Está en la página 1de 8

Es mejor que esta iglesia o esta iglesia hace las cosas mejores que nosotros no nos

comparemos no somos ni menos ni mas simplemente vamos a vivir con forme al campo y al
limited en el que el señor nos asigno tenemos una visión ese es el limite de lo que hacemos y
de lo que somos el limited me asigno Dios no voy ni puedo aunque quiera porque fui llamado y
se me dio todo lo que necesito para cumplir ese llamado ni mas nimenos yo tengo que fungir
en lo que soy y lo que se me fue entregado esto me ayuda a no vivir frustardo porque quizás
no ago lo otro hace no no si estoy haciendo lo que se asigno entonces estoy en victoria el
problemas es no hacer nisiquiera lo que se me fue asignado no me voy a compara con otra
visión ni otra iglesia ni otro predicador q quizás pueda tener mejores dones mejores talentos
pero yo voy a caminar conforme al campo de el señor me dio el me diseño para predicar de
esta manera para vivir de esta manera no vopy a compararme todos tenemos la misma
esencia solo que cada uno la manifiesta según el señor le dio no con esto quiero apoyar estilos
de vida que no agradan al señor solo que hasta que ella y todos nosotros entendamos esto no
seremos lo que el señor quiere aga usted según el diseño con que el señor le hizo para que
usted le sirviera no se salga pero busque al señor en estos momentos desde lo mas profundo
de su espiritu

“Ira”
Nadie puede sin escándalo oír hablar de Dios encolerizado si no ha sido un día
visitado por su santidad y por su amor. Por otra parte, así como para entrar en la gracia
debe el hombre ser arrancado del pecado, así para tener verdaderamente acceso al
amor de Dios, debe acercarse el creyente al misterio de su ira. Querer reducir este
misterio a la expresión mítica de una experiencia humana, es desconocer lo serio del
pecado y lo trágico del amor de Dios. Cierto, la ira del hombre es la que ha permitido
expresar esta realidad misteriosa, pero la experiencia del misterio es primera en relación
con el lenguaje, y de un origen muy distinto.

LA IRA DEL HOMBRE


1. Condenación de la ira.

Dios condena la reacción violenta del hombre que se arrebata contra otro, ya sea
envidioso como Caín Gen 4,5, furioso como Esaú Gen 27,44s, o, como Simeón y Leví,
vengue con exceso el ultraje hecho a su hermana Gen 49,5ss 34,7-26 Jdt 9,2; esta ira induce
ordinariamente al homicidio. A su vez los sapienciales censuran la necedad del que se
encoleriza Prov 29,11, que no sabe dominar «el soplo de las narices», según la imagen
original, pero admiran al sabio, que tiene «el aliento largo», por oposición a impaciente,
«de aliento corto» Prov 14,29 15,18. La ira engendra la injusticia Prov 14,1729,22 Sant 1,19s.
Jesús se mostró más radical todavía, equiparando la ira con su efecto habitual, el
homicidio Mt 5,22.
San Pablo la juzgará incompatible con la caridad 1Cor 13,5: es un mal puro y
simple Col 3,8, del que hay que preservarse, sobre todo en razón de la proximidad de
Dios 1Tim 2,8 Tit 1.7.

2. Las iras santas.

Sin embargo, al paso que los estoicos reprobaban todo arrebato en nombre de su
ideal de la apatheia, la Biblia conoce «iras santas» que expresan concretamente la
reacción de Dios contra la rebelión del hombre. Así Moisés contra los hebreos cuando
les falta la fe Ex 16,20, apostatan en el Horeb Ez 32,19.22, descuidan los ritos Lev 10,16 o no
observan el anatema sobre el botín Num 31,14; así Pinhas, cuyo celo alaba Dios Num 25,11;
así Elías, que da muerte a los falsos profetas 1Re 18,40 o hace caer fuego sobre los
emisarios del rey 2Re 1,10.12; así Pablo en Atenas Act 17,16. Frente a los ídolos, frente al
pecado, estos hombres de Dios están, como Jeremías, «repletos de la ira de
Yahveh» Jer 6,11 15,17, anun ciando imperfectamente la ira de Jesús Mc 3,5.

