició a pisotear el suelo y
vociferar. Los ruidos llegaron
a las orejas de Lucía, “​¡​Mi
amor!”, saltó de los cielos,
brillando. Malko se asustó y
azotó a la cabeza del niño.
Ella corrió hacia su amor
moribundo mientras Malko se
ocultó. Cuando la diosa del
sol se dio cuenta de que su
amor había fallecido, vertió
toda su energía y amor en el
niño muerto para convertirlo
en un árbol así que su hijo
podría vivir todavía y para
tomar represalias contra
Malko. Por eso los árboles
necesitan sol y ayudan a los
animales escapar la caza.
Entonces las personas
descubrieron que el origen
del amor eterno no estaba en
una poción, sino en la
relación de un niño y su
mamá, un árbol y el sol.