1 · 1991

EL PAPEL DE LA PRENSA
LA VENTAJA COMPETITIVA DE LAS
NACIONES
Por Michael E. Porter

¿QUE TIPO DE DEMOCRACIA?

Por Raymond D. Gas til

REPLANTEAMIENTO DEL DESARROLLO

Por David Landes
Luz en la Costa FACETASES UNA PUBLICACIÓN
TRIMESTRAL DE IMPORTANTES
El Faro Sankaty en la isla Nantucket, frente a las costas de Nueva Inglaterra, es uno de los casi REFLEXIONES YOPINIONES
ACERCA DE HECHOS SOCIALES,
500 faros que están en operación en los Estados Unidos. Hace más de 200 años, al inicio de su POLÍTICOS YCULTURALES EN
periodo presidencial, George Washington estableció la responsabilidad fe-deral del mantenimien- LOS ESTADOS UNIDOS. ESTE
DIALOGO DE DIVERSAS VOCES
to de estas estructuras vitales. Desde entonces, estas señales luminosas en las costas han servido REPRESENTA LAS OPINIONES
DE LOS AUTORES YNO REFLEJA
como callada guía y bienvenida para los marineros y, cada vez en mayor medida, como destino NECESARIAMENTE LAS
OPINIONES POLÍTICAS DEL
turístico privilegiado de los viajeros terrestres. La fotografía es dejake Rajs. Para más informa- GOBIERNO ESTADOUNIDENSE.
ción sobre su obra, véase la página 37. OFICINA EDITORIAL: U.S.
INFORMATION AGENCY, 301 4TH
STREET, S.W., WASHINGTON,
DC, 20547, U.SA.

El material tomado de otras

fuentes no puede reproducirse
sin autorización. Toda solicitud
al respecto deberá enviarse
a las fuentes citadas o al Servicio
Informativo y Cultural de los
Estados Unidos de América,
Embajada de los EUA.

EDITOR EN JEFE
Peter J. Lainé

EDITORA ADMINISTRATIVA
Julia Schiff

JEFE DE REDACCIÓN
Scott Ballolin

DIRECTOR DE ARTE
Joseph Morgan

DIRECTORA DE FOTOGRAFÍA
Ellen F. Toomey

EDITORES ADJUNTOS
Holly Stewart (textos)
CandaceJ. Davis (ilustraciones)

ASISTENTE EDITORIAL
Queen Bush

REDACCIÓN EN ESPAÑOL
Manlio Fabio Fonseca
Carmen Linda

FORMACIÓN EN ESPAÑOL
José Garcés
Mario Nava
Felipe Ramírez
Arturo Marías

PORTADA: Una hilera de

máquinas expendedoras de
periódicos en Washington.
Véase la sección especial sobre
"El papel de la prensa " que
comienza en la página 20.
Fotografía de Steven Gottlieb.
Contenido Número 91 · 1/91

2 LA VENTAJA COMPETITIVA DE LAS NACIONES Michael Ε. Porter

Un nuevo estudio sugiere cómo desarrollan algunas naciones las industrias que dominan los mercados mundiales.

10 ¿QUE TIPO DE DEMOCRACIA? Raymond D. Gastil

Las sociedades que ingresan al régimen democrático deben equilibrar los derechos individuales y de grupo.

14 MUJERES, GOBDZRNO Y EL BIEN COMÚN Jane Mansbridge

El movimiento feminista ha aportado opiniones importantes para el debate sobre la democracia.

20 SECCIÓN ESPECIAL: EL PAPEL DE LA PRENSA

22 LA MORDEDURA DEL PERRO GUARDIAN TedJ. SmithlII
¿Elpapel de adversarios adoptado por los periodistas destruye el consenso democrático?

28 N O SE CULPE AL MENSAJERO James Deakin

Una prensa decidida y emprendedora es la mejor defensora de la sociedad.

32 EL PERIODISTA DEL MAÑANA Loren Ghiglione

Una editora reflexiona sobre la forma en que la revolución de la información puede cambiar la naturaleza
de las noticias.

37 LOS EUA: PARAJES TRANQUILOS

El fotógrafo Jake Rajs capta la grandeza de los paisajes nacionales.

48 U N ARGUMENTO EN FAVOR DE LA Dr^ERSIDAD Wendell Berry

Hay problemas urgentes sobre el uso de la tierra a los cuales debemos encontrar respuesta.

55 EL OFICIO DEL CINEASTA: ENTREVISTA CON PAUL MAZURSKY

Este versátil guionista, director, actor y productor habla de su obra.

60 EL LENGUAJE, LA POLÍTICA Y LA IDENTIDAD NORTEAMERICANA Jack Citrin

Los debates sobre el multilingüismo reflejan un problema más profundo: lo que significa ser norteamericano.

66 REPLANTEAMIENTO DEL DESARROLLO David Landes

Algunos países en desarrollo prosperan, otros se estancan; ¿por qué es tan difícil salir del atraso ?

72 CRITICA
HISTORIA: General ofthe Army: George G Marshall, Soldier and Statesman por Ed Cray
TECNOLOGÍA: Communications Satellites: Their Development and Impact por Heather E. H u d s o n
EDUCACIÓN: The University: An Owner's Manual por H e n r y Rosovsky
SOCIEDAD: El Museo de la Inmigración de la Isla Ellis
LITERATURA: The Norton Book of Nature Writing compilado por Robert Finch y J o h n Eider
ARTE: "Los dibujos de Jasper Johns", exposición organizada por la Galería Nacional de Arte.
F A C E T A S

LA
VENTAJA COMPETITIVA
DE LAS NACIONES Por Michael Ε. Porter
Un nuevo estudio indica por qué algunos países desarrollan industrias
que conquistan mercados mundiales.

Michael Ε. Porten Fotografías de Richard Howard.

'2

Los fármacos suizos, los automóviles
alemanes de gran potencia, el "software"
norteamericano y los artículos electrónicos
japoneses hacen pensar en un nivel de
excelencia reconocido mundialmente.
Pero, ¿por qué empresas de un país a
menudo dominan el mercado mundial
en una industria específica'? Michael
Porter se propuso hace cuatro años dar
respuesta a la cuestión y para ello estudió
más de 100 industrias de exportación en
10 países diferentes. Informa sobre los
resultados de su investigación en un
nuevo libro intitulado The Compétitive
Advantage of Naúons-condensado en
este artículo-que verdaderamente hace
pensar. Porter descubrió que grupos de
compañías muy prósperas en sus
respectivos países tienen en común
ventajas de las que no gozan sus
competidores extranjeros. Entre otras, un
buen número de trabajadores
especializados, compradores exigentes y
proveedores experimentados; descubrió,
asimismo, una razón de mayor
fundamento del éxito internacional: la
enorme competencia entre las empresas
dentro de sus respectivos mercados
nacionaks. "En última instancia ",
escribe Porter, "los países triunfan en
industrias específicas porque su ámbito
nacional es más dinámico y de mayor
desafio, lo que estimula a las empresas
para que perfeccionen y amplíen sus
ventajas ".
Michael Ε. Porter es profesor de
economía en la Escuela de
Administración Harvard y consejero de
varias compañías trasnacionales en lo
retotivo a estrategia empresarial. Es
miembro de la Comisión Presidencial
sobre Competitividad Industrial y
autor de otros dos libros sobre el mismo
tema: Compétitive Strategy de 1980 y
Compétitive Advantage de 1985.
*
or qué, en la competencia inter-
P nacional, algunos países triun-
fan y otros fracasan? Quizá sea
ésta, en economía, la pregunta formu-
lada con mayor frecuencia en nuestros
tiempos. En todas las naciones, la com-
petitividad se ha convertido en una de
las p r e o c u p a c i o n e s c e n t r a l e s del
gobierno y de la industria. Los Estados
Unidos proporcionan un ejemplo muy
claro: cada vez se debate más en públi-
co sobre el éxito económico, manifies-
tamente superior, de otras naciones en
materia comercial. Pero ese intenso
debate sobre la competitividad tam-
bién tiene lugar en países "modelos
del éxito" como Japón y la República
de Corea. Países socialistas como la
Unión Soviética y otros de Europa
o r i e n t a l y de Asia se f o r m u l a n la
misma pregunta a medida que revalú-
an a fondo sus sistemas económicos.
Aun cuando se formule con frecuen-
cia, resulta una pregunta equivocada si
tiene por finalidad poner a la vista los
cimientos de la prosperidad económi-
ca de las empresas y de las naciones.
En vez de ello debe enfocarse otro
tema, mucho más preciso: ¿por qué un
país se convierte en centro donde con-
vergen competidores que triunfan
i n t e r n a c i o n a l m e n t e en tal o cual
industria?
No escasean las explicaciones sobre
por qué algunas naciones son competi-
tivas y otras no. Hay quienes conside-
ran la competitividad nacional como
un fenómeno macroeconómico, movi-
do p o r factores variables como los
tipos de cambio, las tasas de interés y
los déficit gubernamentales. En todo
caso, ciertas naciones han disfrutado
Material utilizado con autorización de The Free
Press, división de Macmillan, Inc.© 1990 de
Michael Ε. Porter.
de un nivel de vida en rápido ascenso a
pesar del déficit p r e s u p u e s t a r i o
(Japón, Italia y Corea) ; a pesar de que
han visto subir la cotización de su
m o n e d a ( R e p ú b l i c a F e d e r a l de
Alemania y Suiza) o a pesar de haber
sostenido altas tasas de interés (Italia y
Corea).
Otros sostienen que la competitivi-
dad está en función de la mano de
obra barata y abundante. Sin embargo,
n a c i o n e s c o m o Alemania, Suiza y
Suecia han prosperado no obstante los
salarios elevados y los largos periodos
en que escasea la mano de obra. Las
empresas japonesas han triunfado a
nivel internacional en muchas indus-
trias sólo d e s p u é s de sustituir a
muchos trabajadores recurriendo a la
automatización. La'capacidad para
competir, a pesar de los salarios altos,
representa al parecer una meta nacio-
nal mucho más deseable.
Según otro punto de vista, la compe-
titividad depende de la abundancia de
recursos naturales. No obstante, en
épocas recientes las naciones q u e
mayores éxitos h a n l o g r a d o en el
comercio (entre ellas Alemania, Japón,
Suiza, Italia y Corea) son países con
recursos naturales limitados que nece-
sitan importar la mayor parte de sus
materias primas. Más aún, en países
c o m o C o r e a , el Reino U n i d o y
Alemania, las r e g i o n e s p o b r e s en
recursos naturales son las que están
prosperando.
En épocas más recientes, muchos
sostienen que en la competitividad
influye sobremanera la política guber-
namental. Este punto de vista conside-
ra que se cuenta con las llaves del éxito
internacional cuando se da preferen-
cia a ciertas industrias en cuanto a
desarrollo, protección, promoción de
exportaciones y subsidios. Y se aducen
3
como p r u e b a s estudios sobre unas
cuantas naciones (en especial Japón y
Corea) y sobre unas cuantas industrias
grandes y afamadas como la automovi-
lística, la siderúrgica, la de construc-
ción de buques y la de los semiconduc-
tores. Sin embargo, ese papel decisivo
de la política g u b e r n a m e n t a l en lo
relativo a competitividad no se ve con-
firmado cuando se estudian los hechos
con mayor amplitud. Muchos observa-
dores considerarían que la política
gubernamental en cuanto a la indus-
tria, por ejemplo en Italia, ha resulta-
do ineficaz en buena parte de la pos-
guerra, aun cuando las exportaciones
italianas hayan e x p e r i m e n t a d o u n
aumento sólo superado por las japone-
sas, conjuntamente con u n nivel de
vida en rápido ascenso.
Una última explicación popular en
materia de competitividad nacional se
halla en las diferencias de los procedi-
mientos administrativos, incluidas las
relaciones entre los trabajadores y la
empresa. El sistema administrativo
japonés fue especialmente encomiado
en los 80 y otro tanto ocurrió con el
sistema estadounidense en los 50 y los
60. El problema inherente a esta expli-
cación, p o r lo demás, es q u e cada
industria requiere un enfoque admi-
nistrativo diferente. Lo que se encomia
como buen procedimiento administra-
tivo en una industria puede ser desas-
troso en otra.
Las n u m e r o s a s y contradictorias
explicaciones sobre la competitividad
subrayan un problema aún más funda-
mental. En primer lugar, ¿qué es, en
todo rigor, una nación competitiva? ¿Es
una donde cada empresa o industria
disfrutan de competitividad? De ser
así, ni un solo país se acercaría a esta
calificación.
¿Es "competitivo" el país con un gran
saldo comercial positivo? Suiza tiene
una balanza comercial más o menos
equilibrada e Italia padece de un défi-
cit crónico; no obstante, ambas nacio-
nes registran un marcado incremento
del ingreso nacional. ¿Es "competitivo"
el país que logra crear empleos? Por
supuesto, esta capacidad es importan-
te, pero los tipos de trabajo—y no mera-
mente el que los ciudadanos tengan
empleo con sueldos bajos—parecen
aún más significativos para el ingreso
nacional. Con salarios bajos se tiene
mano de obra barata, pero esto dista
mucho de ofrecer un atractivo modelo
industrial.
El principal objetivo económico de
una nación consiste en crear para sus
ciudadanos un nivel de vida elevado y
en ascenso. La capacidad para lograrlo
n o depende de la "competitividad",
concepto amorfo, sino de la producti-
vidad con que se aprovechan los recur-
sos de una nación: el capital y el traba-
jo. La productividad es el valor del ren-
dimiento de una unidad de mano de
obra o de capital. Depende, a la vez, de
la calidad y de las características de los
productos (las cuales determinan los
precios que se pueden asignar) y de la
eficiencia con que se manufacturan.
La productividad es, a la larga, el
determinante primordial del nivel de
vida de un país y del ingreso nacional
por habitante. La productividad de los
recursos humanos determina los sala-
rios y la productivad proveniente del
capital determina los beneficios que
o b t i e n e p a r a los p r o p i e t a r i o s del
mismo.
I n c r e m e n t o d e la Productividad
y C o m e r c i o Internacional
Para el crecimiento sostenido de la
productividad se requiere una econo-
mía que continuamente se supere a sí
misma. Por vía de ejemplo, durante
muchos decenios Alemania ha disfru-
tado de ascendiente productividad
p o r q u e sus e m p r e s a s h a n l o g r a d o
manufacturar productos más y más
diferenciados e introducir una mayor
automatización que, a su vez, eleva la
p r o d u c t i v i d a d del trabajador. Las
empresas de una nación deben tam-
bién desarrollar la capacidad necesaria
para competir en nuevos y complica-
dos sectores industriales, donde por lo
general la productividad es mayor. Así
se utilizan recursos humanos liberados
durante el proceso que incrementa la
productividad de sectores donde ya se
estaba trabajando.
El comercio internacional permite a
una nación aumentar su productividad
eliminando para ello la necesidad de
producir todos los bienes y servicios
dentro de la misma nación. Así, u n
país puede especializarse en las indus-
trias y en los sectores donde sus empre-
sas son relativamente más productivas
e importar artículos y servicios en los
cuales sus compañías son menos pro-
ductivas que las de los competidores
extranjeros. Las importaciones y las
exportaciones son, por consiguiente,
partes integrantes del aumento de la
productividad.
Ninguna nación puede ser competiti-
va en todo, ni ser exportadora de todo,
sin más ni más. Necesariamente tiene
límites en un país el acervo de los
recursos humanos y de otro tipo. Lo
ideal es que esos recursos se desarro-
llen en las aplicaciones más producti-
vas. El triunfo de las exportaciones de
las industrias con ventaja competitiva
elevará el costo de la mano de obra, de
los insumos y del dinero en el país, lo
cual h a r á p e r d e r competitividad a
otras industrias. En Alemania, Suecia y
Suiza, por ejemplo, este proceso llevó a
la contracción de la industria del vesti-
do a compañías pertenecientes a secto-
res especializados que pueden mante-
ner sueldos muy elevados.
Ciertas posiciones dentro del merca-
do, en el seno de algunos sectores e
industrias, necesariamente deberán
perderse a fin de que la economía pro-
grese. Recurrir a los subsidios, al patro-
cinio o a otras formas de intervención
para sostener esas industrias sólo servi-
rá para disminuir el ritmo ascendente
de la economía y limitar a la larga el
nivel de vida del país.
Si bien el comercio y la inversión
internacionales pueden mejorar
mucho la productividad nacional, tam-
bién pueden amenazarla. Esto se debe
a que al enfrentarse a la competencia
internacional se crea para cada indus-
tria un estándar absoluto de productivi-
dad necesario para estar al nivel de los
competidores extranjeros, y no sólo un
estándar relativo de productividad en
comparación con otras industrias den-
tro de la misma economía nacional. La
industria automovilística estadouni-
dense, pongamos por caso, produce
más por "hora-hombre" (y con mejor
paga) que muchas otras industrias nor-
teamericanas, pero los Estados Unidos
han registrado un déficit comercial
cada vez mayor (y la consiguiente pér-
dida de empleos muy bien remunera-
dos) en el ramo automovilístico por-
que el nivel de productividad en la
industria alemana y en la japonesa es
aún mayor.
Por tanto, explicar la "competitivi-
dad" a nivel nacional es responder a
una pregunta mal planteada. En vez de
eso debemos comprender los determi-
nantes de la productividad y la tasa de
crecimiento de la productividad. Para
encontrar respuestas debemos concen-
trar la atención no en el conjunto de la
economía, sino en industrias y sectores
industriales específicos. Los recursos

Para crear una ventaja se requieren nuevas formas de competir, estar dispuesto a
arriesgarse e invertir para que dé resultado el riesgo que se aceptó. Los países triunfan
cuando las circunstancias locales impulsan a las compañías a adoptar esas estrategias
humanos más decisivos en la compe-
tencia internacional m o d e r n a , por
ejemplo, llegan a niveles elevados de
especialización en actividades específi-
cas. No son resultado del sistema edu-
cativo general de un país, sino de un
proceso íntimamente relacionado con
la competencia en el seno de determi-
nadas industrias. El resultado de milla-
res de contiendas por obtener la venta-
ja competitiva, enfrentándose a rivales
extranjeros en sectores e industrias
específicos en los cuales se crean y
mejoran productos y procedimientos,
es lo que sostiene el proceso de eleva-
ción de la productividad nacional des-
crito antes.
Cuando se observa de cerca cual-
quier economía nacional se perciben
diferencias notables, de país a país, en
cuanto al éxito competitivo. La ventaja
internacional a menudo se concentra
en industrias netamente definidas e
incluso en sectores específicos de una
industria. Las exportaciones alemanas
de automóviles se inclinan m u c h o
hacia los autos de gran potencia, en
tanto que las exportaciones coreanas
en este ramo se reducen a los vehícu-
los compactos o semicompactos.
Más aún, en muchas industrias—y
especialmente en sectores bien defini-
dos de éstas—los competidores con
ventajas competitivas verdaderamente
internacionales tienen en unos cuan-
tos países su centro principal de opera-
ciones. Las industrias nacionales de
mayor éxito están integradas por gru-
pos de compañías, no por empresas
aisladas. Los competidores principales
a nivel internacional con frecuencia
no sólo están ubicados en el mismo
país, sino que a menudo en la misma
ciudad o en la misma región del país.
La posición nacional de las industrias
es por lo general estable de manera
impresionante y se extiende a lo largo
de muchos decenios.
El P a p e l d e las N a c i o n e s
Los países triunfan en la industria si
sus circunstancias nacionales propor-
cionan u n a m b i e n t e q u e apoye el
mejoramiento y la innovación. Para
crear ventaja se requiere perspicacia a
fin de absorber las nuevas formas de
competir, estar dispuesto a arriesgarse
e invertir para que dé resultado el ries-
go que se aceptó. Los países triunfan
c u a n d o las c i r c u n s t a n c i a s locales
impulsan a las compañías a adoptar
esas estrategias a tiempo y con dina-
mismo. Los países triunfan en indus-
trias cuando las ventajas de su centro
de o p e r a c i o n e s subsisten en otras
naciones y cuando sus innovaciones y
mejoras prevén las necesidades del
mercado internacional. C u a n d o se
compite internacionalmente el éxito
exige que las empresas transformen
sus posiciones nacionales en posicio-
nes internacionales.
¿Por qué un país triunfa a nivel
internacional en u n a d e t e r m i n a d a
industria? La respuesta se halla en cua-
tro amplias características nacionales
que dan forma al ambiente en el cual
compiten las empresas locales.
1. Situación de los factores. La posi-
ción del país en cuanto a factores de
producción, como mano de obra espe-
cializada o infraestructura, necesarios
para competir en determinada industria.
2. Condiciones de la demanda. Es
decir, el tipo de la demanda nacional
de los productos o servicios de una
industria.
3. Industrias correlativas o coadyuvan-
tes. La presencia o ausencia en el país
de industrias proveedoras e industrias
correlacionadas competitivas a nivel
internacional.
4. Estrategia de la empresa, estructura y
competencia. Las condiciones naciona-
les que rigen la creación, organización
y administración de las compañías y las
modalidades de la competencia a nivel
nacional.
Las empresas logran ventaja competi-
tiva cuando la casa matriz permite y
apoya la más rápida acumulación de
activos y de técnicas. Las empresas
logran ventaja competitiva en industrias
donde la casa matriz les permite contar
La Ventaja Competitiva de las Naciones
con muy buena información actualiza-
da y hay perspicacia sobre lo que un
producto y su procesamiento necesitan.
Las empresas logran ventaja competiti-
va cuando los objetivos de propietarios,
administradores y empleados apoyan
una intensa dedicación y una inversión
sostenida. Por último, los países triun-
fan en determinadas industrias porque
su ambiente nacional es en verdad diná-
mico y desafiante y porque estimula y
a n i m a a las e m p r e s a s a mejorar y
ampliar sus ventajas a largo plazo.
Los países con mayores probabilida-
des de triunfar en industrias o sectores
industriales son aquellos donde el "dia-
mante" nacional, término con el cual
me refiero a los determinantes como
sistema, es más favorable. El "diaman-
te" es un sistema donde existen refuer-
zos mutuos. El efecto de un determi-
nante depende del estado de los de-
más. La presencia de compradores de
gusto exigente no se convierte en pro-
ductos mejorados a menos que la cali-
dad de los recursos humanos sea sufi-
ciente para obrar y satisfacer esas nece-
sidades. La debilidad de cualquiera de
los determinantes reduce las posibilida-
des de una industria para perfeccionar-
se y progresar. Las ventajas concernien-
tes a un determinante pueden crear
ventajas en los demás o mejorías.
La ventaja competitiva basada sólo
en uno o dos determinantes es posible
en industrias que d e p e n d e n de los
recursos naturales o en industrias que
no requieren tecnología complicada o
gran especialización. Sin embargo, esa
ventaja por lo general resulta insosteni-
ble porque, como cambia rápidamen-
te, los competidores que pertenecen al
plano internacional pueden esquivarla
sin dificultad. Las ventajas en cualquie-
ra de las facetas del "diamante" son
necesarias para alcanzar y sostener el
éxito competitivo en las industrias
d o n d e hacen falta grandes conoci-
mientos, las cuales constituyen la espi-
na dorsal de las economías avanzadas.
La historia política y social influye en
la pericia que se va acumulando en
una nación y en la estructura institu-
cional en cuyo seno opera la compe-
tencia. Estos aspectos de una nación
—algunos los denominan culturales—
no pueden separarse de los resultados
económicos. Asimismo, los "factores
culturales" están, si se les observa de
cerca, entrelazados con los factores
económicos.
Los factores culturales son importan-
tes d a d o que m o d e l a n el ambiente
donde actúan las empresas, las cuales
operan a través de los determinantes,
no aislándose de ellos. Tales influen-
cias son importantes para la ventaja
competitiva p o r q u e cambian lenta-
mente y es difícil que los forasteros las
aprovechen o las imiten.
Dos variables adicionales—el azar y el
gobierno—pueden influir de manera
considerable en el sistema nacional y
son necesarias para completar la teo-
ría. Los sucesos fortuitos son desarro-
llos ajenos al control de las empresas
(y casi siempre al del gobierno del
país), entre los cuales pueden contarse
los inventos genuinos, los adelantos
súbitos en tecnologías básicas, las gue-
rras, los acontecimientos políticos de
otros países y los cambios considera-
bles de la demanda en los mercados
extranjeros. Crean interrupciones que
p u e d e n desbloquear o remodelar la
estructura de la industria y proporcio-
n a r la o p o r t u n i d a d p a r a q u e las
e m p r e s a s d e u n a n a c i ó n t o m e n el
lugar de las de otra nación.
El gobierno, en todos los niveles,
puede mejorar o disminuir la ventaja
nacional. La política antimonopolista
afecta la competencia nacional. Los
reglamentos pueden modificar las con-
diciones de la demanda nacional. Las
inversiones en el ramo educativo pue-
den cambiar la situación de los facto-
res. Las c o m p r a s realizadas p o r el
gobierno pueden estiriiular industrias
c o r r e l a c i o n a d a s y q u e se a y u d a n
mutuamente. Por lo demás, las políti-
cas puestas en práctica sin considerar
cómo van a influir en todo el sistema
de determinantes, lo mismo pueden
socavar que fortalecer la ventaja nacional.
Estrategia de la Empresa
Con todo, por muy favorables que
sean las circunstancias nacionales, una
empresa no tiene garantizado el éxito.
En el mismo país, algunas compañías
prosperan y otras fracasan. Aun cuan-
do los Estados Unidos ocupen el pri-
mer lugar en computadoras y las com-
pañías IBM, Digital y Gray, por ejemp-
lo, hayan logrado estupendos resulta-
dos, infinidad de empresas norteame-
ricanas en el ramo de la computación
han fracasado o desaparecido.
Las fuentes más importantes de la
ventaja nacional d e b e n buscarse y
aprovecharse diligentemente (situa-
ción diferente a la de los costos bajos
que se logran operando sencillamente
a nivel nacional). Las compañías de
éxito internacional no son espectado-
ras pasivas en el proceso de crear ven-
taja competitiva. Están atrapadas en un
procedimiento interminable de bús-
queda de nuevas ventajas y de lucha
para protegerlas de sus competidoras.
La actividad requerida para crear y
sostener la ventaja competitiva a nivel
internacional e n c i e r r a desafíos y a
m e n u d o p u e d e ser p r o f u n d a m e n t e
desagradable. Hay otras formas de
o b t e n e r utilidades, c o m o el apoyo
g u b e r n a m e n t a l , colocarse atinada-
mente en el mercado sosteniendo bajo
el nivel de la inversión y mantenerse
apartado de las industrias de calibre
internacional.
Mi estudio presupuso la considera-
ción en detalle de la historia de bastan-
te más de un centenar de industrias.
Las estrategias particulares aplicadas
por las compañías triunfadoras eran
diferentes desde cualquier punto de
vista. No obstante, cada empresa (y
cada industria nacional) que disfrutó
en forma sostenida d e u n a ventaja
competitiva manifestó ciertas modali-
dades de conducta subyacentes.
1. La ventaja competitiva nace funda-
mentalmente del mejoramiento, de la
innovación y del cambio. Las empresas
aventajan a sus rivales internacionales
porque caen en la cuenta de nuevos
métodos para competir o encuentran
nuevos y mejores medios para luchar
dentro de los antiguos lincamientos.
Sony es la compañía que por primera
vez empleó transistores en los radios.
Boeing fue pionera del concepto de
toda una línea de aviones basada en
diseños similares y fue la primera que,
d e n t r o de la industria aeronáutica,
compitió con dinamismo a nivel mun-
dial. Prácticamente, en la historia de
todas las compañías que se han distin-
guido mundialmente se encuentran
esa previsión y esos logros.
La innovación, en términos estratégi-
cos, se define en u n s e n t i d o muy
amplio. Incluye, además de las tecnolo-
gías nuevas, métodos nuevos o mane-
ras de hacer cosas que a veces parecen
b a s t a n t e c o m u n e s . La i n n o v a c i ó n
puede manifestarse en el diseño de un
producto nuevo, en el proceso de pro-
ducción, en la manera de enfocar el
m e r c a d o , o en u n m o d o nuevo de
capacitar u organizar.
Algunas innovaciones crean ventaja
competitiva cuando una compañía se
da cuenta de algo enteramente nuevo
que necesitan los compradores, o que
sirve a un sector del mercado al que
no han prestado atención los competi-
dores. Un ejemplo: las firmas japone-
sas lograron ventajas en muchas indus-
trias dando gran importancia a u n a
amplia variedad de artículos peque-
ños, compactos, de menor potencia,
que los competidores extranjeros habí-
an d e s d e ñ a d o p o r c o n s i d e r a r l o s
menos importantes o menos lucrati-
vos. Asimismo, innovaciones que pro-
porcionan una ventaja competitiva se
basan a menudo en métodos o tecno-
logías nuevos que convierten en obso-
letos los activos existentes y las instala-
ciones. Hay competidores que no res-
ponden a esta situación porque temen
que en forma prematura sus inversio-
nes anteriores pierdan actualidad.
2. La ventaja competitiva abarca todo el
sistema de valores. El sistema de valores
es el conjunto de actividades que inter-
vienen en la creación y uso de un pro-
ducto. El intercambio cercano y cons-
tante con los proveedores, los canales
de distribución y los compradores es
parte integral del proceso que crea y
mantiene la ventaja. La ventaja compe-
titiva a m e n u d o proviene de que se
percibieron nuevas formas de configu-
rar y manejar todo el sistema de valo-
res. Un buen ejemplo de lo anterior se
e n c u e n t r a en la c o m p a ñ í a italiana
Benetton, dedicada a la industria del
vestido. De punta a punta del sistema
de valores, Benetton diseñó y recombi-
nó actividades para reducir al mínimo
el inventario, asegurar u n a entrega
expedita y poder dar respuesta rápida
a las corrientes de la moda. Así, por vía
de ejemplo, las prendas de ropa se
manufacturan primeramente y sólo
después se tiñen para dar tiempo a
que se afirmen los gustos en materia
de colores. A fin de controlar las exis-
tencias y acelerar la entrega, los comer-
ciantes al p o r m e n o r sólo p u e d e n
pedir surtidos fijos de mercancía. A
diversas tiendas q u e venden al por
menor se les ha otorgado la concesión
que les permite enfocar diferentes sec-
 La Ventaja Competitiva de las Naciones

Las compañías de éxito internacional no son espectadoras pasivas en el proceso de crear

ventaja competitiva. Están atrapadas en un procedimiento interminable de búsqueda
de nuevas ventajas y de lucha para protegerlas de sus competidoras.

En muchas industrias, el medio nacional proporciona a uno o dos países una
ventaja muy clara sobre sus competidores extranjeros. El liderazgo determina a
menudo qué empresa o empresas en particular la explotarán.
tores del mercado, incluido el de artí-
culos para niños.
3. La ventaja competitiva sólo se sostie-
ne con un mejoramiento incesante. Hay
pocas ventajas competitivas que no pue-
dan imitarse. Las empresas coreanas
han igualado la habilidad de las japone-
sas para fabricar en serie televisores
ordinarios de color y videograbadoras.
Hay compañías brasileñas con tecnolo-
gía y diseños comparables a los italianos
en el ramo de calzado de cuero.
Empresas (e industrias nacionales)
q u e p e r m a n e c e n estacionarias a la
larga son superadas por los competido-
res. Algunas veces, posiciones competi-
tivas bien fortificadas logran sostenerse
durante años o decenios después de
que dejaron de hacerse mejoras por la
mera fuerza de ventajas anteriores,
tales como sólidas relaciones con la
clientela, economías de escala en las
tecnologías en uso y la lealtad de los
canales de distribución. Sin embargo,
competidores más dinámicos tarde o
t e m p r a n o dan con u n a forma de
esquivar estas ventajas cuando descu-
bren una manera mejor o más barata
de hacer las cosas. Por ejemplo, en el
renglón de las máquinas-herramienta
las empresas británicas y después las
estadounidenses perdieron en un
decenio posiciones q u e databan de
casi un siglo cuando los competidores
extranjeros utilizaron la nueva tecnolo-
gía computadorizada.
Ventajas competitivas más duraderas
por lo general dependen de la pose-
sión de recursos humanos de alta cali-
dad y de la competencia técnica inter-
na. Exigen inversiones progresivas en
técnicas y activos especializados, ade-
más de cambio ininterrumpido. Por
estas razones, las estrategias que impli-
can gran calidad de los productos,
características nuevas, servicio inmejo-
rable y una corriente de innovaciones
en los nuevos productos, por lo gene-
ral se sostienen de mejor manera que
las estrategias que se basan en los cos-
tos. Estas últimas las pueden duplicar
los competidores si adquieren las ins-
Ρ
talaciones y el equipo más modernos.
La ventaja, una vez obtenida, sólo se
conserva mediante la búsqueda ince-
sante de formas diferentes y mejores
de hacer las cosas, y mediante modifi-
caciones continuas en el proceder de
la empresa dentro de un contexto de
estrategia g e n e r a l . N o o b s t a n t e , la
necesidad de i n t r o d u c i r c o n t i n u a s
innovaciones va en dirección contraria
a la de las normas organizativas en la
mayor parte de las empresas. Las com-
pañías prefieren no cambiar.
Rara vez cambian las compañías
e s p o n t á n e a m e n t e ; el a m b i e n t e las
m u e v e y las obliga a cambiar. U n a
empresa tiene que exponerse a presio-
nes y estímulos externos que motivan y
guían la necesidad de actuar. Debe
crear el impulso que conduce al cambio.
Una de las dificultades de la innova-
ción es que quienes actúan como cata-
lizadores de la innovación a menudo
son "forasteros" no relacionados con la
empresa, la industria, la estructura
social establecida, o cuyos centros de
operaciones están ubicados en otros
países. Esos forasteros ni están ligados
a estrategias de épocas anteriores ni se
p r e o c u p a n p o r el t r a s t o r n o d e la
industria o de las normas sociales. La
forma en que una compañía y sus diri-
gentes p u e d e n llegar a conducirse
como "forasteros" encierra un desafío
interesante. Si el papel del forastero lo
r e p r e s e n t a n empresas d e n t r o de la
propia nación en vez de forasteros de
otras naciones eso influirá mucho en
el avance o en el retroceso de la indus-
tria de un país.
Crear ventajas competitivas dignas de
mantenerse bien puede requerir que
u n a empresa considere caducas sus
ventajas menos duraderas, aun cuando
c o n s e r v e n su c a r á c t e r d e ventaja.
Empresas japonesas, verbigracia, han
p o d i d o m a n t e n e r su ventaja e n
muchas industrias porque introduje-
ron la automatización, se deshicieron
de gran parte de la ventaja de u n a
m a n o de obra productiva y relativa-
mente barata, compitieron manufactu-
rando productos variados y diferencia-
dos y continuaron obteniendo éxitos
con artículos estándar y de precio bajo.
Sostener la ventaja competitiva exige
que la compañía practique una moda-
lidad de lo que el economista Joseph
Schumpeter denominó "autodestruc-
ción creativa". Mediante la creación de
nuevas ventajas debe lograr destruir las
antiguas. Si no lo hace, lo hará algún
competidor.
El difícil cambio en el seno de la
organización significa que a costos más
elevados, una moneda nacional fuerte
y otros factores desventajosos se les
podría aplicar aquello de que "no hay
mal que por bien no venga". Impulsan
a una organización hacia una mayor
productividad, al mejoramiento del
producto y a una estrategia de hori-
zonte mundial. El resultado es u n a
posición competitiva más sostenida.
4. En última instancia, sostener la ven-
taja requiere implantar estrategias de
enfoque internacional. Una empresa no
puede conservar a la larga su ventaja
competitiva en medio de la competen-
cia internacional sin utilizar ni ampliar
las ventajas de su centro de operacio-
nes mediante una estrategia de enfo-
que internacional. Las compañías de
la industria química alemana aprove-
chan grandes redes de la producción
extranjera y de la comercialización de
alcance internacional para dar mayor
solidez a su liderazgo; otro tanto hacen
las compañías farmacéuticas suizas, las
fábricas suecas de c a m i o n e s y las
empresas japonesas que producen bie-
nes de consumo electrónicos.
Enfocar la estrategia desde un punto
de vista internacional encierra varios
e l e m e n t o s i m p o r t a n t e s . En p r i m e r
lugar, a todas luces hay que vender en
todo el m u n d o y n o concretarse al
mercado nacional. Ahora bien, no se
consideran las ventas internacionales
como un negocio en incremento sino
como parte integral de la estrategia. La
empresa logra establecer a nivel mun-
dial una marca comercial e instituye
con carácter i n t e r n a c i o n a l canales
;QUE TIPO DE DEMOCRACIA?
Por Raymond D. Gastil

Las naciones que avanzan hacia una forma democrática de gobierne deben tomar en cuenta cómo equilibrar los derechos del grupo con los del individuo.

