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reconociendo a la escuela un papel renovador y de resistencia al poder de las clases

dominantes, en contra del papel subordinado de la escuela que tradicionalmente se le ha


asignado de colaborar con la reproducción y continuidad del sistema, en pos de la equidad y el
progreso social, y en contra del imperialismo y el neoliberalismo. Su objetivo es liberar al ser
humano de la dominación, para su autorrealización.
El tradicional alumno pasivo que repite las enseñanzas de su docente, atado a un currículum
donde se le impone qué y cómo enseñar instruye y adoctrina a los futuros ciudadanos para
que se adapten al orden constituido sin cuestionamientos. La apatía y el conformismo de los
jóvenes, anestesiados por la nueva escala de valores materiales y superfluos, contribuyen a
que la dominación siga siendo posible.

El docente debe tomar conciencia de su rol y que su participación no es neutral; exponer a los
alumnos la realidad tal cual es, para hacerla objeto de análisis crítico, despertando la
conciencia social solidaria en los alumnos y la predisposición al cambio para mejorar las
condiciones de vida de su propia generación y las futuras, siendo la escuela un lugar de
discusión y participación política, descubriendo los intereses que se encuentran encaramados
en las instituciones, incluso en las escuelas, para denunciarlo y organizar acciones para
cambiarlos si resultan nefastos y en provecho de unos pocos.

El docente de reproductor pasa a tomar un rol transformador y de lucha contra hegemonías.

otra

Otra
ANTECEDENTES HISTÓRICOS; EL NACIMIENTO DE LA PEDAGOGÍA CRÍTICA

La pedagogía crítica como medio, forma de vida e instrumento alternativo a los retos que se
presentan hoy en día, no hizo su aparición en la escena de la cotidianeidad de manera
arbitraria. Es más bien, producto de la historia, de las contradicciones existentes en la realidad
y de la lucha entre oprimidos y opresores.
Como respuesta a las prácticas tradicionales que la escolástica imponía en las aulas de las
primeras escuelas, pregonando el carácter racional de la educación y de la supuesta
neutralidad del orden social, la pedagogía crítica por su parte problematiza la vida diaria. No
cree que las relaciones entre los hombres sean de igualdad, sino al contrario, de una u otra
forma se acentúan ciertas diferencias, que para muchos resultan designios de la misma
naturaleza. Donde el que es pobre, no tiene, ni tendrá voz ni voto. Realidad que desde la
perspectiva crítica, merece un replanteamiento, una oportunidad para aquellos que son motivo
central de esta pedagogía.

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