No hay un asunto en el que más mitos,
mentiras, verdades a medias y fantasías se
hayan construido que el de los alimentos
y sus efectos en el organismo. Es una
verdadera paradoja que en el siglo XXI, con
tal grado de avance científico, se hayan
tejido tantos mitos sobre las comidas. Hay
que decirlo: gran parte de la culpa la tiene
la misma industria de los alimentos que
por su afán de lucro han sobrepasado hace
tiempo la línea de la ética privilegiando el
interés económico sobre el bienestar y la
salud de la población.
Si quieres bajar de peso, hay que dotar a
nuestros organismos con aquellos alimentos
que sean DELICIOSOS pero AL MISMO
TIEMPO sean BENEFICIOSOS. Durante
mucho tiempo hemos vivido pensando
que ciertos alimentos son nutritivos,
beneficiosos, poderosos y convenientes.
Pues bien, es el momento de mostrarte
la “verdad verdadera”, plenamente
establecida por la ciencia médica y
biológica pero estratégicamente ocultada y
tergiversada por la manipuladora industria
de los alimentos procesados:
FALSO. La leche le quita calcio a tus huesos
porque ella pasa prácticamente sin digerirse
a los intestinos por su estado líquido.
El alto contenido de caseína (proteína) y
sus aminoácidos pasa muy rápidamente
a la sangre acidificándola. Tu cuerpo para
neutralizar la acidez de la sangre toma calcio
de los huesos en un intento de normalizar el
pH de esta. El calcio propio que trae la leche
no es asimilado por el cuerpo por cuanto la
misma no es adecuadamente digerida y los
riñones se encargan de eliminarlo.
En resumen, un alimento que mucho se
dice que es bondadoso por el nivel de calcio
que tiene, al final termina drenándolo de
tus huesos haciéndolos frágiles y débiles…
propensos a la osteoporosis.
Se dice que el yogurt es altamente
beneficioso para la digestión por los
cultivos probióticos que este tiene y que
benefician a la flora intestinal encargada
de mejorar la absorción de los nutrientes
de los alimentos.

Bonito cuento:
¿Cómo unos pequeños y
microscópicos seres vivos (los
probióticos) pueden sobrevivir al
hostil e hiperácido ambiente que
se encuentra en el estómago?
Los ácidos estomacales se encargan de
destruir estos probióticos de tal suerte
que son absolutamente inertes y por lo
tanto inefectivos para cuando llegan al
intestino.

Pero de nuevo, la industria de los alimentos

nos vende una cosa muy distinta. Si
sientes que el yogurt te ayuda a disminuir
el estreñimiento, por ejemplo, seguro que
no es por los cultivos probióticos sino
por las microdiarreas que ocurren en el
intestino delgado fruto de la carga de
lactosa (azúcar de leche) presente en la
leche con que se elaboró el yogurt.
Este es tal vez uno de los mitos más
difundidos en la actualidad por el
desprestigio de los carbohidratos y su
muy mala (pero infundada) reputación
que los señala como responsables del
aumento sostenido de peso corporal.

Se asocia la palabra proteína con

fuerza, salud, vigor, nutrición y a
los carbohidratos como harinas
que engordan, dulces, almidones,
etc. Nada más lejano de la realidad.
El exceso de proteínas unido a la
carencia de los otros grupos de
alimentos como los carbohidratos
causa desequilibrios severos en el
nivel de acidez de la sangre por las altas
concentraciones de aminoácidos que
son los componentes básicos de las
proteínas.

