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*¿Qué se entiende por “explicar”?

Construir un texto cuyo destinatario sea un profesor de


nivel terciario o un compañero de estudios, y otro texto cuyo destinatario sea un
estudiante de nivel secundario.

1. ¿Qué se entiende por “explicar”?

La explicación es un tipo de texto que requiere de una relación de asimetría entre


enunciador (quien posee determinado saber) y enunciatario (quien no lo tiene). Se
presenta un interrogante a partir del cual surge el texto explicativo, con la finalidad de
revertir esa relación de asimetría y producir un cambio en el estado epistémico del
enunciatario.

Al explicar, se parte de un marco referencial comprobable, que existe, a diferencia de la


argumentación, que en general se basa en un sistema de creencias y valores. La similitud
entre dichos tipos textuales –explicación y argumentación-, es que en ambos tiene mucha
importancia quién enuncia: su nombre, su trayectoria y su autoridad en el tema muchas
veces tienen más peso que lo que efectivamente dice.

Entre los tipos de textos explicativos, es posible realizar una primera clasificación: en
primer lugar, los textos científicos. Estos construyen el saber en las diferentes disciplinas, y
están destinados a un público acotado, específico, cerrado, que comprende y comparte un
lenguaje técnico y especializado. Por otro lado, están los textos pseudocientíficos, donde
es más evidente la relación de asimetría del saber que en el tipo anterior. Con el objetivo
de “hacer accesible” cierto saber, se emplea un lenguaje más cercano a los conocimientos
del enunciatario, y se hace uso de reformulaciones y ejemplos. El destinatario de este tipo
de texto es un público que, o se está iniciando en el estudio de la temática, o tiene un
interés particular que opera como móvil. Finalmente, el tercer tipo es el texto explicativo
de divulgación, que se dirige a una comunidad amplia, a través de un lenguaje sencillo y
cotidiano. Abundan los ejemplos, las analogías y las reformulaciones.
2. ¿Qué se entiende por “explicar”?

Cuando nos preguntamos por la estructura de la oración, por el funcionamiento del


cuerpo humano, o por la lógica de una operación matemática, estamos planteando un
interrogante respecto de algo que no sabemos. Los docentes de las distintas disciplinas
nos ofrecen, en estos casos, explicaciones que buscan dar respuesta a esas preguntas. Es
decir, para que la explicación tenga lugar, se necesita de la presencia de dos actores: uno
que posea el saber, y otro que no lo tenga y que lo requiera.

Un texto explicativo debe basarse en cosas reales y concretas, a diferencia de la


argumentación, que puede partir de cuestiones abstractas e ideales. La similitud que
podemos encontrar entre estos tipos textuales –argumentación y explicación- es que en
ambos tiene mucha importancia la autoridad de quien enuncia. Por ejemplo: si quien
explica es un biólogo especialista en el funcionamiento del cuerpo de determinado tipo de
animal, no tendrá el mismo peso o la misma importancia que si quien explica fuera un
estudiante que recién ingresa en la carrera.

Los textos explicativos pueden clasificarse en: 1) textos científicos: desde éstos se
construye el saber, circulan en ámbitos académicos, están dirigidos a un público que
comprende el lenguaje específico y utilizan un vocabulario impersonal y objetivo. 2) textos
pseudocientíficos: también suelen circular en ámbitos académicos, pero buscan que un
público más amplio pueda acceder a determinado saber, por lo que se utiliza un lenguaje
más sencillo, y se recurre a ejemplos aclaratorios. 3) textos de divulgación: se dirigen a la
comunidad en general, con el objeto de dar a conocer cuestiones específicas a través de
un lenguaje accesible y cotidiano.

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