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AHÍ ESTABA ELLA

Timbraba el teléfono, nadie lo contestaba, tal vez no había nadie o solo era que no quería
contestar, Yo llamaba a mi hija, la conocí hace solo unos meses, por cuestiones de la vida no tenía
idea que existía.

En el año 1998 conocí a ANA, una joven muy bonita, de voz corta aniñada, de rasgos delicados,
pero de fuerte genio. Fue en un pueblito de calles blancas y polvorientas, de casas de ladrillos y
estilo colonial, tenía unos parques muy hermosos donde pasábamos muchas tardes hablando de
nosotros y donde se escuchaba la música del binomio de oro, Farid Ortiz y muchos otros. Era un
pueblo muy alegre y tranquilo.

Fue un amor corto ya que mi tiempo era muy limitado y las pocas veces que nos veíamos era
cuando podía salir al pueblo, Mi comunicación con ella no faltaba ya que si no nos veíamos, nos
mandábamos carticas, diciéndonos todo lo que sentíamos y nada impedía nuestra relación.

Al pasarlos días, nuestra relación seguía tan viva, pero mi trabajo se iba poniendo duro, ya que a
cada momento nos movíamos a operaciones en otros sitios, ya estaba trabajando en las
autodefensa, y no nos daban descanso. Pero eso no impedía que me comunicara con Ana, siempre
se mostraba muy alegre por estar conmigo, aunque estuviera lejos siempre me recordaba el
cuidado que debía tener.

-Cuídate mucho, me decía.

Nunca la vi triste, más bien me contagiaba con su alegría y mucho más con su cariño.

Pero en esta vida no hay cosas eternas, Para junio del 1998 y cuando nuestra relación estaba
mejor, nos trasladaron de zona y por lo complejo del sitio no podía comunicarme con ella. Era un
lugar boscoso, lejos de cualquier pueblo, donde solo existía el silencio de la selva en las noches
lluviosas y el calor cuando era de día. Me dolió, porque me estuve que apartar de ella.

Fue difícil porque con ella me llevaba muy bien y debido a esa separación perdí contacto con ella.
Camine por muchas partes, montañas, veredas y valle, pasamos muchos ríos, dormimos en la
selva, en ranchitos que nos encontrábamos en el camino y donde nos cogiera la noche, no supe
más de Ana, me la imaginaba sufriendo por esa separación y más por lo que estábamos viviendo.

En ese ir y venir de mi trabajo, no supe que pudo haber pasado con ella.

Pasó mucho tiempo, iba y venía, días malos, días buenos, lluvias, sol, caminatas largas, caminatas
cortas, montañas, veredas, donde no había como comunicarse con Ana. Solo se trataba de
sobrevivir, y la única compañía eran los combates con la guerrilla que teníamos a diario, era muy
duro.

En una ocasión, un año después, logre comunicarme con poncho, un amigo del pueblo, donde deje
a Ana. Poncho era un tipo alegre, muy buena persona, campesino de machetes tomar, porque era
un jornalero que trabajaba para mantener a su familia, era mi mejor amigo y confidente de
ambos.

Fue triste lo que me dijo, nunca me lo imagine, era algo que le que le había sucedido a ella, me
dijo que al salir yo de esa zona, hicieron desplazar a Ana.
-Fue, Manuel porque al ver que tú no estabas trato de pretender a Ana y como ella no quiso, la
amenazó con hacerla ir del pueblo, y fue así como envió a unos hombres que trabajaban con él,
amenazando con matarla por no aceptar la propuesta.

Me conto poncho que Ana salió huyendo del pueblo como pudo, bajo tremendo aguacero y a pie,
y tras caminar por mucho tiempo logro ponerse a salvo. La iban a matar.

Poncho non pudo hacer nada, solo me conto esto porque fue lo que supo, porque el en si no sabía
que había pasado con Ana. Fue muy triste saber esto, me sentí impotente, ella solo contaba
conmigo. Ana llego a ese pueblo a visitar a unas amigas, allí la conocí, sus amigas también eran mis
amigas, mucho tiempo después ellas me contaron lo que había vivido Ana.

En mi afán de saber, le pregunte a poncho varias veces si sabía dónde estaba ella, nadie sabe me
respondió, había desaparecido, solo le dijeron que era del Carmen de bolívar, el pregunto por
todas partes y lo único que se supo era que se había dio con sus padres a Cartagena.

Así paso el tiempo, se perdió todo lo bello y alegre que viví con ella, solo me quedaba el recuerdo
de los ratos alegres que vivimos y el amor que se había creado entre los dos. También envié cartas
con unas amigas de ellas que decían saber dónde estaba, pero nunca tuve respuesta.

