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Víctor Quezada - Si al menos pudiese darme un cuerpo neutro. Adjetivos, imágenes, Roland Barthes. Publicado originalmente en La calle Passy 061, 16 de diciembre de 2013 - www.lacallepassy061.cl
Víctor Quezada - Si al menos pudiese darme un cuerpo neutro. Adjetivos, imágenes, Roland Barthes. Publicado originalmente en La calle Passy 061, 16 de diciembre de 2013 - www.lacallepassy061.cl
Víctor Quezada - Si al menos pudiese darme un cuerpo neutro. Adjetivos, imágenes, Roland Barthes. Publicado originalmente en La calle Passy 061, 16 de diciembre de 2013 - www.lacallepassy061.cl
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16 DICIEMBRE, 2013
[Si al menos pudiese darme un cuerpo neutro. Adjetivos,
imagenes, Roland Barthes]. Por Victor Quezada
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En marzo de 1976 Michel! Foucault consiguié a Roland Barthes un sitio como
profesor en el Collége de France. Producto de su trabajo allf resulté su conocida y
polémica "Lecci6n inaugural", pero ademas, las notas de la serie de seminarios que
dicto desde 1977 hasta su muerte en 1980. Lo Neutro, en concreto, se dicto en el
periodo de 1977-1978, periodo en el cual le sorprende la muerte de su madre. El
seminario trata sobre la cesacién de los conflictos, objeto que ronda y va
reformulando ayudado por una incansable erudici6n. El siguiente texto se basa
principalmente en una lecci6n del curso, la que trata sobre el adjetivo y su estatuto
respecto del deseo de lo Neutro.
Sial menos pudiese darme un cuerpo neutro. Adjetivos, imagenes, Roland
Barthes
Podriamos caracterizar lo Neutro en Barthes como una forma de evadir, desplazar
(cfr. “La respuesta”, Barthes, 2004) las luchas del presente; y hablamos de forma
aqui en dos sentidos: primero, como una via otra, de evasion a la exigencia de la
toma de posicién, a la exigencia de la doxa, pero que nunca (como en el caso de
"La.critica. Ni.Ni" en Mitologias) se situa como garante de la verdad o juez, en una
posicién de pretendida objetividad; segundo, hablamos de forma como un modo
(es cierto, utépico) de escritura, una forma de la taciturnidad que abraza el derecho
a quedarse callado; el tacere en oposicién al silere (cfr. “El silencio”, 2004), pues lo
Neutro, frente a la paranoia del sentido (la paranoia que cree que todo tiene
sentido), es también la “postulacién de un derecho a callarse, de una posibilidad de
callarse” (2004: 69). Lo Neutro vendria a signar un movimiento de desplazamiento y
suspension a través del cual, segtin Eric Marty, “el sujeto se libera del lenguaje, la
palabra, el decir de la alienaci6n de un sentido preconstituido, de la plenitud del
estereotipo, de la repeticion, de la generalidad. Y lo hace gracias al trabajo de la
neutralizaci6n, la desecaci6n, la purificaci6n que es el trabajo de la escritura” (2007:
201).
El deseo de lo Neutro quiere desbaratar el paradigma: la oposicién de dos
términos virtuales de la cual “actualizo uno al hablar, para producir sentido” (2004:
51). Lo que implicaria la suspension del orden, la ley y la arrogancia de la lengua en
la que habita el poder. En la Lecci6n inaugural, Barthes sefiala: No vemos el poder
que hay en la lengua porque olvidamos que toda lengua es una clasificacién, y que
toda clasificacién es opresiva” (1993: 118). Es por esto que lo Neutro, cito el
Seminario, “querria una lengua sin predicacién, donde los temas no estarian
fichados (puestos en fichas e inmovilizados) por un predicado (un adjetivo)" (2004:
103).