Un número creciente de países está
surgiendo del autoritarismo y adoptando
formas democráticas de gobierno. En
muchos casos, sin embargo, no es claro si
las nuevas instituciones políticas estarán
acompañadas de libertades civiles plenas.
De acuerdo con Raymond Gastil, las
tradiciones del liberalismo—la igualdad
de todos ante la ley y la existencia de
Gastil es analista de cuestiones sociales ca cuando tiene un sistema político que toda la historia se encuentran ejemplos
que colocaba a los países en un conti- des civiles ofrecerían pocos de los valo-
en h asociación de asuntos públicos garantiza las libertades civiles y políticas de esta democracia tribal o de aldea. La
nuo de libertad. Traté de equilibrar los res que aprecio en las sociedades
Freedom House en Nueva York. Entre de su población. En otras palabras, una democráticas, mientras que las liber- democracia de la antigua Atenas es, sin
aspectos de la democracia recurriendo
1979 y 1989 fue el autor de Freedom in democracia no sólo debe permitir a su tades civiles sin derechos políticos duda, el ejemplo más famoso de una
a un sistema de evaluación que com-
the World: Political Rights and Civil pueblo elegir libremente a quien lo (hasta donde esto es concebible) ofre- comunidad que se gobernaba a sí mis-
prendía tanto los derechos políticos
Liberties, una encuesta anual realizada gobierne, sino también garantizar las cerían los grandes valores que en mi ma; una comunidad relativamente
como las libertades civiles en la califica-
país por país. libertades de expresión y organización opinión promueve la democracia. La grande. Desde luego, las mujeres, los
ción final. Durante los primeros años
que hacen posible el surgimiento de de la encuesta decidí que cuando dos primacía de las libertades civiles se vuel- esclavos y otras personas ajenas estaban
oposiciones efectivas dignas de compe- ve incluso más obvia en las socie- excluidos. Pero una parte sustancial de

derechos humanos básicos superiores a los
intereses del estado—desempeñan un
papel mucho más importante que los
mecanismos electorales o legislativos en la mos olvidar que varias veces en el siglo sis históricos de la evolución de la
salvaguardia de los valores apreciados
por las sociedades democráticas.
En este artículo, Gastil examina la
diferencia entre la democracia tribal—el
llamado a la autodeterminación
nacional—y la democracia como
A
países empataran en su calificación
l tiempo que nos felicitamos por tir por los puestos públicos y a final de final daría a la evaluación de la libertad
un mundo que se vuelve cada cuentas acceder a ellos. Desafortuna- política—es decir, del grado en que
vez más democrático, no debe- damente, en la mayor parte de los análi- había elecciones libres y los elegidos
accedían al poder—el mayor peso.
pasado pareció que la democracia se democracia se tiende a hacer hincapié Quizá tomé esta decisión porque era
había ganado la aceptación universal, en la existencia de mecanismos electo- mucho más fácil obtener información
p e r o que esa aceptación resultó ser rales o legislativos que posibilitan esa sobre las elecciones y los legisladores
mucho menos fidedigna que lo imagi- elección y se presta menos atención a que sobre el estado de las libertades
nado. En 1900-1901 los principales dia- las libertades civiles que permiten una civiles en un país. No obstante, al trans-
rios anunciaron la buena nueva de que elección efectivamente libre. currir el tiempo y acumularse la expe-
dades cuyos gobiernos parecen respon-
der a la voluntad popular expresada
por los medios de comunicación, las
manifestaciones y otros canales infor-
males con más diligencia que cuando
responden a los resultados a menu-
do vagos de las encuestas de opinión
pública.
la población desempeñaba un papel
activo en las decisiones de la sociedad;
cuando "el pueblo", así definido, cam-
biaba de parecer, la sociedad tomaba el
rumbo del cambio. Cuando hablamos
de la democracia de los cantones suizos
medievales, o de las naciones de la con-
federación de los indios iroqueses en los
Estados Unidos coloniales, ésta es tam-
bién la democracia que tenemos en

guardiana de los derechos individuales.
Al hacerlo plantea algunas cuestiones
difíciles, entre otras el apoyo a las
decisiones maybritarias que muestran
intolerancia hacia las minorías religiosas
o étnicas. Concluye que, incluso al
volverse el mundo más democrático, las
sociedades liberales deben seguir
promoviendo y defendiendo los derechos
humanos universales.
L
el siglo XX iba a ser el siglo de la demo- Es fácil, y tal vez básicamente in- riencia, abandoné esta distinción tan a democracia, tal como la cono- mente. La democracia de las ciu-dades
cracia; en 1920, una destacada autori- correcto, suponer que las caracterís- teórica en la asignación de un peso cemos, tiene dos raíces muy dis- de la Nueva Inglaterra del siglo XVII y
dad en sistemas políticos escribió que ticas más importantes de la democracia determinado. En los últimos años he tintas. La primera es el deseo la de las comunidades suizas de los
esta forma de gobierno ya no tenía son los derechos políticos que la pala- llegado a creer que si se piensa en la universal de la gente de manejar sus tiempos de Rousseau, incluida su Gi-
impugnadores. bra demoaaáa implica con mayor clari- libertad, o en este caso en la democra- propios asuntos o, al menos, de tener nebra natal, fueron esencialmente
En términos generales se dice que dad. Permítanme recurrir a mi expe- cia, en periodos de más de un año, se voz y voto en la elección de las perso- expresiones sucesivas de la democracia
una sociedad es plenamente democráti- riencia personal para explicar esto. verá que las libertades civiles son el más nas que van a manejarlos. En la socie- tribal o de comunidad de la sociedad
importante de dos tipos de libertad dad primitiva todos los adultos, o a primitiva. Aunque con ciertos propósi-
Todos los años, de 1973 a 1989, produ-
democrática. Llegué a percatarme de veces todos los jefes de familia, tenían tos limitados éstas podrían agruparse
© 1990 por Raymond D. Gastil. Tomado de The je para la publicación Freedom at Issue
Atlantic. que los derechos políticos sin liberta- voz y voto en los asuntos del grupo. En en "ligas" más grandes, eran un poco
la Encuesta Comparativa de la Libertad

11
10
 más que alianzas entre unidades inde-
pendientes cuyas interrelaciones podrí-
an no ser más democráticas que las de
las ligas no democráticas.
La segunda raíz de la democracia
moderna es el liberalismo, definido
como ese conjunto de creencias, acti-
tudes y valores políticos que supone la
aplicación universal e igualitaria de la
ley y la existencia de derechos huma-
nos básicos superiores a los del estado
o la comunidad. Tal como se le emplea
aquí, el término liberal no sugiere nin-
guna doctrina económica en particular
ni relativa al papel económico del es-
tado; tampoco se le usa como antó-
nimo de conservador. Lo que sí implica
es que los intereses del estado no pue-
den ser superiores a los de la ciuda-
danía. Derivado de una diversidad de
postulados seculares y religiosos, el libe-
ralismo afirma el valor básico de los
individuos, sus pensamientos y sus de-
seos. En el canon liberal nadie, ya se
trate de un rey o de una mayoría, tiene
el derecho de indicar a la gente cómo
debe pensar o actuar (salvo en casos de
una inminente amenaza al bienestar
social). Aunque tiene cimientos muy
viejos, desde el siglo XVII el liberalismo
es fundamentalmente el producto de
los esfuerzos de los filósofos políticos y
sociales por liberar a la humanidad de
los grilletes del poder estatal irrestricto
y del dogma religioso impuesto. Antes
del siglo XVIII, el papel de la demo-
cracia liberal en la historia era mucho
menos importante que el de la de-
mocracia tribal.
Fue la democracia liberal la que abo-
lió la censura política y la que después
consideró imposible justificar la esclavi-
tud de cualquier tipo, la tortura por
cualquier razón o la posición de infe-
rioridad de las mujeres, las minorías
raciales y los grupos étnicos. Es la
democracia liberal la que siempre tien-
de a negar que el individuo tenga el
deber fundamental de sacrificarse por
la comunidad si prefiere no hacerlo.
Fue la democracia liberal la que el fas-
cismo y otras ideologías similares tra-
taron de destruir por completo. Y fue
12
la democracia liberal la que los regí-
menes marxista-leninistas hoy en des-
integración en Europa Oriental encon-
traron tan repugnante por su indivi-
dualismo y su tendencia inherente a
sacrificar los intereses de grupo en aras
de los intereses individuales.
El movimiento internacional de los
derechos humanos se basa en los pos-
tulados de la democracia liberal y es un
producto natural de este sistema polí-
tico. En todas partes estos derechos
constituyen la esperanza de los oprimi-
dos y las sociedades que los apoyan se
convierten en los aliados naturales de
todos los pueblos.
S
iempre que se examine la revolu-
ción democrática actual conviene
recordar que los cambios repre-
sentan el legado de estas dos tradicio-
nes: la democrática tribal y la democrá-
tica liberal. No debemos olvidar que su
conjunción en las democracias moder-
nas es el resultado de un largo proceso
histórico y que dista mucho de ser auto-
mática. Desde el punto de vista tradicio-
nal, las democracias han tendido a ser
más tribales que liberales. Indepen-
dientemente de la Constitución y de la
Declaración de Derechos y de los valo-
res de los Padres Fundadores, la acepta-
ción de la democracia liberal fue un
proceso lento para el pueblo norteame-
ricano. Aun en años recientes, los Es-
tados Unidos han tenido épocas en que
la democracia tribal pisoteó la democra-
cia liberal, como en la expulsión de los
japoneses-norteamericanos de la costa
occidental durante la Segunda Guerra
Mundial. Las encuestas de opinión
pública siguen mostrando que los pos-
tulados de la democra-cia liberal tal vez
no sean tan com-pletamente aceptados
en los Estados Unidos y en otras demo-
cracias como quisiéramos.
El lento ritmo de la liberalización de
la democracia, incluso en años recien-
tes, explica por qué mientras más retro-
cedemos en la historia la asociación de
la democracia y la paz se vuelve más y
más tenue. Aunque los sistemas polí-
ticos de Atenas y Esparta divergían
mucho, ambos estados eran belicosos;
de hecho, Atenas se volvió especialista
en guerras imperiales. Los democrá-
ticos cantones suizos produjeron a los
mercenarios de Europa durante varios
siglos. Al mismo tiempo que la demo-
cracia se perfeccionaba en Occidente,
sus fuerzas militares conquistaban la
mayor parte del mundo. Empero, poco
a poco, el historial ha mejorado a me-
dida que las democracias se han vuelto
más liberales. La guerra pasó de moda
en el Occidente democrático después
de la Primera Guerra Mundial. Las co-
lonias se volvieron un asunto poco ele-
gante después de la segunda confla-gra-
ción. No obstante, si se quiere que la
revolución democrática traiga un "divi-
dendo de paz", ello ocurrirá sólo en la
medida en que la democracia tribal sea
superada por actitudes democráticas
liberales que respeten los derechos de
todos los pueblos.
Hoy, mientras contemplamos un
mundo en vías de democratización, de-
bemos preguntarnos cuan fuertes son
en realidad los elementos tribales y
liberales en los nuevos movimientos
democráticos. Debemos recordar que
el fascismo en Italia, Japón y Alemania
llegó a la madurez en sociedades de
tendencia democrática que facilitaban
las herramientas para el libre debate y
la movilización de grupos pequeños.
Estos grupos pudieron entonces em-
plear tales privilegios para echar abajo
el sistema democrático captando la
atención y quizá el apoyo mayoritario
de pueblos en los que estaban débil-
mente enraizados los supuestos de la
democracia liberal.
Desde un punto de vista, la exigencia
de autodeterminación es una demanda
de libertad. Desde otro es una deman-
da de independencia que no se relacio-
na con la preservación de las libertades
básicas para la democracia liberal. Con
demasiada frecuencia la demanda de
autodeterminación es de tipo tribal
que termina por estrechar, en vez de
ampliar, la esfera de los d e r e c h o s
humanos. Es la demanda que en mu-
F A C Ε Τ A S
MUJERES,
GOBIERNO
Y FT
BIEN COMÚN Por Jane Mansbridge
Mientras los teóricos políticos revisan su
interpretación de la democracia, el movimiento
feminista tiene importantes ideas que
aportar al debate.
Desde la Segunda Guerra Mundial, los
expertos en ciencias políticas
estadounidenses han concebido por lo
general la democracia como un mercado.
Según este modelo, los electores persiguen
sus intereses individuales y los políticos
actúan como corredores de bolsa que
intentan satisfacer tantas demandas
encontradas como les sea posible. Sin
embargo, hace poco los teóricos han
comenzado a cuestionar el modelo del
interés personal y a subrayar la
importancia de la deliberación y el bien
común dentro de una democracia
operativa.
En el siguiente artículo, Jane
Mansbridge bosqueja esta opción—la
democracia deliberativa—desde sus
orígenes en la Grecia antigua hasta las
obras de filósofos de los siglos XVIII y
XIX, como James Madison y John Stuart
Mili. Mansbridge procede entonces a
mostrarnos cómo puede contribuir el
movimiento feminista al debate
contemporáneo sobre el gobierno por
consenso. La experiencia de las mujeres,
sostiene la autora, brinda nuevas formas
de entender conceptos como el poder, la
comunidad y la participación; al mismo
tiempo, los grupos feministas sirven como
laboratorios para estudiar los distintos
modelos de democracia deliberativa.
Mansbridge, profesora de política de la
Universidad del Noroeste, cerca de
Chicago, Illinois, ha sido calificada de
"antropólogo política de primera clase ".
14
En B e y o n d Adversary Democracy,
publicado en 1980, analizó cómo se
tomaban las decisiones en un pequeño
pueblo de Nueva Inglaterra y en una
gran ciudad. Su siguiente libro, Why We
Lost t h e ERA, explicaba el fracaso del
intento del movimiento feminista
estadounidense por lograr que se
aprobara la Enmienda sobre Igualdad de
Derechos a la Constitución.
Recientemente ha sido editora de Beyond
Self-Interest, una antología de artículos
teóricos sobre la democracia.
u r a n t e siglos, m i e n t r a s los
D h o m b r e s dirigían g o b i e r n o s y
escribían sobre filosofía polí-
t i c a , la e x p e r i e n c i a d e las m u j e r e s
t e n í a escasa influencia e n la práctica
o el p e n s a m i e n t o d e m o c r á t i c o s . Sin
e m b a r g o , d e s d e h a c e p o c o las ideas
f e m i n i s t a s h a n e s t a d o e n el c e n t r o
del n a c i e n t e d e b a t e sobre la naturale-
za d e la política democrática.
La tradición p r e d o m i n a n t e e n las
ciencias políticas c o n s i d e r a la d e m o -
cracia p r i m o r d i a l m e n t e c o m o u n mé-
t o d o p a r a s u m a r las aspiraciones in-
dividuales arraigadas en el interés per-
s o n a l . Los críticos d e esta tradición
enfatizan q u e toda democracia viable
r e q u i e r e q u e sus c i u d a d a n o s y r e p r e -
Reproducido con autorización de The American
Prospect, primavera d e 1990. © 1990 Jane
Mansbridge.
15
sentantes no se conciban sólo como
u n "yo", s i n o t a m b i é n c o m o u n
"nosotros". La democracia implica la
discusión pública de los problemas
comunes, no sólo el silencioso conteo
de votos individuales. Y en ocasiones,
c u a n d o la gente habla e n t r e sí, el
debate puede permitir que los parti-
cipantes entiendan su parte dentro
de los intereses más amplios de la
comunidad. En realidad, en el caso
óptimo, el proceso democrático no se
limita a resolver conflictos p o r la
voluntad de la mayoría, sino por el
d e s c u b r i m i e n t o de respuestas que
integran los intereses de las minorías.
De este modo, la "democracia delibe-
rativa" no sólo registra las preferen-
cias que los individuos ya tienen; los
a l i e n t a a p e n s a r e n sus i n t e r e s e s
desde una perspectiva distinta.
Dos líneas de escritos feministas
arrojan luz al debate sobre el tema.
U n a de ellas, q u e elogia la mayor
experiencia maternal de las mujeres,
modifica y enriquece el marco delibe-
rativo p r o p o r c i o n a n d o imágenes y
modelos de prácticas tomadas de esa
e x p e r i e n c i a . Desde este p u n t o de
vista, la socialización y el papel de las
mujeres en la crianza de los niños,
entre otras causas, las hace preocu-
parse especialmente por transformar
el "yo" en "nosotros" y p o r buscar
soluciones a los conflictos de modo
que se concillen deseos diversos y
reprimidos. Las escritoras feministas
plantean esta capacidad como u n a
autodefinición más amplia para u n
modelo de política democrática.
No obstante, como lo saben bien
las feministas, la transformación del
"yo" en "nosotros" producida medi-
ante la deliberación política p u e d e
enmascarar con mucha facilidad for-
mas de control más sutiles. Esta pers-
pectiva proveniente de la s e g u n d a
línea del feminismo, preocupada por
las d e s i g u a l d a d e s d e p o d e r e n t r e
h o m b r e s y mujeres, nos ayuda a
entender otros tipos de dominación,
como los basados en la riqueza, que
también pueden contaminar el pro-
ceso deliberativo.
De esta manera, cuando los teóri-
cos políticos comienzan a concebir la
d e m o c r a c i a como deliberación, el
pensamiento feminista aporta a la vez
su aliento y su cautela. Las mujeres
añaden al nuevo acento que se pone
en la deliberación las experiencias de
16
la persona acostumbrada a incluir el
bienestar de los demás en el propio y
a l o g r a r la c o n v e n i e n c i a c o m ú n
mediante la persuasión más que por
el poder. Pero las feministas aportan
asimismo un vivido reconocimiento
de la capacidad del grupo dominante
para silenciar o desoír las voces que
no desea escuchar.
Versiones Opuestas a la Democracia
En su origen, la democracia impli-
caba un proceso deliberativo.
Aristóteles, aunque no era demócra-
ta, concluyó empero que en muchos
asuntos el pueblo con su capacidad
deliberativa podía llegar a decisiones
mejores que las de un especialista:
"así como una fiesta a la cual muchos
contribuyen es mejor que la prepara-
da por una sola persona". Los gran-
des escritores de la democracia de los
siglos XVIII y XIX la consideraban
principalmente como una forma de
razonar en conjunto para promover
el bien común. James Madison creía
que las facciones opuestas se anularí-
an entre sí, permitiendo a los hom-
bres de virtud pública el espacio para
deliberar y tomar decisiones sabias.
J o h n S t u a r t Mili a f i r m a b a q u e la
tarea más importante de una asam-
blea representativa era "conversar",
poniendo a discusión diferentes opi-
niones sobre los intereses del públi-
c o . A n t e s d e la S e g u n d a G u e r r a
M u n d i a l el h i s t o r i a d o r b r i t á n i c o
Ernest Barker, el gran traductor de la
Política de A r i s t ó t e l e s , d e f i n i ó la
democracia en su esencia no como
una cuestión de votos, sino más bien
como "un método de gobierno que
por medio de consultas, en un debate
común en el cual todos participan,
llega a un resultado que cuenta con
el mayor consenso posible".
El pensamiento político surgido de
la Segunda Guerra Mundial invirtió
este énfasis en la deliberación y el
bien común para exigir el reconoci-
miento del poder y el conflicto. Se
inspiraba en escuelas de pensamiento
tan dispares y mutuamente contradic-
t o r i a s c o m o las d e M a r x , F r e u d ,
A r t h u r Bentley (fundador del con-
; adoptaban posturas con respecto a
cepto político del conflicto de gru-
pos) y la economía neoclásica, todas
las cuales suponían un mundo basa-
do en el provecho personal, el poder
y los intereses en disputa.
En 1942 el e c o n o m i s t a J o s e p h
Schumpeter formalizó una teoría que
tuvo profunda influencia y que refor-
mulaba la democracia como un mer-
c a d o . En ella, s e g ú n la e n t e n d í a
S c h u m p e t e r , n o existía el b i e n
común ni el interés público. Los elec-
tores perseguían sus intereses indivi-
duales presentando demandas al sis-
tema político en proporción con la
intensidad de sus sentimientos. Los
estadistas, también en busca de pro-
vecho personal, adoptan políticas que
les compran votos y así garantizan su
responsabilidad pública.
Para una generación de la ciencia
política de los Estados Unidos, la for-
mulación de Schumpeter es la base
de la comprensión prevaleciente de
la práctica democrática. Para muchos
pareció representar además un ideal
de democracia. Los estudios sobre
pluralismo, grupos de interés y quién
consigue qué, dónde, cuándo y
cómo, solían presuponer que los ciu-
dadanos (y sus representantes) busca-
ban su p r o p i o provecho y q u e los
intereses eran opuestos. La mayoría
de quienes criticaban la forma de
gobierno estadounidense, ya fueran
de derecha, de la corriente predomi-
nante o de izquierda, también coinci-
dían con estos supuestos fundamen-
tales de la política como poder.
Hace 10 años la marea comenzó a
cambiar otra vez. Algunos científicos
políticos empezaron a señalar que
ciertas acciones legislativas resultaban
inexplicables a menos que los repre-
sentantes se p r e o c u p a r a n por u n a
buena política pública, además de la
r e e l e c c i ó n . Los legisladores en la
Cámara y el Senado de los EUA, por
ejemplo, aprobaron en los 70 y prin-
cipios de los 80 la supresión de regu-
laciones para las industrias aeronáuti-
ca y c a m i o n e r a , u n a m e d i d a q u e ,
según creían, beneficiaría al público.
Al hacerlo se enfrentaron a los fuer-
tes cabildeos tanto de los sindicatos
como de las industrias, los cuales
tenían estrechas relaciones con las
comisiones reguladoras. Los científi-
cos políticos observaron también en
ese m o m e n t o q u e los c i u d a d a n o s

La democracia deliberativa produce, además de buenas soluciones,
los recursos emocionales e intelectuales necesarios para aceptar decisiones difíciles.
problemas como Vietnam, n o tanto
porque la política que defendían los
beneficiara sino p o r q u e creían que
era correcta.
La Importancia de la Deliberación
Cuando los teóricos democráticos
a c t u a l e s r e f u t a n el c o n c e p t o d e
democracia como un mero mecanis-
mo para sumar preferencias en
pugna y basadas en el interés perso-
nal se apoyan en diversas tradiciones
filosóficas independientes. El histo-
riador J.G.A. Pocock y el periodista
Garry Wills han demostrado que los
forjadores de la Constitución de los
Estados Unidos, lejos de limitarse a
reflejar el individualismo de la escue-
la de Locke, aspiraban a promover el
espíritu público y la benevolencia.
Pocock traza la preocupación por el
espíritu público hasta el escrito de
Maquiavelo sobre la corrupción de la
virtud republicana en Florencia; Wills
busca el origen de la inquietud por la
benevolencia en la Ilustración escoce-
sa. El especialista en asuntos legales
Cass Sunstein afirma q u e la Corte
Suprema de los EUA nunca ha favo-
recido u n a teoría de la democracia
basada puramente en la suma de las
preferencias. Aunque por lo general
la corte no profundiza en la exposi-
c i ó n r a z o n a d a q u e p r e s e n t a n los
legisladores, siempre ha insistido en
principio en que las leyes deben estar
guiadas por el interés común. El filó-
sofo a l e m á n J ü r g e n H a b e r m a s , al
referirse a los espacios públicos y las
características de la "condición de
expresión" ideal, alentó a muchos a
preguntarse cuáles son las institucio-
nes y estructuras de poder más propi-
cias para el debate público.
Los nuevos teóricos de la delibera-
ción h a n s u g e r i d o varios c a m b i o s
institucionales para revivificar el pro-
ceso democrático.
• Infusiones de democracia directa.
Decentralizar algunas decisiones
mediante las asambleas de vecinos y
basarse más en el referéndum muni-
cipal, estatal y nacional puede contri-
buir a promover la deliberación. El
científico político Benjamin Barber
sugiere que el primer tipo de referén-
dum sea de opción múltiple, formu-
lado de tal modo que permita a los
e l e c t o r e s e x p r e s a r el g r a d o de su
apoyo y respaldar un principio pero
no la propuesta específica. Esta etapa
podría vincularse con la participación
en una asamblea deliberativa vecinal.
La s e g u n d a e t a p a , d e s p u é s d e u n
periodo deliberativo de varios meses,
consistiría en la votación más tradi-
cional de sí o no.
• Reformas ekctorales. El marco de los
debates de las campañas constituye
un conveniente objeto de legislación.
Deberían financiarse con fondos
públicos amplios espacios televisivos
para la discusión de los puntos pro-
gramáticos. Y con el cierre de escue-
las y negocios y la p r o h i b i c i ó n d e
eventos deportivos en el día de las
elecciones, así como en el último día
de la campaña, la nación podría dedi-
car tiempo explícitamente para los
debates y el registro de los electores.
El propósito sería simbólico además
d e p r á c t i c o : d e s t a c a r el valor y la
importancia de la discusión pública.
• Jurados políticos. Los g o b i e r n o s
podrían nombrar una muestra repre-
sentativa de la población afectada
para que revisaran evidencias, delibe-
raran sobre asuntos políticos específi-
cos y aconsejaran a la legislatura per-
tinente. Los experimentos efectuados
con esta clase de jurados demuestran
q u e b r i n d a n a los legisladores u n a
mejor c o m p r e n s i ó n de la o p i n i ó n
pública examinada que las encuestas;
y sus deliberaciones proporcionan a
los participantes y sus allegados la
oportunidad de ejercer una influen-
cia política creativa.
La calidad de los debates construye
o destruye la democracia. Si es buena
produce, además de soluciones con-
venientes, los recursos emocionales e
intelectuales para aceptar decisiones
difíciles. La participación activa en
estas últimas hace q u e resulte más
fácil tolerar las pérdidas que implican
Mujeres, Gobierno y el Bien Común
algunas de ellas y c o m p r e n d e r sus
razones.
Sin e m b a r g o , los t e ó r i c o s q u e
defienden este proceso vinculan la
deliberación con el bien común. No
sólo el lenguaje de Mili y Barker, sirio
t a m b i é n el d e e s p e c i a l i s t a s m á s
recientes como Barber y el filósofo
político Joshua Cohen, sugieren que
la deliberación debe referirse al bien
común. Desde esta perspectiva, aqué-
lla tiene que enmarcarse en el "noso-
tros"; las pretensiones de provecho
personal carecen de validez. Pero la
supresión del interés individual difi-
culta que los participantes p u e d a n
comprender lo que está sucediendo.
En particular, los menos poderosos
pueden no encontrar la forma para
descubrir q u e la acepción prevale-
ciente del "nosotros" no los incluye
de m a n e r a apropiada. La delibera-
ción, y en términos más amplios el
proceso político, debería lograr una
mayor conciencia de los participantes
con respecto a sus verdaderos intere-
ses, aun cuando los mismos resulten
opuestos.
Asimismo, los teóricos de la delibe-
ración olvidan el poder. Cuando nin-
guna de las políticas va a beneficiar a
todos, como ocurre con frecuencia,
las d e m o c r a c i a s r e q u i e r e n d e u n
medio para legitimar el proceso por
el cual cierto grupo de personas obli-
ga a otro a hacer algo que no quiere.
Con el fin de evitar dar demasiado
peso al statu q u o , las „democracias
d e b e n facilitar cierto ejercicio del
poder. Pueden legitimar la coerción,
en teoría, confiriendo a cada ciuda-
dano el mismo poder dentro del pro-
ceso. El sistema tiene éxito cuando
cada u n o p i e r d e en d e t e r m i n a d o s
campos pero gana en otros. El femi-
nismo, tanto en su versión materna-
lista como antiopresiva, puede corre-
gir el concepto poco realista de los
científicos "cerrados" que insisten en
que la política no es más que poder y
los teóricos de la deliberación que
r e c h a z a n el p o d e r p o r e n t e r o , o
pasan Dor alto las formas en que el
17

poderoso utiliza a m e n u d o para su
provecho la apertura de los debates,
sus procedimientos y la inclinación al
bien común de muchos de los partici-
pantes.
La Contribución del Femini§mo
La política sin dominación constitu-
ye un ideal de larga genealogía, tanto
del lado p a t e r n o como m a t e r n o .
Claude Henri de Saint-Simon, uno de
los primeros profetas del socialismo,
y Edward Bellamy, el utopista esta-
dounidense del siglo XIX, aspiraban
a sustituir el gobierno de los hombres
p o r la administración de las cosas.
Karl Marx preveía la desaparición del
"poder político propiamente dicho",
es decir, la dominación de clase. Mili
y Barker n o r e m p l a z a r o n el p o d e r
bruto por la administración sino por
el proceso deliberativo. Pero cuando
las m u j e r e s a l c a n z a r o n su p r o p i a
f o r m a d e e n t e n d e r la política sin
dominación, su lenguaje se impregnó
a m e n u d o de alusiones a sus expe-
riencias como madres. El resultado
no fue exactamente el mismo. La ca-
pacidad maternal, una forma particu-
lar de convertir el bien de otro en
propio, invadió la esfera política.
En 1818, Hannah Mather Crocker,
una de las primeras feministas, argu-
m e n t ó casi a r e n g l ó n seguido q u e
Dios había "dotado la m e n t e de la
mujer con poderes y facultades igua-
les" a los del h o m b r e y que "tiene
que ser el deber y el privilegio perti-
n e n t e s d e la m u j e r c o n v e n c e r
mediante el razonamiento y la per-
s u a s i ó n . " C i e n a ñ o s d e s p u é s , las
sufragistas utilizaron la misma fórmu-
la de la igualdad con una diferencia.
En forma estratégica se basaron en la
persuasión porque tenían poco
poder político. No obstante, muchas
creían también que las mujeres intro-
ducirían la virtud en ese ámbito al
llevar la postura de la madre a la esfe-
ra pública, sustituyendo el poder por
la persuasión y la política de partidos
por un buen gobierno progresivo.
Los incontables teóricos que ahora
escriben en este sentido no intentan
r e m p l a z a r el v o c a b u l a r i o p o l í t i c o
basado en el poder por otro fundado
en la solicitud y la intimidad. Su obje-
tivo es integrar al pensamiento políti-
co un vocabulario rico aunque des-
cuidado y un conjunto de experien-
cias que se pasaron por alto debido a
q u e g e n e r a l m e n t e se las confinó al
dominio doméstico y se definieron
como privadas, apolíticas o incluso
antipolíticas.
El cuidado de las relaciones no es
igual a la c a p a c i d a d m a t e r n a l . La
socióloga Nancy Chodorow ha pro-
puesto que en u n a sociedad d o n d e
las mujeres prestan mayor atención a
las primeras etapas de la infancia es
factible e x i g i r q u e los v a r o n e s se
i n d e p e n d i c e n d e sus m a d r e s d e
manera más tajante que las niñas. Así,
e n sus r e l a c i o n e s p o s t e r i o r e s , los
h o m b r e s q u i z á se s i e n t a n m e n o s
intrínsecamente vinculados con los
demás. Ya sea por esta razón o por
o t r a s d e r i v a d a s d e su h i s t o r i a d e
subordinación, las niñas y las mujeres
en los Estados U n i d o s p a r e c e n en
efecto valorar más las relaciones que
los niños y los hombres. Las primeras
i n t e r p r e t a n mejor las e x p r e s i o n e s
faciales y otros signos interpersona-
les. Las mujeres h a b l a n m e n o s en
público que los hombres y escuchan
más. Generación tras generación se
les ha enseñado a ser buenas oyentes.
Ya en el siglo V a. C , Sófocles dijo:
"El silencio es la corona de la mujer".
La capacidad de escuchar, aunque
no de guardar silencio, parece produ-
cir mejores decisiones. Los experi-
mentos de laboratorio efectuados por
sicólogos sociales sugieren que las
m e j o r e s decisiones de g r u p o — l a s
que presentan mayores probabilida-
des de originar una respuesta
"correcta" o u n a solución creati-
v a — s u r g e n c u a n d o los m i e m b r o s
solicitan las opiniones de quienes al
principio se hallan en minoría. Si el
encargado del experimento indica al
grupo que consulte a cada u n o de sus
miembros, éste toma decisiones más
adecuadas que cuando no se dan esas
indicaciones. Si los líderes facilitan
que se manifieste la opinión minori-
t a r i a , sus g r u p o s se d e s e m p e ñ a n
mejor que los grupos sin líderes.
Además de promover u n a ética de
la atención y la capacidad de escu-
char, las pensadoras feministas tam-
bién han hecho notar el papel decisi-
vo de las emociones en el proceso
deliberativo. Las emociones nos ayu-
dan a saber qué queremos ser. No se
propicia una buena deliberación si se
J
las "hace a un lado". Más bien, las
soluciones que "benefician a todos"
requieren con frecuencia de la capa-
cidad emocional para adivinar lo que
otros desean o, por lo menos, para
preguntar con curiosidad genuina y
con una actitud que no parezca ame-
nazadora. Se necesita aptitud emocio-
nal para extraer de la gente en con-
flicto los sentimientos a veces sub-
conscientes y los hechos inobserva-
bles que pueden contribuir a lograr
una solución integradora.
A veces los miembros de un sindica-
to se van a la huelga en apoyo de las
demandas de otro sindicato; algunos
propietarios sin hijos votan a favor de
un aumento impositivo para mejorar
las escuelas. Tales acciones no se fun-
dan sólo en un compromiso racional
con máximas que u n o desearía fue-
ran universales, ni en la convicción
de que se debe obtener el mayor bien
para el mayor n ú m e r o posible, sino
además se basan en un proceso que
ha atraído la empatia, la solidaridad
o el compromiso de nuestra identi-
dad y nuestras acciones a cierto prin-
cipio. La presencia de otra gente que
tiene intereses distintos de los pro-
pios dificulta, para bien o para mal, la
insistencia en demandas basadas en
el mero provecho personal. Cuando
se enfrentan individuos con aspira-
ciones encontradas, el conflicto n o
sólo ocasiona una competencia egoís-
ta, sino que desde el punto de vista
emocional a m e n u d o se vuelve tam-
bién más claro cómo un comporta-
miento fincado en el interés personal
puede perjudicar a otros. Cuando los
individuos son capaces de enfrentar
un compromiso o ser solidarios con
base en sus principios, el hecho de
involucrar las emociones ayuda a ori-
ginar las autotransformaciones nece-
sarias para pensar en el "nosotros" en
lugar del "yo".
¿Pero quién es el "nosotros" en una
deliberación? Resulta fácil que ese
término represente una universalidad
falsa, c o m o o c u r r í a con "los h o m -
bres" en tanto sinónimo de humani-
dad. Aun si el subordinado lo dice y
lo cree, el "nosotros" puede ocultar
una relación que opera en contra de
sus intereses. La experiencia de las
mujeres con el silencio, los deseos
inexplorados, las palabras que no sig-
nifican (ni se escucha su significado)
lo que dicen y las sutiles formas de
dominio se generaliza rebasando los

