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Catalizador

El catalizador tiene como misión disminuir los elementos polucionantes contenidos en los gases de escape de
un vehículo mediante la técnica de la catálisis. Se trata de un dispositivo instalado en el tubo de escape, cerca
del motor, ya que ahí los gases mantienen una temperatura elevada. Esta energía caloríca pasa al catalizador
y eleva su propia temperatura, circunstancia indispensable para que este dispositivo tenga un óptimo
rendimiento, que se alcanza entre los 400 y 700 grados centígrados.

Exteriormente el catalizador es un recipiente de acero inoxidable, frecuentemente provisto de una carcasa-


pantalla metálica antitérmica, igualmente inoxidable, que protege los bajos del vehículo de las altas
temperaturas alcanzadas. En su interior contiene un soporte cerámico o monolito, de forma oval o cilíndrica,
con una estructura de múltiples celdillas en forma de panal, con una densidad de éstas de aproximadamente
450 celdillas por cada pulgada cuadrada (unas 70 por centímetro cuadrado). Su supercie se encuentra
impregnada con una resina que contiene elementos nobles metálicos, tales como Platino (Pt) y Paladio (Pd),
que permiten la función de oxidación, y Rodio (Rh), que interviene en la reducción. Estos metales preciosos
actúan como elementos activos catalizadores; es decir, inician y aceleran las reacciones químicas entre otras
sustancias con las cuales entran en contacto, sin participar ellos mismos en estas reacciones. Los gases de
escape contaminantes generados por el motor, al entrar en contacto con la supercie activa del catalizador son
transformados parcialmente en elementos inócuos no polucionantes.
Componentes y accesorios opcionales
Componentes principales de la cámara del catalizador
Constitución del catalizador de tipo cerámico
Proceso químico interno del catalizador
¿Cómo podemos saber si el catalizador tiene una avería o
se encuentra en mal estado?
Dependiendo del tipo de vehículo y de sus características podremos notar o no fallos de
rendimiento en el motor, tanto a ralentí como durante la aceleración. Si esto
sucede percibiremos falta de potencia y el motor se calará reiteradamente. Este síntoma
se produce por la obstrucción del catalizador y éste deberá de ser reparado o cambiado por
uno nuevo.

En el caso de que percibamos ruidos metálicos en la parte baja de nuestro


coche podríamos estar ante el indicativo de que el panel cerámico interior del catalizador se
ha fracturado y los trozos fluctúan por el interior, de modo que la filtración de gases ya no será
la adecuada.
Cuando se perciba un humo denso cerca de la salida de gases del escape y éste
desprenda un olor poco habitual, también podría ser debido a un catalizador en mal estado.
Finalmente, desde RO-DES, nos gustaría recomendaros que al menor síntoma acudáis de
inmediato a vuestro taller ya que un problema en el catalizador podría terminar perjudicando
seriamente al motor de nuestro vehículo.
la válvula EGR

En los motores más moderno, el funcionamiento de la EGR se rige por la señal de


los sensores de temperatura del motor, régimen del motor y carga de
aceleración. En función de estos la ECU del coche comandará la EGR,
abriéndola o cerrándola. Por norma general, las EGR están abiertas (metiendo
gases quemados al motor) cuando circulamos con el motor caliente, a baja carga y
a regímenes de motor bajos.

Si se cumplen los parámetros para la apertura de la EGR, veremos que esta se


acciona de dos formas, según su naturaleza. Puede ser por un actuador de vacío
o por un actuador eléctrico. Las segundas son las más eficaces y las que ahora
equipan casi todos los vehículos, ya que permiten controlar mejor el grado de
apertura de la válvula. Algunos vehículos equipan válvulas EGR refrigeradas por
un intercambiador de calor que utiliza el refrigerante del motor. De esta forma, se
reduce la temperatura de los gases a la hora de introducirlos en los cilindros y la
producción de emisiones de NOx es todavía menor.
Cuando la válvula EGR está abierta en la cámara de combustión se mezclan los
gases recirculados con los gases frescos de la admisión. En este caso los
segundos son menores que si la válvula estuviese cerrada y por tanto en las
explosiones se genera menos calor, de ahí la reducción de las emisiones de NOx.
Como no es difícil intuir, el funcionamiento la válvula EGR resta potencia al
motor. Cuanto más frío sea el aire que entra al motor y más oxígeno tenga, más
potencia tendrán las explosiones y por tanto, mejor será el rendimiento del
vehículo. Por ese motivo, cuando demandamos mucha aceleración, la EGR
permanece cerrada, para tener todas las prestaciones del motor.

Averías de la válvula EGR

Las averías en la EGR son relativamente comunes, especialmente en motores


diésel que circulan mucho en ciudad y que acostumbrar a hacerlo a bajas vueltas.
¿Y por qué dan más problemas los diésel que los gasolina? Pues porque generan
más carbonilla, y esa carbonilla se va adheriendo a las paredes de la EGR e
incluso a los colectores de admisión, haciendo que su diámetro disminuya y que
por tanto, nuestro coche no respire bien y las prestaciones mermen.