Sin paradoja, sólo Dios puede airarse. Así, en el AT, los términos de ira se emplean
respecto de Dios unas cinco veces más que respecto del hombre. Pablo, que sin
embargo debió acalorarse más de una vez Act 15,39, aconseja sabiamente: «No os
toméis la justicia por vosotros mismos, antes dad lugar a la ira (de Dios); pues escrito
está: 'A mí la venganza, yo haré justicia, dice el Señor' Rom 12,19.» La ira no es asunto
del hombre, sino de Dios.

LA IRA DE DIOS

I. IMÁGENES Y REALIDAD
1. Es un hecho. Dios se encoleriza. Toda clase de imágenes afluyen bajo la
inspiración bíblica, que recoge Isaías: «Arde su cólera, sus labios respiran furor, su
lengua es como fuego abrasador. Su aliento como torrente desbordado que sube hasta
el cuello... su brazo descarga en el ardor de su ira, en medio de fuego devorador, en
tempestad, en aguacero y en granizo... El soplo de Yahveh va a encender como torrente
de azufre la paja y la leña acumulados en Tofet» Is 30,27-33. Fuego, soplo, tempestad,
torrente. la ira abrasa, se vuelca Ez 20,33, debe beberse en una copaIs 51,17, como
un vino embriagador Jer 25,15-38.

El resultado de esta ira es la muerte, con sus auxiliares. David debe escoger entre
hambre, derrota o peste 2Sa 24,13ss; otra vez son las plagas Num 17,11, la lepraNum 12,9s, la
muerte 1S s 6,19. Esta ira descarga sobre todos los culpables endurecidos; primero sobre
Israel, pues está más cerca del Dios santo Ex 19 32 Dt 1,34 Num 25,7-13, sobre la
comunidad 2Re 23,26 Jer 21,5 como sobre los individuos; luego también sobre
las naciones 1Sa 6,9, pues Yahveh es el Dios de toda la tierra Jer 10,10. Casi no hay un
solo documento ni un solo libro que no recuerde esta convicción.

2. Ante el hecho de un Dios animado de una pasión violenta se rebela la razón y


quiere purificar a la divinidad de sentimientos que juzga indignos de ella. Así, según una
tendencia marginal en la Biblia, pero frecuente en las otras religiones (p.e., las Erinias
griegas), Satán viene a ser el agente de la ira de Dios (comp. 1Par 21 y 2Sa 24). Sin
embargo, la conciencia bíblica no acogió el misterio indirectamente, mediante la
desmitización o el traspaso. Es evidente que la revelación se transmite a través de
imágenes poéticas, pero que no son meras metáforas. Dios parece afectado por una
verdadera «pasión» que él mismo desencadena, que no calma Is 9,11 y que no se
aparta Jer 4,8, o, por el contrario, que se desvía Os 14,5 Jer 18,20, pues Dios «vuelve» a los
que vuelven a él 2Par 30,6 Is 63,17. En Dios luchan dos «sentimientos», la ira y
la misericordia Is 54,8ss Sal 30,6, los cuales dos significan la afección apasionada de Dios
hacia el hombre. Pero se expresan diversamente: mientras que la cólera, reservada
finalmente al día postrero, acaba por identificarse con el infierno, el amor misericordioso
triunfa para siempre en el cielo, y ya aquí en la tierra en los castigos que invitan al
pecador a la conversión. Tal es el misterio, al que Israel se fue acercando poco a poco
por caminos variados.