Decir que las feministas pueden añadir algo nuevo a la teoría política no
exige creer que las mujeres son "esencialmente" distintas del hombre.
sexos para alertar a teóricos y practi-
cantes de los riesgos que implica un
poder desigual en la deliberación.
Del lado positivo, el silencio permi-
te escuchar. Del negativo, su historia
de relativo mutismo hace más verosí-
mil que las protagonistas políticas
comprendan que, cuando la delibera-
ción se convierte en teatro, deja afue-
ra a quienes no son actores por natu-
raleza o preparación. Cuando aquélla
se vuelve una demostración de lógica,
excluye a quienes no pueden trans-
formar sus necesidades sentidas a
nivel emocional en ecuaciones claras.
C u a n d o son muchas las voces que
compiten por el espacio deliberativo,
la muestra que se hace escuchar n o
es representativa.
Mantener indefinidos los deseos
dificulta más de lo n o r m a l q u e el
intelecto aprenda los signos emitidos
por el yo para indicar que quiere una
cosa en lugar de otra. Sin embargo,
el m a n d a t o cultural a las mujeres
como socias y madres prescribe que
se mantengan indefinidos los propios
deseos. Al saber lo fácil que resulta
dejar sin definir las aspiraciones, las
mujeres son conscientes de que las
asambleas deliberativas deben traba-
jar activamente para ayudar a los par-
ticipantes a descubrir y crear lo que
en verdad anhelan. Las preferencias
no se dan por sí solas, ya no digamos
los intereses. Deben expresarse de
m a n e r a tentativa, probarse, exami-
narse en contraste con sus causas,
analizarse y por último adoptarse.
Una buena deliberación debe susten-
tarse en instituciones que propicien
la disensión y en imágenes de u n a
conducta adecuada que permitan
titubear y cambiar de parecer, que
r e s p e t e n lo tentativo del p r o c e s o .
Sólo estos resguardos pueden ayudar
a los participantes a descubrir adon-
de quieren llegar.
Las experiencias de incesto, viola-
ción y golpes, cuyas principales vícti-
mas son las mujeres, enseñan que el
p o d e r en sus formas más brutales
p u e d e invadir todas las relaciones,
incluso las que están más envueltas
en el manto del "nosotros". La exper-
ta en a s u n t o s j u r í d i c o s C a t h a r i n e
M a c K i n n o n y la p o e t a A n d r e a
D\yorkin sostienen de manera convin-
cente que incluso el acto sexual dis-
fraza símbolos y relaciones de domi-
nio y subordinación. La experiencia
que tienen las mujeres de la desigual-
dad del poder, aun en las más íntimas
relaciones de amante y amado, las
sensibiliza a lo que el filósofo francés
Michel Foucault llamó la naturaleza
"capilar" del poder: su penetración
hasta en el más pequeño y aparente-
mente armónico de los actos.
La sensibilidad a las formas sutiles
del poder impregnó al igualitarismo y
al compromiso con el consenso del
p r i m e r m o v i m i e n t o radical de las
mujeres. En la actualidad continúa
inspirando los experimentos por uni-
f o r m a r el p o d e r de la Asociación
Nacional de Estudios de la Mujer y de
las reuniones políticas de sus miem-
bros que creen no tener igual voz.
Las organizaciones feministas de la
c o r r i e n t e p r e d o m i n a n t e en los
Estados Unidos comparten las mis-
mas inquietudes. Desde sus inicios, la
Liga de Mujeres Votantes ha tomado
las decisiones m e d i a n t e lo q u e la
organización llama "consenso", es
decir, "el acuerdo entre un número
sustancial de sus afiliadas que sea
representativo de las socias en su tota-
lidad, al que se llegue después de un
estudio d e t e n i d o y la discusión de
g r u p o " . El objetivo es d e l i b e r a r y
decidir a través de la persuasión.
Aplicadas de manera indiscrimina-
da, las prácticas c o n c e b i d a s p a r a
garantizar la igualdad y el consenso
pueden minar el proceso deliberativo
en vez de hacerlo avanzar. Necesita-
mos l a b o r a t o r i o s , q u e la práctica
feminista provee en abundancia, para
evaluar las formas que funcionan y
las que no.
Es fácil confundir el reclamo nor-
mativo de que los enfoques de las
relaciones basados en la capacidad
maternal o de atención son buenos
en sí mismos (o p r o m u e v e n otros
valores buenos en sí mismos) con la
Mujeres, Gobierno y el Bien Común
afirmación empírica de que las muje-
res presentan mayores probabilidades
que los hombres de adoptar dichos
enfoques. Ya sea que las mujeres y los
hombres se diferencien o no en cuan-
to a su capacidad maternal o de aten-
ción, los reclamos morales deben sos-
tenerse por su propio pie. Tendríamos
que ser capaces de encontrar un len-
guaje para elaborar una justificación
convincente de cualquier d e m a n d a
sin recurrir a la cuestión de los sexos.
De modo semejante, decir que las
feministas pueden añadir algo nuevo
a la teoría política con su interpreta-
ción de la experiencia de las mujeres
n o r e q u i e r e c r e e r q u e éstas son
"esencialmente" distintas. Sólo exige
aceptar que determinadas experien-
cias se distribuyen de manera desi-
gual entre los sexos. Una disparidad
muy pequeña en las vivencias puede
convertirse en una enorme diferencia
en la percepción de las imágenes pro-
pia y social. Estas distinciones magni-
ficadas influyen en nuestras formas
de conocer, a y u d á n d o n o s a ver el
m u n d o desde ópticas diversas y, en
ocasiones, más claras.
En las próximas décadas el feminis-
mo será inevitablemente una fuente
fértil de perspectivas, no sólo sobre
su tema principal de las relaciones
entre los sexos, sino además sobre la
mayoría de las otras relaciones huma-
nas que implican desigualdades de
p o d e r o la consideración del bien
ajeno como propio. Al margen de la
estrategia escogida, las feministas
necesitan aliados cuando su meta es
mejorar la práctica y el pensamiento
políticos de la corriente dominante.
En el futuro cercano, podrán encon-
trarlos entre los teóricos y los científi-
cos empíricos del c a m p o político,
que se han vuelto a sentir preocupa-
dos por la calidad del proceso delibe-
rativo. Y cuando los estudiosos de la
democracia se hallen en busca de
ideas nuevas, estimulantes y útiles,
p o d r á n e n c o n t r a r l a s en el c u e r p o
teórico feminista que está en constan-
te aumento. •
19
 "Si se me dejara decidir si debiéramos tener
un gobierno sin diarios o periódicos sin gobier-
no, no dudaría en elegir lo segundo", escribió
Thomas Jefferson en 1787. Hablaba de la prensa
norteamericana que él conocía: alrededor de 30
periódicos semanales, cada uno de los cuales
adoptaba una postura sumamente tendenciosa
sobre los sucesos c o t i d i a n o s . Los Padres
Fundadores vieron en el apasionado intercambio
de ideas de tales publicaciones un elemento
esencial para la democracia y consagraron la
libertad de prensa en la Primera Enmienda a la
Constitución. Más de 200 años después, la prohi-
bición contenida en esa Primera Enmienda de
leyes "que coartan la libertad de... prensa" prote-
ge la enorme variedad que hoy tiene esta activi-
dad. Los medios informativos representan en la
actualidad la tercera industria más importante de
los EUA, formada por miles de diarios y semana-
rios, revistas informativas y especializadas, esta-
ciones de televisión y radio, y casas editoras de
libros. En esta sección especial de Facetas se exa-
minan algunos de los temas de índole ética que
surgen debido a la amplia libertad de prensa que
goza la sociedad norteamericana.
Abrimos con un debate sobre la siguiente
cuestión: ¿Cuál es el papel adecuado de la prensa
en la vida pública? Para Ted J. Smith III, profesor
de comunicaciones masivas en la Universidad de
la C o m u n i d a d de Naciones de Virginia en
Richmond, los periodistas han llegado muy lejos
al asumir la función de guardianes de las institu-
ciones y los funcionarios públicos. Smith afirma
que su celo excesivo por mantener una actitud
antagónica es una de las causas fundamentales
por las que hoy el público tiene poco interés por
sus actividades y que, de hecho, la prensa se ha
convertido precisamente en esa clase de élite pri-
vilegiada que los Padres Fundadores querían evi-
tar. Según Smith, el flujo constante de crítica
dentro de los medios ha empezado incluso a
socavar el consenso necesario para el funciona-
miento de la democracia.
En respuesta, James Deakin, ex corresponsal
en la Casa Blanca del St. Louis Post-Dispatch, acusa
a Smith de culpar al mensajero de las noticias
desagradables. Al volver su mirada escéptica
hacia las aseveraciones oficiales, los buenos
reporteros parecen ser "negativos", dice Deakin,
pero no inventan explicaciones; proporcionan
el foro para expresar puntos de vista contrarios.
Sus normas son "precisión, integridad e impar-
cialidad". Deakin concluye que una prensa diná-
mica, sin ataduras, es la mejor salvaguarda de un
proceso democrático vigoroso.
En años recientes se ha profundizado el deba-
te sobre el papel de la prensa a medida que la
tecnología en desarrollo promete a los periodis-
tas la posibilidad de manipular la realidad como
nunca antes. En "El periodista del mañana",
Loren Ghiglione, presidenta de la Sociedad
Norteamericana de Editores de Periódicos y
durante mucho tiempo editora de un diario en
una pequeña ciudad de Massachusetts, aborda
cuestiones que, hasta hace poco, habían sido
consideradas sólo por los escritores de ficción
científica. Por ejemplo, ¿cómo habremos de dife-
renciar la información del entretenimiento?
¿Nos conducirá la nueva tecnología a una clase
distinta de noticias? ¿Puede confiarse en los
reporteros y editores al emplear las nuevas herra-
mientas tomando en cuenta el tradicional respe-
to que los periodistas sienten por los hechos?
Ghiglione fue la curadora de una reciente expo-
sición en la Biblioteca del Congreso con motivo
de los 300 años del periodismo estadounidense, y
el presente artículo se extractó del volumen edi-
tado para esa ocasión. Los temas que Ghiglione
discute tienen sus orígenes en el pasado de los
Estados Unidos, pero las soluciones radican en
un futuro cada vez más dominado por los medios
de comunicación. Como el politólogo Kevin
Phillips ha escrito: "La antigua Esparta era un
estado militar. La Inglaterra de mediados del
XIX fue el primer estado industrial de Europa.
Los Estados Unidos de hoy son el primer estado
de los medios de comunicación en el mundo". •
• 11
PAPEL DE LA PRENSA
La Mordedura del Perro Guardián
Un profesor de periodismo pregunta si los periodistas
críticos no habrán socavado el consenso político que hace
posible la democracia.
Por Ted J. SmithlII
E n octubre de 1983 el periodismo
dejó de ser divertido. Ruda-
mente excluida de la invasión
de Granada, la prensa norte-
americana estalló en clamores indigna-
dos. Esta vez, sin embargo, el público
se puso de parte del gobierno de los
Estados Unidos. Peor aún, una rápida
verificación de las encuestas puso de
manifiesto un descenso incesante en el
apoyo popular a la prensa desde los
animados días de Vietnam y Watergate.
Pocas veces se ha hablado y escrito
tanto con tan escaso efecto. Después
de siete años de debate es difícil apre-
ciar n i n g ú n m e j o r a m i e n t o en el
desempeño de la prensa. En tanto, la
confianza del público sigue desgastán-
dose. En 1985 una encuesta Gallup
reveló que 34% de la gente conviene
en que, en la prensa, "las historias e
informes son con frecuencia inexac-
tos". Por si fuera p o c o , en c u a t r o
encuestas consecutivas llevadas a cabo
en 1988 y 1989 resultó que este grupo
había aumentado a 43% y 50% de la
población. Análogamente, en 1989
u n a e n c u e s t a d e la c o m p a ñ í a de
Daniel Yankelovich preguntó a la opi-
nión pública en cuál de cinco grupos
"son más bajos los niveles éticos": 21%
de quienes respondieron otorgaron
esta dudosa distinción a los periodistas,
situándolos en segundo lugar, después
de los abogados y más abajo en la esca-
la ética que los negociantes, los congre-
sistas y los funcionarios del gobierno.
En una palabra, la crisis de confian-
za es real, pero pocos se han enfrenta-
Reproducido con autorización de The American
Enterprise. © 1990 del American Enterprise
Institute for Public Policy Research.
do a ella. Una razón pudiera ser que la
discusión del problema, aunque ani-
mada y a menudo reveladora, se ha
empantanado en una estéril disputa
secundaria acerca de las tendencias
políticas en las noticias. Entre los
conservadores, la creencia en la incli-
nación liberal de los medios es casi un
artículo de fe. Los críticos de izquierda
son por igual inflexibles al denunciar
una tendencia conservadora. Mientras
tanto, los periodistas insisten en que la
cobertura es equilibrada y señalan que
la crítica procedente de ambos extre-
mos de la gama política atestigua la
neutralidad de su posición.
El problema es que todos los bandos
de la disputa tienen razón en parte.
Los conservadores fundan su tesis en
la pretensión de que los periodistas, de
manera especial en los prestigiosos
medios nacionales, tienen puntos de
vista políticos liberales, de modo que
tales opiniones se reflejan en la cober-
tura. Cuando menos una docena de
encuestas, varias de ellas realizadas por
la prensa, apoyan el primer supuesto.
El segundo es menos seguro, aunque
la demostración del anterior aumenta
su plausibilidad.
Los críticos de izquierda lamentan
que la cobertura de los medios sea tan
conservadora, en el sentido de que re-
fuerza el status quo. Atacan a los perio-
distas por no ser lo suficientemente crí-
ticos hacia políticas, líderes e institu-
ciones de la corriente principal, por
excluir puntos de vista minoritarios y
por repetir en forma irreflexiva los
supuestos y valores de la economía
capitalista y la democracia burguesa.
No hay ninguna contradicción entre
ambas cosas. Cuando los conservado-
res afirman que los medios son libera-
les, utilizan la palabra para designar
determinado punto de vista político.
De modo específico, la mayoría con-
cordaría en que los medios ocupan
una posición moderada o básicamente I
liberal. En cambio, cuando los izquier-
distas dicen que los medios son conser-
vadores, emplean el término en senti-
do relativo (o genérico). Si bien algu-
nos discreparían, estos críticos tienden
a localizarse en las lindes de la política
norteamericana. Vista desde allí, vir- |
tualmente toda la gama política norte-
americana, incluyendo a la mayoría de I
los liberales, puede ser caracterizada
como conservadora. De ahí que ambos
grupos de críticos tengan razón.
La afirmación de que la cobertura es
"equilibrada" tiene asimismo algún
mérito. Cualesquiera que sean las ten- i
dencias exhibidas por los medios, éstos [
se hallan lejos de ser monolíticos. I
Incluso entre los medios nacionales
más selectos se dan diferencias sustan-
cíales en cuanto a orientación ideólo-
gica y en todos hay siquiera algunas
voces de la gama política entera.
D ado que todo el m u n d o tiene
razón en parte, el debate acerca
de las tendencias en los medios se
mantendrá atascado. Más importante
es que, como tales tendencias son sólo
parciales, también sólo en términos
parciales logran explicar el difundido
descrédito de la prensa. Existe un pro-
blema más profundo, pero su naturale-
za es oscura.
La mejor clave en cuanto a la natura-
leza de dicho problema la suministran
las quejas del público, que nunca se ha
preocupado mucho por las tendencias
políticas. La crítica más frecuente, apo-
yada por considerables mayorías en
casi todas las encuestas, es q u e la
cobertura es negativa y entremetida de
manera indebida.
A diferencia del caso de las acusado-
nés de que son prejuiciados, pocos
periodistas se molestan en discutir esta
acusación. Prefieren ofrecer explica-
ciones de por qué la cobertura debe ser
negativa. Según la más n o b l e , las
"malas noticias" son consecuencia ne-
cesaria de que la prensa desempeñe su
misión esencial de "vigilancia". Esto
acaso suene inofensivo. Al fin y al cabo,
no cabe duda de que los Forjadores de
la Constitución aspiraban a que la
prensa realizase una función protecto-
ra y todas las encuestas pertinentes
muestran un vigoroso apoyo público al
papel de perro guardián y al perio-
dismo investigador, su principal encar-
nación m o d e r n a . Pero intervienen
ciertas anomalías. ¿Por qué, si el públi-
co apoya el papel de perro guardián,
condena el negativismo que lleva con-
sigo? ¿Y por qué sólo en los últimos
tiempos ha salido a relucir la crítica al
negativismo de los medios?
Una manera de clasificar estas cues-
tiones consiste en examinar una pro-
longada campaña de anuncios de ser-
vicio público patrocinada por la Socie-
dad de Periodistas Profesionales. Pro-
yectada como respuesta a la decrecien-
te confianza, intenta instruir al público
acerca del papel y el valor de una pren-
sa libre en una sociedad democrática.
Cada anuncio consiste en una fotogra-
fía tomada de las noticias acompañada
de una pregunta: "Si la prensa no nos
lo dijera, ¿quién lo haría?" También se
incluye un número telefónico al cual
el lector puede recurrir para obtener
"información impresa acerca del papel
de una prensa libre y de cómo protege
los derechos de usted".
Las preguntas retóricas invitan a la
reflexión, y en este caso los resultados
son instructivos. Considérese ante todo
la idea de que es "la prensa" la que
"protege los derechos de usted". Una
vez más, esto p u e d e sonar a lugar
común, pero vale la pena recordar que
hace 200 años, cuando se redactó la
Primera Enmienda, que establecía la
libertad de la prensa, ésta no existía tal
como la conocemos hoy. Lo que había
en su lugar era un puñado de periódi-
cos pequeños, locales y a menudo muy
partidistas (35 en 1783, sólo uno de
ellos d i a r i o ) . Se suponía q u e cada
periódico atacaría y defendería des-
de una posición determinada, y que
del conflicto entre todos surgiría la
verdad.
La prensa que conocemos empezó
en la década de 1830, con la aparición
de diarios de gran circulación (la
"prensa de a centavo"), apoyados por
propaganda comercial y destinados a
dejar ganancia. La feroz competencia y
la aparición cotidiana crearon la nece-
sidad de una corriente incesante de
"noticias" y la respuesta fue el surgi-
miento del papel de periodista profe-
sional. Por añadidura, la ganancia
dependía de los anuncios, los anuncios
d e p e n d í a n de la circulación y la
circulación dependía en parte de no
enajenarse a los posibles lectores. De
ahí que los periódicos se tornaran
mucho menos partidistas.
H
oy en día la prensa abarca muy
numerosos medios de noticias,
tanto impresos como trasmitidos;
a la cabeza va la reducidísima minoría
que ha alcanzado alcance nacional. En
esta categoría se incluye un puñado de
diarios y semanarios, los servicios
cablegrafieos, las noticias de redes
radiodifusoras y, sobre todo, las princi-
pales redes de televisión. En virtud de
sus dimensiones y prominencia, son
estos pocos los que establecen el tono y
el p r o g r a m a de c o b e r t u r a p a r a la
mayor parte de la prensa.
Cosa por igual importante, la prensa
ahora se debe exclusivamente a un
reducido grupo de periodistas "profe-
sionales". Un estudio de 1983 estimó
que entre todos los medios de noticias
de interés general sólo empleaban a
unos 112.000 trabajadores de tiempo
completo, de noticias y editoriales. En
c o m p a r a c i ó n , a h o r a hay unos tres
millones y medio de maestros (más
660.000 profesores), 700.000 abogados
y 515.000 médicos; inclusive los arqui-
tectos (135.000) son más q u e los
periodistas. Unidos por pronunciadas
semejanzas de procedencia, adiestra-
miento, valores o ideales, estos nuevos
profesionales han hecho que la prensa,
de ser un cúmulo amorfo de indivi-
duos y medios en conflicto, se transfor-
me en una institución unitaria, cohe-
rente y cerrada.
Estas evoluciones han provocado
cambios profundos. La libertad de
prensa sigue siendo un derecho indivi-
dual en el sentido de que cualquiera
puede publicar un libro y yo puedo
escribir este artículo. Pero para ser una
auténtica voz dentro del debate, hoy es
preciso el control de un medio nacio-
nal—o acceso irrestricto a él—lo cual
no representa una posibilidad realista
para todos los ciudadanos ordinarios.
Dan Rather, desde sus noticiarios, se
dirige a millones de televidentes cinco
veces por semana. En cambio el presi-
d e n t e de los Estados Unidos sólo
puede dirigirse en forma directa al
mismo auditorio unas cuantas veces al
año, y hasta estas apariciones infre-
cuentes requieren autorización de los
ejecutivos de las redes.
Estos cambios no tienen nada de
siniestros. Son, ni más ni menos, el
resultado no planificado de inconta-
bles ajustes ante cambios tecnológicos,
económicos, demográficos, educativos,
políticos y sociales a lo largo de dos
siglos. El h e c h o ineludible es, sin
embargo, que "la prensa" se ha conver-
tido en una entidad muy diferente de
cualquier cosa que imaginaran los
Padres Fundadores.
Considérese ahora la pregunta prin-
cipal de los anuncios: "Si la prensa no
nos lo dijera, ¿quién lo haría?" Es una
invitación a que se responda: "Nadie",
seguramente con un impulso de grati-
tud hacia los bravos miembros de la
prensa. Sólo que, si bien es una verdad
trivial que la mayoría de nosotros obte-
nemos gran parte de nuestra informa-
ción acerca de los asuntos del momen-
to gracias a los medios informativos, de
ello no se sigue en modo alguno que la
prensa sea el único, ni siquiera el prin-
cipal cuerpo dedicado a descubrir e in-
formar la verdad. Si la prensa no nos
informara, muchísima gente podría
hacerlo, incluyendo dirigentes y candi-
datos políticos, organismos del gobier-
no, tribunales, millares de grupos de
interés organizados, a más de millones
de ciudadanos activos e interesados.
De este modo, la importancia de la
p r e g u n t a es que llama la atención
hacia un cambio sutil pero profundo
en la concepción que de sí misma ha
tenido la prensa durante las últimas
pocas décadas. Ese cambio se funda en
la difusión de un sentido de vocación
especial entre los periodistas: el papel
de la prensa no es tan sólo el de servir
a la sociedad p r o p o r c i o n a n d o una
exposición exacta del conflicto de
ideas, sino resguardarla y perfeccionar-
la. La función de perro guardián, en
otro tiempo tenida por reparadora y
accesoria, se torna decisiva: el deber
 primordial del periodista es concentrar
la atención en problemas y deficien-
cias, fracasos y amenazas. Así, la prensa
ha asumido la posición de un crítico
objetivo o neutral, no de la sociedad
sino de algún modo fuera y par endma
de ella. Desde esa altura, los periodis-
tas realizan una crítica infatigable de
políticas, dirigentes e instituciones nor-
teamericanos, a veces en forma de
informes de investigación, pero más a
menudo por medio de la estructura
como de adversario que muestra la
cobertura de rutina.
Esta actitud no se restringe a la élite
periodística. Una encuesta realizada en
1988 por la Sociedad Norteamericana
de Editores de Periódicos preguntó a
una muestra nacional representativa
de periodistas de diarios cuan impor-
tante era para éstos "ser adversarios de
funcionarios públicos mostrándose de
modo constante escépticos ante las
acciones de éstos". Aun a pesar de la
formulación extremista de la pregunta,
52% (65% en los mayores periódicos)
consideraron esta función muy im-
portante, o al menos bastante.
El resultado más evidente de esta
nueva postura crítica es el negativismo
cínico, a veces a p o c a l í p t i c o , q u e
impregna las noticias del día, en forma
especial en las redes de televisión. Otra
manifestación es la celosa intromisión
de los periodistas selectos en las opera-
ciones legítimas de otras instituciones
democráticas. No se permite que casi
nada de importancia siga su curso
natural. Hoy es común, por ejemplo,
que los estudios del gobierno sean des-
critos, refutados y rechazados antes de
que sean siquiera publicados, por lo
general sobre la base de materiales
trasmitidos por el lado minoritario.
Asimismo, los norteamericanos están
ya acostumbrados a que los medios
informativos intervengan en los casos
penales no como un "tribunal de últi-
ma instancia" sino mientras el proceso
judicial está todavía en marcha.
Se argumenta en ocasiones que
semejantes prácticas debieran tenerse
por benignas, en vista de que las moti-
van elevados ideales altruistas. Pero
esto es ingenuo, por decir lo menos. Al
igual que todos los seres humanos, los
periodistas son movidos por múltiples
motivos, tanto nobles como viles, y el
poder y el comercialismo de la prensa
t e n d e r í a a fomentar los segundos.
24
Tampoco es la pureza de motivación
una garantía de efecto positivo.
Consideraciones de este género mol-
dearon la estructura del gobierno nor-
teamericano, con su complejo sistema
de controles y equilibrios. Todas las
instituciones poderosas se incluyeron
en este c o n c e p t o . En el caso de la
prensa, se supuso que los medios parti-
distas se resguardarían de los excesos y
abusos d e n t r o de sus propias filas,
armando ataques entre ellos, pero este
modo de limitación desapareció cuan-
do la prensa se transformó en una ins-
titución unitaria. A decir verdad, la
prensa es la única institución nortea-
mericana que no se somete jamás al
pleno rigor inquisitorial del perio-
dismo investigador. En combinación
con las protecciones casi absolutas de
la Primera Enmienda—fortalecida
hace poco por tribunales y legislaturas
simpatizantes—el resultado es que "la
prensa" se ha vuelto una institución
única y de un poder sin par. Por des-
gracia, esto significa también que los
periodistas han acabado por formar
exactamente el género de élite pode-
rosa, privilegiada y activa que la Cons-
titución procuraba evitar. En el mejor
de los casos, esto genera un enorme
potencial de abuso. Pero incluso si la
prensa lograse funcionar con perfecta
integridad, seguiría siendo razón de
preocupación. Pues la triste verdad es
que el papel idealizado de la prensa
como crítico autónomo y neutral es
imperfecto de manera i n h e r e n t e y
fundamental.
El p r i m e r p r o b l e m a deriva del
hecho de que sean periodistas quienes
deben servir de críticos. La crítica de
tipo más sencillo no implica más que
una respuesta evaluadora por parte del
crítico. La crítica sesuda, por el contra-
rio, se centra en un juicio razonado de
valores. En este nivel, la crítica es un
empeño de los más difíciles, dado que
requiere que el crítico combine cuatro
cualidades: intelecto, pericia especial,
reflexión y juicio.
Rara vez el periodismo es visto como
un campo intelectualmente riguroso.
Una razón es que la habilidad primor-
dial requerida de todos los periodistas
es la capacidad de escribir o hablar de
m o d o interesante para un público
g e n e r a l , esto es en el nivel de un
muchacho de 12 años (de ahí que la
capacidad de leer un diario pueda ser-
vir de criterio mínimo de alfabetismo
funcional). No es éste un requerimien-
to que tienda a atraer hacia dicho
campo a las mejores mentes. Tampoco
está en claro que quienes están acos-
tumbrados a simplificar resulten en
especial adecuados para evaluar cues-
tiones complejas.
Consideraciones parecidas se apli-
can a la cuestión de la pericia. En un
mundo señalado por el crecimiento
explosivo del conocimiento y por la
especialización intelectual extrema,
pocos periodistas merecen ser tenidos
por expertos. Esta es una de las razo-
nes por las cuales a todos los estu-
diantes se les enseña en las escuelas
superiores que no hay que citar la
revista Time (ni ningún otro medio de
noticias) como una fuente decisiva, al
escribir seriamente. En realidad, los
periodistas formulan u orquestan con
frecuencia críticas en terrenos en los
cuales no estarían en condiciones de
ingresar ni en el nivel más bajo.
De los últimos dos requisitos previos,
la reflexión requiere tiempo, en tanto
que el ritmo frenético del periodismo
convierte el tiempo en un beneficio
escaso. De manera análoga, es precisa
una actitud juiciosa a fin de garantizar
que los rasgos positivos y negativos del
objeto de crítica estén adecuadamente
balanceados para permitir un juicio
atinado y razonado en cuanto a su
mérito total. Para quienes están en-
tregados a un escepticismo constante,
sin embargo, el juicio está preestableci-
do: el objeto está mal y la crítica se re-
duce a enumerar sus defectos.
Todo esto sugiere que los periodistas
se hallan en condiciones casi incompa-
—continúa en la página 26

Lo que el Público Desea de la Prensa
Por Michael J. Robinson y Norman J. Ornstein
Michael J. Robinson es profesor de administración pública en la
Universidad Georgetown, y Norman J. Ornstein es investigador
en el Instituto Empresarial Norteamericano en Washington. El
presente articulo está basado en la obra que ambos escribieron
partir de una encuesta de opinión pública para el Times Mirror
Center for People and the Press.
A llá por 1980, un estudio indicaba que sólo 1% de las
cadenas noticiosas en los Estados Unidos que cubrían las
campañas se ocupaban de "los medios". Pero durante la cam-
paña presidencial de 1988 el analista Robert Lichter registró
en The Video Campaign más de 100 reportajes sobre el papel
de la prensa en los noticiarios vespertinos a través de las tres
cadenas de televisión.
De hecho, calculamos que en los siguientes ocho años la
atención de la prensa sobre su propia actividad se duplicó. A
principios de los 80, cerca de la mitad de los artículos que se
publicaban sobre los medios de comunicación eran negativos.
Hacia 1988, esa proporción había aumentado casi una cuarta
parte. Sea como fuere, hay una profunda ironía en ello: la crí-
tica de los medios por los medios puede ser parte del motivo
por el cual la prensa esté perdiendo credibilidad. El medio
podría ser, literalmente, parte de este mensaje.
¿Qué se ha hecho? La amabilidad está bien, pero la credi-
bilidad es imprescindible para la sobrevivencia de una insti-
tución, como la prensa, en una sociedad libre.
No obstante, es mucho más fácil decir lo que no debe ha-
cerse que ofrecer una solución. Incluso si el "masoquismo de
los medios" explica parte de esta pérdida de confianza, no
pensamos que esté por agotarse el impacto de la prensa. No
tiene más sentido acabar con el mediador del interés público,
quien investiga su propio diario, que destruir al mensajero.
Tampoco sugerimos suspender el reportaje vigilante. Per-
-der credibilidad como consecuencia de "vigilar" un asunto es
un precio que se debe pagar por seguir en el negocio... pero
es un precio justo.
Hay, sin embargo, una lección que se debe aprender y que
se desprende de la falta de consenso entre el público y la
prensa sobre el controvertido tema de cubrir los aspectos re-
lativos a la ética personal de los políticos. La reciente obsesión
de la prensa por las cuestiones personales motivo de escánda-
lo, según el público, están fuera de toda proporción, tienen
un tono morboso y son sentimentaloides.
Otra área donde hay que tomar medidas es la que tiene que
ver con la "infodiversión". Si el público y la prensa creen que
existe demasiada mezcla de noticias y entretenimiento, enton-
ces resulta buena idea para las divisiones de noticias dejar de
Reproducido con autorización de Washington Joumalism Review. © 1990.
IJI Mtmltdum del Perm Guardiuii
confundir los límites. Como el programa de éxito de televi-
sión "60 minutos" lo demostró, las noticias pueden ser entre-
tenidas sin dejar de informar. No hay nada intrínsecamente
malo en presentar sucesos públicos en las horas de mayor
aaudiencia televisiva, pero si sigue la tendencia a realizar más
emisiones equivalentes a las revistas dedicadas a las celebrida-
des, como People, en vez de orientarse a formatos como los de
Time o U.S. News äf World Report, tal vez las divisiones de noti-
cias deban considerar en serio ceder su franquicia a los que
producen la sección de variedades en las cadenas. Por fortu-
na, la simulación de noticias, muy impopular entre el público,
la prensa y otros líderes de opinión, ya va de salida, o al menos
está siendo relegada a la galera no noticiosa.
Tenemos también los reportajes sobre las campañas, que
nunca parecen agotarse. La verdad es que mientras más tiem-
po se cubre una campaña, más probabilidades existen de que
surjan historias escandalosas, esas que provocan más pasiones
que reflexión. El público termina pensando que toda la
acción periodística sobre dicha campaña es un exceso.
Nuestra recomendación final no es otra cosa que algo
nuevo. Sugerimos que la prensa haga más de lo que ya está ha-
ciendo, y no menos de lo que ahora hace. Esta recomenda-
ción se basa en un examen de la única organización periodís-
tica que según recientes encuestas durante los últimos cinco
años ha mejorado su relación con el público: la cadena dedi-
cada exclusivamente a noticias Cable News Network.
Los televidentes dicen que CNN les ofrece siempre lo que
ellos quieren: información pura, sin ambages. Y no sólo com-
place, también vende. A decir verdad, CNN lleva a cabo un
periodismo interpretativo y de opinión. Pero, a diferencia de
muchas otras agencias de noticias, sus interpretaciones y opi-
niones se encuentran bien diferenciadas de la información en
sí y nunca se proponen confundirlas (con un toque de info-
diversión entre noticia y noticia).
La moraleja de la CNN es que las organizaciones periodís-
ticas pueden mejorar su credibilidad—y, nos parece, todos los
demás aspectos—si presentan la información de una manera
más directa, con mayor frecuencia y separando las noticias de
las opiniones. Obsérvese que la CNN no se especializa en las
buenas noticias. El huracán Hugo no era una buena noticia,
tampoco lo fueron el terremoto de San Francisco ni la crisis
de los rehenes en el Medio Oriente, o los sucesos de la Plaza
Tiananmen, todas ellas noticias atendidas por un gran núme-
ro de espectadores a través de la CNN.
En el análisis final, los periodistas no pueden ya funda-
mentar sus juicios profesionales básicos en los caprichos de la
opinión pública como lo hacen los políticos. Pero, al igual
que ellos, pasan por alto la opinión pública bajo su propio
riesgo. Parte de la atención periodística que en nuestros días
se aplica al problema de la credibilidad puede ayudar a preve-
nir que se vuelva más grave en el futuro. •
—continúa de la página 24
rabies de incompetencia para servir de
críticos serios, lo cual no disminuye su
mérito, aunque sí indica que los perio-
distas se han impuesto una tarea que
ellos no pueden contar con cumplir, y
este fracaso pudiera provocar daños
incalculables a la prensa y al país.
El segundo problema fundamental
procede del sesgo negativista que lleva
consigo la actitud de perro guardián.
El postulado más fundamental de la
democracia norteamericana es que el
ciudadano medio, guiado por su inte-
rés p r o p i o bien p l a n t e a d o , tiene el
derecho y está en condiciones de deci-
dir el curso apropiado de la política
pública. Sólo q u e p a r a escoger de
manera atinada debe estar informado
acerca de los alcances y cualidades de
las opciones que se le abren.
La prensa, tal como era concebida
en un principio, situaba este conflicto
de ideas en el debate entre medios par-
tidistas, cada uno de los cuales susten-
taba un punto de vista determinado.
Sería n o r m a l e s p e r a r q u e a l g u n a s
voces apoyaran la continuidad, recal-
c a n d o los l o g r o s p a s a d o s y las
oportunidades venideras, en tanto que
otras voces, concentrándose en los pro-
blemas presentes y los peligros futuros,
pidieran reformas (y cumplieran el
papel de p e r r o guardián). Lo típico
sería que el debate incluyera opinio-
nes positivas y negativas; inclusive, en
tiempos de paz y prosperidad, las posi-
tivas podrían llegar a predominar.
Con el advenimiento de los medios
de comunicación masivos comerciali-
zados, el lugar del conflicto se despla-
zó, al procurar cada periódico repro-
ducir el debate dentro del ámbito de
su cobertura. Aquí los periodistas ocu-
pan una posición crucial, ya que deci-
den qué opiniones y qué portavoces
serán atendidos. Si el informe es escru-
pulosamente exacto, justo y cabal, no
tiene p o r qué h a b e r efecto sobre el
curso o el tono del debate, dado que
su contenido será determinado por los
participantes. Los periodistas no hacen
sino exponer al público las opiniones
de aquéllos.
Sin embargo, cuando los periodistas
asumen la posición de críticos neutra-
les, como lo vienen haciendo en los
últimos pocos decenios, todo cambia.
Por principio de cuentas, se tornan
participantes activos en el debate, con
poder—e inclinación—de modificar
su programa. Más importante: su pos-
tura crítica es e n forma intrínseca
reformista en cuanto a orientación, lo
cual altera el equilibrio de la discusión.
Están predispuestos, en particular, en
contra de los puntos de vista e infor-
maciones positivos, q u e , desde u n a
perspectiva reformista, d e b e n verse
como falsos, defectuosos o irrelevantes.
Esta insistencia c o n s t a n t e — q u e la
mayoría de los periodistas están muy
Mientras que otros participantes
del debate político se ven
obligados a considerar
cuestiones de eficacia práctica,
los periodistas no están en este
caso. En suma, la prensa ha
emergido como una especie de
oposición parlamentaria
permanente, pero sin la
necesidad de defender una
posición u ofrecer alternativas a
las políticas que ataca.
dispuestos a reconocer—en las malas
nuevas a expensas de las b u e n a s le
niega al público la amplitud de infor-
mación que le hace falta para guiar sus
decisiones. De esta manera, el costo de
adoptar el papel de crítico neutral es
que la prensa no está ya en condicio-
nes de desempeñar como es debido su
misión más fundamental de garantizar
que el electorado esté informado. Lo
cual afecta medularmente al proceso
democrático.
Un estudio reciente proporciona un
ejemplo claro del problema. Analicé
toda la cobertura de las noticias econó-
micas por las redes de televisión duran-
te tres a ñ o s d e la p r e s i d e n c i a d e
Reagan: del l s de julio al 30 de junio
de 1982-1983, 1984-1985 y 1986-1987.
De acuerdo con la mayor parte de los
criterios, la economía mejoró en cada
uno de estos tres años. Pero el tono de
la cobertura siguió el camino opuesto.
Siempre abrumadoramente negativa,
la razón e n t r e artículos negativos y
positivos e n f o r m a p r e d o m i n a n t e
a u m e n t ó de hecho, de cinco a u n o
en 1982-1983, a alrededor de siete a uno
en 1986-1987. Esta pauta fue resultado
de dos prácticas informativas. Primero,
la sucesión continua de artículos nega-
tivos fue posibilitada por un continuo
c a m b i o d e foco, c o n f o r m e los pe-
riodistas pasaban de un sector a otro,
en pos de nuevos problemas. Al mismo
tiempo, se reducía al mínimo la cober-
tura de los desarrollos económicos
positivos.
El tercer problema deriva del segun-
do. La crítica es por esencia tendencio-
sa: decir q u e algo es equivocado o
defectuoso afirma un orden valorativo.
Ahora bien, la neutralidad periodística
requiere que ninguna perspectiva sea
favorecida f r e n t e a o t r a . La ú n i c a
manera de que el periodista/crítico
cumpla con esta exigencia es que abar-
que todas las perspectivas a la vez. De
modo que la perfección universal pasa
a ser el criterio del juicio crítico.
Dada esta n o r m a , la crítica debe
abarcarlo t o d o . De ahí el peculiar
carácter de la cobertura de rutina, con
sus c o n t i n u o s c a m b i o s d e foco, al
adoptar los periodistas la perspectiva
de un grupo primero y luego de otro.
Si es propuesta una política conserva-
dora, la cobertura es dominada por la
crítica liberal, en tanto que si la políti-
ca es liberal el foco se traslada hacia
quejas conservadoras; las propuestas
moderadas, sobre todo las componen-
das, son desdeñadas por doquier. Por
esto es por lo que las denuncias de que
la información es prejuiciada no resul-
tan, a fin de cuentas, convincentes: si
bien acaso haya cierta tendencia a que
los periodistas recalquen intereses libe-
rales, la cobertura en conjunto queda
más bien descrita como "de todos los
principios".
Por desdicha, la crítica con todos los
principios tampoco es susceptible de
r e s p u e s t a , y t o d o el q u e p r e t e n d a
enfrentársele tiene que fracasar. Por
ejemplo, cuanta vez un dirigente políti-

