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Emir Sader*
Pero sobre todo por la naturaleza especial de un movimiento que no lucha solo por la tierra, sino por
espacios para construir comunidades de vida solidaria. Tanto es así que, cuando logran obtener un
pedazo de tierra para construir sus asentamientos, lo primero que hacen es definir dónde se va a construir
la escuela.
Escuelas que se orientan por el pensamiento de Paulo Freire – el gran pedagogo brasileño -, cuya obra
plantea que la alfabetización tiene que ser, a la vez, la forma de construir consciencia social. Pero el
MST no se limita a ese trabajo de alfabetización. Ellos han alfabetizado, en el campo de Brasil, mucho
más que cualquier instancia estatal, sea Ministerio de Educación u otra. Y siguen en ese trabajo de luchar
en contra de los 14 millones de analfabetos, incluso en las ciudades, junto a alcaldías progresistas,
buscando crear territorios libres de analfabetismo, apoyados en el método cubano Yo sí puedo.
Pero la naturaleza original del movimiento, la que orienta sus acciones centrales, es la lucha por la
reforma agraria, en un país que nunca la ha realizado. Aun con los extraordinarios avances sociales de
los gobiernos Lula y Dilma, ese tema queda pendiente.
Durante el mismo Congreso, el MST organizó una más de sus lindas marchas, que paseó por el centro de
la capital brasileña, con sus banderas rojas y sus cantos de lucha, pasando al frente de los centros de los
poderes de la República, llamando una vez más la atención sobre sus reivindicaciones. Al día siguiente
fueron recibidos, en el Palacio del Planalto, por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
El MST le ha llevado sus reivindicaciones más urgentes, como la resolución de las demandas por tierra
de alrededor de 100 mil trabajadores, acampados a la espera de que sean desapropiadas tierras, para que
puedan asentarse y crear comunidades de trabajo y de vida. Han logrado que la Presidente se
comprometa a resolver de inmediato el problema de 35 mil de ellos, lo cual es significativo frente a la
pequeña cantidad que han logrado tener acceso a la tierra en los tres años de su gobierno.
Pero el Brasil de hoy no es el mismo que el de hace 30 años, cuando fue fundado el MST. Y no son solo
cambios positivos, como los relacionados con la situación social de la mayoría de la población. Desde
entonces el agronegocio se consolidó en una posición privilegiada en la producción y exportación de
soya (transgénica), mientras las políticas sociales del gobierno han mejorado la situación también de los
trabajadores del campo, aun sin avanzar en la reforma agraria.
En este su VI Congreso, el MST actualiza su visión y sus propuestas, lanzando un Programa Agrario que
incluye una concepción más amplia de la que tenían, la de una Reforma Agraria Popular. “El Programa
de Reforma Agraria Popular no es un programa socialista”, afirma el MST, aun cuando los objetivos
estratégicos de su lucha sigan teniendo como horizonte el socialismo. Hoy luchan “por un nuevo
proyecto de país, que necesita ser construido con todas las fuerzas populares, volcadas a atender a los
intereses del pueblo brasileño”. Buscan acumular fuerzas con otros sectores de la sociedad brasileña para
derrotar a las oligarquías rurales.
El concepto de “popular”, dice el MST, busca identificar la ruptura con una reforma agraria clásica “que
se da en el marco de la lucha de resistencia en contra del avance del modelo de agricultura capitalista y
como forma de reinsertar a la Reforma Agraria en la agenda de lucha de los trabajadores”.
Los nuevos desafíos que se plantea el MST pueden ser resumidos en los siguientes puntos:
a) La reforma agraria popular debe resolver los problemas concretos de toda la población que vive en
el campo;
b) La reforma agraria tiene como base la democratización de la tierra, pero busca producir alimentos
saludables para toda la población;
c) La acumulación de fuerzas para ese tipo de reforma agraria depende ahora de una alianza
consolidada de los campesinos con todos los trabajadores urbanos. Solos, los sin tierra no lograrán la
reforma agraria popular.
d) Esta última representa una acumulación de fuerzas para los campesinos y toda la clase trabajadora
en la construcción de una nueva sociedad.
*Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas
Públicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).
¿Qué es el MST?
¿Qué es el MST?
El Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) es una articulación de campesinos
que luchan por la tierra y por la reforma agraria en Brasil. Es un movimiento de masas
autónomo, al interior del movimiento sindical, sin vinculaciones político-partidarias o religiosas.
El MST apunta tres grandes objetivos: la tierra, la reforma agraria y una sociedad más justa.
Quiere una expropiación de las grandes áreas en manos de multinacionales, el fin de los
latifundios improductivos, con la definición de un área máxima de hectáreas para la propiedad
rural. Está en contra de los proyectos de colonización, que resultaron un fracaso en los últimos
treinta años y quiere una política agrícola, en beneficio del pequeño productor. El MST defiende
autonomía para las áreas indígenas y está en contra de la revisión de la tierra de esos pueblos,
amenazados por los latifundistas. Apunta la democratización del agua en las áreas de irrigación
en el Nordeste, asegurando el mantenimiento de los agricultores en la propia región. Entre otras
propuestas, el MST lucha por el castigo de los asesinos de trabajadores rurales y defiende el
cobro del Impuesto Territorial Rural (ITR), con destino de los tributos para la reforma agraria.
Antecedentes históricos
El MST no es algo nuevo en la historia del Brasil. Es una continuidad de las luchas campesinas,
en una nueva fase. Durante la Colonia (hasta finales de 1800), los indios y los negros
protagonizaban esa lucha, defendiendo territorios invadidos por los explotadores de tierras y
colonizadores, o uniendo la lucha por la libertad con la de la tierra propia y construyendo los
quilombos. A fines del siglo XIX e inicio de nuestro siglo, surgieron movimientos campesinos
mesiánicos, que seguían un líder carismático. Son ejemplares los movimientos de Canutos, con
Antônio Conselheiro; del Contestado, con Monje José María; el Cangaço, con Lampião; y
diversas luchas regionalizadas.
En las décadas del 30 y 40 ocurrieron conflictos violentos en diversas regiones con ocupantes de
terrenos abandonados defendiendo sus áreas individualmente con armas en las manos. Entre
1950 y 1964, el movimiento campesino se organizó como clase, surgiendo las Ligas
Campesinas,la Unión de los Labradores y Trabajadores Agrícolas del Brasil (ULTABs) y el
Movimiento de los Agricultores Sin Tierra (Master). Esos movimientos fueron aplastados por la
dictadura militar después 1964 y sus líderes fueron asesinados, presos o exiliados. El latifundio
derrotó la reforma agraria. Pero entre 1979 y 1980, en medio de la lucha por la
redemocratización, surge una nueva forma de presión de los campesinos: las ocupaciones
organizadas por decenas o centenas de familias. Al inicio de 1984, los participantes de esas
ocupaciones realizaron el primer encuentro, dando nombre y articulación propia al Movimiento
de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
La forma como se utiliza la tierra no responde a los intereses de la sociedad como un todo y,
mucho menos, de los trabajadores. No se aprovecha el enorme potencial que los recursos
naturales disponibles representa para el progreso económico y el bienestar de toda la población.
De las aproximadamente 400 millones de hectáreas tituladas como propiedad privada, apenas
60 millones son utilizadas para la labranza. La inmensa mayoría de las tierras están ociosas, son
mal aprovechadas, sub-utilizadas, se destinan a la pecuaria extensiva o, simplemente, a la
especulación o reserva de valor.
Según datos del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), existen en Brasil
cerca de 100 millones de hectáreas de tierra ociosas, localizadas en las grandes propiedades y
que podrían ser aprovechadas (y de acuerdo a la ley actual, expropiadas).
La utilización de la tierra responde únicamente a la lógica de maximización del lucro y se
transformó en un grave problema para la sociedad. En muchas regiones próximas a las grandes
ciudades, las tierras tan solo han servido como área para los pasatiempos de las clases
dominantes.
Lo que se produce
La migración de las poblaciones rurales hacia los conglomerados urbanos es un proceso natural
y constante en todas las sociedades y a lo largo de las civilizaciones. No obstante, en el caso
brasileño, resultan espantosos la velocidad y el volumen de las personas que tuvieron que
migrar de sus comunidades rurales de origen, al ser expulsadas del campo y verse obligadas a
buscar las ciudades como única posibilidad de supervivencia.
