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CASUÍSTICA
CARGA DE LA PRUEBA
N° Caso: Pág.
1 Acción pauliana: carga de la prueba es de las partes 2
2 Acto jurídico: simulación absoluta y sucedáneos 4
3 Invalidez de matrimonio: carga de la prueba sobre presunciones 6
Divorcio por causal: cónyuge abandonado injustificadamente debe acreditar
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ausencia de justificación del abandono
Desalojo: declaración asimilada no lo constituye lo manifestado por las partes
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en la conciliación.
Unión de hecho: el solo hecho de tener una hija reconocida no significa unión
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de hecho
Obligación de dar suma de dinero: el valor de los ceros en la obligación de dar
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suma de dinero
Petición de herencia: falta del nombre completo del causante en la partida de
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su hijo no perjudica el reconocimiento
Alimentos hijo alimentista: límite de la relación entre el obligado y el
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alimentista.- presunción frente a ADN.
La anulabilidad del reconocimiento de paternidad por vicios de la voluntad y el
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papel de la pericia de ADN.
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CASO 1
“La acción revocatoria contiene los siguientes presupuestos: a) que el acto de enajenación
cause un verdadero perjuicio en el acreedor, quien como consecuencia de la insolvencia que el
negocio jurídico le habría producido al deudor, se ve imposibilitado de hacer efectivo el
crédito que la relación jurídica obligacional ha generado a su favor; b) debe manifestarse el
fraude del deudor como consecuencia del perjuicio que eso causa al acreedor, al devenir en
insolvente, de allí que el fraude radique en que el perjuicio que se cause al acreedor se
conozca por el deudor, quien así debe haber actuado de mala fe, y c) que el tercero adquiriente
tenga conciencia que su enajenante actúa de mala fe en perjuicio del acreedor, no queriendo
en realidad enajenar el bien. Incumbe al actor la prueba sobre la existencia del crédito,
correspondiéndole a la otra parte y al tercero la carga de la prueba sobre la inexistencia del
perjuicio, o sobre la existencia de bienes libre suficientes para garantizar la satisfacción del
crédito.”
Exp. N° 378-2001
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CASO 2
“Para que la simulación se pueda dar en un acto jurídico es menester que concurran por lo
menos dos elementos: el propósito de provocar una falsa creencia sobre la realidad de lo
declarado y el acuerdo de simulación. Al haberse burlado la acreencia de la demandante
perjudicándola económicamente, debe ampararse la nulidad del acto jurídico por simulación,
pues, se ha acreditado que la demandada transfirió el inmueble, con fecha posterior a la
pretensión dineraria de la demandante a su hermana, la misma que no ha demostrado
solvencia económica para la adquisición del inmueble.”
Exp: 646-99
VISTOS; interviniendo como vocal ponente la señora Maita Dorregaray, con la razón que
antecede y sus acompañados, por sus fundamentos pertinentes y CONSIDERANDO,
además, Primero.- Que, es materia de apelación la sentencia de fojas cuatrocientos cuarenta y
ocho a cuatrocientos cincuenta y siete, su fecha treinta de noviembre de mil novecientos
noventiocho, la misma que declara Infundada la demanda de fojas cincuentidós a setenta;
Segundo.- Que, es sustento de la apelación el hecho que no ha considerado el Juzgado la
simulación en la venta del inmueble, así como que la compradora del aludido bien no gozaba
de solvencia para adquirir dicho inmueble; siendo del caso, además, que los demandados han
simulado el negocio jurídico para ocultar el patrimonio del demandado Rafael Ancieta, para
así no pagar su deuda, por lo que ha existido fraude en la celebración del acto jurídico;
Tercero.- Que, para que la simulación se pueda dar en un acto jurídico es menester que
concurran por lo menos dos elementos, como son: a) el propósito de provocar una falsa
creencia sobre la realidad de lo declarado, siendo por tanto la divergencia entre lo querido y lo
que se declara consciente e intencional y b) el convenio o acuerdo de simulación; Cuarto.-
Que, la carga de la prueba le corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión,
como lo dispone el artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil, asimismo, siendo
todos los medios probatorios valorados por el juez en forma conjunta, utilizando su
apreciación razonada, para lo cual es pertinente, a efectos de lograr la finalidad de los medios
probatorios, complementando el alcance de estos, la utilización de sus sucedáneos, que son
los auxilios establecidos por la Ley o asumidos por el juez, encontrándose entre estos los
indicios, considerados como actos, circunstancias o signos suficientemente acreditados a
través de los medios probatorios, que adquieren significación en su conjunto cuando conducen
al juez a la certeza en torno a un hecho desconocido relacionado con la controversia, de
acuerdo a lo previsto por los artículos ciento noventa y siete, doscientos setenticinco y
doscientos setentiséis del código adjetivo citado; Quinto.- Que, en tal sentido tenemos,
primero, que la compraventa cuya nulidad se pretende, fue efectuada con fecha posterior a
la interposición de la demanda sobre pago de suma de dinero presentada por la
demandante contra Pesquera San Rafael Sociedad Anónima y Rafael Ancieta Calderón;
como se verifica de las copias de fojas uno a cinco de autos, al haberse admitido la misma con
fecha veintiséis de enero de mil novecientos noventiséis, elevándose a Escritura Pública el
siete de agosto del mismo año, tal como aparece del Testimonio que corre de fojas dieciséis a
dieciocho de autos; Sexto.- Que, en segundo término, se debe apreciar el grado de
parentesco entre los vendedores y la compradora del inmueble en cuestión, habida cuenta
que conforme a sus propias manifestaciones contenidas en sus escritos de contestación a la
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demanda; resulta ser la adquirente hermana de la vendedora doña Violeta Silva Medina;
Séptimo.- Que, en tercer término, se debe valorar también la falta de solvencia económica
de María Adela Silva Medina para la adquisición del inmueble en cuestión, ya que la misma
no ha podido demostrar de qué manera pagó la cuota inicial de treinta mil dólares americanos,
toda vez que al ser preguntadas por ello en la audiencia de pruebas de fojas cuatrocientos doce
a cuatrocientos diecinueve, respondió que para el efecto había vendido una propiedad ubicada
en la Avenida Principal del distrito de San Isidro, sin demostrar sus dichos en forma alguna,
más aún si afirma que también pagó la inicial con el dinero que recibió por su Compensación
por Tiempo de Servicios, cuando ello no concuerda con el estado de cuenta exhibido en la
misma audiencia, en donde a fojas cuatrocientos seis aparece como saldo al treinta de
setiembre de mil novecientos noventicinco la suma total de catorce mil novecientos
cincuenticinco dólares americanos con veintidós centavos únicamente, siendo que las demás
alegaciones sobre sus supuestos ingresos por préstamos de dinero que realiza la compradora,
no han sido acreditados tampoco en forma alguna; Octavo.- Hay que agregar a lo antes
expuesto que lo argumentado por la demandada María Adela Silva Medina en la audiencia
de pruebas referida, para justificar la procedencia del dinero con el que presuntamente pagó la
cuota inicial de la compraventa del inmueble, no concuerda con lo expresado por esta misma
al contestar la demanda a fojas ciento treinticuatro a ciento cuarentiséis; Noveno.- Que, se ha
acreditado el hecho de haber dispuesto el deudor de su patrimonio al haber sido emplazado
por la actora, simulando una compraventa de manera absoluta, burlando la acreencia de la
demandante, perjudicándola económicamente; Décimo.- Que, siendo ello así, de lo actuado se
desprende que el acto jurídico celebrado entre los demandados respecto al inmueble ubicado
en la Calle Valle Riestra número doscientos noventicinco del distrito de San Isidro, fue
simulado en forma absoluta, por lo que adolece de nulidad y en consecuencia, debe revocarse
en este extremo la sentencia apelada; Undécimo.- Siendo nula la compraventa materia de la
pretensión principal, deben ampararse las pretensiones accesorias de nulidad de escritura
pública y nulidad de inscripción de la misma en los Registros de la Propiedad Inmueble;
Duodécimo.- Que, emitiéndose pronunciamiento sobre la pretensión principal, de
conformidad con lo previsto por el artículo ochentisiete del Código Procesal Civil, carece de
objeto pronunciarse sobre la pretensión subordinada; por tales fundamentos: REVOCARON
la sentencia venida en grado de apelación, su fecha treinta de noviembre del año próximo
pasado, que corre de fojas cuatrocientos cuarentiocho a cuatrocientos cincuentisiete, en el
extremo que declara Infundada la demanda de fojas cincuentidós a setenta respecto a la
nulidad del acto jurídico por simulación absoluta consistente en la compraventa celebrada
entre los demandados con fecha veintiocho de junio de mil novecientos noventiséis, elevado a
Escritura Pública el siete de agosto del mismo año, sobre el inmueble ubicado en la avenida
Valle Riestra número doscientos noventicinco, distrito de San Isidro, así como sus
pretensiones accesorias; REFORMANDOLA declararon: FUNDADA la demanda en dicho
extremo y en consecuencia Nulo el Acto Jurídico celebrado entre los demandados sobre el
inmueble antes descrito, por tanto sin efecto legal alguno; Nula también la Escritura Pública
de fecha siete de agosto de mil novecientos noventiséis, del mismo modo Nula la Inscripción
Registral que corre en la Ficha número un millón seiscientos cuarenticuatro mil ciento
noventisiete de los Registros Públicos de Lima, debiendo de cursarse para tal efecto los partes
respectivos; y DECLARARON: Sin objeto pronunciarse sobre la pretensión subordinada de
Ineficacia de Acto Jurídico; y los devolvieron; LLAMARON la atención a la magistrada y al
especialista legal por no haber cumplido con elevar oportunamente los cuadernos de
apelaciones que se especifican en la Razón emitida por Secretaría; en los seguidos por
Construcciones Maggiolo Sociedad Anónima contra Rafael Ancieta Calderón y otros
sobre Nulidad de Acto Jurídico y otro.
“... No se infringe la regla de la carga de la prueba por cuanto por imperio de la ley la buena
fe se presume y a (sic) quien pretenda negar tal presunción corresponde probarla...”
VISTOS; con los acompañados; de lo actuado aparece que doña Narda Azucena Limo
García de Guzmán ha cumplido con los requisitos formales para la admisión del Recurso de
Casación; y, ATENDIENDO: 1°) Que, en el escrito de fojas seiscientos catorce la recurrente
denuncia: a) la inaplicación del Artículo dos mil ciento veinte del Código Civil vigente, ya
que los hechos que son materia de la presente litis han ocurrido bajo la vigencia del Código
Civil de mil novecientos treintiséis, por lo que en aplicación de la norma invocada,
correctamente interpretada, es que se rigen por la legislación anterior los derechos nacidos,
según ella, de hechos realizados bajo su imperio, si la nueva legislación no ha reconocido
dichos derechos; en tal sentido, era de aplicación para resolver la presente litis las normas
sobre la invalidez del matrimonio del Código derogado, entre ellas, lo dispuesto por el
Artículo ciento treintisiete, que regula el denominado matrimonio convalidado, norma que no
ha sido recogida por el nuevo Código; b) la inaplicación del Artículo ciento treintisiete del
Código Civil de mil novecientos treintiséis, que prescribe la improcedencia de la nulidad en
caso de bigamia cuando el anterior matrimonio ha sido disuelto, si el cónyuge del bígamo
tuvo buena fe; presupuesto normativo que ha sido acogido por reiteradas Ejecutorias que han
precisado que la pretensión como la de autos, es improcedente si se prueba que el cónyuge del
bígamo procedió de buena fe; agrega, que la Sala de revisión debió observar que ambos
cónyuges actuaron de buena fe, pues estaban convencidos que se estaban casando
válidamente, por lo que debió aplicarse la norma invocada sobre matrimonio convalidado; por
consiguiente, la buena fe de la recurrente no se perjudica por el error de derecho en que haya
incurrido, ya que a la fecha de la celebración del matrimonio cuya invalidez se reclama,
desconocía que el trámite de la consulta de divorcio ante el Juez Superior, pendiente de
aprobación le impedía casarse con el demandante; y c) la contravención de normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, ya que el principio de motivación de las
resoluciones judiciales se sustenta en un juicio de logicidad del razonamiento judicial, de
modo tal que la Corte de casación pueda ejercer el control jurídico del citado juicio, como
cuestión de derecho; tal es el caso del juicio llamado razón suficiente, por el cual se exige al
juzgador, al motivar su sentencia, se ponderen los medios probatorios de los cuales se
extraigan razones suficientes para amparar la pretensión; en este orden de ideas, se aprecia
que la sentencia impugnada no se pronuncia sobre las pruebas aportadas por la impugnante,
que resultan fundamentales para establecer que el cónyuge demandante conocía del
matrimonio anterior de la emplazada; tal es así, que está acreditado que doña María Graciela
Raygovich García es prima de la impugnante y amiga del accionante, lo cual implica que
este último no desconocía el anterior matrimonio de su cónyuge, entre otras conclusiones que
dicha recurrente estima probados; finalmente concluye que se ha infringido el principio
contenido en el Artículo ciento noventiséis del Código Procesal Civil, que señala que quien
afirma un hecho debe probarlo, regla que la Sala de revisión ha omitido al concluir que la
demandada no ha demostrado que el actor no haya conocido de la existencia del matrimonio
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anterior sino hasta dos meses antes de la interposición de la demanda, lo cual es un error, ya
que dicho extremo correspondía acreditarlo el accionante, en observancia de la norma
procesal acotada; 2°) que, respecto a la primera causal, si bien los hechos materia de la
presente litis ocurrieron bajo el imperio del Código Civil de mil novecientos treintiséis,
resulta que la hipótesis contenida en el Artículo ciento treintisiete de dicho Código ha sido
regulada con mayor precisión técnica por el inciso tercero del Artículo doscientos
setenticuatro del Código Civil vigente, ya que ambas normas regulan un único presupuesto,
consistente en que la demanda sobre nulidad de matrimonio, si el primer matrimonio ha sido
disuelto por divorcio, sólo el segundo cónyuge del bígamo puede ejercitar dicha acción,
siempre que éste hubiere actuado de buena fe, por ende, en otras situaciones distintas a la
señalada es improcedente la demanda; en tal sentido, el cargo adolece de base real, por cuanto
es inexacto que el nuevo Código Sustantivo no haya regulado la norma invocada del Código
abrogado, siendo por tanto inaplicable la norma materia del cargo; 3°) Que, en cuanto a la
segunda denuncia, al no ser aplicable el Artículo dos mil ciento veinte del Código Civil
vigente, la norma que se reputa inaplicada no tiene conexión lógica con la presente litis, en
cuanto no constituye norma idónea aplicable en el tiempo; 4°) Que, respecto de la tercera
denuncia, si bien el juicio de logicidad del razonamiento judicial es materia de control
casatorio, resulta que el cargo acusado se basa en la falta de valoración de los medios
probatorios de la recurrente y sobre los hechos que ella estima probados; sin embargo, de
conformidad con el segundo párrafo del Artículo ciento noventisiete del Código Procesal
Civil, en la resolución sólo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que
sustentan la decisión; asimismo, no se infringe la regla de la carga de la prueba por cuanto por
imperio de la ley la buena fe se presume y a quien pretenda negar tal presunción corresponde
probarla, que en este caso, correspondía a la emplazada en virtud de la inversión de la carga
de la prueba; 5°) que, en consecuencia, no se satisface los requisitos exigidos por los
numerales dos punto dos y dos punto tres del inciso segundo del Artículo trescientos
ochentiocho del Código adjetivo, por esas razones y en aplicación del Artículo trescientos
noventidós del mismo Código declararon IMPROCEDENTE el Recurso de Casación
interpuesto por doña Narda Azucena Lino García de Guzmán, en los seguidos por don
Alberto Guzmán Valencia sobre invalidez de matrimonio y otros; CONDENARON a la
recurrente al pago de la multa de tres Unidades de Referencia Procesal, así como de las costas
y costos originados en la tramitación del recurso; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial El Peruano; bajo responsabilidad; y los devolvieron.
