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La oración y la adoración son nuestros mejores tributos a Dios y

Dick Eastman las relacionó poderosamente con la misión de la


Iglesia. Lea este emocionante libro y vea cómo la Gran Comisión se
cumple en nuestra vida.
DR. NEIL T. ANDERSON
Fundador de Libertad en Cristo, Franklin, Tennessee

Dick Eastman nos muestra cómo encender la pasión de Dios en


nuestra vida y en representación del mundo. Siempre hemos
pensado que la adoración y la oración son importantes. Dick
Eastman nos dice por qué y sigue adelante para mostrarnos cómo
entretejer las dos a fin de guiar a la Iglesia hacia la gran cosecha del
fin de los tiempos.
MIKE BICKLE
Director de la Casa de Oración Internacional, Kansas City,
Missouri

La adoración es un tema difícil, a veces doloroso, para muchos


creyentes hoy en día. Dick Eastman, un hermano amado y piadoso,
nos muestra cómo la adoración no sólo es infinitamente agradable a
Dios y vital para nuestro crecimiento espiritual, sino que es
absolutamente necesaria para llevar a las naciones a un
conocimiento redentor de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
DR. BILL BRIGHT (1921–2003)
Fundador de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo

La aparición de la adoración ̶ bíblicamente enfocada ̶ es un


manantial donde la vida en la Iglesia fluye hasta desbordar. Al
exaltar a Jesucristo, Dick nos desafía a apelar a la autoridad de Dios
para eliminar la posición del adversario, mientras que las naciones
se doblegan en una fiesta de gozo. El comienzo de la culminación de
la Gran Comisión será anunciado con base en la adoración plena de
oración que nos conduce al destino que Dios concibió para cada uno
de sus hijos.
TOM PHILLIPS
Vicepresidente de Cruzadas, Asociación Evangelística Billy
Graham
Esta obra no sólo es una explicación completa y detallada de un
tema fascinante, sino también una descripción de una práctica
bíblica y radical que renace en nuestros días—algo profetizado por
mucho tiempo que nunca antes se logró—.
JOHN DAWSON
Fundador de la Coalición de Reconciliación Internacional
Presidente Emérito Internacional de Juventud con una Misión

Los mejores líderes son siempre siervos adoradores de Dios. Dick


Eastman ha pasado décadas guiándonos humildemente de la manera
más profunda hacia la adoración y la oración. En una gira relámpago
por todo el mundo, Dick nos invita a unirnos a otros que ya estén
experimentando el poder de Dios y a poner un poco de “lucha” en
nuestra intercesión.
FRANCIS FRANGIPANE
Fundador de los Ministerios Río de Vida, Cedar Rapids, Iowa

El don de Dick Eastman es la pasión de un intercesor por tener


una la alianza con Dios, la cual se nos transmite una y otra vez por
medio de la orientación comprensible y práctica de “creer que lo
puedo hacer”. Él nos enseña a orar con el toque de Jesús.
JACK W. HAYFORD
Rector Honorario, El Seminario del Rey, Van Nuys, California

El estilo de escritura de Dick Eastman es honesto y agradable y te


llevará a una relación más profunda con el Señor. El vínculo de la
adoración y el evangelismo es una de las claves principales para
liberar la cosecha masiva del fin de los tiempos en las naciones.
CINDY JACOBS
Cofundadora de Generals International, Ovilla, Texas

Este libro nos lleva al corazón de lo que significa la guerra y la


adoración. Dick Eastman nos explica cómo los caminos específicos
de la adoración que siguió el Rey David son los mismos caminos
fundamentales para ejecutar el plan de Dios, a fin de cumplir con la
Gran Comisión.
DUTCH SHEETS
Fundador de los Ministerios Dutch Sheets, Hamilton, Alabama
La Adoración Intercesora por Dick Eastman, © 2014 Todos los derechos de esta
edición en español reservados por Asociación Editorial Buena Semilla bajo su sello
de Editorial Desafío.
Escrito originalmente en inglés bajo el título: “Intercessory Worship”, © Copyright
2011 por Dick Eastman. Publicado en U.S.A. por Regal Books, una división de
Gospel Light Publications Inc., Ventura, CA, 93006 U.S.A. Todos los derechos
reservados.
Prohibida la reproducción total o parcial digital, por internet, sistemas de impresión,
fotocopias, audiovisuales, grabaciones o cualquier medio, menos citas breves, sin
permiso por escrito del editor.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la Santa
Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.
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Las citas bíblicas señaladas con (AMP) son traducciones libres de The Amplified
Bible. Old Testament. © 1965, 1978 por Zondervan Corporation. New Testament. ©
1958, 1987 por Lockman Foundation.
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Reina-Valera. © 1960 por las Sociedades Bíblicas en América Latina.
Las citas bíblicas señaladas con (THE MESSAGE) son traducciones libres de THE
MESSAGE. © de Eugene H. Peterson, 1993, 1994, 1995 por NavPress Publishing
Group.
Las citas bíblicas señaladas con (LBLA) son tomadas de la Santa Biblia, La Biblia
de las Américas. © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation.
Las citas bíblicas señaladas con (RVC) son tomadas de la Santa Biblia, Versión
Reina-Valera Contemporánea © 2009, 2011 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Las citas bíblicas señaladas con (NTV) son tomadas de la Santa Biblia, Nueva
Traducción Viviente, © 2010 por Tyndale House Foundation.
Las citas bíblicas señaladas con (TLA) son tomadas de la Santa Biblia, Traducción
en lenguaje actual. © 2000 por las Sociedades Bíblicas Unidas.
Traducido al español por Carlos Mauricio Páez García
Conversión digital: John Puerto
Publicado y Distribuido por Editorial Desafío
Cra. 28A No. 64A-34, Bogotá, Colombia
Tel. (571) 630 0100
E-mail: contacto@editorialdesafio.com
www.editorialdesafio.com
Categoría: Crecimiento espiritual, Formación espiritual.
Producto Nº. 600061
ISBN: 978-958-737-113-0
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Tabla de Contenido
Primeras reflexiones: el suculento banquete
Primera parte
Las Realidades
1. La adoración intercesora
Una visión de África: El humo santo
2. Primera realidad: La adoración entroniza a Dios
Una gran silla para Dios
3. Segunda realidad: La adoración encuentra a Dios
Algunas palabras amables para guardar silencio
4. Tercera realidad: La adoración engrandece a Dios
Veamos a Dios grande
5. Cuarta realidad: La adoración disfruta la relación con Dios.
Los acantilados de Molokai
6. Quinta realidad: La adoración nos incorpora a Dios
El fuego del Cielo
7. Sexta realidad: La adoración emociona a Dios.
Una danza de placer
8. Séptima realidad: La adoración exalta a Dios
Aprovechar la ola de la adoración
Segunda parte: Las Reformas
9. La transformación de la adoración.
Una canción para un extraño
10. La reforma de la adoración.
Una clase de uno
11. Primera reforma: La adoración continua.
Una llama inapagable
12. Segunda reforma: Una adoración idónea.
En aras de la excelencia
13. Tercera reforma: Una adoración creativa.
Concebidos para la adoración
14. Cuarta reforma: Una adoración extravagante.
Superando los límites
15. Quinta reforma: Una adoración expresiva.
Danzar o morir
16. Sexta reforma: Una adoración abierta.
La ruptura con el protocolo sacerdotal
17. Séptima reforma: Una adoración estratégica.
La apertura de las puertas del cielo
Tercera parte: Los Ríos
18. Dé cabida a mi gloria. Primer río: El río de la intimidad
19. El encuentro de la caracola. Segundo río: El río de la
suficiencia
20. Los intercesores de Agatha. Tercer río: El río de la supremacía
21. El lado oscuro de Bali. Cuarto río:El río del descubrimiento
22. La sorpresa de la abuela. Quinto río: El río de la libertad
23. Una llama fragante.Sexto río:El río de la humildad
24. El cántico de Adán. Séptimo río: El río del destino
APÉNDICE A.
Cultivemos nuestra “Arpa y Copa”
APÉNDICE B.
La Adoración intercesora:
Componente práctico del arpa y la copa
Primeras reflexiones: el suculento banquete
Mi viaje comenzó con un fuerte estímulo interior por apartar
cuarenta días de ayuno y oración. (No se preocupe que este no es un
libro sobre el ayuno y la oración. ¡No quise asustarlo! Sólo es allí
donde comienza mi historia). Fue a finales de febrero del año 2000.
Esta fue la segunda experiencia prolongada de ayuno en mi vida.
Ayuné durante 40 días en el otoño de 1996, al ser inspirado por un
mentor y amigo muy querido, el fallecido Dr. Bill Bright, de la
Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Esta fue una
experiencia que realmente trajo consigo un cambio de vida; y fue
también bastante dura. Yo dije varias veces en broma, durante el
décimo o undécimo día de ese primer ayuno, que le prometía a Dios
que si Él me mantenía con vida durante todos esos 40 días “¡jamás
volvería a ayunar mientras tuviera vida!”.
Pero con el amanecer de una nueva década y un nuevo siglo (y, de
hecho, un nuevo milenio), sentí fuertemente que Dios me estaba
guiando a una segunda temporada de 40 días en esta desafiante
disciplina del ayuno.
Pronto aprendí que este sería un ayuno significativamente
diferente al primero. De hecho, éste abriría mi comprensión a las
perspectivas extraordinarias del poder transformador de lo que he
llegado a conocer como la “adoración intercesora” (una expresión
que definiré cuidadosamente más adelante).
Mi introducción a la adoración intercesora comenzó precisamente
el primer día de ese segundo ayuno prolongado. Al principio tenía
dudas con respecto a cualquier enfoque específico para hacer este
ayuno. Pero el ministerio que yo dirigía en ese entonces (y que aún
dirijo), conocido con el nombre de Cada Hogar para Cristo, estaba
a punto de comenzar un gran proyecto de construcción llamado El
Centro Jericó. Entonces sentí que necesitábamos una oración con un
enfoque mucho más específico para pedir a Dios que este proyecto
iniciara correctamente. Me propuse comenzar mi ayuno el 8 de
marzo (Miércoles de Ceniza) y continuarlo por 40 días hasta el 16
de abril (Domingo de Ramos). Este tiempo se conoce litúrgicamente
con el nombre de “La cuaresma”.
Me uní a cientos de adoradores al mediodía del primer día del
ayuno en el Centro Mundial de Oración en Colorado Springs. En ese
entonces se llevaba a cabo una hora de adoración abierta a la
comunidad entera todos los miércoles al mediodía.
Francamente, cuando me incorporé a ese grupo de adoración tenía
dificultad para alejar mi mente de mí mismo; más específicamente
del hecho de que este no era más que el primer día de los 40 de
negación física que me faltaban. Mi estómago protestaba y gruñía;
ya se quejaba en espera de los 39 días que restaban. Pensé más de
una vez en la descripción que hizo Martín Lutero de uno de sus
tiempos prolongados de ayuno cuando dijo: “Mi carne solía quejarse
muchísimo”.
Sin embargo, sentí que sería apropiado comenzar mi tiempo de
ayuno y oración con esta atmósfera de adoración. Poco podía
imaginarme de lo importante que esa decisión llegaría a ser. Así que
allí estaba, esforzándome al máximo por participar en un tiempo
significativo de adoración mientras pensaba en los muchos días de
ayuno que me esperaban adelante. Miré con nostalgia más de una
vez la gran hogaza de pan sobre la mesa de comunión que los fieles
visitaban espontáneamente a lo largo de esos tiempos de adoración.
El pan de la comunión fue el único alimento del cual yo participé
durante tan prolongado ayuno. ¡No podía evitar imaginarme el trozo
tan grande de pan que me permitiría tener si quebrantara este ayuno!
¡La lucha con mi carne había comenzado claramente!
Me tomó por lo menos 15 ó 20 minutos antes de que yo afirmara
interiormente que estaba realmente allí con el propósito de centrar
completamente mi atención en el Señor. De repente, el líder de la
adoración, quien normalmente hablaba muy poco durante esos
tiempos de concentración, mencionó un sólo pasaje de las Escrituras
mientras continuaba la música de la adoración. Ese único versículo
me inició en una de las épocas más extraordinarias de búsqueda de
Dios en mi vida.
A medida que adorábamos, el líder nos indicó solemnemente que
reflexionáramos sobre las palabras que había pronunciado el Rey
David en cierta ocasión. Luego leyó con voz fuerte el versículo 5 del
Salmo 63: “Tú me satisfaces más que un suculento banquete; te
alabaré con cánticos de alegría” (NTV).
Me puse a llorar inmediatamente. Sabía que el Señor me estaba
hablando porque percibí ese susurro suave y familiar en mi corazón:
“¡No lo estoy llamando a un tiempo de ayuno y oración como usted
pensó inicialmente!”
De pronto me sentí aliviado en un abrir y cerrar de ojos al
comprender que Dios “no me estaba llamando” a hacer lo que yo
acababa de empezar: un simple ayuno. Pero antes de que yo pudiera
decirle con sinceridad “muchas gracias” continuó el susurro de la
voz de Dios: “¡No, lo estoy llamando a sufrir 40 días de ayuno y
adoración!”.
Esta idea era nueva para mí. En realidad no podía recordar que
estuvieran asociados en mi mente los términos “ayuno” y
“adoración”. Siempre había escuchado decir “ayuno y oración”.
La impresión de su mensaje continuó llegando a lo profundo de
mi alma. “¿Acaso no comisioné a mis apóstoles Pablo y Bernabé a
través del ayuno y la adoración?”.
El Señor me hizo recordar las palabras de Hechos 13:2 NTV,
donde leemos: “Cierto día, mientras estos hombres [los líderes de la
Iglesia Primitiva] adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo
dijo: «Consagren a Bernabé y a Saulo para el trabajo especial al cual
los he llamado»” (énfasis añadido).
Luego me acordé del fuerte impacto que Pablo y Bernabé tuvieron
al comenzar el ministerio que literalmente transformó con el
evangelio muchas ciudades y regiones a través de Asia y Europa.
Consideré con mucho cuidado las siguientes declaraciones: “Casi
toda la ciudad se congregó para oír la palabra del Señor” (Hechos
13:44) y “La palabra del Señor se difundía por toda la región” (v.
49). Comprendí que también hubo un gran poder en la predicación
de Pablo y Bernabé: “Hablaron de tal manera que creyó una enorme
multitud de judíos y de griegos” (Hechos 14:1). Aprendí acerca de
su bendito ministerio en Derbe: “Después de anunciar las buenas
nuevas en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, Pablo y
Bernabé regresaron...” (v. 21).

Deleites y deseos
Según lo que acabábamos de meditar, el ayuno y la adoración
produjeron resultados poderosos cuando se asociaron con la
proclamación del evangelio en los tiempos de Pablo. ¿Podría ser la
oración saturada de la adoración una clave poderosa para
transformar hoy en día a las ciudades y las naciones? ¿Y cómo
sería este tipo de oración? Estos pensamientos inundaban mi mente
mientras me incorporaba en el primer día de mi “ayuno de
adoración” prolongado. Pero aún no sabía cómo mis tiempos de
adoración de estos 40 días podrían diferir de la primera experiencia
que tuve de ayuno y oración.
A medida que continuaba adorando ese miércoles mi corazón se
inundó con pasajes adicionales de las Escrituras los cuales
proporcionaron enfoque y dirección para los 40 días siguientes.
En primer lugar me encontré con un versículo que había
memorizado años atrás cuando era un adolescente: “Deléitate en el
SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4).
“Sentí que el Señor me preguntaba: “¿No es su deseo ver que mi
amor toque también a toda nación sobre la tierra, casa por casa y
familia por familia?”.
Mi respuesta bañada con lágrimas fue un evidente “Sí Señor.” El
ministerio que dirijo, Cada Hogar para Cristo, tiene esta misma
visión. Nuestro equipo global de 4.000 obreros que reciben apoyo
económico, junto con 30.000 voluntarios mensuales, visitan hoy en
día a más de 200.000 hogares cada día para llevarles el evangelio.
Aún así, yo pensé que el desafío de lograr la meta de llegar a todo
hogar sobre la tierra sigue siendo impresionante, sobre todo en las
zonas restringidas del Medio Oriente y en varias regiones de Asia.
El Señor continuó susurrando. “¿No dice mi Palabra que si se
deleita en mí le concederé los deseos de su corazón?”. La respuesta
a esa pregunta fue igualmente evidente. Mi corazón escuchó
entonces lo que iba a ser la clave para los encuentros extraordinarios
de adoración que tenía por delante: “¡Lo estoy llamando a alcanzar
nuevas alturas de deleite en mí durante estos 40 días!”.
Pero todavía yo no sabía qué significaba eso en términos prácticos
de “ayuno y adoración”. Así que le pregunté al Señor y recibí una
impresión inmediata: “Durante los próximos 40 días quiero que me
cante todas sus alabanzas y oraciones, no simplemente que las
exprese a su manera”.
Esta respuesta fue sin duda muy diferente a todo lo que yo había
estado haciendo durante un período prolongado de oración. En
verdad yo había pasado algunos tiempos de cánticos espontáneos al
Señor y una vez estuve alabándolo incluso por casi un día entero,
pero eso ocurrió en una sala atestada con otros fieles. Pero esta vez
debía hacerlo yo solo, y durante 40 días.
Abrí entonces mi Biblia para meditar momentáneamente en el
Salmo 37:4, donde habíamos leído sobre cómo deleitarse en el
Señor, a medida que continuaba la adoración durante ese encuentro
del día miércoles. Mis ojos alcanzaron a vislumbrar inmediatamente
un pasaje del capítulo anterior. Esto confirmó aún más que Dios me
estaba guiando a nuevas dimensiones de deleite en Él. Entonces leí:
“Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus
alas. Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les
permites beber del río de tus delicias” (Salmos 36:7-8, NTV). ¡Me
imaginé estando a la orilla de un río glorioso de las delicias de Dios,
bebiendo libremente de este durante los próximos 40 días!
(Comparto más sobre el significado de este versículo en la tercera
sección del libro).
Mi viaje de gozo estaba a punto de comenzar. Esta promesa me
llevaría a esas nuevas alturas de deleite que Dios me había
prometido durante aquella experiencia de adoración en el primer día
de mi ayuno. También confirmaría en mí la profunda importancia
del papel de la adoración intercesora no sólo para evangelizar al
mundo, casi literalmente, sino también para transformar a las
personas, las familias, las naciones y a los grupos enteros de
personas en el proceso. Como pronto veremos, ¡los resultados han
sido sorprendentes!

La clave de la transformación
Las páginas siguientes describen lo que creo que será la clave para
entender este movimiento transformador. Examinaremos en las tres
secciones principales de este libro “las realidades de la adoración”,
“las reformas de la adoración” y “los ríos de la adoración”. La
adoración, a diferencia de cualquier otra práctica que la Iglesia haya
experimentado, será la clave de la trasformación además de la
intercesión que implica con los niveles de autoridad y pasión que
muy pocos pudieron haber concebido hasta hace pocos años. Creo
que esta visión nos traerá estrategias unificadas de alianzas y
asociaciones de todo el Cuerpo de Cristo, lo cual no tendrá
precedentes en la historia de la Iglesia, no sólo en cuanto a la
evangelización de los pueblos y las naciones sino también en su
discipulado y transformación verdadera.
Un despertar glorioso marcado con la oración saturada de
adoración está en el horizonte global y ¡se dirige con fuerza hacia su
reino! Este despertar está más cerca de lo que usted piensa.
Primera parte
Las Realidades
1. La adoración intercesora
Una visión de África: El humo santo
Tuve una visión de África.
Apareció con tal claridad que se ha mantenido viva en
mi consciencia desde hace años. Veo la misma imagen
una y otra vez. Como suele suceder con tales
experiencias, esta visión, en lugar de desvanecerse con
el tiempo, parece crecer en intensidad cada vez que la
contemplo.
Ocurrió en Colorado Springs, donde nuestro ministerio tiene su
sede. Fue a mediados de marzo y llevaba 10 días en mi ayuno de
adoración de 40 días. Nuestro personal se había reunido para orar
por un equipo de intercesores y estrategas que se preparaban para ir
a Zimbabue en el sur de África.
El equipo tenía previsto visitar las famosas Cataratas Victoria
descubiertas por el explorador y misionero británico David
Livingstone en 1855, y luego hacer una caminata por las regiones
del interior para visitar las aldeas que habían escuchado
recientemente el evangelio. Abordarían el trabajo de manera
sistemática yendo de casa en casa y de choza en choza,
asegurándose de que todo el mundo tuviera la oportunidad de
escuchar el mensaje. Además de la entrega de folletos con el
evangelio en el idioma de estos aldeanos, los misioneros emplearían
otras maneras creativas para dar testimonio a los que no podían leer.
Tenían que llevar carteles grandes con imágenes que representaban
vívidamente cómo Cristo llega al corazón de una persona y expulsa
la oscuridad, esas fuerzas malignas que estos aldeanos supersticiosos
temían y adoraban.
De repente, en cuanto pusimos nuestras manos sobre los hombros
de estos guerreros de la adoración, fui transportado mentalmente a la
misma región que ellos estarían visitando. Yo estaba en África,
mirando desde una cresta elevada hacia bien adentro en el interior de
la cuenca del río Zambezi. Me explicaron más tarde que estaba
mirando el amplio valle Gwembe del sur de Zambia. Podía ver
humo que salía de las aldeas en casi todas las direcciones, miles de
ellas, tal vez decenas de miles.
Se reflejó al instante, en mi mente, una de las declaraciones de
pasión más memorables de las misiones, expresadas por Robert
Moffat. Era 1839 y Moffat había regresado a casa después de una
exhaustiva permanencia misionera en el sur de África. En una
reunión de la Sociedad Misionera de Londres les rogó a los
aspirantes a misioneros a que continuaran el arduo trabajo de las
misiones y fueran al “continente oscuro”. Al hacer una descripción
hablada de la inmensidad de un África no evangelizada, Moffat
declaró:
“A veces he visto, bajo los rayos del sol matutino, el humo de mil
aldeas donde ningún misionero ha estado antes.”1
Sentado en esa reunión estaba un estudiante de medicina de 26
años llamado David Livingstone. Casi de inmediato Livingstone
aceptó el encargo de Moffat y antes de 24 meses se estableció en
Kuruman, al sur de África, donde Moffat había estado trabajando.
Tres años más tarde Livingstone se casaría con la hija de Robert
Moffat, Mary, y el resto de la historia es una singular epopeya de
misiones.
Yo estaba allí, un siglo y medio más tarde, y estaba viendo
mentalmente una imagen similar, o eso parecía, a la que vio Moffat
en 1839.
Pero yo estaba mirando el humo de muchas miles de aldeas, no las
“mil” de Moffat.
“Señor”, —dije con preocupación— “¿todavía hay muchas aldeas
donde no ha llegado el evangelio?”.
“No”, —fue la impresión instantánea en mi corazón—, “eso no es
lo que está viendo. Está viendo el humo del incienso de la adoración
que se levanta desde miles y miles de aldeas que están ahora
transformadas para mi gloria. Está viendo las aldeas que se han
convertido en centros de adoración de mi presencia”.2
El equipo con el que yo estaba orando pronto descubriría que
aldeas enteras estaban en realidad acudiendo a Jesús en esta época
extraordinaria de la cosecha mundial. Verificarían los informes de
investigación que señalan que África está experimentando
verdaderamente un despertar espiritual, a pesar de sus evidentes
problemas. Un informe que leí en el momento indicaba que el
número de cristianos en África había aumentado un 2.000 por
ciento, de 9,9 millones a 203 millones, en el último siglo. Cada año
desde entonces, el continente ha ganado 6 millones de nuevos
cristianos cada año. “La tasa de crecimiento sólo parece estar
aumentando. En 1970, cerca del 12 por ciento de los africanos eran
cristianos. Ahora son casi la mitad”, —escribió Don Melvin en el
periódico Minneapolis Star Tribune. Una décima parte de todos los
cristianos del mundo en 1970 eran africanos. El continente africano
es ahora el hogar de más de un quinta parte de los cristianos del
mundo”.3 El Señor estaba confirmando en mi corazón que la
cosecha mundial ya en expansión de personas que llegaban a Cristo
pronto iba a aumentar de una manera aún más espectacular.
Al meditar sobre mi visión me convencí de que el humo que veía
levantarse desde esos miles de aldeas representaba la adoración
intercesora—un tema que en la actualidad se está propagando
globalmente a través del Cuerpo de Cristo como un rápido incendio
—, tal como usted descubrirá en las páginas siguientes.
Como también describiré en este libro, lo que ocurrió en la misma
región de África representada en mi visión del año 2000 ¡es poco
menos que algo extraordinario!

La adoración intercesora:
el simbolismo del arpa y las copas
¿Qué es la adoración intercesora?4 El término “adoración
intercesora” se refiere a la “oración saturada de adoración”
concentrada y apasionada que se levanta con la fragancia del
incienso ante el trono de Dios. En respuesta, Dios libera su poder
para lograr sus propósitos para la cosecha (véase Apocalipsis 5:8-10;
8:1-6).
Una imagen única de la adoración intercesora se puede apreciar
con los símbolos del arpa y las copas que se describen en el
Apocalipsis 5:8-10. Aquí leemos:
Cuando [el Cordero] lo tomó [el rollo], los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios (v. 8).
Curiosamente, los adoradores que llegan delante del Cordero con
arpas (símbolos de la adoración) en una mano y copas (símbolos de
la oración y la intercesión) en la otra parecen combinar estos dos
símbolos en un cántico nunca antes entonado. Es el cántico de la
cosecha mundial. El texto continúa:
Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el
rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado,
y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza,
lengua, pueblo y nación» (v. 9).
No deja de ser significativo que la imagen del arpa y la copa se
relaciona aquí con los redimidos que llegan de toda raza, lengua,
pueblo y nación. Este es claramente el cántico de la cosecha.
Leemos en Apocalipsis 8:1-6 que “las oraciones de todo el pueblo
de Dios” (una imagen de la intercesión) se emitía con “mucho
incienso” (una imagen de la adoración) sobre el trono (v. 3). La
paráfrasis de Eugene Peterson de este pasaje describe el humo que
se eleva ante el trono de Dios saturado de “las oraciones mezcladas
con el incienso de los santos” (Apocalipsis 8:4, THE MESSAGE).
Esta emisión tiene como resultado la revelación final del plan de
Dios a través del sonido de las siete trompetas, la última de las
cuales produce un toque que acompaña un gran grito en el cielo:
El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su
Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos (Apocalipsis
11:15).
Como quiera que interpretemos todo esto, podemos estar seguros
de que la intercesión saturada de adoración será la clave para la
última gran cosecha sobre la tierra. Para mí, el movimiento de la
adoración intercesora del arpa y la copa podría convertirse en el más
grande movimiento de adoración en la historia de la Iglesia.
Ciertamente, este movimiento parece estar extendiéndose
significativamente a través de los ministerios y movimientos de
oración por todo el planeta.
El oportuno libro de John Piper, ¡Alégrense las naciones!, me
ayudó a entender el papel de la adoración en el cumplimiento de la
Gran Comisión. Piper escribe:
Las misiones no son el objetivo final de la iglesia. Lo es la
adoración. Las misiones existen porque no hay adoración. La
adoración es lo máximo, no las misiones, porque Dios es lo
máximo, no el hombre. No habrá más misiones cuando se
acabe esta era y los incontables millones de redimidos se
postren rostro en tierra ante el trono de Dios. Las misiones
son una necesidad temporal. Pero la adoración permanece
para siempre.5
Descubrí rápidamente la relación entre la adoración y la
intercesión, el arpa y la copa, en el plan de Dios para transformar a
las naciones, en mi viaje revelador a las nuevas alturas del deleite en
Dios. Pero desde el principio (sobre todo inmediatamente después
de mi ayuno de adoración de 40 días), parecía que el Señor quería
resaltar especialmente el aspecto del arpa en la ecuación.
El valor de la adoración
Una revisión del tema general de la adoración resultará útil para
sentar las bases de los puntos de vista que siguen. Mi propósito al
compartir estas páginas no es solamente proporcionar un libro más
sobre la adoración para las bien surtidas bibliotecas religiosas. Mi
objetivo es describir cómo entiendo que la gloria de Dios que se
libera a través de la intercesión saturada de adoración, transformará
a las naciones y a grupos de personas enteros incluyendo nuestras
familias y vecinos.
Permítame comenzar con una definición personal de la adoración.
Para mí, en pocas palabras:
La adoración es un acto, pensamiento o expresión de
devoción voluntaria que exalta y entroniza a Dios, venciendo
y destronando así a Satanás.
La adoración intercesora ocurre cuando se agrega la intercesión,
es decir, la intervención en oración por las necesidades de los
demás. Como se podrá ver antes de terminar la idea, existen varias
maneras prácticas para que esto ocurra, tanto de manera personal
como colectiva. Pero primero tenemos que echar un vistazo más de
cerca al asunto de la adoración misma.
Nuestra palabra “adoración” del inglés “worship” se deriva de la
palabra del inglés antiguo worthsipe que significa “atribuir un valor,
rendir homenaje, reverenciar o venerar”.6 La adoración se centra en
el asunto de la valía o el merecimiento.
Establezcamos desde el principio que la adoración no es sólo una
actividad en la que se participa en un servicio típico de adoración el
domingo por la mañana: es un estilo de vida. Es la razón por la que
vivimos. A. W. Tozer dijo en pocas palabras: “Estamos llamados a
una preocupación eterna por Dios”.7
Recordemos las palabras del apóstol Pedro: “Pero ustedes son
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece
a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los
llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Como linaje escogido, debemos “proclamar las obras
maravillosas” de Dios. La versión del Rey Santiago de Inglaterra
(Biblia King James) traduce esta frase diciendo “[mostrar] las
virtudes” de Él.
La adoración es, entonces, “cómo vivimos y por qué vivimos.”
Tozer explica: “La adoración al Dios amoroso es la única razón de
toda la existencia. Es por eso que hemos nacido y es por eso que
nacemos de nuevo de lo alto. Es por eso que fuimos creados y es por
eso que hemos sido vueltos a crear”. El adorador sabio concluye:
“Es por eso también que existe la iglesia. La iglesia cristiana existe
para adorar primero que todo a Dios. Todo lo demás debe ser
segundo o tercero o cuarto o quinto”.8

Estilos y estereotipos
La adoración significa, desde luego, diferentes conceptos para las
diferentes personas. Hay sin duda una variedad de estilos de
adoración que han desarrollado varias corrientes en la Iglesia.
También hay una variedad de estereotipos que han surgido alrededor
de estos estilos. Para ampliar esta idea tuve recientemente uno de los
sueños más extraños en mi vida y he tenido mi porción de los
inusuales. Por supuesto, he aprendido con los años que no todos los
sueños son mensajes del Señor. Algunos son mensajes del estómago
con respecto a lo que comimos anteriormente esa noche.
Sin embargo, como comencé este capítulo con una inusual visión
personal que ocurrió hace más de una década (la del humo del
incienso que se elevaba como un símbolo de la adoración desde una
multitud de aldeas africanas), supongo que no vendría mal compartir
un sueño que ocurrió sólo unos días atrás. Después de todo, se nos
dice que en los últimos días “tendrán visiones los jóvenes y sueños
los ancianos” (Hechos 2:17). Al ser ahora diez años mayor, me temo
que pude haber entrado en la “fase de los sueños”.
En este sueño reciente fui invitado a acompañar a un periodista
(que desapareció en medio del sueño) a visitar una iglesia
tremendamente popular que crecía de manera significativa. El
periodista me informó que la iglesia era única, y quería que yo viera
su estilo inusual de adoración. Cuando llegamos al frente de la
iglesia esta se parecía mucho a cualquier iglesia típica de las zonas
residenciales de las afueras de las ciudades de los Estados Unidos.
Pero en cuanto el periodista abrió la puerta pude ver inmediatamente
que esta experiencia iba a ser totalmente diferente.
Para empezar, tuvimos que bajar por una escalera de madera
bastante larga para acceder al santuario principal. Luego me
sorprendió lo que vi de los fieles. El auditorio entero estaba
completamente a oscuras, a excepción de las velas que parecían
flotar como pequeñas naves espaciales delante de cada adorador—a
la altura de la cintura—. Además, cada persona tenía sus brazos
extendidos tan alto como era posible. ¡Increíble! —pensé. Le
pregunté al periodista cuál era el nombre de la iglesia y me informó
que era “¡La Iglesia de la velas iluminadas y las manos levantadas!”.
Entonces respondí: “¿No querrás decir velas ‘encendidas’?”.
Pero él dijo: “¡No, iluminadas! —Insistía en usar la palabra
‘iluminadas’”.
En cuanto avanzábamos hacia las bancas congestionadas para
conseguir un asiento, un ujier nos detuvo y nos preguntó si teníamos
la intención de participar en la adoración ese día. Respondimos de
manera afirmativa y él nos dijo: “Entonces, van a necesitar brazos”.
Le expliqué que ambos teníamos brazos, pero él nos dijo que los
servicios eran muy largos y como todas las personas tenían que
mantener ambos brazos en alto todo el servicio, la iglesia
proporcionaba brazos de madera para cada fiel. Luego agregó: estos
brazos no pesan mucho porque la madera es de balso y se pueden
sujetar mediante estas pequeñas poleas para poderlos mantener en
alto durante muchas horas con el mínimo esfuerzo. Los brazos —
nos aconsejó— estaban convenientemente disponibles en una gran
variedad de estantes para brazos en el pasillo de entrada. (Tal vez
usted piense que esta es la parte extraña del sueño, pero este se
vuelve aún más extraño — ¡créame!).
Fuimos hasta donde estaban los estantes para brazos y ambos
escogimos brazos derechos e izquierdos de diferentes estantes. A
continuación el ujier nos mostró cómo sujetarlos con las poleas. En
efecto, había pequeñas poleas unidas a cada brazo que le permitían a
la persona levantar los brazos mientras se ejercía poco esfuerzo.
Estábamos listos para regresar al santuario cuando otro ujier nos
detuvo para informarnos que cada uno necesitaba una vela. Esta
persona sostenía algo como una gran bandeja de comunión cargada
con numerosas velas encendidas. Nos mostró cómo podíamos
sostener nuestras velas cómodamente delante de nosotros con una
mano mientras usábamos la otra para sostener las correas unidas a
las poleas de los brazos a fin de mantener nuestros brazos levantados
durante todo el tiempo del servicio. Ahora entendía por qué cuando
bajé por primera vez la escalera parecía como si las velas flotaran en
el aire delante de las personas en el santuario oscurecido. Los fieles
estaban en realidad sosteniéndolas. Era una ilusión óptica.
De repente nos encontramos en medio de la multitud, tratando de
entender la canción que estaban cantando (era muy rara, para decir
lo menos), cuando me di cuenta de que las personas a mi alrededor
me miraban extrañadas. Supe por qué cuando alcé la mirada. Uno de
mis brazos de madera era significativamente más corto que el otro.
¡Tenía brazos de madera de diferentes tamaños! y no me había dado
cuenta de que había otros estantes para los brazos cortos y los
largos.
Afortunadamente, un hombre detrás de mí (un fiel asiduo de la
iglesia), tuvo piedad y ofreció llevar el brazo corto de vuelta y
traerme otro más largo. (Téngame paciencia mientras le cuento estos
detalles). Cuando regresó y me puso el brazo largo, otros a mi
alrededor comenzaron a reírse a carcajadas. El aspirante a “Buen
Samaritano” había tomado un brazo largo del “estante de brazos
largos-delgados” en lugar de tomarlo del “estante de brazos largos
normales”. Ahora tenía un brazo largo más grueso y uno delgado,
aunque cada uno era de la misma longitud. ¡Es decir, tenía brazos de
madera deformes! Un hombre que estaba adelante nos miraba
fijamente con incredulidad, no a mí, sino al hombre que acaba de
traer el brazo largo y delgado. Luego le susurró a su esposa en voz
suficientemente fuerte como para que el “Buen Samaritano” y todos
al alrededor escucháramos: “¡Qué necio!”.
Mi pánico disminuyó cuando alguien vino para hacerme salir.
Entonces entendí rápidamente que no me estaba haciendo salir del
edificio sino de la plataforma. Yo había sido elegido para predicar el
sermón de ese día. Esto me sorprendió porque nadie me había
informado que tenía que ser el predicador del día.
Tartamudeé cuando comencé porque no estaba adecuadamente
preparado. El contenido de mi breve sermón permanece bastante
borroso en mi memoria, pero creo que tenía algo que ver con el
hecho de que hay muchos estilos y maneras diferentes de alabar al
Señor. Mi mensaje incluía una exhortación a respetar a los demás
sin importar su manera de adorar. Creo que también mencioné el
pasaje del Apocalipsis que describe una gran multitud de adoradores
que nadie podía contar, procedentes de toda raza, lengua, pueblo y
nación (véase Apocalipsis 7:9-10), y todos adoraban en armonía
aunque probablemente a través de una diversidad de estilos y
sonidos de adoración. Aunque no puedo recordar mis palabras
exactas, mi mensaje concluyó con algo como esto: “Debemos
recordar siempre que ninguna denominación, ni iglesia en particular
tiene un rincón exclusivo en la adoración. El Cuerpo de Cristo es
simplemente muy diverso”.
Sin importar el contenido específico ni cómo concluyó mi sermón,
lo que sí recuerdo vivamente es que cualquier cosa que haya dicho
provocó reacciones negativas inmediatas. Esto sin duda explica por
qué mi sermón fue tan breve. Los miembros de la congregación
literalmente me echaron del edificio con los brazos de madera
todavía elevados y agitándose. Ahí fue cuando las cosas se pusieron
muy complicadas (¡como si lo que había ocurrido hasta el momento
tuviera algo de normal!).
En cuanto me apresuré a subir por la escalera y huir de aquella
iglesia (no estoy seguro de lo que le pasó al periodista), la multitud
comenzó a lanzarme bolas de nieve (sí, ¡bolas de nieve!). Tampoco
estoy seguro de cómo lo hicieron con sus brazos de madera, pero sin
duda fue una escena memorable.
Llegué a la cabina del remolque en el que habíamos venido (no
me había dado cuenta de que habíamos llegado en tal vehículo) y
encontré que la ventana de la cabina estaba abierta. Di la vuelta y le
grité a la multitud enojada: “Eligieron agredir al predicador
equivocado…” y extendí la mano por la ventana del gran camión.
Sin ver exactamente lo que estaba alcanzando sentí instintivamente
que había una gran caja de cartón en el asiento delantero de la
cabina repleta de lo que necesitaba para repeler el ataque. Así que,
extendí el brazo a ciegas a través de la ventana abierta y hacia la
caja, la cual, créalo o no, estaba llena de bolas congeladas de hielo.
Comencé a arrojar a mis atacantes estos objetos duros como una
roca y la multitud se dispersó rápidamente a medida que huían con
los brazos de madera todavía levantados y batiéndose con la brisa.
Desde cuando tuve este sueño he compartido mi experiencia
públicamente varias veces y he recibido algunas interpretaciones
interesantes. Hoy dejaré que usted saque sus propias conclusiones.
Este sueño, sin duda, me puso a pensar. Ahora supongo que es
justo que mencione lo que tuve para cenar esa noche, sólo con el
propósito de mantener las cosas en perspectiva. Mi cena nocturna
incluyó cuatro presas (todas alas de pollo) de Kentucky Fried
Chicken (receta original), sazonadas con puré de papa y salsa
blanca, ensalada de col, zanahoria, cebolla, mayonesa y dos
mazorcas. (No creo que necesitaba la segunda porción de mazorca).
Tal vez tampoco debí haber rematado con ese paquete de chitos
porque era muy tarde en la noche, y casi seguramente no debí haber
participado de los pastelitos con nueces encima que compré el día
anterior en la tienda Stuckey’s.
¡Aún así, nunca voy a olvidar ese sueño mientras viva! Sí sé que
Dios no quiere una adoración falsa y artificial. La farsa nunca se
gana el favor de Dios. Él anhela que lo adoremos “en espíritu y en
verdad” (Juan 4:24). Esto es importante que lo recordemos a medida
que prosigamos este tema de la oración saturada de adoración.
También es importante recordar, a medida que cultivemos esta
nueva conciencia de adoración, que la adoración no sólo es como la
describe el antiguo Catecismo de Westminster, “el fin principal del
hombre”, sino que también se convierta en el medio principal para
ese fin. La adoración, de hecho, es el máximo tributo que podemos
rendir a Dios. Sin duda, es mucho más que un simple estilo musical;
es un estilo de vida.
La adoración debe ser un estilo de vida. Cuando se asocia con la
intercesión, en la medida que tal intercesión forma parte y fluye
directamente de la adoración, se convierte en lo que describimos
como la adoración intercesora. A partir de la adoración intercesora
parece desarrollarse un clima propicio para la transformación de
ciudades, pueblos y naciones enteras.
El propósito de estas páginas es mostrar la relación entre la
adoración intercesora y la cosecha mundial. Mi deseo es que las
ideas que siguen no sólo lo inspiren en este sentido sino que también
le sirvan como un manual para guiarlo en el proceso de la
participación práctica. Siete realidades de la adoración nos ayudarán
para empezar. Echemos un vistazo.

11. Edward Reese, The Life and Ministry of David Livingstone (Glenwood, IL:
Fundamental Publishers, 1975), pág. 5.
2 No creo que esta visión sugiera que cada persona en cada aldea y hogar de la tierra
llegará algún día a ser salva. Sin embargo, me animan sobre manera los pasajes
de las Escrituras como Isaías 11:9 y Habacuc 2:14, que profetizan que “rebosará”
la tierra con el conocimiento y la gloria del Señor “como rebosa el mar con las
aguas”. La traducción de la Nueva Traducción Viviente de Isaías 11:9 es sobre
todo inspiradora: “así como las aguas llenan el mar, así también la tierra estará
llena de gente que conocerá al Señor”.
3 Don Melvin, “Under African Skies,” Minneapolis Star Tribune, January 15, 2000,
pág. B5.
4 “La adoración intercesora” es una expresión que escuché inicialmente a través del
ministerio de Mike Bickle, fundador de la Casa Internacional de Oración, Kansas
City, Kansas.
5 John Piper, Let the Nations Be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 11.
6 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág. 191.
7 A. W. Tozer, That Incredible Christian (Camp Hill, PA: Christian Publications,
1964), pág. 46.
8 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
2. Primera realidad: La adoración entroniza a Dios
Una gran silla para Dios
Durante mi ayuno de adoración de 40 días sentí que el
Señor me llamaba no sólo a disfrutar nuevos deleites
en su presencia sino también a un entendimiento más
claro de lo que estamos describiendo como la
adoración intercesora. A medida que aprendamos a
mantener unidas nuestras arpas de la adoración, junto
con nuestras copas de la oración intercesora, haremos
posible el cumplimiento de la Gran Comisión para que
todo el mundo pueda experimentar la gloria de Dios
¡en Cristo! Con este fin, el Señor me mostró siete
realidades que he llegado a entender como los siete
principios de la adoración intercesora.
En pocas palabras, un principio es una verdad que es fundamental
para otras verdades. Creo que un examen de estas realidades de la
adoración y de los principios relacionados nos proporciona una
plataforma significativa para entender el papel de la adoración, en
particular de la adoración intercesora en cuanto se refiere a la venida
de la gran recolección de la cosecha de los últimos días.
Algo esencial desde el comienzo de nuestro estudio es el
reconocimiento de lo que siento que es la primera realidad
fundamental sobre la adoración: La adoración entroniza a Dios.
Dicho de una forma más completa como un principio de la
adoración intercesora:
La adoración proporciona un lugar para que Dios habite en
la tierra en toda su plenitud.

Un clima celestial
Las alabanzas del pueblo de Dios nos ponen literalmente en
consonancia con su trono, de una forma única y profunda y, por lo
tanto, con sus propósitos y poder plenos. Dicho de otra manera, Dios
establece su trono en el lugar físico y entre las personas que lo
alaban. Esta primera realidad de la adoración es esencial para
comprender cómo y por qué es tan vital la adoración (y, en
particular, la oración saturada de adoración) para el cumplimiento de
los propósitos de Dios en todo el mundo. La adoración crea un clima
celestial para el cumplimiento de la Gran Comisión.
El salmista declaró: “Canten salmos al Señor, el rey de Sión;
proclamen sus proezas entre las naciones” (Salmo 9:11).
Observamos aquí cómo el espíritu de la Gran Comisión (“proclamen
sus proezas entre las naciones”) está relacionado en este texto con
entronizar a Dios—“Canten salmos al... rey...entre las naciones”.
No deja de ser significativo que dentro de esta exhortación de cantar
alabanzas a nuestro Señor veamos que se hace referencia a
proclamar lo que el Señor ha hecho entre las naciones.
El rey David le cantó en otra parte al Señor: “Tú eres santo, tú
eres rey; tú eres alabado por Israel” (Salmos 22:3, RVC). La Versión
Reina-Valera 1960 traduce este versículo: “Pero tú eres santo, Tú
que habitas entre las alabanzas de Israel”. La palabra hebrea
traducida como “habitas”, yawshab, viene de la palabra que es raíz y
que significa “sentarse”. Desde luego, el lugar donde se sienta Dios
es su trono, lo cual conduce a la utilización precisa de la expresión
“entronizado”.
La idea aquí es que Dios mora, se revela a sí mismo, donde su
pueblo lo alaba. Él habita en ese mismo lugar. Una traducción
japonesa de este versículo dice: “Cuando el pueblo de Dios lo alaba,
Él trae una gran silla y se sienta allí”.9
¡Qué maravilloso es este pensamiento que se hace claramente
compatible con la expresión original hebrea! Nuestras alabanzas se
convierten en el trono de Dios: lo entronizan literalmente.
Jack Hayford, al hablar de este mismo versículo de las Escrituras,
escribió:
Esta afirmación muy citada del Salmo 22:3 merece nuestra
mayor comprensión ya que son dramáticas las implicaciones
del verbo yawshab [habitar, RVR1960]. Aunque la idea
básica de la palabra es sentarse, cuando el Rey del universo
es el sujeto se traduce debidamente como “entronizarse”.
Esta gran verdad resuena hacia toda las generaciones: ¡La
alabanza crea una morada para Dios en la situación actual
del hombre!10
Todo esto es profundamente significativo para nuestra
comprensión de la adoración intercesora y la entronización de Dios
que se deriva de ello, ya sea en nuestra vida personal diaria o al
participar en el establecimiento del plan de Dios para las naciones.
¡La adoración entroniza a Dios! Esta primera realidad de la
adoración sugiere que cuando comenzamos a declarar las alabanzas
de Dios sobre nuestras necesidades o sobre las naciones distantes,
estamos literalmente estableciendo su trono en medio de esas
necesidades o naciones.

El suceso del pueblo de Caseros


Esta realidad se puso de manifiesto de manera dramática en un
acontecimiento que involucró al ministerio que yo dirijo, Cada
Hogar para Cristo (CHC).11 Unos equipos de intercesores de
adoración hicieron caminatas de oración por los barrios de su ciudad
(la población de Caseros) en Argentina, declarando las alabanzas de
Dios sobre cada hogar, casa por casa, mientras caminaban. Le
pidieron a Dios que preparara el corazón de sus vecinos para recibir
las buenas noticias.
Caseros, una ciudad con una población de 390.000 habitantes en
esa época había sido el blanco para realizar una campaña del
ministerio Cada Hogar para Cristo. Pero Caseros no era un lugar
fácil de evangelizar debido a la fuerte presencia de cultos satánicos,
sobre todo los conocidos como Macumba y Umbanba. Según el
director de CHC en Argentina, Rino Bello, por cada iglesia
evangélica en Caseros había cinco o seis centros de cultos satánicos.
Sin embargo, a través de su campaña planificada para Caseros, cada
familia en casi 100.000 hogares iba a recibir una presentación
personal del evangelio de Jesucristo en su idioma, así como una
invitación para ver la película Jesús producida por la Cruzada
Estudiantil y Profesional para Cristo en uno de los diferentes lugares
de toda la comunidad.
Como el culto satánico era tan prevalente en la ciudad, siete
iglesias de la zona fueron movilizadas a caminar por las calles de
Caseros declarando las alabanzas de Dios mientras intercedían con
oración por cada hogar. Estas iglesias habían acordado enviar sus
equipos de intercesores de adoración como tropas de avanzada para
un grupo más grande de creyentes, de por lo menos 20 iglesias, que
a la larga visitarían todos los hogares de la ciudad presentando a
cada uno un mensaje impreso del evangelio y dando testimonio en
cada oportunidad.
La estrategia general involucraba dividir a Caseros en varios
distritos pequeños y dirigirse a estos distritos uno a la vez,
comenzando con la zona llamada Villa Pineral que consistía en unos
1.100 hogares. En primer lugar, los equipos de oración saturaron la
zona con la adoración intercesora, y luego, durante un período de
cinco días cada hogar en este distrito fue visitado personalmente
para darles a los residentes un mensaje impreso del evangelio en su
idioma, así como una invitación a ver la película Jesús.

Bajo el ombú
La película Jesús se mostraba en la plaza pública de Villa Pineral
un domingo por la noche después de completar la evangelización
puerta a puerta. La pantalla gigante se había colocado debajo de un
enorme árbol “ombú” de 200 años de edad, considerado un sitio
histórico atesorado en la comunidad. Al terminar la película 135
personas entregaron su corazón a Jesús. Esto fue adicional a los
muchos nativos que respondieron como resultado de la campaña
casa a casa.
Fue especialmente significativo mostrar la película bajo el enorme
ombú, porque durante casi una década este árbol único había sido el
sitio para las reuniones de adoración satánica cada semana. El
viernes por la noche era el tiempo dedicado para que los fieles
llevaran sacrificios a Satanás. (A menudo estos sacrificios incluían
partes corporales de animales como gallinas, gatos y perros).
La decisión de proclamar el evangelio en este lugar en particular
estableció el escenario para la confrontación espiritual en los lugares
celestiales, así como una ocasión para el evangelismo. Esto se hizo
evidente en los días inmediatamente posteriores al domingo por la
noche de la proyección de la película.
El martes siguiente, sin ninguna explicación convincente, el ombú
de 200 años “estalló” misteriosamente, se partió por la mitad y cayó
al suelo. El ruido se escuchó a varias cuadras de distancia mientras
los residentes quedaron asombrados. El ingeniero de la ciudad, con
dos de sus colegas, fue a examinar el árbol caído. No tenía ninguna
enfermedad visible ni tampoco hubo mal tiempo (rayos, por
ejemplo) en el momento, que pudiera explicar esta extraña
ocurrencia.
Aquellos creyentes que participaron en la campaña de
evangelización, quienes escucharon el estruendo y fueron testigos
del árbol caído, supieron que este fue un acto de Dios. Nuestro
director de Cada Hogar para Cristo, el hermano Rino Bello, explicó:
“Tenemos entendido que este árbol se cayó como consecuencia de la
guerra espiritual contra los poderes de las tinieblas. Sabíamos que
Dios había ordenado que esto ocurriera como un indicio de que el
avivamiento estaba en camino y que muchas almas perdidas serían
ganadas para Cristo”.
Pero Dios no había terminado todavía. Estos creyentes iban a ver
una señal adicional del impacto de su adoración intercesora sobre
Caseros. Exactamente un mes después del día de la primera
explosión ocurrió una segunda explosión en el mismo lugar donde
antes estuvo el enorme ombú. Esta vez las raíces del árbol de 200
años estallaron bajo el suelo. Si la primera explosión fue inusual, ¡la
segunda fue terriblemente extraña!
Nos enteramos más tarde que, inmediatamente después de la
primera explosión, uno de los líderes satánicos en Caseros había
dado instrucciones a sus seguidores de que fueran al lugar del ombú
caído y desenterraran algunas de sus raíces para poderlas resembrar
a fin de que volviera a crecer el árbol original que era sagrado para
los satanistas. De esa manera se establecería un nuevo punto de
adoración para su culto.
Una mujer de esta secta les respondió a los líderes satánicos y
estaba recogiendo raíces en el momento de la segunda explosión.
Mientras ella yacía en el suelo gravemente herida y en espera de una
ambulancia, un equipo de la televisión nacional de Argentina llegó y
filmó lo que había ocurrido. La historia fue televisada aquella noche
en toda la región.
El reportaje informativo mostró a la dama que era trasladada
rápidamente al hospital donde permaneció en una condición grave.
En un principio se pensó que tal vez no sobreviviría. Su vecina, una
cristiana comprometida, reconoció a la mujer herida del informe
televisivo y decidió visitarla en el hospital. En un giro sorprendente
de los acontecimientos, esta mujer satanista que había intentado
desenterrar las raíces del ombú recibió a Cristo como su Salvador y
renunció completamente a todos los vínculos con el culto satánico.
Pronto, muchos otros en la ciudad de Caseros recibieron también a
Cristo.
Surgieron otros testimonios interesantes durante las semanas
siguientes a las dos extrañas explosiones. Los miembros de una
iglesia informaron que durante muchos años había sido común
encontrar partes de animales sacrificados en la puerta de la iglesia,
los domingos por la mañana. Pero después de la segunda explosión
del antiguo ombú, esos acontecimientos cesaron de manera abrupta.

Una teología de la presencia de Dios


No cabe duda de que los equipos de intercesores de adoración que
caminaron por las calles de Caseros habían entronizado a Dios en su
comunidad. La adoración, de hecho, proporciona un lugar para que
Dios more entre su pueblo y, por lo tanto, lo lleve a sus designios en
toda su plenitud. Este hecho desencadena un potencial explosivo
para la transformación de las comunidades, pueblos e incluso
naciones enteras.
Pero, ¿cómo explicaremos más adecuadamente lo que sucede
cuando entronizamos a Dios sobre una situación o región? Creo que
este fenómeno se refiere a la “presencia manifiesta” de Dios, en
comparación con simplemente su omnipresencia. Decimos que Dios
es omnipresente porque Él está presente en todas partes,
teológicamente hablando. Esto quiere decir que Dios siempre está
presente así nos demos cuenta o no. Pero esto no quiere decir que
reconozcamos siempre su presencia. De hecho, durante el tiempo de
mi ayuno de adoración escuché decir al investigador George Barna
que había encontrado que 7 de cada 10 cristianos jamás habían
sentido la presencia de Dios mientras asistían a la iglesia.12
En este sentido, podemos definir la presencia de Dios de tres
maneras: (1) La presencia intelectual de Dios, (2) la presencia
consciente de Dios y (3) la presencia manifiesta de Dios.
Empleamos estos términos para describir cómo nosotros los
creyentes podemos ver la presencia de Dios, no necesariamente
como Dios ve la realidad de su propia presencia o existencia.
Al hacer referencia a la presencia intelectual de Dios quiero decir
nuestro reconocimiento intelectual de que Dios existe en todas
partes y, por lo tanto, siempre debe estar presente. Dicho de otro
modo, como creemos que Dios está en todas partes, Él debe estar
aquí ya sea que yo lo sienta o no.
Este hecho me fue enfatizado hace muchos años cuando me
preparaba para salir a un viaje ministerial desde California hasta
Washington, D.C. Nuestras dos hijas, Dena y Ginger, tenían sólo
seis y tres años de edad, respectivamente. Tenía la costumbre de ir a
su dormitorio la noche anterior al viaje y sentarme entre ellas en su
cama mientras que cada una hacía una oración sencilla. Le pedí a
Dena que orara primero, en concreto, y le sugerí que le pidiera a
Dios que estuviera conmigo durante este viaje.
Me di cuenta de que Dena estaba pensando en algo porque hizo
una pausa antes de orar. Luego, con una mirada burlona, la niña de
seis años me preguntó: “Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?”.
“Claro”, —le contesté.
“¿Por qué debo pedirle a Dios que haga algo para ti, cuando Él ya
prometió que lo haría de todos modos?”
Quedé, por supuesto, momentáneamente estupefacto y solté algún
tipo de respuesta como: “Bueno, Dena, eso es cierto, pero no sobra
pedir”. Mientras tanto yo pensaba: ¡Oh, Dios mío, tenemos a una
teóloga de seis años en nuestra casa!
Sabemos intelectualmente que Dios está presente todo el tiempo.
Luego vienen esos momentos cuando sentimos su presencia de tal
manera que ambos sabemos y sentimos que Él está cerca. Podemos
describir esto como su presencia consciente porque “sentimos
conscientemente” que Él está presente. Al describir su conversión,
John Wesley dijo: “Mi corazón se calentó extrañamente”. Por
supuesto, la conversión de Wesley habría sido igualmente real sin
aquella sensación de calor, pero él estaba sintiendo algo. Hasta
cierto punto, esto es lo que podríamos considerar como la presencia
consciente de Dios.
La presencia manifiesta de Dios es algo mucho más intensa
aunque también involucra una sensación o un sentimiento de su
cercanía. Si bien este no es siempre el caso, la presencia manifiesta
de Dios por lo general tiene un impacto arrollador que afecta a
muchas personas, incluso a comunidades o a regiones enteras, no
simplemente a un solo individuo. El avivamiento real es
frecuentemente, si no siempre, el resultado de la presencia
manifiesta de Dios sobre su pueblo.
Por mucho que parezca sólida esta explicación, vale la pena
explorarla, y con explorar quiero decir experimentar, en lugar de
simplemente estudiar. Pero por ahora tenemos que conformarnos
con sembrar semillas para su futura exploración basada en la
experiencia.

El encuentro con el trono de Dios


La mayoría de los avivamientos y despertares comenzaron como
pequeños arroyos donde la presencia manifiesta de Dios había
comenzado a fluir. Estos arroyos pronto se convirtieron en ríos. (La
tercera parte de este libro examina algunos de estos ríos proféticos).
El Avivamiento Galés comenzó con un minero del carbón que se
convirtió en predicador, Evan Roberts, al compartir el
quebrantamiento de su corazón con algunas personas que se
quedaron hasta tarde después de una reunión de oración un lunes por
la noche.
El Gran Avivamiento de Estados Unidos de finales de la década
de 1850 comenzó en una reunión de oración al mediodía en la
Iglesia Old Dutch North Church, en la calle Fulton de la ciudad de
Nueva York. Sólo seis personas se habían reunido para tener una
hora de oración, incluyendo al laico Jeremías Lamphier quien
convocó la primera reunión. En el transcurso de dos años, decenas
de miles de personas oraban semanalmente en las ciudades de arriba
a abajo por la costa oriental estadounidense, lo que dio como
resultado 50.000 nuevas conversiones a Cristo cada semana; una
tasa de conversión que se mantuvo durante varios meses.
Aunque todos estos despertares tuvieron diferentes
manifestaciones, cada uno parecía ser el resultado de una intensa
pasión ferviente por Dios que llegaba sobre su pueblo. El
arrepentimiento profundo, por ejemplo, se produjo cuando la gente
no quería que nada entre ellos y Dios impidiera su adoración. La
oración ferviente en unidad se centró principalmente en buscar a
Dios para que Él simplemente “¡llegara!”.
El movimiento creciente de la adoración intercesora del arpa y la
copa es precisamente hoy en día eso, posiblemente llevado a nuevas
alturas en la búsqueda de Dios. Usted se puede unir diariamente a
este movimiento. Es muy sencillo:
Declare con cánticos (adoración) y oración (intercesión) que
Dios mora, o es entronizado, en cada situación.
Este es el resultado de toda esta adoración intercesora: Dios es
entronizado porque su pueblo lo está buscando en la adoración
apasionada como nunca antes. Se están estableciendo por toda la
tierra las zonas del trono, en las cuales Dios puede morar en toda su
plenitud. El resultado es una oración saturada de adoración, radical y
revolucionaria, y se está creando un nuevo clima para transformar a
los pueblos y a las naciones a través del evangelismo fructífero. No
me sorprende en absoluto que algunos de estos movimientos y sus
líderes hayan sido criticados fuertemente, a menudo de manera falsa.
El enemigo debe temerle a este movimiento más de lo que los
mortales podamos comprender. Es una ola que se convierte en un
tsunami. Y este es sólo el comienzo.
9 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg, PA:
Destiny Image Publishers, 1997), pág. 1.
10 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Ventura, CA: Regal, 2000), pág. 158.
11 Cada Hogar para Cristo es un ministerio mundial de evangelismo casa a casa
que ha servido activamente desde 1946, con más de 500 agencias misioneras y
denominaciones para entregar mensajes impresos del evangelio (uno para adultos
y otro para niños) en cada hogar del mundo. Desde su creación, CHC, con más de
4.000 servidores apoyados a tiempo completo (al momento de escribir estas
líneas), y un promedio de 30.000 obreros voluntarios mensualmente, ha
distribuido más de 3 mil millones de mensajes del evangelio en todo el mundo, lo
cual ha resultado en más de 101 millones de seguimientos a decisiones y
respuestas. En los lugares donde no hay iglesias para los nuevos creyentes, se
establecen feligresías del Nuevo Testamento (iglesias en las casas). Hasta la
fecha, se han establecido más de 175.000 feligresías, llamadas Grupos de Cristo.
CHC distribuye grabaciones del evangelio y cintas de audio y emplea otros
medios para alcanzar a los no lectores, donde existen etnias en su mayoría
analfabetas. En un período reciente de 12 meses, 13.400.284 personas recibieron
materiales de seguimiento o fueron visitadas personalmente por obreros de CHC
en respuesta a estos contactos casa a casa. En ese mismo período de 12 meses se
creó “diariamente” un promedio de 58 feligresías en casas de nuevos creyentes
(iglesias bebés), que equivale aproximadamente a 22.000 en un solo año.
12 Una cita de la investigación de George Barna presentada en una enseñanza en
casete de Robert Stearns, The Tabernacle of David (Clarence, NY: Kairos
Publications, 2000), casete #2.
3. Segunda realidad: La adoración encuentra a Dios
Algunas palabras amables para guardar silencio
“Uno debe comenzar con Dios. Luego uno empieza a
entender todo en el contexto adecuado. Todas las cosas
encajan y toman forma cuando se comienza con Dios”,
escribió A. W. Tozer, uno de los grandes mentores de
la adoración del siglo pasado. Tozer definió bien la
palabra “genio” cuando declaró: “La persona más sabia
en el mundo es la persona que más tiene temor de
Dios. El único sabio digno de ese nombre es el que se
da cuenta de que la respuesta a la creación, a la vida y
a la eternidad, es una respuesta teológica, no una
respuesta científica”.13
Tozer nos lleva a nuestra segunda realidad vital de la adoración a
medida que buscamos entender la relación entre la adoración
intercesora y la transformación de las naciones: La adoración
encuentra a Dios.
Uno podría preguntarse por qué esta realidad no es la primera en
la lista, ya que se podría discutir que no podemos entronizar a Dios a
menos que primero nos encontremos con Él. Sin embargo, no estoy
hablando aquí de ese encuentro inicial que tenemos con Dios en
Cristo durante la conversión, sino de aquellos continuos encuentros
íntimos que nos dejan esperando más, mucho más.
A partir de estas experiencias comenzamos a desarrollar una
inmensa pasión por ver a los demás, e incluso a las multitudes,
teniendo tales “encuentros” a medida que se encuentran por primera
vez con Cristo y luego crecen en Él. Por lo tanto, esta realidad de la
adoración conduce de nuevo directamente a la cosecha y a la
transformación final de los pueblos y las naciones. Por eso se
expresa como nuestro segundo principio de la adoración intercesora
el siguiente:
La adoración proporciona una oportunidad de primera
mano para encontrar a Dios en toda su plenitud.

La reverencia llena de asombro


El encuentro con Dios es claramente fundamental para toda
adoración verdadera, y es sin duda esencial para tener una
intercesión poderosa. En el corazón del encuentro con Dios está la
adoración y el temor de Dios puro y apasionado.
Tozer, a quien cito frecuentemente sobre este tema porque la
adoración fue un enfoque primordial en su vida, explica:
Me gustaría decir que cuando adoramos a Dios, todos los
ingredientes hermosos de la adoración son sometidos al calor
candente del fuego del Espíritu Santo. Adorar a Dios
significa que lo amamos con todo el poder que existe en
nosotros. Lo amamos con temor y asombro, anhelo y
reverencia.14
Observe la referencia que Tozer hace del “temor” en lo que
respecta a nuestros encuentros con Dios. Hay una diferencia
significativa entre el temor ansioso y el temor piadoso. A modo de
ejemplo, Tozer describe cómo el apóstol Juan reaccionó en el huerto
de Getsemaní, cuando Jesús fue arrestado (véase Juan 18). Juan
estaba entre los que huyeron con temor. Él fue uno que sin duda
tuvo miedo de ser arrestado. Tozer sugiere que este fue un temor al
peligro, un temor al castigo, o un temor a la humillación. Pero más
tarde, cuando Juan fue exiliado a Patmos (véase Apocalipsis 1:12-
17), vio un Ser impresionante en medio de los candelabros de oro y
experimentó una clase completamente diferente de temor.
Tozer observa que en esta segunda situación, Juan no tuvo miedo
y no se sintió amenazado. Él estaba, en realidad, experimentando un
temor piadoso. Por lo tanto, un verdadero temor de Dios es algo
hermoso, pues este incluye la adoración, el amor y la veneración,
todo a la vez. ¡Este es el verdadero encuentro con Dios! Tozer
concluye: “La verdadera adoración consiste en enamorarse tan
personal y perdidamente de Dios que la idea de una transferencia de
afecto ni siquiera existe remotamente. Este es el significado
verdadero del temor de Dios”.15
Tozer describe anteriormente en esta misma obra que el temor y la
veneración a Dios forman parte de una “relación dulce” y una
“reverencia llena de asombro”. “Cuando entramos en esta relación
dulce comenzamos a conocer la reverencia llena de asombro, la
adoración sin aliento, la fascinación impresionante, la admiración
sublime de los atributos de Dios y algo del silencio estupefacto que
conocemos cuando Dios está cerca”. El autor añade: “Tal vez usted
nunca se haya dado cuenta antes, pero todos esos elementos en
nuestra percepción y conciencia de la Presencia Divina se suman a
lo que la Biblia llama ‘el temor de Dios’”.16
El silencio absoluto podría ser, en algunos casos, nuestro acto más
grande de adoración. Tozer hizo referencia a nuestra experiencia de
un “silencio estupefacto”, cuando sabemos que Dios está cerca. No
toda la adoración se expresa con palabras o acciones. De hecho,
cuanto más cerca alguien está de un verdadero encuentro con Dios,
menos apropiadas se vuelven las palabras y las acciones. Nuestro
silencio puede tener un impacto profundo, cuando se trata de
extender el reino de Dios por todas las naciones.
Observe la exhortación dramática de Dios sobre el silencio. Dios
ordena: “¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación
me honrará. Seré honrado en el mundo entero” (Salmos 46:10,
NTV). Descubrimos aquí que estar en silencio en la presencia de
Dios es un acto de adoración que se relaciona con impactar a las
naciones y es sin duda fundamental para “conocer” a Dios, pues el
texto da a entender claramente que estar en silencio conduce a un
conocimiento más profundo de Dios.