co o un funcionario del g o b i e r n o
aboga por una política, asume ciertos
compromisos y obligaciones de posi-
ción que limitan su gama de respues-
tas. El periodista/crítico, en cambio,
no está sometido a semejantes cons-
treñimientos. Es libre de saltar de una
posición a otra, adoptando y descartan-
do modos de ataque, hasta dar con el
que de veras duela. Y si no llega a nada
con este proceder, siempre tiene la
posibilidad de cambiar de tema.
Se trata de un truco mañoso, que
permite a los periodistas parecer supe-
riores a todos los demás guías sociales,
en especial los políticos. Propóngase o
realícese lo que se quiera, ahí están los
periodistas para señalarnos los incon-
venientes. Hay dos razones de que
l o g r e n salir a d e l a n t e c o n e s t o .
Primero, pretendiendo ser neutrales,
los periodistas esquivan el requisito de
congruencia que restringe las opciones
de quienes parücipan en forma com-
prometida en el conflicto de ideas. Así,
unos políticos pueden ser condenados
por pretender "imponer" la moralidad
tradicional, en tanto que otros son
echados de sus puestos por no lograr
estar a la altura de esa moralidad.
Segundo, y más importante, la auto-
nomía de la prensa permite que los
periodistas se den el lujo de ser irres-
ponsables. En tanto que otros partici-
pantes en el debate están obligados a
tener presentes cuestiones de facti-
bilidad y eficacia práctica, los periodis-
tas no. Su única misión es la de buscar
defectos, y que otro se encargue de
idear soluciones.
En una palabra, la prensa ha acaba-
do por ser una especia de oposición
parlamentaria permanente, aunque
sin la necesidad de defender ninguna
posición ni de ofrecer ninguna alter-
nativa razonable a las políticas que
ataca. Este desplazamiento ya ha trans-
formado la política norteamericana,
tornando secundarias o superfluas las
fuentes tradicionales de oposición.
Impulsado por la exigencia televisiva
de personificación y simplificación, la
condición de la presidencia ha sido
reforzada y el debate político en nivel
nacional suele ahora adoptar la forma
de un conflicto permanente entre fun-
cionarios de la administración y perio-
distas guardianes. Los oponentes parti-
distas siguen teniendo algo que hacer,
p e r o casi c o m o c o m p a r s a s e n u n
espectáculo más vasto, dirigido por la
prensa.
Q uizá sea más serio el que haya sín-
tomas de que los periodistas aspi-
ran a ampliar su influencia impo-
niendo nuevos constreñimientos al
curso de la discusión política. Compá-
rese, por ejemplo, la cobertura aburri-
da, cínica y casi abiertamente desdeño-
sa de las convenciones para el nombra-
miento presidencial en 1988, con el
anhelante entusiasmo y la hipérbole
derrochados en los debates de los can-
didatos por televisión. Estos últimos
son, ni que decir tiene, creaciones de
la prensa, y p r o p o r c i o n a n los más
puros ejemplos de periodistas hacien-
do de críticos neutrales y perfeccionis-
tas. En forma similar, la creciente críti-
ca de la propaganda política, por parte
de los medios, refleja sin duda una
genuina preocupación por la integri-
dad del proceso político. Sin embargo,
tampoco está de más advertir que tal
p r o p a g a n d a constituye u n a de las
pocas maneras que le quedan a un
candidato para dirigirse al electorado
sin intercesión activa de los periodistas.
Por último, está ese revuelo tan extra-
ño de la prensa en contra de las cam-
pañas "negativas". A estas alturas se ha
llegado al punto de que si un candida-
to político plantea cualquier crítica al
carácter, historial o políticas de un
adversario, se expone a la censura de
la prensa. Y sin embargo la crítica es
esencial para poner a prueba a los diri-
g e n t e s y sus ideas en la política.
Muchos políticos afirmarán que los
periodistas en verdad no se tocan el
corazón al infligir ataques así. Sin
importar el propósito específico, el
efecto de proscribir las c a m p a ñ a s
negativas equivale a reservar a los
periodistas el derecho exclusivo de ini-
ciar la crítica política.
Otras consecuencias de la actitud
perfeccionista de la prensa resultan
más perturbadoras. La perfección uni-
versal constituye una norma irreal para
justipreciar logros meramente huma-
nos. Su aplicación al reino de los asun-
tos políticos'y sociales significa que
todas las políticas, dirigentes e institu-
ciones deben tenerse por deficientes, y
todo logro debe siempre juzgarse un
fracaso. Ya no se puede mirar atrás con
satisfacción, y contemplar lo que ha
sido conseguido; sólo debe mirarse
¡M Mordedura del Perro Guardián
adelante, con impaciencia, al ver cuán-
to falta todavía. Y en vista de que la
meta de la perfección universal es inal-
canzable, lo que falta es por fuerza
indefinidamente largo.
Por lo demás, la crítica perfeccionis-
ta exige que deba atacarse cualquier
consenso alcanzado mediante el proce-
so político y en este sentido la prensa
se h a t o r n a d o subversiva de t o d o
orden establecido. Lo cual conduce a
una fascinante paradoja. En la forma
n o r t e a m e r i c a n a de democracia, el
éxito político se basa en establecer el
mayor consenso posible, integrando
distintas perspectivas en un orden de
valores único. Así, a mayor éxito del
proceso político, más amplio consen-
so, sólo que, de paso, el periodista/crí-
tico se ve más empujado hacia los már-
genes del debate, a fin de hallar una
posición exterior al consenso, desde la
cual poder atacar. Esto quiere decir
que la crítica supuestamente neutral
tiene una tendencia radical inherente.
Los periodistas se han descaminado
y, con sus idealistas esfuerzos por per-
feccionar la democracia norteamerica-
na, pueden debilitarla en forma grave.
La solución es muy sencilla. La prensa
debe abandonar ese papel irremedia-
blemente fallido de crítica autónoma y
neutral, apartarse de la dirección del
debate político y consagrarse otra vez a
la misión, i n f i n i t a m e n t e difícil e
importante, de establecer el género de
confrontación de ideas, plena y convin-
cente, que constituye el requisito pre-
vio esencial para el gobierno democrá-
tico. Esto no significa que la prensa
deba abandonar su papel de guardián,
pero sí que el papel informativo de la
prensa debe reintegrarse a una posi-
ción predominante.
Esta solución requiere que los perio-
distas renuncien a buena parte de su
poder, perspectiva que pocos de ellos
encontrarán atractiva. No obstante, las
alternativas más probables resultan
aún más difíciles de tragar. Con todas
sus buenas intenciones, los periodistas
han asumido un papel que no sólo
rebasa sus capacidades sino que resulta
asimismo destructor. El público esta-
dounidense ha percibido el cambio y
respondido con desaprobación. Ya hay
mayorías apreciables en favor de res-
tricciones al poder y autonomía de la
prensa. Peor para los periodistas si no
hacen caso de estas advertencias. •
EL PAPEL DE LA PRENSA
No se Culpe al Mensajero
Un ex reportero de la Casa Blanca replica que un cuerpo de
prensa vigoroso es la mejor garantía de la democracia.
Por James Deakin
L
os medios informativos pin-
tan un cuadro exótico y des-
alentador. Informan a sus espec-
tadores y lectores que las cosas
están hechas un lío. Aumenta la vio-
lencia, la moralidad decae. Delincuen-
cia, terrorismo, drogas y enfermedad.
Destrucción ecológica, calentamiento
del planeta, aire contaminado, agua
peligrosa.
Rodeados por esta discordancia, hace
falta una mente fuerte y nervios de
acero para aferrarse a una realidad: es
la humanidad en conjunto la que ha
propiciado que esto ocurra; todos so-
mos responsables. La carga es pesada;
es más fácil buscar a alguien en parti-
cular que cargue con la culpa.
Buscar chivos expiatorios es u n a
actividad tradicional. Prácticamente no
hay grupo, religión, gobierno o sis-
tema económico que no haya sido
estigmatizado, en una u otra ocasión,
como fuerza maligna inspiradora de
los crímenes, las locuras y las desven-
turas del género humano. El siglo XX
no es una excepción. No le faltan chi-
vos expiatorios y uno de sus principales
favoritos son los medios informativos.
Si el mensajero no trajera tantas
malas nuevas, no habría tantas malas
noticias. ¡Con sólo que los medios in-
formativos descansaran un poco! Con
sólo que no exageraran y publicaran
noticias sensacionalistas para sacarnos
de quicio a fuerza de sustos. Estamos
hartos. Queremos ir a la playa.
Para empeorar las cosas, los medios
de comunicación se enfrentan al hon-
d o deseo h u m a n o de u n m u n d o
o r d e n a d o , un m u n d o con algunas
certidumbres a las cuales podamos
aferramos, como sobrevivientes de un
naufragio. Pero lo que los medios in-
forman es que el mundo está desorde-
nado. No, no—afirman—no puede
usted vivir como quiere, tiene que
afrontar la vida como es. Esto se llama
realidad y pocos platillos son menos
apetitosos que ella.
De ahí que se alce el clamor de los
políticos, los politólogos, los ciuda-
danos corrientes y, ahora, la crítica del
profesor Ted Smith: ¿por qué los
medios de comunicación no publican
las buenas noücias?, ¿por qué no con-
sagran mayor atención a las cosas
positivas y esperanzadoras que aconte-
cen?, ¿por qué son tan negativos?, ¿por
qué no son más constructivos?
La respuesta es que ellos sí informan
las buenas nuevas. Este f e n ó m e n o
suele pasarse por alto, ya que debili-
taría la discusión. Durante meses, los
medios de comunicación estadouni-
denses se llenaron de artículos que
detallaban el impresionante desplome
del comunismo en la Unión Soviética y
Europa oriental, lo cual sin lugar a
dudas es una excelente noticia para
Occidente. Los logros de la ciencia, la
medicina y la exploración espacial, los
de las artes creativas, las maravillas
de la tecnología, el mejoramiento de
la condición h u m a n a , la firma de
tratados de paz: de todo se ha
informado.
No obstante, el profesor Smith y
otros críticos están en lo cierto: hay
asimismo muchas malas noticias. Esto
es indiscutible, sólo que se deben plan-
tear algunas preguntas aclaratorias: si
las malas noticias pasaran inadvertidas,
¿existirían o no? Semejante enigma
metafísico n o sirve de nada. En el
mundo real, las malas nuevas conti-
nuarían, aun cuando los medios de
comunicación no las publicaran en
vista de que el hombre se empeña en
hacer lo q u e hace. Sencillamente
tardaría más en correrse la voz.
La segunda pregunta: si los medios
de comunicación no participaran las
noticias, ¿quién lo haría? El profesor
Smith señala que recibimos mucha
información de políticos, agencias
gubernamentales, grupos de interés y
cosas por el estilo. Así es, y acaso pueda
contarse con que planteen las cosas en
forma honrada, sin intereses propios ni
autoexaltaciones. Acaso no se pueda.
El hecho es que no tiene objeto discu-
tir que existen otros medios de comu-
nicación disponibles, dado que los
grupos que cita el profesor Smith se
basan más que nada en los medios de
comunicación para trasmitir su infor-
mación. No utilizan tambores: apare-
cen en la TV. Y cuando se trasmite su
mensaje, no juzgan que se trata de
" i n t e r v e n c i ó n " de los medios. Se
quedan muy a gusto y, en nuestra re-
buscada sociedad, no sólo no podrían
prescindir de ello, sino que ni les
pasaría por la cabeza intentarlo. Pero
c u a n d o se p r e s e n t a u n a versión
contradictoria—cuando se expone lo
que dice el otro bando—entonces re-
sulta que los medios d i s p o n e n de
d e m a s i a d o p o d e r . Esto se llama
hipocresía.
L a última y más importante cues-
tión: si no se informaran las ma-
las noticias, ¿desaparecerían sus
consecuencias? Por grato que fuera,
desgraciadamente no sería así. Los
periodistas operan de acuerdo con
ciertos supuestos básicos: que, en la
medida de lo posible, todas las noticias
d e b e n divulgarse; que las noticias
acarrean consecuencias que no van a
esfumarse, y que deben difundirse si ha
de haber cualquier probabilidad de
enmienda, mejoramiento o progreso.
Concuerdan con Thomas Hardy en
Β
 que, si existe un camino hacia lo me-
jor, exige contemplar en toda su exten-
sión lo peor.
Las encuestas estadounidenses de
opinión suelen atribuir a los medios
informativos las calificaciones más ba-
jas en cuanto a confianza y aprobación,
salvo en las ocasiones en que han
contribuido a destituir a un presidente
peligroso, ayudado a poner fin a una
guerra perniciosa, denunciado una
institución corrupta o publicado un
artículo con el cual u n o estuvo de
acuerdo. Aparte de estos raros y felices
momentos, es inevitable que el público
tenga una mala opinión de los perio-
distas. Su afán de meterse en todo en
pos de noticias, su frecuente inexacti-
tud, lo incompleto de lo que comuni-
can, su obstinación en la realidad, todo
ello asegura su impopularidad.
¡Les sería tan fácil ser bien vistos! No
se explica uno por qué no lo intentan.
Bastaría con que hablaran de las va-
caciones y no de la insolación, de los
triunfos del gobierno y no de sus fra-
casos, de las ganancias de las cor-
poraciones y no de las bancarrotas.
L os periodistas, e m p e ñ a d o s en
atrapar las chispas para exami-
narlas un momento, se niegan a
emitir nada más lo ordinario, lo agra-
dable, lo que no despierta controver-
sia. Resultado: puntuaciones deplora-
bles en las encuestas. Si los medios
cumplen con su misión, no puede ser
de otra manera, ni debe serlo. Un pe-
riodista "popular" desacredita su oficio
y hace un mal servicio al público, a
sabiendas o no.
Estas encuestas se han invocado
repetidas veces a fin de advertir a los
medios de comunicación que se arries-
gan a una seria pérdida de confianza
pública, a menos que se enmienden.
Estas advertencias descuidan un punto
importante, a saber: que la mayoría de
los periodistas aceptan su impopu-
laridad a cambio de hacer sus cosas.
¿Cómo se h a n de e n m e n d a r los
medios, pues? La sugerencia que se oye
más a m e n u d o dice que d e b e r í a n
restringirse a un papel estrictamente
informativo, descartando explicacio-
nes, críticas y la función de "perro
guardián". El público, entonces, toma-
rá los hechos escuetos que reciba y
hará su propio análisis. A la vez, la
crítica se diseminaría con amplitud,
permiúendo a la gente recibir no sólo
la versión oficial de los acontecimien-
tos, sino también los puntos de vista
discrepantes. El gobierno y el sector
privado—infatigables perros guardia- Si no se dieran a conocer las
nes—escudriñarán de manera muy
atenta sus propias actividades en busca malas noticias, ¿desaparecerían
de errores o malos manejos. Qué her- sus consecuencias? Por
mosa está la playa este año. desgracia, no. Los periodistas
Los periodistas creen que los hechos
por sí mismos, sin explicación, resultan trabajan de acuerdo con ciertos
de ordinario sólo desconcertantes, y supuestos básicos: que, en la
por tanto tienen valor limitado para
formar opiniones y llegar a decisiones.
medida de lo posible, todas las
Se está d e r r u m b a n d o el sistema noticias deben darse a conocer,
comunista, pero ¿por qué? La inflación que las noticias tienen
persiste, pero ¿por qué? Se estrelló un
avión, pero ¿por qué? Tanto los hechos
consecuencias que no
buenos como los malos piden a gritos desaparecerán, y que éstas deben
una explicación, pero a los medios se hacerse públicas si existe alguna
les exige que interrumpan el proceso
informativo tras la primera etapa: la oportunidad de enmienda,
compilación y presentación de hechos. mejoramiento o progreso.
Ya habrá quien los explique.
Tal ocurre, en realidad. Los medios
no acostumbran exponer explicacio-
nes p r o c e d e n t e s de ellos mismos.
Interrogan a otras personas—funcio-
narios del gobierno, políticos, exper-
tos en política exterior, economistas,
científicos, ciudadanos informados—a
todas las "cabezas parlantes", para la
televisión y los periódicos. Se queda
uno pasmado ante tales protestas, ya
que lo que se propone—que los me-
dios dejen las explicaciones a otros—es
exactamente lo que ocurre. (Los co-
lumnistas y editorialistas son excep-
ciones, pero se da por sabido que ex-
presan opiniones personales.)
Hay un componente suplementario,
y es esencial. Los medios, cuando
cumplen como deben con su misión,
presentan todas las explicaciones. No se
puede confiar en que hagan esto los
gobiernos, candidatos políticos, grupos
de interés e individuos con opiniones
firmes. No les gusta exponer puntos de
vista que contradigan a los suyos. He
aquí el papel vital de los medios. Es
asimismo fuente de disputas sin fin, ya
que nadie conviene nunca en que su
bando haya recibido un trato justo.
Un reportaje, impreso o en TV, se
atiene a un patrón. El primer párrafo
—el denominado entradilla—hace un
e n u n c i a d o acerca de un aconteci-
miento o cuestión. Al ser un enun-
ciado, representa de manera inevi-
table un punto de vista. Pero si hay

controversia o d e s a c u e r d o de p o r
medio, en lo que resta del reportaje
figuran los puntos devista opuestos.
El espectador o lector rara vez ad-
vierte este ir y venir de imputaciones y
réplicas, de afirmaciones y rechazos.
Está tan acostumbrado a ello, que no
se percata del proceder subyacente, un
proceso destinado a exponer las dos
versiones.
Bueno, pero ¿acaso el periodista no
orquesta este proceso? ¿No tuerce en
forma sutil el relato para favorecer uno
de los lados en detrimento del otro,
llevando a la gente mañosamente a
aceptar su modo de ver?
Estudios académicos han demos-
trado la parcialidad de los medios;
otros estudios, no menos académicos,
lo han negado. Es claro que la idea
que se haga el público dependerá de
su disposición política. Los conser-
vadores j u z g a n q u e los medios de
comunicación tienen tendencias li-
berales; los liberales ven u n a incli-
nación conservadora con la cual aqué-
llos restringen el debate político a
límites convencionales, excluyendo la
opinión radical.
Si los conservadores están en lo
cierto, los medios de comunicación
liberales han fallado de modo notorio
al querer persuadir a los votantes de
que elijan presidentes liberales; cuan-
do concluya el actual periodo presi-
dencial de Bush, los r e p u b l i c a n o s
habrán ocupado la Casa Blanca du-
rante 20 de los 24 años anteriores. Si
quienes aciertan son los liberales, los
medios de comunicación conserva-
dores no han impedido a los demó-
cratas controlar el Senado durante 16
de los últimos 22 años, y la Cámara de
Representantes durante los 22 cabales.
La objetividad periodística—la
comunicación neutral de hechos y
cuestiones no formadas por la opinión
personal—se alcanza, como asunto de
rutina, en los reportajes que presentan
"exclusivamente noticias", los que nada
más describen un suceso físico, un de-
sastre natural; por ejemplo, un incen-
dio o un accidente. Pero los reportajes
sobre cuestiones contenciosas—po-
lítica, cuestiones sociales, economía,
todas las cosas de la vida, al parecer,
salvo las danzas populares—se enfren-
tan al problema fundamental de que
lo que para una persona es la verdad,
para otra es una vil mentira. En las vas-
tas e x t e n s i o n e s d e l d e s a c u e r d o
h u m a n o , el periodista no ofrece la
verdad. Ofrece una aproximación a la
verdad: exacta, completa e imparcial.
Intenta que su relato sea tan exacto y
completo como sea posible, y aspira a
ser imparcial presentando las diversas
caras de una cuestión.
E n vista de que el periodismo es
u n a actividad presta y apresu-
rada, y debido a que las redes de
televisión y los periódicos son empre-
sas lucrativas, que dedican mucho más
tiempo y espacio a los anuncios que a
las noticias, el periodista siempre vive
en un mundo semejante a una pieza
teatral de Samuel Beckett. Volver a in-
tentar, volver a fallar, fallar mejor.
En años recientes, la tendencia de los
medios de comunicación a meterse en
todo ha llegado a rivalizar con—si no
es que a suplantar—la cuestión de su
parcialidad, como causa de indig-
nación pública. Los r e p o r t e r o s de
p e r i ó d i c o s y televisión se a p i ñ a n
alrededor de los deudos, abrumán-
dolos con preguntas acerca del avión
estrellado o del asesinato, invadiendo
su privada, explotando su aflicción. No
hay mucho que decir en defensa de tal
conducta. Es el sensacionalismo en-
gendrado por la competencia en pos
del aliciente monetario, lo cual en
otros sectores de la economía se tiene
por una buena combinación. Pero algo
puede decirse en favor de la intrusión
en general. Sin ella, los medios n o
sacarían a la luz las contaminacio-
nes que amenazan nuestra existen-
cia, los fraudes que nos r o b a n el
dinero, los políticos que traicionan
nuestra confianza.
No es sorprendente que la falla más
importante de los medios no acostum-
bre ser tenida en cuenta. No reside en
inexactitudes, tendencias ni intrusio-
nes. Consiste en no lograr educar.
Después de que los comerciales nos
h a n v e n d i d o cosas q u e n o necesi-
tamos, los noticieros vespertinos de la
TV disponen de unos 21 minutos para
cubrir u n mundo inmenso, desorde-
nado y complicado. Las consecuencias
son superficialidad e incomprensión,
p e c a d o s h a b i t u a l e s de los medios
informativos estadounidenses. Y existe
un problema más profundo: la televi-
sión carece de memoria. Así, no puede
educar. Los medios impresos pueden
resultar algo mejores, pero entre los
1.500 diarios de los Estados Unidos
No se Culpe al Mensajero
sólo unos cuantos proporcionan con
regularidad cobertura y análisis pro-
fundos de las noticias. Para una indus-
tria de tales dimensiones, recursos,
talento e influencia, los medios de
comunicación podrían fallar un poco
menos.
A los conservadores les gusta decir
que los Padres Fundadores no reco-
nocerían los colosales medios infor-
mativos de hoy. Es cierto, pero sólo es
la mitad de la historia. T a m p o c o
reconocerían el gigantesco gobierno
actual. ¿Cómo comparar los periódi-
cos compuestos a mano y los rústicos
redactores de la América colonial con
el aparato propagandístico de miles de
millones de dólares q u e está a las
órdenes de los presidentes y burócra-
tas del siglo XX? ¿Lograrían seguir la
pista a las mentiras y e n g a ñ o s del
gobierno moderno?
Con todo, se da a entender que si los
Fundadores hubieran sabido en lo que
iban a convertirse los medios, bien
pudieran haberlo pensado dos veces
antes de otorgar el formidable poder
de la Primera Enmienda. Se trata de
u n a suposición dudosa. No podían
prever el futuro, pero conocían su
propia época, conocían la naturaleza
humana (que no cambia) y sabían de
política. Su experiencia con los tur-
b u l e n t o s periódicos coloniales les
enseñó a las claras que si aceptaban
una prensa libre, ellos y sus sucesores
se verían en aprietos: escándalo, con-
troversia, crítica, problemas, proble-
mas, problemas.
¿Por qué estuvieron dispuestos a so-
meterse, ellos y sus sucesores, a seme-
jante congoja? La respuesta que dan
los libros de texto, y que tiene la virtud
de ser en gran medida cierta, es que
asignaron gran valor a la libertad y es-
tuvieron dispuestos a pagar el precio.
Pero eran también animales políticos.
Si se diera el caso de que quedaran
excluidos de sus cargos, sabían que
requerirían una prensa libre—no con-
trolada p o r el g o b i e r n o — a fin de
trasmitir su mensaje a los votantes, con
el propósito de luchar por reconquis-
tarlos. Pocas veces habrá producido el
frío interés p r o p i o beneficios tan
duraderos. •
^:^::-::: •::•:::::-:!'•::;:: : ; í ' : : i : : i : & ! : % i p : í ' : ' i : •••': $':&$•• ••'•• ' ^ ' : ! ' : :"i '• '• "'•• ' : ! :' ' '• '• • : ' ''· :;::
' "' ':•• ':•'• !::: •'•:'.
:ii
EL PAPEL DE LA PRENSA

El Periodista del Mañana

La editora de un periódico especula sobre la manera en que la
revolución informativa transformará la naturaleza de las noticias.

Por Loren Ghiglione El más elemental de los tres—el nicales de los diarios durante 40 años,
humano que se desempeña como un no p u e d e ya colocar sus artículos.

Q uién es el periodista del futuro? profesional del diarismo—nos recuer-

Parecería que empezar por plan- da al reportero que figura como estre-
tearnos esta pregunta propia de lla en las historias de crímenes miste-
escritores de ciencia ficción, y no riosos, novelas de espías y otros textos
de futuristas, periodistas, filósofos o de ficción. Este personaje hará hasta lo
Publicar la realidad presente ha dejado
de ser lo suficientemente interesante
para The New York Times en "Lo que
aprendimos de este diario matutino"
(1972), pues The Times únicamente
científicos, nos puede arrojar tanta luz imposible por conseguir el gran re- publica noticias que no ocurrirán en
sobre el asunto como una consulta a portaje. El periodista, en diversas los p r ó x i m o s nueve días. En New
un astrólogo. películas que suceden en los confines Jerusalem, de L e n j e n k i n (1986), el
Pero los escritores de ciencia ficción del m u n d o , arriesga la vida. En la reportero investigador Faber encuen-
amplían y hacen más profunda nues- mejor de todas, The Day the Earth tra que sus habilidades son innece-
tra apreciación de las posibilidades del CaughtFire (1962), Peter Stenning, del sarias. Puesto que los lectores han
cambio. Alvin Toffler, autor de Future Daily Express, llama a su oficina para dejado de buscar la realidad, los
Shock (El "shock" del futuro), se refiere dar la noticia—los reporteros en las periódicos despiden a sus reporteros; o
a la ciencia ficción como una socio- películas siempre las gritan por telé- bien los obligan a convertirse en "in-
logía del futuro: "Una fuerza que en- fono—de que la T i e r r a se está in- ventores" dedicados a fabricar no-
sancha la mente y permite cultivar el clinando hacia el Sol. velística. Faber, el último reportero
hábito de la anticipación". Algunos Los escritores de ciencia ficción h o n e s t o del diario, n o p i e r d e su
escritores de ciencia ficción procla- distinguen entre los reporteros de la empleo, "quizá para señalar que se
man: "La novelística de hoy es la rea- prensa escrita y los periodistas de televi- trata de un órgano de comunicación
lidad del mañana". sión. Los primeros aún andan en busca rudimentario".
Marvin Minsky, experto en inteli- de la verdad, como se hacía en los
gencia artificial del Laboratorio de Me- viejos tiempos del siglo XX. Por lo
dios de Comunicación del Instituto común, son escépticos anacrónicos,
Tecnológico de Massachusetts, dice narradores a quien el lector puede
que los escritores de ciencia ficción creerles. En The Paradise Plot, de Ed
"pretenden deducir las consecuencias Naha (1980), los suscriptores a la señal
L a mayoría de los periodistas en las
obras de ciencia ficción trabajan
para cadenas televisivas inter-
galácticas. El periodista de la televisión
—incluso la televisión misma—es
e implicaciones de las cosas de la ma- de la News Satellite Network reciben víctima de varias fuerzas manipula-
nera más juiciosa posible. Quizá dentro en su hogar las noticias—"un cons- doras. Prácticamente toda institución
de 200 años Isaac Asimov y William tante zumbar del télex" que imprime poderosa, desde las publicitarias hasta
Gibson sean considerados los filósofos cabeza tras cabeza—24 horas al día a las que mantienen el nuevo orden en
importantes del siglo XX, y los filósofos través de un sistema de circuitos por el mundo, buscan dominar la sección
profesionales se encuentren casi en el cable. Es Harry Porter, reportero del de noticias en la televisión. Por lo
olvido". único periódico que q u e d a en los común, el nuevo orden mundial es
La ciencia ficción sugiere tres tipos Estados Unidos, el Herald Times-News, una versión de lo que George Orwell
de periodistas en el porvenir: el huma- quien ofrece la i n f o r m a c i ó n más imaginó en su 1984 (1949), en donde
no, que como su predecesor del siglo verídica. C o n o c i d o c o m o el cam- el periodismo del Gran Hermano no
XX, dedica su vida a investigar e infor- peón del fracaso, también salva a la se cansa de vigilar y distorsionar las
mar sobre los sucesos en el mundo; el Isla Uno (la primera colonia humana noticias.
no humano—un robot, computadora u en el espacio exterior) de u n o s El segundo tipo de periodista—la
otro artefacto—que complementa e in- m u t a n t e s asesinos con tentáculos máquina reportera—tiene su máxima
cluso sustituye al periodista humano; y telepáticos. expresión en el robot inteligente. En
finalmente el consumidor de noticias, Informar sólo de los hechos puede Prélude to Foundation (1988), el perio-
quien se sirve de la tecnología del fu- situar al periodista de prensa escrita en dista de Asimov, quien está "harto de
turo para convertirse él mismo en desventaja. En Maganne Section, de RA. recopilar toda clase de insensateces de
reportero. Lafferty (1985), J o h n T. Woolybear, aquí y de allá", se convierte en un
© 1990 de Loren Ghiglione. Tomado de The quien ha escrito historias atroces pero robot.
American Journalist. verdaderas para las secciones domi-
 La ciencia ficción nos anticipa la
tecnología que permitiría al periodista
de mañana informar sobre aconteci-
mientos más allá del tiempo y del
espacio actual. El físico de "El pasado
muerto" (1956), también de Asimov,
construye un cronoscopio que emite la
verdad y mediante el cual es posible
ubicar y recrear imágenes de sucesos
que tuvieron lugar hace 125 años. En
The Futurological Congress (1971), del
escritor polaco Stanislaw Lern, la tele-
visión ha sido sustituida por la fisi-
visión: "Gente extraña, por no men-
cionar a los perros, leones, paisajes y
planetas que aparecen en un rincón
del cuarto, completamente materia-
lizados e imposibles de distinguir de las
cosas reales".
Las noticias que trasmite la televisión
siempre han provocado preguntas
sobre la realidad que se presenta. La
naturaleza de un medio visual—en-
tretener, dramatizar, crear ensueños
para las masas—influye en el conte-
nido de las noticias. El mundo de la
fantasía surge del m u n d o de los
hechos. Para muchas personas, lo que
se mira por televisión se vuelve reali-
dad. En una caricatura que apareció en
una edición de 1970 del New Yorker, un
hombre empapado por la lluvia que
cambia una llanta desinflada, explica a
sus dos hijos: "¿No entienden? Esto es
la vida, esto está sucediendo. No pode- gente en turbulentos viajes mentales.
mos cambiar de canal".
Es posible que la realidad
del futuro del periodista se
parezca a la fantasía creada
por los escritores de ciencia
ficción. Los reporteros
humanos seguirán barriendo
calles y edificios en busca
de noticias, pero los robo-
reporteros trabajarán con
ellos o los aventajarán.
En el "cyberpunk" de Gibson y otros
escritores de ciencia ficción, la tercera
En suma, ¿qué debemos pensar de
las tres clases de periodistas que pue-
blan la ciencia ficción? Quizá sola-
mente que los verdaderos reporteros
del futuro—sin importar la forma que
tengan—mostrarán algunas de las
características de los periodistas de
ciencia ficción. Los periodistas reales,
al igual que sus colegas ficticios,
tendrán que resistir a los manipula-
dores, a los dictadores, a los "invento-
res" dispuestos a desaparecer la fron-
tera entre la realidad y la fantasía.
Tendrán que enfrentar no sólo los
artilugios futuristas de Bück Rogers,
que aumentan sus capacidades, sino
una especie de "revolución" que po-
dría reordenar radicalmente su mundo
y limitar su libertad.
Los expertos no se p o n e n de
acuerdo en lo que debe considerarse
la revolución—la revolución de las
comunicaciones, del control, de la in-
formación, de la tecnología de la infor-
mación, de las c o m p u t a d o r a s , la.
revolución científica y tecnológica, la
tercera revolución industrial, la
electrónica, la microelectrónica—pero
todos ellos están seguros de que el
mundo posindustrial está desarrollan-
do formas revolucionarias de trasmitir
información, entre las que podrían
incluirse aquellas que recaban los
propios periodistas.
¿Cuál es la forma de este futuro de
la información? Tal vez la visión de
Frederick Williams del siglo XXI en

L os escritores de ciencia ficción se clase de periodista—el no profesional,

han ocupado de la capacidad de consumidor de noticias que es su pro-
la televisión y las computadoras pio agente informativo—toma cuerpo.
para transformar o evadir la realidad. Todo el mundo es periodista, y crea,
En el cuento de Ray Bradbury, "La plagia, sintetiza la información que se
The Communications Revolution sea un
ejemplo típico. Todo humano en cual-
quier lugar del planeta posee un apa-
rato de comunicaciones montado en la
muñeca que le permite "entrar en con-
estepa" (1950), unos padres enfurecen le antoja. El fotógrafo en "El continuo tacto con cualquier otro humano a
a sus hijos ante la amenaza de quitarles de Gernsback", de Gibson (1981), través de una red de comunicaciones
su cuarto de televisión. Entonces los capta escenas de la arquitectura futu- por satélite". Todos tienen acceso a los
niños usan ese cuarto—un gigantesco rista de los años 30 como una "historia materiales que los convierten cada vez
aparato tridimensional que crea imá- alternativa" al mundo de los 80. Tal más en sus propios reporteros. La te-
genes, olores y sonidos a partir de la historia alternativa empieza a convivir levisión interactiva, que ofrece más de
imaginación de los pequeños—con el con él de una manera perturbadora. 100 canales, p e r m i t e que la gente
propósito de tomar venganza. Los ni- Se ha dicho que muchas personas en el "hable" a sus aparatos de televisión.
ños imaginan leones que devoran a sus m u n d o de hoy viven dentro de sus P u e d e llevar a cabo o p e r a c i o n e s
padres. Y así sucede. En Neuromancer propios videos mentales, extraídos de bancarias, hacer compras y recopilar
(1984), de William Gibson—una un entorno de imágenes tecnológi- información desde sus hogares. Reci-
novela que contribuyó a iniciar el mo- cas superficiales. El escritor británico ben el correo de manera electrónica.
vimiento "cyberpunk" de robot astutos de ciencia ficción J.G. Ballard dice: Discos para competidores en casa com-
y conocedores del ambiente callejero "Estamos a p u n t o de presenciar la plementan las bibliotecas de referen-
en la ciencia ficción—una persona transformación del hogar en un cia. Una red electrónica conecta a la
puede conectar su cerebro directa- estudio de televisión, en el que cada gente con su comunidad para obtener
mente a las redes de computadoras. u n o de nosotros somos la estrella, servicios religiosos, educación univer-
"Inteligencias artificiales", seres electró- el director, el guionista y también el sitaria, empleo y diversión.
nicos complejos, se encargan de la público de nuestras series sin fin".