Es así como el tiempo nos devolvió de nuevo a esa región donde había vivido lo más bello, el
pueblo de la alegría eterna, pero ya era muy tarde. Apenas llegue lo primero que se me ocurrió fue
salir a asesinar a Manuel, él era un tipo prestante que se cubría con su plata para hacer lo que le
diera la gana en el pueblo, era un tipo despreciable, pero llegue tarde, ya lo habían asesinado,
alguien se adelantó. Seguí en la búsqueda de Ana pero todo fue imposible. Solo poncho me recibió
con mucha alegría, pero me dio una mala noticia, se iba del pueblo, quería buscar nuevos rumbos.
Me fui muy lejos para olvidar todo esto y cerrar el capítulo con Ana.

Camine por muchos lugares y hasta me fui un tiempo de las autodefensas, luego de padecer de un
paludismo que adquirí en el sur de bolívar.

Luego de recuperarme, regrese de nuevo en el año 99 a la guerra, donde viví las situaciones más
críticas de la vida, me toco sortear muchas adversidades y luego de salvarme varias veces de
morir, en ese ir y venir de la vida, deje que Ana se fuera ya de mí.

Tuve varias relaciones y en una de esas nació un niño, que también sufrió de esta guerra.

Casi me lo asesina el ejército por presionarme a que me entregara, las balas pasaban ese día por
encima de su cuerpo, que solo tenía 40 días de nacido. El ejército se metió a la base donde yo
estaba con mi gente, ese día mi hijo me visitaba con la mama. Mi hijo fue víctima de la guerra así
como Ana

Pero lo que nunca me imaginé fue que después de 17 años y de haber pasado tantas cosas, que
para nosotros la guerra terminara, luego de haber terminado preso en la cárcel donde en estos
momentos estoy y en la cual he pasado 10 años de mi vida, estando en una las audiencias con las
que en este momento busco mi libertad, una señora de apariencia humilde me envió una nota, en
la q decía que le dijera sobre su hijo muerto, era la clave para encontrar a Ana.
Su nombre era luisa y resulto siendo muy amiga de Ana. Gracias a ella, me entere que mientras
Ana estuvo en el pueblo se volvió amiga de luisa. Resulto que ella se comunicó con Ana, le dijo que
ella me había visto en una sala de audiencia. Yo no había muerto, según le habían dicho a luisa y
eso mismo le había contado Ana. Una tarde de cualquier día de estos, recibí una llamada, era una
abogada, amiga mía.

-Buenas tardes, ¿cómo estas.

-Bien, le dije, y eso que me llamas, debe haber algo bueno.

-Sí, hay algo bueno, amigo –me dijo ella con una sonrisa de alegría-Hay alguien que desea hablar
contigo, pero le da miedo.

-¿Y eso porque’

-Alguien que dice tener una hija tuya, pero que tiene temor porque no sabe cómo vas a
reaccionar.

-Y eso – le respondí- que yo sepa solo tengo uno, nada más.

-Fue alguien importante en tu vida, dijo.

- ¿Quién será, le respondí.

-Es Ana.

- ¿Cómo así, no puedo creerte.

Yo no sabía qué hacer y mucho menos que decir, claro aún sin saberlo de verdad y es que ella
estando conmigo no me dijo nada, le comente a la abogada

-Bueno ya quedaste informado, ella me dejo su número de teléfono por si querías llamarla.

Yo la llamo, me dejas pensando ahora con lo que me dices, pero yo la voy a llamar.

Fue lo último que le dije. Me quede pensando si de verdad era ella Ana. Yo también tenía miedo,
fueron varios días de pensamiento, dudas y muchas cosas más, además tenía que preguntar sobre
él porque no me dijo que había una hija, también tenía que decirle porque no le había avisado de
mi partida y muchas cosas que teníamos que decirnos en estos años de separación.

Hice aquella llamada con mucha expectativa con el pensamiento puesto en como seria la
comunicación con Ana, o que le diría o que diría ella.

Sonó el teléfono y escuche aquella voz que no había cambiado mucho.

-Hola, dije.

Me respondió.

-¿Cómo estas, soy Ana y empezó a llorar al escuchar mi voz

-No llores, le dije, que bueno escucharte de nuevo.

-Es un llanto de dolor, emoción, de rabia, fue lo que me dijo en ese momento.
El habla, se extendió, porque me comenzó a contar todo lo que vivió el día que supo de mi partida
y su ida de ese pueblo.