II. IRA Y SANTIDAD


1. Hacia la adoración del Dios santo.

Un primer grupo de textos, los más antiguos, deja aparecer el carácter irracional del
hecho. La amenaza de muerte pesa sobre todo el que se acerque inconsideradamente
a la santidad de Yahveh Ex 19,9-25 20,18-21 33,20 Jue 13,22; Oza se ve fulminado cuando
quiere sostener el arca 2Sa 6,7. Así interpretarán los salmistas las calamidades,
laenfermedad, la muerte prematura, el triunfo de los enemigos Sal 88,16 90,7-10 102,9-12Job.
Tras esta actitud, lúcida, ya que toma el mal por lo que es, ingenua, pues atribuye todo
mal inexplicable a la ira de Dios concebida como la venganza de un tabú, se oculta una
fe profunda en la presencia de Dios en todo acontecimiento, y un auténtico sentimiento
de temor ante la santidad de Dios Is 6,5.

2. Ira y pecado.

Según otros textos, el creyente no se contenta con adorar perdidamente la


intervención divina que pone en contingencia su existencia, sino que busca su motivo y
su sentido. Lejos de atribuirla a algún odio malicioso (la menis griega) o a un capricho
celoso (el dios babilónico Enlil), lo cual sería todavía disculparse con otro, Israel
reconoce su falta. A veces designa Dios al culpable castigando al pueblo
impaciente Num 11,1, o a Miriam la deslenguada Num 12,1-10; a veces la comunidad misma
ejecuta la ira divina Ex 32 o echa las suertes para descubrir al pecador, como Akán Jos 7.
Si, pues, hay ira de Dios, es que ha habido pecado del hombre. Esta convicción guía al
redactor del libro de los Jueces, que escalona la historia de Israel en tres tiempos:
apostasía del pueblo, ira de Dios, conversión de Israel.

Así sale Dios justificado del proceso en que le empeñaba el pecador Sal 51,6; entonces
descubre el pecador un primer sentido de la cólera divina: los celos intransigentes de un
amor santo. Los profetas explican los castigos pasados por la infidelidad del pueblo a
la alianza Os 5,10 Is 9,11 Ez 5,13.; las terribles imágenes de Oseas (tiña, caries, león,
cazador, oso...: Os 5,12.14 7,12 13,8) quieren mostrar lo serio del amor de Dios; el Santo de
Israel no puede tolerar el pecado en el pueblo que ha elegido. También sobre
las naciones se volcará la ira en la medida de su soberbia, que les hace traspasar
la misión confiada Is 10,5-15 Ez 25,15ss. Si la ira de Dios se cierne sobre el mundo, es que
el mundo es pecador. El hombre, asustado por esta ira amenazadora, confiesa su
pecado y aguarda la gracia Miq 7,9 Sal 90,7s.

III. LOS TIEMPOS DE LA IRA

Todavía no se ha terminado el itinerario de la conciencia religiosa: el hombre, después


de haber pasado de la adoración ciega a la confesión de su pecado, después de haber
reconocido la santidad que mata al pecado, debe adorar al amor que vivifica al pecador.

1. Ira y amor.
Dios no se comporta como un humano en las manifestaciones de su ira: Dios domina
su pasión. Cierto que algunas veces se desencadena inmediatamente sobre los
hebreos, «que tenían todavía carne bajo los dientes» Num 11,33 o sobre Myriam Num 12,9,
pero no por eso es impaciencia. Al contrario, Dios es «tardo a la ira» Ex 34,6Is 48,9 Sal 103,8,
y su misericordia está siempre pronta para manifestarse Jer 3,12. «No desencadenaré
todo el furor de mi ira, no destruiré del todo a Efraím, porque yo soy Dios, no soy un
hombre», se lee en el profeta de las imágenes violentas Os 11,9. Cada vez va
percatándose mejor el hombre de que Dios no es un Dios de ira, sino el Dios de
la misericordia, Después del castigo ejemplar del exilio dice Dios a su esposa: «Por una
hora, por un momento te abandoné, pero en mi gran amor vuelvo a llamarte.
Desencadenando mi ira oculté de ti mi rostro; un momento me alejé de ti; pero en mi
eterna misericordia me apiadé de ti» Is 54,7s. Y la victoria de esta piedad supone que el
siervo fiel ha sido herido de muerte por los pecados del pueblo, convirtiendo en justiciala
injusticia misma Is 53,4.8.