L a mayoría de las predicciones
suponen unV continua conver-
gencia de tecnologías informati-
vas—televisión, teléfonos, computado-
ras y otros aparatos—y la creación de
un sistema único de comunicaciones.
Los neologismos describen dicha con-
vergencia: "telemática" (en la que se
c o m b i n a n las tecnologías c o m p u -
tacional y de telecomunicaciones);
"informática" (computación más in-
formación, incluyendo el contenido de
las noticias); y "compunicaciones"
(computación más comunicaciones).
La convergencia implica inevitable-
mente la digitalización del contenido
que emiten los medios masivos de
c o m u n i c a c i ó n y las telecomunica-
ciones, esto es, la trasmisión codificada
de sonidos, imágenes o datos, a la
manera del código Morse, pero un
millón de veces más rápido.
Sin embargo, los expertos discuten
aún acerca de lo que significa para la
calidad del periodismo la convergencia
de estas tecnologías de la información.
En términos muy simples, los expertos
se dividen en dos campos—los op-
timistas y los pesimistas—sobre el
futuro de la comunicación informa-
tiva. Consideran los siguientes tres
elementos:
• La política. Algunos aspectos de la
recopilación de información periodís-
tica—por ejemplo, las encuestas de
opinión pública—parecen ya obsole-
tas. Los canales por cable de QUBE,
bilaterales, operados localmente en
Columbus, Ohio, permitían a los tele-
videntes presionar un botón en sus
casas con objeto de señalar su parecer
con respecto a ciertos asuntos públi-
cos. Un experimento en Alaska con el
"Consensor", una pequeña caja con
dos discos selectores que permitían al
espectador indicar no solamente
preferencias, sino la intensidad de sus
o p i n i o n e s , fue p e r f e c c i o n a d o en
QUBE. Noventa h a b i t a n t e s d e
Alaska—un grupo representativo de la
población del estado—utilizaron las
terminales de votación de Consensor
para registrar sus juicios, luego de
escuchar los argumentos del periodista
Daniel Schorr sobre la renovación de
puertos y caminos, cárceles, tráfico
masivo y exploración de gas natural.
Los resultados de la "votación" de los
nativos de Alaska sobre 22 temas se
proyectaban en las pantallas de los
televisores un minuto más tarde. Los
optimistas piensan que estos plebiscitos
electrónicos—al igual que los canales
de TV dedicados a trasmitir procesos
legislativos y teleconferencias con
representantes electos—perfeccionan
la democracia. Los pesimistas exami-
nan dicha convergencia de tecnologías
y muestran su preocupación por el mal
uso que se hace de la información
acumulada. Se preguntan si no esta-
remos acercándonos a la creación de
bancos de datos centralizados que
pongan en riesgo la privacía, que nos
lleven hacia un refinamiento de las
habilidades de vigilancia y a un control
orwelliano por parte del gobierno.
• La comunidad. El sistema de cable
con capacidad de 100 canales, que
pueden ser captados en enormes tele-
visores estéreo de alta definición,
permitirá a los espectadores un mayor
acceso durante 24 horas al día a una
enorme cantidad de programas noti-
ciosos. Este acceso podría combinarse
con lo que ha sido llamado nuevo
globalismo. La gente podría volverse
más sensible ante la escasez de recursos
naturales, al daño por la contamina-
ción mundial y la necesidad de una
coexistencia pacífica. Pero una "difu-
sión limitada", dicen los pesimistas,
proporcionará tantas posibilidades de
entretenimiento trivial—para quienes
puedan adquirirlo—que es poco pro-
bable que la gente desee ver noticias. Y
los pesimistas se preocupan por los
viejos, los pobres y aquellos que tienen
una educación marginal. ¿Podrán ellos
sacar provecho de todos esos canales?
¿Y seguirán las noticias—fragmentadas
en diferentes formatos con diferente
contenido editorial a fin de satisfacer
los intereses de distintos grupos racia-
les, religiosos, políticos y comercia-
les^—proporcionando el conocimiento
que hoy la gente puede compartir y
o b t e n e r de los medios masivos? La
predicción de Alvin Toffler en The
Third Wave (La tercera ola), según la
cual la desmasificación de los medios
podría generar gente vegetando frente
a sus aparatos televisores o computa-
doras, en busca de sus muy particulares
intereses y prácticamente indiferentes
a los asuntos públicos; sin t r a b a r
c o n t a c t o con sus vecinos y apa-
reciendo ocasionalmente en lugares
públicos.
• El poder. Disraeli reescribió la
a n t i g u a m á x i m a griega de q u e el
conocimiento es poder. Dijo, como
El Periodista del Maña
una regla general, que la persona más
próspera es aquella que posee la mejor
información. Lo mismo puede decirse
de las naciones. La "aldea mundial" del
especialista en m e d i o s Marshall
McLuhan y otros conceptos futuristas
d e la era de las c o m u n i c a c i o n e s ,
afirman los optimistas, predicen con
fidelidad un paraíso que abarca todo el
planeta y en el que las noticias fluyen
libremente hacia las personas de todas,
las n a c i o n e s . Por su p a r t e , los
pesimistas r e s p o n d e n que algunas
naciones—de hecho, determinados
continentes y tal vez incluso ciertos
planetas—es probable que seguirán
siendo fundamentalmente receptores
de las comunicaciones, dependientes
de las noticias generadas en el exterior
por las compañías transnacionales. El
mundo no se mueve hacia unos "VEUA
del Mundo' homogéneos", sostiene el
profesor de periodismo finés Kaarle
Nordenstreng. Destaca el deseo de
algunas naciones no occidentales de
p r o t e g e r su soberanía e identidad
cultural, de regular el flujo de informa-
ción p r o v e n i e n t e de los medios
noticiosos de O c c i d e n t e y otras
corporaciones transnacionales, y de
crear un "nuevo orden internacional
en materia informativa", lo cual ha sido
rechazado por muchos periodistas
estadounidenses como otro nombre
para ejercer control gubernamental y
censura sobre la prensa.
Las implicaciones de la era de la
comunicación en el caso de los perio-
distas son confusas. No debe culparse a
los reporteros de hoy cuando se pre-
guntan si la digitalización que acom-
paña la convergencia de tecnologías
volverá anticuada su presencia en el
siglo XXI. En un artículo publicado en
Washington Journalism Review por Joe
Logan, que predice la vida de un re-
portero de la fuente policiaca en el
siglo venidero, el héroe dice con an-
siedad: "No sé qué será de mí en este
negocio... Escuché el otro día que
están trabajando en una nueva com-
putadora que escribe mejor que los
reporteros. Dicen que un día iré a
cubrir un tiroteo y todo lo que ten-
dré que hacer es recopilar mis no-
tas y todo ese material inconexo que
cruza por la mente. La computadora lo
escribirá. Seré el mandadero de una
computadora".
Los e x p e r t o s c o n f i r m a n estas
preocupaciones. "La digitalización
El Periodista del Mañana

provoca la comunicación de las per- Greenly. Ya en 1984, durante la Con- tan complejas como nosotros mismos y
sonas hacia las máquinas, entre éstas, e vención Demócrata de ese año, Green- al cabo del tiempo adquirirán formas
inclusive de las máquinas hacia las ly experimentó con las conferencias que trascenderán todas las que cono-
personas con tal facilidad como si se por c o m p u t a d o r a , lo que él llama cemos. Estaremos orgullosos de ellas
tratara sólo de personas", explica el periodismo electrónico interactivo. cuando hablen de nosotros como sus
profesor en comunicaciones de la También cubrió la conferencia sobre la antepasados". Los robot inteligentes no
Universidad del Sur de California, Sociedad Mundial del Futuro celebra- sólo serán capaces de ver, escuchar,
James Beniger, en The Control Revolu- da en 1986, conectándose a través de moverse y razonar; también estarán en
tion. Ύ al final, sabores, olores y posi­ una computadora personal con 2,1 posibilidades de r e p r o d u c i r s e y
blemente hasta las sensaciones, quizá millones de télex en todo el planeta. perfeccionarse a sí mismos sin la ayuda
todo sea almacenado, procesado y Vincular una computadora personal y de los seres humanos.
comunicado de manera digital". los télex permite una retroalimenta- En el siglo XXI los equipos que
En el futuro, como Stewart Brand ción con el lector a nivel mundial—ge- lleven a cabo reportajes de investi-
afirma en The Media Lab: Inventing the nera preguntas e ideas que transfor- gación, como ej afamado que siguió el
Future at MIT, los h u m a n o s serán man al lector/espectador en un perio- asunto de Watergate, formado por
interrogados y responderán a pregun- d i s t a / p a r t i c i p a n t e — y estimula u n Woodward y Bernstein, podrían com-
tas tales como: "¿Cuál es la manera de mejor diarismo, afirma Greenly. ponerse de un reportero humano y
conectar nuestro sistema nervioso di- u n o no h u m a n o . Este último—un
rectamente a la computadora global?" ooley pronostica no sólo un "robo-reportero"—podría asumir las
Sin embargo, los periodistas humanos, periodismo electrónico inte- tareas que ningún humano ejecutaría
predice Asimov, aún seguirán desem- ractivo, sino una figura gene- mejor. Mucho más sensible que el ojo y
peñando un papel clave: "Nada sus- rada por computadora en una pantalla la mano humanas, el robo-reportero
tituirá la e x p e r i e n c i a de p r i m e r a televisiva que conducirá con eficacia podría medir y pesar con sorprendente
mano". Benjamin Compaine, ex direc- una sesión personalizada con cada uno precisión. Podría visitar otros planetas
tor del Programa sobre Políticas de de los miembros del público. "El repor- con objeto de informar sobre mundos
Recursos de la Información, de la tero hace el trabajo de rutina", dice que los humanos no pueden habitar.
Universidad Harvard, y ahora presi- Wooley, pero los editores "tienen un Así, la realidad del futuro del pe-
dente de Nova Systems, agrega: "No conjunto de herramientas más diver- riodista bien podría no estar tan ale-
vamos a tener computadoras o robot so". Ellos conciben las formas idóneas jada de la fantasía creada por Asimov y
que salgan y obtengan las noticias..." La de presentar las noticias—mediante la otros escritores de ciencia ficción. Los
asesora de medios Christine Urban computadora en casa—a cada consu- reporteros humanos seguirán barrien-
dice: "La manera en que la informa- midor. Gráficas, video, páginas impre- do calles y edificios en busca de noti-
ción es manipulada no tiene nada que sas, anuncios generados por compu- cias; pero los robo-reporteros traba-
ver con las habilidades intrínsecas de tadora y un mapa meteorológico refle- jarán con ellos o los aventajarán. Y
obtener información y escribir". A jan los intereses de cada persona. las tecnologías interactivas impulsarán
través de las computadoras persona- a los pasivos consumidores de noticias
Hablar de p r e s e n t a d o r e s de in-
les, los consumidores pueden tener a convertirse en participantes activos:
formación noticiosa g e n e r a d a por
acceso a grandes cantidades de in- periodistas aficionados que no sólo
computadora suena a una fantasía
formación que no ha sido previamente reaccionen ante los reportajes de los
remota, pero investigadores del Labo-
seleccionada; pero las bases de datos, periodistas profesionales, sino que
ratorio de Medios de Comunicación
afirma Urban, no remplazarán a los asuman voluntariamente sus propias
del MIT se encuentran actualmente
periodistas. experiencias y cristalicen sus ideas en
trabajando en proyectos muy cercanos
Sin embargo, el asesor empresarial a la visión de Wooley. Hace más de una historias a fin de ampliar el siempre
John Diebold advierte que "nuestra década, el laboratorio mencionado cambiante cuerpo informativo. Estos
imaginación tiende a lindar con las mostraba una manera de trasmitir la nuevos reporteros—profesionales no
fuerzas represivas del pasado". La presencia humana a través de la línea humanos y aficionados humanos—
visión que del periodista del mañana telefónica. Las "cabezas parlantes", insinúan un e m o c i o n a n t e nuevo
tienen muchos miembros de la comu- pantallas de video cuyas formas ase- capítulo en la historia del periodismo
nidad de medios es cautelosa y conser- mejaban máscaras faciales que pare- estadounidense. •
vadora y recuerda aquel estudio lleva- cían tener vida, hablaban con la ayuda
do a cabo en 1900 por la Mercedes de rostros proyectados desde el fondo.
Benz en el que se pronosticaba que la No obstante, las "cabezas parlantes"
demanda de automóviles nunca alcan- no están muy lejos de los posibles
zaría el millón de unidades, sobre todo robot reporteros del mañana. Hans
por la poca disponibilidad de choferes. Moravec, director del Laboratorio de
Algunas visiones un tanto más Robot Móviles en la Universidad
audaces acerca del periodista del futuro Carnegie-Mellon, prevé un futuro pos-
nos las proporcionan J o h n Wooley, biológico. En su libro Mind Chitaren
presidente de una empresa productora (véase Facetas 85) sostiene que en los
de alta tecnología y el periodista y siglos venideros las máquinas "madu-
experto en técnicas mercantiles Mike rarán hasta convertirse en entidades
JES TRANQUILO,
 Fotografías de Jake Rajs

urante generaciones, pintores y

fotógrafos se han inspirado para capturar la
riqueza y la fuerza del paisaje norteamericano. En
este ensayo visual presentamos la obra de Jake Rajs,
quien ha pasado más de u n a década fotografiando
escenas de grandiosidad serena a lo largo de los
Estados Unidos. Las fotografías de Rajs se han
seleccionado de su nuevo libro titulado
sencillamente America, que es u n a colección de
imágenes de los 50 estados. Algunas de sus
fotografías son de yermos escarpados y
accidentados: la fotografía que abre la serie, el
desierto del Valle de los Monumentos, que parece
de otro planeta, y las extrañas formaciones
volcánicas del Lago Cráter (página 41). Otras
escenas resultan tan familiares como el jardín de la
casa: girasoles bañados de rocío (izquierda), u n a
pareja de granjeros j u n t o a su establo (páginas
46-47). Rajs—cuyos trabajos aparecieron en Time,
Life, Newsweek y National Geographie—emigró a los
Estados Unidos desde Polonia a los ocho años y ha
estudiado pintura y escultura. Su primer libro de
fotografías, Manhattan: An Island inFocus (1985),
exploró los estados de ánimo y las estaciones de
Nueva York. Al concentrarse aquí en la espaciosa
Girasoles, Charleston del Sur, Ohio
belleza de las zonas rurales de los Estados Unidos,
Rajs evoca las palabras del crítico Paul Rosenfeld:
< DORSO: El Valle de los Monumentos, Utah
"Ninguna herramienta, con excepción de la
cámara, puede expresar la majestuosidad del
momento".

38
 Se debe tener bastante espacio para decir la verdad.
—Hermán Melville

Remeros hawaianos, Hawai

Parque Nacional Lago Cráter, Oregon- •

40
A pie y despreocupado
salgo al anchuroso mundo,

Sano, libre,
la Tierra entera se extiende
a mis pies,

El largo sendero me lleva

adonde quiera ir...

Fuerte y satisfecho,
viajo por el anchuroso mundo.
—Walt Whitman

Montañas de la Sierra Nevada,

 J
En la Naturaleza Virgen radica la preservación del mundo. —Henry Davit] Thoreàu
Búfalo, Parque Nacional Badlands, Dakota del Sur
- ι •
F A C E T A S

extremo. En la actualidad, casi todos los más capaces, se han ido a recibir una

UN barrancos están arbolados, aunque n o educación superior, lo cual les ha otor-

DIVERSE
m u c h o s d e los á r b o l e s c e n t e n a r i o s gado una "condición profesional" casi
siguen en pie. siempre entendida como u n a licencia
ARGUMENTO (3) Laderas cuyo declive es más suave
bajan d e los barrancos. Algunas están
p a r a s a q u e a r la r e g i ó n d e d o n d e
partieron. La destrucción de la comu-

EN FAVOR DE LA c u b i e r t a s d e h i e r b a y, con c u i d a d o
constante, p u e d e n conservarse como
pastizales. Hasta la S e g u n d a G u e r r a
nidad humana, la economía local y el
bienestar d e la naturaleza d e lugares
como este se consideran ahora no como
Por Wendeil Berry Mundial se s e m b r a b a allí periódica- un "trueque", quizá un lamentable "pre-
mente en una versión de la agricultura cio del progreso", sino como algo bue-
Uno de los principales escritores norteamericanos sobre la naturaleza nos conmina de segar y quemar, lo cual provocó u n
grave perjuicio por erosión. Ahora gran
no, casi un objetivo nacional.
H a c e p o c o e s c u c h a b a e n u n pro-
utilizar la tierra como una fuente de vida comunitaria, no como un recurso explotable parte de esta tierra se halla cubierta por grama radiofónico matutino a una
árboles de 30 o 40 años de edad. economista universitaria explicar los
(4) P o r ú l t i m o se e n c u e n t r a n los beneficios de que las campesinas traba-
arroyos y los puntos más bajos del río, j e n fuera de la agricultura: el hecho de
en algunos de los cuales se producen que cada vez haya más mujeres en ese
crecidas con frecuencia variada. U n a caso, decía ella, las ha convertido en
buena parte de esta zona es adecuada "socias titulares" en la economía agrí-
/ IVO Y CONOZCO DESDE
para el cultivo escalonado intensivo, cola. N o i m p o r t a q u e e s t o sea u n
SIEMPRE EL RINCÓN QUE cosa que, bajo el régimen de la agri- síntoma de la desesperación económica
"Defiendo lo que me mantiene", ha dicho cultura industrial, en ocasiones ha sido y de la g r a n d e s d i c h a en el c a m p o .
el poeta, ensayista y novelista Wendell SE LOCALIZA AL NORTE
excesivamente intensivo. Tampoco importa el valor, más que eco-
Berry. Crítico incansable de la moderna DEL CONDADO HENRY, EN KEN-
institudón agrícola, Berry apoya sus D e n t r o d e estas c u a t r o divisiones nómico, del trabajo que estas mujeres
textos ambientalistas en la experiencia que
TUCKY. EL TERRENO AQUÍ ES generales, la región presenta una gran aportan en la granja a la vida y la eco-
durante 25 años adquirió como pequeño RUGOSO Y ESCARPADO; ES UN d i v e r s i d a d . El paisaje se divide e n nomía de la familia agricultura, lo cual
granjero en Kentucky, donde surca sus muchas pequeñas facetas o aspectos que era—muchas de ellas habrían estado de
campos a la vieja usanza: con caballos.
PAISAJE VARIADO CUYAS PRINCIPA- acuerdo—una participación completa.
se distinguen por la clase o calidad del
Considera que la enorme explotación que LES CARACTERÍSTICAS SON LAS suelo, y por su inclinación, exposición, Ahora ellas están "aportando 4 5 % del
la sociedad lleva a cabo de la economía drenaje, dureza, entre otros. En los dos i n g r e s o total familiar", ahora están
SIGUIENTES:
rural está destruyendo la tierra cultivable siglos d u r a n t e los c u a l e s las r a z a s desempeñando "un papel destacado".
y la vida de esas comunidades. En europeas han ocupado esta parte de la El porcentaje y el "papel destacado"
cambio, pide una administración (1) Una altiplanicie ondulante en la nación y bajo la influencia del b u e n d e b e n descontarse p a r a sufragar los
autosuficiente del campo que sea la base que una parte del suelo es magnífica y tiempo y las buenas intenciones, a veces otros costos. Q u e en la actualidad la
de una economía marcada no sólo por la
la otra, debido al abuso, n o lo es tanto. la mejor tierra ha sido bien utilizada. granja familiar proporcione trabajo y
variedad de cultivos e industrias
pequeñas, sino que mantenga también Este terreno elevado es idóneo para el Pero prácticamente ninguna porción ha (debido a su mayor consumo) ingresos
"una diversidad de personas cultivo mixto, como de h e c h o era lo escapado al mal uso bajo la influencia a la economía que la está destruyendo,
elegantemente vestidas que disfruten el t r a d i c i o n a l , p e r o hoy es m e n o s de las malas épocas o la ignorancia, la se e n t i e n d e s i m p l e m e n t e c o m o u n a
lugar donde viven y hagan el mejor uso de diversificado q u e h a c e 25 a ñ o s . Es necesidad o la codicia. Una parte—las mejora. Así, se permite que el abstracto
él". Según el crítico y escritor de la posible obtener aquí algunas cosechas áreas más empinadas y marginales— y muy incierto valor del dinero rem-
naturaleza Bill McKibben, "hs ensayos y escalonadas, p e r o incluso las colinas nunca ha sido bien tratada. Respecto a place d e u n a m a n e r a negligente los
poemas de Berry se ocupan de la manera mejor ubicadas son vulnerables a la toda esta tierra se puede decir que la valores particulares y fundamentales
en que vivimos con la naturaleza, pero erosión y quizá no más de 10% deba que animan la vida de las familias y la
economía nacional ha dictado formas
muy a menudo tratan de la forma en que agotarse en cualquier año. Es la clase de de uso, pero ninguna instrucción para comunidad. Es obvio que necesitamos
vivimos con los demás... Quizá Berry es lo
tierra que necesita de pastos y animales su cuidado. dejar de pensar por un tiempo en las
más cercano que tenemos a un profeta...
de pastura, para lo cual es excelente. La relación d e la e c o n o m í a esta- funciones económicas de los individuos
El nos convence de que la buena vida
pueda no ser sólo menos dura de lo que (2) Barrancos poblados de árboles d o u n i d e n s e con este lugar—en com- y tratar d e a p r e n d e r a p e n s a r e n el
pensamos, sino a la vez más dulce". donde la meseta termina e irrumpe en paración, por ejemplo, con el vínculo papel económico de las comunidades y
Berry cultiva la tierra en Port Royal, los valles d e los a r r o y o s y el r í o d e la e c o n o m í a n o r t e a m e r i c a n a y las familias. Necesitamos tratar de com-
Kentucky, donde nadó, y también es Kentucky. Al igual que en casi toda la alguna universidad—ha sido desdeñosa prender a largo plazo las economías de
profesor de lengua inglesa en la región, la mayoría de estos barrancos y mezquina. En realidad, tal nexo h a los lugares; es decir, si se consideran
Universidad de Kentucky. Entre sus libros han sido limpiados y labrados en una é s t o s c o m o m o r a d a s d e los s e r e s
sido casi por completo de explotación. Y
de poesía podemos mencionarThe época o en otra. Nunca debieron haber h u m a n o s y sus semejantes, n o c o m o
n u n c a ha sido más fuerte esta explo-
Broken Ground y Farming: A sido cultivados, y debido a su extrema recursos explotables.
H a n d b o o k ; dos de sus colecciones de tación que ahora. Cada vez con mayor
vulnerabilidad a la erosión tienen que

¡
ensayos más conocidas son A Place o n f r e c u e n c i a , d e s d e u n p r i n c i p i o , la ¿Qué sucede cuando los agricultores
Earth y What Are People For? ser desmontados con pericia y cuidado mayor parte del dinero generado por admiten "el trabajo fuera de la granja"?
R e p r o d u c i d o con autorización de The Hudson los productos extraídos de este lugar se El r e s u l t a d o i n m e d i a t o es q u e son
Revinu, Vol. XI.II, Núin. 4 (invierno de 1990).
ha gastado en otras partes. Cada vez sustituidos por químicos, máquinas y
más jóvenes nacidos en esta región, los otros e n s e r e s q u e p r o v i e n e n d e u n a
Wendell Berry.
Fotografías de Dan Carraco.

48 49
 La diversidad es necesaria en todos los paisajes rurales estadounidenses. Necesitamos una
gama más amplia de especies y variedades de plantas y animales, de habilidades humanas y
métodos, de manera que el uso corresponda con mayor delicadeza y elegancia al lugar.
economía hostil y antagónica a la agri-
cultura, lo que implica que los granje-
ros que aún quedan son sometidos a
una enorme presión para hacer mal uso
de sus tierras.
Algo que se desprende de esto es que
no se piensa en la tierra y sus co-
munidades humanas como lugares de
estudio y liderazgo, y tal omisión está
causando perjuicios. Pero si uno vive en
el campo y lo ama debe pensar en ello.
E
xisten dos hechos evidentes.
Uno es que la economía local
basada exclusivamente en la
exportación de materias primas, como
sucede en la mayoría de las áreas
rurales, conduce a la ruina. Otro es que
la influencia de una economía nacional
compleja, dinámica, sobre una econo-
mía local simple y pasiva, también con-
ducirá a la ruina. En un campo variado
y versátil, frágil en su composición y
extremadamente susceptible al abuso,
que requiere del cuidado y de las habili-
dades humanas complejas, capaz de
producir del suelo una gran variedad de
productos, lo que se necesita, sobra
decirlo, es u n a e c o n o m í a local
diversificada.
Debemos producir la más completa
variedad de alimentos que sean
consumidos en la localidad, en las áreas
rurales, en los poblados y en las ciu-
dades cercanas: carnes, cereales, ver-
duras, frutas y nueces, p r o d u c t o s
lácteos, aves de corral y huevos. Debe-
mos recibir un beneficio sostenido del
pescado de nuestras lagunas y ríos.
Nuestros bosques, administrados para
obtener beneficios continuos, aserrados
en forma selectiva y cuidadosa, deben
producir una variedad de maderas para
propósitos diversos: leña, cercas, tablas
50
para la construcción, maderas finas para
los ebanistas.
Y debemos añadir un valor local a
estos productos. Lo que necesitamos no
es una gran fábrica, tan querida por los
corazones de los "urbanizadores" del
g o b i e r n o y "promotores" locales.
Emplear toda nuestra población en
fabricar computadoras o automóviles
sería una grave error, como lo sería
utilizar todo el campo disponible para
cultivar maíz o árboles de Navidad o
madera de pulpa; esto descartaría todo
lo que podemos ofrecer como comu-
nidad y región menospreciando nuestro
talento y capacidad como individuos.
Por el contrario, lo que necesitamos es
un sistema de pequeñas industrias
descentralizadas a fin de transformar los
productos de nuestros campos, bosques
y ríos: pequeñas lecherías, fábricas de
quesos, de conservas, molinos de gra-
nos, aserraderos, fábricas de muebles y
otros centros por el estilo. Por "peque-
ñas" quiero decir simplemente u n
tamaño que no destruya la apariencia,
la salud y la tranquilidad del campo. Si
una fábrica empieza a "crecer" o a gene-
rar ruidos por las noches o en domingo,
eso significaría que otra fábrica seme-
jante sería necesaria en alguna otra
parte. Si se empiezan a acumular des-
perdicios en un lugar, eso indicaría la
necesidad de una empresa de otro tipo.
Si como resultado de la presencia de
alguna de estas fábricas hubiera envene-
namiento o contaminación, eso nos
indicaría que algo estaba totalmente
equivocado y tendrían que aplicarse
medidas correctivas. Por supuesto, en
una pequeña escala los cambios y las
correcciones son más factibles.
Entiendo que por ahora mi argu-
mentación ha cruzado una frontera de
la cual todos en nuestra sociedad "realis-
ta" están conscientes. Se pensará que he
incursionado en la "utopía" o la fan-
tasía. A menos que haga algo por
impedirlo, alguien habrá de decirme:
"Todo esto estaría muy bien si fuera
posible. ¿No podría usted ser realista?"
Bien, permítanme tomar medidas
para prevenirlo. No soy, lo admito,
optimista sobre el éxito de esta clase de
razonamiento. Por otra parte, mi inten-
ción ante todo es ser realista; mi deseo
es ser práctico. El asunto en este caso es
simplemente una convención. ¿Quiero
ser realista según los preceptos de la
economía industrial o según lo que he
aprendido de la realidad? Para mí, una
economía que considera la vida de una
comunidad o una región como algo
que puede derrocharse y calcula su
valor sólo en términos monetarios, no
es aceptable porque no es realista. Estoy
pensando como creo que debemos ra-
zonar si deseamos examinar el mejor uso
que debemos dar a las personas, los
lugares y las cosas, y si deseamos
imprimir cierto afecto duradero a nues-
tros pensamientos.
Si queremos hacer el mejor uso de las
personas, los lugares y las cosas,
entonces tendremos que enfrentar una
ley en la que p u e d e n encontrarse
aseveraciones como esta: conforme
aumenta la calidad del uso, la escala del
uso (es decir, la magnitud de las ope-
raciones) disminuirá, las herramientas
serán más simples y los métodos y las
habilidades requeridos se volverán más
complejos. Se trata de una ley a la que
difícilmente podemos creerle, pues por
otra parte la hemos adoptado durante
largo tiempo y no obstante nuestra ex-
periencia sugiere a todas luces que es
una ley y que las sanciones por desobe-
decerla son severas.
Regresemos a la región que describí al
comienzo. Desde que nací he estado en
contacto con este lugar y he oído hablar
a otros de él. Durante los últimos 25
años me he dedicado cada vez más a

utilizar y mejorar una pequeña parte.
Como resultado de algunos fracasos y
éxitos, he aprendido ciertas cosas. Sin
embargo, no tengo la menor duda de
que no conozco la mejor forma de usar
esta tierra. Tampoco creo que otros lo
sepan. No espero vivir para verlo. Pero
estoy empezando a comprender lo que
se necesita, y en todas partes lo que se
requiere es diversidad. Esto es lo que
necesitan todas las regiones estado^
unidenses que he conocido. Necesita-
mos una gama más amplia de especies y
variedades de plantas y animales, de
habilidades humanas y métodos, de
manera que el uso corresponda con
mayor delicadeza y elegancia al lugar.
En suma, nuestras regiones nos están
planteando preguntas, algunas de ellas
urgentes, y nosotros no tenemos las
respuestas.
E
stas respuestas, si han de apa-
recer y resolver tales cuestio-
nes, deben ser desarrolladas
en presencia de la tierra y de quienes
hacen uso de ella; deben ser puestas en
práctica por el usuario en la tierra. La
tendencia actual de trasmitir desde la
cúpula grandes políticas y tecnologías
desarrolladas sin considerar la natu-
raleza, las necesidades de la tierra y la
gente no ha dado resultado, y no lo
dará. La agricultura y la silvicultura en
buen estado no pueden ser "inventa-
das" por personas supuestamente
diestras que laboran en oficinas y la-
boratorios y luego las venden con la
mayor ganancia posible a la supuesta-
mente gente tonta del campo. No es
esta la mejor manera de acceder a un
buen uso de la tierra. Y no importa
cómo se llamen estas elaboradísimas
metodologías; ya se trate de "indus-
triales", "convencionales", "orgánicas" o
"sostenidas", la condescendencia profe-
sional o erudita, ciega ante lo primor-
dial de la unión entre determinados
individuos y lugares, conduce a la ruina.
El desafío para los pretendidos cientí-
ficos de una agricultura ecológicamente
sana, como el biólogo David Ehrenfeld
ha escrito, es "proporcionar respuestas
únicas y particulares a las preguntas
únicas y particulares acerca de la tierra
que plantea el granjero". Lo pertinente,
agrega, no es simplemente "sustituir el
culto del ecologista benevolente por el
culto del caritativo representante de
ventas".
La cuestión de cuál ha de ser la
utilidad de nuestra amada nación de
inmediato se vincula a las preguntas de
quién ha de emplearla o quién debe
dictar sus usos y cuáles serán las formas
de usarla. Si nos referimos simplemente
al uso de "un país", entonces sólo debe
plantearse la primera pregunta y debe
ser respondida por sus probables
usuarios. No es sino hasta que hablamos
de "un país querido"—una nación en
particular, amada especialmente—
cuando surge la cuestión referente a las
formas de uso. Aparece porque, al amar
nuestro país, nos damos cuenta dónde
estamos y descubrimos que las formas
actuales de usar la tierra no son las
adecuadas. No lo son porque han
impedido el desarrollo de culturas y
economías locales como las nuestras o
las han destruido. Como nación, los
norteamericanos hemos intentado
remplazar los conceptos de "uso de la
tierra", "agroempresas", "desarrollo",
entre otros, por la cultura de la raa-
yordomía y la administración. Y este
cambio no es meramente resultado de
presiones económicas y valores sociales
opuestos; proviene también de una
determinada situación en nuestro sis-
tema educativo, sobre todo en nuestras
universidades.
Una vez que se ha aceptado introducir
el afecto en el examen del "uso de la
tierra", de inmediato salta a la vista que
la vida del intelecto, como se encuentra
hoy constituida en las universidades, es
inútil. Las ciencias no ayudan en nada;
de hecho son destructivas porque, en
principio, operan alejadas de las de-
mandas, verificaciones y correcciones
del afecto. El problema con la "objeti-
vidad científica" se vuelve evidente
cuando intenta "aplicarse" la ciencia al
uso de la tierra. Sin ir más lejos, el
problema es que quienes hacen uso de
la tierra utilizan personas, lugares y
cosas que no pueden funcionar bien sin
afecto. El economista a quien no le im-
porta si una familia ama o no su granja
casi inevitablemente colaborará y
solapará la destrucción de la agricultura
familiar. Espero que mi región sea
rescatada de las remotas y frías abs-
tracciones de la ciencia universitaria.
Pero tampoco "las humanidades", tal
como se encuentran en las universi-
Un Argumento en Favor de la Diversidad
dades de nuestros días, son útiles; de
hecho, en lo que respecta al uso de una
región amada, también han sido des-
tructivas. (Mientras más precisión he
puesto en el empleo del término huma-
nidades, menos satisfactorio me ha pare-
cido; con él quiero decir todo lo que no
es una ciencia, otro vocablo insatis-
factorio.) Las humanidades han sido
nocivas no porque se las haya aplicado
en forma incorrecta, sino porque con
demasiada frecuencia han sido enten-
didas por sus administradores académi-
cos como algo no aplicable. Los ideales
científicos de objetividad y especiali-
zación han ido introduciéndose lenta-
mente en las humanidades y se han
instalado cómodamente en ellas. Creo
que esto ha sucedido porque a las
humanidades se las ha inoculado con la
sospecha de su posible futilidad o falta
de valor frente a la certeza, la viabilidad
y la utilidad de las ciencias aplicadas. Mi
impresión es que cada vez se enseñan
menos las grandes obras, como la
experta en religión Ananda Cooma-
raswamy cree que debe ser: con el reco-
nocimiento "de que nada habrá de
lograrse a menos que la vida de los
hombres se vea afectada y sus valores
cambien por lo que debemos mostrar-
les". Mi impresión es que en las huma-
nidades como en las ciencias se re-
chaza cada vez más al mundo como un
contexto. Espero que mi región sea
rescatada de la objetividad de las
humanidades.
Sin una región amada como contexto,
las artes y las ciencias han terminado
por orientarse hacia las carreras de sus
profesionales y la vida intelectual hacia
los procedimientos intelectuales (y
burocráticos). Así, vemos que en las
universidades se forma una élite inte-
lectual más y más versada en procedi-
mientos intelectuales: promociones,
innovaciones tecnológicas, publicacio-
nes y obtención de becas. Además, el
contexto de una región amada implica
una norma académica que no puede
inflarse o desinflarse. La norma—la
salud física, intelectual, política,
ecológica, económica y espiritual del
campo—no puede ser demasiado alta;
su magnitud simplemente correspon-
de al amor, la visión y el ánimo para
establecerla.
Me gustaría que mi región fuera
considerada y reconocida con una
atención que conllevara adiestramiento
51

