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LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

CONSECUENCIAS

Las onerosas compensaciones impuestas


después de la Primera Guerra Mundial, junto
con un período inflacionario general en Europa
en la década de 1920 -- otro resultado directo
de una guerra catastrófica en términos
materiales -- provocó una espiral
hiperinflacionaria del Reichsmark alemán en
1923. Este período hiperinflacionario
combinado con los efectos de la Gran
Depresión (que comenzó en 1929)
verdaderamente socavó la estabilidad de la
economía alemana, liquidó los ahorros
personales de la clase media y estimuló el
desempleo masivo.

Semejante caos económico influyó de manera


decisiva en el aumento del descontento social
y desestabilizó a la frágil República de Weimar.
Los esfuerzos de las potencias europeas
occidentales por marginar a Alemania
debilitaron y aislaron a sus líderes
democráticos y acentuaron la necesidad de
devolverle el prestigio a Alemania a través de
la remilitarización y la expansión.

La agitación social y económica que siguió a la


Primera Guerra Mundial desestabilizó
fuertemente a la incipiente democracia y dio
lugar al surgimiento de muchos partidos de
extrema derecha en la Alemania de Weimar. En
relación con las duras disposiciones del
Tratado de Versalles, fue particularmente
perjudicial la convicción cabal entre muchos
integrantes de la población general de que
Alemania había sido "apuñalada por la espalda"
por los "criminales de noviembre": aquellos que
habían contribuido a formar el nuevo gobierno
de Weimar y a mediar por la paz que los
alemanes querían tan desesperadamente, pero
que había finalizado de un modo tan desastroso
con el Tratado de Versalles.

Muchos alemanes olvidaron que habían


aplaudido la caída del káiser, que inicialmente
habían recibido con agrado la reforma
democrática parlamentaria y que habían
celebrado el armisticio. Recordaban solamente
que la izquierda alemana -- socialistas,
comunistas y judíos, en el imaginario común --
había entregado el honor alemán en favor de
una paz ignominiosa cuando ningún ejército
extranjero ni siquiera había tocado territorio
alemán. Esta Dolchstosslegende (leyenda de la
puñalada por la espalda) fue iniciada y
propagada por jefes militares alemanes
retirados de la época de la guerra quienes,
totalmente conscientes de que en 1918 la
guerra se había vuelto insostenible para
Alemania, le habían aconsejado al Káiser que
buscara la paz. Esto contribuyó a desacreditar
más a los círculos socialistas y liberales
alemanes que estaban más comprometidos con
el mantenimiento del frágil experimento
democrático alemán.

Los Vernunftsrepublikaner ("republicanos por


razón"), personas como el historiador Friedrich
Meinecke y el ganador del premio Nobel
Thomas Mann, que al principio se habían
resistido a la reforma democrática, ahora se
sentían obligados a apoyar a la República de
Weimar como el mal menor. En ese sentido,
trataron de alejar a sus compatriotas de la
polarización de la extrema derecha y la
extrema izquierda. Las promesas de la derecha
nacionalista alemana de revisar el Tratado de
Versalles por la fuerza, si era necesario,
ganaban cada vez más aceptación entre los
círculos respetables. Mientras tanto, el
fantasma de la inminente amenaza comunista,
después de la Revolución Bolchevique en Rusia
y la corta duración de las revoluciones o los
golpes comunistas en Hungría (Béla Kun) y en
la propia Alemania (por ejemplo, el
levantamiento espartaquista), inclinó el
sentimiento político alemán decididamente
hacia las causas de la derecha.

