Está en la página 1de 1

La Fe

Salud, Eminencia…
Volved a mis ruegos el rostro indulgente
que os traigo mensaje de un pueblo creyente
¡que soy, Eminencia, la Fe de Alcalá!
Caí en buena tierra; dos Niños hermanos
por mi causa dieron sus vidas ufanos.
A mi luz guiaron sus pasos constantes
San Diego, Cisneros, Carrillo, Cervantes
y mil seguidores hallé por doquier.
Yo alcé de sus templos la fábrica santa,
yo eché los cimientos y puse la planta
de su celebrado Colegio Mayor.
De vidas gloriosas poblé los hogares,
formé caracteres y di al río Henares
leyendas de hazañas de gracia y valor.
Señor: esas Formas que habéis admirado,
reliquias divinas, tesoro sagrado,
del cielo han venido; creedlo ansí Vos.
Por sendas de impío, sacrílego ultraje,
llegaron al pueblo pidiendo hospedaje;
salí yo a su encuentro… y … ¡en ellas vi a Dios!
De entonces el pueblo las cree divinas
y ansí lo pregona por plazas y esquinas
y adora el Prodigio de su incorrupción.
Y el cuarto de siglo, que puso a experiencia
informes de sabios y dudas de ciencia,
le dice a la postre que tiene razón.
Las Formas vencieron, y el pueblo anhelante
buscándoos vino, sincero y constante,
siguiendo las huellas abiertas por mí.
La gracia Os demanda de dar aprobado
aqueste admirable Prodigio sagrado,
y empiecen las fiestas partiendo de aquí.
No echéis en olvido sus firmes clamores,
mirad que son eco de santos amores,
¡mirad que Os lo dice la Fé de Alcalá!

También podría gustarte