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LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON EL MUNDO (EMERICH CORETH)

1. HOMBRE Y MUNDO

1. ¿Qué es el hombre? El hombre no es un qué sino un quién; no se trata de un objeto cosificado, sino siempre
de una existencia única y personal. Pero, tal afirmación ya es una respuesta a la pregunta anterior. Queremos
saber qué es el hombre en general.

La pregunta me afecta personalmente. ¿Qué soy yo? pero como un hombre entre otros hombres. No se
trata sólo de analizar mi propia existencia, sino la existencia humana en general. Esto sólo es posible por el
hecho de que siempre nos experimentamos y comprendemos en un mundo humano común.

Originariamente el hombre no es un puro sujeto sin mundo ni historia. Más bien, nos descubrimos a nosotros
mismos en el otro, en una unidad dialéctica de autorrealización y realización mundana, de autocomprensión
y comprensión del mundo.

2. El fenómeno fundamental de la autoexperiencia humana es que nos hallamos de antemano en medio de


una realidad, en medio de las cosas y de los hombres con los que tratamos, que influyen en nosotros y con
los que estamos en múltiples relaciones.

Por ende, nuestra existencia concreta está condicionada y determinada de múltiples formas. Esto se aplica
a nuestra vida biológica, así como aquello que nosotros experimentamos como nuestra vida propia y
personal: nuestra vida espiritual.

Sin embargo, jamás estamos determinados por nuestro mundo de una forma meramente pasiva. El
conocimiento no es una aceptación meramente pasiva. Pero no somos únicamente seres conocedores,
también actuamos con relación al mundo: con nuestra acción intervenimos en la realidad exterior
definiéndola y conformándola.

El mundo de las cosas se hace un mundo humano que el hombre configura y monta con una actuación
humana dándole un sentido nuevo. Por su propia naturaleza el hombre es un ser cultural. Y ha de
transformar su mundo hasta hacer de él un mundo de cultura.

Todo lo que pertenece al mundo cultural opera a su vez informando al hombre: influye en la totalidad de la
imagen que el hombre tiene de sí mismo.

2. EL MUNDO DEL HOMBRE

1. Podemos definir el mundo como la totalidad de nuestro espacio vital y de nuestro horizonte intelectivo
concreto. Preexiste a cualquier experiencia particular, incluso a cualquier investigación científica concreta,
como un horizonte general previo y condicionante.

2. Cada individuo humano tiene su propio mundo, el cual no corresponde plenamente al de otro individuo.
Por lo mismo, sólo puede tratarse de presentar los elementos constitutivos que pertenecen al mundo general
del hombre.

El mundo humano es un mundo experimental: El elemento determinante que configura nuestro mundo es
lo que nosotros denominamos experiencia

Mundo, en este sentido, significa de por sí la totalidad de una realidad mundana a la que nosotros
pertenecemos y que se nos abre.

Es por esencia algo más que una suma de impresiones sensibles. Sólo con la vivencia consciente surge la
experiencia humana en su totalidad. Ello no significa jamás una pura aceptación pasiva, sino que incluye una
postura activa. Nuestro mundo experimental se forma con los conocimientos teóricos, pero no menos con
las experiencias prácticas.
A nuestra experiencia el mundo se abre como una realidad espacial y temporal. Nuestra representación
espacio-tiempo no deriva sin embargo de la percepción sensible en exclusiva. Todos tenemos una imagen
espacial del mundo que va más allá de cuanto percibimos de modo inmediato. La estructura espacio-
temporal de nuestro mundo apunta constantemente más allá de sí misma.

Dimensión personal y social: En este mundo experimental no sólo nos encontramos con cosas y
acontecimientos materiales y concretos. Nos experimentamos sobre todo como hombres entre los hombres.
Estamos metidos en un mundo experimental comunitario, que dilata y enriquece nuestra propia
comprensión del mundo.

Nuestro mundo es un mundo transmitido y expuesto por el lenguaje. Nos proporciona y transmite unos
contenidos, abriéndonos así un acceso al conocimiento y la comprensión de la realidad. No existe un mundo
de comprensión humana sin el lenguaje.

Con esto viene dado también el elemento histórico de nuestro mundo humano. La singularidad y
determinación espacio- temporal del individuo se entrelaza con un acontecer más vasto. El individuo está
condicionado por numerosos datos anteriores. Las concepciones e interpretaciones del mundo, marcadas
ya por su cuño histórico, penetran en el pensamiento del individuo y conforman el horizonte de su
comprensión mundana. Sin embargo el hombre no es puro objeto pasivo de su historia. Es parte esencial del
fenómeno de la existencia histórica también la libertad del individuo con la que tiene que realizarse.