Según estadísticas oficiales, en el período de 1970-90, cerca de 30 millones de personas
migraron hacia las ciudades, sobre todo a las grandes ciudades, dando origen a la formación de
nuevas metrópolis. Y esto está generando enormes problemas sociales y económicos para las
personas que migraron y para las ciudades que las recibieron.
Hubo también una intensa migración interna con la cual millares de familias se desplazaron de
una región a otra en busca de trabajo y del sueño de la tierra para trabajar. Asimismo, más de
500 mil personas emigraron a Paraguay, Bolivia y Argentina en busca de trabajo en el campo. Y
hoy la mayoría desea regresar a Brasil.
Las condiciones de trabajo
Las condiciones de vida de la población del medio rural han mejorado en algunas regiones,
especialmente en el sur y sudeste; pero la inmensa mayoría de los habitantes del campo
continúa al margen de los beneficios del progreso económico y del avance de las fuerzas
productivas.
Los indicadores sociales de las regiones rurales sobre el consumo de luz eléctrica, utilización de
electrodomésticos, niveles de alfabetización, nivel de escolaridad, número de médicos, nivel de
renta per cápita, son alarmantes y se equiparan a las regiones más pobres del mundo. Revelan
el grado de discriminación social, económica y política a que fueron sometidas por las oligarquías
y elites rurales.
En el medio rural existe hambre. De los 32 millones de brasileños que pasan hambre
diariamente y son considerados indigentes, más de la mitad vive en el campo. Además, la
miseria aumenta día a día.
La situación de la mujer en el campo
Entre las personas que viven en el campo las que más sufren las pésimas condiciones de vida
son, sin duda alguna, las mujeres y la niñez. Las mujeres realizan una doble jornada de trabajo,
dedicándose a las actividades domésticas y al trabajo en la producción. La mayoría no recibe
nada por su trabajo. No participa de las decisiones de la economía familiar. Son las mujeres
quienes sufren por la falta de atención de salud para sí y para sus hijos. A ello se agrega la
condición generalizada de prejuicios y discriminaciones por la práctica del machismo en el medio
rural, que somete a la mujer a una condición inferior.
El modelo tecnológico de desarrollo de la agricultura
La propuesta de Reforma Agraria defendida por el MST se sustenta en diversas premisas que
buscan reorganizar la agricultura brasileña e impulsar un nuevo modelo de desarrollo rural,
teniendo como norte los siguientes objetivos generales.
- Garantizar trabajo para todos, con justa distribución de la riqueza;
- Producir alimentación abundante, barata y de buena calidad para toda la población brasileña,
generando seguridad alimentaria para toda la sociedad.
- Garantizar el bienestar social y la mejoría permanente de las condiciones de vida de todos los
trabajadores;
- Buscar la justicia social y la igualdad de derechos;
- Difundir la práctica de los valores humanistas;
- Contribuir a crear condiciones objetivas para la eliminación de la discriminación de la mujer;
- Implantar prácticas que garanticen la preservación de los recursos naturales y de un desarrollo
auto-sustentable.
Medidas necesarias
La reforma agraria, como un proceso amplio, permanente y de largo plazo, que el MST defiende,
contempla la necesidad de las siguientes medidas concretas:
a) Democratización de la tierra y de los medios de producción.
La tierra debe ser entendida como un bien de la naturaleza al servicio de toda la sociedad. Un
bien de todos para atender las necesidades de todos. En este sentido, su propiedad debe estar
subordinada al cumplimiento de esa función social. Y por lo mismo será necesario un amplio
programa de expropiación de los latifundios existentes, y su distribución entre quienes quieren
trabajar en esas tierras.
b) Reorganización de la producción agrícola.
Para garantizar el aumento de la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de la
sociedad es preciso crear estímulos de política agrícola y mecanismos adecuados, que alienten
además la agricultura familiar y las formas asociativas.
c) Desarrollo de la industria.
La reforma agraria debe incluir un nuevo modelo de desarrollo industrial, que tome en cuenta:
- La instalación de industrias en el interior del país, que generen empleo, creen alternativas y
disminuyan las diferencias regionales existentes;
- La integración e implantación de agroindustrias que atiendan también los intereses de los
agricultores y de los consumidores.
d) Implementación de un programa especial para la región semi-árida del Nordeste del país.
