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Me he despertado por el rayo de luz que se cuela por el pequeño agujero entre la pared y el

techo, un fallo en la construcción de mi departamento, me levanto con esfuerzo y noto con


rapidez que han sacado las mantas que cubrían mi cama, dejando solo el colchón desnudo, y
Noah está aquí encima, con su cabeza en la dirección contraria a la mía, siento una leve brisa
que viene del congelador con la puerta abierta durante toda la noche supongo. Cuando me
levanto de la cama, con el claro impulso de saber qué es lo que pasa, observo que deben estar
al menos unas siete personas durmiendo en mi cuarto, distribuidas alrededor del suelo frío de
baldosas e inundado por los fríos derretidos del congelador, que también está lleno de vidrios
rotos de botellas de alcohol, algunos parecen como molidos. Me sorprendo con gran decepción
al ver que han sacado la ropa doblada y las camisas colgadas en el armario, incluyendo los
vestidos de Noah, para hacerla de colchón improvisado. Así son de desgraciados. Me pongo los
zapatos y me corto el pie con un pedazo de vidrio roto que está dentro, es uno grande y empiezo
a sangrar de forma profusa, así que me quito la camisa y envuelvo mi pie con ella, la prenda
toma un color rojo difuso pero en cuanto aprieto más parece que corto mi avería sanguínea.
Realizo un nudo que me permita caminar mientras lo lleve puesto y lo consigo con demasiada
prontitud debido al miedo a desangrarme, y salgo de la habitación. Pensé en ser romántico por
instante, dejarle una nota a Noah escrita con tinta sangre diciendo “Volveré pronto amor”, pero
por la aprensión del momento, dibujo con el dedo “OK” en el manchado, ella lo entenderá. Voy
caminando con cuidado entre la gente intentando no despertar a nadie y cuando llego a la sala
veo que la puerta de la casa está abierta, además veo con un espanto de sorpresa a dos de mis
profesores que alguien los ha puesto uno encima de otro y frente a frente sobre el mueble
grande, de un modo que las personas que pasen por delante de la casa los vean, me asusta que
me den ganas de reír. Cojeando voy y cierro la puerta de la casa pensando que es lo mínimo que
puedo hacer y que las redes tendrán lo que más quieren, no sé si moverlos de esa posición, pero
por si acaso tomo una foto con el móvil por si nadie la tomo para que quede como constancia,
igual es temprano, son las siete y nadie los vio. Acerco con cuidado otro mueble y avanzo a
recostar al profe sin despertarlo. La cocina se encuentra en un estado deplorable, pero no presto
más atención a tomarme un vaso de agua, en realidad me tomo como un litro de agua o talvez
más, mi cerebro lo siente y me siento mejor. Tengo ganas de ir al baño pero no quiero entrar
allí, así que me apresuro en tomar las gafas de sol de alguien que están en el mesón y salgo de
la casa. Las personas que pasan a mi alrededor se dan cuenta que estoy malherido , aunque
otras piensan que estoy ebrio y busco problemas, ahora mismo no lo sé, las cosas que pasan por
mi cabeza me alejan de mi lugar feliz. Mientras sigo, veo que no han pasado más de dos cuadras
pero ya estoy en la calle principal, la gente es más y siento que me miran más. Cuando parece
que no puedo caminar, noto que la gente empieza hacer un círculo a mi alrededor, como cuando
ven un perro enfermo o un ataque epiléptico, nadie se me acerca aunque se empieza a oír
murmullos y cláxones de automóvil.

- Oye, parece que se va a morir.


- ¿Qué nadie puede ayudarlo? ¿Qué no hay un estudiante de medicina aquí?
- Llamen a la ambulancia, parece que ya se va a caer.
- Déjenlo, déjenlo, ha de estar fumado no más.

Siento por fin que alguien acerca, me toma de la barbilla y me dice:

-
- ¿Bruno que te pasa, te sientes bien?

Es una voz conocida, es la Frezhita.


- Si estoy bien, un poco mareado.
- Iba a llevar a mi perrita que le hagan ver la pata, si quieres te llevo al médico antes.
- Si, te lo agradezco mucho Frezhita.
- Ven, apóyate en mí, te llevo al auto.

No me llevo mucho con Frezhita. Lo que quiero decir es que no he tomado mucho con ella, creo
que un par de veces, no estoy seguro, pero si estoy seguro de que no fueron de grandes
proporciones.

- Cuéntame que te pasó hombre.


- Que me rescataste.
- Oh, soy tu salvadora. Seguro que fue te hizo mal el aire de la mañana, si estas en
camiseta, debes arroparte bien cuando salgas, ¿Quieres un cigarrillo? Te hará bien.
- Me encantaría.

Con la primera calada de humo me siento mucho mejor, siento como se despeja mi mente, estoy
muy relajado, ni siquiera me acuerdo de mi pie enfermo. Frezhita está en silencio pero no se la
ve incómoda, disfrutamos juntos de un bueno cigarrillo a las siete de la mañana. Luego me
cuenta que no me ha visto hace mucho tiempo, desde aquella fiesta que hicieron en la casa de
Paola para celebrarle el baby shower, que estaba de cinco meses y que fui muy educado con
todas, que hicimos unos juegos muy divertidos, que nos reímos mucho, que fue un día
inolvidable. Me acuerdo del baby shawer, pero no me acordaba que Frezhita estaba ahí, y ese
fue un vodevil de grandes proporciones, me arriesgo y pregunto:

- ¿Y cómo fue que te cortaste así de bajo el cabello? Se ve genial, te sienta bien.
- ¿Si te gusta?, todos mis amigos dicen que esta feo, y el nuevo color ¿Qué te parece?
- Me gusta, me gusta mucho. Lo mejor que he visto en el día.
- ¿Oye, pero si recién empieza el día? Chistosito.

Frezhita esta buena, su risa es muy agradable y pienso en que otra clase de sonidos podrá
hacer, pero algo no me cuadra y es que Frezhita no estaba ese día, había algunas mujeres,
algunas eran hermanas pero Frezhita no estaba ese día, creo que ella no es Frezhita.

- Bruno, ¿Te puedo hacer una pregunta?


-Dime
-¿Por qué me llamaste Frezhita, cuando te encontré? Fue por mi nuevo look, ¿Verdad?

Pude haber dicho que sí, pero una mentira solo se hace más grande.

- No, es que no te lo dije, estoy herido en el pie como está tu perrita, y seguro fue un
desvarío por la sangre que perdí hasta salir de casa, pero no pareces Frezhita, de
verdad que luces bien.
- ¿Pero qué? Sabes que sigo medicina y puedo ver que es lo que tienes, Lolita no esta
tan grave, regresemos a mi departamento, allí tengo implementos, que muchachito,
de avisar breve.
- Bueno, eres un ángel del cielo.

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