El arte perdido de la adoración


Todo esto nos lleva de vuelta a nuestra segunda premisa: La
adoración proporciona una oportunidad de primera mano para
encontrar a Dios en toda su plenitud. Desde luego, encontrar a Dios
es conocerlo ¡de cerca!
Leemos en el libro de Proverbios: “El temor del Señor es la base
de la sabiduría. Conocer al Santo da por resultado el buen juicio”
(Proverbios 9:10, NTV). La Nueva Versión Internacional dice:
“Conocer al Santo es tener discernimiento”. A. W. Tozer, quien
también escribió el libro clásico El conocimiento del Dios Santo,
dijo sabiamente: “El cristiano es fuerte o débil, dependiendo de cuán
atentamente haya cultivado un conocimiento de Dios”.17
La promesa de “conocer al Santo da por resultado el buen juicio”.
La palabra “buen” es un adjetivo que abarca todo lo bueno. Todo el
buen juicio que podríamos necesitar está reservado para aquéllos
que amplían su experiencia de conocer a Dios. Según el salmista, el
silencio o la quietud y conocer a Dios están relacionados.
“¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios!”.
Esta parece una buena ocasión para ofrecer algunas palabras
amables sobre “guardar silencio.” El silencio es un arte de la
adoración centrada que se ha perdido en gran parte de la Iglesia hoy
en día. Lamentablemente, incluso donde existe algún tipo de ello, no
es más que un pequeño fragmento de una liturgia sin vida.
El silencio reverencial toma tiempo y una disciplina increíble. En
la última década no he estado en ningún culto de adoración típico
donde se dedicara más que un momento simbólico al silencio puro.
Si tal vez se designara tal tiempo en absoluto, sería por lo general
para tener una oración en silencio, lo cual sugiere que nuestra mente
todavía está muy activa. Sólo estamos orando silenciosamente. El
silencio verdadero implica que nada carnal está ocurriendo y nuestra
naturaleza humana clama que ocurra algo sobrenatural, incluso en la
adoración.
El silencio es, sin embargo, un poder en sí mismo, cuando se
entiende y se cultiva, si Dios se encuentra en el proceso. Escuche de
nuevo a Tozer: “Se puede lograr más progreso espiritual en un breve
momento de silencio sin habla en la presencia imponente de Dios,
que en años de sólo estudio”.18

El aceite de esperanza
No soy bueno en cuanto a guardar silencio. Creo que es por ello
que Dios actuó como lo hizo en mi viaje personal para ampliar la
importancia de esta realidad de la adoración.
En diciembre de 1998, casi un año antes de mi ayuno de adoración
de 40 días que mencioné anteriormente, me sentí fuertemente guiado
a apartar todo un mes para buscar diariamente a Dios con respecto al
plan emergente de una década de duración de Cada Hogar para
Cristo, denominado El Cumplimiento de la Comisión. Era un plan
ambicioso de ver campañas casa a casa en toda nación de la tierra de
nuestra generación.
Cuanto más estudiaba la complejidad y el costo del plan, más me
daba cuenta de que sería imposible llevarlo a cabo sin un milagro
más allá de lo que cualquiera de nosotros pudiera imaginar.
Esta iba a ser la segunda experiencia de oración de un mes para
mí. La primera ocurrió en diciembre de 1987 cuando Dios puso en
mi corazón la carga de la gran necesidad del evangelio en la Europa
oriental comunista y en lo que en ese entonces era la Unión
Soviética.
Aquellas oraciones en 1987 fueron prontamente contestadas de
manera increíble y, por más de una década, Cada Hogar para Cristo
visitó y entregó el evangelio impreso a más de 40 millones de
hogares sólo en esa región eurasiática. Casi 2 millones de personas
de la antigua Unión Soviética y Europa Oriental han enviado por
correo tarjetas de decisión de haber aceptado al Señor Jesús como su
Salvador. También llegaron algunas cartas pidiendo más
información sobre la persona de Jesús. La mayoría de ellas
indicaban que habían recibido a Cristo como su Salvador. Antes de
ese entonces, el número de tales peticiones de dicha región había
sido probablemente inferior a 200 en más de dos décadas.
Así que, ahí estaba yo, a punto de ingresar a mi segunda
experiencia de oración de un mes de duración. Al igual que con mi
primer mes de oración, me sentí específicamente guiado a reservar
la misma cantidad de tiempo para la oración que normalmente
pasaría en mi oficina o en la reuniones de planeación. No sentí que
iba a ser un tiempo de ayuno y oración, como tal, sino más bien un
mes entero de búsqueda de Dios (a veces con otros) todos los días.
Decidí llevar un diario para este segundo compromiso de un mes,
e invitar a otros intercesores en días determinados, así como a
nuestro personal para que se sumaran a mí en oración. Entre otros
enfoques para el mes, oramos específicamente durante dos días y
ungimos con aceite el plan de 10 años que había impulsado este mes
de oración al primer lugar.
Gran parte de esos dos días se dedicó literalmente a estar
postrados sobre nuestros rostros en mi oficina. En una ocasión
ungimos a cada una de las páginas del plan con aceite tradicional de
la unción. El tercer día todo nuestro personal pasó un día haciendo
lo mismo. Fue verdaderamente una saturación simbólica del plan
con el aceite de la esperanza y la anticipación, y hasta este día
guardo esa copia del plan con marcas de aceite en cada página, en la
sala de oración de mi casa.

Estuve allí, lo hice


El resto del mes trajo una interesante variedad y diversidad de
experiencias de oración. Pero el domingo 20 de diciembre me había
empezado un poco el “cansancio del guerrero”. Aquella noche,
mientras estaba sentado solo en mi oratorio bajo las escaleras de
nuestro sótano, pregunté en voz baja: ¿Qué debo hacer a
continuación? Recuerdo que le dije al Señor: “No estoy seguro que
haya algo más que pueda hacer para buscarte este mes que ya no
haya hecho, probablemente cinco o seis veces”.
Esta no fue una declaración arrogante de mi parte sino una
expresión honesta al perder fuerza en mi oración. Desde luego, sabía
que no era cierto, pero todavía había una sensación de “estuve allí,
lo hice”. Mi corazón clamaba: “me quedé sin ideas, Dios, y sólo es
el 20 de diciembre. ¡Me faltan 11 días de oración en este mes y me
muero aquí abajo!”.
Fue entonces cuando algo sucedió. Tan claro como usted lee las
palabras de esta página, el suave murmullo de la voz inconfundible
de Dios llenó mi mente. Era suave, pero firme.
¡No! No ha hecho todo, dijo la voz. Hay por lo menos una cosa
que nunca ha hecho en mi presencia durante todo un día.
Honestamente no supe por un instante a qué se estaba refiriendo el
Señor. ¿Qué no he hecho nunca durante todo un día en mi oración?
Mi mente escudriñó mis encuentros pasados de oración que
habían durado todo un día. Recuerdo haber pasado un día entero
simplemente alabando a Dios; también recuerdo cómo, en otra
ocasión, pasé un día simplemente postrado sobre mi rostro delante
de Dios. Me sentí guiado a pasar ese día agradeciéndole a Dios por
cada persona con nombre propio que alguna vez me había
bendecido. Ese fue, sin duda, un día de muchas lágrimas y de una
increíble gratitud.
Luego estaba el día más memorable de 1987, cuando un puñado
de intercesores y yo cantamos al Señor espontáneamente, en
adoración, durante todo aquel día. Ninguna de estas ocasiones había
sido planeada con la esperanza de impresionar a Dios, como si
estuviéramos escalando un Monte Everest espiritual. Tampoco fue
porque pensáramos que tal dedicación demostraría que éramos
gigantes espirituales. Estos días fueron simplemente el resultado de
un deseo de acercarnos a Dios.
Pero ahora, en este vigésimo día de mi segundo compromiso de
un mes, me preguntaba qué me faltaba. ¿Qué no había hecho durante
todo un día? Quedé anonadado por lo que escuché a continuación.
Regresó la voz suave de Dios para decirme: Nunca ha pasado un
día entero en silencio total en mi presencia.

El milagro del silencio


¡Dios tenía la razón! En realidad, nunca había pasado siquiera una
sola hora en silencio absoluto. (¡Que sean 20 minutos!). El silencio
es demasiado difícil y, francamente, un poco impropio de un
hombre. Al menos, ese era mi pensamiento en aquel entonces.
Orar postrado, clamar las Escrituras, cantar alabanzas, romper
fortalezas, reprender a Satanás; es allí donde está la acción de la
oración. El silencio es para los cobardes, razoné. Además, ¿de qué
serviría de todos modos un día entero de silencio?
Entonces Dios me sorprendió con su Palabra y me preguntó: ¿No
es el deseo de tu corazón y tu ministerio ayudar a alcanzar a todos
los pueblos no evangelizados de la tierra con las buenas nuevas?
Mi respuesta fue obviamente, sí.
La voz suave y apacible de Dios me cuestionó entonces: “¿No
declara mi Palabra: Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.
¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la
tierra!” (Salmos 46:10)?
Me puse a llorar cuando vi la conexión entre el silencio puro de la
adoración en la presencia de Dios y su exaltación en las naciones.
Era imposible recordar o escuchar a alguien sugerir que el silencio
sencillo y enfocado en la presencia de Dios estuviera en absoluto
relacionado con la exaltación de Dios en las naciones a través del
cumplimiento de la Gran Comisión.
Al instante supe que debía apartar un día de silencio durante ese
mes. Me propuse hacerlo tres días después, el miércoles, porque ya
había programado el lunes y martes para orar con otros fieles.
Recuerdo vívidamente el inicio de ese encuentro del miércoles.
Sentí de repente un cielo abierto de manera excepcional después de
varias horas de estar en absoluta quietud durante las cuales luché
con innumerables pensamientos que me daban vueltas en la cabeza y
que a menudo parecían tan fuertes como si yo los hubiera
pronunciado. Aunque yo no estaba específicamente buscando
escuchar al Señor, Él pronunció su voz con una claridad inusual
proporcionándome los detalles que no había considerado antes con
respecto a cómo se desarrollaría nuestro plan de evangelizar a los
pueblos no alcanzados, casa por casa.
Aunque el espacio no me permite compartir aquí todos esos
detalles, estoy convencido que mi encuentro de silencio del Salmo
46:10 fue crucial para entender esta realidad fundamental. Mi día de
quietud con Dios me reveló que nuestro plan se cumpliría a través
de ciertas alianzas ministeriales estratégicas con muchas
organizaciones de evangelismo y discipulado, junto con líderes
empresariales y profesionales, todos juntos asociándose conmigo a
través de la adoración intercesora.
Todo esto, desde luego, implica encontrarse con Dios mediante un
resultado claro de la adoración. Estoy convencido de que la clave
fundamental y de gran alcance para encontrarse con Dios es guardar
silencio, lo cual, tal como lo mencioné antes, proporciona una
oportunidad de primera mano para relacionarse con Dios en toda su
plenitud. Es imposible presumir o discutir cuando uno está
realmente en silencio. De hecho, en el sólo milagro en Jericó cuando
las doce tribus se unieron para tomar la ciudad, lo primero y por
encima de todo fue un milagro basado en guardar silencio (véase
Josué 6).

Un apóstol del silencio


Leí hace años sobre la vida de Francisco de Asís, una de las pocas
luces que brillaron tal vez, en los días más oscuros de la Iglesia: la
Edad Media. De alguna manera, Asís se podría describir como “el
apóstol del silencio”. La ausencia de luz durante la época de la Edad
Media fue tal que incluso los historiadores se refieren a ella como el
período de la Edad Oscura (el oscurantismo.).
Se dice que una vez, mientras estaba en profunda adoración,
Francisco escuchó la voz audible de Cristo. Aquella voz le dijo
simplemente: “Ve, Francisco, y repara mi Casa”. Uno de los
biógrafos de Francisco de Asís escribiría posteriormente: “A partir
de ese momento Francisco no podía evitar el llanto”. Tomás de
Celano, un fraile franciscano y poeta, dijo de este notable discípulo:
“Él siempre estaba ocupado con Jesús; llevaba a Jesús en su
corazón, en sus labios, en sus oídos, en sus ojos, en sus manos, en el
resto de sus miembros”.19
Los que han estudiado la vida de Francisco de Asís saben que él
era ante todo, un adorador. Fue tan notable el impacto de su vida
sobre tantas generaciones que podemos simplemente referirnos a él
con el nombre de la ciudad italiana en la que nació, Asís. Por medio
de esta palabra, la mayoría de las personas en la Iglesia saben
exactamente de quién estamos hablando.
Este apóstol del silencio se encontró con Dios a tal grado, y tan
frecuente, que algunos dicen que su rostro literalmente brillaba con
la presencia de Dios cuando él salía de su lugar habitual de oración.
¡Oh, permita Dios establecer una nueva orden de sólo adoradores
apostólicos de esta misma manera!
El silencio era casi un credo para Francisco de Asís. Él entendió
que las palabras no eran la realidad fundamental de nuestro
cristianismo, ya fuera en la adoración o en el testimonio. Una
declaración memorable que se le atribuye a Francisco y que se dice
haber repetido frecuentemente como un desafío a los hermanos de
su orden es: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. Y si es absolutamente necesario, utilizad palabras”.20
Francisco de Asís fue realmente una persona de pocas palabras,
pero sobre todo, un hombre de gran poder. Se dice que Francisco se
encontró a menudo con Dios durante días enteros de silencio
absoluto en una cueva cerca de Averno, Italia, no muy lejos de la
ciudad de Asís donde nació. A partir de aquellos encuentros de
adoración en silencio, Francisco continuó actuando como un
poderoso intercesor, un intermediario espiritual para impactar a las
generaciones de aspirantes a adoradores.
¿Será que Dios está listo para conformar una generación entera de
intercesores de adoración como la de Francisco de Asís? Usted se
puede convertir en tal adorador apasionado. Practique diariamente
esta realidad sobre la adoración:
Dedique una parte específica de su tiempo devocional diario
para encontrarse con Dios en toda su plenitud a través de un
momento específico de silencio reverencial.
Imagínese un ejército de líderes apostólicos, llenos del Espíritu de
Dios, dispuestos a transformar los barrios, las ciudades, los países y
el mundo entero con el evangelio. ¿Esto suena atractivo? ¿Anhela
ver que esto ocurra en nuestra generación? Entonces continúe
conmigo en este viaje.
13 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
14 Íbid., pág. 88.
15 Íbid., pág. 31.
16 Íbid., pág. 30.
17 A. W. Tozer, The Quotable Tozer I (Camp Hill, PA: Christian Publications,
1984), pág. 89.
18 Íbid., pág. 99.
19 Francis of Assisi, The Writings of Francis of Assisi, trans. Benen Fahy, O.F.M.
(Chicago: Franciscan Herald Press, 1976), pág. 8.
20 Una cita que a menudo se le atribuye a Francisco de Asís. Aunque la fuente no
está confirmada, el sentimiento está dentro del espíritu de la forma en que
Francisco de Asís condujo su vida.
4. Tercera realidad: La adoración engrandece a Dios
Veamos a Dios grande
Al ampliar la necesidad de una cosmovisión saturada
de adoración, John Piper escribe: “Dios nos llama por
encima de todo para ser la clase de personas cuyo tema
y pasión es la supremacía de Dios en toda la vida”. Ver
a Dios como supremo es ver a Dios grande. Piper
agrega sabiamente: “Nadie podrá estar a la altura de la
magnificencia de la causa misionera si no siente
primero la magnificencia de Cristo. No habrá una gran
visión mundial sin un Dios grande”.21 Max Lucado, en
su libro inspirador Como Jesús, añade la siguiente idea:
La adoración es el acto de magnificar a Dios. Necesitamos
aumentar al máximo nuestra visión de Él para tener una “idea
borrosa” de lo que realmente es... Desde luego, el tamaño de
Dios no cambia, pero nuestra percepción de Él sí puede
cambiar. En la medida que nos acercamos a Dios, Él parece
cada vez más grande. Necesitamos estudiar los atributos de
Dios. ¿No es un Dios supremo lo que
necesitamos? ¿Una visión grande de Dios? ¿No tenemos
grandes problemas, grandes preocupaciones, grandes
preguntas? Por supuesto que sí. Por lo tanto, necesitamos una
visión grande de Dios.22
Estas reflexiones nos llevan a una verdad profunda sobre el papel
de la adoración en el cumplimiento del mandato de Cristo de llevar
el evangelio a todos los pueblos. Cuanto más adoramos a Dios, más
grande se vuelve Él en nuestro entendimiento, lo cual aumenta
nuestra fe para creer que Él va a cumplir sus propósitos a través de
nosotros. La magnificencia de Dios es nuestra tercera realidad de la
adoración: ¡La adoración engrandece a Dios!
Por supuesto, nuestra adoración en realidad no cambia nada en
Dios ni acerca de Él. Decir que la adoración engrandece a Dios
realmente significa que se aumenta nuestra capacidad de conocerlo y
entenderlo en toda su grandeza. Tozer lo dijo bien: “Usted no puede
hacer grande a Dios, pero sí lo puede ver grande”.23
El salmista suplicó en oración: “¡Únanse a mí, y reconozcan su
grandeza! ¡Exaltemos a una voz su nombre!” (Salmos 34:3, RVC).
Leemos más adelante en los salmos: “Alabaré yo el nombre de Dios
con cántico, lo exaltaré con alabanza” (Salmos 69:30, RVR1960).
El salmista anhelaba descubrir a Dios en toda su grandeza. Quería
ver a Dios grande, lo cual constituye la esencia de nuestro tercer
principio de la adoración intercesora:
La adoración proporciona una atmósfera perfecta para
ampliar y profundizar nuestro conocimiento y comprensión
de Dios en toda su plenitud.

Un bautismo de asombro
Ahora recordamos el bello cántico de María que se registra en el
Evangelio de Lucas y que a menudo se conoce como El Magníficat.
María dijo: “Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija
en Dios mi Salvador” (Lucas 1:46-47, RVR1960). Al igual que el
salmista antes que ella, María engrandeció al Señor. Ella veía a Dios
grande a través de su adoración, una actividad que podría continuar
sin cesar por toda la eternidad porque la magnificencia de Dios es
infinita.
Cuando el poder del Espíritu de Dios vino sobre la casa de
Cornelio, los que observaron este derramamiento “los oían [a
Cornelius y a su familia] hablar en lenguas y magnificar a Dios”
(Hechos 10:46, RVC). Descubrimos aquí que el mismo
derramamiento que tuvo lugar el Día de Pentecostés entre los judíos
también ocurrió en la casa de Cornelio entre los gentiles. Los
adoradores comenzaron a ver a Dios más grande a través de su
alabanza, cuando vino el Espíritu Santo. Todos los que estuvieron
presentes se llenaron de asombro y se maravillaron.
A. W. Tozer especuló sobre lo que un bautismo de asombro hoy
en día podría lograr para transformar las culturas. Por eso escribió:
Hemos perdido casi sin saberlo la capacidad de asombro en
el seno mismo de la gran cantidad de maravillas creadas a
nuestro alrededor. Si el Espíritu Santo volviera sobre
nosotros como en los tiempos anteriores, visitando las
feligresías de las iglesias con el dulce pero ardiente soplo de
Pentecostés, seríamos cristianos más fervorosos y almas más
santas. Más allá de eso, también seríamos poetas, artistas y
los amantes más grandes de Dios y de su universo.24
Ver a Dios más grande también significa entender mejor a Jesús.
Joseph Garlington destaca esta realidad en su libro Worship: The
Pattern of Things in Heaven [Adoración: la pauta de las cosas del
cielo]. Al discutir cómo la adoración nos ayuda a ver más
claramente a Jesús, Garlington sugiere:
Aunque el Señor Jesucristo no va a ser “mejor” de lo que Él
es ahora, nuestro conocimiento de Él, nuestra compresión de
su amor y sacrificio, nuestra revelación de Él como Dios
encarnado, y sobre todo nuestra capacidad de disfrutar de
una comunión íntima con Él va a ser mejor, más plena, más
rica, más grande y más profunda de lo que tenemos ahora.25

El estudio de la Luz
Ver a Dios más grande en realidad requiere que conozcamos
mejor a Jesús. Esto debe ir mucho más allá del simple conocimiento
intelectual para convertirse en un anhelo apasionado del corazón.
Debemos proseguir este estudio de Jesús pasando un tiempo de
adoración con Él, con frecuencia y prolongadamente, no sólo
leyendo o escuchando sermones a cerca de Él.
Se puede aprender una lección interesante a partir de un estudio de
más de 2.000 años de la tecnología del faro. El estudio apareció en
la revista Smithsonian, en un artículo titulado “La ciencia crea un
mejor lente para el faro”.26 Según el autor, Bruce Watson, no hubo
mejoras importantes en los faros desde el año 280 a.C., cuando el
famoso se construyó el faro de Alejandría, Egipto se elevaba a 140
metros por encima del puerto más importante de Egipto hasta
principios de los años 1800. A pesar de que muchos científicos e
ingenieros hicieron su mejor esfuerzo por diseñar y construir un
mejor faro, fracasaron.
Durante la mayor parte de esos años los faros usaban todavía
carbón o madera para producir la luz. Finalmente, en el siglo XVIII,
las lámparas de aceite con espejos ofrecieron un poco más de luz.
Sin embargo, según Watson, las costas del mundo estaban “llenas de
cuadernas de embarcaciones hundidas” como evidencia de que poco
se había mejorado en la tecnología de los faros durante más de 2.000
años.
Es cierto que el faro de cristal de la década de 1690 ayudó un
poco, al igual que la práctica de colocar espejos en recipientes
grandes de madera para crear reflectores rudimentarios. Pero a
medida que aumentó el tráfico marítimo, aumentaron también los
naufragios. La búsqueda se centró entonces en una fuente de luz
mucho más confiable.
El objetivo de la búsqueda se logró a través de la genialidad
visionaria de Agustín Fresnel, un humilde científico franco-suizo de
34 años que tuvo una pasión inmensa por la óptica, la rama de la
física que estudia el comportamiento de la luz. Fresnel adoptó un
enfoque completamente diferente a todos los demás que buscaban
construir un mejor faro. Si bien otros trataron de mejorar la
tecnología de los faros, Fresnel decidió simplemente estudiar el
comportamiento de la luz misma. Sus estudios no sólo aumentaron
el conocimiento de la naturaleza de la luz sino que también
condujeron a enormes avances en la efectividad de los faros.
A través del estudio de la luz, Fresnel desarrolló una variedad de
fórmulas para calcular la manera en que la luz cambia de dirección o
se refracta mientras atraviesa un prisma de vidrio. Este
conocimiento condujo al desarrollo del increíble lente de Fresnel y,
en el proceso, a un faro mucho más eficiente. Fesnel dispuso
diferentes lentes y docenas de primas en ángulos precisos para que
la luz difusa de la lámpara fuera reorientada hacia un haz unificado
y de gran alcance.
Hoy en día los conceptos detrás de los lentes originales de Fresnel
tienen un asombroso impacto sobre nuestra vida cada vez que
encendemos los faros de nuestros automóviles. Esto se debe a que
los faros utilizan nuevas adaptaciones de los lentes de Fresnel. El
lente de las cámaras de un estudio de televisión a menudo se conoce
como el lente de Fresnel. En realidad, las teorías de la luz de Fresnel
forman la base de la óptica moderna.
Hay una lección en todo esto para aquéllos que buscan ser mejores
intercesores de la adoración. Necesitamos conocer la Luz que es
Cristo mismo. Si realmente queremos ver a Dios más grande
necesitamos la Luz de Cristo. Siempre vemos más claramente donde
hay más luz. ¡Si queremos ver a Dios más grande necesitamos ver a
Cristo con más intensidad!

Hagamos pequeño a Satanás


Ver a Dios más grande a través de la adoración lleva a tener
oraciones más bendecidas y más poderosas. Los intercesores más
efectivos que he conocido han cultivado la intensidad en la oración a
través de la adoración concentrada y enfocada. Joy Dawson, una de
mis mentoras personales, es una gran intercesora.
Joy, asociada desde hace años con Juventud Con Una Misión
(JUCUM), se conoce particularmente por su enseñanza sobresaliente
sobre la intercesión, la santidad y la intimidad con Dios. Considero
un verdadero clásico el libro de Joy Amistad íntima con Dios.
Durante los primeros años en que yo desarrollaba un mejor
entendimiento sobre la intercesión solía pasar días enteros en mi
oratorio, escuchando grabación tras grabación de las enseñanzas de
Joy. Tuve posteriormente el privilegio de servir con Joy y su esposo,
Jim, durante muchos años en el Comité Nacional de Oración de los
Estados Unidos.
Fue durante uno de nuestros retiros de oración de todo un día en
Washington, DC, con el Comité Nacional de Oración que Joy
demostró de una manera excepcional cómo ver más grande a Dios.
Estábamos a mitad de la mañana para buscar y esperar la voluntad
de Dios cuando Joy comenzó a adorar audiblemente al Señor
alabándolo por sus atributos y por una gran variedad de aspectos de
su naturaleza y su carácter. Como de costumbre, Joy llenó su
adoración con la
Palabra de Dios.
Aprendí, al orar con Joy durante varios años, cómo ella había
desarrollado un hábito de toda la vida pasando con regularidad
muchas horas delante de su Señor en la madrugada y empapándose
de las Escrituras. Al hacerlo, Joy había compilado su propia
concordancia con montones de pasajes bíblicos que se centraban en
quién es Dios y cómo es Él. Así hizo su propia “concordancia”.
Su entendimiento de Dios no sólo era un conocimiento intelectual.
¡Joy se llenó de la Luz! Sus oraciones estuvieron llenas de Dios
porque ella lo conocía muy bien. Mis oraciones parecían con
demasiada frecuencia como si reflejaran la luz de una linterna vieja
y gastada. Las de Joy eran mucho más como el haz poderoso de un
lente de Fresnel. Su alabanza reflejaba de manera brillante y
hermosa a un Dios magnífico.
Aquel día en Washington, la luz se reflejó de una manera
especialmente brillante a medida que Joy adoraba. Todos nosotros
sentimos como si hubiéramos sido elevados a la presencia de Dios a
medida que esta preciosa adoradora llenaba su clamor con alabanzas
sobre la naturaleza y el carácter de Dios. Joy repitió aquella frase
memorable que Jesús utilizó para confrontar a Satanás mientras
ayunaba en el desierto (véase Lucas 4:4,8,12). Es una frase que Joy
utilizaba frecuentemente cuando oraba. “Escrito está…” declaraba
Joy, y continuaba aquella frase con una declaración audaz de algún
pasaje bíblico sobre quién es Dios, cómo es Él, qué ha hecho o qué
hará con los que lo buscan. Viendo esto me dije a mí mismo: ¡Dios
siempre es engrandecido cuando ora Joy! Aquella mañana no fue la
excepción.
De pronto, Joy hizo algo sorprendente. Se detuvo a media frase e
interrumpió su alabanza. Lo que Joy hizo en aquel momento, jamás
se lo había visto hacer a nadie. Le habló directamente al diablo y
declaró bruscamente: “Satanás, no estoy lo más mínimo
impresionada con usted”. Entonces, sin pausa ninguna continuó
invocando a nuestro Dios, aún más grande a través de su adoración.
Después de empaparse durante muchos años de un entendimiento
divino de la naturaleza y del carácter de Dios, Joy había reconocido
el siguiente principio fundamental: Cuanto más grande vemos a
Dios a través de nuestra adoración, más pequeño se vuelve Satanás
en su capacidad para derrotarnos. De esta manera, cuanto más
entendemos la capacidad limitada de Satanás para atacarnos, más
poderosas se vuelven nuestras oraciones de intercesión. La
adoración hace que todo esto suceda y al mismo tiempo nos permite
ampliar y profundizar nuestro conocimiento de Dios, lo cual nos
proporciona un camino seguro para obtener un poder mucho mayor
a través de la oración.

Hagamos oraciones grandiosas


Lamentablemente, parece que algunos creyentes casi niegan, y
ciertamente limitan, el gran potencial de su adoración e intercesión
con sus propias palabras vacías de fe, las cuales se pronuncian
muchas veces durante la oración. Lamentamos verbalmente los
muchos problemas apremiantes y los ataques del demonio hasta el
punto en que casi perdemos la fe y difícilmente podemos creer que
la victoria es incluso posible.
Joy Dawson señala que este lamento puede ser especialmente
devastador para nuestras oraciones de intercesión.
Durante ese mismo retiro de adoración e intercesión con el
Comité Nacional de Oración, Joy nos contó que había sido invitada
a participar en un evento de oración en Europa. Un salón repleto de
jóvenes aspirantes a misioneros esperaba que Joy llegara. Al poco
tiempo la reunión de oración estaba en marcha, y no pasó mucho
tiempo antes de que Joy se diera cuenta de que había un problema.
Los participantes fueron llenando sus oraciones con demasiado
pesimismo y negatividad. Sólo se escuchaban quejas y
murmuraciones: …esta “cosa mala” y aquella “circunstancia
horrible…” eran el enfoque de esas oraciones. No se decía nada de
la grandeza de Dios ni del poder de su Espíritu Santo. Había poca o
ninguna alabanza. Este modo de orar continuó por más de media
hora.
Joy intentó ser amable al comienzo, pero supo que si continuaba
orando con estos jóvenes por mucho tiempo su fe para interceder
eficazmente se vería seriamente obstaculizada. Entonces se puso de
pie y de manera educada, aunque audaz, le dijo al grupo: “Lo siento
mucho, pero he estado aquí sólo unos pocos minutos y ya es
evidente que ustedes están más impresionados con el poder de
Satanás que con la grandeza de Dios. ¡Así que tengo que pedirles
que me permitan ausentarme!”.
Joy no estaba actuando como una persona mal educada; sólo
estaba mostrando que Dios es sensible a las preocupaciones de
nuestro corazón. Les dijo que la falta de enfoque “involuntario” de
sus oraciones esa mañana estaba empequeñeciendo a Dios, por lo
menos en los ojos de ella.
Debo advertir que para Joy, las oraciones magnificentes sólo son
pronunciadas a través de aquéllos que ven a Dios grande. Es por ello
que nuestra tercera realidad de la adoración es tan fundamental para
este asunto de la adoración intercesora. La adoración, en verdad,
engrandece a Dios. También usted puede aplicar diariamente este
principio a medida que:
Declare con cánticos y oraciones la grandeza de Dios en
comparación con cada ataque del enemigo.
Cuanto más grande veamos a Dios, más grandes serán nuestras
oraciones; y cuanto más grandes sean nuestras oraciones, más
apropiadas serán las respuestas que recibiremos. Para transformar
totalmente a las naciones se requieren algunas oraciones grandiosas.
Para alcanzar
literalmente a cada familia y a cada persona en la tierra con el
evangelio (mientras se hace discipulado con pueblos enteros durante
el proceso) se requiere la intercesión de muchos adoradores. La
adoración intercesora, en particular en un entorno colectivo,
aumenta considerablemente la realización de oraciones grandiosas
tal como las describiremos con más detalle en la segunda parte de
nuestro estudio.
¡Por lo tanto, no permitamos que el enemigo empequeñezca a
Dios en nuestra manera de pensar, orar o planear! Adoremos
fervientemente a Dios. Adorémosle apasionadamente. Adorémosle
en forma decidida y exagerada. Usted comenzará a ver grande a
Dios y hará oraciones grandiosas. Lo mejor de todo es que usted
experimentará la alegría del Señor, la cual dice la Biblia que le dará
fortaleza (véase Nehemías 8:10). Y esto nos lleva a nuestra próxima
realidad clave de la adoración.
21 John Piper, Let the Nations Be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 40.
22 Max Lucado, Just Like Jesus (Dallas: Word Publishing), pág. 82.
23 A. W. Tozer, The Quotable Tozer II, comp. Harry Verploegh (Camp Hill, PA:
Christian Publications, 1997), pág. 202.
24 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centros de
Literatura Cristiana, 2010).
25 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 109.
26 Bruce Watson, “Science Makes a Better Lighthouse Lens,” Smithsonian (August
1999). http://www.smithsonianmag.com/science-nature/object_aug99.html.
5. Cuarta realidad: La adoración disfruta la relación con Dios.
Los acantilados de Molokai
Me hallaba en medio de un vuelo, un domingo
temprano, dirigiéndome a la isla hawaiana de Kauai
donde yo iba a hablar aquella mañana. Hawai es un
destino de ministerio favorito para mi esposa Dee, y
para mí, por la belleza del lugar, y también por la
oportunidad de servir a los creyentes ansiosos de ver
que Dios muestre su gloria en sus islas.

El piloto de la avioneta comentó que justo debajo del ala izquierda


estaba la isla de Molokai con una población de 7.000 habitantes, en
el momento en que llevábamos sólo unos pocos minutos en el aire.
La luz tenue del amanecer atravesaba las nubes espesas que flotaban
justo por encima, creando una niebla marrón sobre la isla como una
enorme manta de color rojizo.
Entonces pensé: ¡Qué lugar tan desolado debe ser! En aquel
momento recordé que alguna vez había viajado a Molokai en un
avión privado. Un pastor de Honolulu, donde yo ministraba en ese
entonces, acababa de obtener su licencia de piloto y quería volar a
alguna parte. Molokai tenía un campo de aviación poco utilizado,
por lo que esa fue su elección. Fue un viaje rápido. Volamos a la
isla, aterrizamos, nos bajamos del avión para estirar las piernas, y
luego despegamos otra vez. Yo no estaba impresionado. Fue tan
corta la experiencia que difícilmente fue una vivencia en absoluto.
Ahora, 27 años después, mirando a Molokai desde la distancia,
recordé que iba a estar allí el domingo siguiente para hablar en una
iglesia local. “Quizá pueda ver de cerca la desolación”, —me dije a
mí mismo y me reí entre dientes.
Con los años, Dee y yo habíamos hecho muchos viajes a Hawai
para pasar tiempos de ministerio además de descansar. Por lo
general íbamos a nuestra isla favorita, Maui. A menudo, cuando nos
quedábamos en la costa norte de Maui veíamos a Molokai a través
del Pacífico y experimentábamos la misma sensación de desolación.
Molokai no parecía atractiva en absoluto.
Los habitantes de Molokai siempre se han referido a su isla como
la “isla olvidada”. Otros hawaianos la llamaron durante siglos la
“isla oscura”. Fue en Molokai de donde el famoso sacerdote
flamenco, el Padre Damián, murió de lepra en la década de 1880. Él
estaba allí para ministrar a los isleños que estaban sumidos en
tradiciones de brujería y superstición.
De hecho, Molokai era la isla donde todos los poderosos kahuna
(sacerdotes) eran entrenados en los caminos de la brujería. Cuenta la
tradición que algunos kahuna podían “dar muerte a una persona
mediante la oración”. Ellos entendían claramente lo sobrenatural.
Los hechiceros estaban equipados y preparados para ser enviados a
otras islas en la escuela Kahuna de Molokai.27 ¡Esta era realmente la
isla oscura!

El acercamiento: un viaje de alegría


Un avión de pasajeros que volaba entre las islas despegó el
domingo siguiente desde el aeropuerto Kahului de Maui, y esta vez
rumbo a Molokai. Incluso de cerca, mi impresión inicial fue la
misma: esta es en realidad una isla desolada. Sin embargo, mi
percepción empezó a cambiar a media que el pastor Michael Zarle
me dio un paseo breve pero interesante por la costa suroeste de
Molokai.
Pronto me encontré hablando con un grupo pequeño pero animado
de fieles que mantenían elevado el incienso de la adoración de esta
isla.
Terminé mi servicio ministerial aquella mañana y abordé el avión
de pasajeros que partía para Maui. Entonces ocurrió algo
extraordinario. Inmediatamente después del despegue el piloto de la
avioneta voló directamente sobre los bellos acantilados de Molokai.
Es difícil describir el asombro y la maravilla de mirar directamente
hacia abajo esas paredes verticales de belleza a menos de unos pocos
cientos de metros por encima. La experiencia fue impresionante. No
puedo recordar haber visto un espectáculo tan hermoso en todos los
viajes que mi esposa y yo hemos hecho alrededor del mundo en
nuestros muchos años de ministerio. Me pregunté a mí mismo
cuánto de la grandeza y la majestuosidad de esta isla me había
perdido simplemente porque no me había acercado lo suficiente para
ver esa belleza. Casi me había privado de una vista única en la vida,
y el gozo puro que ofrece esta vista, porque jamás me había
acercado lo suficiente. ¡Todo cambió al acercarme!
Al reflexionar sobre la maravilla de ese momento no pude dejar de
pensar en aquellas personas que verdaderamente conocen a Dios,
pero que no se han acercado lo suficiente como para verlo realmente
en el esplendor de toda su belleza. La adoración, desde luego, es la
clave para acercarnos a Dios.
La adoración es un viaje de gozo santo que nos acerca cada vez
más a la verdadera belleza y grandeza de Dios, que nos revela más
plenamente el placer puro de estar en su presencia.
Madame Guyon, la mística francesa del siglo XVII, buscó con una
pasión casi desafiante una revelación interna de la plenitud de Dios.
Su búsqueda, la cual la llevó a la cárcel a manos de las autoridades
eclesiásticas de su época, condujo a Guyon a visualizar perspectivas
extraordinarias sobre la oración. Descubrió que la oración era, en su
esencia, vivir la alegría de saber quién es Dios. Ella supo que es
verdad que llegará un día cuando el conocimiento de la gloria de
Dios llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Al seguir su propio viaje de oración y al aplicar lo que había
aprendido, madame Guyon escribió: “En el principio ustedes fueron
conducidos a la presencia de Dios mediante la oración; pero ahora, a
medida que entran en la adoración, ésta en realidad los lleva a la
presencia de Dios”.28
¡Qué verdad tan extraordinaria! Guyon amplió luego esta
experiencia diciendo cómo el Espíritu de Dios nos impulsa hacia
arriba, hacia esta meta: “El Espíritu nos hace avanzar
sumergiéndonos en el fin último. ¿Y cuál es el fin último? Es la
unión con Dios”.29
El antiguo catecismo de Westminster define esta meta última de
manera similar: “El fin principal del hombre es glorificar a Dios y
disfrutarlo para siempre”. Esto sugiere que la adoración es más que
simplemente un medio para lograr un fin: es el fin en sí mismo.
Además, este proceso de cultivar nuestro fin último de unión con
Dios (antes de que tratemos de lograrlo por nuestras propias fuerzas)
tiene la capacidad no sólo de transformar las naciones sino también
de proveernos un gozo increíble a medida que realizamos nuestro
viaje. Fuimos creados para amar a Dios.
El salmista lo dijo así: “con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!” (Salmos 16:11, RVC). Es
cierto. Este versículo bien puede representar el fin último del
creyente: nuestro éxtasis eterno con Dios, pero hay otra verdad que
se revela con esta promesa. También se encuentra la alegría
simplemente entrando y esperando en la presencia de Dios, una
experiencia que conduce a nuestra siguiente realidad de la
adoración: La adoración disfruta de Dios. Expresada como nuestro
cuarto principio de la adoración intercesora diremos:
La adoración proporciona un lugar de entrada a los deleites
y placeres de la presencia de Dios.
Pocas personas me han cautivado tanto con su pasión por ser
consumidos en la presencia de nuestro Señor como el ya
mencionado Francisco de Asís, el hijo de un rico comerciante
italiano del siglo XII. Su nombre de nacimiento fue Francesco de
Pietro Bernardone. Este creyente fiel tuvo tal impacto global a través
de su vida que, tal como se afirmó anteriormente, las generaciones
lo conocen ahora simplemente como Francisco de Asís.
Lo más notable de la vida de Francisco de Asís fue su pasión por
Dios. Ansiaba estar en su presencia. Su placer puro por Dios parece
casi sin igual desde el tiempo de los apóstoles. Eso fue evidente
cuando les escribió a sus hermanos:
No debemos anhelar nada más ni tener otro deseo, no
debemos encontrar ningún placer ni deleite en otra cosa sino
en nuestro Creador, Redentor y Salvador; Él es el único Dios
verdadero, perfecto, y completamente bueno...amoroso y
gentil, amable y comprensivo.30
Francisco explicó con más detalles, en este mismo discurso:
Nada, pues, nos debe impedir avanzar, nada nos debe separar
de Él, nada se debe interponer entre nosotros y Él. En
cualquier momento y condición, en cualquier país y lugar,
cada día y todo el día, debemos mantenerlo en nuestro
corazón que es donde debemos amar, honrar, adorar, servir,
alabar y bendecir, glorificar y aclamar, engrandecer y
agradecer al Soberano altísimo, supremo y eterno Dios, tres
en uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Creador de todo lo que
existe y Salvador de los que creen en Él, esperan en Él y lo
aman; sin principio ni fin, Él es inmutable, invisible,
indescriptible e inefable, incomprensible, insondable, bendito
y digno de toda alabanza...adorable, encantador y totalmente
deseable por encima todo, por los siglos de los siglos.31

La alegría absoluta
La vida de Francisco de Asís fue claramente un camino de alegría
al servicio de Dios. Fue una vida que impactó a millones, junto con
la del otro intercesor que adoraba, el monje del siglo XVII, el
Hermano Lorenzo, quien personificó la práctica de la presencia de
Dios. Lorenzo nos ofreció esta visión en cuanto al objetivo último
del hombre: “Lo que debemos proponernos en esta vida es llegar a
ser los adoradores más perfectos de Dios para que podamos serlo
por toda la eternidad”.32
¡Tanto Francisco como Lorenzo entendieron que acercarse a Dios
a través de la adoración pura era ingresar a un ambiente de alegría
total! Al hacerlo, sus vidas llegaron a ser poderosamente
intercesoras en el sentido de que Dios les permitió intervenir en la
transformación de multitudes, incluso mucho después de que habían
desaparecido.
¡Quiero hacer hincapié especialmente en la alegría total que
inundó todo lo que hicieron! Esta alegría está disponible para
cualquier creyente que busque a Dios en la adoración, porque la
adoración consiste en disfrutar de Dios. El salmista describió a tales
adoradores así: “¡Cuánta alegría para los que escoges y acercas a ti;
aquellos que viven en tus santos atrios! ¡Qué festejos tan
maravillosos nos esperan dentro de tu santo templo!”. Salmos 65:4,
NTV).
En otro lugar leemos: “Qué bella es tu morada, oh Señor de los
Ejércitos Celestiales. Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar
en los atrios del Señor. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma,
gritaré con alegría al Dios viviente... Qué alegría para los que
pueden vivir en tu casa cantando siempre tus alabanzas” (Salmos
84:1-2,4, NTV). ¿Cuántos creyentes se han asomado hoy a tal
alegría? ¡Imagínese usted el impacto que tales adoradores tendrían
sobre los que los rodean!
A.W. Tozer habló de cultivar esta alegría y la relacionó con el
temor de Dios cuando escribió: “Creo que el temor reverencial de
Dios, mezclado con el amor, la fascinación, el asombro, la
admiración y la devoción, es el estado más agradable y la emoción
más purificadora que pueda conocer el alma humana”.33 Como
dijimos antes, la reverencia, la adoración, la fascinación y la
admiración sublime en nuestra percepción y conciencia de la
Presencia Divina se suman a lo que la Biblia llama el temor de Dios.
Imagínese usted una alegría que trasciende todo lo que podamos
anticipar o experimentar en nuestra vida. Imagínesela como algo
superior al deleite de enamorarse o a la pasión de la intimidad
marital. Considérelo como algo mayor al nacimiento de un hijo, a
tener mucho éxito en una carrera, a amar a un nieto o a envejecer en
un matrimonio feliz. Imagínese todo eso junto, pero mucho, mucho
más. A continuación, añada a eso la salud total con una ausencia
completa de dolor, temor, duda y cualquier forma de desánimo.
Dicho de otro modo, imagínese una alegría que es inimaginable.
Imagínese la alegría absoluta.
El cielo conlleva esa alegría, no por la casualidad de ser el cielo
sino porque Dios será adorado “de cerca” en el cielo—y la
adoración consiste en el disfrute de Dios.

El bello reino de Dios


Es cierto. El cielo va a ser un lugar, pero un lugar muy especial.
El cielo sólo será lo que es debido a la presencia de la persona de
Cristo resucitado y al esplendor de la presencia de Dios alrededor de
su trono. ¡Nuestra alegría será parte de nuestra adoración, pues la
adoración disfruta de Dios!
Mike Bickle capta bien una parte de esta idea cuando habla del
“bello reino de Dios” que experimentó el Rey David en el
Tabernáculo de David. Nosotros también podemos vislumbrar el
bello reino de Dios incluso ahora, aunque no lo experimentaremos
en su totalidad hasta que pasemos la eternidad en la presencia de
Dios. Bickle escribe: “Darse un banquete con el bello reino de Dios
fue principalmente un deseo expresado por Dios, y uno de los
secretos de esta calidad de la adoración (véase Salmos 27:4)”.34
Bickle añade: “De hecho, David fue el primer hombre que puso en
el mismo contexto los cantantes de alabanzas, los músicos y los
intercesores. Creo que muchos de los salmos intercesores fueron
escritos in situ, en el Tabernáculo de David”.35
Esta alegría de la adoración que rodea la tienda de David (o el
tabernáculo) es especialmente importante porque las Escrituras
hablan claramente de una restauración final de lo que el Rey David
una vez estableció, como estar vinculado a una futura y masiva
cosecha global de todos los pueblos (véase Hechos 15:16-18). Este
texto, que se examinará en profundidad en la segunda parte de este
libro, cita al apóstol Santiago, que repetía la profecía antigua de
Amós (véase Amós 9:11-15). Santiago declaró:
“Y la conversión de los gentiles es precisamente lo que los
profetas predijeron. Como está escrito: “Después yo volveré
y restauraré la casa caída [tabernáculo, RVC] de David.
Reconstruiré sus ruinas y la restauraré para que el resto de
la humanidad busque al Señor, incluidos todos los gentiles”
(Hechos 15:15-17, NTV).
Pero yo quiero destacar aquí sobre todo el “factor alegría” que se
vuelve tan esencial en el ambiente de una poderosa adoración
intercesora. Al continuar discutiendo este tema, Mike Bickle hace
referencia al modelo del arpa y la copa, que, como se mencionó
anteriormente, basa su enfoque en la imagen del Apocalipsis 5:8-10.
Es aquí donde encontramos los seres vivientes y los ancianos que
llegan delante del trono de Dios con “arpas” (símbolo de la
adoración) y “copas” (los recipientes llenos de oraciones de
intercesión), entonando el nuevo cántico de adoración de los
redimidos que son rescatados de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
La intercesión, desde luego, es una clave para reconocer esta
cosecha; pero tal como sostiene Mike Bickle, si la alegría no
empapa nuestra intercesión, esta se vuelve débil y aburrida. Bickle
explica: “Creo que el modelo del arpa y de la copa en la adoración
intercesora es la clave para el actual movimiento de oración en todo
el mundo porque produce la ‘alegría de la Casa de Oración’ de la
cual profetizó Isaías (véase Isaías 56:7)”.36
¿Nos llama Dios a desgastarnos en la oración aburrida? Por
supuesto que no. ¡Él nos invita a experimentar su alegría! ¡Emplee
diariamente su propia arpa y su propia copa! Es muy fácil:
Declare con cánticos y oraciones su deleite y alegría en Dios
por ser quién es Él, y lo que Él ha hecho.
Bickle añade: “Nuestros hornos de la oración intercesora tardan
más en consumirse y son más brillantes cuando son alimentados con
cánticos de amor a Dios. Se liberan sobre la tierra grandes
beneficios espirituales cuando la música y la alabanza del bello
reino de Dios se unen a las oraciones de los creyentes y se ofrecen
en el trono de Dios”.37

Vislumbrando el futuro
Durante el segundo día de mi ayuno de adoración de 40 días tuve
una visión pequeña pero significativa de este “bello reino de Dios” y
de cómo su alegría resultante ayuda a alimentar nuestros “hornos de
oración”. Bajo la dirección de Dios, había decidido el día anterior
que cada uno de mis tiempos diarios de oración durante los
siguientes 40 días consistiría completamente de adorar al Señor con
cánticos, incluyendo cantar mis oraciones. Sin embargo, no tenía ni
idea cómo se desarrollarían estos tiempos de adoración porque
nunca antes había intentado algo similar durante un período tan
largo de tiempo.
Ahora, en el segundo día de mi ayuno, me di cuenta de que tenía
un largo camino por recorrer. Había decidido trabajar en casa aquel
día para adelantar algunos proyectos ministeriales. Fui al mediodía a
mi cuarto de oración con la intención de pasar sólo aquella hora del
día de mi ayuno de adoración—una experiencia muy diferente a la
del día anterior cuando me había sumado a cientos de personas en el
Centro Mundial de Oración. ¡No sabía cómo resultaría mi
experimento, pero sabía que este iba a ser el inicio de un patrón de
muchos días de cantar mi adoración y mis oraciones!
No es que yo jamás hubiera adorado espontáneamente al Señor
con cánticos sino que en la única ocasión en que estuve involucrado
(un tiempo prolongado de todo un día), lo había hecho en compañía
de otros intercesores. Ahora iba a hacerlo solo, y ¡durante 39 días!
Apagué la luz del oratorio para no distraerme con nada dentro del
cuarto; incluyendo los mapas de los diferentes países así como las
fotos de nuestro personal de Cada Hogar para Cristo y de otros
líderes cristianos y sus familias. Yo deseaba centrarme totalmente en
el Señor.
Oré sentado en mis cómodos cojines: “¡Señor, no estoy
completamente seguro de cómo hacerlo, pero aquí va!”, y me puse a
cantar. No puedo recordar el contenido específico de esos primeros
intentos espontáneos de canto, pero recuerdo vívidamente que perdí
la fuerza en unos 10 minutos. Las palabras no tuvieron mucho
sentido y la melodía, estoy seguro, sonaba patética. Comencé a
reírme de vergüenza. Interrumpía mi cántico pronunciado con una
voz apenas audible: “¡Esto es ridículo!”—pensé. Al instante, una
voz interior me respondió: ¡No, es hermoso! ¡Tu canto me bendice!
Sabía que el Señor me estaba hablando, así que continué cantando
aunque con algún grado de dificultad. Recordé la promesa de la
Biblia del día anterior: “Tú me satisfaces más que un suculento
banquete; te alabaré con cánticos de alegría” (Salmos 63:5, NTV).
Sentí que debía continuar sin importar lo poco creativo o
insignificante que pareciera mi cantico. Además, no era para mí; era
para el Señor. Él escuchaba mi corazón, no mis labios ni mi voz.
Mi meta era pasar por lo menos una hora de adoración con
cánticos. Decidí no mirar mi reloj por temor a ser desanimado
estricto si no podía completar una hora entera. Mi aposento se
encontraba a oscuras porque las luces estaban apagadas, así que no
podía ver mi reloj de todas formas. De repente parecía como si se
abrieran los cielos por encima.

Una lluvia de alegría


La gloria de Dios entró en mi aposento unos momentos después
de que decidí continuar cantando, independientemente de lo que yo
pensara. Sentí como una lluvia de alegría. Mi cántico obviamente no
terminó. Al contrario, durante un tiempo parecía que nunca
terminaría. Tampoco me cansaba y por eso continué cantando.
Lo que había comenzado con una sensación de incomodidad se
convirtió ahora en una entrada al bello reino de Dios. Por último me
dispuse a dejar mi aposento. Cuando abrí la puerta, la luz del pasillo
afuera casi me enceguece. Miré mi reloj una vez que mis ojos se
acostumbraron a la luz. Quedé anonadado: lo que me había parecido
unos pocos minutos en realidad fueron varias horas.
Comprendí en ese momento un poco del gozo puro que proviene
de estar en la presencia de Dios y de observar nada más que los
destellos de las facetas indescriptibles de su belleza. Me di cuenta de
que esto bien podría ser una sensación eterna. Yo siempre había
pensado que el cielo era un lugar para hacer las cosas que
disfrutamos en la tierra, sólo que con cuerpos ausentes de dolor.
Recuerdo haber escuchado en mi juventud algunos sermones que
decían que en el cielo encontraría ciertas bendiciones como
“duraznos sin pelusa y sandías sin pepitas”, o como “un puntaje de
18 en un juego de 18 hoyos de golf.” Ahora era más claro que nunca
que el gozo puro del cielo iba a ser disfrutar cada vez más la gloria
de Dios.
Entonces comprendí que un aspecto vital de esa alegría era el
increíble deleite de hacer posible que millones de personas de toda
tribu, lengua, pueblo y nación se sumaran a nosotros para
experimentarlo.

Hacer feliz al cielo


San Agustín, en su obra Patrología Latina, escribió: “Hay una
fiesta que nunca acaba en la casa de Dios; el coro de ángeles tiene
una fiesta eterna; la presencia del rostro de Dios proporciona una
alegría que nunca defrauda. Y de esa fiesta eterna y perpetua suena
en los oídos del corazón un compás misterioso, melodioso y dulce;
con tal de que el mundo no lo ahogue”.38
David se involucró claramente en una fiesta interminable de
alegría entendiendo algo de su festividad perpetua. No se ahogó la
melodía del cielo en aquellos días porque David escuchó los sonidos
celestiales, sintió la alegría de la presencia de Dios y se introdujo en
la fiesta con entrega total.
Es imposible leer los relatos que describen la adoración
relacionada con el Tabernáculo de David y con el Templo sin notar
las referencias reiteradas a la alegría que se demostró en la
adoración davídica. El gozo fue fundamental en su adoración.
Incluso cuando David exhortó a otros adoradores a alabar al Señor
les ordenó repetidamente que lo hicieran con alegría. Por eso
declaró: “Pero que los justos se alegren; que se gocen en la
presencia de Dios; que estén llenos de alegría” (Salmos 68:3, NTV).
Esta orden directa de David nos está diciendo: ¡Sea feliz en medio
de la adoración!
David cantó en otra ocasión las siguientes palabras: “El SEÑOR
es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo
ayuda. Mi corazón salta de alegría y con cánticos le daré gracias”
(Salmos 28:7). Ahora entendemos cada vez más por qué David fue
un hombre “conforme al corazón de Dios.” David miraba
constantemente el rostro de Dios; ese rostro que, según Agustín, “da
una alegría que nunca defrauda”.
Esta es la alegría del cielo, o lo que la Biblia llama “el gozo del
SEÑOR” (Nehemías 8:10), Esta alegría es claramente esencial para
una intercesión efectiva y, en realidad, para cualquier medida de una
vida cristiana equilibrada y práctica. Sabemos que Jesús está
interesado en nuestra alegría. Él anhela que nuestra alegría sea
completa en Él.
En el contexto de compartir la analogía de Jesús sobre la vid y las
ramas (véase Juan 15:1-7), el mismo Señor Jesús dijo: “Les he dicho
esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa”
(Juan 15:11).
¿Qué significa realmente la expresión “el gozo del Señor”?
Durante una fiesta de gran avivamiento en el antiguo Israel,
Nehemías dijo: “el gozo del SEÑOR es nuestra fortaleza”
(Nehemías 8:10). Esta es una de las frases más frecuentemente
citadas sobre el gozo en la Biblia. Muy a menudo mencionamos el
resultado de nuestra experiencia de este gozo en lugar de resaltar lo
que es realmente este gozo, o lo que significa para el Señor.
La respuesta puede encontrarse en la verdad que nuestro Señor
Jesús compartió cuando nos contó dos parábolas sobre la oveja y la
moneda perdida (véase Lucas 15:1-10). Nuestro Señor habla en
ambas parábolas sobre “la alegría que se produce en el cielo cuando
una persona se arrepiente.”
Jesús concluye la parábola de la moneda perdida al describir la
alegría que experimentó la mujer que encontró la moneda. Cristo
cita a la mujer emocionada y añade la aplicación: “Les digo que así
mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se
arrepiente” (Lucas 15:10). De la misma manera Jesús dice en la
parábola de la oveja perdida: “Os digo que así habrá más gozo en el
cielo por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:7, RVR1960).
Tal vez la razón por la que hay tanto gozo en el cielo cuando las
personas se convierten es porque cada vez que una persona se
arrepiente y recibe a Cristo hay una adición al coro eterno de
adoradores. El apóstol Pablo amplió esta idea cuando les dijo a los
creyentes de Corinto: “Todo esto es para beneficio de ustedes, y a
medida que la gracia de Dios alcance a más y más personas, habrá
abundante acción de gracias y Dios recibirá más y más gloria” (2
Corintios 4:15, NTV). La adoración, de hecho, disfruta de Dios y
disfruta al llevar a otros a esa alegría. ¿Qué podría ser más
eternamente emocionante?
27 Gordon Morse, My Moloka’i (Volcano, HI: My Island Publishing, 1990), pág.
17.
28 Madame Guyon, An Autobiography (Chicago: Moody Press, n.d.), pág. 67.
29 Íbid., pág. 94.
30 Francis of Assisi, The Writings of Francis of Assisi, trans. Benen Fahy, O.F.M.
(Chicago: Franciscan Herald Press, 1976), pág. 52.
31 Íbid.
32 Brother Lawrence, The Practice of the Presence of God (Old Tappan, NJ: Spire
Books, Fleming H. Revell Co., 1958), pág. 45.
33 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
34 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (Julio/Agosto 2000), pág.
19.
35 Íbid.
36 Íbid., pág. 18.
37 Íbid.
38 Saint Augustine, Patrologia Latina, citado por Dick Eastman, A Celebration of
Praise (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1984), pág. 9.
6. Quinta realidad: La adoración nos incorpora a Dios
El fuego del Cielo
“Cada vez que la iglesia ha salido de su letargo,
levantándose de su sueño y moviéndose hacia las olas
del avivamiento y de la renovación espiritual, los
adoradores estuvieron respaldándola”.39 Estas palabras
de A.W. Tozer nos llevan a otra realidad vital de la
adoración: La adoración nos incorpora a Dios.

El verdadero avivamiento es siempre el clamor del corazón de


cualquier creyente comprometido y esta adoración es fundamental
para cada avivamiento. Tozer fue quien definió específicamente el
aviamiento en términos de la adoración cuando escribió:
En mi estudio y observación, un avivamiento generalmente
tiene como resultado el otorgamiento repentino de un espíritu
de adoración. Esto no es el fruto del entendimiento ni de la
manipulación. Es algo que Dios le otorga a la gente con
hambre y sed de Él. Con esta renovación espiritual vendrá un
espíritu bendito de adoración amorosa.40
La adoración, entonces, no sólo ayuda a producir un avivamiento
y a mantenerlo, sino que también abre los cielos para experimentar
más la gloria de Dios, de modo que la adoración y el aviamiento
mismos se puedan aumentar aún más. Esto tiene como resultado un
incremento aún mayor de nuestro conocimiento de Dios, lo cual
define la esencia del aviamiento.
Además, la adoración intercesora libera algo de la gloria de Dios
en las circunstancias que de otro modo podrían parecernos sin
esperanza. Cuando nos involucramos en la adoración intercesora
estamos interviniendo en las necesidades de los demás (intercesión),
e incorporando la plenitud de Dios para que nos ayude (adoración).
Este evento se resume como nuestro quinto principio de la adoración
intercesora:
La adoración proporciona nuestro principal medio para
movilizar y liberar los recursos de Dios en las necesidades
de los pueblos y las naciones.
Algo es cierto: Es necesario un milagro para transformar los
pueblos y las naciones a través de la revelación completa de
Jesucristo, la cual se consigue al llegarles literalmente con el
evangelio a todos estos pueblos de manera concreta e individual en
el lugar donde viven. Por supuesto, sólo Dios puede realizar
verdaderos milagros. Por lo tanto, es necesario incluir al Dios de los
milagros en todos nuestros planes y estrategias si esperamos lograr
nuestro objetivo. La adoración intercesora es el único camino que
conozco y estoy seguro que ayudará al Cuerpo de Cristo a lograr
esta meta. Sí; aún tenemos que recorrer este camino, pero si vamos
sin el poder de Dios regresaremos sin fruto.
¿Cómo podemos aprovechar este poder? Utilizando la adoración.
La adoración incorpora a Dios, y la intercesión lo hace partícipe de
tal manera que juntas dan como resultado la liberación de los
recursos espirituales que se necesitan para alcanzar y transformar a
los individuos y a las naciones. El salmista ilustró el poder que
necesitamos cuando cantó: “Tú eres el Dios que realiza maravillas;
el que despliega su poder entre los pueblos” (Salmos 77:14).
Adoramos de la misma manera que lo hizo David cuando ponemos
en práctica el siguiente acto importante de la adoración:
Declare con cánticos y oraciones que el poder de Dios se
libera a sus necesidades y a las naciones.
Todo esto, desde luego, implica la guerra espiritual. Nuestra
guerra será victoriosa sólo si Dios está en ella. La adoración,
incorporándonos a Dios, nos asegura que Él estará en ella.

Ganar a través de la adoración


Vemos aquí la evidencia de que la adoración nos incorpora a
Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Recordamos el relato conocido del rey Josafat y del pueblo de Judá
que enfrentaban a los enemigos humanamente insuperables de Moab
y Amón (véase 2 Crónicas 20:1-28). Una gran multitud del pueblo
de Dios se reunió para ayunar y orar en cuanto a la consiguiente
batalla, clamando a Dios por la victoria. A medida que se humillaron
ante el Señor, el profeta Jahaziel se puso en medio y profetizó:
“ustedes saldrán contra ellos...pero ustedes no tendrán que intervenir
en esta batalla. Simplemente quédense quietos en sus puestos para
que vean la salvación que el Señor les dará.... ¡no tengan miedo ni se
acobarden!” (vv. 16-17).
Parece que esta profecía era un tanto confusa para el rey y sus
comandantes. ¿Cómo puede un ejército “salir” contra el enemigo y
quedarse “quietos” en sus puestos, y no tener “que intervenir en la
batalla”? Eso no tiene mucho sentido. Parece ser un llamado a salir a
la guerra y no hacer nada. Esto sin duda dio lugar a alguna discusión
porque la Biblia dice: “Después de consultar con el pueblo, Josafat
designó a los que irían al frente del ejército para cantar al Señor y
alabar el esplendor de su santidad...” (v. 21).
Note usted, en particular, la frase “después de consultar con el
pueblo”. Es claro que algo provocó esta consulta. Pudo ser que
Josafat les dijera a sus capitanes y comandantes: “Dios nos dijo que
nos quedáramos quietos porque la victoria es suya, pero Él también
nos dijo que ¡tomáramos nuestros puestos! ¿Tienen alguna
sugerencia?”. Puedo imaginarme a alguien de entre la multitud
respondiendo: “Tal vez, oh rey, nuestra posición debe ser una
posición de adoración, porque Dios dice que Él vendrá a habitar en
medio de los que alaban. ¿Podría ser que Dios nos esté diciendo que
ganaremos esta batalla a través de la adoración?”.
Sea lo que se haya dicho durante la consulta, sabemos que la
adoración fue la estrategia elegida, debido a lo que pasó a
continuación. El pasaje continúa: “Tan pronto como empezaron a
entonar este cántico de alabanza, el Señor puso emboscadas contra
los amonitas, los moabitas y los del monte de Seír... y los derrotó”
(v. 22). Fue tan enorme la victoria que se necesitaron tres días
completos para recoger todo el botín. La adoración, claramente,
incorporó a Dios.
Otra victoria de la adoración se puede encontrar en la experiencia
de Pablo y Silas mientras estuvieron en la cárcel en Filipos. Estaban
en una situación potencialmente mortal, pero entonces ocurrió un
milagro. La Biblia declara: “De repente se produjo un terremoto tan
fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se
abrieron todas las puertas” (Hechos 16:26). Curiosamente, el
milagro se produjo durante un encuentro de adoración. Tanto Pablo
como Silas estaban cantando himnos y ofreciendo alabanzas cuando
ocurrió el terremoto. Una vez más la adoración incorporó a Dios.

La caída de un muro
Un viaje memorable que mi esposa y yo hicimos con un pequeño
grupo de intercesores al país budista de Bután en 1998 amplió
significativamente esta realidad sobre la adoración. Fui invitado a
hablar en una conferencia de unos 1.500 líderes de todo el
Himalaya, los cuales se reunían en Darjeeling, India. Nuestro plan
original para el viaje incluía una visita primero a Nepal para una
reunión de líderes de la organización Cada Hogar para Cristo en
Asia del Sur, seguido de un viaje directamente a Darjeeling para la
conferencia. Pero mientras mi esposa y yo hacíamos los planes de
viaje y mirábamos un mapa, me di cuenta de que nuestro viaje
estaba ya muy cerca del pequeño país de Bután. Yo había sentido
desde hacía varios años una carga espiritual por ir a esta tierra
budista para orar a fin de que se abriera al evangelio. Había sentido
además una carga similar a finales de 1987 con respecto a Alemania
Oriental y al Muro de Berlín.
En ese entonces, Dios me agobió profundamente en un encuentro
de oración nocturno con la carga de hacer frente a las fortalezas del
comunismo en Europa Oriental. Vi de inmediato en mi mente que el
muro de Berlín era la principal fortaleza simbólica de la región. Más
específicamente, sentí que Dios me llamaba a ir a Berlín y a poner
físicamente mis manos sobre el muro, ordenando que éste fuera
derribado “en el nombre de Jesús”. Curiosamente, la misión total
formulada en esta oración para todo el viaje consistía en unas
simples siete palabras: “¡Sea derribado, en el nombre de Jesús!”.
El viaje se llevó a cabo finalmente después de un mes de oración
en enero de 1988, y las siete palabras de la oración se convirtieron
en realidad. El muro fue derribado al año siguiente y Cada Hogar
para Cristo —CHC —vio los frutos inmediatos. En menos de seis
meses después de la caída del muro, nuestra oficina de Alemania
Occidental recibió más de 120.000 solicitudes de Berlín Oriental y
de sus alrededores para recibir lecciones bíblicas sobre el Señorío de
Jesús.
En la siguiente década se llevaron a cabo más campañas casa a
casa en todos los países de Europa oriental así como en toda Rusia y
en las antiguas repúblicas soviéticas, llegando a decenas de millones
de hogares en la gran región Eurasiática.
Por supuesto, me di cuenta de que mis oraciones por sí solas no
habían hecho que todo esto ocurriera, pero me sentí como una
pequeña parte del milagro. De aquel día en adelante escucharía un
relato singular de cómo, ocho días antes de que la primera
excavadora atravesara el Muro de Berlín, unos adoradores
adolescentes de una iglesia de Berlín Occidental se treparon al muro
y comenzaron a cantar coros de alabanza. Los soldados de Alemania
Occidental estaban a punto de bajarlos cuando uno de los oficiales
dijo: “Sólo están entonando canciones sobre Dios, déjenlos”.
Cuando llegó la primera excavadora, una semana después, para
hacer la primera abertura en el muro, esta dio justo en el mismo
lugar donde los jóvenes habían estado cantando. Me he preguntado
frecuentemente, aunque no lo puedo confirmar, si ese fue el mismo
lugar donde yo coloqué mis manos cuando hice mi oración de siete
palabras. ¡No me sorprendería si lo fue!
El fuego y el dragón
Al darme cuenta lo cerca que estábamos de la frontera con Bután
mientras viajábamos hacia Darjeeling tuve la extraña sensación de
que este pequeño “Reino del Dragón” (nombre dado por los
habitantes de Bután) demostraría ser fundamental para la
evangelización e incluso la transformación de todos los países del
Himalaya, incluyendo China, Tibet, Nepal, India, Paquistán e
incluso la profundamente afectada Afganistán.
Entonces contacté a nuestro director en Nepal para ver si
tendríamos el tiempo suficiente para viajar a Bután—incluso si
nuestra visita fuera únicamente por una hora—. Esto al menos nos
permitiría un momento para la oración.
La respuesta de nuestro director llegó muy pronto. También nos
enteramos de que si viajábamos todo un día en jeep desde la frontera
de Nepal cuando se terminaran nuestras reuniones de CHC,
llegaríamos a Bután aquella misma tarde y pasaríamos la noche allí.
Pero sólo una noche, y era necesario que saliéramos temprano a la
mañana siguiente hacia Darjeeling.
Inmediatamente pregunté sobre cómo podría obtener las visas
para Bután y recibí noticias poco alentadoras. Esas visas tardaban
normalmente varios meses para su trámite. Pero gracias a Dios
nuestro director conocía un pueblo fronterizo llamado Phuntsholing,
en el límite entre India y Bután. Allí no exigían ninguna visa. Como
la frontera se encuentra sobre la calle principal, las autoridades
permitían el flujo libre de tráfico peatonal de un lado al otro en ese
pueblo en particular.
La frontera principal de Bután, con una aduana y unos requisitos
de inmigración más restrictivos, se encuentra a unos 40 kilómetros
más adentro en el país. Así que, por la gracia de Dios, no nos
exigieron visas para poner nuestros pies en la tierra del Reino del
Dragón.
Después de un viaje agotador de nueve horas por tierra desde la
frontera oriental de Nepal, llegamos por fin a Phuntsholding, Bután,
muy tarde en la noche y con bastante neblina. Era el 19 de abril de
1998. El primer edificio que vimos fue un templo con su monasterio
budista ricamente decorado. Supimos de inmediato que este iba a ser
el punto central para orar más tarde aquella noche. Ubicamos
rápidamente un hotel (que tenía exactamente el número de
habitaciones que necesitábamos para nuestro pequeño equipo), y
dejamos nuestro equipaje para regresar al templo budista.
Formamos parejas y comenzamos a caminar en silencio alrededor
del templo, declarando nuestras oraciones y alabanzas sobre este
pequeño Reino del Dragón de Bután. Aunque es apenas un punto en
el mapa, y tiene una población considerablemente menor a un millón
de habitantes, yo sentí una vez más que Bután era de alguna manera
clave en los planes de Dios para todo el Himalaya y que nosotros
estábamos allí como parte de su propósito para la región. Incluso el
hecho de que Bután fuera conocido como el Reino del Dragón me
parecía importante. Me recordaba que estábamos enfrentando al
príncipe de las tinieblas, al que se refieren las Escrituras como “el
gran dragón” (Apocalipsis 12:9).
El miembro más joven de nuestro equipo hizo una oración
especialmente interesante aquella noche. Le pidió a Dios que
enviara fuego del cielo para quemar las escamas de los ojos de
aquellos que estaban atados a la oscuridad espiritual a través del
espíritu del budismo tibetano. El joven no pudo luego recordar qué
motivó esas palabras tan específicas, pero pronto demostraron ser
palabras proféticas.
Regresamos a nuestras habitaciones tarde aquella noche y nos
despertamos lo suficiente temprano la mañana siguiente para
regresar al templo y tener allí otro tiempo de oración. Esta vez le
dimos la vuelta al templo siete veces en un fervoroso tiempo de
adoración e intercesión. Curiosamente los sacerdotes budistas y los
fieles devotos también hacían caminatas de oración alrededor del
templo. Pero sus caminatas de oración incluían hacer girar unas
ruedas cilíndricas (ruedas de oración) que parecían latas de gran
tamaño, pintadas de colores. Estaban adornadas con tal vez cientos
de plegarias pintadas a mano para agradar a sus dioses.
Además, había quizás 20 de estas ruedas de oración en cada uno
de los cuatro muros de este templo bellamente decorado. Una
pequeña escalera conducía a un lugar del templo que tenía dos
cilindros enormes del tamaño de barriles gigantes de petróleo
decorados con colores vivos y con oraciones a sus dioses. Estos
también se podían girar, pero se requería un esfuerzo
considerablemente mayor.