En este sentido, el adjetivo respecto de lo Neutro tiene un estatuto ambivalente. En
principio es, segtin consta en “El grano de la voz", “la categoria lingiiistica mas.
pobre” (1986: 262); adosado al sustantivo, lo califica, “embadurna al ser’, lo “sella”
en una imagen, lo encierra en “una especie de muerte” (2004: 103); es el medio de
clasificacién por excelencia y, por tanto, la huella de la fuerza opresiva de la lengua.
Pero, también, y contrariamente, es la manera que la lengua tiene para expresar lo
Neutro de la sustancia. A través del recurso del articulo neutro (lo) mas la
trasposicién del adjetivo en nombre (endlage), el adjetivo se sustantiva para
expresar las cualidades de lo sensible: asi, lo obvio y lo obtuso, lo liso, lo neutro,
encuentran en la lengua una “forma (tanto como es posible) impredicable” (2004:
103); forma que, segun Jean-Claude Milner, constituye un gesto arraigado en la
apelaci6n al griego como lengua de la filosofia. El articulo neutro no seria otro “que
el articulo de la lengua griega [to], sin el cual la filosofia seguramente no habria
podido comenzar a decirse” (2004: 25). Elevado el adjetivo a nombre, la lengua
suspende el paradigma sujeto / predicado; lo Neutro “seria lo impredicable” (103) y,
paraddjicamente, su forma de manifestacion en la lengua es la trasposicion del
adjetivo en nombre.
El adjetivo tiene un estatuto ambivalente respecto del deseo de lo Neutro; existiria,
entonces, (en el juego inacabable de la puesta en paradigma, que es también una
diversi6n) un adjetivo bueno (del lado de lo Neutro) y otro malo (del lado de la
arrogancia).
El adjetivo, como la categoria lingilistica mas pobre, es una huella de la arrogancia,
una huella de “lo natural” del lenguaje (cfr. "La afirmaci6n", Barthes, 2004), la
lengua, no de la escritura (pues, como dijimos, la escritura es taciturna, no habla),
el adjetivo, al poner en paradigma, nos obliga a tomar una posicién en el discurso,
en la vida diaria, pues la “maquina de lenguaje” dicta subjetividades, nos ol
definirnos, a predicar nuestras practicas cotidianas. Barthes dice en el seminario:
Retino bajo el nombre arrogancia todos los “gestos” (de habla) que
constituyen discursos de intimidacién, sujecién, dominacion, asercién,
soberbia: que se ubican bajo la autoridad, la garantia de una verdad
dogmatica, 0 de una demanda que no piensa, no concibe el deseo del otro
(2004: 211).
El adjetivo es al nombre como el gesto al cuerpo. ¢Qué podria significar esto? En
principio, que ambos (gesto y adjetivo) pertenecen al universo naturalizante [sic]
del lenguaje endoxa/ que quiere encontrar en el habla su espacio de plenitud: el
gesto arrogante, como el adjetivo, impone, nos fija en una imagen, nos agrede (“el
adjetivo lo recibo siempre mal”, sefiala Barthes, “como una agresi6n” (2004: 106)).
Luego, si el adjetivo fija y sella, que el cuerpo no es mas que imagen (tal como en la
pose fotografica, en la que “me fabrico instantaneamente otro cuerpo, me
transformo por adelantado en imagen’ (2011: 37)); también, que el cuerpo es tanto
imagen de nosotros mismos, como las imagenes que proyectamos sobre los otros.
Hablaremos entonces de algunos gestos, de algunas imagenes:
La imagen de si mismo. El adjetivo agrede. En Roland Barthes por Roland Barthes
(RB por RB), quien escribe dice de su personaje de novela:
Tolera mal toda imagen de si mismo, sufre si es nombrado. Considera que
la perfet n de una relacién humana depende de esa vacancia de la
imagen: abolir entre los dos, entre el uno y el otro, los adjetivos; una
relacion que se adjetiva esta del lado de la imagen, del lado de la
dominaci6n y de la muerte (2002).