2. Liberación de la ira.

Dios, castigando a su tiempo y no bajo el impulso de una impaciencia, manifiesta al


hombre el alcance educativo de los castigos causados por su ira Am 4,6-11. Esta ira,
anunciada al pecador en un designio de misericordia, no lo paraliza como un espectro
fatal, sino lo llama a convertirse al amor Jer 4,4.

Si Dios tiene una intención de amor en el fondo del corazón, Israel puede, pues,
suplicar ser liberado de la ira. Los sacrificios, animados por la fe en la justicia divina, no
tienen nada de las prácticas de magia, que quisieran conjurar a la divinidad; al igual que
las oraciones de intercesión, expresan la convicción de que Dios puede retractar su ira.
Moisés intercede por el pueblo infiel Ex 32,11.31s Num 11,1s 14,11s.. o por tal
culpable Num 12,13 Dt 9,20. Así también Amós por Israel Am 7,2.5, Jeremías por
Judá Jer 14,7ss18,20, Job por sus amigos Job 42.7s. Con esto disminuyen los efectos de la
ira Num 14Dt 9 o hasta quedan suprimidos Num 11 2Sa 24. Los motivos invocados revelan
precisamente que no se ha cortado entre Israel y Dios Ex 32,12 Num 14,15s Sal 74,2: en este
diálogo argumenta el hombre con su debilidad Am 7,2.5 Sal 79,8 y recuerda a Dios que él
es esencialmente misericordioso y fiel Num 14,18.

3. Ira y castigo.

Al reducir Israel la ira, que extermina al pecador endurecido, a un castigo sufrido con
miras a la corrección y a la conversión del pecador, no por eso ha anulado la ira en
sentido propio, sino la ha situado en su puesto exacto, que es el día postrero. El día de
las tinieblas, de que hablaba Amós Am 5,18ss, se convierte en el «día de la ira» (dies
irae, Sof 1,15-2,3), del que nadie podrá escapar, ni los paganos Sal 9,17s 56,8 79,6ss, ni los
impíos de la comunidad Sal 7,7 11,5s 28,4 94,2, sino únicamente el hombre piadoso, al que
se ha perdonado su pecado Sal 30,6 65,3s 103,3.

Así se ha operado una distinción entre ira e ira. Los castigos de Dios a lo largo de la
historia no son propiamente la ira de Dios que extermina para siempre, sino
únicamente figuras que la anticipan. A través de ellos, la ira del fin de los tiempos sigue
ejerciendo su valor saludable, revelando bajo uno de sus aspectos el amor del Dios
santo. Con referencia a esta ira, las visitas de Dios a su pueblo pecador pueden y deben
comprenderse como gestos de longanimidad que difieren el ejercicio de la ira
definitiva 2Mac 6,12-17. Los autores de apocalipsis comprendieron bien que al tiempo de
la gracia definitiva debe preceder un tiempo de la ira: «Anda, pueblo mío, entra en tu
casa y cierra las puertas tras de ti; ocúltate por un poco mientras pasa la
cólera» Is 26,20Dan 8,19 11,36.
NT

Desde el mensaje del Precursor Mt 3,7 p hasta las últimas páginas del NT Ap 14,10, el
Evangelio de la gracia mantiene la ira de Dios como un dato fundamental de su mensaje.
Se renovaría la herejía de Marción si se eliminara la ira para no querer conservar más
que un concepto falacioso de «Dios de bondad». Sin embargo, la venida de Jesucristo
transforma los datos del AT, realizándolos.