-Ese fue el peor día que he vivido en toda mi vida, dijo, Salí corriendo bajo la lluvia, abandonando
mis cosas, y eso me dolió mucho.

-Cuéntame cómo pasó todo, le dije con voz entre cortada porque también mis ojos se llenaron de
lágrimas y me sentía tan culpable como la persona que le hizo daño.

-Manuel, tu amigo, me dijo que tú te habías ido y no ibas a venir más y que yo tenía que ser mujer
de él, me negué porque yo te seguía esperando y te quería mucho para aceptar eso, así viví días
amargos, por la presión de ese señor.

Paro un momento y lloro más y más, mi dolor se incrementó, yo era culpable de todo eso que le
paso a Ana.

-Manuel dijo que si no aceptaba me tenía q ir del pueblo, no tenía quien me defendiera, sentí
temor cuando me dijo así. A los días me mando a unos tipos que sin darme oportunidad me
sacaron del pueblo, ‘’ tienes una hora para irte ‘, me dijo uno de ellos, al que le decían el loco,
mientras otro lo esperaba en una moto en la puerta de mi casa. Sentí que se me cayó el mundo no
sabio que hacer, mucho menos para donde coge, llovía a cantaros y no había transporte.

Me dijo ella y cada vez que me decía algo lloraba más y mi dolor creció.

-Perdona por no haberte avisado, me siento culpable, no podía comunicarme contigo porque nos
sacaron de esa zona muy rápido y poncho no lo pude encontrar ese día.

Me culpo me trato muy mal porque según le habían dicho a ella que fue yo quien le había hecho
todo eso.

A medida que hablaba su llanto aumentaba más.

-Tú, me dijo, fuiste quien me hizo esto, sabias que te quería mucho y no hiciste nada para
ayudarme, me dejaste sola, no pensaste en mí.

Me dolió todo esto, su llanto arrugo mi corazón.

No sabes cómo Salí ese día bajo la lluvia, sin que nadie me ayudara y con solo lo que pude sacar,
fue grande tú no sabes cómo viví todo esto. Me dolió, me duele y me dolerá toda la vida, me dijo.

-Lo siento.

Fueron las pocas palabras que pude decirle en ese momento, porque yo también sentía dolor al
oírla relatar lo que vivió. Mis pocas palabras no la convencieron a ella, ya que me acusaba de su
desgracia.

-Hay algo que no alcance a decirte porque tu partida fue rápida, yo estaba embarazada, por eso
me dolió más.

- ¿Por qué no me dijiste¿ Por qué lo ocultaste, le dije.

-Es que te lo iba a decir pero no llegaste, tú tienes la culpa, dijo con voz entrecortada.
Solo me quede callado, sentí que en parte tenía toda la razón.

-Estuve internada en una clínica de reposo porque mis nervios reventaron, llore todos los días, tu
no apareciste. Te olvidaste de mí.

Así hablamos de todo hasta que ya me conto de mi hija.

-Tu hija nació, me toco duro con ella, ahora tiene 17 años, es muy bella y quiero que la conozcas.

Fue así como planeamos el encuentro, aunque antes de ese encuentro Ana me había enviado

fotos. Me sorprendió lo bonita q era, cual reina de belleza, hasta dude que fuera mi hija, pero Ana

me dijo con voz rabiosa. “Hagamos una prueba de ADN y veras”, me dejo callado.

Se logró planear todo para este encuentro deseado con mi hija aunque antes de vernos ya

habíamos hablado, faltaba vernos y en lo que logramos hablar por teléfono me reclamo porque no

la había buscado. ¿Porque la deje todo este tiempo sola, sin saber de ella y porque le habían dicho

que estaba muerto, si estaba vivo? Mi rostro cambiaba cada vez que ella decía estas cosas, el

saber que tenía la razón.

Pasaron los días antes de vernos, crecía en ambos ese deseo. Que llegara rápido esa fecha que

habíamos planeado.

Seguíamos hablando con Ana y con ella de todo lo q saliera en ese momento, risa, alegrías, llanto,
Reclamos por perdón, intercambiábamos fotos tanto de mi familia como la de ellas, fue todo bello,
yo disfrutaba por haber conocido a mi hija, aunque en fotos, aunque todavía seguía en su reclamo
de porque la había dejado sola y no la busque. Precisamente se había escogido la sala de audiencia
donde me tocaba estar presente, me tocaba presentarme ante los magistrados a responder por
mis hechos. Claro que yo explique qué fue lo q hice y donde había estado todo estos años.

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