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NARRATIVAS ARQUEOLÓGICAS
PÚBLICAS E IDENTIDADES INDÍGENAS EN CATAMARCA.
Marcos Quesada*
Enrique Moreno **
Marcos Gastaldi***
Resumen: Nos interesa explorar aquí el rol que juegan las narrativas arqueo-
lógicas en la conformación del imaginario de lo indígena y su historia en la
provincia de Catamarca, Argentina. Por medio de un análisis espacial y discursivo
de la exhibición del “Museo Arqueológico Adán Quiroga”, sostendremos que
estas narrativas relegan lo indígena al pasado prehispánico, al tiempo que
afirman su desaparición durante los primeros tiempos de la colonia. Estas nar-
rativas no sólo podrían erosionar las posibilidades de autoafirmación identitaria
por parte de los mismos indígenas, sino que crean dudas en cuanto a la legitimidad
de tales identidades y los derechos que le asisten.
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arqueológico Adán Quiroga, sostendremos que blicos, los arqueólogos nunca nos caracteri-
estas narrativas relegan lo indígena al pasado zamos por nuestro afán de difundir los re-
prehispánico, al tiempo que afirman su sultados de las investigaciones fuera de los
desaparición durante los primeros tiempos de ámbitos académicos. Es en los museos don-
la colonia. Estas narrativas no sólo podrían de el público puede penetrar en los misterio-
erosionar, al menos en alguna medida, las sos saberes que, de otro modo, quedan con-
posibilidades de autoafirmación identitaria por finados en el hermetismo de nuestro campo
parte de los mismos indígenas, sino que crean disciplinar. De los museos arqueológicos de
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A continuación, nos adentramos al período Así se arriba al fondo del salón. Allí la
temprano indicado por su respectivo cartel. Lo atención del visitante es capturada, primero,
característico aquí son las cerámicas de los por unas vitrinas que contienen ceramios con
estilos correspondientes a las llamadas cultu- forma de animalitos de culturas del período
ras Ciénaga, Condorhuasi y Candelaria, que, temprano e inmediatamente a continuación,
si bien separadas en las vitrinas, aparecen, se ya regresando a la entrada, por tres vitrinas
sabe, mezcladas en los sitios arqueológicos.3 adyacentes que contienen el cuerpo disecado
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Fig. 6. Vista de la vitrina con material precerámico, sobre ella, el cartel indicador del período.
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de un adulto la primera, de un niño la segun- Yokavil, discos y otros objetos de metal, etc.)
da y finalmente, un esqueleto de adulto la e Inka (cerámica inka). Finalmente, ya en el
tercera (Fig. 8). Nos encontramos en el cen- fondo del salón, una vitrina contiene unos
tro el salón. La circulación es luego dirigida pocos ejemplares de vasijas conocidas como
por la posición de una serie de paneles con Caspinchango, que corresponden a la
fotografías de arte rupestre y vitrinas que cerámica indígena característica de los
albergan piezas reunidas por categoría fun- primeros siglos de la conquista española (Fig.
cional (morteros y fuentes) o materia prima 10). Aquí, en el período Hispano-indígena,
(objetos de piedra) (Fig. 9) y otra que contiene se completa el recorrido de la muestra ar-
numerosos cráneos. El ordenamiento crono- queológica.
lógico que fuera reemplazado en la hilera Cada uno de los períodos (Precerámico,
central de vitrinas, la que nos trajo nuevamente Temprano, Medio, Tardío, Inka e Hispano-
a la entrada pero ahora del otro lado del indígena) está señalado con el correspondiente
escritorio, por exhibiciones temáticas, es re- cartel que no sólo indica el lugar de la historia
tomado en adelante, con rigurosidad. El ex- en que uno se encuentra, sino que, por estar
tremo de la tercera hilera de vitrinas más escritos de un sólo lado, señalan la forma
próximo al visitante comienza con una correcta en que la historia debe ser recorri-
exhibición de objetos de la cultura de La Agua- da y aprehendida reforzando textualmente
da, que representa al período Medio. Luego, la coreografía que el ordenamiento de las
dirigiéndonos nuevamente al fondo del salón, vitrinas impone materialmente. El recorrido
circulamos entre objetos de los períodos histórico que acabamos de sintetizar, quizá
Tardío o de Desarrollos Regionales (cerámicas en exceso, da cuenta de una historia
conocidas como Santa María, Sanagasta, prehispánica continua. La adyacencia de las
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Fig. 9. Ejemplo de materiales de piedra de diferentes períodos juntos en una misma vitrina.
