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13 de agosto .

-Paz

13 de Agosto

Autor: .-Paz, 14/Ago/2005

Maca llevaba meses trabajando en el Central y aún no se había decidido.


Los comienzos no habían sido nada fáciles, las primeras peleas se le clavaban una y
otra vez en la mente temerosa de que algún día volvieran a repetirse con la misma
intensidad de los primeros días.

Aquella mañana el sonido del teléfono la había despertado de un agradable sueño que
compartía con esa persona inalcanzable. Se levantó perezosa y contestó.
Cuando colgó pensó en ue aquello era perfecto. Ése sería el momento idóneo, ése
momento que había esperado durante semanas.

Al llegar a recepción lo primero quevio fue su sonrisa. Como de costumbre.

Aún le resonaban en los oídos losbuenos días que ella le había brindado. Aún no se le
había borrado la sonrisa de niña que abre los regalos de reyes de la cara. Ésa sonrisa ya
sólo le aparecía cuando la veía a ella.

Tenía claro que el momento del café sería perfecto. Sabía que libraba ese fin de
semana, igual que ella. Sabía que hacía meses que no salía de Madrid. Y lo mejor de
todo, sabía que no se negaría a acompañarla.

Aunque sólo fuese por educación, estaba segura de que Esther le diría que sí al viaje
que estaba a punto de proponerle, tenía claro que necesitaba un descanso y quería
aprovecharse de ello. La noche del 13 de agosto era perfecta y sólo quedaban 3 días
para descubrir si sería capaz de hacerlo.

Todo ello si la enfermera accedía a acompañarla claro...

La mañana era algo aburrida. Incluso le había dado tiempo a leer, cosa bastante
inusual en las urgencias. Desde que Begoña había venido su trabajo era algo más
descansado. Al menos eso le alegraba.

Aún así necesitaba vacaciones, hacía meses que no salía de Madrid y aquello
empezaba a agobiarle un poco.

Le estaba gustando aquel libro, "Los blues de Joss Moody", Maca se lo había regalado
por su cumpleaños. Recordaba que le había dicho en la fiesta que estaba segurade que

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le gustaría a pesar de no ser el tipo de lectura que hacía Esther.


Ella, por no ser mal educada, comenzó a leerlo con cierta desgana la verdad pero ahora
le gustaba de verdad. Estaba deseando llegar a final y saber cómo se desenvolveria la
historia.

A menudo le asustaba lo bien que parecía conocerla Maca, al fin y al cabo eran
compañeras desde hacía poco tiempo. Le gustaba estar con ella. A pesar de tener un
nivel diferente al suyo jamás hizo ningún alarde ni le hizo sentir mal. Todo lo contrario.

A Esther le sorprendía la capacidad de la pediatra de sorprenderla y sacarle siempre


lamejor desus sonrisas, no podía evitar sonreir cuando ella estaba cerca.

Miró el reloj. Era la hora de su café con Maca si las urgencias lo permitían.

Ése día nadie se pondría enfermo en ése preciso instante. Aquel café iba a depararle a
la enfermera la primera de las sorpresasque poco después le lloverían sin que ella
suierabien qué hacer para atajarlas todas...

Como decostumbre llegaba tarde. ¿Cómo era posible quealguien llegara tarde a tomar
un café diez metros más lejos de donde estaba? Era algo incapaz de entender.

En condiciones normales le crisparía tantotener que esperar que cuando llegara la


persona lepondría malacara y estaría seria hasta recibir una disculpa con una buena
excusa... En el caso de Esther, en fin, era imposible enfadarse con ella cuando entraba
en la cafetería con prisa y sonreía poniendo cara de: lo siento, sé que llego tarde pero
ya sabes que soy un desastre...

A Maca le resultaba imposible resistirse a aquello, siempre terminaba diciendo un:


Estoy acostumbrada... y comenzaban su café contándose su día mutuamente.

Le gustaba aquella costumbre de tomar café por las mañanas si no había mucho jaleo.
El mes de agosto estaba resultando especialmente benevolente con los médicos y eso
sin lugar a dudas repercuiría en el siguiente mes, cuando Madrid se convirtiera de
nuevo en el hervidero de masa que solía ser...

De todas formas ahora no era momento para pensar en ello. Aora sólo quería pensar
en su fin de semana y en cómo iba a decírselo a Esther. Le daba vueltas a su reacción y
a lo que la enfermera pudiera contestarle pero tenía que ser valiente.

Vamos, se decía a sí misma. Ya había sido valiente otras veces, había plantado a su
novio de toda la vida a las puertas de la boda, había roto con lapersona dela cual había
sido totalmente dependiente... el problema es que se sentía incapaz de ser valiente en
aquel momento.

Intentaba buscar en sí misma ése momento en el que se había empezado a fijar en


ella, ése momento en el que no habíavueltaarás que dar a sus sentimientos. Tenía que
reunir el valor suficiente, no podía seguir así, alguien acabaría por notarlo, no podía

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disimular toda la vida...

Esther entró como una exhalación sabeedora de que llegaba tarde pero una vez más la
sonrisa omplaciente de la pediara le tranquilizó.

Una vez sentadas la una frente a la otra las cartas estaban echadas. Macala miróa ojos
y comenzó a hablar...

Maca: Me gustaría que vinieses conmigo a Elche este fin de semana.

Ya estaba dicho. Le había costado meses pero por fín había conseguido invitarla
apasarun fin desemana juntas.

Esther: ¿Elche? - Dijo totalmente extrañada.


Maca: Sí, veras mi amiga tiene allí una casa y el sábado es la Nit de L´albá. Es una fiesta
tradicional. Este año ella estáde viajey no podrá verla, sabe que me encanta y me ha
dejado las llaves de su casa. había pensado que podríamos ir...

Al ver la cara de Esther intentó esforzarse más en su discurso.

Maca: En fin,es verano ¿no?, tú tienes libre el puente y yo también. Al fin y al cabo
¿cuánto hace que no sales de Madrid?
Esther: No si...visto así. Pero es que...
Maca: Vamos Esther, es una fiesta divertida, de verdad. Además, tú misma te quejabas
hace días de que no podías descansar nada con el calor sofocante que hacía aquí...
Míralo como inversión de salud...

Esther se rió ante aquel comentario, sabía que Maca tenía razón... ¿por qué no?
¿Por qué no?

Eso era lo que se había repetido una y otra vez Esther desde que Maca le había
propuesto el viaje a Elche. No le contestó. No estaba segura de querer ir así que pensó
que sería mejor decir que se lo pensaría.

Ya lo se estaba pensando, y tanto que lo pensaba... Lo cierto es que le apetecía mucho


la idea de salir de viaje con Maca no sabía muy bien por qué. Con ella siempre se lo
pasaba en grande. Siempre que hablaban le daba la sensación de que Maca querí
decirle algo y en el último momento se arrepentía.

Aún así, aunque le apeteciera irse debería decírselo primero a Marcos, no estaba bien
que se fuera sin avisarle para unfin de semana que tenía de vacaciones. Sabía que le
molestaría, llevaba mucho inentando quedar a solas con ella. Esther aún seguía
pensando en la proposición de Marcos de salir juntos.

Cogió el teléfono y le llamó... al otro lado de la línea no contestó nadie así que dejó el
mensaje: Marcos, este fin de semana lo tengo pillado, lo siento. Te prometo una cena
especial a mi vuelta y hablaremos. Un beso.

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Maca estaba en su despacho. No tenía mucho jaleo, cosa que agradecía. Aquel día
estaba nerviosa. Esther aún no le había contestado a su proposición. A ratos pensaba
que la había espantado del todo.

Llamaron a la puerta del despacho y al abrir sonrió de nuevo. Esther la esperaba en la


otra parte del umbral.

Esther: ¿Puedo pasar?


Maca: Claro.
Esther: Esto... me lo he pensado.

Maca intentó no ser demasiado indiscreta con su reacción de alegría manifiesta.

Maca: ¿y?
Esther: Cuándo nos vamos? Espero pasármelo bien de verdad.
Maca: Prometo que te lo pasarás bien...

Era viernes por la mañana. Muy temprano. Esther se había levantado y había ultimado
los últimos detalles de su equipaje para ir a Elche con Maca.
Era su primer viaje en mucho tiempo, había perdido la costumbre de hacer maletas.
Estaba nerviosa y aún no sabía muy bien por qué. Tendría que volver a intentar hablar
con Marcos, al fin y al cabo él estaba poniendo mucho empeño en salir con ella y ya
casi se le había olvidado qué era eso de tener pareja.

Estaba sentada en el salón desayunando mientras esperaba a Maca. Pensaba en lo


extraño de la situación; eran amigas pero sin embargo, Esther se dio cuenta de que
apenas conocía a la pediatra.
Miró el libro que leía, ya quedaba poco… era un libro un tanto peculiar pero aún así le
estaba gustando. Miró el reloj, Maca estaba a nada de aparecer…

Maca estaba a punto de llegar a casa de Esther. Parecía un flan. No entendía cómo
podía estar tan atacada; sólo era un viaje se decía… A pesar de ello, la pediatra sabía
que en aquellos días pasarían cosas que probablemente determinarían el resto de
verano…

Maca cogió aire una vez en el portal de la enfermera…

Esther: Si?
Maca: Soy Maca… Bajas?
Esther: En seguida.
Maca: Esther, si quieres subo y te ayudo con las maletas…
Esther: (Algo avergonzada) Eh… no, no te preocupes… ya bajo.
Maca: Está bien, te espero en el coche.