I. LA REALIDAD Y LAS IMÁGENES


1. De la pasión divina a los efectos de la ira.

El acento se desplaza. Cierto que las imágenes del AT sobreviven


todavía: fuegoMt 5,22 1Cor 3,13.15, soplo exterminador 2Tes 1,8 2,8, vino, copa, cuba,
trompetas de la ira Ap 14,10.8 16,1ss. Pero estas imágenes no pretenden ya tanto describir
psicológicamente la pasión de Dios cuanto revelar sus efectos. Hemos entrado en los
últimos tiempos. Juan Bautista anuncia el fuego del juicio Mt 3,12, y Jesús le hace eco en
la parábola de los invitados indignos Mt 22,7; también, según él, el enemigo y el infiel
serán aniquilados Lc 19,27 12,46, arrojados al fuego inextinguible Mt 13,42 25,41.

2. Jesús encolerizado.

Más terrible que este lenguaje inspirado, más trágica que la experiencia de los
profetas aplastados entre el Dios santo y el pueblo pecador, es la reacción de un hombre
que es Dios mismo. En Jesús se revela la ira de Dios. Jesús no se conduce como un
estoico que no se altera jamás Jn 11,33; impera con violencia a Satán Mt 4,1016,23,
amenaza duramente a los demonios Mc 1,25, se pone fuera de sí ante la astucia diabólica
de los hombres Jn 8,44 y especialmente de los fariseos Mt 12,34, de los que matan a los
profetas Mt 23,33, de los hipócritas Mt 15,7. Como Yahveh, Jesús se alza encolerizado
contra todo el que se alza contra Dios.

Jesús reprende también a los desobedientes Mc 1,43 Mt 9,30, a los discípulos de poca
fe Mt 17,17. Sobre todo se irrita contra los que, como el envidioso hermano mayor del
pródigo acogido por el Padre de las misericordias Lc 15,28, no se muestran
misericordiosos Mc 3,5. Finalmente, Jesús manifiesta la cólera del juez: como el
presidente del festín Lc 14,21, como el amo del servidor inexorable Mt 18.34, entrega a la
maldición a las ciudades sin arrepentimiento Mt 11,20s, arroja a los vendedores del
templo Mt 21,12s, maldice a la higuera estéril Mc 11,21. Como la ira de Dios, tampoco la del
cordero es una palabra vana Ap 6,16 Heb 10,31.

II. EL TIEMPO DE LA IRA


1. La justicia y la ira.

Con su venida a la tierra determinó el Señor dos eras en la historia de la salvación.


Pablo es el teólogo de esta novedad: Cristo, revelando la justicia de Dios en favor de los
creyentes, revela también la ira sobre todo incrédulo. Esta ira, análoga al castigo
concreto de que hablaba el AT, es una anticipación de la ira definitiva. Mientras que
Juan Bautista fundía en su perspectiva la venida del Mesías a la tierra y su venida al
final de los tiempos, tanto que el ministerio de Jesús hubiera debido ser el juicio final,
Pablo enseña que Jesús ha inaugurado un tiempo intermedio, durante el cual se revelan
plenamente las dos dimensiones de la actividad divina, la justicia y la ira. Pablo mantiene
ciertas concepciones del AT, pdr ejemplo, cuando ve en el poder civil un instrumento de
Dios «para ejercer la represión vengadora de la cólera divina sobre los
malhechores» Rom 13,4, pero se aplica sobre todo a revelar la nueva condición del
hombre delante de Dios.

2. De la ira a la misericordia.

Desde los orígenes es el hombre pecador Rom 1,18-32 y merece la muerte 3,20; es por
derecho objeto de la ira divina, es «vaso de ira» pronto para la perdición 9,22Ef 2,3, lo que
transpone Juan diciendo: «la cólera de Dios está sobre el incrédulo» Jn 3,36. Si el hombre
es así congénitamente pecador, las más santas instituciones divinas han sido
pervertidas a su contacto, así la santa ley «produce la ira» Rom 4,15. Pero el designio de
Dios es un designio de misericordia, y los vasos de ira, si se convierten, pueden volverse
«vasos de misericordia» Rom 9,23; y esto, sea cual fuere su origen, pagano o judío, «pues
Dios incluyó a todos en la desobediencia a fin de usar con todos misericordia» 11,32.
Como en el AT, Dios no da libre curso a su ira, manifestando así su poder (tolera al
pecador), sino también revelando su bondad (invita a la conversión).

