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Texto: Vilanova, Evangelista (1987). Historia de la Teología cristiana. Tomo I.

De los
orígenes al siglo XV. Barcelona: Herder. (págs. 430- 484).

1. En el siglo X y primera mitad del XI la Iglesia presentó una situación bastante decadente,
ya que habia sido definida como -la iglesia en poder de los laicos-, en este sentido ¿a qué
se debio esta situación?
R: Se debio a que las Iglesias eran propiedades de los señores que las habian fundado y dotado
y, en consecuencia, ponían el capellán que les parecía bien: de ahí el éxito de la simonía, de un
clero a menudo sin vocación, que vivía con mujer e hijos (nicolaísmo), que se escapaba de la
autoridad episcopal. El sistema feudal acentuaba más dichos inconvenientes. No solo suponía una
fragmentación de la autoridad, sino que desembocaba en confusión de lo temporal y espiritual
desfavorable a ambos.
Es por esto que la Iglesia se debilitó debido a un regimén en el que la investidura de los cargos y
de las funciones se hace en ella, pero prácticamente promovida desde fuera de ella, lo cual
evidentemente conduce a una permanente intromisión extraña sobre su organismo, que sería
mortal para toda la sociedad.
2. En el vértice de la edad media, surge la necesidad de mantener viví la idea de un primado
de Roma, en la tradición de la Iglesia cristiana. Dicha situación hoy tendría otras
circunstancias, en la medida en que no solo bastaría asumir dicha tesis, sino que sería
necesario afirmar la poca solidez de los argumentos que fueron presentados para dicho fin.
De esta forma, sería necesario preguntar, ¿A quién se le atribuye la potestad de sostener la
tesis de un primado de Roma y bajo qué circunstancias?
R: Es precisamente Gregorio VII quien empieza aplicar de forma contundente la tesis sobre el
primado de Roma. Esta figura de pontífice, es una situación que promueve una autoridad absoluta
en lo correspondiente al poder político absoluto y la plenitud de poder en lo correspondiente a la
mediación entre Dios y los hombres. Esta situación asume una importancia mayor con la
promulgación de una institución de orden divino, que se establece de forma más concreta en el
seno de la sociedad con un sistema jurídico más armónico y ordenado.
3. En la alta edad Media surge una liturgia propuesta por la Iglesia jerárquica, que usa su
autoridad para exigir, por ejemplo, la asistencia a la misa dominical. Sin embargo, dentro
de esta reforma litúrgica en la Iglesia acontecen diversas devociones populares, de ahí que
cabe ¿a qué se debió su éxito en este momento histórico para la Iglesia?

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R: En un primer momento se ha de precisar que el éxito de la piedad popular revela una
insatisfacción ante la liturgia y, en este sentido, supone cierta crítica a la Iglesia clerical y
autoritaria que estaba consolidándose a partir de la reforma gregoriana del siglo XI.
Esta piedad popular medieval tendrá ciertas características, a saber: la necesidad de signos dentro
de una religión que es eminentemente exterior, búsqueda de milagros o hechos fantásticos, una
religión antropocentrista más ocupada de la salvación que de la alabanza a Dios. Inclusive esta
piedad popular se puede ver muy relacionada con la herejía de la época, dado que estas herejías
y piedad popular se da un carácter anticlerical, entendido esto como una búsqueda personal con
Dios sin intermediarios.
4. La Inglaterra benedictina dominada en el siglo XII por influjo de la escuela de Bec, elaboró
de forma continua y progresiva un verdadero cuerpo de teología monástica, dicha escuela
contaba con las directrices impartidas por San Anselmo, quien en su cultura eminentemente
monástica crea un pensamiento propio que superar los esquemas y las clasificaciones de la
época, ¿qué elementos teológicos encontramos en la teología desarrollada por San
Anselmo dentro de la escuela de Bec?
R: Dentro de los rasgos característicos es importante resaltar la manera original de definir las
relaciones entre el conocimiento y el amor, San Anselmo desarrolla su pensamiento teológico
dentro de esta órbita, “ amor ipse notitia est” entre el conocimiento y el amor. Su doctrina es la
traducción de una experiencia espiritual, dentro de las disertaciones hechas por San Anselmo, se
reconoce el acto de amor mismo que implican la búsqueda racional y la contemplación efectiva.
El místico y el pensador están en el presente a la vez; para el lastre inspire y dirige la tarea
teológica, la revelación en la substancia de la cual se alimenta ya que con ella comprende, crear
conceptos, juicios y silogismos.
Es por esto que se da la necesidad de una técnica par a asegurar el perfecto uso del instrumento
racional: ha dicho técnica se le llama “el método escolástico”.
Anselmo escribe el estatus decisivo de dicho método, las fuentes de las cuales debe la temática
expuesta son por un lado San Agustín y Boecio.
De Agustín aprendió el diálogo y el procedimiento, de Boecio, aprende la inquietud por la
definición precisa y la demostración rigurosa.
Su ignorancia Aristóteles no le permitió construir una síntesis sólida y establecida a semejanza
del doctor angélico.
Para San Anselmo el misterio de Dios hacía parte de la contemplación teológica, y su fascinación
le permitió transponer una cadena de razones coherentes, con una lógica rigurosa.

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