Los agitadores de la izquierda política


cumplieron duras sentencias en prisión por
inspirar el descontento político. Por otro lado,
los activistas de extrema derecha como Adolf
Hitler, cuyo Partido Nazi había intentado
deponer al gobierno de Bavaria y comenzar una
"revolución nacional" en el Putsch de la
cervecería de noviembre de 1923, solo
cumplieron nueve meses de una sentencia de
cinco años de prisión por traición, que era un
delito capital. Mientras cumplía sentencia en
prisión escribió su manifiesto político, Mein
Kampf (Mi lucha).
Las dificultades impuestas por el descontento
social y económico tras la Primera Guerra
Mundial y sus onerosos términos de paz, así
como el miedo irracional que sentían las clases
medias alemanas a que los comunistas
tomaran el poder, socavaron las soluciones
democráticas pluralistas en la Alemania de
Weimar. También aumentaron el anhelo público
de una dirección más autoritaria, un tipo de
liderazgo que los votantes alemanes
finalmente por desgracia encontraron en Adolf
Hitler y su Partido Nacionalsocialista. Por
condiciones similares también se beneficiaron
los gobiernos autoritarios y totalitarios de
Europa Oriental, comenzando con los
perdedores de la Primera Guerra Mundial, y a la
larga se elevaron los niveles de tolerancia y
consentimiento del antisemitismo y la
discriminación de las minorías nacionales de
toda la región.
Finalmente, la destrucción y las catastróficas
pérdidas de vidas durante la Primera Guerra
Mundial condujeron a lo que se podría describir
mejor como desesperanza cultural en muchos
países que habían combatido en la guerra. La
desilusión respecto a la política nacional e
internacional y un sentimiento de desconfianza
respecto a los líderes políticos y los
funcionarios de gobierno impregnaron la
conciencia de un público que había sido testigo
de los estragos de un devastador conflicto de
cuatro años. La mayor parte de los países
europeos prácticamente había perdido una
generación de hombres jóvenes. Mientras
algunos escritores como el alemán Ernst
Jünger glorificaban la violencia de la guerra y
el contexto nacional del conflicto en su obra de
1920, Tormenta de acero (Stahlgewittern), fue
el relato vívido y realista de la guerra de
trincheras descrita en la obra maestra de 1929
de Erich Maria Remarque, Sin novedad en el
frente occidental (Im Westen nichts Neues) la
que captó la experiencia de las tropas en el
frente y expresó la alienación de la
"generación perdida" que volvió de la guerra y
descubrió que no se podía adaptar a los
tiempos de paz y que resultaba trágicamente
malinterpretada por una población del frente
nacional que no había vivido personalmente los
horrores de la guerra.

En algunos círculos, esta distancia y desilusión


con respecto a la política y al conflicto
fomentó un aumento en el sentimiento
pacifista. En Estados Unidos, la opinión pública
estaba a favor del regreso al aislacionismo.
Ese sentimiento popular estaba en la raíz de la
negativa del Senado estadounidense a ratificar
el Tratado de Versalles y a aprobar la
pertenencia de Estados Unidos a la Liga de
Naciones propuesta por el presidente Wilson.
Para una generación de alemanes, esta
alienación social y desilusión política fue
captada por el autor alemán Hans Fallada en
¿Y ahora qué? (Kleiner Mann, was nun?), la
historia de un alemán común y corriente, que
es alcanzado por la agitación de la crisis
económica y el desempleo, y es igualmente
vulnerable a la atracción peligrosa de la
política de extrema derecha y extrema
izquierda. La novela de Fallada de 1932 retrata
con precisión a la Alemania de su tiempo: un
país inmerso en el descontento económico y
social y polarizado en los extremos opuestos
del espectro político. Muchas de las causas de
este desorden tenían raíz en la Primera Guerra
Mundial y sus consecuencias; y el camino
tomado por Alemania conduciría a una guerra
aún más destructiva en los años siguientes.

