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Todo esto tiene su peso en la manera en la que los directivos se posicionan ante el hecho de
invertir en actividades de desarrollo profesional.
Pero si algo está claro es que el éxito logrado en un proceso de desarrollo profesional (sea una
intervención a un directivo, a un equipo o al conjunto de la organización) va a determinar la
confianza que la empresa le otorgue en el futuro a este tipo de actividades.
Requisito 2: Tener la convicción de que se logrará el cambio deseado. No sólo es necesario querer
cambiar, sino también tener la certeza de que esto pasará. De nada nos sirve que alguien quiera
empezar a correr una carrera de fondo creyendo que difícilmente podrá llegar a la meta. El
proceso de desarrollo requiere de auténticos “believers”.
Requisito 3: Identificar punto de partida. Para iniciar un proyecto de este tipos necesitamos saber
cual es la situación actual que requiere un cambio. Es como capturar una instantánea que ayuda a
comprender que es aquello que nos ancla a seguir creciendo profesionalmente, y las
consecuencias que esto tiene en el futuro si no se actúa. Mi experiencia me dice que aquí es
donde las empresas le dedican poca energía y realizan un análisis muy superficial.
Requisito 4: Identificar fotografía final. Una vez identificado el punto de partida es necesario
también definir el estado ideal en el que nos gustaría estar. Como líder, equipo u organización es
imprescindible empezar a visualizar en lo que se quiere llegar a ser. Cuanto más claro sea esto,
mayor definición tendrá el proceso de desarrollo al poder entender y asumir plenamente el gap
existente entre las dos instantáneas.
Requisito 5: Definir la agenda de aprendizaje. Una vez se tenga claro este gap se deberán definir
los puntos a abordar para llegar al objetivo final. Será necesario establecer como máximo tres
grandes prioridades que podrán desglosarse en dos o tres sub-objetivos. Poner más puntos en la
agenda restará impacto en la trasferencia final.
Requisito 6: Identificar los aliados. Empezar un camino de desarrollo profesional no es nada fácil,
ya que requiere valentía, determinación y mucha constancia. Durante un proceso como este es
habitual tener baches y llegar a pensar en tirar la toalla. Es por ello que es bueno contar con
aliados internos o externos a la organización que nos vayan haciendo de espejo de cómo estamos
evolucionando y que nos digan que quieren ver más de nosotros. Un aliado es una persona que
acompaña desde el sustento pero también desde el reto.
Para el alcance del éxito deseado por un profesional este debe combinar dos grandes auto-
exigencias: el tener una buena actitud y aptitud en las labores a desempeñar.
• Cambiar para mejorar: Para experimentar crecimiento es necesario cambiar. Los cambios deben
ser buscados y realizados.
• Entusiasmo en todos nuestros emprendimientos: Vivir con esta cualidad nos da la fuerza
necesaria; esta fuerza hay que avivarla a diario. Serenidad, autocontrol y visión positiva son las
mejores armas para enfrentar con éxito los problemas.
• Establecer metas: Sin la acción es difícil lograr nuestro objetivo. Llevar a cabo nuestras ideas
puede convertirse en algo grandioso, sólo lo sabremos si actuamos.
• Ser personas integrales: Si ampliamos nuestros conocimientos sobre distintas áreas, estaremos
más preparados y aportaremos más. Nunca podemos decir que “sabemos lo suficiente”.
FORMACIÓN PROFESIONAL
Para ello, y dependiendo de la especificidad de cada país, suelen encontrarse tres subsistemas de
formación profesional:
CARÁCTER PROFESIONAL
El individuo al tener una presencia o personalidad variable, puede modificarse, es decir, puede
engrandecer su ego, puede tener una sed inmensa de llegar a la perfección de su profesión,
haciéndolo para el un modelo sin errores e inequívocos.
El carácter para el individuo en su profesión se refleja desde tiempos antiguos, ellos han
experimentado un progreso en todos los tipos de ciencias, han conquistado y desarrollado
experimentos que tiempos atrás hubieran sido inimaginables de realizar. El profesional sin
carácter puede tender a caer en un modelo usado por cientos de profesionales, puede llegar a
caer en lo que sería la mediocridad, siendo éste el título menos deseable para personas con
aspiraciones en la vida.
El carácter no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas,
experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el "adorno" de la
profesión. No importa si lo tienes, lo importante es saberlo utilizar.
El carácter de los docentes no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando
cambios, ideas, experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el
"adorno" de la profesión.
Ya que lo importante es saber utilizarlo, saber hacer con conocimiento de lo que se hace, el dueño
de un carácter profesional no pide da con el ejemplo.