En esta región, además de la tierra, el agua también está privatizada en la actualidad y las
sequías castigan permanentemente a la población local. Por eso serán necesarios programas de
irrigación y de democratización del acceso al agua existente.
e) Un nuevo modelo tecnológico.
El modelo tecnológico adoptado actualmente es depredador de la naturaleza y responde
únicamente al afán de lucro de las empresas fabricantes de insumos. Es necesario desarrollar
investigaciones y técnicas agrícolas adecuadas a la realidad brasileña, que garanticen la
preservación de los recursos naturales, como también un desarrollo auto-sustentable.
f) El desarrollo social.
Defendemos una reforma agraria que represente un proceso de desarrollo social para toda la
población del medio rural y de las pequeñas ciudades que dependen de la agricultura. Que
represente el rescate de la ciudadanía, de los derechos a la educación, a la cultura, a la salud y a
un futuro de bienestar social.
Al contrario de los países centrales, donde las burguesías nacionales se obligaron a democratizar
la propiedad de la tierra, como forma para estimular el desarrollo de las fuerzas productivas,
aunque capitalistas, en los países dependientes del hemisferio Sur las élites locales, totalmente
dominadas por el colonialismo y por el imperialismo, adoptaron otras formas de desarrollo
capitalista.
Precisamente el modelo de desarrollo capitalista adoptado por la élites dependientes se basó en
la existencia de la gran propiedad latifundiaria, que pasó a dedicarse a los productos de
exportación que interesaban a los países centrales.
Por eso, en nuestros países se fortaleció la gran propiedad latifundiaria porque al colonialismo,
antes y después del imperialismo, sólo le interesaba la mano de obra y materias primas
agrícolas baratas. Y no se preocuparon en desarrollar el mercado interno y mucho menos las
fuerzas productivas locales. En esos marcos, a parte del desarrollo capitalista dependiente, los
problemas sociales solamente se agravaron en los últimos siglos.
Hoy se puede decir que el problema agrario, como veían los clásicos, desde el nacimiento del
capitalismo, persiste en la mayoría de los países periféricos y aún más en Latinoamérica.
Cómo se caracteriza el problema agrario en nuestras sociedades? Podríamos caracterizar su
existencia, describiendo resumidamente la presencia de los siguientes fenómenos económicos y
sociales:
- Alta concentración de la propiedad de la tierra. El latifundio es la forma predominante y
controla la mayoría de las tierras en nuestros países;
- La mala utilización de la tierra y demás recursos naturales. Como la propiedad está
concentrada en la oligarquía rural, que no necesariamente necesita de toda la tierra para
acumular, gran parte de esas tierras se mantiene improductiva, con muy baja utilización;
- Lo que es producido en la tierra. Las líneas de producción adoptadas en las tierras más fértiles
de nuestros países no se dedican a cultivos destinados a la alimentación de nuestros pueblos,
sino que, más bien, se destinan al monocultivo de exportación, que interesa a los países
centrales, o a la producción de materias primas vinculadas a la gran agroindustria multinacional.
- El resultado de las características anteriores es de que en casi todos los países periféricos el
hambre es común y afecta a un elevado porcentaje de la población. En el caso de Brasil, son 32
millones de personas que pasan hambre todos los días, de un total de 150 millones, y otros 65
millones se alimentan, según la Organización Mundial de Salud, por debajo de las necesidades
mínimas.
- El éxodo rural forzado y la migración a regiones fronterizas con otros países. Los campesinos
ya no tienen futuro en sus lugares de residencia y son obligados a migrar a las ciudades o a
otras regiones lejanas.
- El modelo tecnológico adoptado en las agriculturas periféricas sigue una lógica únicamente
consumista de productos agroindustriales producidos por empresas transnacionales. Y no tienen
ninguna relación con el clima, condiciones de suelo, de nuestros países. Es un modelo
tecnológico trasladado mecánicamente de los países centrales, y están trayendo enormes
consecuencias, incontrolables, tanto para los recursos naturales disponibles, cuanto para la
sobrevivencia del hombre, así como para el aumento permanente de la productividad por
hectárea.