Enfrentando a la competencia
Los budistas tibetanos creen que cada vez que se hace girar una
rueda, esta envía las oraciones impresas a los cielos y a sus dioses.
Pero ahora, mientras estos devotos budistas le daban vueltas a su
templo vez tras vez, nosotros también estábamos en una caminata de
oración, alabando en adoración intercesora. Estábamos enfrentando
a la competencia al incorporar a Dios a través de nuestras alabanzas
por todos los pueblos de la cordillera del Himalaya.
Justo antes de nuestra salida del templo subí las escaleras hacia
donde estaban los barriles enormes y coloqué mis manos sobre ellos,
así como lo había hecho en el Muro de Berlín una década atrás. Yo
era muy consciente de que algo importante estaba ocurriendo en los
lugares celestiales.
Salimos contentos de Bután y viajamos durante todo el día por las
vías traicioneras de un solo carril rumbo a las estribaciones del
Himalaya y hacia el pueblo montañoso de Darjeeling. Más de una
vez saqué mi cabeza por la ventana de nuestro jeep y miré hacia
abajo a más de dos mil metros hacia el valle en la hondonada. ¡Esto
no me resultó difícil de hacer ya que el lado donde yo estaba en el
jeep pasaba cerca de los acantilados! Estoy seguro de que todos
aprendimos nuevas maneras de orar durante nuestro viaje de ocho
horas subiendo luego por aquella montaña.
La conferencia en Darjeeling fue inspiradora y significativa
debido a la participación de más de 1.500 líderes que representaban
a 52 organizaciones ministeriales con una carga por evangelizar al
Himalaya.
Presenté la contribución específica de Cada Hogar para Cristo –
CHC—relacionada con los objetivos de la conferencia. Nuestra
parte incluía trabajar con varios de estos grupos para llevar el
evangelio, en medio impreso o en audio, a cada hogar en toda aldea
a lo largo del Himalaya. También abordé en la reunión el papel de la
oración para cumplir la Gran Comisión.
Parecía extraordinariamente significativo que el Señor nos enviara
a través de Bután para declarar su gloria sobre esta región oscura
antes de llevarnos a Darjeeling para discutir las diferentes maneras
de transformar el Himalaya con el Evangelio. Sin embargo, yo tenía
muy poca idea de cuán verdaderamente significativo resultaría ser
ese breve encuentro en Bután.

Cae el fuego
Dee y yo salimos de Darjeeling hacia Nueva Delhi, India, donde
habíamos planeado apartar algunos días para descansar antes de
dirigirnos a Europa para algunas reuniones adicionales. Sobre todo,
esperábamos con ansias nuestra primera visita al famoso Taj Mahal,
a sólo unas horas de la capital de la India.
Al llegar a nuestro hotel en Nueva Delhi me fui rápidamente en
busca del periódico International Herald Tribune, ansioso por ver
qué noticias me había perdido durante las últimas dos semanas. No
sólo compré la edición en inglés para ese día en particular, sino que,
por ser un “maniático de las noticias” también compré dos
ejemplares viejos que la librería tenía a la mano. Sin embargo, sólo
leí la copia de ese día y dejé a un lado las otras dos, con la intención
de leerlos más tarde.
Después de un agradable descanso y de nuestra excursión al Taj
Mahal, llegó la hora de irnos a Europa. Nos apresuramos a empacar
las maletas para dirigirnos al aeropuerto cuando vi los dos
periódicos no leídos que ya llevaban más de una semana sobre la
mesa. Me agaché para ponerlos en la papelera de la basura, pero me
detuve bruscamente.
Sentí una extraña impresión en forma de una pregunta como esta:
¿Y qué si algo importante ocurrió durante esos días que estuve sin
leer un periódico y me lo perdí?
Entonces me detuve por un instante sobre la cesta de la basura y
abrí uno de los periódicos. Era el más viejo de las dos ediciones no
leídas, del jueves de la semana anterior. Mis ojos se centraron
inmediatamente en un titular que me saltó a la vista de la primera
página. El titular decía en letras grandes: “Fuego destruye un famoso
templo budista en Bután”. Casi no podía creer lo que veía. ¿No
había realmente orado uno de los miembros de nuestro equipo para
que Dios enviara fuego?
El periódico ciertamente captó mi atención. El artículo comenzaba
diciendo: “El monasterio Taktsang en Bután, uno de los templos
más antiguos y conocidos en el mundo budista del Himalaya, fuera
del Tibet, fue destruido por un incendio el domingo por la noche
según anunciaron las autoridades butanesas”. — ¡Yo me quedé
estupefacto!
El incendio había ocurrido la misma noche del 19 de abril cuando
habíamos orado alrededor de otro templo y monasterio no muy
lejos, en el pueblo fronterizo de Phuntsholing. Fue allí donde
alguien de nuestro equipo oró para que cayera fuego del cielo. El
joven hermano había pedido específicamente a Dios que enviara su
fuego para quemar las escamas de los ojos de aquellos que estaban
enceguecidos por la oscuridad del budismo tibetano.
Poco sabía yo en ese momento acerca de lo importante que era el
monasterio Taktsang para la práctica del budismo a través del
Himalaya.

Un dragón que desaparece


El templo y monasterio Taktsang había sido construido hacía
muchos siglos en un acantilado a 760 metros por encima de la
carretera de Paro en Bután. Este monasterio, ubicado en la frontera
tibetana cerca del monte Chomo Lhari, había existido por lo menos
desde el siglo IX.
Según la mitología predominante en la región, en el siglo VIII, un
famoso santo budista de la India, Gurú Rimpoche, aterrizó en el
lugar donde fue construido posteriormente el templo. Había llegado
en el lomo de un tigre volador y trajo milagrosamente el budismo al
Himalaya desde las llanuras de la India. La palabra Taktsang, que
significa “guarida del tigre” se deriva de esta leyenda. Los
historiadores budistas creen que las enseñanzas de Rimpoche se
extendieron luego al Tibet, tal vez por ese mismo camino de Paro
hacia el monte Chomo Lhari. Dicho de otra manera, este templo no
era un templo normal. Se creía que era el principal punto de entrada
del espíritu del budismo a todo el Himalaya, y sobre todo al Tibet, la
sede del budismo tibetano.
El artículo del periódico Tribune concluyó citando a Kinley Dorji
(editor del Kuensel, el único periódico de Bután), quien estuvo en el
monasterio Taktsang el martes después del incendio. Este hombre
describió el monasterio como “totalmente destruido”.41
Pocos días después del incendio de Taktsang, un equipo de
obreros de Cada Hogar para Cristo comenzó a servir en las regiones
montañosas del Tibet, cerca de la frontera con Nepal. En las
primeras aldeas visitadas, dos budistas respondieron abiertamente al
evangelio y recibieron a Cristo. Dos días después, en una aldea
cercana, dos sacerdotes budistas, uno que era el jefe del monasterio
local, escuchó el evangelio y también creyó en Jesucristo.
Luego, después de una caminata sin parar de 14 horas a 5.200
metros de altitud, esos mismos obreros cristianos llegaron a una
pequeña aldea. En este pueblo, por lo menos 70 aldeanos escucharon
el evangelio y 4 tomaron la decisión pública de aceptar a Cristo
como su Salvador. Ellos les dijeron posteriormente a los obreros
cristianos que otros más habían recibido a Cristo pero no se
atrevieron a declarar públicamente su fe.
Las escamas, de hecho, parecían estar cayéndose de los ojos de
aquéllos que habían sido enceguecidos por el budismo. Un año
después obtuve una copia del Denver Post y leí un artículo con el
que más me convencí de que nuestras oraciones habían tenido un
efecto permanente. Una vez más, el destacado titular del periódico
captó inmediatamente mi atención: “El monarca de Bután abraza la
democracia, al estilo del Himalaya”. ¿Qué significaba esto? El
artículo comenzaba diciendo: “El rey Jigme Singve Wangchuck,
líder de la última monarquía budista del Himalaya, presume de tener
cuatro esposas, gran pasión por el baloncesto y un trono dorado. Su
último encaprichamiento es la democracia”.42
Después de explicar cómo al rey le gustaba ver el baloncesto de la
NBA a través de la televisión por satélite, el artículo continuaba
diciendo: “En una serie de medidas dramáticas, el rey ha trazado un
curso dirigido a la preparación de esta tierra de mitos y magia para
la realidad tediosa del autogobierno”. Al darme cuenta de que
nuestra experiencia de adoración intercesora había ocurrido
exactamente en Bután, un año atrás, me conmovió especialmente la
siguiente declaración:
Desde el año pasado, el gobernante del Pueblo del Dragón de
Trueno ha despedido a sus asesores principales y cedió el
control diario del gobierno. La sección más importante la
cedió a un grupo de diputados con el derecho de expulsarlo
de su propio trono.43
¿Podría haber una correlación entre el acto de adoración
intercesora en Phuntsholing y este artículo del periódico? Más
recientemente, mientras asistía a una conferencia de misiones en
Australia, decidí compartir esta historia de la experiencia de
adoración de mi equipo en Bután. Para mi sorpresa, antes de que
pudiera comenzar a compartir mi noticia, el pastor de misiones de la
iglesia anfitriona presentó un informe de la campaña misionera de la
congregación de los últimos 12 meses, donde incluía un testimonio
sobre la siembra milagrosa de 14 feligresías del Nuevo Testamento
en Bután en sólo el año anterior.
¿Podría significar esto que estábamos viendo el comienzo de la
desaparición del Dragón de Bután? ¿Es quizá Satanás “el gran
dragón” (Apocalipsis 12:9), que comienza a perder su control sobre
esta pequeña pero estratégica fortaleza llamada Bután? ¿Podría esto
significar que se queman las escamas de los ojos de multitudes de no
creyentes en todo el Himalaya?
Algo es cierto: la adoración, cuando se vincula con la intercesión,
incorpora a Dios. Incorporar a Dios es esencial para la
transformación de las naciones a través del evangelio de Jesucristo.
¡Imagínese usted cómo todo esto debe emocionar el corazón de
Dios!
39 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
40 Íbid., pág. 86.
41 “Fire Destroys a Famed Buddhist Shrine in Bhutan,” International Herald
Tribune, 23 de abril de 1998, pág. 4.
42 Dexter Filkins of the LA Times, quoted in the Denver Post, February 15, 1999,
section A, pág. 14.
43 Íbid., énfasis añadido.
7. Sexta realidad: La adoración emociona a Dios.
Una danza de placer
Un intenso frío invadió la pequeña zona boscosa cerca
del centro de Washington, DC, donde había estado
sentado junto a una inmensa roca, un poco incómodo,
alabando audiblemente al Señor durante ocho horas.
Varios años atrás, mientras leía los escritos de A. W.
Tozer y otros sobre la adoración, sentí un deseo
apremiante de apartar todo el día, desde el amanecer
hasta el anochecer, sólo para alabar a Dios, de manera
audible. Quería ver lo que ocurriría si las únicas
palabras que pronunciaba durante el día entero
consistían en alabanzas.
El día ya había llegado y la mayor parte ya había pasado. El
objetivo de la alabanza continua y audible estaba a punto de
lograrse. Mi voz se estaba cansando hacia las 4:30 de la tarde y la
zona boscosa que descubrí a las 7:30 A.M. (pues necesitaba un lugar
donde pudiera estar aislado durante todo el día) se estaba enfriando
más a medida que el sol comenzaba su descenso.
Entonces pude saber que estaba a punto de conocer, de primera
mano, lo que más tarde llegaría a reconocer como una de las
realidades de la adoración más importantes: La adoración emociona
a Dios. Esta realidad se describe más completamente en un principio
sencillo de 16 palabras sobre la adoración intercesora:
La adoración proporciona la única posición verdadera desde
la cual podemos brindarle a Dios placer puro.

La calidez de la adoración
Mi día de alabanza continua ocurrió cuando hice un viaje a
Washington, DC, para el Día de la Oración Nacional de Estados
Unidos, programado para el primer jueves de mayo. Llegué el
domingo anterior a la zona del DC a tiempo para hablar en la Iglesia
de los Apóstoles, una iglesia episcopal donde se llevaría cabo
nuestra Escuela de Oración para Cambiar al Mundo.
Mientras me preparaba para las actividades de la semana me di
cuenta de que el martes estaba libre de reuniones. No había nada en
mi agenda. No se planeó para ese día ningún almuerzo, cena, ni
citas. Sabía que sería la ocasión perfecta para cumplir mi sueño de
tener un día de alabanza.
Me levanté temprano, cuando llegó el martes, con mi lista de
alabanzas de las Escrituras en la mano y me dispuse a buscar un
lugar tranquilo en algún paraje cerca del capitolio de nuestra nación
para pasar el día con Dios en alabanza.
Al conducir por la avenida George Washington vi una gran zona
boscosa, no muy lejos de la ciudad. Estacioné mi vehículo alquilado
al lado de la vía y, con mi Biblia y una lista de alabanzas, me dirigí
hacia el bosque. Me animé cuando encontré un pequeño claro,
bastante aislado, con una enorme roca donde podía sentarme (o
pararme) y alabar al Señor por el resto del día.
Este no iba a ser un día de meditación, contemplación ni de
tiempo de lectura tranquila de la Biblia. Iba a ser un día para sólo
alabar a Dios de manera audible. Incluso había recopilado
numerosas páginas de alabanzas de las Escrituras para que me
ayudaran a cumplir este sueño cuando llegara el dichoso día.
Eran ahora casi las cinco de la tarde y hacía un frío intenso.
Mientras miraba hacia el centro del claro, un rayo de sol se abrió
paso por entre los árboles frondosos haciendo que se sintiera un
poco más cálida esa parte del claro. De modo que me levanté y
caminé hacia el espacio del calorcito. Más que nada, yo quería
experimentar la calidez de la presencia de Dios a través de mi
adoración.
Para ese entonces mi voz se había vuelto ronca y débil. Se me
acababan las expresiones de alabanza. Había expresado los pasajes
de las Escrituras en mi lista por lo menos dos veces y también se me
habían agotado varias posturas para alabar, aunque estoy seguro que
esto no le importaba a Dios. Me había sentado en alabanza, parado
en alabanza, arrodillado en alabanza e incluso había caminado por
el claro varias veces en alabanza. Se me cruzó por la mente este
pensamiento: ¿Qué más puedo hacer para alabar a mi Dios?

Deleitar a Dios
Mientras estaba en el claro tratando de recibir el sol para tener un
poco de calor, anhelé internamente extender la mano y tocar a Dios.
Este deseo que se tan fuertemente se apoderó de mí, es difícil de
expresar con palabras. Por un lado, quería sentir a Dios, pero por el
otro, sólo deseaba complacerlo.
Entonces un pensamiento bastante sorprendente vino a mi mente.
Tuve ganas de hacer algo que jamás había hecho antes en la
adoración pública ni privada. Miré hacia la parte superior del claro y
dije: “Señor, hay un acto de adoración del cual he leído en las
Escrituras pero que jamás haya experimentado”. Luego agregué:
“Señor, sé que el Rey David lo hizo, y Tú dijiste que él fue un
hombre conforme a tu corazón”.
Curiosamente sentí como si tuviera que explicarle todo esto a
Dios, ó como si Él no tuviera ni idea de lo que estaba pensando. Así
que continué: “Padre, David danzó delante de tí con todas sus
fuerzas, y sé que esto es algo que jamás he hecho” —añadí un poco
avergonzado—. “De hecho, Tú sabes que he considerado a menudo
a las personas que hacen este tipo de cosas como demasiado
emocionales o incluso extrañas. Además, ni siquiera estoy seguro de
saber cómo hacerlo correctamente”.
Mi explicación era realmente más para mí que para Dios, mientras
continuaba: “Señor, sé que la palabra hebrea para danzar significa
‘dar vueltas’ así que supongo que eso es lo que debo hacer”. Entre
lágrimas añadí: “Señor, me estoy quedando sin palabras para
alabarte, así que creo que debo dar vueltas por unos minutos…
¡Aquí va!”.
Lo que ocurrió a continuación fue totalmente imprevisto de mi
parte, y tal vez gracioso para Dios. Comencé a mover mis pies hacia
arriaba y hacia abajo mientras giraba. Luego comencé a saltar.
Pronto estaba dando vueltas y saltando, dando periódicamente un
salto torpe para darle aún más sabor. En un momento, honestamente
pensé que podría hacerme daño al caer. Además, me estaba
quedando rápidamente sin aliento.
Mi danza duró probablemente 7 ó 10 minutos, cuando empecé a
reírme. Toda esta experiencia de pronto me pareció muy graciosa.
Estaba seguro de que si un transeúnte me hubiera visto hubiera
pensado que yo era un lunático. Sin embargo, continué danzando,
saltando y ahora riéndome. Entonces me detuve y alcé la mirada
como preguntando: “Dios, ¿es esto correcto?”.
Me pregunté si lo que estaba haciendo le importaba a Dios. Nunca
olvidaré lo que sentí a continuación, lo cual me conmovió hasta
verter lágrimas. Sabía que Dios me estaba hablando cuando escuché
estas palabras: Jamás sabrás la alegría que me das. Me deleitas con
tu danza.
Caí de rodillas en ese claro, llorando. Nada hubiera podido tener
más significado para mí que la sensación de que mi adoración había
emocionado el corazón de Dios. En efecto, a pesar de que algunos
teólogos explican que Dios en realidad no necesita nuestra
adoración, yo sabía que estaba haciendo feliz a Dios. Ahora entendía
que la adoración realmente emociona a Dios. Es lo único que
verdaderamente le trae mayor placer.

Un sacrificio de deleite
Hasta este momento, cada una de las realidades de la adoración se
ha centrado principalmente en el impacto que la adoración tiene
sobre nosotros, nuestro crecimiento personal y la guerra espiritual,
así como nuestra misión en la vida. Examinamos también cómo
nuestra adoración le trae deleite al corazón de nuestro Señor.
Pero, tenga en cuenta estas palabras del salmista cuando describe
el enfoque del deleite de Dios: “Alaba su nombre con danza, y
acompáñala con panderetas y arpas, porque el Señor se deleita en su
pueblo; él corona al humilde con victoria” (Salmos 149:3-4, NTV).
Claramente se describe aquí el deleite de Dios en su pueblo, en el
contexto de su adoración. Además, este tema está relacionado con la
guerra espiritual, ya que impacta a las naciones. El salmo continúa:
“…Que las alabanzas de Dios estén en sus labios y tengan una
espada afilada en las manos para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos” (Salmos 149:6-7, NTV).
Al igual que en muchos otros lugares en los salmos, la alabanza y
la adoración se describen en el contexto de toda la tierra, que es sin
duda una razón por la cual la alabanza deleita tanto al corazón de
Dios (véase Salmos 66:1-4,8; 67; 96:1-3,7-10; 98:1-4).
El autor del libro de Hebreos explicaría generaciones más tarde
por qué la alabanza deleita a Dios. Él escribió: “Así que ofrezcamos
continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de
alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”
(Hebreos 13:15). La adoración llena de alabanzas es un sacrificio.
Hebreos 13:15 lo aclara. Es un fruto selecto ofrecido a Dios. Por lo
tanto, la adoración se convierte en el sacrifico único y verdadero que
le podemos dar a Dios y que realmente le trae deleite. Es muy
sencillo aplicar diariamente este principio:
Declare con cánticos y oraciones su deseo de emocionar al
Señor a través de su adoración y obediencia.
Por supuesto, Dios tiene todo lo que necesita en sí mismo y, en
ese sentido, no necesita nada. Sin embargo, también reconocemos
que Él tuvo una razón para crear a la humanidad. De hecho, la
imagen poderosa de la alabanza alrededor del trono de Dios en
Apocalipsis 4 concluye con los seres vivientes y los ancianos
postrados y declarando: “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de
recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las
cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).
La Nueva Traducción Viviente en inglés dice: Pues tú creaste todas
las cosas, y existen porque tú las creaste para tu placer.
Es obvio aquí que toda la creación existe para el placer de Dios, lo
cual sugiere naturalmente que hay algo especial sobre el propósito
de Dios al crear la humanidad. De toda la creación, sólo los seres
humanos tienen la capacidad para razonar y entender de qué se trata
la alabanza y la adoración. Además, se nos ha dado la habilidad de
cantar esta adoración así como de ver y comprender la belleza de la
creación.
Los animales pueden manifestar la belleza de Dios con su propia
existencia, o, como en el caso de las aves, glorificar a Dios a través
de sus cánticos, pero no tienen el don de la razón para reconocer lo
que están realmente haciendo. Tampoco pueden comprender la
verdadera belleza de lo que ven con sus ojos.
A. W. Tozer creía que Dios había hecho las flores y las aves (y de
hecho todas las maravillas de la creación), simplemente para que
pudiéramos deleitarnos en Él. Este adorador sabio explicó que
cualquier creyente normal y corriente podía darse cuenta de que
Dios había creado las flores para lucir su belleza y las aves para
cantar a fin de que pudiéramos disfrutar de ellas. Los científicos
materialistas, sin embargo, sugieren que un ave macho canta para
atraer a la hembra, reduciendo todo al sólo instinto biológico. Tozer
les responde con la siguiente conclusión:
Es en este punto que le pregunto al científico: “¿Por qué el
ave no sólo hace un chirrido, canturreo o un gorjeo? ¿Por qué
tiene que cantar, trinar y armonizar como si hubiera sido
afinada con el arpa?”. Creo que la respuesta es simple: es
porque Dios la hizo para cantar. Si yo fuera un ave macho y
quisiera atraer a una hembra podría hacer volteretas o hacer
cualquier cantidad de movimientos insinuantes. Pero, ¿por
qué el ave canta tan hermoso? Seguramente porque el Dios
que la creó es el Director del Coro del Universo. Él es el
Compositor del cosmos. Él puso el arpa en esas pequeñas
gargantas y las plumas en sus majestuosos cuerpos y les dijo:
“Vayan y canten”.44
¡El canto es la idea de Dios!

La música celestial
¿Y qué de Dios mismo? ¿Cómo se deleita Dios? ¿A Él sólo le
gusta escuchar música o también Él hace música? Uno de los
pasajes más fascinantes de las Escrituras sobre el deleite de Dios en
su pueblo se encuentra en Sofonías. El profeta registra aquí: “Pues el
Señor tu Dios vive en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se
deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores.
Se gozará por ti con cantos de alegría” (Sofonías 3:17, NTV). La
Nueva Versión Internacional traduce esa última oración así: “Se
deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por tí
con canticos”.
Compare ahora a Sofonías 3:17 con Apocalipsis 4:11, el cual se
mencionó anteriormente, donde se nos dice que Dios creó todo para
su “placer” (RVR1960, NTV). Dios claramente se deleita en sus hijos
y parece estar especialmente complacido cuando lo adoramos. De
hecho, parece que Dios se deleita en sí mismo al deleitarse en
nosotros, aún cuando nosotros evidente mente nos deleitamos en Él.
¡Algo en lo que tal vez quieras reflexionar por un instante antes de
seguir leyendo!
El autor John Piper ayuda a enlazar todo esto y a relacionarlo
poderosamente con el cumplimiento de la Gran Comisión en su libro
desafiante Alégrense las naciones. Piper escribe:
El corazón más apasionado por Dios en todo el universo es el
corazón de Dios mismo. Esta verdad, más que cualquier otra
que yo conozca confirma la convicción de que la adoración
es el combustible y la meta de las misiones. La razón más
profunda por la que nuestra pasión por Dios debe provocar
las misiones es que la pasión de Dios por Dios mismo
estimula las misiones. Las misiones son el desbordamiento
de nuestro deleite en Dios porque las conversiones son el
desbordamiento del deleite de Dios, por cuanto es Dios. Y la
razón más profunda por la que la adoración es la meta en las
misiones es que la adoración es la meta de Dios en sí mismo.
El relato bíblico nos confirma esta meta de la búsqueda
incesante de Dios en la alabanza entre las naciones. “¡Alaben
al Señor, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle
alabanzas!” (Salmos 117:1). Si esta es la meta de Dios, debe
ser también la nuestra.45
Es indudable que Dios se deleita en nuestra adoración
precisamente porque tal adoración al final establecerá su propósito
para toda la humanidad. Eso es lo que el profeta dijo: “…se llenará
la tierra del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14;
véase también Isaías 11:9). Dicho de otro modo, nuestra adoración
nos lleva a una adoración aún mayor y más significativa.
John Piper también aborda el desafío teológico de la pasión de
Dios por sí mismo haciendo que Él aparentemente exija nuestra
adoración, algo que a lo largo de los siglos ha llevado a algunos
estudiosos a preguntarse si Dios es un poco egoísta en su búsqueda
de adoración. Con respecto a este enigma, Piper nos señala de nuevo
el antiguo catecismo de Westminster:
Lo que estoy afirmando es que la respuesta a la primera
pregunta del catecismo de Westminster es la misma cuando
se formula acerca de Dios, como lo es cuando se formula
acerca del hombre. Pregunta: “¿Cuál es el fin principal del
hombre?”. Respuesta: “El fin principal del hombre es
glorificar a Dios, y disfrutarlo para siempre”. Pregunta:
“¿Cuál es el fin principal de Dios?”. Respuesta: “El fin
principal de Dios es glorificar a Dios y disfrutar de sí mismo
para siempre”.46
Piper amplía esta idea al explicar el impacto que el predicador
puritano Jonathan Edwards tuvo sobre su pensamiento:
La pasión de Dios por sí mismo es innegable. Dios me
impresionó con esta pasión más poderosamente cuando leí
por primera vez el libro de Jonathan Edwards titulado
Disertación concerniente al fin por el cual Dios creó al
mundo. Allí Edwards amontona razón tras razón y versículo
tras versículo para mostrar esta verdad: “El gran fin de las
obras de Dios, que se expresan de una manera tan diversa en
las Escrituras, es en realidad UNO; y este fin se llama de
manera más adecuada y completa, LA GLORIA DE DIOS”.
Dicho de otro modo, el fin principal de Dios es glorificar a
Dios, y disfrutar de sí mismo para siempre”.47

Encendiendo una llama


Todo esto sirve para recalcar la realidad de que la adoración
emociona a Dios. La adoración emociona a Dios porque Él se
complace consigo mismo y sabe que la humanidad sólo puede
experimentar la más grande emoción en Él. ¡Así de sencillo! Esta
realidad también es precisamente la razón por la que la adoración
intercesora es tan importante para llevar a cabo los planes de Dios.
Algún día, en efecto, de cada aldea en la tierra, incluso de cada
vivienda, el humo del incienso de la adoración se elevará en señal de
veneración a nuestro Padre celestial. Así como lo sueña John Piper:
“Cuando la llama de la adoración arda con el calor del valor
verdadero de Dios, la luz de las misiones brillará en los pueblos más
remotos de la tierra”.48
El reconocimiento del valor verdadero de Dios, según lo anterior,
debe encender en nosotros una llama de tal adoración intercesora y
ferviente que quedemos abrumados con un nuevo celo para
evangelizar y transformar a nuestras familias, vecinos y naciones.
Con este propósito debemos arriesgar algo de nuestra “dignidad
religiosa” en un intento humilde por emocionar el corazón de Dios.
Yo temía lastimarme a mí mismo, o por lo menos, avergonzarme
mientras danzaba en aquel bosque en Washington, pero sabía que mi
alabanza deleitaba a Dios. Incluso los grandes mentores de la
adoración a veces lucharon en su adoración. Tozer lo dijo muy bien:
“No puedo cantar ni un poquito, pero eso no es asunto de nadie:
¡Dios piensa que soy una estrella de ópera! Lo digo en serio cuando
afirmo que prefiero adorar a Dios que hacer cualquier otra cosa en el
mundo”.49
44 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
45 John Piper, Let the Nations be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 15.
46 Íbid., pág. 16.
47 Íbid., pág. 21.
48 Íbid., pág. 12.
49 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
8. Séptima realidad: La adoración exalta a Dios
Aprovechar la ola de la adoración
“¿Qué es eso?” —preguntó mi esposa mientras miraba
un mapa del mundo que estaba pegado con cinta
adhesiva al volante de nuestro automóvil. Era
diciembre de 1975.
“Es un mapa del mundo”, —respondí como si ella no supiera qué
estaba a medio metro de distancia.
“Lo puedo ver—añadió—pero ¿por qué lo pegas al volante?”.
Así comenzó mi viaje de oración diario por las naciones que ha
continuado alegremente por más de tres décadas. Se trata de un viaje
profundamente personal el cual he estado reacio a describir en forma
impresa, aunque parece apropiado hacerlo aquí ya que se relaciona
tan claramente con nuestra última realidad de la adoración. (¡Más
información sobre este viaje diario de oración por las naciones en un
instante!).
Creo que todo lo que se ha discutido en los capítulos anteriores se
puede resumir en esta realidad final de la adoración: ¡La adoración
exalta a Dios! Al exaltar a Dios a través de la adoración intercesora
no sólo lo entronizamos y lo encontramos, sino que también lo
engrandecemos, lo disfrutamos, lo incorporamos y lo emocionamos.
Todo esto se traduce en exaltar a Dios, lo cual se encuentra en el
corazón de toda la adoración verdadera y conduce al cumplimiento
máximo del plan de Dios para la humanidad. Ese plan, estoy
convencido, es la culminación de su presencia en la Iglesia, la
Esposa de Cristo, y el desbordamiento de la gloria transformadora
de Dios en la tierra (véase Isaías 11:9; Habacuc 2:14).

Los encuentros en el cuarto de calderas


El salmista establece una base importante para la séptima realidad
de la adoración: “Te daré gracias, Señor, en medio de toda la gente;
cantaré tus alabanzas entre las naciones... Exaltado seas, oh Dios,
por encima de los cielos más altos; que tu gloria brille sobre toda la
tierra. (Salmos 57:9,11, NTV). Tal como se mencionó en el capítulo
anterior, encontramos muchas expresiones similares en todos los
salmos donde la alabanza se realiza impactando a las naciones. En
esta exhortación en particular, sobresalen las siguientes palabras:
“que tu gloria brille sobre toda la tierra”.
Dicho en pocas palabras como nuestro principio final de la
adoración intercesora es:
La adoración proporciona la plataforma y el poder
necesarios para exaltar a Dios en las naciones.
John Piper de nuevo aporta este conocimiento: “La adoración... es
el combustible y la meta en las misiones. Es la meta de las misiones
porque en ellas simplemente nos proponemos como objetivo llevar a
las naciones al placer indescriptible de experimentar la gloria de
Dios. El objetivo de las misiones es la alegría de los pueblos en
disfrutar la grandeza de Dios. Las misiones comienzan y terminan
en la adoración”.50
Piper concluye: “Las misiones no son el objetivo máximo de la
iglesia. Lo es la adoración. Las misiones existen cuando no existe la
adoración. La Gran Comisión consiste primero en deleitarse usted
mismo en el Señor (Salmos 37:4) y luego declarar ‘Alégrense y
canten con júbilo las naciones’ (Salmos 67:4).”51
Curiosamente, este fue el recordatorio de Dios para mí, durante el
primer día de mi ayuno de adoración de 40 días. Dios me dijo que
debía deleitarme en Él por medio de las naciones, lo cual puso en
marcha todo lo que yo comparto en estas páginas. Antes de ese
momento, no recuerdo que alguna vez hubiera equiparado el deleite
en el Señor con el cumplimiento de la Gran Comisión.
Esto me lleva de nuevo al mapa en el volante.
Comencé a sentir una carga muy especial por las naciones del
mundo desde muy temprano en mi ministerio. Esta carga creció
debido a los tiempos prolongados de búsqueda de Dios, tal vez por
el mero hecho de buscar a Dios. Dicho de otro modo, mi pasión por
las naciones comenzó con una gran pasión sólo por conocer y buscar
al Señor. La iglesia en el sur de Wisconsin donde Dee y yo servimos
como líderes de jóvenes, mucho antes de la experiencia del mapa,
tenía un cuarto de calderas del cual yo rápidamente me apropié para
orar. Este era un lugar cálido y apropiado para sentarme solo durante
los gélidos inviernos de Wisconsin. Curiosamente, este también era
el lugar más fresco para orar en los veranos húmedos y calurosos de
Wisconsin.
Me apartaba a este cuarto de calderas durante tiempos
prolongados de oración cuando sentía que necesitaba estar solo y sin
interrupciones. Fue en este cuarto donde la carga por los perdidos y
las naciones comenzó lentamente a saturar mis oraciones. Parecía
que cuanto más buscaba el corazón de Dios, más tenía yo una gran
pasión por las naciones. ¡Las naciones estaban claramente en el
corazón de Dios!
Un pasaje particularmente poderoso de la Palabra de Dios que
impactó significativamente esos primeros años fue la declaración del
salmista sobre la adoración intercesora en el Salmo 67. Allí leemos:
Dios nos tenga compasión y nos bendiga; Dios haga
resplandecer su rostro sobre nosotros... para que se
conozcan en la tierra sus caminos, y entre todas las naciones
su salvación. Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos
los pueblos te alaben... Dios nos bendecirá, y le temerán
todos los confines de la tierra (Salmos 67:1-3,7).
La Traducción en Lenguaje Actual parafrasea este último
versículo así: “a Ti te alabarán los más lejanos países de la tierra”,
una idea que se convirtió en mi obsesión de toda la vida y también
se convirtió en mi “pasaje de por vida” de todas las Escrituras.
El mapa de Jack
La mañana en que pegué el mapa con cinta adhesiva a mi volante,
Dee y yo, y nuestras dos hijas pequeñas, Dena y Ginger (en ese
entonces sólo tenían 6 y 3 años), nos preparábamos para visitar a la
hermana y al cuñado de Dee en Portland, Oregon. Íbamos a celebrar
las fiestas navideñas. Había conocido seis meses atrás a Jack
McAlister, el fundador y presidente de Cada Hogar para Cristo.
Este ministerio se conocía en ese entonces como Cruzada Mundial
de Literatura.
Jack fue más o menos el responsable de todo el episodio del mapa.
Él añadió un combustible importante al fuego de mi corazón por las
naciones, pues cuando conocí a Jack yo no tenía ni idea de que un
año más tarde me uniría a él y a su organización mundial como
director de Movilización para la Oración. Tampoco se me ocurrió
que 12 años después yo llegaría a ser el presidente internacional del
ministerio Cada Hogar para Cristo.
Durante muchos años Jack produjo anualmente lo que él llamó el
Mapa Mundial de Oración, un mapa sencillo del mundo que se
podía doblar y colocar en la Biblia. El mapa de Jack enumeraba
todos los 210 países de la época en diversas categorías estratégicas
(por ejemplo, todos los países comunistas en un grupo, todos los
países árabes y musulmanes en otro grupo, y así sucesivamente).
En mi primer encuentro con Jack, en mayo de 1975, él me entregó
uno de estos mapas y más bien de manera deliberada me preguntó
por cuántas naciones del mundo oraba yo diariamente. Le dije: dos,
China y Estados Unidos, lo cual tergiversaba un poco la verdad,
porque tal vez oraba por China cada tercer o cuarto día.
Mis oraciones hasta ese momento eran geográficamente mucho
más generales; por las almas y los misioneros dondequiera que
estuvieran. Mis peticiones también eran vagas en otros sentidos. En
aquel tiempo yo hacía muchas oraciones a manera de… “bendícelos
Señor”: ¡bendice a los perdidos, bendice a los misioneros y bendice
a todas las iglesias en el mundo entero! Jack no quedó muy
impresionado con mis oraciones.
Jack, quien no elude los asuntos importantes, sugirió con una
sonrisa compasiva: “¡Tal vez es por eso que muy poco está
ocurriendo en un mundo tan grande! Sólo estás orando por 2 países
de los 210”.
Este líder único, a quien había conocido sólo 30 minutos antes,
concluyó con más seriedad: “Sabes, Dick, Dios responde las
oraciones específicas porque requiere de nuestra fe para orar de
manera específica. Toma este mapa. Tal vez te ayude a orar más
específicamente”.
Nunca había conocido a alguien tan directo, y ese encuentro con
él cambió mi vida de oración. Tuve una fuerte convicción aquel día
y resolví orar por otros países en el futuro. Decidí orar por un grupo
de 30 países cada día, ya que un plan sistemático siempre me ayuda
a mantenerme fiel. Dividí los 210 países en siete grupos, un grupo
para cada día de la semana. Allí marcaba correspondientemente el
listado sobre el mapa. (Contaba 30 naciones en una lista alfabética y
trazaba una línea con tinta; luego contaba otros 30, y así
sucesivamente). Todo esto empezó a comienzos del verano de 1975.
A mediados del siguiente mes de diciembre, mientras oraba por
mis 30 países durante un día en particular, se apoderó de mí una
preocupación abrumadora por los 180 países por los cuales no había
orado.
Mientras oraba me vinieron las lágrimas a los ojos cuando
sostenía el mapa en mis manos. Procedí inmediatamente a orar por
las naciones restantes y luego apreté silenciosamente el mapa por
unos instantes. Oré silenciosamente, “Dios Santo, si tan sólo me
dieras las fortaleza y el deseo, trataría de formar un hábito diario
para el resto de mi vida”.
Sabía que era un compromiso difícil, pero sentí que tenía que
intentarlo.
A continuación decidí aprenderme los nombres de estos países de
memoria para ayudar a que mi oración fuera más que una simple
lectura de una lista. Sentí que un buen momento para hacerlo sería
durante el largo viaje desde Sacramento hasta Portland, ida y vuelta,
durante las próximas vacaciones. Sabía que podía echar un vistazo
periódicamente al mapa y memorizar los países durante el viaje.
Para cuando regresamos de Portland, efectivamente me había
aprendido de memoria los nombres de todos los 210 países. No fue
un desafío tan complejo como alguien pueda pensar. ¡De allí salió la
idea de pegar el mapa al volante!

Un viaje a las naciones


Así comenzó mi viaje diario de oración por las naciones; un viaje
que ha continuado hasta el momento de escribir este libro, durante
más de 35 años. Estaba lejos de saber que el desafío de Jack y este
enfoque mundial tendrían un impacto tan grande sobre mi vida y
ministerio. Cuando me memoricé estos países no me los aprendí en
orden alfabético sino más bien me los aprendí según los listados
geográficos (por continentes) y los criterios políticos de Jack.
Tal como lo mencioné anteriormente, Jack agrupó todos los países
comunistas en una lista para hacer una oración especial. Hizo lo
mismo con todos los países árabes y musulmanes. Luego agrupó
todas las islas y las naciones pequeñas con poblaciones menores a
un millón de habitantes, las cuales aparecían en una lista separada.
Estos pequeños listados se añadieron debajo del mapa mismo, el
cual mostraba todos los continentes y sus respectivas regiones. Cada
país en estas diferentes categorías tenía también un número que
correspondía a su ubicación en el mapa mismo.
Yo ni siquiera trabajaba para el ministerio CHC cuando comencé
a orar por todas estas naciones. Pero después de un año, por
invitación de Jack, me uní al personal de CHC como director de
movilización para la oración (un cargo que pocos ministerios tenían
en ese entonces) y pronto formé parte de las respuestas a las mismas
oraciones que yo había estado haciendo.
Recuerdo específicamente una experiencia que tuvo lugar 17 años
después de que me memorizara los países del mapa de Jack. Era
1992. Para ese entonces Jack se había jubilado y yo había sido
nombrado presidente internacional de CHC, y aún oraba diariamente
por todas las naciones.
Así que allí estaba yo en mi oratorio en Colorado, lugar donde se
había trasladado el ministerio en 1991, orando una vez más por
todos los países, en el mismo orden en el que los había memorizado
en 1975. Cuando llegué a mi lista mental de los países comunistas
comencé a orar por cada uno por nombre propio. Las lágrimas
comenzaron a correr por mi rostro al quedar abrumado súbitamente
por la comprensión del poder de exaltar a Dios entre las naciones,
día tras día, año tras año.
Lo pude ver porque yo había comenzado esa disciplina diaria unos
17 años atrás, cuando ninguno de los países comunistas estaba
abierto a alguna expresión libre de la fe religiosa. El evangelismo
casa a casa de naturaleza sistemática, como el que lleva a cabo Cada
Hogar para Cristo, estaba estrictamente prohibido en cada uno de
esos países. El poco evangelismo que se hacía en esas naciones era
sumamente clandestino. Para 1992, todos menos dos países estaban
abiertos al Evangelio hasta cierto punto. Únicamente Laos y Corea
del Norte todavía parecían totalmente cerrados.
Ahora no sólo estaban todos abiertos al evangelio (menos estos
dos países en cierta medida), sino que Cada Hogar para Cristo
también trabajaba directamente en todos ellos menos en esos dos.
Unos años atrás se había derrumbado el Muro de Berlín y toda
Europa Oriental se abrió repentinamente al evangelio. ¡Sólo en la
antigua Unión Soviética, más de 2 millones de hogares fueron
alcanzados por intermedio de Cada Hogar para Cristo en los
primeros doce meses después de este acontecimiento dramático!
Pocos días antes de mi encuentro de oración en 1992 habían
llegado noticias a nuestra sede en Colorado Springs de que una
iniciativa de Cada Hogar para Cristo había sido aprobada
oficialmente en la nación comunista de Albania, la cual alguna vez
había sido altamente restringida.
Nos sorprendió, sobre todo, escuchar que el nuevo presidente de
Albania en realidad había invitado a su casa a nuestro coordinador
de CHC para la nación de Albania, quien estaba recientemente
posesionado y le había servido personalmente una merienda. El
presidente albanés también le dio su bendición personal a CHC para
poner en marcha un esfuerzo por llevar el mensaje impreso del
evangelio a cada hogar de Albania (para llegar eventualmente a unos
800.000 hogares donde viven 3,5 millones de albanos).
Diecisiete años atrás, cuando habían comenzado mis oraciones
diarias por todos los países, Albania era un lugar donde hubiera sido
un crimen con pena de muerte ser cristiano o incluso poseer una
Biblia. ¡Albania se estaba saturando ahora con las buenas noticias
del Señor Jesús!

Cuarenta días de deleite


Algo más especial e inesperado aún iba a suceder al comenzar mi
ayuno de adoración de 40 días en marzo del año 2000.
Usted recordará que Dios grabó en mi corazón la necesidad de que
yo pasara mis tiempos de oración diaria, durante 40 días,
exclusivamente en adoración. Eso significaba también que yo debía
cantar todas mis oraciones como si fueran salmos. Esto supuso para
mí un dilema interesante. Desde hacía 25 años (en ese entonces) yo
había orado diariamente por todos los países, además de atender mis
enfoques habituales de oración. Ahora parecía que Dios me
estuviera guiando a adorarle exclusivamente con cánticos durante
estos tiempos de oración.
“Señor—le pregunté durante mi primer día de ayuno de adoración
—¿me estás pidiendo que suspenda mis oraciones habituales de
intercesión diarias por las naciones durante los siguientes 40 días?”.
El Señor me respondió con su propia pregunta: ¿No cantó mi
siervo David entre las naciones?
Entonces recordé de inmediato aquel pasaje en los salmos donde
el rey David declaró: “Te daré gracias, Señor, en medio de toda la
gente; cantaré tus alabanzas entre las naciones. (Salmos 57:9, NTV).
En aquel momento el Señor me habló de nuevo: En lugar de orar
por las naciones cada día durante estos 40 días siguientes quiero
que cantes por las naciones, cada día, declarando mi gloria con
cánticos entre todos esos pueblos.
Así fue como siguieron aquellos 40 días de adoración intercesora,
conmovedora pero inusual. Mi canción inventada cada día era
diferente. A medida que exaltaba a Dios cantaba por las 227
naciones que Cada Hogar para Cristo enumeraba ahora en su Mapa
Mundial de Oración actualizado.

Un movimiento de múltiples facetas


Reconozco que la adoración intercesora es fundamental para
atender la cosecha acelerada que tiene lugar hoy en día en todo el
mundo. Estoy de acuerdo con Mike Bickle, quien escribió:
El Espíritu Santo está orquestando una estrategia global que
eclipsa cualquier otro movimiento de oración en la historia.
Este movimiento estará compuesto por muchos y diversos
modelos y corrientes dentro del Cuerpo de Cristo. Este
movimiento de adoración multifacético tendrá como
resultado una cosecha de almas sin precedentes y nos llevará
al cumplimiento de la Gran Comisión. Será común escuchar
acerca de muchos ministerios de “adoración intercesora” que
continuarán alabando a Dios sin parar las 24 horas del día.52
Además de la Casa Internacional de Oración en Kansas City, el
creciente movimiento de oración llamado “24/7” también refleja un
apasionado énfasis en la adoración. El grupo 24/7 nació en
Chichester en la costa sur de Inglaterra entre algunos estudiantes, en
su mayoría jóvenes, y se ha extendido a decenas de países. Este
ministerio se ha descrito de diversas maneras: como una reunión
ininterrumpida de oración global, como un nuevo monaquismo del
siglo XXI y, quizás lo más singular, como “un virus que se propaga
alrededor del mundo como consecuencia del estornudo santo de
Dios”. De este movimiento han nacido literalmente cientos de salas
de oración continua, “día y noche”, en donde los participantes
apartan tiempos establecidos de una hora (o más) para formar
cadenas ininterrumpidas de oración alrededor del mundo.
Otro ejemplo notable de la difusión de este fervor llamado 24/7
que combina la oración y la adoración está ocurriendo en toda
Indonesia. Según John Robb, presidente de la Conexión
Internacional de Oración, el movimiento más grande de oración en
Indonesia ha crecido hasta por lo menos 5 millones de intercesores
que involucran unas 500 ciudades y redes ministeriales de oración.
Adicionalmente, existe una sólida y bien coordinada red de oración
de niños (llamada Niños en Oración) que representan unas 100
ciudades e involucran a 200.000 niños intercesores específicamente
capacitados.
Los cristianos indonesios también han sido pioneros de “las torres
de oración” en numerosas ciudades, muchas de las cuales son
atendidas 24 horas al día, 7 días a la semana. Según Robb, un líder
indonesio conocido por toda la región simplemente como el pastor
Niko conduce a una creciente red estimada en 200.000 intercesores
que involucran alrededor de 800 iglesias. El ministerio de Niko ya
ha llenado un Centro Mundial de Oración de 12.000 asientos en la
ciudad de Sentul, cerca de la capital de Indonesia, Yakarta. Este
centro cuenta con una torre de 13 pisos cuya área se dedica
exclusivamente a la intercesión 24/7.
El Proyecto Lucas 18, un nuevo movimiento emergente de
oración 24/7 (que no está relacionado con el movimiento del Reino
Unido), ya estableció más de mil ministerios de oración día y noche
en las instalaciones universitarias de todo Estados Unidos. Su meta
es ver que todas las 2.600 universidades acreditadas de Estados
Unidos tengan tiempos de adoración intercesora día y noche.
Dirigido por un joven líder llamado Brian Kim, el Proyecto Lucas
18 no tiene la intención de parar allí. Ya han comenzado a tener
equipos de entrenamiento para llevar su visión de la adoración
intercesora a las naciones. (Más información sobre esta visión
particular se comparte en la segunda parte de este libro).
Curiosamente, en todos estos lugares está participando una amplia
gama de corrientes de todo el Cuerpo de Cristo. Usted también se
puede unir a este movimiento:
Declare con cánticos y oraciones que Dios es exaltado en
toda necesidad, oportunidad y nación en la tierra.

Una onda expansiva de la alabanza


¿Podría ser acaso que este río creciente de la adoración
intercesora: el modelo del arpa y la copa inspirado por Apocalipsis
5:8-10 nos conducirá a lo que algunos llaman un “Despertar Global
a Cristo” que anuncie el cumplimiento literal de la Gran Comisión?
Joseph Garlington, uno de los líderes más bendecidos de la
adoración en nuestra nación, ofrece la siguiente observación que nos
hace reflexionar: “Una de las cosas que sustenta la expansión del
Reino de Dios es un nuevo concepto de la alabanza. Un despertar
poderoso está llevándose a cabo en toda la tierra. La alabanza y la
adoración están en el centro de lo que está ocurriendo...La onda
expansiva de nuestra alabanza ya no se ve afectada por la distancia,
las diferentes zonas horarias, ni por los diferentes idiomas, culturas
ni sistemas políticos. Es una fuerza espiritual que todos debemos
comprender y la Iglesia apenas se está dando cuenta de esta
verdad”.53
¿Hay alguna evidencia específica de que algo de esto ya ha
comenzado? Usted recordará la visión que describí al comienzo de
este libro: humo que emana de miles de aldeas por todo el valle
Gwembe, al sur de Zambia y más allá. Dios me mostró que este era
el incienso de la adoración que se elevaba desde un gran número de
aldeas que se volvían a Cristo. En el momento de mi visión, la gente
de esa región se encontraba entre los menos evangelizados de toda
África. Nuestro ministerio CHC no tuvo ninguna obra allí y nunca
supe de una sola iglesia en las 920 aldeas de Gwembe. Hoy en día,
en cambio, casi toda aldea conocida del valle ha sido visitada (casa
por casa y choza por choza), y se han sembrado nuevas iglesias en
más de 600 aldeas. Todo esto comenzó no mucho después de mi
visión, cuando un líder de Cada Hogar para Cristo llevó al jefe
supremo de la región a la fe en Cristo. Ese jefe sostendría más tarde
en alto su Biblia en diferentes ocasiones y diría: “¡Soy su
evangelista número uno en el valle Gwembe!”. Desde ese entonces,
cientos de jóvenes pastores y evangelistas han sido entrenados y
continúan sembrando aún más iglesias en las aldeas restantes. El
humo del incienso de la adoración en efecto se está elevando de
todas partes del valle Gwembe. (Por favor, visite la página web de
Cada Hogar para Cristo, www.ehc.org, para ver un breve video
titulado simplemente “Zambia” para tener una imagen más amplia
de este milagro).
Hemos visto en otra parte muchos avances en la cosecha
igualmente alentadores. Considere cómo las siguientes estadísticas
han cambiado desde que comenzamos abrazando este modelo de
adoración intercesora. Nuestro ministerio le hizo seguimiento en el
año 2000 a aproximadamente 750.000 personas que respondieron a
nuestras campañas casa por casa. En el momento de escribir este
libro, casi una década después, estamos viendo que cada mes
responden al Evangelio muchas más personas. De hecho, en los
últimos 12 meses el total superó 13.500.000. Este número representa
el número de asistentes a los cursos bíblicos que se imparten a
quienes indican que han orado para recibir a Cristo como Salvador o
quieren saber cómo llegar a ser cristianos.
Las iniciativas para sembrar iglesias de Cada Hogar para Cristo
han crecido dramáticamente en este mismo período. Vimos que en el
año 2000, aproximadamente cuatro agrupaciones de nuevos
creyentes (los llamamos “Grupos de Cristo”) se establecieron a un
ritmo de 1.500 por año. Nos regocijamos grandemente por ese
número en ese entonces, pero nunca pudimos imaginarnos lo que
estaba por venir. En los últimos 12 meses (de nuevo, en el momento
de escribir estas líneas), el número había aumentado a 58 por día, es
decir, casi 22.000 durante un período de 12 meses. Otros líderes
ministeriales reportaron avances similares que a veces son difíciles
de explicar. Un líder de la Convención Bautista del Sur me dijo que
habían visto 27.000 nuevas feligresías sembradas en el año más
reciente.
Lo único que yo veo que está creando un clima propicio para tal
impacto es el surgimiento de la adoración intercesora durante esta
misma década. Considere usted el hecho de que al inicio del nuevo
siglo los ministerios como la Casa de Oración Internacional en
Kansas City sólo tenían unos meses de haber sido creados, y que el
movimiento 24/7 del Reino Unido que se mencionó anteriormente
tan sólo estaba naciendo. El ahora muy respetado Día de Global de
Oración que se realiza anualmente (con hasta 300 millones de
personas que oran y adoran cada domingo de Pentecostés) estaba
aún por nacer (eso ocurrió en el año 2001), y Cada Hogar para
Cristo no había construido su Centro Jericó donde la adoración
intercesora se lleva a cabo día y noche, hasta el año 2003. Todo
parece indicar que un terremoto (¿debería decir terremoto celestial?)
de proporciones divinas está causando un tsunami atronador de
señales y prodigios que recorre ahora las costas de las naciones
necesitadas.
La adoración intercesora es, en realidad, una ola de
transformación, y una bastante grande. Está claramente en marcha
nada menos que el cambio y la reforma en la actitud y en el
entendimiento de la Iglesia en cuanto a lo que estamos denominando
la adoración intercesora. Está sucediendo hoy en día, tal como lo
mencioné brevemente antes, lo que algunos denominan “la
restauración del Tabernáculo de David”. Este es el tema de la
segunda parte de este libro. Me llevó casi una vida entera
comprender su significado, y eso finalmente ocurrió a través de una
canción. Fue mi canción, nunca antes cantada y que nunca será
cantada de nuevo. Fue sin duda (técnicamente hablando) la peor
canción jamás cantada. La canté ante un público de un solo oyente,
y poco después mis ojos se abrieron a lo que ahora creo que es una
clave fundamental para la gran cosecha que está por venir. Así fue
como todo esto ocurrió.
50 John Piper, Let the Nations Be Glad (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 11.
51 Íbid., pág. 40.
52 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (July/August 2000), pág.
21.
53 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 129.
Segunda parte: Las Reformas
9. La transformación de la adoración.
Una canción para un extraño
“¿Es una broma?”. —le pregunté al Señor mientras
miraba mi reloj que estaba sobre la mesita de noche.
Era pasada la medianoche. Estaba acostado en una
cama donde nunca había dormido antes, en la casa de
un hombre de negocios que había conocido sólo unas
pocas horas antes.
Dios me estaba ordenando ahora hacer algo en la adoración que
parecía extraño, si no absurdo, en la presencia de este extraño que
visitaba por primera vez.
“No es una broma”, —fue la fuerte impresión que tuve en mi
corazón—una impresión que he llegado a reconocer con los años
como la voz conmovedora y apacible de Dios.
La voz continuó…, “quiero que lo haga justo después del
desayuno, cuando comparta con Bill el plan ministerial de Cada
Hogar para Cristo” para cumplir la Comisión.
Bill Williams es un hombre único y encantador que nunca se casó
y que tiene una pasión radical, aunque sosegada por Dios.54Conocí a
Bill a través de Ruth Mizell, quien es miembro de la junta directiva
de Cada Hogar para Cristo y quien había servido como asistente de
la Casa Blanca para el primer presidente George Bush. El esposo de
Ruth, el difunto Wilmer “Vinegar Bend” Mizell, un congresista y ex
jugador de béisbol de las grandes ligas, había servido anteriormente
en nuestra junta. Ruth aceptó tomar su lugar cuando falleció
Wilmer.

Una corriente
Fue durante la primera reunión de Ruth en la junta donde ella
escuchó los planes y detalles para nuestro proyecto internacional del
ministerio Centro Jericó. Sólo era un sueño en ese entonces.
Nuestro ministerio se había sentido obligado a construir esas
instalaciones para albergar las negociaciones con ciertas
organizaciones que buscan establecer alianzas estratégicas entre
ministerios, iglesias y otras organizaciones, ayudando así a cumplir
la Gran Comisión. También debía ser un centro para la adoración
intercesora ininterrumpida, con el propósito de cubrir estas alianzas
y estrategias a fin de impactar a todas las naciones del mundo.
Jericó, desde luego, fue el lugar donde las tribus de Dios (aunque
conocidas por sus riñas, quejas y discusiones), se unieron como una
sola nación para obedecer a Dios en una estrategia de adoración
divinamente concebida que se convirtió en su intervención
sobrenatural.
Compartí con nuestra junta de CHC mi convicción de que Dios
estaba a punto de hacer una nueva obra en el Cuerpo de Cristo,
reuniendo a sus numerosos afluentes como un solo río, sabiendo que
teníamos que formar parte de ello. Tuve cuidado de explicar que,
aunque habían ocurrido muchos intentos para lograrlo (algunos con
resultados moderadamente positivos), nada se comparaba con lo que
todavía se necesitaba hacer. Esto sólo podía suceder, les expliqué,
con la intervención sobrenatural del Espíritu Santo de Dios. Tenía
que ser una victoria como la de Jericó, con unidad absoluta saturada
en
adoración, contando con la participación de Dios.
Tal como lo subrayé en esa reunión, se requería de un trabajo
sobrenatural sólo para reunir a algunos líderes principales y orar en
cuanto a trabajar juntos en algo que valiera la pena. Muchos estaban
demasiado ocupados en lo suyo, como si pudieran terminar solos el
trabajo. Se les olvidaba que el trabajo lo hace Dios. El hecho era que
estos esfuerzos ministeriales, si se entrelazaban estratégicamente en
uno solo y se bañaban con la adoración constante, podrían lograr la
tarea prácticamente de la noche a la mañana. Al menos eso era lo
que yo creía.
Yo esperaba que me hicieran la pregunta: “¿En qué va a ser
diferente este centro a otros proyectos similares?”. Yo mismo me
respondí con lo que sentí que era la clave milagrosa: El centro y su
visión, propuse, se debía construir con miras a tener una adoración
intercesora las 24 horas del día, una combinación de intercesión y
adoración que saturaría toda sesión de negociación y planeación con
la presencia y el poder de Dios. Todos estos planes necesitaban estar
empapados del poder de Dios, y la adoración intercesora era vital
para ver que esto ocurriera.
Le recordé a la junta directiva algo que ya mencioné en un
capítulo anterior de este libro: Una traducción japonesa del Salmo
22 que dice: “Cuando el pueblo de Dios lo alaba, Él trae una gran
silla (su trono) y se sienta allí”.55 Necesitamos —les dije —que Dios
traiga una gran silla (es decir, su trono) a nuestras reuniones de
planeación y se siente en medio de nosotros. La adoración continua
nos ayudará a que esto suceda.
A fin de proporcionar una base adicional para que la junta
entendiera la necesidad de la adoración y la intercesión en El Centro
Jericó, señalé para su atención nuevamente Apocalipsis 5:8-10;
Aquel pasaje que describe el tema de la adoración intercesora del
Arpa y la Copa, el cual había explicado anteriormente con
profundidad.
Recalqué de nuevo cómo los adoradores celestiales llegaron ante
el Señor Jesús, el Cordero, sosteniendo arpas y copas. Las arpas que
representan la adoración y las copas la intercesión. Se cantó
entonces un nuevo cántico que se centró sin lugar a dudas en la
cosecha. El cántico incluyó las siguientes palabras: “porque fuiste
sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda
raza, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).
“Para eso estamos aquí—le dije a la junta—y no sólo nosotros,
¡sino todo el Cuerpo de Cristo! La cosecha más grande de la historia
aún está por segar, y la Iglesia está a punto de unirse como nunca
antes, saturada en la atmósfera de la adoración intercesora del arpa y
la copa. La intercesión, saturada de adoración, creará un clima
propicio para los avances más productivos del evangelismo en toda
la historia”.
Ruth Mizell lo asimiló todo, y como es típico de ella comenzó a
pensar en todos los conocidos con quienes ella había sentido la
necesidad de compartir esta visión.
“¿Alguna vez ha oído hablar de Bill Williams?” —me preguntó
Ruth durante un receso en nuestra reunión.
Yo le respondí: “No, que yo recuerde”.
“Bill mantiene continuamente música de adoración sonando en
sus casas, tanto aquí en los Estados Unidos como en sus residencias
en Jerusalén” —dijo con entusiasmo.
Ruth nos explicó entonces que además de las residencias de Bill
en Estados Unidos, él tenía dos casas una al lado de la otra en el
corazón de Jerusalén, una de las cuales estaba destinada
específicamente a la adoración.
“Creo realmente que deberías compartir esta visión con Bill”, —
sugirió Ruth. Entonces le dije que estaría más que feliz de hacerlo, y
ella se ofreció a contactarlo en mi nombre.

Una noche sin dormir


Ruth llamó a Bill ese fin de semana. Tres semanas más tarde me
encontraba luchando por conciliar el sueño en el cuarto de
huéspedes en una de las residencias de Bill, un condominio en el sur
de Texas. Pero no dormí nada esa noche; estaba todavía bien
despierto cuando el sol se elevó sobre las aguas cálidas del golfo en
Galveston.
No estoy seguro que lo pueda hacer, —pensé al reflexionar sobre
lo que yo estaba seguro que Dios me había dicho que hiciera en
medio de esa noche. ¿Cómo me metí en esto?, —me pregunté.
Había llegado la noche anterior justo a tiempo para cenar con Bill.
Después de comer compartí brevemente algunos de los planes que
Cada Hogar para Cristo tenía para los próximos meses, así como
nuestra meta ambiciosa a largo plazo de llevar el evangelio a todo
hogar en la tierra. Le sugerí a Bill que me gustaría compartir más
sobre nuestros planes, incluyendo los detalles sobre cómo el
proyecto del Centro Jericó podría ayudar a facilitar la visión. Bill
estuvo de acuerdo.
Luego nos retiramos a dormir. Mientras yacía en la cama podía oír
la suave música de adoración de fondo. Ruth tenía razón: la
adoración musical nunca paraba. Qué entorno tan hermoso y
tranquilo, —pensé mientras intentaba dormir. Fue entonces cuando
escuché la voz de Dios.
Tengo un mensaje especial que quiero que le dé a Bill, —fue la
primera impresión. Mi mensaje incluye dos pasajes de las
Escrituras: el salmo 27 y el salmo 149. Quiero que los comparta
como un regalo para Bill justo después del desayuno.
Esto me parecía como algo relativamente fácil de hacer, no como
otras misiones en las cuales he sentido que el Señor me mueve a
hacer algo difícil cuando visito a ciertas personas. Pero mientras
yacía allí pensando en leer esos dos pasajes a mi nuevo amigo, el
Señor Dios agregó algo sorprendente:
No quiero que le leas estos pasajes a Bill. Quiero que se los
cantes—en su presencia—. Y quiero que lo hagas justo después del
desayuno.
Fue entonces cuando pensé: ¿Es una broma?—una pregunta cuya
respuesta sabía tan rápido como la pensé.
Esto me hizo comprensible que no hubiera podido dormir el resto
de la noche. Uno no va a la casa de alguien que sólo ha conocido
unas horas antes y le entona una canción, que nunca ha cantado
antes. Al menos, yo nunca lo había hecho ni conozco a nadie que lo
hubiera hecho. Además, yo no soy cantante.
Estuve enfermo toda la noche. Mi corazón se aceleraba con la idea
de la misión dada por Dios durante la noche. Después del desayuno
sugerí la posibilidad de orar juntos y Bill amablemente estuvo de
acuerdo. Luchaba interiormente con sólo pensar cómo podría
explicarle a Bill las instrucciones que había recibido de Dios la
noche anterior. Finalmente me llené de valor y le conté a mi nuevo
amigo lo que había ocurrido.
“Bill—dije un tanto vacilante—creo que Dios me habló por la
noche con un mensaje para usted”.
Bill, quien no es alguien de muchas palabras, asintió con la cabeza
y me dijo simplemente: “¡Qué bueno!”.
“En realidad, Bill, Dios me dio dos mensajes para usted. Ambos
son pasajes de los Salmos”.
Bill sonrió y comentó: “Eso es aún mejor”.
Había llegado la parte difícil de mi canto.
“Bill—le dije después de una pausa—creo que Dios me dijo que
no debo leerle estos pasajes sino que debo cantárselos”.
Bill sólo reaccionó con una mirada inquisitiva: “Esto va a ser
interesante”.
Luego pronuncié una breve oración invitando la presencia de
Dios, lo cual era realmente un intento por evadir mi nerviosismo
hasta que yo tuviera un poco más de valor para cantar. No es raro
para mí cantarle al Señor cuando estoy solo porque voy inventando
las canciones mientras avanzo. De hecho, lo hago diariamente con
los salmos. Pero hacerlo ante un desconocido era una exageración.

De repente estaba cantando


Yo me hallé cantando repentinamente, versículo tras versículo, el
primer salmo asignado, el Salmo 27. Canté las palabras que se
refieren al único deseo de David; aquél que persiguió con tanta
pasión habitar en la presencia de Dios todos los días de su vida,
contemplando la hermosura del Señor (véase v. 4). Luego canté
sobre la intención de David de ofrecer sacrificios de alabanza en una
adoración radical en el templo de Dios (véase v. 6). Yo estaba, sin
embargo, totalmente inconsciente del significado de lo que le
cantaba a este nuevo hermano a quien había conocido la noche
anterior.
Continué mi canción pasando rápidamente al Salmo 149. Ahora
estaba cantando sobre el pueblo de Dios que danza delante de Él, al
son de la pandereta y el arpa, pronunciando sus alabanzas mientras
sostienen sus espadas de doble filo para llevar a cabo el plan de Dios
para las naciones (véase vv. 1-6).
No recuerdo cómo terminé mi canción. Estaba paralizado.
Levanté la mirada y observé una expresión bastante interesante en el
rostro de Bill. Una vez más, sus palabras fueron pocas. Luego dijo
con una leve sonrisa: “Esto fue totalmente diferente”. ¡Qué
eufemismo! —pensé yo. Antes de que yo pudiera decir una palabra,
y como yo estaba nerviosamente preguntándome si Bill pensaba que
tenía un bicho raro en sus manos, me habló haciendo una de esas
preguntas que lo pillan a uno desprevenido, y que uno no está
preparado para responder. Y cuando uno responde, uno trata de
transmitir una pequeña sensación de conocimiento, aunque no esté
realmente seguro de lo que está hablando.
“Bill me preguntó: ¿Alguna vez has pensado sobre lo que la Biblia
dice en Hechos 15 sobre la restauración del Tabernáculo de David
en los últimos días?”.
Así como cualquier creyente disciplinado que lee toda la Biblia de
forma regular a lo largo del año, yo sabía que no era inusual leer
repetidamente los pasajes y todavía pasar por alto cosas de gran
importancia. Esto fue lo que sucedió con el pasaje al que Bill hizo
referencia, Hechos 15:16-18. No lo recordaba, aunque la frase
“Tabernáculo de David” me parecía familiar.
Busqué rápidamente el pasaje para ver exactamente lo que Bill
había querido decir mientras él comenzó su propia explicación
breve. Hizo referencia al hecho de que el apóstol Jacobo, en un
concilio en Jerusalén, habló de un tiempo en el futuro cuando el
Tabernáculo de David (o la tienda de campaña como a veces se
traduce), va a ser restaurada para producir una gran cosecha de entre
los gentiles.
Sin soltar mi Biblia Nueva Traducción Viviente desde la cual
acababa de cantar, eché un vistazo y leí el pasaje incluso mientras
Bill seguía hablando:
Después yo volveré y restauraré la casa [tabernáculo, RVC]
caída de David. Reconstruiré sus ruinas y la restauraré, para
que el resto de la humanidad busque al Señor, incluidos
todos los gentiles, todos los que he llamado para que sean
míos. El Señor ha hablado, Aquel que hizo que estas cosas se
dieran a conocer desde hace mucho (Hechos 15:16-18,
NTV).
Francamente me sorprendió que no hubiera captado antes el
significado de este pasaje, sobre todo la notable correlación con el
reino de David (es decir, la tienda de campaña o Tabernáculo) que
es restaurado “para que el resto de la humanidad busque al Señor”
(v. 17). Esa última frase captó especialmente mi atención. El resto
de la “humanidad” (que luego me enteré que hacía referencia a
“todos los gentiles”) buscaría “al Señor” a medida que era
restaurado el Tabernáculo de David. ¿Qué significaba todo esto? —
pensé. Sea lo que fuere, sin duda era una clave para la gran cosecha
de las almas perdidas de los últimos días que aún está por venir.
Estaba a punto de experimentar una “transformación de la
adoración”. “Transformar” significa “cambiar notablemente”, y eso
estaba a punto de ocurrir para mí. Esperemos que pronto ocurra en la
Iglesia global.

El espíritu de David
Pronto entendería que la cita en Hechos 15 que hizo Jacobo fue
dicha originalmente por el profeta Amós, quien había declarado
siglos atrás: “En aquel día levantaré la choza caída de David.
Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la reconstruiré tal como
era en días pasados, para que ellos posean el remanente de Edom
[los gentiles] y todas las naciones que llevan mi nombre —afirma el
Señor, que hará estas cosas—” (Amós 9:11-12).
El pasaje continúa diciendo: “‘Vienen días —afirma el Señor—,
en los cuales el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al
sembrador. Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por
todas las colinas’” (v. 13). Me gusta especialmente la paráfrasis de
este pasaje de la versión THE MESSAGE:
“Sí; en verdad no pasará ahora mucho tiempo”. El Decreto
de Dios. “Van a suceder cosas tan rápidas que su cabeza
nadará, una cosa pisándoles los talones a la otra. Usted no
será capaz de mantener el ritmo. Todo va a ocurrir a la vez
—¡y habrá bendiciones! por todas partes por donde se mire,
bendiciones como el vino que destila de las montañas y las
colinas” (Amós 9:13).
Al contemplar el pasaje de Hechos, y preguntando acerca de su
relación con la gran cosecha del final del tiempo que yo estaba
seguro que se avecinaba, Bill compartió algo de su propio viaje con
respecto a Hechos 15 y el Tabernáculo de David.
“Hace veinticinco años—me explicó Bill—se apoderó de mí un
anhelo extraño pero profundo de pedir a Dios que pusiera el espíritu
de David sobre mí. Yo incluso le pregunté al sacerdote episcopal en
ese entonces si era malo pedir eso en oración, pero él pensó que era
una buena petición”.
Bill continuó: “En ese momento Dios me dijo que de alguna
manera participaría para ver el Tabernáculo de David restaurado tal
y como dice en Hechos 15”.
Al ser yo tomado aún más por sorpresa, intenté formular un
comentario cuando sentí que Dios me hablaba al corazón de nuevo:
Lo traje aquí porque Hechos 15:16-18 es la clave para el
cumplimiento de mis planes para las naciones. Usted debe formar
parte de la respuesta a la oración que hizo Bill hace muchos años.
A los pocos meses de esta experiencia, Dee y yo pudimos viajar a
Jerusalén para pasar un buen tiempo adorando con Bill en el
hermoso lugar que Dios le había dado como parte del cumplimiento
de su carga, 25 años atrás.
Mientras estaba en Jerusalén, Dios aumentó significativamente mi
entendimiento del papel de la tienda de campaña caída de David y la
manera como su restauración ya está en marcha, no como una
estructura física, sino como un edificio espiritual. Sentí que el
Tabernáculo de David iba a ser un movimiento global de alabanza
apasionada y de oración poderosa que levantaría un toldo de la
gloria de Dios sobre cada nación y pueblo sobre la tierra.
Durante mi estancia en Jerusalén tuve la oportunidad de visitar
varios lugares que fueron importantes para conocer la vida de David.
Comencé a investigar cada aspecto que pude acerca del estilo de
vida de adoración de David, sobre todo la importancia de la pequeña
tienda de campaña que instaló en Jerusalén donde se colocó al Arca
del Pacto (véase 2 Samuel 6:12-23; 1 Crónicas 15).
A través de mi investigación comenzaron a surgir las
características claras y las reformas necesarias que me ayudaron a
entender justo lo que cabría esperar si este espíritu de la adoración
intercesora, que creo que saturó la tienda de campaña original de
David, se restauraba a nivel mundial. Estas reformas importantes
que describiré en breve, van a ocurrir, no sólo a una pequeña escala
sobre una pequeña colina en Jerusalén, sino en cada ciudad, pueblo,
aldea, zona rural, etnia y nación sobre la tierra. Creo que el ambiente
mismo será de transformación total. Para entender todo esto
necesitamos mirar detenidamente el Tabernáculo de David.