PRIMERA GUERRA MUNDIAL: TRATADOS Y


COMPENSACIONES

Después de la devastación de la Primera


Guerra Mundial, las Potencias Occidentales
victoriosas impusieron una serie de duros
tratados a los países derrotados. Estos
tratados despojaron a las Potencias Centrales
(Alemania, Austria-Hungría, junto con la
Turquía otomana y Bulgaria) de importantes
territorios y les impusieron significativos pagos
de compensaciones.
Casi nunca antes el mapa de Europa se había
visto alterado tan fundamentalmente. Como
consecuencia directa de la guerra, los Imperios
alemán, austro-húngaro, ruso y otomano
dejaron de existir. El Tratado de Saint-Germain-
en-Laye del 10 de septiembre de 1919
estableció la República de Austria, formada por
la mayoría de las regiones de habla alemana
quitadas al Estado de los Habsburgo. El
Imperio Austríaco cedió tierras de la corona a
Estados sucesores recientemente establecidos
como Checoslovaquia, Polonia y el Reino de los
eslovenos, croatas y serbios al que se llamó
Yugoslavia en 1929. También cedió el Tirol del
Sur, Trieste, Trentino e Istria a Italia, y
Bucovina a Rumania. Un importante punto del
tratado impedía que Austria comprometiera su
reciente independencia. Esta restricción le
prohibía efectivamente que se unificara con
Alemania, un objetivo largamente deseado por
los "pangermanistas" y una atractiva meta
para el austríaco Adolf Hitler y su Partido
Nacionalsocialista (Nazi).
La otra parte de la Monarquía austrohúngara,
Hungría, también se convirtió en un Estado
independiente: en virtud de los términos del
Tratado de Trianon (noviembre de 1920),
Hungría le cedió Transilvania a Rumania;
Eslovaquia y Rutenia Transcarpática a la
recientemente formada Checoslovaquia; y
otras tierras de la corona húngara a la futura
Yugoslavia. El Imperio Otomano firmó el
Tratado de Sèvres el 10 de agosto de 1920, que
puso fin a las hostilidades con las Potencias
Aliadas; pero poco después comenzó la Guerra
de la Independencia Turca. La nueva República
de Turquía, establecida como consecuencia,
firmó el Tratado de Lausana en 1923, que
invalidó al de Sèvres y dividió efectivamente al
antiguo Imperio Otomano.

En enero de 1918, unos diez meses antes del


final de la Primera Guerra Mundial, el
presidente estadounidense Woodrow Wilson
había escrito una lista de objetivos propuestos
para la guerra a los que llamó los "Catorce
puntos". Ocho de estos puntos trataban
específicamente sobre acuerdos territoriales y
políticos relacionados con la victoria de las
Potencias de la Entente, incluyendo la idea de
la autodeterminación nacional de las
poblaciones étnicas de Europa. El resto de
estos principios se concentraba en evitar la
guerra en el futuro, y en el último proponía que
una Liga de Naciones arbitrara futuras
contiendas internacionales. Wilson esperaba
que su propuesta diera lugar a una paz justa y
duradera, una "paz sin victoria" a fin de
terminar la "guerra para poner fin a todas las
guerras".

Cuando los líderes alemanes firmaron el


armisticio, muchos de ellos creían que los
Catorce Puntos formarían la base del futuro
tratado de paz, pero cuando los jefes de
gobierno de Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia e Italia se reunieron en París para
discutir los términos del tratado, el
contingente europeo de los "Cuatro Grandes"
tenía otros planes. Como consideraban que
Alemania era el principal instigador del
conflicto, las Potencias Aliadas europeas
finalmente impusieron en el tratado
obligaciones particularmente estrictas sobre la
derrotada Alemania.

El Tratado de Versalles, presentado a los


líderes alemanes para que lo firmaran el 7 de
mayo de 1919, forzaba a Alemania a ceder
territorios a Bélgica (Cantones del Este),
Checoslovaquia (distrito de Hultschin) y
Polonia (Poznan, Prusia Occidental y Alta
Silesia). Alsacia y Lorena, anexadas en 1871
después de la Guerra Franco-Prusiana,
volvieron a Francia. Todas las colonias
alemanas de ultramar se convirtieron en
Mandatos de la Liga de Naciones, y la ciudad
de Danzig, con mayoría étnica alemana, se
convirtió en una ciudad libre. El tratado exigía
la desmilitarización y la ocupación de la región
del Rin, y un estatus especial para el Saarland
bajo control francés. El futuro de las áreas del
norte de Schleswig en la frontera entre
Dinamarca y Alemania y partes de Alta Silesia
se determinaría mediante plebiscitos.

Quizás la parte más humillante del tratado para


la derrotada Alemania era el Artículo 231,
comúnmente conocido como "Cláusula de
Culpabilidad de la Guerra", que obligaba a
Alemania a aceptar la responsabilidad absoluta
del inicio de la Primera Guerra Mundial. Como
tal, Alemania era responsable de todos los
daños materiales, y el primer ministro de
Francia, Georges Clemenceau, insistió
particularmente en imponer enormes pagos de
compensación. Conscientes de que Alemania
probablemente no podría pagar una deuda tan
elevada, Clemenceau y los franceses de todos
modos temían enormemente que Alemania se
recuperara con rapidez y emprendiera una
nueva guerra contra Francia. Por lo tanto, en el
sistema de tratados de la posguerra, los
franceses intentaron ponerle trabas a los
esfuerzos alemanes por recuperar su
superioridad económica y rearmarse.

