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Un mupi que hace reflexionar

Foto: Ruth H. “21 niños son abusados sexualmente al día en Guatemala”

Por: Ruth Hernández

Hoy como todos los días, después de un día largo de trabajo me dirigía hacia mi
casa, sentada en mí vehículo un semáforo detuvo mi marcha, a pesar que venía
con una amiga y mi hermana platicando de lo que habíamos hecho cada una en
nuestros trabajos, un mupi instalado la parada del transmetro frente al Hotel
Conquistador en zona 04, llamó mi atención “21 niños son abusados
sexualmente al día en Guatemala” indicaba aquel cuadro.
Nunca me había puesto a pensar en eso, recordé al ver ese cuadro con esa terrible
realidad que debía de hacer una nota sobre la discapacidad y género, muchas cosas
vinieron a mi mente, entre ellas como un niño con discapacidad, sordo y mudo por
ejemplo puede denunciar el abuso, como defenderse si se está inmóvil, postrado en
una cama, como alguien con problemas mentales puede denunciar abuso y que sus
familiares le crean y no pensar que es una más de sus “alucinaciones”, dura
realidad en la que vivimos pensé, pero que en muchas ocasiones cerramos los ojos
para no verla.
Recordé un caso muy cercano a mí, una niña que a sus cortos 12 años denuncio
abuso por parte del padre y nunca se le creyó, hasta hoy cuando la familia habla
del tema aún dudan de la veracidad de aquella a declaración, no podría decir si
aquello que denuncio afecto su vida de tal manera que en un momento decidió
marcharse de casa, quizás escapando de aquella realidad, no lo sé, vivió como
indigente sin que su familia supiera nada de ella, en el momento que la encontraron
ya no era más aquella niña que conocieron, con la que jugaron y crecieron, ahora
era una mujer tan ausente de la realidad con una hija de la cual nunca sabremos
quién es el padre.
Actualmente se encuentra en una cama en el hospital Roosevelt, tiene visitas los
sábados y miércoles, incapacitada totalmente, a penas pronuncia palabra, no
come por sus propios medios, con una desnutrición severa y con una mirada perdida
llena de inocencia pero tan ausente de su realidad, quizás se lleve a la tumba todos
los secretos que quiso contar y que ahora solo son un pensamiento que deambula
ocasionalmente por su mente en momentos de cordura, nunca volvió a ver a su hija
y nadie sabe si la recuerda.
Este solo es uno de los muchos casos que viven no solo niñas, niños, hombres y
también mujeres en este país, como sociedad debemos dejar de ser tan egoístas
y vernos como hermanos, escuchar y actuar, ser la voz de los que no tienen voz,
ser los pies de los que no pueden caminar, ser más que un guatemalteco que canta
el himno nacional en un partido de futbol, ser un ciudadano responsable con él y
con su prójimo.
Como un mupi al que quizás no ponemos atención en muchas ocasiones sino que
lo tomamos como parte del paisaje citadino, puede hacer reflexionar tanto, recordé
también lo que un día leí, la mejor publicidad no es en la que más se invierte sino
en la que marca por lo directo del mensaje.

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