54 Se cambió el nombre porque el adorador desea permanecer en el anonimato.


55 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 1.
10. La reforma de la adoración.
Una clase de uno
Se trata de una frase fascinante, una de las más citadas
de cualquier descripción del Antiguo o Nuevo
Testamento. Es raro el estudio de los fundamentos del
liderazgo bíblico en el que no se escuche: un hombre
conforme al corazón de Dios. ¿Qué seguidor de Jesús,
hombre o mujer, no desea ser una persona “conforme
al corazón de Dios”?

Sin embargo, bíblicamente hablando, aquéllos que calificaron para


esta distinción representan una clase de uno: sólo de David, el rey
pastor que “se puso a bailar (como un loco) ante el Señor con gran
entusiasmo” (2 Samuel 6:14), leemos esta descripción (véase 1
Samuel 13:14; Hechos 13:22).
¿Qué hizo a David tan especial? Una mirada a los personajes del
Antiguo Testamento y al espacio asignado a ellos en las Escrituras
nos ayudan a ver cómo se destaca David. Catorce capítulos del
Antiguo Testamento hablan de la historia de Abraham. Once
describen los acontecimientos de la vida de Jacob y unos 14 relatan
la historia de su hijo José. Se necesitan sólo 10 capítulos para
detallar las vidas de Elías y su protegido, Eliseo.
Luego sigue David. ¡Por lo menos 66 capítulos cuentan su
historia! Hay unas 1.200 referencias a David en las Escrituras,
incluyendo 59 en el Nuevo Testamento, escritas cientos de años
después de su muerte.
Kevin J. Conner, quien nos proporciona los datos mencionados en
su libro increíblemente detallado, El tabernáculo de David, agrega
la siguiente idea:
Si pensamos en un personaje que habla de fe, pensamos en
Abraham el padre de todos los que creen. Si pensamos en un
hombre de mansedumbre, hablamos de Moisés. . . . Si
miramos a un hombre de milagros, pensamos en Elías o
Eliseo. Pero cuando miramos al personaje de la Biblia que se
menciona por la alabanza y la adoración, hablamos del Rey
David. Él es el hombre conforme al corazón de Dios. Los
Salmos de David son principalmente Salmos de adoración.56
Conner agrega la siguiente idea interesante:
Si bien otras ceremonias y rituales del Antiguo Testamento
pasan a la cruz y son abolidas allí, las expresiones de la
adoración pasan a la cruz y a través de la cruz hacia el Nuevo
Pacto. Se refinan a través de la cruz. La alabanza y la
adoración jamás se van a suprimir. La alabanza y la
adoración son eternas.57

Una vida saturada de Dios


Existe desde luego el enigma que rodea la vida de David: ¿Cómo
puede un hombre culpable de un pecado personal tan grave ser
descrito como “un hombre conforme al corazón de Dios”? La
mayoría de los estudiantes de la Biblia están familiarizados con el
adulterio de David con Betsabé, y conocen la conspiración para
asesinar al esposo de Betsabé, Urías, un comandante del ejército de
David (véase Samuel 11:1-17). Pero David se arrepentiría y Dios
escucharía su humilde oración de arrepentimiento como se registra
en el Salmo 51:
Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo
ante tus ojos. . . . Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y
renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu
presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la
alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me
sostenga (Salmos 51:4,10-12).
Este es David, y de todas maneras David es diferente. David es
diferente en maneras que no siempre son fáciles de entender. Si hay
un secreto en la vida de David, una clave que explica la descripción
de ser un hombre conforme al corazón de Dios, claramente esa
clave tiene algo que ver con su pasión voraz por el Señor. Philip
Yancey quizás lo explica mejor en su libro Al encuentro del Dios
invisible:
¿El secreto de David? Las dos escenas, una de ellas muy
optimista y la otra bastante apesadumbrada, parecen insinuar
una respuesta. El impulso más fuerte de David era relacionar
su vida con Dios, ya sea haciendo volteretas delante del arca
o postrado en el suelo durante seis noches consecutivas en un
acto de arrepentimiento. En comparación, nada más
importaba en absoluto. Él llevó una vida saturada de Dios, tal
como su poesía lo deja claro.58

Una imagen de la alabanza y el poder


Este es el hombre que levantó una tienda en Sión y puso en ella el
Arca del Pacto. Esta tienda llegaría a ser conocida como el
Tabernáculo de David, una imagen de alabanza y poder, que
proporciona las directrices de las reformas para la Iglesia de los
últimos tiempos. Lea de nuevo el pasaje de Hechos 15 que se
presentó anteriormente:
Después de esto volveré, y reedificaré el tabernáculo de
David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a
levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y
todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre
(Hechos 15:16-17, RVR1960).
El tema de esta porción del libro es el increíble significado
profético del Tabernáculo de David (o la tienda) que se restaura en
los tiempos finales, y los patrones claros (o reformas) de la
adoración davídica (que hemos estado describiendo como la
adoración intercesora) que será esencial para esta restauración.
Un punto clave de este estudio es la cosecha extraordinaria de la
humanidad que se ilustra en la promesa de Hechos 15: “Para que el
resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles” (v. 17;
RVR1960). La Nueva Traducción Viviente traduce este pasaje: “para
que el resto de la humanidad busque al Señor, incluidos todos los
gentiles”.
Antes de explorar a fondo esta interesante ilustración bíblica y las
diversas reformas de la adoración relacionadas con ella, podría
resultar beneficioso un breve trasfondo histórico con respecto a la
tienda de David. Prestar atención ahora a algunos detalles será
significativamente útil más adelante. Si el espíritu de la tienda de
David ha de ser en realidad restaurado a nivel mundial en los
últimos días, es importante saber lo que eso significa y qué
precisamente es ser restaurado. Además, ¿cómo debemos participar
de una manera práctica para ver que esto suceda?
J. T. Horger explica al escribir Fundamental Revelation in
Dramatic Symbol, que fue aproximadamente en 1490 a.C. cuando
Moisés erigió un Tabernáculo temporal que sirvió hasta cuando se
construyó el Tabernáculo prescrito de Dios el mismo año.
Esta tienda y el Arca del Pacto en su interior fueron transportadas
por los israelitas a través de sus viajes por el desierto durante 40
años, y el Tabernáculo con esta Arca siguió sirviendo como su
centro de adoración durante los siguientes 350 años en Canaán.
Luego, durante al menos 20 años, el Arca fue abandonada y dejada
en la ciudad gabaonita en la casa de Oben-edom. Por último, David
recuperó el Arca y la colocó en una tienda de campaña temporal en
el Monte Sión, en el extremo suroccidental de Jerusalén.
El Tabernáculo de David, desde luego, habría sido totalmente
insignificante sin el Arca del Pacto en su interior. De todo el
mobiliario que había en el Tabernáculo de Moisés, el Arca era lo
más importante. Su significado para Israel del Antiguo Testamento
fue muy parecido a lo que significa Jesús para su Iglesia del Nuevo
Testamento. Al mencionarse 180 veces en las Escrituras, el Arca era
el mismo trono de Dios en la tierra. Para Israel, el Arca representaba
la presencia de Dios, y su gloria entre el pueblo.
Así que David estaba desesperado por llevar a casa el Arca. Para
él era la esencia de la presencia de Dios. Incluso parece haber un
sentido de urgencia al montar una simple tienda de campaña para el
Arca. No quiso esperar hasta que pudiera construir algún edificio
glorioso para albergar el Arca que Dios le había dicho mucho antes
a Israel que era el lugar específico y literal donde Él habitaría (véase
Éxodo 25:22).
En el pasaje de Hechos 15 que se citó anteriormente, y también en
su versículo de origen en Amós 9, las palabras en griego y hebreo
para “tabernáculo” sugieren una simple tienda de campaña. La
palabra Hebrea que se usa en Amós 9:11 es sookah, que significa
“tienda, tabernáculo, quiosco, caseta o choza” o incluso “una
casucha hecha de ramas entrelazadas”.59 La palabra griega que se
usa en Hechos 15:16 es skene, que significa “una tienda de campaña
o choza de tela”.60
La palabra hebrea que se emplea en 2 Samuel 6:17 para describir
la tienda que monta David es diferente a la que aparece en Amós 9.
Se emplea aquí la palabra hebrea ohel, pero tiene igualmente el
significado de una tienda de campaña, tabernáculo, morada, casa o
cobertura. El término describe generalmente un cobertizo o morada
que emplean los pueblos nómadas (véase Génesis 4:20; 13:5).

Una cobertura venidera


La definición de “cobertura” tiene un significado interesante al
considerar la profecía de Hechos 15:16-18 y los últimos días. Estos
versículos ilustran una época venidera cuando será restaurado el
Tabernáculo de David “para que el resto de la humanidad busque al
Señor” (v. 17, NTV). Como veremos en breve, creo que esta
cobertura hace referencia al Tabernáculo de David y es ciertamente
la cobertura de la adoración intercesora al estilo davídico en una
época que está justo por delante para la Iglesia mundial. De hecho,
creo que existe una prueba bíblica irrefutable de que la restauración
del Tabernáculo de David, al que se hace referencia en Hechos 15 y
que lo profetizó inicialmente Amós, no pudo haber ocurrido antes de
los mismos tiempos en que vivimos hoy en día. Compartiré en breve
esta evidencia bíblica. Antes de llegar a ello debemos considerar lo
que sabemos sobre la historia de la tienda de David.
En primer lugar, sabemos que esta tienda de campaña (ohel) no
era lujosa, porque la Biblia simplemente dice que “el arca de Dios se
encontraba en Jerusalén, en la tienda que David le había preparado”
(2 Crónicas 1:4). También leemos en un relato anterior de este
mismo acontecimiento: “Así fue como el arca de Dios fue
transportada y puesta en medio de la tienda que David había
mandado levantar para ella” (1 Crónicas 16:1 RVC).
¡Desde luego, uno no “levanta” un edificio, y mucho menos un
templo! Esto fue, como lo indica el texto, una simple tienda, aunque
la palabra utilizada también se puede traducir como “tabernáculo”.
Fue algo así como un santuario portátil, tal vez de 3 a 5 metros de
altura.
Kevin J. Conner escribe lo siguiente sobre la palabra hebrea ohel
para describir esta tienda: “Ohel . . . se emplea para una cobertura,
una morada, una casa, un tabernáculo o una tienda de campaña para
ganado, para el hombre, para familias o para Dios mismo. Tiene
usos seculares y sagrados como morada para el hombre o para
Dios”.61
Al citar la importancia del uso de este término en referencia al
Tabernáculo de David, Conner añade: “El hecho mismo de que el
ARCA del Pacto, donde habitó el Señor entre los querubines (2
Samuel 6:2), fuera colocada en el Tabernáculo de David (2 Samuel
6:17) muestra que el ‘ohel de David’ era la casa de Dios, la morada
de Dios, el hogar de Dios”.62
Conner también nos recuerda que la verdad real de las palabras
hebreas y griegas que se utilizaron en la profecía de Amós y la
referencia a esa profecía en el libro de los Hechos es el hecho que se
cumplió, ante todo, en Jesucristo, el Mesías.
Según Conner, Cristo “es la TIENDA (Ohel) de Dios. Él es el
TABERNÁCULO (Mish-kan) de Dios. Él es el TOLDO (Sook-kah)
de Dios. Él es la MORADA de Dios. . . . Él es el cumplimiento del
Tabernáculo que levantó David”. Conner agrega, citando a Juan
1:14: “Él [Cristo] se hizo hombre, un tabernáculo humano, y
‘levantó su tienda entre nosotros’”.63
El simbolismo del Tabernáculo de David es obviamente vital para
el plan de Dios por los siglos. Además, es esencial que veamos el
significado de la profecía de Amós que sería reconstruida, o
restaurada en algún momento en el futuro, lo cual reitera Jacobo en
el concilio crítico en Jerusalén resaltando su propósito: “para que el
resto de la humanidad busque al Señor” (Hechos 15:17, NTV). Ese
propósito es el que no podemos pasar por alto.
Pero, ¿por qué dijo Dios que iba a reconstruir el Tabernáculo de
David? ¿Por qué no el Tabernáculo de Moisés o incluso el mucho
más glorioso Templo de Salomón? En realidad, la estructura de
David para la adoración era poco más que una tienda de campaña.
No era más que un trozo de lona sobre unos pocos postes de la
tienda. Para Dios, sin embargo, representaba la adoración radical y
la alabanza apasionada. ¡Es por ello que Dios escogió restaurarlo en
lugar del Tabernáculo original de Moisés o el gran Templo de
Salomón!

En días pasados
Dos observaciones históricas adicionales son esenciales para
nuestro entendimiento de qué es lo que Dios desea restaurar del
Tabernáculo de David y por qué. En primer lugar, es el contexto
histórico y bíblico al cual se refiere el apóstol Jacobo sobre la
restauración futura de la tienda caída de David. En segundo lugar
están los detalles de la profecía misma de Amós (p.ej., ¿cuándo
ocurrió u ocurrirá esto?). Concretamente, ¿qué fue exactamente lo
que quiso decir Amós cuando profetizó que sería construida la
tienda caída de David “tal como era en días pasados” (Amós 9:11), o
“como en el tiempo pasado” (RVR1960)?
Kevin J. Conner, a quien le estoy agradecido por su detallado
análisis de los pasajes de Hechos y de Amós, plantea una interesante
serie de preguntas sobre por qué Jacobo fue impulsado a citar en
primer lugar la profecía de Amós, sobre todo en lo que respecta a
que todo el mundo (los gentiles) reciban el mensaje del evangelio.
Conner pregunta: “¿Por qué el apóstol Jacobo cita este pasaje de las
Escrituras del profeta Amós? No parece tener absolutamente nada
que ver con el contexto inmediato, ya sea antes o después. Parece
que Jacobo lo saca del contexto por completo en su uso y aplicación
del mismo”. Conner pregunta adicionalmente: “Entonces, ¿qué tiene
que ver la reconstrucción del Tabernáculo de David con los gentiles
que llegan a tener el privilegio del Evangelio? ¿Qué es el
Tabernáculo de David? ¿Por qué no hacer que los gentiles lleguen al
Tabernáculo de Moisés?”.64
Está claro que la razón principal por la que Jacobo cita la profecía
de Amós es para sofocar la disensión que surge en el Concilio de
Jerusalén con respecto al número creciente de conversos gentiles y
la pregunta de si deben ser circuncidados o no (véase Hechos 15:1-
3). Fue alrededor de los años 50-51 d.C. que ocurrieron los
acontecimientos de Hechos 15. La Iglesia primitiva estaba
obviamente progresando, y el evangelio tenía un gran impacto en
ciudades y regiones enteras (véase Hechos 13:44,49; 14:1,3,21).
Sin embargo, comenzaron a surgir las tensiones sobre asuntos de
las conversiones de los gentiles y cuáles aspectos de la ley judía les
eran aplicables a ellos. Tal como nos lo recuerda Kevin Conner, la
Iglesia primitiva se encontraba en un período significativo de
transición, saliendo del Antiguo Pacto con sus fuertes restricciones,
leyes y ceremonias, que a menudo tendían hacia la esclavitud
espiritual. Estaban ahora entrando al Nuevo Pacto con la libertad en
Cristo.
Conner escribe: “Parecía como si toda la Iglesia primitiva se fuera
a dividir en dos fracciones, dos iglesias: una Iglesia judía y una
Iglesia gentil, dividiendo así el Cuerpo de Cristo”.65
Hay que recordar que la Iglesia primitiva sólo tenía el Antiguo
Testamento como una base firme para entender lo que se estaba
desarrollando. Este era su guía, o como lo observa Conner: “su
único tribunal de apelación infalible”. Tenían que “descubrir el
Nuevo Testamento en el Antiguo”.66Así que Jacobo, claramente
inspirado por el Espíritu Santo, se refiere de nuevo a la profecía de
Amós para construir un caso para la futura cosecha gentil.

Una clave vital


Es crítico el estímulo que le hace el Espíritu Santo a Jacobo para
citar la profecía de Amós. Sin duda Jacobo estaba familiarizado con
la profecía de Amós, la cual dice: “En aquel día levantaré la choza
caída de David. Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la
reconstruiré tal como era en días pasados” (Amós 9:11).
Observe usted sobre todo la frase “la reconstruiré tal como era en
días pasados” o como lo traduce la Versión Reina-Valera, “como en
el tiempo pasado”. Una vez más, me apropio tenazmente de lo que
dice Kevin Conner, quien nos recuerda que Amós dijo esta profecía
durante los días de Uzías, quien reinó como rey de Judá mientras
Jeroboán II era el rey de Israel (véase Amós 1:1). Esto ocurrió más
de 750 años antes del nacimiento de Cristo.
Aunque la profecía involucraba a varias naciones gentiles
alrededor, así como al Reino del Sur de la casa de Judá, esta se
refería principalmente al Reino del Norte de la casa de Israel.
Tal como lo comunica Conner, la casa de Israel estaba en una
condición descarriada; se había convertido en una cultura de casi
completa apostasía. Durante 200 años, cada rey en Israel había
perpetuado el sistema de la adoración del becerro dorado establecido
bajo Jeroboán I (véase 1 Reyes 12:25-33). Amós profetizó con este
entendimiento histórico: “levantaré la choza caída de David. . .
restauraré sus ruinas. . . y la reconstruiré tal como era en días
pasados” (Amós 9:11).
Aquí está la clave para entender toda esta profecía ¡y una clave
vital! Para citar a Conner: “Sin duda, en la mente de aquéllos en esa
generación, [la gente de la época de Amós] iban a entender estas
palabras que hablaban de una restauración o avivamiento de la
adoración propia y verdadera como se estableció en los días del Rey
David”.67Me refiero a esta restauración en términos de una serie de
“reformas” que veo venir globalmente en la Iglesia a través de la
adoración intercesora. Examinaremos siete de estas reformas en esta
parte de mi libro.

Una tienda que se desploma


La gente de la época de Amós se había alejado claramente de la
práctica de la adoración davídica. No había duda de que el
Tabernáculo de David, en lo que se refiere a la adoración, se había
desplomado. Todos sabían que Amós no estaba diciendo que Dios
levantaría otra tienda literal. Estaba hablando de algo que tenía que
ver con la pureza y la pasión por la adoración asociados con la
tienda de David. Eso es lo que Dios iba a restaurar algún día.
Lamentablemente no pasó mucho tiempo después de la muerte de
David para que se aflojaran las estacas de la tienda de su casa
espiritual. El pecado pronto iba a desplomarla por completo.
¿Cuándo comienza realmente a caer la tienda de David (como un
símbolo de adoración)? Encontramos una pista en las siguientes
instrucciones del Señor a Salomón:

En cuanto a ti, si me sigues con integridad y rectitud de


corazón, como lo hizo tu padre David, y me obedeces en todo
lo que yo te ordene. . . yo afirmaré para siempre tu trono en
el reino de Israel como le prometí a tu padre David . . . Pero
si ustedes o sus hijos dejan de cumplir los mandamientos y
decretos que les he dado . . . yo arrancaré a Israel . . . y
repudiaré el templo que he consagrado en mi honor (1 Reyes
9:4-7).
Lamentablemente, el comienzo alentador de Salomón (véase 1
Reyes 3:5-14) tuvo una triste conclusión (véase 1 Reyes 11:1-13).
Ya durante el reinado de Salomón la tienda había iniciado su
colapso. Leemos:
En efecto, cuando Salomón llegó a viejo sus mujeres le
pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses,
y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su
padre David. . . Así que Salomón hizo lo que ofende al Señor
y no permaneció fiel a él como su padre David. . . el Señor le
dijo: Ya que procedes de este modo. . . puedes estar seguro
de que te quitaré el reino” (1 Reyes 11:4,6,11).
Así fue la condición espiritual del pueblo de Dios y el comienzo
de la decadencia de la adoración davídica por muchas generaciones.
Pero, según Amós, todo eso iba a cambiar, y cambiar notablemente
en algún punto futuro de la historia. “En aquel día”, —dijo Dios a
través de Amós, “levantaré la choza caída de David” (Amós 9:11).
La siguiente pregunta es, ¿cuándo es “aquel día”?

¡Aquel día!
Hay pruebas bíblicas irrefutables de que estamos viviendo la
época que Amós conoce como “aquel día”. La evidencia es
irrefutable por la misma profecía de Amós. Para entender bien esto
debemos leer el resto de lo que Amós predijo:
“Vienen días —afirma el Señor—, en los cuales el que ara
alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador.
Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por todas
las colinas. Restauraré a mi pueblo Israel; ellos
reconstruirán las ciudades arruinadas y vivirán en ellas.
Plantarán viñedos y beberán su vino; cultivarán huertos y
comerán sus frutos. Plantaré a Israel en su propia tierra,
para que nunca más sea arrancado de la tierra que yo le di,
dice el Señor tu Dios”
(Amos 9:13-15).
La expresión “vienen días” se refiere aquí al mismo contexto
bíblico del cual habló Amós dos versículos atrás cuando profetizó lo
que ocurriría “en aquel día” (v. 11).
Es evidente que Dios está mirando hacia un punto específico en la
historia futura donde, sea lo que signifique, la profecía de Amós se
comenzará a desarrollar. Iba a ser una restauración o reforma de
todo lo que alguna vez representó la tienda de David. De este tiempo
futuro Dios no dijo: “un día” o “algún día”, ni que esto ocurriría “en
un punto futuro que todavía está por determinarse cuando sean
adecuadas ciertas condiciones”. Él dice muy específicamente: “en
aquel día”. Una clave para determinar cuándo va a ocurrir “aquel
día” es mirar la declaración concluyente de Dios en la profecía de
Amós: “Plantaré a Israel en su propia tierra para que nunca más sea
arrancado de la tierra que yo le di” (v. 15).
Así que la tienda caída de David (una cobertura de adoración
intercesora global) será restaurada cuando (y sólo cuando) el pueblo
exiliado de Israel sea llevado de vuelta después de haber sido
dispersado por todas partes y sea plantado para siempre en su propia
tierra.
¿Quién puede poner en duda el hecho de que el 14 de mayo de
1948 es la más segura posibilidad (si no la única posibilidad) para el
comienzo de este cumplimiento supremo de la profecía de Amós?
Este fue el día que se anunció públicamente que se había establecido
la nueva nación de Israel.
Hoy en día, la mayoría de nosotros vemos aquel día especial de
1948 simplemente como un hecho histórico notable y dejamos pasar
fácilmente la totalidad del milagro. Tal como lo explica un estudioso
sabio de la historia de Israel: “Si uno fuera a hablar con un
antropólogo o un historiador que estudia la tradición, las culturas y
las sociedades, descubriría que hay una anomalía antropológica en
los miles de años de la historia humana registrada. Hay algo sin
precedentes que ha ocurrido a lo largo de toda la historia humana
registrada. Es la reunificación de Israel en su tierra”.68

Creamos lo increíble
Piense usted en lo increíble que este milagro de 1948 le habría
parecido a los historiadores apenas un siglo atrás. Pensé en esto
mientras leía una edición en inglés de un libro titulado Science and
Faith: A Letter to Intellectual Friends [La ciencia y la fe: una carta
para amigos intelectuales], publicado originalmente hace unos años
en idioma chino.
Escrito por el Dr. Edward W. Li, un brillante científico chino que
llegó a la fe en Cristo, Science and Faith fue originalmente una carta
larga y completa en que les explica a sus amigos intelectuales no
creyentes en la China continental cómo había llegado a creer en la
Biblia y a aceptar a Cristo como su Salvador personal.
En concreto, Li explicó lo exacta que es la Biblia, en particular en
sus muchas profecías. Destacó específicamente como un ejemplo a
Israel, al convertirse en una nueva nación:
No hay ninguna otra nación que se pueda comparar con los
judíos en cuanto a la tribulación y los desastres que han
sufrido. Además de las angustias de la guerra causadas por
Asiria, Babilonia y el Imperio Romano, las persecuciones
que sufrieron a manos de las naciones europeas fueron
igualmente despiadadas.69
Li señala que en 1881 el zar de Rusia fue asesinado, y un millón
de judíos fueron asesinados en represalia. Más tarde, durante la
Primera Guerra Mundial, el gobierno ruso obligó a los judíos a irse;
y cualquiera que se negara era asesinado con ametralladora o
granada. Luego, por supuesto, hubo la masacre de los judíos por
parte de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron
asesinados seis millones de judíos de los nueve millones bajo su
influencia.
El Dr. Li ofrece la siguiente conclusión:
Israel, como una nación que sufrió calamidades tremendas,
se redujo en población, se dispersó a muchos países
diferentes, fue despojado de su propia tierra y nación, pero
nunca fue exterminado ni destruido. Sobrevivió como una
tribu peculiar que preserva su especial tradición nacional.
Esto es una maravilla en toda la historia humana.
Comúnmente en la historia, una vez que una nación era
conquistada por otros más fuertes, no duraba más de
quinientos años. Países poderosos en la historia como
Babilonia, Egipto y Roma, no pudieron escapar a este
destino. Así que, ¿por qué fue este país débil y pequeño de
Judea una excepción? Los historiadores no pueden dar una
explicación válida.70
Bíblicamente, sin embargo, sí tenemos una explicación. Dios
estableció un día en particular para llevar al pueblo de Israel de
vuelta a su tierra. Tenemos el privilegio extraordinario de vivir en
“aquel día”.
Habiendo dicho todo esto, quiero hacer énfasis en la totalidad de
la profecía de Amós que Jacobo cita más tarde durante el Concilio
de Jerusalén. La restauración del Tabernáculo de David es
fundamental en esta profecía “para que el resto de la humanidad
busque al Señor, incluidos todos los gentiles” (Hechos 15:17, NTV).
Esto significa que, al igual que la profecía del regreso de Israel del
exilio se cumplió literalmente tal como lo registró Amós, también se
cumplirá la parte de la restauración del Tabernáculo de David.
Además, esta restauración involucrará una cosecha sin precedentes
de almas que serán llevadas al Reino.
¿Será que la restauración suprema del Tabernáculo de David,
como se describe en Hechos 15:16-18, se refiere realmente a una
tienda sobrenatural, o cobertura, de adoración e intercesión que la
Iglesia elevará en nuestra generación sobre toda tribu, lengua,
pueblo y nación en la tierra, como se ilustra en Apocalipsis 5:8-10 y
7:9-12? ¿Será que la Iglesia global se encuentra a las puertas de una
verdadera reforma de la adoración?
Si es así, ¿qué podemos aprender de la adoración en los días de
David que podríamos esperar que marque este movimiento?
“Reformar” significa simplemente “cambiar para mejor” o
“mejorar”. No quiere decir que toda la adoración en la Iglesia de hoy
sea deficiente sino tal vez Dios quiera llevarnos a una mayor altura y
a mayores profundidades de su gloria. ¿Qué reformas, entonces, se
podrían requerir para ver que la restauración de su Tabernáculo se
convierta en una realidad práctica? ¿Cómo va todo esto a traer una
mayor cosecha en la historia? Para empezar, echemos un vistazo a
siete reformas o características que aparecen mientras volvemos a
visitar el Tabernáculo antiguo de David.

56 Kevin J. Conner, The Tabernacle of David (Portland, OR: CIM Bible Publishing,
KJC Publications, 1976), pág. 79.
57 Íbid., pág. 80.
58 Philip Yancey, Reaching for the Invisible God (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 2000), pág. 192.
59 James Strong, The Exhaustive Concordance of the Bible, “A Concise Dictionary
of the Words in the Hebrew Bible” (Nashville, TN: Abingdon, 1894), s.v.
“sookah.”
60 Íbid., s.v. “skene.”
61 Conner, The Tabernacle of David, pág. 11.
62 Íbid., pág. 12.
63 Íbid., pág. 17.
64 Íbid., pág. 28.
65 Íbid.
66 Íbid., pág. 21.
67 Íbid., pág. 81.
68 Robert Stearns, The Tabernacle of David, audiotapes of lectures (Clarence, NY:
Kairos Publications, 2000).
69 Dr. Edward W. Li, Science and Faith (Singapore: Every Home Crusade Co.,
Ltd.), pág. 24. Para obtener más información sobre este libro, comuníquese con
Cada Hogar para Cristo en Singapur: Every Home Crusade Co., Ltd., No. 8,
Lorong 27-A, Geylong Road #02-04, Gulin Building 388106 ó por correo
electrónico en ehcspore@singnet.com.sg.
70 Íbid., pág. 25.
11. Primera reforma: La adoración continua.
Una llama inapagable
Hubo algo especial acerca del Tabernáculo de David
que parece haber captado la simpatía del corazón de
Dios. Sin duda fue la inapagable llama de la adoración
ferviente en la tienda de David. Esa llama, desde el
primerísimo movimiento de adoración 24/7, estaba
destinada a arder brillantemente por algunas tres
décadas. Dios parece estar diciendo: Algún día voy a
restablecer esa llama inapagable, y con ella, reuniré la
cosecha más grande de almas perdidas de la historia.
Una de las características más distintivas de la adoración que
rodea la tienda de David en Jerusalén es el hecho de que fue
continua. Lo vemos en la descripción del Arca cuando se coloca
inicialmente en la tienda de David: “Y dejó allí, delante del arca del
pacto del SEÑOR, a Asaf y a sus parientes para ministrar
continuamente delante del arca, según demandaba el trabajo de cada
día” (1 Crónicas 16:37, LBLA).
También leemos: “Y [David] dejó a Sadoc el sacerdote y a sus
parientes los sacerdotes delante del tabernáculo del SEÑOR en el
lugar alto que estaba en Gabaón, para ofrecer continuamente
holocaustos al SEÑOR sobre el altar del holocausto, por la mañana
y por la noche, conforme a todo lo que está escrito en la ley del
SEÑOR, que Él ordenó a Israel” (1 Crónicas 16:39-40, LBLA).
Descubrimos aquí que la adoración delante del Arca en la tienda
de David era continua. Aunque algunos estudiosos traducen aquí la
palabra hebrea tamiyd como “regularmente”, la esencia del
significado de la palabra es “constantemente”.
Tamiyd significa literalmente “alargar”. Cuando se usa como un
adjetivo, la palabra significa “constante”. Como adverbio, significa
“constantemente” o “continuamente”. El Diccionario expositivo de
palabras del Antiguo Testamento exhaustivo de Vine dice que
tamiyd “significa lo que se ha de hacer regularmente o
continuamente sin interrupción”.71
Un estudio del uso de la palabra tamiyd en el texto hebreo revela
su primer uso en Éxodo 25:30: “Y pondrás sobre la mesa el pan de
la proposición delante de mí continuamente” (RVR1960). La Biblia
de las Américas traduce esta palabra “perpetuamente”. El hecho que
esta palabra denota una actividad ininterrumpida se ve en otros
pasajes de las Escrituras donde se utiliza tamiyd. El centinela de
Isaías dijo: “Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente [tamiyd]
de día, y las noches enteras sobre mi guarda” (Isaías 21:8, KJV).
Curiosamente, es la misma palabra hebrea que encontramos
traducida como “siempre” cuando se describe la presencia visible de
Dios que aparece en el Tabernáculo de Moisés. Leemos: “Esto era
siempre así: De día, la nube cubría el tabernáculo, y de noche lo
cubría esa apariencia de fuego” (Números 9:16, RVC). “Siempre”
no significa aquí que la nube venía cada mañana a una determinada
hora y luego se marchaba prontamente; tampoco que el fuego venía
por un corto tiempo al anochecer y luego se iba rápidamente.
“Siempre” (tamiyd) significa aquí que mientras la nube estaba allí,
estaba continuamente al igual que el fuego por la noche.
Cuando Dios dijo de Jerusalén: “Siempre [tamiyd] tengo presentes
tus murallas” (Isaías 49:16, RVC), no quiso decir sólo en un
momento determinado durante el día, tal como una vez en la mañana
y quizás una vez por la noche, sino continuamente.
Vemos una mayor confirmación de este pensamiento de la
adoración que nunca acaba en 1 Crónicas 9, donde se describe la
adoración en el Templo que está siendo restaurado, según la norma
que David había establecido anteriormente después del cautiverio
babilónico. Leemos: “Los músicos, todos levitas prominentes,
vivían en el templo. Estaban exentos de otras responsabilidades ya
que estaban de servicio a todas horas” (1 Crónicas 9:33, NTV). La
Nueva Versión Internacional traduce la expresión “a todas horas”
como “de día y de noche”.
Parece bastante lógico que si los músicos vivían en el Templo y
estaban de servicio “a todas horas”, la adoración era continua. En
efecto, estos adoradores en realidad estaban exentos de todas las
demás responsabilidades porque este era su enfoque específico.
También vemos este énfasis en el Salmo 134, que declara:
“Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor, que sirven de
noche en la casa del Señor” (v. 1, NTV). Esta sugerencia de servir
de noche respalda la idea de que se mantenía la adoración constante.

Una búsqueda interminable


Este tema de la adoración continua marca el panorama del viaje de
intimidad de David hacia el corazón de Dios. Vemos la pasión
constante de David por la adoración continua cuando leemos sus
diferentes salmos. Él cantó en una ocasión: “Bendeciré al Señor en
todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán” (Salmos 34:1)
Leemos en un salmo anterior una de las declaraciones más
conmovedoras del deseo: “Una sola cosa le pido al Señor, y es lo
único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi
vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su
templo” (Salmos 27:4). No es de extrañar que Dios llamara a David,
un hombre conforme a su corazón (véase Hechos 13:22). ¡El mayor
deseo de David era sentarse todo el día y simplemente contemplar a
su Señor!
A. W. Tozer reflejó algo de este deseo de David cuando escribió:
“No parece reconocerse muy bien que el mayor deseo de Dios es
que cada uno de sus hijos creyentes lo amemos y lo adoremos tanto,
que estemos constantemente en su presencia, en Espíritu y en
verdad”.72
Este sabio adorador añade: “La verdadera adoración a Dios debe
ser una actitud o estado anímico constante y consistente dentro del
creyente”.73 Así ocurrió con David. Era interminable la búsqueda de
David hacia Dios.
Este es el David que monta una tienda de campaña, coloca en ella
el Arca de Dios e instituye la adoración sin fin. Sorprendentemente,
la tienda de David no parece haber tenido un velo que no dejara ver
a los curiosos el Arca de la presencia de Dios. Era una tienda abierta
que creó un cielo abierto. Los adoradores eran los porteros parados a
la entrada donde se permitía el ingreso inmediato a la plenitud de la
presencia de Dios.
Creo que los adoradores de intercesión actuales son estos porteros
que mantienen abiertas las puertas del cielo. Es interesante observar
que muchos estudiosos de la Biblia (por ejemplo, Matthew Henry,
Adam Clark, John Wesley y otros) creen que el Salmo 24 es un
cántico que entonó David cuando el Arca era llevada a su tienda en
Jerusalén. El cántico declaraba:
Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas,
que va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién es este Rey de la
gloria? El Señor, el fuerte y valiente, el Señor, el valiente
guerrero (Salmos 24:7-8).
Este cántico de David era un llamado a la adoración, que sin duda
invitaba a muchos otros adoradores a que le ayudaran a elevar esas
puertas por medio de la alabanza. Tal vez fue este mismo cántico
que comenzó la adoración continua en esta tienda.

Argumentos a favor del proceso continuo


El Señor usó un pasaje de las Escrituras en Isaías para ejercer una
influencia sobre mí con respecto a este asunto de la oración
continua, hace años, cuando recibí por primera vez el llamado al
ministerio. Dios nos llevaría a mi esposa y a mí a comenzar un
centro de oración en Sacramento, California, para jóvenes de edad
universitaria. (Relato algunos detalles de estos primeros años y lo
que ha seguido desde entonces, en mi libro The Purple Pig and
Other Miracles, Charisma House, 2010). Un grupo comprometido
de adultos jóvenes continuaron en oración día y noche durante cinco
años, ¡más de 43.000 horas continuas! Las siguientes palabras de
Isaías dieron a luz a aquella visión:
Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén
no desmayaré hasta que su justicia resplandezca como la
aurora, y como antorcha encendida su salvación. Las
naciones verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria;
recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará. . .
Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca
callarán, ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al
Señor, no se den descanso; ni tampoco lo dejen descansar,
hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la
alabanza de la tierra (Isaías 62:1-2,6-7).
Al igual que en muchos otros pasajes, vemos aquí otra vez la
adoración y la vigilia vinculadas a la gloria de Dios que llega a las
naciones. Tenga en cuenta particularmente las frases: “Las naciones
verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria” (v. 2) y “hasta que
establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra” (v.
7). El objetivo, según esta exhortación, es velar continuamente:
“nunca callarán, ni de día ni de noche” y “no se den descanso” (v.
6). Tal vigilia en la adoración (que describimos aquí como la
adoración intercesora), ayudará sin duda a hacer posible un cielo
abierto sobre la tierra para que las naciones vean, tal como el texto
declara: “la justicia [de Dios], y todos los reyes [su] gloria” (v. 2).
David entendió ciertamente esta clave cuando llevó el Arca de
Dios a su humilde tienda y encargó la adoración continua. Alguien
podría decir: creo con razón que David creó un cielo abierto sobre
Israel por casi cuatro décadas.
Específicamente, ¿cuáles fueron los beneficios de este cielo
abierto? La prosperidad y la bendición acompañaron al gobierno de
David, distinto a lo que se había experimentado durante el reinado
de cualquier otro rey antes o después. De hecho, es digno de
mención que el reino de David creció mucho más que todos los
reinos de la época. Creo que esto fue el resultado de la pasión de
David por Dios, lo cual se demostró a través de su estilo de vida de
alabanza y adoración. En realidad, se la atribuye a David la mayor
perspectiva bíblica sobre la alabanza, la adoración y la sed por el
corazón de Dios, que a la mayoría de los demás escritores de la
Biblia juntos.
Algo en David no quería que se apagara la llama de la adoración
en su Tabernáculo. Tal vez se acordó de la directriz levítica de que
la llama debía arder continuamente en el Tabernáculo de Moisés
(véase Levítico 6:13). El resultado para David fue la extraordinaria
extensión de su reino.

Una muestra del Tabernáculo


Algo parecido a lo que comenzó David ocurrió muchos siglos
después, en la década de 1700, con la extensión asombrosa del
movimiento moravo en uno de los grandes avances misioneros en la
historia de la iglesia. Los Moravos, bajo el liderazgo del conde
Nikolaus von Zinzendorf, comenzaron una vigilia de oración ante el
Señor que continuó por más de 100 años. En cierto grado, este era
un anticipo de la restauración final del Tabernáculo de David que
creo se está desarrollando en nuestra generación.
La vigilia de oración morava comenzó a finales de agosto de
1727, después de estallar una avivamiento entre varios cientos de
personas que vivían en un lugar llamado Herrnhut en Sajonia (actual
Alemania). Poblada por cristianos perseguidos de Bohemia y
Moravia, Herrnhut, que significa “la vigilia del Señor”, fue fundada
en 1722 en la hacienda del rico y devoto Conde Nikolaus von
Zinzendorf.
Durante los primeros cinco años de su existencia, Herrnhut casi no
estuvo a la altura de su nombre al ser sacudida por la discordia y la
hostilidad abierta. A principios de 1727, Zinzendorf y varios otros
estuvieron de acuerdo en buscar fervientemente a Dios para pedir un
avivamiento. El avivamiento que buscaron llegó gloriosamente el 12
de mayo. Se transformó la comunidad entera. Zinzendorf escribiría
más tarde: “El lugar entero representaba verdaderamente una
morada visible de Dios entre los hombres”.74
Un hambre de Dios se intensificó en las semanas siguientes y se
tomó la decisión el 27 de agosto de cultivar esta actitud y esta
atmósfera para que continuara el avivamiento. Aquel día 24
hombres y 24 mujeres convinieron pasar una hora cada día, a
diferentes horas, en oración programada. Esto no era un compromiso
a corto plazo pues no fijaron una fecha para terminar.
El historiador A. J. Lewis escribió más tarde: “Durante más de
cien años todos los miembros de la iglesia Morava participaban en la
‘intercesión por hora’. En casa y por fuera, en tierra y en mar, esta
vigilia de oración se elevaba incesantemente al Señor”.75
Se publicó una revista, unos 95 años después de que comenzara
esta vigilia única, que documentara el crecimiento del movimiento
de Moravia. La revista titulada The Memorial Days of the Renewed
Church of the Brethren [Los días conmemorativos de la iglesia
renovada de los hermanos], citó una tipología del Antiguo
Testamento como base para esta vigilia continua: “El fuego sobre el
altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido
(Levítico 6:13); así que en una feligresía que es el templo del Dios
viviente, en donde Él tiene su altar y fuego, la intercesión de sus
santos debe elevarse incesantemente hacia Él”.76

El fruto de la llama
Lo más sorprendente de esta maravillosa vigilia continua de
oración es el fruto extraordinario que produjo. La mayoría de los
historiadores de las misiones hacen referencia a William Carey, el
misionero británico a la India del siglo XVIII, como el padre de las
misiones modernas. Sin embargo, el mismo Carey, cuando propuso
su primera misión a la India en 1792 ante la junta de la misión
bautista en Kettering, Inglaterra, usó a los moravos como su ejemplo
de avance misionero extraordinario. Los moravos ya habían enviado
a 300 misioneros a todas partes del mundo.
Carey, en la reunión de Kettering, trató de presentar sus
argumentos a favor de una nueva idea misionera en las Indias
Orientales, y en realidad puso sobre la mesa ante sus compañeros
bautistas una copia de un pequeño folleto titulado Periodical
Accounts of Moravian Missions [Relatos periódicos de las misiones
moravas]. Desafió audazmente a sus hermanos diciendo: “Miren lo
que los moravos han hecho. ¿Por qué no seguimos su ejemplo, y en
obediencia a nuestro Maestro celestial, vamos al mundo y les
predicamos el evangelio a los paganos?”.77
Un ejemplo del fruto producido por esa llama de 100 años de
interminable adoración intercesora morava se dio en 1738, sólo 11
años después de que comenzara la vigilia de oración. Se había
formado un pequeño grupo de oración moravo en Londres que se
reunía regularmente, cuando un pecador joven y curioso asistió a
una de sus reuniones.
Algo profundamente conmovedor ocurrió aquella noche cuando
ese joven llegó a comprender qué era lo que él había estado
buscando tan desesperadamente. Él definiría años más tarde esa
experiencia como su conversión personal, al dar testimonio que en
esa reunión sintió en su “corazón un calor extraño”. El nombre de
este converso era Juan Wesley, quien pasó a dirigir una de los
despertares espirituales más grandes que jamás se haya visto en
Inglaterra y que se extendió finalmente más allá de las fronteras de
Gran Bretaña y bendijo al mundo entero.
Tal como descubriremos al mirar más cuidadosamente las
reformas adicionales o las características del Tabernáculo de David,
algo de lo que los moravos comenzaron está a punto de ser
restaurado notablemente. Creo que este movimiento emergente se
identificará por un entendimiento aún mayor del papel de la oración
saturada de adoración para alcanzar las naciones e implicará mucho
más de la Iglesia de lo que hizo la vigilia de oración morava. Esta
constituirá una llama candente de adoración de toda tribu, lengua,
pueblo y nación y de hecho, enviará un flujo interminable de
“oraciones teñidas de incienso” por las naciones hacia el trono de
Dios (Apocalipsis 8:4, THE MESSAGE). ¡Este será sólo el
comienzo! ¡Por cierto, usted no va a querer perderse el final!

71 Vine’s Expository Dictionary of Old Testament Words (San Jose, CA: Bible
Explorer Epiphany Software, 1999), s.v. “tamiyd.”
72 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
73 Íbid.
74 Leslie K. Tarr, “The Prayer Meeting that Lasted 100 Years,” Decision Magazine
(Mayo 1977), pág. 14.
75 Íbid.
76 Íbid.
77 Íbid.
12. Segunda reforma: Una adoración idónea.
En aras de la excelencia
“Somos lo que hacemos día a día”, escribió Aristóteles.
El filósofo añadió: “La excelencia, entonces, no es un
acto sino un hábito”.78

El rey David de Israel practicó este axioma en su modo de abordar


la adoración, mucho antes de que el filósofo griego ofreciera esta
importante observación. David deseaba que la adoración ofrecida
ante el Señor lograra un claro grado de excelencia antes de montar
su tienda en Jerusalén, y mucho más después. Se aseguró de que
todos los músicos que participaban fueran hábiles y bien
capacitados.
Tal vez David relacionó su entendimiento con las diferentes
palabras hebreas empleadas para describir la gloria de Dios—
kabowd, hadar, howd—y con su deseo de tener lo mejor de la
adoración en su tienda y posteriormente en el Templo (el cual
completaría su hijo Salomón casi cuarenta años después).
Kabowd, por ejemplo, se refiere literalmente al “peso” de la
presencia de Dios o a la sustancia de todo lo que Él es y tiene.79 Se
asocia con la excelencia de Dios. Hadar podría traducirse de
diversas maneras como “gloria”, “magnificencia”, “excelencia”,
“belleza” o “majestuosidad”.80 Pero cuando David habló de que la
gloria de Dios estaba presente cuando el Arca se colocaba en su
tienda en el Monte Sión (véase 1 Crónicas 16:1,27), empleó la
palabra howd. Howd significa “grandeza, majestuosidad o
excelencia”.81 Vemos la palabra hebrea howd relacionada con la
majestuosidad de su Nombre por lo menos otras dos veces en los
Salmos donde se hace referencia a la gloria de Dios. Observe los
siguientes pasajes:
Oh Señor, Señor nuestro, ¡tu majestuoso nombre llena la
tierra! Tu gloria es más alta que los cielos (Salmos 8:1,
NTV).
Que todos alaben el nombre del Señor, porque su nombre es
muy grande; ¡su gloria está por encima de la tierra y el
cielo! (Salmos 148:13, NTV).
Todo lo que se dice sobre Dios o en relación con Él es
verdaderamente majestuoso. Cuando la gloria de Dios (kabowd)
llenaba el templo (véase 2 Crónicas 5:14), la sugerencia era que todo
el peso de su majestuosidad saturaba su casa.
Por supuesto, la majestuosidad de Dios es su perfección, su
absoluta santidad. Nuestro problema con el término “santidad” es la
manera como la equiparamos con la norma de conducta (la cual
desde luego sí se implica), en lugar de cómo esta expresión se
refiere específicamente a Dios.
Dios no sólo es santo porque no fuma, bebe, baila, va al cine ni se
pinta los labios. Menciono estas conductas porque en los primeros
días de mi crianza, según una teología evangélica “de santidad” a
veces rígida, a estas actividades se les consideraba impías. En
nuestro pensamiento, la santidad significó no hacer estas cosas,
además de una larga lista de cosas adicionales. ¡De hecho jugar
bolos estuvo una vez en esa lista! Más tarde se retiró de la lista y
nuestra iglesia participó en una liga de bolos. ¡Éramos los
“mojigatos”!

La personificación de la excelencia
En referencia a Dios, sin embargo, la santidad tiene que ver con su
perfección absoluta. Es la excelencia con E mayúscula. Él es la
excelencia personificada. Dios es el único perfecto. Único significa
“como ningún otro; diferente de todos los demás; que no tiene igual
o similar”.82
Los copos de nieve son únicos (no hay dos exactamente iguales),
y lo mismo puede decirse de las personas. Pero sólo Dios es
exclusivamente único. Es su perfección o excelencia las que lo
hacen así.
Es interesante ver que los gloriosos seres angelicales, aquellos
querubines y serafines que adoran alrededor del trono, sólo elijan un
aspecto de la naturaleza y carácter de Dios para verbalizar
indefinidamente. No es su misericordia ni gracia (ambos aspectos
sublimes de quién es Él). No es su poder, fuerza o majestuosidad;
tampoco es su fidelidad ni verdad.
En realidad, son todas estas juntas. Se trata de todos los atributos
de Dios (y aquéllos que faltan en la breve lista) que componen su
perfección o magnificencia. Los ángeles claman “Santo, santo,
santo” (Apocalipsis 4:8; Isaías 6:3). Lo declaran ahora mismo,
mientras usted lee estas palabras, y expresaban la misma alabanza
cuando David montó su tienda. ¡Piense en este asunto! Es una
declaración interminable de la excelencia de Dios.
David anhelaba claramente emular la gloria y la excelencia de
Dios. Vemos algo de este deseo manifiesto al prestar detallada
atención para hacer que la adoración ante Dios fuera lo mejor
posible. Considere la elección que hizo David de los líderes de la
adoración:
Todos estos hombres estaban bajo la dirección de su padre
mientras tocaban música en la casa del Señor. Entre sus
responsabilidades estaba tocar címbalos, arpas y liras en la
casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán dependían
directamente del rey. Todos ellos junto con sus familias
estaban capacitados para tocar música delante del Señor, y
todos, doscientos ochenta y ocho en total, eran músicos por
excelencia. Los músicos se designaban para los turnos de
servicio mediante el sorteo sagrado sin tomar en cuenta si
eran jóvenes o ancianos, maestros o discípulos (1 Crónicas
25:6-8, NLT).
Hay varias cosas que se destacan en este pasaje, que son
esenciales para nuestra comprensión de la adoración ofrecida en el
Tabernáculo de David y lo que esto puede significar para nosotros a
medida que se restaura esta atmósfera, de manera dramática y
global, en los últimos días.

1. La dirección de mentores
En primer lugar, los adoradores recibieron orientación. Hay algo
importante en la expresión “Todos estos hombres estaban bajo la
dirección de su padre mientras tocaban música en la casa del Señor”
(v. 6).
La palabra mentor se ha convertido en una moda durante los
últimos años, y el término posiblemente haya sido usado en exceso,
si no mal empleado. Sin duda significa más que alguien que tiene un
contacto casual, como un Hermano Mayor que lleva a un niño
huérfano a un partido o a una película una vez al mes. El verdadero
mentor es más como alguien que proporciona un discipulado de
cerca (o incluso “vivencial”).
El origen de la palabra “mentor” puede ayudarnos a entender el
significado que se pretendía darle. Mentor fue en realidad un
personaje del clásico poético de Homero La odisea. Mentor fue un
amigo fiel y consejero de Odiseo, el rey de Ítaca. Mentor se
convirtió en el maestro y tutor del hijo del rey, Telémaco, mientras
que Odiseo estuvo en sus 10 años de odisea. Mentor no pasó sólo
unas cuantas horas a la semana con el hijo del rey, vivió con él en
Ítaca mientras el rey estaba ausente.
Es este tipo de proximidad del mentor que sugiere nuestro texto.
Observe especialmente la frase “bajo la dirección de su padre”. Para
mí esto sugiere que había un mentor constante, casi una orientación
muy intensa.
A medida que se restaure el Tabernáculo de David en estos
últimos días, no debería sorprendernos ver que se dé mucha más
atención a formar y orientar a los líderes de la adoración bajo la
dirección de mentores. Veo a los más grandes y más hábiles de
nuestros líderes actuales de la adoración que apartan largos lapsos
de tiempo de sus ocupados horarios para enseñarles a otros líderes
de adoración potencialmente idóneos, sus así llamados secretos
profesionales.

2. El respeto
En segundo lugar, los adoradores gozaban de respeto. Los líderes
de la adoración en la tienda de David (y en el posterior Templo de
Salomón) fueron muy apreciados por su trabajo. Esta no era una
función auxiliar en las actividades del Tabernáculo. Considere el
siguiente detalle que es fácil de pasar por alto: “Asaf, Jedutún y
Hemán dependían directamente del rey” (v. 6).
En la cultura política actual, esto sería equivalente a una persona
que sirve en el gabinete de un presidente o primer ministro. El hecho
de que dependieran directamente del rey sugiere que incluso
pudieron ser consejeros claves, no simplemente súbditos leales que
le presentaron periódicamente un informe al rey de sus actividades.
Deberíamos esperar un aumento de esta realidad de la época de
David, si el espíritu del Tabernáculo de David ha de restablecerse de
maneras notables a medida que transcurra esta generación actual.
La adoración debe ser fundamental para cada nuevo esfuerzo, no
visto sólo como un segmento de tiempo asignado a un servicio de
adoración.

3. El equipamiento
En tercer lugar, los adoradores estaban bien equipados. Observe la
expresión “Entre sus responsabilidades estaban las de tocar
címbalos, arpas y liras en la casa de Dios” (v. 6). Dice
posteriormente que “estaban capacitados para tocar música” (v. 7).
Este conjunto orquestal de instrumentos indica una importante
inversión en la adoración y en aquellas personas que la dirigían, una
inversión no sólo de recursos (para suministrar los instrumentos),
sino también de tiempo (para su formación).
Al considerar esta observación en lo que se refiere a la
restauración del Tabernáculo de David en los últimos días, podemos
esperar que se preste mucha más atención a equipar, apoyar y
formar adoradores de intercesión.
Esto, por supuesto, toma tiempo, tiempo considerable.
Estoy muy agradecido con un número creciente de líderes de
adoración y pastores que están captando este concepto y están
dedicando tiempo al desarrollo de la adoración intercesora. He
observado algunos practicantes de la adoración como Mike Bickle
en la Casa Internacional de Oración y Murray Hiebert de nuestro
personal en El Centro Jericó que lo hacen, y me pregunto a menudo
¡por qué no se hace más!

4. El apoyo
Una cuarta observación es digna de atención y se relaciona
directamente con el punto anterior, los adoradores recibieron apoyo.
Se destaca esta idea en nuestro texto: “Todos estos hombres estaban
bajo la dirección de su padre mientras tocaban música en la casa del
Señor. . . . Todos ellos junto con sus familias estaban capacitados
para tocar música” (vv. 6-7).
A menudo es fácil, en una lectura superficial de un pasaje bíblico,
pasar por alto ciertas declaraciones cortas, pero claves. Vemos aquí
ese tipo de frases: “Todos ellos junto con sus familias” (v. 7). La
Versión Reina-Valera 1960 traduce este versículo: “Y el número de
ellos, con sus hermanos, instruidos en el canto para Jehová, todos
los aptos, fueron doscientos ochenta y ocho”. Algunos pueden
interpretar que esto significa que la adoración era una actividad
familiar que se pasaba de una generación a otra. Hay algo claro:
Algún medio de apoyo era provisto por parte del rey para mantener
a todas estas familias o clanes. A estos músicos no sólo los
capacitaban y les suministraban los instrumentos y les decían que
fueran y tocaran como se sintieran guiados; el rey los alojaba y
alimentaba. David tenía una estrategia de adoración integral. Era la
única manera en que podía asegurar una adoración continua y
especializada.
Una vez más, contemplemos cómo esto podría afectar a la Iglesia
mundial de nuestra generación.
Veo que Dios toca profundamente el corazón de algunos hombres
de negocios exitosos y de otras personas bendecidas con recursos
para ayudarles a reconocer el valor estratégico de apoyar tal
adoración intercesora constante. Algunos ya tienen un
entendimiento de la labor misionera y de los costos requeridos para
mantenerla de manera eficaz. Lamentablemente, sin embargo,
demasiadas personas ven la adoración y la intercesión como
puramente auxiliar, incluso algo secundario. Esperemos que esto
cambie a medida que se restablezca el espíritu del Tabernáculo de
David por todo el mundo.
Esto ya está ocurriendo en Cada Hogar para Cristo. Contamos con
un equipo creciente de jóvenes adoradores que son apoyados por
socios que dan generosamente para que estos guerreros puedan
servir tiempo completo. Esta veintena de líderes forman equipos de
“misioneros intercesores” que llevan a cabo, en nuestras sedes,
adoración e intercesión día y noche por todas las naciones del
mundo. Dirigen a los muchos voluntarios que se unen a nosotros de
la comunidad local, así como a los que llegan por tierra o por aire
desde lugares distantes sólo para formar parte de esta adoración
centrada en la cosecha.
Curiosamente, a medida que aumentamos este ministerio de la
adoración intercesora las puertas se han abierto notablemente
alrededor del mundo (incluso en los llamados países cerrados), y la
cosecha ha aumentado en términos generales en un 1.500 por ciento
en los últimos años. En una de estas “naciones” cerradas, un país
relativamente pequeño donde se dice que nuestro tipo de
evangelismo sistemático es imposible ¡vimos a 260.000 personas
llegar a Cristo y ser bautizadas secretamente en sólo los últimos 12
meses! Esta cosecha se ha traducido en el establecimiento de más de
600 congregaciones nuevas que se reúnen clandestinamente y se
multiplican a medida que escribo estas páginas. Creo que podemos
anticipar adicionalmente que a medida que crece nuestra adoración
intercesora, la cosecha también va a crecer.

5. El enfoque
En quinto lugar, descubrimos que estos adoradores expertos
tuvieron un enfoque. Así como muchos otros puntos en esta breve
lista, esta idea merece verse con más detenimiento más adelante en
nuestro repaso de las reformas venideras de la adoración davídica en
la Iglesia. Por ahora me limitaré a resaltar la frase “música delante
del Señor” (v. 7). El enfoque no estaba en los dones de los
adoradores ni en la música en sí misma, y ciertamente no era para
entretener a otros. Su atención se centró en el Señor.
A medida que se restablezca el espíritu del Tabernáculo de David,
tengo la firme sospecha que los tiempos de adoración en muchos
entornos de diferentes tradiciones tenderán cada vez más hacia un
enfoque saturado de Cristo y centrado en Dios.

6. El nombramiento
Se destaca otro dato interesante en este breve pasaje: Los
adoradores fueron designados. Esto se menciona en otra declaración
fácil de pasar por alto en nuestro texto: “Los músicos se designaban
para los turnos de servicio mediante el sorteo sagrado” (v. 8).
El hecho de que estos adoradores tuvieran unos turnos de servicio
puede sugerir que se trataba de algún tipo de misión. No es raro ver
hoy en día que se designen a misioneros con periodos específicos de
servicio. El misionero toma un tiempo de licencia (período sabático)
después de un cierto número de años. Esto es generalmente
necesario porque el obrero necesita realmente un descanso. El
llamado del misionero exige un enfoque tan intenso que se necesita
tiempo para la restauración.
Ha llegado el día en que los músicos, cantantes y otros adoradores
están empezando a sacrificar ciertos períodos de tiempo, ya sean
cortos o largos, simplemente para servir al Señor en el ministerio de
la adoración. Nuestros equipos de adoración en Cada Hogar para
Cristo ya luchan por la meta de la adoración intercesora 24/7.
Nuestra visión es cubrir todas las naciones del mundo, por su
nombre, en oración cada 24 horas. Algunos de estos intercesores
están siendo capacitados para salir como equipos a regiones oscuras
y difíciles del mundo donde participan para conformar un
cubrimiento de adoración intercesora día y noche sobre líderes
nativos, misioneros e iglesias nacionales.

7. La diversidad
Se puede hacer una séptima observación a partir de nuestro texto:
Había diversidad en los adoradores. Tenga en cuenta esta afirmación
“Los músicos se designaban . . . sin tomar en cuenta si eran jóvenes
o ancianos, maestros o discípulos” (v. 8). Suscita especial interés la
expresión “sin tomar en cuenta”.
Observe también las siguientes dos combinaciones de palabras
opuestas en el pasaje: “jóvenes o ancianos” y “maestros o
discípulos” (v. 8). Esto describe claramente la diversidad. Según el
diccionario Webster “diversidad” significa “diferencia o variedad”.83
Imagínese una multitud de toda lengua, tribu, pueblo y nación
uniendo sus cánticos y sonidos a medida que adoran delante del
trono de Dios (véase Apocalipsis 7:9-10). Imagínese además estos
sonidos mezclándose milagrosamente para formar un sonido único
universal para darle a Dios la gloria increíble. Lo digo con al menos
cierta medida modesta de experiencia ya que he danzado con
pigmeos apasionados que buscan a Cristo en las selvas tropicales de
África Central y me he meneado con adoradores que lloran de la
nación isleña de Fiji del Pacífico Sur. Le aseguro que sólo escuchar
a los flautistas del pueblo kwaio de las Islas Salomón exaltar al
Señor con sus zampoñas de bambú hará al cielo absolutamente
hermoso.

8. La destreza
La última de nuestras varias observaciones del texto que se citó
anteriormente es realmente el tema de este capítulo entero: Los
adoradores eran diestros. Leemos de los líderes de adoración de
David: “y todos, doscientos ochenta y ocho en total, eran músicos
por excelencia” (v. 7).
Destacamos anteriormente la siguiente declaración del texto:
“Todos ellos . . . estaban capacitados para tocar música” (v. 7).
Podríamos incluso suponer por este pasaje que algunos o todos estos
adoradores tocaron diversos instrumentos. Algo es cierto: “eran
músicos por excelencia” (v. 7) o “aptos” (RVR1960), para tocar
música delante del Señor.
David buscó claramente la excelencia a la hora de adorar. Vemos
esto cuando él finalmente trae el Arca desde Gabaón y la coloca en
su tienda de campaña. Recordamos cómo el primer intento terminó
en fracaso y en la muerte de Uza (véase 1 Crónicas 13:9-10), un
hecho que veremos más detenidamente en breve. Pero cuando los
sacerdotes levitas manejaban correctamente el Arca lo hacían
prestando una increíble atención al detalle.
Pongo aquí simplemente de relieve el compromiso de David con
la excelencia en la adoración. Lo vemos, entre otras áreas, por la
elección que hizo el rey de una persona para que dirigiera todo el
manejo de llevar el Arca a Jerusalén. David nombra a Quenanías, un
levita escogido específicamente por sus habilidades musicales. Las
Escrituras informan que “Quenanías, el jefe de los levitas, fue
seleccionado por su habilidad para dirigir el coro” (1 Crónicas
15:22, NTV).
La excelencia en la adoración siempre estuvo en la mente de
David. En uno de sus muchos salmos leemos: “Cántenle una canción
nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría” (Salmos 33:3).
No debería sorprendernos ver algunos músicos muy hábiles
dedicando sus talentos completamente a la adoración intercesora, a
medida que este movimiento de adoración intercesora continúe
creciendo a lo largo del mundo, conformando una cobertura de
oración ferviente y de alabanza apasionada a nivel mundial y de
manera continua añadiendo excelencia a su vehemencia.
Algunos estrategas incluso creen que Dios tenga algo que ver al
poner un deseo en el corazón de tantos jóvenes, incluyendo a
multitudes de adolescentes entre los no conversos, para desarrollar
las habilidades musicales. Cuando llegue finalmente el avivamiento,
y un gran número de estos jóvenes encuentren a Cristo, un enorme
ejército de adoradores competentes estará listo para ayudar a
restablecer la tienda caída de David.
Otros están igualmente comprometidos para ver este ejército de
guerreros expertos que surgen a nivel mundial, algo que estoy
convencido que dará lugar a la cosecha más grande de almas. Voy a
desarrollar sustancialmente esta idea en las siguientes páginas.

78 Aristotle, Nicomachean Ethics, circa 350 bc.


79 James Strong, The Exhaustive Concordance of the Bible, “A Concise Dictionary
of the Words in the Hebrew Bible” (Nashville, TN: Abingdon, 1894), s.v.
kabowd.
80 Íbid., s.v. hadar.
81 Íbid., s.v. howd.
82 Webster’s New World Dictionary, 3rd ed., s.v. “unique.”
83 Íbid., s.v. “diversity.”
13. Tercera reforma: Una adoración creativa.
Concebidos para la adoración
“¡La música es un regalo de Dios para el hombre!”
escribió Evangeline Booth. La líder del Ejército de
Salvación añadió: “[La música es] el único arte del
cielo dado a la tierra y el único arte de la tierra que
llevamos de vuelta al cielo. Pero la música, así como
todo regalo, sólo se nos da a manera de semilla. Nos
corresponde desarrollarla y cultivarla para que sus
flores maravillosas bendigan nuestro propio camino y
bendigan a todos aquéllos que conozcamos en el
mismo”.84
David ciertamente entendió este regalo y trató cuidadosamente de
cultivarlo. La adoración que rodea al Tabernáculo de David fue
claramente creativa. Este hecho sale a relucir con una observación
interesante que se registra en 1 Crónicas, en relación con el traslado
del Arca de Dios desde la casa de Abinadab. Leemos: “Pusieron el
arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de
Abinadab. Uza y Ahío guiaban la carreta. David y todo Israel
celebraban. . . entonando canciones y tocando todo tipo de
instrumentos musicales” (1 Crónicas 13:7-8, NTV).
La expresión “todo tipo de instrumentos musicales” no deja de ser
significativa. David y aquéllos que sirvieron con él en la realización
de la adoración debieron haber tenido un gran deseo de ser
creativos. Parece que ellos entendían la belleza de combinar los
sonidos con una variedad de instrumentos con el fin de dar a Dios
aún más gloria a través de su música. Jack Hayford habla de esta
diversidad creativa en su libro inspirador Worship His Majesty
[Adora a su majestad]. Hayford observa:
Existe una amplia gama de fines y prácticas de canto en la
adoración. La extensión del estilo, las posibilidades
melódicas infinitas, los delicados matices de las dinámicas
corales, el brillo radiante del arreglo instrumental, los himnos
conmovedores de coros ungidos, la magnificencia
retumbante de los órganos gigantes, todos parecen
claramente ser dados por Dios para nuestra expansión
interminable y creatividad en la adoración.85

El sonido celestial
La creatividad en la música, de hecho, tiene un sinfín de
posibilidades. Extrañamente, más de un siglo atrás, un destacado
líder de la iglesia sugirió la posibilidad de que toda la música del
mundo “se habría agotado” porque sólo había “un número limitado
de notas”. Parecía convencido que si no teníamos cuidado, de alguna
manera no sería posible tener música nueva.86
David no tuvo ese temor. De hecho, en algún momento después
del establecimiento inicial de su tienda de adoración, el rey amplió
significativamente la adoración en preparación para el Templo que
su hijo Salomón construiría con el tiempo. La Biblia dice que David
hizo planes detallados en relación con aquéllos que participarían en
el proyecto de construcción del Templo, incluyendo a un vasto
contingente de adoradores.
Considere la siguiente observación bíblica: “Otros cuatro mil
[Levitas] trabajarán como porteros, y cuatro mil alabarán al Señor
con los instrumentos musicales que yo hice” (1 Crónicas 23:5,
NTV). La expresión “con los instrumentos musicales que yo hice”
desarrolla esta idea de creatividad. Por alguna razón, David sintió
que los instrumentos de su día simplemente no eran suficientes para
estar a la altura de la adoración que merecía Dios. Así que creó
nuevos instrumentos musicales.
Considere específicamente la palabra Hebrea asah que se traduce
“hice” en 1 Crónicas 23:5. Se observa el uso de esta palabra en
Génesis 1.7: “Dios hizo [asah] el firmamento”. Asah significa
“crear, hacer, formar o moldear”. Es posible que David escuchara
sonidos durante sus tiempos de adoración y procurara hacer
instrumentos que duplicaran estos sonidos.
Sólo podemos especular en cuanto a cuáles sonidos pudo haber
escuchado David o incluso si escuchó tales sonidos en primer lugar.
Lo que sí es claro es que él hizo los instrumentos para producir
sonidos específicos. También es claro que el cielo es la fuente de la
música. Lo vemos al comienzo de la creación (véase Job 38:4-7), y
lo veremos de nuevo, saturando a toda la creación, en la culminación
de esta era presente (véase Apocalipsis 5:13).

