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Rubén Darío el padre del modernismo y los escritores españoles también lo

incorporaron en la Generación del 98 y por tal razón es de vital importancia


referirnos al tema, pero antes vamos a remontarnos por unos minutos a 1898, un
año clave en la historia de España, porque fue el año de “El desastre”: España
pierde sus últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y el archipiélago de las
Filipinas), y entra en guerra con Estados Unidos. Cuba y Filipinas se independizarán
a la larga y Puerto Rico se convertirá un Estado Libre Asociado, un protectorado de
los EE.UU. Estando, así las cosas, nos encontramos con que los
hispanoamericanos se sienten más vinculados a España que en tiempos anteriores
a la independencia. Ahora España e Hispanoamérica tienen un enemigo común:
Estados Unidos. La presencia estadounidense, que amenaza equilibrio continental
y la unidad panhispánica, les hace añorar y querer reivindicar su raíz hispana;
España, lo que fuera el gran imperio, ya no da miedo, sino lástima, y ahora la
búsqueda de una soberanía común se hace más necesaria que nunca. Por primera
vez, las repúblicas de América del sur se han unido y han elegido llamarse
Hispanoamérica: estamos siendo testigos de una rehispanización sentimental. Así,
José Martí, principal revolucionario, pensador y poeta cubano, dice que “la lucha
contra España no le aborrece”, que él sí que ha estado “dentro de Goliat”
(refiriéndose a su exilio en Nueva York), y sabe lo que no quiere para su patria: insta
a la lucha por una independencia cubana sin la ayuda de EE.UU., nación que sabe
se adueñaría de Latinoamérica.
La Generación del 98, trata de una generación de escritores españoles nacidos a
finales del siglo XIX. Proceden de la Burguesía, posición anti-burguesa en su
primera etapa, vivencia de la crisis de fin de siglo y critican al sistema educativo
español. Participan en algunos actos comunes, como la visita a la tumba de Larra,
hablan de la situación en ruina y desorientación en la que está sumido el país, refleja
un enorme patriotismo, así como angustia existencial.
Los escritores que formaron parte de esta generación fueron: Miguel de Unamuno,
Ramiro de Maetzu, Angel Ganivet, Azorín, Pío Baroja, Jacinto Benavente y Antonio
Machado.
También podemos nombrar a Ramón del Valle Inclán, Manuel Machado y Juan
Ramón Jiménez, quienes suelen aparecer entre los modernistas españoles, para
Valle Inclán Ortega y Gasset tiende a excluir a Ganivet y a Unamuno,
considerándolos, por razones de edad, como miembros de una generación anterior
y J. Cassou clasifica a Unamuno y Ganivet entre los precursores y a Eugenio D'Ors,
Gómez de la Sema, Ortega y Pérez de Ayala entre los seguidores Azorín incorpora
en su lista al propio Rubén Darío
Otros autores incluyen en la nómina a los Álvarez Quintero, Emilio Carrere, Miguel
Bueno, Joaquín Dicenta, Alejandro Sawa, Concha Espina, Vicente Blasco Ibáñez y
Linares Rivas.
Pero fue hasta en el segundo viaje que Darío estrechó sus relaciones literarias con
los jóvenes escritores que más tarde serían reconocidos como la Generación del
98. Cabe, sin embargo, advertir que, por ese entonces, nadie hablaba de la
Generación del 98, expresión que comenzó a utilizarse hasta 15 años después, a
raíz de los cuatro artículos de Azorín sobre La Generación del 98 publicados en el
ABC de Madrid.
Rubén Darío estableció una excelente amistad en la que se identificó desde un
primer momento con la manera de pensar de los jóvenes escritores españoles, más
tarde conocidos como Generación del 98, hasta el punto de que Azorín incluyó a
Rubén en su lista de integrantes de la generación. Poco a poco los fue conociendo
a todos (Baroja, Azorín, Unamuno y Maeztu), cultivó su amistad y se dio un aprecio
recíproco, con altibajos en algunos casos, como sucedió con don Miguel de
Unamuno. Descubre a los hermanos Machado, a Valle Inclán, a Juan Ramón
Jiménez, entonces casi un adolescente, a Villaespesa…Darío sintió como propia la
desgracia española de 1898.
Rubén Darío desde su llegada a España descubrió, la tragedia en que vivía el país,
y empezó a denunciar todas esas situaciones y lo dio a conocer a través de su
primera crónica enviada desde Madrid, en ella describe la deplorable situación en
que se encuentra sumido el país. Con sus brillantes crónicas a "La Nación" de
Buenos Aires, Rubén dio contenido a uno de sus mejores libros en prosa: España
Contemporánea.
Rubén Darío fue muy crítico y fue capaz de dejar testimonio de su amor por España.
Lo menciona el Dr. Carlos Tünnermann en su libro Rubén Darío y la España del 98
donde Rubén expresa: “Antes de concluir estas líneas debo declarar que no creo
sea yo sospechoso de falto de afectos a España. He probado mis simpatías, de
manera que no admite el caso discusión, Pero, por lo mismo, no he de engañar a
los españoles de América y a todos los que me lean."
Es sincero Darío y da a conocer el gran aprecio que le tenía a España por la
aceptación que tuvo el movimiento modernista además de que él estaba en contra
de las injusticias por las cuales estaba pasando la clase obrera, campesina y por tal
razón apoyo a los jóvenes escritores.
Para los críticos mencionan que el Modernismo y la Generación del 98 tienen sus
diferencias, pero ambas corrientes parten de la misma insatisfacción burguesa y,
por ello, la critican duramente. En este aspecto ambos se oponen al Realismo, que
se preocupa por retratar fielmente esta clase social. El Modernismo y la Generación
del 98 coincidieron en considerar a la burguesía como un grupo que sólo busca lo
pragmático y lo utilitario, pero que no reflexiona ni da respuestas a otros aspectos
de la vida.
Por otro lado, ambos movimientos se desarrollaron paralelamente. En realidad,
algunos escritores pertenecieron a una y otra línea en diferentes momentos de su
vida. Asimismo, presentan una serie de características comunes como son la
dualidad hacia lo trascendente y lo sensorial o la utilización de similares temas
trascendentes.
Como hemos leído Rubén Darío es un poeta que transcendió fronteras, a pesar que
desde sus inicios nadie creyó en él, nadie le dio el lugar que se merece, un poeta
que estudio a cada uno de los movimientos literarios de Europa, y se dio a conocer
por el mundo, y nos ha inspirado a tener un sentimiento patriótico, estar apoyando
a las clases obreras y campesinas, que logro triunfar por donde iba, aprovecho cada
una de las oportunidades que se les brindo.
Darío sintió como propia la desgracia española de 1898, pero siempre confió en las
potencias espirituales de la madre patria. Antes de su viaje, a principios de 1898,
en su célebre soneto España, que según Torres Bodet sería “estímulo y símbolo”
para la Generación del 98, Rubén había cantado:
“Dejad que siga y bogue la galera
bajo la tempestad, sobre la ola:
va con rumbo a una Atlántida española,
en donde el porvenir calla y espera…
…“que la raza esté en pie y el brazo listo,
que va en el barco el capitán Cervantes
y arriba flota el pabellón de Cristo”.
Es indudable que el Modernismo triunfó en España, gracias principalmente a la obra
y la animación de Rubén Darío. Grandes figuras del 98 reconocieron, como
Machado, Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros, la influencia y el magisterio
daríanos.

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