Si el adjetivo agrede en la escena enunciativa (“la relacion humana”) es porque me
pone a miy al otro en paradigma, nos opone y nos lanza al “vértigo sin reposo”
(2004: 107) de la enunciaci6n: “adjetivandome como ‘precioso’, el otro [...] se
adjetiva a sf mismo como ‘simple, ‘directo’, ‘franco”, paradigma que se ve invertido
si me auto-califico ahora como “sutil-delicado”, pues lo adjetivo a él como “basto,
grosero, limitado, victima del sefiuelo de la virilidad” (107). Aparte de ese riesgo
fatigoso (cito “El grano de la voz") “el hombre que se provee, o que ha sido provisto,
de un adjetivo puede resultar tanto vejado como gratificado, pero, en todo caso,
esta constituido” (1986: 263), 0 podriamos decir: pre-constituido, en la medida en
que, como se lee en La cémara licida, “es ‘yo’ lo que no coincide nunca con mi
imagen’ (2011: 39).
La imagen del otro (no-querer-asir la imagen del otro). Porque el adjetivo agrede,
esta del lado de la arrogancia y “la fatiga del paradigma” (2004: 107). Una tarea,
entonces: abolir los adjetivos; por dos razones: 1) porque lo Neutro “querria una
lengua sin predicacién’; 2) porque “la perfeccién de una relacién humana depende
de esa vacancia de la imagen”. Pero esta es una tarea imposible en los limites del
lenguaje endoxal, del lenguaje de la clasificacién. Barthes referencia entonces, en el
seminario, experiencias de lenguajes-limite (el de los sofistas, la teologia negativa,
el hinduismo y el Tao). Pero también la experiencia del discurso amoroso.
Doble movimiento en la experiencia limite del sujeto amoroso: polinimia y
anonimia. El sujeto amoroso quiere definir el objeto amado a través de una cadena
incesante de predicados, cito Fragmentos de un discurso amoroso: “(Industriosa,
infatigable, la maquina de lenguaje que resuena en mi -puesto que marcha bien-
fabrica su cadena de adjetivos: cubro al otro de adjetivos, desgrano sus cualidades,
su qualitas)" (1993: 230). El sujeto amoroso quiere, en su arrogancia (ad-rogo: hacer
venir a si, apropiarse, arrogarse), el sujeto amoroso quiere-asir al otro en una
imagen, pero insatisfecho por el fracaso de la predicacién, deriva en la anoni
el otro deviene Tal, cito los Fragmentos: “Llamado sin cesar a definir el objeto
amado, y sufriendo por las incertidumbres de esta definici6n, el sujeto amoroso
suefia con una sabiduria que lo haria tomar al otro tal cual es, eximido de todo
adjetivo” (230). La polinimia se suspende, se supera la predicaci6n y el querer-asir
en pos de ese suefio. La decisién de no asir al otro se toma en vistas de que los
problemas de la relacién amorosa provienen del deseo de apropiarse del ser
amado, de la arrogancia.
Como abandono de la arrogancia de la clasificacion, de la apropiacién, el lenguaje
limite del discurso amoroso, por la decisién de no-querer-asir la imagen del otro,
envuelve un deseo de lo Neutro: el de la trascendencia del querer-asir, “la deriva
lejos de la arrogancia” (2004: 59), un Neutro que es un deseo de querer-vivir (el
presente y sus luchas) decantado de! lenguaje endoxal, |a clasificacion y el adjetivo.
Como nos dice Barthes al comienzo del seminario, tal Neutro es el objeto
declarado del curso: la cesacién de los conflictos; pero existe, asimismo, un
segundo Neutro como objeto implicito que se situa entre la neutralizacion de la
arrogancia como querer-vivir y la vitalidad desesperada (Pasolini) que es el odio a
la muerte. Cito:
ia y
Qué es entonces lo que separa el retiro de las arrogancias de la muerte
odiada? Esta distancia dificil, increiblemente fuerte y casi impensable, es lo
que llamo lo Neutro, el segundo Neutro. Su forma esencial es en definitiva
una protesta; consiste en decir: me importa poco saber si Dios existe 0 no;
pero lo que sé y lo que sabré hasta el final es que no deheria haber creado
al mismo tiempo el amor y la muerte (60).