Esther llegó al coche con dificultad y guardó su maleta. Una vez sentada dentro sacó
una bolsa amarilla de su mochila; Maca la miró con interés.

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Maca: ¿Y eso?
Esther: Bueno, un buen viaje siempre tiene chuches no?
Maca: (>Sonrió ) Sí… Va, ponte en cinturón… vamos rumbo a Elche…

Mientras salían del mundanal ruido de Madrid permanecieron mudas. Maca prefería ir
concentrada en la carretera y Esther… Esther estaba tatareando las canciones que
ponían en la emisora de turno. Maca la miraba de reojo y no podía evitar sonreír,
estaba tan guapa…

La enfermera, cansada de tanto silencio decidió hablar….

Esther: Esto… Maca que, bueno, que no te importa que cante no?jeje
Maca: Tranquila, mientras no nos llueva en la Nit… puedes hacerlo.
Esther: Aún no te he dado las gracias.
Maca: No tienes por qué darlas, la casa de mi amiga está vacía y no se me ocurrió nada
mejor que hacer.
Esther: Ya… aún así muchas gracias, hacía tiempo que no salía por ahí con nadie.
Maca: Deberías salir más. Estás casi todo el día metida en el hospital.
Esther: No, si lo sé… precisamente estos días me he planteado eso.
Maca: ¿Qué?
Esther: Pues eso, salir más a menudo…
Maca: Vaya… eso es una gran noticia.
Esther: ¿Sabes? Estoy pensando en… bueno en…
Maca: ¿Qué Esther?
Esther: Bah, déjalo… si es una chorrada.
Maca: En serio Esther…
Esther: Si no te va a interesar, es una idiotez…
Maca: Venga…no seas cría…
Esther: vale, vale… Pues que últimamente me ha dado la sensación de que, bueno, que
la gente se fija más en mí de lo que yo pensaba…

A Maca en ese momento le dio un vuelco el corazón; tal vez ya no podía disimular más
y la enfermera la había descubierto… “Pero… no puede ser joder. Haber qué me dice
ahora, miedo me da”

Maca: ¿Y?
Esther: Pues nada, que te voy a hacer caso.
Maca: En qué?
Esther: Siempre dices que soy poco impulsiva y eso no?
Maca: Un poco. Sí.
Esther: Cuando vuelva voy a quedar con Marcos.

Maca se quedó estupefacta… Marcos era el pediatra de la unidad de oncología; Maca


lo conocía bien a pesar de llevar poco tiempo trabajando en el Central. No se llevaban
demasiado bien y ahora esto.

Maca: Mar…Marcos?

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Esther: Sí. ¿te parece mal?


Maca: (Intentando que no se notara nada) Eh, no claro…me alegro.
Esther: Yo también… oye, te importa que me duerma un rato? Estoy agotada…
Maca: No, no te preocupes… ahí tienes una mantita.
Esther: Gracias. Si te aburres mucho me llamas va?

Esther se acurrucó sobre el asiento derecho del coche y Maca se quedó sola
conduciendo.

“Perfecto… esto era lo único que me faltaba. Muy bien Maquita, tú di que sí. Eres una
torpe tía. Tantos ovarios para unas cosas y a la hora de la verdad… tan vulgar como
todos los demás. Qué suerte tienes hija”

Al ver que Esther estaba profundamente dormida a su lado decidió cambiar un poco la
música. Cambió la radio y puso un CD. Al instante Coti sonaba en el coche… Aquel iba a
ser un viaje muy largo…

Un par de horas después de haber salido de Madrid Maca se sentía agotada de


conducir y decidió parar. Al llegar a la gasolinera Esther se despertó.

Maca: He tenido que parar… me estaba agobiando.


Esther: Por qué no me has despertado?
Maca: Se notaba que estabas cansada.
Esther: Venga, te invito a un café y así te relajas, vale?

Las dos salieron del coche y fueron a la cafetería. A Maca le daba vergüenza admitir
ante Esther que en realidad no estaba cansada de conducir. Estaba agobiada por lo
que la enfermera le había dicho al salir de Madrid.

Esther fue a la barra a pedir mientras Maca se quedaba en la mesa. La observaba


desde allí, siempre parecía tan segura de sí misma… Últimamente la había estado
siguiendo de cerca. Desde que llegó, salvando las peleas iniciales, habían sido muy
buenas amigas. Esther tenía la impresión de que a Maca le pasaba algo, algo serio. Y
estaba dispuesta a saber qué era y ayudarla. No podía verla así, estaba algo triste…

La enfermera se acercó a la altura de la mesa, Maca estaba con la frente apoyada


sobre las manos. Esther dejó los desayunos sobre la mesa y se sentó frente a ella.
Luego le sostuvo el brazo entre sus manos…

Esther: Maca… vas a contarme qué te pasa?


Maca: (Levantando la cabeza) Eh?
Esther: Pues que estás muy rara desde que hemos salido de Madrid. Además
últimamente noto que me quieres decir algo y…
Maca: Anda Esther…
Esther: Maca, que te conozco…
Maca: No me pasa nada en serio. Me habrá bajado un poco la tensión en el coche, con
el calor y eso.

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Esther: Ya.
Maca: Esther, lo digo en serio. No te preocupes, estoy bien.
Esther: Siempre me dices eso, tú siempre estás bien.
Maca: Venga, no te mosquees… es solo que estoy algo depre…
Esther: Y eso?
Maca: Tonterías…
Esther: Te puedo hacer una pregunta?
Maca: Claro.
Esther: Cuándo vas a dejarme entrar de verdad en tu vida?...Cuándo me vas a dejar ser
tu amiga?...

Maca miró a los ojos a Esther. La enfermera quería una explicación y ella tenía ganas
de dársela pero era incapaz. Prefirió mentir. No podía decirle a Esther lo que sentía por
ella precisamente ahora que iba a empezar algo con Marcos.

Desde que había llegado al Central siempre había oído que Esther no tenía suerte con
sus parejas. Marcos al fin y al cabo parecía un buen tío.

Esther: Eh…
Maca: Lo siento. Mira Esther, reconozco que soy algo reservada pero te aseguro que
eres mi amiga y que te considero como tal. Sólo dame tiempo vale?
Esther: Como quieras. Pero acuérdate de que estoy aquí eh?
Maca: Lo haré…

Continuaron con su viaje y al mediodía ya estaban en Elche. Esther se maravilló con


tantas palmeras, eran su planta favorita y aquel era su pequeño paraíso. Para maca no
era la primera vez que visitaba Elche. Actuaría de anfitriona para la enfermera.

Al llegar se dirigieron a la casa de la amiga de Maca. Apenas se habían duchado y


preparado algo para comer les llegó la primera sorpresa en forma de visita
inesperada…sobre todo para Maca…

El timbre sonaba y Maca aún estaba terminando de cambiarse, así que pidió a Esther
que abriera la puerta mientras ella salía. Cosa de la que un instante después se
arrepentiría durante aquel fin de semana.

Esther: Ya voy…

Esther abrió la puerta y tras ella encontró a un chico de unos 25 años, alto y bastante
guapo.

Esther: Hola.
Raúl: Hola, está Maca? Soy el hermano de Marta, la dueña de la casa.
Esther: Eh…sí claro, pasa…

La enfermera le invitó amablemente sin saber que a la pediatra no podría haberle


hecho mayor daño en ese momento. Maca salió del baño y al llegar al salón se quedó

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completamente estupefacta.

Al ver al Raúl allí comprendió que durante los siguientes días daría más explicaciones
de las que le apetecía y empezó a sospechar que el fin de semana no sería tan
relajante para Esther y ella como había planeado. Raúl volvía a su vida y estaba segura
de que una vez más lo haría para ponerla patas arriba como en ocasiones anteriores…

Maca: Pero… qué haces aquí?


Raúl: (Acercándose a ella para darle 2 besos, Maca los esquiva) Pues mi hermana me
dijo que venías y… pensé en darte una sorpresa.
Maca: Y lo has conseguido. (Estaba muy seria)

Raúl, al ver la impermeabilidad en el rostro de Maca, decidió atacar a la más


vulnerable en ese momento. Esther.
Se presentó a Esther de nuevo y le hizo la pregunta que desembocaría en el enfado de
maca y la posterior marcha de la casa de su hermana…

Raúl: Tú también eres como ella?


Esther: Qué?

Esther no tuvo tiempo de reaccionar. Maca invitó a Raúl a que se marchara de casa
bajo su sorprendida mirada, no tenía idea de qué hablaba Raúl ni de por qué Maca se
había puesto así. Una vez se había ido Maca le rogó a Esther que no volviese a abrir la
puerta.

Esther: Pero…
Maca: Mira Esther, solo te pido eso vale? Yo sé por qué lo digo. No es de fiar.

Esther comprendió que algo le ocurría a Maca, se acercó a ella y le sostuvo el brazo en
señal de ánimos.

Esther: Estás muy alterada, por qué no descansas un rato?


Maca: Estoy bien de verdad…
Esther: Maca, hazme caso por una vez vale? Túmbate en la cama y ahora te llevo algo
de beber.
Maca: Vale.