III. LA LIBERACIÓN DE LA IRA


1. Jesús y la ira de Dios.

Sin embargo, algo ha cambiado radicalmente con la venida de Cristo. De esta «ira
que viene» Mt 3 7 no nos libra ya la ley, sino Jesús Tes 1,10. Dios, que «no nos ha
reservado para la ira, sino para la salvación» 1Tes 5,9, nos asegura que «justificados,
seremos salvados de la ira» Rom 5,9, y además, que nuestra fe nos ha
«salvado» 1Cor 1,18.

En efecto, Jesús ha «quitado el pecado del mundo» Jn 1,29, ha sido hecho «pecado»
para que nosotros fuéramos justicia de Dios en él 2Cor 5,21, ha muerto en la cruz, ha sido
hecho «maldición» para darnos la bendición Gal 3,13. En Jesús se han encontrado los
poderes del amor y de la santidad, tanto que en el momento en que la ira descarga
sobre el que había «venido a ser pecado», el amor sale triunfante; el laborioso itinerario
del hombre que trata de descubrir el amor tras la ira se acaba y se concentra en el
instante en que muere Jesús, anticipando la ira del fin de los tiempos para librar de ella
para siempre a quien crea en él.

2. Mientras llega el día de la ira.

La Iglesia, plenamente liberada de la ira, sigue siendo, sin embargo, el lugar de


combate con Satán. En efecto, «el diablo, animado de gran furor, ha descendido entre
nosotros» Ap 12,21, persiguiendo a la mujer y a su descendencia; por él, las nacioneshan
sido abrevadas con la ira divina 14,8ss. Pero la Iglesia no teme esta parodia de la ira,
pues la nueva Babilonia será vencida cuando el rey de reyes venga «a pisar en el lagar
el vino de la ardiente ira de Dios» 19,15, asegurando así en el último día la victoriade
Dios.

Artículos relacionados:
 Amor

 Calamidad

 Castigos

 Copa
 Fuego

 Odio

 Día del Señor


 Juicio

 Misericordia

 Paciencia

 Vendimia

 Venganza

 Visita

 Celo

Índice
Iracundo/a v. Rencilloso,Violento Pr 15.18; 29.22 el hombre i promueve contiendas 21.19
mejor .. que con la mujer rencillosa e i 22.24 no te entremetas con el i, ni te acompañes Tit 1.7
no i, no dado al vino, no pendenciero

Ira v. Ardor, Enojo, Furor, Indignación Gn 27.45 aplaque la i de tu hermano contra ti


49.7malditosufuror..ysu i, que fue dura Nm 11.1 ardió su i, y se encendió en ellos fuego 12.9la i
de Jehová se encendió contra ellos 22.22 la i de Dios se encendió porque él iba 24.10 encendió
la i de Balac contra Balaam Dt 13.17 que Jehová se aparte del ardor de su i 29.20 humeará la i
de Jehová .. sobre el tal Jue 2.12 adoraron; y provocaron ai a Jehová 1 S 20.30 se encendió la i
de Saúl contra Jonatán 2 R 22.13; 2 Cr 34.21 grande es la i .. que se ha 2 Cr 30.8 ardor de sui se
apartará de vosotros Esd 10.14 apartemos .. ardor de lai de nuestro Neh 9.17; Sal 145.8; Nah
1.3 tardo para la i, y Est 3.5 y vio Amán .. Mardoqueo .. y se llenó dei

Job 5.2 es cierto que al necio la mata lai, y al 9.13Diosnovolveráatrássu i, y debajo de


