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Respuesta: Usualmente, cuando se hace esta pregunta, la persona que la hace, cataloga la
pregunta como “fuera de lo que dice la Biblia”. No aceptamos la idea de que la Biblia no
puede ser considerada como una fuente de evidencia sobre la existencia de Jesús. El Nuevo
Testamento contiene cientos de referencias de Jesucristo. Hay quienes fechan la escritura
de los Evangelios en el siglo II d.C., esto es, más de 100 años después de la muerte de
Jesucristo. Aún si este fuera el caso (el cual rechazamos firmemente), en términos de
evidencias antiguas, los escritos hechos menos de 200 años después de que los eventos
ocurrieran, son considerados como evidencias muy confiables. Más aún, la gran mayoría de
los estudiosos (cristianos y no cristianos) aceptarán que las Epístolas de Pablo (al menos
algunas de ellas) fueron de hecho escritas por Pablo en la mitad del primer siglo d.C.,
menos de 40 años después de la muerte de Jesús. En términos de evidencias de manuscritos
antiguos, esta es una prueba extraordinariamente fuerte de la existencia de un hombre
llamado Jesús en Israel a principios del primer siglo d.C.
El historiador romano Tácito del primer siglo, quien es considerado uno de los más precisos
historiadores del mundo antiguo, mencionó a los supersticiosos “Cristianos” (“de Christus”
lo cual es Cristo en latín), quienes sufrieron bajo Poncio Pilato durante el reinado de
Tiberio. Suetonio, secretario en jefe del emperador Adriano, escribió que había un hombre
llamado Chrestus (o Cristo) que vivió durante el primer siglo (Anales15.44).
Flavio Josefo es el más famoso historiador judío. En sus Antigüedades se refiere a Santiago
como, “el hermano de Jesús, a quien llamaban el Cristo”. Hay un verso controversial (18:3)
que dice, “En aquel tiempo había un hombre sabio, Jesús, si es que es lícito llamarlo un
hombre. Porque era un hacedor de maravillas.... Él era[el] Cristo... se les apareció vivo de
nuevo al tercer día, como los profetas divinos habían predicho estas y otras diez mil cosas
maravillosas acerca de él". Una versión dice: "En aquel tiempo había un sabio llamado
Jesús. Su conducta era buena y era conocido por ser virtuoso. Y muchas personas de entre
los judíos y de las otras naciones se convirtieron en sus discípulos. Pilato lo condenó a ser
crucificado y a morir. Pero los que se hicieron sus discípulos no abandonaron su discipulado.
Informaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión, y que estaba
vivo; por lo tanto, tal vez era el Mesías, del cual los profetas han relatado maravillas".
Julio Africano en su obra cita al historiador Talus en una discusión acerca de las tinieblas
que siguieron a la crucifixión de Cristo (Escritos Existentes, 18)
Plinio el Menor, en Cartas 10:96, registró las prácticas de adoración del cristianismo
primitivo, incluyendo el hecho de que los cristianos adoraban a Jesús como Dios y eran muy
éticos, e incluye una referencia a las festividades y la Cena del Señor.
Luciano de Samosata, fue un filósofo y escritor griego del segundo siglo, quien admite que
Jesús fue adorado por cristianos, introduciendo nuevas enseñanzas y que fue crucificado
por ellos. Él dijo que las enseñanzas de Jesús incluían la hermandad entre los creyentes, la
importancia de la conversión y la importancia de negar a otros dioses. Los cristianos vivían
de acuerdo a las leyes de Jesús, creyéndose a sí mismos inmortales y se caracterizaban por
despreciar la muerte, la abnegación voluntaria y la renuncia a los bienes materiales.
Mara Bar-Serapión confirma que Jesús demostró ser un hombre sabio y virtuoso, que fue
considerado por muchos como el rey de Israel, fue llevado a la muerte por los judíos y
siguió viviendo en las enseñanzas de sus seguidores.
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Tenemos además todos los escritos gnósticos (El evangelio de la verdad, El apócrifo de
Juan, El evangelio de Tomás, el Tratado de la Resurrección, etc.) - todos ellos mencionan a
Jesús.