Maca se tumbó y no tardó en dormirse. Esther la observó desde la puerta con un vaso
de leche en la mano. Le daba vueltas a lo ocurrido con Raúl. Tal vez él tendría la clave
de lo que le ocurría a Maca desde hacía semanas.

A pesar de que la pediatra le dijo que no era de fiar, Esther intuía que no estaba de
más saber qué tendría que decir Raúl. Siguiendo el consejo de ser más impulsiva, le
hizo caso a sus instintos y buscó el teléfono del hermano de Marta.

Maca seguía durmiendo cuando llamaron al portero. Esther bajó a encontrarse con

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Raúl ya que no quería que Maca al despertar lo viera de nuevo allí. Aquella tarde
estaba dispuesta a saber algo más de su reservada amiga.

Maca se desperezó y se dio cuenta que había estado durmiendo al menos una hora. Se
levantó en seguida con la idea de disculparse con Esther. El espectáculo que había
dado delante de ella había sido deplorable.

Se miró al espejo y respiró hondo…

“Vamos Maca. No vayas a dejar que Raúl te arruine algo otra vez. Mientras no se
acerque a Esther demasiado vamos bien. Tendrás que adelantarte y ser sincera con
ella antes de que él lo haga… Sí, sin duda lo hará…”

Mientras la pediatra estaba dentro de la casa algunos pisos bajo ella una enfermera
satisfacía su curiosidad…

Raúl: Vaya, no esperaba que me llamaras.


Esther: No tengo mucho tiempo, Maca está a punto de despertarse y no quiero que
sepa nada.
Raúl: Pues bien, tú dirás…
Esther: Quiero saber a qué venía la pregunta de antes…
Raúl: Qué pregunta?
Esther: Joder Raúl, no te hagas el tonto. Antes de irte me has preguntado si era como
Maca…
Raúl: Ah…eso!
Esther: Qué querías decir?
Raúl: Pues lo que dije… ni más ni menos.
Esther: Ya, pero si soy como ella en qué, Raúl.
Raúl: Pues en qué va a ser Esther…
Esther: Mira, no tengo idea de qué me estás hablando… Ella es médico y yo enfermera.
Raúl: Medico, pediatra y lesbiana.

Al escuchar la última palabra Esther se quedó paralizada. Si aquello era verdad


empezaba a comprender todas las actuaciones de Maca desde que la conocía. Ahora
todo le empezaba a encajar…

Esther: Cómo lesbiana?


Raúl: Sí… Espera (sonriendo) No lo sabías? Poder con Maca. Eres una de sus mejores
amigas y no te dice su pequeño secretito…
Esther: Oye mira… no creo que…
Raúl: Esther, a mí como puedes comprender me da igual. Si no te lo crees es tu
problema, tú me has llamado y yo te lo cuento. Para salir de dudas pregúntale… Seguro
que no te miente.
Esther: Es que… no sé, me resulta…
Raúl: Difícil de creer?...

Maca había estado pensando. Estaba dispuesta a confesarle a Esther todo lo que

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sentía por ella. Todo lo que era.

Cuando salió de la habitación, Esther estaba sentada en el sofá mirándola


atentamente. Le pasaba algo…

Maca: Buenas… siento haberme dormido.


Esther: Eh, no pasa nada.
Maca: Por qué no me has despertado?
Esther: Bueno, parecías realmente cansada…
Maca: La verdad es que sí. Te apetece que hagamos algo?
Esther: Esto… Maca yo… quería decirte algo.

En ese momento sonó el teléfono…

Maca: Diga?
Raúl: Ya te has declarado?
Maca: (Enfadada) Qué? Mira Raúl, vete a la mierda…
Raúl: Antes de que me cuelgues… creo que tu amiguita ya te ha descubierto…
Maca: Qué dices Raúl?

Esther miró a Maca y supo que aquella tarde no sería nada tranquila, ya había
empezado a arrepentirse de su curiosidad.

Raúl: Pues que parece una CSI la tía… como investiga…


Maca: Raúl, al grano o te cuelgo, no tengo ganas de escuchar tonterías.
Raúl: Esther lo sabe.
Maca: Que sabe qué?

Pipipipi….

Al otro lado del teléfono la línea se había cortado. Maca colgó y miró a la enfermera…
y de repente comprendió que su secreto había sido desvelado…

Maca miró con el rostro ensombrecido a Esther…

Maca: Por qué has tenido que hablar con él?


Esther: Maca…yo…
Maca: Joder Esther, es lo único que te pedí.
Esther: Lo siento. (Bajó la cabeza avergonzada).
Maca: Si querías saber algo de mi vida me lo podrías haber preguntado a mí, no te
parece? (En el tono de Maca no había enfado sino decepción)…
Esther: Me lo habrías dicho?
Maca: Perdona?
Esther: Sí, me lo habrías contado?
Maca: Bueno… pero espera, no se trata de eso. No has confiado en mí.
Esther: Mira Maca, no voy a justificarme por algo que he hecho mal. No debí llamarle,
pero tú tampoco has confiado en mí. Somos amigas desde hace meses y no sabía

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nada…
Maca: Espera… me lo estás echando en cara? Esto es muy fuerte.
Esther: No, no te lo hecho en cara…pero se supone que…
Maca: Se supone nada Esther. Eso forma parte de mi intimidad.

La conversación empezaba a subir de tono…

Esther: Tu intimidad no? Muy bien…


Maca: Mira es difícil hacerse paso sabes? Además, que no sé para qué coño me
disculpo… Eres tú la que lo ha hecho mal.
Esther: Pero Maca… déjame explicarme.
Maca: Déjalo, tal vez no ha sido buena idea venir.

Diciendo esto Maca se encerró en el dormitorio y Esther se tumbó derrotada en el


sofá. Ambas lloraban sin que la otra lo supiera. Ambas intentaban disculparse y ser
sinceras pero algo se lo impedía…

Esther vio el libro que Maca le había regalado, ya le quedaba poco para terminarlo… La
historia le estaba pareciendo preciosa. Un famoso trompetista muere y es entonces
cuando sale a la luz que no era un hombre sino una mujer. Su esposa y su hijo tienen
que hacer frente a todo el mundo cuando se revela el gran secreto…

El gran secreto se decía Esther… ahora el libro adquiría otro significado para ella. Pensó
que tenía que ser duro para Maca reconocer algo así, siempre expuesta a lo que
dijeran los demás y más teniendo en cuenta que era una Wilson…

Maca estaba leyendo en la cama. Estaba decepcionada y enfadada con Esther pero
también consigo misma. De nuevo Raúl le amargaba la existencia. La pediatra se
preguntaba cuál fue el momento en el que pasaron de ser amigos a esto… intentaba
relajarse y pensar en otra cosa pero era imposible. El hecho de que Esther supiera la
verdad la llenaba de incertidumbre. Sería imposible decir la verdad ahora…
Abrió el libro y comenzó a leer. Y, de repente, como si el destino le quisiese jugar otra
mala pasada allí estaba el poema menos indicado para el momento, un poema de
Buesa…

“Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.


Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
Fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
Del dolor de quererte… y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente;


Soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
Soñaré con tus labios desesperadamente;
Soñaré con tus besos… y jamás lo sabrás.

Quizás pasa con otro que te diga al oído


Esas frases que nadie como yo te dirá;

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Y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,


Te amaré más que nunca… y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,


Como un sueño que nunca logré realizar;
Y el lejano perfume de mi amor imposible
Rozará tus cabellos… y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento


-el tormento finito que te debo ocultar-;
Te diré sonriente: <<No es nada… Ha sido el viento>>.
Me enjugaré la lágrima… y ¡jamás lo sabrás!”

Maca no podía contener la emoción. Por qué se había tenido que enamorar otra vez?
Por qué otro amor imposible?...

Mientras golpeaba con rabia la almohada preguntándose aquello, Esther se acercó


despacio al dormitorio. Desde el umbral de la puerta la vio llorar y sintió algo extraño.

Por primera vez asistía a cómo la dura y fría pediatra se desmoronaba. Era aquello lo
que le ocurría; ahora que creía saber su gran secreto ya no le importaba lo más
mínimo. Le había hecho daño y se sentía fatal. Peor de lo que nunca pensó sentirse. Al
ver que la situación la dominaba intentó buscar alguna ocurrencia para acabar con
aquel mal trago…

Esther: Sabes? Una vez tuve una profesora que me dijo que solo los inteligentes tienen
la capacidad de emocionarse…
Maca: (Secándose las lágrimas enseguida) Vaya… debo ser superdotada.

Esther se acercó a la cama y le preguntó a Maca si podía sentarse, ésta asintió.

Esther: Oye que… Bueno, siento mucho todo lo que he hecho y dicho.
Maca: Creo que yo también me he pasado.
Esther: No, yo… yo entiendo que pienses que no ha sido buena idea venir aquí
conmigo. He pensado en llamar a marcos y… bueno, que venga a buscarme.
Maca: No Esther, en serio, no sentía nada de lo que he dicho. Es cierto que no debiste
hablar con Raúl, pero no habría pasado nada si yo hubiera sido sincera contigo antes.
Eres la persona que mejor se ha portado conmigo desde que llegué a Madrid y así te lo
pago… Lo siento, siempre soy muy reservada, es por todo ese rollo de los mecanismos
de defensa… Pensé en decírtelo muchas veces y luego… Luego recordaba todas las
malas caras y las falsedades de la gente cuando se enteraron. Es duro pensar que te
pueden rechazar tan solo por querer algo diferente a lo que quieren los demás. No lo
entiendo… al fin y al cabo no se hace daño a nadie.
Tenía miedo de perderte como amiga si lo sabías…
Esther: Perderme? Maca, eres tonta o qué? Eres lo mejor que me ha pasado desde
hace mucho tiempo.