Fig. 10. Vasijas del período hispano-indígena (colonial) exhibidas en la sala de arqueología.
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Fig. 11. Vista del acceso a la sala colonial desde la sala de arqueología.
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también reciente o incluso los trajes de la enseñanza impartida por sus maestros; en
comparsa “Indios Diaguitas y Calchaquíes” de segundo lugar, porque el relato cuenta con
Mutquín donados hace sólo un par de años el aval del museo como institución (Alvarado
por quienes los confeccionaron (Fig. 14). Nada et al. 2003, Funari 2001, Endere y Curtoni
en la sala colonial representa a los indíge- 2003, Podgorny 1999), pero lo más impor-
nas.4 Se trata, en cambio de objetos que tante quizás, sea el hecho de que se trata de
remiten más a una idea de lo “criollo” (los un relato que no está enunciado. De hecho,
mates, las espuelas, los moldes de velas) y no es aprehendido como una forma discursiva,
a la administración estatal (los objetos mili- sino que lo es por medio de la experiencia
tares, la máquina de escribir “planillera”, corporal que resulta del transitar entre los
etc.). Como un acto de prestidigitación, la objetos. Este transcurrir por pasillos y salas
ubicación espacial de los objetos asimiló lo que delimitan espacio-temporalmente la for-
indígena a lo arqueológico, lo relegó al ma en que debe ser reconocida y narrada la
pasado remoto al tiempo que lo excluyó de historia de Catamarca, no sólo demarca una
la historia reciente y del presente. Como una forma de aprender la narrativa, sino también
burla del destino, en la sala colonial pode- de vivirla, y de esta manera, queda impresa
mos ver el sable del Teniente Coronel en los cuerpos de aquellos que experimentan
Maldones al tiempo que permanecen invisibles la visita. Esto que es aprendido por el cuerpo
los indios que fueron muertos por éste en “...no es algo que se posee, como un saber
las genocidas conquistas del desierto y del que uno puede mantener delante de sí, sino
Chaco donde participó y alcanzó su grado algo que se es. [En este sentido, este saber
militar. La exhibición del Museo Adán Quiroga nunca está] separado del cuerpo que lo por-
es, entonces el alegato de la extinción de los ta, sólo puede ser restituido [hecho discur-
pueblos indígenas. so] al precio de una especie de gimnasia
El público que visita el Museo Adán destinada a evocarlo...” (Bourdieu 1991: 124-
Quiroga marca picos de hasta 2000 visitan- 125). Cuando sucede esto, las posibilidades
tes en el mes de julio. Sin embargo, lo rele- de objetivación de estos saberes y por
vante es que la mayoría de ellos son alumnos consiguiente su sometimiento a crítica, entra
de los niveles EGB y Polimodal que asisten ya en conflicto no sólo, como ya menciona-
bajo la tutela de los docentes de historia y mos, con la enseñanza formal discursiva de
ciencias sociales. Por lo tanto, una gran par- la escuela y la legitimidad institucional del
te de los jóvenes de la ciudad de Catamarca museo, sino que también encuentra una
recorrieron alguna vez su exhibición y por lo resistencia que proviene del cuerpo mismo
tanto aprehendieron su narrativa. del individuo, de esa memoria corporal
Creemos que son importantes las aprehendida durante la visita al museo. De
dificultades que podrían tener los estudiantes, esta manera el museo re-estructura el
y en general todo visitante, para articular una pasado, definiendo la manera en la que se
crítica al discurso histórico del museo. En cuenta la historia a través de la presentación
primer lugar, porque la visita es parte de la de los objetos. Es decir que estos objetos
son colocados en el museo de una manera
tal que constituyen un sistema estético que
crea y fija los significados (Shanks y Tilley
(4) Esto no implica que los objetos del período repu- 1987).