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Imagen de la muerte. En EI imperio de los signos, Barthes nos habla del rostro del
actor-travesti del teatro Kabuki. Ese rostro como recién salido del agua, “lavado de
sentido” (1991: 129). Una cara que se va a escribir, purificada de expresividad, una
cara que no seria el plagio de la mujer (como, en su consideraci6n, en su mirada
ficticia de Japon, lo es la del travesti “occidental” que “quiere ser una mujer” (128),
quiere-asir su imagen). El actor-travesti, en cambio, es “el gesto de la feminidad”
(128), cuyos signos impasibles combina.
Para Barthes el teatro esta ligado desde su origen ala imagen de la muerte. En La
camara licida, declara: “maquillarse suponia designarse como un cuerpo vivo y
muerto al mismo tiempo” (2011: 65). Podriamos aventurarnos a pensar, a partir de
esta cita, que el rostro del actor-travesti del Kabuki suspende la predicacién por la
paradoja que significa la presencia simultanea de lo vivo y lo muerto en un cuerpo.
Pero, para Barthes, el rostro lavado tendrfa que ver con “cierta manera de
enfrentar a la muerte” (129). El rostro del actor-travesti, como el rostro de la mujer
del general Nogi en la fotografia del dia anterior a su suicidio, es una respuesta
frente a la muerte, por la cual el rostro deviene impredicable:
Mirese esta fotografia del 13 de septiembre de 1912: el general Nogi,
vencedor de los rusos en Port-Arthur, se hace fotografiar con su mujer;
habiendo muerto recientemente su emperador, han decidido suicidarse al
dia siguiente: por tanto, saben; él, perdido en su barba, su kepi, sus
galones, apenas tiene rostro; pero ella mantiene su rostro entero:
gimbécil?, gcampesino?, edigno? Como para el actor trav
ningun adjetivo cabe, el predicado esta desplazado, no por la solemnidad
de Ia muerte préxima, sino al contrario, por la exencidn del sentido de la
Muerte, de la Muerte como sentido. La mujer del general Nogi ha decidido
que la Muerte era el sentido, que la una y el otro se despedian
mutuamente y que, en consecuencia, en cuanto al rostro, no era necesario
‘hablar de ello’ 129.
En RB por RB, el adjetivo es fiinebre, pero la imagen de esta muerte esbozada en el
rostro impredicable de la mujer de Nogi es otra muerte. En ningtin caso la que
marca ese “profundo cambio que he llamado ‘mitad de mi vida”, “ese momento en
que se descubre que la muerte es real, y no sdlo temible” (1994: 336), en ningun
caso, pero comparte con aquella, con la muerte de la Madre, la resistencia al
adjetivo.
Imagenes de la Madre. Primero, la madre, en el vértigo de la agresi6n calificante,
en medio de los gestos arrogantes del querer-asir en las relaciones humanas,
representa una quietud, una calma “(la madre, éno es la Unica que no califica al
nifio, ni lo pone en una balanza?)" (2004: 107). Segundo, la madre que no califica,
que no predica al nifio, que no lo fija en una imagen ni lo encierra en la muerte de
la clasificaci6n, otorga al cuerpo del hijo su neutralidad. En La cémara lucida
leemos:
jah, si por lo menos la Fotografia pudiese darme un cuerpo neutro,
anatémico, un cuerpo que no significase nada! Por desgracia estoy
condenado por la Fotografia [...] a tener siempre un aspecto: mi cuerpo
jamés encuentra su grado cero, nadie se lo da (¢quiza tan solo mi madre?
Pues no es la indiferencia lo que quita peso a la imagen [...] es el amor, el
amor extremo) (1980: 39-40).