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Al oír eso maca se sonrojó aunque intentó que Esther se percatara de ello. Qué habría
querido decir?

“No pasa nada Maca, lo habrá dicho por decir… Intenta ser racional por Dios”

Maca: Perdona, qué decías?


Esther: Pues eso Maca. A mí me da igual lo que seas y cómo seas.
Maca: (Sonriendo) Gracias. Eso es mucho para mí.
Esther: Mira, vamos a hacer una cosa… Te vas a dar una ducha…
Maca: Otra?
Esther: Bueno vale… pues comemos algo y nos vamos a conocer la ciudad, te parece?
Maca: Se me ocurre otra mejor… Nos vamos a la playa.
Esther: A la playa?
Maca: Sip, voy a enseñarte los acantilados de Torrevieja.
Esther: Pero en Torrevieja no hay chalets…
Maca: Sí claro… los adosados del un, dos, tres… pero lo que no sabe la gente son las
rocas y el mar rompiendo en ellas…
Esther: De verdad vas a llevarme allí?

Maca se acercó lentamente a Esther y le susurró al oído… “ A ti te llevaría al fin del


mundo…somos amigas no?”
Diciendo esto e fue a cambiar al dormitorio. Esther bajó la mirada algo tímida… Algo le
había recorrido por el cuerpo y no entendía muy bien lo que era… Mientras pensaba
en ello su teléfono la sobresaltó…

Esther: Si?
Marcos: Niña, soy marcos… Qué tal?
Esther: Eh… buenas. Ya pensé que no hablaría contigo en todo el fin de semana.
Marcos: Pero qué dices? Estaba esperando el momento para llamar, como siempre.
Esther: (Sonriendo) Me puedes decir por qué siempre me haces sonreír?
Marcos: Fácil… te conozco demasiado.
Esther: Déjalo ya anda…
Marcos: Cuándo vuelves? (Con voz remolona)
Esther: Pues… Cuando pase el fin de semana.
Marcos: Jo…
Esther: Te prometo que cuando lleguemos hablamos vale?
Marcos: Si me lo dices con esa vocecita vale…
Esther: Venga tonto…
Marcos: Oye…
Esther: Sí?
Marcos: Que te quiero mucho…
Esther: Como la trucha al trucho. Va, que tengo que irme, Maca está a punto de salir
del baño. Nos vamos a la playa.
Marcos: Pasáoslo bien…

Un par de horas después estaban viendo las calas de Torrevieja. A Esther le estaban
encantando, estaba hecha una paparazzi. Maca la miraba y se sonreía. Cada vez estaba

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más enamorada de la enfermera y no tenía idea de cómo salir de aquello sin hacerse
daño.

En uno de los descansos de la fotógrafa se sentaron en la arena…

Esther: Esto es precioso…


Maca: Sí; a mi me encanta venir por aquí. Antes te llamó Marcos no?
Esther: Sí, (la miraba con ilusión) tenía ganas de hablar con él, la verdad.
Maca: Estás bien con él no?
Esther: Bueno, técnicamente aún no estoy saliendo con él.
Maca: Te gusta mucho? (“Por favor dí que no…”)
Esther: Lo suficiente como para empezar algo… Llevo mucho tiempo sola sabes? Me
apetece que alguien me haga feliz.
Maca: Lo comprendo…

Y lo que Esther no sabía es que a su lado permanecía la persona que deseaba más que
nada en este mundo hacerla feliz.

Maca buscaba la forma de hacer frente a aquel sentimiento que cada vez era más
imparable. Esther, por su parte, buscaba en su interior la clave a aquella sensación que
había vivido momentos antes con la pediatra… y cuanto más se acercaba a la respuesta
más convencida estaba de querer empezar algo con Marcos.

Cuando empezó a anochecer volvieron a Elche. Maca había quedado unos amigos para
cenar. Irían al Granaíno, un restaurante bastante bueno y el preferido por la pediatra.
Cuando aparcaron en el garaje de la casa de marta Esther no pudo más. Al tirar Maca
del freno de mano, la enfermera posó su mano sobre el brazo de la pediatra. Ésta la
miró a los ojos…

Esther: Maca, me vas a decir qué te pasa?


Maca: Qué?
Esther: Estás muy triste y tú no eres así.
Maca: Ya bueno… siempre hay momentos para todo no?
Esther: En ti no. Va… confía en mí por favor, sólo quiero ayudarte.
Maca: Esther, yo te lo agradezco de veras, pero no puedes ayudarme en esto.
Esther: Prueba…

Y Maca deseó con todas sus fuerzas ser sincera con Esther y explicarle la razón de su
tristeza. Deseó contarle lo que había sentido la primera vez que la había visto en el
hospital. Contarle la sensación que tuvo la primera vez que le sonrió y tomaron un café
juntas. La felicidad que experimentó la primera vez que soñó con su mirada… con su
sonrisa…. Con su voz…
Pero el control racional de la pediatra saltó en el instante menos indicado para quitarle
hierro a su mirada de dolor y salió por la tangente…
Iban a llegar tarde a la cena, decía su voz… mientras su corazón y su alma chillaban a
Esther que no la dejara ir, que siguiera insistiendo porque la respuesta estaba cerca.
Una pregunta más y la pediatra de hielo se hubiera derretido en el más puro fuego de

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13 de agosto .-Paz

la mirada tierna de la enfermera.


Desgraciadamente para ambas Esther no pudo escuchar los llantos de súplica de las
entrañas de Maca…

Una vez en la casa, cada una fue a su maleta y comenzó a sacar las cosas para
arreglarse. Una vez tenía elegida la ropa, Esther se acercó al dormitorio en el que iba a
dormir Maca.

Esther: Te gusta esto? (Le enseñaba una falda ibicenca de color naranja)
Maca: Es preciosa…
Esther: Cuando me la veas puesta…jeje. Oye, que… he estado pensando.
Maca: En qué?
Esther: Pues que esta cama es enorme… y la mía sólo de 90.
Maca: No te entiendo…
Esther: O sea mucha carrera para no entender lo que te digo…
Maca: Te explicas o qué?
Esther: Joder Maca… Que yo también quiero probar la cama de 1,50…
Maca: Me estás diciendo que quieres dormir conmigo?
Esther: Hombre… ya lo has pillado…

Maca estaba alucinada. Estaba deseando dormir con ella pero sabía que no era buena
idea.

Maca: Esto…Esther creo que no es buena idea.


Esther: Por?
Maca: Con una sonrisa para evitar que se notara su nerviosismo) Anda… dúchate ya
que no llegamos…

Maca entró a ducharse con la sensación de haber perdido una oportunidad más…
No tenía más ganas de darle vueltas al asunto. Tenía que tomar una decisión. Tenía
que olvidarse de Esther como fuera. Encendió la radio y se metió en la ducha…

“Buenas tardes, cuando estamos a punto de que se asome la luna al cielo escuchamos
esta canción de Bebe para después pasar a la magia de Bebo y el Cigala…

Por que fue suficiente hablarle


con los ojos desde allí.
Si en ese mismo instante
su vida era tranquila y feliz...
la vino a revolver
con bollitos y miel.
Mareas en la tierra.
El cielo iba cubriéndose de gris
Por que sale en torrente
el miedo y las ganas de sentir
y quiso saborear la masa de su pan.
Revolvió su calor con su voz

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13 de agosto .-Paz

con leche y azúcar, se lo dio a beber.


Moldeo el corazón la razón
con unos besos de ron y miel.

Horneo con su aliento su pelo


y caramelo, para así al terminar
Y quiso saborear la masa de su pan
Escríbele canciones,
envíale tu voz donde el esté.
Vagando por su almohada
le vino a visitar en sueños el,
la vino a revolver y se dejo hacer.
Estampidas en la tierra
El cielo iba tiñéndose marfil
Por que broto en torrente
el verbo y las ganas de sentir
Y pudo saborear la masa de su pan
El revolvió su calor con su voz
con leche y azúcar, se lo dio a beber.
Moldeo el corazón la razón
con unos besos de ron y miel.
Horneo con su aliento su pelo
y caramelo, para así al terminar
Y pudo saborear la masa de su pan”

Maca no podía evitar emocionarse al oír esa canción y al pensar que podría dedicársela
fácilmente a Esther… Cuando estaba a punto de apartar de su mente a la enfermera, la
locutora de la radio decidió jugarle otra mala pasada y pinchar una de las canciones
más bellas que había oído nunca… una canción que le recordaba todo aquello que
sentía por la enfermera… Uan canción que no le permitía que olvidara que aquellos
sentimientos eran los que tenía y que no se puede luchar contra ellos… Cualquier lucha
que intentara Maca contra su propia alma estaba perdida de antemano… y ella lo
sabía… Instantes después la canción empezó a sonar…

Y AUNQUE TÚ ME HAS ECHADO EN EL ABANDONO


Y AUNQUE TÚ HAS MUERTO MIS ILUSIONES
EN VEZ DE MALDECIRTE CON JUSTO ENCONO
Y EN MIS SUEÑOS TE COLMO,
Y EN MIS SUEÑOS TE COLMO DE BENDICIONES

SUFRO LA INMENSA PENA DE TU EXTRAVÍO


SIENTO EL DOLOR PROFUNDO DE TU PARTIDA
Y LLORO SIN QUE TÚ SEPAS QUE EL LLANTO MÍO
TIENE LÁGRIMAS NEGRAS,
TIENE LÁGRIMAS NEGRAS COMO MI VIDA

Y AUNQUE TÚ ME HAS ECHADO EN EL ABANDONO

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13 de agosto .-Paz

Y AUNQUE TÚ HAS MUERTO MIS ILUSIONES


EN VEZ DE MALDECIRTE CON JUSTO ENCONO
Y EN MIS SUEÑOS TE COLMO,
Y EN MIS SUEÑOS TE COLMO DE BENDICIONES.