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CASO 4
“La causal de divorcio de abandono injustificado del hogar conyugal se inscribe dentro del
sistema del divorcio sanción, por lo que resulta de lógica jurídica que quien promueve la
acción debe acreditar la culpa del cónyuge demandado. En el presente caso, sobre la base
fáctica del abandono se pretende acreditar lo injustificado del acto; no obstante, la causal
alegada es de tipo subjetivo de manera que corresponde al actor acreditar los hechos
expuestos en la demanda.”
CAS. N° 5128-2010-LIMA.
ANOTACIONES
(…) 5. El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos o cuando
la duración sumada de los periodos de abandono exceda a este plazo.
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Artículo 196.- Carga de la prueba
Salvo disposición legal diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos que
configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos.
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CASO 5
Desalojo por Ocupación Precaria. Lima, primero de diciembre del dos mil cuatro.-LA SALA
CIVIL. TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA,
en la causa vista en audiencia pública de la fecha emite la siguiente sentencia; MATERIA
DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por la demandada, Mercados
del Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación. contra la sentencia de vista de fojas ciento
treinticinco, su fecha quince de octubre del dos mil tres, que Confirmando la sentencia
apelada de fojas ochentiséis, fechada el veinte de agosto del dos mil tres, declara Fundada la
demanda; en los seguidos por Henry Christopher Loveday Laghi contra Mercados del
Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación sobre Desalojo por Ocupación Precaria;
FUNDAMENTOS DEL RECURSO: La Corte mediante resolución de fecha diecinueve de
enero del dos mil cuatro, ha estimado procedente el recurso sólo por la causal de
contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso y únicamente en
cuanto denuncia: que no se ha merituado la declaración asimilada expuesta por la parte actora
en la Audiencia Única, en el que en la etapa de conciliación ésta acepta abonar determinada
suma de dinero por concepto de las edificaciones hechas por la demandada en el terreno sub-
litis; que por tanto, está acreditada la existencia de las mismas y al no poderse separar del
terreno de lo que únicamente es propietario el actor, la demanda debió declararse
improcedente, violándose el artículo ciento ochentiocho del citado Código;
CONSIDERANDO: Primero.- Que este Supremo Tribunal en reiterada y uniforme
jurisprudencia ha establecido, en armonía con el artículo novecientos once del Código Civil,
que la ocupación precaria de un bien inmueble se configura con la posesión del mismo sin
detentar título alguno que justifique dicha posesión o el que se tenía ha fenecido; asimismo,
quien pretenda la restitución o entrega, en su caso, de un predio ocupado bajo dicha calidad,
debe acreditar el derecho de propiedad o que lo ejerce en representación del titular o, en todo
caso la existencia de título válido y suficiente que otorgue derecho a la restitución del bien; de
conformidad con los artículos quinientos ochenticinco y quinientos ochentiséis del Código
Procesal Civil; Segundo.- Que, asimismo, si se pretende el desalojo de un inmueble del cual
se acredita el derecho de propiedad sobre el terreno más no sobre la construcción
existente en él, la demanda deviene en improcedente por resultar física y jurídicamente
imposible la restitución sólo del terreno, de conformidad con el inciso sexto del artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Adjetivo; toda vez que no puede separarse del terreno la
construcción levantada sobre el mismo; de tal modo que a quien se entregue el terreno
implícitamente se estará haciendo entrega también de la construcción, lo que no resulta
ajustado a derecho si sólo se ha acreditado el derecho de propiedad sobre el terreno, pues los
atributos previstos en el artículo novecientos veintitrés del Código Civil sólo pueden ser
ejercidos sobre lo que recae el derecho de propiedad y no sobre lo ajeno, siendo que el terreno
o suelo y la edificación o sobresuelo son bienes distintos conforme a los artículos ochocientos
ochenticinco, novecientos cincuenticuatro y novecientos cincuenticinco del mismo Cuerpo
Legal; Tercero.- Que, el precitado criterio jurisdiccional admite excepción cuando lo
edificado puede ser separado sin destruir, deteriorar o alterar el bien; puesto que en ese caso,
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al ser separables ambos bienes, se estará restituyendo a la parte demandante lo que
exactamente le corresponde, conservando la parte demandada lo que es también de su
propiedad, no violentándose entonces el derecho de propiedad consagrado en el artículo
setenta de la Constitución Política del Perú de ninguna de las partes; Cuarto.- Que, en el
presente caso, a través de la causal de afectación del derecho al debido proceso, la parte
demandada Mercados del Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación, pretende que se declare
la improcedencia de la presente demanda de Desalojo por Ocupación Precaria interpuesta por
Henry Christopher Loveday Laghi, aduciendo que en clara transgresión del artículo ciento
ochentiocho del Código Procesal Civil, no se ha valorado la declaración asimilada expuesta
por el actor en la Audiencia Única, en el que en la etapa de conciliación este, a propuesta del
A Quo acepta abonar determinada suma de dinero por concepto de las edificaciones hechas
por la demandada en el terreno sub-litis; que por tanto, está acreditada la existencia de las
mismas; y, que entonces, al no poder separarse éstas del terreno, de lo que únicamente es
propietario el actor, la demanda no resulta procedente; Quinto.- Que, si bien es cierto, existe
la declaración de la parte actora a que hace referencia el recurrente, vertida en la Audiencia
Única cuya acta obra a fojas sesenticinco, también es verdad, de un lado, que tanto el A Quo
como el Ad Quem, han señalado uniformemente que la demandada no ha acreditado la
existencia de construcciones o edificaciones en el terreno sub-materia como aduce en su
contestación de demanda; y, de otro lado, de existir tales construcciones, la recurrente en
modo alguno no se ha preocupado en precisar y mucho menos en acreditar en qué consisten
tales, pese a tener en este punto la carga de la prueba conforme al artículo ciento noventiséis
del Código Adjetivo, limitándose a indicar en su escrito de contestación de demanda de fojas
cuarentitrés, que el terreno sub-judice se han instalado módulos metálicos; de tal modo que
conforme a su propia declaración, tales módulos metálicos, de existir y dada su naturaleza,
son perfectamente separables del terreno; consecuentemente, no se incurre en la imposibilidad
jurídica alegada por la demandada, vía violación del artículo ciento ochentiocho del Código
acotado; Sexto.- Que, a lo expuesto a anteriormente debe agregarse que en virtud al principio
de confidencialidad recogido en el artículo dos de la Ley de Conciliación Número veintiséis
mil ochocientos setentidos, de lo expuesto o manifestado por las partes intervinientes dentro
de la conciliación no puede extraerse declaraciones asimiladas con la que los justiciables
quieran sustentar su defensa; Sétimo.- Que, por consiguiente, no se ha configurado la causal
de contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso; no habiendo lugar
a casar la sentencia de vista, sino a desestimar el recurso de conformidad con el artículo
trescientos noventisiete del Código Procesal Civil; estando a las consideraciones que
preceden; declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas ciento
cincuenta por Mercados del Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación; en consecuencia: NO
CASARON la resolución de vista de fojas ciento treinticinco su fecha quince de octubre del
año próximo pasado; CONDENARON a la recurrente al pago de la multa de dos Unidades de
Referencia Procesal; DISPUSIERON se publique la presente resolución en el Diario Oficial
El Peruano; en los seguidos por Henry Christopher Loveday Laghi con Mercados del Pueblo
Sociedad Anónima en Liquidación sobre Desalojo por Ocupación Precaria; y, los
devolvieron.-SS. ROMAN SANTISTEBAN, TICONA POSTIGO, LAZARTE HUACO,
RODRÍGUEZ ESQUECHE
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entendiéndose por ésta aquel estado de anormalidad del acto procesal, originado en la
carencia de alguno de los elementos constitutivos, o en vicios existentes sobre ellos que
potencialmente lo coloca en situación de ser declarado judicialmente inválido; Tercero, Que,
la presente es una acción de Desalojo por la causal de Ocupación Precaria que ha sido
amparada por las Instancias de Mérito, ordenando a la entidad demandada cumpla con
desocupar en el término de ley el inmueble ubicado en el sub lote OU-A de la manzana K de
la Urbanización San Bernardo Castilla -Piura; Cuarto, Que, los medios probatorios tienen por
finalidad acreditar los hechos. expuestos por las partes, producir certeza en el Juez respecto de
todos los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones, de acuerdo a lo dispuesto por el
artículo ciento ochentiocho del Código Adjetivo; Quinto.- Que, la mencionada norma
procesal en su artículo ciento noventisiete señala que todos los medios probatorios son
valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada; sin embargo, en
la resolución sólo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sustenten
su decisión; Sexto, Que, en el presente caso no se ha merituado la declaración asimilada
expuesta por la parte actora en la Audiencia Única; con lo que se acredita la existencia de las
edificaciones hechas por la demandada en el terreno sub litis, y al no poder separarse del
terreno de lo que únicamente es propietario el actor, la demanda debió declararse
improcedente; Sétimo.- Que, como se verifica de autos en el presente caso, si bien el superior
colegiado, ha llevado a cabo la actividad probatoria que exige la norma procesal, ésta se ha
efectuado de manera deficiente puesto que no se ha merituado con ponderación la declaración
asimilada expuesta por la parte actora en la audiencia única, con la que se habría acreditado la
existencia de las edificaciones realizadas por la demandada en el terreno su litis, como se
verifica del acta de fojas sesenticinco; omitiendo por tanto evaluar de manera conjunta y de
modo coherente la prueba actuada dentro del proceso, omisión, incurriéndose así en causal de
nulidad, de conformidad al artículo cieno setentiuno del Código Procesal Civil; Octavo, Que
en consecuencia, habiéndose configurado la causal prevista en el inciso tercero del artículo
trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil resulta de aplicación el acápite dos punto
uno del inciso segundo del artículo trescientos noventiséis del Código Procesal acotado; por lo
que Mi VOTO es porque se declare: FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas
ciento cincuenta por Mercados del Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación; en
consecuencia NULA la sentencia de vista de fojas ciento treinticinco su fecha quince de
octubre del dos mil tres; ORDENANDO que el órgano jurisdiccional superior expida nuevo
fallo con arreglo a ley; DISPONIENDO se publique la presente resolución en el Diario
Oficial El Peruano; en los seguidos por Henry Christopher Loveday Laghi con Mercados del
Pueblo Sociedad Anónima en Liquidación, sobre Desalojo por Ocupación Precaria; y los
devolvieron.-SR. EGUSQUIZA ROCA
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CASO 5
6. Unión de hecho: el solo hecho de tener una hija reconocida por el progenitor no
significa que exista unión de hecho
“El reconocimiento de la hija que tuvo el fallecido con la demandante, no conlleva ipso facto
la existencia de la cohabitación o de la permanencia y estabilidad de la relación, a los efectos
de una unión de hecho, independientemente de las obligaciones adquiridas por aquel.”
CAS. Nº 3650-2009-PIURA
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mismo fallecido en su entonces condición de Teniente Gobernador de Puente Internacional La
Tina, de fecha veinte de julio del año dos mil seis, las boletas de pago obrantes de fojas
noventa y ocho a ciento uno del expediente principal a nombre del referido occiso
señalándose su cargo estructural como Encargado de Puente Internacional, así como el
documento de fojas ciento dos del mismo expediente, suscrito por el antes referido Jorge Luis
Benites Calderón, quien indica como domicilio el ubicado en Puente Internacional La Tina;
iii) De lo expuesto se concluye que el occiso realizó su vida personal y laboral en ciudad
distinta a la indicada por la demandante, constituyendo los documentos citados –a excepción
del obrante a fojas ciento dos del expediente principal– documentos públicos que generan
convicción sobre la vida realizada por el extinto, llamando la atención de que en la demanda
no se detalle qué labor desempeñaba el referido fallecido ni ningún otro dato adicional,
además que el desempeño del finado como Teniente Gobernador conlleva una permanencia
prolongada en el lugar en la que ejerce su labor, respecto de lo cual no se expresa la
demandante, siendo que ante las preguntas formuladas por la Jueza la demandante reitera que
convivió con el occiso en la Urbanización Santa Rosa y que trabajaba en el Proyecto Chira
Piura por diez años, sin referirse a su labor como Teniente Gobernador o a su calidad de
Asistente Jurídico de la Defensoría dela Mujer, el Niño y el Adolescente - DEMUNA, siendo
que el nacimiento de una menor tampoco es concluyente, por cuanto si bien puede constituir
un indicio, el mismo se ve rebatido con las pruebas aportadas y valoradas conjuntamente; iv)
De otro lado, el Informe Social número sesenta y cinco obrante a fojas doscientos treinta y
seis del expediente principal tampoco genera convicción, por cuanto hace referencia a fotos
que no han sido recabadas, así como a ropa y cosas personales que se atribuyen al finado, no
obstante que dicho informe fue emitido año y medio después del deceso y no puede
establecerse si en efecto pertenecieron en forma real al fallecido, siendo que las referencias de
los dueños de la casa anotada por la Asistente Social no ha sido corroborada en este proceso.
Cuarto.- Que, el primer extremo de los fundamentos del recurso de casación –acápite a)–
alude al apartamiento, por parte del Colegiado Superior, de un precedente establecido por el
Tribunal Constitucional en materia de Unión de Hecho. Sin embargo, es necesario tener
presente que, de acuerdo a lo normado en el artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad
de cosa juzgada, constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia,
precisando el extremo de su efecto normativo; no obstante, en autos el precedente citado –esto
es, la sentencia recaída en el Expediente número seis mil quinientos setenta y dos - dos mil
seis - PA/TC– no es tal, ya que no establece expresamente que tenga esa calidad; a lo que
debe agregarse que en dicho proceso se resolvió un caso en el que se solicitaba el pago de una
pensión a favor de una concubina cuya unión de hecho ya había sido declarada judicialmente.