y experiencia. Quisiera q u e fuera
amada con un sentimiento y una lealtad
particulares. Que el trabajo en ella fuera
práctico, cariñoso, respetuoso y q u e
tuviera a s c e n d i e n t e . P a r a q u e esto
suceda, las ciencias y las humanidades
tienen que volver a reunirse ante los
problemas prácticos de cada una de las
regiones rurales y tomar en cuenta el
conocimiento local y el amor de cada
una de las personas; gente dispuesta a
ver, conocer, pensar, sentir y actuar de
buena fe y en forma coherente, sin el
instinto m o d e r n o de condescendencia
hacia el "experto de afuera".
e por propia experiencia
que un científico y un ar-
tista p u e d e n dialogar y
t r a b a j a r j u n t o s e n r e s p u e s t a a los
problemas prácticos de regiones parti-
culares. Todo lo que se necesita es una
reciprocidad de intereses y una dispo-
sición mutua para hablar en el mismo
idioma. C u a n d o los amigos platican
salvando estas divisiones o fuera de sus
"departamentos", con un interés común
por una tierra amada, entonces es claro
q u e e n t r e todas estas disciplinas n o
existen "intereses rivales", c o m o lo
sugiere la estructura universitaria y el
folclor académico, sino intereses con
legítimas demandas de todos los parti-
c i p a n t e s . Sólo c u a n d o el c a m p o se
convierte en una abstracción, en un bo-
tín de conquista, tales intereses entran
en competencia; aunque, por supuesto,
cuando esto ha sucedido compiten todos
los intereses.
Pero, a fin d e garantizar q u e u n a
tierra amada p u e d a ser utilizada con
afecto, las ciencias y las humanidades
t e n d r á n q u e h a c e r m u c h o más q u e
r e m e d i a r su d i v o r c i o e n el "nivel
universitario"; t e n d r á n también q u e
e n m e n d a r su divorcio d e la cultura
común, con lo cual no me refiero a la
"cultura popular", sino más bien a la
sabiduría local y primitiva que en nues-
tros días ha sido relegada a las secciones
de antropología, folclor, "historia oral",
o bien ha sido olvidada por completo.
Hace algún tiempo, después de haber
ofrecido u n a conferencia en u n a es-
cuela superior de Ohio, un caballero se
52
Un Argumento en Favor de la Diversidad
Un trabajo que nc destruya la tierra exige no sólo principios correctos, habilidad y aplicación, sino un
acercó a mí y se p r e s e n t o c o m o u n conocimiento de las particularidades de la localidad, y muchos años.
coterráneo de Kentucky.
"¿De q u é p a r t e d e K e n t u c k y es
usted?", le pregunté.
"Oh, de u n pequeño lugar del que
quizá u s t e d n u n c a h a o í d o h a b l a r :
North Middletown".
"Yo he o í d o h a b l a r d e N o r t h
Middletown", le dije. "De allí era J o h n
W.Jones, u n gran amigo y colega de mi
padre".
"Vaya, pues J o h n W.Jones era mi tío".
Le hablé entonces del respeto que
sentíamos mi padre y yo por el Sr. Jones.
"Quisiera c o n t a r l e u n a a n é c d o t a
acerca del tío John", respondió él. Me
contó que c u a n d o su tío J o h n era el
presidente del banco en N o r t h Mid-
dletown su política era prestar a todo
aquel que egresara de la escuela secun-
daria del poblado y deseara ir a u n a
escuela s u p e r i o r sin c o n t a r con los
recursos suficientes. Esta práctica causó
gran c o n s t e r n a c i ó n e n t r e los analis-
tas bancarios, quienes al examinar los
libros e n c o n t r a r o n q u e t o d o s estos
p r é s t a m o s inseguros n o t e n í a n nin-
g u n a justificación excepto la convic-
ción del Sr. Jones de que era correcto
concederlos.
Mientras fue así, resultó ser correcto
m á s q u e e n p r i n c i p i o , p u e s e n los
muchos años que el Sr. Jones fue pre-
sidente del banco y otorgó esos "prés-
tamos ligeros", todos fueron pagados y
nunca perdió u n céntimo.
No quiero discutir aquí la cuestión de
la invariable bondad de una educación
superior, cosa que pongo en duda. Al
r e l a t a r esta a n é c d o t a , q u i e r o p u n -
tualizar que el Sr. Jones estaba actuando
a partir de una clase de conocimiento,
de valor inestimable y tal vez indispen-
sable, que surge de la cultura común y
que no puede ser enseñado como parte
de los programas de estudio formales
de u n a escuela. Los estudiantes cuya
educación promovió n o aprendieron
ese c o n o c i m i e n t o e n las e s c u e l a s
superiores a las que asistieron. Lo que
sabía—y esto i m p l i c a b a u n conoci-
miento de sí mismo, de su tradición, su
comunidad y todos sus miembros—era
que confiar, en las circunstancias enton-
ces presentes, e n g e n d r a r í a confiabi-
lidad. Esta es, sin d u d a , la clase d e
conocimiento fundamental para hacer
posible la vida c o m u n i t a r i a y ciertas
Un Argumento en Favor de la Diversidad
buenas oportunidades en los diversos
tipos de personas. Sin embargo, aunque
no creo que ello pueda enseñarse y
aprenderse en una universidad, me
parece que debe ser difunfido y respe-
tado en esas instituciones; y, no sé exac-
tamente dónde—si en las ciencias y las
humanidades como hoy se encuentran
estructuradas—los estudiantes estarían
en posibilidades, más que de honrar, de
sospechar su probable existencia. Es
evidente que no forma parte de las fi-
nanzas o la economía, como hoy se las
enseña y practica. Es un elemento de la
vida comunitaria, que la mayoría de los
científicos ignoran en sus propósitos
profesionales, el cual muchísima gente
en las humanidades parece conside-
rarlo como algo de un pasado inútil,
perdido o que puede ser eliminado.
Ofreceré otro ejemplo con mayor fun-
damento. Hace poco, mi hermano, que
es abogado, fue contratado por un
hombre viejo llamado Bennie Yeary
quien había cultivado durante muchos
años cerca de 120 hectáreas de tierra
escarpada y parcialmente boscosa. Su
granja y el camino a su casa habían sido
dañados por una compañía de luz.
Tratando de determinar el valor de la
tierra, mi hermano le preguntó a su
cliente si alguna vez había desmontado
sus bosques.
El Sr. Yeary contestó: "Sí, señor, desde
1944... Nunca he despojado [la tierra].
Siempre me he limitado a cortar un
poco donde he creído que se requería.
Estoy satisfecho de lo que tengo ahora...
un enorme bosque, como el que tenía
cuando empecé a vender madera ase-
rrada en el 44".
No despojar la tierra es un principio
que se encuentra de manera abundante
en la cultura literaria. Y la prueba de
que pasó a la literatura a través de la
cultura común se encuentra en el
hecho de que muchas veces aparece en
boca de personas que no han heredado
una cultura literaria. Como quiera que
sea, no despojar la tierra es un principio
que puede aprenderse en los libros.
Pero las formas de vivir sobre la tierra a
fin de no expoliarla quizá no pueda
aprenderse en ellos y esto quedó claro
en una entrevista posterior entre mi
hermano y el Sr. Yeary.
Llegaron a la cuestión de lo que había
implícito en el daño al camino y el viejo
agricultor dijo que la compañía de luz
había destruido 13 o 14 terraplenes. Un
terraplén es un macizo de roca y tierra
54
construido a través de un camino em-
pinado para desviar el agua. Es un
medio para prevenir la erosión del piso
del camino y al mismo tiempo de la
tierra paralela a él, una de las formas de
vivir en la tierra sin destruirla.
"¿Cuánto tiempo... ha pasado desde
que usted construyó esos terraplenes?"
'Trabajé en ellos... de vez en cuando,
durante casi 12 años. Acarreé las rocas
de mis campos... las desenterraba, las
ocultaba allá abajo, tomaba el mazo, las
aporreaba y así hice estos terraplenes".
E
n consecuencia, la manera de
construir un camino de granja
que no destruya la tierra no
puede aprenderse en los libros porque
la larga vida útil de un camino así es
parte de la forma adecuada de hacerlo,
y porque el uso y mejoramiento de ese
camino están íntimamente ligados con
el uso y mejoramiento del lugar. Es de
vital importancia que las rocas con las
cuales se construyeron los terraplenes
fueran acarreadas de los campos. La
solución al problema del Sr. Yeary,
como la solución industrial típica, no
implicaba crear otro problema, o una
serie de problemas, en otros lugares.
Implicaba encontrar una solución
general: el mismo trabajo que mejoró el
camino fue provechoso para los cam-
pos. Este trabajo requiere no sólo de
principios correctos, habilidad y apli-
cación, sino un conocimiento de las
particularidades de la localidad, y
muchos años; implica ajustes lentos y
pequeños en respuesta a cuestiones
planteadas por una determinada re-
gión. Y esto es cierto, en general, para
los modelos y estructuras de uso huma-
no adecuado de una tierra amada, tal
como un análisis de las zonas rurales
tradicionales del Viejo Mundo nos lo
demostrará en seguida: fueron creadas
tanto por el uso como por la destreza.
Esta implicación del uso en la crea-
ción de artefactos esenciales y en el
mantenimiento de una zona rural—que
en gran medida participan en la crea-
ción y mantenimiento de la cultura—
nos conduce inevitablemente al último
estadio de la argumentación en favor de
la diversidad: comprender que sin
diversidad humana no podemos man-
tener ningún tipo de diversidad. Por
diversidad humana no quiero decir
varios especialistas, sino una diversidad
de personas elegantemente vestidas,
que disfruten el lugar donde viven y
hagan el mejor uso de él, si bien su uso
puede ser el desuso, como cuando se
deja que un sitio siga siendo virgen o de
productividad sostenida. La mayor
diversidad de criaturas y maneras no
puede mantenerse en reservas, zooló-
gicos, museos y otros lugares semejan-
tes, sino sólo en las ocupaciones y pla-
ceres de una economía humana debida-
mente diversificada.
Las formas apropiadas de utilizar una
tierra amada, así lo creo, son las huma-
nidades, y son tan complejas, difíciles,
interesantes y estimables como cual-
quier otra. Pero desafían las categorías
intelectuales y académicas actuales. Son,
a untiempo,ciencia y arte, conocimiento
y acción. Indispensables para el pro-
greso de la vida humana, no tienen
lugar ni reputación en las estructuras
presentes de nuestra vida intelectual. De
hecho, el propósito de las estructuras
actuales de nuestra vida intelectual ha
sido educarnos fuera de la existencia.
Creo que sé en qué parte de alguna
universidad se reirían, ignorarían,
grabarían o clasificarían al Sr. Yeary, el
cliente de mi hermano. No sé dónde se
le honraría en forma adecuada. Las
disciplinas científicas ciertamente no
promoverían tal acto, y casi con se-
guridad tampoco las disciplinas "hu-
manas". Tendríamos que remontarnos
en la tradición literaria—por lo menos
hasta Thomas Hardy y, antes que él,
hasta William Wordsworth—para en-
contrar el debido respeto que debe
otorgarse a una persona como el Sr.
Yeary. El ha sido educado casi fuera
de la existencia, y a pesar de com-
p r e n d e r su importancia y su valor
renovaría la vida intelectual del país y
de las universidades. •
 idea de Moscou) on the Hudson. La pelí-
cula que terminé hace poco, Enemies, a
Love Story, se basa en una novela de
Isaac Bashevis Singer. Es la primera vez
que hago algo basado en un libro.
Usted trabajó de cómico en un centro
nocturno.
Fui actor cómico en Nueva York, en
los años 50. Tenía un compañero y por
algún tiempo nos llamaron Igor y H. Yo
era Igor. Pero llegó un momento en
que abandoné aquello. Yo era actor;
dirigía obras de teatro y daba clases.
También era escritor. Fui un montón
de cosas raras. Finalmente, acabé en
Hollywood. Comencé escribiendo para
el actor cómico Danny Kaye y estuve a
punto de abandonar el oficio de actor.
Al cabo de cuatro años ya me había fas-
tidiado y comencé a escribir guiones.
Escribí / Love You Alice Β. Toklas. Se
suponía que yo iba a dirigir la cinta,
pero me quedé en guionista y produc-
tor. Después de eso...
Todo ha sido fácil...
En cierta forma. ¡Quién sabe! Más
bien, no; me gusta mucho lo que estoy
haciendo. Lo principal que sucede
c u a n d o se ha estado h a c i e n d o lo
mismo durante largo tiempo... bueno,
ya me siento algo menos preocupado.
Me gusta lo que hago. Si al público le
agrada, tanto mejor. En caso contrario,
sufro un poquito, pero nada más. No se
puede hacer otra cosa. No creo que los
cineastas deban preocuparse por tener
grandes éxitos comerciales. Creo que
esa es la enfermedad de nuestros tiem-
pos. No censuro a quien lo haga, más
bien creo que es muy difícil sobrepo-
nerse a ello. Hay que trabajar partiendo
de una pasión interior. Andan por ahí
algunos que valen la pena—Spike Lee,
el de Do the Right Thing y Steven
Soderbergh, el de sex, lies and videotape
(Sexo, mentiras y video)—hay algunos
jóvenes que están haciendo cosas que
valen. No es una situación desesperada.
En Doum and Out in Beverly Hills,
usted fue productor y director. ¿Cómo
pudo hacer ambas cosas?
Bueno, excepto en Bob & Carol y
Alex in Wonderland (Alex en el País de
las Maravillas), yo he producido todas
mis películas. Algunos productores lo
son porque encuentran un guión, lo
desarrollan y consiguen un director
56
para que lo filme. Como yo aporto mis
propios guiones, no necesito alguien
que me diga "yo seré tu productor". He
tenido un buen número de producto-
res que se encargan de los presupues-
tos. A veces he dicho en algún estudio:
¿Quieren filmar este guión? Me dicen
que sí, me dan el dinero... pero yo soy
el productor.
Me gustaría ver un poco, por dentro,
la forma en que usted trabaja con sus
actores, porque logró magníficas actua-
ciones con Robin Williams en Moscow
on the Hudson γ con Jill Clayburgh en
An Unmarried Woman.
¡Hombre, gracias! Soy actor, estudié
actuación en Nueva York, con gente
que entonces seguía el método de Sta-
nislavski; Lee Strasberg, por ejemplo.
Después, durante algún tiempo, di cla-
ses de actuación. Luego dirigí algo para
el teatro. En fin, tengo bases firmes
—llamémosles orgánicas—para trabajar
con actores.
Antes de comenzar los ensayos, ya
tengo un plan. La situación es difícil,
porque no siempre se logra que los
actores sigan el plan. A veces, sencilla-
mente no lo hacen. Le ruego a uno que
recoja las gafas para que la cámara las
tome de cerca, pero responde, "no
puedo hacer tal cosa; le falta realidad".
Y dice uno, al demonio con todo, ¡a la
basura! Pero poco a poco, algún día de
la segunda semana, aquello comienza a
tomar forma. Aproximándose ya los
últimos días, por lo general puedo ver
la actuación. Pero no quiero verla antes
de empezar a rodar. Cada actor encie-
rra problemas diferentes. Si no se reúne
un buen reparto, el resultado es infer-
nal. Si se asignan bien los papeles, uno
es un buen director. Creo que en el
reparto radica el 90% de todo.
¿Qué hace usted cuando un actor se
ve estupendo en la prueba, pero en la
primera escena deja mucho que desear?
Es una buena pregunta. Diría que ya
me ha sucedido un par de veces. Se
cuenta con un director encargado del
reparto. A veces se graba una videocinta
con los actores. No acostumbro hacer
pruebas, pero sí las hago con los jóve-
nes, por ejemplo, con Molly Ringwald
en Tempest.
Cuando preparé el reparto de Ene-
mies ya conocía el trabajo de Anjelica
Huston; luego la conocí, pero nunca le
hice una prueba. Margaret Sophie
Stein, una actriz polaca, me leyó en
forma brillante algunos textos. A Lena
Olin la había visto en The Unbearable
Lightness of Being, fui a Londres a
hablar con ella y al cabo de dos horas
comprendí que ella era la indicada, y la
incluí en el reparto. Buscaba una espe-
cie de salvajismo, de algo no verbal, sino
un poco raro, curioso, muy sexual y
ligeramente desquiciado.
En Harry and Tonto le di un papel a
Chief Dan George—el de indio vie-
jo—porque lo había visto en Little Big
Man (Pequeño gran h o m b r e ) . Lo
conocí en persona el día en que princi-
pió la filmación. Me sentía nervioso a
propósito de muchos de los papeles
porque no había habido oportunidad
de tener un ensayo. Les dije: "Bien,
vamos a rodar la primera escena. Estoy
seguro que ya memorizaron el diálogo.
Ensayemos lo de la celda, en la cárcel".
A lo que George respondió: "Esa parte
no me la sé". Mandé colocar enormes
tarjetones con el texto que le tocaba
decir. Estaba seguro de que aquello
resultaría desastroso, pero actuó de
maravilla. Creo que hizo lo mismo que
de vez en cuando hace Marlon Brando.
¿Introducir una pausa?
Eso mismo. Art Carney a veces pre-
guntaba: "¿Qué tratas de hacer, Chief?"
Y éste respondía: "Pues, mira..." Como
los tarjetones estaban por allá y la cáma-
ra por acá, añadía: "Bueno, todo lo hizo
mi caballo..."
Reconozcámoslo: una vez terminado
el guión, para todo mundo el héroe es
el actor. A él se le trasfunde nuestra pro-
pia sangre. Esa cara, esos ojos, esa boca.
Esos dedos. Ya no se trata ni de uno ni
del guión. Hay que cargar con eso. O
darle las gracias. Cuando sale bien
la cosa, los actores traen algo que no
habíamos visto antes: es que le dieron
mayor profundidad.
Ya que hablamos de actuación, ¿cuán-
tas tomas hace usted? ¿En qué se ocupa
entre toma y toma?
Como. Por lo demás, procuro hacer
cada vez menos tomas. Hago tres o cua-
 El Oficio del Cineasta

M e gusta lo que hago. No creo que los cineastas deban

preocuparse por tener grandes éxitos comerciales.
Hay que trabajar partiendo de una pasión interior.

Paul Mazursky. Fotografía de Diego Uchitel/Outline.

57
tro. En ocasiones, el actor tiene algún
problema y hay que hacer más. O bien Filmes de Mazurskv
se presentan dificultades técnicas. Me
parece que la primera toma es a menu-
do estupenda y que las fallas que se atri-
buyen los actores no existen. Esto pro-
viene de un afán de perfección que,
hasta donde yo sé, no existe en este
mundo. A veces hago muchas tomas
porque algún actor insiste en ello.
La cosa tiene sus bemoles. A veces
una escena que se inicia con pasión,
amor y muerte, de pronto es interrum-
pida por un grito: "¿No se puede arre-
glar ese maldito humo?" Y la escena se
convierte en eso, en humo. Ya no im-
porta si los actores van bien. "¿Está bien
el humo? ¿Sí? Pues adelante".
¿Hay un proceso para pasar de escri-
tor a director?
No, para mí se trata de un proceso
muy natural. El guión es el plano de la
casa que, andando el tiempo, por fin se
ve. Pero no es la casa. Si en el guión
incluyo descripciones es porque quiero
que lo entienda el ejecutivo del estudio
que, así lo espero, me va a proporcio-
nar el dinero. Yo sólo escribo el diálogo
y el sitio donde ocurre la escena. Escri-
bir constituye el primer paso. Luego vie-
ne la selección del reparto; después, el
trabajo que todos realizan con ese
reparto. No es uno el único que trabaja.
El guión refleja de una manera perso-
nal lo que a uno le parece que está
bien. Creo que en muchos de los guio-
nes que he leído a través de los años se
ha escrito más de la cuenta. Se esforza-
ron demasiado por hacer ver lo que
sólo podría verse cuando de hecho se seguida comprendí que Clint era dife- Mike fue conmigo al festival fílmico
ve. A veces hago esto: "Fulano de Tal, rente: hablaba con Mike como con un de Deauville, en el mismo avión y en
en forma que recuerda a Jack Nichol- amigo. "Mikey, ¿quieres mostrarle a primera clase. También fueron mi espo-
son..." Menciono el nombre, porque Paul tal o cual cosa?" Y Mikey, haciendo sa y mis chicos. Inscribí Down and Out
quiero que me entiendan. Nunca he un ruidito muy especial, decía que sí. in Beverly Hills y me convertí en la
logrado conseguir a Jack. Original- Hizo cuanto sabía y me enamoré del estrella del festival. Nunca había visto
mente, él iba a hacer el papel del vago perro. una habitación tan mala como la que
en Down and Out. Yo también tenía un Después—esto es cierto—me reunía me dieron. Un minúsculo cuarto para
papel importante. Pero él tuvo que tra- con Clint, como podría reunirme con guardar trebejos. Llamé para decir: "No
bajar en The Two Jakes... En fin, creo un actor o una actriz, a hablar de las voy a ocupar esta habitación". Respon-
que todo salió bien. motivaciones del papel de Mike, y aca- dieron: "¿Cuál habitación?" Les respon-
Tengo una pregunta sobre Mike, el baba por convencerme. Yo decía, por dí: "La 234". Aclararon: "No, no, ese es
perro de Down and Out. ¿Escribió por ejemplo: "Bien, cuando rescatan al el cuarto del perro". Subí al número
anticipado lo que iba a hacer o incluyó vagabundo y lo acuestan en el diván, 434, una suite grande, donde encontré
un perro en el reparto y luego le dijo al quiero que el perro se enfurezca". Y al perro acostado en la cama, y le dije:
entrenador: muéstrame que sabe hacer Clint respondía: "Sí, pero cuando resca- "Afuera, Mike". Una historia de la vida
este perro? ten a Mike no va a lamerles las manos real.
Bueno, Mike, el perro, es uno de mis inmediatamente". Yo pregunté: "¿Por ¿Querría comentar sobre lo que consi-
mejores amigos. De verdad. El entrena- qué no?" Y me respondió: "Porque deró idea central en Dotvn and Out in
dor, Clint, vino a verme con Mike. En Mike no lo haría, ni más ni menos". Beverly Hills}

58
temario nacional durante cerca de 50
años.
La interacción entre los cambios polí-
ticos y demográficos que se iniciaron en
los años 60 inició una nueva era de con-
flictos en torno al lenguaje. Los negros
primero, y después otros grupos, insis-
tieron cada vez más en los valores de la
solidaridad y las características étnicas.
Surgió un clima político en el cual las
políticas empezaron a ser juzgadas de
acuerdo con las posibilidades que en
ellas se percibían para fortalecer o debi-
litar el legado étnico de un grupo. En
este contexto, los activistas de habla his-
pana articularon el concepto de los
derechos de lenguaje como acredita-
miento constitucional que ameritaba
"igual protección de las leyes". En
forma específica pidieron al gobierno ir
más allá de la simple tolerancia de len-
guas minoritarias en la esfera privada y
promover activamente el bilingüismo
en las instituciones públicas.
Las acciones oficiales destinadas a
apoyar a las minorías lingüísticas deseo-
sas de mantener sus culturas nativas,
precipitaron el impulso organizado de
dotar al inglés de una condición legal
especial. Los programas de instrucción
bilingüe fueron el principal catalizador.
La Ley de Educación Bilingüe de 1968
representó el primer paso federal signi-
ficativo para promover los derechos de
lenguaje. Esta medida proporcionó fon-
dos para enfrentar "las necesidades
educativas especiales... de niños con
capacidad limitada para hablar inglés",
definidos como "niños procedentes de
medios donde el lenguaje dominante
difiere del inglés". El senador Ralph
Yarborough, de Texas, sustentador de la
ley, declaró que su propósito era "tan
sólo procurar que esos niños domina-
ran cabalmente el inglés", pero es evi-
dente que para muchos dirigentes y
activistas hispanohablantes la educación
bilingüe representaba un vehículo para
resistir la asimilación cultural y fomen-
tar el uso continuado del español.
a puesta en práctica de la ley se
L volvió una cuestión muy discutida.
Los activistas minoritarios tendían
a favorecer programas de manteni-
miento cultural, en los cuales se enseña
a los niños la mayoría de las materias
tanto en su lengua natal como en in-
glés, a lo largo de toda su preparación.
Este enfoque rechaza el crisol en favor
de una concepción "multicultural" de la
identidad norteamericana que celebra
la conciencia étnica. La importancia
simbólica de este respeto disminuido
hacia el inglés es la razón probable del
abrumador rechazo público al enfoque
bicultural que se manifestó en 1983 en
una encuesta nacional. Esta encuesta
descubrió que el grupo "anglo" mayori-
tario acepta programas de instrucción
bilingüe que insistan en la rápida adqui-
sición de la pericia en inglés.
Pese a esta opinión popular, las de-
cisiones de tribunales y los decretos
administrativos tendieron a favorecer
programas biculturales o largos progra-
mas "de transición". En 1974 la Cor-
te Suprema decidió que la Ley de
Derechos Civiles de 1964 requería que
los distritos escolares tomasen medidas
a fin de garantizar la posibilidad de par-
ticipación significativa de los niños que
no hablan inglés en el sistema educati-
vo; si bien la corte no especificó las
medidas que debieran tomarse, las
directrices del gobierno se oponían en
forma definitiva a los programas de
"inglés como segunda lengua".
Estas reglamentaciones hallaron amar-
ga oposición, particularmente por parte
de las influyentes uniones de maestros y
en 1978 el péndulo—a niveles tanto
federal como estatal—empezó a apar-
tarse de la promoción oficial del bilin-
güismo. Una evaluación por cuatro
años de los programas de educación
bilingüe, emprendida en 1977-1978, no
descubrió testimonios convincentes que
demostraran la eficacia de los progra-
mas de instrucción bilingüe en el mejo-
ramiento del dominio del inglés o el
incremento de la motivación académi-
ca. De lo que sí hubo indicaciones, sin
embargo, fue de que semejantes pro-
gramas conducían a la segregación de
61
 Para muchos estadounidenses, el aprendizaje del inglés es algo que importa mucho en el
proceso merced al cual los inmigrantes se convierten en ciudadanos hechos y derechos
gracias a sus esfuerzos propios de asimilación.
los niños hispanohablantes en las clases.
En respuesta, el Congreso se volvió
cada vez más acogedor hacia programas
que "sumergen" a los estudiantes en
clases de habla inglesa. Con la llegada
de la Administración Reagan, el escepti-
cismo acerca de la enseñanza en len-
guas nativas se impuso en el pensa-
miento oficial; los promotores de los
d e r e c h o s de lenguaje, j u n t o con
otros miembros de la coalición de los
derechos civiles, fueron puestos a la
defensiva.
Junto con las tendencias políticas in-
ternas, las pautas cambiantes de inmi-
gración prepararon el terreno para la
difusión de un movimiento en favor del
"inglés oficial". En 1965 la legislación
inmigratoria suprimió el sistema de orí-
genes nacionales. La nueva ley elevó asi-
mismo el tope al número de inmigran-
tes y dio prioridad a la asignación de
visas de inmigración a solicitantes que
ya tuviesen familiares en los Estados
Unidos.
Los resultados fueron un enorme
aumento del número de inmigrantes
legales y un pronunciado desplaza-
miento en cuanto a sus antecedentes
raciales y lingüísticos. Las cifras del
Servicio de Inmigración y Naturaliza-
ción muestran que entre 1950 y 1960
emigraron legalmente cerca de 2,5
millones de personas a los Estados
Unidos; sólo en 1985 hubo 570.000 in-
migrantes legales. Entre 1921 y 1960,
18% de los inmigrantes legales a los
Estados Unidos provino de América
Latina y sólo 4% de Asia. Entre 1971 y
1980, en contraste, las cifras correspon-
dientes fueron 40% y 35%, en tanto
que en los cinco años siguientes 35%
llegó de América Latina y 48% de Asia.
Hubo también una entrada conside-
rable de inmigrantes hispanohablantes
ilegales, sobre todo de México.
Aparte del puro número de inmi-
grantes, su concentración geográfica
—los asiáticos en las zonas metropolita-
nas de California, los hispanohablantes
en estados próximos a la frontera con
México—incrementó la visibilidad de
las costumbres y valores extranjeros.
Para algunos, incrementó también la
posibilidad de una base territorial para
el separatismo lingüístico.
M
inorías étnicas pedían derechos
del lenguaje como afirmación
simbólica de su apego continua-
do a sus culturas de origen. En el con-
texto de la inmigración creciente y de la
angustia cada vez mayor en torno al
prestigio y el poderío de los Estados
Unidos en la palestra internacional, sin
embargo, la revivificación de la con-
ciencia étnica despertó preocupación a
propósito de la unidad nacional. En
1983, mientras advertía que si no se
conservaba un lenguaje común en el
país surgirían las inquietudes y pola-
rizaciones que padecen otras naciones
lingüísticamente divididas, el ex sena-
dor S.I. Hayakawa, de California, con-
tribuyó a fundar la organización Inglés
Norteamericano a fin de garantizar la
preservación del inglés como lengua
nacional de los Estados Unidos.
Una de las primeras metas de Inglés
Norteamericano fue una enmienda
constitucional que declarase el inglés la
lengua oficial. El senador Hayakawa
propuso esta medida en 1981; otros
miembros del Congreso han vuelto a
traer a cuento de tanto en tanto la cues-
tión, pero tal medida no ha progresado
mayormente en la legislación.
Al no conseguir del Congreso la en-
mienda, Inglés Norteamericano ha
orientado su atención a los niveles esta-
tales y locales. Gracias en gran medida a
los esfuerzos de dicha organización y
sus simpatizantes, 44 estados y numero-
sos condados y municipalidades han
considerado leyes o iniciativas acerca
del "inglés oficial" desde 1981. Las legis-
laturas de Arkansas, Georgia, Indiana,
Kentucky, Mississippi, Carolina del
Norte, Dakota del Norte, Carolina del
Sur y Tennessee adoptaron medidas de
éstas, y Virginia reformó su declaración
previa del inglés como única lengua
"oficial" con el fin de desalentar la edu-
cación bilingüe. No obstante, en 34
estados las legislaturas se negaron a
emitir estatutos sobre el "inglés oficial".
En cuatro de estos estados—California,
Arizona, Colorado y Florida—las
enmiendas en cuanto a la lengua ingle-
sa en las constituciones estatales fueron
luego sometidas a votación por el pro-
ceso de iniciativa y se adoptaron por
voto popular.
En muchos estados, el apoyo al "inglés
oficial" asumió la forma de una simple
resolución declarativa. Unos cuantos
estados, como Carolina del Sur y Ten-
nessee, llegaron más lejos y prohibieron
el uso de lenguas extranjeras en insti-
tuciones públicas específicas, tales
como escuelas y tribunales. La puesta
en práctica de estas providencias se dejó
en manos de legisladores, administra-
dores y jueces, y suele aceptarse que la
repercusión de las leyes estatales de
"inglés oficial" ha sido casi exclusiva-
mente simbólica. No obstante, cuales-
quiera que sean las diferencias locales
con respecto al contenido de las me-
didas de "inglés oficial", los debates tan
emocionales que engendran exhiben
una notable uniformidad.
Quienes proponen las medidas sostie-
nen que tanto la experiencia histórica
como el sentido común enseñan que la
diversidad lingüística pone en peligro la
cohesión y estabilidad políticas.
Argumentan que las anteriores genera-
ciones de inmigrantes comprendieron
que aprender inglés representaba el
vehículo hacia la integración social y la
movilidad económica, de suerte que si
el inglés perdiera su condición de len-
gua común en los Estados Unidos se
correría el riesgo de una Torre de
Babel y se minaría una de las últimas
cosas que aún mantienen unida esta
sociedad pluralista. Los proponentes
niegan ser hostiles a las minorías; inclu-
so muchos de los principales portavoces

del movimiento proceden de la inmi-
gración. La adopción de sus propues-
tas^—sostienen—no eliminaría los pro-
gramas bilingües que en verdad fomen-
tan el proceso de aculturación; tan sólo
atajarían el desarrollo de políticas que
amenazan con desgastar el sentido
compartido de identidad norteamerica-
na e impiden que los inmigrantes sal-
gan de islotes lingüísticos económica-
mente deprimidos.
Quienes se oponen a las medidas de
"inglés oficial" las pintan como instru-
mentos de exclusión más que de asimi-
lación. Definir en forma solemne en la
Constitución la posición privilegiada
del inglés, afirman, equivale a declarar
que las minorías lingüísticas son inferio-
res e indeseadas en los Estados Unidos.
Sostienen además que el predominio
del uso del inglés no está en peligro;
citan estudios que muestran que casi
todos los emigrantes desean aprender
inglés y lo consiguen, pese a la escasez
de instrucción de inglés para adultos.
Para sus críticos, pues, la campaña del
"inglés oficial" es, en el mejor de los
casos, innecesaria y, en el peor, una
forma apenas disfrazada de racismo y
xenofobia. Cualquiera que sea el conte-
nido manifiesto de las enmiendas pro-
puestas acerca de la lengua inglesa en
las constituciones estatales, los oponen-
tes sostienen que semejantes propuestas
auguran una discriminación venidera
contra las minorías lingüísticas. Según
su modo de ver, las medidas de "inglés
oficial" amenazan los servicios bilingües
y, a la vez, van contra el compromiso
histórico norteamericano en favor de la
tolerancia y la igualdad.
Podría esperarse que las propuestas
de "inglés oficial" corrieran con mejor
suerte en estados con grandes concen-
traciones de hispanohablantes o asiáti-
cos, dado que el choque visible entre
cepas étnicas acaso generase resenti-
miento entre los grupos de habla in-
glesa. El hecho es que, si sólo se tienen
en cuenta los resultados en las legislatu-
El lenguaje, la Política y la Identidad Norteamericana
de esta iniciativa era "preservar, prote-
ras estatales, parece ser cierto lo contra-
ger y vigorizar la lengua inglesa, lengua-
rio. Las leyes estatales de "inglés oficial"
se concentran sobre todo en estados je común del pueblo de los Estados
sureños, con poblaciones principalmen- Unidos". La iniciativa instruía asimismo
te anglosajonas y escasísimas proporcio- a la legislatura del estado para que
nes de residentes nacidos en el extran- impusiera la condición del inglés como
jero, hispanohablantes o asiáticos. En lengua oficial de California y para que
tales condiciones, el uso lingüístico es no elaborara ninguna ley que "dis-
cosa establecida, el bilingüismo apenas minuya o desconozca" el papel del
una posibilidad remota y la designación inglés.
del inglés como lengua oficial del esta- La mayoría de los principales políticos
do es una decisión que no despierta del estado se opusieron a la Proposición
controversia. Por otra parte, en los esta- 63. El gobernador George Deukmejian
dos con minorías lingüísticas de consi- dijo que era "innecesaria" y previno que
deración, las legislaturas han derrotado "causaría temor, confusión y resenti-
o postergado las propuestas de "inglés miento entre muchas minorías califor-
oficial". En estos estados, miembros nianas". Los obispos católicos romanos
políticamente activos de grupos étnicos del estado preconizaron también la de-
han persuadido a los políticos, de uno y rrota de la iniciativa del "inglés oficial",
otro partido, para que resistan los ata- diciendo que "establecería el prejuicio
ques contra los programas bilingües. en la ley y amenazaría todas las formas
de asistencia bilingüe". Se hizo eco de
a renuencia de los funcionarios estos cargos una impresionante coali-
L elegidos ante la acción, sin em- ción de grupos de interés, incluyendo
bargo, no siempre sella el destino la Liga de Mujeres Votantes, las cámaras
del "inglés oficial". De manera significa- de comercio locales, la coalición laboral
tiva, los cuatro estados donde los votan- AFLCIO del estado, la Unión de Liber-
tes han obligado a sus legisladores a tades Civiles Norteamericanas y organi-
establecer enmiendas a sus constitucio- zaciones de minorías étnicas, a más de
nes estatales a propósito del inglés, tie- editoriales en los máximos periódicos
nen las máximas proporciones de del estado.
hablantes de otros idiomas, inmigran- El día de las elecciones, con todo,
tes, hispanohablantes y asiáticos. 73% del electorado del estado y una
En nivel local o regional, por tanto, el minoría en cada uno de los condados,
inglés se vuelve una cuestión sobre- optó por el "inglés oficial". Una encues-
saliente y que despierta hondas emocio- ta entre los votantes reveló cuan difun-
nes cuando la rápida inmigración altera dido estaba el apoyo a la enmienda en
la pauta imperante del uso lingüístico. casi todos los segmentos del electorado
En este contexto, los dirigentes de los californiano. Ni que decir tiene, los
dos partidos políticos principales han votantes hispanohablantes y asiáticos
optado por evitar perturbar la política propendían menos a aprobar la
lingüística existente. Pero donde los enmienda que los votantes negros o
partidarios del "inglés oficial" se han blancos, pero el apoyo no difirió signi-
organizado lo suficiente para someter la ficativamente entre negros y blancos.
cuestión a votación popular, han gana- Los asuntos económicos no parecieron
do por amplios márgenes. influir sobre la votación; no hubo di-
En 1986 los votantes de California res- ferencia en el nivel de apoyo a la Pro-
paldaron la Proposición 63, enmienda a posición 63 entre quienes afirmaban
la constitución del estado acerca de la estar mejor en lo financiero que un año
lengua inglesa. El propósito declarado atrás y quienes decían que sus circuns-
63
 El carácter del crisol—que abarca al lenguaje compartido—es universal e
incluye a todos; produce individuos que son norteamericanos en virtud de su entrega a un
credo democrático nacional.

tandas habían empeorado. hecho, la mayoría de quienes respon- una encuesta nacional Roper de 1986,
Las grietas en el consenso general dieron en 1987 a una encuesta en Cali- 8 1 % de la muestra convino en que
acerca de lo deseable del "inglés oficial" fornia, realizada después de que se "todo aquel que desee permanecer en
se vinculaban con los partidos e ideolo- aceptó la enmienda estatal sobre la len- este país debiera tener que aprender
gías políticas: los conservadores pro- gua inglesa, declararon que era una inglés". Y una posterior encuesta nacio-
pendían mucho más que los liberales "buena cosa" para los inmigrantes pre- nal de los noticieros del CBS/New York
a apoyar la proposición. Resulta que servar sus lenguas y costumbres nativas. Times reveló que dos tercios de la gente
las diferencias de opinión acerca de Otra encuesta en California, en 1988, interrogada creía que el inglés era ya le
cuestiones de lengua derivan más de halló que sólo 18% de los "anglos" que lengua oficial de los Estados Unidos. En
diferencias en las actitudes hacia las contestaron se "preocupaban mucho" este clima de opinión, un voto en pro
cuestiones sociales que de divisiones porque el número incrementado de del "inglés oficial" puede ser tomado
económicas. hispanohablantes y asiáticos en el esta- como expresión—cohibida o medita-
Las campañas sobre el "inglés oficial" do hiciera difícil mantener el "modo de da—de la identificación propia con un
en 1988, en Arizona, Colorado y Flo- vida norteamericano"; sólo 13% partici- importante símbolo de la nacionalidad.
rida, se asemejaron mucho a la campa- pó que el cambio los había dañado a Una razón esencial del éxito del "in-
ña de 1986 en California. Una vez más, ellos o a sus familias. En un examen glés oficial" en las encuestas es que sus
los funcionarios elegidos más altos, de nacional realizado en 1986 por los promotores han logrado definir la me-
los dos partidos políticos, así como pro- noticieros CBS/New York Times, 68% dida como exhibición de patriotismo y
minentes figuras de otros terrenos, se de quienes respondieron dijeron que no de intolerancia. Los debates entre-
opusieron a las medidas por innece- acogerían con gusto a "los nuevos inmi- lazados en torno al "inglés oficial" y al
sarias, conducentes a división, racistas y grantes de hoy" en sus vecindarios, y bilingüismo reflejan un conflicto cultu-
destructivas para los necesarios servicios sólo a 15% les preocupaba que tales ral acerca del significado de la identi-
bilingües. Y, una vez más, los votantes inmigrantes fuesen a quitarles los traba- dad norteamericana. Un gran segmen-
optaron por la enmienda. (En febrero jos. En conjunto, parece que a la mayo- to del público cree que volverse uno
de 1990, sin embargo, un juez federal ría de la gente no le preocupa gran norteamericano quiere decir hablar in-
de distrito dictaminó que la enmien cosa el impacto económico personal de glés; para estas personas, el aprendizaje
da de Arizona, la más restrictiva de las la inmigración, y tampoco cunde la ani- del inglés es algo que importa mucho
cuatro, representaba una violación anti- mosidad hacia las minorías lingüísticas y en el proceso merced al cual oleadas
constitucional del derecho, federal- sus culturas. sucesivas de inmigrantes se convierten
mente garantizado, de libre expresión.) en ciudadanos hechos y derechos gra-
La competencia económica y el resen- as encuestas sugieren otra expli- cias a sus esfuerzos propios de asimi-
timiento cultural constituyen las princi-
pales explicaciones que la ciencia social L cación de la actitud prevaleciente
entre el público a propósito de la
da del conflicto lingüístico. Ambas teo- política lingüística: la concepción po-
lación. El "inglés oficial" constituye para
muchos una contraseña de naciona-
lidad común; de ahí que reciba apoyo
rías caracterizan el deseo de elevar la pular identifica el ser norteamericano de toda la gama del espectro político.
posición del inglés como reacción hos- con el hablar inglés. Así, la encuesta en Al poner en tela de juicio la condición
til, defensiva, ante sentimientos de vul- California de 1988 descubrió que 76% especial del inglés, el bilingüismo pasa a
nerabilidad, basados en competencia de cuantos participaron, incluyendo ser un símbolo de división y disensión.
étnica por trabajos, instrucción o aloja- 65% de quienes poseían grado de ins- Una vez despertados los sentimientos
miento; resentimiento en torno al costo trucción superior y más de dos ter- patrióticos, la mayoría de los votantes
de servicios públicos que benefician cios de los hispanohablantes y asiá- valoran las políticas lingüísticas específi-
sobre todo a las minorías lingüísticas; ticos, consideraban que "hablar y es- cas de acuerdo con la medida en que
experiencias personales desfavorables cribir en inglés" es "muy importante" faciliten la difusión de las capacidades
con miembros de dichos grupos; inse- para que alguien sea un "auténtico de hablar inglés. En tanto que las élites
guridad a propósito de la pérdida de norteamericano ". políticas han respondido con frecuen-
poder de los Estados Unidos, o puro Lo que es más, si bien 75% de esta cia a las sensibilidades de grupos mino-
prejuicio. muestra consideraba que votar en las ritarios, recurriendo al tema de la igual-
El apoyo al "inglés oficial" está tan elecciones era otro importante criterio dad y caracterizando el apoyo al "inglés
extendido, sin embargo, que la angustia de la definición de un "auténtico nor- oficial" como prejuiciado e injusto, el
económica y el prejuicio hacia las mi- teamericano", 62% afirmó que sólo público general ha tenido al inglés
norías difícilmente pueden ser sus cau- debiera permitirse votar a ciudadanos como elemento definitorio de una
sas únicas y ni siquiera primarias. De que supieran hablar y leer el inglés. En identidad cívica vulnerable.

