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La primera pregunta que se nos presenta es: ¿Qué es una intuición ostensible?
Para empezar, Sosa las encuadra dentro de una matriz clasificatoria de las
Facultades Intelectuales, considerándolas Facultades Intelectuales Generativas
(puesto que se producen a partir de información obtenida usando la facultad
correspondiente bajo determinadas condiciones).
a) En tS cree que p sin (en ese momento) inferir que p tiene una conclusión, ni
percibir que o, ni hacer introspección de p
b) La proposición es una proposición abstracta.”
¿Qué hace a una intuición una fuente de evidencia? ¿Es posible defender la
intuición frente a los modelos epistémicos que la excluyen prima facie como fuente
de evidencia?
A pesar de todo lo dicho, debemos recordar que cualquier tipo de Virtud
Intelectual, es falible, por lo que a lo mayor que podemos aspirar es convertirlas en
confiables. De esta manera, la intuición nos llevaría a “maximizar el superávit de
verdades sobre el número de errores”. La intuición, como evidencia para llegar a
una verdad debe estar acompañada de condiciones adecuadas para obtener esos
resultados.
Sin embargo, encontramos algunos problemas con esta definición. Según Sosa, la
intuición debe tratar sólo de proposiciones abstractas de un determinado tipo, este
tipo de proposición no queda claramente definida, y si efectivamente quedara
definida, no entendemos cómo se puede llegar a una proposición abstracta sin
apoyarse en ningún tipo de experiencia, que parece pertenecerle a la percepción y
no a otras facultades intelectuales. Creemos que Sosa cometió un error al dividir
tan tajantemente las facultades intelectuales cuando en la realidad, consideramos,
estas facultades van ligadas. No es posible considerar proposiciones abstractas
sino tenemos material a partir del cual abstraer.