Si bien es cierto, en el desarrollo de tal sentencia se ha expuesto doctrina con relación a las
características o elementos configurativos de la unión de hecho, reconocida en el artículo
cinco de la Constitución Política del Estado, la recurrente no señala cuáles serían los aspectos
tratados por aquella sentencia del Tribunal Constitucional que debieron ser considerados en
este proceso, y cuya relevancia hubiera sido determinante en el sentido de la decisión. En
efecto, en la indicada sentencia, el Máximo Intérprete de la Constitución Política del Estado
ha señalado que son características de la unión de hecho reguladas por nuestro ordenamiento
jurídico, que los individuos que conforman las uniones de hecho no deben tener impedimento
alguno para contraer matrimonio; que se trate de una unión monogámica heterosexual; que
compartan habitación, lecho y techo, esto es, que las parejas de hecho lleven su vida tal como
si fuesen cónyuges, compartiendo intimidad y vida sexual en un contexto de un fuerte lazo
afectivo, en un clima de fidelidad y exclusividad; que se trate de una unión estable, es decir,
debe extenderse por un periodo prolongado, además de ser continua e ininterrumpida; y que la
apariencia de vida conyugal debe ser pública y notoria. –Fundamentos Jurídicos catorce a
diecinueve de la citada sentencia–. En tal sentido, revisadas tales características con las que
expone el razonamiento de la Sala Superior –sintetizado en el numeral i) del tercer
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considerando de la presente resolución– se advierte que las mismas son coincidentes y
constituyen el fundamento material a partir del cual se desarrollan las conclusiones fácticas
arribadas en el proceso. Quinto.- Que, por lo demás, si bien es cierto que la Primera
Disposición Final de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley número veintiocho mil
trescientos uno, dispone que los Jueces y Tribunales interpretan y aplican las leyes y toda
norma con rango de ley y los reglamentos respectivos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos, bajo responsabilidad; es
necesario recalcar que, salvo la sola afirmación de la demandante en el sentido de que las
cuestiones fácticas de este proceso se subsumen en lo dispuesto en el artículo cinco de la
Constitución Política del Estado, no existe ninguna referencia a la validez de la interpretación
adoptada por el Colegiado Superior, es decir, no se expresan las razones por las cuales la
interpretación de la Sala Superior es contraria a la que oportunamente estableció el Tribunal
Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente número seis mil quinientos setenta y
dos - dos mil seis - PA/TC, razón por la cual este extremo del recurso de casación no merece
ser atendido. Sexto.- Que, en el segundo extremo de los fundamentos del recurso de casación
–acápite b)–, la recurrente sostiene que se ha debido verificar la coexistencia de los cuatro
rasgos especiales que evidencian el establecimiento de la unión de hecho. Al respecto, cabe
señalar que los agravios expuestos en el recurso de apelación promovido por los padres del
occiso se centraron básicamente en cuestionar la alegada cohabitación mantenida por la
demandante con su finado hijo –la cual desconocían– y la permanencia de la relación por el
plazo de siete años que se refiere en la demanda, agregando que aquella ni siquiera conocía el
domicilio de los impugnantes ni se enteró de la muerte del causante y menos asistió a su
funeral. Es por ello que se advierte que la decisión de la Sala Superior se ha centrado
básicamente en determinar si, conforme al principio de prueba escrita que exige el segundo
párrafo del artículo trescientos veintiséis del Código Civil, la demandante acredita, además de
la cohabitación, la alegada permanencia y habitualidad en la relación; de allí que el elemento
restante –la singularidad– no se encuentre en discusión, pues nadie cuestiona que se trataban
de un varón y una mujer libres de impedimento matrimonial. Sétimo.- Que, llama la atención
la defensa de la recurrente, en el sentido de que estima que la actividad probatoria debe estar
dirigida a acreditar la, “inexistencia” de la convivencia, y que basta la presentación de la
partida de nacimiento de su hija y el informe social practicado en autos para dar por cierta su
existencia. En primer lugar, es claro advertir que lo que pretende en realidad la recurrente es
una inversión de la carga de la prueba para efectos de liberarse de la obligación de acreditar
los hechos que fundan la pretensión, no obstante que es un principio de derecho procesal
reconocido en el artículo ciento noventa y seis del Código Procesal Civil que aquel que alega
un hecho debe probarlo; y para el caso de autos, el segundo párrafo del artículo trescientos
veintiséis del Código Civil[1] es puntual cuando establece que en la unión de hecho la
posesión constante de estado puede probarse con cualquiera de los medios admitidos por la
ley procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita, todo lo cual nos lleva a
establecer que es la parte demandante quien debe acreditar la existencia de la unión de hecho,
y si tal circunstancia no puede probarse, la demanda devendrá en infundada conforme a lo
dispuesto en el artículo doscientos del Código Procesal Civil. Octavo.- Que, en segundo
lugar, las únicas tres pruebas que acreditarían la presunta cohabitación y permanencia en la
relación –esto es, la partida de nacimiento de la menor SS.B.J. y las dos constancias de
convivencia expedidas por el Teniente Gobernador de la Urbanización Popular Santa Rosa–
han sido analizadas, contrastadas y desvirtuadas en su valor probatorio por la abundante
documentación escrita que acreditaría que el occiso, en efecto, residía con sus padres en la
localidad de Puente Internacional La Tina, distrito de Suyo, provincia de Ayabaca, lugar en el
cual se desempeñaba como Teniente Gobernador por encargo del Proyecto Especial Chira -
Piura para el que laboraba, tal como se desprende de la declaración jurada y oficio emitidos
por la actual Tenienta Gobernadora de Puente Internacional La Tina, obrantes a fojas ochenta
17
y nueve y noventa y cuatro del expediente principal, y la diversa documentación laboral que
obra de fojas noventa a noventa y tres, noventa y ocho a ciento uno, y ciento tres del citado
expediente, todo lo cual obra en poder de los padres del occiso, incluido su Documento
Nacional de Identidad cuya copia fue presentada por ellos a fojas sesenta y uno del referido
expediente. Cabe preguntarnos, si la demandante –como afirma– mantenía una relación
convivencial de siete años con Jorge Luis Calderón Benites, ¿por qué no conservaba en su
poder ningún documento personal o laboral del finado o cualquier otro que acredite que, en
efecto, su relación de pareja cumplía deberes y finalidades semejantes al matrimonio? No
existe de parte de la recurrente ninguna defensa respecto de tales requerimientos. Como bien
se sostiene en la sentencia de vista, si bien es cierto el reconocimiento que obra en la partida
de nacimiento de la menor SS.B.J. es un indicio de que en efecto las partes se conocían y
mantuvieron una relación personal, ello no conlleva ipso facto a considerar la existencia de la
cohabitación o de la permanencia y estabilidad de la misma, independientemente de las
obligaciones que como padre adquirió el occiso frente a la menor. Del mismo modo, la
referencia que hace la Asistenta Social sobre la existencia de ropa del finado en el domicilio
de la demandante no genera ninguna convicción de que realmente le hubiera pertenecido a él,
ni que las fotos que dice haber apreciado correspondieran en efecto al occiso, así como la
referencia que se hace respecto de los “dueños de la casa” no consigna los nombres de
aquellos ni sus documentos de identidad, por lo que se trata de personas inciertas. Noveno.-
Que, por tales motivaciones, este Supremo Tribunal estima que el segundo extremo de los
fundamentos del recurso de casación deben ser desestimados, al igual que los que se
consignan en el tercer extremo –acápite c)–, pues las alegaciones que allí se consignan inciden
una vez más en la revisión de la constancias de convivencias obrantes a fojas ocho y nueve
del expediente principal, cuyo mérito ha sido desvirtuado en este proceso luego de su
valoración conjunta con los demás medios probatorios, constituyendo la sentencia de vista
una decisión debidamente motivada, conforme a lo actuado y a derecho. Décimo.- Que, por
tanto, al no configurarse los agravios que determinaron la procedencia excepcional del recurso
de casación, el mismo debe desestimarse y proceder conforme a lo dispuesto en el artículo
trescientos noventa y siete del Código Procesal Civil. Por estos fundamentos, declararon:
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Sofía Jabo Avendaño mediante escrito
obrante a fojas trescientos veinticinco del expediente principal; en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista de fojas trescientos quince del citado expediente, de fecha
dieciséis de julio del año dos mil nueve; DISPUSIERON se publique la presente resolución en
el diario oficial El Peruano; en los seguidos por Sofía Jabo Avendaño contra Natividad
Benites Távara y otra, sobre Declaración Judicial de Unión de Hecho; y los devolvieron.
Ponente Señor Ticona Postigo, Juez Supremo.- SS. TICONA POSTIGO, VINATEA
MEDINA, PALOMINO GARCÍA, VALCÁRCEL SALDAÑA, CASTAÑEDA SERRANO
ANOTACIONES
La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del
matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de
gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya durado por lo menos
dos años continuos.
18
La posesión constante de estado a partir de fecha aproximada puede probarse con cualquiera
de los medios admitidos por la ley procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita.
La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral. En este
último caso, el juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad de dinero por
concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los derechos que le
correspondan de conformidad con el régimen de sociedad de gananciales.
Tratándose de la unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este artículo, el
interesado tiene expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento indebido.
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CASO 7
7. Obligación de dar suma de dinero: el valor de los ceros en la obligación de dar sumas
de dinero (C) (*)
“El contrato de cuenta corriente bancaria se está convirtiendo en una suerte de ejercicio
desigual del derecho de contratar por parte del Banco, ya que las cláusulas se encuentran
prefijadas y el cliente sólo tiene derecho a firmarlo o no, si lo juzga conveniente.”
Expediente S/N
RESOLUCION
VISTOS; resulta de autos, que por escrito de fojas cuarentidós a cincuentitrés, doña
Elizabeth Serván Olivares de Martinot interpone demanda de cobro de dinero contra el
Banco Continental, a fin de que el Banco proceda a acreditar en su cuenta corriente la suma
de ciento noventinueve mil ochocientos nuevos soles en vía de restitución de un abono que
efectuó únicamente por un monto de doscientos nuevos soles en lugar de doscientos mil
nuevos soles, además que el demandado abone el interés compensatorio respectivo a partir del
día de la entrega hasta que efectuó la restitución, comprendiendo también el pago de
cincuenta mil nuevos soles por indemnización de daños y perjuicios; fundándola en que el día
veintitrés de setiembre de mil novecientos noventitrés acudió a las oficinas del Banco
Continental a depositar en efectivo la suma de doscientos mil nuevos soles en su cuenta
corriente pero inexplicablemente el Banco demandado acreditó sólo la suma de doscientos
nuevos soles, recibiendo el estado de cuenta corriente a mediados de octubre puesto que el
Banco no sólo no remite esos documentos el primero de cada mes, sino que demoran ocho,
diez o más días; expresando que a los pocos días inició gestiones ante funcionarios de dicha
entidad para lograr la restitución de su dinero sin resultado; con fecha nueve de Noviembre
plantea un reclamo por escrito, siendo así que hasta esa fecha habían transcurrido veinticinco
días útiles a partir del primero de octubre, por lo que el reclamo se ha producido dentro del
plazo previsto por la Ley General de la Banca; expresa además que el dieciocho de noviembre
remite al Banco una carta Notarial insistiendo en su reclamo no obteniendo ninguna respuesta
por lo que se ve obligada a accionar judicialmente, ya que como consecuencia de la actitud
del Banco no ha podido atender el pago de sus obligaciones, los que se encuentran pendientes,
habiéndose suspendido también el plan de compras a proveedores de mercaderías que debían
efectuar. Ampara su demanda en el artículo quinientos sesentitrés y siguientes del Código de
Comercio y el artículo doscientos noventiocho y siguientes del Decreto Legislativo
setecientos setenta, artículos mil doscientos cuarentidós y siguientes, mil trescientos veintiuno
y mil trescientos veintidós del Código Civil. Que, admitida la demanda por resolución
número uno, de fecha quince de diciembre de mil novecientos noventitrés, obrante a fojas
cincuenticuatro, corrido traslado de la misma por el término de ley, por escrito de fojas ciento
once a ciento veintitrés, la demandada contesta la demanda negándola y contradiciéndola por
los fundamentos que de dicho escrito aparecen; por resolución número siete, de fecha
veintidós de marzo del año en curso, obrante a fojas ciento cuarenticuatro, se declaró saneado
el proceso señalándose fecha para la Audiencia Conciliatoria, llevándose a cabo ésta a fojas
ciento cincuentinueve a ciento sesenticuatro, proponiendo el Juzgado la fórmula conciliatoria,
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no siendo aceptada por las partes, se fijaron los puntos controvertidos, se admitieron y
actuaron las pruebas que aparecen en el acta, continuando la Audiencia de pruebas a fojas
doscientos sesenticuatro a doscientos sesentisiete, de fojas trescientos diez a trescientos
quince, de fojas trescientos dieciocho a trescientos veintiuno y de fojas trescientos
sesentinueve a trescientos setenta; vencido el término legal y tramitada la causa de acuerdo a
su naturaleza, ha llegado la oportunidad de pronunciar sentencia; y, CONSIDERANDO:
PRIMERO: que se pretende que el Banco demandado proceda a acreditar en la cuenta
corriente de la demandante la suma ciento noventinueve mil ochocientos nuevos soles en vía
de restitución de un abono que efectuó únicamente por un monto de doscientos nuevos soles
en lugar de doscientos mil nuevos soles que fue la suma realmente entregada; que asimismo
el Banco abone en su cuenta corriente el importe del interés compensatorio a partir del día de
la entrega hasta su restitución; asimismo el pago de cincuenta nuevos soles por concepto de
indemnización por Daños y Perjuicios; SEGUNDO: que estando a las audiencias en autos si
bien la suscrita no participó en ellos, éste Despacho no considera necesario repetir alguna,
estando a lo dispuesto por el artículo cincuenta del Código Procesal Civil; TERCERO: que el
punto principal de la pretensión radica en establecer si la demandante doña Elizabeth Serván
Olivares, efectuó el depósito de doscientos mil nuevos soles el veintitrés de setiembre de mil
novecientos noventitres en el Banco Continental, Agencia Santa Mónica de San Isidro en su
cuenta corriente Número ciento ochentidós-uno-cero cuarenticinco mil cuatrocientos
trentidós, según aparece del documento de entrega que en copia corre a fojas dos otorgado por
dicha entidad Bancaria, o si el deposito fue por la cantidad de doscientos nuevos soles como
sostiene la demandada en su escrito de contestación de fojas ciento once y siguientes;
CUARTO: que de la prueba aportada por las partes se colige que la demandada no estuvo en
la capacidad de realizar el depósito bancario por el monto de doscientos mil nuevos soles; en