Cuando la acumulación de carbonilla en la EGR es excesiva, puede darse el


caso de que esta se quede atascada o de que no responda bien a los comandos
de la ECU, ya que la suciedad puede hacer que no abra o cierre del todo. Además
de que se nos encienda en el cuadro la pertinente luz de avería, puede dar lugar,
especialmente si queda abierta, a una pérdida de potencia en el motor, tirones
o dificultad de arranque en frío, además de mayor emisión de humos.
Si la EGR queda cerrada, el principal problema será que no cumplirá su función de
disminuir la contaminación, pero es posible que el coche nos avise del fallo y no
funcione de forma adecuada. Cuando los sistemas anticontaminación no
funcionan adecuadamente, el coche entra en modo “protección” o avería,
limitando el régimen del motor o la velocidad.

También puede darse el caso de que las EGR accionadas por vació fallen si no
hay problemas para crear la depresión necesaria para accionarla (tomas de aire,
por ejemplo) o que las válvulas EGR eléctricas puedan tener fallos internos,
aunque suele ser menos común.

¿Cómo evitar averías en la EGR?

Evitar las averías de cualquier elemento mecánico del automóvil es difícil, pero se puede prevenir.
Aunque parezca nadar contra corriente, el mejor consejo para evitar las potenciales averías de la
EGR es olvidarse de la conducción eficiente. Circulando a muy bajas revoluciones y en
marchas largas forzamos la mecánica y hacemos trabajar a la EGR, por lo que de conducir así
siempre, estaremos continuamente recirculando gases de escape. Gases sucios que obstruirán los
conductos del motor igual que el colesterol nuestras venas.

Especialmente la circulación en ciudad es la que más problema puede causar a las válvulas EGR y
a los filtros de partículas, sobre todo en los diésel. Es poco común un problema de EGR en un
gasolina. Conducir con el motor alegre es la mejor solución de evitar averías futuras, a costa de
gastar un poquito más en combustible, probablemente. Una limpieza ocasional de la válvula EGR y
de la admisión también puede ser una forma de prevenir.
Cómo limpiar válvula EGR
La dificultad para limpiar una válvula EGR dependerá de si es mecánica o electrónica.
En caso de que nuestro coche incorpore una del segundo tipo, y se haya estropeado, lo
más probable es que la tengas que cambiar. En todo caso, si no te quieres gastar lo que
cuesta su cambio, siempre puedes acudir a un experto para que proceda a su limpieza.
Para ello empleará ultrasonidos con los que eliminar las partículas que haya entre esta y
los conductos del sistema EGR.

En caso de que sea mecánica, los pasos que tendrás que seguir para limpiarla son:

1. Poner punto muerto y freno de mano y abrir el capo. Una vez esté abierto, retirar el
cable negro (borne negativo) de la batería. Con la ayuda de un destornillador,
procederemos a retirar los tubos inferiores y superiores de ventilación del
motor.
2. Localizar la válvula EGR del coche (suele estar a simple vista) con ayuda del
manual del vehículo. Una vez ubicada, con la ayuda de unos alicates y
destornillador, soltaremos la abrazadera de resorte y los tornillos que unen la
manguera que suministra aire al sistema y colector de admisión a la válvula EGR.
3. Con la ayuda de una llave Allen, retiraremos los tornillos que fijan la válvula
EGR al colector de salida.
4. Una vez retirada la válvula EGR debemos desechar las juntas de goma que hay
entre ésta y los colectores. Hay que comprar repuestos (su precio es muy
económico) para una vez limpia, volver a instalarla en las mismas condiciones.
5. Cuando tengamos la válvula EGR fuera del motor, procederemos a limpiar los
puertos de entrada y salida con un limpiador de carburador. Para que la
limpieza sea más profunda y efectiva dejaremos que el producto actúe durante
unos minutos. En cualquier caso, si no tenemos este líquido limpiador, siempre
podremos sumergir la válvula en agua caliente para que los restos incrustados
se ablanden y salgan mejor.
6. Cuando los restos estén blandos, con un cepillo de dientes bañado en
quitagrasas o líquido limpia carburador, frotaremos el interior la válvula para
eliminar la suciedad. En las partes donde la suciedad esté más incrustada,
siempre podremos ayudarnos de una espátula o destornillador de punta plástica.
En cualquier caso, hay que tener mucho cuidado de no arañarla ni deteriorar la
mariposa que hay en su interior.
7. Una vez limpia la válvula revisaremos que el colector de admisión está
despejado. En caso de no ser así, podemos limpiarlo usando un taladro con punta
de cepillo circular para retirar la suciedad.
8. Por último, una vez hemos limpiado ambos elementos, procederemos a su
montaje. Para ello, realizaremos en sentido inverso los pasos del 4 al 1 sin
olvidarnos de las juntas de goma para sellar la válvula a los puertos de entrada y
salida.
¿Qué pasa si anulo la válvula EGR?

Cuando la EGR empieza a dar problemas, sobre todo si vuelven después de


limpiar la válvula o incluso de cambiarla, no son pocos los que piensan en anular
la válvula EGR. Las neumáticas pueden anularse quitando la entrada de vacío y
tapándola y las electrónicas quitando el conector eléctrico o interponiendo una
chapa entre la EGR y el conducto que va a la admisión.

Parecen soluciones efectivas a priori, cuyo objetivo es mantener la válvula


cerrada. El problema es que actualmente los coches tienen tanta tecnología que
probablemente detecten la ausencia de caudal de aire proveniente de la EGR, por
lo que se encenderá el chivato y el vehículo pasará a funcionar en modo
degradado. ¿La solución? Acudir a un especialista cualificado capaz de anular la
EGR vía software. El principal problema derivado de anular la EGR es que en la
ITV el coche podría no pasar la prueba de gases, aunque son muchos los
conductores que no tienen problemas al respecto.

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