El cántico de la creación
En cuanto a la creación misma y a la fundación de la tierra, el
Señor le hace una pregunta interesante a Job: “¿Sobre qué están
puestos sus cimientos, o quién puso su piedra angular mientras
cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban
de alegría?” (Job 38:6-7). El universo mismo cobró vida con
cánticos cuando Dios habló para que existiera la creación. ¡De
hecho, toda la creación parece nacer de un cántico!
Vemos algo notable al mirar hacia la culminación del plan de Dios
en esta era actual: Prácticamente canta todo lo creado en el universo.
Descubrimos este cántico universal inmediatamente después de leer
sobre la agrupación de la adoración celestial (los ancianos y los
seres vivientes) que tenían arpas y copas, y adoraban con “millares
de millares” de ángeles (Apocalipsis 5:11). Juntos cantan: “¡Digno
es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza
y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!” (v.
12).
A continuación ocurre algo verdaderamente único. El texto dice:
“Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la
tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: ‘¡Al que está
sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos!’”. ¡Lo que es
asombroso acerca de este cántico es que lo entona todo ser viviente!
¡Observe otra vez las palabras: “Y oí a cuanta criatura hay en el
cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la
creación, que cantaban” (v. 13)!
Otros pasajes de las Escrituras también sugieren que toda la
creación se suma a la adoración. El salmista dijo: “Todo lo que hay
en la tierra te adorará; cantará tus alabanzas aclamando tu nombre
con cánticos gloriosos” (Salmos 66:4, NTV). El Rey mismo cantó:
“Alábenlo el cielo y la tierra, los mares y todo lo que en ellos se
mueve” (Salmos 69:34, NTV). Leemos posteriormente en los
Salmos: “¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce! ¡Que el mar
y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas! (Salmos 96:11,
NTV).
Todos estos pasajes dan validez a la realidad de que Dios creó
todo para que lo adorara. Estoy convencido que es por esta razón
que Él coloca en el corazón de sus hijos un anhelo por ser creativos
en la adoración. De hecho, parece que toda la humanidad fue
concebida para adorar, es nuestro destino previsto.

Melodías mentales
Una visita al laboratorio de Sandra Trehub en Toronto, Canadá,
podría convencernos de que la música ya está en nuestra mente,
incluso al nacer. Según un artículo de Newsweek titulado “La música
en la mente”, si nosotros visitáramos el laboratorio de Trehub,
nuestra primera impresión sería que nos metimos en una de esas
clases aborrecibles para “súper bebés” preescolares. Veríamos a
bebés de seis a nueve meses de edad sentados en silencio, casi
paralizados, en el regazo de sus padres mientras suena música
clásica por los altavoces.87
Según el autor del artículo, la sicóloga de la Universidad de
Toronto no trata de enseñar a estos infantes una especie de clase
introductoria de apreciación musical; más bien, ella “trata de
esclarecer si el cerebro humano viene precargado con el software de
música de la forma que un portátil viene precargado con el sistema
operativo Windows”.88
Según la Dra. Trehub, estos bebés pueden detectar los cambios
cuando varía el tono, el tiempo o el contorno melódico de la música.
La investigadora añade que el hecho de que estos bebés reconozcan
que una melodía cuyo tono o tempo ha cambiado y todavía es la
misma melodía, sugiere que ellos tienen por lo menos un
“conocimiento rudimentario de los componentes de la música”.89
Otras investigaciones han determinado que los lóbulos temporales
del cerebro (ubicados justo detrás de los oídos) actúan como una
especie de centro musical. Cuando un neurocirujano estimula estas
áreas con una sonda, los pacientes a veces escuchan melodías tan
intensas que algunos han preguntado: “¿Por qué hay un fonógrafo en
la sala de operaciones?”. El artículo de Newsweek concluye: “El
cerebro parece ser una esponja para la música y, como una esponja
en el agua, cambia con ella”.90

La creatividad colectiva
No cabe duda de que estamos concebidos para la adoración y
fuimos ideados para tal efecto desde el momento en que Cristo vino
a nuestro a corazón. Sin embargo, esa inclinación natural se debe
cultivar para que crezca y florezca. La práctica es la clave para la
creatividad. Tal como lo mencioné en un capítulo anterior, el
Hermano Lorenzo, el muy conocido monje del siglo XVII, se refirió
a su vida de adoración como una conversación continua con Dios.
Dijo, de esta vida de adoración: “Sólo la pueden comprender la
personas que la practican y la experimentan”.91 Creo que la
creatividad comenzará a fluir en nuestra adoración si seguimos el
consejo del Hermano Lorenzo. Debemos practicarla y
experimentarla. La adoración fue creativa cuando se estableció el
Tabernáculo de David. Se mezclaron todo tipo de instrumentos y
David incluso hizo algunos nuevos (véase 1 Crónicas 13:8; 23:5).
A medida que sea restaurado el Tabernáculo a nivel mundial en
los últimos días, debemos esperar una adoración creativa
impresionante que inunda las naciones. Esto, por supuesto, sólo
puede ocurrir a través de los hijos de Dios. ¡A veces me pregunto
cuáles nuevos sonidos están por nacer a través de los adoradores
actuales!
Otra señal de creatividad en la adoración se podría describir como
“creatividad colectiva”. Vemos este tipo de creatividad en estilos
emergentes de la adoración creativa en la Casa Internacional de
Oración en Kansas City (que se ha extendido a decenas de lugares a
nivel mundial), e incluso a nuestro Centro Jericó en Colorado
Springs. Describo este modelo con más detalle en el apéndice de
este libro titulado La adoración intercesora: componente práctico
del arpa y la copa. Este modelo de la adoración intercesora
ininterrumpida consiste básicamente en un equipo de adoración (que
puede incluir tan sólo a dos personas) que dirigen un canto
espontáneo de las Escrituras o frases que fluyen de una pasaje
bíblico determinado. Las palabras se cantan en un estilo antifonal (es
decir, un cantante, por lo general el cantante principal, canta una
frase corta, ya sea una oración o una expresión de alabanza basada
en un pasaje bíblico, y luego otro cantante retoma el mismo tema
corto y lo repite en la canción). Esto continúa a medida que todo el
grupo se une. Vemos una imagen de este estilo de adoración en una
descripción de la época de Nehemías; las Escrituras presentan un
relato de un grupo de adoradores que se colocaban “uno frente a otro
para la alabanza y la acción de gracias, un lado le respondía al otro,
según lo establecido por David, hombre de Dios” (Nehemías 12:24,
THE MESSAGE).
Tal adoración no sólo conduce a una espontaneidad inusual sino
también fomenta un aumento de la creatividad. Durante el tiempo de
oración, las personas del grupo pueden ser invitadas a acercarse al
micrófono o simplemente quedarse donde están (en grupos más
pequeños) para leer y orar un pasaje de su elección. Después de cada
lectura los cantantes eligen un tema bíblico (por lo general una frase
simple del pasaje que se acaba de leer), y continúa la adoración a la
vez que se incluyen oraciones de intercesión, ya sea habladas o
cantadas, las cuales se relacionan con los asuntos o las necesidades
del momento. Le animo a leer el apéndice porque esto merece una
explicación más completa. Además, visite la página web de Cada
Hogar para Cristo (www.ehc.org) y haga click en “Intercessory
Worship: A Practical Workshop” [Adoración intercesora: un taller
práctico] para ver cómo puede realizarse esto de manera funcional
en un entorno colectivo.

La adoración de todo el mundo


Otra herramienta que Cada Hogar para Cristo creó para ayudar a
la adoración centrada en cada nación de la tierra es nuestra “All the
World” Worship Experience [Experiencia de Adoración “Todo el
mundo”].
Este DVD inusual (que es un complemento excelente para este
libro y que está disponible en Cada Hogar para Cristo) presenta un
viaje de adoración gráfico a toda nación de la tierra, junto con una
hermosa música instrumental para realzar nuestra adoración con
oraciones por estas naciones. Esta herramienta se puede utilizar
colectivamente en un tiempo de oración para adorar e interceder por
todas las naciones del mundo en tan sólo 70 minutos (o incluso
menos, si es necesario). También se puede utilizar para tiempos más
prolongados de intercesión. Si dejamos simplemente que se proyecte
el DVD, aparecerá cada nación en la pantalla por aproximadamente
15 segundos, pero un líder puede poner en pausa la presentación a
gusto para permitirles a los adoradores más tiempo para interceder
por áreas de interés particular. El menú del DVD también tiene siete
segmentos de 10 minutos que les permiten a los individuos usar esta
herramienta para orar y adorar semanalmente por cada nación de la
tierra durante los tiempos de devoción y oración personal.
Varios pasajes de las Escrituras relacionados con las naciones
aparecen en la pantalla a lo largo de la presentación para ayudar a
los participantes a declarar la Palabra de Dios por estas naciones.
Utilicé recientemente esta herramienta durante todo un día de
adoración intercesora con un grupo de adoración en Hong Kong.
Una sala llena de adoradores de múltiples nacionalidades declaró la
Palabra de Dios en su adoración creativa por cada nación del
mundo. Entonamos cánticos espontáneos por cada nación a medida
que aparecían imágenes hermosas en la pantalla, e hice una pausa de
la presentación a intervalos apropiados para permitirles a los
participantes acercarse al micrófono a fin de elevar oraciones
“fugaces” (15 ó 20 segundos) por las naciones que acababan de
aparecer en la pantalla. Fue un día extraordinario, por decir lo
menos. Nuestro ministerio planea ahora dedicar tiempo cada día del
año para tener sesiones similares de oración enfocada, dirigidas por
nuestros diferentes equipos de adoración.

Cánticos y sonidos nuevos


Vino a mi mente una imagen única mientras describía una visión a
un grupo de jóvenes, cuando Dios estaba confirmando en mi
corazón la necesidad de tener una adoración intercesora las 24 horas
con espontaneidad y creatividad en el Centro Jericó de CHC. Para
ese entonces el Centro aún no se había construido. Estos jóvenes
participaban en un programa de discipulado y entrenamiento de un
mes. Expliqué que creía que Dios iba a enviar a muchos grupos de
jóvenes, además de los equipos de adoración de iglesias, para
dedicar noches enteras en adoración cuando se terminaran
finalmente nuestras instalaciones del Centro Jericó.
El salón estalló en una cerrada ovación e incluso en vítores
cuando les dije que sentía que Dios estaba a punto de conformar un
ejército poderoso de adoradores radicales, apasionados y juveniles.
Expliqué cómo vi a estos adoradores provenientes de todo el mundo
trayendo con ellos estilos únicos y, en algunos casos, instrumentos
exóticos.
A medida que continuaba hablando sentí el suave susurro de Dios
en mi corazón. Él estaba diciendo: Les daré cánticos nuevos a los
jóvenes que vengan a adorar, incluso cánticos en la noche. Serán
canciones tan hermosas como las mejores que alguna vez hayan
escuchado y estas canciones me traerán mucha gloria hasta en los
confines de la tierra.
Pensé inmediatamente en Jack Hayford, quien compartió conmigo
algún día como, cuando era un niño de 11 años y escuchó a un
compositor muy conocido de esa época, Phil Kerr. El compositor
estaba honrando a Dios con canciones nacidas de su propia
adoración personal. En aquel momento, el joven Jack Hayford elevó
un deseo al cielo: “Oh Dios, permíteme honrarte algún día por todo
el mundo con una canción como esa”.
Muchos coros e himnos han brotado de la vida de Jack Hayford,
pero el más memorable es su himno ungido “Majestad”. Para mi
asombro, mientras visitaba una iglesia casera en una remota zona
montañosa en el sur de China en 1985, escuché allí a los creyentes
cantando “Majestad” en su propio dialecto. Me dijeron que se
cantaba en toda China. Dios concedió el deseo de la juventud para
Jack. Pocos himnos modernos han atravesado el globo de la manera
que lo ha hecho “Majestad”.
Mientras le hablaba a ese salón de jóvenes adoradores pensé en la
oración de Jack cuando tenía 11 años, y vi en mi corazón una
explosión semejante de creatividad apasionada que se derramaba
sobre jóvenes adoradores mientras ayudaban a restaurar la tienda
caída de David.
Al reflexionar sobre todo esto, unos días después, leí las palabras
de Isaías, quien alguna vez miró hacia un remanente futuro de
adoradores diversos:
Pero los que quedaron, gritan y cantan de alegría; los del
occidente alaban la majestad del Señor. En las tierras del
oriente, denle gloria al Señor; en las tierras más allá del mar,
alaben el nombre del Señor, Dios de Israel. ¡Oímos cantos de
alabanza desde los confines de la tierra, canciones que le dan
gloria al Justo! (Isaías 24:14-16, NTV).
El profeta Sofonías describe una imagen similar:
El Señor los aterrará [a las naciones] cuando destruya a todos
los dioses de la tierra; y así hasta las naciones más remotas se
postrarán en adoración ante él, cada cual en su propia tierra
(Sofonías 2:11).
El Tabernáculo de David en efecto está siendo restaurado, sin
duda están llegando cánticos y sonidos nuevos. Casi que los
podemos escuchar en la distancia.

84 Evangeline Booth, citado en Kevin J. Conner, The Tabernacle of David


(Portland, OR: CIM Bible Publishing, KJC Publications, 1976), pág. 181.
85 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág.
163.
86 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 140.
87 Sharon Begley, “Music on the Mind,” Newsweek (July 24, 2000), pág. 50.
88 Íbid., pág. 51.
89 Íbid.
90 Íbid.
91 Brother Lawrence, The Practice of the Presence of God (Old Tappan, NJ: Spire
Books, Fleming H. Revell Co., 1958), pág. 45.
14. Cuarta reforma: Una adoración extravagante.
Superando los límites
La Orquesta Filarmónica de Viena es la sinfonía más
grande e importante en el mundo con 134 músicos. La
segunda más grande es la Filarmónica de Berlín con
112 músicos. Las demás que se encuentran entre las
diez primeras son la Orquesta de París con 111, la
Orquesta Sinfónica de Chicago con 110, la Filarmónica
de Nueva York con 109, la Orquesta de Cleveland con
108, la Compañía Real de Ópera de Londres con 106,
la Filarmónica de Los Ángeles con 105, la Orquesta de
Filadelfia con 104 y la Orquesta Sinfónica de Boston
con 98.
Si combinamos todos estos músicos en una gran sinfonía habría
1.097 participantes. Luego agreguemos a este número los miembros
de las siguientes 30 orquestas más grandes del mundo (cada una con
al menos 80 músicos) y tendríamos una sinfonía extraordinaria que
conste de más de 3.500 músicos.
Sin embargo, quedaríamos cortos con algunos cientos de músicos
de los 4.000 que empleó David para su adoración (véase 1 Crónicas
23:5). ¡David fue claramente un adorador extravagante!
“Extravagante” significa “que supera los límites” o
“excesivamente elaborado”. Se deriva de las palabras latinas extra,
que significa “fuera de” o “más allá”, y vagari, que significa “que
divaga”. Por lo tanto, “que divaga fuera” significa que “supera los
límites” o que “va más allá de los confines normales”.92
“Extravagante” es sinónimo de “suntuoso”, “desbordante”,
“exorbitante” y “fantástico”. Si se aplica al Tabernáculo de David, la
adoración extravagante significa una adoración radical y espléndida.
Uno de los aspectos más interesantes de la adoración relacionados
con el Tabernáculo de David, y la adoración davídica en general, es
su extravagancia. Tal vez, en cierto grado, todas estas “reformas” o
hechos, sobre el Tabernáculo de David que estamos examinando se
resumen en la siguiente observación: Todo sobre la adoración que
inauguró y mantuvo David fue extravagante.

Una celebración de extravagancia


Observemos lo que dice la Biblia con respecto al primer intento de
David de trasladar de vuelta el Arca de Dios a Jerusalén: “David y
todo Israel celebraban ante Dios con todas sus fuerzas, entonando
canciones y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras,
arpas, panderetas, címbalos y trompetas” (1 Crónicas 13:8, NTV).
Es cierto que ocurrió en este contexto el triste episodio de la
muerte de Uza (cuando los sacerdotes trasladaron incorrectamente el
Arca de Dios) y hubo lecciones vitales para que David aprendiera a
través de ese error. Examinaremos más tarde esas lecciones;
mientras tanto, es difícil pasar por alto las expresiones en este pasaje
como: “celebraban. . . con todas sus fuerzas” y “tocando todo tipo de
instrumentos musicales” (v. 8). ¿Podemos recordar algún otro líder
en Israel haciendo algo como esto antes que David?
Este no es el único caso en que la adoración davídica se describe
en relación con tales expresiones de extravagancia como “con todas
sus fuerzas” o “celebraban”. Más tarde en 1 Crónicas, leemos la
siguiente descripción del traslado del Arca: “Luego David y los
ancianos de Israel junto con los generales del ejército fueron a la
casa de Obed-edom para trasladar el arca del pacto del Señor a
Jerusalén con gran celebración” (1 Crónicas 15:25, NTV).
Uno sólo puede imaginarse todo lo que realmente implica la
expresión “con gran celebración”, cuando se examina esta
extravagancia en el contexto de la adoración davídica. Sabemos que
David no sólo animó tal celebración, él marcó la pauta.
Cuando el Arca llegó finalmente a Jerusalén, tuvo lugar la
adoración exuberante que se describe en el siguiente pasaje familiar:
“Y David danzó ante el Señor con todas sus fuerzas, vestido con una
vestidura sacerdotal. David y todo el pueblo trasladaron el arca del
Señor entre gritos de alegría y toques de cuernos de carnero” (2
Samuel 6:14-15, NTV). ¡Más extravagancia! Se dice aquí algo de un
rey en Israel que nunca se dijo de algún otro. En ninguna otra parte
del Antiguo Testamento leemos de un rey que dance ante el Señor
con todas sus fuerzas. No podemos extrañarnos de que Dios describa
a David como “un hombre conforme a mi corazón” (Hechos 13:22).
David marcó la pauta con la adoración extravagante. La adoración
davídica fue una celebración de extravagancia.
Quizás unas de las ideas más interesantes acerca del traslado del
Arca de Dios a Jerusalén en la época de David fue la notable
extravagancia que algunos creen que acompañó el traslado mismo.
Sin embargo, antes de llegar a ello tenemos que retroceder un poco y
recordar que el Arca había estado en Gabaón durante muchos meses
porque David tuvo miedo de trasladarla después de que hubiera
fracasado el primer intento inapropiado, y algunos de los líderes
principales de David habían muerto debido a este error.

Un fracaso en la adoración
Para ese primer intento, David hizo que se construyera una carreta
para transportar el Arca (véase 2 Samuel 6:3-4), sin duda para
acelerar el viaje. Parece haber querido que ocurriera rápido el
traslado. David estaba tal vez ansioso, incluso desesperado, por
obtener el Arca de la casa de Abinadab, y tenía sentido tomar este
atajo. No era, por supuesto, la forma que Dios había ordenado que se
trasladara el Arca. Además, el Arca era probablemente muy pesada
porque estaba recubierta de oro puro, incluyendo a los dos
querubines de oro macizo sentados encima. David sin duda sabía
que los filisteos habían trasladado el Arca de esta manera. ¿Por qué
no podía él hacer lo mismo?
David nunca buscó a Dios para orar por este asunto (véase 1
Crónicas 15:13); si lo hubiera hecho, Dios le habría dicho que se
estaba manejando incorrectamente. Vemos a David pidiendo
dirección a Dios en tales asuntos, en otros momentos de su vida, y a
Dios respondiendo muy específicamente (véase 2 Samuel 5:17-20,
22-25). Pero esta vez no se molestó en preguntar.
En la parcela de Nacón, Dios permitió que los bueyes tropezaran y
el Arca de repente se moviera (véase 2 Samuel 6:6). Como el Arca
parecía deslizarse y pudo haberse estrellado contra el piso, Uza
extendió la mano para estabilizarla.
No es una imagen agradable, y es inquietante la frase en el texto:
“y lo hirió [el Señor] de muerte ahí mismo” (2 Samuel 6:7). La
Nueva Traducción Viviente es igualmente tajante: “Entonces se
encendió el enojo del Señor contra Uza, y Dios lo hirió de muerte
debido a lo que hizo”.
¡Si esto inquieta nuestra teología, imaginémonos cómo se debió
haber sentido David! Él decidió dejar el Arca en la casa de Obed
Edom y regresó desanimado a Jerusalén. Caviló durante tres meses,
tal vez hasta se quejó, y sin duda le preguntó a Dios por qué ocurrió
esta
tragedia. Se enteró que Dios había dado instrucciones específicas
mucho antes sobre cómo se debía trasladar el Arca: Se debían
ajustar varas al Arca y los levitas consagrados debían llevarla sobre
sus hombros (véase 1 Crónicas 15:15). Si David hubiera sabido todo
esto y simplemente hubiera desobedecido, sería fácil entender el
disgusto de Dios. Si ese hubiera sido el caso, quizás los varios meses
antes de ese traslado final David los pasó en una reflexión y
arrepentimiento cuidadoso.
Después de un tiempo reapareció la valentía de David y se dirigió
a la casa de Obed Edom en Gabaón para llevar adecuadamente el
Arca. Vemos aquí también algo potencialmente notable sobre la
extravagancia de David en la adoración.

Cada seis pasos


Hay una afirmación que es fácil pasar por alto en el texto de este
acontecimiento en Gabaón, la cual tiene implicaciones inusuales.
Leemos: “Cuando los hombres que llevaban el arca del Señor dieron
apenas seis pasos, David sacrificó un toro y un ternero engordado”
(2 Samuel 6:13, NTV).
Hay por lo menos 10 kilómetros desde Gabaón hasta donde el
Arca se colocó finalmente en Jerusalén, y habría sido un viaje de
hasta 16 kilómetros.93 Usaremos la cifra de 10 kilómetros para
efectos de hacer aquí la ilustración.
Algunos maestros de la Biblia han sugerido la posibilidad (aunque
otros cuestionan la deducción) de que David no sólo se detuvo una
vez después de los seis primeros pasos para ofrecer el sacrificio,
sino que tuvo tanto miedo de no honrar correctamente a Dios en su
segundo intento de trasladar el Arca que se detuvo cada seis pasos
durante todo el viaje de diez kilómetros. Esta teoría sugiere que él
habría ofrecido sacrificios similares en cada parada.94 La paráfrasis
de la Biblia THE MESSAGE de Eugene Peterson se adhiere
claramente a esta idea. La paráfrasis dice: “David. . .fue y trajo el
Arca de Dios de la casa de Obed Edom a la ciudad de David
celebrando extravagantemente todo el camino con sacrificios
frecuentes de toros selectos” (2 Samuel 6:12-13, THE MESSAGE).
Peterson emplea la palabra “frecuentemente” en lugar de la original
“Cuando los hombres. . .dieron apenas seis pasos”.
Mi conclusión al respecto es que por lo menos es posible que el
contingente de David en realidad hiciera una pausa cada seis pasos
durante todo el trayecto, simplemente por la tendencia de David
hacia la extravagancia cuando se trataba de su adoración. Nada era
barato ni de segunda categoría con este rey adorador.
Además, si David tuvo la intención de hacer sólo un sacrificio, es
mucho más lógico que lo hubiera hecho desde el principio del viaje.
¿Por qué esperar a hacerlo sólo una vez después de haber dado seis
pasos? Para mí, este no es el David que he descubierto en mis
estudios en cuanto a su pasión y búsqueda de Dios. Si la procesión
se detuvo cada seis pasos, esto añade incluso una especulación más
interesante a la extravagancia de la adoración de David. Permítame
explicar.
Si tenemos en cuenta que un paso promedio cubre algo más de
sesenta centímetros de terreno concluiríamos que seis pasos serían
aproximadamente 4 metros, ¡30 ó 60 centímetros más o menos para
los levitas altos! Se requerirían unas increíbles 2.437 paradas, para
detenerse cada seis pasos durante 10 kilómetros, desglosando a unas
244 paradas por kilómetro. Me inspiran cierta simpatía los que creen
que David se detuvo sólo una vez; me parece imposible que él se
hubiera detenido tan frecuentemente.
Pero, ¿y qué si esto efectivamente hubiera ocurrido? Imagínese
además la cantidad de sacrificios necesarios y el tiempo total
requerido para lograr tal hazaña. Se requerirían 2.437 toros y un
número igual de terneros. Suponiendo que se necesitaran al menos
30 minutos para realizar cada sacrificio doble, ¡el tiempo total
requerido sería de 1.218 horas ó 51 días!
También debemos considerar que el grupo que acompañó esta
procesión ciertamente habría necesitado hacer pausas para comer y
dormir si es que el viaje ocurrió durante tantos días. Si estimamos
ocho horas para dormir cada noche y tres horas para las comidas
diarias, entonces se necesitarían 1.031 horas adicionales, ó 43 días
más.
Con todas estas paradas tenidas en cuenta, trasladar el Arca sólo
10 kilómetros desde Gabaón hasta Jerusalén habría requerido 94
días en total. Puedo entender a los que consideran que esto es
improbable, pero conociendo a David, no me sorprendería en lo más
mínimo. Sea o no que David hubiera realmente parado cada seis
pasos para ofrecer un sacrificio de adoración, el punto sigue siendo
evidente: David fue un adorador extravagante. Todo lo que David
hizo en lo que se refiere a adorar a Dios “excedió los límites
normales”.

Una vida de generosidad abundante


David continuó demostrando esta misma extravagancia cuando su
vida se acercaba a su fin. Le dio a su hijo Salomón instrucciones
detalladas sobre la construcción de un Templo permanente. David
mismo ofreció un regalo generoso para esta tarea. Su propio
testimonio dice: “Ahora, debido a la devoción que tengo por el
templo de mi Dios, entrego todos mis propios tesoros de oro y de
plata para ayudar en la construcción” (1 Crónicas 29:3, NTV).
El texto continúa explicando que se dieron aproximadamente
ciento dos mil kilos de oro, que ascienden a aproximadamente 112
toneladas. Además, unos doscientos treinta y ocho mil kilos de plata
refinada formaron parte del sacrificio extravagante de David (véase
v. 4, NTV). Imagínese el valor de este regalo hoy, dado que el precio
del oro, mientras escribo estas líneas es de aproximadamente
US$1.500 por onza.
David entonces hizo una invitación para aquellos que estuvieran
dispuestos a unirse a él en la generosidad y declaró: “Ahora bien,
¿quiénes de ustedes seguirán mi ejemplo y hoy darán ofrendas al
Señor?” (v. 5, NTV). Los resultados fueron asombrosos. La
adoración de David no sólo había sido extravagante sino que ahora
la adoración de las personas al dar también se volvió extravagante.
¡Fue abundante, incluso fantástico!
La Nueva Traducción Viviente nos dice que la ofrenda total
incluía unos 170.000 kilos de oro, 10.000 monedas de oro
adicionales, 340.000 kilos de plata, aproximadamente 612.000 kilos
de bronce y alrededor de tres millones cuatrocientos mil kilos de
hierro (véase v. 7, NTV).
¿Podría ser que a medida que el espíritu del Tabernáculo de David
sea restaurado a nivel mundial en los últimos días (es decir, a
medida que se lleve a cabo un extraordinario movimiento de
adoración intercesora), no sólo veremos que se libere una adoración
abundante sino también seamos testigos de una extravagancia que
resulta al dar cantidades como esas? Vi sólo un destello de algo
como esto cuando enseñé por primera vez estas reformas de
adoración davídicas en una conferencia sobre la adoración
intercesora del Arpa y la Copa en Hong Kong.

Una ventana para la adoración


Dee y yo fuimos invitados a Hong Kong durante el tiempo de la
Pascua para ayudar a dirigir lo que se anunció como la Conferencia
de la Adoración Intercesora del Arpa y la Copa. Yo había estado en
Hong Kong algún tiempo antes para una conferencia que se centraba
en la intercesión por la Ventana 10/40—aquella zona geográfica del
mundo designada así por sus líneas longitudinales (10 grados norte y
40 grados norte) y extendiéndose desde África Occidental hasta
Japón, y pasando por el Medio Oriente—. La Ventana 10/40 ha sido
hogar del 95 por ciento de los grupos étnicos menos evangelizados
del mundo y se convirtió en un enfoque de oración muy conocido en
toda la comunidad evangélica durante la década de 1990.
Al considerar el regreso a esta conferencia de oración
complementaria, todos los involucrados en la planeación estuvieron
de acuerdo que la reunión debería llevar el tema de la adoración
intercesora del Arpa y la Copa. El tema de la primera conferencia
había sido “Orar por la Ventana”, esta vez los participantes serían
animados a “Adorar por la Ventana”.
Esa primera conferencia del Arpa y la Copa fue, tanto para Dee
como para mí, un punto culminante de nuestras casi cuatro décadas
de matrimonio y ministerio (en aquella época). Desde el inicio de la
planificación decidimos que íbamos a apartar los espacios largos de
tiempo para poner realmente en práctica lo que sería la enseñanza.
Se conformó un equipo especial para ayudar a mantener la
adoración, ya que fue nuestra intención tener temporadas
prolongadas de adoración incluyendo varios tiempos de intercesión
enfocada. El trabajo del equipo fue en gran parte experimental
porque nunca habíamos intentado algo como esto en el gran marco
de diversas iglesias. La mayoría de los participantes, pero no todos,
vendrían de las principales denominaciones tradicionales de Hong
Kong.

Un espíritu de extravagancia
A medida que comenzaba la conferencia me pregunté cuán exitosa
iba a ser. Enseñé a propósito en sesiones muy cortas de 20 a 30
minutos de duración, incluyendo el tiempo para la traducción al
chino. A continuación, el equipo de adoración y yo dirigiríamos la
congregación a lo que yo esperaría que serían temporadas de
adoración intercesora.
Sin embargo, a medida que avanzábamos en nuestro primer
segmento de adoración parecía ser nada más que un típico tiempo de
adoración, no muy diferente a lo que muchas iglesias
contemporáneas experimentan cada domingo por la mañana.
Entonces ocurrió algo. Al terminar un coro particular de alabanza
comenzó a brotar un canto espontáneo. A medida que fuimos
siguiendo los músicos escuchamos una mezcla de miles de voces,
cada una entonando su propio cántico y creando un ambiente inusual
de adoración que se repetiría a lo largo de la conferencia y que
aumentaría mientras progresaba cada día. Estos adoradores estaban
empezando a vivir lo que ahora creo que fue un espíritu de
adoración extravagante.
Debido a que el simbolismo del Arpa y la Copa de Apocalipsis
5:8-10 se centra en una gran cosecha de almas que vienen de “de
toda raza, lengua, pueblo y nación” (v. 9), la anfitriona de la
conferencia, la Dra. Agatha Chan, expresó su deseo de recoger una
ofrenda especial cuyo propósito sería extender el evangelio por las
naciones, sobre todo en la Ventana 10/40. Agatha me pidió que le
ayudara a dirigir la reunión cuando sintiera que era adecuado recibir
la ofrenda. Le sugerí que tal vez sería bueno hacerlo el día que yo
enseñara específicamente sobre la restauración del Tabernáculo de
David (véase Hechos 15:16-18) porque esta profecía habla de todos
los gentiles (naciones) que reciben el evangelio. No alcanzaba a
darme cuenta lo importante que llegaría a ser esa decisión.
El día de la ofrenda coincidió casualmente con el Domingo de
Pascua, el cuarto día de la conferencia. Tuve la intención de enseñar
todas estas “reformas” de la adoración davídica en dos segmentos
breves esa tarde. Como toda la sesión debía ser de tres horas de
duración, pensé compartir varios aspectos durante unos 30 minutos,
luego dirigir una hora de adoración intercesora y finalmente hacer lo
mismo con las reformas restantes (media hora de enseñanza seguida
de una hora de adoración).
Agatha y yo acordamos que tomaríamos la ofrenda en algún
momento a media tarde, pero decidimos que formara parte de la
adoración en lugar de detener todo para la ofrenda. Después de todo,
ofrendar es claramente un acto de adoración. Pasar los platos de las
ofrendas parecía algo muy formal porque sentimos que interrumpiría
la adoración, así que nos surgió la idea de poner cajas de cartón en la
parte delantera del auditorio y dejar que las personas llevaran sus
ofrendas como un acto de adoración, si así lo deseaban.
Pensé inicialmente que esto podría obstaculizar la ofrenda porque
no todos responderían, pero tanto Agatha como yo acordamos que
sería menos problemático ya que no se interrumpiría nuestra
alabanza con los ujieres que pasaran los platos de ofrendas.

Divagando en una adoración suntuosa


Al enseñar brevemente el cuarto aspecto de la adoración en el
Tabernáculo de David, que la adoración era extravagante, mencioné
que pronto estaríamos en un tiempo prolongado de adoración
intercesora y que durante ese tiempo, todos aquéllos que quisieran
ofrendar “voluntariamente” (1 Crónicas 29:6), así como lo había
hecho el pueblo en la época de David para bendecir a las naciones,
podían llevar sus ofrendas y colocarlas en las cajas de cartón. Pero
primero les dije que queríamos dedicar un tiempo considerable para
identificarnos con el primer aspecto de la adoración davídica, el cual
había enseñado algunos minutos antes en esa sesión: el hecho de que
la adoración era continua en la tienda de David.
Por supuesto, les expliqué que no lo estaríamos haciendo durante
24 horas continuas pero que podríamos imaginarnos estar durante la
siguiente hora más o menos uniéndonos a aquellos seres angelicales
exaltados alrededor del trono que alaban continuamente a Dios
netamente por su santidad (véase Isaías 6:2-3; Apocalipsis 4:8).
También les expliqué que el equipo de alabanza nos dirigiría en la
adoración. Entonces, en un momento dado, seríamos invitados una
vez más a cantar espontáneamente como habíamos hecho a menudo
en aquellos días, pero ahora nuestros cánticos personales consistirían
en repetir sólo una palabra: “santo”. Sugerí posteriormente que
cantáramos esta palabra con las melodías que surgieran de cada
corazón de manera individual, pero que se mezclaran de manera
colectiva.
Esto iba a ser un nuevo experimento en la adoración intercesora
pero sin duda confiamos en que el Señor nos iba a guiar. Cuando los
miembros del equipo de alabanza tomaron sus lugares les recordé
brevemente a los participantes sobre las cajas de cartón que estarían
posteriormente allí por si se sentían guiados a dar una ofrenda para
las naciones, como un acto de adoración.
Pronto nos encontramos cantando un coro de alabanza que en
poco tiempo nos llevó a un tiempo de adoración en forma
espontánea repitiendo la palabra “santo”. Para mí fue difícil darme
cuenta en qué momento ocurrió la transición inicial, pues los cientos
de participantes cantaban en otros idiomas como el cantonés y en
innumerables dialectos del idioma chino.
De repente el auditorio se llenó de una hermosa sonoridad,
diferente a cualquier otra que usted haya escuchado. Más tarde, Dee
confirmaría que ella también escuchó este sonido celestial. Era
como si se hubiera creado un instrumento nuevo con las voces de
estos muchos adoradores.
El sonido aumentó, desapareció y volvió a aumentar. A veces, se
mantenía por 10 ó 15 minutos, desaparecía y luego volvía a
aumentar por un período aún más largo. Yo no había sugerido
específicamente que adoráramos a Dios de manera extravagante (ni
siquiera estoy seguro de que entiendo cómo hacerlo), pero eso fue
claramente lo que ocurrió. Esta fue una adoración suntuosa. De
acuerdo con la raíz latina de la palabra “extravagante”, todos
parecían estar “divagando por fuera” de los límites habituales de la
adoración, si existen tales límites. Estos creyentes estaban
divagando en una adoración suntuosa.

La extravagancia de la adoración davídica


Pero ese no fue el final de la extravagancia. Pronto los
participantes comenzaron a avanzar hacia las cajas de cartón con sus
ofrendas. Lo que comenzó con sólo unos cuantos donantes se
convirtió en un despliegue extravagante de ofrendas sacrificiales.
Parecía que cada persona participaba de todo corazón. Algunos
corrían literalmente hacia adelante con sus ofrendas y otros
danzaban delante del Señor mientras se acercaban a las cajas de
cartón.
El equipo de alabanza comenzó a entonar un cántico de
celebración triunfal al reconocer que la adoración estaba
“encendida”. Toda esta escena me recordó un viaje que hice a la
selva ecuatorial de África hace cinco años. En esa ocasión, los
pigmeos recién convertidos habían danzado libremente ante el Señor
en adoración. A ellos les encantaba danzar sobre todo durante el
tiempo de la ofrenda. Me contaron que las ofrendas en la selva a
menudo toman tanto tiempo como el sermón. Me explicaron que los
pigmeos parecían no poder dejar de danzar. Hong Kong ahora se
estaba contagiando con este espíritu de extravagancia desenfrenada.
A la mañana siguiente Agatha me contó emocionada sobre el
monto de la ofrenda. Fue la más grande que ella había visto en una
reunión así: $390.000 en la moneda de Hong Kong (ó $50.000
dólares estadounidenses). ¡Esta fue una oferta sacrificial! Mientras
ella compartía más tarde aquella mañana la noticia con los
participantes en la conferencia, estos aplaudieron con deleite. Al
darse cuenta que algunos participantes se habían perdido la sesión
del domingo porque era el día de la Pascua, Agatha mencionó que
estarían disponibles algunos sobres adicionales para la ofrenda en la
mesa de registro.
Al día siguiente, cuando Agatha se reunió con nosotros en nuestro
hotel para llevarnos al aeropuerto en nuestro viaje a casa nos
informó que había recolectado una suma de HK$100.000 (casi
US$13.000) en aquellos sobres adicionales.
Era suntuoso, desbordante, exorbitante y fantástico. ¡Era una
extravagancia davídica! Sospecho que a medida que surge el espíritu
del Tabernáculo de David a nivel mundial veremos mucho más de
aquella extravagancia, tanto en la adoración intercesora como en la
ofrenda sacrificial.

92 American Heritage Dictionary of the English Language, 4th ed., s.v.


“extravagant.”
93 Tommy Tenney, God’s Favorite House (Shippensburg, PA: Destiny Image
Publishers, 1999), pág. 34.
94 Tommy Tenney lo sugiere. Él escribe: “Cuando David hizo su segundo intento
de llevar el Arca a Jerusalén, siguió cuidadosamente las instrucciones de Dios.
De hecho, cada seis pasos, sacrificaban un buey”. Tommy Tenney, God’s
Favorite House (Shippensburg, PA: Destiny Image Publishers, 1999), pág. 34.
15. Quinta reforma: Una adoración expresiva.
Danzar o morir
“A algunos les puede costar admitirlo—enseñó A.W.
Tozer—pero cuando estamos realmente adorando y
venerando al Dios de toda la gracia y todo el amor y
toda la misericordia y toda la verdad, puede que no nos
quedemos lo suficientemente callados para complacer
a todos”.95

No vemos una ausencia de entusiasmo en el Tabernáculo de


David. El silencio tiene su lugar como lo dije anteriormente en este
libro por las razones que al respecto presentamos en el capítulo 3.
Sin embargo, nos perdemos algo importante sobre el Tabernáculo de
David si no vemos la naturaleza expresiva de su adoración. Veamos
de nuevo la siguiente descripción del Arca que se lleva desde
Gabaón a la tienda de David:
Vestido tan sólo con un efod de lino, se puso a bailar ante el
Señor con gran entusiasmo. Así que entre vítores y al son de
cuernos de carnero, David y todo el pueblo de Israel
llevaban el arca del Señor. Sucedió que, al entrar el arca del
Señor a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl se asomó a
la ventana; y cuando vio que el rey David estaba saltando y
bailando delante del Señor, sintió por él un profundo
desprecio (2 Samuel 6:14-16).
Otro relato nos dice:
Pero cuando el arca del pacto del Señor entraba a la Ciudad
de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana.
Cuando vio que el rey David saltaba y reía de alegría se
llenó de desprecio hacia él (1 Crónicas 15:29, NTV).

Impulsado por el gozo


Aunque hay una lección muy importante a tratar más adelante
sobre la lamentable reacción de la esposa de David, Mical, ante la
intensidad (el baile) en la adoración del rey David, quiero aquí
simplemente resaltar el entusiasmo de David. Él “saltaba y reía de
alegría” (1 Crónicas 15:29, NTV). El relato en 2 Samuel 6 nos dice
que David “se puso a bailar ante el Señor con gran entusiasmo” (v.
14). Puso todo su entusiasmo en su adoración.
Esta expresividad impulsada por la pasión a Dios se percibe en
numerosas ocasiones en la adoración de David. Él cantó alguna vez
las siguientes palabras: “Mi corazón está confiado en ti, oh Dios;
¡con razón puedo cantar tus alabanzas con toda el alma!” (Salmos
108:1, NTV). La adoración de David fue claramente impulsada por
su gran deleite en Dios. Todo a su alrededor parecía avivar ese
deleite. A. W. Tozer destacó este pensamiento cuando escribió:
“Vayamos a los Salmos y encontraremos a David literalmente
danzando de alegría eufórica a medida que contempla las maravillas
del mundo de Dios”96.
En otra ocasión David nos exhortó: “¡Canten alabanzas a
Dios y a su nombre! Canten alabanzas en alta voz al que
cabalga sobre las nubes. Su nombre es el Señor; ¡alégrense
en su presencia! (Salmos 68:4, NTV).
¡A David le gustaba el volumen alto! Habló de ofrecer sacrificios
en su Tabernáculo “con gritos de alegría” (Salmos 27:6, NTV) y les
ordenó a los músicos que alabaran con “címbalos fuertes y
resonantes” (Salmos 150:5, NTV).
Algunos podrían decir que toda esa emoción era sólo algo
cultural, la manera de adorar hebrea. Jack Hayford trata con esta
discusión en su libro Worship His Majesty [Adora a Su Majestad].
En cuanto a la adoración expresiva, Hayford sugiere: “Los
opositores de la adoración expresiva admiten de vez en cuando que
el Nuevo Testamento contiene algunas referencias a la alabanza
directa y abierta. Sin embargo, la presunción es que la expresividad
en la adoración se eliminó con el sistema del sacrificio con sangre o
que tal euforia física desvergonzada sólo fue un rasgo cultural
trasmitido por la tradición hebrea”.97
Hayford corrige después este error explicando que la esencia del
sacrificio en realidad nunca se eliminó de la adoración, y nunca lo
hará. Cita al autor de Hebreos cuando dice: “Por lo tanto,
ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de
alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre”
(Hebreos 13:15, RVC).98
Hayford concluye luego: “El Nuevo Testamento contiene más
referencias claras a la adoración expresiva de lo que generalmente
uno cree. Se menciona el canto, la alabanza, las voces alzadas, las
manos levantadas, el estar de rodillas, las ofrendas y la lectura de las
Escrituras” (véase Lucas 24:50; Hechos 2:46-47; 4:24; 20:36; 1
Corintios 14:15; 16:1-3; 1 Timoteo 2:8; 2 Timoteo 2:15).
La adoración en la tienda de David fue claramente expresiva. Si
esperamos ver una restauración significativa de la adoración
davídica en los últimos días no debemos sorprendernos de ver un
creciente movimiento de alabanza lleno de entusiasmo.

Unámonos a la danza
Danzar como una forma de adoración expresiva es un ejemplo de
la alabanza llena de entusiasmo que está creciendo entre las iglesias
del todo el mundo. Creo que esto es una señal de por lo menos el
comienzo de la restauración del Tabernáculo de David. Es realmente
una reforma bien recibida. Tal vez sería conveniente tener un breve
trasfondo bíblico sobre la danza.
Cuando leemos acerca de Miriam y las otras mujeres israelitas que
cantan y danzan ante el Señor después del milagro del Mar Rojo
(véase Éxodo 15:20-21), la palabra hebrea utilizada para “danzar” es
mecholah, cuya otra forma, machowl, significa “una danza en
círculo”.99
Cuando la Biblia describe a David danzando ante el Señor a
medida que el Arca era llevada a su tienda (véase 2 Samuel 6:14-
16), la palabra Hebrea que se emplea es karar. Significa “danzar,
girar alrededor”.100 En un relato paralelo de este acontecimiento
cuando David danzó delante del Arca (véase 1 Crónicas 15:29), la
palabra empleada para “danzar” es raqad, que significa “dar
pisotones fuertes o dar saltos desenfrenadamente de alegría”.101
Raqad se traduce de diversas maneras como “danzar, saltar,
brincar”. (Tal vez usted recuerde mis intentos por hacer esto en el
bosque cerca de Washington, DC, como lo expresé en la primera
parte de este libro).
El uso de dos palabras hebreas diferentes para describir el mismo
acontecimiento puede sugerir una combinación de estas expresiones.
¿Podemos imaginarnos al Rey David saltando y zapateando,
mientras gira desenfrenadamente en la adoración?
Curiosamente, la palabra “regocijo” (en griego es agalliao),
igualmente significa “saltar de alegría”102 (véase 1 Pedro 1:6,8;
Apocalipsis 19:7). Se deriva de las palabras griegas agan, que
significa “mucho”, y hallomai, que significa “saltar o brincar”.
Por lo tanto, agalliao significa literalmente “saltar o brincar
mucho”. Según una concordancia de la Biblia sería traducido
correctamente como “saltar de alegría”. Esto sugiere que incluso en
el Nuevo Testamento vemos la expresividad en aquellos que
tuvieron un encuentro con el Señor.
Esto no quiere decir que toda la adoración debe involucrar tales
expresiones eufóricas, pero tampoco debemos rechazarlas ni
evitarlas. Los sentimientos pueden ser una parte vital de la
adoración. A. W. Tozer escribió alguna vez: “Algunas personas me
han dicho muy dogmáticamente que jamás van a permitir que los
‘sentimientos’ tengan una parte en su vida y experiencia espiritual.
Yo respondo: ‘¡Es una pena!’ ”. Aquel sabio adorador continuó: “Lo
digo porque he expresado una definición muy real de lo que creo
debe ser la adoración: ¡adorar es sentir con el corazón!”.103
Tozer les hace cuidadosamente una advertencia a aquéllos que
evitan cualquier sentimiento de emoción en la adoración:
Si nos despertamos mañana por la mañana y nuestro brazo
derecho está completamente entumecido, no lo sentimos en
absoluto, llamaríamos rápidamente al médico marcando el
número del teléfono con nuestra mano izquierda buena. La
verdadera adoración es, entre otras cosas, un sentimiento
acerca de nuestro Dios. Está en nuestro corazón. Por eso
debemos estar dispuestos a expresarlo de una manera
adecuada.104
Miremos de nuevo aquel adorador consumado, el Rey David. Él
danzaba expresivamente, incluso desenfrenadamente, porque no
podía evitarlo. David interrumpió la procesión cuando el Arca
llegaba a Jerusalén y danzó ante ella con un deleite eufórico.
Una nota triste y trágica para la ocasión que se mencionó de
pasada anteriormente es la respuesta de la esposa de David, Mical.
Ella miró la escena desde la ventana, a cierta distancia, a puerta
cerrada. ¿Por qué no estaba Mical con los adoradores?, es una buena
pregunta.
La Biblia dice que ella “sintió por él [David] un profundo
desprecio” (1 Crónicas 15:29). La motivación de Mical es
desconcertante; su comportamiento es incomprensible. El texto no
aborda completamente las razones detrás de su reacción, pero es
claro el fruto de su amargura: Ella sabía que quedaría estéril de por
vida (véase 2 Samuel 6:23). Sabía que ningún niño nacería de su
vientre.
A medida que se restablezca el Tabernáculo de David de la
adoración intercesora afrontaremos la siguiente pregunta:
¿Danzamos como David o sentimos desprecio por la danza de
adoración como Mical? Dicho de otra manera: ¿Danzamos o
morimos? No estoy sugiriendo, por supuesto, que todo seguidor de
Jesús debe danzar para ser un verdadero adorador, pero estoy
sugiriendo que no critiquemos (o peor, sintamos desprecio) por los
que lo hacen. No podemos darnos el lujo de pasar por alto lo que
Dios quiere hacer a medida que se restaura el espíritu del
Tabernáculo de David. El fruto que se gana o se pierde es el fruto de
la cosecha.
¿Tiene usted ahora ganas de danzar?

95 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centros de


Literatura Cristiana, 2010).
96 Íbid., pág. 43.
97 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág.
148.
98 Íbid., pág. 149.
99 James Strong, The Exhaustive Concordance of the Bible, “A Concise Dictionary
of the Words in the Hebrew Bible” (Nashville, TN: Abingdon, 1894), s.v.
machowl.
100 Íbid., s.v. karar.
101 Íbid., s.v. raqad.
102 Íbid., s.v. agalliao.
103 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centros de
Literatura Cristiana, 2010).
104 Íbid., pág. 84.
16. Sexta reforma: Una adoración abierta.
La ruptura con el protocolo sacerdotal
Una observación fascinante sobre el Tabernáculo de
David que implica mucho significado sobre el contexto
que lo rodea, es que la tienda estaba abierta a la vista
del público.

Mike Bickle escribió lo siguiente sobre el Tabernáculo de David y


el Arca que este albergó: “Un tabernáculo es un santuario portátil. El
tabernáculo de David. . . fue una pequeña tienda de unos 3 ó 4,5
metros de alto y largo (1 Crónicas 15:1; 16:1). La gloria de Dios
descansaba sobre el Arca, y sin embargo, se plasmó en una simple
tienda”.105
Bickle añade: “En la época de Moisés, la gloria que reposó sobre
el Arca estuvo bien escondida en el Lugar Santísimo, detrás de un
velo grueso. No había un velo en la tienda de David que evitara que
el pueblo viera la gloria de Dios. Fue algo completamente sin
precedentes, David puso el Arca de la Alianza a plena vista”.106
Llegamos a esta conclusión de una tienda abierta por inferencia a
partir de la descripción de la tienda que se armó en Jerusalén y el
Arca que se llevó allí. Observemos el relato bíblico de aquellos
momentos finales del Arca que se llevaba de Gabaón a Jerusalén:
Trasladaron el arca de Dios y la colocaron dentro de la carpa
especial que David le había preparado. Le presentaron a
Dios ofrendas quemadas y ofrendas de paz. . . . David
designó a los siguientes levitas para dirigir al pueblo en
adoración ante el arca del Señor, para invocar sus
bendiciones, para dar gracias y para alabar al Señor, Dios de
Israel (1 Crónicas 16:1,4, NTV, énfasis añadido).
Hay aquí dos expresiones de vital importancia: “presentaron a
Dios” y “ante el arca del Señor”. No hay nada aquí que sugiera que
el Arca estaba oculta, como ocurrió en la época de Moisés.
Sin necesidad de la compleja parafernalia
El Arca estuvo bien escondida en el Tabernáculo de Moisés,
oculta detrás de un velo grueso en el lugar santísimo. Recordemos
que el Tabernáculo de Moisés tuvo tres áreas específicas: el atrio
exterior, el atrio interior (el lugar santo) y el lugar más santo (el
lugar santísimo). Hubo un gran velo o tapiz que separaba el lugar
santo del santísimo, el cual impedía el acceso y ser visto por
cualquiera, salvo por el sumo sacerdote, e incluso el sumo sacerdote
sólo podía ingresar a ese lugar especial una vez al año.
David cambió radicalmente todo eso. No fue un simple cambio de
paradigma, fue más como un desplazamiento tectónico.
Espiritualmente hablando fue un terremoto de enormes
proporciones.
Vemos en el Tabernáculo de David que los levitas ejercían el
ministerio de manera directa y continua ante el Arca. Además, todas
las personas, tal como lo declara nuestro texto, se unieron “en
adoración ante el arca del Señor” (v. 4, NTV).
Había algo diferente acerca de David cuando se trataba de un
protocolo de adoración. Le gustaba la adoración radical. No se
limitó a marchar al ritmo de un tambor diferente; danzaba al ritmo
de su propio tambor, su corazón que latía apasionadamente por
Dios. En todo esto parece haber querido que todos se sumaran a él.
David no fue solamente un rey que se interesó por la adoración.
David fue un líder de adoración que tuvo un trabajo extra como rey.
Le cantó en una ocasión al Señor: “Después te daré gracias frente a
la gran asamblea; te alabaré delante de todo el pueblo” (Salmos
35:18, NTV). David marcó la pauta en la adoración.
A veces es fácil leer la Biblia y pasar por alto declaraciones
algunas sencillas pero con profundo significado. Una frase corta en
2 Samuel 7:18 entra en esta categoría. Leemos: “David entró y se
sentó delante del Señor”. Podríamos decir que no es gran cosa, salvo
por los hechos de quién era David y dónde se sentó.
David estaba en la presencia de Dios. Estaba en su tienda de
campaña, sentado delante del Arca. Sin embargo, David no era ni
sacerdote ni levita. Bajo la ley judía únicamente el levita podía
ejercer el ministerio en este lugar santo, y sólo el sumo sacerdote
podía entrar en el lugar santísimo para ministrar delante del Arca.
Además, el sumo sacerdote no se sentaba. Él estaba parado y se
movía continuamente. Los sonidos de las campanillas en sus
vestiduras les indicaban a los que estaban por fuera que todo estaba
bien (véase Éxodo 28:33-35). Hoy podríamos referirnos a esto como
la adoración con “la compleja parafernalia”. La ruptura que hizo
David del protocolo sacerdotal ilustra un sacerdocio mayor que
viene con Cristo. ¡Algún día, la manera en que los hijos de Dios se
presentarían ante Él se basaría en la adoración, no en el ritual! No
necesitamos la compleja parafernalia. Y ciertamente no necesitamos
“brazos de palo”. ¿Recuerda usted aquel sueño? ¡Necesitamos a
Jesús!

Una mirada más allá del velo


David, de hecho, parecía quebrantar todas las normas establecidas
por los que le precedieron. Este hombre conforme al corazón de
Dios quería que todas las personas pudieran observar el corazón de
Dios. Creo que él mantuvo intencionalmente la tienda abierta, y
Dios lo permitió. Dios le permitió a David que levantara el velo para
tener una vista relativamente corta antes de la resurrección, unos
1.000 años antes que Cristo muriera en la Cruz y el velo del templo
se rasgara permanentemente en dos. Esto es muy importante porque
el Tabernáculo de David fue el único hogar antiguo del Arca sagrada
de Dios que no tuvo velo. Al menos, no hay un registro bíblico que
sugiera algún otro lugar abierto de adoración. Ciertamente, ni el
Tabernáculo de Moisés ni el Templo de Salomón fueron como la
tienda de David en este sentido.
En cuanto al velo, sabemos que el “Viernes Santo”, Dios lo rasgó
sobrenaturalmente en dos al momento de la muerte de Cristo. Esto
ocurrió tras la declaración del Señor: “Consumado es”. Para muchos
estudiosos, esta es la mejor declaración de emancipación (de sólo
dos palabras) en la historia de la humanidad. Por último, hubo un
sacrificio por el pecado de la humanidad que ofrece acceso directo a
la presencia de Dios para siempre.
Todavía surge una incógnita en toda esta discusión: ¿Por qué
David aparentemente hizo esa exención del velo mil años antes de la
muerte de Cristo? Mike Bickle sugiere que Dios les permitía a los
adoradores mismos (unos 4.000 músicos más 288 cantantes) ser el
reemplazo del velo durante ese tiempo en particular (véase 1
Crónicas 6:31-32; 15:16-24; 23:4-19). Bickle escribe: “En lugar del
denso velo que utilizó Moisés, David hizo que los músicos y los
cantantes fueran un velo humano alrededor del Arca”.107 Algunos
probablemente piensan que esta es una exageración teológica, pero
Bickle puede tener la razón.
Entre los adoradores de hoy, aunque somos conscientes que este
velo se ha levantado y tenemos un acceso libre y completo a Dios a
través de la salvación en Cristo, a veces parece como si no
entendiéramos completamente la plenitud de este acceso. Para
nosotros es mucho más que una visita de una vez, a pesar de que el
sacrificio de Cristo fue de hecho “una sola vez y para siempre”
(Hebreos 9:26), y así como ocurrió ese sacrificio, nuestra salvación
personal ocurre sólo una vez. Pero estoy hablando aquí de
aprovechar que el velo fuera removido con la adoración diaria y
apasionada.

La adoración sensible al Salvador


La adoración davídica nos recuerda que el velo sigue removido.
¡La adoración no está cerrada para nosotros! Las cortinas de la
tienda están levantadas. No debemos tener miedo de la adoración
manifiesta. Hasta cierto punto, puedo entender la mentalidad
sensible al preocupado que en algunos modelos de crecimiento de la
iglesia tiene la intención de crear un nivel de comodidad para los
recién llegados. Sin embargo, también debemos cultivar un modelo
de adoración sensible al Salvador, ¡uno que busque crear un
ambiente propicio para que Jesús mismo venga y obre! Creo que es
posible tener ambos.
Jack Hayford, un mentor en la adoración para muchos, ilustró este
equilibrio importante por varias décadas durante su liderazgo como
pastor principal en The Church On The Way [La Iglesia en el
Camino], en Van Nuys, California. Mi esposa y yo tuvimos el placer
de asistir a la iglesia de Jack durante más de una década mientras
que Cada Hogar para Cristo tenía su sede en la zona de Los Ángeles,
en la década de 1980.
Entonces descubrimos rápidamente que La Iglesia en el Camino
tenía una feligresía cimentada en la adoración. Aunque fuimos
profundamente nutridos esos años con la predicación de la Palabra
de Dios, lo que más recordamos es la adoración abierta, continua y
centrada en los servicios de adoración. Algo único le ocurrió a mi
esposa en aquella época, y Dios lo usó para demostrarme el poder de
la alabanza manifiesta. Vivíamos en ese entonces en el valle de
Santa Clarita, a una buena distancia de La Iglesia en el Camino que
estaba ubicada en el valle limítrofe de San Fernando.
Considerábamos que valía la pena viajar todo ese trayecto por la
calidad de la adoración y la bendita enseñanza de la Palabra.
Menciono la distancia que recorríamos porque tuvo algo que ver
con la experiencia inusual de mi esposa. Dee había estado en una
peluquería cerca a nuestra casa y aquella noche compartió algo que
pensé que era un poco extraño. Tuvo que ver con una conversación
que tuvo con su esteticista. En algún momento su peluquera le
preguntó a Dee sobre mi profesión. Dee respondió simplemente:
“Oh, Dick es un pastor cristiano”.
Sin darse cuenta de que algunos pastores tal vez no pastoreen
feligresías, la mujer respondió: “Oh, qué maravilloso, Sra. Eastman.
¿En qué iglesia sirve su marido como pastor?”.
Como mi esposa estaba pagando la cuenta y tenía prisa para llegar
a otra cita, vaciló en darle a la dama una explicación larga sobre la
naturaleza de nuestro ministerio. Yo no era, después de todo, el
pastor de una iglesia sino un líder de un ministerio para-eclesiástico.
Así que en lugar de ello, Dee simplemente dijo: “Oh, vamos a la
iglesia en el valle llamada La Iglesia en el Camino”.
La peluquera de Dee alzó la cabeza y con una mirada de asombro
y alegría dijo: “Oh, Sra. Eastman, qué maravilla. No lo puedo creer.
Oh… esto es muy emocionante. No lo puedo creer, Sra. Eastman.
¡Qué noticia tan maravillosa!”.
Dee quedó obviamente sorprendida por su respuesta y comentó:
“No sabía que usted asistía a nuestra iglesia”.
“Oh, no voy a ninguna iglesia, Sra. Eastman”, explicó la dama.
“De hecho, jamás he asistido a ningún servicio en mi vida, sólo a
funerales y matrimonios”.
La mujer podía notar que Dee estaba un tanto confundida por su
reacción. ¿Cómo podía alguien estar tan emocionado por una iglesia
a la que jamás había visitado, sobre todo alguien que jamás había
asistido a ninguna iglesia?
La peluquera de Dee dijo rápidamente: “Creo que debería explicar
por qué estoy tan emocionada acerca de su iglesia”.
La mujer compartió brevemente sobre sus episodios de desánimo
y depresión. Se había preguntado muchas veces si los iba a poder
superar. Entonces, tan sólo unos días antes, otra clienta comenzó a
hablarle sobre el cambio en su propia vida y cómo ella había sido
sanada de algo similar. La transformación comenzó cuando aquella
clienta asistió a esa iglesia en el valle de San Fernando de Los
Ángeles llamada La Iglesia en el Camino. Fue allí, explicó la
clienta, donde había conocido a Cristo como su Salvador personal.
Los ojos de la peluquera de Dee se llenaron de lágrimas cuando
añadió: “Sra. Eastman, la razón por la que estoy tan emocionada es
que este domingo tengo la intención de ir a su iglesia, y simplemente
no puedo esperar”.

La fe ante la expectativa
Dee se rió entre dientes mientras me contaba lo ocurrido aquel día
con su peluquera. “¿No es asombroso—dijo—que alguien se
emocione tanto por ir a la iglesia, a pesar de nunca haber estado allí?
Yo pensé entonces, —esa es una clase diferente de fe. ¡Es la fe de la
expectativa!
No estoy seguro de haber recordado aquella conversación si no
fuera por lo que ocurrió el domingo siguiente.
Llegamos a la iglesia por lo menos 45 minutos antes del tercer
servicio aquella mañana, con la esperanza de conseguir un asiento
en el auditorio principal (que en esa época tenía capacidad para unas
700 personas). Cada domingo había cinco servicios idénticos pero
este todavía no manejaba adecuadamente las multitudes. Si uno
llegaba a tiempo (o, Dios no lo quiera, un poco tarde), uno era
conducido por una escalera oscura hacia uno de los varios cuartos
auxiliares en el sótano donde uno podía ver la adoración y escuchar
el mensaje de la mañana en una pequeña pantalla de televisión.
(Esto fue hace más de dos décadas, antes de que llegaran a la escena
las grandes pantallas planas). A manera de broma la llamaban “la
adoración de las hormigas” porque el pastor Jack y los demás
pastores parecían hormigas.
Incluso si uno llegaba con suficiente tiempo, normalmente ya
había personas haciendo filas increíblemente largas que le daban la
vuelta al edificio y se extendían a una o dos calles laterales. Era algo
parecido o igual a lo que los jóvenes hacen para entrar a un
concierto de rock. Una vez en la fila, uno todavía tenía que
atrincherarse en una postura militar cuasi-cristiana para proteger la
posición.
De repente las puertas se abrían y comenzaban los empujones a
medida que estos normalmente amables adoradores luchaban por
avanzar sólo unos cuantos lugares por delante en la fila. Me alegré
por el mero hecho de haberme “ganado la lotería” aquel día y logré
ingresar de forma segura al templo principal. En aquel momento
pensé: No nos correspondió hoy “la adoración de las hormigas”.
De pronto ocurrieron simultáneamente dos cosas. Mientras el
pastor Jack se dirigía hacia el micrófono para comenzar un coro de
adoración, Dee me dio un codazo con fuerza para llamar mi
atención.
“Mira”, —dijo Dee emocionadamente—, “…allá junto a la
columna”. Ella inclinó la cabeza lo más discretamente posible hacia
una de las muchas columnas dispersas por el templo.
“La dama con el vestido amarillo, justo a la izquierda de la
columna…”, —me explicó Dee, “…ella es mi peluquera. ¡Está aquí,
en nuestro servicio! ¡No lo puedo creer!”.
Para entonces se cantaban las primeras estrofas del coro y, como
era típico en la adoración de La Iglesia en el Camino, las manos
comenzaron a levantarse por todas partes. Era un coro lento y
reverencial que todavía recuerdo hasta el día de hoy: “¡Mi alma
glorifica al Señor!”.
Mientras Dee hacía señas con la cabeza en la dirección de su
peluquera recordé que ella me había dicho cuatro días atrás que la
mujer nunca había ido antes a una iglesia. Naturalmente, me
pregunté cuál sería su reacción. Así que, mientras adoraba, echaba
una ojeada a todos lados. Lo que vi después me conmueve hasta el
día de hoy.
Debido a la distribución del templo, la fila en la que estaba la
peluquera de Dee estaba en un ángulo delante de nosotros y hacia la
derecha. Esto implicaba que yo podía ver claramente sus
expresiones faciales, al menos de lado. Pronto pude verlas
completamente porque ella volvió su rostro justo en mi dirección.
En primer lugar vi que tenía su boca bien abierta de asombro. Sus
ojos todavía estaban bien abiertos. Ella miró hacia la izquierda,
luego a la derecha, y luego hacia el cielo. Fue un movimiento
brusco. Entonces alzó una mano y luego la otra. Tuve la sensación
de que ella decía en su interior: Bueno, si así es como lo hacen aquí,
también lo haré yo. (Todo esto ocurrió rápidamente, en realidad, en
un lapso de tiempo más corto de lo que me toma contar la historia).
Sus ojos todavía estaban bien abiertos y tenía ambas manos
levantadas mientras yo observaba dos líneas negras paralelas que
corrían visiblemente de sus ojos: el rímel le fluía libremente con sus
lágrimas, ¡por cantidades! Ella estaba llorando. Me enteré más tarde
de que en esos breves instantes, no más de cinco minutos en el
servicio, la
peluquera de Dee había entregado su vida al Señor Jesús. La
adoración no la había intimidado, ni inhibido.
La adoración manifiesta fue para la esteticista de Dee una
invitación a un cielo abierto, y ella respondió a esa invitación
entregándole su vida a Cristo. Para mí, esta fue una imagen del
poder de la adoración davídica.
Leemos que la adoración en la tienda de David era notoria, y
como resultado de ella se multiplicó enormemente el reino de David.
Creo que cultivar un ambiente de la adoración manifiesta ayudará a
acelerar la restauración de la tienda caída de David (véase Hechos
15:16-18) y se ablandarán los corazones para la cosecha más grande
de la historia.

105 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (July/August 2000),
pág. 19.
106 Íbid.
107 Íbid.
17. Séptima reforma: Una adoración estratégica.
La apertura de las puertas del cielo
Cuando el Hermano Lorenzo (un monje radical del
siglo XVII) estaba en su lecho de muerte, utilizó la
ocasión para predicar su mensaje de adoración de toda
la vida a los compañeros monjes reunidos a su
alrededor:

“No me estoy muriendo”, —les dijo Lorenzo—. “Sólo estoy


haciendo lo que he hecho durante los últimos 40 años y lo
que espero hacer por toda la eternidad”.
“¿Y qué es eso?” —le preguntó un monje.
El Hermano Lorenzo respondió: “¡Estoy adorando al Dios
que amo!”.108
Al comentar sobre las últimas palabras de este adorador
apasionado, A. W. Tozer dijo: “Adorar a Dios era el quehacer
primordial para el Hermano Lorenzo. Ciertamente estaba muriendo,
pero eso era secundario”.109
Es evidente que a partir del estudio más informal del Tabernáculo
de David la adoración que la rodea no fuera una función secundaria.
La adoración fue absolutamente la máxima prioridad para él. La
adoración fue para David tanto primordial como estratégica. Aquella
exhortación familiar de establecer las prioridades: “primero lo
primero”, definitivamente se aplica a la adoración davídica. ¡La
adoración era lo principal en la casa de David! Lo dije antes y vale
la pena repetirlo: ¡David era un adorador de tiempo completo que
tenía un trabajo de tiempo parcial como rey!
Esta prioridad de la adoración davídica se aprecia en pasajes tales
como 1 Crónicas 9:33, donde leemos: “Los músicos, todos levitas
prominentes, vivían en el templo. Estaban exentos de otras
responsabilidades ya que estaban de servicio a todas horas” (NTV).
David compartió su propia prioridad personal en la adoración
cuando expresó la pasión de su vida: “Le he pedido al Señor, y sólo
esto busco: habitar en su casa todos los días de mi vida, para
contemplar su hermosura y solazarme en su templo” (Salmos 27:4,
RVC).
He sugerido a lo largo de estas páginas que una restauración
completa de todo lo que hemos visto en relación con el Tabernáculo
antiguo de David se extenderá por todo el mundo en los últimos
días, lo cual llevará a la cosecha más grande de toda la historia
(véase Amós 9:11-15; Hechos 15:16-18).
Si tal es el caso, podemos esperar que la adoración intercesora se
convierta en lo primordial en todo lo que hagamos como seguidores
de Cristo. Nada puede ser más estratégico en toda nuestra
planeación. Es cierto; puede que esto no sea lo único, pero sí va a
ser lo principal.