efecto, la actora los días veintisiete de setiembre y primero de octubre de mil novecientos
noventitrés, realizó consultas al Banco Continental respecto al estado de su cuenta corriente,
esto es después de efectuado el depósito cuestionado, tal como se desprende de los estados de
dicha cuenta de fojas noventisiete y cien, por cuyo concepto se debitó a su cuenta la suma de
cero veinte céntimos bajo el sistema "MOVIL", registrándose asimismo las consultas en los
meses de Julio y Agosto del citado año, según los estados de fojas ochentiséis a ochentinueve,
enterándose de este modo que el depósito sólo había sido registrado por doscientos nuevos
soles; que sin embargo y no obstante que el Banco le comunicaba oportunamente los estados
de su cuenta corriente a la Casilla número once-cero seiscientos veinte del Apartado Postal de
Jesús María conforme se hace referencia en la Carta que en copia obra de fojas treintinueve a
cuarentiuno, no formuló observación formal oportuna a las mismas, principalmente a la
correspondiente al mes de setiembre de mil novecientos noventitrés en que tuvo lugar el
depósito materia de la litis, habiéndolo hecho sólo el nueve de noviembre del mismo año
según la copia de la solicitud de fojas ciento dos, en la que pide una investigación sobre el
depósito aludido, esto es fuera de los treinta días que prescribe el artículo trescientos uno del
Decreto Legislativo setecientos setenta, teniendo en cuenta que la actora se enteró de la
presente irregularidad en el depósito al hacer las consultas sobre los estados de su cuenta el
veintisiete de setiembre y el primero de octubre de mil novecientos noventitrés; QUINTO:
que, asimismo la demandante, desde que aperturó su cuenta corriente en el mes de julio de mil
novecientos noventitrés, realizó depósitos por montos que no superan la suma de diez mil
nuevos soles, observándose la misma regularidad en los montos durante los meses de
setiembre y octubre del mismo año, cuyo balance incluso era negativo como se aprecia de los
estados de cuenta de fojas ochentiséis a noventicuatro que dicho movimiento de su cuenta por
lo reducido de sus montos, se opone a la realización de un depósito de doscientos mil nuevos
soles que sostiene la demandante haber depositado en el Banco Continental el veintitrés de
setiembre de mil novecientos noventitrés; SEXTO: que la prueba para acreditar la
preexistencia del capital de doscientos mil nuevos soles materia de depósito, consistente en el
contrato privado de fojas trescientos veintidós fechado el veinte de setiembre de mil
21
novecientos noventitrés, por el que don Edmundo Zegarra Moreno habría otorgado un
préstamo por la suma de noventiséis mil dólares americanos; por ser un documento privado
carece de eficacia legal para ponerlo frente a terceros tanto más que no ha sido reconocido;
además no puede ser considerado como documento de fecha cierta, al no darse ninguna de
las condiciones que prescribe el artículo doscientos cuarenticinco del Código Procesal Civil,
por lo que resulta insuficiente para los fines de la presente litis; igual apreciación legal
merecen las cartas de fojas trescientos veintitrés y trescientos veinticuatro y en cuanto a las
fotocopias simples de fojas trescientos veinticinco a trescientos treinticuatro, carecen de
eficacia probatoria, en todo caso se trata de presuntos estados de cuentas a nombre de don
Edmundo Zegarra Moreno por sumas muy inferiores al depósito bancario en referencia;
SEPTIMO: finalmente debe considerarse, que conforme al listado de teleproceso de
operaciones, que cotidianamente registra el Banco Continental, el día veintitrés de setiembre
de mil novecientos noventitrés en que la actora efectuó el depósito que se cuestiona, registró
un tiempo para dicha operación sumamente reducido como se grafica en el listado de fojas
ciento tres, que en todo caso abarca un período de cuatro minutos y fracción, que resulta
materialmente imposible para el conteo de dos mil billetes, en el supuesto de que cada uno
hubiere tenido un valor de cien nuevos soles, al margen de los otros actos constitutivos de la
operación, como la identificación del depositante, el llenado del formulario de depósitos y
otros conexos; que el Listado de Teleprocesos de operaciones es un sistema electrónico
moderno que usan los bancos comerciales para mayor seguridad, precisión y registro de cada
una de las operaciones que se realizan diariamente, hecho que se corrobora con los listados de
los diversos depósitos que ha efectuado la actora en su cuenta corriente que en fotocopia
obran de fojas doscientos noventicuatro a trescientos tres; asimismo debe tenerse en cuenta,
que la demandante al absolver la segunda repregunta de su declaración en la audiencia de
fojas trescientos dieciocho y siguientes, en forma evasiva manifiesta no recordar el tiempo
aproximado que duró la operación del depósito aludido, pues no es admisible que no tenga la
noción aproximada del período de tiempo que demandó finiquitar la operación de entrega del
dinero máxime si se trataba de un acto de trascendencia por la cantidad que sostiene haber
depositado en esa oportunidad; OCTAVO: que de las consideraciones expuestas se determina
que la actora no efectuó realmente un depósito de doscientos mil nuevos soles el veintitrés de
setiembre de mil novecientos noventitrés en su cuenta corriente número ciento ochentidós
uno-cero cuarenticinco mil cuatrocientos treintidós del Banco Continental, sino únicamente
por un monto de doscientos nuevos soles, que siendo así la pretensión principal debe
desestimarse y consecuentemente las acumulativas a ésta; NOVENO: que la tacha formulada
a fojas setentisiete estando a lo resuelto en la audiencia de veintiséis de mayo de mil
novecientos noventicuatro a fojas ciento sesentitrés carece de objeto pronunciarse al respecto
así como la de fojas setentiuno y ciento treinticinco; DECIMO: que las observaciones
formuladas al peritaje matemático de fojas doscientos uno y siguientes por la parte
demandante en la audiencia de fojas trescientos diez a trescientos quince, no resulta
amparable por cuanto sus conclusiones son meramente ilustrativas, principalmente en cuando
expresa la forma correcta de escribir la cifra de doscientos mil nuevos soles, basándose los
peritos en normas legales sobre la materia que se precisan cuyas fotocopias obran de fojas
doscientos seis a doscientos sesentidós, no pudiendo estimarse el dictamen como parcializado,
dado que su conclusión no se ha tomado por el Juzgado como elemento de juicio
determinante; por cuyos fundamentos y estando a lo prescrito por el artículo doscientos del
Código Procesal Civil; FALLO: declarando INFUNDADA la demanda de fojas cuarentidós
y siguientes interpuesta por doña ELIZABETH SERVAN OLIVARES; con costas y costos
del proceso.
Juez Titular
22
Vigésimo Setimo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima
Expediente 589-95
23
QUIROS AMAYO
MANSILLA NOVELLA
VALCARCEL SALDAÑA
Secretario
Casación 743-95-Lima
RONCALLA; ROMAN
Secretaria
24
COMENTARIO
"Que el Señor me dirija en su misericordia para que yo descubra oro. Cosa maravillosa es el
oro, quien lo posee obtiene todo cuánto desea. Con el oro se abren las puertas del cielo a las
almas."
CRISTOBAL COLON
1. INTRODUCCION
La Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Lima resuelve la apelación, señalando que el
acto de recepción de dicho depósito, practicado por el Banco y refrendado con el sello de Caja
debidamente rubricado, no ha sido desvirtuado por el Banco Continental, manteniendo por
tanto su eficacia probatoria; razón por la cual, REVOCA la sentencia apelada, ordenando al
Banco Continental que cumpla con abonar en la cuenta corriente de la demandante la suma
solicitada, más los intereses compensatorios y el pago de cincuenta mil nuevos soles como
indemnización de daños y perjuicios.
2. OBLIGACIONES
El desarrollo del proceso civil que tuvo como protagonista al Banco Continental y a la Sra.
Elizabeth Serván Olivares de Martinot se desarrolló dentro del marco de un contrato de cuenta
corriente bancaria, en la cual hubo un evidente incumplimiento de la obligación de dar sumas
de dinero por parte de la citada entidad bancaria.
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En tal sentido, empezaremos hablando de las obligaciones, las mismas que en términos
generales nos inducen a reflexionar en un imperativo de carácter normal que obliga a
determinada persona a hacer, no hacer o dar determinada contraprestación, luego de haber
recibido previamente una prestación a su favor.
Definiendo a la obligación desde el punto de vista legal, podemos señalar que es el vínculo de
Derecho por el cual una persona es constreñida hacia otra a dar, a hacer o a no hacer alguna
cosa.
De los [las] tres formas de obligación que nuestra actual legislación contempla, nosotros
desarrollaremos en el presente trabajo a las obligaciones de dar, y más especialmente, a las
obligaciones de dar sumas de dinero.
Las obligaciones de dar surgen comunmente con la entrega de determinado bien o cosa, a
cambio de otra prestación que debe haber sido cumplida previamente.
En tal sentido, el Objeto de las obligaciones es la prestación. Esta tiene, a su vez, un objeto o
contenido que es una costa, un hecho o un derecho. La prestación puede consistir en un dar -
verbigracia, el vendedor debe dar la cosa. (2)
En el presente caso nos encontramos necesariamente inmersos dentro del conocido aforismo
jurídico: DO UT DES -doy para que des-. Es decir, el cuenta corrientista deposita o da en su
cuenta para que el Banco dé el efectivo ante la prestación de los cheques girados por el cuenta
corrientista.
La finalidad jurídica que se persigue con la entrega del dinero en efectivo a cambio del
cheque girado por el cuenta corrientista, es el honoramiento [honramiento] de determinadas
deudas ante sus acreedores, lo cual era la pretensión principal de la señora Elizabeth Serván
Olivares de Martinot, al accionar contra el Banco Continental.
También es importante comentar algo de los astreintes, ya que si estamos en presencia de una
obligación de dar dinero, las opiniones de los autores están divididas, pues algunos admiten
las astreintes y otros la niegan, porque el acreedor puede ser satisfecho recurriendo a la
técnica del embargo. (4)
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Otro de los aspectos importantes a determinar en la obligación de dar suma de dinero, es la
demora en el cumplimiento de la obligación por parte del Banco Continental, ya que la
constitución en mora envuelve una situación de exigibilidad de la obligación, pero si ésta es
exigible actualmente, no es de necesidad absoluta que haya operado la constitución en mora,
pues la mora puede faltar mientras tanto. (5)
Vale decir que la exigibilidad de la obligación surge a partir del depósito efectuado por la
señora Elizabeth Serván Olivares de Martinot, debido a que a partir de ese momento estaba
facultada a girar cheques contra su estado de cuenta corriente; presentándose la mora a partir
del día siguiente de presentado el cheque ante el Banco Continental, sin que el mismo haya
sido honrado, debido a un inexistente caso de falta de fondos.
Es importante señalar cuales son las obligaciones y deberes de cada una de las partes en ese
contrato de cuenta corriente bancaria. Así tenemos que entre los deberes de la entidad
bancaria se establece que debe enviar al cuenta correntista o a quien corresponda según lo
pactado, el extracto de cuenta con el detalle de imposiciones, extracciones y saldos registrales;
es más debe informar en las oficinas sobre aquél, cuando el cliente lo solicite. (6)
En tal sentido, el Banco debió recibir los depósitos para abonarlos inmediatamente en la
cuenta del cliente. Estos depósitos pueden ser en dinero en efectivo, pero se reconocen
también los depósitos de cheques girados a su orden del mismo Banco u otras instituciones
bancarias, de la plaza u otras plazas, comprometiéndose el Banco en mérito al endose que se
hace a su favor a efectuar la cobranza respectiva. (7)
Consideramos que los tres ceros no reconocidos inexplicablemente por el Banco luego de
producido el depósito en cuenta corriente, tenía un significativo valor económico, por lo que
ocasionó graves perjuicios a la mencionada señora Serván Olivares, quien tuvo que solicitar
se reconozca el valor de los mismos en la vía judicial.
De otro lado, dentro de los deberes de Cuenta Corrientista, destaca como el principal,
mantener fondos suficientes, tener provisión de fondos en el momento que un cheque se
presente al pago. (8)
Este último debe si fue cumplido por la señora Serván Olivares, razón por la cual el
incumplimiento de la obligación del Banco se hizo más evidente, en la medida que se iban
protestando de manera reiterada los cheques girados.
Otro de los deberes del cuenta correntista consiste en revisar los extractos de la cuenta
corriente y poner de inmediato en conocimiento del banco de cualquier error o modificación
que deba efectuarse. (9)
La señora Olivares al constatar que no había sido reconocido por el Banco el monto real de su
depósito, cumplió con la solicitud formal vía carta notarial; antes de recurrir a la vía judicial.
27
En el proceso judicial incoado por la señora Serván Olivares, el Banco insistió en el hecho de
pretender demostrar que el comportamiento financiero de la citada señora en los meses
anteriores hacían suponer que no estaba en condiciones de tener fondos ascendentes a
doscientos mil nuevos soles; razón que consideraron suficientes para ratificar el abono de tan
sólo doscientos nuevos soles en su cuenta corriente, hecho que fue amparado por el 27º
Juzgado Especializado en lo Civil de Lima.
Sin embargo, jamás desvirtuó la boleta de depósito expedida por el cajero de la citada entidad
bancaria; quien acreditó la fecha, hora y monto preciso del depósito con sello y firma de uso
oficial del Banco Continental; razón por la cual, la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de
Lima actuó con justicia al reconocer el derecho de la señora Serván Olivares para exigir el
cumplimiento de la obligación de dar suma de dinero por parte del citado Banco.
En tal sentido, consideramos que debido a la desigual situación del cuenta correntista frente al
Banco, este tipo de contrato debe ser incluido en el Código Civil para efecto de su mayor
protección. Es más, la importancia actual de las tarjetas de crédito en el Perú y los problemas
que plantea su naturaleza compleja y su trilateralidad, indican la conveniencia de incluirlas en
el nuevo Código de Derecho Privado -El Código del Siglo XXI- fijando normas que faciliten
su aplicación, al tiempo que otorguen seguridad para las distintas partes y sujetos. (10)
4. PAGO DE INTERESES
Estos intereses retributivos o compensatorios son los que se pagan por la utilización de un
capital ajeno. (11)
Resulta lógico suponer que los ciento noventinueve mil ochocientos nuevos soles fueron
utilizados por el Banco obteniendo una ganancia, la misma que debió pertenecer a la señora
Serván Olivares en razón a corresponder al estado real de su cuenta corriente.
Este interés compensatorio, es aquel cuya función esencial es otorgar un beneficio al capital
inicial entregado, o sea, se busca un provecho, obtener una ganancia. (12)
La finalidad que se persigue con el cobro del interés compensatorio es cobrar un beneficio por
haber permitido la utilización de capital ajeno; y este interés debía pagar el Banco
necesariamente; ya que actuó negligentemente en esta operación y utilizó indebidamente
fondos que no le pertenecían.
Además de los intereses compensatorios, la señora Serván Olivares solicitó el pago de los
intereses moratorios.
Vale decir que por cada día de retraso en el cumplimiento de pago de los cheques por parte
del Banco; se debe reconocer los intereses que permitan mantener el valor real del dinero
desde el momento del depósito en su cuenta corriente; ya que existe el fenómeno inflacionario
que hace perder el poder adquisitivo del dinero con el transcurso del tiempo.