Tercero. El andrégino seria el sujeto en el cual “esta lo maternal” (2004: 259). La
figura mitica del andrégino desbarata el paradigma genital, a diferencia del
hermafrodita, término complejo, especie de monstruo de dos sexos, el andrégino
es la unién de lo masculino y lo femenino: senos y pene en un mismo cuerpo (al
menos en la versi6n que aqui nos interesa). Si el andrégino desbarata el
paradigma, lo hace a través de una figura del éxtasis: condicién para-déxica del ser
uno mismo y aparte de uno mismo. Pero en el ser aparte no esta lo femenino, sino
lo maternal representado por los senos como fuente de nutricién: “Habria quiza
que volver a esto (creo, mal explorado): no confundir forzosamente la madre y la
mujer. En cuyo caso, el andrdgino seria el sujeto en el cual esta lo maternal” (259).
En La cémara lucida leemos:
Si, tal como han dicho tantos fildsofos, la Muerte es la dura victoria de la
especie [...], si, después de haberse reproducido como otro que si mismo,
el individuo muere, habiéndose asi negado y sobrepasado, yo, que no
habia procreado, habia engendrado en su misma enfermedad a mi madre
(2011: 115).
Cuarto. En la Foto del Invernadero (es la foto de su madre y su tio, de nifios, en un
invernadero, esta foto es la que da comienzo a toda la argumentaci6n de La
camara ltcida) Barthes vuelve a encontrar a su madre, no la identificacién, no su
representacion, no el ana/ogon de la madre, sino su verdad. Cito: “Sdlo podria
expresar esta concordancia mediante una sucesién infinita de adjetivos; me los
ahorro, convencido no obstante de que esta fotografia reunia todos los predicados
posibles que constituian la esencia de mi madre” (2011: 113). Como en el caso del
lenguaje-limite del discurso amoroso, la polinimia infinita (ligada en la practica
religiosa, al nombre del dios) encuentra una talidad (un caracter de ta/) que es
finalmente lo inefable de la esencia de la Madre. La Madre no se puede decir, no se
puede predicar, desaparecida su existencia fisica, la Madre se convierte en Idea y la
Fotografia del Invernadero, a su vez, en el medio por el que, parafraseando a
Milner, se suscita lo Unico del ser, su cualidad (2004: 94). Cito La camara Iticida:
Puesto que lo que he perdido no es una Figura (la Madre), sino un ser; y
tampoco un ser, sino una cualidad (un alma): no lo indispensable, sino lo
irremplazable. Yo podia vivir sin la Madre (todos lo hacemos, mas 0 menos
tarde); pero lo que me quedaba de vida seria por descontado y hasta el
final incalificable (sin cualidad) (119).
La muerte de su madre es, de forma explicita, la experiencia que posibilita la
reflexion sobre un segundo Neutro (“Entre el momento en que decidi el objeto de
este curso [...] y aquel en que tuve que preparario”, leemos en el seminario, “se
prodyjo en mi vida, algunos lo saben, un acontecimiento grave, un duelo” (2004:
59)). Ese segundo Neutro que es la vitalidad desesperada se situa en la distancia
incualificable entre “lo que me queda de vida" y el limite existencial de la muerte
propia. Se lee en La camara lucida, tras la muerte de su madre: “Mi particularidad
ya no podria nunca més universalizarse (a no ser, utépicamente, por medio de la
escritura, cuyo proyecto debia convertirse desde entonces en la unica finalidad de
mi vida)” (2011: 115). Podriamos decir, para finalizar, que la vitalidad desesperada
del segundo Neutro, como “sumisi6n Iticida a la persistencia del lenguaje” (el
trabajo mismo del escritor) (2004: 223), es el derecho a callarse, el derecho a la
escritura (de la novela).
Victor Quezada
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MIG) & |®
ETIQUETAS: 2013, ADJETIVO, ESCRITURA, LO. NEUTRO, ROLAND. BARTHES, VICTOR QUEZADA
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