Guerreros que adoran


“No es una coincidencia”, escribe Jack Hayford que “el desarrollo
más grande de Israel en la adoración coincidió con extensión de las
fronteras del gobierno. David fue el líder en ambos”.110 Hayford
concluye: “No hay un estudio más profundo de la adoración, que la
vida y la música de David. Él cobra ánimo en la adoración y
combate con la adoración”.111
La adoración era para David una actividad tanto primordial como
estratégica. Fue primordial ya que la adoración fue lo principal; la
adoración era el centro de todo lo que David y el pueblo hacían bajo
su liderazgo. Pero la adoración no fue lo primordial simplemente
porque David sintió hacerlo así sino porque era estratégica. ¿Qué es
algo estratégico?
En el sentido más simple, “estratégico” es todo aquello que sirve
de base para completar una acción. Si un ejército va a tomar un
edificio en medio de la guerra, se dice que “es estratégico tomarlo
antes de…” ganar la guerra. La captura de ese lugar es fundamental
para ganar definitivamente la batalla. Para David, la adoración era
crucial para ganar las batallas del pueblo de Dios y, de hecho, todas
las guerras.
David fue un guerrero y un adorador. Para David, la adoración
proporcionaba la munición sobrenatural contra cualquier enemigo.
Él pensaba estratégicamente. Me gusta esta observación de Hayford
sobre la estrategia de adoración de David: “Él cobra ánimo en la
adoración; y combate con la adoración”.
Vemos la frecuencia con que la guerra espiritual se entremezcla
con los temas de la adoración a lo largo de los salmos de David. Uno
de los salmos de David comienza con las palabras: “¡Cuánto te amo,
Señor, fuerza mía!. . . Invoco al Señor, que es digno de alabanza”
(Salmos 18:1,3) y luego hace la transición al siguiente tema de
guerra:
Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a
mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las
alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos
para tensar arcos de bronce. Tú me cubres con el escudo de
tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha
hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis
tobillos no flaquean (Salmos 18:32-36).
Descubrimos un tema similar de “adoración-guerra” en otras
partes de los salmos. David cantó: “Alaben al Señor, mi roca. Él
entrena mis manos para la guerra y da destreza a mis dedos para la
batalla” (Salmos 144:1, NTV). Leemos en un salmo anterior: “Pero
has levantado un estandarte para los que te temen: un punto de
reunión en medio del ataque” (Salmos 60:4, NTV).
Esta declaración de alabanza de David es especialmente conocida:
“Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos, que
huyan de su presencia los que le odian” (Salmos 68:1). Esta es una
referencia a la nube de gloria de Dios que se levanta durante los
viajes de Israel en el desierto, generaciones anteriores, y un
recordatorio de cómo la nube sirvió como un símbolo de la
presencia de Dios mientras Él iba delante de su pueblo en la batalla.
Vemos en todos estos salmos de David una relación clara entre la
guerra estratégica y la adoración estratégica; una relación que
entienden bien muchos practicantes de la adoración en nuestros días.
He conocido algunos líderes de oración que han viajado a lugares
lejanos en el mundo para promover nuevas iniciativas de oración,
los cuales no reconocen la importancia estratégica de la adoración
intercesora. La mayoría de ellos jamás accedería a un tiempo
prolongado de intercesión enfocada sin dedicar mucho tiempo a la
adoración. Estos líderes entienden la importancia estratégica de la
adoración en nuestra batalla. Joseph Garlington sugiere: “Si la
música que tocaba David con un sólo instrumento apartaba
literalmente a los espíritus malignos del rey Saúl [véase 1 Samuel
16:23], ¡entonces tenemos que librar una guerra dirigida por el
Espíritu al adorar a Dios y tocar cientos o miles de
instrumentos!”.112
Además, al relacionar la adoración con la guerra, Garlington
afirma: “Cualquier cosa que Dios logre en la tierra se hace a través
de medios espirituales, usando personas espirituales. . . . Dar el
diezmo, las ofrendas y regalos son actos de guerra. . . .Alabar a Dios
es un acto de guerra. . . .Adorar a Dios es un acto de guerra. . . .La
oración es un acto de guerra. . . .Ayunar es un acto de guerra”.113
De hecho, estamos en guerra, y la adoración intercesora puede
llegar a ser nuestra arma más estratégica. Están en juego en esta
guerra multitudes de futuros creyentes de toda tribu, lengua, pueblo
y nación, los cuales adorarán algún día a Dios ante su trono (véase
Apocalipsis 7:9-10). ¡Estamos en guerra por la cosecha, y lo que la
Iglesia más necesita desesperadamente hoy son guerreros que
adoren!

Un cántico de la cosecha
Si lo “estratégico” se refiere a lo que más importa en primer
grado, sin duda el alma de estas enormes multitudes cae en esta
categoría. Están en juego en esta guerra naciones y pueblos que aún
faltan por ser redimidos.
Vemos este enfoque mismo en la cosecha que está presente en la
adoración de David cuando él arma su tienda en aquel monte
modesto en Jerusalén (que era más bien un montículo) que
llamamos el Monte Sión. ¡Es sorprendente que en aquella
celebración David compuso un cántico sobre la Gran Comisión
1.000 años antes de que Cristo hiciera su encargo supremo! El salmo
de adoración de David fue un cántico de la cosecha.
Miremos de nuevo los acontecimientos que rodean la colocación
del Arca en aquella tienda modesta cuando David la trasladó desde
Gabaón hasta Jerusalén. Cuando el Arca fue finalmente colocada en
la tienda, David compuso un cántico que en nuestras diferentes
traducciones actuales incluyen casi 30 versículos de las Escrituras.
Es notable que en esta relativamente breve canción, David relacione
repetidamente la adoración con el hecho de impactar al mundo
entero con el mensaje de la grandeza y la gloria de Dios.
Consideremos los siguientes pasajes:
Ese día David le dio a Asaf y a sus compañeros levitas esta
canción de agradecimiento al Señor: Den gracias al Señor y
proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha
hecho. Canten a él; sí, cántenle alabanzas; cuéntenle a todo
el mundo acerca de sus obras maravillosas. . . . ¡Que toda la
tierra cante al Señor! Cada día anuncien las buenas noticias
de que él salva. Publiquen sus gloriosas obras entre las
naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él
hace. . . . Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;
reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso. . . .que toda la
tierra tiemble delante de él. El mundo permanece firme y no
puede ser sacudido. ¡Que los cielos se alegren, y la tierra se
goce! Digan a todas las naciones: «¡El Señor reina!» (1
Crónicas 16:7-9,23-24,28,30-31, NTV, énfasis añadido).
Hay en este breve cántico por lo menos 10 referencias a las
naciones, los pueblos, el mundo o la tierra, los cuales son
impactados como resultado de la adoración. Observemos las frases:
“que todo el mundo sepa”; “cuéntenle a todo el mundo”; “que toda
la tierra cante al Señor”; “anuncien las buenas noticias”; “publiquen
sus gloriosas obras entre las naciones”; “Oh naciones. . .reconozcan
al Señor”; “que toda la tierra tiemble”; “el mundo permanece
firme”; “que la tierra se goce” y “digan a todas las naciones: «¡El
Señor reina!»”. ¿Cabe alguna duda de que David tuviera una visión
para el mundo sobre la adoración?

La gran conexión
No puede ser una simple coincidencia que cuando David “montó”
su tienda de campaña para albergar el Arca de la presencia de Dios,
su cántico se centró estratégicamente en el mundo entero. No puede
haber ninguna duda de la conexión que existe entre la restauración
de los últimos días del Tabernáculo de David y la cosecha final de
Dios. Debemos reconocer junto con la Gran Comisión, la “Gran
Conexión”, aquélla de la adoración intercesora con la gran siega de
los perdidos de los últimos días.
David fue un hombre conforme al corazón de Dios, y el corazón
de Dios comprende claramente a todo el mundo (véase Juan 3:16;
Marcos 16:15). Creo que el cántico de David en la dedicación del
Tabernáculo no fue su propio cántico sino un cántico que el Espíritu
Santo cantaba a través de él. Es un cántico que estoy seguro que
Dios quiere cantar a través de cada uno de nosotros de mil maneras
diferentes a medida que convoca su cosecha.
La relación estratégica de la adoración con la cosecha es algo que
John Piper aborda muy bien y de manera poderosa en su libro
Alégrense las naciones. Piper, en especial, me ayudó a ver el
ministerio de Cada Hogar para Cristo en una nueva luz. Yo siempre
había pensado que CHC era un ministerio que busca principalmente
ganar almas a través del evangelismo casa a casa, sembrando
sistemáticamente las semillas del evangelio en todos esos hogares, y
el Señor ha sido muy bueno para conceder un fruto alentador
durante todos estos años.
De hecho, Dios ha permitido que en más de 65 años de trabajo de
CHC se siembren más de 3 mil millones de mensajes de salvación
impresos en los hogares de 227 países. Al escribir estos renglones,
más de 101 millones de tarjetas de decisiones hechas han sido
devueltas y se ha hecho seguimiento con cursos bíblicos y con
obreros cristianos capacitados. ¡Ese número está aumentando en la
actualidad con más de un millón cada mes!
Pero Piper me ayudó a ver que estamos haciendo mucho más que
sólo traer almas al Reino—no es que esto sea de ninguna manera
insignificante—. Además, estamos ayudando milagrosamente a
movilizar a los adoradores redimidos, por millones, que son
añadidos a esa
multitud impresionante de adoradores eternos que el apóstol Juan
nos menciona cuando dice que ningún hombre puede contar (véase
Apocalipsis 7:9). ¡Qué gloriosa tarea!
John Piper también me ayudó a ver la Gran Comisión en una
nueva luz, la luz de la adoración. Esta perspectiva de Piper fue
especialmente útil:
Dios está persiguiendo con una pasión omnipotente su
propósito en todo el mundo para reunir adoradores alegres
para sí mismo de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Por lo
tanto, armonicemos nuestro amor con el suyo, y, por el bien
de su nombre, renunciemos a la búsqueda de comodidades
mundanas y unámonos a su propósito global. Si lo hacemos,
el compromiso omnipotente de Dios con su nombre estará
sobre nosotros como estandarte, y no vamos a perder, a pesar
de las muchas tribulaciones (Hechos 9:16; Romanos 8:35-
39).114
Dios tiene un plan
He reflexionado sobre la relevancia de la adoración intercesora y
la restauración del Tabernáculo de David para cumplir con un
determinado mandato ministerial—cualquier mandato—, porque
creo que Dios me ha llamado, al menos hasta cierto punto, para ser
un estratega en las misiones. En concreto, nuestro mandato en Cada
Hogar para Cristo es participar con otros para ayudar a cumplir la
Gran Comisión mediante la presentación del evangelio a cada hogar
en todo el mundo. Tal como se afirmó anteriormente, se suelen dar
dos mensajes a la mayoría de los hogares en una zona específica:
uno para adultos y uno para niños.
Se estima que alrededor de 2,7 mil millones de personas en el
mundo nunca han escuchado el nombre de Jesús ni una sola vez, o,
en el mejor de los casos, nunca han recibido una presentación clara
del evangelio. ¿Qué se necesita para que nuestro ministerio alcance
a todas estas personas perdidas (que viven en unos 500 a 600
millones de hogares) en el lapso de una década?
Fuimos desafiados en varias ocasiones por lo que parecían ser
obstáculos invencibles. Pero en cuanto nuestro equipo de liderazgo
global tuvo una visión estratégica para lograr esta ambiciosa meta,
comprendimos que ésta era posible. Consideremos, por ejemplo, los
más de 100 millones de hogares musulmanes (500 millones de
personas) en el Medio Oriente Árabe, donde al parecer las
restricciones nos detuvieron. Esto pudo haber sido un motivo para
darnos por vencidos, si no fuera por las circunstancias similares que
enfrentamos en la Rusia soviética antes de la década de 1990. Las
cosas cambiaron casi de la noche a la mañana en aquella parte del
mundo, tal como lo describí anteriormente. CHC ha visitado ahora a
más de 40 millones de hogares en Rusia y la antigua Unión
Soviética, conocida ahora como la CEI (Comunidad de Estados
Independientes).
Además de las restricciones del gobierno hubo también otros
obstáculos impresionantes. El costo para cumplir nuestro mandato
fue de enormes proporciones, cerca de mil millones de dólares.
Sabíamos que no podíamos hacerlo solos, y también nos dimos
cuenta de que, aunque el Cuerpo de Cristo ya tenía los recursos
necesarios para cumplir la misión, mucho de lo que hacemos
actualmente no está estratégicamente coordinado. A menudo se
duplican innecesariamente las acciones y con frecuencia caemos en
el sectarismo.
Por lo tanto, sabíamos que nos iba a costar mucho trabajo.
Obviamente, no podíamos hacerlo todo, pero podíamos hacer
nuestra parte. Además, si todas las partes críticas se unían en Cristo,
entonces todos nosotros, de hecho, ¡podríamos hacerlo
completamente!
En medio de la redacción de nuestro plan a largo plazo estuve
particularmente animado por una promesa de Isaías que coincidió
con la lectura bíblica asignada para ese día. Decía:
Tengo un plan para toda la tierra, una mano de juicio sobre
todas las naciones. El Señor de los Ejércitos Celestiales ha
hablado; ¿quién podrá cambiar sus planes? Cuando levante
su mano, ¿quién lo podrá detener? (Isaías 14:26-27, NTV).
Dios, en realidad, tiene un plan, y es un plan para toda la tierra.
No tuvimos que llegar con nuestro propio plan; sólo tuvimos que
introducirnos en el plan de Dios. Pronto se hizo evidente para mí
que la restauración del Tabernáculo de David era central para aquel
plan. Desde luego, me di cuenta rápidamente de que no podíamos
restaurar nosotros mismos el Tabernáculo de David (sea lo que
significara). Algo de una unidad sin precedentes y un espíritu de
cooperación iba a tener que extenderse por todos los espectros del
Cuerpo de Cristo. Aún así, me preguntaba, ¿podrá la adoración
intercesora de alguna manera ayudar a que todo esto ocurra?
Una oportunidad estratégica
Los expertos en el campo de la investigación de las misiones me
ayudaron a tener una luz sobre este asunto. Uno de ellos fue el Dr.
Todd Johnson, coautor con el Dr. David Barrett de la Enciclopedia
Mundial Cristiana, obra de gran prestigio y autoridad. Johnson
evaluó el progreso de las misiones globales a la luz del ese entonces
cercano nuevo milenio, en un encuentro en Colorado Springs en
marzo de 1999.
Según el Dr. Johnson, más de 1.500 proyectos a nivel mundial,
entre organizaciones confesionales y para-eclesiásticas, se han visto
afectados en las últimas dos décadas. Cada uno de estos proyectos se
centró en algún aspecto del cumplimiento de la Gran Comisión en
nuestra vida. A principios de la década de 1990, muchos misioneros
abrazaron el objetivo de terminar la tarea para el año 2000. Incluso
recuerdo cómo varios años antes de esa fecha, el Dr. Bill Bright,
fundador de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, me dio
un reloj que mostraba una cuenta regresiva de cuánto tiempo
quedaba para el año 2000. Esto fue un “gran propósito” para una
“gran tarea”.
Lamentablemente, tal como lo explicó Johnson en aquel
encuentro, la gran mayoría de esos 1.500 proyectos, a pesar de
expresar un compromiso de cooperación y alianza, funcionaron más
o menos de manera independiente. Es cierto; muchos esfuerzos se
habían reunido para buscar grandes encuentros en la segunda década
de 1990 para informar sobre sus actividades, pero cuando
concluyeron esas reuniones en realidad ocurrieron muy pocas
alianzas estratégicas.
El Dr. Johnson compartió luego varios factores que a su juicio
eran fundamentales para ver el cumplimiento de la Gran Comisión
en nuestra época o en cualquier generación futura. En su lista se
incluían factores tales como la menor duplicación del esfuerzo
misionero, el aumento de la cooperación y la planeación intencional,
y una larga serie de interesantes ideas.
Johnson predijo, con la presentación de datos estadísticos para
respaldar sus afirmaciones, que a menos que Dios abriera un camino
para unir estos proyectos independientes de una manera mucho más
centrada, al terminar la próxima década todavía habría el mismo
número de pueblos no alcanzados que había actualmente. La peor
noticia fue que aquellos grupos no alcanzados serían aún más
grandes en población, con una mayor cantidad de personas para ser
evangelizadas. Tengamos en cuenta que esta reunión se llevó a cabo
en 1999. Podemos decir con tristeza, aquí en nuestros días, que
Todd Johnson tenía la razón.
Aunque el balance del Dr. Johnson era comprensiblemente
negativo, encontré que mi corazón se regocijaba de cómo Dios había
guiado a Cada Hogar para Cristo a establecer El Centro Jericó, el
cual en aquella época pronto se convertiría en una bendita realidad.
Sentí que Dios usaría estas instalaciones para ayudarnos, aunque
sólo de manera modesta, en esta causa de unir a los ministerios y de
comenzar a revertir estas tendencias. Nuestro lema para el centro es
simplemente: “¡Las murallas caen donde se une el Cuerpo de
Cristo!”.
El centro Jericó, que ahora celebra casi una década de servicio, se
ha comprometido a acoger los encuentros de varias entidades
participantes que deseen formar parte de alianzas estratégicas para el
evangelismo y el discipulado. También sirve para saturar estos
proyectos con adoración e intercesión continua. Pero, ¿qué se
requiere para que ocurra una cooperación y una alianza mucho
mayor a nivel mundial?
Es cierto que existe hoy en día cierto número importante de
alianzas misioneras, pero ¿podría ocurrir mucho más a gran escala?
Si es así, ¿cómo? Para mí, aquí está en juego el destino de las
naciones. Creo que un componente clave podría hacer la diferencia.
Ese componente es el tema de todo este libro: la adoración
intercesora.

Un componente estratégico
Creo que la adoración intercesora bien podría marcar la
diferencia entre cumplir o no la Gran Comisión que Cristo le dejó a
su Iglesia.
Por esta razón, un objetivo fundamental del Centro Jericó es
mantener las 24 horas una cobertura de adoración intercesora por los
encuentros estratégicos que se llevan a cabo en el centro, así como
por los planes que resulten de ellos. No se sabe si esta estrategia de
una adoración intercesora en el sitio ha estado alguna vez
directamente relacionada con un proceso de encuentro en curso que
busque desarrollar alianzas tan arrolladoras para el evangelismo, el
discipulado y la fundación de iglesias. Creo que este espíritu de
adoración intercesora necesita ser llevado a las partes más oscuras
de nuestro planeta para elevar un manto de alabanza sobre esos
lugares a medida que el pueblo de Dios intercede continuamente por
un cielo abierto, por encima de estas naciones, para que todos
puedan recibir el conocimiento de Jesucristo.
Una parte fundamental de este deseo de tener una alabanza e
intercesión continua es la imagen bíblica del arpa y la copa, la cual
se encuentra en Apocalipsis 5:8-10 y se destaca en el primer capítulo
de este libro.
Como se dijo anteriormente, la relación de estos símbolos con la
recolección de la cosecha es seguida inmediatamente en el texto por
el pronunciamiento colectivo dirigido al Cordero de Dios mismo en
la forma de un nuevo cántico: “Digno eres de recibir el rollo escrito
y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre
compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación” (v.
9).
¿Qué tan importante es la adoración combinada con la intercesión
para completar la Gran Comisión? Meditemos de nuevo sobre estas
palabras de John Piper: “Las misiones existen porque no hay
adoración. . . . [Las misiones] son una necesidad temporal. Pero la
adoración permanece para siempre. De modo que la adoración es el
combustible y la meta de las misiones”.115
Consideremos además la paráfrasis única que hace Eugene
Peterson de la larga profecía de Isaías, al acercarse a su conclusión
en el capítulo 66:
Estoy a punto de llegar y luego reunir a toda la gente—de
toda nación, de toda lengua. Vendrán y verán mi gloria.
Estableceré un puesto de posicionamiento en el centro.
Enviaré a los sobrevivientes del juicio por todo el mundo:
España y África, Turquía y Grecia, y las islas lejanas que no
han oído hablar de mí, que no conocen nada de lo que he
hecho, ni quién soy. Los enviaré como misioneros para
anunciar mi gloria entre las naciones (Isaías 66:18-19, THE
MESSAGE).
Personalmente, al leer esta paráfrasis veo un enorme ejército de
una nueva orden de misioneros (algunos la consideran “misioneros
intercesores”) que surgirán en los próximos días. Estos misioneros
declararán la gloria de Dios y levantarán un manto de alabanzas en
todas las naciones. En términos prácticos, los ministerios como Cada
Hogar para Cristo y Proyecto Lucas 18 en Kansas City ya están
desarrollando programas específicos a fin de equipar a estos
misioneros intercesores para esta tarea, y para que puedan ver que la
“adoración intercesora permanente” llegue a las naciones más
oscuras y más difíciles de evangelizar.
Este nuevo tipo de misionero debe ser capacitado y enviado a esas
naciones porque creemos que los niveles de intercesión y adoración
deben aumentar para hacerle frente a las fuerzas malignas que obran
en esas regiones oscuras. Estos “misioneros intercesores” tendrán la
responsabilidad principal de ver que surjan de manera continua
“oraciones saturadas de adoración” sobre todo para cubrir a los
obreros nacionales y a la Iglesia en general, a medida que busquen
discipular a las naciones.
Veo muchos equipos de misioneros intercesores que trabajen en
conjunto con los creyentes nativos ayudándoles a asumir el
liderazgo en el mantenimiento de tal adoración. Así podrán
establecer Centros de Oración y Adoración en esas regiones infieles
y se esforzarán por apoyar a la iglesia local a través de la adoración,
el estímulo, y otras vías prácticas de apoyo.
Observemos de nuevo la frase en el pasaje de Isaías 66 citado
antes: “Estableceré un puesto de posicionamiento en el centro” (v.
19). ¿Podrá ser que los centros de la adoración intercesora continua
serán claves para crear cielos abiertos sobre esos lugares oscuros de
modo que los trabajos del evangelismo y el discipulado se puedan
acelerar significativamente? Le dije recientemente a un amigo: “¡Me
gustaría ver que eso suceda sólo para ver qué pasa!”.
Por lo tanto, el objetivo general de estos programas de formación
es capacitar y enviar misioneros intercesores e interculturales hasta
por dos años (o más), para establecer este tipo de centros con la
ayuda de los creyentes del lugar. Entonces harán alianzas con
iglesias locales para ver a todos los cristianos de la zona
discipulados en su identidad principal como adoradores de Dios,
viviendo para la gloria de Dios y luego llevando aquella identidad a
sus barrios y pueblos a fin de reunir una cosecha aún más grande de
fieles al ganar las multitudes para Cristo.

Las puertas del cielo


Con todo esto en mente, regresemos al tema general de la segunda
parte de este libro: las reformas de la adoración relacionadas con la
restauración en los últimos días del Tabernáculo de David. Estoy
totalmente de acuerdo con la relación que hace Mike Bickle de la
adoración intercesora con el cumplimiento de la Gran Comisión.
Bickle pregunta:
¿Qué significa la restauración del Tabernáculo de David para
la Iglesia de hoy? Creo que significa mucho más que la
incorporación de la adoración y la oración sacerdotal que se
practicaba ante el tabernáculo davídico. Creo que señala el
camino para que nosotros nos volvamos una Iglesia
apostólica unida y victoriosa que camine en un amor maduro
y siegue la gran cosecha en todas las naciones.116
Kevin Conner, cuyo estudio profundo sobre el Tabernáculo de
David me ayudó muchísimo en el desarrollo de estas ideas, también
está de acuerdo. En su libro El Tabernáculo de David, Conner
ofrece la siguiente observación final:
Se concluyó nuestro estudio. Bajo el derramamiento del
Espíritu Santo en la Iglesia primitiva, tanto en los judíos
como en los gentiles, Jacobo, mediante una palabra de
sabiduría citó la profecía de Amós sobre la construcción del
Tabernáculo de David. El propósito entero de ello fue
motivar la llegada de los gentiles. Los gentiles no debían
estar bajo la Ley, es decir, en el Tabernáculo de Moisés bajo
el Antiguo Pacto. Debían llegar basados en la gracia, es
decir, al Tabernáculo de David que era un símbolo del Nuevo
Pacto. En este tabernáculo, los judíos y los gentiles serían
uno en Cristo basados en la gracia, apartados de las obras de
la Ley y las ceremonias del Pacto de la Ley.117
Pensemos que todo esto puede ocurrir durante nuestra vida
presente. ¿Podría ser que mucho de lo que he sugerido en este
capítulo sea realmente posible? ¿Y pronto?
Recordemos aquellos encuentros de los que hablé anteriormente.
Uno se pregunta qué podría ocurrir si todos estos encuentros
estratégicos y sus alianzas resultantes estuvieran bañados en
adoración continua (invitando la presencia suprema de Dios) y la
intercesión continua (suplicando el poder sobrenatural de Dios). ¿No
podríamos ver realmente completada la Gran Comisión?
Imaginémonos además que cada encuentro saturado de Dios
tuviera un mismo objetivo primordial: La agenda de Dios para cada
organización o ministerio, a medida que nos unimos colectivamente
en una sola entidad para honrar a Cristo en todas partes. ¿Podemos
imaginarnos a los ministerios y las agencias misioneras de todo tipo
(y a sus líderes) poniendo sus planes, egos y ambiciones delante del
Señor para ver cumplidos sus propósitos a medida que se unen
realmente sus hijos?
Creo que una de las claves principales para que esto ocurra es la
adoración intercesora. ¿La vamos a reconocer y a usar? ¿Podría tal
clave proporcionar lo que hemos estado sugiriendo en la segunda
parte de este libro? ¿Está listo el Cuerpo de Cristo para abrir las
puertas del cielo y liberar un bautismo mundial de la gloria de Dios
a través de un movimiento de adoración intercesora que restaure el
Tabernáculo de David, “para que el resto de la humanidad busque al
Señor” (Hechos 15:17, NTV)?
¡El alcance de todo esto es obviamente arrollador! ¡Imaginémonos
al “resto de la humanidad” encontrando al Señor en estos últimos
días! Por supuesto, para que ocurra cualquier cosa parecida a esto
necesitamos llevar el evangelio a los que nunca lo han escuchado.
Yo diría que esto es totalmente posible. El objetivo de la década
actual de Cada Hogar para Cristo es, por ejemplo, trabajar con el
Cuerpo de Cristo a nivel mundial para alcanzar a por lo menos 500
millones de hogares (familias) con la buena nueva del amor de
Cristo. Esto significa un promedio de unos 50 millones de hogares
evangelizados al año. Si es cierto el promedio mundial estimado de
personas por hogar (entre cuatro y cinco), esto significa que el
evangelio estará al alcance de casi 2.5 miles de millones de
personas. Al momento de imprimir este escrito, 143 millones de
hogares han sido visitados en sólo los últimos 24 meses, es decir,
que la meta está fácilmente al alance.
Consideremos además el número notable de personas que
responden a estas campañas. (Cada Hogar para Cristo incluye una
tarjeta de decisión/respuesta con cada mensaje dado del evangelio).
Sólo durante los últimos 12 meses, más de 13 millones de respuestas
han sido objeto de seguimiento con cursos bíblicos como resultado
de estas campañas. Esto corresponde a 13 millones de personas que
expresan interés de conocer a Cristo en sólo un año. Además, se
están sembrando iglesias nuevas en esos pueblos donde
anteriormente no había ninguna feligresía. Me referí a estas
anteriormente como “Grupos de Cristo”. Se estimulan estas nuevas
feligresías para que vayan a los pueblos y barrios cercanos para
multiplicarse. Más de 22.000 nuevas comunidades de iglesias fueron
sembradas durante el período de 12 meses más reciente a través de
campañas intensivas en los pueblos.
Junto con estos acontecimientos, imaginémonos otras campañas
de organizaciones como Juventud Con Una Misión (JUCUM),
Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo con su estrategia de la
película Jesús, y otras iniciativas de plantación de iglesias
confesionales como los bautistas de la convención del sur y las
Asambleas de Dios, y una serie de otros grupos; todos unidos en un
ambiente de adoración intercesora alegre y mantenida por
ministerios como la Casa Internacional de Oración y sus cientos de
afiliados, el Centro Jericó con sus miles de “Murallas de Oración” a
nivel mundial, y el Movimiento de Oración Juvenil 24/7 del Reino
Unido que ahora funciona en decenas de países.
A medida que nos imaginemos esta empresa unida para la cosecha
podemos comenzar a entender la alegría que el cielo debe estar
experimentando entre los pueblos del mundo. Creo que la adoración
davídica alegre y exuberante va a ser fundamental para todo esto.
No hay duda de que el cielo debe estar contentísimo de que cada vez
más personas sean alcanzadas para Cristo. ¡Creo personalmente que
los ángeles se están volviendo locos!
Este es en realidad un momento emocionante para estar vivos. Es
un tiempo para poner nuestra mira en terminar la tarea de la
evangelización mundial. Es un tiempo propicio para transformar
nuestras familias, ciudades y naciones. Pero no perdamos nuestro
objetivo máximo en el proceso. John Piper lo mantiene vivo ante
nosotros cuando escribe:
Toda la historia se está moviendo hacia una gran meta, la
adoración al rojo vivo de Dios y de su Hijo entre todos los
pueblos de la tierra. Las misiones no son esa meta. Son el
medio. Y por esa razón es la segunda actividad más
importante del mundo.118
¡No olvidemos lo primero (la adoración), y seguramente vamos a
tener éxito en lo segundo (el cumplimiento)! A medida que
procesemos estas realidades y reformas claves de la adoración y
comencemos a abrazar y aplicar la adoración davídica de manera
personal y colectiva, veo ríos proféticos de transformación que
comienzan a fluir en nuestros barrios y países. Es hora de mojar
nuestros pies. Demos el paso decisivo.

108 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centros de
Literatura Cristiana, 2010).
109 Íbid.
110 Jack Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág. 129.
111 Íbid., pág. 130.
112 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 59.
113 Íbid., pág. 79.
114 John Piper, Let the Nations Be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 40.
115 Íbid., pág. 1.
116 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (Julio/Agosto 2000),
pág. 22.
117 Kevin J. Conner, The Tabernacle of David (Portland, OR: City Bible
Publishing, KJC Publications, 1976), pág. 253.
118 Piper, Let the Nations Be Glad!, pág. 15.
Tercera parte: Los Ríos
18. Dé cabida a mi gloria. Primer río: El río de la intimidad
La dimensión profética de la
adoración intercesora

Por décima vez, Dios me susurró al corazón: Dé


cabida a mi gloria.
Sabía que era la décima vez porque estaba contando. Ahora era
pasada la medianoche y tenía pocas esperanzas de dormir. No tenía
ni idea que pronto estaría sumergido en el ámbito de la respuesta
profética en la adoración. No me gustaban en ese momento de mi
vida las nociones e ideas “proféticas”, y dudo que jamás haya
escuchado el término “adoración profética” antes de esta
experiencia. También me di cuenta de que algunos segmentos
importantes del Cuerpo de Cristo cuestionaban a algunos de los que
hacían hincapié en el ministerio profético.
Mi viaje en esta dimensión de la adoración había comenzado en
realidad varios meses atrás cuando recibí la invitación para hablar en
una conferencia en Texas ante un grupo grande de estudiantes
universitarios. Los organizadores de la conferencia esperaban que
asistieran más de 5.000 jóvenes en edad universitaria representando
a casi todas las universidades principales de Estados Unidos, así
como a varias universidades extranjeras. Me sorprendí al ser
invitado, sobre todo cuando vi la lista de los otros 10 conferencistas,
todos los cuales eran muy conocidos. La mayoría tenían ministerios
de radio o televisión y eran conferencistas muy apreciados.
Me pidieron que guiara varias reuniones más pequeñas de oración
en las tardes durante la conferencia, y que hablara durante las tres
sesiones plenarias. Se había reservado un salón del hotel para tal
efecto. Los organizadores me advirtieron de antemano que las
sesiones de oración tal vez sólo contarían con la presencia de un
pequeño número de participantes, pero que era vital proporcionar
una cobertura de oración por la conferencia. Tuve el honor de
aceptar la invitación.

Susurros en la noche
Preparé tres enseñanzas con sus guías de trabajo correspondientes
para mis presentaciones en las sesiones plenarias, cada una basada
en la lección anterior. El tema general era, “Cómo ser un
movilizador de la oración”. La primera y la segunda lección eran
introductorias de la tercera, la cual sentí que era la lección más
importante. La hoja de trabajo de la tercera lección incluía una
porción de la enseñanza de “cómo hacerlo”, un detalle que enfatizo
debido a los susurros repetidos durante la noche: ¡Dé cabida a mi
gloria!
Estaba emocionado por predicar estos mensajes porque sentí que
los estudiantes podían usar esa información para movilizar a otros a
orar cuando regresaran a sus instalaciones. También me di cuenta de
que tendría un público cautivo porque a todos los participantes se les
exigía asistir a las tres reuniones plenarias. Sentía que a medida que
construía una lección sobre la otra, estos 5.000 líderes estudiantiles
estarían mejor dotados para ser movilizadores de la oración.
Para despertar el interés distribuí intencionalmente todas las tres
hojas de trabajo en la primera sesión, en lugar de repartir una lección
por sesión. Quería abrirles el apetito a los estudiantes para recibir
mayor enseñanza al mostrarles los diferentes esbozos con muchos
espacios en blanco para “completar” los apuntes.
Después de la primera lección me sentí animado por el aumento
en el número de estudiantes que asistieron a las reuniones
opcionales de oración. La asistencia aumentó de un puñado el
primer día, a 200 el segundo. El número aumentó aún más el tercer
día.
Mi sesión plenaria final iba a ser a la mañana siguiente y yo iba a
ser el primero de varios oradores. Dios me visitaría la tercera noche
de una manera muy peculiar. Pero antes de ello, había algo único
que Él me mostraría aquella tarde.
El tiempo de oración fue programado para las dos últimas horas.
Comenzamos a buscar a Dios después de unos instantes
introductorios. Luego, alrededor de una hora en la reunión, sentí la
impresión de pasar de mi posición de rodillas a estar postrado en
tierra ante el Señor. No hice ningún intento de animar a otros a hacer
lo mismo.
Estuve en esa posición por casi una hora. Pronto comencé a llorar
y podía escuchar a otros que lloraban también. Había en el salón un
quebrantamiento profundo.

Un vientre de gloria
Me senté finalmente y miré a mi alrededor, sorprendido. Cada
persona estaba sobre su rostro en oración sin ser dirigidos por mí.
Sentí que el Señor decía: Este es el vientre de mi gloria. Un vientre,
desde luego, es el lugar donde se concibe la vida. La vida finalmente
nace desde un vientre hacia su plenitud.
Siguió otra impresión: Lo que ves hoy aquí es lo que añoro que
haga mañana todo el grupo. Deseo transformar todo el centro de
convenciones en un vientre de mi gloria.
Entonces pensé en oración: Eso suena bien, Señor, pero ¿cómo va
a ser posible?
Esta fue una de esas preguntas en oración de las que no
necesariamente se espera una respuesta inmediata. Incluso me
pregunté si me estaba imaginando todo esto. ¿Cómo podía ocurrir lo
que sucedió tan espontáneamente con sólo algunos cientos de
personas en el entorno de una plenaria con miles de personas y
muchos conferencistas invitados, cada uno con un ardiente mensaje
en su corazón?
Cuanto más pensaba al respecto, más concluía que era sólo una
ilusión. Mi mente seguía regresando a mi mensaje final para aquella
mañana. Pero primero pasaría aquella larga noche en blanco con el
repetido “susurro” del Señor.

El susurro de Dios
En cuanto Dee y yo nos retiramos para irnos a dormir, mi esposa
percibió mi inquietud. Sin embargo, como es costumbre para Dee,
ella se quedó dormida profundamente en segundos mientras yo daba
vueltas en la cama.
Para mí, era imposible conciliar el sueño. Traté de hacer todo lo
imaginable. Estoy seguro de que conté ovejas y pronuncié
bendiciones hasta que perdí la cuenta de lo que estaba contando.
Finalmente le pregunté al Señor: “¿Por qué no puedo dormir cuando
me veo frente una tarea tan importante?”.
Entonces escuché el susurro de Dios que me decía: ¡Dé cabida a
mi gloria!
Yo respondí: “Oh, Dios, ¿eres Tú?”.
Escuché de nuevo las palabras: ¡Dé cabida a mi gloria!
“¿Cómo, Oh Dios? ¿Qué quieres decir?”. —le pregunté con
preocupación.
Él me respondió con la misma declaración: ¡Dé cabida a mi
gloria!
Yo insistí: “¿Cómo puedo darle cabida a tu gloria?”. Realmente
no tenía ni idea qué quería Dios que yo hiciera.
Luego le dije desesperadamente: “¡Muy bien, Dios! ¡Voy a hacer
lo que Tú digas!” (dije esto después de escuchar la misma impresión
10 veces).
Todavía no tenía ni idea qué era lo que Dios quería que yo hiciera,
pero Él pareció honrar mi pequeño paso de fe. De pronto me
preguntó: ¿Alguna vez has escuchado una enseñanza bíblica mejor
que las que has escuchado durante estos últimos dos días?
No estaba seguro a dónde iba todo esto, pero le dije: “No, Señor,
no puedo recordar haber sido más inspirado por una enseñanza que
en esta reunión”. Recibí, de hecho, una de las mejores enseñanzas
que jamás haya escuchado. Tenía la esperanza de que mi enseñanza
tuviera un impacto tan grande como los mensajes de los demás
oradores.
¿Alguna vez has experimentado cantos más fervientes y alegres
que los de estos jóvenes universitarios?, —me preguntó el Señor.
Entonces respondí: “Nunca, Señor”. —Luego añadí: “¡Estos
estudiantes irradian fervor!”.
Sólo hay un problema, me dijo Dios con firmeza. En toda esta
actividad nadie se ha tomado el tiempo necesario para darle cabida
a mi gloria. He querido derramar mi gloria durante cada uno de
estos días, pero cada vez que estoy listo alguien interrumpe con otro
mensaje, canción o anuncio. Cada momento ha estado repleto de
programación.

Un llamado a no hacer nada


Antes de que yo pudiera preguntarle a Dios qué significaba todo
esto para mi intervención plenaria, Él me preguntó: ¿Le darías
cabida a mi gloria durante la última sesión de la mañana? ¿Estás
dispuesto a ir al atril y no hacer absolutamente nada? ¿Vas a estar
allí y a confiar simplemente que Yo revele mi gloria?
Quedé anonadado. ¿Qué quiso decirme con eso de “no hacer
absolutamente nada”? ¿Y qué de mi lección integral final sobre
convertirse en un movilizador de la oración? Yo había distribuido
tres conjuntos de hojas de trabajo y la tercera todavía tenía todos
esos espacios en blanco para que los estudiantes llenaran los
aspectos claves de la enseñanza. Los estudiantes estarían esperando
la enseñanza decisiva, o así lo pensaba yo.
Entonces dije, olvidando por un instante la omnisciencia y el
conocimiento previo de Dios: “Oh Dios, ¿olvidaste que mi sesión
final es la tercera de una serie de tres partes? ¡Si la salto, todos lo
notarán!”.
Pero Dios me preguntó de nuevo, antes de que yo pudiera decir
más: ¿Le darás cabida a mi gloria? Él añadió: A lo largo de esta
conferencia he estado buscando a alguien que ponga de lado sus
planes para que le dé cabida a mi gloria. ¿Le darás espacio a mi
gloria?
Ahora eran pasadas las 3 A.M., y aunque todavía no tenía certeza
de qué hacer más tarde en esa mañana le respondí con lágrimas:
“Señor, si me das la valentía, haré todo lo que sea necesario para
darle cabida a tu gloria”.

La oración líquida
Me metí en silencio a la ducha antes de la salida del sol; luego
esperé a que se despertara mi esposa. Estaba vestido y sentado en el
sofá cuando Dee se había duchado y vestido. Le pedí que se sentara
a mi lado. No pude contener las lágrimas.
“Cariño, ¿qué pasa?” —preguntó ella.
“No pude dormir en toda la noche”, le respondí. “Dios me pidió
que hiciera algo en mi sesión final y no sé cómo hacerlo”.
“¿Qué te pidió que hicieras?”.
“¡Nada!”.
“¿Qué quieres decir con ‘nada’?”, —me preguntó, confundida.
“¡Eso es—nada!”, —le respondí.
Dee me preguntó perpleja: “¿Cómo vas a hacer “nada”?”.
Sonó tonto (incluso gracioso), pero le respondí: “No tengo ni idea.
Nunca he hecho “nada” antes”.
Dee insistió: “Pero no puedes simplemente no hacer nada”.
“¡Lo sé!, pero eso fue lo que dijo Dios. Él quiere que ponga a un
lado mi tercera lección y simplemente vaya al púlpito y espere su
gloria”.
Mi esposa trató de orar por mí, pero cada vez que comenzaba a
hablar, ella simplemente comenzaba a llorar. Dee estaba sollozando.
Decidí que debía intervenir, o de lo contrario no íbamos a orar antes
de salir para el auditorio. Comencé con mis propias peticiones de
oración, y mientras lo hacía, sentí que Dios hablaba por última vez:
He escuchado hoy las oraciones de Dee.
En cuanto salimos hacia el auditorio recordé la definición única
que hizo Charles Spurgeon de las lágrimas de un creyente.
¡Spurgeon las calificó de “la oración líquida”!119

El río de la intimidad
Estaba ansioso e inseguro al caminar hacia el atril. Aquí va
“nada”, —dije pensativo. Mis intentos de obediencia aquella
mañana se complicaron aún más al ser presentado ante el inmenso
auditorio.
El maestro de ceremonias hizo hincapié en lo importante que sería
mi lección final. Procedió a “apasionar” a los estudiantes, incluso
envió a los ujieres por los pasillos con otras hojas de trabajo
adicionales en caso de que alguno hubiera olvidado las suyas. Quise
meterme a gatas en un agujero y ocultarme.
Para mi gran alivio, mientras caminaba hacia el atril Dios me dio
una simple directriz. Al menos el nada de Dios tendría cierto grado
de especificidad. Debía pedirles a los estudiantes que fueran a Isaías
6 y se arrodillaran de cara hacia adelante. Luego debía pedirles a
todos que dijeran en oración los versículos 1 al 8 en voz alta, no al
unísono sino en voz alta, cada uno a su propio ritmo. Dios quería
que todos los presentes se identificaran con la visión de Isaías de su
encuentro con Dios mismo.
La parte del nada de mi tarea vendría después de ello. De hecho,
no se requeriría nada más porque Dios estaba claramente a cargo de
todo. Ninguno de los presentes podrá olvidar lo que ocurrió durante
los siguientes 20 minutos. Los estudiantes con las Biblias en la
mano estaban arrodillados de cara hacia adelante, a medida que una
cacofonía de voces llenó el centro de convenciones. En cuestión de
segundos entendí lo que Dios quería hacer.
De repente, sin pedirlo, los estudiantes comenzaron a acudir a
raudales hacia los pasillos postrándose sobre sus rostros. El
quebrantamiento se extendió por todo el auditorio.
Finalmente, mi hora asignada ya casi estaba terminando. Me volví
para preguntarle al maestro de ceremonias qué debía hacer, pero él
estaba postrado debajo del piano, llorando. Los miembros del equipo
de alabanza también estaban esparcidos por el escenario, cada uno
postrado en profunda adoración. Cada delegado, todos los 5.000
estaban postrados, boca abajo, ante la majestad de Dios. ¡Jamás
había visto nada igual!
El río de la presencia de Dios estaba fluyendo claramente. Era,
paradójicamente, un río de gozo y deleite. Más que eso, era un río
de la intimidad. Sabía que algo estaba naciendo en esos instantes.
Llegó el deleite con la misma intensidad que generalmente le sigue a
un parto. La promesa del día anterior se hizo realidad. Todo el
auditorio se había convertido en “el vientre de la presencia de Dios”.
El salón había sido destinado para la gloria de Dios, y cuando
apareció la grieta en el embalse, fluyó la plenitud de Dios. Muchos
estudiantes permanecieron postrados sobre sus rostros hasta bien
entrada la tarde.
Al final del día nos invadió una alegría extraordinaria. Dios
simplemente había deseado que estos estudiantes se acercaran más a
Él, que interrumpieran sus planes y programas, y lo buscaran sólo a
Él. Esta experiencia me mostró que todos los ríos de sus delicias
parecen comenzar con este río de la intimidad. Es en este río que
llegamos a entender la dimensión profética de la adoración
intercesora.

Un canal de adoración
He observado durante varios años un creciente reconocimiento del
ministerio profético en el Cuerpo de Cristo. Observé muy
recientemente una apertura similar a la adoración profética, algo que
se definirá en breve. Creo que todo esto está relacionado con lo que
compartí anteriormente en este libro sobre la adoración intercesora y
en particular, sobre la restauración del Tabernáculo de David en los
últimos días.
Me limitaré a decir aquí que no mucho después de comenzar este
viaje inusual (con el ayuno de adoración de 40 días que mencioné al
principio), empecé a imaginarme los ríos de adoración profética
apasionada junto con la intercesión ferviente y enfocada que fluía
por toda la Iglesia a nivel mundial. La intercesión se saturó de
adoración y se volvió profética en su naturaleza.
Tal como compartí en el capítulo 1, el primer día de lo que sería
mi ayuno de adoración de 40 días, Dios me llamó la atención sobre
el Salmo 37:4 y la familiar promesa de que Él les concedería los
deseos del corazón a quienes se deleitaran en Él. Desde luego, lo
que yo más deseaba en ese entonces, y todavía deseo hoy en día, es
que el mundo entero pueda experimentar la alegría de conocer a
Jesús.
Cuando abrí mi Biblia en el Salmo 37:4 para leer una vez más esta
bella promesa, mis ojos alcanzaron a ver una frase del salmo
anterior y redirigí mi atención para leer esos versículos: “Todos los
seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. Los
alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber
del río de tus delicias” (Salmos 36:7-8, NTV).
La expresión “río de tus delicias” invadió mi mente los días
siguientes. ¿Cuál era ese río? ¿Qué significaba beber de ello?
¿Cómo podíamos liberar estos ríos a nuestras circunstancias diarias
así como a las naciones?
Me vinieron de inmediato a la mente varias descripciones de los
ríos que son fuentes de vida y que se mencionan en las Escrituras.
Reflexioné sobre cómo estos ríos se relacionan con la presencia de
Dios y su poder para sanar y restaurar. Sentí que Dios decía que Él
tiene varios “ríos de sus delicias” transformadores que algún día
fluirán a través de sus hijos hacia todo el mundo. Veremos en
aquellos ríos la transformación literal de los pueblos y las naciones.
Pronto me imaginé una serie de estos ríos proféticos y
sobrenaturales que eran liberados a través de las oraciones del
pueblo de Dios.
El canal que transportó estos ríos era la adoración intercesora
profética. Estaba convencido que estos ríos fluirían del movimiento
de la adoración intercesora del arpa y la copa que describí
anteriormente como fundamental para la restauración del
Tabernáculo de David a nivel mundial en los últimos días.

Los vientos de la adoración


No fue hasta hace 12 años, después de la conferencia de Texas,
que comencé a entender mejor la naturaleza profética de aquellos
momentos de darle cabida a la gloria de Dios y la relación entre
aquella experiencia y el movimiento de los “últimos días” de la
adoración intercesora.
También comprendí que debido a la naturaleza de tal adoración,
ésta se vuelve exclusivamente profética, un tema que vamos a
explorar en los capítulos restantes. Veremos cómo son liberados los
ríos de Dios, cada uno representando una correspondiente
“dimensión profética” de la adoración intercesora. Estos “ríos de
delicias” están en realidad haciéndonos señas para que nos
acerquemos y bebamos libremente.
Pero primero, ¿qué queremos decir con “la adoración profética”?
Cualquier estudio de la adoración intercesora profética debe
comenzar con una mirada en sí a la palabra “profecía”.
Tanto la palabra griega como la hebrea para “profecía” en la
Biblia significa “predicción” o “decir antes de”.120 Encontramos en
el Apocalipsis de Juan una frase que hace referencia a Cristo y al
tema de la profecía: “El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira
la profecía” (Apocalipsis 19:10). Jack Hayford explica:
La Biblia entera es producto del Espíritu Santo, que no es
sólo “el Espíritu de verdad” (Juan 16:13), sino también “el
Espíritu de profecía” (Apocalipsis 19:10). El verbo
“profetizar” (que se deriva de la preposición griega pro y el
verbo pehmi) significa “decir desde antes”. La preposición
“antes” en este uso puede significar: (1) “de antemano” y/o
(2) “antes de”. Por lo tanto, profetizar es un término correcto
para describir la proclamación de la Palabra de Dios que
pronostica los acontecimientos. También se puede describir
la declaración de la Palabra de Dios de manera directa, audaz
o desafiante ante un grupo de individuos prediciendo la
verdad y la voluntad de Dios. Por lo tanto, en ambos aspectos
la Biblia es profética: Un Libro que revela la voluntad de
Dios a través de su Palabra y sus palabras, así como un Libro
que revela el plan y las predicciones de Dios.121
Cuando hablamos de la adoración profética estamos hablando de
la profecía tal como se aplica a nuestra adoración y a través de ella.
La adoración, en este sentido, puede ser usada por Dios para
declarar lo que puede ocurrir en el futuro o simplemente para
comunicar el mensaje de su corazón.
Curiosamente, un mensaje de Dios comunicado a través de un
cantico profético puede ser llevado a los lugares celestiales ante los
“principados” y “potestades que gobiernan las tinieblas” (Efesios
6:12, RVC) para anunciar la voluntad deseada de Dios. Tal
adoración por lo tanto se convierte en un acto de guerra espiritual,
incluso cuando los cantantes están exaltando a Dios. Esta se vuelve
intercesora cuando la adoración libera el poder de Dios a las
circunstancias de los demás, por lo general al atar o al restringir
primero los poderes invisibles y oscuros.

La alabanza profética
La alabanza profética o adoración se entendían claramente en la
época de David. Jack Hayford escribe sobre esta realidad lo
siguiente:
David organizó y facilitó el apoyo para los líderes y los
ministerios musicales a fin de mejorar la adoración de Israel
después de montar el Tabernáculo en Jerusalén y anticipar la
construcción del Templo (véase 1 Crónicas 25:2-7). Los
coros y las orquestas no sólo se prepararon para cantar y
tocar con habilidad sino que también fueron seleccionados
por su sensibilidad al espíritu de la profecía.122
Observemos el equipo de alabanza que conformó David alrededor
del Tabernáculo: “David y los comandantes del ejército designaron
hombres de las familias de Asaf, de Hemán y de Jedutún para
proclamar los mensajes de Dios acompañados de liras, arpas y
címbalos” (1 Crónicas 25:1, NTV). “Proclamar los mensajes de
Dios”, con acompañamiento musical, hace referencia a la adoración
profética.
Más adelante en el pasaje nos dan los nombres de seis líderes de
alabanza que “profetizaban para dar gracias y alabar al Señor” (1
Crónicas 25:3). Luego en el versículo 7 se nos dice que muchos
otros adoradores, todos “instruidos para cantarle al Señor”,
estuvieron igualmente involucrados (incluyendo los líderes, este
equipo de adoración davídica tenía 288 integrantes).
Estos adoradores no sólo eran expertos sino que también fueron
capacitados en la adoración profética. Hayford añade:
Esta descripción revela una mezcla tanto de espontaneidad
del Espíritu Santo como de la preparación para una
presentación musical especializada. Sus profecías
involucraban más que ajustar a la música los pasajes bíblicos
existentes. Estos músicos debían esperar en el Señor para
tener inspiración, la verdad viva que encendería la adoración
y la alegría en el corazón del pueblo de Dios.123
Al sugerir que necesitamos este mismo tipo de ministerio en la
Iglesia de hoy, Hayford pregunta:
Moisés anhelaba el día en que todo el pueblo de Dios
profetizara (véase Números 11:29); ¿no deberíamos esperar
también que nuestros coros e instrumentos sirvan para
ministrar con el don de la profecía? ¿No es posible que la
restauración del Tabernáculo de David del Nuevo
Testamento nos lleve a nuevas dimensiones de alabanza y
adoración inspiradas por el Espíritu Santo?124
Creo que las respuestas a las preguntas de Hayford son un rotundo
sí y que tal adoración profética está ocurriendo con el movimiento
de la adoración intercesora del arpa y la copa a nivel mundial. Tal
como lo documenté anteriormente, este movimiento ya está
haciendo un impacto en la cosecha de almas a nivel mundial. El
salmista observó claramente la relación entre la adoración profética
y la cosecha. Él cantó: “Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te
bendigan tus fieles. Que hablen de la gloria de tu reino; que
proclamen tus proezas, para que todo el mundo conozca tus proezas
y la gloria y esplendor de tu reino” (Salmos 145:10-12).

Ancho y profundo: una palabra sobre los ríos


Creo que lo que estamos viendo hoy va culminar como un
glorioso río profético de la presencia de Dios en toda su plenitud, el
cual será liberado a través de nuestra adoración y canalizado por
nuestra intercesión. Consideremos las palabras del salmista: “Hay un
río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación
del Altísimo. Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba
Dios le brindará su ayuda. (Salmos 46:4-5).
El salmista describe un río con varias corrientes que fluyen desde
la morada de Dios. Dios mismo está en medio de la ciudad y por
consiguiente el río. Algunas personas sostienen que el río es Dios, el
flujo de su presencia misma mediante su Espíritu, razón por la cual
defino nuestro primer río en este estudio como un río de la
intimidad. ¡Entrar al río es entrar en Dios, y eso es intimidad!
Ezequiel describe igualmente un río que da vida y que posee el
poder sanador de Dios (véase Ezequiel 47:1-12). La profundidad del
río de repente aumenta cuando el profeta se introduce. Este le llega a
los tobillos y luego sube a las rodillas. A continuación, el río le llega
a la cintura. Ezequiel pronto testifica: “el río ya era demasiado
profundo para cruzarlo caminando. Había buena profundidad para
nadar, pero demasiada para atravesarlo a pie” (v. 5, NTV). El profeta
continúa: “Al volver, me sorprendió ver muchos árboles que crecían
a ambos lados del río” (v. 7, NTV).
El profeta visualiza la imagen de la vida y la salud. Él explica:
“Vivirán cantidad de criaturas vivientes por donde llegue el agua de
este río. . . .Florecerá la vida a donde llegue esta agua” (v. 9, NTV).
Varias generaciones después, el apóstol Juan recibiría su
revelación y describiría lo que algunos estudiosos sostienen que es
el mismo río del cual habló Ezequiel. Juan escribió:
Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como
el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, y corría
por el centro de la calle principal de la ciudad. A cada lado
del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas
al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud
de las naciones (Apocalipsis 22:1-2).
Si el río que fluye del trono de Dios es su presencia misma,
entonces entrar en él es entrar en el río de la intimidad con el Padre.
Cuanto más profundo nademos en ese río, mayor será la intimidad.
Mucho se ha dicho y escrito en los últimos años sobre la autoridad
de la guerra espiritual. Pero tal como dice sabiamente Alice Smith,
una respetada autora sobre la adoración y la intercesión: “Nuestra
autoridad en la guerra jamás excederá nuestra intimidad en la
adoración”.125
El río de la intimidad es la fuente donde comienzan todos los
demás ríos del poder transformador de Dios. Para permanecer en su
corriente uno necesita responder diariamente a la exhortación de
Dios: Dé cabida a mi gloria.

119 Charles H. Spurgeon, Twelve Sermons on Prayer (Grand Rapids, MI: Baker
Book House, 1971), pág. 14.
120 Jack W. Hayford, ed., Spirit-Filled Life Bible (Nashville, TN: Thomas Nelson,
Inc., 1991), pág. 1424.
121 Íbid.
122 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Ventura, CA: Regal, 2000), pág. 163.
123 Íbid., pág. 164.
124 Íbid.
125 Alice Smith, conversación con su esposo, Eddie, Washington, DC, 7 de febrero
de 2002.
19. El encuentro de la caracola. Segundo río: El río de la suficiencia
La dimensión posicional
de la adoración intercesora
El Tíbet corona el mundo, un lugar alto en más de un
sentido. Aunque el Tíbet es una tierra de misterio e
intriga, asolada por la pobreza y la superstición
religiosa, un pequeño riachuelo de la presencia
sanadora de Dios comenzó a fluir a través de esta tierra
históricamente budista. Todo comenzó con un
encuentro profético de adoración en una caracola
sagrada en Lhasa, Tíbet.
El encuentro de la caracola fue un acontecimiento que tuvieron mi
amigo Mark Geppert y un grupo de intercesores de adoración que
fueron con él al Tíbet en agosto de 1998. La confrontación ocurrió
allí, en el famoso templo de Jokhang.
La experiencia única de Mark nos introduce en la dimensión
posicional de la adoración intercesora profética. En pocas palabras,
la adoración intercesora tiene la capacidad de posicionar al pueblo
de Dios en un lugar especial de autoridad profética. Cuando se
ejerce esa autoridad comienza a disminuir algo de la influencia
satánica de una ciudad, región o nación entera. Eso es lo que creo
que ocurre en el Tíbet, el lugar de nacimiento del Dalai Lama y el
budismo tibetano.

Un perro de caza chino


Mark llevó a su grupo al Tíbet para orar en el Palacio de Potala (el
hogar del Dalai Lama, que en realidad vive en el exilio en
Dharamsala, India) y en el templo de Jokhang, el centro del todo el
budismo tibetano. También esperaban distribuir una gran cantidad
de literatura evangelística como lo habían hecho en viajes anteriores.
Mark y su grupo habían desarrollado una estrategia de oración
única durante visitas anteriores al Tíbet (y a otras partes en Asia).
Mark había conocido al hermano chino, Hubert Chan, en Singapur,
varios años atrás, y juntos habían desarrollado esta manera inusual
de trabajo, especialmente en lugares difíciles como el Tíbet. Mark
actuaría como una “distracción extranjera” mientras que Hubert se
convertía “en un perro de caza chino”. ¿Qué significaba esto?
Trabajaban de la siguiente manera: Como Mark es un extranjero
blanco, los lugareños lo observaban detenidamente con mucha
curiosidad. Hubert, por otra parte, al ser de raza china, se integraba
en las culturas de Asia. De modo que, mientras Mark esperaba fuera
del templo de Jokhang (en realidad con la esperanza de llamar la
atención), Hubert entraba y buscaba al “hombre fuerte” de aquel
templo.
Mark describe al “hombre fuerte” como la persona que, a través
de las influencias espirituales controla la población de una región
geográfica o parece tener la autoridad inusual sobre esa área. El
grupo de Mark aprendió a discernir espiritualmente quiénes son
estos individuos.
Su estrategia consistía en orar en persona por ese líder siempre
que fuera posible (obviamente con el permiso de la persona) e
incluso ungirlo o ungirla con aceite. Según Mark, fue increíble la
frecuencia con la que le concedieron dicho permiso.
Mark está convencido de que a medida que los miembros del
equipo “sujetan las manos de un hombre fuerte” y oran, comienza
una especie de fluir del Espíritu Santo. Aunque el hombre fuerte no
es consciente de todo lo que está sucediendo, Mark siente que esta
oración tiene la capacidad de refrenar la actividad demoníaca del
hombre fuerte, lo cual puede romper el poder mediante el cual él o
ella influyen en esa área. Según Mark, esto es algo que ellos han
visto suceder con notable éxito en varios lugares de Asia.

Entretener a las tropas


Con esta estrategia en mente, Mark y Hubert y su grupo llegaron
al templo de Jokhand en Lhasa, en un día templado de verano, en
agosto de 1998. Mark, como de costumbre, “entretuvo a las tropas”
(llamando la atención de las autoridades de la policía), mientras que
Hubert consiguió entrar desapercibido al templo para encontrar al
“abad superior”, el segundo hombre al mando después del exiliado
Dalai Lama.
Hubert encontró pronto al abad y le dijo que su grupo había
escuchado que él estaba enfermo (lo cual era cierto), y que un
“hombre gordo y piadoso de Occidente” había venido a bendecirlo.
El hombre gordo y piadoso, desde luego, era Mark Geppert. El abad
se conmovió por las palabras de Hubert e invitó al equipo a pasar
más adelante.
Fue un momento muy significativo. Casi de inmediato el abad
aceptó recibir al grupo entre la caracola, un artefacto venerado que
está incrustado en el piso del templo de Jokhang, y el Buda Jowo
Sakyamuni (la estatua de Buda más antigua y venerada en el Tíbet).
Esta última fue llevada allí desde China hacia el año 639 d.C. por la
esposa del rey Songsten Gampo, la princesa Wencheng.
En cuanto a la caracola, Mark explica que los devotos budistas
llegan de todas partes del Tíbet y del mundo para postrarse ante ella.
Muchos se inclinan de tal manera que su frente toca la caracola.
Mark nos informa: “He visto algunos fieles budistas que se sacuden
violentamente y ponen los ojos en blanco mientras se inclinan ante
la caracola. Es aterrador”.
Mark me contó también que la importancia de la caracola en el
templo de Jokhang proviene de una leyenda antigua, de las cuales
hay muchas. Según esta, la princesa Wencheng arrojó esta misma
caracola a lo que era el lago Wothang en Lhasa y, de repente, se
levantó la tierra. Por lo tanto, ella decidió construir un templo para
su preciado Buda en el lugar donde la tierra se levantó.
Respecto del Buda Jowo Sakyamuni, no cabe duda de la
importancia de esta estatua para los budistas tibetanos. Esta reliquia
que representa a un Buda de 12 años de edad simboliza el inicio del
firmemente establecido budismo en el Tíbet. Hasta el momento de la
llegada de la estatua se había rechazado el budismo en el Tíbet, a
pesar de que todos los demás países de la región ya habían abrazado
mucho sus principios. El Tíbet se convirtió pronto en la más gran
fortaleza mundial del budismo, aunque se había resistido antes a la
religión. De hecho, poco después de que la princesa Wencheng
llevara la imagen de Jowo Sakyamuni al Tíbet, el rey Gampo llegó
al punto de aprobar una ley que hace ilegal no ser un budista en el
Tíbet.126
De alguna manera, esta estatua era (y sigue siendo) una fortaleza
en sí misma. Con su llegada en el siglo VII, trajo el trono mismo del
budismo mundial al Tíbet. El grupo de Mark se presentó ante este
famoso Buda Sakyamuni más de 1.300 años después, justo a
algunos pasos de la caracola sagrada. Venían preparados para
participar en la adoración intercesora profética.

La unción del abad


Hay un espacio de 3 metros entre la concha incrustada y el Buda.
Ambos se alojan profundamente en el templo de Jokhang. Fue en
este pequeño espacio donde el abad invitó al grupo de Mark. Este
preguntó por medio de un intérprete si el abad les permitía ungirlo
con aceite. El abad estuvo de acuerdo.
Mark entonces ungió al anciano budista con aceite y oró. Él
recuerda las palabras exactas con que comenzó su oración:
“¡Tomamos la autoridad sobre todo lo que concierne a usted en el
nombre del Señor Jesús!”. Después de añadir una bendición
adicional pidiéndole a Dios que tocara el cuerpo del abad, Mark le
hizo entrega de literatura sobre Jesús en el idioma tibetano. Esta fue
probablemente la primera vez que al hombre jamás había tenido de
conocer acerca del nombre de Jesús.
El abad se sintió tan conmovido por este acto que abrió el gran
grial encadenado de 4.5 metros de ancho (una puerta sagrada) que
cubría la entrada al Buda. A continuación dio paso al grupo de Mark
a la presencia del tesoro más grande del budismo tibetano, el Buda
Jowo Sakyamuni—.
Mark no tiene ni idea de cuántos millones de personas en todo el
mundo lo adoran directamente o están influenciados por fuerzas
demoníacas conectadas con este Buda y la caracola. Él cree que
estas fuerzas tienen un impacto directo sobre los movimientos de la
Nueva Era y el budismo tibetano en todo el mundo.
Sorprendentemente, el abad principal del templo de Jokhang le
permitió al grupo de Mark estar en este mismo lugar para exaltar a
Cristo. Todos ellos experimentaron lo que he llegado a denominar la
dimensión posicional de la adoración intercesora. Se situaron en el
corazón de la batalla.

La construcción de un trono
Según Mark, el camino alrededor del Buda del 1.5 metros de
altura era lo suficiente ancho para que su grupo de 20 personas
formara un círculo completo. El abad se fue, dejándolos solos en la
pequeña capilla durante 30 minutos. El equipo de adoradores
rodearon el Buda y cantaron himnos antiguos tales como “Hay
poder en Jesús” y “Sólo de Jesús la sangre”. También cantaron el
coro inspirador de Paul Kyle, más como una directriz profética que
como una canción:
Cristo te exaltamos,
Te proclamamos Rey.
Hoy Señor te ensalzamos
Con alabanza y loor.
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Ven y toma Jesús tu lugar.127
A medida que el grupo cantaba todos sintieron una entronización
sobrenatural de la presencia de Dios dentro del recinto. A su juicio,
lo que cantaban sucedía realmente. El grupo terminó ungiendo al
Buda Sakyamuni con aceite, incluso mientras alababan. Mark dijo
que la estatua quedó empapada de aceite.
Salieron del templo de Jokhang y en menos de 30 minutos
distribuyeron por lo menos 2.000 mensajes sobre Jesús en el idioma
tibetano. Mark le preguntó primero a un policía si esto era
permitido. Una vez que el agente se aseguró de que la literatura no
mencionaba al Dalai Lama (y sobre todo que no contenía su foto),
les permitieron distribuir libremente la literatura. El policía incluso
se ofreció a ayudar a distribuir los folletos. (Las autoridades chinas
que ejercen el control en el Tíbet consideran al Dalai Lama como
una amenaza política importante. Incluso su foto se considera como
contrabando y por lo tanto es ilegal). Mark y el grupo estaban
seguros de que su adoración intercesora y su estrategia de ungir al
hombre fuerte, el abad, ya estaban surtiendo efecto.
Eso fue sólo el comienzo de este riachuelo de la sanidad de Dios.
Muy pronto, el riachuelo se convertiría en una corriente de la
bendición de Dios.

El lenguaje de las lágrimas


Mark regresó a Lhasa dos meses después con otro grupo. El grupo
fue al famoso monasterio de Sera, uno de los dos monasterios de
Gelugpa más importantes en Lhasa, además de visitar otros lugares.
La orden de Gelugpa, una rama del budismo tibetano, es la orden
principal relacionada con el Dalai Lama. (Al igual que con otras
religiones, incluidas el cristianismo y el islam, el budismo tiene sus
ramificaciones o confesiones).
Mark se quedó sentado solo en un banco de madera adorando a
Jesús en silencio frente a un gran Buda de piedra mientras que el
resto del grupo fue en diferentes direcciones. Aquella oración
calmada no estaba fuera de lugar en la cultura tibetana, en donde la
meditación y la reflexión son la norma. Había un monje sentado
cerca de Mark leyendo sus oraciones. El monje sostenía una baldosa
con inscripciones antiguas de oraciones budistas escritas en
sánscrito. Mark comenzó a orar por el monje, pidiéndole a Dios una
puerta abierta para compartir con él sobre Cristo. El desafío más
grande para Mark era la barrera del idioma. No hablaba tibetano y
estaba seguro que el monje no hablaba inglés.
Entonces Mark tuvo una idea. Sacó de su bolsillo un mensaje del
evangelio en tibetano y lo sostuvo delante suyo de la misma manera
que el monje sostenía su baldosa. Por su puesto, Mark no podía leer
ni una palabra del folleto pero conocía su mensaje: Hablaba de cómo
Dios tuvo un único Hijo, Jesús, que vino a vivir entre los hombres
para sacrificar su vida de modo que todo aquel que creyera pudiera
tener vida eterna. Este mensaje sería completamente extraño para un
budista tibetano.
La estrategia de Mark dio sus frutos. Pudo ver de reojo que el
devoto budista miraba intensamente su folleto. El monje estaba
interesado porque podía ver que estaba en su idioma; y, como lo
explica Mark, la mayoría de los lectores tibetanos creen que
cualquier cosa escrita en su “idioma supremo” debe ser un mensaje
de Dios. Mark le ofreció el folleto al monje al observar su interés.
Sorprendentemente el monje cambió su baldosa por el folleto y
comenzó a leerlo en oración como había estado leyendo la baldosa
sólo unos momentos antes. De repente el monje cerró el folleto y
comenzó a llorar. Mark percibió lo que estaba pasando. Se dio
cuenta de que el hombre acababa de leer la parte sobre “hacer la
oración del pecador”. Estaba seguro de que el monje acabada de
hacer esa oración.
Ahora Mark también estaba llorando. Abrazó al monje, quien
apoyó su rostro sobre el hombro de Mark. Fue una escena inusual,
ciertamente el único encuentro de este tipo que haya ocurrido en ese
monasterio. Los dos hombres intercambiaron el lenguaje de las
lágrimas durante varios minutos.