28
Debido a que las partes pactan intereses moratorios en previsión de algún retraso en el pago,
es que se le conoce como intereses sancionatorios, punitarios o indemnizatorios; éstos de
ningún modo constituyen otra cosa que intereses moratorios en tanto pueda ser cumplida la
prestación. (14)
El interés legal, es aquel que establece la Ley. Se origina pues en un dispositivo legal siendo
totalmente ajeno a él la voluntad de las partes. En efecto, si las partes no convinieron intereses
o no se estipuló expresamente la ausencia de ellos, se aplican por imperio de la ley; lo mismo
sucede cuando se pactan intereses por encima de la tasa máxima fijada por la ley, donde
prevalecerá ésta sobre la voluntad de las partes. (15)
En tal sentido, debemos reiterar que los intereses legales son los fijados por la ley con una
tasa única, sin posibilidad de variación por voluntad de las partes y que por lo general, tienen
una aplicación supletoria; esto es, en efecto del pacto de intereses; sin perjuicio de ser
aplicados en los supuestos en donde la ley expresamente quiere que se devenguen. (16)
En el caso comentado, se debe insistir en el tema del perjuicio ocasionado a la señora Serván
Olivares por la negativa a honrar los cheques girados, que lesionó su imagen frente a sus
acreedores dentro del mercado en que participa activamente.
Volviendo al tema del interés y de la tasa de los intereses en general, hemos de precisar que
ambos pueden ser legales y convencionales. Pero la legalidad o convencionalidad del interés
no coincide necesariamente con la legalidad o convencionalidad de la tasa. Aclaremos: es
legal el interés que no se deriva del acuerdo de las partes, sino, dada la presencia de ciertos
hechos constitutivos, esto es, el crédito y el paso del tiempo, directamente de la ley. (17)
5. PAGO DE INDEMNIZACION
Hecho que además de injusto, resulta abusivo al estar pendiente de resolver el reclamo
planteado por la señora Serván Olivares, mediante carta notarial y teniendo como agravante el
hecho de haberse iniciado un proceso civil.
Además se debe precisar, que el abuso de derecho involucra el concepto de la buena fe. El
ordenamiento jurídico exige este comportamiento de buena fe, no sólo en lo que tiene de
limitación o de veto de una conducta deshonesta... sino también en lo que tiene de exigencia
positiva, prestando al prójimo todo aquello que exige una fraterna convivencia. (19)
29
El daño ocasionado por el Banco Continental a la señora Serván Olivares fue objeto de una
indemnización avaluada en cincuenta mil nuevos soles y decretada por el Juez en estricta
aplicación al Derecho invocado.
Esta avaluación en dinero de la totalidad del daño resarcible que el Banco responsable pagó a
la damnificada, se denomina indemnización de daños y perjuicios. Con esa indemnización
queda remediado el desequilibrio de orden jurídico provocado por el incumplimiento de la
obligación y restablecido el acreedor en la situación patrimonial que debió tener de haberse
cumplido normalmente la obligación. (20)
También debemos precisar que tratándose de obligaciones de dar sumas de dinero, los daños y
perjuicios que se reclaman no son compensatorios, sino tan solo moratorios y su abono no
exige de complejas probanzas, ya que en las obligaciones de capital los daños y perjuicios que
ocasione la mora se traducen en los intereses legales si nada hubieren previsto las partes. (21)
6. CONCLUSION
De todo lo comentado se puede colegir que el contrato de cuenta corriente bancaria, se está
convirtiendo en una suerte de ejercicio desigual del derecho de contratar por parte del Banco;
ya que las cláusulas se encuentran prefijadas y el cliente sólo tiene derecho a firmarlo o no, si
lo juzga conveniente.
Finalmente, consideramos que el recurso de casación que fuera declarado improcedente por la
Quinta Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, permite advertir el ejercicio irregular de las
prerrogativas y derechos del Banco, quien estuvo dispuesto a agotar todas las vías judiciales
posibles, con el innoble propósito de desconocer el valor de los ceros en la obligación de dar
suma de dinero; aún a costa de quedar categóricamente derrotado por nuestras leyes de la
Verdad, la Justicia y el Derecho.
30
CASO 8
“La falta del primer nombre del causante en la partida de nacimiento del demandante no
acredita que se trate de persona distinta de aquel, pues de los números del documento de
identidad consignado tanto en la partida de nacimiento y en la de defunción es el mismo, no
siendo necesario que se realice un proceso de rectificación de partida antes de interponer la
demanda de petición de herencia.”
CAUSA N° 2004-9569-00-I SC
RESOLUCIÓN N° 38 (SEIS-1SC)
1. OBJETO DE LA ALZADA
2.1. Los demandantes no tienen legitimidad para obrar, porque en sus partidas de
nacimiento aparece que los ha reconocido Augusto Rosas Arteaga y no Florentino Augusto
Rosas Arteaga que es el causante, lo cual no ha sido advertido por el Juez de la causa, pese
a que se puso en conocimiento desde el inicio de esta causa.
2.2. Los actores previamente debieron solucionar el problema de identidad a través del
proceso de Rectificación de Partida para poder establecer el vínculo parental y esta
situación no puede solucionarse en este proceso.
2.3. Esta situación provoca que los demandantes no tengan legitimidad para obrar, más aún
que en las partidas presentadas el padre de los causantes aparece como casado, cuando el
cónyuge de la recurrente en esa época era soltero, lo que evidencia que se tratan de
personas distintas y la demanda debió ser declarada improcedente.
31
2.4. Por último el Juez de la causa no ha merituado que respecto a la masa hereditaria las
edificaciones posteriores han sido y son de cargo de la apelante quien mantiene hasta la
actualidad una deuda con el Banco de Materiales.
CONSIDERANDO:
1.- La Acción Petitoria de Herencia, por la cual el heredero que no posee los bienes que
considera que le pertenecen puede reclamarlos contra quien los posea en todo o en parte a
título sucesorio, para excluirlo o concurrir con él. Puede acumularse la pretensión de declarar
heredero al peticionante si, habiéndose pronunciado declaración judicial de heredero,
considera que con ella se han preterido sus derechos, establece el Artículo 664 del Código
Civil[1].
2.- Todos los hijos tienen iguales derechos sucesorios respecto de sus padres. Esta disposición
comprende a los hijos matrimoniales, a los extramatrimoniales reconocidos voluntariamente o
por mandato judicial, establece el Artículo 818 del Código Civil [2].
3.- Toda persona tiene derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva para el ejercicio o defensa
de sus intereses, establece el Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil.
4.- El proceso se promueve solo a iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad
para obrar, prescribe el Artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil.
5.- Finalidad de los medios probatorios previsto por el Artículo 188 del Código Procesal
Civil.
6.- El principio de la carga de la prueba recogido en el Artículo 196 del Código Procesal
Civil.
7.- El principio de valoración conjunta de la prueba previsto en el Artículo 197 del Código
Procesal Civil.
8.- Las pruebas obtenidas válidamente en un proceso tiene eficacia en otro, establece el
Artículo 198 del Código Procesal Civil.
2.1. Conforme aparece del escrito de demanda y subsanación de fojas doce y veintitrés
respectivamente, los demandantes Marlene y César Rosas Barreda pretenden Petición y
Herencia a fin que se les declare herederos del que fuera su padre Florentino Augusto Rosas
Arteaga, se les reconozca la proporción que les corresponde dentro de la masa hereditaria
constituida por el inmueble ubicado en la Avenida Argentina Lote cuatro, Manzana “A” del
Pueblo Joven Alto Selva Alegre.
2.2. Con el expediente acompañado número mil setenta y siete-dos mil sobre Sucesión
Intestada del que fuera don Florentino Augusto Rosas Arteaga, se acredita que el mismo
falleció el día veintiuno de setiembre del dos mil, sin haber otorgado testamento,
instituyéndose como sus herederos a la cónyuge supérstite Nancy María Eugenia Salas Cruz y
a su hija Nancy Micaela Rosas Salas.
32
2.3. Con las partidas de nacimiento de fojas cuatro y cinco expedidas por la Municipalidad
Distrital de Miraflores se acredita que los demandantes son hijos de Augusto Rosas Arteaga y
Otilia Barreda Vásquez de Rosas.
2.5. Siendo esto así, habiendo acreditado fehacientemente los demandantes tener la calidad de
hijos del causante, de conformidad con lo previsto por el Artículo 818 del Código Civil, deben
concurrir en la herencia en la misma proporción que la otra hija. Sin embargo, en esta causa
no se pueden establecer los porcentajes de todos los herederos porque la cónyuge supérstite
puede tener derechos gananciales, lo cual debe merituarse en el proceso de partición
correspondiente.
2.6. Por último, respecto a la pretensión que se declare a los actores herederos del Inmueble
ubicado en la Avenida Argentina Lote cuatro, Manzana “A” del Pueblo Joven Alto Selva
Alegre y la alegación de la apelante que las construcciones le pertenecen a ella, resultan
improcedentes porque la acción de petición de herencia únicamente tiene por objeto excluir o
concurrir en la posesión de los bienes que considera que le pertenecen o ser declarado
heredero, si habiendo pronunciamiento judicial se han preterido sus derechos, conforme lo
previsto por el Artículo 664 del Código Civil.
POR LO QUE:
CONFIRMARON la sentencia apelada número mil seiscientos sesenta y seis-dos mil siete de
fojas doscientos cincuenta a doscientos cincuenta y tres su fecha once de julio del año dos mil
siete en el extremo que declara FUNDADA[3] la demanda de petición de herencia y
DECLARA la inclusión como herederos del que fuera don Florentino Augusto Rosas Arteaga
a los demandantes Criztian Marlene Rosas Barreda y César Augusto Rosas Barreda, en
concurrencia con las demandadas Nancy María Eugenia Salas Cruz y Nancy Micaela Rosas
Salas; REVOCARON la sentencia apelada en el extremo que declara a los mismos herederos
del inmueble ubicado en la Avenida Argentina Lote cuatro, Manzana treinta y cinco, Zona
“A” del Pueblo Joven Alto Selva Alegre y establece un porcentaje del veinticinco por ciento
para cada uno de ellos REFORMÁNDOLA declararon IMPROCEDENTE[4]dichas
pretensiones, con lo demás que contiene; y los devolvieron. Tómese razón y hágase saber.-
Vocal Ponente: señor Bustamante Zegarra.
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Gaceta Jurídica- Servicio Integral de Información Jurídica
34
CASO 9
“Al hijo alimentista le es aplicable únicamente el supuesto previsto en el artículo 415 del
Código Civil (derechos del hijo alimentista), por lo que la continuación de la obligación
alimentaria en el caso del mayor de edad que sigue estudios exitosos, únicamente afecta a los
hijos (matrimoniales o extramatrimoniales) cuya paternidad se encuentre acreditada y no a las
personas que soliciten alimentos de quien tuvo relaciones con su madre durante la época de
concepción”
MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por Hans
Humberto Chacón Cavero, mediante escrito de fojas doscientos veintiocho, subsanado a fojas
doscientos cuarenta, contra la sentencia de vista emitida por la Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Puno, de fojas doscientos veintitrés, su fecha diecinueve de diciembre del dos
mil cinco, que revoca la sentencia apelada de fojas doscientos dos que declaró infundada la
demanda interpuesta por Anthony Hans Chacón García, y reformándola, la declara fundada y,
en consecuencia, ordena que el demandado acuda al demandante con el veinte por ciento de
todos los ingresos que percibe como coronel en retiro del Ejército Peruano, con la única
deducción de los descuentos de ley, desde la citación con la demanda y por mensualidades
adelantadas, debiendo oficiarse para su ejecución al general jefe de la Oficina de Economía
del Ejército, sin costos ni costas;
36
Como puede advertirse, la norma en comento establece no sólo la igualdad de los hijos sino la
prohibición de mencionar el estado civil de sus padres. De una interpretación sistemática y
teleológica de la misma se advierte que la prohibición de distinción entre los hijos es para
efectos de que, al momento de su registro, no se establezcan diferencias por razón del estado
matrimonial de sus progenitores ni se discierna entre hijos matrimoniales ni
extramatrimoniales para efectos de acceder a los derechos que les corresponde con arreglo a
ley; Sétimo.- Que, no obstante, aun el derecho a la igualdad entre los hijos matrimoniales y
extramatrimoniales tiene sus límites, y estos se encuentran dados por el reconocimiento de la
paternidad que hagan de ellos sus padres; Octavo.- Que, la persona que reclama alimentos de
su “padre” lo hace en virtud a que su derecho alimentario proviene de la condición de “hijo”;
así lo contempla el artículo cuatrocientos setenta y cuatro inciso segundo del Código Civil,
que prescribe que se deben alimentos recíprocamente los ascendientes y descendientes;
asimismo, el artículo trescientos sesenta y uno del mismo código señala que el hijo nacido
durante el matrimonio o dentro de los trescientos días siguientes a su disolución tiene por
padre al marido; y, por su parte, el artículo trescientos ochenta y siete del acotado cuerpo
normativo señala que el reconocimiento y la sentencia declaratoria de paternidad o de
maternidad son los únicos medios de prueba de la filiación extramatrimonial; Noveno.- Que,
en tal virtud, resulta claro que única y exclusivamente puede demandar alimentos de su
“padre” aquel que tiene la calidad de “hijo” de este, ya sea porque nació dentro del
matrimonio o porque ha sido objeto de reconocimiento u obtenido sentencia judicial que así lo
declare. No obstante, el legislador advirtió la eventual existencia de hijos extramatrimoniales
que, por una u otra razón, no podrían acreditar encontrarse en alguno de los supuestos de
hecho contemplados en el artículo cuatrocientos dos del Código Civil, para obtener la
declaración judicial de paternidad extramatrimonial, de tal modo que atendiendo a la
necesidad primerísima de los alimentos, y al hecho incuestionable de que para que haya
nacido dicha persona es que ha tenido que existir un padre, el legislador contempló en el
artículo cuatrocientos quince del mismo cuerpo legal la posibilidad de que tal individuo pueda
reclamar del que ha tenido relaciones sexuales con la madre durante la época de concepción
una pensión alimenticia hasta la edad de dieciocho años. No se requiere, pues, que el actor
demuestre su calidad de hijo extramatrimonial del demandado, sino que basta la simple
acreditación de las relaciones sexuales habidas con la madre lo que da origen a una
presunción juris tantum de una paternidad y una igual presunción de “hijo” que solo posibilita
el acceso a los alimentos; Décimo.- Que, en ese orden de ideas, pese a que el tercer párrafo
del artículo seis de la Constitución Política del Estado señala que todos los hijos tienen iguales
deberes y derechos, tratándose de derecho de alimentos existe diferencia entre aquellos hijos
extramatrimoniales que tienen relación paterno filial de aquellos, que no tienen filiación con
el presunto padre, como son los denominados hijos puramente alimentistas, con quienes solo
mantienen una obligación pecuniaria. Sostener una completa igualdad entre los hijos cuyo
vínculo paternal se encuentra establecido, con los hijos cuya paternidad no ha sido reconocida
ni declarada judicialmente, significaría admitir que el obligado en este último caso tiene la
calidad de “padre” y que por tanto, además de alimentos, el alimentista también puede
reclamar herencia y otros derechos, lo que evidentemente no refleja la voluntad objetiva de la
norma constitucional, la misma que ha sido interpretada erróneamente por la sentencia de
vista, que le ha conferido unos alcances que no le corresponden, lo que da lugar a que el
recurso sea amparado; Décimo Primero.- Que, en consecuencia, atendiendo a los mismos
fundamentos expuestos en los considerandos precedentes, debe reafirmarse que al presente
caso le es aplicable únicamente el supuesto previsto en el artículo cuatrocientos quince del
Código Civil, razón por la cual, la interpretación del segundo y tercer párrafos del artículo
cuatrocientos ochenta y tres del citado cuerpo normativo únicamente afecta a los hijos
(matrimoniales o extramatrimoniales) cuya paternidad se encuentre acreditada y no a las
personas (sean mayores o menores de edad) que soliciten alimentos de quien tuvo relaciones
con su madre durante la época de concepción, razón por la cual se concluye que este artículo
37
ha sido también erróneamente interpretado por el colegiado superior, y sus alcances se han
extendido a supuestos que no contempla la ley; Décimo Segundo.- Que, reafirma la postura
de este Supremo Tribunal lo resuelto por el mismo en las Casaciones ochocientos sesenta y
seis - dos mil dos (Áncash), doscientos dieciocho - dos mil cinco (Puno) y dos mil trescientos
sesenta y seis - dos mil cinco (Cajamarca), en los que se expresa que al hijo no reconocido ni
declarado solo le corresponden alimentos hasta los dieciocho años de edad, salvo que acredite
incapacidad física o mental, supuesto último en el que no se ampara el presente caso;
debiendo precisarse que el señor vocal supremo Ticona Postigo se aparta definitivamente de
la postura asumida en la Casación dos mil cuatrocientos sesenta y seis - dos mil tres
(Apurímac) no solo en virtud a los fundamentos expuestos en la presente resolución, sino a
los ya esgrimidos en las Casaciones doscientos dieciocho - dos mil cinco y dos mil trescientos
sesenta y seis - dos mil cinco, citadas, que son posteriores a la acotada Casación dos mil
cuatrocientos sesenta y seis - dos mil tres; Décimo Tercero.- Que, siendo así, al configurarse
la causal denunciada, por interpretación errónea del tercer párrafo del artículo sexto de la
Constitución Política del Estado y del segundo y tercer párrafos del artículo cuatrocientos
ochenta y tres del Código Civil, el recurso debe ser amparado, procediendo conforme a lo
dispuesto en el artículo trescientos noventa y seis inciso primero del Código Procesal Civil,
decidiendo sobre el fondo del asunto; por cuyos fundamentos, Declararon: FUNDADO el
recurso de casación interpuesto por Hans Humberto Chacón Cavero mediante escrito de fojas
doscientos veintiocho, subsanado a fojas doscientos cuarenta; CASARON la resolución
impugnada, en consecuencia, NULA la sentencia de vista de fojas doscientos veintitrés, su
fecha diecinueve de diciembre del dos mil cinco; y actuando en sede de instancia,
CONFIRMARON la sentencia apelada de fojas doscientos dos, su fecha siete de noviembre
del dos mil cinco, que declaró infundada la demanda interpuesta a fojas diez, con lo demás
que contiene; DISPUSIERON se publique la presente resolución en el diario oficial El
Peruano; en los seguidos por Anthony Hans Chacón García contra Hans Humberto Chacón
Cavero sobre alimentos; y los devolvieron.