SUFRO LA INMENSA PENA DE TU EXTRAVÍO


SIENTO EL DOLOR PROFUNDO DE TU PARTIDA
Y LLORO SIN QUE TÚ SEPAS QUE EL LLANTO MÍO
TIENE LÁGRIMAS NEGRAS,
TIENE LÁGRIMAS NEGRAS COMO MI VIDA

AY, EN EL GUADALQUIVIR
MIS GITANAS LAVABAN
PAÑUELOS DE BLANCO Y ORO
QUE YO TE DABA
QUE YO TE DABA

AGUA DEL LIMONERO


AGUA DEL LIMONERO
SI TE ACARICIA LA CARA
TIENES QUE DARME UN BESO

TÚ ME QUIERES DEJAR
AY, YO NO QUIERO SUFRIR
CONTIGO ME VOY GITANA
Y AUNQUE ME CUESTE MORIR
CONTIGO ME VOY GITANA
Y AUNQUE ME CUESTE MORIR

Maca salió de la ducha con la clara intención de dejar atrás sus sentimientos por la
enfermera.
Se vistió con rapidez para dejar a Esther que se duchara. Si seguían a ese paso iban a
llegar tarde.

Maca: Te queda mucho Esther?


Esther: No… ya salgo!!!
Maca: Hemos quedado en media hora.
Esther: (Abriendo la puerta con pose de modelo) Ya estoy… Y bien, qué tal?
Maca: Pues… bien.

Esther se quedó algo desconcertada con el comentario de Maca. Ella desconocía la


razón por la que la pediatra había estado simplemente correcta en su comentario.
Maca, por su parte, se había sorprendido así misma al oírse… ¿Cómo había podido
estar tan desagradable con Esther?

El tiempo parecía haberse detenido en la cena. Maca estaba totalmente ausente


mientras Esther, a pesar de que hablaba animosamente con los amigos de Maca, no le

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13 de agosto .-Paz

quitaba ojo a la pediatra.

Un par de horas después estaban bailando en Leberry, un pub bastante bueno de


Elche. Maca estaba algo más metida en la noche, después de haberse pasado toda la
noche absorta había decidido desinhibirse y decidirse un poco.

Esther no hacía más que hablar con Álvaro, uno de los mejores amigos de Maca.
Álvaro invitó a Esther a un cubata. Maca se acercó a ella…

Maca: Te lo estás pasando bien?


Esther: Sí, tus amigos son encantadores todos.
Maca: Bueno… es lo que tengo.
Esther: Y tú? Te he vito algo despistada en la cena.
Maca: Ya, bueno… ha sido un lapsus.
Esther: Si tú lo dices… Luego me tendrás que contar…
Maca: Contar?
Esther: Sip. Desde que has llegado aquí hay una chica que no te quita ojo.

Esther se quedó algo desconcertada con el comentario de Maca. Ella desconocía la


razón por la que la pediatra había estado simplemente correcta en su comentario.
Maca, por su parte, se había sorprendido así misma al oírse… ¿Cómo había podido
estar tan desagradable con Esther?

El tiempo parecía haberse detenido en la cena. Maca estaba totalmente ausente


mientras Esther, a pesar de que hablaba animosamente con los amigos de Maca, no le
quitaba ojo a la pediatra.

Un par de horas después estaban bailando en Leberry, un pub bastante bueno de


Elche. Maca estaba algo más metida en la noche, después de haberse pasado toda la
noche absorta había decidido desinhibirse y decidirse un poco.

Esther no hacía más que hablar con Álvaro, uno de los mejores amigos de Maca.
Álvaro invitó a Esther a un cubata. Maca se acercó a ella…

Maca: Te lo estás pasando bien?


Esther: Sí, tus amigos son encantadores todos.
Maca: Bueno… es lo que tengo.
Esther: Y tú? Te he vito algo despistada en la cena.
Maca: Ya, bueno… ha sido un lapsus.
Esther: Si tú lo dices… Luego me tendrás que contar…
Maca: Contar?
Esther: Sip. Desde que has llegado aquí hay una chica que no te quita ojo.
Maca: Quién?
Esther: La rubita…
Maca: Dana?
Esther: eso, Dana… se me había olvidado. Es mona no?
Maca: Sí. Es mona.

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13 de agosto .-Paz

Esther: Pues no te quita ojo.


Maca: Fue…bueno, nos liamos hace mucho tiempo.
Esther: Y? (Dando codacitos graciosos)
Maca: Nada tonta…
Esther: Pues yo que tú me liaba con ella.
Maca: estás tonta o qué?
Esther: Nop, soy realista. Te mira, es mona…

Esther no sabía el daño que podía estar haciendo a una de sus mejores amigas. Sin
saberlo la estaba empujando a un abismo del que luego ella misma la ayudaría a salir…

Maca: Crees qué?

En ese momento Dana se acercó con una copa para Maca y quiso sacarla a bailar.
Maca miró a Esther y la enfermera se acercó a su oído…

Esther: Cómete el mundo.

Maca la miró y decidió librarse de toda la tensión acumulada. Salió a bailar con Dana y
empezó a desmelenarse.
Álvaro llegó con la copa para Esther y ambos comentaron cosas del trabajo hasta que
vieron la escena…

Allí estaba la pediatra. Allí estaba Dana, una guapa periodista. Ambas bailaban. Y en
ése instante en que Esther las miró bailar vio cómo Dana se acercaba a maca y le
susurraba algo al oído…

Poco después ambas se besaban tiernamente en un rincón del pub… Esther sonreía
pero en su interior algo se estaba revolviendo. Algo que aún no había descubierto.

Maca: Crees qué?

En ese momento Dana se acercó con una copa para Maca y quiso sacarla a bailar.
Maca miró a Esther y la enfermera se acercó a su oído…

Esther: Cómete el mundo.

Maca la miró y decidió librarse de toda la tensión acumulada. Salió a bailar con Dana y
empezó a desmelenarse.
Álvaro llegó con la copa para Esther y ambos comentaron cosas del trabajo hasta que
vieron la escena…

Allí estaba la pediatra. Allí estaba Dana, una guapa periodista. Ambas bailaban. Y en
ése instante en que Esther las miró bailar vio cómo Dana se acercaba a maca y le
susurraba algo al oído…

Poco después ambas se besaban tiernamente en un rincón del pub… Esther sonreía

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13 de agosto .-Paz

pero en su interior algo se estaba revolviendo. Algo que aún no había descubierto.
La noche fue larga para ambas. Al llegar a casa estaban literalmente agotadas. A Maca
aún no se le había borrado la sonrisa de la cara. Por fin se lo había pasado bien; estaba
algo más relajada. Relax que pronto se iría.

Maca se dispuso a acostarse. A los cinco minutos Esther encendió la luz del dormitorio
de la pediatra.

Maca: Qué pasa Esther?


Esther: Que no pienso dormir en la cama de 90. Ahí cabemos las dos.
Maca: Va Esther…
Esther: Que no. Que yo duermo contigo…

Se acercó y echó de un empujón cariñoso a Maca hacia el otro lado…

Maca intentó ser racional y fría. Estaba claro que tendría que dormir con Esther así que
también tendría que disimular y lograr que la enfermera no se percatara de sus nervios
que ahora yacían agarrados al estómago…
Allí estaban las dos. Cada una en una punta de la cama. Maca, cabe matizar, casi fuera
de ella.
Esther, que tenía ganas de hablar de la noche vivida se acercó un poco a ella…

Esther: Estás dormida?