64
¿as-.
 El fracaso de los programas de desarrollo en muchos países ha conducido a la búsqueda de
explicaciones. De manera característica, éstas consideran el crecimiento como algo natural y
el estancamiento como un efecto de la interferencia extraeconómica y de la explotación.
Este optimismo no se restringía a la
izquierda política. Era lo mismo en el
centro y la derecha. Dos escuelas de
pensamiento acaparaban el campo. Los
economistas neoclásicos no veían razón
alguna para que los mecanismos mer-
cantiles clásicos no permitieran que los
nuevos países en desarrollo emularan a
sus precursores industrializados. Uno
de los modelos citados con frecuencia
fue lo que dio en llamarse "teoría de los
artículos principales de consumo o "pa-
saje para el superávit": un país exporta
sus principales artículos, por lo general
materias primas como granos o mine-
rales, y las ganancias financiarán un cre-
cimiento más equilibrado en la indus-
tria, la agricultura o la minería.
La segunda escuela de pensamiento
se ha dado a conocer como la econo-
mía del desarrollo. La esencia de este
enfoque es que nadie puede permitirse
esperar hasta que las fuerzas naturales
del mercado obren sus supuestos efec-
tos benéficos. Toman demasiado tiem-
po y por lo regular originan economías
especializadas que pueden atenerse a su
ventaja comparativa, pero que están
terriblemente desequilibradas y a mer-
ced de las crisis de precios y las manio-
bras de sus socios comerciales más fuer-
tes. Observemos las desdichas de las
repúblicas bananeras, cafetaleras o del
cacao, y a otros países de uno o dos cul-
tivos. Ni siquiera los productores de
petróleo son inmunes. Por lo tanto, si
una nación quiere tener una economía
en verdad moderna, versátil y actualiza-
da en términos tecnológicos, debe pro-
piciarla de un modo deliberado. Tiene
que fijarse objetivos, planificar y facilitar
la acción, controlar las decisiones y diri-
gir su desempeño.
Este punto de vista debía mucho a la
tradición de la planificación estatal
desarrollada por los soviéticos, la cual
todavía gozaba de prestigio en las pri-
meras décadas posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, pero también resul-
taba perfectamente compatible con la
economía keynesiana que había floreci-
do en los países de mercado libre que
luchaban por salir de la Gran Depre-
68
sión. Ydisfrutó de la sanción de la expe-
riencia histórica; como lo sostuvo el
economista Alexander Gerschenkron
en un inspirador artículo de 1951, no es
preciso ser socialista para necesitar al
estado. Todos los países que dieron en
llamarse seguidores, las naciones euro-
peas y sus vastagos que imitaron la revo-
lución industrial británica, debían
adoptar medidas especiales para salir
del atraso. Necesitaban inversiones de
capital más grandes para obtener las
subsecuentes cosechas de equipo y
plantas, y tenían que capacitar a sus tra-
bajadores dentro de una nueva discipli-
na y normas técnicas superiores.
Dando el salto
Los primeros seguidores—Francia,
Bélgica, Alemania y los Estados Uni-
dos—lo habían logrado en gran parte
mediante recursos privados, aunque el
estado intervino en forma efectiva para
ayudar en las actividades más costosas.
Tenían una larga experiencia propia en
el comercio y la industria y sus empresa-
rios y propietarios habían acumulado el
capital suficiente para satisfacer las
necesidades de la modernización.
Aun así, se requirieron instituciones
especiales para movilizar esas riquezas, y
Gerschenkron, continuando una vieja
tradición, enfatizó el papel de lo que se
denominó bancos para el desarrollo
como promotores y facilitadores de la
industrialización. Sin embargo, las
naciones en desarrollo posteriores eran
demasiado pobres para lograr lo mismo
y el estado debía participar. Gerschen-
kron, especialista en historia económica
europea y, en particular, rusa, tomó su
ejemplo de la Rusia zarista y luego de la
Unión Soviética, comenzando con
Pedro el Grande hasta llegar a los pla-
nes quinquenales de la década de 1930,
y subrayó las penurias y la crueldad de
esos esfuerzos, los cuales generalmente
adoptaban la forma de intensos "estalli-
dos" seguidos por periodos indispensa-
bles de respiro. Debe observarse en este
punto que Gerschenkron continuaba
de hecho la tradición optimista de que
el desarrollo está allí para ser obtenido,
siempre que se utilice la estrategia ade-
cuada. Es preciso movilizar capital y uti-
lizarlo con inteligencia, adquirir conoci-
mientos y técnicas, pero todo ello se
encuentra dentro del alcance y tiene
una eficacia cada vez mayor. La tecnolo-
gía mejora, el conocimiento avanza.
Aún más, la nación en desarrollo más
tardía tiene la ventaja de la visión en
retrospectiva, que es siempre la mejor
moneda.
Con esta lógica, la oportunidad y los
beneficios potenciales del salto a la
modernidad aumentan con el tiempo:
llegar tarde tiene su recompensa. Los
últimos crecen más rápido y quizá
mejor que sus predecesores: compran
los equipos más actualizados y se incor-
poran a la industria pesada (en esa
época, el carbón y el acero constituían
el máximo bien de la capacidad indus-
trial). Gerschenkron reconocía que no
toda sociedad está lista para lograr este
salto. Se necesita conciencia y pre-
paración, en particular la liberación de
las energías productivas controladas por
instituciones deficientes. En este aspec-
to, se hallaba adscrito por completo a
casi todo el claustro económico, pues
retrocedía para recurrir a Smith. El
salto también podía exigir la movili-
zación del entusiasmo. Tal es la función
de la ideología.
En líneas generales, las décadas de
1950 y 1960 fueron años esperanza-
dores, marcados por tasas de creci-
miento sin precedentes, una expansión
espectacular del comercio internacio-
nal y un consenso optimista, por dife-
rentes motivos, acerca de las perspec-
tivas del desarrollo económico mundial.
¿Cómo podría ser de otro modo ahora
que las colonias eran libres y todo lo
que se requería era dinero y pericia téc-
nica?
Desde entonces nos hemos venido
decepcionando. Cada año el Banco
Mundial publica sus "indicadores bási-
cos", estadísticas sobre el desempeño
económico y social de los países de todo
el planeta. Representan un registro del
éxito, pero también de un fracaso que
se a p r o x i m a a la d e s e s p e r a c i ó n .

Exhiben los efectos de los desastres
naturales y provocados por el hombre,
de las dos crisis petroleras, de las gue-
rras y las revoluciones, de la libertad
transformada* en opresión política.
Muestran que el crecimiento se vuelve
lento incluso entre los líderes, que algu-
nos países se retrasan mientras otros
cojean en sus vuelos abortados o inte-
rrumpidos; atestiguan la expansión del
hambre y la pobreza, la brecha crecien-
te entre ricos y necesitados. Uno no
debería sentir un pesimismo sistemáti-
co, en especial cuando algunos logros
dan motivo para una verdadera satisfac-
ción. Observemos los datos sobre las
expectativas de vida o las tasas de creci-
miento de las rápidas economías del
este asiático. Pero aun así, el éxito de
algunos sólo resalta el fracaso de los
demás. África rompe el corazón. En
suma, la cómoda confianza se ha desva-
necido. No hay que dar por supuesto el
desarrollo económico. Es una empresa
difícil.
El fracaso de los ambiciosos progra-
mas de desarrollo en muchos países del
Tercer Mundo ha conducido a la bús-
queda de explicaciones. De manera
característica, éstas encajan en el para-
digma según el cual consideramos el
crecimiento como algo natural y el
estancamiento como un efecto de la
interferencia extraecoriómica y de la
explotación. Los economistas de la
corriente principal han tenido su agos-
to denunciando la mala administración
y la corrupción de los planificadores y
los dirigentes gubernamentales; los
radicales descubrieron a su villano en la
avaricia capitalista. Sin duda, el colonia-
lismo formal ha desaparecido casi por
completo, pero se afirma que la desi-
gualdad en las relaciones económicas y
la dominación han sobrevivido a la di-
solución de las ataduras políticas.
Abunda una bibliografía copiosa y
ferozmente sectaria, que en gran parte
proviene de una América Latina desilu-
sionada y frustrada, para explicar esta
nueva "etapa superior". Estos libros
sobre el neocolonialismo, la dependen-
cia, el comercio desigual y el subdesa-
rrollo de los países del Tercer Mundo
ha demostrado una influencia mucho
mayor que los argumentos mercantiles
neoclásicos sobre la incompetencia de
los políticos (en parte porque los con-
servadores neoclásicos se presentan
como regañones, en parte porque
resulta mucho más fácil para las nacio-
nes del Tercer Mundo culpar de sus
males al exterior en vez de mirarse en el
espejo).
Debe observarse que estos dos enfo-
ques han preservado el paradigma.
Ambos presuponen que el desarrollo es
natural y, por lo tanto, intrínsecamente
fácil; sólo hay que darle una oportu-
nidad. Los defensores del mercado
libre dan por sentado que el crecimien-
to traerá división del trabajo y especiali-
zación, con beneficios por retroalimen-
tación en un ciclo ascendente. Y los pla-
nificadores creen que con desearlo e
imaginarlo se convertirá en realidad.
Todo lo que se requiere son los ingre-
dientes materiales: tierra (recursos),
fuerza de trabajo (cuerpos) y capital
(dinero).
Esta ha sido también la postura de los
planificadores y los ejecutores del desa-
rrollo, entre quienes se cuentan una
variedad de economistas, banqueros,
burócratas de dependencias nacionales
e internacionales, empleados de funda-
ciones filantrópicas. Su tarea consiste
en hacer que acontezcan cosas buenas
mediante la introducción de los ingre-
dientes. Pongamos dinero e ideas,
enviemos técnicos y diseñadores y el
crecimiento se ocupará de sí mismo.
Para estos ejecutores el paradigma clási-
co es lógico además de convincente,
pues presupone la homogeneidad y la
suficiencia de los ingredientes. Incluso
la fuerza de trabajo: para los economis-
tas y los administradores de personal,
las personas pueden parecer distintas
pero son iguales en el fondo. Son los
entes racionales que tratan de lograr lo
óptimo y lo máximo a cambio de lo
mínimo y, por lo tanto, responden a los
estímulos y las oportunidades correctos;
o son como masilla (jerga económica)
para ser moldeados a voluntad. Incluso
los especializados o educados están en
realidad disponibles porque pueden ser
contratados, de otros lugares si es preci-
so. De aquí la esperada eficacia de la
cocina barata.
El factor humano
Sin embargo, en el periodo transcu-
rrido desde la Segunda Guerra
Mundial, además de la importuna y
recurrente decepción, hubo dos cosas
que sacudieron estos supuestos. Una de
ellas fue el "descubrimiento" del sub-
producto en los 50. Este es el término
que los economistas han dado a esa
parte del crecimiento aparentemente
no explicado por los factores conven-
cionales señalados antes. El hecho mis-
Replanteamiento del Desarrollo
mo de que éstos no "expliquen" todo lo
concerniente al crecimiento representó
una enorme sorpresa, pues los modelos
convencionales presuponían una iden-
tidad: el crecimiento estaba constituido
por, y entonces era, el aumento de tie-
rra, trabajo y capital. Aún más descon-
certantes resultaron las dimensiones de
la categoría inexplicada: con base en las
estadísticas obtenidas de la contabilidad
nacional (en sí misma una nueva rama
de la economía), el subproducto pare-
cía representar la mitad o más del creci-
miento logrado por las economías avan-
zadas en la época moderna.
La primera reacción de los econo-
mistas frente al subproducto fue tra-
tar de identificarlo. Se lo denominó
tecnología, lo cual parecía una expli-
cación razonable para los aumentos
de productividad que incrementaban
al producto por encima de lo que los
factores convencionales podían expli-
car. Sin duda, la tecnología es en sí
misma resultado de muchos insumos,
en particular de conocimiento, habili-
dades e iniciativa. Faltaba entonces la
tarea de explicar sus avances, no sólo
la invención de nuevas formas de
hacer las cosas, sino además su difu-
sión y aplicación. En este punto, la
línea de análisis más popular consistió
en representar el cambio tecnológico
como una respuesta al crecimiento y
la inversión. El crecimiento rápido,
por ejemplo, requiere normalmente
de nuevos equipos que encarnen téc-
nicas más productivas. Otra línea de
razonamiento enfatiza las modifica-
ciones de los precios relativos de los
factores convencionales. De tal mane-
ra, la tecnología fue domesticada para
la economía, reducida de hecho \a un
artículo comprable, disponible según
la demanda como una respuesta a las
necesidades y oportunidades.
No obstante, el énfasis que se puso en
la tecnología pareció excesivo a algunos
economistas. Pensaban que el proble-
ma no se hallaba en la realidad, sino en
las cuentas. ¿Por qué no reducir el sub-
producto? Para lograrlo, los factores
productivos convencionales debían ser
redefinidos a fin de que dieran razón
de los cambios tanto cualitativos como
cuantitativos. No eran homogéneos.
Implicaban mejoras: la fuerza de tra-
bajo se volvió más culta y capacitada, las
máquinas más inteligentes, las nuevas
materias primas funcionaron mejor que
las antiguas. Si se consideraban estos
factores según la calidad, se reducía el
69

(1) La extensión misma de la brecha
es desalentadora. Incluso el éxito se ase-
meja a un fracaso porque una gran
ganancia porcentual sobre una base
pequeña resulta aún menor en térmi-
nos absolutos que una ganancia pe-
queña sobre una base grande. En tér-
minos reales, pues, incluso países en
desarrollo en rápido crecimiento pier-
den terreno al principio en lo que se
refiere a la diferencia entre su ingreso y
el de los ricos. Esta etapa inicial de pri-
vación relativa, que se traduce ton faci-
lidad en una sensación de injusticia,
fomenta la impaciencia y los celos, ade-
más de que contribuye a la inestabili-
dad y la ineficacia del gobierno. (Los
estudiosos de las revoluciones han
advertido desde hace mucho que los
problemas no provienen de las profun-
didades de la miseria, sino del apetito
que se acrecienta cuando se come
mejor.) También alienta a una ideolo-
gía contraproducente: ¿por qué los paí-
ses pobres deben pagar por el conoci-
miento? Pero si no lo pagan, o si ni
siquiera lo protegen, ¿por qué los países
ricos van a proporcionárselo?
(2) Es un hecho histórico que la
mayoría de los países en desarrollo son
también naciones nuevas. Poseen insti-
tuciones jóvenes, inexperimentadas, y
estructuras administrativas que no
alcanzan a cubrir las tareas implícitas en
sus ambiciones de poder y riqueza. En
muchos casos, todavía carecen de una
identidad firme, del sentido de propósi-
to nacional, de un interés común. Por
el contrario, padecen los dolores y las
secuelas de los órdenes coloniales que
se les impusieron sin importar razones
ni circunstancias. Sus gobiernos son
inestables o, aun cuando perduren, frá-
giles en esencia. El régimen puede
autodenominarse democrático, pero el
pueblo se compone de subditos más
que de ciudadanos. En consecuencia,
cualquiera que sea la brecha económi-
ca que separa a muchos de estos países
de los estados ricos es incluso mayor
por la falta de dirección (en ambos sen-
tidos) de los futuros seguidores.
(3) Las nuevas tecnologías son tan
esotéricas y difíciles que resulta casi
imposible aprenderlas, salvo para quie-
nes se marchan a estudiar a las naciones
avanzadas. El proceso mismo de ir a
estudiar al extranjero constituye a la vez
una ganancia y una pérdida, pues los
estudiantes—cuando ya han aprendi-
do—se muestran con frecuencia re-
nuentes a regresar a su país, aunque
sólo sea porque pueden hacer mucho
más con su conocimiento adquirido en
el exterior. De hecho, cuanto más capa-
citados se encuentren más renuentes
serán a retornar, porque la diferencia
entre lo que pueden ganar en el extran-
jero y en su país se hace mayor.
La fuga de cerebros se agrava más por
la separación material, política y cultu-
ral entre Occidente y el resto. Incluso
bajo las constreñidas circunstancias del
característico estudiante extranjero de
paso, la existencia suele ser mejor en los
países ricos, la vida social es más atracti-
va, la política más interesante y, algo de
gran importancia, mucho más segura.
La mayoría de las naciones industriali-
zadas del mundo son democracias, y los
estudiante de países del Tercer Mundo
que aprenden y se capacitan en ellas
disfrutan normalmente de una libertad
mucho mayor de la que conocen en su
lugar de origen. Sin duda, también
enfrentan el distanciamiento y la hostili-
dad del racismo sutil y abierto. Sin
embargo, a la hora de comparar, los
años de universidad erigen expectativas
que su país no puede o no está dispues-
to a satisfacer. Por lo tanto, se trata de
otra buena razón para no volver.
(4) No hay que pasar por alto esa
categoría de dificultades que derivan de
la "naturaleza humana". Esta incluye
entre otras cosas lo que los economistas
han denominado el efecto de la de-
mostración: ver es querer. Por una serie
de motivos relacionados con la tecno-
logía de las comunicaciones, la pobla-
ción de escasos recursos del mundo es
bombardeada con testimonios sobre las
ventajas materiales de los que otros dis-
frutan. No necesitan viajar para enterar-
se de estas cosas: las ven en películas y
en televisión, las escuchan por radio y
de palabra. El resultado es una sensa-
ción de empobrecimiento y de agravio
(¿por qué ellos y nosotros no?), además
de una enorme impaciencia.
Casos difíciles
¿Sirve llegar tarde? En suma, no. Lo
cual no quiere decir que los retrasados
del presente se hallen condenados a
seguir siendo pobres. De ninguna
manera. Muchos de ellos están crecien-
do con una rapidez mayor que la de sus
predecesores y son sustancialmente más
ricos que hace una generación. Pero es
probable que se sientan menos felices.
El conocimiento mismo de la diferencia
y la privación constituye algo nuevo.
Hemos enseñado que son pobres y les
Replanteamiento del Desarrollo
dimos a probar el fruto del árbol del
conocimiento. Se trata de un fruto
amargo.
Aún más, la confianza pasada de que
la historia es ideológica, que tiende de
manera irresistible al industrilismo y la
modernidad, ya no parece sostenible.
¿Es tiempo de cambiar de paradigma?
Supongamos que el proceso del de-
sarrollo económico no es el destino de
toda la humanidad. Supongamos, en su
lugar, que tratamos con un grupo de
candidatos. Algunos se ven favorecidos
por las circunstancias; otros no. Los más
favorecidos marchan a la cabeza. Los
otros les siguen. Y a medida que el
grupo disminuye quedan los casos más
difíciles: aquellos que no sólo por las
desgracias y fechorías de la historia,
sino debido a toda suerte de razones
internas, no entran en estos nuevos pro-
cedimientos. No les gustan, no los dese-
an, se sienten descorazonados para
aprender de ellos, o si lo hacen recha-
zan el aprendizaje, etcétera. Quizá lo
que observamos en este momento es
que simplemente estamos llegando a
los casos difíciles.
Los casos difíciles siguen una mala
economía y una mala política. Debe-
mos seguir y seguiremos tratando de
ayudar, pero vamos a tener que elegir
mejor nuestros objetivos y apuntar con
mayor precisión. De otro modo, los cos-
tos suben y las ganancias bajan. La
actual deuda de la crisis del Tercer
Mundo constituye un ejemplo excelen-
te de ayuda concebida y dirigida de
manera errónea. Debe de existir una
forma mejor de hacer dinero en y para
los países pobres. Para los principiantes,
la inversión directa en empresas compe-
titivas quizá resulte mejor que otorgár-
sela a los gobiernos (si éstos lo permitie-
ran). Y si queremos donar dinero haría-
mos mejor en dedicarlo a los niños
(salud y educación) que a los bolsillos
de los padres y los supuestos líderes.
Si fuéramos capaces de encontrar al-
guna forma de mejorar estas posibilida-
des y perspectivas humanas, no sólo
podríamos superar algunos de los casti-
gos de la demora, sino reclamar parte
de sus ventajas. Es mejor tarde que
nunca. •
71
 HISTORIA
Soldado y Estadista
GFNKRAI OK THÉ ARMY: GEORGE C.
MARSHALL, SOLDIER AND STATESMAN.
Por Ed Cray. W.W. Norton. 847págs.

Reseñado por Mark A. Stoler

George Cadett Marshall ocupa un

lugar bien merecido entre los más
extraordinarios soldados y estadistas
que han dado los Estados Unidos.
Como jefe del estado mayor del Ejér-
cito durante la Segunda"Guerra Mun-
dial fue, en palabras de Winston Chur-
chill, el gran "organizador de la \icto-
ria". Como secretario de Estado en
1947-1949 desempeñó un papel im-
portante en la formulación de las polí-
ticas estadounidenses básicas de la
Guerra Fría, en especial la Conten-
ción y el Programa de Récupération
de Europa, que lleva su nombre y lo
hizo acreedor al Premio Nobel de la
Paz en 1953. Como secretario de De-
fensa durante los dos primeros años
de la Guerra de Corea ayudó a recrear
el poderío militar estadounidense.
Marshall murió en 1959.
La personalidad de este hombre fue
aún más impresionante que sus lo-
gros. Sus contemporáneos admiraban
no sólo su capacidad de liderazgo,
sino también su honradez, su com-
promiso con sus principios, su dedi-

Mark A. Stoler es profesor de historia en la

Universidad de Vermont \ autor de George C.
Marshall: SoldicT-Statesmaii ol thi Virn-ruan
Century.

Reproducido cou autorización de Los Angeles Times General George C. Marshall.

Book Review. © 1990 Mark A. Stoler. Cortesía de la Biblioteca Marshall, Lexington, Virginia