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de manera amplia a fin de velar por su cumplimiento; consecuentemente, de lo que estamos
hablando no es en estricto de una obligación alimenticia independiente o autónoma, sino que
esta se encuentra incorporada al conjunto más amplio de deberes y derechos que representa la
patria potestad entre los cuales se encuentra el deber de convivir con los hijos, alimentarles en
su mesa, educarlos, guiarlos y representarlos. Resulta entonces que este deber de
alimentación, que nace de la patria potestad, no depende en estricto de un estado de necesidad
del hijo, pues este incluso podría tener bienes suficientes para su sostenimiento y aun así tener
derecho a ser alimentado por sus padres, sino que se basa en el hecho mismo de la generación;
Séptimo: Que, por tanto, respecto de los hijos menores de edad no deben originarse
problemas en cuanto que el deber de los padres de alimentarlos forma parte del contenido de
la patria potestad y por tener su fundamento en el hecho de la filiación, los hijos gozan de su
derecho por su condición de tal. Se trata pues, de un derecho incondicional, no sometido a
ninguna exigencia distinta al hecho de la filiación; Octavo: Que, la situación, sin embargo,
varía cuando los hijos son mayores de edad, ya que cesa la obligación derivada de la patria
potestad impuesta a los padres. Sin embargo, la llegada de la emancipación, no significa que
el hijo pierda su derecho a ver cubiertas sus necesidades por parte de sus padres; sino que la
mayoría de edad implica el cambio de concepto por el que se tiene de derecho de alimentos,
ya que a partir de ese momento su derecho nacerá de la obligación legal de alimentos entre
parientes, permaneciendo hasta que tengan capacidad para proveer sus necesidades o alcancen
lo que se ha denominado “mayoría económica”. Mayoría económica que conforme a la
situación social presente ha ido alargándose progresivamente, por distintas razones
(continuación en la formación más allá de la mayoría de edad, dificultad de acceso al mercado
laboral, etc.), prolongándose, consecuentemente, su manutención por parte de los padres,
circunstancia, esta, que justifica una comprensión actualizada del denominado “estado de
necesidad” a que hace referencia el artículo cuatrocientos ochentitrés del Código Civil a fin de
entender la correcta interpretación del referido numeral sustantivo; Noveno: Que, en efecto,
resulta a todas luces evidente que nuestro legislador en materia de derecho de alimentos ha
procurado adherirse a corrientes doctrinarias más avanzadas que han buscado entender los
preceptos normativos, en comunión con el propósito social que las inspira, sin que por ello
tengan que desvincularse del problema humano que trasunta nuestra sociedad ni
empequeñecerse frente a las realidades de la vida que la sociedad misma ha proyectado sobre
ellas, pues se tornaría ilusorio y se perdería en el vacío el deseo de justicia que las han
generado; Décimo: Que, entendida así las cosas y hecha esta obligada pero necesaria
introducción, pasemos a continuación a examinar lo que ha buscado el legislador nacional con
la aplicación del artículo cuatrocientos ochentitrés del Código material a fin de determinar en
el presente caso si el alimentante (demandado) se encuentra o no en obligación alimenticia
para con el alimentista (demandante); Décimo Primero: Que, el numeral cuatrocientos
ochentitrés del Código Civil establece: “El obligado a prestar alimentos puede pedir que se le
exonere si disminuyen sus ingresos, de modo que no pueda atenderlo sin poner en peligro su
propia subsistencia, o si ha desaparecido en el alimentista el estado de necesidad. Tratándose
de hijos menores, a quienes el padre o la madre estuviese pasando una pensión alimenticia por
resolución judicial, esta deja de regir al llegar aquellos a la mayoría de edad. Sin embargo, si
subsiste el estado de necesidad por causas de incapacidad física o mental debidamente
comprobadas o el alimentista está siguiendo una profesión u oficio exitosamente, puede pedir
que la obligación continúe vigente”; Décimo Segundo: Que, de primera impresión, la última
parte del referido numeral nos hace recordar que el parentesco no origina por sí solo el
derecho de alimentos de mayores de edad, salvo en los casos de los menores ya vistos, sino
que es imprescindible que la persona que reclama los alimentos se encuentre en un estado de
necesidad que requiera la asistencia de los familiares más próximos. El propio Código Civil
limita en este punto bajo tres supuestos las causas que pueden originar el estado de necesidad:
por incapacidad física o incapacidad mental, ambas debidamente comprobadas o que el
alimentista se encuentre siguiendo una profesión u oficio exitosamente. Respecto a los dos
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primeros supuestos, parece no existir mayor inconveniente en entender sus alcances puesto
que en ambos casos se requerirá de la especialización médica respectiva a fin de delimitar sus
alcances (lo que no es propósito además de la presente resolución); el problema, sin embargo
surge al tratar de entender los alcances del último presupuesto; Décimo Tercero: Que, en
efecto, el tercer presupuesto antes señalado, hace referencia expresa, para efectos que la
obligación alimenticia siga vigente: “que el alimentista se encuentre siguiendo una profesión
u oficio exitosamente”; que al respecto, y sin que se requiera mayor esfuerzo para encontrar
su significado, dicho supuesto sugiere que el alimentista se encuentre estudiando con éxito
alguna profesión u oficio; Décimo Cuarto: Que, asimismo, más allá de los términos
gramaticales y de los alcances o significados que pudiéramos encontrar en los vocablos
“profesión u oficio”, es conveniente aclarar que lo que el legislador ha querido dejar en claro
es que sean estudios superiores llevados a cabo en universidades o institutos superiores, o
sean estudios técnicos de mando medio (y ello resulta así puesto que no todos contamos con
las mismas ventajas económicas ni el mismo apoyo familiar o de hogar para proseguir un
estudio, lo importante es seguir estudiando con éxito; Décimo Quinto: Que, por consiguiente,
para que la exoneración del pago de los alimentos tenga éxito para el alimentante será
necesario que se presente la falta de necesidad del acreedor alimentista, cuando se haya
acreditado fehacientemente que adquirió bienes suficientes o cuando se encuentre
desarrollando alguna labor que se pueda considerar que torna innecesaria la pensión, y en el
entendido que aquella situación de necesidad descrita debe tener su contrapartida en un estado
de suficiencia del alimentante, pues no se explicaría de otra manera cómo podría exigírsele el
pago de dicha obligación sin tener aquel los medios económicos suficientes para cubrir tal
necesidad; configurándose estos dos presupuestos (estado de necesidad del alimentista y
posibilidad económica de los progenitores alimentantes) junto al parentesco, para que nazca el
derecho de alimentos; Décimo Sexto: Que, no obstante lo expuesto, se debe señalar que el
estado de necesidad a que hace referencia el referido artículo cuatrocientos ochentitrés del
Código sustantivo, en cuanto elemento fáctico, aparece como una cuestión de hecho sometida
a la discrecionalidad del juzgador que en su prudente razonar, deberá examinar conforme al
caso en concreto al tratarse de un concepto jurídico indeterminado; Décimo Séptimo: En el
caso de autos, el recurrente conforme a los términos de su recurso de casación, en cuanto a la
causal por interpretación errónea, refiere que el numeral denunciado está referido a los casos
de hijos menores de edad reconocidos, que se encuentran percibiendo una pensión alimenticia
de su progenitor y no a personas mayores de edad no reconocidos. En tal sentido, agrega, la
única norma aplicable al presente caso es lo dispuesto en el artículo cuatrocientos quince del
Código Civil, norma que si bien es aplicada por la sala superior, no obstante incurre en una
interpretación errónea del mismo al confundir con lo normado por el artículo cuatrocientos
ochentitrés del código acotado; Décimo Octavo: Al respecto, el artículo cuatrocientos quince
del Código sustantivo señala en su primera parte: “Fuera de los casos del artículo
cuatrocientos dos, el hijo extramatrimonial solo puede reclamar del que ha tenido relaciones
sexuales con la madre durante la época de la concepción una pensión alimenticia hasta la edad
de dieciocho años. La pensión continúa vigente si el hijo, llegado a la mayoría de edad, no
puede proveer a su subsistencia por incapacidad física o mental. El demandado podrá solicitar
la aplicación de la prueba genética u otra de validez científica con igual o mayor grado de
certeza. Si estas dieran resultado negativo, quedará exento de lo dispuesto en este artículo”;
Décimo Noveno: De lo expuesto en los considerandos precedentes, no resulta prudente ni
razonable que, por tratarse de hijo o hija alimentista, deba el recurrente ser exonerado del
pago que por alimentos le corresponde, y ello en principio, porque conforme a lo anotado,
debe primar el “estado de necesidad” que no debe ser entendida como una condición o
requisito exclusivo de los hijos habidos dentro del matrimonio o que hayan sido reconocidos,
sino que, además, debe ser una condición que alcance a los hijos alimentistas, aun en su
mayoría de edad, tanto más, si se encuentran llevando estudios superiores de manera exitosa,
como en el caso de autos, según se demuestra de los medios probatorios aportados al caso sub
41
materia; en segundo lugar, conforme a la doctrina más avanzada sobre derecho de familia,
resulta evidente que los denominados hijos(as) alimentistas deben tener las mismas
características, condiciones, obligaciones y derechos que los hijos nacidos dentro del
matrimonio, criterio que por lo demás se corresponde con el derecho irrenunciable de todo
Estado de velar siempre porque la obligación alimentaria resulte siempre equitativa e
igualitaria, y que subsista y mantenga su vigencia en los hijos reconocidos o no, menores de
edad o no, preceptos que, asimismo, se corresponden con un Estado de Derecho justo,
solidario y realista. Por último, se advierte que el recurrente no acredita, dentro del presente
proceso de alimentos que haya solicitado una prueba genética u otra de validez científica que
demuestre encontrarse exonerado de la obligación alimentaria, conforme a la exigencia de lo
dispuesto en el artículo cuatrocientos quince del Código Civil citado, conducta procesal que
conlleva a inferir el reconocimiento implícito o al menos aparente que pudiera ser su hijo
porque la única forma de liberarse de su obligación es demostrar mediante esa prueba
científica tal calidad, lo que no sucede al contrario con el peticionante (su conducta procesal)
pues la ley en este caso le favorece en la conversión de la carga de la prueba conforme a la
última parte del artículo precitado del Código Civil; Vigésimo: Que, por último de los
argumentos de la causal por inaplicación de una norma de derecho material, se extrae que
ellos están referidos a cuestionar el material probatorio evaluado por las instancias de mérito y
a pretender el reexamen de los mismos, situación que no es propósito del recurso de casación
a tenor de lo dispuesto en el artículo trescientos ochenticuatro del Código Procesal Civil, tanto
más, si a fin de estimar la demanda del actor el superior colegiado hizo uso de una apreciación
lógica y razonada de la prueba aportada en su conjunto, sobre la base de lo dispuesto en el
artículo ciento noventisiete del Código Civil; por consiguiente, no se advierte la inaplicación
de la norma material denunciada; Vigésimo Primero: Por las consideraciones
precedentemente expuestas y no verificándose las causales referidas a la interpretación
errónea del artículo cuatrocientos ochentitrés del Código Civil ni la inaplicación del artículo
sexto, tercer párrafo de la Constitución Política del Estado, contempladas en los incisos
primero y segundo del artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil; de
conformidad con lo dispuesto en el artículo trescientos noventisiete del Código Procesal Civil:
MI VOTO es porque se declare INFUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas
doscientos veintiocho, por don Hans Humberto Chacón Cavero; en consecuencia NO CASAR
la resolución de vista de fojas doscientos veintitrés, su fecha diecinueve de diciembre de dos
mil cinco; CONDENAR al recurrente al pago de una multa de dos unidades de referencia
procesal así como al pago de las costas y costos originados en la tramitación del recurso; y se
DISPONGA la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo
responsabilidad; en los seguidos por don Anthony Hans Chacón García contra Hans
Humberto Chacón Cavero, sobre Alimentos; y se devuelva.-
S. FERREIRA VILDÓZOLA
NOTAS
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CASO 10
Análisis de casos de reconocimiento de paternidad entre los que no existía vínculo biológico
entre reconocedor y reconocido.