El ejército alemán se limitaría a 100 mil


hombres y se prohibiría el servicio militar
obligatorio. El tratado restringía la Armada a
buques de menos de 100 mil toneladas y
contenía una prohibición de adquirir o tener
una flota de submarinos. Además, Alemania
tenía prohibido tener fuerza aérea. Alemania
estaba obligada a llevar adelante juicios por
crímenes de guerra contra el káiser y otros
líderes por emprender una guerra de agresión.
El Juicio de Leipzig, sin el káiser ni otros
líderes nacionales importantes en el banquillo
de los acusados, tuvo como consecuencia
principalmente absoluciones y fue
ampliamente percibido como una farsa, incluso
en Alemania.

El recientemente formado gobierno


democrático alemán vio al Tratado de
Versalles como una "paz impuesta" (Diktat).
Sin bien Francia, que había sufrido más en el
plano material que los demás miembros del
grupo de los "Cuatro Grandes", había insistido
en la dureza de los términos, el tratado de paz
en última instancia no ayudó a resolver las
disputas internacionales que habían dado
origen a la Primera Guerra Mundial. Por el
contrario, tendía a impedir la cooperación inter
europea y complicaba más los problemas
subyacentes que habían causado la guerra en
primer lugar. Los horribles sacrificios de guerra
y las tremendas pérdidas de vidas, sufridas por
todas las partes, pesaron enormemente no solo
sobre los perdedores del conflicto, sino
también sobre los combatientes del lado
ganador, como Italia, cuyos botines de
posguerra parecían no guardar relación con el
precio que su nación había tenido que pagar en
sangre y bienes materiales.

Para las poblaciones de las potencias


derrotadas -- Alemania, Austria, Hungría y
Bulgaria -- los respectivos tratados de paz
parecían un injusto castigo. Sus gobiernos, ya
fuera democráticos como los de Alemania o
Austria, o autoritarios, como el caso de
Hungría e, intermitentes, en Bulgaria,
rápidamente recurrieron a la violación de los
términos militares y financieros de los
acuerdos. Los esfuerzos por revisar y desafiar
las disposiciones más pesadas de la paz se
convirtieron en elementos clave en sus
respectivas políticas exteriores y resultaron
ser elementos desestabilizadores para la
política internacional. Por ejemplo, la cláusula
de culpabilidad de la guerra, los pagos de
compensación que conllevaba y las
limitaciones militares alemanas eran
particularmente pesados para la mentalidad de
la mayoría de los alemanes. La revisión del
Tratado de Versalles representaba una de las
plataformas que le dio a los partidos de
extrema derecha de Alemania, incluso el
Partido Nazi de Hitler, una enorme credibilidad
ante la mayoría de los votantes a comienzos de
la década de 1920 y 1930.

Las promesas de rearme, el reclamo del


territorio alemán, particularmente en el este, la
remilitarización de la región del Rin y la
recuperación de la prominencia entre las
potencias europeas y mundiales después de
una derrota y una paz tan humillantes
alimentaron el sentimiento ultranacionalista y
contribuyeron a que el promedio de los
votantes a menudo pasara por alto los
principios más radicales de la ideología nazi

EL ANTISEMITISMO EN LA HISTORIA: PRIMERA


GUERRA MUNDIAL
Antes de la Primera Guerra Mundial, el
antisemitismo racista se limitaba a la extrema
derecha de la política por casi toda Europa y
en los Estados Unidos. No obstante, entre las
personas no judías persistían los estereotipos
de los judíos y el "comportamiento" judío.

Tres tendencias que se desarrollaron durante e


inmediatamente después de la Primera Guerra
Mundial trajeron antisemitismo, incluida su
variante racista, a la corriente dominante de la
política europea.