Las bases para un milagro


El río de la presencia de Dios estaba, sin lugar a dudas,
comenzando a fluir, y estaba a punto de ser liberado de maneras que
Mark jamás se habría imaginado. Una figura de autoridad china que
permanecía en la sombra observaba detenidamente al monje en esos
momentos. Había observado al extranjero blanco orando, y al monje
meditando. Había notado el intercambio del folleto y la muy inusual
demostración de emociones. Los tibetanos simplemente no se
abrazan en público, y mucho menos mientras lloran.
Cuando Mark recobró la calma alzó la mirada para ver a un
hombre alto y bien vestido que se acercaba. No era un tibetano sino
un chino de la etnia Han. El corazón de Mark se aceleró. Se
preguntó si estaba a punto de ser expulsado del país.
Sin embargo, Dios tenía en mente algo diferente. El grupo de
adoración intercesora que ungió al abad y la estatua de Buda dos
meses atrás habían sentado las bases para un milagro.
“Gracias por atender al monje”, —le dijo en inglés el alto hombre
chino.
Su gentileza sorprendió a Mark, quien esperaba una reprimenda,
no un cumplido.
Mark respondió recobrando el aliento: “De nada, señor”. No
estaba seguro de qué decir a continuación.
“¿Puedo saber quién es usted?” —preguntó el funcionario chino
con una voz amistosa.
“Por favor no se ofenda”, —le dijo Mark, “pero primero, ¿puedo
saber quién es usted?”.
Mark había aprendido a ser discreto en momentos como estos. No
debía decir demasiado hasta saber quién hace las preguntas y por
qué.
El hombre mostró su tarjeta de presentación oficial, la cual reveló
que era el director del Servicio de Salud Pública de todo el Tíbet. El
hombre representaba al gobierno de China en Pekín.
Mark se presentó como el líder de una pequeña fundación en los
Estados Unidos, sin explicar que el enfoque principal de esta
fundación era la oración. Quedó sorprendido aún más por la
siguiente pregunta del director sanitario.
“¿Su fundación estaría interesada en participar en un proyecto de
salud para el Tíbet?”.
Para entonces, varios de los miembros del grupo de Mark se
habían reunido y estaban escuchando. “Sí, nos gustaría”, —
respondió Mark en representación del grupo.
El director sanitario le preguntó: “¿Qué tipo de proyecto de salud
le gustaría hacer en el Tíbet?”.
Mark no tenía ni idea qué sugerir, así que simplemente respondió:
“Usted es el director. ¿Por qué no me recomienda un proyecto y
nosotros veremos si podemos ayudar?”.
Mark esperaba que el proyecto implicara algo que se mantuviera
dentro de las posibilidades para su pequeño ministerio, o quizás
fuera alguno que Dios pudiera usar para ayudar a su grupo a servir
como catalizador para otros. El misionero estadounidense y el
funcionario chino acordaron reunirse de nuevo aquella noche en el
hotel donde se alojaba el grupo para discutir un proyecto específico.
Un río de suficiencia
La reunión se llevó a cabo aquella noche como estaba previsto. El
director sanitario llegó con los representantes del Hospital Regional
del Pueblo del Tíbet. El personal del equipo del director sanitario ya
había formulado una idea que quería proponer en las pocas horas
entre el encuentro de Mark con el director sanitario y la reunión esa
noche. Sugirieron que el grupo de Mark considerara hacer una
alianza con ellos para ayudar a identificar y suplir las necesidades de
los niños con trastornos cardíacos en el Tíbet. El proyecto se
llamaría: “Estudio y tratamiento de la enfermedad cardíaca
congénita en los niños de la región autónoma del Tíbet”.
El objetivo del barrido incluiría examinar todos los niños en edad
escolar en el Tíbet comenzando con Lhasa, la capital de la región,
para determinar el alcance de la cardiopatía congénita en los
adolescentes tibetanos. (Al parecer, un grave efecto secundario de lo
poca común altitud del Tíbet es el daño al corazón de los niños más
pequeños). El proyecto incluiría proveer educación a los
profesionales de la salud, obtener el equipo necesario para la tarea y,
finalmente, ayudar a recaudar los fondos necesarios para realizar
cirugías correctivas para quienes no lo pudieran pagar (¡lo cual
probablemente implicaría a todos los que necesitaran la cirugía!).
También invitaron a la fundación de Mark a participar en la
modernización del hospital principal de Lhasa para ayudar con el
proyecto. ¡Era una tarea enorme, pero Mark se recordó a sí mismo
que servimos a un gran Dios! Mark estaba a punto de entender que
uno de los ríos de las delicias de Dios es el río de la suficiencia.

¡Benditos sean!
Más tarde esa noche, junto con varios líderes chinos, Mark
comenzó a elaborar el protocolo para el proyecto. Aunque se
retrasaría el lanzamiento por un año debido al ataque con bombas a
la embajada china en Belgrado, Yugoslavia (durante la guerra de los
Balcanes), todo el proyecto se aprobó al año siguiente. Mark firmó
el acuerdo definitivo el 26 de enero de 2000. Seis meses después de
eso varios grupos médicos capacitados examinaron a sus primeros
jóvenes pacientes.
Hasta la fecha, los grupos de Mark han examinado a 17.000 niños
en todas las siete prefecturas del Tíbet y en los 74 condados que las
componen. Miles de niños adicionales son examinados anualmente.
Hasta el momento se sabe que el cuatro por ciento tiene anomalías
que requieren atención médica. Ninguna entidad humanitaria ni
gubernamental había hecho algo así hasta que llegaron los grupos de
Mark. ¡Como es típico de Mark, desarrolló una manera en el proceso
de reconocimiento para que los “intercesores” médicos impusieran
las manos en todo niño y lo consagraran al Señor Jesús! Primero se
le cuenta a cada niño la historia de Jesús. Mark dice: “Es una
manera de bendecir su corazón en más de un sentido”.
Obviamente, ha habido mucha guerra alrededor de este proyecto.
Muchos intercesores han participado en oración por esta estrategia
única de transformación que al final puede liberar el río de la
sanidad de Dios, tanto espiritual como física, a todos los niños del
Tíbet.
Mark conformó una cobertura de oración las 24 horas del día para
enfrentar todas las dificultades y obstáculos que surgieran. Estos
obstáculos incluían especialmente los desafíos financieros. El
presupuesto de $5 millones de dólares para un período inicial de
cuatro años parecía desalentador para un ministerio que operaba en
aquella época con menos de $100.000 dólares anuales. Pero creció
la fe de Mark, al igual que las vías de provisión. Recientemente, se
financió completamente un laboratorio de cateterismo
cardiovascular y un ala del hospital pediátrico, la mayor parte del
dinero provino de cristianos fuera del Tíbet, y el resto fue provisto
por el gobierno chino. Esta es la única unidad quirúrgica para niños
en toda esa parte de la China occidental. La sección y el laboratorio
cardíaco de varios millones de dólares es fundamental para la
atención de niños con trastornos cardíacos en todo el Tíbet, quienes
probablemente habrían muerto a los 11 años si no fuera por esta
unidad especializada. Montones de niños son tratados
quirúrgicamente cada año. ¡Todo esto comenzó cuando un equipo de
intercesores adoradores se reunió alrededor de un Buda de piedra y
entronizó a Cristo!
Incluso más recientemente, otro fenómeno ha estado ocurriendo.
Cuando el hijo de Mark, Matthew, quien dirige el grupo “Touching
Hearts” [Tocando corazones], estuvo la última vez en Lhasa, 26
niños estaban siendo preparados para las cirugías programadas en un
período de dos días. Matt llegó el primero de esos dos días con un
equipo de dos intercesores quienes iban a ayudar a cubrir los
procedimientos con oración. Mientras 14 niños esperaban la cirugía,
la coordinadora del proyecto, una mujer llamada Gayle, corrió hacia
donde Matt y le explicó que había ocurrido algo inesperado. El alma
de Matt se le cayó a los pies, pues temía un problema grave. ¿Habría
alguna falla en un equipo, o algo peor? Pero la coordinadora disipó
rápidamente los temores de Matt al explicarle: “Siete de los catorce
niños ya no necesitan la cirugía. Sus corazones han sido
completamente sanados a su llegada al hospital”.
Tal como lo explicó Matt: “Lo que hizo esto tan inusual fue que
los médicos examinaron a todos estos siete niños a su llegada y
determinaron que cada uno tenía un grave defecto cardíaco
congénito”. Matt añadió entonces: “Lo mismo ocurrió al día
siguiente. Doce niños estaban programados para la cirugía y Gayle
vino a mí diciendo que cinco de estos no mostraron ninguna señal de
la enfermedad que fue diagnosticada sólo un día antes. Ellos
también habían sido sanados por completo”. El río de la suficiencia
de Dios estaba fluyendo libremente y todavía fluye hoy en día. ¡Les
llega al menos a los tobillos de Mark y Matthew! Así como con
Ezequiel, pronto estarán nadando.
El encuentro de la caracola en el Buda Sakyamuni sagrado del
Tíbet de hecho ilustra lo que yo denomino la dimensión posicional
de la adoración intercesora profética. Tal adoración, y su
intercesión resultante, nos llevan al río de la suficiencia de Dios.

Una realidad sobrenatural


Hay algo muy simbólico con lo que está ocurriendo en el Tíbet,
sobre todo cuando se trata de la liberación de los ríos. Lo que es una
realidad geológica en la esfera física puede llegar a ser una realidad
sobrenatural en la esfera espiritual. Geológicamente, el Tíbet se
encuentra en una gran meseta que es tan grande como Europa
occidental, situada entre dos crestas del Himalaya a ocho kilómetros
de altura. Los geólogos nos dicen que esta meseta es la fuente de
todos los ríos principales de Asia meridional y oriental, incluyendo
el Indo, Sutleg y Brahmaputra desde las lejanas tierras altas
occidentales del Tíbet y el Mekong, Salween, Yangzi, Gyron,
Amarillo, Minjiang y Jialing de la región oriental del Tíbet.128 Todos
estos ríos que fluyen abajo nacieron arriba, en el Tíbet.
Sobrenaturalmente hablando, el Tíbet ha sido también la fuente
principal del flujo del budismo tibetano, así como el ocultismo de la
Nueva Era y el misticismo en todo el mundo. El Dalai Lama, por
ejemplo, es una de las figuras más adoradas y veneradas del mundo
en nuestro tiempo. Su influencia está directamente relacionada con
el Tíbet.
¿Podría ser que la adoración intercesora está comenzando a
cambiar todo esto, empezando por el “techo del mundo”, el Tíbet?
Los ríos que fluyen desde el Tíbet fluyen impactando a todo lo que
está debajo. Esto parece ser cierto tanto física como espiritualmente.
Creo que el río de la presencia de Dios ha comenzado a fluir por el
Tíbet, y este también pronto fluirá corriente abajo. Muy bien podría
tener un impacto sobre todo lo que está a su paso.
¿Han visto los ministerios como Cada Hogar para Cristo algún
impacto desde que todo esto comenzó en el Tíbet? Examiné
recientemente los resultados de la cosecha de nuestro ministerio en
los países ubicados directamente debajo del Tíbet, aquellos de los
que fluyen literalmente esos ríos desde el techo del mundo.
Sorprendentemente, desde esos encuentros de adoración donde
participaban los equipos de oración de Mark se les ha hecho
seguimiento con cursos bíblicos para los nuevos creyentes a más de
50 millones de decisiones y respuestas a nuestras actividades de
evangelismo, sólo en esos mismos países vecinos. (¡Ese número
representa a la mitad de todas las decisiones y respuestas a las que se
les ha hecho seguimiento en la historia de 65 años de nuestro
ministerio, y ocurrió sólo en una década en una región que alguna
vez parecía impenetrable!).
No estoy seguro de cuántas estatuas de Buda han sido ungidas con
aceite ni bañadas con los sonidos de la adoración intercesora
centrada en Cristo, pero sé que por lo menos hay una, y está en la
cima del mundo. Creo que un río de la suficiencia de Dios ha
comenzado a fluir por todo el Tíbet y ya está haciendo un barrido
por los valles. Afortunadamente este río no está reservado sólo para
algunos pocos guerreros valientes que tienen la casualidad de viajar
a lugares lejanos como el Tíbet para orar. Este río del poder
transformador de Dios fluye por cualquier lugar donde sus hijos
estén dispuestos a esperar lo suficiente en adoración para beber
libremente. ¿Nos reunimos en este río?

126 Tibet (Hawthorn, Victoria, Australia: Lonely Planet Publications, 2000), pág.
13.
127 Paul Kyle, “Jesus We Enthrone You,” copyright 1980, por Kingsway’s
Thankyou Music. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso.
128 Fodor’s Nepal, Tibet and Bhutan (New York: Random House, 2000), pág. 123.
20. Los intercesores de Agatha. Tercer río: El río de la supremacía
La dimensión penetrante de la
adoración intercesora
Era una mañana soleada cuando sonó el teléfono en
nuestra habitación de hotel en Hong Kong. Había
pocos indicios de que una fuerte tormenta se dirigía
hacia nosotros mientras miraba el hermoso puerto de
Victoria. Era el domingo 26 de septiembre de 1999. Yo
iba a predicar en dos servicios aquella mañana y luego
iba a concluir una conferencia de tres días sobre la
guerra espiritual esa misma mañana. Más de 100
iglesias habían enviado delegados a las sesiones
anteriores.
El tema de la conferencia, Iluminemos la Ventana, tenía un énfasis
particular en la preparación de intercesores para un enfoque de
oración de un mes de duración por la Ventana 10/40, prevista para el
mes siguiente, octubre. La “Ventana 10/40” es un término que se
popularizó en la década de 1990 a través del “Movimiento 2000 d.C.
y más allá”, dirigido por Luis Bush, el creador del término.
Como tal vez recuerde usted, esta zona geográfica se caracteriza
por los límites latitudinales de 10 grados y 40 grados al norte del
ecuador, y se extiende desde la costa occidental de África a través
del Medio Oriente hasta la frontera oriental de China. La región es el
hogar del 97 por ciento de los países menos evangelizados del
mundo. Sin embargo, sólo el 8 por ciento del personal misionero
trabaja allí. La Ventana 10/40 es también la sede (y lugar de
nacimiento) de la mayoría de las principales religiones no cristianas:
el islam, el hinduismo y el budismo. Por supuesto, el judaísmo y el
cristianismo también nacieron allí.
Orar por la ventana
Cada Hogar para Cristo había estado participando profundamente
en la movilización de la oración por esta región desde que se
conoció por primera vez el término “Ventana 10/40”. Fue, de hecho,
en nuestra sede de CHC el 13 de junio de 1992 cuando un puñado de
líderes se reunió a petición de Luis Bush para discutir la viabilidad
de tener un mes entero de oración enfocada a nivel mundial en esta
región. Mientras nos reunimos aquella mañana, pocos se dieron
cuenta durante esas horas que estaba naciendo el movimiento más
grande de oración enfocada por las naciones.
Nos reunimos en la sala de juntas de nuestro ministerio, junto a
nuestra sala de oración, la cual estaba llena de intercesores de las
iglesias locales. Habían sido invitados para cubrir en oración lo que
creíamos que debía ser una reunión estratégica. Hacia el mediodía
había surgido el tema “Orar por la ventana”, y se había fijado la
meta ambiciosa de movilizar a un millón de cristianos a nivel
mundial para orar por estos países de la Ventana 10/40 (dos países
por día) durante octubre de 1993. De esa manera, la oración
sincronizada y enfocada se extendería por las 62 naciones durante
los 31 días de octubre. También surgió la idea de enviar equipos de
intercesores a cada uno de esos 62 países.
Tuve mis dudas de que 62 equipos pudieran ser movilizados para
esta tarea, y también estuve escéptico de que un millón de personas
pudieran ser reclutadas para orar por esta región durante un mes
entero.
Pero para mi sorpresa y alegría, cuando todos los grupos,
denominaciones, iglesias locales y ministerios informaron de sus
cifras, más de 20 millones de personas habían participado y se
habían realizado asombrosamente 249 viajes. El comité decidió
auspiciar un enfoque similar de un mes de duración cada dos años
hasta el final de la década.
En octubre de 1999, después de nuestra conferencia en Hong
Kong, iba a celebrarse nuestro última sesión de oración de un mes
de duración en esa década por la Ventana 10/40. Se estableció una
meta aún más ambiciosa para esta estocada final: movilizar a 50
millones de intercesores para orar diariamente por esta región
durante el mes. Debido a que varios millones de estos intercesores
serían movilizados por radio a través de la China continental (así
como entre la gran red de iglesias en las casas), parecía apropiado
celebrar una reunión temática en Hong Kong.
El auditorio de 800 sillas se llenó los dos primeros días de las
sesiones y montones de intercesores interesados fueron rechazados
debido a la falta de espacio. Era claro que los creyentes de Hong
Kong reconocieron la importancia de la necesidad de la oración
enfocada en la parte continental de China, así como en otras
naciones asiáticas vecinas a la Ventana 10/40.

¡A la espera de Cam!
De esta manera esperaba yo con ansias aquella tarde la última
sesión de la conferencias cuando sonó el teléfono el domingo por la
mañana. Un día antes habíamos anunciado que esta última sesión
sería un tiempo especial para bendecir a los intercesores, un tiempo
para la imposición de manos para los interesados, orando que Dios
impartiera a cada uno la unción especial para una intercesión más
efectiva. Prometí particularmente orar de manera específica por
todos los que quisieran participar en la oración enfocada el mes
siguiente por la Ventana 10/40. Tenía la esperanza de que varios
grupos de intercesores de Hong Kong viajaran a la zona continental
para orar durante ese mes, uniéndose a otros que estarían llegando
de todas partes del mundo. Nuestro comité se había fijado la meta de
3.000 viajes de oración en toda la región, incluyendo a China
continental. Por esta razón sentí que la última sesión era
especialmente crítica.
La llamada telefónica parecía cambiar todo ello. La persona que
llamaba era Agatha Chan, la coordinadora de la conferencia. En
aquel momento la tormenta tropical “Cam”, de la cual habíamos
escuchado varios días atrás, se había dirigido a Taiwán (lejos hacia
el sur) pero había cambiado de dirección y se dirigía ahora
directamente hacia Hong Kong. Dicha tormenta se había convertido
en un verdadero tifón que ya alcanzaba un rango 8 de advertencia,
sólo dos puntos por debajo del nivel más alto para los tifones, lo que
llamamos huracanes en la región. Agatha explicó que cuando una
advertencia llegaba al rango 8 se tenía que detener todo el transporte
público y cerrar todos los establecimientos públicos. Esto
significaba que no se podrían celebrar servicios religiosos en las
iglesias aquella mañana, y que se tendríamos que cancelar la última
sesión de las conferencias.
Pero Agatha no estaba dispuesta a darse por vencida. Era cierto,
una tormenta con señal 8 de advertencia se dirigía hacia nosotros, y
ninguna tormenta de esta magnitud jamás había cambiado de
dirección estando tan cerca de la tierra, pero Agatha decidió reunir a
un pequeño grupo de intercesores para orar de todos modos.
Sabíamos desde hacía varios días que había la posibilidad de tener
tiempo bendecido ese fin de semana. Pero como el tifón se dirigía
hacia Taiwán, no nos causó mucha preocupación inmediata. Ahora,
todo había cambiado: ¡Cam se avecinaba!
Curiosamente el giro de la tormenta hacia nosotros bien pudo
haber tenido algo que ver con las oraciones de los participantes el
primer día de nuestra conferencia. Unas semanas antes Taiwán había
sufrido un terremoto devastador, así que cuando los intercesores en
Hong Kong se enteraron de que el tifón Cam se dirigía hacia la zona
de Taiwán, donde se emprendía una masiva ayuda humanitaria,
Agatha sugirió que le pidieran a Dios que cambiara la dirección del
tifón. Se tomaron sus palabras muy en serio, y ocurrió lo que los
adoradores pidieron. Sin embargo, aparentemente a nadie se le
ocurrió orar que si Cam cambiaba de dirección, no se dirigiera hacia
nosotros.

La oración y la alabanza estratégica


Cam se acercaba y Hong Kong se encontraba en proceso de cierre,
salvo por los intercesores de Agatha. Aunque no había transporte
público, un pequeño grupo aún se presentó en la oficina de Agatha a
la media mañana. Muchos habían caminado al lugar de la oración.
El viento cobraba fuerza de manera perceptible y el horizonte se
había colmado de nubarrones negros. Personal del hotel fue a
nuestra habitación y colocó enormes tiras de cinta adhesiva en las
ventanas de cara al puerto de Victoria. Si se rompían las ventanas, la
cinta ayudaría a evitar que los trozos de cristal se dispersaran
indiscriminadamente. Esto no era muy alentador, así que nos
dirigimos a la recepción del hotel, 16 pisos más abajo.
Mientras tanto, el equipo de Agatha se había reunido en su
oficina. Pronto comenzó su adoración y su guerra espiritual. El
pequeño grupo decidió orar a través de los siete pasos de la oración
estratégica que yo había enseñado la tarde anterior. Los siete pasos
provenían de uno de mis libros anteriores, The Jericho Hour [La
hora de Jericó]. Había comenzado la sesión definiendo la oración a
nivel estratégico, resaltando el hecho de que “estratégico” sugiere
aquello que es lo más importante. La oración a nivel estratégico—
expliqué—es la oración a un nivel que realmente importa. Es la
oración con consecuencias verdaderamente eternas.
Para ilustrar este punto sugerí que observaran la gran diferencia
entre orar por el alivio de un dolor de muela y orar por la salvación
de una etnia no alcanzada. La última es claramente más estratégica
(a menos que, por supuesto, ¡se trate de su propio dolor de muela!).
Procedí a enumerar siete características principales de la oración
estratégica incluyendo una palabra clave para ampliar cada aspecto y
un atributo principal (o cualidad del espíritu) destacado por una
característica particular. La lista incluía:

1. La oración autoritativa
En primer lugar, sugerí que la oración a nivel estratégico es
autoritativa, ampliando la definición con la palabra clave
“confianza”. Expliqué que la oración autoritativa encarna un espíritu
de audacia. Tal oración cree y abraza la promesa de Jesús: “Sí, les
he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y
vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño”
(Lucas 10:19).

2. La oración combativa
En segundo lugar hice énfasis en que la oración a nivel estratégico
es combativa. Mi palabra clave para este punto fue “agresiva”. La
oración combativa requiere un espíritu de militancia. Les recordé a
los participantes que las Escrituras están llenas de simbolismo
militar. Cité a Josué 5:14-15; 2 Corintios 10:4-5; Efesios 6:10-18; 1
Timoteo 6:12 y 2 Timoteo 2:3-4. Expliqué que la frase misma
“Jehová de los ejércitos”, que aparece 273 veces en el Antiguo
Testamento, se refiere al líder de un “ejército celestial”. Incluso en
Éxodo se describe a Dios como “varón de guerra” (Éxodo 15:3,
RVR1960). Sugerí que la oración combativa consiste en poner algo
de “lucha” en nuestra intercesión.

3. La oración intensiva
En tercer lugar hice énfasis en que la oración a nivel estratégico es
intensiva. Le dije al grupo que esto se resumía con la palabra
“ferviente”. Tal oración expresa un espíritu de determinación.
Santiago lo describe de la siguiente manera: “La oración eficaz del
justo puede mucho” (Santiago 5:16, RVR1960). La Biblia Ampliada
traduce este versículo: “La oración ferviente (sentida, prolongada)
del justo hace disponible un tremendo poder [es dinámica en su
obrar].” Note que la palabra “intenso” significa “que existe en un
grado extremo”, viene del latín intensus, que significa “estirado
firmemente”129 Sugerí que hay ocasiones en las cuales corresponde
hacer oraciones “vehementes”.

4. La oración antagónica
Luego resalté que la oración a nivel estratégico es antagónica,
sugiriendo la palabra clave “audacia”. Expliqué que la oración
antagónica se manifiesta a sí misma en un espíritu de tenacidad. Tal
vez esto es lo que Jesús imaginó cuando les dijo a sus discípulos que
podían ordenarles a las montañas que se movieran (véase Marcos
11:22-23). Añadí que las primeras tres características de la lista: la
oración autoritativa, combativa e intensiva, se combinan para
producir la audacia necesaria para la oración antagónica. Tal oración
se vuelve audazmente tenaz o, como lo describió personalmente un
colega mío: la oración con una tenacidad apasionada y un toque de
locura.

5. La oración exhaustiva
En quinto lugar sugerí que la oración a nivel estratégico es
exhaustiva. Esto se resume con la palabra clave “centrada”. Si
nuestra intercesión ha de ser exhaustiva debe tener un enfoque
preciso. Tal oración—añadí—requiere un espíritu de totalidad. Esto
significa que debemos abordar completamente (es decir,
íntegramente) un tema en particular en la oración. Jesús dijo: “ ‘Y
todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis’ ” (Mateo
21:22, RVR1960). La Nueva Versión Internacional traduce este
versículo así: “ ‘Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en
oración’ ”. “Todo” es una expresión radical que implica la totalidad
en nuestra oración.

6. La oración creativa
Luego describí la oración a nivel estratégico como creativa,
haciendo hincapié en la palabra clave “fe”. Este tipo de oración,
sugerí, implica un espíritu de visión. Le permitimos a Dios que use
nuestra imaginación para ayudarnos a orar creativamente. La
oración creativa ensancha nuestra fe. Pablo dijo: Dios “da vida a los
muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos
4:17, RVR1960). El autor de Hebreos explica: “Ahora bien, la fe es
la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1). ¡Escuché alguna vez a alguien sugerir que esto es
llegar a ninguna parte, aferrarse a nada y esperar hasta que se
convierta en algo!

7. La oración decisiva
En séptimo lugar, y por último en mi lista de ese día, expliqué que
la oración a nivel estratégico es decisiva. En una palabra, la oración
decisiva es “concluyente” (mi palabra clave para este punto). Le
expliqué al grupo que este tipo de oración representa un espíritu de
finalidad. Cité Apocalipsis 12:7-12 como la base bíblica para esta
característica. Vemos aquí una victoria decisiva en los lugares
celestiales donde Satanás es destronado por fuerzas angelicales. Pero
estas fuerzas sólo ganan la victoria porque los santos de Dios en la
tierra usan sus armas de “la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio” (Apocalipsis 12:11). Esto sólo puede ocurrir, sugerí, a
través de la oración decisiva.

Haciéndole frente a Cam


Aunque siempre es alentador ver a los estudiantes poner en
práctica las enseñanzas, me sorprendí al darme cuenta de la manera
tan específica en que Agatha había guiado a su pequeña tropa de
oración por las siete características aquella mañana tormentosa del
domingo. Oraron y alabaron paso a paso, de manera metódica y
cuidadosa, por cada aspecto.
Agatha me dijo más tarde que habían comenzado orando con
autoridad, así como lo había sugerido en mi presentación. Oraron
con confianza a través de los diferentes pasajes de las Escrituras que
les había dado para cada punto y añadieron otros que les venían a la
mente. Oraron con un espíritu de audacia, una expresión que debían
traducir a su equivalente cantonés (siendo cantonés el dialecto en
que oraron aquella mañana). Según Agatha, hablaron con autoridad
a la atmósfera física de Hong Kong.
Luego su oración se volvió combativa, la segunda característica
de la lista. Fueron agresivos a medida que buscaron orar con un
espíritu de militancia. Para este equipo, se trataba de un combate,
una guerra real, y se vieron a sí mismos como un pequeño ejército
elaborando estrategias para tener una victoria.
Los intercesores de Agatha observaron entonces la característica
número tres de la lista y le pidieron a Dios que les diera un espíritu
de determinación. Buscaron al Señor con intensidad. Recordaron la
promesa que compartí de Santiago 5:16 que “La oración eficaz del
justo puede mucho” (RVR1960). Pronto estaban orando
fervientemente con una intensidad determinada. Sintieron que algo
estaba ocurriendo en los lugares celestiales. No tenían ni idea de
todo lo que estaba ocurriendo realmente en ese momento. Sólo a
unos pocos kilómetros de distancia, en el observatorio climatológico
de Hong Kong, los meteorólogos comenzaron a ver que el tifón Cam
exhibía un extraño comportamiento.
De vuelta en la “sala de guerra”, los intercesores siguieron orando.
Ahora su oración se volvió antagónica. Vieron mi descripción de un
espíritu de tenacidad y buscaron un equivalente cantonés. Pronto
estuvieron orando con tenacidad, confrontando a Satanás por tratar
de interrumpir la conferencia. ¡El tifón Cam era para ellos la
montaña, y le ordenaron que se retirara!
Cam ya estaba en problemas. Pero los intercesores de Agatha no
habían terminado todavía. El ítem número cinco de la lista era la
oración exhaustiva. Así que le pidieron al Espíritu Santo que les
ayudara a centrar sus oraciones con un espíritu de totalidad. En los
momentos que siguieron escucharon y oraron (y oraron y
escucharon) a medida que insistieron en buscar a Dios con más
intensidad con relación a Cam y a la conferencia.

La división del 8
Luego llegaron a la característica seis de la lista, la oración
creativa. Inicialmente, al no estar seguros de cómo aplicar esto, un
integrante del grupo recordó la declaración de Pablo de que Dios “da
vida a los muertos y llama las cosas que no son, como si fuesen”
(Romanos 4:17, RVR1960). La fe comenzó a cimentarse en el
pequeño grupo. Buscaron a Dios para tener una imagen mental de
cómo debían orar.
De repente, uno de los intercesores vio en su mente un “8”
gigante, el número que representaba el grado de la tormenta que se
avecinaba. Ellos sabían que si de alguna manera la señal 8 de
advertencia se disminuía a una señal 3, se restablecería el transporte.
Esto parecía imposible en la esfera del mundo natural.
Entonces, inesperadamente, la intercesora se imaginó una mano
gigante cortando verticalmente al enorme 8 por la mitad. Así, la
mitad que quedaba del 8 se caía al suelo. ¡Sólo permanecía un 3! Le
contó al grupo la impresión que tuvo y pronto estaban todos
moviendo sus manos arriba y abajo, dividendo simbólicamente el 8.
El grupo sabía que esta era una imagen profética de una victoria
inminente. Cam se convertiría en un tifón de nivel 3. Pasaron
rápidamente al último ítem de la lista: la oración decisiva. Oraron
con un espíritu de finalidad, alabando a Dios por el milagro
venidero. En realidad, el milagro estaba ocurriendo en ese mismo
instante.
Dee y yo regresamos a nuestra habitación en el décimo sexto piso
del hotel. Nos preguntábamos cuándo llegaría esa terrible tormenta.
Sin embargo, no había ni rastro de ella. El puerto estaba
completamente en calma. Pero como ahora eran pasadas las 2:00
PM, yo estaba convencido de que la conferencia se cancelaría sin
importar cuáles fueran las condiciones meteorológicas a esta altura.
Era demasiado tarde para que se reunieran todos los asistentes,
aunque se esfumara por completo la tormenta.
Entonces sonó el teléfono. Era Agatha. Alguien venía
inmediatamente para llevarnos a la reunión. Sorprendentemente, a
las 2:20 PM, Cam había desaparecido por completo. ¡La tormenta
no sólo cambió de dirección sino que desapareció completamente!
En cuestión de minutos (no horas), Cam había disminuido de una
señal 8 a una señal 3 de advertencia. En realidad, el 8 había sido
cortado simbólicamente por la mitad, tal como lo había previsto la
intercesora. Se había vuelto un 3, lo cual era una brisa en
comparación con un verdadero tifón.
Mientras nos dirigíamos a la última sesión me pregunté cuántas
personas asistirían ya que el transporte público se había reanudado
tan sólo 45 minutos antes. Pronto supe que los participantes habían
estado observando detenidamente el estado del tiempo, y el
momento que se anunció la señal 3, se dirigieron a la conferencia.
Quedé sorprendido. Se ocupó cada asiento.
La adoración comenzó puntualmente a las 3:00 PM. Agatha se
acercó al micrófono a las 3:20 para anunciar que el Observatorio
Climatológico de Hong Kong acababa de emitir un boletín. Se había
disipado por completo el tifón Cam. ¡Había desaparecido! Agatha
explicó más tarde que una tormenta de esta magnitud es por lo
general seguida de varios días de fuertes lluvias. Sin embargo, tras la
“desaparición” de Cam no había ni una llovizna. Incluso la Señal 3
que se anunció a las 2:10 PM duró sólo como una hora y diez
minutos. A continuación, todas las señales bajaron a la normalidad.
¡Según Agatha, este acontecimiento no tuvo precedentes!
La construcción de una nueva muralla para
China
En esa última sesión tuve la oportunidad de orar personalmente
por varios cientos de intercesores. Era obvio que Dios tenía algo
significativo planeado para esta reunión que casi no se lleva a cabo.
Los intercesores de Agatha oraron anteriormente ese día, y un río de
la supremacía de Dios comenzó a fluir en Hong Kong. No cabe
duda que su oración fue profética. Si la profecía significa “decir
antes” o “declarar delante de”, la adoración intercesora de aquella
mañana tormentosa fue sin duda profética. Esta declaraba el poder
de Dios “delante de” así como “antes” del tifón Cam.
La forma en que el grupo de Agatha penetró proféticamente en la
tormenta a muchos kilómetros de distancia me recordó a los profetas
como Ezequiel y Elías en la antigüedad, quienes profetizaron en
contra de las montañas, los valles, los lugares altos e incluso los
ídolos. En el caso de los intercesores de Agatha, ellos profetizaron
en contra de la tormenta, y lo hicieron a través de la adoración
intercesora.
Es muy significativo que la conferencia de la guerra espiritual de
aquel septiembre de 1999 en Hong Kong diera origen a la
Conferencia de la adoración intercesora del arpa y la copa el fin de
semana de Pascua del siguiente año (Este fue el año en que comenzó
mi ayuno de adoración de 40 días). La conferencia del año 2000 fue
la primera reunión para los cristianos de Hong Kong donde se
presentó formalmente el modelo del Arpa y la Copa. Como
resultado de la conferencia, los creyentes de más de 150 iglesias
comenzaron a ayudar a formar varios “Muros de Oraciones” las 24
horas del día en cada distrito de Hong Kong.
Debo aclarar que se construye un Muro de Oración cuando se
cubren todas las 168 horas de la semana con oraciones por una zona
dada. Así se formaron muros completos durante los 24 meses
siguientes de la conferencia.
Esta visión de la adoración se extiende ahora rápidamente desde
Hong Kong a toda la China continental. Phil Bennett, un pastor de
oración de Carolina del Norte quien fue conmigo a Hong Kong para
presentar la idea de establecer estos Muros de Oraciones, tuvo una
visión en el vuelo antes de la capacitación. Vio la Gran Muralla
China convertirse en una Gran Muralla de Oración, llena de
intercesores parados hombro a hombro y extendiéndose por todas las
provincias de China. Phil no tenía ni idea que en menos de una
década después recibiría informes fiables de más de 2.500 muros de
oración con estos que se emprendieron por toda China como
resultado de aquellas semillas visionarias sembradas en nuestra
conferencia. ¡Puesto en perspectiva, si se mantienen fielmente 2.500
muros de oración durante todas las 168 horas cada semana, esto
representaría 420.000 horas de oración elevándose al trono de Dios
por toda la China continental cada semana! Un líder chino clave en
este movimiento creciente me dijo personalmente que su ministerio
se fijó la meta de establecer para la próxima década 10.000
ministerios de oración 24/7 por todo el territorio continental.
Hubo sin duda una dimensión penetrante en la adoración
intercesora profética de aquella pequeña tropa de guerreros de Hong
Kong en septiembre de 1999. Creo que liberaron un río de la
supremacía de Dios que en últimas fluirá a toda aquella región del
mundo y más allá. También pudo haber dado origen a un
movimiento de oración por China que no tiene paralelo en la
historia. De hecho, una gran muralla se está erigiendo.

129 Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary, 10th ed., s.v. “intense.”


21. El lado oscuro de Bali. Cuarto río:El río del descubrimiento
La dimensión perceptiva
de la adoración intercesora
Tal como dijo un viajero experimentado: “Desde el
aire, Bali se levanta fresca y verde en el océano Índico
como una mariposa brillante en un contexto gris”.130 La
isla es en realidad uno de los lugares más bellos del
mundo.
Bali es una isla del sur de Indonesia, al oriente de Java, y apenas
una de un estimado de 17.000 islas del archipiélago indonesio (de
las cuales unas 3.000 se hallan pobladas). Unos 210 millones de
personas, la mayoría musulmanes, viven en este vasto archipiélago
esparcido en un territorio de 1.9 millones de kilómetros cuadrados
de los océanos Índico y Pacífico. Bali se destaca en belleza por
encima de las demás islas por sus montañas imponentes, clima
tropical y tierra fértil. Bali se conoce como “la Joya de Oriente”, con
sólo 145 kilómetros de longitud, 97 kilómetros en su punto más
ancho y no más de 2 kilómetros en el lugar más angosto.
Pero hay un lado oscuro en Bali. Es como tantos lugares de
nuestro planeta que son ricos en su cultura, imponentes en su
geografía y maravillosamente acogedores para los turistas que
buscan un lugar exótico para visitar durante una o dos semanas. La
mayoría de las personas no tienen idea del poder de las tinieblas que
controla estas regiones ni del impacto que tiene aquella oscuridad
espiritual a medida que se extiende a otras zonas, tal como vimos
con el caso del Tíbet, afectando al mundo entero.

La percepción profética
Un amigo y estratega de la oración, John Robb, presidente del
Consejo Mundial de Oración, cree que este es el caso con Bali, a
donde viajó alguna vez con un grupo de oración de diez intercesores
experimentados de cinco naciones. Se encontraron en Besakih, Bali,
con un grupo más grande de setenta creyentes balineses y otros
cristianos de las islas indonesias vecinas. Además, miles de
intercesores alrededor del mundo apoyaban la iniciativa con sus
oraciones. Entre estos intercesores se incluían creyentes que
participaban con 40 redes mundiales de oración, además de miles de
cristianos de la gigantesca feligresía del Dr. Yonggi Cho de la
Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, Seúl, Corea del Sur.
Incluso 340 iglesias de Sri Lanka se comprometieron a cubrir esta
iniciativa estratégica con oración.
John y su grupo aprendieron varias lecciones interesantes a través
de su iniciativa de oración en Bali que nos ayudan a definir la
dimensión perceptiva de la adoración intercesora, y a presentar lo
que creo que es el río del descubrimiento de Dios. En el corazón de
esta dimensión se encuentra un entendimiento de lo que George Otis
Jr. llama “la intercesión informada”, un concepto que examinaremos
en breve.
Lo profético, por su misma naturaleza, es perceptivo. “Percibir” es
“comprender u observar, sobre todo a través de la vista o con la
mente”. Percibir también significa “entender, discernir, conocer o
deducir”. “Percepción” como sustantivo, es “el reconocimiento
intuitivo de una verdad o realidad”. “Intuición” es “una idea
inmediata o entendimiento sin un razonamiento consciente”.131
Cuando uno añade a estos conceptos la dimensión sobrenatural del
Espíritu Santo que proporciona estas intuiciones, el resultado es la
percepción profética que libera este río del descubrimiento. Para mí,
el mejor canal para el flujo de este río profético es la adoración
intercesora. La adoración entroniza a Dios, liberando así su poder
para la aplicación inmediata, mientras que la intercesión se centra o
aplica ese poder a las necesidades específicas. La parte del
descubrimiento es la manera en que Dios revela exactamente cómo
orar en situaciones específicas.
Esta dependencia del Espíritu Santo no es para sugerir que el
intercesor sea simplemente un actor pasivo en tal oración, alguien
que espera el estímulo del Espíritu para interceder por una cierta
situación y sólo entonces participa en la oración. Parece que los que
mejor fluyen en este río del descubrimiento profético son los que
hacen su tarea en la oración, lo cual nos lleva de regreso a la frase
que utiliza George Otis Jr.: “la intercesión informada”.
La expresión se define a sí misma: Es la recolección de
información exacta que lleva a la intercesión adecuada. Los ejércitos
dedican bastante tiempo y recursos para recopilar información de
inteligencia exacta, para saber cómo librar eficazmente una guerra.
Nosotros también tenemos que hacer nuestra tarea para la oración
reuniendo la mayor información posible sobre el enfoque de nuestra
intercesión. Entonces, cuando se añade el elemento profético a lo
que ha producido nuestra tarea, nos esperan posibilidades de oración
increíbles. El poder de esa oración se amplifica aún más cuando
nuestras oraciones están saturadas de la adoración ferviente. Sin
embargo, tenemos que hacer nuestra tarea. La preparación para la
oración saturada de adoración a menudo conduce a la inusual
percepción profética en la oración.

El manual básico balinés de la oración


John Robb entendió la importancia de la intercesión informada a
medida que se preparaba para dirigir la iniciativa de oración
balinesa. Durante varios meses antes del viaje, John investigó todo
lo que pudo sobre este lugar exótico, su historia, cultura y creencias
religiosas, incluyendo el estatus del cristianismo en la isla. En cierto
sentido, compiló su propio “manual básico balinés de la oración”.
Según John, él estaba buscando específicamente dos cosas: (1)
¿Cuál es la identidad sobre la isla de algún “hombre fuerte”
específico?, y (2) ¿Cómo mantiene el control este “hombre fuerte”?
John explica que Bali se conoce como Pulau Dewata, la “isla de
los dioses”. Hay muchos dioses, demonios y espíritus ancestrales
que se adoran en Bali. Pero John preguntó si había un ente o una
fuerza que parecía superar a todos los demás, uno que se incluiría en
la categoría de un “hombre fuerte” como lo describió Jesús en
Marcos 3:27. Si se podía identificar esta fuerza, John sintió en que
su equipo de intercesores podría centrar sus oraciones en reprimir
(atar) la influencia de este ente y por tanto “arrebatarle sus bienes”
(Marcos 3:27), que en este caso era el alma de los balineses.
John también preguntó cómo este hombre fuerte mantenía su
control, porque, como John me explicó, ese control es la esencia de
lo demoníaco. El objetivo de las potestades y poderes (véase Efesios
6:10-12) es controlar y dominar a los seres humanos y sus
instituciones. Vimos algo de esta realidad cuando examinamos el
encuentro de la caracola de Mark Geppert en el Tíbet.
Lo que John aprendió en su investigación fue que Bali es el único
puesto hindú en medio de los miles de islas que conforman el gran
archipiélago indonesio musulmán. Antes de que el hinduismo
llegara a Bali, los antiguos indonesios en esta pequeña isla adoraban
lo que ellos denominaron “los grandes dioses nativos” que
consistían en el sol, las montañas y el mar. Además, invocaban las
almas de sus antepasados, quienes creían que descendían para
habitar en forma de grandes piedras que habían sido erigidas para las
almas de los difuntos. Incluso hoy en día muchos balineses creen
que sus dioses viven en las montañas así como en las rocas, los
árboles, el viento, las aves, los arroyos y los lagos. Creen que Bali
pertenece literalmente a los dioses y que todos los seres humanos no
son más que inquilinos transitorios. Los dioses son los verdaderos
propietarios.
Fue en el marco de este poderoso clima demoníaco que las fuerzas
satánicas aún más fuertes del budismo y el hinduismo llegaron a
Java y Bali en el siglo quinto de nuestra era. Con el paso del tiempo,
el hinduismo se impuso para rebuscar la devoción de los antiguos
balineses adoradores del sol, y pronto estaban adorando a Shiva, el
dios hindú de la destrucción y a Surya, el dios hindú del sol. Estos
dos dioses se fusionaron en uno para los balineses y ahora se
identifican particularmente con la montaña más alta de Bali, el
monte Agung, otro evidente lugar sagrado demoníaco. Shiva/Surya,
según la tradición balinesa, representa la divinidad que impregna
todo. Los balineses creen que estos se combinan para convertirse en
la totalidad de las fuerzas que ellos llaman dios. Como se puede
observar, John aprendió muchas cosas que le ayudarían a su equipo
a orar de manera significativa.
Los balineses hindúes además creen que su existencia es un ciclo
de vida continuo (la muerte y volver a nacer o reencarnarse) hasta
que se alcanza el estado de moksha, cuando el cuerpo se vuelve uno
con el universo. La obediencia a varios rituales en diferentes
momentos de la vida de una persona asegura supuestamente que la
persona esté progresando adecuadamente hacia esta deseada meta
máxima.132
Como un aspecto fundamental de estas creencias, su adoración
particular está dirigida a Shiva, el cual los balineses creen que es el
espíritu de su primer antepasado. Fue Shiva, dicen ellos, quien creó
a Brahma (otro dios hindú), y Brahma fue quien hizo el mundo. Esto
los lleva a creer que todos los seres humanos son descendientes de
Shiva.
Estos detalles llevaron a John Robb a concluir que el hombre
fuerte de Bali es Shiva/Surya, que realmente es un nombre humano
para algunas potestades o poderes demoníacos específicos en las
regiones celestiales (véase Efesios 6:10-12). John estaba convencido
que este poder tenía un firme control sobre la gente de Bali. Así que
John sintió que había identificado a su “hombre fuerte” de Marcos
3:27, aún a medida que continuaba su investigación para aprender
más sobre estos poderes que controlan a los balineses. Dios
claramente se estaba preparando para equipar a un pequeño grupo de
“intercesores informados”, para esta iniciativa de oración balinesa.
Una fuerza formidable
Diez líderes internacionales de cinco países se unieron
rápidamente a los setenta guerreros espirituales indígenas de
Indonesia para conformar una fuerza formidable de intercesores
informados para comenzar la iniciativa de oración.
Cuando el grupo combinado se reunió por primera vez se hizo
evidente que las oraciones de aquellos miles de intercesores de
apoyo de todo el mundo mencionados anteriormente estaban
surtiendo efecto. John Robb informó: “Pudimos sentir sus oraciones
a medida que el Espíritu de Dios obró poderosamente entre nosotros,
dando palabras proféticas y visiones sobre el destino del pueblo y la
iglesia de Bali, y generando tiempos de profundo arrepentimiento de
identidad por las heridas y la idolatría de este pueblo”.133
El arrepentimiento de identidad, al que hace referencia John Robb,
es aquel aspecto de la intercesión en el que los que oran se
identifican con los miembros de un pueblo o cultura, por lo general
del pasado, que habían pecado osadamente, pero que nunca se
habían arrepentido (Daniel, Isaías, Nehemías y otros en las
Escrituras sirven como ejemplos de aquellos que oraron de esta
manera). El arrepentimiento de identidad consiste en arrepentirse
por los errores pasados de otros y del acceso que esos errores
pudieron haber ocasionado para permitir que los poderes
demoníacos se infiltraran en la tierra o en la cultura.
Tal arrepentimiento ocurrió en la iniciativa de Bali. Al principio
de la oración los intercesores indonesios se arrepintieron, en
particular por la idolatría. También se arrepintieron por la multitud
de pactos que habían hecho a través de los adoradores hindúes de
Bali con los dioses como Shiva y Surya.
Durante estas oraciones iniciales, una percepción profética
especialmente notable vino del difunto Kjell Sjoberg, uno de los
pioneros del movimiento de la guerra espiritual en Europa. Sjoberg
habló específicamente del poder de la sangre derramada de Jesús
para traer sanidad a Bali y la necesidad absoluta de la reconciliación
en el Cuerpo de Cristo en Bali con el fin de que esto ocurriera.
Sjoberg explicó:
Dios creó a Bali con el propósito de revelar su propia
personalidad y propósito. Pero Satanás siempre quiere ahogar
la voz de Dios en la creación. Lo ha hecho más eficazmente
en Bali ya que toda la isla ha sido consagrada a los dioses
demoníacos. . . . Las fortalezas espirituales no son un
problema para la iglesia unida. Por lo tanto, las bases antes
de la guerra espiritual que pueden ser eficaces siempre
implican la reconciliación en el Cuerpo de Cristo. . . . Cuanto
más profundicemos en el arrepentimiento, más penetraremos
en la guerra espiritual.134
Esta declaración profética llevó a un arrepentimiento muy
significativo. Los participantes se identificaron con los pecados de
sus
diferentes culturas y pueblos. Por ejemplo, un hombre de Java (una
isla principal de Indonesia) se arrepintió de la manera como su
pueblo había maltratado a la gente de Bali. Entonces, un indonesio
con sangre holandesa pidió perdón por las masacres de balineses,
generaciones atrás, llevadas a cabo por los colonos holandeses.

La caída de los pactos antiguos


Este espíritu de arrepentimiento pronto sobrepasó los muros de la
reunión de oración en Besakih y hacia la comunidad circunvecina.
Casi 50 de los intercesores participaron en una caminata de oración
silenciosa y de bajo perfil que incluía una visita al principal
santuario hindú de Bali donde varios líderes balineses,
representando a su pueblo, rompieron en oración los pactos que los
antiguos habitantes habían hecho con Shiva/Surya. Hubo mucho
llanto, arrepentimiento e intercesión, aunque se hizo en público. Era
evidente que Dios estaba obrando, y el quebrantamiento de estos
creyentes balineses parecía estar rompiendo una fortaleza en las
regiones celestiales.
Pronto, cuatro equipos más pequeños, cada uno dirigido por un
cristiano balinés de la zona, fueron enviados a varios lugares
adicionales incluyendo templos y lugares importantes donde hubo
masacres históricas y derramamiento de sangre.
John Robb se unió a un equipo que viajó al templo más al sur de
Bali, Uluwatu. En las afueras de ese templo buscaron en oración a
Dios para que deshiciera los poderes de las tinieblas sobre este,
incluyendo su evidente vínculo ocultista con otros santuarios y
templos por todo Bali. No mucho tiempo después de sus oraciones
en Uluwatu, este templo fue alcanzado por los rayos y se incendió.
El fuego causó más de $100.000 dólares en daños, una suma enorme
para el pueblo de Bali. Un periódico local lo lamentó así: “¿Por qué
nuestro dios permitió que esto ocurriera en su templo?”.
Sorprendentemente, algunos troncos que cayeron golpearon los
techos de otros dos templos, los cuales ya habían sido visitados por
nuestros equipos de oración. Poco tiempo después el gobierno de
Bali destruyó otro templo importante sobre el cual se había orado,
en este caso con fines de urbanizar. Además, desde esta iniciativa de
oración el templo madre de todos los templos de Bali, el de Besakih
donde ocurrieron aquellas oraciones iniciales de arrepentimiento, se
ha cerrado a todos los visitantes extranjeros. Todavía no se ha dado
ninguna explicación por este cierre.
Al final de la iniciativa de Bali, todos los creyentes involucrados
en la ofensiva de oración sintieron un cambio notable en la
atmósfera espiritual de la isla. Esto fue especialmente cierto para los
líderes locales quienes dijeron que podían sentir que ahora
desaparecía la opresión.
A la mañana siguiente, un leve temblor de tierra sacudió a Bali,
casi como un gesto simbólico de que Dios había comenzado a
estremecer la isla con su presencia. El temblor de tierra le recordó a
John de dos visiones que tuvieron los intercesores en la oración
antes de que comenzara la iniciativa. Uno vio una manta oscura que
se quitaba de la isla a medida que la luz de Dios comenzaba a brillar
sobre ella. Otro había visto una nube de oscuridad en forma de
hongo que se disipaba de la isla.
En los meses inmediatamente posteriores a la iniciativa hubo
señales específicas de renovación espiritual entre los cristianos
nominales en Bali. Las iglesias registraron un gran crecimiento en el
número de reuniones de sanidad y liberación, algo que se necesitaba
desesperadamente en esta isla oscura. También hubo un notable
aumento en el interés por el evangelio de parte de los no creyentes.
En una región particularmente resistente, un área donde uno de los
equipos de intercesión estuvo para orar, un pastor local bautizó a 15
creyentes nuevos, un verdadero milagro para esta zona oscura.
En otro lugar donde se unieron los pastores para comenzar una
reunión de oración mensual se produjo un fenómeno especialmente
extraño. Cuando el gobierno indonesio comenzó a construir una
estatua de 122 metros en honor al dios hindú, Vishnu, los pastores
locales convirtieron este hecho en un enfoque de oración. Poco
tiempo después la cabeza de la estatua se incendió misteriosamente
y se destruyó. Tales fenómenos a menudo han sido precedidos por
un aumento en la apertura al evangelio. Para Bali, todo esto bien
podría representar el comienzo de un gran avance espiritual.
Cabe destacar en este relato que todo esto comenzó cuando el
grupo de John Robb se sumergió en el río del descubrimiento de
Dios. Ellos experimentaron aquí lo que describo como “la
dimensión perceptiva de la adoración intercesora”. Examinaron y
discernieron las estrategias invisibles para la intercesión eficaz. La
adoración intercesora no era una expresión popular cuando se lanzó
esta iniciativa de oración balinesa, pero tal oración saturada de
adoración fue precisamente en lo que se involucró el grupo. ¡Como
consecuencia, la luz de Cristo comenzó a brillar con más intensidad
en Bali!
130 Fodor’s Bali and Lombok (New York: Random House, 2000), pág. 2.
131 Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary, 10th ed., s.v. “perceive,”
“perception,” “intuition.”
132 Knopf Guide: Bali, 3rd ed. (New York: Alfred A. Knopf, 1996), pág. 52.
133 John Robb, conversation with author, 1996.
134 Íbid.
22. La sorpresa de la abuela. Quinto río: El río de la libertad
La dimensión personal
de la adoración intercesora

Yo la llamo abuela Ana. Nadie conoce a ciencia cierta


su nombre verdadero. Elegí este seudónimo porque
esta abuela asiática me recuerda la profetisa anciana,
Ana, de Lucas 2:36-37. Mi Ana era una conversa de 90
años de edad, de la etnia Isaán menos evangelizada del
norte de Tailandia. Su pueblo, de unos 17 millones de
habitantes que hablan el idioma Lao/Isaán se clasifica
como “el menos evangelizado”, porque menos del 5
por ciento de su población se ha convertido al
cristianismo.
Ana tuvo un extraño deseo, un día, mientras estaba sentada
tranquilamente en su estera de paja escuchando al líder de su
pequeño grupo bíblico. Fue una sorpresa que dejaría anonadado al
grupo. La santa de 90 años pronto ingresaría al río de la libertad de
la profecía de Dios y, al hacerlo, abriría los cielos para una
liberación extraordinaria de la presencia de Dios entre su pueblo. El
acto de Ana nos presenta la dimensión personal de la adoración
intercesora y revela cómo nuestra adoración individual puede tener
implicaciones proféticas inusuales. (Más información sobre la
sorpresa de la abuela Ana en un momento).

Manteniéndolo personal
Todo lo que pueda decirse sobre las diferentes dimensiones de la
adoración intercesora que se mencionan en estas páginas, y sobre la
manera como podrían tener un impacto sobre los que nos rodean,
tiene relativamente poca importancia si los principios no se puede
aplicar de manera personal. Para el rey David, la adoración siempre
era personal. Él dijo: “Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único
que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo”
(Salmos 27:4).
Observe las expresiones “pido”, “persigo” y “habitar”. La pasión
suprema de David era conocer a Dios y adorarlo. Y todo eso era
personal.
Quedé fascinado hace unos años mientras leía los Salmos, por las
repetidas peticiones de bendiciones personales. Conté por lo menos
50 ocasiones en las cuales David y otros salmistas usaron
expresiones como “llévame”, “fortaléceme”, “guíame”, “sáname”,
“revíveme” y así sucesivamente. El Salmo 143, por ejemplo, tiene
unas 15 de estas peticiones. Esto sugiere que, incluso a medida que
desarrollemos la oración con una naturaleza intercesora (la que se
centra en los demás), no hay nada de malo con perseguir la
bendición personal.
David entendió especialmente que la presencia de Dios era la más
grande de todas las bendiciones personales. Otro de estos salmos
dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma
tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela. . . .Te he visto en tu
santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. . . .Tú me
satisfaces. . . .te alabaré con cánticos de alegría” (Salmos 63:1-5,
NTV).
Note las expresiones “de todo corazón te busco”, “mi alma tiene
sed de ti”, “todo mi cuerpo te anhela”, “he contemplado tu poder y
tu gloria”, “tú me satisfaces” y “te alabaré”. Hay 12 referencias
personales a ser bendecido en sólo cinco versículos. Aunque David
dirigió la adoración de manera colectiva, también la mantuvo a nivel
personal.
Tenga en cuenta también el desafío de Pablo de hacer la adoración
tanto colectiva como personal: “Sean llenos del Espíritu. Anímense
unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y
alaben al Señor con el corazón” (Efesios 5:18-19).
Por un lado, Pablo dice: “Anímense unos a otros con salmos,
himnos y canciones espirituales”, lo cual es la adoración colectiva.
Pero luego dice: “Canten y alaben al Señor con el corazón” (énfasis
añadido), lo cual involucra una dimensión personal de la adoración.
Esto también sugiere una medida de espontaneidad. Debemos
“alabar” con nuestro corazón individual y cantar al Señor. A veces
esta adoración espontánea puede llegar a ser profética, lo cual nos
lleva de vuelta a la abuela Ana.

Determinación reverente
Conocí a la abuela Ana a través de Paul DeNeui, quien escribió
sobre la adoración indígena en un artículo presentado en la revista
Missions Frontiers. DeNeui describió una experiencia de los
misioneros Jim y Joan Gustafson que habían ido a Tailandia en
1971. Su misión era servir entre los casi 20 millones de personas
“menos evangelizadas” del norte de Tailandia.135
Según los Gustafsons, las principales maneras que la mayoría de
los cristianos tailandeses han adoptado para expresar su adoración
son de estilo occidental. Por lo tanto, el tailandés promedio no
convertido, cuando ve la adoración típica de una iglesia evangélica
dice que el cristianismo es una religión “de extranjeros”.
Como los Gustafsons en particular querían evangelizar al pueblo
Isaán del norte de Tailandia, y querían hacerlo en un contexto
cultural Isaán de música y danza, comenzaron a orar sobre la manera
correcta de lograrlo. Algo esencial para tal adoración era el uso de la
kaen Isaán (flautas de bambú) junto con su danza tradicional. Pero
esto ofrecía otros desafíos. Cuando el cristianismo llegó al norte de
Tailandia les enseñaron a los conversos a adorar sólo en el idioma
tailandés central y de una manera occidental. De hecho, muchos
cristianos tailandeses todavía asocian el uso de la kaen y la danza
Isaán con la adoración a espíritus animistas. Sorprendentemente, se
consideraba radical, en los primeros días, incluso enseñar a las
personas a adorar en su propio idioma local (en este caso,
Lao/Isaán).
Luego vino un gran avance que sucedió con la sorpresa de la
abuela. La abuela Ana se levantó lentamente, sin previo aviso,
durante uno de los estudios bíblicos en el idioma local, mientras un
pequeño grupo de estudiantes estaban sentados en un círculo en una
estera de paja escuchando con atención. Ella se trasladó al centro del
círculo con una mirada de determinación reverente. En un instante
Ana estaba bailando libremente de la manera Isaán tradicional. Los
brazos delgados de esta mujer frágil de 90 años de edad se agitaban
con gracia mientras sus dedos se movían con expresividad.
Ana se balanceaba en silencio, en profunda adoración, con pasos
pausados. No había música. Los espectadores se quedaron atónitos.
La mayoría en el grupo creía que el uso de la adoración tradicional
tailandés era satánico. Ningún cristiano Isaán alguna vez había
danzado así en adoración. Estaban horrorizados.
Alguien gritó finalmente: “¡Abuela, siéntese! ¿Qué crees que estás
haciendo?”.
Sin pausa, Ana declaró: “Tú no le dices a tu abuelita que se siente.
Tengo 90 años y estoy dando gracias al Señor”.

No hay necesidad de nuevas bocas


La danza de Ana era natural y personal. Pero aún más, era
profética. Algo se rompió en las regiones celestiales sobre el norte
de Tailandia aquella noche. Los misioneros informaron que todo
cambió en su adoración después de la sorpresa de la abuela. La
danza Isaán pronto se volvió parte de su adoración y la música
indígena Isaán siguió rápidamente. Las flautas kaen enviaban ahora
melodías de alabanza hacia el cielo. Estas flautas, una vez utilizadas
para adorar a los espíritus satánicos, se habían convertido en
instrumentos de alabanza a Jesús. Un adorador Isaán, al defender el
uso de la kaen, preguntó: “¿Por qué no podemos usar la kaen para
alabar a Dios? Solíamos usar nuestra boca para adorar antes a los
espíritus. ¿Esto significa que necesitamos una boca nueva para
alabar ahora a Dios?”. ¡Sin duda, no había necesidad de nuevas
bocas!
En poco tiempo los creyentes de Isaán desarrollaron sus propios
himnos (cánticos indígenas). Un coro reciente de Isaán se centra en
Jesús, el Verbo de Dios encarnado:
De la ciudad celestial descendió el Verbo.
Nació aquí mismo donde vivimos.
Nosotros el pueblo de Isaán tenemos ahora una nueva
felicidad.
¡Él nos ama y eso no cambia! . . .
El Señor Jesucristo, el Vencedor de la muerte,
Nace en nuestras expresiones culturales.
Escuchen los sonidos de la flauta y el tambor.
¡Todos en Isaán se regocijan en Él! 136
El acto de adoración de la abuela Ana, inicialmente un deseo
personal de honrar al Señor, tuvo implicaciones proféticas. A través
de su danza, Anna ingresó al río de la libertad y liberó algo del flujo
de aquel río entre su pueblo. Pronto muchas más personas de Isaán
pudieron recibir el evangelio en su contexto cultural. Aquellos que
encontraron a Cristo pudieron entonces adorar al Señor con la
libertad de ese mismo contexto indígena.

Demos unos pasos


¿Cómo una persona da un paso dentro de este río de la libertad?
La respuesta, creo, comienza con esa palabra solitaria: “paso”. El
acto profético de la abuela Ana comenzó con un sólo paso que la
llevó hacia el centro del círculo durante el estudio bíblico. Se
convirtió en un paso hacia el río de la libertad de Dios.
Dios ha estado tratando recientemente con el liderazgo de Cada
Hogar para Cristo para llevarnos por “un nuevo camino” a fin de
lograr nuestra meta de movilizar al Cuerpo de Cristo a nivel mundial
para llegarle a todo hogar en el mundo con una presentación del
evangelio. Aunque la meta puede parecer increíblemente ambiciosa,
ya se han realizado campañas en 210 naciones donde más de 3 mil
millones de mensajes impresos del evangelio se han sembrado
durante los 65 años de historia de CHC. Como se dijo
anteriormente, el ministerio ha sido reanimado al hacerle
seguimiento a más de 101 millones de tarjetas de decisión y de
respuestas. En el momento de escribir estas páginas ese número ha
estado aumentando hasta por un millón de respuestas al mes,
registrando la fundación de más de 175.000 feligresías del Nuevo
Testamento llamadas Grupos de Cristo.
Aunque hemos visto estos resultados gratificantes, la tarea por
delante es desalentadora, alcanzar a todo hogar entre las etnias
remotas y en áreas altamente restringidas como las naciones
islámicas del Medio Oriente y las naciones del Centro y Extremo
Oriente Asiático. Son necesarias nuevas ideas con nuevas estrategias
para lograr este objetivo. Se requiere un acontecer profético.
En este contexto, pensé en una lección conocida del Antiguo
Testamento sobre Josué, cuando dirige al pueblo de Dios para cruzar
el río Jordán hacia la tierra prometida (véase Josué 3:1-17). Aunque
se trataba de un cruce colectivo, este asunto se volvió personal para
todos los que viajaban.
Durante tres días los israelitas habían acampado en el Jordán antes
de cruzar. Curiosamente, de la misma manera que Israel huyó
milagrosamente de Egipto con la separación del mar Rojo, ahora
entrarían a la Tierra Prometida con la separación del río Jordán. Pero
primero había unos requisitos apremiantes. Josué envió a sus líderes
por todo el campamento con la siguiente directriz:
Cuando vean a los sacerdotes levitas llevar el arca del pacto
del Señor su Dios, dejen sus puestos y síganlos. Dado que
ustedes nunca antes viajaron por este camino, ellos los
guiarán. Quédense como a un kilómetro detrás de ellos,
mantengan una buena distancia entre ustedes y el arca.
Asegúrense de no acercarse demasiado (Josué 3:3-4, NTV).
Josué añadió la siguiente tarea especialmente importante:
“Purifíquense, porque mañana el Señor hará grandes maravillas
entre ustedes” (v. 5, NTV).
Dios estaba llevando claramente a su pueblo por un camino
nuevo. ¡Josué había dicho: “ustedes nunca antes viajaron por este
camino” (v. 4, NTV)!
La frase final en el proceso de seguir este nuevo camino se redujo
simplemente a dar el paso. Dios le dijo a Josué: “Dales la siguiente
orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: ‘Cuando lleguen
a la orilla del río Jordán, den unos cuantos pasos dentro del río y
deténganse allí’” (Josué 3:8, NTV).
Todo lo maravilloso que se logra en nuestro andar con Jesús
comienza tomando unos pocos pasos en Él. Entonces debemos
esperar gustosamente que Él actúe. Considere el dilema de Josué. Se
les pidió a sus sacerdotes que entraran al Jordán en la peor época del
año para intentar semejante cruce. Según la Escrituras: “Era la
temporada de la cosecha, y el Jordán desbordaba su cauce” (Josué
3:15, NTV).
Sin embargo, los sacerdotes obedecieron y la Biblia registra:
“Pero en cuanto los pies de los sacerdotes que llevaban el arca
tocaron el agua a la orilla del río, el agua que venía de río arriba dejó
de fluir y comenzó a amontonarse. . . . Después, todo el pueblo
cruzó” (Josué 3:15-16, NTV).
Aunque el Jordán pronto se convirtió en un lecho de río seco,
todavía era el río de la libertad de los israelitas. Estaban siendo
liberados hacia la promesa de Dios para ellos. A pesar de que
decimos que “Israel” cruzaba el Jordán en un sentido colectivo, cada
israelita sin duda tuvo que cruzarlo individualmente. Cada uno tuvo
que ejercitar la fe para tomar esos primeros pasos y comenzar su
encuentro personal con el río de la libertad. Durante los años que
siguieron cada uno podía decir: “¡Estuve allí aquel día!”.

Un paseo por el río


Recuerdo el día cuando el pastor Jack Hayford ingresó en el río de
la libertad y guió a 40.000 pastores y a otros líderes con él. Ocurrió
en la Conferencia Cumplidores de Promesas para pastores celebrada
en el estadio Dome de Atlanta, Georgia, en febrero de 1996.
A Jack se le asignó el tema “guarda tu corazón como un hombre
de adoración”. Al principio, en su mensaje Hayford dijo:
“Finalmente, todo sobre mi ministerio, mi familia, mi feligresía;
todo sobre mi vida se reduce a mi andar de adoración privada con
Dios”.137 Hayford sugirió que aunque esos miles de pastores se
habían reunido en un entorno obviamente colectivo, él esperaba que
Dios de alguna manera aislara a cada uno en su propia “tienda de
adoración privada” ante el trono de Dios.
El mensaje de Jack trató principalmente sobre el rey David, quien
fue el autor de más pasajes sobre la adoración en las Escrituras que
cualquier otro y se recuerda mejor por su etiqueta bíblica: un
hombre conforme al corazón de Dios (véase 1 Samuel 13:14;
Hechos 13:22).
Hayford llamó particularmente la atención sobre el hecho de que
la prioridad principal de David como rey de Israel era llevar el Arca
del Pacto, la morada de Dios, de vuelta a Jerusalén. El Arca se había
mantenido en cautiverio durante años y David deseaba llevarla a
casa.
Cuando lo hizo, tal como lo enfatizó Hayford, David no construyó
un templo muy elaborado para el Arca sino que levantó una tienda
de campaña sencilla, un lugar llamado el Tabernáculo de David (del
cual hablamos largo y tendido en la segunda parte de este libro).
David lo hizo, sugiere Hayford, porque el rey quería la presencia de
Dios donde él pudiera tener acceso de manera personal y con
regularidad. Cuando el Arca por fin llegó a esta tienda, David estuvo
rebosante de alegría y danzó frenéticamente delante de Dios.

Un salto y un paso
La lección de Jack Hayford aquel día fue conmovedora, pero el
mensaje real se produjo en los últimos minutos cuando habló acerca
de un viaje que había hecho varios años atrás a una nación que no
mencionó. Los creyentes tenían allí una tradición inusual de
adoración que lo perturbó. Jack explicó que cuando estos adoradores
entonaban coros fuertes y alegres lo hacían “algo así como dando un
pequeño salto y un paso”, —dijo mientras hacía una rápida
demostración.
Jack había visto varios estilos de adoración durante los años
mientras viajaba, y ciertamente entendía que algunas culturas, como
muchas en África y el Pacífico, incluían habitualmente danzas como
una forma de sus tradiciones de adoración. Pero eso le molestaba. Él
era de una cultura occidental más conservadora. Él incluso habló allí
con algunos de los líderes cristianos gentilmente, pero expresando
su consternación. Pensó que les compartía un punto de sabiduría.
Pero, como lo relató Jack: “Toleraron amablemente mis
observaciones y no me reprocharon, pero tampoco cambiaron su
adoración”.
Cuando Jack regresó a casa, varios miembros de su personal le
preguntaron sobre el viaje. Algunos se preguntaban especialmente
sobre cómo los creyentes adoraban allí. Así que, en una reunión del
personal, Hayford les hizo una breve demostración saltando y dando
un paso con una o dos patadas rápidas. Incluso agregó una sonrisita,
como si sugiriera: “¿Pueden creer que cristianos cuerdos hagan algo
como esto durante su servicio de adoración el domingo por la
mañana?”.
Jack pensó muy poco sobre esta “lección de baile” hasta tres
meses después durante un tiempo de adoración personal. Había sido
un tiempo profundamente conmovedor y Jack se encontró diciendo a
sí mismo: “¡Jesús, te amo demasiado, te alabo, Señor, te amo más de
lo que puedan expresar mis palabras!”.
La presencia de Dios llenó la habitación. Jack oyó de repente la
voz inconfundible de Dios: ¿Danzas conmigo? (Al escuchar esto,
desde luego, me acordé de mi danza delante del Señor en ese bosque
cerca de Washington, como lo describí en el capítulo 7).