La cosmovisión o mentalidad (la visión y valoración ideológica del mundo) es otro elemento decisivo para el
supremo sentido de nuestra existencia en el mundo.

3. El mundo no está sólo esquematizado a priori (independientemente de la experiencia), sino que también
a posteriori (conocimiento derivado de la experiencia). La consecuencia inmediata es que el mundo no viene
asumido de forma meramente pasiva, sino que nos lo apropiamos y configuramos activamente. De lo cual se
deduce que el mundo está dinámicamente en movimiento y formación constantes.

El mundo del hombre está siempre y necesariamente limitado, pero jamás definitivamente fijado. Más bien
está fundamentalmente abierto a ulteriores dimensiones de la realidad y de su posible sentido.

3. LA CONDUCTA DEL HOMBRE

1. Entorno y Mundo, Animal y Hombre:

Entorno (Umwelt): espacio vital perfectamente limitado sobre el que se establece de forma específica un ser
vivo.

Mundo (Welt): horizonte vasto que rompe por definición cualquier limitación precisa y elimina toda fijación,
siendo más amplio que el espacio vital inmediato.

Animal → comportamiento ligado al entorno: el comportamiento del animal está fijado a un entorno preciso,
delimitado y cerrado que no puede superar.

Hombre → conducta libre del entorno y abierta al mundo: El hombre, por el contrario, es un ser abierto al
mundo. Su conducta está libre del entorno y abierta al mundo.

2. Conducta animal:

El comportamiento animal se rige por la percepción sensorial. Este tiene una memoria sensible, capaz de
almacenar impresiones y vivencias precedentes que vuelves mediante la asociación de impresiones similares
condicionando así su comportamiento. El animal ve y oye, pero no sabe que está viendo y oyendo. No es
consciente de ello.

El animal está especializado biológicamente. Su configuración corporal, su forma de vivir, presenta una
adaptación estructural a un ambiente definido.
Es un ser ligado al entorno porque está ligado al instinto. Solo percibe contenidos que le brindan satisfacción
instintiva, lo demás no existe.

Al servicio de este comportamiento ligado al entorno, tiene una seguridad instintiva. El instinto se entiendo
como un comportamiento hereditario y fijado de un modo especifico al servicio de la conservación de la
especia y de la vida del individuo. El comportamiento animal está condicionado por la especie.

Están las llamadas realizaciones inteligentes de los animales o que humanamente designamos como
inteligencia (en el sentido de ideas, comprensión y captación de un concepto) no se lo podemos aplicar al
animal. Si se quiere hablar de inteligencia, es solo de manera práctica.

3. Aspectos de la conducta humana:

La conducta humana se caracteriza por la evidente falta de especialización del hombre. Por su misma
estructura biológica es un ser abierto, movible y con capacidad de adaptación. La no especialización humana
en parangón con el animal es una altísima especialización en orden a la peculiaridad, las exigencias y las
realizaciones de una existencia propiamente humana.

Comparado con el animal el hombre manifiesta además una sorprendente pobreza de instintos. Esto
muestra una inmadurez natural del hombre. La inmadurez específica afectan tanto a las propiedades
biológicas como a su conducta en general, que no viene predefinida por unos esquemas instintivos. Esto no
significa que el hombre sólo sea aquello que él mismo se hace sin que le venga dada de antemano una
estructura esencial.

La actividad del hombre se demuestra además como independiente del entorno y del instinto, que son dos
aspectos del mismo fenómeno. El hombre experimenta unos impulsos y necesidades vitales, pero el hombre
aprehende las cosas que le salen al paso sin relacionarlas directamente con el instinto. No capta sólo aquello
que le promete una satisfacción del instinto, sino que percibe también otros contenidos.

Capacidad de distancia: El hombre puede distanciarse de las cosas porque no se siente inmediatamente
ligado al instinto. El resultado es que alcanza un lugar más elevado y un campo de visión más vasto. Sólo así
es posible una aprehensión objetiva de las cosas en su propio ser y sentido.

Con la capacidad de distancia, que condiciona una aprehensión objetiva de los contenidos, viene dada la
posibilidad de que el hombre experimente su mundo como el conjunto de una realidad mundana.

4. Ley fundamental de la conducta humana.

La ley básica de la inmediatez mediada. La negación de la inmediatez se caracteriza biológicamente por la


falta de especialización que el hombre presenta. Constituye un elemento fundamental de toda la conducta
humana. Lo que aquí aparece como estructura fundamental de la conducta humana no es en el fondo otra
cosa que lo que llamamos LIBERTAD. La libertad es el elemento esencial del espíritu. En tal sentido, toda la
conducta del hombre está sostenida y marcada por una libertad radical, que tiene que medirse y
desarrollarse en la realización del conocimiento, la voluntad y la actuación.

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