En primer lugar, para las naciones que


perdieron la guerra, la atroz masacre en el
campo de batalla, la primera experiencia de
Europa con la muerte en masa provocada por
el hombre, pareció ser un sacrificio en vano.
Parecía inexplicable excepto por una insidiosa
traición interna. Una leyenda de puñalada
trapera atribuyó la derrota alemana y austriaca
en la Primera Guerra Mundial a traidores
internos que trabajaban en pos de intereses
ajenos, principalmente judíos y comunistas.
Esta leyenda fue ampliamente creída y
deliberadamente diseminada por la dirigencia
militar alemana derrotada, en busca de evitar
consecuencias personales por sus políticas.

Al igual que otros estereotipos negativos sobre


los judíos, la leyenda de la puñalada trapera
era creída a pesar de ser absolutamente falsa:
Los judíos alemanes habían servido a las
fuerzas armadas alemanas con lealtad, coraje
y desproporcionadamente con respecto a su
porcentaje de la población.

En segundo lugar, la Revolución Bolchevique,


el establecimiento de la Unión Soviética y los
efímeros experimentos con la dictadura
comunista en Bavaria y Hungría amedrentaban
a la clase media de toda Europa e incluso
cruzando el Atlántico en los Estados Unidos. La
prominencia de algunos comunistas de
ascendencia judía en los regímenes
revolucionarios (León Trotsky en la Unión
Soviética, Béla Kun en Hungría y Ernest Toller
en Bavaria) confirmó a los antisemitas la
atracción "natural" de los judíos y el
comunismo internacional.
En tercer lugar, en Alemania, Austria y Hungría,
el estigma, expresado en las cláusulas del
sistema del Tratado de Versalles, de ser
acusados de iniciar la guerra y de tener que
cargar con el peso de pagar los daños a los
vencedores, generó la ira y frustración general
en todo el espectro político. La extrema
derecha podría entonces explotar
políticamente esta ira y frustración.

Entre los nuevos estereotipos acerca del


"comportamiento" de los judíos que surgieron
en los albores de la Primera Guerra Mundial y
que se propagaron deliberadamente junto con
antiguos prejuicios se incluían los siguientes
mitos:

1) los judíos habían iniciado la guerra para


llevar a Europa a la ruina económica y política
y para hacerla susceptible al "control" judío.

2) los judíos explotaron la miseria de la guerra


para enriquecerse y la prolongaron para dirigir
la Revolución Bolchevique en pos de impulsar
el objetivo de una revolución mundial.
3) Con su cobardía heredada y su deslealtad instintiva que los
predisponía en contra de defender a la nación, los judíos
fueron responsables del perjudicial malestar detrás del frente y
apuñalaron a las tropas combatientes por la espalda (lo que
causó la derrota militar y la revolución democrática/socialista).

4) Los judíos extranjeros dominaban las negociaciones de paz


y lograron dividir a los alemanes y húngaros mediante
fronteras nacionales artificiales, mientras sus co-
conspiradores, los judíos nacionales, llevaron por mal camino a
la nación a su "rendición" y permanente "esclavitud".

5) Los judíos controlaban las complejas finanzas del sistema


de reparaciones para su propio beneficio.

