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Héctor Osvaldo González casi pierde la vida rescatando a 60 personas que estaban

atrapadas en una pequeña isla del río Maule adonde habían ido a acampar en la víspera
del tsunami que devastó la costa del centro sur de Chile hace un año.

González cruzó tres veces el turbulento río a bordo de una modesta lancha en busca de
los campistas --la mayoría eran sus familiares--, que habían dormido allí la noche anterior.
En su tercer viaje, la embarcación fue lanzada por encima de la isla Cancún, y sus
ocupantes tuvieron que aferrarse a las ramas de los árboles para no ser expulsados de la
barca y arrastrados por las aguas, que crecían empujadas por olas de ocho metros de
altitud provenientes del vecino océano Pacífico.

Pocos minutos después de lanzarse a su cuarto viaje tuvo que devolverse cuando vio la
primera ola del maremoto. La isla quedó sumergida, su embarcación destrozada y perdió
los motores que tenía, uno de ellos prestado.

Su primo —con quien comparte el apodo de “Lalo” — también intentó una maniobra de
rescate pero murió ahogado por el tsunami que siguió al terremoto de 8,8 grados de
magnitud.

Esta es la historia de dos héroes en una familia: uno que intentó el rescate y falleció y ha
sido reconocido como tal nacionalmente, y otro quien logró rescatar a unas 60 personas,
sigue con vida y ha permanecido en el anonimato y su valor desconocido. Incluso sus
familiares, que sabían la verdad, no aclararon los hechos públicamente hasta ahora.

En medio del caos y la confusión que produjo el terremoto que mató a 524 personas, en
esta ciudad se hablaba de un lanchero héroe. Pero muchos confundieron a Héctor
Osvaldo "Lalo" González, de 47 años, con su primo muerto Osvaldo Alejandro "Lalo"
Gómez González, de 38.
Cuando las cámaras de televisión arribaron a Constitución a reportar el heroico rescate,
la madre del lanchero muerto no aclaró los hechos. El funeral fue cubierto por la
televisión chilena que lo llamó "tío 'Lalo', héroe de Constitución". La Armada chilena
ofició una ceremonia en su honor y hasta el club de rodeo del lugar lleva su nombre.

Cuando "Lalo" González trató de corregir la confusión, aunque hubiera sido para recibir
una compensación por la barca destrozada durante el rescate, fue ignorado.

"Tal vez porque los nombres son similares ocurrió el error y las personas que debieron
aclararlo no lo hicieron", dijo "Lalo" González encogiéndose de hombros. "Hay gente que
ha mentido en su propio beneficio. Han sido homenajeados en ceremonias. Yo no
necesito ceremonias. Pero lo que ellos hicieron es feo".

Los González, unos cuarenta en total, eran una familia muy unida que todos los veranos
acampaban en la isla Cancún. Ninguno quiso contradecir públicamente a una madre que
enfrentaba un duelo. Después de la tragedia y del malentendido sobre quién fue el
verdadero héroe, la familia se dividió, a pesar de que "Lalo" González salvó a decenas de
ellos, y algunos de ellos no se hablan.

Pero ahora, cuando se le preguntó acerca de la confusión, la propia madre de "Lalo"


Gómez y tía de "Lalo" González, Olga González, dice que quiere quitarse un peso de
encima sobre lo que se ha vuelto una terrible carga para ella. Reconoció que su sobrino
—y no su hijo— fue quien la salvó a ella y a todos los demás y que debió haber corregido
el error hace un año.

"Mi sobrino tuvo el coraje de volver a la isla, porque ya el río venía grande, pasamos para
acá con mucha dificultad, con el bote casi lleno de agua", dijo Olga González, 59 años,
con suavidad y en medio la oscuridad de su comedor. Olga se salvó en el tercero y más
peligroso de los viajes.
"A mi hijo lo premiaron por ser un héroe, por haber salvado vidas", dijo González con el
rostro abatido. "El no salvó vidas, porque si lo hubiera hecho, se habría salvado él. El no
alcanzó, él intentó. Los marinos dijeron que era un héroe".

Ella dice que le dijo la verdad al capitán de puerto de Constitución poco antes del
homenaje pero que él la persuadió de no cambiar la historia. "Yo conversé con el Capitán
de Puerto y le dije que el niño ("Lalo" Gómez) no había salvado vidas".