Maca: “Dormida dice… si ni siquiera me puedo concentrar, cómo voy a dormir
tranquila con ella al lado… bueno, mientras no se acerque demasiado voy bien”.
Eh…no.
Esther: Jooo… pues date la vuelta que quiero hablar….
Maca: “ Venga Maca, tú puedes” (Se dio la vuelta intentando mirar a Esther a los ojos)
Dime.
Esther: Que no me has contado nada de Dana.
Maca: “Joder… para una vez que me lio con alguien…” Esther… no sé, habrá sido la
euforia del momento.
Esther: Pero te gusta no?
Maca: No sé Esther, gustarme es decir demasiado no?
Esther: Pues yo te he visto bien con ella.
Maca: “Joder, encima no se entera de nada mi niña” Esther, sólo ha sido un lío.
Esther: Pues yo creo que Dana quiere empezar algo otra vez.
Maca: Pues… no sé Esther. Yo no quiero nada.
Esther: Pero por qué?
Maca: Por que no. Yo estoy muy a gusto como estoy. “Que mal mientes guapa”
Esther: Estás de un raro… O sea, una tía que está impresionante te tira los trastos, te
lías con ella, se nota que hay feeling y tú… vas a pasar de ella?
Maca: Sí.
Esther: Pues no lo entiendo.
Maca: Oye, de verdad tenemos que hablar de esto ahora? (Maca empezaba a
cansarse) Son casi las 5 de la mañana.
Esther: Estás de un rarito…

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13 de agosto .-Paz

Maca: Por qué dices eso?


Esther: Pues porque te conozco. Y sé que no dejarías pasar una oportunidad así.
Maca: Esther, de verdad… tengo mis razones… “Y si se lo dices? Seguro que del susto
deja a Dana en paz”

Esther tenía ganas de hablar, de eso no había ninguna duda; pero ya no sabía cómo
alargar la conversación con maca, que parecía algo cansada.

Esther: Bueno, me contestas a una pregunta y te dejo en paz vale?


Maca: Haber… dime.
Esther: Te gusta alguien?
Maca: Qué?
Esther;: Sí, que si te gusta alguien? He pensado que puede ser por eso por lo que estás
tan ida últimamente y por lo que no empiezas algo con Dana.
Maca: “Sí señor Esther, muy aguda… que razonamiento…” Anda… Vamos a dormir que
ya se te está pirando. Además, mañana es la Nit de L´albá y tienes que estar despejada.
Esther: Vale, pero prométeme que mañana me lo cuentas todo, todo y todo…
Maca: Eso… yo mañana te lo cuento…

Cinco minutos después y cuando Maca pensaba que lo peor de la noche había
pasado…

Esther: Macaaaaaa…..
Maca: Qué Esther…
Esther: No me das un beso de buenas noches….
Maca: “Puff, Dios mío” Duérmete anda…
Esther: Es que si no, no puedo dormir.
Maca: Cómo no vas a poder dormir, no digas tonterías?
Esther: O un beso de buenas noches o un abrazo…
Maca:; Esther… cuánto alcohol has bebido?
Esther: Jo, estás de un aburrío… Ya que tú no me das un abrazo… puedo abrazarte yo?
Maca: Qué dices?
Esther: Es que en casa tengo un peluche… y todas las noches duermo abrazadita a él.
Maca: Me estás pidiendo…
Esther: Síiiiiiiiiiiii…por fi, por fi, por fi…
Maca: Vale, vale… Dios, tú cuando querías algo de pequeña lo conseguías siempre
verdad?
Esther: Tanto se nota?

Esther se arrimó a Maca y pasó su brazo por el vientre de ésta. Maca sostuvo su mano
y la apretó con cariño.

Esther: Buenas noches…


Maca: Buenas noches…”Dios, que llegue pronto el día”

Esther se quedó dormida al instante, el estar abrazada a Maca le daba tranquilidad. La


pediatra no pudo conciliar el sueño, tan cerca y a la vez tal lejos se decía…

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13 de agosto .-Paz

Maca Estaba muerta del sueño y bastante agotada, pero a pesar de eso era incapaz de
conciliar el sueño. Esther, la cual había estado totalmente eufórica desde que habían
vuelto a casa, se había quedado totalmente dormida en cuestión de segundos desde
que se había abrazado a Maca.

No era un abrazo fuerte. Objetivamente la posición en la que tenía que estar la


pediatra era incómoda, pero ésta, lejos de pensar en el dolor de su cuerpo y en las
agujetas que tendría al día siguiente, daba vueltas a la dulce tortura y se preguntaba
una y otra vez cómo había llegado a aquella situación imposible.

Maca extrañas veces sufría insomnio. Era racional antes que pasional, y el mero hecho
de estar pensando sin poder parar en la persona que tenía al lado suya se le tornaba
cuanto menos mosqueante.

Miraba el reloj con el cuello totalmente retorcido intentando no moverse un ápice en


su postura y no despertar a la enfermera. Para esa hora ya tenía cara de no haber roto
un plato en su vida.
La pediatra parecía un trozo de tela moldeado a los deseos oníricos de la dueña de sus
pensamientos. Esther, inconsciente de la flaglación que estaba provocando en su
amiga, se movía en la cama como si soñara que era una niña que corría detrás de los
caramelos que tiran los Reyes Magos en las cabalgatas de Navidad.

Los minutos pasaban lentamente. Estaba amaneciendo y parecía que esther había
dado una tregua en sus movimientos. Los párpados de Maca pedían una rendición
incondicional a su mente y ésta por fin la otorgaba.

Cuando el sol asomaba sus primeros destellos, la pediatra caía cautiva y presa en las
redes del sueño profundo que se le había negado durante las horas de oscuridad.

El despertador sonó a las 11 en punto. Maca entreabrió un ojo y al ir a deshacerse del


nudo de los brazos de Esther se dio cuenta de que la enfermera no estaba. Se
incorporó sosteniendo la cabeza entre sus manos… “Qué dolor de cabeza, oinss, y de
cuerpo” se dijo a sí misma.

Avanzó lentamente hacia el baño y al alzar la vista se encontró ante una treintañera
ojerosa que parecía haber pasado la peor noche de su vida. Se adecentó un poco y
salió al salón.

Esther estaba sentada en el sofá hecha un gurruño. Hablaba animosamente por


teléfono y parecía completamente descansada. A ella sí le habían sentado bien las
horas de sueño. Estaba radiante con esas pintas de niña pequeña.

Al percatarse Esther de la presencia de Maca se despidió cortésmente de su


interlocutor y la saludó efusivamente.

Esther: Eh, bella durmiente. Te di mucha guerra anoche verdad? (Con cara de pena)

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13 de agosto .-Paz

Maca: No, que va, no te preocupes.


Esther: Sabes con quién estaba hablando?
Maca: Marcos?
Esther: Casi. Es un poco más atractivo incluso…
Maca: Atractivo?
Esther: Era Vilches.
Maca: Vilches???
Esther: Como lo oyes. Han descubierto una infección en urgencias.
Maca: Espera, no estoy entendiendo nada.

Maca se aproximó a sentarse.

Esther: Debe ser por la noche que has pasado. Haber, parece ser que la empresa de
limpieza ha utilizado productos no aptos para la desinfección sin riesgos a la hora de
limpiar y esterilizar los boxes y el material.
Maca: Ah… vale, voy pillando. Pero eso, qué tiene que ver con nosotras?
Esther: Tiene que ver en tanto en cuanto tienen que cerrar urgencias durante 3 días.
Maca: 3 Días!!!
Esther: Sip. Vilches me ha llamado para decirnos que tenemos tres días más de
vacaciones. No tenemos que volver hasta el jueves.
Maca: Qué fuerte.
Esther: Al menos tenemos más vacaciones no?
Maca: Bueno…mirándolo así…
Esther: Pero… de qué otra forma se puede mirar…

Esther se quedó algo pensativa mirando a Maca y cómo ésta se levantaba. No entendía
el poco entusiasmo que había puesto la pediatra al conocer la noticia de que habían
cerrado las urgencias del hospital. Parecía que le daba igual.

Siguió a la pediatra hasta la cocina.

Esther: Se puede saber qué te pasa?


Maca: (Se dio la vuelta y la miró) A mí… nada
Esther: Ya claro, cualquiera diría que te han dado una noticia horrible.
Maca: No es eso Esther… Déjalo, es que he tenido una mala noche.

Esther se acercó a ella y le sostuvo la mano.

Esther: (preocupada) Qué te pasa?


Maca: No sé la verdad.
Esther: Seguro que has pasado mal la noche por mi culpa, lo siento.
Maca: No digas tonterías Esther, cómo va a ser culpa tuya?
Esther: No sé, seguro que me moví demasiado.
Maca: Ni lo noté. No sé, será la regla.
Esther: Déjate de chorradas, la tuviste la semana pasada.
Maca: Oye, tú me controlas mucho no?

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13 de agosto .-Paz

Con ese pretexto empezaron con las bromas y el ambiente se relajó un poco…

Esther acababa de terminar aquel libro maravilloso que Maca le había regalado. Era
raro pero le había encantado. Tenía que reconocer que una vez descubierto el secreto
de Maca entendía mejor que le hubiese regalado aquel libro.
Sabía que la pediatra estaba rara, tenía que pasarle algo. Aquellas reacciones en Maca
no eran muy normales. Desde que le había dicho que era lesbiana estaba como triste y
ausente. Ni si quiera mientras estaba con Dana la notaba alegre. Eran amigas, no
entendía muy bien por qué no hablaba con ella.
Siempre había estado pendiente de ella, desde que llegó al hospital. Siempre amable,
gentil… siempre con un momento para tomar un café…
No entendía por qué ahora estaba tan distante…
Era casi la hora de comer. Maca había terminado con las labores y Esther seguía en el
sofá pensando en la forma de animar a Maca.
La enfermera se levantó y en ese momento Maca entró en el salón.
Esther: He terminado el libro.
Maca: Y?
Esther: Es precioso. Raro, pero precioso. Muchas gracias.
Maca: Me lo leí hace tiempo y me resultó curioso.
Esther: Es encantador el amor de ella por él…
Maca: Querrás decir por ella.
Esther: Eso, por ella.
Maca: A mí me conmueve más el hijo.
Esther: Ya sabes que soy un poco ñoña para esas cosas.
Maca: Ya… Oye, casi es la hora de comer.
Esther: Umm (mirando el reloj)
Maca: Dónde quieres ir?
Esther: No sé, aquí no conozco ningún sitio.
Maca: Al lado del Leberry hay un argentino.
Esther: Anda, como Héctor.
Maca: Anda tonta…
Esther: Tonta seré si, pero te hás reído y es la primera vez que lo haces en todo el viaje.
Maca: Ah si?