32.2encendióen i contra Job .. por cuanto 36.18 no sea que en su i te quite con golpe Sal 2.12
se enoje .. pues se inflama de pronto su i 34.16 la i de Jehová contra los que hacen mal
37.8dejala i, y desecha el enojo; no te 69.24 derrama sobre ellos tu i, y el furor
76.7estarenpie..cuandoseenciendatu i? 76.10 la i del hombre te alabará . de las i Sal 85.4 Dios
.. haz cesar tu i de sobre nosotros 90.7contufuror..contu i somos turbados 90.11 ¿quién
conoce el poder de tu i, y tu 110.5 quebrantará a los reyes en el día de su i Pr 12.16 el necio al
punto da a conocer sui; mas 15.1lablandarespuestaquitala i, mas la 16.14 la i
delreyesmensajerodemuerte 19.12 como rugido de .. león es la i del rey 19.19 el de grande i
llevará la pena; y si usa 27.3la i del necio es más pesada que ambas 27.4cruelesla i, e
impetuoso el furor; mas 29.8enllamas;maslossabiosapartanla i Is 9.19 por la i de Jehová .. se
oscureció la tierra 48.9poramordeminombrediferirémi i 54.8conunpocode i escondí mi rostro
de 63.5mesalvómibrazo,ymesostuvomi i Jer 2.35 soy inocente .. su i se apartó de mí 4.8 lai
deJehovánosehaapartadode 6.11portanto,estoyllenodela i de Jehová
7.19¿meprovocaránellosa i? dice Jehová 10.10 a su i tiembla la tierra, y las naciones
25.6nimeprovoquéisa i con la obra de 25.38 asolada fue la .. por la i del opresor
44.6sederramó,portanto,mi i y mi furor Ez 20.8 dije que derramaría mii sobre ellos, para 21.17
batiré mi mano .. y haré reposar mi i Dn 9.16 apártese ahora tu i .. de sobre tu pueblo Os 5.10
derramaré sobre ellos como agua mi i Miq 5.15 con i .. haré venganza en las naciones 7.9 lai de
Jehová soportaré, porque pequé Nah 1.6 ¿quién permanecerá delante de su i? Hab 3.2 en la i
acuérdate de la misericordia Sof 1.15 día de i aquel día, día de angustia y de 2.2 antes que el
día de lai de Jehová venga 3.8 derramar sobre ellos .. el ardor de mi i Mt 3.7; Lc 3.7 ¿quién os
enseñó a huir de la i

Lc 4.28 todos en la sinagoga se llenaron dei Jn 3.36 vida, sino que lai de Dios está sobre él Hch
19.28 se llenaron dei, y gritaron Ro 1.18 lai de Dios se revela desde el cielo 2.5 atesoras .. i para
el día de la i y de la 2.8 peroi y enojo a los que son contenciosos 4.15laleyproduce i; pero
donde no hay ley 5.9 mucho más .. por él seremos salvos de lai 9.22queriendomostrarsu i .. los
vasos de i 12.19 no os .. sino dejad lugar a la i de Dios Gl 5.20 celos, i, contiendas, disensiones
Ef 2.3 y éramos por naturaleza hijos de i, lo 5.6 por estas cosas viene lai de Dios sobre los 6.4
no provoquéis ai a vuestros hijos, sino Col 3.6 por las cuales la i de Dios viene sobre los 3.8
ahora dejad .. todas estas cosas:i, enojo 1 Ts 1.10 esperar .. Jesús, quien nos libra de lai
2.16puesvinosobreellosla i hasta el extremo 5.9 no nos ha puesto Dios para i, sino para 1 Ti 2.8
oren .. levantando manos santas, sin i ni Heb 11.27 dejó a Egipto, no temiendo la i del rey Stg
1.20 lai del hombre no obra la justicia de Ap 11.18 y tui ha venido, y el tiempo de juzgar 14.10
beberá del vino de la i de Dios, que ha 15.1porqueenellasseconsumabala i de Dios 16.1 y
derramad .. las siete copas de la i de 16.19 darle el cáliz del vino del ardor de su i

También podría gustarte