“[...] debe merituarse que con la prueba genética del ADN realizado por el Laboratorio Bio
Links con fecha dieciséis de junio del año dos mil cuatro el actor habría tomado conocimiento
que la adolescente antes mencionada no era su hija y siendo que la interposición de la
presente demanda data del trece de setiembre del año dos mil cuatro, en consecuencia la
acción de anulabilidad no habría prescrito (...) la anulabilidad del referido acto jurídico no
enerva la validez de la partida de nacimiento”.
EXPEDIENTE: 2004-4368-0-0901-JR-FA-03
ANTECEDENTES
VISTOS: Puestos los autos a Despacho por el secretario de la causa para resolver; Resulta de
autos que por escrito de fojas once a quince, subsanado a fojas ochenta y seis y ochenta y
siete, don OTILIO JULCA CAYETANO, interpone demanda de Anulabilidad del Acto
Jurídico de Declaración de Paternidad, dirigiendo su acción contra doña ILIA VIDAL
JIMENEZ, contra don PORFIRIO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ y contra la menor J, actuando
en su representación su señora madre doña Ilia Vidal Jiménez, a efectos de que se declare
nulo el acto jurídico de declaración y reconocimiento de paternidad efectuado por don Otilio
Julca Cayetano respecto a la menor J con fecha veinticinco de abril de mil novecientos
ochenta y ocho ante el Registro de Estado Civil de la Municipalidad de Lima Metropolitana,
el mismo que se encontraría viciado por dolo; Expone el actor como fundamentos de hecho
que en el año mil novecientos setenta y seis contrajo matrimonio civil con la demandada ILIA
VIDAL JIMENEZ, habiendo procreado tres hijos de nombres Janeth Dolores, Percy y J, Julca
Vidal, de veintiséis, veinticuatro y dieciséis años de edad, respectivamente, a la fecha de
interposición de la demanda, agregando que en el año mil novecientos ochenta y seis su
43
matrimonio entra en una etapa de crisis, la misma que terminó en el año mil novecientos
ochenta y nueve, separación que se mantiene en la actualidad haciendo vidas separadas, que
durante este periodo de crisis nació la niña J, a quien el actor reconoció por haber nacido
dentro del matrimonio, pese que su cónyuge tuvo problemas de fidelidad en su vida conyugal,
que asimismo luego de separarse de hecho con su cónyuge, visitaba a sus menores hijos dos
veces por semana, sin embargo la menor J siempre lo evitaba; siendo que con fecha diez de
julio del año dos mil cuatro en la última visita que realizó en la casa de la demandada donde
viven sus hijos, en forma casual encontró unos documentos escolares en los cuales la menor J.
figuraba con los apellidos Rodríguez Vidal y los mismos que indicaban que su padre
biológico es Porfirio Rodríguez Rodríguez, por lo que afirma haber sido engañado por la
señora Ría Vidal Jiménez durante quince años en los cuales creyó que la menor era su hija;
reconociendo inclusive la propia menor como su padre a don Porfirio Rodríguez Rodríguez;
agregando a ello que su demanda debe ampararse al habérsele perjudicado en su honra y en su
dignidad moral y en segundo lugar porque es la propia menor quien se identifica con otro
nombre generando traumas y confusión, debiendo velarse por el Interés Superior del Niño, a
fin de que sus verdaderos padres inscriban a la menor; agregando a ello que ha conversado
con los codemandados y se han comprometido a que una vez declarada la nulidad de la
partida regularizarían los documentos de la menor, reconociendo ambos codemandados la
paternidad de Porfirio Rodríguez Rodríguez respecto a la menor antes mencionada;
Fundamenta el actor su pretensión en el artículo setenta y tres del Código Civil y artículo
quinto del Título Preliminar del Código Civil, asimismo en los artículos doscientos diez,
artículo doscientos veintiuno inciso segundo del mismo cuerpo legal; Mediante resolución
número cinco de fecha quince de setiembre del año dos mil cinco obrante a fojas noventa y
dos es admitida la demanda en vía de proceso de conocimiento, se confiere traslado a los
codemandados doña Ilia Vidal Jiménez, don Porfirio Rodríguez Rodríguez y a la menor J,
actuando en su representación su señora madre doña Ilia Vidal Jiménez, quienes cumplen con
absolverlo mediante escrito de fojas ciento tres a ciento cuatro, allanándose al proceso; Por
resolución número seis de fojas ciento seis se declara improcedente el allanamiento solicitado
por tratarse de derechos indisponibles y mediante resolución número siete de fojas ciento
catorce se declara rebelde a los codemandados, mediante resolución número diez de fojas
ciento cuarenta se declara saneado el proceso y se cita a las partes a la audiencia de
conciliación; la misma que se lleva a cabo conforme consta en el acta de fojas ciento cuarenta
y siete y ciento cuarenta y ocho, con la asistencia de la parte de-mandante, demandada y del
Ministerio Público; para posteriormente llevarse a cabo la audiencia de pruebas, según es de
verse del acta que consta de fojas ciento cincuenta a ciento cincuenta y cuatro, verificándose
con la presencia de la parte demandante, demandada y del Ministerio Publico; habiéndose
actuado todos los medios probatorios ofrecidos, los medios probatorios de oficio y recibido
los alegatos de la parte demandante, el dictamen fiscal obrante de fojas ciento sesenta y dos a
ciento sesenta y seis, estado de la causa es el de expedir sentencia.
CONSIDERACIONES
Primero: Que conforme consagra el artículo ciento treinta y nueve, inciso tercero de la
Constitución Política del Estado, constituye una garantía de la ad-ministración de justicia la
tutela jurisdiccional efectiva con sujeción al debido proceso, el cual comprende entre otros
principios la observancia de la legalidad, es decir lo dispuesto en el ordenamiento positivo,
importando una decisión judicial sobre un conflicto intersubjetivo de intereses con relevancia
jurídica, obteniéndose una respuesta motivada y razonablemente justa.
Tercero: Que, el actor don Otilio Julca Cayetano acude al Órgano Judicial a fin de solicitarla
anulabilidad del acto jurídico de declaración y reconocimiento de paternidad realizado por
este respecto a la menor J, nacida el veinticinco de abril del año mil novecientos ochenta y
ocho e inscrita en el Registro de Estado Civil de la Municipalidad de Lima Metropolitana,
debido a que la manifestación de voluntad se encuentra viciada por el dolo proveniente del
engaño de la madre de la menor doña Ilia Vidal Jiménez y que el actor pide resolver conforme
a los alcances del artículo doscientos diez e inciso segundo del artículo doscientos veintiuno
del Código Civil.
Cuarto: Que, es competencia y potestad del juzgado resolver el petitorio de la demanda, y los
puntos controvertidos señalados en la audiencia de fojas ciento cuarenta y siete y ciento
cuarenta y ocho, siendo los mismos los siguientes: Uno.- Determinar la procedencia de la
acción de anulabilidad del acto jurídico de declaración y reconocimiento de paternidad
efectuada por don Otilio Julca Cayetano, respecto de la menor J, reconocimiento efectuado
ante la Municipalidad de Lima con fecha veinticinco de abril de mil novecientos ochenta y
ocho, conforme al supuesto señalado en el inciso segundo del artículo doscientos veintiuno
del Código Civil; Dos.- Determinar que el acto jurídico de declaración y reconocimiento de
paternidad judicial por don Otilio Julca Cayetano, respecto a la menor J, se encuentra viciado
por dolo. Puntos que serán materia de prueba.
Quinto: Que, con la partida de matrimonio de fojas tres y con la partida de nacimiento
expedida por la Municipalidad de Lima Metropolitana de fojas cuatro, se establece que don
Otilio Julca Cayetano y doña Ilia Vidal Jiménez contrajeron matrimonio civil el día
veinticuatro de setiembre de mil novecientos setenta y seis, procreando a la menor J con fecha
veinticinco de abril de mil novecientos ochenta y ocho, quedando acreditado la legitimidad e
interés para obrar del demandante.
Sexto: Que, respecto al primer punto controvertido que versa sobre la procedencia de la
acción de anulabilidad del acto jurídico de declaración y reconocimiento de paternidad
conforme al supuesto señalado en el inciso segundo del artículo doscientos veintiuno del
Código Civil, debe precisarse que de conformidad con lo previsto por el artículo ciento
cuarenta del Código Civil, “[... ]el acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a
crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, [...]es el acontecimiento o cambio en
el mundo exterior que tiene efectos jurídicos, debido a la voluntad humana, al amparo de una
norma jurídica[...]” (Cuadros Villena, Carlos Ferdinand, Acto Jurídico. Curso Elemental.
Primera Edición. Editora Fecat Lima, 1991), siendo esto así, el acto jurídico de
reconocimiento y declaración efectuado por el demandante Otilio Julca Cayetano sobre la
paternidad de J ante la Municipalidad Metropolitana de Lima, resulta ser un acto jurídico
unilateral, el mismo que debe de tener como elementos esenciales la manifestación o
declaración de voluntad del demandante, el objeto física y jurídicamente posible y la forma
solemne del mismo.
Sétimo: Que, conforme a la doctrina imperante existen dos categorías de ineficacia estructural
o invalidez, la nulidad y la anulabilidad, denominada por algunos sectores doctrinarios como
nulidad absoluta y nulidad relativa, esto es “[...] una sanción de invalidez prescrita por la ley
por adolecer el acto jurídico de la falta de un elemento sustancial o por la existencia de un
vicio en el momento de su celebración [...]” (Torres Vásquez, Aníbal. Acto Jurídico. Editorial
San Marcos, Lima, 1998, pp. 586 y 587), siendo que la anulabilidad o nulidad relativa se
sustenta en la tutela del interés privado de las partes que han celebrado el acto jurídico, a fin
de proteger a la parte que ha resultado afectada por la causal de anulabilidad (Taboada
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Córdova, Lizardo. Nulidad del Acto Jurídico, Edit. Grijley, 2da edición, 2002, p. 90 y 91), en
el caso de autos la nulidad que se invoca es una nulidad relativa.
Octavo: Que, en el caso de autos, conforme a los fundamentos fácticos del escrito de
demanda obrante de fojas once a quince, el demandante Otilio Julca Cayetano afirma que fue
engañado por la demandada Ilia Vidal Jiménez, dado que esta sabía con antelación la
verdadera paternidad de la niña J, hecho que ocultó a su cónyuge con la finalidad de inducirlo
a error a efectos de que reconociera a la menor como hija suya, manifestación que es
corroborada por el actor en su declaración prestada en la audiencia de pruebas corriente de
fojas ciento cincuenta a ciento cincuenta y cuatro cuando afirma “[...] fui voluntariamente a
firmar la partida de nacimiento de J, ya que yo creía que era mi hija [...] fui engañado por
parte de la madre de [...]”, lo cual se encuentra a su vez demostrado con la declaración
prestada por la misma demandada Ilia Vidal Jiménez en la audiencia de pruebas de fojas
ciento cincuenta a ciento cincuenta y cuatro, cuando responde a la primera pregunta
formulada por la juzgadora respecto a que diga en qué circunstancia procreó a su hija J,
siendo que la codemandada señaló literalmente “[...]en esa época yo estaba casada con mi
esposo Otilio, con el que vivía en la misma casa, pero teníamos problemas conyugales, y en
vista que él también había cometido errores en nuestra relación conyugal, por despecho y por
consejos de una amiga opté por tener una relación extramatrimonial con el señor Porfirio
Rodríguez Rodríguez, siendo que de dichas relaciones procreamos a mi niña J, siendo que
desde que quedé embarazada, yo ya sabía que Porfirio era el padre y no mi esposo [...]”,
teniendo esta declaración calidad de declaración asimilada, conforme a lo dispuesto en el
artículo doscientos veintiuno del Código Procesal Civil, con lo que se encontraría acreditado
además que el hecho que originó la nulidad del acto de reconocimiento es anterior a la
celebración del acto jurídico de reconocimiento y declaración de paternidad.
Décimo: Que, estando a las consideraciones antes expuestas, podemos concluir que la
manifestación de voluntad de declaración y reconocimiento de paternidad que efectuó el actor
Otilo Julca Cayetano respecto de la menor J se encuentra viciado por el dolo, configurado por
la intención maliciosa, el engaño y la astucia empleados por la codemandada doña Ilia Vidal
Jiménez, que indujo al error al actor con el fin que este admitiera como ciertas las
justificaciones de aquella para explicar su embarazo de la niña J, deformándose la voluntad
del demandante en el aludido acto, el cual no se habría celebrado sin el dolo de carácter grave
y determinante empleado por la mencionada codemandada, pues la misma codemandada
refiere en su declaración de parte prestada en la audiencia de pruebas corriente de fojas ciento
cincuenta a ciento cincuenta y cuatro que considera que ella ha actuado con engaño respecto a
la paternidad de su hija Judith Ilia, manifestando literalmente “[...] sí considero que he
actuado con engaño, pero no con mala intención [... ]” , lo cual a su vez es confirmado con lo
expuesto por el codemandado don Porfirio Rodríguez Rodríguez en su declaración de parte
realizada en la audiencia de pruebas de fojas ciento cincuenta a ciento cincuenta y cuatro
cuando señala “[... ] que en esa época cada uno de nosotros éramos casados, pero nos
conocimos y tuvimos relaciones [.. .] yo no quería tener problemas con mi esposa, ni con el
señor Otilio y pensé que más adelante arreglaríamos los documentos de J […]”.
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Décimo primero: Que, si bien es cierto se encuentra probado en autos que la manifestación
de voluntad de declaración y reconocimiento de paternidad efectuado por Otilio Julca
Cayetano respecto a la menor Judith Ilia se encontraría viciado de dolo y en consecuencia
devendría en nulo dicho acto jurídico unilateral, también lo es que la presente acción resulta
ser en el fondo una pretensión de impugnación de la paternidad de don Otilio Julca
Cayetano respecto de la mencionada menor, por lo que se hace necesario merituar los
resultados de la prueba genética del ADN practicada a las partes por el Laboratorio Bio Links
con fecha prueba realizada con fecha seis de julio del año dos mil cuatro, la misma que obra a
fojas nueve y diez de autos, estableciéndose en dicha prueba que según las normas
internacionales sobre la prueba del ADN para determinación de paternidad, dos o más alelos
que no coinciden entre la menor y el supuesto padre son demostración de exclusión de
paternidad, en consecuencia don Otilio Julca Cayetano no es el padre biológico de la
adolescente J, pericia que además no ha sido observada por los codemandados, máxime si de
las declaraciones de parte prestadas por los codemandados don Porfirio Rodríguez Rodríguez
y doña Ilia Vidal Jiménez, en la audiencia de pruebas corriente de fojas ciento cincuenta a
ciento cincuenta y cuatro se colige que fruto de las relaciones extramatrimoniales sostenidas
por doña Ilia Vidal Jiménez con don Porfirio Rodríguez Rodríguez procrearon a la menor J,
quien desde su nacimiento ha venido siendo tratada como hija por parte del codemandado
Porfirio Rodríguez Rodríguez, siendo incluso registrada en su colegio con su apellido
Rodríguez, según es de verse de los documentos que obran de fojas cinco a ocho, agregando a
ello que la misma menor J manifiesta en la entrevista llevada a cabo en la citada audiencia de
pruebas que desde que tomó conocimiento que don Otilio no era su padre, esto es cuando la
menor tenía seis años de edad, se ha venido identificando con el apellido de su padre
biológico Porfirio Rodríguez Rodríguez.