72
cación y su sentido del honor y del
deber. Rechazó el poder, el dinero y la
inmortalidad Histórica en muchas
ocasiones, negándose a buscar puestos
de elección, a aceptar ofertas lucra-
tivas por sus memorias, e incluso a
solicitar el mando de la invasión de
Normandía en 1944, que se le hubiera
concedido con sólo pedirlo. El presi-
dente Harry Truman lo consideró "el
norteamericano más grande" de su
época. Para Churchill fue "el romano
más noble de todos".
Algunos no estaban de acuerdo.
Como cualquier personaje público,
Marshall tuvo sus fracasos y sus de-
tractores. El i n c i d e n t e de Pearl
Harbor tuvo lugar mientras era jefe
del estado mayor, y su misión de 1945-
1946 para impedir la guerra civil en
China no tuvo éxito. Sus políticas
enfurecieron a los "cabilderos de
China" y a los macartistas de extrema
derecha, que llegaron incluso a
acusarlo de ser una "fachada para los
traidores". Sin embargo, para la
mayoría de sus contemporáneos, Mar-
shall fue un personaje de gran esta-
tura, comparable sólo con George
Washington en los anales de la historia
de los Estados Unidos.
Con todo, en las últimas décadas, la
fama de Marshall ha m e n g u a d o .
Como temió el presidente Franklin
Roosevelt, la gente ha recordado a los
comandantes del campo de batalla de
la Segunda Guerra Mundial y no al
soldado-estadista que fue su mentor y
superior.
Ed Cray, periodista, escritor y pro-
fesor adjunto de periodismo en la
Universidad del Sur de California, ha
tratado de corregir esta situación con
una biografía de Marshall, en un
volumen, destinada al lector común.
Tiene la ventaja de escribir después de
la publicación de la magistral biografía
oficial, en cuatro volúmenes, debida a
la pluma de Forrest G. Pogue (véase
Facetas 79), y de los primeros dos
volúmenes de documentos de Mar-
shall editados por Larry I. Bland. Cray
dedicó mucho tiempo (nueve años) a
empaparse en este y otros materia-
les relacionados, y a verificar sus
conclusiones con los especialistas en la
materia.
El título que da Cray a su obra refleja
el aspecto que desea destacar. "Ge-
neral del Ejército" era un rango espe-
cial dé cinco estrellas creado por el
Congreso para distinguir a Marshall y
a otros cuantos hombres por sus ser-
vicios excepcionales durante la Segun-
da Guerra Mundial. Aunque con pos-
terioridad ocupó dos puestos en el
gabinete y hoy es famoso ante todo
por el Plan Marshall, el punto focal de
su carrera fue su extraordinario ejer-
cicio como jefe del estado mayor del
Ejército, de 1939 a 1945.
Naturalmente, el carácter y las ideas
básicas de Marshall se desarrollaron
mucho antes de 1939, y la primera sec-
ción de Cray se ocupa de su formación
personal y profesional desde su naci-
miento en 1880 hasta su nombra-
miento como jefe del estado mayor.
Esos años se caracterizaron por el
reconocimiento de su excepcional
capacidad, pero también por la falta de
promociones bien merecidas debido al
reducido tamaño del Ejército y al
hecho de que su talento al frente del
estado mayor le impidió tener tropas a
sus órdenes. Apenas en 1936 se le
otorgó su primera estrella de general.
La excepcional habilidad admi-
nistrativa de Marshall fue decisiva en la
creación del Ejército más grande de la
historia de los Estados Unidos, entre
1939 y 1945. Sin embargo, su capaci-
dad para crecer en términos intelec-
tuales a lo largo de la guerra, pese a su
edad, y para asumir más y más respon-
sabilidades, desempeñó un papel por
igual importante en el éxito que tuvo
en aquellos años. De estas responsa-
bilidades, las más importantes fueron
de naturaleza política, ya que la guerra
es un instrumento político y no puede
separarse de la realidad. En conse-
cuencia, Marshall tuvo que tratar cons-
tantemente con miembros del Con-
greso, presidentes, sus colegas de la
Armada y de los países aliados, y con
líderes de otras naciones, en torno a
una multitud de cuestiones político-
militares.
Tanto éxito tuvo en el desarrollo de
estas actividades que en 1945 ya era el
asesor de mayor confianza del pre-
sidente, y uno de los más destacados y
respetados diplomáticos y soldados. Su
cambio de r u m b o d e s p u é s de la
guerra (examinado por el autor en su
cuarta y última sección), del puesto
militar a puestos civiles-diplomáticos,
fue menos espectacular y sorpren-
dente de lo que podría imaginarse.
Como secretario de Estado, Marshall
instó al Congreso a aprobar el Progra-
ma de Recuperación de Europa, en el
cual, de 1948 a 1952, los Estados
Unidos aportaron más de 13.000 mi-
llones de dólares para la reconstruc-
ción económica de Europa occidental.
El concepto del Plan Marshall—de
asistencia económica para la auto-
ayuda—tuvo tan buenos resultados
que en 1949 el presidente Truman lo
hizo extensivo a los países menos
desarrollados del mundo por medio
del Programa de los Cuatro Puntos.
Marshall también inició las negocia-
ciones que condujeron a la creación
de la OTAN.
Cray es especialmente hábil para
explicar las complejas situaciones
político-militares de los años de
guerra, sin relegar a su personaje a un
segundo plano. Su narración, bien
estructurada, entreteje los numerosos
sucesos relacionados con Marshall sin
apartar jamás la vista del hombre. En
comparación con otras biografías co-
nocidas de los personajes más impor-
tantes de la Segunda Guerra Mundial,
ésta se apega en forma notable a la
realidad y está investigada a concien-
cia. Se trata de una lectura muy re-
comendable para el lector común. •
Para Unir la Tierra
COMMUNICATIONS SATELLITES: THEIR
DEVELOPMENT AND IMPACT. Por Heather
E. Hudson. The Free Press. 288págs.
Reseñado por Robert G. Nichols
En las conversaciones con quienes
defienden un uso comercial del es-
pacio, generalmente se habla de los
progresos de una industria que se basa
en el campo espacial: los satélites de
comunicaciones. Después de todo,
mientras que las fábricas espaciales, los
satélites de energía y los campos
mineros en la Luna aún se mantienen
como una promesa para el futuro le-
Robert G. Nkhols es un periodista especializado
en áencias del espacio y tecnología.
Reproducido con autorización de Technofofg Review,
©1990.
73
jano, los satélites para las trasmisiones
televisivas, radiofónicas, telefónicas y
otros servicios producen ya ganancias.
Sin embargo, el éxito de los satélites
de comunicaciones ha sido todo me-
nos una cuestión sencilla. A pesar de
la enorme gama de beneficios ofre-
cidos por esta tecnología, cuyo
desarrollo ha sido vertiginoso, los
servicios de comunicación por satélite
tardaron en llegar a las naciones
técnicamente avanzadas. En los países
en desarrollo, donde se les necesita
más porque son idóneos para alcanzar
regiones aisladas, tales servicios son
prácticamente inexistentes.
En Communications Satellites: Their
Development and Impact, Heathef E.
Hudson afirma que los obstáculos han.
sido más institucionales que tecno-
lógicos. Directora del Programa de
Administración y Política de las Tele-
comunicaciones, de la Universidad de
San Francisco, Hudson nos presenta
un análisis social, cultural y político de
las comunicaciones por satélite. Es un ;
asunto de luchas internas, programas
secretos e intransigencia territorial.
El problema fundamental en Euro-
pa y en otras partes es que los satélites
de comunicación nacionales son
operados por los menos aptos para
explotarlos en toda su capacidad. Los
propietarios—ministerios de comuni-
caciones gubernamentales en combi-
nación con empresas establecidas de
telefonía y televisión—protegen
celosamente los servicios de los que ya
obtienen utilidades. En tanto se
mantienen al acecho de las ganancias
de los satélites, estos intereses se
preocupan de que los sistemas basados
en el campo espacial competirán con
éxito y quizá sustituirán las teleco-
municaciones terrestres.
Los Estados Unidos empezaron a
ofrecer tales servicios en su territorio
después de algunas otras naciones (el
primer satélite nacional de comuni-
caciones estadounidense, el Westar 1,
fue lanzado en 1974), pero el enfoque
del libre mercado permitió superar a
otros países en la cantidad y tipos de
servicios ofrecidos.
Todo comenzó en 1965, cuando la
cadena de televisión ABC solicitó
permiso a la Comisión Federal de
Comunicaciones (FCC) para lanzar al
espacio su propio satélite y operarlo.
La cadena ABC deseaba trasmitir
programas desde Nueva York y Los
Angeles a sus estaciones afiliadas en
todo el país. Según Hudson, los
funcionarios de la FCC n o estaban
seguros si las comunicaciones nacio-
nales p o r satélite debía p r o p o r -
cionarlas una sola agencia guberna-
mental o abrirse á concurso entre
diversas corporaciones o agencias.
Esto provocó siete años de debate
p ú b l i c o . De un lado se hallaba
Comsat, la organización pública/pri-
vada que representa a los Estados
Unidos en Intelsat (organismo multi-
nacional cuyo objetivo es coordinar las
comunicaciones por satélite en todo el
m u n d o ) . Comsat sostenía que la
legislación le otorgaba autoridad
exclusiva sobre los servicios internos
de la nación, así como sobre los ser-
vicios internacionales. Otros argu-
mentaban que las comunicaciones por
satélite debían abrirse a cualquier or-
ganización capaz de experimentar la
tecnología y desarrollar los servicios
en beneficio del público. Mediante tal
competencia, los proveedores de
servicios podían responder a las de-
mandas de un mercado aún en sus
albores y por tanto apenas compren-
dido. Este fue el argumento que domi-
nó al fin en la decisión de la FCC.
La política de "cielos abiertos" que se
generó en consecuencia h a dado
origen a una gran diversidad de
servicios generales y especializados.
Las compañías de televisión por cable
fueron las primeras en utilizar los
satélites de comunicación y otras clases
de empresas—como las de telefonía y
las cadenas de radio y televisión—
pronto se unieron a ellas;. En poco
tiempo se abrieron mercados comple-
tamente nuevos.
En muchos casos, los países en
desarrollo han seguido el modelo
europeo de responsabilizar a los mi-
nisterios dé comunicaciones del uso
de los satélites. Aunque los sistemas de
telecomunicaciones se hallan menos
protegidos en estas naciones, los
servicios vía satélite aún tardan mucho
en llegar a las áreas rurales, donde
causarían un enorme beneficio. Una
razón, dice Hudsoii, es que los plani-
ficadores del centro tienden a medir
los beneficios de cualquier servicio de
telecomunicaciones por la utilidad
que pueda generar. Por tanto, se
orientan sobre todo hacia las urbes,
donde el beneficio económico pro-
mete ser mayor.
Intelsat, si bien constituida para las
comunicaciones internacionales, ha
puesto en marcha programas para
proporcionar servicios dentro de los
países en desarrollo. En 1984, por
ejemplo, dio inicio el proyecto
SHARE, que ofrece a estas naciones
tiempo libre vía satélite para comu-
nicaciones de orden educativo y
médico. Y en 1985 Intelsat introdujo
un programa que ofrece a los países
en desarrollo comunicaciones inter-
nas con tarifas accesibles.
Hudson señala formas en que los
países pueden mejorar el servicio
hacia regiones lejanas sin depender de
Intelsat. Cree que quienes propor-
cionan un servicio privado pueden
responder con mayor presteza que las
pesadas burocracias gubernamentales
a las diversas necesidades de comu-
nicación qué tiene cierta área de un
país en desarrollo.
Pero, dice la autora, si los países en,
desarrollo insisten en que los gobier-
nos tengan a su cargo la operación,
deben ver las telecomunicaciones no
como una fuente de ingresos, sino
como parte de la infraestructura
nacional. Al igual que las carreteras,
las redes de energía eléctrica y los
sistemas de agua entubada, los ser-
vicios de comunicación arrojan nume-
rosos beneficios indirectos a una
región. Hudson cita estudios que
muestran cómo al mejorar las comu-
nicaciones se estimulan las actividades
económicas rurales. A través de los
satélites, los agricultores de los países
en desarrollo pueden recibir pronós-
ticos del tiempo actualizados que les
ayudarían ä d e t e r m i n a r la mejor
época para plantar y cosechar.
Si bien otros autores se ocupan del
aspecto técnico del asunto, Hudson
aborda con fortuna la parte más com-
pleja de comprender los factores
institucionales y políticos que se
encuentran detrás de las comuni-
caciones por satélite. Al examinar la
historia y evolución de las políticas
gubernamentales, pone de relieve
algunas maneras eficaces de que
cualquier nación, desarrollada o no,
pueda proporcionar los beneficios de
las comunicaciones por satélite a su
población. •
 Universidad Harvard, de mediados
EDUCACIÓN de los setentas a principios de los
ochentas. En fecha reciente volvió a
ocupar ese mismo puesto. En este libro
aparecen la gracia, la ironía y la
Florestas Universitarias sapiencia que dieron prestigio al au-
tor en todo el país como defensor de
THE UNIVERSITY: AN OWNER'S MANUAL. las artes liberales, enérgico patroci-
Por Henry Rosovsky. W.W. Nerton. 309 nador de la investigación universita-
págs. ria y símbolo del enfoque docto en
la administración de los estudios
Reseñado por Leon Botstein superiores.
* Es casi ilimitada la admiración de
Rosovsky por Harvard. No obstante el
Sería difícil imaginar un libro más título del libro (muy bien tomado de
ameno sobre un tema que figura entre esos folletitos incomprensibles que
los más tediosos. Henry Rosovsky, nadie lee y quedan olvidados en la
distinguido economista, fue decano de guantera del auto), Rosovsky escribe
la Facultad d é Artes y Ciencias, de la sobre las universidades norteame-
ricanas vistas en gran parte a través del
Leon Botstein es director de la Escuela Superior prisma de Harvard, pero tratando de
llaiil. im«/in la lindad d>> Nueva }'oik. tomar en serio a otras universidades.
Además, por lo general, controla el
exclusivismo que se atribuye a Har-
Repnoduódo con autorización de The New l&p&blic.
© 1990, The New Republic Inc. vard. El libro esta dividido entre las
reminiscencias—elegantes e ingenio-
sas—del decanato del autor, y las
consideraciones de carácter general
sobre el estudio de las artes liberales, la
admisión a las escuelas superiores y la
forma dé escogerlas, la vida de los
posgraduados, el acoso sexual, la
docencia, la erudición y el arte de
obtener fondos. El carácter tragicó-
mico de los consejos ele, Rosovsky a
menudo opaca su sencilla precisión.
Por ejemplo: nunca se sorprenda de
nada. Memorice la definición correcta
del adjetivo "sensible". Nunca subesti-
me la dificultad de cambiar por hechos
un criterio erróneo. No todo mejora
por el hecho de una mayor demo-
cratización. Quiénes más saben tienen
mayor derecho de opinar.
En las consideraciones de Rosovsky
sobre la universidad contemporánea se
halla implú ita la idea Ί>- que 1 íarvard
puede servir de modelo a todas las
universidades—exceptuando orga-
nizaciones con misiones especiales,
75
c o m o el I n s t i t u t o T e c n o l ó g i c o de ellas, el escepticismo . u n t a de una pin supuesto, t leí ιι- añadirse el « ai ι ihm
Massachusetts, la Escuela [uilliard (de iiliu.it i« m enfocada 11.H i.t la ι ni ι m a «h- la c u l t u r a g e n e r a l fu« ra tle las
musit .1 \ .11 te teatral I, el Instituto leí - general, Ιιci uentísimo entre las lilas de universidades—amerita una reconsi-
nológico d e California, e t c é t e r a ) r - \ un personal docente constituido por tlriat inn a f o n d o d e lus sistemas ν
unas cuantas escuelas superiores u 1.1 m Us espei ¡alistas ο ι Ins estudios de e s t r u c t u r a s At- la e n s e ñ a n z a \ d e la
(dedicadas .1 las artes liberales, inde- p o s g r a d o . Sean ι nales f u e r e n lus investigación. -;.\ rjué se debe que en
p e n d i e n t e s , para minorías selectas). puni« ébil t t , id Harvard las insiilu« iones norteamericanas TAY i
1 larvard, además ¡\r ser l.i más antigua eiiítit ado a la t tritura general, d e b e île lus dm torados en matemátii as ·,
de las universidades norteamericanas, reconocerse el mérito de Rosovskv en 411'. eu et ι u n » m í a se o t o ] g u e n a
es la más ¡ uno« ida. Superajido en esto s u e l a l / ra ion ι m di d , I lósanos estudiantes de origen extranjero? ;En
a IIII.IV universidades privadas o esta- seit tu.i pro« uin t onveí tu en realidad qué forma p o d r á n las mejores uni-
tales, goza cu l o d o el país d e un.ι l.i esperanza de que en Harvard todos versidades estadounidenses préparai >
a u r e o l a d e g r a n a u t o r i d a d <n I" C Q ^ c a n í l i í i a Q ^ l ^ y ^ ^ y c c n c i a i ura t on tratar a una genera« ion de t au -
relativo ,i educación, investigación \ hallasen, c o m o parte integral tlt sus d i á t i c o s q u e g a r a n t i c e n la p i r c n n -
erudi< ion, e influye en todos los aspe« - l l l l s . i s . ι i r ] I n s , l s p c , l u s tlt l a s ι i c m i.ls. nencia de nuesnas universidadesi**·^
tos de 1.1 edil« ,ic ion supeí ior. «le 1.1 eiit a. de l.i literatura, del análisis 1- 1 s i s t e m a u n í l e a m CI i« a u n ' I r
No es di· sorprendei tjne. Rosovskv. social ν de las culturas extranjeras; eilut ,u m u s u p e í ior ν sus mej« u es
ti a-· d< i· »mai i min < im »d( I n a I lar- I η maravilloso del libro de Kt i-.( >\ sk\ iiisiitiit iones cjui/.á todavía superen a
vard. o p i n e q u e las univei s i d a d e s es que hat ι alii mat iones ; ι »tundas, instiuit iones de ese nivel que hav en
estadounidenses MUÍ las mejor« s del pt η ι in ι de. sen ti »na ni o« ulta la « om- otros países, pero recordemos que en
m u n d o . I'· >t otra pai te, se m α.ι c'rj il plejidad de Ins tonas. II I ihn > ι asi peí a u n a epiH a también se ha« ían en 1>'s
un ίΛι esi ι d e in istalgia \ di- • »pt i- pi ii ex« est ' dt sapien« ia. E s t a d o s l n i d o s lus m e j o r e s atito-
mismo. Si bien las universidades nor­ D u r a n t e su p r i m e i de< a n a t o , r*¡ntóvilesyjlas i^etores-coinpiitadoras.
teamericanas gozan de ventajas espe- : Rosovskv ejercitó ι mi mano suave su 1 as ti atlit iones en n i . u n i.ι de hin e
• iales, sobre indi ι ροι Ι,ι foi m.ι π ι que inmenso poder. Kl puesto de decano investigación, ciencias, erudición
f o m e n t a n una .u m ud más ι ι nii ,ι \ tle la lat ultatl de Artes ν ( ίοκ las. en ιι Ira I isia. tai ί· κ inn • lógi« ι », tolerant ia ν
opuesta al autoritarismo, ¡unto con un m h a n itl.nl d e l i ani p u s n o i le.uiie-
espíiitu di· independen« ia ν ambi< ion pnil« ι académico, poi que esa facultad ricanov ι gozan de la senilidad que
entre lus estudiantes, \ conservan un pç*^**feiujye el m e o l l o del . m u n d o piensa Rosovskv. m siquiera en las mas
sistema (luido ν llexible en la ι trat ion académico, sin e m b a r g o , incluso un distinguidas instituí iones. Por m í a
di- ι atedias \ en el n· »mbramient« ι de ι DiKii iniioit« ι sup« i lli i.iI dt I lai vartl p a l It . l u s ι i l l i g i o s | i.il a la t i l l e u n
catedráticos, hav razones graves para sit lili ir.i l a SOSpe« h a d e q u e q u i z á ι I dai.in resultado. Los problemas que
temer pói el futuro iiimcdia.li ». 1 l.n- p o s. mal administi ativi ». asi ι ι un. ι la asedian a las mejoi es instituí iones
varcl \ sus competidores ι-si.ι η plaga­ ist iiela tlt- tlt reí lu ι •·. la dt i ornen ii ». dedicadas al estudio \ la cnseñan/.a s.
dos de problemas: |»·ι Μ.ι de ejemplo: pi »ligarnos ρι »ι ι asi.. ι i e n e n inav. H p m ihm t u inda la gama mensurable
enormes diferen« ¡as en l.i calidad del inlliitni ia. \ qui Lis de( isit u n s que tlt la ι apai itlatl de lus estudiantes. I as
c u e r p o d o c e n t e , \ uR*4«àx<ecsiva adopta la universidad no siempre están instituí iones mas seiet uvas. \ también
il; ·>\ ¡ación de e n e r g í a s liai ia ái eas mol iv.ni.is pói Ins i n t e r e s e s di- la las inenos selc« livas, d e b e n enfi e s -
ajenas .i las primordiales: investiga« ion enseñanza a nivel de licenciatura, de'la tarse a problemas de motivai ion, de
\ < nseñan/a. investiga« im ι a un nivel superior. " ροι m M m a s , a la ι ai e i n ia tlt i f l e a l i s m i .
1 s.i d, s\ ¡a« i« ni se t.i adu« ι en las las ne« esidades ιΙι· Ins estudiantes t. de i n l e l e í tliaí.
univei sidades estad« »un ideHS.es, en Ins m a e s t r o s . Aún.se-ó^'diíej^j^T^iiit l'.ien s ä h e Rt ISI ivskv q u e las t . » n s i g l l a s
ini ι iiin ni. ι de las ái eas intei medias, quienes h.» en estudios de lit en· iaiui.t j ' y ía^íétónca ft'óTífita' íacll'nó" "fíe'$£!¡
las ι n a l e s abaí can d e s d e la a d m i - ι η Harvard se sicnf.ch'i;rft$,<J_O i n e n o s tabula en una administración seria. \%P
nistración pública hasta l··- negocios) desdeñado lejo ili 1.. profesores. pericia y la empatia de que ha dado
la v.iliid públi« a, en las que las univer- Λ l i n d e c u e n t a s , p a r e c e qu¿>)ejL ¡«muestras dcbejM.euJiac.arJ-a· q u i e n e s
sidaí les. ι ada di.ι más. Inn« .tu ι • mu ι ' »rgulli ι tlt I lai v.ittl ι ncuei da ti »η dirigen universidades estadounidenses
ι ÎHÏIJJOS di e n t r e n a m i e n t o pa'i a la las u n t s»lat |t s a las que Norteamérica un sólo a t uesiinnes administrativas
indusii ¡a ν el gt »biei no. Si .n. en efecto. tlehe enfrentarse en una ι ροι a en que s i n · ι a la • l i e s t ii 111 d i ! I i d n a z g t i i n
luiii ion« s que les ι οι responden, per« • está t u juegi ι la ι ahtl.nl île la eiliu a- m a t o ia di edui a« :• »n. I a amalgama
que m ' d e b o ían crecei a expensas de líwl&i^^Cl&s' m á s a l t o s niveles . ( ¾ ^ ^ casi ideal <¡ur Rosovskv posee c o m o
las ai tes \ tli las ι u m us. ι si mû, ιν (1,- p. isgi adu. Rosovslí) sin ádministradoi d e b e sei aprovechada
R«»s<ivskv califica de «jptimo el sistema d u d a si· ha d a d o t nenia del dili ma. pin el l o g r ó ih· r e f o r m a s d e gi an
• il uni.ii |i ι ,ι 1.1 lit en« ι.Uni.ι. '·. ·>)!•* t.mit ι -;Pueden Harvard ·. las universidades a l c a n c e , guiadas por ideal« s ( olí*
ι »pina si lin e l.i in··, est iga« ion en las que adoptan su modelo, organizarse y rentes ν financiadas ι un lus recursos
univei s i d a d e s , « « m MIS rit'os \ su ι ihtenei fond« >s sufi« ¡entes pai a ι cs : que se han ido a c u m u l a n d o hasta el
división n.iilii ional en departam« s. p o n d o a las demandas intelectuales ·• presente. Este ameno ν útil libro sobre
( • 'iisitli ι .ι 111 < 11 ri pr< ignuna bàsi« • > dep r á c t i c a s q u e si f o r m u l a r á n a las la vida universitaria noi t e a m o icana no
H a r v a r d p a r a esutdii »s a nivel de univei s i d a d e s en h is pt« ·\ίΐιιι is de- pudt a h a b e r apai e c i d o en un um
lu en« i.iiui .i. t e n i e n d o ι η ι lienta las t i-nii is- I-1 i ambiante mapa dem« >gi á- mentó rnás opoi tuno. himi
limitai n 'ins de < >i tic η pi ái lu ι ». entre lit H tli- lus Estados 1 nidos—a lu útvd

e isla Ellis, q u e se i n a u g u r ó en
El Museo de la
Inmigración de la Ma Ellis
Reseñado por Lucia Mouat
Cortesía de Beyer Blinder Belle/Notter Finegold & Alexander, arquitectos
Eleanor Lenhart tenía apenas siete
años cuando, en 1921, llegó de In-
glaterra a la isla Ellis, en Nueva York,
con sus padres, pero el recuerdo del
episodio se grabó para siempre en su
memoria. Su padre era impresor e iba
en busca de un futuro económico mas
prometedor. Con el finde ahorrar
dinero, la familia ι ompró billetes de
tercera clase para \iajar a Nueva York.
Cuando llegaron al edificio principal
de la isla Ellis, subieron las escaleras
que conducían al Gran Hall, donde
tomaron asiento en bancas de madera
con otros miles de extranjeros.
En esa misma vasta sala, ahora enor-
memente vacía, con sus altos y above-
dados cielos rasos, el visitante de hoy
puede tratar de recapturar algunos
de aquellos sentimientos de incerti-
dumbre, esperanza y determinación,
que forman parte tan importante
de la experiencia del inmigrante
estadounidense.
Lucia Mouat escribí' para The Christian
Science Monitor.
Reproducido con autorización de The Christian
Scienre Monitor. © 199(1 The Christian Science
Publishing Si« ¡en Reseï vario* todos los derechas
El Museo de l.i Inmigra« ion de la
septiembre de 1990, es un museo
de "gente". Su historia represen-
ta la experiencia colectiva del total
de 17 millones de inmigrantes que
traspusieron sus umbrales tratando
d e h u i r de la p e r s e c u c i ó n en su
patria o de forjarse una vida mejor.
El 40% de la población estadouni-
dense p u e d e seguir la pista a sus
antepasados que llegaron a la isla
Dibujo del e«üficio principal d e la isla Ellis.
Ellis entre 1882 y 1954. Aunque no
era fei ú n i c o p u e r t o de i n g r e s o ,
acogió al 75% de todos los inmi-
grantes que entraron en los Estados
Unidos en esos años. Entre ellos se
contaban Irving Berlin, el juez de la
Corte Suprema Felix Frankfurter,
Bob Hope y los padres de los gober-
nadores de ( ¡alif« unia, Massai husett.s,
Nueva Voik y Nueva Jersey. La mayor
parte eran europeos. Al contrario de
lo que muchos creen, sólo al 2% se le
oblig«'> a regresar. Se admitía a un
p r o m e d i o de 5.000 i n m i g r a n t e s
diarios, pero las cifras disminuyeron
en lös años veinte, cuando las cuotas
se redujeron. Se volvió necesario que
los emigrados hicieran más trámites
antes d e salir de sus respectivos
países.
El enorme edificio principal—uno
de alrededor de 33 estructuras eri-
gidas jen la isla, pero el único restau-
rado—parece un majestuoso palacio
con vista al mar. Construido en 1900
en el estilo renacentista francés, la
construcción de très pisos tiene cuatro
torres con domos de cobre, paredes
de ladrillo y piedra caliza recién
pulidos con chorros de arena, y un
pabellón rojo de metal y vidrio sobre
la entrada. Se trata del proyecto de
restauración más ambicioso de cuan-
tos se hayan emprendido en un edifi-
cio en los Estados Unidos. La empre-
sa, de 156 millones de dólares y siete
años de duración, fue financiada por
donadores particulares y empresas,
cuyas aportaciones constituyeron la
Fundación Estatua de la Libertad-Isla
Ellis.
Más de 215.000 estadounidenses
contribuyeron con 100 dólares por
cabeza para que el nombre de uno de
los miembros de su familia que
llegaron primero se inscribiera en
paneles cobrizados que recubren el
muro que da a la parte este del mar. La
lista de nombres^ en orden alfabético,
no se limita a los que llegaron a la isla
Ellis.
Las familias de los inmigrantes
estadounidenses también han enviado
3.000 objetos al museo. Eleanor Len-
hart donó el pasaporte de su familia.
Un par de gastadas botas altas color
marrón, usadas por una sueca que
llegó á la isla Ellis en 1924, está
acompañada de una carta de su hija:
"Lo que tengo en más alta estimación
son los zapatos que llevaba mi madre
cuando pisó tierra norteamericana.
Hay que verlos para apreciar el valor de
mis padres y los sacrificios que
hicieron".
Es ese valor lo que impresiona
profundamente a los visitantes. El
presidente de la Fundación Isla Ellis,
Stephen Briganti, cuya madre y tres
abuelos emigraron de Italia y entraron
en los Estados Unidos por la isla, lo
explica así: "Para mí, la importancia
de esta isla es que en algún lugar de
Rusia central o Italia o el Medio
Oriente... algunas personas pobres
tomaron la decisión consciente de
cambiar su vida. No sabían a ciencia
cierta hacia d ó n d e se dirigían. La
mayor parte de las veces no hablaban
inglés y ni siquiera sabían leer y
escribir en su propio idioma. Pero se
aventuraron".
Casi todas las exposiciones del
museo se ubican en alas que dan al
salón principal. Se usó hasta donde
fue posible el mobiliario original.
Descendientes de inmigrantes italianos escudriñan la Pared de Honor de la isla Ellis.
Ί 990 Peter B. Kaplan
Una encuesta Gallüp reciente indica
que más de dos terceras partes de
todos los estadounidenses opinan que
el país se ha enriquecido con el ta-
lento y la cultura de sus inmigrantes.
Aunque ya no entran por la isla Ellis,
los inmigrantes legales siguen flu-
yendo a los Estados Unidos a un ritmo
de cerca de 600.000 por año. "Se tra-
ta de un fenómeno mundialmente
conocido", dice la vocera de la fun-
dación, Peg Zitco. "El museo no sólo
constituirá una lección de historia,
sino que ayudará a mucha gente a
e n t e n d e r u n p o c o mejor lo q u e
ocurre hoy".
LITERATURA
Una Asamblea de
Naturalistas
THE NORTON BOOK OF NATURE WRIT-
ING. Compilado por Robert Finch y
John Eider. W.W Norton. 928págs.
Reseñado por Diane Ackerman
• Si alguna vez los extraterrestres
hubiesen visitado nuestro planeta y
decidieran regresar, uno de los más
preciados regalos que podrían traer-
nos sería una película que nos mos-
trara nuestros primeros años en la
Tierra, las especies ya extintas y los
paisajes primitivos. Hasta ese día, lo
mejor que podemos hacer es recurrir
a los escritores de la naturaleza a fin
de obtener visiones de criaturas des-
aparecidas, civilizaciones perdidas
para la historia y paisajes inmaculados.
Existen muchas clases de escritores
de la naturaleza. Algunos son pasean-
tes casuales del paisaje. Otros em-
prenden viajes sagrados hacia los
territorios vírgenes. Unos parecen sa-
ber demasiado bien por qué somos
capaces de disfrutar la naturaleza. A
otros más les gusta, si no precisamente
trastornarse, al menos sumergirse en
ella, y nó huir asustados de la incomo-
didad, las privaciones o una fuerte
experiencia penosa.
Si bien los escritores de la naturaleza
se d i s t i n g u e n por sus motivos y
hábitos, tienen mucho en común. De
h e c h o , The Norton Book of Nature
Wntingy una vasta y reciente antología,
és en verdad una especie de villorrio
de espíritus semejantes que se
diseminan a lo largo del tiempo más
que del campo. A pesar de que pocos
de sus habitantes se han conocido,
han cazado en los mismos bosques
moteados por la luz, aprendido de los
mismos maestros, pescado en las
mismas corrientes del pensamiento, y
Diane Ackerman es colaboradora asidua con
artículos sobre la naturaleza de T h e New
Vbrker y autora de A Natural History of the
Sensés.
© Ï990 de The New York Times Company.
Reproducido con autorización de The S!ew York
Times Book Reoiew.
 bebido del mismo manantial, cuya su- cioso acerca del intento de observar pájaros. Es mejor esperar a que caiga
perficie es el horizonte, t a s cer< as que cómo hacen el amor los perezosos. | la noche, cuando las luces del pueblo
los dividen son bajas y arbitrarias: un Al adentrarnos en cualquier an- forman un destello más espectral. •
siglo, una nación. tología, seguro notaremos algunas
La mayoría de los escritores se ausencias, y este libro n o es la ex»
sienten ajenos y raros en un principio, cepción. Por desgracia, algunos natu-
y un escritor de la naturaleza lo re- ralistas importantes han sido olvida-
siente aún más. La naturaleza es todo dos, pero en algunas ocasiones tam-
lo que somos, nuestra figura y nuestra bién descubrimos un intelecto frater-
tierra: la figura que portamos y la nal que n o conocíamos, lo cual nos
tierra a la que hemos de retornar; provoca al mismo tiempo u n a sen-
pero la mayor parte de la gente I# sación c a r g a d a de revelación ν
Dibujos Exigentes
I imagina como un reino separado, frío pérdida. ¿Cómo pude haber estado
"Los DIBUJOS DE JASPER J O H N S " . Ex-
y extraño, ni apacible ni familiar. Y a viva cuando el ensayista estadouni-
posición organizada por la Galería
menudo se piensa que un escritor de dense Joseph Wood Krutch también lo
Nacional de Arte, Washington, DO.
la naturaleza es un poco místico, ex- estaba (murió en 1970) y nunca oí
céntrico y demasiado solemne^ al- hablar de él? El fragmento de The
Reseñado por John Russell
guien que tiene un p e q u e ñ í s i m o Voice of the Désert brilla con su extraña
sentido de la comunidad, y por ello combinación de curiosidad, intuición
estoy en d e u d a con la antología y agudeza. Estoy agradecida por haber
"Los dibujos de Jasper Johns" e n la 1
Norton. Esta reunión de naturalistas descubierto la obra de Mary Austin,
Galería Nacional de Arte en Wash-
I nos da la oportunidad de comparar y cuyos textos del oeste norteamericano
ington, DC. constituye un hito decisivo
establecer los linajes entre ellos. Los de principios del siglo XX son tan
en la carrera de un artista quien, a lo
compiladores, Robert Finch y J o h n cuidadosos. Estoy decidida ahora a
largo de 30 años, nos ha obligado a |
Eider, claramente han elegido con leer todo lo de Mendel LcSueur, mu
reconsiderar cualesquiera ideas que ¡
tales correspondencias en mente. Nos brillante escritora que había pasado
pudiéramos tener sobre sus inten-
hacen notar en los breves y oportunos por alto, conocida por su apasionada
ciones, logros y posibilidades.
prólogos que anteceden cada extracto labor en contra de la injusticia social, y
De los 117 dibujos e x p u e s t o s
cómo aparece en la obra del autor y cuyo estilo pródigo, tierno y poético al
durante el verano de 1990, muchos
cómo éste encaja en el género. escribir sobre la naturaleza se muestra
eran casi o totalmente desconocidos.
Es útil comparar diferentes puntos en este corto pasaje de su ensayo Έ1
Algunos son tan difíciles—y tan exi-
de vista acerca de Linneo ν Thoreau pueblo antiguo y el que viene": "La
gentes—como cualquier cosa que
(E.B. White, por ejemplo, se refiere a mayoría de nosotros nació en el es-
hayamos visto ú l t i m a m e n e , p e r o
T h o r e a u como "un cilicio de talla pacio, en la gran resonancia del
brinda recompensas que durarán toda
regular para hombre"); es bueno sa­ espacio, un magnético valle del Medio
la vida. Ha\ un manifiesto <1>- alcance
ber q u é Thoreau y Darwin llevaion Oeste a través del cual el viento cho-
trágico—Divcr (Buzo) de 1963—que,
consigo un ejemplar d e la decisiva caba en lazos de estruendo y relam-
con todo derecho, cuelga a manera de |
Natural History and Antiquities of pagueo en el vértice del firmamento...
retablo laico y puede verse a gran I
Seiborne, de Gilbert White, en sus fa- Yo había sido concebida en el tumul-
distancia. Otros poseen una radiante
mosos viajes; y es ilustrativo descubrir tuoso verano y absorbida por la luz y
luminosidad y son muy accesibles.
que Coieridge estaba tan impresio- las estrellas que caían sobre mis raíces
Incluso sobre dibujos famosos desde I
nado por la obra del botánico estado- I subterráneas, y cada hierba, cada
hace mucho, puede decirse que en ese I
unidense William Bartram, Travels planta de maíz, grillo, castor, zorro
contexto y en esa compañía se ven
Through North and South Carolina, rojo brincaban en mí, en la milenaria
diferentes y nos dicen cosas nuevas.
Georgia, East and West Florida, the oscuridad india".
Uno o dos de ellos son a tal grado
Cherokee Country, the Extensive Las antologías son siempre bestias
voluptuosos, que en el arte contem-
Territories of the Muscogulges, or Creek imperfectas, pero yo leí esta con más
poráneo se encuentran pocos casos
Confederacy, and the Country of the dedicación que cualquier olio libro en
similares. En Cicada (Cigarra), reali-
Chactatus, que urdió sus luminosos m u c h o tiempo, saltándome a los
zado entre 1979 y 1984, lo más compli- i
detalles naturales en el paisaje de autores más insulsos y saboreando a
cado n o va más allá d é líneas de
KuhlaKhan. los mejores, y luego regresando a los
sombras en colores complementarios
Si bien el poeta del siglo XIX John pasajes que había subrayado para
pareados. No obstante, parece extraí-
Clare llamaba a los naturalistas "esos reflexionar en ellos. Me propongo
do de jugos paradisiacos (sin ningún
h o m b r e s prosaicos", a veces éstos hacer un fuego en la chimenea esta
aditivo). En este contexto es más váli-
I desplegaban un maravilloso y jugue- noche y a c u r r u c a r m e frente a mi
do que nunca lo que el compositor
tón sentido del humor o una inusitada infierno privado con el fin de releer
excentricidad. El biólogo norteame- algunos de mis favoritos: el viaje de la John Russell es crítico de pintura de The New |
ricano de nuestro siglo Archie Carr, piel humana, de Richard Selzer; las York Times. : - i
mejor conocido por sus textos sobre descripciones del cielo de Walt
© 1990 de The New York Times Company.
las tortugas m a r i n a s gigantes, h a Whitman; los pasajes de Laurens van Reproducido con autorización de The New York
escrito un relato absolutamente gra- der Post sobre la intrepidez de los Times:

79
 J o h n Cage dijo de | o l n i s en ]'.»(>:'·:
"I a p i n t u r a está apli« .nia et] foi tría
tan sensual q u e lias p e l i g r o d e
enamorarse". /^fe-jN &¿^fc-rar -fr, itt:j| ·j¡ •
En otros de los dibujos expuestos, la
imaginai ίι m del ai lisia se I ue mu\
U ¡os \ regresó con un extraño he itín.
I n Dancen ·".· n fia m (Bailarines en
un avión i. de 1982, no sólo « tea una
imagen inspirada en el a r t e de los
lanlia. sino que lu liai e cu una hoja
de papel de ('hiña de d i m e n s i o n e s
irregulares, l'ara los dibujos Usuyuki
i 1979-1983). tomó el muí·» de una voz
japonesa que significa ligera nevada
iiniili». poi otra paite, de una ulna del
η airo kabuki ι. Hay. asimismo, ecos
del ι ubismo dens« i, hi rmét ico q u e
pi ,uti< '• Pi< asso en 1 9 1 I. \ de los
collages en los cuales Picasso \ Braque
empirai ou en I' >i nia inni ivadoi a \ a
m e n u d o ingeniosa pedazos bien es-
ι ι >gid< 'S d e p a p e l d e pi 1 i n d u 11
Johns lia du ho que el < ubismo \ el
surrealismo son lus des isnios" fjdè
mas significan para él, ν en \'ni,< (Voz)
ambos se hallan cerca, en algún sitio.
Il complicado mecanismo mediante
el ι nal s( logra que una sombra n a l
TWfWi'aste con una sombra pintada?
—intervienen una agujeta, un tene­
dor, una i m liara, una moneda france­
sa \ un tubo p e q u e ñ o — e s algo que
qui/á habría admirado Picasso.
La [juina en posición invertida que
aparece en esa misma obra es como
un escondite ubicado en una pintura
d e g r a n d e s d i m e n s i o n e s q u e [ohns
terminó en 19(34 <• intituló According /n
117/(// ( S e g ú n lo q u e ) , h I d e i n . i d o
ai o p l a m i e n t o tonal de peda/«>s de
papel di- una lo.illa de papel ·. de un
tio/o di lija es digno de Picasso \ dís
Braque.
En términos generales, cuando otro
a r t e o c i e r t a s a l u s i o n e s un t a n t o
π ι ι inai i.is ya lian ι um plid« ι su
lune nui. |olins lia d e s p l e g a d o una
M I satilidad aun mayor. La figura del
demonio enfermo lomada del retablo
de ls, nhi'iiii. obra de Malinas ( .rúne-
wald (1500-1530), r e a p a r e c e una \
otra vez.
I o mismo ocurre ion algunas
a l u s i o n e s b e l l a m e n t e selectivas a
Picasso, i u \ o c u a d r o l:¡ minotauro
mudando su casa (1936) fue una «le
las fuentes de donde brotaron « uátr©
«k las p i n t u r a s de J o h n s . 29 o mas
dibujos, \ o c h o aguafuertes sollte il
tema de las i uatro esta« iones (véase
Sil
gruencia—aparecen en dos dibujos,
de tipo muy conocido, que crean una
ilusión óptica. Uno representa un pato
que bien [jodiía ser un M mejo; el > itr« >.
ntt.i joven bien vestida que al mismo
in ñipo podiia sii una vieja narigona ν
quijaruda. Lo curioso d e los dibujos
con truco es que, por muchos esfuer­
zos q u e s.· h a g a n. u o es p o s i b l e
percibii am lias representa« iones de
manera simultánea. Siempre hay una
que se impone.
Ahora bien, es • ai a« leí isin o de
[ o h n s q u e ι u a n d o p l a n t e a una
siuiai ion ambigua nos obliga a \ei al
mismo tiempo ambas posibilidades.
Este a r t e — c o m o a l g u n a vez dijo el
poeta francés Paul Valen . n e n a de la
o l n a d< su a m i g o D e g a s — p o n e en
juego todas las facultades del artista \
d e l e s p e c t a d o r . A lo l a r g o d e la
expi isu ion se nos invita al pi ivilegio di
p.u ticipar en el duo
Parece que ha pasado toda una vida
Jasper Johns, "Sin título", 1977.
desdi la época en que se hablaba' de
Colección privada, cortesía de la |o)ms du iendo: "¿Jolins? ; Mi. si!, él de
Galería Margo Leavin
las banderas"". Kntonces prácticamente
nadie hablaba de sus dibujos, en parte
Facetas 83). Empacaí \ m u d a r s e de poi qui ι asi n a d i e los había \ i^io.
i asa eian algo mil) importante para el Aili-mas. en la m a y o r í a d e e l l o s
propio [ohns en I S I épi ·• a: de ahí el empli 11 lápiz de ·_;ι afiti >. ν ei Λ\Ι tan
ι o, | u r elegiaco—asi c o m o cierto lo­ poios que parecían clandestinos. Eran
q u e di- ι onfusión inet un- — q u e s. imagines pensativas, misteriosas que,
s i e n t e en los d i b u j o s i n t i t u l a d o s £ ¢ ¢ ^ ^ ¢ $ 5 iV«lt<frnift<>«?!^"Ä^'l!(f'^rtAfferis[*
Svasans (Estaciones) incluidos en la i onsiderado "dibujos dignos de una
exhibición. exposición".
I a m b i é n se incluyei on unas ma- Rien atrás quedó iodo aquello. Sus
ravillosas imágenes combinadas. I na 21 p i n t u r a s ) 37 dibujos de banderas
q u e dala de 1982. Partions Night se ι tientan en 11 e las obi as mas
(Noche peligrosa), tomó su n o m b r e al,un ai las di I arte pi« lorien del siglo
de una pie/a di- η ι IMC a que |ohn ( age \ \ Lsia maravillosa exhibición la
• o m p u s o en ! '< 13. I a n t o la musii a lima una obra i on mensajes nuevos \
como la cubierta aparecen simuladas todavía no bien d e s e n t r a ñ a d o s . -1 s
ι on nula sobre plásti« o. a la dere« lia posible que havanins \isio ya « uanto
cjel dibujo. I η el lad« < i/.quierdi ι de ha\ que vei en esas banderas?
i s l a misma obi a ha\ una \ ci si. m a No, no es posible. A la entrada nos
pulso—esto es. realizada sin ayuda de Í\A la bienvenida h'lag, 1957 (Bandera,
u t e n s i l i o s di- d i b u j o — i n v e r t i d a Ν fidí).8#4s^"Brtfde#e$s«fla tí- i*«sfe#t«S:*dlH
d a n d o un giro de 90 grados, de una maravillosa frescura e intensidad. Öh
escena de tumulto y confusión en el la impresión de que poi primera \ez
m o m e n t o e n q u e Cristo r e s u c i t ó , viΊΐΐικ u n a b a n d e r a de | o h n s . 1-η
mientras, ¡unto al sepuli ro. doi unan « ñau lo al "peligro de enamorarse" de
los soldados romanos, que aparece en su obra, rs un hecho omnipresente en
el retablo di- Isenheim. La noche cjiíé esta exp< sk ion. •
pasaron esos soldados también podría
calificarse de "peligrosa".
t tu os e l e m e n t o s re< ni ι e n t e s — a
un n u d o t u η η c o n t e x t o sin c o n ­
91-0103(266)
"Cigarra", 1979-1984. Tinta y pintura al óleo sobre plástico, 75 χ 56 cm.
Dibujo de Jasper Johns. Cortesía de Ms. Valerie Mnuchin