6) Al haber establecido la democracia constitucional, los


judíos la utilizaron para debilitar la voluntad política de la
nación de resistir su influencia y destruir la base de la sangre
aria superior fomentando la endogamia, la libertad sexual y el
mestizaje.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial, también conocida
como Gran Guerra comenzó el 28 de julio de
1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918 y
está considerado el quinto conflicto más
mortífero de la historia de la Humanidad.
CAUSAS PRINCIPALES
Las causas que generaron la guerra son
heterogéneas, pero podemos destacar 5:
1. Nacionalismo unión identitaria de nación y
Estado. Los países tenían un sentimiento de
pertenencia a una nación independiente de las
demás y con diferentes características
lingüísticas, culturales, políticas, sociales y
económicas.
2. Imperialismo: implica la extensión de la
autoridad y el control de un Estado o pueblo
sobre otro. El desarrollo industrial y la
expansión colonial generaron tensiones y
rivalidad y competencia entre países por ganar
territorio.
3. Militarismo: Europa vivía una auténtica
carrera armamentística lo que aumentaba el
clima de hostilidad.
4. Política de alianzas: en los años previos al
estallido de la Primera Guerra Mundial varios
países firmaron tratados de defensa mutua.
Esto quería decir que si un país era atacado, su
aliado debería apoyar su defensa entrando
también en guerra.
Teniendo como base estas alianzas,
posteriormente se formaron los principales
bandos:
Por un lado se encontraba la Triple Alianza,
formada por las Potencias Centrales: el Imperio
alemán y Austria-Hungría e Italia.
Por otro lado se encontraba la Triple Entente,
formada por el Reino Unido, Francia y el
Imperio Ruso.
Ambas alianzas sufrieron cambios y fueron
varias las naciones que acabarían ingresando en
las filas de uno u otro bando según avanzaba la
guerra: Italia, Japón, el Reino Unido y Estados
Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras
el Imperio Otomano y Bulgaria se unieron a las
Potencias Centrales
1º Etapa: Paz armada
A finales del siglo XIX, tras la Revolución
Industrial, Reino Unido dominaba el mundo
tecnológico, financiero, económico y sobre todo
político. Alemania y Estados Unidos le
disputaban el predominio industrial y
comercial. Durante la segunda mitad del siglo
XIX y los inicios del siglo XX se produjo el
reparto colonial de África y de Asia Meridional
entre las potencias europeas, así como el
gradual aumento de la presencia europea y
japonesa en China.
Como resultado de las tensiones entre países
provocadas por los enfrentamientos en su
expansión, a partir de 1882 se crearon las
principales alianzas:
La Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e
Italia.
La Triple Entente: Francia, Reino Unido y Rusia.
A este período se le conoce como Paz armada,
ya que Europa estaba destinando cuantiosas
cantidades de recursos en armamentos y, sin
embargo, no había guerra, aunque se sabía que
ésta era inminente.
2º etapa: Detonante del conflicto
El detonante del conflicto fue el asesinato del
archiduque Francisco Fernando de Austria y su
esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio
de 1914 a manos del joven estudiante
nacionalista serbio Gavillo Principal, que
apoyaba la unificación de Bosnia con Serbia.
Francisco Fernando era el heredero de la
corona austro-húngara. Su asesinato precipitó
la declaración de guerra de Austria contra
Serbia que desencadenó la Primera Guerra
Mundial.
3º etapa: Desarrollo de la guerra
1914: Guerra de movimientos
En los inicios del conflicto, nadie esperaba una
guerra que se extendería durante más de
cuatro años y los planes estaban basados en la
derrota rápida del enemigo.
1915-1916: La Guerra de Posiciones o Guerra
de trincheras
El enfrentamiento entre grandes potencias
industriales llevó a la guerra a un nivel de
violencia y horror nunca antes contemplado. La
invención de nuevas armas, las granadas, los
lanzallamas, los tanques, el gas... incrementó el
horror y las masacres. Los ejércitos se
atrincheraron a lo largo de cientos y cientos de
kilómetros.
1917: Giro de la guerra
El equilibrio militar de finales de 1916 y la
imposibilidad de dar fin a la guerra a corto plazo
puso en dificultad a los beligerantes. El enorme
costo de vidas en los frentes, las penurias de la
población civil y la conciencia de que la guerra
no iba a concluir pronto extendieron el
desánimo en los países contendientes. Los
ejemplos son múltiples: oleada de huelgas en
Gran Bretaña en 1916, motines en el ejército
francés en 1917, aumento de las demandas
nacionalistas en Austria-Hungría...
Sin embargo, serán dos los acontecimientos
clave que decidirán el signo de la guerra: la