blicano que se hallan en las vitrinas no fueran utiliza- Las narrativas arqueológicas que se
dos por indígenas, sin embargo, la selección y constituyen en discursos públicos acerca de
disposición de los objetos expuestos en la sala colo-
nial, mas que remitirnos a los distintos usos de estos
lo indígena y su historia dejan un mensaje
objetos por diferentes sujetos sociales entre ellos los claro: los indígenas, cuya existencia es
indígenas, se vinculan a mostrar el proceso de científicamente contrastable en el pasado, no
consolidación del estado nación argentino. han llegado al presente. Se entiende,
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entonces, por qué para muchos los indíge- estigmatizaciones sobre el indio, el sino del
nas están de más en el futuro. Esta narrativa “indio trucho”.5
en el contexto histórico-político particular en No pretendemos en este trabajo haber
que vivimos, donde la presión sobre las descubierto “el mensaje oculto” del Museo
tierras de comunidad se ha incrementado, Adán Quiroga pues no existe tal cosa. En su
produce que las posibilidades de condensación sugerente teoría de la desnudez arqueológi-
o sutura de una identidad indígena queden ca Gnecco advirtió sobre la futilidad de in-
estrechamente limitadas. Esta limitación es tentar semejante tarea. Indicó que “todas las
doble: por un lado, la enseñanza formal de relaciones están en la superficie y que no es
la escuela, tanto en los centros urbanos como posible develarlas, puesto que nunca han
en las mismas comunidades campesinas, estado ocultas, sino solamente describirlas”
narra una historia de aniquilación de lo indí- (Gnecco 2003:7). El desafío, entonces, con-
gena, reafirmada frecuentemente por los siste en cambiar la mirada de modo que re-
textos arqueológicos, mientras que, por otro sulte visible aquello que nunca hemos mira-
lado, esta narrativa es materializada y así do y que, sin embargo, siempre fue eviden-
fijada en los museos a manera de monumen- te. Nos preguntamos de un modo más con-
tos de una memoria ‘inmemorial’. Esta doble creto ¿cómo poner en crisis el mensaje del
limitación promueve el no auto-reconocimiento
y en aquellos casos en los que éste se
produce, promueve la deslegitimación del (5) Suele usarse el término “trucho” para designar
mismo por parte de los otros no indíge- algo que es falso, pero que tiene pretensiones de
nas, apareciendo en el repertorio de pasar por auténtico.
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museo? Lo primero que se le viene a uno a que allí deberían participar distintos actores
la cabeza es la necesidad de modificar la sociales, pero en especial las comunidades
disposición de la muestra de manera que indígenas cuya historia es narrada por el
ese corte tajante en la narrativa histórica Museo pero que nunca son, sin embargo, el
resulte, al menos, atenuado. Sin embargo, sujeto que las enuncia.
implicaría considerar que se trata de un Aunque en Catamarca son aún tenues,
“error” en el relato. Esto, a su vez, hay evidencias de que esta situación se está
significaría que existe un relato correcto de revirtiendo. En los últimos años otras voces
la historia uno que, subsanados los errores, han comenzado a disputarle a la arqueología
resulta verdadero. Por ese camino, sin em- y a la historia el lugar privilegiado de
bargo, sólo terminaríamos consagrando una enunciación de discursos históricos del cual
nueva narrativa hegemónica con sus propios gozaron durante mucho tiempo (Funari
cortes, omisiones y negaciones cuando, en 2001, Gnecco 1999, Segobye 2006a y b).
realidad, lo que deberíamos hacer es mos- Las comunidades indígenas haciendo frente
trar al público que visita el Museo la al prolongado despojo al que fueron
multiplicidad de interpretaciones posibles sometidas, se niegan a desaparecer. En este
acerca de la historia. El contraste de los punto los arqueólogos no podemos evitar
relatos no sólo pondría en foco la situacionalidad tomar posición. La encrucijada define dos
de cada unos de ellos, sino también caminos posibles: continuar relatando la
habilitaría la reflexión sobre su sentido po- extinción de los pueblos originarios, cuyas
lítico. Esto, claro, implica la creación de voces resuenan cada vez más fuerte, o
nuevas formas de exhibición que permitan comenzar a desandar la senda de aquella
experimentar distintas narrativas y sin duda ruptura metafísica.
Abstract: We are interested here in exploring the role that plays the
archaeological narratives in the construction or the image of indigenous
people and their history in the province of Catamarca, Argentine. By a
spatial and discursive analysis of the exhibition of the “Museo Arqueológi-
co Adán Quiroga”, we will sustain that this narratives relegates the
indigenous to the pre-Spanish past, at the time that affirm their extinction
during the first moments of the colony. This narratives could not only
damage the possibilities of self identity affirmation by the indigenous people,
but their create doubts in the legitimacy of those identities and the wrights
that assist them.
Bibliografía
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