Privilegiar el consumo de proteínas

hace que la conversión de estas
en glucosa (el combustible único
del cerebro) sea un proceso difícil
y tortuoso para tu organismo lo
que te lleva a experimentar dolores
osteomusculares, dolores de cabeza
y, en algunos casos, escalofríos y
malestar general.
Las carnes rojas son sin duda una fuente de
proteína que nuestros organismos requieren en
la diaria tarea de reconstruir y reparar el tejido
osteomuscular que se desgasta. Sin embargo, los
muy importantes efectos negativos colaterales
(bastante bien ocultados por la industria cárnica)
sobrepasan a los beneficios.
La carne es uno de los alimentos más difíciles de
digerir por el cuerpo humano y por esta razón,
permanece demasiado tiempo en el tracto digestivo
y, en especial, en el intestino grueso. La grasa que
esta contiene combinado con el tiempo en que
permanece en el intestino van paulatinamente
generando un angostamiento de secciones del
mismo conocidos como divertículos.
Con un intestino más angosto en varias partes,
el tránsito se hace mucho más lento y alimentos
en descomposición permanecen más tiempo
aún, liberándose toxinas y favoreciendo la
proliferación de cultivos de bacterias.
Estos cultivos bacterianos se adhieren a su vez a
las paredes del intestino grueso y lo van debilitando
hasta el punto en que por la acción de la presión
ejercida por los alimentos que se atascan y entran en
descomposición, más los gases que estos producen,
lleva a que el intestino se perfore, generándose así
un proceso infeccioso de enormes proporciones en
todos los órganos adyacentes al intestino.
El debilitamiento de las paredes del intestino y las
bacterias asociadas a este son también la principal
causa de cáncer en esta parte del cuerpo con
consecuencias casi siempre fatales.
 Otro mito que es falso. La industria de
los alimentos procesados hace tiempo
entendió el efecto adictivo que genera la
combinación de carbohidratos (harina y
azúcar) con grasas y por ello el mercado
está inundado de productos alimenticios
poco convenientes para nuestro organismo
(las donuts son un ejemplo de la nefasta
combinación de harina, azúcar y grasas).
Lo anterior ha llevado entonces a sentenciar
a los carbohidratos como los culpables del
aumento de peso corporal y, por ende, a
su supresión si lo que se quiere obtener es
el efecto contrario.
Nada más lejano de la realidad: los
carbohidratos son por excelencia fuente
de energía y la energía la necesita nuestro
cuerpo para funcionar. De hecho, el
cerebro es el mayor consumidor de energía
y requiere para su funcionamiento de un
combustible conocido como glucosa (un
azúcar simple que no se consigue en los
alimentos pero que nuestros cuerpos lo
fabrican a partir de los carbohidratos que
nosotros le damos).
Entonces, si suprimimos los carbohidratos,
ALTO CONTENIDO ¿De dónde va a obtener el cerebro la
glucosa que necesita?. Pues es ese
CALÓRICOY DE GRASAS justamente el problema que conlleva la
SATURADAS
supresión de los carbohidratos (entre
ellos las harinas como el pan)… el cerebro
se queda con pocas provisiones de
glucosa y le toma al cuerpo enormes
esfuerzos fabricarlo a partir de otros
grupos de alimentos (como las proteínas
o las grasas).

Las consecuencias pasan entonces

por falta de concentración y atención,
sensación permanente de sueño, dolores
de cabeza, dolores osteomusculares,
escalofríos, entre otras. Lo que se trata
entonces es de moderar el consumo
de carbohidratos, modificar sus
preparaciones (no fritos) e incorporar
harinas de grano completo o integrales
si el objetivo es bajar de peso:
¡NUNCA SUSPENDERLOS!
Las muy famosas papas fritas o papas a
la francesa son el ejemplo perfecto de la
combinación nefasta de carbohidratos
con grasas que por su origen y
reutilización constituyen un verdadero
veneno, sin dejar de mencionar el altísimo
contenido calórico, su alto nivel de
oxidación causante de cáncer y su muy
pobre poder nutricional.
Son sencillamente uno de los peores
alimentos con que podemos dotar a
nuestro cuerpo: son veneno.
Esta es la combinación o proporción ideal
por grupos de alimentos que deberías
aplicar en tu alimentación diaria. El solo
hecho de incorporar esta combinación
va a hace que automáticamente (casi
que inmediatamente) comiences a
sentirte mejor, con más ánimo y vigor.

El 40% de lo que comes deben ser

proteínas de origen vegetal como
fríjoles, lentejas, garbanzos combinados
siempre con carbohidratos de grano
integral (arroz integral).

Un 30% lo debe constituir vegetales

(verduras).

Un 20% deben ser proteínas de

origen animal (pollo, pescado, huevos,
queso) y solo un 10% lo deben constituir
frutas (sí… solo un 10% de frutas).
Estar vivos significa que la máquina
humana está en funcionamiento y para
que esto ocurra se requiere de energía.