revolución soviética en Rusia y la entrada de
Estados Unidos en el conflicto.
La llegada de las tropas norteamericanas
desequilibró definitivamente la balanza en
favor de la Entente. En 1918 ambos mandos
atravesaban serias dificultades tanto militares
como económicas. Sin embargo, la fatiga era
más visible en el bando de los potencias
centrales que en el aliado, pues la
incorporación de los Estados Unidos al conflicto
había supuesto una auténtica inyección de
recursos materiales y humanos.
Alemania finalmente firma el armisticio (11
noviembre 1918)
4º etapa: Fin del conflicto
Tratados de paz
Tras el conflicto, se firmaron varios tratados de
paz por separado entre cada uno de los
vencidos y todos los vencedores, con excepción
de Rusia, que había abandonado la guerra en
1917. Al conjunto de estos tratados se le
conoce como La Paz de París (1919-1920).
Estos tratados son:
Versalles: Firmado el 28 de junio de 1919 entre
los aliados y Alemania. Con este tratado
también fue creada la Sociedad de Naciones.
Este tratado produjo gran amargura entre los
alemanes y fue la semilla inicial para el próximo
conflicto mundial.
Alemania acepta la responsabilidad del
conflicto.
Alemania devuelve Alsacia y Lorena a Francia.
Se reparten las colonias de Alemania entre los
vencedores.
El antiguo territorio del Imperio alemán fue
cortado en dos por el Corredor polaco,
desmilitarizado, confiscadas sus colonias,
supervisado, condenado a pagar enormes
compensaciones
Saint-Germain-en-Laye: Firmado el 10 de
septiembre de 1919 entre los aliados y Austria-
Hungría.
Desmembramiento de la antigua monarquía de
los Habsburgo
Austria quedó limitada a algunas zonas en las
que se hablaba solamente el alemán.
Sèvres: Firmado el 10 de agosto de 1920 entre
el Imperio Otomano y los aliados (a excepción
de Rusia y Estados Unidos). El Tratado dejaba a
los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas
posesiones, limitando sus territorios a
Constantinopla y parte de Asia Menor.
Trianon: Acuerdo impuesto a Hungría el 4 de
junio de 1920 por los aliados, en el que se
dictaminó la entrega de territorios a
Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
Tratado Neuilly-sur-Seine: Fue firmado el 27 de
noviembre de 1919 entre el Reino de Bulgaria y
las potencias vencedoras.
Bulgaria reconocía el nuevo reino de Yugoslavia
Bulgaria se comprometía a pagar 450 millones
de dólares en concepto de indemnización y
reducía su ejército a 20.000 efectivos.
Bulgaria perdía una franja de terreno occidental
en favor de Yugoslavia y cedía Tracia occidental
a Grecia, por lo que quedaba sin acceso al Mar
Egeo.
Deficientes tratados y mala aplicación de los
mismos
Los errores en los tratados estarán detrás del
detonante de la Segunda Guerra Mundial veinte
años después.
Alemania fue duramente tratada y ese rencor
fue uno de los motivos posteriores de la guerra
nazi, encabezados por Hitler. Las anexiones
conseguidas por Italia parecieron insuficientes a
los italianos. Mussolini encabezaría uno de los
grupos políticos extremistas descontentos.
Es por ello que, con el objetivo del
mantenimiento de la paz, se creó en 1919 la
Sociedad de Naciones, aunque fracasó en sus
intentos con la llegada de Segunda Guerra
Mundial por motivos de participación de los
países en la misma:
EE.UU. se negó a entrar en 1920 y nunca
participó.
A Alemania se le negó el ingreso en principio,
tras el Tratado de Locarno, se adhirió en 1926,
para salir de nuevo inmediatamente después
del ascenso de Hitler en el poder en 1933.
A la URSS también se le negó el ingreso, accedió
en 1934 y fue de nuevo expulsada en 1939.
Japón se marchó en 1933 e Italia en 1936.
Consecuencias de la Primera Guerra Mundial
1. Los vencedores se repartieron las posesiones
de los vencidos.
5. A nivel internacional desaparecieron los
Imperios de Autria-Hungría y Turco.
3. Desaparecieron las viejas y poderosas
dinastías europeas.
4. Estados Unidos se afianzó como gran
potencia mundial. Gran Bretaña conservó la
supremacía marítima y Francia aumentó su
poder luego de ver aniquilada a su tradicional
enemiga.
6. Intenso desarrollo de los instrumentos y
técnicas de guerra: por primera vez participaron
de forma activa en el combate los fusiles de
repetición, las ametralladoras, los gases
asfixiantes, los tanques, los dirigibles y los
aviones, y también por primera vez se
practicaron la guerra de posiciones y los
bombardeos de ciudades.
2. Inestabilidad social: resurgimiento del
militarismo y del nacionalismo, crisis económica
y fuertes agitaciones sociales producto de
graves disputas que quedaron sin resolver.
INTRODUCCIÓN Y CAUSAS
ETAPAS DE LA GUERRA
TRATADOS DE PAZ
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

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