El capitán de puerto no estaba disponible cuando la AP llamó a preguntar acerca de la


confusión.
Un marino de la Capitanía de Puerto de Constitución, el cabo Vargas, dijo
telefónicamente a la AP que antes de premiar a Gómez, "se recurrió a la misma gente
que había salvado, y esas personas dijeron que era él ("Lalo" Gómez)". El marino, quien
dio solo su apellido, rehusó entregar más detalles y añadió que había que pedir una
reunión con el Capitán de Puerto.
Hilda González, 64 años, hermana de Olga, también corroboró a la AP que de sus dos
sobrinos, el héroe es "Lalo" González. "Yo le decía (a mi hermana) que la oportunidad
para haber aclarado esto fue cuando (la Capitanía de Puerto)... le hizo el reconocimiento
al niño ("Lalo" Gómez)... ahí fue cuando quedó la grande (el malentendido), vino la
televisión y ella no aclaró", dijo Hilda González, que fue rescatada por "Lalo" González en
un segundo viaje.

La madre de "Lalo" Gómez dice que "no puedo explicar qué pasó", para que el arriesgado
y masivo rescate fuera atribuido a su hijo y no a su sobrino. Aún ahora, no le ha pedido
disculpas a su sobrino. Su hermana se ha ofrecido a acompañarla si lo hace. "Ya
veremos", dice débilmente.

"Ahí hay un error, que aparte de ser un error por parte de las autoridades, ha formado
algunos conflictos internos en la familia, porque mi tío que murió se ha llevado todos los
galardones de héroe, siendo que él murió en el intento de rescatar personas", dijo a la AP
el estudiante de periodismo Cristopher Espinoza, ahijado de "Lalo" González y sobrino de
"Lalo" Gómez.

Cuando sobrevino el terremoto, a las 03.34 horas del 27 de febrero, "Lalo" González
corrió a su embarcación llamada "El Abuelita Humilde". Subió a unos 20 familiares y los
cruzó desde la isla hasta la orilla de la costanera. Demoró unos 10 minutos.

"Después hice un segundo viaje, (volví) lleno igual, por lo menos otras 20 personas más",
dijo González.

En el tercer viaje, "quedé montado arriba de la isla, lejos del agua, y ahí subió gente (de
varias ciudades)... El bote se ladeó, quedó lleno de agua", dijo. "Tuvimos que luchar,
aferrarnos de las ramas, porque el motor que tenía yo batía pura agua donde se enredó
con basura. Había árboles y le gritaba a la gente que se tomara para que nos
mantuviéramos ahí mientras pasaba eso".

La fuerza de la corriente los desplazó unos 100 metros, al otro lado de la isla. González la
rodeó para dejar a otra veintena de personas en la orilla. "Iban casas para arriba, se veía
la balsa, cualquier cantidad de cosas".

Cuando se lanzó a su cuarto viaje y "por cosas del destino", como él dice, su hermano
Alejandro le gritó: "devuélvete (...) mira para abajo lo que viene allá".

González ya llevaba quince metros río adentro.

"Miré y venía un manto negro, ésa era la primera ola, como de ocho metros, me devolví,
alcancé a arrancar", dijo.
Carlos Espinoza, el bombero
símbolo del incendio de Playa
Ancha: “No me importa que me
digan héroe”
Matías Burgos 05 Enero, 2017 Tags: Bombero, incendio, valparaíso

A pocas horas de haberse iniciado el voraz incendio del 2 de enero en Valparaíso, el bombero Juan Carlos
Espinoza (21) se transformó en un ícono de lucha en medio de la tragedia que arrasó con más de cien
viviendas. Mientras apagaba las llamas de una casa, el joven voluntario vio como a escasos metros el fuego
consumía por completo el hogar que compartía con su familia. Aquí habla de su difícil decisión, de la falta
de conciencia de la gente y de los pocos recursos que hay para combatir los incendios que afectan
constantemente a su ciudad. Y pese a estar agradecido por los 2 millones que le regaló Farkas, asegura que
algunos vecinos lo han insultado. “Muchos me tratan como si me estuviese aprovechando de la situación”.

“He vivido en Valparaíso toda mi vida. Me encanta el mar, de hecho nado desde que
tenía 5 años y desde los 16 que soy salvavidas en las temporadas de verano. El resto
de los meses me dedico a la animación de eventos de todo tipo: matrimonios,
cumpleaños, aniversarios y más. Pero lo que más me gusta es ayudar a la gente, por
eso soy voluntario desde hace un año en la 16° Compañía de Bomberos de Valparaíso.
Tenía amigos que estaban metidos, hablando con ellos me motivé con el voluntariado
y una vez adentro me gustó mucho.