Tenemos también el problema de la concentración del capital industrial y comercial que domina
el comercio e industrialización de los productos agrícolas. Está concentrado geográficamente en
regiones más desarrolladas del país y en manos oligopólicas de empresas transnacionales.
Afectando, por supuesto, al desarrollo agrícola, ya que hoy en día la mayoría de los alimentos
pasa por procesos agroindustriales.
Esas son las características principales de lo que ocurre en el medio rural de nuestros países
periféricos, y que determinan que sí siga existiendo un problema agrario fundamental. Problema
agrario que tiene un carácter de clase. Existe y afecta a la población pobre, a los trabajadores;
pero para las élites colonizadas, para las burguesías locales que solamente piensan en ganancia,
de hecho no hay más problema agrario porque, a parte de todos estos problemas señalados,
ellas todavía logran obtener ganancias con la producción agropecuaria. Y si hay ganancias, no
hay problema agrario.
El agravamiento del problema agrario con las políticas económicas neoliberales
El problema agrario existe y tiene sus raíces en el modelo de desarrollo capitalista adoptado
históricamente por nuestras élites colonizadas y dependientes. Pero, en la última década se
agravó aún más, con la adopción de las políticas económicas llamadas neoliberales.
O qué significan esas políticas para la agricultura y el medio rural? Significan un agravamiento
del problema agrario. Porque la adopción del modelo neoliberal representa la sumisión completa
de las élites nacionales que abandonaron totalmente proyectos de desarrollo nacional y se
sometieron a la voluntad del capital financiero, y del capital extranjero, en nuestros países.
Toda la política económica se basa en la apertura de los mercados para las mercancías
industriales y agrícolas de los países centrales y controladas por empresas transnacionales.
Por otro lado, representa una forma de explotación de nuestra riqueza, ya no más a través de
grandes plantas industriales, o de materias primas baratas, sino que ahora a través de elevados
tipos de interés pagados al capital financiero, que chupa de nuestros países por el pago de
royalties. O disfrazada por tipos de cambio irreales.
La agricultura de nuestros países está siendo destrozada. Y orgullosamente la burguesía
dominada, se ufana al decir que ahora la agricultura pesa muy poco en el PIB nacional, y que la
población rural es minoritaria en el país. Como signos de modernidad. Cuando, en realidad,
representan signos de mayor miseria y pobreza. Y sobre todo de abandono de qualquier
proyecto de desarrollo autónomo, nacional y al servicio de las mayorías.
Pero, si por un lado el neoliberalismo va a destrozar la autonomía de nuestras agriculturas, si
poco le importa el destino de las amplias mayorías de la población rural. Por otro lado, la
propuesta de reforma agraria, de resolución del problema agrario, ahora más que nunca, se ha
vuelto un problema nacional, un problema de clase. Y al contrario de lo que sucedió en Europa y
Estados Unidos, donde fueron las burguesías nacionales quienes resolvieron el problema agrario,
en Latinoamérica y en el Tercer Mundo el problema agrario solamente podría ser resuelto ahora
por las fuerzas populares.
Es más, la implantación de una reforma agraria en la actualidad no se limita a combatir la
concentración de la propiedad, de los “resquicios feudales”, sino que una reforma agraria tendró
que combatir todas las características señaladas arriba, como parte del problema agrario, y en
esa medida, se transforma no en solución del desarrollo capitalista, sino que exige cambios
estructurales profundos de nuestras economías, que la burguesía nacional no quiere y no tiene
ni voluntad ni capacidad de impulsarlos. En esa medida, si por un lado el neoliberalismo agudizó
los problemas económicos y sociales de los países dependientes, por otro lado, profundizó las
contradicciones de clase, que nos llevaron a que la propuesta de reforma agraria sea en realidad
una propuesta de cambios de la economía, de cambio de los lazos de dependencia. Una
propuesta de liberación nacional de nuestros pueblos.
La lucha de los Sin Tierra, la experiencia brasileña del MST
El Movimiento Sin Tierra (MST) existe hace casi 15 años en Brasil. Durante este tiempo siempre
ha luchado intensamente contra el latifundio. Nuestras formas de lucha principales fueron la
toma de tierras, la realización de marchas sobre las capitales, asambleas masivas, caminadas,
manifestaciones, tomas de edificios del gobierno, etc.