Entre broma y broma comenzaron a arreglarse para salir a comer. Cuando estaban en
el portal a Esther le sonó el teléfono.

Esther: Espera Maca… Sí?


Marcos: Huola
Esther: Marcos?

Maca miró con tristeza… siempre en el mejor momento joder…pensaba

Esther: Qué pasa?


Marcos: Estoy en Elche.
Esther: Cómo!!!

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13 de agosto .-Paz

Marcos: Sí, he venido a darte una sorpresa. Dime donde estáis.


Esther: Joder marcos, como se te ocurre. Podias haber avisado no?
Maca: Esther? Qué pasa?
Esthjer: (Tapándose el teléfono)Marcos está aquí.
Maca: Aquí? Aquí dónde?
Esther: En Elche.
Maca: Perdona?

Esther volvió a responder a la llamada de marcos al otro lado de la línea…

Marcos: Joder, pensé que ibas a alegrarte.


Esther: No es eso Marcos, es que podías habérmelo dicho. Además, estoy con Maca.
Marcos: Bueno y qué? Eres de su propiedad o qué?
Esther: Vale Marcos, no te pongas así.
Marcos: No joe...es que solo queria darte uma sorpresa y mira como te pones...
Esther: Lo siento...

Maca estaba advirtiendo que se estaban peleando. Se imaginaba que Marcos quería
saber dónde estaban y se lo puso fácil totalmente vencida.

Maca: Esther, dile que vamos al argentino. Que pregunte por Leberry.
Esther: Gracias Maca... Marcos, pregunta por un sitio que se llama Leberry. Vamos a
estar comiendo en un argentino que está al lado.
Marcos: Hasta ahora amor…
Esther: Chao cariño…

Ambas se dirigieron en silencio andando hacia el restaurante. No estaba lejos. Cada


una pensaba en la otra…

Se sentaron sin decirse palabra alguna. La una frente a la otra. Amabas mirándose a los
ojos y sin pronunciar nada. El camarero les tomó nota. A pesar de estar enfadadas
seguían siendo parecidas, seguían teniendo los mismos gustos.

El menú sería solomillo a la salsa de queso acompañado de guarnición de patata asada


y ensalada y provolone al orégano.
Mientras esperaban la comida tomaban pequeños sorbos del vino que había pedido
Maca, también en silencio.

Esther miraba nerviosa el reloj. Marcos estaba tardando demasiado. Tenía una
sensación extraña; por una parte quería que Marcos apareciera en ese mismo instante,
no podía soportar aquella tensión con Maca. Por otro lado tenía la necesidad
imperiosa de comenzar a hablar, de decir algo para que el rostro de la pediatra se
aflojara un poco; entendía que le había hecho daño. En cualquier caso, tampoco era
para ponerse de aquella forma. Cierto es que Marcos llegaba a incordiar un fin de
semana planeado por Maca pero tampoco era cuestión de que se lo tomara tan a la
tremenda.

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13 de agosto .-Paz

Esther pensaba que tenía que haber algo más y ése algo seguro que tenía que ver con
el estado de ánimo tan raro que tenía Maca desde que se había enterado de su
secreto.

Esther había tomado una decisión. Pasara lo que pasara, en la Nit de L´albá sabría qué
le pasaba a Maca.

Maca mantenía los ojos fijos en la copa de vino que se estaba tomando. No había sido
capaz de continuar mirando a Esther a los ojos. Todo aquello empezaba a superarla; el
hermano de Marta incordiando (estaba segura que volvería a escena), Dana que sin
lugar a dudas seguiría detrás de ella, Marcos que sin duda llegaba para liar más las
cosas… y Esther, estaba Esther…

Desde que habían llegado a Elche el viaje había sido un infierno. No habían parado de
discutir ni un segundo. Estaba resultando un desastre… Ya no sabía cómo salir de
aquella maraña de sentimientos que se le juntaban todos…

Maca había tomado una decisión. Pasara lo que pasara, en la Nit de L´albá sería sincera
con Esther…

Al llegar el provolone de entrante se miraron de nuevo. No pudieron más. Las dos no


pudieron hacer otra cosa que echarse a reir. La tensión salió en forma de carcajada
monumental. Las dos se sentían totalmente estúpidas, dos mujeres de treinta y algo
enfadadas sin saber muy bien por qué.

No podían para de reír… Maca, en un intento de calmarse, cogió el cuchillo para


repartir el provolone.

Maca: Bueno…jejeje… mitad y mitad no?


Esther: Ay… si por favor… Creo que somos un poco tontas no?
Maca: Un poco solo. Anda que ya nos vale. Lo siento Esther, de verdad.
Esther: Soy yo la que tiene que sentirlo. No debí darle tanta confianza a Marcos. No sé
en qué momento se pensó que podía venir aquí sin ni si quiera avisarme. Además, la
casa es de tu amiga…
Maca: Mira, vamos a hacer una cosa. La casa es grande, y hay dos habitaciones,
marcos y tú os quedáis en una y yo en la otra… (No lo parecía pero se estaba
rompiendo por dentro. Le estaba poniendo en bandeja a Marcos el estar sólo con
Esther. No le apetecía en absoluto compartir la casa de Marta con Marcos pero sabía
que en el fondo no tenía otra opción.)
Esther: Pero estás tonta? Nada de eso… Éste que se vaya a un hotel y si no que no
hubiera venido.
Maca: Que no Esther, de verdad. En casa de Marta hay una habitación más. Eso sí, la
cama es más pequeña que en la que duermo yo…
Esther: Je, je, je… Tú qué? Te has levantado graciosilla?
Maca: JO, ya que estamos…

La comida llegó al instante. Habían dejado de estar tensas y ahora todas las

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13 de agosto .-Paz

conversaciones que comenzaban estaban llenas de risas y complicidad, como antes de


empezar el viaje.
En el momento de comenzar el postre, Maca vio a parecer a Marcos por la puerta del
restaurante. De repente se le borró la sonrisa de la cara, pero al percatarse de que
tenía a la enfermera en frente se contuvo y volvió a sonreír diciéndole que Marcos
acababa de entrar.
El rostro de Esther se iluminó más si cabe. Marcos se acercó a ellas, y tras saludar a
Maca amistosamente, se inclinó sobre Esther y le dio un beso en los labios.

Terminaron de comer y salieron del restaurante. Se fueron a casa de Marta a dejar las
maletas de Marcos. Precisamente al llegar a la calle de la casa de Marta Maca vio a lo
lejos la sombra de un chico….

Esther: Maca, ése no es?


Maca: Puff, sí, lo que faltaba.
Esther: Pero qué coño hace Raúl aquí?
Maca: Incordiar.

Maca se adelantó dejando atrás a Esther y Marcos. Marcos le preguntaba


insistentemente a la enfermera por aquel chico…

Marcos: Es un novio de Maca? Hacen buena pareja verdad?


Esther: Marcos, déjalo en serio. Es un conocido suyo.
Marcos: Pero… no tienen nada? Estaría bien porque así seríamos dos parejitas y no
estaría de carabina no? Jejeje…
Esther: Marcos! Quieres callarte! – Esther estaba visiblemente enfadada mientras
miraba a Maca con preocupación.

Raúl: Hola Maca.


Maca: Raúl, qué quieres?
Raúl: Saludaros. Oye, quién es ese chico que está con Esther?
Maca: puff… Raúl, se me acaba la paciencia. Déjame entrar en casa anda…
Raúl: Es guapo.
Maca: Déjame un rato.
Raúl: La tiene cogida de la cintura, jeje, no me digas que es su novio?
Maca: Raúl!!! Vale ya.
Raúl: Vaya, te han levantado la novia…

Raúl seguía incordiando a Maca, Esther notó que la pediatra estaba perdiendo los
nervios y se acercó a ellos dejando a Marcos a unos metros.
Maca estaba gritándole a Raúl cuando Esther llegó a su lado.

Esther: (cogiéndole del brazo suavemente) Vamos Maca, déjale en paz.


Maca: Si es que es imbécil.
Raúl: Lo que te jode es que no te quiera a ti.
Esther: Bueno! VALE YA! VETE RAÚL!
Raúl: Bueno, vale, ya me voy… Pareces su novia joder.

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13 de agosto .-Paz

Esther: Fuera!!!

Raúl se fue dejando a Maca bastante cabreada y a Marcos sin entender nada.
Los tres subieron a casa de Marta de nuevo sin hablar. De nuevo el silencio.

Maca le mostró su dormitorio a Marcos la habitación que compartiría con Esther.

Marcos: Maca, en serio, que me puedo ir a un hotel.