Recuerdo desde chico los constantes incendios en Valpo. Para el incendio del 2014
se quemó la casa de mi prima y no pudo rescatar nada, pero afortunadamente a
estas alturas ya se recuperó. Esta vez me tocó a mí.

Cuando caché el llamado para esta emergencia yo estaba trabajando como


salvavidas en la playa Portales. Era un cuarto para las tres de la tarde y estaba
totalmente llena. Desde mi puesto se veía mucho humo en los cerros y tenía ganas
de ir, pero no pude retirarme hasta las cuatro y media. De ahí me fui directo al
cuartel.

Justo me tocó estar en mi calle ayudando a apagar el fuego de una casa, cuando a
50 metros pude ver que se estaba quemando la mía. En ese momento, mi instinto fue
ir a ayudar a mi familia, pero si dejaba de combatir el fuego donde estaba trabajando
se hubiesen prendido dos casas más. Era una u otra, tuve que decidir y opté por ser
un profesional continuando mi labor.

Mi casa estaba en el sector de Puertas Negras, en Playa Ancha, y ahí viví toda mi
vida hasta ahora. Mi papá es panadero y la construyó hace 30 años con mucho
esfuerzo. En ella vivíamos mis papás, mis dos hermanos, mi cuñado y yo. No hubo
oportunidad de sacar ni salvar nada. Por suerte mi familia alcanzó a salir junto con
mis perros. Ahora están alojando en la casa de mis tíos, mucho más tranquilos.
Tienen muchas ganas de salir adelante y dejar atrás lo que pasó.

Creo que los bomberos trabajamos muy bien, de forma rápida y eficiente tomando en
cuenta los recursos que tenemos, que son muy escasos. Siempre se va a necesitar
más financiamiento para la institución: faltan carros bomba, uniformes, equipos y
personal. El gobierno y la Onemi tienen que saldar la deuda de 13 millones de pesos
que tienen con la institución en Valparaíso, porque al final somos nosotros los que
pagamos. Muchos gastos salen de nuestros bolsillos.
Bomberos hace colectas y campañas para recaudar fondos, pero no es suficiente. En
el país se gasta mucho en otras cosas como armamento militar, pero no hay dinero
para comprar aviones aljibes ni otros equipos, lo que sería bueno para todos. De esto
se habla mucho en la institución, pero es muy difícil que lo haga el gobierno. Si con
suerte nos regalan un carro, es imposible pensar en un avión. Para esta emergencia
también faltaron recursos de parte del municipio, actuaron muy lento.

Aquí en Chile lamentablemente no se puede vivir de ser bombero. Pero no creo que
sería bueno recibir un sueldo, sería peor ya que la gente se metería para ganar plata
con esto. En cambio, cuando una persona se inscribe como voluntario lo hace por
real vocación de servicio. Esto funciona como buen filtro.

Hay que educar a la gente para que se preocupe más de sus viviendas, de resguardar
su metro cuadrado. Por todos lados hay basura, creo que eso es una negligencia de
las personas que no saben mantener una ciudad limpia. Aquí falta demasiada cultura
y educación en higiene. Como bomberos intentamos concientizar haciendo
campañas para cuidar las zonas de posibles incendios, pero no entienden. Buscan lo
más fácil y ensucian nomás, sin pensar.

Creo que la donación de dos millones de pesos que nos hizo Leonardo Farkas será
muy buena para mí y mi familia, así podremos parar la casa nueva. Pensamos
construir en el mismo lugar y en no más de un mes. Aunque para nosotros fue una
buena noticia, causó mucha polémica entre la gente y me han dicho de todo, cosas
para nada agradables. Muchos me tratan como si me estuviese aprovechando de la
situación.

Me gustaría que la gente aprenda de este tipo de tragedias. Que fuera mejor vista la
existencia de una institución como bomberos, que se hiciesen más cosas para
ayudarla. A veces pasa que uno va a apagar incendios a ciertos sectores y los
mismos pobladores te agreden. No se dan cuenta que uno va a ayudar, que no
recibimos pago por esto y que hay familias detrás que son difíciles de sostener.
He visto a mis vecinos muy afectados, agotados de que esto pase todos los años. Yo
no he podido descansar nada: desde que empezó el incendio estuve días sin dormir.
Pienso seguir luchando y trabajando por la gente. Y realmente no me importa que me
digan héroe”.

https://www.theclinic.cl/2017/01/05/juan-carlos-espinoza-el-bombero-simbolo-del-incendio-de-playa-ancha-no-me-
importa-que-me-digan-heroe/

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