Los seres humanos tomamos la

energía de los alimentos y además
proveen de nutrientes vitales que
regeneran y mantienen cada una de las
estructuras de nuestras células.

Pero más allá de ser la fuente de energía

y la fuente nutricional, los alimentos le
brindan placer a nuestro cuerpo. Como
ya lo anoté, si alimentarse no fuera uno
de los actos más placenteros de la vida,
hacía rato la humanidad se hubiera
extinguido por inanición.
Mucho se habla de Calorías. 1 Caloría (con
C mayúscula) es igual 1.000 calorías (con c
minúscula) o lo que es lo mismo a 1 Kcal.
Sabemos que una forma de medir la energía
son las Calorías. Sabemos igualmente que
demasiadas Calorías significan aumento de
peso.

Pero,
¿Alguien sabe cuál
es la relación entre peso
y Calorías?
Si la grasa corporal es energía almacenada y es
esta la que nos hace obesos, ¿cuánta energía
o Calorías son 1 Kilogramo de grasa?

He aquí la equivalencia que casi nadie sabe y

es fundamental que ahora tú la conozcas:
Esto quiere decir que si tienes 20
Kilogramos de exceso de peso es porque
tienes 160.000 Calorías almacenadas DE
MÁS en tu cuerpo.
Si la carga energética de una hamburguesa
es de 600 Calorías aproximadamente,
quiere esto entonces decir que los 20
Kilogramos que llevas puesto todos
los días equivale a llevar un tanque de
almacenamiento de energía (la grasa)
equivalente a 267 hamburguesas.
Además de aprender a identificar
rápidamente la cantidad de energía que
traen nuestros tradicionales alimentos,
se hace imprescindible aprender a leer
las tablas nutricionales de muchos
alimentos que hoy ofrece la industria
y que hemos incorporado en nuestras
costumbres diarias alimentarias.
Su lectura y comprensión nos permitirá
confirmar si son convenientes o
simplemente si debemos excluirlos de
nuestras comidas. Para ello, teniendo
en cuenta las recomendaciones sobre
los grupos de alimentos que deben
constituir nuestras comidas dadas en
el paso anterior, incorporaremos a las
mismas aquellos alimentos que cumplan
la condición de ser deliciosos pero que
energéticamente estén dentro de las
cantidades que nos permitan hacer una
ingestión diaria calórica de máximo
1.200 Calorías.
Las tablas nutricionales serán muy útiles
siempre y cuando identifiquemos bien
las Calorías que se describen CON EL
TAMAÑO DE LA PORCIÓN.
Un truco muy utilizado por la industria
de los alimentos es mostrar “verdades
disfrazadas”, es decir, ilustrar una
cantidad de energía o Calorías pequeña
pero al mismo tiempo con un Tamaño
de Porción (Serving Size) muy pequeño,
tan pequeño que nadie sobre la faz de
la tierra estaría dispuesto a comer tan
pequeñas cantidades de ello.
Este truco se hace porque bien conocen
ellos que las personas hoy por hoy se
han comenzado a fijarse en la cantidad
de energía de los alimentos pero SIN
RELACIONARLA con el tamaño de la
porción.
Tenlo muy presente:

NADIE BAJA DE PESO

haciendo ejercicio.
Es un impresionante mito que ha hecho
carrera en nuestro mundo y sociedad.
PARA HACER DEPORTE Y EJERCICIO
primero hay que estar en forma o haber
disminuido de peso y no al revés: no es
el deporte el que lleva a la disminución
de peso corporal.
El deporte y el ejercicio son
fundamentales en nuestra vida. Se
requiere del ejercicio cardiovascular
para proteger nuestro sistema
circulatorio, respiratorio, digestivo
y excretor así como para mantener
regulados y nivelados nuestros
niveles de tensión arterial, colesterol
y triglicéridos en la sangre. Pero para
hacerlo primero debes disminuir de
peso para evitar lesiones, ansiedad y
frustraciones.
El deporte y el ejercicio no es el camino
para disminuir de peso. De hecho, el
ejercicio mismo puede ser un disparador
del apetito.