Al principio éramos muy combatidos por el gobierno, por los latufindistas y las élites, y la
sociedad nos veía solamente como verdaderos Quijotes, luchando contra los molinos…
Pero de esa lucha sin treguas hemos avanzado. Avanzamos en conquistas reales. Durante estos
años fueron más de 1.200 latifundios conquistados a la burguesía, que permitieron el
asentamiento de más de 140 mil familias. Pero avanzamos también en la construcción de una
nueva propuesta de reforma agraria, vinculada a los intereses de toda la población y no
isolamente de los sin tierras. Una reforma agraria que signifique el quiebre por las raíces del
problema agrario.Una propuesta de reforma agraria que represente igualdad social, justicia en el
campo y desarrollo económico bajo control de los trabajadores.
Sin embargo, el mayor avance que hemos obtenido fue en el proceso de conscientización de
toda la sociedad. En nuestro último congreso nacional realizado en Julio del 1995, levantamos la
bandera “La Reforma Agraria es una Lucha de Todos”. Nuestra estrategia es conscientizar a los
trabajadores de la ciudad, la población en general, los pobres en especial, de que la reforma
agraria no es corporativa, no es de interés solamente de los pobres del campo. Que la reforma
agraria es un medio fundamental para resolver la mayoría de los problemas que los pobres de la
ciudad enfrentan, como el hambre, el desempleo, la violencia, la marginación, la falta de
educación, el transporte y la vivienda.
De a poco, los trabajadores urbanos han comprendido ese carácter. Y hoy podemos avanzar aún
más, y decirles, que la reforma agraria solamente será posible, no por voluntad de un gobierno
presionado, sino que solamente será realidad en el marco de la lucha contra el neoliberalismo,
contra el imperialismo, contra la dependencia del capital financiero, contra la dominación del
capital. Y que solamente es posible desarrollarla con un nuevo modelo de desarrollo, nacional.
Nacional, en el sentido que atienda a todos los brasileños. Popular, en el sentido que atienda a
las necesidades básicas de todo el pueblo, y no solamente de una minoría, como es la propuesta
del neoliberalismo.
Estamos, hoy, en ese esfuerzo. Estamos convencidos de que en Brasil, en Latinoamérica, en los
países del Tercer Mundo, solamente es posible alcanzar la reforma agraria con profundos
cambios económicos y sociales, hechos por todo el pueblo organizado.
Sin embargo, tenemos todavía muchos retos por delante. Las ideas socialistas y revolucionarias
pasan por una crisis.
Los sectores pequeño-burgueses que dominan nuestros partidos de izquierda se perdieron con el
muro que cayó en sus cabezas. Tenemos que recuperar la confianza en nuestros pueblos.
Comprender que solamente organizando las masas y haciendo grandes movilizaciones populares
lograremos cambios.
Tenemos que retomar el trabajo de formación político-ideológica. Recuperar formas creativas de
comunicación con las masas. Recuperar la mística de que es posible los cambios sociales. Que el
futuro pertenece a la clase trabajadora. En fin, recuperar el ánimo de la revolución.
Joao Pedro Stedile es miembro dela Dirección Nacional del Movimiento sin Tierra del Brasil.
Brasil: MST, lucha por la tierra y criminalización de la protesta
Mariátegui
11/10/11
Mariátegui. La revista de las ideas entrevistó a las dirigentes del MST (Movimiento de los
Campesinos Sin Tierra) de Brasil: Micheline Michaelsen, coordinadora estadual de Río Grande Do
Sul, encargada del Frente de Masas y Ana Carolina Mazin del estado de Sao Paulo, coordinadora
de derechos humanos. Conversamos sobre la organización del movimiento, los métodos de la
toma de tierras y de la criminalización de la protesta del que son víctimas por parte del gobierno
nacional y de los gobiernos estaduales.
Micheline Michaelsen: Cada familia tiene derecho por la Constitución a su pedazo de tierra,
conquistamos eso y ahí se renueva la lucha.
- ¿Cuántos años tienes militando en el MST y de donde proviene tu militancia de izquierda?
- Estoy acampada en el Movimiento Sin Tierra hace 6 años y provengo del movimiento
estudiantil y de la radio comunitaria.