Danzando con deleite


Jack se quedó atónito. “Todo en mi interior quería gritar: ‘¡Tienes
que estar bromeando!’”, les dijo a los 40.000 pastores. Añadió:
“Nunca en el mundo lo haría. ¡No hago esas cosas!”.
Sin embargo, Jack sabía que esta era una invitación del Señor
mismo. Jack continuó: “La opción era mía. Si bien sabía que no
perdería mi salvación ni mi ministerio si no lo hacía, sabía que
perdería algo de mi capacidad para tener intimidad con Dios si no
danzaba”.
Jack admitió: “Por un segundo pensé: Sé que le voy a decir al
Señor. Le diré que no conozco ningún paso en la danza”.
Pero el Espíritu Santo estaba un paso adelante y dijo: Usted le
mostró a todo su personal lo que vio en ese otro país. ¡Así que por lo
menos conoce uno!
En ese momento de intimidad Jack comenzó a llorar. Se vio no
como un pastor de una gran feligresía respetada sino como un bebé
de dos años de edad llevando un pañal y sin ningún tipo de
coordinación para la danza.
Ahora, tantos años después, él estaba contando este
acontecimiento ante 40.000 compañeros pastores.
Lo que ocurrió luego no fue diferente a la sorpresa de la abuela
durante el estudio bíblico en el norte de Tailandia. Un río de libertad
había comenzado a fluir en el Georgia Dome, y Jack Hayford estaba
a la vanguardia.
Continuando con su testimonio, Jack explicó: “Vi aquel día en la
adoración a ese pequeño bebé vestido con pañal como si fuera yo,
danzando con deleite. Y de repente sentí la vergüenza por mi orgullo
y reserva”.
Entonces Jack, entre lágrimas, dijo en la reunión de pastores: “En
ese momento comencé a danzar, justo así. . .” y de repente este líder
respetado estaba más que demostrando su baile; estaba adorando.
Jack Hayford estaba danzando delante del Señor, y delante de
40.000 líderes cristianos.
El Georgia Dome estalló en un coro de llanto y adoración. El
llanto no era de dolor sino por un anhelo personal de la misma
libertad que demostró Jack.
Todo esto ocurrió en menos de uno o dos minutos, pero aquel río
de la libertad fluyó libremente durante el resto de la conferencia.
Cinco años después, un pastor muy conocido de una tradición
conservadora me dijo que aquellos momentos fueron los más
liberadores de todo su ministerio. Al igual que 40.000 otros aquel
día, incluyéndome a mí, Jack Hayford había descubierto la
dimensión personal de la adoración intercesora al ingresar al río de
la libertad de Dios. Es un río del deleite de Dios dispuesto para
llevarnos de una manera nueva a un día nuevo con Él. El río está
esperando. El canal principal es la adoración intercesora. ¡Sólo
demos unos cuantos pasos!

135 Paul DeNeui, “What Happened When Grandma Danced,” Missions Frontiers
(Junio 2001), págs. 18-19.
136 Íbid., pág. 19.
137 Jack Hayford, “Guarding Your Heart as a Man of Worship” (enseñanza
presentada en la Conferencia para Pastores Promise Keepers, Georgia Dome,
Atlanta, GA, 14 de febrero de 1996).
23. Una llama fragante.Sexto río:El río de la humildad
La dimensión purificadora
de la adoración intercesora
Lancé un fósforo a la chimenea y observé cómo se
encendían las astillas secas por debajo de los troncos
de roble partidos. Lo que ocurrió aquella mañana en
nuestra sala liberó un aroma de adoración en las
regiones celestiales diferente a cualquier otro aroma
que pueda recordar.
Aquel día, muchas cosas tomaron forma en mi mente acerca de la
naturaleza de Dios y de lo que más le da placer a Él, así como la
relación entre la humildad y la sanidad.
La tercera parte de este libro ha tratado acerca de los ríos
proféticos. Sugerí anteriormente que el flujo de tal adoración va a
traer al final sanidad a las naciones y este flujo jugará un papel
decisivo para desatar los ríos de la presencia de Dios, los cuales
traerán sanidad a todos los niveles de la sociedad. Pero en el corazón
de esta sanidad va a haber un espíritu de humildad.

Una dimensión purificadora


Por naturaleza, un río cuya fuente es el corazón de Dios tendrá en
sus aguas algo del corazón mismo de Dios. Además, si ese río ha de
llevar sanidad a las naciones fluirá a través del pueblo de Dios hacia
un mundo moribundo. Dios no ha escogido ningún otro medio.
El río que Dios me mostró ante nuestra chimenea aquel día era el
río de la humildad, y este nos presenta la dimensión purificadora de
la adoración intercesora.
Puede parecer extraño relacionar la humildad con la sanidad de las
naciones, pero para esto existen fundadas razones bíblicas. Dios es
un Dios santo, pero humilde. Sabemos que Dios es santo; perfecto e
íntegro en todo sentido. Las expresiones bíblicas para “santidad”
sugieren aquello que “supera la debilidad y la imperfección”.138
La santidad con referencia a Dios connota la separación de todo lo
que es humano o terrenal. Dios no necesita ni requiere nada, ni
nadiepara sustentarlo; Él es completo en la unidad de su Trinidad. Él
está por encima de todo lo que es humano.
Sin embargo, Dios creó la humanidad en un acto increíble de
humildad. Él lo hizo para que algún día lo conociéramos en todo su
esplendor. Dios literalmente entregó una parte de sí mismo al crear
al ser humano.
Pensemos ahora en la encarnación. Dios eligió hacerse hombre, en
Cristo, para vivir y morir entre los seres humanos.
El apóstol Juan deja claro que desde el principio mismo, Cristo,
como el Verbo, existió como Uno con Dios. Leemos: “En el
principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo
era Dios” (Juan 1:1). La “encarnación” una expresión teológica que
describe a Dios que viene “en Cristo” para vivir en este mundo. Este
hecho se describe en la declaración de Juan: “Y el Verbo se hizo
hombre y habitó entre nosotros” (v. 14).
El apóstol Pablo, del mismo modo, destacó la cualidad de la
humildad con referencia a Cristo:
Quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual
a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó
voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y
haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse
como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente
hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:6-8).
El río del poder sanador de Dios comienza con Cristo, y Cristo es
la encarnación de la humildad.
La humildad y la sanidad
La relación entre la humildad y la sanidad se encuentra en la
directriz de Dios para Salomón, la cual se cita a menudo en el
contexto del avivamiento: “Pero si mi pueblo, que lleva mi nombre,
se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta
perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré
su tierra” (2 Crónicas 7:14, NTV).
La primera necesidad de esta promesa condicional es la humildad.
Todo lo demás fluye a partir de esta primera cualidad. La promesa
final consiste en que Dios oirá “desde el cielo” y restaurará su tierra.
La restauración de la tierra comienza con la humildad de los santos;
el pueblo de Dios. Lo que comienza con humildad termina con
sanidad.
Pocas personas que Dee y yo hemos conocido soportan la carga de
2 Crónicas 7:14 más fielmente que nuestra amiga Nancy Leigh
DeMoss. Nancy, una oradora y escritora talentosa, ha servido
durante muchos años en un cargo de liderazgo clave con Life Action
Ministries [Ministerios Vida en Acción] que presenta un programa
de radio diario llamado Revive Our Hearts [Aviva Nuestro Corazón]
el cual se emite en más de 300 emisoras.
Dee y yo conocimos a Nancy a través de su enseñanza desafiante
sobre “El corazón que aviva Dios”, la cual incluye una lista de
verificación para ayudar a los creyentes a evaluar su corazón ante
Dios. Nancy presentó esta enseñanza ante 5.000 miembros del
personal de campo de la Cruzada Estudiantil y Profesional, en Fort
Collins, Colorado, en 1995, y el resultado de su enseñanza trajo a
los íes de Cristo muchas personas durante muchas horas de
arrepentimiento público. Luego enviamos esta enseñanza a los
líderes de más de 100 naciones que están vinculados con Cruzada a
Cada Hogar.
Comencé a orar diariamente por Nancy al sentir un toque único
sobre su vida. Le pregunté si ella tenía algunos asuntos personales
por los cuales podríamos orar, y ella comenzó a enviarnos sus cartas
de oración e itinerarios.
Nancy pidió oración en una carta por dos asuntos específicos
personales. Uno era por discernimiento espiritual y el otro por
protección contra el orgullo. Nancy hizo referencia a un archivo de
cartas de elogio de parte de sus líderes, un archivo que se estaba
“agrandando mucho”. Ella nos explicó que, aunque apreciaba las
cartas, no quería que se convirtieran en un estimulador para el
orgullo en su vida.
Le presenté la carta de Nancy al Señor cuando estaba sentado en
mi oratorio. Hice caso omiso a su preocupación sobre el orgullo
porque de todas las personas que Dee y yo habíamos conocido en el
liderazgo, Nancy parecía la menos preocupada por ella misma. Aún
así, oré.
Centré aquel día una porción de mi oración en la petición
específica de Nancy de tener discernimiento espiritual. De repente
me sentí obligado a escribirle a Nancy, incluso mientras oraba.
Tomé una tableta y comencé a escribir.

Una sugerencia simbólica


Le escribí una carta incluyendo una cita que había escuchado
alguna vez sobre cómo escuchar la voz de Dios. Cuando terminé,
recordé el archivo de cartas que Nancy había mencionado y
entonces añadí una posdata. Pero me sentí incomodo al respecto, así
que decidí preguntarle a Dee si ella pensaba que era conveniente
esta posdata.
La posdata sugería que si Nancy tenía una chimenea, ella podría
hacer algo simbólico con algunas de las cartas en su archivo. Sugerí
que ella podría considerar quemar algunas de esas cartas para darse
a sí misma un sentido de liberación, ya que la Biblia nos dice que
todas nuestras obras algún día se pondrán a prueba con fuego. Me di
cuenta de que esta era una sugerencia extraña mientras la escribía.
Dee leyó la posdata y sugirió que si yo sentía que Dios
verdaderamente lo había puesto en mi corazón, debía escribir la
posdata. Envié mi carta al día siguiente con la posdata incluida.
Se programó una conferencia de Aviva Nuestro Corazón varios
meses después en nuestra ciudad. Nancy Leigh y Henry Blackaby
iban a hablar. Le escribí a Nancy y la invité a nuestro hogar para
cenar, o al menos para tener un tiempo de oración. Dee y yo nos
fuimos a Australia antes de que Nancy pudiera responder.
Regresaríamos a la casa sólo unos días antes de que comenzara la
conferencia.
Llamé a mi secretaria, Debbie Lord, mientras estaba en Australia,
para que me tuviera al tanto. Entonces Debbie me dijo: “Nancy
escribió y dijo que le encantaría ir a tu casa para orar, pero hizo una
pregunta extraña. Preguntó si usted tenía una chimenea”. Debbie
estaba confundida sobre la petición de la chimenea (nadie le había
hecho antes una pregunta así), pero yo supe inmediatamente qué
quiso decir Nancy.
Le dije a Debbie que le explicaría todo cuando regresara y le pedí
que le hiciera saber a Nancy que sí teníamos chimenea.

Un momento de Isaac
Las llamas se hacían más luminosas en nuestra chimenea aquella
mañana fría de marzo a medida que Nancy disfrutaba sentada en
nuestra sala, sujetando en las manos su archivo de cartas. Con ella
estaba un intercesor personal de mucho tiempo atrás que Nancy
quería que la acompañara durante este momento personal.
Yo no había hablado realmente con Nancy, excepto brevemente,
para confirmar sobre este tiempo que íbamos a tener juntos en
nuestra casa. Además, no mencioné las cartas en ese entonces
porque sabía lo que pasaba por la mente de Nancy desde el día en
que preguntó si teníamos una chimenea. Estábamos aquí, ahora, y
era un momento incómodo. Me encontré buscando mentalmente una
buena salida “bíblica” para Nancy, y esperando que no lo tuviera
que hacer después de todo.
Entonces me vino a la mente la disposición de Abraham de
sacrificar a su hijo Isaac. “Sabes, Nancy—sugerí—es posible que lo
que está ocurriendo hoy sea uno de esos momentos que vivió Isaac”
—le dije.
Luego relaté la historia conocida de Génesis 22. Dios le pide a
Abraham que sacrifique a su amado hijo. Sólo en el último
momento, mientras Isaac estaba en el altar con la madera apilada y
la mano de Abraham agarrando el cuchillo del sacrificio, el ángel
del Señor gritó: “¡No pongas tu mano sobre el muchacho! —dijo el
ángel—. No le hagas ningún daño porque ahora sé que de verdad
temes a Dios” (Génesis 22:12, NTV). En ese momento Dios
proveyó un carnero para que tomara el lugar de Isaac.
“Nancy—le aconsejé—Dios tal vez te ha traído hasta este punto
para decir: ‘Ahora sé lo que hay en tu corazón y no necesitas
sacrificar esas cartas’”.
Y añadí rápidamente: “O tal vez Dios quiere que hagas lo que te
sugerí en mi carta, es decir, sacrificar dos o tres de ellas como un
símbolo de tu deseo de permitir que nada se interponga entre tú y lo
mejor que Dios tiene para ti”.

Un aroma de alabanza
Me di cuenta desde por la mirada que el rostro de Nancy mostraba
seguridad de lo que debía hacer. Entonces pensé: este va a ser un
buen momento para salir del camino de Dios.
Finalmente Nancy habló: “No, Dick” —dijo en voz baja. “Tienen
que ser todas las cartas, y tiene que ser hoy”. Así que después de una
oración para liberarlas, Nancy se acercó a la chimenea y se arrodilló.
Arrojó a las llamas cada carta, una por una. Para mi asombro,
incluso vi que arrojó a las llamas una de las cartas que yo había
escrito dos años atrás. Debió ser la carta en la que le dije a Nancy
que su enseñanza sobre cómo mantener nuestro corazón puro había
impactado tanto mi vida y ministerio.
El acto del sacrificio de adoración de Nancy fue puro y profético.
Creo que el humo de esa chimenea exhaló un aroma fragante de
alabanza que se elevó al trono mismo de Dios. Me acordé entonces
de la oración del salmista:
Pasamos por el fuego y por la inundación, pero nos llevaste
a un lugar de mucha abundancia. . . . Por eso sacrifico
ofrendas quemadas a ti, lo mejor de mis carneros como
aroma agradable (Salmos 66:12,15, NTV).
En los meses siguientes, una nueva unción vino sobre Nancy.
Cada CD de sus enseñanzas y cada página de uno de sus libros
parecían expresar el corazón mismo de Dios. Nancy se había
sumergido en el río de la humildad de Dios, y se había sumergido
hasta el fundo. Su experiencia nos presentó lo que yo llamo la
dimensión purificadora de la adoración intercesora.

Una extraña inquietud


No me di cuenta en ese momento de lo mucho que ese encuentro
de la chimenea había impactado mi vida. Si una palabra profética
significa “hablar ante” una persona o un grupo para comunicar un
mensaje del Señor, entonces un acto profético sería “actuar ante”
una persona o un grupo de tal manera que se comunique un mensaje
o una directriz de Dios. El acto de humildad de Nancy comunicó
profundamente una palabra del corazón de Dios al mío, ¡y por eso
mi oración consiste en que tenga el mismo efecto en el suyo!
En el otoño de ese año nuestro equipo ministerial ejecutivo
comenzó a redactar el plan titulado “El cumplimiento de la
Comisión”. Este plan, como podrá recordar del capítulo 17, incluía
la formación de alianzas estratégicas para movilizar al Cuerpo de
Cristo para lanzar y mantener un evangelismo sistemático, casa por
casa, y campañas de discipulado en cada nación de la tierra en
nuestra generación.
Decidí a finales del otoño apartar el mes de diciembre de 1998
exclusivamente para la oración. Sabía que nuestro equipo ejecutivo
principal mayoritario entendería e incluso participaría conmigo
durante algunos días. Como lo hice durante la primera vez que
aparté un mes así para la oración, en diciembre de 1987 me
comprometí a dedicar a la oración las horas que normalmente
pasaba en mi escritorio o en otras reuniones.
Había, sin embargo, un problema técnico: Muchos meses antes,
Dee y yo nos habíamos comprometido a realizar una Escuela de la
Oración para Cambiar el Mundo, la primera semana de diciembre,
en Singapur. Decidí que como habíamos dedicado mucho esfuerzo
en la planeación y a los preparativos, y como este seminario sólo
involucraba un par de noches y un sábado por la mañana, todavía
podía pasar el resto de los días de esa semana y ese mes en oración.
Así cumpliría con mi compromiso.
A medida que se acercaba el mes me sentí más inquieto. Era como
si Dios quisiera que me centrara en algo importante, pero algo se me
escapó. De repente llegó la noche antes de volar a Singapur, y Dee y
yo estábamos empacando maletas. Yo estaba en la cocina cuando vi
un sobre marrón acolchado que llegó en el correo de ese día. Era un
paquete de Nancy Leigh.
Había en el paquete un pequeño libro de Andrew Murray titulado
Humildad. Conocía bien al autor. De hecho, nuestra Escuela de la
Oración para Cambiar el Mundo, la cual Dios había usado para
capacitar a muchos miles de creyentes a nivel mundial, obtuvo su
nombre del libro clásico de Andrew Murray Con Cristo en la
Escuela de la Oración.
Nancy había escrito en la cubierta interior una nota sugiriendo que
el libro podría ser una bendición para mí en esa época de mi vida.
“Llévelo a su viaje”, —me ordené a mí mismo en silencio. Pronto
descubrí que esa decisión transformaría el mes entero.

Un encuentro en el jardín
Llegamos a Singapur a la medianoche del domingo 29 de
noviembre y pasamos el día siguiente adaptándonos al cambio de
horario. Comenzaría mi mes de oración el martes 1 de diciembre.
Decidí ir al hermoso jardín botánico de Singapur para pasar mi
primer día entero en oración.
Vi el libro de Andrew Murray sobre la mesita para servir el café,
mientras me preparaba para salir de la habitación del hotel y decidí
llevarlo conmigo. Pronto estaba sentado en una vieja banca de
madera bajo un enorme árbol baniano donde me había sentado en
adoración y oración durante varios viajes anteriores a Singapur.
Mientras adoraba en silencio me di cuenta de que estos fueron los
primeros momentos de un mes entero dedicados a buscar al Señor,
sobre todo con respecto a nuestro plan ministerial para El
cumplimiento de la Comisión. Pero sentí que algo hacía falta.
Cogí el librito de Andrew Murray. Contemplé durante unos
segundos el título—Humildad—. Me pregunté cómo este libro y su
tema podrían relacionarse con el propósito de alcanzar las naciones
para Jesús. Susurré: “Señor, ¿tiene esto algo que ver con mi mes de
oración?”.

Una piedra de toque infalible


Abrí el libro al azar, por alguna razón no al comienzo del mismo
sino en las dos últimas páginas donde encontré un breve epílogo del
autor. Se titulaba simplemente: “Una oración por la humildad”. Al
sentir que de hecho tenía algo que ver con mi mes de oración, leí:
Le daré aquí una piedra de toque infalible. . . . Ese toque
infalible es el siguiente: retírese del mundo y de toda
conversación, sólo por un mes; no escriba, no lea, no discuta
nada consigo mismo; haga una pausa en todas las actividades
anteriores de su corazón y de su mente: y, con todas las
fuerzas de su corazón manténgase firme todo este mes, con
tanta constancia como le sea posible. Manténgase en actitud
de oración a Dios. Ofrézcala frecuentemente de rodillas; pero
ya sea sentado, caminando o estando de pie, tenga siempre
un anhelo interno de adorar a Dios fervientemente mediante
una oración con un contenido como este : “Que de Su gran
bondad, Él le dé a conocer y quite de su corazón cualquier
tipo, forma y clase de orgullo, ya sea que provenga de
espíritus malignos o de su propia naturaleza corrupta; y que
Él despierte en usted la mayor profundidad y verdad de esa
Humildad, lo cual lo hará capaz de recibir su luz y su Espíritu
Santo”.139
En ese momento supe que había encontrado mi tema de oración
para el mes. He aquí, yo estaba en el primer día de un mes dedicado
a la oración, preguntando a Dios si Él tenía un enfoque especial para
este mes, y de pronto abrí la página de un libro escrito cien años
atrás. Este libro le sugería al lector que apartara un mes para orar
sobre un enfoque—la humildad—. Dios captó mi atención y Él
estaba listo para orientarme en la dirección de su río de la humildad.
Tan sustanciosos fueron los puntos de vista sobre la humildad de
la pluma de Andrew Murray que desde esos momentos memorables
registré varios enfoques específicos para ayudarnos a sumergirnos
en ese río transformador del deleite de Dios.

La esencia de la humildad
Primero está la esencia de la humildad. La esencia se refiere a la
naturaleza fundamental o a las características inherentes de una idea
o persona. En realidad, la esencia representa el núcleo o el corazón
de algo muy valorado. Por supuesto, el corazón mismo de la
humildad es Dios. Andrew Murray escribió: “La vida cristiana
sufrió una pérdida en cuanto los creyentes no han sido claramente
guiados para ver que nada es más natural, hermoso y bendecido que
ser nada, para que Dios pueda ser todo”.140
Murray expresó posteriormente: “La humildad es simplemente la
sensación de la nada completa que llega cuando vemos cómo Dios
es verdaderamente todo, y donde damos paso para que Dios sea
todo”.141

La excelencia de la humildad
En segundo lugar está la excelencia de la humildad. La excelencia
se refiere a lo mejor que hay, sugiriendo superioridad o
preeminencia. Andrew Murray dice que la excelencia en Cristo se
mide mediante la humildad de una persona. Él declaró: “La vida que
Dios otorga se imparte no una vez por todas sino cada momento de
manera constante mediante la intervención continua de su gran
poder. La humildad, el lugar de la dependencia completa en Dios,
es, desde la misma naturaleza de las cosas, el primer deber y la
mayor virtud del hombre. Es la raíz de toda virtud”.142 Murray
añadió: “La humildad es una de las gracias principales y mayores.
Es una de las más difíciles de alcanzar y hacia la cual se debe dirigir
nuestro principal y mayor esfuerzo”.143

El ejemplo de la humildad
En tercer lugar está el Ejemplo de la humildad. Puse
intencionalmente en mayúscula la letra E en “Ejemplo” porque no se
refiere a una cualidad abstracta sino a una Persona. Esa Persona es
Cristo. Jesús es la encarnación de la humildad. Andrew Murray
resumió: “Cristo es la humildad de Dios encarnado en la naturaleza
humana”.144
Murray estaba convencido de que todo lo que hizo Cristo para
redimir a la humanidad se debió a su humildad. Tenga en cuenta la
siguiente declaración del autor:
Es de una importancia inimaginable que debemos tener un
entendimiento correcto de quién es Cristo. Debemos
comprender correctamente lo que realmente lo constituye, el
Cristo, y sobre todo lo que puede considerarse su
característica principal, la raíz y la esencia de todo su
carácter como nuestro Redentor. Sólo puede haber una
respuesta: es su humildad. ¿Qué es la encarnación sino su
humildad divina, su despojo de sí mismo y el milagro de
hacerse hombre? ¿Qué es su vida en la tierra, sino la
humildad tomando la forma de siervo? ¿Y qué es su
expiación sino la humildad? “Él se humilló a sí mismo y se
hizo obediente hasta la muerte”.145

El efecto de la humildad
En cuarto lugar está el efecto de la humildad. Andrew Murray
estaba convencido de que todo fruto espiritual se originaba en el
suelo de la humildad. Andrew escribió:
La humildad es el único suelo en el que echan raíces las
gracias; la falta de humildad es la explicación suficiente de
cada defecto y fracaso. La humildad no es tanto una gracia ni
virtud junto con otras; es la raíz de todo porque sólo ella
asume la actitud correcta ante Dios y le permite a Él, como
Dios, hacer todo. 146

La evidencia de la humildad
Por último está la evidencia de la humildad. La “evidencia” es la
prueba o la validez de algo que pueda estar en duda. Un énfasis en la
santidad se extendía por la tierra cuando Andrew Murray escribió su
libro sobre la humildad. Murray estuvo preocupado por la
posibilidad de que el orgullo encontrara fácil acceso en los que
estuvieran convencidos de que habían alcanzado la santidad. Él
predicó: “Que todos los maestros de la santidad, ya sea en el púlpito
o en la tarima, y todos los que busquen la santidad, ya sea en secreto
o en público, adopten las medidas preventivas. No hay orgullo tan
peligroso, ninguno tan sutil ni engañoso como el orgullo de la
santidad”.147
Andrew Murray señaló a Cristo como nuestro ejemplo supremo de
la santidad y la humildad: “Jesús el Santo es el Humilde. El más
santo siempre va a ser el más humilde. No hay nadie santo sino
Dios. Tenemos tanto de la santidad, como tenemos de Dios”.148

El aroma persiste
El aroma de nuestra chimenea aquella mañana de marzo persiste
en mi memoria. Había algo purificador acerca del flujo de la
presencia de Dios aquel día. Era el río del deleite, y el deleite estaba
en la alegría que Dios experimenta cuando sus hijos se humillan
delante de Él y de los demás.
Me di cuenta ese día de que aquellas personas cuyos ministerios y
estrategias iban a impactar más al mundo para Jesús eran aquellas
que más se humillaban delante de Dios. Sabía que Cada Hogar para
Cristo debía perseguir nuestro plan ministerial desafiante desde la
base de la humildad si queríamos tener éxito. Comprendí que las
alianzas y asociaciones necesarias para completar la Gran Comisión
hacen necesario que haya una unidad, la cual sólo llega a través de
un nuevo nivel de humildad.
Andrew Murray tenía la razón en su hipótesis: La humildad es la
piedra de toque infalible que hará todo esto posible. La adoración
intercesora juega un papel muy importante en esta humildad porque
así como lo dijo tan persuasivamente el difunto Paul E. Billheimer:
“Aquí está uno de los principales valores de la alabanza: Se
descentraliza el yo. La adoración y la alabanza a Dios exige un
cambio de enfoque del yo hacia Dios”.149
Nada de lo que conozco tiene una mayor capacidad para unir al
Cuerpo de Cristo en pureza y humildad que un movimiento
apasionado de la adoración intercesora. A medida que surja esta
unidad a través de la humildad se liberará un flujo de la pureza
profética que “hablará ante” todo el mundo, declarando del poder
transformador del amor de Cristo. ¡Qué glorioso río para nadar!

138 Theological Word Book of the Old Testament, Bible Explorer (San Jose, CA:
Epiphany Software, 1999).
139 Andrew Murray, Humility (New Kensington, PA: Whitaker House, 1982), pág.
105.
140 Íbid., pág. 6.
141 Íbid., pág. 12.
142 Íbid., pág. 10.
143 Íbid., pág. 37.
144 Íbid., pág. 18.
145 Íbid.
146 Íbid., pág. 12.
147 Íbid., pág. 56.
148 Íbid., pág. 54.
149 Paul E. Billheimer, Destined for the Throne (Fort Washington, PA: Christian
Literature Crusade, 1975), pág. 118.
24. El cántico de Adán. Séptimo río: El río del destino
La dimensión posesiva
de la adoración intercesora
No estoy seguro de mi capacidad para reconocer
cuando una acción en la oración (o en la adoración) sea
profética. Tampoco estoy seguro de que se deba
reconocer como tal en el momento. A veces pueden
pasar meses o incluso años antes de que nos demos
cuenta de que tal acto era, de hecho, de naturaleza
profética.
Eso es lo que creo que ocurrió el día que Dee y yo oramos y
cantamos por Garrett y Carol Lee en la sala de oración de Cada
Hogar para Cristo.
Nuestro primer nieto, Jack, había nacido unos días antes. Jack fue
motivo de mucha alegría, y nuestros queridos amigos de CHC se
regocijaron con nosotros. Sin embargo, para Garrett y Carol, nuestra
alegría se convirtió rápidamente en un triste recordatorio de su
pérdida personal. Carol tuvo un aborto involuntario apenas unos días
después del nacimiento de Jack. Con ello vino el temor que se asocia
frecuentemente con la pérdida del primer bebé; el temor de que tal
vez nunca puedan tener hijos. Dee y yo podíamos ver que los Lee
estaban desconsolados.
Garret y Carol eran parte de nuestro personal, así que fue fácil
para mí como presidente invitarlos a mi oficina y sugerir que Dee y
yo queríamos orar por ellos. Hubo lágrimas en los ojos de Carol
cuando lo mencioné.
Momentos más tarde estábamos sentados en la sala de oración de
nuestro ministerio; una pequeña capilla donde tenemos banderas
pequeñas de todos los países colocadas en la moldura alrededor de la
sala. Esto genera una atmósfera que nos recuerda que siempre
estamos “orando por las naciones”.
Aquel día, la oración por Garrett y Carol iba a ser particularmente
personal. Sólo mucho después (de hecho, meses) estas banderas
cobrarían un significado especial en el milagro que se llevaría a
cabo.

Los recuerdos de una canción


Miré a Garrett y a Carol y comprendí que no tenían ninguna idea
de por qué cosas orar debíamos cuando nos sentamos en la sala de
oración. Mi mente estaba en blanco. Dee me rescató diciendo que
queríamos que supieran lo mucho que los amábamos, y que la vida a
veces nos sorprende con retos difíciles. Nada de estos desafíos—
continuó—jamás cambia el carácter de Dios. No lo sabíamos en ese
momento, pero justo algunos años después aprenderíamos esta
verdad demasiado bien cuando nuestro pequeño Jack, quien nos
trajo tanta alegría, sería llevado repentinamente al cielo a los cinco
años de edad.
Mientras Dee hablaba me vino de repente a la memoria una
canción. No era una canción que yo hubiera cantado sino una
canción que me enteré que otra persona había cantado. La canción
había sido entonada años atrás para un público de una sola persona
en una iglesia a la que Dee y yo asistíamos en esa época. La solista
era una niña de ocho años de edad llamada Aimee. El público era
solamente nuestro pastor en ese momento, Jack Hayford. Jack relata
esta experiencia en su libro inspirador: Worship His Majesty.150
La pequeña Aimee agarró a Jack por el abrigo un domingo por la
mañana cuando el pastor se dirigía por el pasillo entre los cultos.
Ella le preguntó alegremente: “Pastor Jack, ¿quieres escuchar mi
canción?”.
Jack no pudo resistir la inocencia de Aimee. Aunque estaba de
prisa, esperó a que la niña entonara la canción que había inventado.
La canción se acabó, y en seguida el pastor le aseguró que era una
bella canción. La canción de Aimee le trajo recuerdos al pastor Jack,
recuerdos que años más tarde entendí en lo que leí de su libro.
La melodía de Aimee le recordó a Jack un mensaje que él había
compartido nueve años antes en La Iglesia en el Camino de Van
Nuys, California, donde pastoreaba en ese momento. Su sermón se
titulaba: “Concebir y dar a luz”, con base en los primeros versículos
de Isaías 54.
Jack destacó especialmente las primeras palabras del pasaje: “Tú,
mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que
nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con
júbilo!”, haciendo énfasis en la ironía de un profeta en aquella
cultura que le decía que cantara a una “mujer desesperada y
marginada de la sociedad” (lo cual era exactamente una mujer estéril
en esa época). Parecía absurdo sugerir tal cosa, por lo menos en el
antiguo Israel. Tal como lo explica Hayford así:
La condición estéril de una mujer no provocaba una canción
en el antiguo Israel. Una mujer sin hijos era marginada,
desacreditada, sospechosa de ser indigna espiritualmente y
era potencialmente sujeta al divorcio, todo por su
incapacidad biológica de procrear. El profeta le ordena a la
mujer que cante en esta situación deprimente de
desesperanza personal y, aunque parezca increíble, la dirige
para que comience a preparar una sala cuna ¡para los bebés
que vienen (en plural)!151
Entonces Jack lee lo esencial del pasaje. Es un pasaje que la
mayoría de los predicadores emplean para respaldar un proyecto
nuevo de construcción o para la ampliación de algún ministerio. En
realidad, este pasaje habla de una mujer estéril que tiene tantos
bebés que su esposo debe construir un lugar más grande para
albergarlos. Jack decía: “¡Extiende el sitio de tu tienda! . . . . porque
vas a extenderte a la derecha y a la izquierda, y tu descendencia
heredará naciones. . . . te olvidarás de la vergüenza de tu juventud. . .
. Tu marido es tu Creador, y su nombre es el Señor de los ejércitos”
(Isaías 54:2-5, RVC).

La esterilidad en los puntos sombríos


Jack explicó que su mensaje de aquella mañana no había sido una
lección sobre “tener hijos en el sentido físico”, sino sobre “la
manera de superar la esterilidad en los puntos sombríos de nuestro
andar cristiano”. La adoración—sugirió Jack—era la clave para traer
la victoria cuando las circunstancias parecieran irremediablemente
infructuosas.
De repente Jack hizo una pausa. Estaba a mitad de camino en su
sermón y sintió el estímulo del Espíritu Santo: A continuación
explicó:
Mi mensaje [esta mañana] no ha tenido que ver
específicamente con la procreación natural. . . . Aún así, el
Espíritu Santo puso en mí alma la impresión de que hay aquí
una pareja esta mañana que ha anhelado tener un hijo, a
quienes les han dicho que no pueden tenerlo y a quienes el
Señor quiere decirles que Él está presente para hablarles de
su necesidad, esta misma mañana, de una manera personal.152
Lo que el pastor Jack dijo luego fue profético, y por eso nos
presenta la dimensión posesiva de la adoración intercesora, una
dimensión que nos libera en el río del destino de Dios para nuestra
vida.
Jack predicó para cualquier persona que sintiera que esta
“palabra” era específicamente para ella: “Comience a llenar su casa
con cánticos, y mientras lo haga, el poder vivificante de esa canción
establecerá una nueva atmósfera y dará paso a la concepción que ha
deseado”.153
Jack no le preguntó a ninguno de los que estaban presentes que le
indicara si esta era su necesidad. Simplemente expresó lo que sintió
que era la impresión de Dios en su corazón en ese momento.
Un año más tarde, Mike y Cheri, una pareja de nuestra feligresía,
estaban charlando con el pastor Hayford sobre la dedicación de su
primera hija el siguiente domingo. La Iglesia del Camino tenía una
membrecía de miles de personas, y Jack no recordaba haber tenido
antes una conversación especial con esta pareja. Jack recuerda:
“Mike fue directamente al grano después de los saludos de rigor:
‘Pastor Jack, queremos hablar con usted por un instante sobre la
dedicación de nuestra bebé el domingo entrante. Hay algo que
sentimos que debería saber’”.154
Mike le recordó entonces al pastor acerca del sermón de un año
antes sobre dar a luz y, en particular, sobre la palabra profética que
él compartió sobre alguien en la multitud que deseaba tener un hijo
y no había podido.
“Esa palabra que usted dijo, Pastor—explicó Mike—sobre la
pareja que deseaba desesperadamente un hijo—éramos nosotros”.
Mike relató cómo él y Cheri fueron a su casa ese día y
comenzaron a llenar su hogar de canciones espirituales. Él y su
esposa caminaban cogidos de la mano por cada habitación y
entonaban canciones de alabanza y adoración al Señor. Ahora
estaban seguros de que esta nena preciosa que se iba a dedicar a
Dios la próxima semana era el resultado de la respuesta de Dios a
sus cánticos espirituales.
Mike y Cheri llamaron a su hija “Aimee”. Ocho años más tarde
esta misma niña le entonaba una canción especial al pastor Jack
mientras caminaba por el pasillo de la iglesia después del culto,
provocando este increíble recuerdo. Ahora el recuerdo de Jack se
había vuelto el mío, a medida que Dee y yo nos preparábamos para
orar aquella mañana por Garrett y Carol Lee. Supe en ese momento
que tenía que cantar.
El cántico de la promesa
Después que Dee había terminado de compartir sus sentimientos,
lo cual sólo tomó algunos minutos, percibí que Carol se sentía
“estéril”. Recordé nuevamente la profecía de Isaías: “Tú, mujer
estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría!... ¡prorrumpe en
canciones y grita con júbilo!” (Isaías 54:1). Busqué rápidamente el
pasaje y se lo leí a Garrett y a Carol. Les dije que sentía que yo
debía entonar un cántico de fecundidad por Carol.
Antes de que entráramos en la sala de oración me vino a la mente
un salmo, uno que sentía que era particularmente apropiado para
esta pareja. Sin embargo, no había pensado en cantarlo hasta ese
momento específico. Es el Salmo 20, un salmo de esperanza y
aliento. Les pedí que me tuvieran paciencia mientras intentaba
cantar las palabras del salmo de manera espontánea, como si fuera
mi oración. Ellos sabían que yo no era un solista y toleraron con
gracia lo que ocurrió luego.
Cantar espontáneamente un salmo en frente de otras personas no
era algo con lo cual yo me sentía cómodo. De hecho, hasta esta
altura en mis varias décadas en el ministerio sólo una vez antes
había hecho algo así. Tal vez usted recuerde la historia del capítulo
10 de cómo canté dos salmos para mi nuevo amigo Bill, justo antes
de que él abriera mis ojos a la importancia de la restauración del
Tabernáculo de David en los últimos tiempos (véase Hechos 15:16-
17).
Por lo tanto, en presencia de Garrett y Carol, y de mi esposa,
comencé a cantar el salmo 20, un versículo a la vez. Al igual que la
canción inventada de la pequeña Aimee, esta era una melodía recién
inventada que surgió de mi corazón y sin duda no era nada especial.
Recuerdo que canté: “Que el Señor te responda cuando estés
angustiado; que el nombre del Dios de Jacob te proteja. Que te envíe
ayuda desde el santuario; que desde Sión te dé su apoyo” (Salmos
20:1-2).
Y continué cantando: “Que te conceda lo que tu corazón desea;
que haga que se cumplan todos tus planes. Nosotros celebraremos tu
victoria, y en el nombre de nuestro Dios desplegaremos las
banderas. ¡Que el Señor cumpla todas tus peticiones!” (vv. 4-5).
Canté pausadamente cada versículo y eso comenzó a cimentar la
fe en mi corazón. El versículo 7 fue especialmente alentador: “Éstos
confían en sus carros de guerra, aquéllos confían en sus corceles,
pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios”.
La fe llenó mi corazón cuando terminé mi cantico. Sentí la fe de 1
Corintios 12:9, la que llega como un don sobrenatural.
“Carol, —le sugerí con intención—, lo que acabé de cantar
contiene una promesa, no una simple promesa de Dios sino una
promesa para ti de parte de nosotros: que cuando Dios te conceda el
deseo de tu corazón regresaremos a este mismo lugar para agitar los
pendones y gritar con júbilo por tu victoria. Incluso invitaremos a
todo nuestro personal de CHC para que se unan a nosotros”.
Miré el calendario mientras salíamos de la sala de oración. Era el
2 de noviembre de 1998.

Una bandera para Adán


Nos enteramos en unas pocas semanas (a principios de diciembre)
que Carol estaba de nuevo embarazada. Nueve meses después nació
el pequeño Adán Lee. Garrett y Carol trajeron al pequeño bebé a mi
oficina el 9 de septiembre de 1999, justo tres días después de su
nacimiento. Reunimos a todos y por primera vez les conté sobre el
cántico y la promesa que había cantado por Garrett y Carol apenas
10 meses atrás.
Al saber que Garrett y Carol traían al bebé Adán a la oficina
aquella mañana, y al recordar la promesa que yo había hecho de
regresar a esa misma sala de oración, para agitar pendones, le pedí a
mi secretaria, Debbie Lord, si ella podía conseguir algunos pendones
para que los agitáramos. Debbie llamó a algunas iglesias cercanas
donde ella conocía que exhibían pendones para la adoración pero no
logró conseguir a nadie, a tiempo para tomarlos prestados, aunque
fueran unos pocos.
Entonces Debbie tuvo una idea: “¿Y qué tal si agitamos las
banderas que tenemos en la sala de oración?”, me preguntó. “Las
banderas son pendones, ¿no es así?”.
Como todas las banderas en nuestra sala de oración eran del
tamaño de un lápiz, colocadas en la moldura alrededor de la sala, se
podían quitar fácilmente. Por lo tanto, teníamos nuestros pendones
listos.
Le conté al personal toda la historia, incluyendo mi promesa de
que cuando Garrett y Carol experimentaran su milagro, Dee y yo
regresaríamos, invitaríamos al personal de CHC para participar con
nosotros y agitaríamos pendones y gritaríamos de alegría. Invité a
todos los que quisieran unirse a nosotros.
En seguida la sala estaba llena. Garrett estaba meciendo a Adán,
sentado junto a Carol en el centro de la sala. Los demás estábamos
parados. Todos, incluyendo a Garret y Carol, teníamos en la mano la
bandera de una nación. Sin duda teníamos nuestros pendones.
Aunque la mayoría de los miembros de nuestro personal no estaban
acostumbrados a una adoración con fuertes gritos, les dije que quería
cumplir esta promesa del Salmo 20 de una forma tan literal y
expresiva como me lo había imaginado tantos meses atrás cuando
cantamos por primera vez el cántico de Adán. Me preguntaba cómo
respondería el personal, y esto era comprensible.
Ninguno vaciló. El personal gritó y agitó su bandera con alegría.
Entonces, incluso el bebé Adán de sólo tres días de nacido, participó
en la adoración. Extendió su pequeña mano y agarró la bandera de
su padre. A pesar de que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo,
el bebé Adán comenzó a agitar felizmente su bandera de un lado a
otro.
En realidad habíamos regresado a nuestro pequeño santuario
donde Dios nos dio inicialmente el cántico de Adán. Dios incluso
proveyó los pendones necesarios. Para completar la imagen, los
gritos de alegría se expresaron con mucho gozo.

Un buen lugar
Aunque algunos creyentes podrían ver esto como algo lindo, e
incluso curioso, pero en todo caso fortuito, siempre voy a creer que
Adán fue concebido a partir de la canción de un Salmo, y que esos
gritos proféticos 10 meses después poseían algo de su destino.
Existe, de hecho, una dimensión posesiva en la adoración
intercesora profética que creo estaba implicada en aquella canción y
en los gritos posteriores con pendones.
La búsqueda de nuestro destino en Cristo es un proceso continuo
de poseer lo mejor de Dios en nuestra vida. El destino se define
como “algo para lo que se designa una persona o una cosa”.155 El
destino, desde luego, se relaciona con la palabra “designio”. El
diccionario Merriam-Webster ofrece como una definición de
designio: “El propósito para el que se designa algo”.156
Poco después del nacimiento de Adán, mientras Cada Hogar para
Cristo construía su sede ministerial internacional denominada El
Centro Jericó, retomé aquella visión inusual del patriarca Jacob
cuando se abrieron los cielos y vio una escalera que los tocaba
(véase Génesis 28:11-22). Jacob descubrió su destino durante aquel
poderoso encuentro profético.
Era comprensible que yo estuviera atraído a este pasaje debido a
un anhelo de ver que nuestro nuevo centro ministerial encarnara
algo de las palabras de Jacob: “¡Qué tan temible es este lugar! No es
ni más ni menos que la casa de Dios, ¡la puerta misma del cielo!”
(v. 17, NTV).
La historia era muy familiar para mí, como probablemente
también lo sea para usted, pero esta vez, al releer la descripción del
encuentro de Jacob observé una frase en el texto de la Nueva
Traducción Viviente que yo había pasado por alto en las lecturas
anteriores. El pasaje dice: “Mientras tanto, Jacob salió de Beerseba y
viajó hacia la tierra de Harán. A la caída del sol, llegó a un buen
lugar para acampar y se quedó allí a pasar la noche. Jacob encontró
una piedra donde reposar su cabeza y se acostó a dormir” (vv. 10-
11, NTV, énfasis añadido).
Mantuve la mirada fija en la frase “un buen lugar”. Sin importar
los desafíos que enfrentemos en nuestro andar cristiano, Dios puede
convertir cualquier lugar difícil en un buen lugar. Para Jacob,
incluso dormir sobre una piedra mientras viajaba hacia Harán se
convirtió en un buen lugar. Fue un buen lugar porque Dios estaba
allí.
Fue aquí donde el patriarca experimentó un choque de poderes
sobrenaturales mientras dormía sobre aquella piedra. Observó lo
sobrenatural. El texto nos dice: “Mientras dormía, soñó con una
escalera que se extendía desde la tierra hasta el cielo, y vio a los
ángeles de Dios que subían y bajaban por ella” (v. 12, NTV).
Esta es una de las visiones más notables de todas las Escrituras.
Jacob fue testigo del flujo de la actividad divina entre el cielo y la
tierra. Esta experiencia le daría forma y prepararía a Jacob para el
resto de su peregrinaje.
Nosotros también necesitamos experimentar el poder de Dios si
hemos de alcanzar nuestro potencial en Él. Nos esperan encuentros
poderosos a medida que fluyamos en el río del destino de Dios para
nuestra vida. Los necesitaremos de vez en cuando. Oremos por el
poder de Dios. Pablo dijo: “Porque el reino de Dios no es cuestión
de palabras sino de poder” (1 Corintios 4:20).
Desde luego, no pasó mucho tiempo para que el patriarca se diera
cuenta de que esta no fue una pausa normal en el viaje a su destino.
Leemos: “Entonces Jacob se despertó del sueño y dijo:
‘¡Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo ni me di cuenta!’”
(Génesis 28:16, NTV). Temblando de miedo, Jacob añadió: “¡Qué
tan temible es este lugar! No es ni más ni menos que la casa de Dios,
¡la puerta misma del cielo!” (v. 17, NTV).
Fue entonces que Jacob tomó la piedra donde había dormido la
noche anterior y la erigió como columna conmemorativa. Después
de derramar aceite sobre ella declaró: “Y esta piedra que levanté
como columna conmemorativa será un lugar de adoración a Dios (v.
22, NTV).
Sorprendentemente, lo que comenzó como una “almohada de
piedra” se convirtió en una “columna de alabanza”. No hay un mejor
lugar para hacer una pausa de vez en cuando en nuestro viaje al
destino de Dios que en el lugar de la alabanza. La alabanza es para
mí el “tiempo posesivo” de perseguir nuestro destino. ¡Alabar es
prevalecer! Es por ello que creo que todo este asunto de la
adoración intercesora es tan importante a medida que persigamos
nuestro destino en Jesús, tanto de manera individual como colectiva.

Un sueño del destino


Dee, mi esposa, tiene un tío, Francis Jones, quien se desempeñó
durante muchos años como misionero en Kenia, África del Este.
Francis creció en una granja en el norte de Wisconsin y aprendió a
“vivir sin comodidades”, durmiendo entre los animales de la granja
en un establo con corrientes de aire durante muchos inviernos fríos
de Wisconsin. Francis no dudaba en utilizar un extremo de un fardo
de heno como almohada. Pensó que la agricultura era su destino, así
como lo fue el de su padre.
Pero Dios tocó el corazón de Francis cuando tenía 18 años de
edad. Pronto él estaba en camino al Instituto Bíblico. Eso fue en
1952. Francis se convirtió finalmente en un misionero en Kenia y,
durante sus años de ejercicio se convirtió en un profesor respetado
de la Escuela de Teología del África Oriental en Nairobi.
Aunque a Francis le encantaba enseñar a los estudiantes en el
seminario, también disfrutó sobre todo aquellas ocasiones en que
podía viajar al campo para ayudar a evangelizar a los perdidos o a
discipular a los nuevos creyentes, especialmente aquellos de la tribu
Masái. Los masái son famosos por sus vestidos llamativos (a
menudo se visten de rojo) y su compromiso de mantener su cultura
indígena.
A Francis no le incomodaban esas misiones lejos de la ciudad,
incluso cuando implicaban dormir en pisos de barro en chozas
hechas con estiércol de vaca. Se había preparado al dormir en un
establo con un fardo de heno de almohada. En realidad, aquellas
noches en el campo africano le trajeron buenos recuerdos.
Francis viajó un día al campo en el distrito Narok de Kenia, para
enseñar una clase de discipulado masái. Asistieron unas 70 personas
a las tres sesiones de un día de duración cada una. Se sentaron bajo
la sombra de un espino africano, algunos en cuclillas al estilo masái
todo el tiempo. Francis abrió la Palabra de Dios y enseñó durante
varias horas acerca de Jesús.
Francis notó algo peculiar mientras enseñaba. A un lado, a la
sombra de otro árbol, había un anciano masái escuchando
atentamente todo lo que decía Francis. Posteriormente, el misionero
se enteraría que el hombre tenía más de 100 años de edad.
Aunque no formaba parte de la clase, el anciano asimiló cada
palabra. Asistió los tres días. Francis no podía dejar de fijarse en él.
Observó que el anciano se acercó cuando terminó su enseñanza al
final de la tarde.
“Tal vez se pregunte usted por qué estaba junto al árbol
escuchándolo durante tres días”, —dijo el anciano.
Francis podía entender y hablar el idioma del hombre y reconoció
que en realidad había observado al anciano. El anciano le habló de
nuevo:
“Tuve un sueño, hace muchos años, cuando yo era joven. Un
hombre blanco vino desde muy lejos y me trajo la verdad acerca de
cómo conocer a Dios”.
El anciano examinó cuidadosamente los rasgos de Francis y
añadió: “Su rostro es el rostro que vi en mi sueño”.
Aquella tarde calurosa de África el anciano masái aceptó a Cristo
como su Salvador. No había duda de su alegría.
Francis se dio cuenta que si el viejo guerrero vio su rostro en un
sueño cuando era un joven, tal vez de adolescente o incluso de niño,
el misionero aún no habría nacido. Se acordó del mensaje de Dios a
Jeremías: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes
de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta
para las naciones” (Jeremías 1:5).
Con base en el recuerdo del anciano masái, que fue testigo de
joven de la terminación del Ferrocarril Este-Oeste de África, (el cual
Francis se enteró posteriormente que ocurrió en 1899), el hombre
quizás tenía 105 años al momento de su conversión. Vivió otros
nueve años antes de irse para estar con Jesús.
Cuando el joven Francis Jones dormía entre esas vacas en el
establo frío de Wisconsin nunca se pudo haber imaginado que
alguien en África ya había visto su rostro en un sueño, tres décadas
atrás. Lo único que Francis tenía que hacer para cumplir su destino
divino era ingresar en este río del deleite de Dios y dejarse llevar por
la corriente.
Quizás usted no vea actualmente o ni siquiera conciba el destino
final que Dios tiene proyectado para su vida, pero el río de su
presencia lo llevará allí. Es el río de Dios para su destino.
Sumérjase. Nade profundo. Beba libremente. Es uno de los ríos
gloriosos del deleite de Dios, y la adoración intercesora le ayudará a
dar el paso decisivo.
Tal vez alguien haya visto su rostro en un sueño. No se pierda esa
cita divina. Su destino lo espera. ¡Es un buen lugar!
Pues el Señor tu Dios te lleva a una buena tierra, con
arroyos y lagunas, con fuentes de agua y manantiales que
brotan a chorros de los valles y las colinas.
DEUTERONOMIO 8:7, NTV

150 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Ventura, CA: Regal, 2000), págs. 161-
162.
151 Íbid., págs. 182-183.
152 Íbid., pág. 185.
153 Íbid.
154 Íbid.
155 Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary, 10th ed., s.v. “destiny.”
156 Íbid., s.v. “destination.”
APÉNDICE A.
Cultivemos nuestra “Arpa y Copa”
Practique diariamente los siguientes pasos (con la guía
de la siguiente página) para poner en práctica las
realidades de la adoración intercesora. Usted puede
“cantar” (el arpa) y “orar” (la copa). Compile su propia
lista de versículos bíblicos para cantar o declarar en
oración para cada uno de los siete enfoques. Las
referencias del texto bíblico en esta guía le ayudarán a
comenzar.
APÉNDICE B.
La Adoración intercesora:
Componente práctico del arpa y la copa

El “componente práctico” es un curso diseñado para


dar a los estudiantes las aplicaciones prácticas de la
teoría previamente estudiada. Algunas de las cosas que
se compartieron sobre la adoración intercesora en las
páginas anteriores pueden parecer como teoría para los
lectores. Por eso hemos citado lo que hizo David en la
antigüedad y sugerimos que una restauración de este
modelo será usado por Dios de maneras extraordinarias
en los últimos días para dar lugar a una gloriosa
cosecha de multitudes que encuentren a Cristo como el
Salvador. Pero en un sentido práctico, ¿cómo lo
hacemos? Responderemos la pregunta en este
apéndice.
Tenga en cuenta que lo que sigue tiene que ver principalmente con
la adoración intercesora colectiva, aunque se pueden recopilar ideas
de estos pensamientos que pueden mejorar la oración y adoración
personal. Una buena porción de las ideas prácticas que se comparte
en este apéndice fueron suministradas por Murray Hiebert, uno de
los líderes fundadores de la Casa Internacional de Oración en
Kansas City, quien dirige hoy en día el ministerio general de oración
en Cada Hogar para Cristo. Después de que lea lo que sigue lo invito
a visitar nuestra página web (www.ehc.org) para ver una breve
sesión titulada “Intercessory Worship: A Practical Workshop” [La
Adoración Intercesora: Un Taller Práctico], que demuestra lo que se
comparte en este apéndice.
En Cada Hogar para Cristo creemos sinceramente que la cosecha
más grande de la historia pronto ha de recogerse. También creemos
que la Iglesia, con tanta diversidad de modelos y corrientes, está a
punto de unirse como nunca antes y va a estar saturada con la
expresión de la adoración intercesora del Arpa y la Copa. ¡La
intercesión, saturada de la adoración, creará un ambiente para los
avances en el evangelismo más productivos y unidos de la historia!
Por lo tanto, hemos establecido una sala de oración día y noche
como algo esencial de nuestro trabajo en Cada Hogar para Cristo
en nuestra sede internacional de El Centro Jericó. Nos referimos a
esta sala como TheWall [El Muro], y en ella estamos estableciendo
una adoración “en vivo” 24 horas al día, 7 días a la semana, y un
tiempo de oración centrado en todas las naciones del mundo. De
hecho, como parte de esta expresión importamos desde Israel 50
toneladas de piedra de Jerusalén para construir un verdadero muro
de oración (modelado sobre el Muro de las Lamentaciones de
Jerusalén) que alberga a numerosas grutas de oración para que los
individuos y los grupos pequeños usen día y noche. Antes de
presentar un breve “componente práctico” sobre la adoración
intercesora les ofrezco varios pasajes esenciales de las Escrituras
que sirven para establecer un argumento bíblico a fin de cultivar la
estrategia de la adoración intercesora.

La adoración intercesora: una base bíblica


A continuación se presenta una muestra de numerosos pasajes
bíblicos que le pueden ayudar a entender y comunicar mejor los
aspectos de la adoración intercesora a un grupo de oración o a un
emergente ministerio de oración 24/7:
Cuando [el Cordero] lo tomó [el rollo], los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios. Y
entonaban este nuevo cántico: “Digno eres de recibir el
rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste
sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de
toda raza, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:8-9).
Canten al Señor un cántico nuevo, ustedes, que descienden al
mar, y todo lo que hay en él; canten su alabanza desde los
confines de la tierra, ustedes, costas lejanas y sus habitantes.
Que alcen la voz el desierto y sus ciudades, y los poblados
donde Cedar habita. Que canten de alegría los habitantes de
Selá, y griten desde las cimas de las montañas. Den gloria al
Señor y proclamen su alabanza en las costas lejanas. El
Señor marchará como guerrero; como hombre de guerra
despertará su celo. Con gritos y alaridos se lanzará al
combate, y triunfará sobre sus enemigos (Isaías 42:10-13).
Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande
es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece
incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi
nombre entre las naciones —dice el Señor Todopoderoso—
(Malaquías 1:11).
Estoy a punto de llegar y reunir a gente—de toda nación y
lengua—. Vendrán y verán mi gloria. Estableceré una
estación en el centro. Enviaré a los sobrevivientes del juicio
por todo el mundo: España y África, Turquía y Grecia, y a
las costas lejanas que no han oído hablar de mí, que no
saben nada de lo que he hecho ni quién soy. Los enviaré
como misioneros para predicar mi gloria entre las naciones
(Isaías 66:18-19, THE MESSAGE).
Después de esto vi aparecer una gran multitud compuesta de todas
las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Era imposible saber su
número. Estaban de pie ante el trono, en presencia del Cordero, y
vestían ropas blancas; en sus manos llevaban ramas de palma, y a
grandes voces gritaban: “La salvación proviene de nuestro Dios, que
está sentado en el trono, y del Cordero” (Apocalipsis 7:9-10, RVC).
Oh Jerusalén, yo he puesto centinelas en tus murallas; ellos orarán
continuamente, de día y de noche. No descansen, ustedes que
dirigen sus oraciones al Señor. No le den descanso al Señor hasta
que termine su obra, hasta que haga de Jerusalén el orgullo de toda
la tierra (Isaías 62:6-7, NTV).
Entretanto, el fuego del altar debe mantenerse ardiendo; nunca
deberá apagarse. Cada mañana el sacerdote le echará leña nueva al
fuego. Luego acomodará la ofrenda quemada sobre él, y también
quemará la grasa de las ofrendas de paz. Recuerden, el fuego del
altar siempre debe estar encendido; nunca debe apagarse (Levítico
6:12-13, NTV).
Y dejó [David] allí, delante del arca del pacto del SEÑOR, a Asaf
y a sus parientes para ministrar continuamente delante del arca,
según demandaba el trabajo de cada día (1 Crónicas 16:37, LBLA).
También había músicos que eran jefes de familias patriarcales de
los levitas. Tenían habitaciones permanentes en el Templo. Éstos
estaban exentos de cualquier otro deber, porque tenían que ocuparse
de su ministerio de día y de noche (1 Crónicas 9:33, THE
MESSAGE).
Los llevaré [gente de todas las naciones] a mi monte santo de
Jerusalén y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Aceptaré sus
ofrendas quemadas y sus sacrificios, porque mi templo será llamado
casa de oración para todas las naciones (Isaías 56:7, NTV).
Entonces se acercó otro ángel portando un incensario de oro y se
puso de pie frente al altar. Se le entregó mucho incienso para que
ofreciera las oraciones de todo el pueblo santo de Dios, sobre el altar
de oro que está delante del trono. Y subió el humo de las oraciones
cargadas del incienso de los santos, desde la mano del ángel hasta la
presencia de Dios. Luego el ángel llenó el incensario con brasas del
altar, las cuales arrojó sobre la tierra. Se produjeron truenos, voces,
relámpagos y un terremoto. Los siete ángeles con las trompetas se
dispusieron a tocarlas. . . . Tocó el séptimo ángel su trompeta, y en
el cielo resonaron fuertes voces que decían: ¡El reino del mundo ha
pasado a ser el Reino de nuestro Dios y su Mesías! ¡Él reinará por
los siglos de los siglos! (Apocalipsis 8:3-6; 11:15, THE MESSAGE).
El modelo del Arpa y la Copa: cómo dirigir
una sesión
de la adoración intercesora
El profeta predice la llegada de un día culminante en Isaías 42,
anterior al regreso de Cristo, cuando las personas de todas partes del
mundo adorarán al Rey de los Siglos con “un cántico nuevo” (Isaías
42:10). Si bien hay más pasajes bíblicos conocidos como Mateo
24:14 que prometen que “este evangelio del reino se predicará en
todo el mundo como testimonio a todas las naciones” antes del fin,
las profecías como esta que se encuentran en Isaías arrojan luz sobre
las consecuencias de la difusión del evangelio.
El resultado de la extensión del evangelio va a ser un coro de
cantantes a nivel mundial que declare la gloria de Dios desde todos
los rincones del globo “desde los confines de la tierra. . . las costas
lejanas y sus habitantes. . . el desierto y sus ciudades. . . las cimas de
las montañas. Den gloria al Señor y proclamen su alabanza en las
costas lejanas” (Isaías 42:10-12).
Leemos en una profecía posterior de Isaías que Dios llevará a
personas a su monte santo y los alegrará en su “casa de oración”
(Isaías 56:7). ¡Dios desea liberar la oración agradable en la Iglesia
porque la oración gozosa es vital para que la intercesión sea
sostenible! El modelo que utiliza la Sala de Oración El Muro (a
veces conocido como el Modelo del Arpa y la Copa) simplemente
combina la oración y la adoración con creatividad y espontaneidad
para crear una estructura en la que la oración y la adoración puedan
darse continuamente. Una reunión de oración de dos horas que
ocurre sólo una vez por semana en una iglesia o en otro lugar no
necesariamente requiere de un modelo específico para mantenerla.
Sin embargo, una reunión de oración de dos horas que ocurre doce
veces el mismo día y luego continúa al día siguiente y al próximo, y
así sucesivamente, requiere de una estructura y una atmósfera que se
pueda mantener, incluso al permitir al mismo tiempo una
considerable espontaneidad.
Una clave para la oración gozosa (la cual hemos definido
repetidamente en este libro como “la oración saturada de
adoración”) es la combinación de declaraciones en oración (a
menudo proféticas) de la Palabra y la adoración ungida que puede
ser a la vez tradicional y espontánea. El rey David fue el primero en
combinar la belleza de Dios con la música y la intercesión a través
del canto antifonal de la Palabra. Antifonal se refiere a “responder
por turnos o alternando la lectura de los versículos”.
Vemos además una dimensión profética en tal adoración. Las
Escrituras relatan: “Para el ministerio de la música, David y los
comandantes del ejército apartaron a los hijos de Asaf, Hemán y
Jedutún, los cuales profetizaban acompañándose de arpas, liras y
címbalos” (1 Crónicas 25:1). David, de hecho, reunió en un
ambiente la doctrina de la hermosura de Dios, el deseo de Dios, la
música profética y el canto antifonal, así como la oración día y
noche.
Vemos este modelo de la adoración antifonal que continúa mucho
después de la época de David e incluso en los días de Nehemías.
Observe la siguiente traducción de Nehemías 12:24 en La Biblia
Ampliada: “Los jefes de los levitas. . . con sus parientes que se
colocaban frente a ellos” fueron designados “para la alabanza y la
acción de gracias, según lo establecido por David, hombre de Dios,
[un] vigía [cantaba] en respuesta a [los hombres] en la guardia
opuesta”.
Vemos algo similar cuando se reconstruía el Templo en la época
de Esdras. A medida que se echaban los cimientos, los adoradores
“cantaban alternadamente, alabando y dando gracias al Señor,
diciendo: Porque Él es bueno; porque su misericordia y gran amor
por Israel perdura para siempre” (Esdras 3:11, AMP).
En un sentido práctico, nuestra adoración intercesora colectiva en
el Centro Jericó está conformada por sesiones de oración de dos
horas que involucran lo siguiente:

Cantos de adoración colectivos


El equipo de alabanza comienza con varias canciones de
adoración que dirigen a los corazones a centrarse en la hermosura de
Dios y su Hijo, Jesús, en una sesión particular de dos horas.
(Instamos firmemente a nuestros líderes de equipo que presenten
canciones que honren y exalten a Cristo, en lugar de traer canciones
que traten simplemente con el tema de que somos bendecidos).

Cantos espontáneos
El equipo de alabanza dirige a los presentes en la sala a un tiempo
de cantos espontáneos de las Escrituras y a otras canciones
individuales “inventadas” que se combinan (véase 1 Corintios
14:15; Colosenses 3:16). Esto surge de manera natural a medida que
el grupo lo va experimentando.

El desarrollo de un pasaje bíblico


Entonces el líder de alabanza o el líder de oración oran o cantan
un pasaje de las Escrituras. Si él o ella deciden cantar el pasaje lo
hacen espontáneamente en lugar de usar un coro conocido. Esto, por
supuesto, requiere creatividad y coraje. También puede involucrar la
planeación previa de parte del líder, quien puede practicar ciertos
pasajes claves que él o ella piensen usar en una sesión asignada de
dos horas. Por otro lado, el líder puede preguntarle a alguien (o a
varias personas) en la reunión que se pongan de pie y lean, así como
que oren un pasaje en particular. También el líder puede asignar de
antemano a algunas personas para que oren sobre ciertos pasajes
específicos. Esto les permite a los participantes proporcionar alguna
idea para orar sobre un pasaje y ofrece más orden a la sesión general
de la adoración intercesora. Todo esto es lo que se puede describir
como “espontaneidad ordenada”. Hay un orden, pero también existe
el espacio para la participación espontánea. Por supuesto, con los
intercesores maduros se necesita por lo general un poco más de
dirección, cuando simplemente se les invita a orar la Palabra. Ellos
responden de buena gana.

Música de fondo
Mientras tanto, si se utiliza un teclado o una guitarra, la música de
fondo debe continuar a medida que se leen los pasajes y estos se
convierten en oraciones por parte de los lectores. Esto se conoce
comúnmente como “orar la Palabra”. En este caso se realiza de
manera colectiva (es decir, delante de un grupo) y luego se convierte
en una canción. El equipo de alabanza o líder por lo general canta
las frases del pasaje en lugar de que alguien lea y ore el pasaje. Las
oraciones apostólicas de Pablo (p.ej. Efesios 1:17-18; 3:16-22), o
algunas de las grandes oraciones de los Salmos (p.ej. Salmos 96:1-
4,8-12 y Salmos 67:1-7) son ideales para este propósito.
Es posible también que los líderes quieran comenzar a recopilar
numerosos pasajes que se pueden usar en estos entornos para añadir
variedad al plan continuo de la adoración intercesora. (Usaremos
Efesios 1:17-19 como nuestro pasaje seleccionado, en el ejemplo
que sigue). Como resulta evidente, se requiere de alguna
planificación
previa. La clave de este modelo es la centralidad de la Palabra de
Dios. A medida que el Espíritu Santo ilumina nuestro corazón con la
Palabra, la reunión de oración se unifica en torno a los anhelos del
corazón de Dios. Este procedimiento se cumple por lo general en
cinco partes:

1. Orar o cantar a través de un pasaje bíblico. Por


ejemplo, leemos en Efesios 1:17-19: “Pido que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso,
les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para
que lo conozcan mejor. Pido también que les sean
iluminados los ojos del corazón para que sepan a
qué esperanza los ha llamado él, cuál es la riqueza
de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán
incomparable es la grandeza de su poder a favor de
los que creemos”. Este pasaje podría servir como el
centro principal para comenzar un tiempo de
adoración intercesora y podría aplicarse de varias
maneras a las situaciones donde se necesita
particularmente la sabiduría de Dios (p.ej. por el
liderazgo de la iglesia local; por una nueva misión o
visión; por el gobierno local o nacional; por los
líderes de un ministerio de misiones o de una
denominación, para nombrar algunos).
2. Aislar una o más frases del enunciado bíblico que
los cantantes pueden desarrollar. Se comienzan a
seleccionar las frases que se pueden convertir en
enfoques breves o temas para la canción después
que el líder o el lector oren a través del pasaje. Por
ejemplo, las siguientes seis frases se destacan en el
pasaje de Efesios que se acabó de citar:
“que . . . Dios . . . [nos/les] dé el Espíritu
de sabiduría y revelación”
“que [nosotros/ellos] lo
[conozcamos/conozcan] mejor”
“que sean iluminados [nuestros/sus] ojos
del corazón”
“para que [sepamos/sepan] a qué
esperanza él [nos/los] ha llamado”
“que [sepamos/sepan]. . . cuál es la
riqueza de su gloriosa herencia entre los
santos”
“que [sepamos/sepan].. . . cuán
incomparable es la grandeza de su poder a
favor de los que [creemos/creen]”

Tenga en cuenta que aquí son muy apropiadas las palabras


“nosotros”, “nos” y “nuestro”, si el pasaje se aplica a los
presentes, o si los que están presentes están relacionados con
las personas por quien se ora (como nuestra iglesia, nuestro
ministerio y así sucesivamente). No obstante, si oramos por
los demás como los líderes del gobierno local y nacional se
usarían las palabras “ellos”, “les”, “sus”, y “los, las”.

3. Desarrollar estos temas a través del canto antifonal


(alternado) con frases cortas para desarrollar una
frase específica aislada. Por ejemplo, el líder de la
alabaza puede comenzar a cantar varias veces la
frase “Danos el Espíritu de sabiduría y revelación”,
y luego puede hacer una señal a los demás en el
equipo de alabanza para invitarlos a comenzar a
repetir la frase con cantos. Si no hay otros miembros
en el equipo, el líder de alabaza sigue cantando
hasta que otros se presentan en la reunión. Esto
llega de manera natural para los que participan en
cualquier tiempo prolongado en una sesión así de
adoración intercesora.
4. Luego se llevan a cabo los coros espontáneos para
que todos canten. Esto significa que la gente
simplemente participa al darse cuenta que ellos
también pueden cantar estas frases. Este proceso
sencillo proporciona una herramienta de
comunicación que se repite varias veces en una
reunión de oración de dos horas. Esto fácilmente le
proporciona a cualquier equipo o individuo un
modelo que es transferible, sostenible y
reproducible.
5. Otro aspecto de una sesión que puede añadir
variedad y mayor participación es el que algunos
denominan las oraciones “fugaces”. Los
participantes pueden ser animados periódicamente
durante una sesión a acercarse al micrófono (o a
quedarse donde están en grupos más pequeños) y
hacer oraciones cortas, por lo general de 15 a 30
segundos de duración, centrándose en cualquiera
que sea la dirección de la reunión de oración en ese
momento. Por lo general, el líder anuncia este
enfoque e invita a los intercesores a participar. Sin
embargo, otro aspecto de una sesión que puede
añadir variedad es formar grupos pequeños para la
oración, de nuevo centrándose en un tema
presentado por el líder. Durante todas estas
interrupciones al canto intercesor, en lo posible debe
continuarse la música (el teclado, la guitarra u otros
instrumentos).

Una sala de oración virtual


¡Usted no tiene que vivir en Colorado Springs para participar en la
Sala de Oración El Muro! Lo invitamos a unirse a nosotros y a
comprometerse a orar por lo menos una hora designada durante la
semana (o cada día). Cuando usted se registre en nuestra página web
(www.ehc.org) le proporcionaremos los enfoques diarios y
específicos de nuestros obreros en montones de naciones de todo el
mundo para que pueda participar con ellos a través de sus oraciones
de intercesión. Imagínese a miles de personas orando de una manera
concreta, de común acuerdo con usted, y a la misma hora, por una
necesidad específica o una oportunidad en alguna región lejana de
nuestro mundo. Visite www.ehc.org para inscribirse. Gracias.

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