Maca: No seas pesado Marcos. Hoy no encontrarías ni la peor pensión de Elche libre.
Con la Nit todo está lleno de gente.
Marcos: Bueno, vale.
Esther: (Miraba a Maca muy seria, no estaba bien) Maca, estás bien?
Maca: Sí, solo que un poco cansada. Creo que me voy a echar un rato.
Marcos: Yo también estoy agotado.
Esther: Hala, mira que bien; me vais a dejar sola en la sobremesa?
Maca: Lo siento Esther, pero esta noche quiero estar bien.
Marcos se tumbó en la cama y se quedó dormido al instante. La puerta estaba cerrada.
Maca, por su parte, se fue al dormitorio principal y se cambió. Se puso el pijama y se
recostó de lado sobre la cama.

Esther estaba sola en el salón con la tele puesta. En la mesita tenía las llaves de la casa
y, de repente, tuvo una idea.

10 minutos después intentaba abrir la puerta de la casa llena de bolsas. El teléfono no


paraba de sonar.

Esther: Uff… diga?


Dana: Hola, Esther?
Esther: Hola Dana, qué tal?
Dana: Bien, bien, y vosotras?
Esther: Bueno… bien.
Dana: Ha pasado algo?
Esther: Nada de importancia… ya te contaré.
Dana: Maca está por ahí?
Esther: Está dormida, pero puedo despertarla.
Dana: Era sólo para quedar esta noche, cenaremos todas no?
Esther: Bueno, sí claro. Ha venido mi… bueno, un amigo.
Dana: Mujer, que se venga.
Esther: A qué hora quedamos?
Dana: Pues… no sé, luego os llamo te parece?
Esther: Vale.

Esther se fue hacia el dormitorio de Marcos. Tuvo la intención de llamar pero de


repente miró hacia el dormitorio en el que dormía Maca. La puerta estaba
entreabierta. Casi sin poder evitarlo se fue hacia él y la observó dormida boca abajo. Se
acercó con cuidado, intentando no despertarla.
Se inclinó sobre ella y la observó más cerca. Maca se despejó un poco y la vio allí.

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Maca: (Entre susurros) Hola. – Se frotaba los ojos, los tenía aún cerrados.
Esther: Shhhh… Ha llamado Dana…
Maca: Ummm… Y?
Esther: Llamará luego. Oye estás bien?
Maca: Sí Esther…

Maca abría lentamente los ojos mirando a Esther. La enfermera se quedó ensimismada
por un segundo. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. No entendió lo que le estaba
ocurriendo pero algo le incitaba a aquello que estaba a punto de hacer. Se acercó un
poco más a la pediatra.

Maca la miró confusa. Estaban muy cerca y Esther tuvo un súbito impulso de besar a
Maca.
Fueron instantes pero a ambas le parecieron horas. Por un momento Esther razonó lo
que estaba a punto de hacer pero por primera vez no lo pensó. No sabía por qué pero
sus ganas vencían a su razón.

El beso fue extraño. Ninguna de las dos cerró los ojos, ninguna de las dos se creía lo
que estaba sucediendo. No se separaron, algo las obligaba a mantener aquel beso que
ya les estaba doliendo.

Apenas duró unos segundos pero esos segundos fueron intensos. Maca fue la primera
en razonar y separarse de aquel beso. Ambas se miraban confundidas. Esther se
levantó en seguida de la cama sin mediar palabra. Se alejó del dormitorio sin apartar
su vista de aquellos labios que acababa de besar. Intentó pedir disculpas por aquel
impulso infantil pero sus palabras no podían salir de su boca, sus palabras se ahogaban
antes de llegar a la voz.

Cerró la puerta.

Maca seguía medio incorporada en la cama. Ella tampoco había podido decir nada. El
beso le había pillado por sorpresa al igual que la mirada de Esther.
La pediatra sabía que no sólo había sido un impulso tonto. Ésa mirada confusa, ése
quemar de los labios, ése decir todo sin decir nada… Así se sintió ella la primera vez
que besó a una mujer, a una mujer que quería de verdad.
Quiso levantarse y salir detrás de Esther, quiso tranquilizarla y decir que no pasaba
nada, que había sido una tontería, que era sólo un beso, pero no pudo.

No pudo porque para ella no había sido sólo un beso. Maca se apartó en ese
momentito porque era consciente de que si no se apartaba en aquel segundo ya no
podría apartarse nunca de sus labios. Y sintió miedo.

Esther estaba apoyada en el quicio de la puerta de la habitación donde dormía Marcos.


Le veía dormir y pensaba en qué momento se había fijado en él. Parecía un niño así
dormido, de lado y agarrado a la almohada.
Ella también se sentía como una niña pero aferrada a algo diferente. Su espalda seguía

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13 de agosto .-Paz

allí, sujeta por aquel quicio que impedía que se cayera al suelo. Quería moverse pero
no pudo escapar de allí.
Quiso salir corriendo a la calle… tomar aire y respirar hondo y gritar…gritar y sacar a la
luz todo aquel miedo que sentía dentro de sí pero no podía.

Marcos se despertó y la vio allí, apoyada en la puerta.

Marcos: Ey, qué te pasa Esther?


Esther: Eh… nada, duérmete otro rato. Aún es temprano
Marcos: (levantándose) Creo que voy a salir.
Esther: (mirándole confundida) Salir?
Marcos: Sí cariño. He pensado en comprar las cosas para la cena.
Esther: Vamos a salir fuera a cenar.
Marcos: Creo que lo mínimo que puedo hacer es tener un detalle. Voy a preguntarle a
Maca si…
Esther: (interrumpiéndole nerviosa) NO! Déjala que lleva mucho sin dormir bien. Yo le
digo que cenamos aquí todos…
Marcos:; Bueno, voy a ver si compro algo vale? Me abres luego?
Esther: Sí claro.

Marcos se terminó de vestir y se fue dando un beso a Esther. Ésta le correspondió


efusiva. Con la misma efusividad con la que intentaba sacarse el rostro de Maca en su
anterior beso, tan breve como el de Marcos pero intenso como el mismísimo océano.

Maca salió de la habitación al oír la puerta, pensó que era Esther la que se había
marchado pero allí estaba la enfermera. Sosteniendo la puerta de la calle por la que
había salido Marcos.

Maca se paró en seco en el pasillo. Esther la miró.

Esther: No puedo Maca.


Maca: Esther… yo…

Esther se acercó a ella sin dejar de repetir la misma frase “no puedo Maca” y sin dejar
de mirarle los ojos… Se acercó tanto que notaba su corazón retumbar en su pecho.

Maca: No me hagas esto…


Esther: No… no puedo evitarlo Maca, no puedo.

Esther rozó el pelo de Maca, lo acarició suavemente como una madre que desenreda
el pelo a su hija tras la ducha. Se aproximó aún más y juntó su cuerpo contra el de la
pediatra. Maca le sostuvo el rostro y le miró los labios. Se mordió el labio inferior y
Esther sonrió.

Estaban tan cerca que el aire se retenía entre sus cuerpos. Ambos rostros sujetos por
sus manos, sus ojos perdiéndose en los ojos de la otra y la sensación de no sentir a
nadie más en el mundo.

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13 de agosto .-Paz

Casi por inercia de sus cuerpos fueron despacio hacia la habitación, sin dejar de
mirarse, sin dejar de tocarse… el contacto les quemaba pero ardía si se separaban.

Y llegó el segundo beso. Más profundo que el primero, más intenso si cabe, más
sincero, más íntimo…
Y ambas pensaron que no existía nada ni nadie más. Sólo ellas dos, sólo su sonrisa, sus
besos, sus caricias… sólo ellas. Y aquello era la felicidad.

Para Esther aquello era la felicidad que tantas veces había escuchado. No eran las
mariposas ni los calambres, no era ése príncipe azul que perseguía de pequeña, no era
ésa boda de blanco con la que soñaba junto a su madre. La felicidad era la sonrisa de
Maca, su voz, sus manos, sus besos. La felicidad era el aire que compartían, los
silencios que eran cómplices de sus miradas.

Y sintió miedo. Miedo de ser tan feliz con tan sólo mirarla.

En aquel torbellino de emociones Maca volvió a reaccionar.

Maca: Y Marcos?
Esther: Se ha ido…

Esther sostuvo con sus manos las manos de Maca y le hizo sentarse en la cama.
Maca intentó hablar pero Esther la calló con un beso.
Volvieron a mirarse y a sonreírse y ahí, en ese mismo momento dejó de existir el resto
del mundo. Esta vez de verdad.

Lo que sucedió de ahí en adelante no pudieron explicárselo en mucho tiempo por más
que lo intentaron días después.

Aquello fue algo más que amor. Aquellas miradas hablaron por sí solas, los cuerpos
actuaban sin batuta alguna que los condujera. Las caricias volaban a lugares
escondidos de esos que rozan el alma. Y las entrañas tomaron su revancha contra el
mundo y salieron a flote en forma de besos.

Esther se dejaba llevar, no podía parar. Su cabeza le decía que estaba cometiendo una
locura, Maca era mujer, no era normal. Pero ella no podía atender a aquello, sólo
podía oír a su alma que gritaba…

La caricia, el beso, la mano en su cuerpo, el ardor, la pasión, la lujuria, la locura… la


felicidad.

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FIN

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