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La leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo

Cuenta la leyenda, que el Dios Inti (Sol), hizo salir del Lago Titicaca a sus hijos Manco
Cápac y Mama Ocllo para encargarles la tarea de fundar una civilización. Para ayudarlos,
les dio un Cetro de Oro y les ordenó que se establezcan en aquel lugar donde el Cetro se
hundiera fácilmente.

Manco Capac y Mama Ocllo caminaron por mucho en búsqueda de aquella tierra
prometida, hasta que un día, cuando llegaron al Pie del Cerro Huanacaure, y pusieron de
pie su Cetro, este, hundió inmediatamente. Regocijados, Manco Cápac y Mama
Ocllo fundaron la ciudad del Cusco tal cual fue la orden del Dios Inti.

Con el pasar del tiempo. Manco Capac, enseñó a los hombres a cultivar la tierra, a cazar,
a construir casas, y otras cosas más de provecho. Mama Ocllo enseñó a las mujeres a
tejer la lana de las llamas para fabricar vestimentas, así como también a cocinar y a
ocuparse de la casa.

CUENTA LA LEYENDA...

Que en las regiones cercanas al Lago Titicaca los hombres vivían como animales salvajes,
ya que no tenían religión, leyes ni una organización.

Los habitantes vivían en cavernas, desconocían la agricultura y no poseían técnicas de


textilería, por lo que andaban desnudos.

El dios Inti (Sol) al ver esto se compadeció de los habitantes y envió a su hijo Ayar Manco
junto con su hermana Mama Ocllo para que enseñaran a esas poblaciones y fundaran un
imperio.

Es así que Ayar Manco se dedicó a enseñarles a los hombres normas de convivencia en
la sociedad, mientras que Mama Ocllo le enseñó técnicas de tejido y labores domésticas.

Posteriormente el dios Inti le proporcionó a Manco Capac una vara de oro para que
buscara la tierra prometida, la cual sería reconocida cuando la vara se hundiera con
facilidad en la tierra.

Al llegar a una región del norte del lago, fueron vistos por lugareños, que los confundieron
con dioses por el brillo que emanaban sus vestimentas y joyas.

Finalmente un día, luego de buscar tanto, Manco Capac y Mama Ocllo llegaron a un valle
majestuoso acordonado de bellas montañas donde pudo enterrar con facilidad su vara de
oro y quedaron asombrados.

Habían encontrado la ciudad que iniciaría el imperio incaico, conocida también en la


actualidad como Cusco.

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