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LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS: REALIDAD SOCIOECONÓMICA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

RESUMEN

Para hablar de la realidad socioeconómica de América Latina y el Caribe se han


considerado siete puntos que orientan a manera de “signos de los tiempos”. En primer lugar se
considera la globalización puesto que es un hecho innegable. Está presente en todo y algo frente a
lo que hay que reaccionar.
1. Siglo XX, cambalache, problemático y febril.
La entrada al nuevo siglo nos muestra un mundo de desigualdades en diversas áreas,
degradación del entorno natural, excusión. Un poco parecida a la realidad descrita en el tango
Cambalache. La inequidad ya no es una mera distorsión del sistema. Es una de las razones por las
que sigue vigente. La realidad es compleja, además se manipula. Por otra parte es difícil hablar de
América Latina o del Caribe. Ni siquiera al interior de los países hay realidades homogéneas. Las
soluciones planteadas surgen de modelos, pero estos no se basan en la realidad y se cree que es
con ella que se está trabajando. Si bien los modelos complejos pueden acercarse a las soluciones
reales, pero finalmente lo que sucede es que se confunde el modelo con la realidad y cuando el
modelo fracasa se alega que es la realidad que hay que cambiar lo que ha fracasado. Esto se ve
una y otra vez en nuestra región.
2. Latinoamérica en un momento de mutaciones.
Se puede hablar de una etapa de cambios, pero más que eso es una etapa de crisis y más
aún una etapa de mutaciones. La superación de la década perdida de los 80, de lo que se habló en
los 90 con la estabilización macroeconómica que trajo inversión extranjera; ha comenzado a
terminar de manera abrupta y preocupante. Pese a algunas diferencias entre países y que algunos
se ven como libres de los efectos de estas crisis, pareciera que es inevitable que afecte a todos.
Estamos en un momento que augura una nueva crisis y más que eso, transformaciones
estructurales profundas, en la medida que los actores sociales logren articularse al momento y
proponer alternativas concretas. Es que ante las recesiones económicas surge una peste mucho
más grave que el sida, es la peste del “no hay alternativas” y a pesar de que se ha intentado
muchas veces con el neoliberalismo se sigue intentando lo mismo al notar un leve repunte. En vez
de aprovechar para transformaciones profundas se sigue apostando por el mismo manejo
económico. También es interesante que se mantengan las mismas tendencias de dependencia
incluso con nuevos elementos más preocupantes y angustiosos. La especulación dentro de
América Latina es preocupante junto con la dependencia, por ejemplo con los productos puestos
en la economía norteamericana en comparación a lo que se recibe de ella. De esta forma, en caso
de recesión nos vemos enormemente afectados. Por último la “fondomonatarización” es otra de
las características de la América Latina de hoy. No se ha encontrado respuestas coherentes y
efectivas a las recetas del FMI.
3. Consumismo: el enemigo interno
Existe aún otra relación de dependencia con los países desarrollados y se relaciona
directamente con el consumismo. Se trata de cómo se ha instaurado, en los sectores más pobres
y marginados, la idea no sólo de repetir los patrones de consumo de estos países. Esto es perverso
ya que no es posible lograrlo, porque no tienen las tarjetas de crédito para hacerlo y porque ese
modo de vida es irrepetible a nivel mundial en términos mediambientales, sociales, económicos y
políticos. El estilo de vida de los países ricos, repetido a veces por nuestras elites coloca a toda la
civilización en un camino sin salida. Se trata de un comportamiento basado en el tener más que en
el ser o el hacer más. Esto también es una forma de dependencia y es un problema crucial al que
hay que encontrar respuestas. Este problema se refleja en la brecha tecnológica creciente que nos
separa.
4. Tecnología, Pobreza, Migración
En la actualidad se han logrado los mayores avances tecnológicos de la historia y la mayor
cantidad de acumulación de bienes de la historia. En las comunicaciones, la ciencia médica, la
informática, etc. Se pueden resolver todo tipo de problemas que antes parecían sin solución, pero
la pobreza y la inequidad están aún por resolverse. El mundo vive una situación de dislocación
creciente de relaciones humanas y ambientales. En términos materiales la humanidad ha
“aumentado los panes”; hay cantidad de bienes crecientes, pero a la hora de la distribución se
produce una división. Hay quienes se llevan casi todo y el resto se queda al margen de la
distribución. En América Latina del 2001 al 2002 la pobreza creció en 7 millones de personas y de