Décimo segundo: Que, estando a que la presente causa versa sobre la anulabilidad del acto
jurídico de declaración y reconocimiento de paternidad efectuado por Otilio Julca Cayetano
respecto de la adolescente J, manifestación de voluntad que se encontraría viciada por dolo,
conforme a lo señalado en el inciso segundo del artículo doscientos veintiuno del Código
Civil y a fin de establecer lo dispuesto por el inciso cuarto del artículo dos mil uno del Código
Civil, debe merituarse que con la prueba genética del ADN realizado por el Laboratorio Bio
Links con fecha dieciséis de junio del año dos mil cuatro el actor habría tomado conocimiento
que la adolescente antes mencionada no era su hija y siendo que la interposición de la
presente demanda data del trece de setiembre del año dos mil cuatro, en consecuencia la
acción de anulabilidad no habría prescrito, máxime si tenemos en cuenta lo dispuesto por el
artículo octavo de la Convención sobre los Derechos del Niño, norma legal que consagra el
derecho a la identidad del niño, estableciéndose que los Estados Partes se comprometen a
respetar el derecho del niño, a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y
las relaciones familiares, de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas, disponiéndose
incluso en dicho artículo que cuando un niño sea privado ilegalmente de alguno de los
elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y
protección apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad y más aún si
agregamos a ello lo dispuesto en el artículo tercero de la mencionada Convención que
prescribe que en todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los
órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior
del niño (siendo que a la fecha de interposición de la presente demanda J era aún menor de
edad), en consecuencia atendiendo a las consideraciones antes expuestas deviene en fundada
la pretensión del actor en este extremo.
47
Décimo tercero: Que, la anulabilidad del referido acto jurídico no enerva la validez de la
partida de nacimiento de fojas cuatro, en cuanto esta conserva su eficacia para acreditar el
hecho del nacimiento de la menor antes mencionada y su filiación materna, mas no su
filiación paterna, según los principios que informan los artículos doscientos veinticuatro,
primer parágrafo y el doscientos veinticinco del Código Civil, a lo que se agrega que es una
consecuencia de esta acción la exclusión del nombre y apellidos del actor Otilio Julca
Cayetano de la partida de nacimiento de fojas cuatro correspondiente a la menor J, sin
perjuicio de que la menor pueda conservar el apellido con que figura en dicha partida, en
virtud de que el nombre es una institución civil que pertenece al orden público y con el que se
identifica a la persona en todos los actos públicos y privados de su vida, a tenor de lo
preceptuado en el artículo diecinueve del Código sustantivo, siendo en todo caso aplicable en
el caso de autos lo dispuesto por el artículo segundo de la Ley veintinueve mil treinta y dos.
Décimo cuarto: Que, las demás pruebas actuadas y no glosadas en el proceso no enervan los
considerandos precedentemente expuestos, estando a las normas legales antes invocadas y de
conformidad con lo dispuesto por los artículos tercero y octavo de la Convención sobre los
Derechos del Niño, artículo doscientos diez e inciso segundo del artículo doscientos veintiuno
del Código Civil; Por estas consideraciones, LA SEÑORA JUEZ DEL TERCER JUZGADO
ESPECIALIZADO DE FAMILIA DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
NORTE IMPARTIENDO JUSTICIA A NOMBRE DEL PUEBLO resuelve de la siguiente
manera.
DECISIÓN
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Exp. N° 218-2007
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IMPUGNACIÓN DE PATERNIDAD
“La Ley peruana no determina, concretamente, las causales en que puede fundarse la
impugnación pero se rige por las reglas del Título IX del Libro II sobre anulabilidad y nulidad
del acto jurídico; y conforme lo sostiene este mismo jurista (MAZEAUD HENRI), la
impugnabilidad del reconocimiento no supone una excepción a la regla de irrevocabilidad del
acto porque el sujeto no cambia su voluntad, sino que por el vicio, deja de ser valorada
jurídicamente la voluntad inicial”.
EXPEDIENTE: 2007-00218-CI-JM
VISTOS: Traídos los autos para emitir sentencia; Primero: Que, mediante escrito de fojas
siete a doce subsanado a fojas dieciséis a diecisiete, don MIGUEL ARAGÓN VELÁSQUEZ
en la Vía del Proceso de Conocimiento, interpone demanda de Nulidad del Acto Jurídico de
Reconocimiento Unilateral de paternidad (Pretensión Principal), demanda que dirige contra
doña NORMA VILELA ANCAJIMA; como pretensión accesoria pretende se declare la
ineficacia del asiento del declarante contenido en el Acta de Nacimiento N° XXX por ante la
Municipalidad Distrital de Puente Piedra; Fundamentos de Hecho: El demandante señala
que conoció a la demandada aproximadamente a mediados del año mil novecientos noventa y
seis en una actividad social, y luego de entablar amistad con la emplazada y sin tener una
relación sentimental con la misma, tuvieron diversas relaciones sexuales; señala también que
luego de no tener noticias de la demandada, se presenta ante su persona manifestándole que
tenía aproximadamente cinco meses de embarazo, por lo que asumiendo la alegada
paternidad, procedió a apoyarla económicamente desde el momento de la gestación y luego
del nacimiento de la menor NN, a quien a los veintidós días de su nacimiento, procedió a
asentarla ante la Municipalidad Distrital de Puente Piedra como hija suya en la creencia de su
paternidad, y sin conocer el ritmo de vida que llevaba la demandada, quien había concebido
otros tres hijos de padres diferentes; refiere que por confesión de la propia demandada tomó
conocimiento sobre la real paternidad de la menor, hecho que para el actor era desconocido
hasta el momento en que la demandada le puso en su conocimiento que no era el padre de la
niña NN, hecho que podría ser verificado luego de que se practique la prueba científica de
ADN en donde se verificará que el demandante no es el padre de la referida niña, por lo que
solicita judicialmente la nulidad del acto jurídico de reconocimiento unilateral de paternidad
inscrita en el Acta de Nacimiento N° XXX por ante la Municipalidad Distrital de Puente
Piedra; ampara jurídicamente su demanda en lo dispuesto por los artículos 219 inciso primero
concordante con el inciso segundo del artículo 221 del Código Civil; Segundo: Que,
mediante resolución número dos de fojas dieciocho, se admite la demanda a trámite,
tramitándose en la Vía del Proceso de Conocimiento, disponiéndose notificar a las partes con
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la resolución admisoria, conforme es de verse de los cargos de notificación de fojas
diecinueve a veintiuno; Tercero: Que, a fojas treinta y seis a cuarenta y dos, subsanada a
fojas cuarenta y seis, se apersona al proceso la demandada Norma Vilela Ancajima,
contestando la demanda, negándola y contradiciéndola, sustentando su defensa en el hecho de
que no es verdad haber tenido una relación eventual con el demandante Miguel Aragón
Vilela, romance que perduró desde el año noventa y seis, por espacio de ocho años, producto
del cual procrearon a la menor NN, quien según refiere la demandada es hija legítima y
biológica del demandado, siendo falso que haya informado y afirmado que el demandante no
es el padre de la citada menor, fundamentos por los cuales solicita se declare infundada la
demanda interpuesta; por lo que mediante resolución número cuatro de fojas cuarenta y siete,
se tiene por contestada la demanda, se declara saneado el proceso y se cita a las partes a la
Audiencia la Audiencia de Conciliación; Cuarto: Que, a fojas cincuenta y ocho a cincuenta y
nueve, se lleva a cabo la Audiencia de Conciliación y Fijación de Puntos Controvertidos, con
la presencia del apoderado del demandante, y la presencia de la demandada, no proponiéndose
conciliación alguna por la naturaleza de la pretensión, fijándose los puntos controvertidos,
calificándose los medios de prueba ofrecidos por las partes, ordenándose en la referida
audiencia, la concurrencia de las partes y la menor NN a la siguiente Audiencia, así como la
designación del Laboratorio Biolinks para la toma de muestras para la realización de la prueba
de ADN, y citándose a las partes a la correspondiente Audiencia de Pruebas; Quinto: Que, a
fojas setenta y tres a setenta y cuatro, se lleva a cabo la Audiencia de Pruebas, con la
concurrencia del demandante Miguel Aragón Velásquez, de la demandada Norma Vilela
Ancajima, de la niña NN, y de la Técnico en Enfermería del Laboratorio BIOLINKS, acto en
el cual, se procedió a la actuación de los medios de prueba ofrecidos por las partes,
procedieron a la toma de muestras de sangre y mucosa oral a las partes del proceso y a la
referida menor, suspendiéndose la audiencia hasta que el referido laboratorio, remita los
resultados de la prueba de ADN realizada; Sexto: Que, a fojas setenta y seis a setenta y siete,
obra el Informe Pericial realizado por la empresa Biolinks, informe pericial suscrito por los
biólogos Jorge Arévalo Zelada e Isabel Montoya Piedra, por lo que remitido el mencionado
informe pericial, se ha citado a las partes a continuación de la Audiencia de Pruebas, la misma
que se realizó a fojas noventa y nueve a cien, con la presencia de ambas partes y de los peritos
biólogos antes citados, los que procedieron a explicar el Informe Pericial realizado conforme
al artículo 265 del Código Procesal Civil; Sétimo: Que, expresados los alegatos
correspondientes, han quedado los autos expeditos para ser sentenciados, por lo que solicitada
sentencia, se ha dispuesto dejar los autos en despacho para emitir sentencia, por lo que se
emite la que corresponde; y,
Primero: Que, el artículo 196 del Código Procesal Civil establece que la carga de la prueba
corresponde a quien alega hechos que configuren su pretensión o a quien los contradice
alegando hechos nuevos; y en mérito de lo previsto por el artículo 197 del Código acotado, los
medios probatorios son valorados por el Juez utilizando su apreciación razonada. Sin embargo
en la resolución solo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que
sustentan su decisión;
Segundo: Que, los medios probatorios tienen como finalidad acreditar los hechos expuestos
por las partes, producir certeza en el Juzgador respecto de los puntos controvertidos y
fundamentar sus decisiones, conforme a lo dispuesto en el artículo 188 del Código acotado;
Cuarto: Que, estando a la fijación de puntos controvertidos según se desprende del acta de
Audiencia de Conciliación de fojas cincuenta y ocho a cincuenta y nueve, es: Primero:
Determinar si no existe vínculo de consanguinidad de primer grado entre la niña NN y don
Miguel Aragón Velásquez; Segundo: En caso de acreditarse el primer punto controvertido,
determinar si resulta nulo el recono-cimiento efectuado por el demandante Miguel Aragón
Velásquez respecto de la menor NN por la causal prevista en el inciso primero del artículo
219 del Código Civil; Tercero: Determinar si resulta anulable el reconocimiento efectuado por
el demandante Miguel Aragón Velásquez respecto de la menor NN por la causal prevista en el
inciso segundo del artículo 221 del Código Civil;
Quinto: Que, a fojas seis, aparece la partida de nacimiento de la niña NN, nacida con fecha
veintiuno de julio de mil novecientos noventa y siete en el distrito de Puente Piedra, siendo la
referida menor reconocida por el demandante Miguel Aragón Velásquez, conforme así se
aprecia de la referida partida de nacimiento, en el rubro correspondiente al declarante;
Sexto: Que, es pretensión del demandante Miguel Aragón Velásquez, se declare la Nulidad
del Acto Jurídico de Reconocimiento Unilateral de paternidad respecto de la niña NN, por la
causal prevista en el inciso primero del artículo 219 del Código Civil (falta de manifestación
de voluntad), y si como consecuencia de ello, se debe declarar también –como pretensión
accesoria– declarar la ineficacia del asiento del declarante contenido en el Acta de Nacimiento
N° XXXXX por ante la Municipalidad Distritalla Municipalidad Distrital– de Puente Piedra,
en la que se consigna como progenitor reconociente (declarante) al actor;
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Noveno: Que, en el caso de autos, el demandante invoca como fundamento de su demanda, la
causal prevista en el inciso primero del artículo 219 del Código Civil, relativo a la falta de
manifestación de voluntad del actor en el reconocimiento materia de cuestionamiento, hecho
que no corresponde a los fundamentos de hecho que sustentan el petitorio de su demanda, ya
que el demandante refiere en los fundamentos de hecho de su demanda, que reconoce a la
menor NN, en la creencia de que la referida menor era hija del demandante, por cuanto este
admite además la existencia de relaciones sexuales con la demandada, la que pudo haber
generado la concepción de la referida menor, tanto más si la propia demandada le refirió que
se encontraba embarazada como producto de las relaciones sexuales habidas con el
demandante, por lo que esta situación no genera en el actor una falta de manifestación de
voluntad al momento de reconocer a la referida niña, ya que este manifiesta su voluntad en el
reconocimiento, sin embargo, esta se encuentra viciada por existir vicio en la voluntad del
reconocimiento: error, lo cual es un supuesto de anulabilidad contemplado en el inciso
segundo del artículo 221 del Código Civil, por lo que en aplicación del principio iura novit
curia es obligación del juez aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya
sido invocada por las partes;
Décimo primero: Que, por las consideraciones antes expuestas, estando a las normas legales
antes citadas, y sin que los demás medios de prueba actuados y no glosados enerven los
considerandos que anteceden, el Señor Juez del Juzgado Mixto de Puente Piedra, Santa Rosa
y Ancón, Administrando Justicia a Nombre de la Nación;
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FALLA: Declarando FUNDADA la demanda de fojas siete a doce subsanado a fojas
dieciséis a diecisiete, interpuesta por don MIGUEL ARAGÓN VELÁS-QUEZ contra doña
NORMA VILELA ANCAJIMA sobre IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO; en
consecuencia, declaro NULO el reconocimiento de paternidad efectuado por el demandante
Miguel Aragón Velásquez respecto de la niña NN, con fecha doce de agosto de mil
novecientos noventa y siete, contenido en el Acta de Nacimiento N° XXX por ante la
Municipalidad Distrital de Puente Piedra; con costas y costos a favor del demandante.-
Tómese razón y Hágase saber.- Notificándose.-
NOTAS:
(1) MAZEAUD, Henri. Lecciones de Derecho Civil. Parte I, Volumen III, EJEA, Buenos
Aires, 1959, p. 426.
(2) CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho familiar peruano. 6ª edición, Tomo II, Studium,
Lima, 1987, p. 125.
(3) VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique. Divorcio, Filiación y Patria Potestad. Editora Jurídica
Grijley, 2004, p. 144.
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