- ¿Cuál es el trabajo que haces en el MST?
- En el MST nos dividimos en sectores, para dividir las tareas, entonces hay sectores de salud,
educación, producción, derechos humanos y mi tarea es en el sector del Frente de Masas, que es
el frente que organiza los campamentos y las luchas por la tierra y ahora también la luchas
contra el capital y el agronegocio.
- ¿En qué consiste tu trabajo en los campamentos?
- Los campamentos son los espacios como el corazón del movimiento, porque es el primer
espacio donde la familia que empieza a ser Sin Tierra se va y donde empieza su formación, es
organización para la lucha, nuestros campamentos son una base para la lucha.
Entonces se organiza y se invita a las personas a participar a juntarse a la lucha en comunidades
campesinas, gente que está perdiendo que tiene poca o ninguna tierra. La misma gente de la
ciudad que vino de la tierra con la esperanza de trabajar en la ciudad y ahora está sin empleo y
necesita volver a la tierra.
Se le invita a esas personas a entrar en la lucha y se monta y se organiza un campamento,
normalmente son al costado de las carreteras por la movilidad y la visibilidad o cerca de
latifundios por la fuerza de presión y las familias estando en el campamento se inicia un proceso
de organización, formación y lucha que se da conjuntamente.
Porque la necesidad de organización que nosotros tenemos por nuestros principios de dirección
colectiva, de división de tareas, planeamientos, evaluar. Hay una organicidad, las familias se
organizan por núcleos de base y hay también equipos de seguridad, salud, educación de manera
que cada uno hace una tarea y todos se complementan, eso es un proceso formativo también.
Y por la necesidad, porque no habría como sobrevivir las 400 o 500 familias que somos a un
costado de las carreteras, sin agua con poca comida con amenazas a veces del enemigo externo,
sino hubiese esa organización y esa fuerza.
Entonces, nos organizamos y hacemos formación también de la historia del movimiento, porque
estamos acá, como funciona la sociedad, el modelo económico, los principios y valores de
nuestra organización, las formas de lucha que han hecho ya en la historia de los Sin Tierra,
porque no somos los primeros sino los continuadores de una lucha larga.
Todo eso se aprende en el campamento y cuando se junta ese punto de autoridad con la
necesidad, con la coyuntura política se sale a la lucha y ahí se dan las ocupaciones de tierra,
marchas, actos públicos, ocupaciones de predios públicos hasta la conquista de la tierra.
Y cada familia tiene derecho por la Constitución a su pedazo de tierra, porque tenemos un apoyo
legal que dice que la propiedad, que es improductiva, que no cumple su función social debe ser
dedicada a la Reforma Agraria. Entonces, conquistamos eso y ahí se renueva la lucha.
Somos 150 mil familias del MST en todo Brasil, integrado por 4 o 5 personas cada familia.
Y este año se cumplen 27 años de lucha, entonces muchos hemos intentado y mucho hemos
acumulado también.
- ¿Qué condiciones tiene que existir en el terreno o en el campo para realizar una toma de
tierras?
- Nosotros ocupamos latifundios que no están cumpliendo con su función social.
- ¿Cuál es el porcentaje de gente que trabaja en el campo?
- En Brasil en los últimos 20 años se invirtió la relación, mientras en los años 80 eramos 80% de
la población en el campo y 20% en la ciudad, lo que paso fue la industrialización de la ciudad y
la revolución verde, es decir el agronegocio en el campo, revirtió esto y ahora somos 20% de
personas en el campo y 80% en la ciudad.
Ana Carolina Mazin: En Brasil hay un contexto de criminalización de la pobreza
- ¿Cómo está la situación de derechos humanos para los luchadores del Movimiento de los Sin
Tierra?
- En Brasil enfrentamos una dura criminalización, no sólo es contra los movimientos y las luchas
sociales, decimos inclusive que en este momento en Brasil hay un contexto de criminalización de
la pobreza, todos los pobres han sido criminalizados por su condición, los más conocidos son los
casos del MST.
En algunos estados y territorios de Brasil en que los gobiernos son más reaccionarios y por lo
tanto la policía también es mucho más reaccionaria y Sao Paulo es un ejemplo de eso.