ese año al 2003 en 15 millones. De los 241 millones de pobres que, según la CEPAL hay en América
Latina alrededor de 93 millones son indigentes, o sea cuentan con un dólar o menos de ingreso al
día. También hay una gran cantidad de excluidos. Ya no pueden integrarse al mundo moderno.
Por otra parte están los flujos de personas hacia los países del norte, en busca de alcanzar
el modo de vida de estos países. La migración, es uno de los signos de los tiempos, se da a nivel
global. Se han incorporado muchos valores globales, pero la liberalización no es para las personas,
sino para las cosas, sobre todo el dinero. La libertad que busca el liberalismo, finalmente genera
individualismo. Este individualismo impide que quienes están en bajas condiciones de vida se unan
en busca de una solución colectiva. Por eso aparte de la pobreza y la exclusión está la
concentración de la riqueza en muy pocas manos. En algunos casos una persona gana más que lo
que produce un país completo.
5. Deuda externa, deuda eterna
Algunos países han resuelto no pagar. Otros pretenden dejar de hacerlo. Otros lo han
resuelto a medias. Pero es un hecho que ante la salida de dinero desde América Latina como
devolución de esta deuda, no ha habido una unificación de los países para tener una posición
común frente a los acreedores. Hasta el momento la deuda alcanza unos 725.000 millones de
dólares y parece ir aumentando, como aumentan otros indicadores fruto de esta misma deuda.
Estos son: deuda versus exportación, deuda versus PIB, servicio de deuda versus presupuesto del
Estado. Países que tienen que sacrificarse en el altar del FMI, sacrificando sus economías para
atender estos pagos. Si no se considera el pago de la deuda nuestros países tienen superávit fiscal
de 2 %a 3% del PIB en Brasil y Argentina respectivamente. Esto refleja que se realizan enormes
ajustes con tal de pagar. Pero uno de los graves problemas es también el que el crecimiento de
muchos países se da más hacia afuera que hacia dentro. Es decir que se presentan cifras de
aceleración del comercio exterior, esto no se refleja al interior, por ejemplo, en el aumento del
empleo. Hay un divorcio entre crecimiento económico y resolución de problemas sociales.
6. Comercio Internacional, Globalización y Soberanía de los Pueblos
El crecimiento de nuestros países se ha dado en alguna medida de manera exitosa, pero
todavía posee elementos que lo detienen o le impiden avanzar de mejor forma. Es el hecho de que
seamos aún países que exportan materias primas con poco valor agregado. Seguimos siendo
“países producto”, no “países inteligencia”. Tampoco se ha producido una integración regional que
facilite el progreso en esta área.
Por otro lado la globalización no es más que la fase de mundialización del sistema
capitalista y el mercado es administrado. No existe tal cosa como el “libre mercado”. En América
Latina hay crecientes restricciones proteccionistas impuestas por el primer mundo. Luego se
entrega una ínfima cantidad en relación con lo recaudado por estas restricciones a estos países y
se considera “ayuda al desarrollo”.
7. Ciudadanía y Construcción del Poder
A modo de conclusión dos cosas: lo primero tiene que ver con un deterioro de la imagen
de quienes pertenecen a la clase política. Entonces se crean movimientos de resistencia que
buscan llegar al gobierno. Pero ser gobierno no es garantía de estar en el poder y algunos todavía
insisten en asaltar el poder, cuando la tarea debería ser construir el poder. No esperar que las
soluciones se las presenten sino construirlas desde las bases. Luego los intelectuales deberían
tratar de entender cómo la gente da solución a los grandes problemas que vive día a día. Dentro
de esto cabe mencionar que “otra América Latina es posible”, pero más allá del discurso, debe ir a
la práctica; pasar de la protesta a la propuesta. Ya no basta con atender los heridos, como el buen
samaritano. Se hace necesaria una disputa del poder para impedir que haya más heridos en el
camino.
Lo segundo tiene que ver con que lo anterior nos lleva a rescatar la memoria histórica. No
avergonzarse de las raíces ni del mestizaje. Presentar una resistencia desde lo local, sin perder de
vista las respuestas globales porque hay que tener presente que lo que hay que construir es un
mundo donde quepan muchos mundos. Hay que dar paso a una sociedad pensada desde la lógica
de los derechos humanos ya sean las políticas económicas, sociales, educativas; los organismos
como el FMI que ya no debe ser pensado desde el capital, ya que está generando mayor seguridad
para este que para el ser humano. En este contexto el camino a construir debe ser visto desde la
democracia.

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