Además desde hace 16 años el que gobierna el estado de Sao Paulo es un partido de derecha
PSDB y ellos nos reprimen todo el tiempo, cualquier manifestación o acto que hacemos en Sao
Paulo siempre tenemos problemas con la policía, enfrentamientos directos.
En el caso de violencia explícita, nosotros decidimos tomar una postura de precaución cuando
vemos que la situación está más tensa entre nosotros y la policía militar de Sao Paulo.
De manera específica, en Sao Paulo tenemos 3 compañeros que están presos y un proceso que
tiene 11 años atrás por invadir una hacienda en el estado de Paraiba, en ese proceso tenemos
11 condenados y 3 que están presos.
Además, tenemos unos 15 compañeros /as que también responden a procesos y sobre todo a
los compañeros que participaron en la invasión de la hacienda Cutrali. Un latifundio grande
ubicado en el centro del estado de Sao Paulo, Cutrali es una empresa de cítricos, que exporta
naranja y jugo de naranja, sobre todo abastece el mercado norteamericano.
Y esta hacienda que ocupamos el 30 de septiembre del 2009, es parte de una gran área pública
y por lo tanto varias empresas de celulosa y de cítricos, se apropiaron de esas tierras hace
muchos años. Aunque el propio gobierno reconoció que se trata de tierra pública, sin embargo
no se la ha pasado a los campesinos.
En septiembre del 2009 hicimos una gran ocupación de esa hacienda, después de la
desocupación terminamos con 20 compañeros respondiendo a un proceso judicial y en enero del
2010 se decretó prisión para estos 20 compañeros, de esos 7 fueron presos, incluída una
compañera. Los tuvieron 15 días presos, después nos conseguimos un habeas corpus y ahora
están respondiendo el proceso en libertad y estamos esperando que se manifieste el Ministerio
Público al respecto.
En el estado de Sao Paulo la situación es bastante complicada, nosotros tenemos muchos otros
procesos en los estados de Pará, Matogroso Do Sul, Río Grande Do Sul, Pernambuco.
- ¿Cuál es el cargo con que el gobierno los acusa generalmente?
- El código penal brasilero estipula el crimen cuando uno entra a una propiedad privada,
entonces toda ocupación que nosotros hacemos es un crimen. Por eso, a partir del momento que
ocupamos respondemos criminalmente por eso. Pero también son varias otras cosas de las que
nos acusan, hurto, daño a la propiedad privada, entonces son varios los delitos que norma la ley
brasilera cuando nosotros ocupamos un área.
- Durante los dos periodos de Lula ¿Cómo ha estado la criminalización?
- La verdad que cuando Lula era Presidente de la República al mismo tiempo tanto en el Senado
como en la Cámara de Diputados la mayoría eran de derecha.
Y la mayoría de los estados brasileños también son gobernados por los partidos de derecha.
Entonces, de cualquier forma algunos estados de Brasil no son tan reaccionarios como otros,
pero de todas formas el Estado nacional brasileño tiene un poder independiente, sigue siendo
reaccionario, burgués, neoliberal pero felizmente tenemos algunas personas en el Ministerio
Público que nos entienden, que nos apoyan.
- En el Brasil los han acusado de terroristas y los han relacionado con las FARC…
- Es que recientemente respondemos a una CPMI (Comisión Parlamentaria Mixta de
Investigación) eso fue un pedido del Senado, los senadores son de derecha en Brasil.
Lo instalaron para investigar los convenios públicos, los proyectos del MST con el gobierno u
otros similares. Entonces, durante el proceso del CPMI nos acusaban de que mediante un
proyecto público, el Estado financiaba la toma de tierras y ahí hacían esa relación, que nosotros
utilizabamos los recursos del Estado con la intención de ocupar áreas, y ahí hacían la relación
directa con el gobierno. De que el Estado financia al MST para cometer crímenes, delitos.
Ahora la CPMI ha investifado en Río de Janeiro y no han encontrado nada que nos comprometa o
que de sustento para que continuen las denuncias.
Cualquier proyecto que estemos desarrollando ahora son proyectos de educación y salud que no
nos comprometen en ninguna forma.
Sin embargo, estos son los medios que la burguesía en Brasil usa para tratar de
comprometernos y descalificar ante la sociedad.